Las funciones negativas de la vida

Page 1

FUNDAMENTOS BUDISTAS: LAS FUNCIONES NEGATIVAS DE LA VIDA

SOKA GAKKAI INTERNACIONAL DE CHILE Publicaciรณn no oficial


Acerca de las ilusiones

3

Tres Categorías de la Ilusión

11

El mecanísmo de las funciones negativas de la vida

15

Apegos y deseos Mundanos

21

El gran Tramposo

25

Sección La práctica diaria

35


Acerca de las ilusiones Cuanto más grandes son las ilusiones que sufre la humanidad, más profunda es la enseñanza que se requiere Los Escritos de Nichiren Daishonin son una recopilación de cartas y tesis del fundador del Budismo prac@cado por la SGI. El estudio de sus enseñanzas es un componente crucial de la prác@ca y la fe budista. Es con este propósito que se realizan con regularidad las reuniones de estudio. El kalpa de la declinación Una época para superar la avaricia, la ira y la estupidez El material de estudio para la SGI de Estados Unidos en diciembre, es un extracto de la carta de Nichiren Daishonin, “El kalpa de la declinación”. El extracto y comentario aparecieron en la edición de noviembre. El arMculo que sigue es un material complementario. El Mtulo, “El kalpa de la declinación”, se ha tomado de su pasaje inicial, que dice: “El kalpa de la declinación @ene su origen en el corazón humano. Conforme se intensifican gradualmente los venenos de la avaricia, la ira y la estupidez, la duración de la vida de los seres humanos decrece gradualmente

y su estatura disminuye” (The Wri@ngs of Nichiren Daishonin [WND], pág. 1120). Kalpa, una palabra sánscrita, es un período de @empo extremadamente largo. Los sutras y tratados difieren en sus definiciones, pero los kalpas clasifican en dos categorías, los de duración mensurable y aquellos que son inmensurables. Existen tres clases de kalpas mensurables: pequeños, medianos y grandes. Una explicación expone la duración de un kalpa pequeño como de dieciséis millones de años aproximadamente. De acuerdo con la cosmología budista, un mundo atraviesa repe@damente por cuatro etapas: formación, con@nuidad, declinación y desintegración. Cada una de estas cuatro etapas duran veinte kalpas pequeños que equivalen a un kalpa mediano. Finalmente, un ciclo completo conforma un kalpa grande. El kalpa de la formación es el período de @empo en el cual un mundo toma forma y donde aparecen los seres humanos. El kalpa de la con@nuidad es la segunda etapa. En este kalpa, un mundo y sus habitantes con@núan exis@endo. Se dice que en este período la duración de la vida de los seres


humanos repite el ciclo del cambio, decreciendo un año cada cien años, hasta que alcanza diez años, y luego se incrementa al mismo promedio hasta que llega a los 80.000 años. Luego decrece nuevamente hasta que alcanza los diez años, y así sucesivamente. Un período en el que la duración de la vida humana se prolonga, se llama kalpa de la ascensión, mientras que un período en el que disminuye es un kalpa de la declinación. El kalpa de la declinación es el período de @empo durante el cual un mundo decae. Y el kalpa de la desintegración es el úl@mo del ciclo de cuatro etapas, en el cual un mundo se desintegra. La avaricia, la ira y la estupidez disminuyen la duración de la vida de la gente La explicación de la duración de la vida en esa cosmología budista puede no estar tomada literalmente en términos de años. Más bien, puede ser entendida en términos de condición de vida, es decir, la disminución de la duración de la vida como el debilitamiento del estado de vida, y la prolongación de la duración de la vida como un estado de vida poderoso y sano. Como lo señala el Daishonin, “El

kalpa de la declinación @ene su origen en la mente humana”, significando que el debilitamiento del estado de vida es causado por las ilusiones de la propia vida. Captando el concepto del “kalpa de la declinación” desde la perspec@va de las funciones internas de la vida humana, el Daishonin explica que en el kalpa de la declinación, la vida de las personas está tan consumida por los tres venenos de la avaricia, la ira y la estupidez que la duración de su vida disminuye. En El tratado sobre la Gran Pe r fe c c i ó n d e l a S a b i d u r í a d e Nagarjuna, los tres venenos son considerados como la causa de todas las ilusiones y los deseos mundanos. Los tres venenos son llamados de esa manera porque contaminan la vida de las personas y nublan su auto co no c imie nto, e s de c ir, la comprensión de su Budeidad. Cuando la gente está ilusionada por los tres venenos, pierde el respeto por la vida humana y actúa inhumanamente. Cuando dice, “Conforme se intensifican gradualmente los venenos de la avaricia, la ira y la estupidez, la duración de la vida de los seres humanos decrece gradualmente y su estatura disminuye”, el Daishonin


explica que cuando somos consumidos por la avaricia, la ira y la estupidez, nuestra capacidad para vivir vidas largas se reduce y nuestra apariencia bsica se ve afectada. Podemos interpretar esto como una alusión a que nuestras ilusiones disminuyen nuestra fuerza vital y sabiduría necesarias para vivir vidas largas y sanas. La disminución de la estatura de la gente en un kalpa de la declinación también puede ser interpretada como una indicación no sólo del debilitamiento de la condición bsica de l a g e nte , s i n o ta m b i é n d e s u impotencia interior lo pequeños que se sienten en relación con su propia existencia-. Si la disminución de la duración de la vida de las personas es causada por sus ilusiones, como lo sugiere el Daishonin, el secreto para vivir vidas largas y produc@vas se debe encontrar en nuestros esfuerzos por limpiar nuestra mente de los tres venenos de la avaricia, la ira y la estupidez. Las tres calamidades de la guerra, las pestes y la hambruna El Daishonin explica que en el nivel social, los tres venenos son las causas subyacentes de

las tres calamidades de la guerra, las pestes y la hambruna que, se dice, ocurren al final de cada kalpa de la declinación. La calamidad de la hambruna también es conocida como la calamidad del aumento en los precios de los granos, o inflación; este término también puede ser interpretado generalmente como una recesión económica. Durante la época del Daishonin, la gente sufría por conflictos violentos, las invasiones de los mongoles, las pestes, la hambruna y repe@dos desastres naturales como: terremotos, sequías e inundaciones. Viendo el sufrimiento de muchas personas ante sus ojos, el Daishonin no pudo sino preguntarse por qué la gente tenía que sufrir y comenzó a buscar las causas de la miseria humana. A este respecto, el Daishonin dice: “En el kalpa de la declinación, ocurrirán las tres calamidades menores, a saber, la hambruna, las pestes y la guerra. La hambruna ocurre como resultado de la avaricia, las pestes como resultado de la estupidez, y la guerra como resultado de la ira” (WND, pág. 989). El Daishonin iden@fica los tres venenos de la avaricia, la ira y la estupidez con las


caracterís@cas prevalecientes de la gente que vivía en un kalpa de la declinación y como la causa de sus mayores sufrimientos. Los tres venenos de la avaricia, la ira y la estupidez El veneno de la avaricia es una tendencia a ser controlado por los deseos, en lugar de u@lizarlos como un medio para alcanzar la felicidad. Las personas en esta condición sufren debido a que nunca se sienten sa@sfechas. Sin embargo, ellas tratan con desesperación de poseer y consumir más para sa@sfacer sus propios deseos, sin querer nunca compar@r con los demás. Independientemente de cuánto posean, no pueden disfrutar de sus posesiones porque ‘nunca son suficientes’ y ‘hay que adquirir más’. En la esencia de la avaricia yace el yo inseguro que busca validar su significado con la posesión de objetos externos. El veneno de la ira es una condición en la que las personas se sienten impulsadas a controlar sus circunstancias pero son incapaces de hacerlo, resultando en una profunda frustración y odio hacia sí mismo y los

demás. Su incapacidad para controlar su medio ambiente frustra y hiere su orgullo; siempre se enojan por cualquier cosa que no resulte como ellas quieren. Las personas controladas por el veneno de la ira no pueden ejercer la sabiduría para crear valor, es decir, alegría y felicidad; más bien ellas actúan para atraer más sufrimiento e infelicidad tanto para sí mismas como para los demás. En la esencia de la ira yace la impotencia profundamente asentada en la gente, lo que ellas tratan de compensar intentando controlar lo externo, en lugar de enriquecer y potenciar su vida interior. A menudo su deseo de controlar los objetos externos toma una forma extrema la destrucción--. Las personas enojadas se sienten compelidas a destruir a otros o cosas que son de valor para otras personas y así compensar su impotencia interior. Cuando se les impide la destrucción, su tendencia destruc@va con frecuencia apunta a sí mismos. El veneno de la estupidez es una falta de sabiduría para u@lizar la razón y crear una felicidad genuina. El veneno de la estupidez en par@cular, nubla la


comprensión de las personas respecto a la ley de causa y efecto que funciona dentro de su vida. Las personas en esta condición no saben en absoluto cuál es la causa de su sufrimiento; en consecuencia, siempre se quejan y se lamentan de sus circunstancias mientras culpan a otros de su propia miseria. Debido a su incapacidad para percibir la causa de sus problemas o la solución, son pesimistas respecto a su vida y generan más causas nega@vas, intensificando más su sufrimiento. El ve n e n o d e l a e st u p i d ez e s l a incapacidad para la autorreflexión. T’ien-t’ai también explica la avaricia, la ira y la estupidez como una parte de las cinco pasiones ilusorias1. De acuerdo con su interpretación, las personas impregnadas con el veneno de la avaricia se parcializan con cualquiera que concuerde con sus puntos de vista; y las personas afectadas por el veneno de la ira se resienten con quienquiera que discrepe de sus puntos de vista propios; y las personas confundidas por el veneno de la estupidez no pueden entender que sus puntos de vista son falsos y, en realidad, la causa de sus sufrimientos.

Los tres venenos y los problemas globales actuales Si examinamos más exhaus@vamente cada uno de los tres venenos y las actuales situaciones por las que atraviesa el mundo, podemos entender la manera en que la avaricia, ira y estupidez de la gente está conduciendo a las tres calamidades de la guerra, la hambruna y las pestes. La guerra estalla cuando las personas, controladas por el veneno de la ira, olvidan que el diálogo misericordioso, y no la violencia, es el medio fundamentalmente efec@vo para resolver los conflictos y crear la paz. La libertad y la igualdad menguan, y el autoritarismo y la dictadura se incrementan cuando la gente apoya sólo a quienes sos@enen el mismo punto de vista y odian a aquellos cuyas opiniones difieren de las suyas. Interpretando la hambruna, en términos amplios, como una escasez de diversos recursos necesarios para mantener y enriquecer nuestra vida, podemos entender que esta condición es causada con mayor frecuencia por la avaricia de las personas, que por


factores incontrolables de la naturaleza. Muchas personas, tanto en las naciones en vías de desarrollo como en las desarrolladas, están sufriendo por una injusta distribución de la comida, la energía, los cuidados médicos, el bienestar social y la educación. A menudo conducidas por la avaricia, algunas personas buscan egoístamente la riqueza material y en realidad crean la “hambruna” para muchos otros. Las pestes pueden ser consideradas como el funcionamiento defectuoso de un organismo viviente causado por alguna desarmonía mental o bsica, y muchas desarmonías del cuerpo y de la mente a menudo son causadas por nuestra propia estupidez. Además, la destrucción global del medio ambiente, en un sen@do, puede ser considerada como una “enfermedad” de la Tierra. En este sen@do, se puede decir que la destrucción global del medio ambiente es causada por nuestra estupidez al crear una desarmonía con el medio ambiente nuestra falta de sabiduría para entender la relación simbió@ca entre nosotros mismos y el medio ambiente--.

Control de sí mismo por avaricia, misericordia por ira y sabiduría por estupidez Si bien el Daishonin iden@fica la avaricia, la ira y la estupidez como las causas de la hambruna, la guerra y las pestes, respec@vamente, él atribuye la causa más fundamental de estas calamidades a la ignorancia respecto de la ley fundamental de la vida, es decir, la ley de Nam Miojo Rengue Kio. Comprender la ley de Nam Miojo Rengue Kio es ver la Budeidad propia y despertar a la absoluta dignidad de toda persona. El Daishonin enseña que podemos alcanzar esta realización mediante nuestra sincera fe y oración al Gojonzon. El Daishonin, por consiguiente, refuta cualquier enseñanza budista que intente curar los tres venenos en un nivel superficial sin tratar la ignorancia fundamental de las personas respecto de su Budeidad innata, o Nam Miojo Rengue Kio. En “El kalpa de la declinación”, el Daishonin dice: “Así, el extremo de avaricia, ira y estupidez en el corazón de las personas en el mundo impuro del úl@mo día los hace dibciles de controlar para cualquier digno o sabio. Esto se debe a que, aun cuando


el Buda curó la avaricia con la medicina de la meditación sobre la vileza del cuerpo, curó la ira con la meditación sobre la misericordia para todos, y trató la estupidez con la meditación sobre la cadena de la causalidad de doce eslabones, enseñar estas doctrinas ahora hace que las personas empeoren y compliquen su avaricia, ira y estupidez” (WND, pág. 1121). Las tres clases de meditación que menciona el Daishonin son los métodos de lo que él llama “las enseñanzas provisionales” para curar de los tres venenos a las personas. Los avaros ven la impureza de su apego, y así, aprenden a controlarse a sí mismos; las personas enfurecidas ven la importancia de la misericordia; y las personas estúpidas ob@enen sabiduría para percibir la ley causal de la vida. Estos métodos también son ilustrados por una de las “cuatro clases de enseñanzas” (shishitsudan en japonés). El Daishonin, no obstante, señala que esos métodos serán ineficaces e incluso nocivos si son prac@cados sin entender la ley fundamental de la vida. La mente humana es compleja. Las ilusiones que nos causan sufrimientos

son igualmente complejas. Mientras que algunas ilusiones son rela@vamente simples, otras están profundamente enraizadas en nuestra vida. Cuanto más grandes son las ilusiones que sufrimos, más profunda es la enseñanza que se requiere. Como lo explica el Daishonin en “El kalpa de la declinación”: durante un kalpa de la declinación, las funciones nega@vas de la vida humana se intensifican, abrumando a sus funciones posi@vas. Si deseamos controlar nuestras ilusiones profundas, necesitamos de una enseñanza que revele el poder más profundo de la vida. La simple meditación sobre el control de sí mismo, la misericordia y la sabiduría, puede no ser efec@va sin hacer emerger nuestro innato poder para manifestar esas cualidades en la realidad. Cuando despertamos a nuestra propia Budeidad a través de la oración al Gojonzon, sin embargo, nuestros esfuerzos conscientes se hacen ahora efec@vos. Como dice el Daishonin, “Quien está completamente despierto a la naturaleza del bien y del mal desde sus raíces hasta sus ramas y hojas, es considerado como un


Buda” (WND, pág. 1121). De esta manera, nuestro despertar a “la raíz del bien” de nuestro interior nos permite controlar “la raíz del mal” que también está dentro de nosotros. En ocasiones podemos pensar, “Debido a que prac@co el Budismo, no tengo qué preocuparme por mi conducta”, asumiendo que nuestras acciones corresponderán, automá@camente, con las de un budista sin mucho esfuerzo consciente de por medio. Sin embargo, las cualidades del control de sí mismo, la misericordia y la sabiduría sólo @enen impacto cuando son realizadas en la vida diaria a través del fortalecimiento de nuestra naturaleza de Buda. Por el Departamento de Estudio de la SGI de EE.UU. 1. Las cinco pasiones ilusorias son la avaricia, la ira, la estupidez, la arrogancia y la duda; son las ilusiones del mundo triple. Las cinco pasiones ilusorias están explicadas en El tesoro del análisis del Dharma de Vasubandhu. Dharmapala, uno de los diez grandes eruditos de la escuela de la Conciencia Única, incluye las cinco pasiones ilusorias junto con las cinco

visiones falsas en una lista de diez deseos mundanos fundamentales, y T’ien-t’ai las incluye en las ilusiones del pensamiento y el deseo, que cons@tuyen la primera de las tres categorías de ilusión.


Tres Categorías de la Ilusión También llamadas las tres Ilusiones. Una clasificación de las ilusiones establecida por T’ien-t’ai: (1) ilusiones del pensamiento y del deseo, (2) ilusiones innumerables como parMculas de polvo y arena, y (3) ilusiones sobre l a ve rd a d e ra n at u ra l eza d e l a existencia. Las ilusiones del pensamiento y del deseo son ilusiones que deben ser erradicadas tanto por el hombre de los dos vehículos como por los bodhisaovas. Las otras dos categorías de ilusiones son aquellas que los bodhisaovas, en par@cular, deben eliminar. Las ilusiones del pensamiento y del deseo (kenjiwaku) provocan que la gente sufra en los seis caminos y en los t re s m u n d o s . A d e m á s e stá n subdivididas en ilusiones del pensamiento (kenwaku) e ilusiones del deseo (shiwaku). Las ilusiones del pensamiento son falsas percepciones de la verdad y se consideran, principalmente mentales y aprendidas. Constan de las cinco falsas perspec@vas (gorishi) y las cinco pasiones ilusorias

( go d o n s h i ) . L a s c i n co fa l s a s perspec@vas son: (1) pensar que el cuerpo está formado por una unión temporal de los cinco componentes, uno erróneamente se considera a sí mismo como absoluto, y pensar que nada en el universo puede pertenecer a un individuo, uno erróneamente ve todo a su alrededor como su propia posesión. (2) Uno erróneamente cree que la vida es totalmente aniquilada por la muerte sin supervivencia de ninguna forma o que la vida persiste después de la muerte en una forma eternamente inalterable como el alma. (3) Uno no reconoce la ley de causa y efecto. (4) Uno se aferra a los conceptos erróneos de uno mismo con tal perjuicio que considera las cosas inferiores como superiores. (5) Uno ve preceptos o prác@cas erróneas como el camino correcto a la iluminación. Las cinco pasiones ilusorias son: avaricia, ira, estupidez, arrogancia y duda que a c o m p a ñ a n a l a s c i n c o fa l s a s perspec@vas. A diferencia de las ilusiones principalmente mentales del pensamiento, las ilusiones del deseo son emocionales e ins@n@vas. Incluyen inclinaciones base como la avaricia, ira, estupidez y arrogancia que surgen en


relación a los objetos específicos o fenómenos. Las ilusiones innumerables como parMculas de polvo y arena son las ilusiones que impiden que los bodhisaovas salven a otros. Para salvar a otros, los bodhisaovas @enen que ser expertos en innumerables enseñanzas que incluyen religiones y asuntos laicos. Esta segunda categoría incluye las ilusiones que surgen cuando tratan de dominar estas enseñanzas. Las ilusiones acerca de la verdadera naturaleza de la vida son las ilusiones que impiden a los bodhisaovas que alcancen la iluminación, es decir, que despierten a la verdad del Camino del Medio. En la enseñanza específica (bekkyo), estas ilusiones están divididas en doce. En la enseñanza perfecta (engyo), están divididas en cuarenta y dos. La úl@ma y la más profundamente arraigada de las cuarenta y dos se llama oscuridad fundamental (gampon no mumyo). Eliminando esta oscuridad fundamental uno logra la Budeidad. En Maka Shikan, T’ien-t’ai señala que las tres categorías de ilusión @enen que

ser eliminadas mediante la meditación para percibir la unificación de las tres verdades en una mente única (en’vu no sangan). Específicamente, las ilusiones del pensamiento y del deseo son eliminadas por la percepción de la verdad de la no sustancialidad (kutai), las ilusiones innumerables como parMculas de polvo y arena son eliminadas por la percepción de la verdad de la existencia temporal (ketai), y las ilusiones sobre la verdadera naturaleza de la vida, por la percepción de la verdad del Camino del Medio (chutai). Nichiren Daishonin interpreta la enseñanza de T’ien-t’ai que dice que uno erradica simultáneamente los tres @pos de ilusión a través de la percepción de las tres verdades perfectamente integradas en un momento de vida único como que al invocar Nammyoho-renge-kyo de las Tres Leyes del Gran Secreto, uno manifiesta la Budeidad en su vida. Al invocar Nammyoho-renge-kyo, él enseña, que uno logra el estado en el cual las ilusiones o deseos mundanos son iluminación (bonno soku bodai), transformando las tres categorías de ilusión en los tres @pos de sabiduría.


GLOSARIO Tres ilusiones: T'ien-t'ai dividió las ilusiones en tres grandes categorías: 1) ilusiones del pensamiento y del deseo. L a s p r i m e r a s s o n e n f o q u e s distorsionados de la vida, de los cuales T'ien-t'ai dijo que exisHan ochenta y ocho clases. Las segundas incluyen inclinaciones ruines, como codicia, furia, ignorancia y arrogancia. Estas ilusiones, dijo, eran la causa de que las personas sufrieran en los seis senderos; 2) ilusiones que impiden a los bodhisaNvas salvar a los demás. É s t a s s e g e n e r a n c u a n d o u n b o d h i s a N v a e n Q e n d e m a l l a s enseñanzas que debe aprender para salvar a todos los hombres; 3) c u a r e n t a y d o s i l u s i o n e s fundamentales que impiden al bodhisaNva lograr la iluminación; la úlQma y más seria es la oscuridad fundamental (gampon no mumyo). (“Los Principales escritos de Nichiren Daishonin” Glosario Vol. I – II 1995 – 1998 SGIAR) Seis caminos: Primeros seis de los Diez Estados: Infierno, Hambre, Animalidad, Ira, Tranquilidad y Éxtasis. Indican un

estado de ilusión o de sufrimiento. Contrastan con los cuatro estados nobles: Aprendizaje, Comprensión IntuiQva, BodhisaNva y Budeidad.(“Los Principales escritos de Nichiren Daishonin” Glosario Vol. I – II 1995 – 1998 SGIAR) Tres mundos (o Mundo triple): C o n d i c i ó n d e l o s h o m b r e s n o iluminados que viven en los seis caminos o estados inferiores. Según el Kusha Ron de Vasuvandhu, este estado puede verse de tres maneras: 1) el mundo de los deseos; 2) el mundo de la materia, cuyos habitantes están libres de los deseos, pero todavía sujetos a alguna clase de restricción material; 3) el mundo del espíritu, donde uno está más allá de las restricciones del deseo y de la materia. (“Los Principales escritos de Nichiren Daishonin” Glosario Vol. I – II 1995 – 1998 SGIAR) Camino esencial: (En jap.: chudo.) Realidad úlQma que da lugar al surgimiento de todos los fenómenos; Ley de Nam-myoho-renge-kyo. (“Los Principales escritos de Nichiren Daishonin” Glosario Vol. I – II 1995 –


1998 SGIAR) Tres verdades: Verdades de la no s u s t a n c i a l i d a d , l a e x i s t e n c i a temporaria y el Camino Esencial: tres fases de la verdad formuladas por T'ien-t'ai. La verdad de la no sustancialidad significa que los fenómenos carecen de sustancia y están en un estado potencial que trasciende los conceptos de existencia y de no existencia. La verdad de la existencia temporaria significa que todas las cosas, aunque por naturaleza carecen de sustancia, poseen una realidad temporaria que está someQda a un flujo constante. La verdad del Camino Esencial significa que todos los f e n ó m e n o s s o n , a l a v e z , n o sustanciales y temporarios, pero que, sin embargo, en esencia, no son ni una cosa ni la otra. (“Los Principales escritos de Nichiren Daishonin” Glosario Vol. I – II 1995 – 1998 SGIAR)


El mecanísmo de las funciones nega8vas de la vida Por Ted Moriño Con frecuencia, la gente comienza a prac@car Budismo en la SGI en busca de beneficios. Tienen la expecta@va que algo grandioso – adquisición material, mejora en las relaciones con los demás, un romance, vencer alguna condición crónica – no solo ocurrirá, sino que ello hará que aumenten los niveles de felicidad. Mientras que, de hecho, la prác@ca produce beneficios, igualmente nos toparemos con diversos obstáculos, tanto internos como externos. Para mejor equiparnos para lidiar con estos obstáculos – los que el Budismo denomina demonios o funciones malvadas seria de ayuda el que ampliaremos nuestro entendimiento de la visión budista sobre el bien y el mal. Las doctrinas de lo no- material. Camino del Medio, y origen dependiente, cada cual corrobora la interconexión entre todo ser viviente. El Budismo, que considera que todo fenómeno es expresión de la Ley Mís@ca, de igual manera considera que

el bien y el mal - la iluminación y el engaño fundamental – surgen de la realidad máxima de la vida. Además, el Budismo explica que el bien y el mal son mutuamente incluyentes – no pueden exis@r independientemente. No se puede enfa@zar con suficiente firmeza que los términos Budeidad y funciones malvadas (o demonios) no son conceptos alegóricos. Estos términos se refieren a fuerzas reales que, de momento a momento, impactan nuestras vidas – la Budeidad nos impacta crea@vamente, mientras que las funciones malvadas nos impactan destruc@vamente. Cuando cul@vamos nuestra cualidad inherente del bien (la Budeidad), son desplazados el mal y la ignorancia, que también son inherentes y, por tanto, hacen esfuerzos por restablecerse. Esta interacción entre iluminación y funciones malvadas – o, como lo relata el Sutra del Loto, entre Shakyamuni Buda y Devadaoa – cons@tuye un tema budista fundamental. En vez de la familiar imagen placida que proviene de las estatuas, Buda, como u@liza Nichiren Daishonin el término, denota la condición de vida


suprema cuya grandeza, plenitud, hermosura, vitalidad, y totalidad no se puede expresar adecuadamente en palabras. Aunque podamos experimentar la Budeidad, esta se encuentra más allá de nuestra habilidad para comprenderla a plenitud, describirla, o siquiera imaginarla. Esta condición es la piedra angular de la felicidad y libertad que toda persona anhela, así que nuestra prác@ca budista podría definirse como el proceso de construir o expandir la condición de vida de Buda desde lo interior. Mientras que el término demonio nos hace evocar la aterradora y execrable personificación del mal que se conoce en las religiones occidentales, el Budismo demonio significa una fuerza poderosa que obstaculiza tanto nuestra prác@ca, como el flujo de Kosen-Rufu. El Daishonin divide las funciones malvadas en dos clases – las que evitan que el individuo alcance la Budeidad, y las que obstaculizan la propagación de la Ley. El Budismo designa nuestra era actual como el Ul@mo Día de la Ley, donde “Ley ” indica las enseñanzas de

Shakyamuni. En estos @empos, se dice que las enseñanzas de Shakyamuni disminuyen en cuanto a la capacidad d e l l e va r a l a g e nte h a c i a l a iluminación, lo que convierte a esta era en una corrupta donde las fuerzas malvadas se intensifican y el conflicto abunda. En esta era también surge una forma de Budismo más condensada y universal que permite a toda persona despertar del sueño del engaño fundamental. Por tanto, el advenimiento del Daishonin cumplió con la profecía del Sutra; la aplicación universal del Sutra del Loto que él hace cons@tuye el medio perfecto para que nosotros hagamos un llamado a las fuerzas de Buda para derrotar las fuerzas de la nega@vidad. Ahora bien, examinemos algunas de las caracterís@cas de las funciones malvadas con las que tenemos que lidiar. Los demonios se originan en nuestro engaño fundamental. En “El tratamiento de la enfermedad”, el Daishonin escribe lo siguiente: “La oscuridad fundamental se manifiesta como el rey demonio del sexto


cielo”(The Wri@ngs of Nichiren Daishonin, pág. 1113) Al aclarar que el sexto cielo es el cielo más alto en el mundo del deseo, él explica que “Este mundo es el dominio del rey demonio del sexto cielo. Todo el pueblo ha estado bajo el gobierno de este rey demonio desde el @empo sin comienzo”. (Carta a los hermanos”, WND, pág. 495) Este “rey demonio” – nuestro engaño fundamental innato funciona insidiosamente para erosionar nuestra fe y c o n fi a n za , a l s u rg i r p a ra contrariarnos, justo cuando estamos por alcanzar un avance sustancial en cuanto a cambiar nuestro des@no, o cuando el movimiento por Kosen-Rufu está presto a avanzar. Conscientes de esta dura realidad podemos escapar del caos causado por esta influencia malvada. El presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, ha escrito que “No debemos permi@r que las funciones malvadas logren adentrase. Es justamente como lo indica el Daishonin en “Sobre las persecuciones que se desatan contra un sabio” cuando dice: “Fortalezcan su fe, día a día y mes tras mes. Si

disminuyen, aunque sea un poco, los demonios se aprovecharan”. (“Sobre las persecuciones que se desatan contra un sabio”, WND, 997) “Las funciones malvadas no pueden penetrar las vidas de quienes nunca @tubean en sus esfuerzos, ni de quienes permanezcan siempre alertas mientras avanzan y luchan valientemente por derrotar esas fuerzas nega@vas. Hay que tener la sabiduría para discernir la presencia del mal y erradicarla con firmeza. A menos que no aplastemos las malvadas totalmente, el poder que @enen asediará y erosionará nuestras vidas”. (Hokkaido, 20 de agosto de 1994) Consiente de las funciones malvadas, tanto internas como externas, Buda se man@ene firme. Prac@camos Budismo diariamente para solidificar nuestra Budeidad innata, para permanecer inmunes a las fuerzas nega@vas. A veces, quizás sintamos decir: “Hoy sencillamente no tengo deseos de hacer Daimoku”, o “No quiero hablar con ese/esa responsable”, o quizás, “¿Porque me siento tan alicaído?” Influenciados por el engaño interior,


carecemos de mo@vación, lo que cons@tuye una forma de malestar espiritual. Pero si con@nuamente tratamos de revitalizar nuestra fe, podemos lidiar efec@vamente con la nega@vidad en nuestro interior. Recibir aliento de nuestros mayores en fe es de par@cular ayuda, especialmente la gran cantera de material que componen los escritos, alocuciones y orientaciones de nuestro mentor en fe. Para repe@r, cuando estamos prestos a alcanzar la Budeidad, su@lmente, pero con fuerza, emergen los demonios desde lo interior, así como desde lo exterior. Aparecen sin fallar cuando la gente prac@ca correctamente y el Kosen-Rufu se mueve hacia delante. El Daishonin con@nuamente nos alienta que cuando los demonios entren en las mentes de prac@cantes budistas, o en las mentes de quienes nos persigan, no debemos permi@r que nos influencien, ni que nos atemoricen. Al contrario, el Daishonin nos enseña que la clave para derrotar estas influencias es comprender que aparecen como parte del curso natural

de los eventos, y para que mantengamos nuestra valenMa en la fe. Un indicador de que fuerzas malvadas ocupan nuestra mente sería el ser incapaz de sen@r jubilo al prac@car nuestra fe. Cuando nos sen@mos m e l a n có l i co s , p o d r í a m o s h a sta distanciarnos del flujo del Kosen-Rufu; es decir, de las fuerzas de Buda. El emerger del demonio es cosa buena El Daishonin escribe que “Buda y Devadaoa son como una forma y su sombra existencia tras existencia permanecen sin separar”. (La apertura de los ojos”, WND, 278) Ta m b i é n d e c l a r a q u e “ a l g o extraordinario ocurre cuando una persona común alcanza la Budeidad. En ese momento, los tres obstáculos y cuatro demonios invariablemente se m a n i fe s t a ra n , y l o s s a b i o s s e r e g o c i j a ra n , m i e n t ra s q u e l o s insensatos se re@raran” (WND, 637) Desde esta perspec@va, la manifestación de las funciones malvadas significa que está en proceso de cambio lo que pensábamos era nuestro des@no fijo; significa que estamos en proceso de eliminar la raíz


causa@va del engaño. Al fortalecer nuestra fe y prac@car hasta el punto en que emergen las influencias malvadas y las vencemos, abrimos nuestras vidas a una nueva dimensión de la Budeidad, así como a una grandiosa buena fortuna. Nuestra budeidad es la clave para derrotar las influencias malvadas. La budeidad no es un concepto abstracto. Es un estado de vida que manifestamos en la realidad, mientras luchamos con los así llamados “nueve mundos inferiores” – Infierno, Hambre, Animalidad, Ira, Humanidad, Paraíso, Aprendizaje, Comprensión, y Bodhisatva – con sus respec@vas c a ra c t e r í s@ c a s d e s u f r i m i e n t o, frustración, miedo o cobardía, furia, tranquilidad, éxtasis, inteligencia y preocupación e interés por los demás. ¿En comparación, cuan bien nos va a cada cual de nosotros? ¿Trascendemos nuestras influencias nega@vas y experimentamos júbilo inmensurable? ¿O sucumbimos sin siquiera darnos cuenta que nos han desviado de ruta? El con@nuamente hacernos estas preguntas durante el viaje de fe de nuestra vida es crucial para liberar

nuestra budeidad innata, que es el mayor de los tesoros de nuestro corazón y la fuente de los demás tesoros. Igualmente vital es que incluyamos en nuestra preocupación a quienes luchan contra la misma oscuridad interna. El Sutra del Loto constantemente se cues@ona “¿Qué es la Budeidad?” y “¿Cómo se puede salvar a la gente aquí y ahora, con que enseñanza, y de qué manera?” Cada capítulo expresa la subyacente compasión y humanismo del Budismo. Estrictamente, somos budistas solo hasta el punto en que sinceramente consideramos estos planteamientos fundamentales. Si detenemos nuestra labor por vencer nuestra oscuridad fundamental y dejamos de tratar de ayudar a los demás, nuestra condición de vida se deteriora y nos tornaremos recep@vos a las influencias nega@vas. Por añadidura, nos volveríamos suscep@bles a ideas diametralmente opuestas al Budismo. En caso extremo, podríamos hasta comenzar a funcionar como enemigos del Budismo. Con frecuencia, la transformación de budista a no-budista es su@l, una que


comienza con la más pequeña fisura en nuestra ac@tud, cuando reducimos los esfuerzos por buscar nuestra propia iluminación o por vivir de manera altruista. Por otro lado, cuando enfocamos en derrotar las influencias malvadas, al extender nuestra compasión hacia los demás, nuestra fuerza vital aumentará. Lo que genera progreso en cada aspecto de nuestra vida. El progreso del Kosen-Rufu recorre la misma ruta que nuestra felicidad individual. Cada aspecto de nuestro movimiento depende de esfuerzos denotados por derrotar las influencias malvadas. Doquier que haya vida, las funciones del demonio y el p o d e r d e l a Budeidad compe@rán entre sí. En nuestras vidas, el Budismo se reduce a esta batalla real entre las fuerzas del mal y las fuerzas de Buda. El Daishonin declara que “Lo que importa es el corazón”. (“El tambor en la Puerta de Trueno”, WND, 949) Por tanto, Budismo es vencer o perder. Esto sobrepasa por mucho los rituales y formalidades que con frecuencia se asocian con las enseñanzas budistas.

Buda con@nuamente lucha contra las fuerzas malvadas, al siempre buscar la verdad de la Budeidad para evitar caer en el reino del an@-Budismo. De todos modos, alcanzamos la Budeidad, nuestra meta máxima como budistas, por vía de con@nuamente derrotar las funciones malvadas dentro de nosotros mismos, y al ayudar a que los demás lo hagan también. Como nos explica el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda: “Budismo es una lucha entre Buda y las fuerzas del mal. Solo al culminar una batalla con fuerzas malvadas es que podemos derrotar la nega@vidad dentro de nuestras propias vidas y acceder nuestra naturaleza de Buda. En nuestras vidas, solo cuando vencemos el mayor de los males es que creamos el mayor de los bienes. No existe otra manera que esta para alcanzar la iluminación y ganar fortuna eterna” (Tomado del discurso “Los lideres @enen que desarrollar una mente buscadora para trabajar en pro de los demás”, Tokio, 2 de Abril de 1994).


Apegos y deseos Mundanos

liberada de apegos conducía a la iluminación.

El budismo @ene como propósito ayudar al ser humano a superar el sufrimiento y la infelicidad.

Esta idea está desarrollada en mayor profundidad en el Sutra del loto, que es el canon budista más importante en el que se basó Nichiren. Algunas enseñanzas tempranas consideran la iluminación o la Budeidad como algo que se logra de manera posterior, en el futuro. Sin embargo, en el Sutra del loto se recalca la idea de que cada individuo es un buda de por sí, de manera inherente y desde un principio. La aplicación de la filosoba budista permite a las personas desarrollar libremente su potencial y su estado de vida, de manera que pueden transitar por vidas posi@vas y significa@vas. Es en base a dicho trasfondo que Nichiren, con el afán de instar a la gente a conver@r la ilusión y el sufrimiento en convicción, alegría y esperanza, orientó que "los deseos mundanos son la iluminación" y "los sufrimientos de la vida y la muerte son el nirvana" (Los escritos de Nichiren

El buda Shakyamuni consideró que la causa fundamental del sufrimiento era la tendencia del ser humano a desarrollar apegos de la más variada índole, y el desconocimiento del principio de la transitoriedad de todos los fenómenos, es decir, el hecho de que todo está en constante cambio y nada permanece igual. El bienestar, la dicha, la suerte, el afecto, la salud y la prosperidad están some@dos al flujo incierto de la vida. Sin embargo, el ser humano sufre cuando se ve despojado de las cosas que le son valiosas, y se ve profundamente impactado cuando, por ejemplo, debe enfrentar la realidad de la muerte. Por ello, el Buda enseñó que una manera de no dejarse aba@r por el sufrimiento era erradicar los deseos mundanos, o los impulsos derivados de la ilusión, y que tal condición de vida


Daishonin, Alemania, Soka Gakkai, 2008, pág. 228). Nichiren también s u b rayó l a i m p o r ta n c i a d e "quemar la leña de los deseos mundanos [y] encender el fuego de la sabiduría del bodhi o iluminación". (Registro de las enseñanzas transmi@das oralmente, trad. por Burton Watson, Tokio, Soka Gakkai, 1996, pág. 11) Es imposible vivir sin apegos o deshacerse de ellos. El interés, la pasión, el afecto por otros, la búsqueda del éxito y el apego por la vida misma son inclinaciones que se convierten en causa de sufrimiento, pero también son un componente esencial de nuestra humanidad. El budismo explica que así como la flor de loto abre sus inmaculados pétalos en medio de aguas fangosas, el ser humano puede vivir una existencia triunfal en medio de las vicisitudes de la vida. Daisaku Ikeda, presidente de la SGI, escribe: "Shakyamuni nos dice que él trató de liberar a los seres

humanos de los diversos deseos e ilusiones (…) La causa fundamental de la infelicidad en que vive la gente es la tendencia a desarrollar apegos de la más variada índole. Un apego, así como suena, es una sujeción que nos man@ene 'atados' en algún aspecto de nuestro corazón. El término se refiere a los deseos mundanos, las ansias e impulsos. En las enseñanzas anteriores al Sutra del loto, Shakyamuni enseñó a las personas de los nueve estados cuya vida se hallaba sumida en la pesadumbre, el camino para que pudieran liberarse de tales apegos. (…) Por ende, desde el punto de vista del budismo de Nichiren, la frase 'hacer que renuncien a sus apegos' debería interpretarse 'hacer que se iluminen con respecto a sus apegos'. No es cues@ón de erradicar los apegos, sino de verlos claramente. En otras palabras, nuestra prác@ca budista nos permite discernir la verdadera naturaleza de los apegos –en lugar de llevarnos a abandonar los deseos mundanos— y hace que podamos u@lizarlos como fuerza


motriz para ser felices". (IKEDA, Daisaku: Disertación del presidente Ikeda sobre los capítulos "Hoben" y "Juryo" del Sutra del loto.) Quienes viven sujetos a los apegos generados desde su yo inferior, invariablemente quedan controlados por el egoísmo y la nega@vidad. El presidente Ikeda afirma: "Cuando profundizamos nuestra fe en la Ley Mís@ca atravesamos nuestra ignorancia y oscuridad interior, y vivimos fieles a nuestro yo superior o iden@dad verdadera, en forma natural, llegamos a sen@r un agradecimiento infinito por todos los que nos rodean, por quienes nos han apoyado, y nos han ayudado a ser lo que somos. (…) Todo se reduce, entonces, a si vivimos basados en nuestro yo superior o permanecemos apegados a nuestro pequeño yo". (Daisaku Ikeda: "Saldar las deudas de gra@tud", Aprendamos del Gosho: La rebosante esperanza en los escritos de Nichiren Daishonin)

Asimismo, Daisaku Ikeda señala: "Fundamentalmente, la vida de todos los seres humanos está dotada de suprema nobleza; cada persona es una valiosa y respetable en@dad de la Ley Mís@ca, y todas poseen el recurso de una sabiduría infinita e inagotable. (…) Cuando tomamos conciencia de nuestra verdadera iden@dad –es decir, nuestro yo superior—, podemos obtener una sabiduría infinita y trascender y refutar todas las ilusiones y sufrimientos derivados del apego a nuestro yo pequeño. Aquí yace el ca m i n o p a ra co n st r u i r u n a felicidad genuina". (Daisaku Ikeda: "Las bases para manifestar la budeidad", Aprendamos del Gosho: La rebosante esperanza en los escritos de Nichiren Daishonin) Una de las caracterís@cas principales del yo superior es la misericordia o el amor compasivo. Un estado liberado de los apegos es cuando una persona puede u@lizar toda su energía en actuar con consideración por el bien ajeno, en lugar de u@lizarla en


deba@rse en el remolino de sus apegos. [Nota: Adaptaciรณn de un arHculo presentado en la revista SGI Quarterly, julio 2011.]โ ฉ


El gran Tramposo

Primer Punto: El gran tramposo tarde o temprano llega En el momento en que comenzamos a crecer, justo cuando la fe avanza, aparece el Demonio del sexto cielo. Cuando encuentra alguien que encuentra el Camino trata de obstaculizarlo (Nichiren Daishonin, carta los hermanos). ¿Solamente mío o para mí y para los demás? El egoísmo del placer es probablemente el enemigo más mezquino, justo porque aparentemente no nos hace sufrir. Trata de mantener eternamente situaciones fugaces, transforma en obsesión el cuidado hacia uno mismo, el deseo sexual o la b ú s q u e d a d e r i q u eza s . S i n embargo ampliando la p e rs p e c @ v a , p e n s a n d o p o r ejemplo en el sexo como amor hacia otra persona, se puede disfrutar y alegrarse de algo que

contrariamente quedaría solo en un vulgar apego. Su meta es debilitar la condición de vida, impedir que la maravilla se cumpla. Realmente hay algo insólito en el subir y bajar de la marea, en el surgir y en la puesta de la luna y en el alternarse del verano, del otoño y de la primavera. También ocurre algo insólito cuando una persona común logra la Budeidad. En aquel momento los tres obstáculos y los cuatro demonios invariablemente aparecerán: el sabio se regocijará mientras que el estúpido retrocederá (Nichiren Daishonin, Los tres obstáculos y los cuatro demonios). La aparición del Demonio del sexto cielo es justamente la prueba del crecimiento. El trata de desviar nuestra dirección. Nos muestra caminitos, veredas imprevistas. Q u i e re e n t o r p e c e r n u e st ra oración, evitar que vayamos hacia adelante. Quiere pararnos. Los métodos que u@liza, para lograrlo,


son muchos, pero entre todos hay uno que es par@cular. No @ene el aspecto rabioso y acalorado de la ira, ni la expresión decaída de la tristeza, ni tampoco la voz elevada del poder, así sería demasiado fácil reconocerlo. Él @ene un bello aspecto. Posee una de las técnicas más an@guas para debilitar la condición de vida. Se disfrazan con los objetos que más nos gustan. Con lo que parece sinónimo de libertad. El gran tramposo es el apego al placer. Segundo Punto: Reconocerlo es importante Porque es un obstáculo del corazón y de la mente, una tendencia completamente nuestra que hay que aceptar para no sufrir. Sin embargo no es fácil entenderlo y tampoco hablarlo. Porque el placer no es algo obje@vo, absoluto, es una sensación que puede estar ligada a miles de cosas diferentes. Y hasta puede cambiar con el @empo.

Lo cierto es que está ligada al mundo de éxtasis. De inmediato vienen a la mente: el sexo, los placeres del cuerpo, el gusto de ganar plata, pero también de ir al gimnasio, de comer helado, el placer de perder @empo, de esperar antes de actuar, de fumar un cigarro más, de jugar con la computadora, ir en lancha, viajar, darse una ducha, leer, quedarse en el chinchorro a pensar y no hacer. Todas bellas cosas. El @empo se expande. Estoy bien. Y si verdaderamente fuera a decir lo que siento, diría solamente: quiero que nunca termine. Quiero que todo quede así como está. Que el @empo se pare. Me siento dueña de todo éste bienestar. Pero siempre sucede algo: hay un momento en que pierdo el control, y empieza a mandar él… el apego. En un determinado instante el gran tramposo llega y me hace olvidar la razón por la cual comenzó aquel placer. Por qué había empezado aquella caricia, por qué necesitaba aquel dinero,


por qué me había recostado en la grama a descansar o me había sentado frente a aquel escritorio. Me hace olvidar la dirección de mis gestos. Me suspende, me quita del ritmo de las cosas y me hace regresar sola. Y cuando se queda así, ¿Para qué orar? He perdido los confines, creo que sólo ahora soy yo misma. Lo logró, el apego al placer me ganó. Porque su verdadero obje@vo es éste. Alejarnos de la visión iluminada de la vida…

aquella mul@tud de cosas bellas para vivir. Cada vez hemos tenido que volver a aprender cómo superar los cambios.

Sin embargo, estar en una bella situación, percibirla como estable o querer que dure para siempre es un poco como traicionar mi mejor parte, aquella que sabe que nada dura eternamente. Porque la vida es: cosas que cambian. La vida es: estados vitales que se alternan, el ambiente que nos rodea y que con@nuamente se transforma.

Tarde o temprano se confronta también con el apego número uno: el apego a la vida por cómo es ahora y aquí. Aquella será la oscuridad más grande. La iluminación es, también, descubrir la impermanencia de las cosas, es entender que todo cambia; la oscuridad es, en cambio, justamente el desear que todo quede así como está.

Cuando pequeños, están los abuelos, los padres, los amigos de los padres, las maestras del preescolar. Todavía no existen los amigos del bachillerato, los amores, los hijos que tendremos. Y

Recuerdo muy bien el abrazo de mi madre y sé que, en esa época – tenía tres años – me hubiese gustado que no terminara jamás. Pero encerrada en aquel gesto, nunca hubiera habido espacio para más nada. Este es el punto: no puedo parar el @empo, porque así dejo de vivir.

D a i s a ku I ke d a e s c r i b i ó : yo considero que al comienzo de la pérdida de moralidad y ausencia de amor en el sexo, exista la visión materialista de la vida, que se


manifiesta en la separación del cuerpo y del espíritu en el sexo: el sexo se vuelve nada más que una manera de encontrar placer. El placer que se vuelve demonio, que paraliza y nos impide lograr la iluminación no es una “cosa”, si no más bien un “como”. No es el sexo en sí, es más bien el sexo cuando se vuelve solamente un modo para usar el propio cuerpo separado de lo demás, separado de sí mismo. El placer que se vuelve demonio y paraliza, no es el cuidado hacia nosotros, más bien es la obsesión por la belleza o la exaltación por el lujo o el privilegio. Una manifestación de poder y el deseo de dominar a los demás. ¿Pero cómo darnos cuenta, si mientras existe parece tan sa@sfactorio? ¿Cómo determinar cada vez ese pequeño cambio, el limite más allá del cual aquella maravillosa cosa se transforma en otra, capaz de d e v o ra r e l y o ? ¿ C a p a z d e transformarse en una corriente

impetuosa que arrasa con todos mis esfuerzos? Es una sombra que obstruye la luz y m e d e j a d e n t ro d e u n a impenetrable selva. Tercer Punto: ¿Cómo lograr salir? El budismo dice que el control del yo se ejercita siendo siempre íntegros en cualquier cosa que se lleve a cabo. Estar presentes al cien por ciento. Sobre todo mientras entonamos. La ac@tud frente al Gohonzon durante la entonación del Daimoku y del Gongyo es determinante. Se pueden hacer horas y horas de Daimoku estando en otros si@os, allí con el cuerpo y la voz, mientras q u e l a c a b e za v i s u a l i za l a decoración de la nueva casa, la disposición de los muebles, o recuerda un saludo de amor, recuerda la cara, los gestos y las palabras. Se ora por la mitad. En cambio el secreto está en: estar totalmente dedicados a lo que se está haciendo. Íntegros, mientras se entona, pero también en el placer. Íntegros en aquella caricia


o en aquel juego, lo que significa no ver únicamente lo de uno, no olvidar la relación entre lo que estamos haciendo y la vida. El placer no es un demonio de por sí, el sexo, por ejemplo, es la manera más bella para expresar el amor hacia una persona, es la manera de lograr el nacimiento de otros seres humanos. El cuidado del propio cuerpo es un medio para decirnos que nos queremos, es una manera de reconocer que nosotros somos el cas@llo de la novena conciencia. También ganar dinero puede ser importante si es empleado para hacer algo bueno (si para lograr el Kosen-Rufu no se necesita dinero no me preocuparía – solía decir Josei Toda) Todo depende del uso que se le da. Se trata de probar salir de aquel círculo vicioso que termina por alimentar solo a uno mismo. Es el egoísmo el punto torcido. Allí está también el salto. Se sale de la selva de ilusiones saliendo del egoísmo. Regresa a la vida

cuando el placer ya no es solo el tuyo. Estabilizando la prác@ca budista se estabiliza también la conciencia de que la vida no es el yo, si no el yo en relación con los demás. Entonces aquel placer se transforma en otro, un placer de otro nivel. Entonces el apego se puede volver iluminación. ¿El sexo? Si mientras amamos, nuestro placer está ligado de verdad al placer del otro, allí está el salto. Estoy aprendiendo a alegrarme de la importancia de lasplantas y regarlas se volvió un placer, pero cuando lo hago sabiendo que estoy nutriendo a seres vivientes, allí está el salto. Estar bien cuidados, elegantes, puede alimentar la vanidad pero puede también ser una manera de manifestar el respeto hacia los demás. Allí está el salto.


También la lectura de un libro puede esconder la semilla del apego, pero si lo que estoy leyendo pienso de poderlo compar@r con otro, allí está el salto. Estoy orando y cuando lo hago suelto las trenzas de mis pensamientos y percibo la relación con todo lo que me rodea. Allí está el salto.


Retrato de demonios

Conocerlos bien para que no nos ganen

Aparecen para parar nuestra prác@ca y para debilitar nuestro estado vital y nuestra fe. Sin embargo, su aparición es indicación de nuestro crecimiento. Si no estuviéramos atravesando profundos cambios no habría ninguna razón válida para tratar de pararnos. Se llaman Diez ejércitos del Demonio de Sexto Cielo que, la maravillosa alegoría del budismo, representa como un rey muy poderoso que los @ene en su corte, medida previa de “bajar” él mismo apoderándose de esposas, maridos, hijos, padres o soberanos, o de cualquiera que pueda parar nuestro camino hacia la iluminación. En el Gosho “Carta a los hermanos”, Nichiren Daishonin nos recuerda: “el obstáculo de los deseos mundanos se produce cuando la codicia, el odio, la estupidez y otras inclinaciones semejantes nos impiden prac@car” Se trata de ejércitos insólitos porque sus soldados están ves@dos de deseo, tristeza, hambre y sed, placeres, sueño,

miedo, dudas, arrepen@miento, ira, fama y ganancia, orgullo y menosprecio. Son ejércitos que rodean y desplazan y que encuentras cuando menos te lo esperas. Conocer estas diez fuerzas. Conocer estas diez fuerzas s i r ve exa c ta m e nte p a ra l o g ra r vencerlas. Demonio viene del griego “daimon”, palabra que originalmente significaba “espíritu, en@dad sobrenatural”. Para los griegos an@guos eran espíritus posi@vos como nega@vos que gobernaban los estados de ánimo del ser humano. Entonces el sen@do de la palabra no era solo nega@vo y es importante saber que existen también demonios inspiradores de “buenos asuntos”. Consideremos que, siempre en griego, la palabra felicidad se traducía “eudaimonia” que significa “buen demonio” o “demonio del bien”. El demonio puede ser visto entonces como una fuerza que nos aconseja, pero que influye en nuestra ac@tud y conducta. Una clase de voz interior que @ene el poder de hacer que elijamos entre esto y aquello


No son sus presencias las que son nega@vas en nuestra vida; es el sen@do del porque se tornan “demoniacos” en el sen@do de volverse “amo de nosotros”. Algunos ejemplos: Sin dormir no se vive. Es al sueño y a su poder regenerador que debemos el “milagro” de despertarnos cada mañana, pero no podemos pasar durmiendo todas las mañanas sin hacernos cargo de nuestras responsabilidades. Una justa dosis de miedo es necesaria para producir pensamientos y acciones q u e p u e d e n t ra n s fo r m a rs e e n habilidades para medir los acontecimientos. Pero el miedo se hace demonio cuando nos llena de pensamientos nega@vos: de mirar cada ser humano como enemigo. El ejército de la duda y del arrepen@miento nos empuja a mirar solo para atrás, llenando nuestros pensamientos solo de “si lo hubiera hecho, si lo hubiera dicho”, olvidándonos que podemos cambiar en cada instante de nuestra vida. La ira a veces sirve, puede darnos la fuerza para cambiar lo que no funciona en nuestra vida, pero puede

conducirnos a romper toso lo que hemos construido con mucha paciencia antes de lograr pararnos para mirarnos hacia adentro. Hay además los soldados de la fama: pensamientos que nos hacen mirar con desprecio a las personas y que nos hacen excavar profundos surcos entre nosotros y los demás convencidos de que somos superiores. La oscuridad fundamental se manifiesta como Demonio del Sexto Cielo que se aprovecha libremente de las ilusiones de los demás y manda sus ejércitos. Él, el demonio, goza ver que caemos en sus trampas y creemos en sus disfraces. Quiere no dejarnos entender que nuestras vidas y las de los demás, son todas en@dades de la Ley Mís@ca. Quiere mantenernos en la oscuridad donde comienzan todas las ilusiones que nos llevan a la infelicidad y nos hace realizar acciones destruc@vas. El Demonio del Sexto Cielo es una alegoría de algo invisible a nuestros ojos, es la personificación de algo que existe adentro y afuera de nosotros. Se encuentra muy cómodo en nuestro @empo gobernado por la exaltación de


los excesos, profundamente saturado de una cultura que premia el desprecio y las ganas de dominar a los demás, un @empo que cul@va cada forma de apego al placer, alienta el deseo de acumular el máximo dinero posible, y nos hace sen@r muy orgullosos entre los deseos y los privilegios. La naturaleza demoniaca del poder es exactamente ésta: u@liza nuestra ignorancia para hacernos mirar la vida con desprecio y usar a los demás para nuestros fines. Los demonios oscurecen nuestra verdadera esencia con sus funciones nega@vas tratando de hacernos olvidar que, en contra de ellos, podemos luchar cada instante de nuestra vida observando nuestra mente y reconociéndolos gracias al poder del Daimoku. Llegamos a ser amos de nuestra mente a través de la oración, que no solo nos permite accionar con claridad sino que nos otorga la fuerza vital para ser consecuentes y descubrir también que estos temibles “ejércitos” son sumamente frágiles. Y que hay felicidad en vencerlos. Siempre sirve el coraje: el coraje budista que está hecho de asiduidad,

de gestos pequeños o grandes, pero seguidos. El demonio se combate profundizando la fe, cayendo y levantándonos, orando siempre también cuando nos cuesta hacerlo. Un paso tras otro. El demonio se combate reconociéndolo, aun cuando estás en el desierto de tus sufrimientos. Basta orar. Donde “basta” no significa que sea fácil, sino que orar es la acción necesaria. “Basta” buscar una frase del maestro y el ejército se hace a un lado: has ganado. Las respuestas están en la búsqueda, no en el pensar que ya las conoces.

ESPÍRITU JUVENIL


Tratado sobre la sabiduría perfecta del sutra de “Nagarjuna”

El Rey Demonio del Sexto Cielo, hizo surgir sus diez fuerzas y en el mar de la vida y la muerte, luchó contra el prac@cante del Sutra del Loto por este reino impuro, donde conviven lo iluminado y lo no iluminado, para ver quien se quedaba con él y quien lo perdía. Yo Nichiren, puesto a desempañar ese papel, he venido guiando a las poderosas fuerzas del Buda durante veinte años, sin retroceder ni una sola vez (en todo este @empo) Gosho Zenchu pág. 1224 Carta a Bendono Ama Gozen

Las diez fuerzas del Rey Demonio del Sexto Cielo

1. Deseos en lo inmediato (presente) 2. Preocupación, tristeza o melancolía.

3.

Hambre (sed)

4.

Fuerte apego a los 5 deseos

5. Sueño (conciencia nublada, turbia o confusa) 6.

Miedo o temor

7.

Duda y arrepen@miento

8.

Ira – enojo

9. Vanidad (en busca de la fama y sa@sfacciones materiales) 10. Jactancia – arrogancia (menospreciar a los demás)


Sección La prác8ca diaria

la segunda mitad de un viernes caluroso de fines de febrero.

La cues8ón no es mandar todo al demonio, nos mande a todos |Por argen8na Seikyo

Volvía sa@sfecho y tranquilo, cuando me percaté de que mi escritorio había cambiado su filosoba… No se trataba de que se hubiese hecho un “liƒing” o una “lipoaspiración” (¡Como si los escritorios tuviesen que preocuparse por su apariencia!). Lo que había ocurrido durante mi breve ausencia (en realidad, tampoco había sido tan breve) fue que algún jefe venenoso o, peor aún, un pícaro compañero, había depositado en ese lugar (¡En mi lugar de trabajo!) algunos legajos que habían quedado son cotejar por esas extrañas cues@ones que ocurre en las oficinas durante los meses es@vales.

Además de teclear en su vieja máquina de escribir, nuestro personaje ahora enfrenta sus aspectos más nega@vos. Pero, una vez más, lo posi@vo triunfa y así puede compar@r su inves@gación acerca de la perspec@va budista sobre los demonios. Qué quienes prac@can el Budismo de Nichiren Daishonin suelen referirse a sus problemas diciendo “me atacaron los demonios” ¿Acaso se refiere a seres con cuernos, cola y tridente? Preguntas como esa y otras más son las que nuestro protagonista trata de aclarar, aunque al principio no sabe de qué diablos habla… Luego de una de esas excursiones gastronómicas que tanto me gustan y que han movilizado muchas de mis reflexiones (porque en vez de “panza llena, corazón contento”, el dicho en mi parece aplicarse de forma dis@nta: “panza llena, cabeza hirviendo”), regresé a la oficina, dispuesto a encarar

La verdad es que, luego de la sorpresa inicial, surgió en mí la (¿Natural?) bronca por esa injusta situación, que haría que, sin duda, mi jornada laboral se extendiera más de lo pensado, y mi merecido descanso se alejara más de lo deseado. Presa de un ataque de furia, tomé las carpetas dispuestas a mandar todo al demonio… “¿Del Sexto Cielo?” me pregunté en el mismo instante en que aquella endiablada decisión cruzó por mi mente. Y más allá de que


aquellos legajos desaparecieron luego de mi escritorio (alguien los había dejado involuntariamente allí), la reflexión no desapareció tan fácilmente de mi cabeza. Refl ex i o n é q u e to d o s l o s d í a s escuchaba (y hasta profería) expresiones que involucran a esos personajes: en el colec@vo, la oficina, el negocio de la vuelta… Desde el “¿Dónde demonios dejaste las llaves?”, pasando por el no tan frecuente “Al final, siempre terminas siendo el abogado del Diablo”, podemos llegar al apesadumbrado “Era un pobre Diablo”. Pero, si quería hacer un análisis desde la perspec@va de budismo, evidentemente debía dejar a un lado toda idea preconcebida sobre diablos y demonios, olvidarme de los cuernos (¡los que @enen ellos!), el traje carmesí y los calefones (¿no había una vieja publicidad que los u@lizaba como sus promotores?). Porque, en el Budismo, los diablos y demonios no son tan obvios. Del @po que es un demonio a los diferentes @pos de demonios Para empezar a develar la incógnita, tomé una vez más mi vieja y querida

Olive† y me dispuse a buscar en el diccionario de frases célebres algún pensamiento occidental que me permi@era introducirme en la visión budista sobre los demonios y los dioses, según la óp@ca del Sutra del Loto. Así fue que encontré una frase del escritor británico Gilbert Keith Chesterton (1874 – 1936) que respondía a mis expecta@vas. Decía lo siguiente: “¿Es usted un demonio? Soy un hombre. Y por lo tanto, tengo dentro de mi todos los demonios”. Luego me dirigí a los escritos de Nichiren Daishonin, y en uno de ellos encontré la siguiente frase: “[Los demonios] privan a las personas de sus beneficios; otro nombre para un demonio es el de ladrón de beneficios” 1.- Era muy sensato lo que decía el Buda, pero, cuando vi que afirmaba que había demonios buenos y malos, mi razonamiento lógico se encontró con una nueva perspec@va. El Daishonin dice: “Los buenos demonios se alimentan con los enemigos del Sutra del Loto, mientras que los malos demonios se alimentan con los devotos del Sutra”.


2.- En las escrituras budistas, aparecen muchos @pos de criaturas demoniacas. Allí están los yakshas, que comen personas (aunque debe notarse que mientras que los yakshas comen la carne de los malhechores, no comen la carne de las personas buenas); los rakshasas, demonios malignos que también se alimentan de carne humana (¡parece que era el plato del d í a ! ) ; l o s ku m b h a n d a s q u e s e alimentan del espíritu humano o su vitalidad. Además, están los demonios hambrientos: aquellos que fueron avaros en su existencia previa y nacen hambrientos de la siguiente. Algunos demonios malvados se transformaron en buenos luego de abrazar la fe en el Budismo. El capítulo “Dharani” (26o) del Sutra del Loto se refiere a Kishimojin y sus diez hijas demonio. Está demonio se robaba y comía a los hijos de los demás; entonces, Shakyamuni escondió a la hija menor de la deidad, lo que naturalmente produjo que Kishimojin s e t ra sto r n a ra . S h a k ya m u n i l a amonestó señalándole que el pesar que ella senMa en esos momentos era el mismo que experimentaban los demás padres cuando ella se devoraba

a sus hijos. Kishimojin tuvo un cambio en su corazón y prome@ó que –junto con sus diez hijas- protegería a los devotos budistas. En el Sutra del Loto, las descripciones de los seres demoniacos, como Kishimojin, son u@lizadas para mostrar la manera en que nuestras acciones malvadas afectan a los demás y como la prác@ca del budismo es para cambiar nuestra existencia y transformar el propio ambiente. Al final, la caldera del diablo era fundamentalmente oscura “El Sutra del Rey Benevolente dice: “Cuando una nación se desordena, es el espíritu lo primero que muestra señales de desenfreno. Debido a que el espíritu se desenfrena, todas las personas de la nación se desordenan”. 3.- Cuando hablamos de “espíritus desenfrenados”, podemos evocar la imagen de aquellos monstruos legendarios que destruyen todo a su paso. En el Budismo, los demonios representan funciones de la naturaleza humana y del ambiente, que traen miseria y sufrimiento. Esos demonios y diablos – los ladrones de la vida y de los beneficios- son, en realidad, la


nega@vidad inherente a nuestra vida. Ellos pueden aparecer como sen@mientos internos nega@vos y como influencias externas que tratan de obstruir nuestra prác@ca budista. La nega@vidad formará parte de nuestra vida eternamente. La su@l nega@vidad, como la duda en sí misma, por ejemplo, puede ser dibcil de ver como una función diabólica, pero con toda seguridad lo es. En el Budismo, se emplea el término “oscuridad fundamental” para describir la ignorancia y la ilusión más esencial y profunda que anida en la vida humana. El propósito de las acciones por el Kosen-Rufu, movimiento que apunta a generar una revolución humana en el individuo, es transformar esa oscuridad innata en una fuerza clara y luminosa. El obje@vo esencial es vencer las insidiosas tendencias destruc@vas que, desde el interior de la vida humana, dan origen a la desconfianza mutua y al odio, a la violencia y al miedo. “Espejito, espejito, ¿quién es buda?” El efecto inmediato que provoca estar sumidos en la oscuridad es no poder reconocer que cada ser humano está

dotado, fundamentalmente, del estado de Buda. Sin embargo, esa afirmación es una verdad dibcil de aceptar y de comprender. Aunque uno logre entenderla en determinado momento, no bien se presenta la situación propicia, esa certeza puede volver a ser puesta en duda. Y ello se debe a que, además de la Budeidad, poseemos también la ignorancia u oscuridad fundamental. En relación con eso, el Daishonin explica que necesitamos un “espejo límpido” para sostener la prác@ca de la reflexión y la observación sobre nuestra propia vida, y sostener así nuestro convencimiento en nuestra condición de Buda. En @empos an@guos, el Sutra del Loto de Shakyamuni representó esa función, como lo hizo también la obra de T’ient ’a i G r a n c o n c e n t r a c i ó n e introspección. 4.- En el budismo expuesto por Nichiren, el espejo limpio es el Gohonzon, que él inscribió y dejó como legado a la humanidad. ¡Aten@, que se viene el demonio!


Volviendo a la oscuridad fundamental, es importante recordar que esta es algo que siempre tendremos dentro de nosotros y que debemos vigilar para vencer. Hay cosas que aparecen en el reino exterior, como males sociales e injus@cias morales y é@cas. Pero si no vemos que poseemos las mismas tendencias a ser injustos, en cualquier forma, podemos conver@rnos en crí@cos de los demás y sen@rnos impotentes para hacer algo que cambie la sociedad o a nosotros mismos. En su novela La nueva revolución humana. Daisaku Ikeda se refiere a este punto a través de las palabras de Shin’ichi Yamamoto (el personaje que lo interpreta), quien dice: El Budismo puede derrotar el egoísmo del hombre y su naturaleza demoniaca, y crear una época en la cual prevalezca el verdadero humanismo. Porque hacerlo es una batalla para vencer la oscuridad fundamental inherente a la vida. El Daishonin escribe: “La filosoba espada que corta la oscuridad fundamental inherente a la vida no es otra que el Sutra del Loto” En verdad, la solución yace en llevar a cabo el

Kosen-Rufu, un movimiento en el cual cada individuo revela e grandioso estado de vida de la Budeidad mediante la prác@ca budista y transforma fundamentalmente su existencia. El Kosen-Rufu es un movimiento holís@co de transportación basado en la revolución humana de cada individuo. Es el proceso para incorporar el espíritu de misericordia budista y la filosoba del respeto por la vida de los planos del gobierno, la economía, la educación, el arte y toda área del quehacer humano. Y el propósito del Kosen-Rufu es conseguir una sociedad en la cual la ciencia, la Medicina, el Derecho y todas las demás disciplinas y sistemas creados por el hombre contribuyen a la felicidad de los individuos y a producir valor genuino. Por eso, como budistas, jamás debemos cerrar los ojos antes la realidad. En nuestra época, cualquier función que nos conduzca al deterioro de la fe en el Budismo de Nichiren Daishonin puede ser interpretada como un demonio, tal como lo describe el Sutra del Loto: “Demonios malvados que


toman posesión de otros”. Y como señalamos al inicio de la nota, podemos decir que su presencia no es evidente, sino solapada. El presidente Josei Toda señaló en una oportunidad: “Cuando los demonios se les acercan, no vienen precedidos de un anuncio que dice: “Disculpe usted, ¿me permi@ría entrar en su vida?. Por e l co nt ra r i o, s e va n i nfi l t ra d o inadver@damente y de manera repen@na. Uno de los atributos de la fe es saber detectar esas funciones y no permi@rles apoderarse de nosotros. Poder hacerlo depende de la fortaleza de nuestra fe” Un esMmulo “de mil demonios” Es importante también tener en mente que estos “demonios” pueden servir como un esMmulo hacia el desarrollo de aspectos posi@vos, si se los confronta mediante la fe. Cuando ellos surgen y los vemos tal como son, podemos desafiarnos y cambiar nuestras circunstancias. Son valiosos en el sen@do de que podemos u@lizarlos para fortalecer nuestra vida. Por el contrario, si caemos presa de su influencia nega@va, al final terminaremos perdiendo. Nichiren

Daishonin consideró amigos a todos los que trataron de actuar como sus enemigos, porque le permi@eron demostrar la rec@tud de sus enseñanzas. Nosotros podemos aprender de su modelo. Cuando uno presenta un reto a las dificultades, pude fortalecerse como ser humano. Cuando remonta adversidades y obstáculos enormes, puede manifestar su condición de Buda. De este modo, podremos contribuir a profundizar el humanismo, la paz y la cultura en la sociedad. Terminé de escribir esas úl@mas palabras y prendí la televisión. Estaba finalizado un par@do de independiente, los “Diablos Rojos” de Avellaneda. Por la cara de sus jugadores, parecía que otra vez les habían ganado. Y recordé que yo también debía vencer mis propios demonios…



Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.