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Lo mejor de Chabuca

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Cancionero

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LO MEJOR DE CHABUCA

En 1958, Chabuca tuvo que someterse nuevamente a una operación, esta vez para tratar un nódulo en la tiroides, para lo cual viajó a Nueva York siguiendo los consejos de su querido doctor, Francisco «Pancho» Graña Reyes (Granda, 1983, p. 2). El tratamiento incluyó la aplicación de cobaltoterapia, algo que Chabuca habría mantenido en secreto a todos sus seres más queridos durante los diez años siguientes, tiempo de espera necesario para confirmar que realmente había vencido a la enfermedad. No obstante, la huella de esta sería tan profunda como el grave registro que alcanzó la otrora voz de soprano de la artista. Pero, a pesar de su salud, la inspiración no cesó de inquietar su genio, y, antes de volver al Perú, compuso dos canciones más. En ese mismo viaje, Chabuca habría pasado en abril por La Habana38, donde escribió la inédita El no sé qué de Cuba, mitad son montuno y mitad guajira (Fuller & Rodríguez, 1989, p. 120). Asimismo, escribió por estas fechas una canción, Libertador (Fuller & Rodríguez, 1989, p. 134), cuya enigmática letra parece jugar con las identidades de dos venezolanos, «El Libertador» Simón Bolívar y ese «conquistador» «a quien mucho amó»:

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Si el Perú te abrió los brazos y te rindió sus banderas, yo descubrí el corazón y aquel combate persiste; descubriendo el corazón, muestra una herida muy honda que junto a ti cicatriza, ay, y con tu ausencia se ahonda, Libertador por herencia, Conquistador por contraste.

A esos días pertenecería también una de las dos canciones en inglés que escribió la artista en su vida, Tomorrow will be mañana39, en la cual, inspirada por el éxito de Doris Day, Qué será, será, cuyo estribillo utilizaba una frase en español, pareciera consolar sus propios dolores con la esperanza de que estos terminen mañana: «Your sorrows will end / forever mañana, mañana, / tomorrow, tomorrow / will be mañana [...]». En la misma línea, en marzo de 1959, la inquieta autora escribió su primera y única canción en francés, debido a un extraño pedido

38. Meses después, entre diciembre de ese año y enero del próximo, cayó el régimen de Batista ante el triunfo de las fuerzas revolucionarias comandadas por Fidel Castro. 39. La otra fue Tickertape.

generado en el programa de televisión de Pablo de Madalengoitia, Las tareas de Scala, en el cual retaron a las concursantes que competían por el premio mayor —que estaría destinado a obras de beneficencia— a que consiguiesen que la compositora Chabuca Granda escribiera un vals criollo en esa lengua foránea. A la artista le encantó la idea, y compuso La valse créole, vals dedicado precisamente a nuestro vals criollo.

En abril, viajó de nuevo, esta vez a Santiago, invitada por la aerolínea LAN Chile, para realizar una gira gracias a la cual «se instaló en el corazón popular» del vecino país (Ronceros, 2013, p. 508). Más tarde, ese año, escribió Coplas a Pancho Graña, con aire de tondero, para su querido doctor, que falleció a los 89 años el 18 de octubre de 1959. Antes de que se acabara ese gran año de 1959, la artista realizó las primeras grabaciones comerciales conocidas de su voz para el disco Navidad, producido por Sono Radio, cantando sus tres villancicos y participaría en el especial navideño del Canal 13, grabado en vivo el 24 de diciembre desde el cerro San Cosme junto a «Fetiche» y el Ballet de Panamericana, entre otros (Vivas, 2017, pp. 57-58).

Ya en 1960, a la hija de Pancho, Rosa Angélica —más conocida como «Mocha» Graña, considerada una de las primeras diseñadoras de modas del Perú—, le dedicó Señora y dueña, salerosa composición que combina una primera parte a ritmo de vals y una segunda con aire de marinera. Por esa misma época, escribió aun a otro miembro más de la familia, el entrañable Fernando Graña Elizalde, el vals La novia tierra, dedicado a su hacienda, Huando, donde la artista lo recordaría siempre paseando entre sus naranjos, «a su sombra perfumada, en medio de una gran soledad acompañada» (Granda, 1979, p. 24).

También en 1960, Chabuca compuso una de sus canciones más conocidas, El puente de los suspiros, homenaje al puente de madera tendido sobre la quebrada de la bajada de los baños del barranco, donde transcurrieron esos plácidos años de su niñez y al que siempre volvía, no para recordar, sino para ver «desde sus balaustres, la vida por delante... curiosamente» (Fuller & Rodríguez, 1989, p. 68). Tampoco cesaron los viajes, y en agosto de ese año fue a Colombia para participar en Radio Mundo y en los programas televisivos Show punch y Telehipódromo; en octubre, viajó a Buenos Aires como parte de la delegación peruana que participó de la inauguración del Canal 13.

Segura de su genio, Chabuca emprendió un proyecto artístico mucho más ambicioso, la composición de una obra de teatro musical: Limeñísima. La inspiración de esta le habría llegado en 1958, durante su estadía en Nueva York, donde en menos de diez días habría escrito el primer borrador del musical, que cuenta 24 horas de la vida de sus principales personajes: una «dama

aristocrática» que, desde un zaguán y bajo el traje de la tapada, ve pasar todas las noches por la calle de La Merced a su amado chalán; su «esclava negra», quien le insiste en que descubra su rostro entero frente a él; una «niña pobre mestiza» que vive enamorada de un norteño que le canta serenatas, aunque su madre no le dé permiso para responderle; una «india noble» enamorada de un caballero español que la ha abandonado; y, finalmente, una «apasionada florista» que, por las mañanas, busca sin éxito a su amado, quien más bien vive la bohemia nocturna (Zulén, 1961, p. 24).

Dirigida por Toribio Alayza y con orquestación de Hans Lewitus, la obra se estrenó con éxito, luego de mucho trabajo, el sábado 12 de agosto de 1961 en el Teatro Segura, con la propia Chabuca remplazando a una de las protagonistas (La Prensa, 1961b; El Comercio, 1961c, p. 17). En total, se dieron 31 funciones con la actuación de 53 personas, entre quienes destacaron «Candela» Pérez, los hermanos Carlos «Caitro» y Enrique Soto de la Colina, Ilse Reyes, Bertha Heredia, Pepe de la Puente, Lilian Revilla, Carmen Marina, «Dicky» Bonnemaison, «Teté» Rubina, Maribel Freundt y los integrantes del ballet Rostoff y de Perú Canta y Baila (Mundaca, 1983, p. 10).

Para la obra escribió varias piezas, de las cuales trascendieron a la puesta en escena, para aparecer de manera independiente en futuros registros las canciones Amor viajero, Enseña diente, La renuncia, Quizás un día así y Rosas y azahar40 . Presumiblemente, a aquellos tiempos pertenecería también su vals El dueño ausente, cuya sensible letra estuvo inspirada en la historia de la señora Aurelia Canchari, quien trabajaba en casa de su madre luego de que hubiera ido a Lima en busca de su esposo, que había sido reclutado forzosamente para cumplir con el servicio militar obligatorio41 .

Fuerte y orgulloso, el espíritu de Chabuca no podía estar mejor preparado para la siguiente empresa, aquella que reuniría lo mejor de su obra después de más de diez años desde que empezara a componer canciones y se consagrara como un nombre capital entre los autores de música popular contemporánea en el Perú. Fue la disquera Sono Radio, cuyo director artístico era el también compositor popular y amigo de Chabuca, Mario Cavagnaro, la encargada de la grabación y difusión, mientras que la producción recayó sobre la autora.

Convocó, pues, a sus intérpretes predilectos, escogió con mucho cuidado quién estaría a cargo de qué canción, y supervisó en todo momento la grabación. La autora quería asegurarse, de esa

40. Entre las piezas del musical, es oportuno destacar las hoy inéditas Anoche soñé, Canasta Balay (Ylang-ylang), Hagámoslo (Por solo verte pasar), El hombre de la copla (Abre el postigo), Mamita no entiendo a usté’, To cansao y Ojitos de agua clara, todas a la espera de volver a sonar. 41. Contaría luego la autora cómo Aurelia «empezó un día a silbar largamente, melancólicamente, señal que ya extrañaba demasiado su sierra. Poco después se despidió para siempre. […] Allá la estaba ya esperando su esposo» (Granda, 1979, p. 32).

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