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Tarimba negra
«Chango» Farías Gómez se encargó de la percusión y Óscar Alem del bajo y el órgano. El resultado fue una peculiar sonoridad abierta que, por debajo de la rítmica guitarra de González, otorga colmado espacio a la voz de Chabuca, lo que denota el carácter experimental de sus músicos. Para la portada se utilizó un retrato de la artista, cortesía de Mariano Soyer de la Puente.
TARIMBA NEGRA
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Tras dirigir un espectáculo de música y danza afroperuana en la peña Tambo Andino en septiembre de 1977, y realizar el programa Del puente a la alameda con Pablo de Madalengoitia en octubre, Chabuca clasificó en el primer lugar para representar al Perú en el Festival OTI de la Canción72 con una nueva creación, Landó73. Musicalmente, se trata de un aire de landó, ritmo de la costa peruana que visitó con su canto Chabuca, enamorada de ese «tejido de silencios» que representaba para ella la música afroperuana (Fuller & Rodríguez, 1989, p. 155). Al mes siguiente, en noviembre, grabó para el programa 300 millones, de Televisión Española, fragmentos de cinco composiciones suyas —La flor de la canela, José Antonio, Cardo o ceniza, Landó y Fina estampa—, acompañada por Rodolfo Arteaga, Félix Casaverde y su tan querido «Caitro» Soto, a quien Chabuca describía como un «metrónomo mayor» cuyo «sonido era tan profundo, [que] ella no permitía que otras personas la acompañaran» (Soto, 1995, p. 55). Para su amigo, el arquitecto Javier Luna, «su mayor distinción y un momento estelar de su carrera artística fue cuando inauguró y clausuró el programa 300 millones, en el que fue presentada como digno testimonio de la cultura hispanoamericana» (Luna, 2017). Antes de culminar el año, en diciembre, compuso su zamacueca Una larga noche, dedicada a una anónima «señora alcohólica» (Fuller & Rodríguez, 1989, p. 152)74 .
Su ocupada agenda no le dio respiro ese verano de 1978: en enero y febrero, viajó a presentarse en Mar del Plata, Argentina, y luego en Punta del Este, Uruguay. Asimismo, invitada una vez más, asistió al XIX Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar para integrar el jurado, antes de partir hacia México para una nueva temporada junto a Guadalupe Trigo, esta vez en el Salón CanCan del Centro Nocturno Passe Partout. En marzo, regresó a Argentina para participar de nuevo
72. Importante certamen musical impulsado por la Organización de Telecomunicaciones de Iberoamérica que invitaba a los países miembros a participar en pro de una unidad transcontinental; el festival contó con 28 ediciones, de 1972 al año 2000. 73. Aunque la canción fue interpretada en el Perú por Carmen Rosa Basurco, fue Cecilia Bracamonte la elegida para cantarla en Madrid junto a los músicos de Chabuca —Félix Casaverde, «Caitro» Soto y Rodolfo Arteaga—, con arreglos de Víctor Cuadros y «Pancho» Sáenz, director de la orquesta del festival. 74. Fue el tema musical de la telenovela homónima transmitida por Panamericana Televisión a finales de 1977 y escrita por la argentina Bianca Casagrande, protagonizada por Elvira Travesí, Orlando Sacha, Reynaldo Arenas, Delfina Paredes, entre otros.
en Tres mujeres para el show en el Teatro Embassy, y luego retornó a México, donde tuvo diversas participaciones entre los meses de abril y julio en festivales y conciertos. Por si fuera poco, el 5 de octubre, la artista recibió la Orden Francisco de Miranda otorgada por el Gobierno venezolano, entonces bajo el mandato del presidente Carlos Andrés Pérez.
En ese año productivo, su afinado repertorio y madura interpretación le valieron que, en agosto, cumpliera uno de sus ansiados sueños: grabar un álbum nuevo en los Estudios Sonoland de Madrid con el gran arreglista catalán Ricard Miralles, músico que había colaborado en numerosas ocasiones con Joan Manuel Serrat, cuyo disco Mediterráneo había cautivado profundamente a Chabuca desde la primera vez que lo escuchó.
Para su nueva producción, Granda dispuso que «Caitro» Soto grabara dos canciones que el músico había recopilado y compuesto —El arrullo y Curruñau— y que Félix Casaverde interpretara su pieza instrumental Cuatro tiempos negros jóvenes. Por su parte, Chabuca aportó ocho canciones originales, todas en clave afroperuana: Landó, Canterurías, Coplas a fray Martín, La herida oscura, El sereno y la Almudena, El surco, Una larga noche y Cardo o ceniza. El título para el álbum lo propuso ella misma: un neologismo que hace referencia a la carimba, «infamante hierro candente con que antiguamente se marcaba a los esclavos», frente al cual la autora proponía tarimba para significar «ese dulce hierro que son los ritmos negros» (Granda, 1979, p. 15).
La cantante Susana Baca dice: «Yo pienso que Chabuca al reunirse o juntarse o acercarse o dejar que se acerquen precisamente estos jóvenes como Félix Casaverde y «Caitro» Soto (en esa época muy jóvenes), es esta la evolución del camino emprendido por Chabuca. Su encuentro con la poesía de Calvo, con la poesía de Corcuera, Juan Gonzalo Rose, de los poetas del 60, del 70, y que ella reconoce y siente, la lleva a encontrar que tiene más esencias que compartir en los músicos afro y en estos músicos afro encuentra las similitudes para su canción, más que con el mundo andino… ella convoca a los jóvenes pero también se respalda o asienta en la consistencia de un músico afro mayor como Vicente Vázquez. Ese encuentro de vitalidad y la raíz es muy importante para esa Chabuca con esa palabra nueva, ese encuentro le da mayor fecundidad a su creación. Sobre qué papel o qué hicieron los jóvenes negros en la composición o en el trabajo de Chabuca, yo creo que le aportan además dos cosas muy importantes, la primera es que Chabuca (creo, me arriesgo a decir) se da cuenta que nadie va a poder cantar sus temas como ella los canta, las experiencias fallidas de hacer que otras artistas (que estaban de moda en ese tiempo) canten sus temas y no le den a su musicalidad e intención, lo que para ella era su propio sentimiento al componer, crea una resignación en Chabuca al reconocer que ella misma tiene que cantar sus temas y, por lo tanto, esta aproximación con los jóvenes, le da otros giros, le dan otros entusiasmos
Chabuca Granda junto al guitarrista Álvaro Lagos en presentación para la asociación internacional de jóvenes directores ejecutivos, YPO, abril de 1979. Chabuca Granda en presentación para la YPO, abril de 1979.