ANÁLISISHUELLAS Por. Miguel López • Fotos. Fuente externa
La virtualidad: ¿aliada o enemiga de la justicia dominicana? A raíz de la crisis de salud que vive la humanidad por la pandemia del COVID-19, muchos procesos de la cotidianidad del ser humano han debido refugiarse en la tecnología y su aliada estratégica la virtualidad, para poder dar respuestas a una serie de actividades del ser humano, como estudiar, trabajar entre otras acciones necesarias para su vida. La tecnología, sin duda alguna, ha venido a facilitarle la vida al ser humano. Cosas que en años muy remotos no pensábamos que se podían realizar, hoy, gracias al desarrollo de los procesos tecnológicos, sí podemos hacerlo. Ahora bien, ¿qué pasa cuando en vez de utilizar la tecnología como aliada, la convertimos en nuestra única herramienta para el desarrollo de nuestras actividades? Es a ese punto que ha llegado el sistema de justicia de la República Dominicana, aplicando procesos tecnológicos a casi todas las actividades y acciones que desarrolla, provocando con esto un gran desconcierto en la clase jurídica dominicana, que ha visto afectarse de manera considerable su accionar profesional ya que la virtualidad ha venido a complicarle el ejercicio de su profesión.
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REVISTA HUELLAS | ENERO - FEBRERO 2021
Pero en honor a la verdad, no todos rechazan la virtualidad y, muy por el contrario, son partidarios de que se quede para siempre en la judicatura dominicana, y ponen como ejemplo el hecho de que muchas veces se trasladaban a distancias kilométricas, para ir a un tribunal y salir de ahí con la decepción de que en solo 5 minutos el juez reenvió la audiencia después de pasarse horas esperando subir a su audiencia, cosa que no ocurre en la actualidad cuando se deciden por la audiencia virtual porque el abogado puede estar en Moca, el juez en Higüey, y el imputado en Santiago y todos al mismo tiempo pueden
La tecnología, sin duda alguna, ha venido a facilitarle la vida al ser humano. Cosas que en años muy remotos no pensábamos que se podían realizar, hoy, gracias al desarrollo de los procesos tecnológicos, sí podemos hacerlo. Ahora bien, ¿qué pasa cuando en vez de utilizar la tecnología como aliada, la convertimos en nuestra única herramienta para el desarrollo de nuestras actividades?