TiSOUICO PRACTICA
PLANTACION Y RECOLECCION DE LA M O R E R A POR
ENRIQUE AVILA LONGO Maesti ~o del Colegio del Arte Mayor de la Seda, individuo de la Junta directiva de éste yprtfeaor sustituto de las clases esta blecidas en el mismo
VALENCIA: 18U0 Imp A c. Menos!, Vilar y Perigüell Baja, 12.
Centre de
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CAPITULO I ANTECEDENTES
HISTÓRICOS
15 muy antigua la aplicacióa que de la seda se hech J, segúi los historiadores 3.000 años antes de J e sucristo, en el reinado del E nperador Fon H i se construyó un instrumento, que consistía en una sencilla plancha de madera seca y ligera sobre la que entendían varias hebras <le seia torcida. Poco á poco fueron modificando la plancha que llegó á ser curva y abovedada y de distintas d i mensiones y este es el origen de loá primeros instrumentos musicales chino3 denominados el Kin y el Cké. Las primeras telas que se fabricaron con el producto textil de que nos ocupamos, fueron hechas 2750 años antes de Jesucristo por la esposa del emperador H jang-Tí, las que regaló al pueblo que gobernaba su marido para* ornamentación de sus templos. Llamaron tanto la atención estas telas y tal aceptación tuvieron, que encada rincón del imperio se levantaron templos en honor de la diosa que fué esposa del emperador Hoang-Tí y hoy en -día aun existen estos templos y en alguno de los cu¿lea asiste con gran pompa la esposa del emperador á I03 sa-' cr ficios que en honor de la inventora de las telas de seda se celebran. El bombix mori ó gusano de seda e3 originario de la €hina donde se cultiva en estado salvaje, gozando de su libertad como todos los demás insectos, comiendo segúa su apetito, haciendo sus mudas, formando su capullo, y deponiendo sus pequeñísimos huev03 en las mismas ra íius cuyas hojas les han servido de alimento, sin que el COLLECCIÓ CAL ABUIG Reg.
hombre cuide ni siquiera de la vivificación. En el año 550 época del Emperador Justiniano, dos monges que procedían del Asia, llevaron á Constantinopla escondida dentro de los cayados una cantidad de simiente propagándola más tarde los árabes á toda el Africa y Europa. El reino de Valencia, ha sido desde inmemorial hasta el sño de 1853, en donde con más abundancia se ha verificado la cria del gusano de seda y en donde la fabricación de iejidosha tenido mayor apojeo, exportándose por toda Europa y hasta las Américas,los tan célebres y buscados productos de nuestros tejidos. Según las estadísticas, en esta ciudad, en el eño indicado, excedieron de cincuenta y tres mil el número de braceros de ambos sexos que se hallaban ocupados en los diferentes ramos do la sericicultura. Desde el siguiente año, principió la decadencia de la producción sedera por las terribles enfermedades delBombix, con tal rapidez, que llegó basta cau su total estinción en la mayor parte de las provincias españolas, llegando en muchas poblaciones hasta arrancar los morales, teniendo en su consecuencia que suspender el trabajo en millares de telares por falta de primeras materias, pues las pocas que subsistieron fué debido á la importación de sedas extrangeras, obligándose el Gobierno á proporcionar semilla de Grecia, Turquía y Japón, sin que diera resultado positivo. Examinadas las enfermedades que tan desastrosos, efectos ocasionaron á la sericicultura, resultaron ser, la Flacheri, la Pebrina Caltina y Astrofia, cuyos signos característicos son: manchas de color de mostaza, tanto á los gusanos como á las mariposas y estrema debilidad. Si el mal se halla en la semilla se conoce al tercer día de salir el gusano, porque no comen y suelen morir antea de la muda. Los que resisten á la tercer dormida presentan las manchas características, principiando por el espolón que aparece como quemado y salpicado por el dorso; comen muy poco, se hinchan y algunos llegan á la quinta edad hilando un capullo endeble y sin aprecio. En 1868 el eminente sabio Mr. Pasteur dió á conocer BUS interesantes experimentos sobre la selección de la simiente y modo de combatir dichas enfermedades, examinándolas mariposas al microscopio. Eliminadas l a s q u e
tenían corpúsculos recogió la semilla solo de las sanas, obteniendo de este modo y en perfecto estado de salud el embrión que se ha de incubar. Aplicando este procedimiento tan positivo, se fundaron en los pirineos orientales y en Pódua estaciones sericícolas que obtienen semilla garantizada á precios económicos. Desde el momento en que se pudo conseguir la resolución del problema sericícolo por medio ^e la indicada selección; empezó á ser próspera la cria del bombicido, hasta el punto que en el año último según noticias, tanto en Garcagente, principal centro de producción del capullo en la provincia de Valencia, como en los demás pueblos de la ribera del Jucar, ha alcanzado un resultado fabuloso y en el término municipal de Murcia se han recogido 40.000 arrobas de capullo, que vendido al precio de 73 pesetas la arroba han entrado en las barracas de aquellos huertanos la respetable suma de 3.000,000 de pesetas. En nuestra vecina República en donde tantos esfuerzos se hacen en pro de la instrucción agrícola, con objeto de que desde la niñez se adquiera la afición ó la cria del gusano de seda, fuente de riqueza de muchos departamentos, se enseña su cultivo en las escueles rurales obligando á que los niños en sus pupitres verifiquen una pequeña cosecha y con el fin de que sirva de estímulo á los que han obtenido mayor cantidad y mejor calidad de capullo se les dá como premio un pañuelo de seda. De desear fuera que en nuestra nación los directores de las escuelas rurales establecieran esta costumbre para que en tiempo no lejano adquiriera gran desarrollo esta productiva recolección.
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CAPITULO II Bombyx mori ó gusano de la seda STOQXQXr
l E I K I S i A
NOCIONES GENERALES
hay entre todas las especies de insectos conocidos otro que llatne tan poderosamente la atención del hombre estudioso como el de que nos ocupamos; pues fijándose en las mil vicisitudes que pasa en el transcurso de su corta vida, vemos que en él todo es admirable. El Bombyx morí ó gusano de la seda, es sin disputa el insecto más importante del orden de los lepidópteros á que pertenece, dentro de las clasificaciones hechas por los naturalistas y también la más fea de todas las orugas conocidas. El cuerpo de esta oruga está formado por nueve anillos y en cada uno de ellos, hay un pezoncillo negro que constituyen los órganos de la respiración y en su parte posterior tiene uu cuernecillo corto. E n el iromento de nacer apenas tiene línea y inedia de largo, aumentando su longitud á medida que se desarrolla, pudiendo llegar hasta cuarenta líneas: es de color gris blanquecino, con manchas pardas en el dorso y otras de color amarillo rojizas á los lados de I03 segmentos anteriores. La mariposa del gusano de seda comparada cou otras de diferente especie, es bastante fea, su tamaño varía de 40 á 45 milímetros de punta á punta del ala; es de color
blanco sucio, ó rosa algo amarillento, tiene las alas cortas y las anteriores coa una punta faeilforrao por efecto de una profunda escotadura arqueada del borde; en ambas alas se advierten unas fajas transversales de color amariliento parduzco; las antenas son largas y en ellas se distingue una doble fila de dientecitos de color negro. El bombyx desde que sale del huevo sufre metamorfosis ó transformaciones muy diversas y en los diferentes períodos recíbelos nombres de oruga crisálida y mariposa. Durante el primer per'odo, sufre cuatro mudas ó cambios de piel que le proporcionan otras tantas enfermedades durante las seis ú ocho semanas que tiene de vida. La muda determiua las diferentes edades del gusano y no es un sueño suave como creen la mayoría de los cosecheros, si no uu estado de languidez debido al penoso trabajo de despojarse de la piel que le cubre, operación que en muchas ocasiones les cuesta la vida. El color del gusano de seda es negruzco y su cabeza negra y brillante hasta la primera muda, si está en buen estado de salud. Si es de color pardo claro ó rojizo es señal inequívoca de que está enfermo. La primer muda se efectúa del cuarto al séptimo clía de su nacimiento. Las señales de la muda consisten en que los anillos cercanos á la cabeza adquieren un color blanquecino y el resto del cuerpo uu color pardo lustroso. Cuando terminan la primer muda el cuerpo del insecto es de un color de café con leche. Al hacer la segunda muda que suele ser á los seis ó siete días de terminada la primera, la oruga adquiere un color gris con manchas negras y pardas y en el cuarto anillo del lado de la cabeza apuntan dos apéndices y las patas vuelvense amarillas ó blancas. Al salir de esta muda es cuando están expuestos á contraer una enfermedad terrible en sus efectos y denominada vulgarmente Sapos, los que la contraen siguen comiendo como los demás, omo así mismo cuando dejan de comer los sanos para prepararse á cambiar de piel por tercera vez. Al dejar de comer los enfermos ge engrasa el alimento por dificultad de circulación y con el calor se altera y corrompe dejando una señal de mdteria putrefacta por donde pasa infectando á los demás gusanos. Transcurridos de seis á diez días se efectúa la tercer c
muda y al terminar esta adquiere un color gris muy claro desapareciendo casi por completo las manchas y el ocico es de color pardo. L a cuarta y última muda es la más difícil y penosa y en l a q u e perecen más oruga3 que en todas las anterioreí reunidas y hay gusano que en vez de prepararse para la muda comienza á fabricar su capullo. L o s que presentan sus cuerpos c >n manchas de un amarillo dorado padecen .una enfermedad llamada ictericia y que les entumece. T a m b i é n suelen alguuos padecer la moscardina, cuyos eiutomas estriban en que se tuerce, encoje y eudurece tomando un tinte rojo, acabando por cubrirse de un enrno hecimiento blancuzco, que es un criptogamo microscópico. , Como esta enfermedad destruye tan gran numero de gusanos, muchos naturalistas y agrónomos la han p r o curado estudiar y detener sus estragos. E l mejor procedimiento es el propuesto por M. M. Guerin-Maueville y E . Robert, el cual consiste en evaporar esencia de trementina en el local en que se hallan los gusanos, como así mismo donde se guarde la simiente. L o s lepidópteros que han podido resistir la cuarta muda adquieren un color de carne que vá palideciendo por espacio de dos ó tres días y toman uu color ceniciento despertándose al propio tiempo en ellos un apetito voraz. Transcurridos unos ocho ó diez días empiezan á fabricar sus capullos. L o s individuos que toman color amarillento mueren indefectiblemente antes de hacer el capullo. Cuando el insecto vé saciado eu apetito su cuerpo toma un color transparente y el mismo que ha de tener la seda conque ha de hacer su capullo. E x p e l e un líquido viscoso de color verde y busca sitio donde poder trabajar cómodamente; la secreción se efectúa por dos orificios que tiene situados próximamente á uu milímetro de la c a beza y al salir al exterior los dos hilitos de seda se funden en uno, fija éste, en las ramitas sesas llamadas hojas y en distintas direcciones formando una red dentro de la cual construye el capullo. L a hebra que emite el lapidoptero llega á tener mas de mil metros. Queda terminado el capullo en tres días y su forma es la de u a huevecillo ex-
trangulado por .el centro. Transcurridos tres días después de terminado el capullo el gusano de seda queda t r a n f o r mado en crisálida y cinco días más tarde empieza á transformarse en mariposa durando esta metamórfosis unos ocho ó nueve días rompe la cubierta y sale del capullo ya en su nuevo y último estado convertido en una mariposa llamada falena. Secas sus alas apareanse los sexos; no hacen uso de sus alas ni comen; ocupándose tan solo en la multiplicación de su especie. De seis á ocho horas dura la cópula y al tiempo que la hembra se separa del macho espele un licor pegajoso que daña los huevos, poco después hace la puesta la cual consta de cerca de 400 huevecitos y concluida esta operación termina su vida. Los huevos puestos por las falenas son algo ovalados y ligeramente planos. Su color es primeramente blanco ó amarillento, pasando pronto al gris ó al pardo y aun al negruzco y su diámetro tiene aproximadamente medio milímetro. Alimento del gusano.—Las hojas de morera son las que le sirven de alimento y á ellas debe su existencia. L<» hoja más fresca es la que más prefieren pero no se debe coger hasta que el sol y el aire no la haya enjugado del rocío, de las lluvias ó de las nieblas; pues cogida sin estas circunstancias, no tan solo perjudica á los mismos á r b o les si que causaría la muerte a e los gusanos que la comieran. Así, pues, conviene darles las hojas después de algunas horas de cogidas del árbol y cuando estén bien eDjutas y oreadas. También pueden alimentar al gusano, pero nunca en un modo absoluto si no solo temporalmente, pues de lo contrario se debilita el gusano, con las hojas de la zarza silvestre, rosal, olmo*agracejo, diente de león, porietario, lechuga, acelgas, arce de Tartaria y escorzonera. Hecha la descripción cienlífica del bombicido, pasaremos á la de la práctica con el fin de que nuestros lectores tengan uoa idea fija y determinada del régimen que se ha de llevar para la recolección.
SEOOSOST
SEQU'íSlDA
NOCIONES P R Á C T I C A S
DE LA AVIVAC.ION
E L gusano de Eeda se aviva en todos los climas, al romper las moreras sus primeros botones y á las primeras horas de la m a ñ a n a . Debe colocarse la semilla, desde los primeros días de Maiz.0, en la habitación del cosechero y si las moreras empezaran á heehar las primeras hojas sin que los gusanos hubieran roto lo& huev¿ cilios, deben meterse las cajitas q u e los contienen entre los colchones de la cama con el fin de elevar la temperatura y precipitar su avivación. C u a n d o se advieita que algunos gusanitos se h a n avivado, se coloca la simiente en el avivadero, ei cuales una cesta de mimbre ó paja, redonda de unos cinco centímetros de proíundidad por veinte de diámetro. Sobre la s i miente se coloca una tela de céfiro clarísima y sobre esta algunos borrones de morera para que se adhieran los pe queñísimos gusanos, trasladándose estos juntamente con los borrones al zarzo. El avivadero se debe colocar algunos ratos al sol, cuid a n d o de cubrirlo antes con una m a n t a para que no penetre la luz, pero sí el calor. No conviene al gusano cambio alguno brusco de temperatura, por consiguiente, al retirar el avivadero del sol consérvese bien abrigado en una habitación. Llamase zarzo á un tegido de ce fias ó carrizos, que miden unos tres metros y medio de longitud por uno y me dio de ancho y se colocan en forma de andanas, esto es, unos sobre otros, mediando un espacio de medio metro. Las habitaciones donde se h a y a n de poner los zarzos h a n de estar situadas de tal modo, q u e puedan ser ventiladas con facilidad y que sean factibles de conservar á una temperatura agradable, la cual debe ser de 15 grados á 22, pues el g u s a n o necesita aire p u i o y temperatura suave y para evitar el exceso de calor, lo mismo que para la re-
novación del aire, es conveniente abrir las ventanas, bien de la parte de levante ó poniente, siempre con lentitud, procurando evitur un cambio brusco de temperatura, puesto que este causaría la muerte del gusano; si fuera necesario elevar el grado de calor, á causa del frió, se colocará fuego en el que baya desaparecido el ácido carbónico, puesto que este producirla la asfixia a los lepidópteros. Se debe procurar que no existan malas olores en dichas habitaciones, como así mismo el barrer, pudiendo quitar la basura con trapos mojados con el fia de evitar el polvo. Antes de colocar los gusanos sobre los earsos debe c u brirse la superficie de estos con pliegos de papel común. DESLECHO Se llama deslecho el acto de verificar la operación de quitar la hoja seca de morera y los escrementos de los gusanos. Hay varios métodos para verificar esta operación pero el mejor es el siguiente: Se agugerean varios pliegos de cartón; el diámetro de estos agugeros ha de ser el de poco más de medio centímetro para que el gusano pueda pasar fácilmente. Estos cartones se colocan sobre los gusanos cubriéndolos con un pequtño cebo de hojas de morera. Los gusanos pasan por el agugero en busca de la comida y en este estado se levantan un poco los cartones, se sacan los lechos, colocándose otra vez dichos cartones sobre los zarzos. Como tenemos manifestado, el gusano de seda, sufre durante su corta vida cuatro muda¿> ó cambios de piel, que determinan las cinco edades en que está divida. Vamos ahora á detallarlas indicando al propio tiempo el régimen que debe observarse con esta productiva oruga. PRIMERA EDAD La primera edad del gusano de la seda, es el lapso de tiempo que media desde BU nacimiento hasta su primera dormida. L'amase dormida á la época en que el gusano queda profundamente aletargado, sin comer y sin movimiento alguno. El g u s a n o recien nacido tien6 aproximadamente de
u largo u; os tres milímetros y su velludo cuerpo pesa Bobre medio miligramo. Cuando se ven estos pequeños seres moveree sobre la tela en busca de su alimento, se les po nen borrones de morera y cuando se acojen á ellas se sacan para ponerlos en el zarzo, repitiendo esta operación distintas veces hasta q u e ee hayan colocado todos en el zarzo. No h a y q u e olvidar que estos h a n de estar cubiertos de papel, como hemos indicado y sobre el papel hojas tiernas de morera cortadas con tigeras para que puedan comerla con facilidad. Los gusanos se han de colocar en los zarzos bastante claros, de modo q u e puedan moverse con desahogo para buscar la comida. Como la avivacióa no ge efectúa en u n mismo día, es necesario alimentar más á los últimos nacidos con el fin de procurar la igualdad en su desarrollo para que lleguen todos aun mismo tiempo á la primera dormida. Los dos primeros días se les dará tres cebos diarios de hoja tierna, el primero á las cinco de la mañana,el segundo á las doce y el último á las ocho de la noche. Los tres días siguientes se les dará cinco cebos: el primero á las cinco de la m a ñ a n a , el segundo á las nueve, á la u n a de la tarde el tercero, á las seis el cuarto y el ú'timo á las nueve de la noche. Los últimos q u e se h a y a n avivado si no se desarrollan pronto es prueba inequívoca de q u e h a n nacido enfermos por lo q u e deben tirarte. Al sexto día empieza la primer dormida. E n este estado parece q u e haya disminuido su n ú n e ro, efecto de la inmovilidad y por estar envueltos en la hoja q u e se les puso para comer. A los primeros síntomas de sueño ó sea cuando e m piezan á dormir algunos guísanos se disminuyen los cebos hasta que estén todos aletargados y entonces j e les deja sin comer d u r a n t e unas treinta horas que tardan en des pertar. C u a n d o el letargo va cesando en algunos, se les hecha u n cebo ligero cada ocho horas; hasta que e?tén todos despiertos para lo q u e invierten unas 24 horas; n o r m a l i zando la comida á cinco cebos diarios. E n esta edad para u n a onza de simiente se necesita un solo zarmo y unos seis kilogramos de hojas.
SEGUNDA EDAD La segunda edad es el período de tiempo transcurrido desde la primera edad hasta la segunda dormida. Uua vez normalizado el cebo después de la primer dormida, se procede al deslecho como tenemos indicado. Al hacer esta operación, se vau estendiendo Los gusanos eu otro zarzo, pues conforme van creciendo necesitan más espacio y conviene que se crien claros con el fin de que no se hieran unos á otros y coman con mayor facilidad. Al hacer el deslecho los gusanos que no han pasado á los cartones deben tirarse, pues uo sirven por estar enfermos ó muertos y se debe evitar contagien á los sanos. Se continua dándoles cinco comidas diarias eu la for ma indicada en la primera edad. Cuando empiezan la segunda dormida, se les aligera la comida hasta la supresión completa cuaudo están todos aletargados. E n esta segunda edad los gusanos han de ocupar dos zarzos y comen de 25 á 30 kilogramos de hoja. TERCERA. EDAD Después que los gusanos hayan despertado del letargo se les ha de tener una^ 24 horas sin comer, con el fin de que se reaccionen los últimos y cuando ya están todos en su estado normal, se les d i una ligera comida, más tarde otra, un poco más abundante y se deslechan. El gusano debe entonces ocupar doble número fo zarzos, por consiguiente ocuparán cuatro zarzos los nacidos de una onza de simientes; no siendo ya preciso el cortarles la hoja, si no dársela tal como se arranca del árbol pero cuidando siempre que esté bien enjuta y oreada, pero fresca. Lo mismo que en las anteriores edades se debe rebajar las comidas al propio tiempo que se van notando loa s í n tomas del aletargamiento. L a cantidad de hoja consumida en esta edad es la de 75 á 80 kilogramos. CUARTA E D A D Se han de tener las mismas precauciones q>ie en las demás edades, pero sin descuidar las medidas bigióuicas que liemos apuntado antes, esto es; igualdad eu la t e m -
1G peratura, renovación de aire con frecuencia, evitar el contagio para lo cual se han de quitar los enfermos y loa muerto?, no hacer polvo y quitarlo del suelo con trapos húmedos. La primera comida á las 36 horas después que les haya pasado el letargo á los primeros y deslechar á la segunda comida. Los gusanos ocuparán ahora doce zarzos y consumirán de 150 á 155 kilogramos de hoja. Al llegar á esta edad ya se pue^e apreciar el color de la seda que han de hilar, por el color del bajo de las patas posteriores pues si es blanco, blanco será el capullo y si amarillo, también lo será e6te de dicho color. QUINTA Y ULTIMA EDAD Al entrar en esta edad el gusano de seda ó sea el despertar de su último sueño, se debe proceder al deslecho, esperando por supuesto á que transcurran sobre unas 48 horas que hayan empezado los primeros y repetir esta operación lo menos cada dos días. Deben ocuparlos gusanos de 15 ó 16 zarzos pues ha Fumentado de tal modo su volumen que comparado con el tamaño y peso de recien nacido es de ocho á nueve mil veces mayor. El gusano en esta edad consumen cinco veces más de hoja que en todas las anteriores. Debe cebarse continuamente y sin alternativas, pues cuando se concluye un cebo hay que ponerle inmediatamente otro, pues no vé nunca aplacada el hambre y cuente más coma mayor cantidad y mejor calidad de seda producirá. Al octavo día dej* de comer y principia á buscar punto adecuado donde fabricar su capullo. Según Mr. Lambret. actual director de la escuela serecícola de Montpeller, conviene prolongar la vida del gusano, en esta última edad, lo cual se consigue disminuyendo de dos grados á seis el calor de los departamentos de cria que estaban antes con una temperatura de 20 á 22 grados. Dicha disminución de temperatura prolonga la vida del gusano dos días, y hace que aumente en un 15 por 100 el peso del capullo, mejorando al misino tiempo su
clase; así es que el cultivador que coa la practica geueral consigue 60 kilos de capullo alcanzará con este procedimiento 69.
EMBOJO El embojo es la última operación que ha de hacer el cosechero de seda y es también la primera etapa del premio á sus afanes. Consiste el embojo en poner hojas á las orillas del zarzo, cuando se note que el gusano come y empieza a mover la trompa hilando algunas hebras de seda. T a m bién es conveniente poner algunas boj as lieeras por el centro del zarzo les que se reúnen á las de las orillas, así como f-e van llenando de gusanos para fabricar el capullo. Las bojas se deben procurar 15 días antes con el fin d e que estén bien secas; pudieudo ser estas de romero, to millo, albardin, callejón y todas las plantas analogas. Para conocer cuaodo se ha de desembojar se c o j e u n capullo de seda de l a b o j a y se agita, si suena, el gusano ha terminndo su lavor y queda Convertido en crisálida. Convercido el cosechero por el medio indicado de que el capullo ya está terminado, lo cual tarda unos cuatro días, no le queda otra operación que quitar cuidadosamente de las bojas los Gapullos. E L AHOGO Para guardar indefinidamente el capullo y con el fia de que la crisálida no lo agujeree al convertirse eu m a r i posa (pues á causa del jago alcalino que segrega para quemar el tejido sedoso haciéndole perder su valor) deba procederse al ahogo. Antiguamente se verificaba la operación de que nos ocupamos, metiendo el capullo en un horno después de retirado el fuego; así mismo también re ponía al sol y arropados en lugar caliente y hoy se verifica encerrándolo prèviamente en una caja ó armario herméticamente ajustado v dejándolos por espacio de diez minutos en un bafio de vapor seco. De modo que lo más conveniente es que el cosechero lo venda á los fabricantes para que estos lo verifiquen puesto que cuentan con excelentes aparatos adecuados para ello.
CAPITULO III D e la
morera
INGÚN árbol es tan productivo á los fgricultores como la morera, puesto que su recolección, conservación y cultivo no necesita cuidados de ninguna clase y los dispendios que ocasiona son de escasa importancia. L a morera soporta la carencia de toda clase de cultivo y se adapta á todos los climas y terrenos, puesto que fuera de una sequía estremada puede vivir solo de las aguas pluvialep, sin necesidad de otro riego, siempre que sus raices hayan podido encontrar algún fondo de humedad. El cultivo de la morera podría fomentarse estraordinariamente en toda Espafis, sin perjudicar por esto las demás faenas agrícolas, pudiendo aprovecharse para ello infinidad de terrenos hoy improductivos; como así mismo los patios do las granjas, paseos, orillas de los campos y de los caminos, convirtiéndose en un auxiliar poderoso de esta esplotación rural y que además de sus ventajas naturales darían sombra en verano amenizando al propio t'iempo las campiñas. Es la morera un árbol sumamente agradable, ya por su porte, ya por el sabor de sus frutos, pero la principal importancia consiste en el alimento que proporciona al precioso insecto de que nos hemos ocupado y que al propio tiempo rinde fabulosas ganancias relativamente comparado con otra clase de árboles. Tan solo de las hojas de cada cien de los mencionados árbolep, hallándose estos en completo estado de producción, y caso de venderse aquella, proporcionaría al agri-
cultor 150 pesetas y si dicha hoja se dedica á la cria del gusano de seda, podría alimentarse con ella 115 gramos de simiente, que nos proporcionaría treinta arrobas de ca- • pullo, el que vendido á setenta y cinco ü ochenta pesetas arroba (precio alcanzado en el año último) importaría el producto de las cien moreras de dos mil doscientas pesetas a dos mil cuatrocientas en su caso. La morera es un árbol antiquísimo y que ha seguido el camino de la civilización, dando la vuelta al mundo y deteniéndose en todas partee, dejando huellas de su paso. En el siglo XII Rogerio rey de Sicilia introdujo este arbolen el antiguo Peloponeso, el cual se ha llamado después M o r e a á causa de que el cultivo de la morera es casi esclusivo en su pais. A principios del siglo XIV, en la época en que Clemente V trasladó la Santa Sede á Aviñón, se plantó por primera vez la morera en los alrededores de esa ciudad y después en e¿ siglo XV se propagó por el Delfinado y otras provincias de Francia; pasó á Iuglaterra y á América donde se propagó fácilmente. La marcha de este árbol en unos paises nuevos para él, continuó bastante rápidamente desde esta época y en los dos últimos siglos se vieron obtener el cultivo de la morera en Bélgica, Prusia, Alemania, Suecia y aun en algunas poblaciones de Rusia. Por lo que respecta á su introducción en España solo diremos que data desde la invasión de I03 árabes y que el primer punto donde fué cultivada es Granada. La morera pertenece al género de plantas; tipo, la f a milia délas irideas. Sus flores son monicas; los machos están dispuestos en candelillas cilindricas y colgantes pro vistas de un cáliz con cuatro divisiones profundas y cóncavas. No tienen corola y sí cuatro estambres y filamentos encorvados, I03 que ee enderezan fácilmente por su mucha elasticidad. Las flores hembras están reunidas en una candelilla corta, tienen ovario y dos estilos; los cálices se hinchan, se hacen pulposos y se convierten en otras tantas bayas monospermas, reunidas en un receptáculo común y sin formar al parecer más q"ue una sola que lleva en nombre mora,. En Francia donde se IRS deja extender de inmenso
follage permite recolectar por cadau:ia de ellaa de treinta á cuarenta arrobas de hoja. Hay dos tipo* de morera la negra ó Mcerus nigra útil por sus frutos comestibles, tintoreos y medicinales y la blanca ó Mcenis muUicaulis de frutos también comestibles y sus hojas son el alimento del gusano de seda. Existen además otras variedades denominadas Lhaic, de Italia, del Piamonte, Rosa y Japonesa«, distinguiéndose un8S de otras en la forma de la hoja ó del fruto y aun del ramage. Todas ellas han sido producidas de las primera 0 , por la unión de bisexuales ó hermafroditas, esto es debido solo á la promiscuidad de los sexos. La morera negra es uua planta datada de robusta o r ganización, su corteza es más deusa y menos leñosa sus fibras que la blanca, sus fi'amentos y sus vasos son apretados; su vegetación poco precoz parece estar en armonía con los países f[ios. Hay caracteres particulares* que la distinguen de la otra raza. La hoja es dura y gruesa lanuda y áspera al tacto, su forma es más corta que la de la blanca. Los naturalistas DO están muy de acuerdo respecto al punto que á este árbol sirvió de cuna. La morera blanca es de contestura ligera y delicada; sus poros, sus fibras y sus vasos son comparativamente de grandes dimensiones, su corteza bastante tierna y poco leñosa y su médula mucho mas gruesa que la de la negra, requiere un clima cálido ó templado por lo menos. Su hrvja menos redonda y más tersa por ambas caras que la negra, más tierna, más delicada y menos propia de los climas frios. En Sicilia fué el primer punto de Europa, donde merced á la superposición de la raza negra en la blanca se amalgamaron las dos. La Italia central y algo después el Piamonte nos presentan ejemplos notables del afinamiento y la perfección de las mezclas. RECOLECCION DE LA SEMILLA La semilla ó grama déla morera debe recogerse cuando las moras estén en completo estado de madurez. E l mejor medio para su recolección consiste ea estender lienzos bflj o los árboles y sacudir sus ramas.
Es indispensable para que la semilla reúna Ir s con ii • ciones necesarias, recogerlas de las moreras q u e no se Layan Rrrancado sus hojas aquel año. U n a vez reunidas las moras se ponen en sitio m u y ventilado para que se seqben, pero cuidando q u e no las dé el sol ni tengan h u m e d a d y removiéndolas con f r e cuencia con objeto de q u e no fermenten y se p i e r d a n . Cuando están bien secas se meten en un saquito de lieczo y se introduce este dentro del agua, frotando las m o r a s para que se desprendan del o r u j o . Se ejecuta esta operación cinco ó seis veces, procurando cambiar las aguas hasta tanto no salgan residuos del mosto de las moras. Extráenee las simientes j u n t o con el o r u j o y se h e c h a n en u n a vasija con pgua limpia, se remueve bien y se dej<* reposar por un corto espacio de tiempo, precipitándose al f o n d o la grama buena por tener más peso, q u e d á n d o s e eu ]a supeificie la simieute mala y los restos del o r u j o . V a ciándose entonces la vasija por decantación se receje la q u e queda en su fondo, extendiéndose sobre lienzos p o niéndolos al sol para q u e se seque la simiente. Una vez seca se guarda en sitio ventilado, p r o c u r a n d o n o tenga h u m e d a d , para sembrarla á su debido tiempo SEMILLERO P a r a la disposición del semillero se eligeun sitio abrigado y cuya fertilidad sea media y ni m u y Eeco ni h ú medo. Se prepara la tierra con b u e n a labor y mantillo, pero procurando q u e cuando más removida esté m á s sentirá la influencia de los meteoros que tanto a y u d a n á la vegetación. Preparada la tierra se distribuye el terreno en cuadros y cuya longitud sea proporcionada á la cantidad de simien te q u e haya de sembrarse y siendo su latitud de un metro a p r o x i m a d a m e n t e con el fin que se pueda escardar la tierra con facilidad. E n los indicados cuadros se h a r á n pequeños s u r o« alineados de 14 á 20 centímetros de distancia y con u n o » cinco de p r o f u n d i d a d , cubriéndolos de estiercol después d e haber derramado en ellos la semilla.
Es conveniente regar el semillero con alguna frecuencia. Quince ó veinte horas antes de sembrar la semilla debe ponerse á remojo con el fin de que hinchándose esti mulé el gérmen y brote con prontitud. La siembra debe hacerse más pronto es ¿esa que clara y lo más igual que sea posible. Treinta gramos de simiente producen seis mil plantas de morera. La época más apropiada para sembrar es en el mes de Julio. Cuando las diminutas moreras t9ngan unos cinco centímetros ee aclaran si han nacido demasiado espesas y se arrancan les malas yerbas. VIVERO Ea terreno bien removido y abonado, se hace el trasplante de las pequeñas moreras, poniéudolas á medio metro unas de otras, arrancándoles los tallos que puedan tener. La profundidad del hoyo para el transplante, debe ser de un decímetro y en los terrenos frios es conveniente cubrir lo3 plantones con ramaje durante las fuertes heladas. La mejor época para verificar el trasplante á los viveros es el mes de Abril. Al siguiente »ño y por el mes de Marzo se acotan los plantones, cortándoles los tallos á unos cuatro decímetros del suelo, dejaado como guía el tallo más robusto del centro, el cual está destiuaao á futuro tronco y cuando este tenga dos metros, se vuelve á acatar, dejándole dos ó tres tallos laterales para que forme la cruz del árbol. A los dos años de estar en el vivero y por los meses de Julio y Agosto se ingerta el plantón. Este ingerto se hace de yema de morera negra (pues el plantón s a debe verificar de simiente de morera blanca) y así resulta hoja más abundante y de condición más suave. Al mes de Eaero siguiente ya pueden los plantones sacarse del vivero. PLANTACION Para la plantación se procura hacer el hoyo en verano con el fin de que meteorice, cimo así mismo la tierra que lo ha de cubrir.
Se deben plantar las moreras en los primeros meses del año y antes que la savia haya empezado su movi miento. Los hoyos de la plantación han de tener medio metro de profundidad por otro medio de lado. Se coloca el plantón en el centro del hoyo y se cubrirá apretando la tierra, regándola aseguida. La distancia media de un árbol á otro varía según el género de plantación que se quiere lucer. Como ya hemos indicado antes, al empezar á tratar de las moreras, pueden plantarse estas en los lindes de loa campos, patios délas granjas, orillas de los ríos, caminos, paseos, etc. Si se desea combertir alguna extensión de terreno á moreral y en un terreno medianamente fértil, deben plantarse en una hectárea de tierra 150 moreras. «RIEGO Si las plantaciones de moreras se efectúan en terrenos de secano como sucede en Italia, se riegan durante los meses de verano y una sola vez cada treinta días, pero tan solo en los dos primeros años, bastando después con las aguas pluviales. "PODA La morera produce doble cosecha de hoja; la primera sirve para dar de comerá los gusanos, podándose enseguida y la segundase debe dejar en el árbol sin cojerla. La poda debe hacerse aclarando las ramas, esto es cortando las que estorben el desarrollo de los tallos. La madera de la morera sirve para hacer muebles siendo más apreciada cuanto máBviejaes, pero cuidando cortar el árbol cuando no esté en savia. La vida de la morera es de unos sesenta años y empieza á producir hoja buena, al primer año de trasplante, ó sea á los cuatro de su nacimiento. La Cámara Agrícola de Valencia ha plantado este año en el campo de esperimentos sito entre San Pío V y las montañitas de Elío, doce mil ejemplares entre diferentes variedades del árbol que nos hemos ocupado.