Modernícolas Enero

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#4 enero

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.bienvenidos,

modernĂ­colas!

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EDITORIAL & STAFF. PÁGINAS 6-7 EXP PÁGINA 8. CONCIERTO: RAFA TORO. P PÁGINAS 10-15. CONCIERTO: NEGROA CONCIERTO: WASTING THE GENESIS. ATLAS. PÁGINA 19. TEATRO: NUNCA E EL JARDÍN DE LAS DELICIAS. PÁGINA SUEÑO. PÁGINA 23. CONCIERTO: THE TEATRO: TRISTÁN E ISOLDA. PÁGINA CONCIERTO: THE BRIGHT. PÁGINA 30. AGU MÉNDEZ. PÁGINA 31. TEATRO: C PÁGINAS 32-33. CONCIERTO: GUADAL EL SUICIDIO DEL ÁNGEL. PÁGINA 38. C PÁGINA 39. CONCIERTO: MONARCHY. SORDOS. PÁGINA 41. OJODEMODERNÍ

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sumario.

POSICIÓN: PROCESOS CRUZADOS. PÁGINA 9. CONCURSO PURAPASTA. AZULADO. PÁGINAS 16-17. PÁGINA 18. EXPOSICIÓN: CHICAS ES TARDE. PÁGINAS 20-21. TEATRO: 22. TEATRO: EL TIEMPO ES UN RIGHT ONS. PÁGINAS 24-27. 28. TEATRO: MACBETH. PÁGINA 29. . MODERNICOLISMO ILUSTRADO: COMMEDIA DELL’ARTE EN ESAD. LUPE PLATA. PÁGINAS 34-37. TEATRO: CONCIERTO: PABLO AMORÓS. . PÁGINA 40. EXPOSICIÓN: TÁCITOS Y ÍCOLA. PÁGINAS 42-43.

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.editorial MO-DER-NÍ-CO-LAS.

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Modernícolas. Mo-der-ní-co-las. Pronúncialo. En alto. ¿Qué tal suena? ¿Extraño? ¿Familiar? Modernícolas es una palabra singular. Puede ser la respuesta a muchas preguntas: “¿Cómo estuvo el concierto?” “Modernícolas” “¿De qué va esa obra de teatro?” “Modernícolas” “¿Quién es ese artista?” “Modernícolas” “¿Qué hacemos hoy?” “Modernícolas” “¿A qué fiesta iremos en tu cumpleaños?” “¡Modernícolas!” ¿Se te ocurre alguna más? ¡A nosotros millones! Y a todas queremos darles la misma respuesta. Por eso, trabajamos día a día en mejorar la web, en superar la calidad de los contenidos, en tenerte siempre al día, en darte a conocer a todos esos talentos que viven a tu alrededor sin que lo sepas; en brindarte esta revista con lo más alucinante de enero. Y nos parece -por lo que oímos por ahí cuando cubrimos un evento, por los emails que nos mandáis, por las felicitaciones en Twitter- que cada vez estamos más cerca de nuestro objetivo: prestarte todos los servicios posibles para que, cuando alguien te pregunte “¿Cultura en Málaga?” sólo haya una respuesta posible: “Modernícolas”.


staff. MARTA SADER. CREADORA/DIRECTORA. ELISABETH TORRES. REDACTORA/COORDINADORA. ANA GÁMIZ. REDACTORA. DELIA MÁRQUEZ. FOTÓGRAFA/REDACTORA. HUGO ESPRESATI. FOTÓGRAFO. JAVIER MARTÍNEZ. FOTÓGRAFO/REDACTOR. MANU ROCHA. FOTÓGRAFO. LAURA LUNA RIVAS. REDACTORA. OMAR JANAAN. ILUSTRADOR. SMARA ARCHIVALD. REDACTORA. VIRGINIA ROTA. FOTÓGRAFA/REDACTORA. ALEJANDRO BERLANGA. DISEÑADOR GRÁFICO. EDU CENTENO. REDACTOR. DIEGO M. GARAU. REDACTOR. JOSÉ A. GONZÁLEZ. COORDINADOR/ FOTÓGRAFO/REDACTOR. LILY SÁNCHEZ. REDACTORA. RAISSA MODESTO. REDACTORA. J.J. SERRANO. DISEÑADOR GRÁFICO. BEA GARCÍA. FOTÓGRAFA/REDACTORA. JOSEBA FERNÁNDEZ. REALIZADOR. DIEGO ARMANDO ALÍAS. FOTÓGRAFO/REDACTOR. MARCO TAKASHI. FOTÓGRAFO/ REALIZADOR. ANA MARCH. REDACTORA. RAMIRO DE HERAS. INFOGRAFISTA. ANA I. RICHART. FOTÓGRAFA/ REDACTORA. BORJA ESPRESATI. FOTÓGRAFO/REDACTOR. CRISTINA GANDARIAS. REDACTORA. JOSÉ C. VALDERRAMA. REDACTOR. MANU NAVARRO. FOTÓGRAFO. SUSANA MARTÍN. REDACTORA. IÑAKI SERRANO. WEBMASTER. PAULA VARGAS. FOTÓGRAFA. MIGUEL A. GARCÍA. FOTÓGRAFO/REDACTOR. LUIS PAREJO. RELACIONES PÚBLICAS. ANTONIO R. DUARTE. REDACTOR. KRIS LEÓN. REDACTORA. IRENE QUIRANTE. FOTÓGRAFA/REDACTORA. ROCÍO CEBRERO. REDACTORA. MAYRA GANZINOTTI. ILUSTRADORA. ANTONIO YUSTE. REDACTOR. MACARENA TEIXEIRA. FOTÓGRAFA. MIRIAM CORTÉS. REDACTORA. XERO FERNÁNDEZ. ILUSTRADOR. CLAUDIA MORALES. REDACTORA. MARCO ANTONIO. REDACTOR/ILUSTRADOR. PAZ MADRID. REDACTORA. ALBA BERNAL. ILUSTRADORA. CRIS DE LA TORRE. REDACTORA. FERNANDO MATICORENA. REDACTOR. IRENE JURADO. REDACTORA. RUBÉN LERMA. FOTÓGRAFO. MARTA GONZÁLEZ. REDACTORA. CARMEN SERRANO. REDACTORA.

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.exposiciones

Bienvenido a casa, déjate arropar por nuestro arte. [Texto y Foto: Virginia Rota]

Escribo con un Vermut en mano, celebrando que aún hay personas que creen que la vida vivida con arte es mucho mejor. Y dejo que este licor hipocrático se deslice suavemente por mi garganta, inundando de elegancia la parte superior de mi cuerpo; mientras recuerdo que esta mañana he tenido el tremendísimo placer de conocer a Laura Brinkmann, de compartir palabras con ella y empaparme de sus ansias por decorar con arte espacios solitarios. Froto mi frente con la mano izquierda, doy un sorbo a la copa, enciendo una luz pequeña y suelto el cristal sobre cristal; intentando concentrarme en este escrito. Absolutamente todo ha quedado dibujado en mi mente con una nitidez tan perfecta, tan extrema, que resulta difícil decidir por dónde empezar a definir lo que mis sentidos han aprendido. Y el edificio de esta mañana viene a mi mente, viaja a mi memoria intacto, con sus antiguas escaleras y sus formidables puertas, con esa maravillosa localización céntrica, con el suelo rústico tremendamente acogedor, y ese segundo piso 8

encharcado de arte. Mis dedos golpean la gran puerta y aparece Laura Brinkmann, una de las seis artistas integrantes de Procesos Cruzados, que, con aspecto aparentemente ajeno a la víspera de Reyes, me recibe, me atiende y me explica acerca de lo que mis ojos se van encontrando por el piso. Me cuenta que los vistosos collages del pasillo, en los que se vislumbran sitios conocidos de Málaga, son de Salvador Núñez; y las serie de fotografías que está a su derecha, realizada exclusivamente para esta exposición, de Jose Gallardo. Brinkmann me habla también de su obra, quizá la más oscura junto a la de David Villalba, ambos fotografían la naturaleza; ella juega con distintas luces, él alterna con desnudos. Alba Blanco me sorprende con uno de sus autorretratos y Mariella van der Rijst con su fotografía analógica en la que incluye figuras geométricas en mitad de paraísos naturales. Haciendo alusión al nombre, se trata pues de un genialísimo proceso cruzado; en el que absolutamente nada y completamente todo

guarda un sentido y una relación que fascina al visitante. Hoy brindo por el maravilloso trabajo de estos seis genios de la fotografía, por ese espacio tan jugoso plagado de talento, y por todos los transeúntes que a menudo sienten la necesidad de cobijarse en arte. Brindo por haberme cruzado con ellos y en el brindis pido no perderles la pista a estos dueños del ingenio.


.conciertos

Una gran victoria para Rafa Toro en La Botica. [Texto: A.Duarte/C. Morales Foto: Manu Navarro]

Hoy es una de esas noches de las que Málaga te dice que te abrigues porque hará frio. Entramos en la botica un par de Modernícolas y yo, pensando que sería una noche sin mucho ambiente, pero unos minutos después nos daríamos cuenta que ni de lejos sería así. Venimos a escuchar a Rafa Toro. Hoy solo a él. “Buenas noches”, se presenta Rafa. Sorprendido por el silencio repentino, suelta un “qué formal todo” muy similar a su atuendo (camisa, corbata y chaqueta). Unos acordes en tono country darán paso al inicio del concierto. Ahora, con gesto torcido, comienza la actuación. Porque así canta Rafa Toro, soltando las palabras por la comisura de los labios. Parece que de esta manera no se desprende del todo de cada retazo de vida compartido con los que esta noche hemos venido a verle. “Dicen que es de mala educación darle la espalda al público, pero yo lo voy a hacer varias veces a lo largo de la noche porque tengo detrás una botella de vino” comenta tímido el artista. Los allí presentes vemos sus dos caras: la de cantante, con voz potente y desgarradora, y la de persona con un foco apuntándole, cohibido, aunque con el calor de los más allegados El público atendía “con los cinco sentidos”, como dice la letra del segundo tema de la noche. Sube al escenario Alberto García, que acompañará con la armónica la canción Salitre y lágrimas, y como bien dice tras ella, “esta es mi última canción de pagafantas”. Entre canción y canción Rafa nos habla un poquito de él, de las historias de sus composiciones. Nos cuenta que acaba de grabar un EP (Las pequeñas victorias) con la ayuda de su hermano: “Cuesta mucho dinero autoproducirse, económicamente me ha ayudado mucho mi hermano Pablo. Quiero agradecérselo públicamente, pues si el negocio va bien es para todos, si va mal, también. Así es el capitalismo”. Tras estas palabras, a la tarima suben los Lesbian makers, sus compañeros de profesión Esta noche, el populacho esta enteramente entregado al César, que nos complace con Freewheelin. La canción recibe su nombre por una chica, con la que “intentaba dormir acurrucado, como un nudo mojado”, al igual que la portada del disco de Dylan con mismo nombre. En algún momento se escucha un “¡bravo!”, al que Rafa contesta: “Esta es toda la caña que puedo dar

esta noche, aun con esta ropa”. Después, entra en acción el bombo con A tiro de piedra y un poco más tarde, una pausa para tomar unas cervezas y “que se vea todo mejor”. Los cigarros se consumen en la calle y entramos de nuevo para escuchar Cuatro, ya que fue la cuarta canción que le dedico a una chica. Como preludio de Solo a ti nos recitará unos poemas que “se lo ha visto hacer a otra gente y mola”, ya que antes de escribir la letra de sus canciones, les da forma en verso. El concierto llega a su fin, y con él el bis de cortesía. Esta vez una canción a capella y, para finalizar, Piel de lagarto cantada a pleno pulmón por un público acogedor que ha sabido dar el calor necesario al artista para no parar de sonreír entre canción y canción. Y

como uno de los poemas de Rafa Toro versa: “…Y entonces todo volverá a pasar de nuevo”. Hasta la próxima, artista.

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CONCURSO PURAPASTA.

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.conciertos

Un Viernes 13 terriblemente bueno para los oídos. Texto: JoséA. González Foto: Hugo Espresati

Aún con la resaca de la primera parte del concurso Purapasta os contamos nuestras impresiones sobre los grupos que se subieron en el escenario en la noche del viernes 13. Por cierto, no vimos ningún cuchillo ni mascara por la zona, debe ser que los psicópatas y asesinos en serie de película también están en paro. Los seis componentes de Elephant Noise ocupaban un escenario que guardaba parecido con el overbooking de plazas en Ryanair y sobrepreso de talento. Justo antes de las diez de la noche se lanzaban a tocar su repertorio a pesar del frío, aunque aseguraban que “en un par de canciones estamos calentitos”. Rojo Azul Eléctrico se cuela por los oí12

dos mientras el confeti de la percusión salta por los aires y Alonso pide el arropo del público. Una meritoria versión de Mi Realidad, de Lori Meyers finiquita el indiepop de los elefantes, dejando a todos la certeza del que está ante algo bien hecho. Glaciar y su Era Glaciar ocuparon el escenario pocos minutos después. El indierock de los de Almogía sentaba muy bien entre las paredes de Paris15 y supuso un momento de calma en el que se escucharon varios cortes de su nuevo trabajo Como ayer. Un sonido limpio, claro y conciso, directo a las amígdalas el de esta banda que tuvo el poder de arrancar los “uh!” de los asistentes, a los que provocaba una extraña sensación de cercanía. Con su propuesta dieron la impresión de ser un grupo compacto, ya maduro. Pero la música de Halloween H20 comenzó a sonar como angustiante hilo musical e hizo presagiar algo diferente en esta terrorífica noche de viernes 13. Algo oscuro, algo tenebroso… ¡algo muy divertido! Haddonfield se subió al escenario para darnos una dosis de velocidad y calidad en estado puro,

y tras los agradecimientos -también a Modernícolas.com!- enlazaron sus dos primeros temas. Nos vimos enchufados a los amplificadores, unidos a las baquetas y sorprendidos por la voz y el carisma de Raymond B. Myers. Quedamos bendecidos con una recarga de original energía rockabilly con olor a surfero zombie que cantaba odas de pesadilla a maniquíes, a Ghost Goblin y hasta al pressing catch. Canciones, por cierto, que bien podrían ser elegidas por Tarantíno para su próxima masacre de no-muertos. Vimos un gran nivel anoche en Paris15 y segurísimo que esta noche en la segunda semifinal del concurso se mantendrá al menos igual de alto. Si no os pasáis hoy, perdereis la oportunidad de ver a grupos como The Incredible Shouting Market, Aeroplano21 y Soulles ¿Quién dijo que no se hace nueva y buena música en Málaga?


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¡Aeroplano21 y Haddonfield, ganadores! Texto: JoséA. González Foto: Hugo Espresati

Ya conocemos quienes son los afortunados que compartirán escenario con Sidonie, Fuel Fandango, Niños Mutantes y La Cena en el Festival Purapasta del 3 de Marzo: Aeroplano21 y Haddonfield! Pero, aunque este sea el desenlace, os contaremos nuestras impresiones sobre los grupos de la segunda semifinal. En Soulles -soul / rock- recayó la responsabilidad de romper el hielo con la sala. Buenas melodías y la originalidad de tener dos veces femeninas como “frontwomans” demostraron que, aunque son un grupo muy joven al que le queda mucho por andar, saben perfectamente de qué va esto. Asimismo, es destacable que se atrevieron con una complicada 14

versión de Zombie, que supieron capear con solvencia. The Incredible Shouting Market arrancaba a las 23:00 con los aplausos del público y advirtiéndonos de unos problemas de garganta que aquejaban Sílvia y Juan Luis. Agradecieron además a Dani, el teclista suplente, su presencia, ya que “sin él no podríamos estar aquí”. Durante la actuación repasaron sus temas más reconocidos y tocaron algunos nuevos con la mística sobriedad que siempre desprenden. Y, aunque este vez no se cumplió el dicho de “a teclista nuevo, victoria segura”, estamos convencidos de que seguiremos escuchando cada vez más de este gran grupo. El final del concurso estaba más cerca que nunca: un grupo, 45 minutos, una votación más y la decisión del jurado. Pero Aeroplano21 aún no había extendido sus metálicas alas y los nervios en más de un familiar eran ya latentes. Estereofisticado abría la veda a los temas de sabor añejo y espíritu renovado. Una puesta en escena mucho más eléctrica animaba a las primeras filas, que no tenían miedo a

las palmas. Tocaron temas de La saga/fuga de H.B. y de 5 horas con Paula, no sin algún despiste por parte de Juan, al que Diego advertía entre risas, “tras el concierto, hacemos audiciones para cantante”. Antes de marcharse agradecieron a la organización de Purapasta y la sala todo el esfuerzo, así como “a esos Modernícolas que siempre están ahí”. La noche fue un combate musical en el que la esquina de las zapatillas Vans ganaron la partida a los tacones y las botas. Una pelea de altura. Y ya sabéis que aquí no acaba todo: el 3 de marzo, tanto Aeroplano21 como Haddonfield, canjearán su premio subiéndose al escenario del Festival Purapasta, que promete ser el bombazo de la primavera.


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Retazos oníricos en los muros de La Cripta. [Texto y Foto: Marco Antonio Jiménez]

Para llegar al cielo hay que pasar primero por La Cripta. Así lo entendieron los músicos de Negroazulado que nos obsequiaron con un fantástico recital de tintes electroacústicos. Un recital, que nos transporta a un cielo de pequeños detalles. Al menos, una treintena de seguidores acompañaron; desde el azul, a la banda liderada por Sixto. Algunos eran fieles al sonido Negroazulado; otros, como yo, neófitos. Sobre el suelo se expande el azul celestial, y sobre éste se diseminan pequeñas islas de nubes de algodón, con forma da almohada. Entre nube y nube, o sobre ellas: el público. A los lados, los majestuosos y góticos muros de ladrillo visto nos guían, de forma inexorable, hasta el escenario. La voz de Sixto reverbera angelical y evanescente en el aire. Un aire que se filtra a nuestro alrededor. El mismo que respiramos y llena nuestros pulmones con toda la esencia de Negroazulado. La voz de Sixto se viste con el sonido de dos guitarras (una lead y otra acústica), unos teclados y, en ocasiones, una flauta piano. Los dos primeros temas, ambos nuevos, suenan bastante acústicos. A partir del tercero, el sencillo En silencio, el sonido se vuelve más completo. Tras éste, llega Cafeína: otro de los nuevos temas que nos regala la banda. La voz susurrante de Sixto acaricia nuestros oídos: “Jugué a despertar… ¿quién soy?, la cosa. Todo lo que encuentra a su paso se lo come… y te como a ti”. Cafeína marca el meridiano del concierto. Llega un nuevo tema. Las palabras se suceden: “… más blanco… blanco. Todo el mundo ante nuestros ojos”. Los temas son, en esencia, pequeñas grandes odas a las cosas pequeñas, a esos casi imperceptibles detalles que llenan toda una vida. El último tema está por llegar. Cinco de Junio marca el cierre. De los labios de Sixto se escapan, sin remedio, las palabras: “…y despertar con el mismo cielo. Volver a ser quien fuimos alguna vez… alguna vez… alguna vez”. La banda abandona el escenario y se mezcla con el público. “¡Queremos un bis”. Los Negroazulado vuelven a la escena y nos regalan un corte improvisado que reza: “busco tu mirada entre la gente descontrolada. Hasta el infinito se ha escondido… pequeña luz…”. El tema acaba con una última nota que, apenas sostenida en el aire, acaba desvaneciéndose en el silencio del fin.

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“...Esas cosas que, a veces, ni se hablan”. [Entrevista: Marco Antonio Jiménez]

Acabado el recital de Negroazulado tuvimos tiempo para charlar con Sixto Jiménez, alma máter de la formación. La entrevista tuvo lugar en un segundo patio interior del Gaona, donde se sitúa La Cripta, un lugar perfecto para poder departir un rato, alejados del ruido… Modernícolas! : ¿Cómo describiríais el sonido de vuestra banda? Sixto: Pues… el sonido de nuestra banda está entre lo eléctrico y lo acústico. Se encuentra en ese punto con los matices bonitos del acústico. Después, como banda, los directos son más frenéticos. A nosotros, nos gusta tener esa dualidad. M! : Las letras de vuestros temas tienen un corte bastante onírico ¿Cuáles son vuestras fuentes de inspiración? ¿Qué os lleva a componer este tipo de letras? S: Son las pequeñas cosas, en realidad. Los pequeños momentos que, quizás, nunca nos paramos a pensar. Esas son las verdaderas letras de Negroazulado. Los momentos cotidianos… esas cosas que, a veces, ni se hablan.

M! : ¿Algún grupo concreto? S: Nuestra referencia fuerte es Radiohead, también Grizly Bear. Escucho mucha música. Intento absorber.. M! : Personalmente, os asocio un poco con el aire que lleva Maga. S: También me lo han comentado, en matices de voces. De los grupos en castellano, quizás, fue de lo primero que escuché aparte de todos los clásicos como Reincidentes, Barricada… M! : Bueno, para terminar, en cuanto al espacio en el que nos encontramos hoy, La Cripta, ¿os parece un lugar especial? Por la acústica, el ambiente, la iluminación… S: Si, porque en sitios pequeños intentamos hacer que el entorno forme parte. Creo que cualquier artista intenta hacerlo. Es un factor importante.

M! : En el proceso de creación de vuestros temas, ¿qué llega antes, el sonido o las letras? S: Normalmente, suele pasar que compongo antes la parte instrumental. Hay veces en las que tengo letras compuestas y me piden una música. Yo creo que, a veces, van de la mano, pero normalmente lo primero es lo instrumental. También pasa lo contrario, pero en muy pocas ocasiones. M! : El nombre del grupo… ¿hace alguna referencia al filme de Daniel Sánchez Arévalo? S: No y sí. Descubrí hace poco que tiene, un poco, ese matiz que yo quería. El “rollo” de las cosas: ni sí, ni no. Nosotros estamos en ese punto medio. Quizás viene de eso. Coincidimos. Además, me di cuenta que la peli es, también, del dos mil seis. De verdad, siempre había escuchado el nombre de Azuloscurocasinegro y muchas veces, andamos con la “coña” y tal. Ha habido una conexión muy rara. M! : Vuestros vídeos, transmiten la calma y la serenidad que se desprende de vuestra música. La cámara fija en vuestros clips, ¿tiene algún motivo? S: Me gusta ese plano general porque hace que cada uno haga su propia interpretación. Porque muchas veces, tú compones sobre un tema específico pero realmente, la gente, le da un significado que no tiene nada que ver. Es un poco lo que pasa con todo el arte. El artista crea y después, -lo bonito es eso- cada uno le da su lectura. Eso es lo que yo pretendo con esa cámara fija. M! : Musicalmente hablando, ¿cuáles son las influencias de las que se nutre la banda? S: Realmente, el proyecto es mío. Yo lo que he escuchado mucho es música británica. De hecho, grupos en castellano he escuchado muy pocos. Ahora por suerte si se tiran un poco más de variedad, pero antes, realmente, que había… 17


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La Génesis de una banda brutal. [Texto: José C. Valderrama Foto: Nerea Lara]

La primera impresión al llegar a la puerta del Studio41 fue de sorpresa: no me imaginaba que fuese a asistir tanta gente y la mayoría tan joven. Me temo que más de uno se quedó en la calle por ser menor de edad, pero aún así casi doscientas personas llenaron la sala. Esta es la nueva generación que ha recogido el testigo del metal, del hardcore, del punk y de otros estilos minoritarios; y la verdad, es que da gusto que tantos respondan y apoyen a las nuevas bandas. Hay futuro por delante, la escena sigue viva y con fuerzas renovadas. Cuando pudimos entrar ya había comenzado el concierto de Low Battery. Si soy sincero he de reconocer que me esperaba mucho menos de ellos; era la primera vez que les veía y me encontré con una buena banda de metalcore con una vocalista que además de cantar melódicos dominaba unos screamings que parecía mentira que salieran de una chica así. Algunos temas propios se intercalaron con versiones de Alter Bridge, Killswitch Engage, 30 Seconds To Mars o Times Of Grace, donde Luislo -bajista- y Pablo -guitarra- se turnaban para acompañar a Gema en las voces. Gema sacó su violín eléctrico por segunda vez para tocar un tema propio con el que se despedirían definitivamente: Low Battery se separan por motivos personales. Una lástima, en nuestra ciudad hay pocas bandas de ese estilo y con lo jóvenes que son quién sabe hasta dónde podrían llegar. Antes de soltar los instrumentos tocaron como bis Sorry, You’re Not A Winner de Enter Shikari, con el público coreando y acompañando con palmas para decirles hasta siempre. Lo contrario que con la anterior banda me ocurría con el plato fuerte de la noche: las expectativas que tenía con el debut de Wasting The Genesis eran muy altas. Sin embargo, esta vez no me equivoqué y cumplieron con creces con un show que fue una auténtica bomba. Superaron sus nervios y sus propias exigencias y lo dieron todo; al igual que el público, que no paró en ningún momento de hacer moshpit, de empujarse y de saltar. El concierto fue breve -o al menos a mí se me hizo corto- pero intenso. Los constantes cambios de ritmos rapidísimos a breakdowns y viceversa, como no podía ser de otro modo tratándose de una ban18

da de deathcore, nos tuvieron atrapados a su espectáculo, llegando incluso a formarse un wall of death frente al pequeño escenario con Submerged End. Quien no salió de allí con un moratón es porque no quiso. Outrage To Life fue su carta de despedida y, aunque dieron el concierto por terminado, decenas de amigos y admiradores no les dejaban marchar entre felicitaciones y abrazos. Tomad nota, Wasting The Genesis dará que hablar. Aunque muchos se marcharon, la sala aún quedó con un buen ambiente para disfrutar del concierto de Aborto De Mejillón, un joven punk-rock trío que vino a ofrecernos una música que es difícil que desagrade a nadie. Su estilo suena fresco, ya

sea con temas propios o con versiones que van desde el punk más añejo como I Wanna Be Sedated de los Ramones o God Save The Queen de Sex Pistols hasta lo más moderno y melódico como She de Green Day o Dammit de Blink 182. Y, aunque estos chavales se colasen en una noche de metal, supieron animar al público, provocando algún que otro pateo en cada canción y dejando más que satisfechos a los que nos quedamos para verles.


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Y un mapa de luz en la piel. [Texto: Marta Sader Foto: Violeta Niebla]

Violeta Niebla. El pétalo tembloroso mecido por el viento difuso. Violeta Niebla. Decir su nombre genera melancolía. Violeta Niebla, las piernas en el muelle, el vestido de flores, el sol en la ventana. El cuerpo magullado, la cara nunca vista. Instantáneas solitarias y poco saturadas. Clicks de un sueño bucólico a veces doloroso. “¿Qué tiempo es éste en el que una conversación es casi un crimen porque incluye tantas cosas explícitas?”, cita Violeta a Paul Celan bajo una de sus imágenes. Ella, tan aparentemente poco explícita, habla a borbotones en el código de la emoción. Dice con palabras: “Son fotografías que he ido realizando a algunas amigas a modo de colección de mapas geográficos y/o históricos, totalmente azaroso, eso sí”. Dice sin palabras: intimidad, estremecimiento, profundidad, extrañeza. Tienen sus instantáneas un aire a las de David Hamilton, pasadas, sin embargo, por cierto filtro de realidad. Tienen sus fotos la luz del verano de Herta

Müller, la honestidad de Juan Ramón, el infierno en el cuerpo de Yourcenar. Lo apunta ella misma a modo de leyenda, y no se equivoca al leerse los píxeles, que en su mano parecen haluro de plata otra vez. Quien se acerque lo entenderá bien: Violeta Niebla, encantadora de imágenes, tiene, especialmente, las instrucciones para subir esa escalera.

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.teatro

‘Nunca es tarde’: 120 minutos de risa sin pausa. [Texto: Marta Sader Foto: Javier Martínez]

Seamos claros: tienes que ir a ver este espectáculo. Es mejor que una comedia; es mejor que un año de terapia. Es divertirte durante dos horas sin parar pasando por distintos estadios de risa: sorpresa, complicidad, reconocimiento, asombro, estallido. Y no obligatoriamente por ese orden. Y eso que el planteamiento es cursi y manido, a qué negarlo. Nunca es tarde para hacer tus sueños realidad, reza el título. Pero Ángel Martín y Ricardo Castellá son dos tipos verdaderamente inteligentes e, intuyo, mucho más profundos de lo que se les supone. Consiguen dar un giro a cada escena: son inesperadamente irónicos en las canciones románticas. Meten el dedo en la llaga cuando -aparentemente- andan jugando a ser absurdos. Dicen, y cantan, esas cosas que siempre pensaste -pero que nunca se te ocurriría contarle a nadie- cuando lo que esperabas era una moralina de manual. Dijo Bukowski: “La verdad es lo más gracioso que hay, porque rara vez la oyes, y cuando la oyes, te asombra hasta el punto de hacerte reír”. Y esto, que pasa un poco en los monólogos (que juegan a la exageración) y un mucho en la -buena- poesía, podría ser la máxima del espectáculo. Pero no solo hay diálogos brillantes, energía, pulso y un ritmo de esos que hacen que te olvides del reloj en Nunca es tarde. También hay talento musical. Ángel y Ricardo tocan el piano, la guitarra, el cajón. Cantan blues, reggae, rap o temas de esos bucólicos y dulzones de los que tanto se abusa en los musicales. Y se ríen de de ellos, sí, pero sin faltarle nunca al respeto a los géneros. Sin perder la dignidad en los armónicos chascarrillos. Entiéndame, lo que hacen no es un número de variedades. Ángel y Ricardo no son payasos, sino humoristas con clase. De esos que todavía se ríen de sí mismos, de esos que saben a cuánto está el pan a pesar de los treintaytantosmil seguidores en Twitter (¿o eran 230.000?) Anoche levantaron al público del Alameda, literal y metafóricamente. Lleno total, por cierto. No les hizo falta atrezzo, sólo juegos de luz e imaginación. Seguirán allí por algunos días más, repartiendo humor inteligente sin aditivos y empujando a la catarsis colectiva (y necesaria) a través de la risa. 20


.teatro

“Entre paja y museo; museo, sin duda”. [Entrevista: José A. González]

A unas horas del estreno de Nunca es tarde en Málaga, hemo hablado con Ángel Martín y Ricardo Castella, dos de los mejores cómicos del país. Más de 100 funciones llevan a sus espaldas con un show que fue ideado como si se tratara del capitulo piloto de una serie de televisión: “si los que la han visto amenazan a algún directivo con cortarle los huevos, la hacemos”. Es la primera vez que Ricardo está en Málaga, sin embargo, Ángel tiene familia en la capital, “en Ciudad Jardín además, que es una zona super chunga”. S e plantean esta obra como un reto, un espectáculo muy variado, con muchos más elementos de los que normalmente suelen usar, tantos que afirman que “aún no se la saben”. Incluso Ricardo se plantea entre risas si ha valido la pena: “Cantar, cenar y beber es agotador, si lo sé no dejo de pedir en el metro”. Modernícolas! : Una obra teatral-musical realizada por dos cómicos: ¿quien tuvo más culpa de esta locura? Ángel: La idea de la parte musical nació de Ricardo. Ricardo: Realmente no surge más de uno que de otro, aunque la gente cree que siempre que dos personas hacen algo conjunto, hay uno que se está tocando los huevos. Nos pidieron algo “raro” durante un festival de comedia de Paramount Comedy y le dije: ¿por qué no organizamos un concierto con más gente que no tenga ni la más puta idea? Y Ángel dijo: “¡Vale!” Como justo dejaba el programa, vimos la posibilidad de poder contar esta locura.. M! : Os hemos visto haciendo televisión, cine, teatro… ¿qué disciplina os atrae más? A: El deporte (risas). R: Todo lo nuevo, aunque todo lo que sea en escenario siempre tiene un añadido. A: El problema de la televisión es que haces algo que crees que está siendo divertido y nunca lo sabrás porque no es inmediata la respuesta. En el teatro lo sabes al instante. R: Aunque ahora con Internet sí tienes un idea más general. M! : La historia de la obra se desarrolla en base a una ficticia deuda económica. ¿Os venderíais por dos millones de euros? A: Sí, sí, sí, sí (risas). R: Sí, por supuesto, y por menos. Es algo que ya hemos hablado. Luego hay otras cosas por las que no nos venderíamos. Somos un poco especiales. M! : Habéis compartido plató y trabajo con bellezas como Patricia Conde o Pilar Rubio… R: Te voy a contestar antes de que termines la pregunta: las duchas son separadas (risas). Como estás corriendo de un lado para otro y las ves llegar como llegan por las mañanas no les echas mucha cuenta. A: Al fin y al cabo son compañeras, no estás pendiente de si están buenas o no. También hay chicas que nos preguntan como se lleva trabajar al lado de Dani Mateo. Pues tu te lo follarías, pero yo no.

M! : Ángel, has compartido piso con Dani Mateo, y ahora en la ficción con Ricardo Castella, ¿qué tienes que los vuelves locos? A: Pues mi irresistible atractivo físico. Bueno y con Dani que pagaba la mitad del alquiler, que también tiene su atractivo. M! : ¿Cuántos instrumentos tocáis en la obra? A: En la obra hay piano, guitarra, bajo, cajón, “piendereta” (según Ricardo)… Pero siempre hay intención de añadir más. Me han regalado un Theremín y eso va a estar en la función sí o sí. R: Todas las chorradas nos van bien. M! : ¿Paramount Comedy o Sé lo que hicisteis? A: En Sé lo que hicisteis y Paramount Comedy la libertad para el cómico es muy grande. Las dos cosas tienen partes buenas y partes malas. Paramount cuando yo empecé en la comedia era un gran trampolín, no sé como estará la situación ahora. R: En general, en casi todo lo que se hace allí, se parte del cómico monologuista y por lo tanto tiene más participación en los guiones. En televisión suele haber ya un equipo formado. A: Paramount Comedy es más interesante para la comedia. R: Sobre todo ahora que Sé lo que hicisteis ya no existe (risas). M! : ¿Cuál es el último libo que habéis leído? A: Pues estoy ahora con El vigilante de los días, de Alberto Granados, que me lo regaló. El ultimo que terminé fue Que empiece la fiesta de Ammaniti, que me gustó mucho. R: Yo “siempre” me acabo de leer California 83, de Pepe Colubi. M! : ¿Cómo veis la situación de la cultura en España? A: (Irónico) Genial, yo voy por la calle y oigo las tertulias y me lloran los ojos. Veo a gente sentada en las terrazas hablando de libros, pintura, arquitectura… Incluso dicen: ¡estoy ya de poesía hasta los huevos! No paro de leer en verso. Interesa mucho más que otras cosas que están cayendo, el porno por ejemplo. Si tú le pones a alguien un buen libro y una porno: un buen libro sin dudar. R: Está bajando muchísimo el porno. Paja o museo. Museo sin duda. A: Yo he ido a museos y me he encontrado en el baño a gente masturbándose, pero es porque estamos en el periodo de transición, igual se estaba masturbando por un cuadro muy bonito. M! : ¿ Qué diríais a alguien que no conoce nada de la obra, ni sabe de vuestra existencia para que vaya a veros? A: Pues lo primero si no sabe de nuestra existencia os diríamos a los medios que tenéis que conseguir más difusión (risas). La culpa nunca es del que va a venir a vernos. Lo segundo es que vamos a estar del 12 al 15. Si el 15 estoy cenando y se acerca alguien: “¿Ah, pero habéis estado aquí? Pues no me he enterado”. Lo reviento, es que lo reviento. 21


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Bendito y salvaje Jardín de las Delicias. [Texto: Carmen Titos Foto: Diego Armando Alías]

“Te regalaré un lápiz con su gomita que borra las pesadillas”. El jardín de las delicias reúne sueños, fantasmas, viajes en el tiempo, deseos y recuerdos. Laís (Esperanza Elipe) es una actriz retirada que responde a las llamadas de sus admiradores. Vive con un rebaño de ovejas y con el hombre-bestia Zenón (Arturo Bernal) que rezuma sexualidad y salvajismo. La actriz vuelve a su infancia y adolescencia gracias a cambios de atmósfera y transformaciones en los actores. Siendo niña sufre la opresión del internado de monjas: penitencia, dolorosos sacrificios, eterna culpabilidad, bañarse con grandes camisones para no tener el pecaminoso cuerpo desnudo... La protagonista busca la libertad y el amor; esa búsqueda es también el tema del cuadro de El Bosco, integrado en proyecciones que resultan un gran acierto en el montaje. La educación religiosa que desorienta y domina es un tema muy arrabaliano. Arrabal siempre habló de sus circunstancias a la vez que lo hacía de los grandes temas (religión, amor, violencia, búsqueda de la 22

libertad) y medio siglo después sus textos son vigentes. La vida adulta de Laís trae dependencia y frustraciones. Las ovejas en la pieza representan la esperanza. En las acotaciones del texto se indica que el rebaño lo compongan ovejas reales o actores caracterizados, pero la directora usa muñecos. Un rebaño vivo hubiera dotado de una mayor viveza, pero se ve que Rosario Ruíz Rodgers sigue los consejos de Hitchcock: “Nunca trabajes con niños, con animales o con Charles Laughton”. Vimos en el Cervantes un teatro obsesivo, macabro, sensual, salvaje y lleno de juego y ternura. Disfrutamos la poesía, el absurdo, el humor terrorífico, en fin, su poderoso lenguaje. La obra se estrenó en Francia en 1969 y no ha sido puesta en escena en España hasta ahora. Por fin hemos degustado la pieza en castellano, su lengua original, el idioma que la parió con su tremenda poesía: “¿Sabes que por las noches saco el compás y mido la distancia entre dos estrellas?”


.teatro

“Asunción Balaguer Golobart, esa soy yo; actriz”. [Texto: Lily Sánchez Foto: Rubén Lerma]

“Señores espectadores, la función va a comenzar”. La ya conocida voz del Teatro Echegaray nos apremia a guardar silencio, a abrir oídos y ojos y a prestar atención al momento en el que la señora Asunción Balaguer salga a escena con El tiempo es un sueño. Hoy el teatro huele a madre, a mujer madura; a tiempo, a otro momento. Sale Balaguer envuelta en un vaporoso vestido de largas mangas, danzando en círculos al son de una música que inunda la sala. Sale Balaguer y baila ensimismada, recortando la fantasmagórica silueta que le otorga el traje naranja contra la oscuridad del fondo. Tres sillones, una mesita camilla y algunas cartas forman el atrezzo de esta obra. Y, cómo no, una foto de Paco Rabal en blanco y negro sonriéndole seductoramente. Siempre Rabal. Rabal en Asunción y en la obra. ¿Cómo contar tu vida sin el que ha sido tu compañero durante 51 años? Él, desde el marco de madera la observa y vigila durante la hora que pasamos en su compañía. Y ella comienza a hablar. Y nos habla sobre sí misma, sobre su Manresa querida. A veces finge confundirse y se expresa en catalán. Porque ella es muy catalana, naturalmente que lo es. Y republicana. Y amante de la poesía de Antonio Machado. Y de la de Lorca. ¿Cómo no vamos a caer en el hechizo de sus palabras cuando en su presentación nos sirve este cóctel? Porque Asunción tiene mucho que decir, y minuto tras minuto nos arrastra atrás en el tiempo y nos abre la puerta del pasado de España. Qué difícil resultaría, pensamos todos, ser actriz entonces. No es que ahora sea un camino rodado, pero antes era otra cosa. Y mientras tanto, vuelves al escenario y Asunción Balaguer está inmersa también en sus cosas, como si nosotros no estuviéramos ahí. “Yo quería salvarle de aquel lugar, pero no pude salvarle de su tiempo”, nos dice, sin referirse a nadie en particular. Pero mira la fotografía y le lanza una mirada cómplice. Porque tuvo que ser difícil ser diferente en plena dictadura. ¡Actriz, nada menos! Y al final lo consiguió, claro. Aunque eso se sabe con verla apenas unos minutos sobre el escenario; no estás viendo a ninguna segundona a la sombra de nadie, qué va. Más bien ves a la actriz primera de cualquier gran compañía hablándote de sí misma y sin prebendas, sin tapujos. Convirtiendo la noche del Echegaray en una confesión

vital más que en una obra de teatro, acercándote a la misteriosa vida de la que pudo ser una gran diva del panorama español y que prefirió sacrificarse por amor. Porque ella lo cuenta y tú puedes ver el tiempo volviendo atrás en sus ojos, situándose en ese momento. Y Asunción habla: “Seré tuyo, tuyo para siempre”. “Y lo juró”. Y, por supuesto, vuelve a hablar de Paco; y de su sacrificio, de cuán difícil fue. Porque Asunción ha sufrido por culpa de Paco, pero está orgullosa de ello. Porque no fue sin él, pero tampoco dejó de ser cuando no estuvo. Y no se arrepiente, sabe que si volviera atrás viviría exactamente como lo ha hecho. Por supuesto no se corta en decirlo, nos lo espeta a todos con la tranquilidad de quien está seguro de sus

palabras. Asunción es actriz, por encima de todo. Antes que esposa, madre o abuela ha sido siempre actriz, desde que nació. Y al cierre, un sillón que se ilumina y la voz de Paco Rabal que vuelve durante un instante a por su amor, a por su Asunción: “No buscaba a una madre. Buscaba un corazón… me buscaba a mí”. Emocionados los ojos de la actriz y nosotros sin poder respirar. Rabal viene para despedirla de su público, que ahora es confidente. Una luz que se apaga difuminando la silueta de Asunción y un teatro que rompe en cálidos aplausos. Hasta la próxima, Señora Actriz. 23


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THE RIGHT ONS.

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.conciertos

La Caja Blanca resiste una oleada de rock. Texto: Borja Espresati Foto: Hugo Espresati

“Málaga no sabe disfrutar de un buen rock&roll”, al menos eso pensaba yo cerca de una caja Fender muy quemada. Que, después de horas de guitarrazos, ritmos endemoniados, y un trabajazo a las teclas, al personal le costara arrancarse con las palmas, me resulta incomprensible. Vamos por partes: Marvin Green no demoró su salida ante los presentes. Demostraron su saber hacer con un buen cóctel de ritmos, enlazando He perdido y Mire -antes del típico saludo- para seguir con No soy un rey. Había más movimiento sobre las tablas que en el patio. A Simón, al teclado, le sobraba la silla, y Héctor, con sus gafas de sol, marcaba un pulso de infarto. Queco se ayuda de una pande26

reta para los tiempos, y Arturo y F.J. le flanqueaban con guitarra y bajo. Tras algunos cortes y punteos de guitarra, nos invitan a comprar su nuevo disco, Los Días De Lowerside. Continúan con algo más soul para dar algún descanso, aunque los estribillos siguen condensando mucho rock. Algo se anima el patio, varios entran bailando, para situarse luego a tres metros, como si mordieran. Algunas cabezas y pies se menean. Sin embargo, con la sala aún muy vacía, Marvin Green se despide. Tras un corrillo entre bambalinas, entran otras caras. La gente se acerca para, nada más comenzar Shake, ver volar una baqueta por los aires. Con ellos es imposible quedarse quieto, y una sala finalmente a medio llenar, empieza a moverse tímidamente. No es de extrañar: tienen el mejor directo, y es difícil resistirse al ritmo de dos percusionistas. Hasta los micros parecían danzar; rock&roll es The Right Ons. Ramiro se pone en pie con una maraca, acompañado por algunas palmas, mientras Álvaro saluda,

como si no supiéramos que está ya en primera fila. Le hace frente a Rafa en un duelo de punteo al terminar The right song, mientras Juan y Álvaro comienzan con That’s New York. Cada tema es una locura; se les ve que hacen lo que les gusta. Tras una distorsión de guitarras, por fin tocan lo más sonado de Get Out, On The Radio, que gana por enteros en directo. El bajo maneja como si fuera un guitarra, las maracas y panderetas son baquetas, usan un micro para las rever y se reúnen alrededor de Ramiro y Martín para los momentos álgidos. Si el concierto acaba ahí, bien contento que te puedes ir. Pero aun quedaban armonías pegadizas que animaban a saltar y silencios precediendo algo grande. Tras una mezcla de Daddy y Shake, se toman un respiro, en el que el pueblo clama por más. Antes de continuar con Walking on the river, nos invitan al Velvet, para, con Do your thing y Come running, despedirse como todo buen concierto merece: distorsionando sus armas.


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.teatro

Tristán e Isolda: pura pasión, puro amor, puro teatro. [Texto: Cris de la Torre Foto: Lacaldera Teatro]

Se calla el tango que sucumbe entre las profundidades de La Cripta, salen a escena los artistas de La Caldera Teatro, y da comienzo la representación de una de las historias de amor y deseo más escuchadas de nuestra literatura. Con sello celta y toda la grandeza de la ópera de Wagner, el texto de Marco Antonio de la Parra empieza a hacer el amor en la sala. Isolda de rojo pasión, de la pasión que le estremece durante toda la representación, Tristán de traje negro, del mismo negro que enturbia las ganas de ambos, comienzan a mecer su timidez entre balbuceos. Dos maravillosos estúpidos enamorados, reencontrados en un mismo escenario por motivos de trabajo, murmullos de oficina que les sitúan en escena. Marco Antonio trae a estos legendarios amantes hasta la actualidad y cuenta su historia de forma inteligente, ágil, sensual, tierna y divertida. El humor se aloja en el torpe y tímido discurso que no fluye entre ambos, lo demás, es todo deseo, amor y recuerdos, muchos recuerdos. “Recuerdos imborrables 28

que se repiten, y se repiten, y se repiten…” Con la mirada fija en el horizonte, un Tristán y una Isolda más lejos, pero más cerca que nunca, se lamentan, buscan culpables, buscan errores, piden perdón por desearse tanto, refugian sus dudas escondidos entre baúles. Hablan de sus familias, de su mujer, de su marido, de hijos… intentan hacer cada vez más fuerte la línea que les separa, pero fracasan como bestias.Una historia que comenzó con besos en las manos, un hombre y una mujer que se sienten esclavizados o casados, que mueren en vida cuando se tienen dentro, terminan irremediablemente hablando de defectos inexistentes y empiezan a “sangrar como animales” haciendo el amor. “El sexo es un abismo, te encadena, parece el cielo, pero es el infierno”, grita Tristán enfurecido por el amor que siente. Placer y lágrimas se entremezclan, se piden besos y sólo se miran para contarse las cosas importantes, como que no se olvidan. “¿Cuándo una broma deja de ser broma?


.teatro

Macbeth: Tibia bienvenida al Festival de Teatro de Málaga. [Texto: Rocío Cebrero Foto: Manu Navarro]

Es una alegría ver el Teatro Cervantes lleno el primer día de un festival. Tal vez no completo, pero sí lleno. Es bastante esperanzador para el oficio de la escena, que si de costumbre está en crisis para qué hablar de cómo tenemos ahora el patio (y no me refiero al de butacas). También es cierto que Ur Teatro y Helena Pimenta tienen tirón, pero lo más importante es que se acabe de entender allí donde no se quiere escuchar, que, como diría Lorca, un pueblo que no ayuda y no fomenta su teatro, si no está muerto, está moribundo. Así que un punto para los malagueños. Cuando se apaga la luz de sala el público suele guardar sus conversaciones para luego. Ayer en cambio me llegaban murmullos salpicados de filas posteriores. Algunos siseos pedían silencio. La primera escena estaba en marcha pero todos estábamos un poco fríos: el teatro es grande, éramos muchos y todavía nuestros oídos y cerebros no se habían acostumbrado ni al tempo ni a la cadencia ni a la estructura del verso shakespiriano. Por eso el eco estuvo

durante un rato compuesto por una sucesión de toses encadenadas. Supongo que muchos de los asistentes habrán compartido conmigo la experiencia de preguntarse, en algún momento, cuáles eran los actores reales y cuáles las proyecciones. Un coro, un ejército, un espectro y entre ellos Macbeth, tal vez un soldado, todas presencias extrañamente inmateriales, hasta las de carne y hueso. Era una atmósfera de muerte inminente, oscura y hueca como la de un agujero negro. El truco: tres proyectores y tres pantallas que formaban un trapecio hacia el fondo y detrás de ellos otro fondo proyectable. Un juego tecnológico que ha servido de escenografía casi total. Hubo más arranques de tos nerviosa durante la representación. El público no terminaba de hacerse cómplice de la conspiración de Macbeth, ni sintió con él el tormento de ese miedo que solo debe inspirar la muerte cuando se la mira de cerca. Tal vez el espíritu del rey asesinado no estuvo receptivo con nosotros. Por eso se llevó aplausos cariñosos pero poco efusivos. 29


.conciertos

TISM y The Bright: Psicodelia y folk en el subsuelo. [Texto: Marco A. Jiménez Foto: Hugo Espresati]

Fueron los antequeranos The Incredible Shouting Market los encargados de arrancar -ante unas treinta personas- la sesión doble de música en el subsuelo que es La Cripta. Lo hicieron dando una vuelta de tuerca más íntima dentro de su propio sonido, en el que la batería y los teclados tienen, sin duda, una especial importancia. Sobre todo, a la hora de acompañar a la hipnótica voz de Silvia Casadesús, que camina firme sobre sus canciones de tinte pop llenas de psicodelia. Así lo atestigua el nuevo tema con el que inician su recital, tras el cual llegan otros nuevos clásicos de la banda entre los que destacan Tragic Kingdom y In fables we trust, que empiezan a ser himnos comunes entre los fieles al sonido de TISM. Las guitarras y el bajo toman mayor importancia según avanzan el concierto. El sonido se enriquece por momentos. El tema Bones incorpora, además, el ropaje de una flauta piano. En Hill Street, la voz de Silvia cede su lugar a la de Juan Luís Fernández, que toma el protagonismo. Pero, sin duda, el corte que parece conectar más con la gente es Hot summer, una canción llena de colorido en la que los TISM lucen sus mejores galas musicales. Tras esta llegan Our last day on earth, Diane y Home, el tema con el que finaliza la participación de la banda local. Mientras, la gente sigue llegando a la sala. Ahora, suben al escenario los componentes de The Bright. Intuimos un recital folk de corte intimista por parte de los leoneses, pero, finalmente, nos sorprenden con un sonido enérgico que ‘bucea’ en los orígenes más primigenios del rock norteamericano. Suena el primer tema, Rocking Chair, y nos vamos dando cuenta de que la voz de Myriam cambia constantemente su tonalidad. Suena a ratos dulce y aterciopelada, bajo el azul de los focos para, seguidamente, tornarse racial y mestiza, pero siempre nos transporta a un idealizado y perdido entorno situado en algún lugar del corazón de los USA. Por su parte, el sonido de la agrupación descansa sobre tres guitarras: una lead (Anibal), una española (Myriam) y un bajo ( Juan Marigorta). Acaba el primer tema. Aníbal Sánchez y Myriam Gutiérrez, líderes de la banda, se presentan sobre la escena. Él, con una camisa y un chaleco negro; ella, con un vestido vaporoso. Y saludan: “buenas noches a todos. Hemos hecho novecientos kilómetros para es30

tar aquí. Si llegamos a saber de este sitio, venimos antes. Esperamos que lo paséis tan bien como nosotros”. Tras este primer corte, nos esperan diecisiete más. Temas en los que destaca sobremanera el buen hacer a la guitarra de Aníbal: un particular Ry Cooder a la leonesa que, además, toca el ukelele y una peculiar guitarra creada por él ¡con una vieja caja de puros ! Rain, Rotten Crops, Losing your way... son títulos de canciones que se suceden llenas de magia. Nos deleitan también con sus dos singles: Soundtrack y Coffee & Wine, que dan nombre a sendos vídeos promocionales. Además, nos regalan algunas versiones de grandes clásicos, como un tema de los Led Zeppelin a ritmo de blues. Se atreven, incluso, a resucitar – en

una adaptación del tema Ring of fire- al mismísimo Johnny Cash. Todo un lujo. El recital acaba, precisamente, con una bonita versión de un tema de Neil Young que cierra una noche redonda entre los muros de La Cripta.


.modernicolismo islustrado

“No a todo el mundo le quedan bien las ojeras”. [Entrevista: Marta Sader]

Agustín no puede dormir. Se pasa las noches en blanco, deformando pensamientos, trazando quién sabe qué cosas sobre el papel. Un día se le ocurre algo: si cada mes tiene, de media, 30 noches ¿por qué no compartir alguna con alguien? No con cualquiera: con alguien capaz de removerle algo por dentro. Así que empieza a buscar a su partner nocturno. Pregunta cosas, cosas como “¿una canción en bucle para pasar la noche?”. Pregunta sobre el desamor. Sobre frases de películas que hayan cambiado vidas. Y completos desconocidos llegados de quién sabe dónde acuden a su llamada virtual. Entonces él le regala una, dos, tres noctámbulas jornadas a aquel extraño cuyas respuestas le hacen cosquillas en cierta parte del cerebro. Se las pasa dibujando lo que la esencia de sus palabras le sugiere. Y unos pocos días después, el original viaja a través del espacio que separa la mano de Agustín del hogar de su homenajeado. Modernícolas!: Pregunta obligada: ¿cómo y por qué surge Sleeplessnights? Agu Méndez: Surge de la necesidad de llenar las noches de insomnio con nuevas sensaciones y recuerdos. Supongo que en un principio fue algo que me ayudara a conciliar un sueño que no me doliera. Una manera de revelarme contra la profesión, una forma de poder elegir con quién “te acuestas” en un mundo donde elegir cada vez está más difícil. El trabajo alimenticio es necesario porque paga las facturas, pero te acaba fusilando el cerebro. M!: ¿Es dibujar lo mejor que se puede hacer en una noche infinita? A.M.: Si estás en buena compañía, seguro que no. Si estás solo, me parece una alternativa muy gratificante y entretenida. M!: ¿Cómo se te ocurre cada cuestionario? A.M.: Voy improvisando sobre la marcha y el tiempo. M!: ¿Cuales son las respuestas que más te impactan? A.M.: Me llaman la atención las que se nota que están escritas con las tripas. Hay gente que se moja mucho y para mí eso implica una recompensa: la noche en blanco. M!: Seamos prácticos: tú dibujas y luego mandas el dibujo gratis, con acabados muy cuidados, a alguien que no conoces. ¡¿Pero qué sentido tiene esto?! A.M.: ¿Qué sentido tiene hacer un trabajo que no te gusta, que tienes que modificar mil veces debido al dudoso criterio y gusto del señor que te paga y que al final le has echado tantas horas que sientes que has trabajado gratis, o incluso, que has perdido dinero para cuando no, un trozo de ti? Para acabar con esa sensación prefiero hacerlo gratis para alguien que me regale una historia bonita y a cambio yo le regalo una noche, o dos, incluso tres: agustico y disfrutando. Esa persona tendrá algo que nació en su corazón, se deformó en mi cabeza y acabó en su pared. Yo no encuentro ya mayor sentido a trabajar.

M!: Voy a imaginarme que lo que quieres es inundar el mundo de ilustraciones tuyas... ¿dónde te gustaría ver una de ellas? A.M.: En cualquier sitio que estuviera puesta con cariño. M!: Sigamos con el pragmatismo: el insomnio puede llegar a ser muy romántico, pero... ¿y la mañana siguiente? A.M.: Para mi el insomnio no es nada romántico. Hay que llenar las noches, y si no haces nada son largas de cojones. Y... ¿las mañanas? las mañanas... No a todo el mundo le quedan bien la ojeras. M!: ¿De cuál de todos tus trabajos te sientes más orgulloso? A.M.: No sé responder esta pregunta. No estoy orgulloso de un trabajo en concreto. Si tuviera que estar orgulloso de algo, sería de mi trabajo en general. Hacer lo que me gusta todos los días y cobrar por ello es una suerte. Al final trabajas mil horas, pero no pesan, o pesan menos. M!: También formas a futuros diseñadores en la Escuela de Diseño Gauss Multimedia: danos tres palabras para definir a un buen diseñador A.M.: Curiosidad, trabajo y humildad. M!: Llega alguien a la escuela porque su sueño es ser diseñador, pero tiene un gusto estético terrible. ¿Hay solución, doctor? A.M.: ¡Uff, las preguntas son de exámen! Soy de los que creen que el gusto se “puede” educar, pero para ello hay que trabajar mucho y no dejar de ver cosas continuamente. Siendo autocríticos y humildes. Es la única manera de acabar discerniendo qué está bien, mal o regular. Una película para ver en bucle: Los Goonies, por supuesto. El peor día de mi vida fue cuando... Mejor no recordarlo, ¿no? Nunca debí decir que sí a... Me gusta pensar que lo que he hecho habrá sido por y para algo. Si ha sido un error, entrará en la maleta de “cosas a las que decir NO la próxima vez”. Un color que siempre funciona: Todos los colores funcionan si se utilizan bien. Luego hay colores más agradecidos y otros más difíciles. ¿Ser ilustrador es ser bohemio?: Yo quiero pensar que es una profesión. Pero si por bohemio entendéis “dificultad para llegar a fin de mes”, es super bohemio. Además de “dibujicos”, como dice mi abuela, hay que hacer otras cosas. 31


.teatro

Commedia dell’Arte en ESAD: Sátira con éxitos de la radio. Quién diga que en la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga no hay verdadero talento es que no sabe de qué habla. Anoche, en la representación de ¿Quién se ha llevado mi queso y todo eso?, obra de teatro protagonizada por los alumnos del centro, ni las risas ni los aplausos pararon en ningún momento. Nos trajeron una obra que, si bien podía pasar por infantil, era una crítica sarcástica y realista de todas las debilidades y faltas del ser humano, aderezado con unas canciones “reeditadas” por ellos mismos, guiños a grandes autores –como Lope de Vega- y una puesta en escena sencilla, sin atrezzo alguno. Y es que sólo necesitaron dos guitarras y su talento natural para hacernos salir de allí con una sonrisa permanente. Ya desde el comienzo, en el que nos sorprendieron desfilando hacia el escenario desde detrás de la grada, prometía una gran hora y media de espectáculo. Calimero, La Bamba, la Danza Kuduro o el Ai Se Eu Te Pego fueron algunas de las canciones que contorsionaron a su antojo para contarnos el misterio de un pueblo en el que 32

un ladrón se estaba haciendo con los víveres de los lugareños. Y rescataron clásicos y modernos, pues también hubo guiños al famoso Tío La Vara o a la soberbia y archiconocida pieza de Henry Mancini, la Pantera Rosa. Una sátira excelente en la que había cabida para todos los personajes típicos de los cuentos, aunque siempre en su forma más esperpéntica y soez: el capitán de barco que busca lugareñas a las que “entregar su amor” junto a su feo y deforme sirviente; la pareja que vive sumida en un romance prohibido por la enemistad de sus familias –ella tonta, él poeta-, el avaro que, por no gastar, no gasta ni en viagra para solucionar su problema de defunción eréctil, tal y como él lo llama. O el soplón que vendería hasta a su abuela por unas monedas, la señora infiel y obsesionada con adelgazar… personajes típicos que se vuelven peculiares y únicos en la piel de sus excelentes representantes y con una puesta en escena prácticamente sin un solo fallo. Y como colofón final de estos 120 minutos de hilarante caos ordenado, una crítica en forma de

versión de la famosa Amo a Laura, en la que reivindican su dignidad como actores y cómo seguirán reinventándose y luchando por lo que aman. Porque tal y como ellos dicen, “no voy a dejar de actuar aunque no tenga ni para el pan”. Y desde luego, si siguen actuando de la forma que lo hicieron anoche, llegarán muy lejos.

Texto: Lily Sánchez Foto: José A. González


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GUADALUPE PLATA.

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.conciertos

La hipnosis endemoniada de Guadalupe Plata. Texto: Marta Sader Foto: José A. González

La portada del disco de Guadalupe Plata es el oscuro dibujo de un cementerio con tres hombres en primer plano. Mantén esa imagen en la mente para imaginar la atmósfera del concierto, aunque tendrás que mezclarla con otras. Por ejemplo, el amanecer en un desierto de arena oxidada, que emulaban las luces rojas y el humo de la sala. También el gesto de los hombres que en un saloon tejano se beben el hastío hasta el anochecer, su expresión grave. Guadalupe Plata está sobre el escenario. Tintinean los pequeños cencerros que hace sonar Carlos Jimena, que parece comerse las notas con sus gestos. El palo y el barreño comienzan a hacer su fatigoso trabajo, que obliga a Francisco L. Martos a encor36

varse y recuerda al esfuerzo de los contrabajistas. Pedro de Dios frota la guitarra contra él. Se agita para hacerla vibrar. Pinza las cuerdas con las dos manos, las acaricia salvajemente. Su furia parece sucia, sexual. Pedro es de Dios porque tiene un talento que no puede ser humano. Se agacha al final de cada tema para ayuntarse con el altavoz y parir acoples casi dolorosos. Grita desgarradamente. Su voz es un lamento en Alcatraz, frustrado, rabioso y a la vez deseante. La música de Guadalupe Plata se ha debido engendrar al fondo de un pozo en medio de la nada. Si no viene de lo más oscuro del alma es que está directamente dictada por alguna fuerza maldita. Alguien a mi lado dice: “parecen endemoniados”. Se refiere al público. Muchos tienen los ojos cerrados mientras se mecen al ritmo de la batería, es como un impulso colectivo pero de expresión individual. A veces gritan cosas como “¡Sois la mejor banda de rock que hay!” Otros, directamente, berrean: “¡Os quiero!” Son hombres quienes pronuncian estas declaraciones de amor, pero hay mu-

chas chicas entre la concurrencia. Algunas parecen pugnar por ser la siguiente striper que se contonee Como una serpiente. Hay poco que cantar, pero la sala se hace una sola voz gritando “¿Qué se siente al matar un gatito?” No importa que los músicos no se hayan dirigido ni una sola vez al público: la verdadera comunión está en la música. La atmósfera resulta hipnótica. Guadalupe Plata, sin setlist a la vista, enlaza temas fieramente catárticos con tristezas catatónicas. En los primeros, su explosión es implosiva, como si se generase en el centro de sus cuerpos y se apresurase a salir tan solo por las manos. En los segundos, de tan circunspectos y ajenos, se diría que le cantan a su propia defunción. Aunque la tensión acaba cuando todos bramamos con fuerza eso de “¡Me vuelves loco!”, y Guadalupe, confirmándose como una de esas bandas tan endiabladamente buenas que no tienen nada que demostrar, baja del escenario mientras el público pide más; les será concedido un último round. *Haddonfield también actuaron, hablamos de ellos en la página 12!


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.teatro

Anoche en el teatro oí a alguien llorar. [Texto: Laura Luna Rivas Foto: Virginia Rota]

Una inmensa cola de los que esperaron hasta el último minuto decoraba la calle antes del comienzo. El teatro estaba lleno y con razón: esa noche, el Echegaray fue referencia para la escena contemporánea. El suicidio del ángel, texto de la dramaturga malagueña Aurora Mateos, explosionó en manos de la compañía Mu Teatro, dirigida por Eun Kang. En el escenario, una ristra de almohadas forman un muro sepultando manos y brazos que se estiran y laten. Eun despojó el texto de Aurora de todo adorno y dejó un tablado sin bastidores siquiera. Las paredes y el esqueleto de la tramoya acogían a los cuatro actores, cuatro sillas, palanganas en fila -para que Ilan, judío, enfermo, se limpiara las manos una y otra vez- y almohadas como sacos pesados. No había más para representar la crudeza y el desamparo de la locura. Fuera todo misticismo, romanticismo o idealización de la enfermedad. El vestuario negro, pinceladas de verde militar. No había sueño. Hasta el texto original se recortó en su final para que la muerte deambulara ya sin resistencia entre los personajes. Oí un llanto entre el público durante la representación. Los actores son instrumentos que materializan los delirios. La compañía, entrenada en el trabajo del cuerpo como médium de la tragedia, clavó escenas sublimes. Una fuerza contundente la voz de María Benítez, Aisha, la árabe que lucha pero va cayendo hasta que al final tampoco queda esperanza para ella. Pape Labraca inventa un movimiento genial en su esquizofrenia y Simón Ramos y Elena Casanueva son eclécticos, potentes, imaginativos. Impresiona el trabajo corporal de este coro contemporáneo que recrea por momentos un mundo con sus propias coordenadas. Por momentos, y así ya no sabemos qué es real y qué es una transposición de la mente de Ilan. Porque su mente irá engullendo su alrededor hasta que las sillas forman un estertor de caídas y Aicha desciende hasta las redes del sufrimiento de Ilan.Y, magistralmente, el texto se desenvuelve en su coherencia a la vez que las interpretaciones quedan abiertas. ¿Se vuelve Aicha también loca? ¿Tenía, a fin de cuentas, una razón material la locura de Ilan, una presión real sobre su relación con la árabe? ¿Es la madre, la familia de Ilan, los que ahora se personifican en el coro? ¿Asistimos tal vez al momento en el que Aicha comprende lo oscuro del universo de Ilan? El 38

no-retorno, cuando Ilan consigue que Aicha vea lo mismo que él y entonces le siga. Una plástica sencilla pero con la potencia para sostener una traca final de destellos lumínicos que fijan plumas volátiles en forma de fotogramas aleatorios (como el desorden de la enfermedad mental), la música desbocada que lo acompaña y los actores que sudan y trabajan y sudan hasta el final, se ganan un aplauso emocionado. El telón se cerró rápido y no pudimos reclamar que, en su última noche en el Echegaray, volvieran a recibir nuestra gratitud. De todas formas, no será la última oportunidad de acoger compañías locales en los grandes teatros locales. Seguro.


.conciertos

Amorós glorifica las Mini-miniatures de Balada. [Texto: Cris de la Torre Ilustración: Xero Fernández]

Deslumbrante y con elegancia, el joven Pablo Amorós sale fugazmente al escenario, zarandea sus dedos, asiente firmemente con la cabeza y comienza a llenar de partituras mágicas, con fuerza, inteligentes y expresivas el auditorio del Museo Picasso. Entre curiosos, amantes de la música la cultura y pianistas comienza a sonar la Música en Cuatro Tiempos de Leonardo Balada. Notas lentas, enérgicas y tiempos variados se entrelazan hasta llegar al romanticismo con la interpretación de Chopin. Amorós recibe los aplausos del público sin soltar el piano, justo antes de que las esperadas Mini-miniatures de Balada comiencen a fluir por las butacas, ese conglomerado de “pequeñas píldoras que generan universos personales pero imbricados entre sí cuando se trata de piezas rápidas o lentas”, según su autor. Una obra abstracta y surrealista que requiere ser interpretada con expresividad, un trabajo dinámico repleto de cambios inteligentes donde hasta los silencios suenan. Nuevamente, la ovación del

público se manifiesta con entusiasmo. La Preludis Obstinants, compuesta por Balada en dedicatoria a la fallecida pianista Alicia de Larrocha, pertenece a la segunda parte de este recital de sonidos. Un interesante discurso musical que logra crear un clima hipnótico gracias al carácter repetitivo de las notas. Pablo Amorós va deslizando su alma en cada melodía y respira al compás de esta montaña rusa de notas musicales. Acentos, cluster, columnas de color, melodía, más acentos, minimalismo, reiteraciones… “Una pieza subliminal”, se oye en boca de alguno de los espectadores, mientras el balanceo de sus manos se percibe desde mi butaca. Three Little pieces for piano, compuesta por Bomi Jang y las Persistencies de Leonardo Balada protagonizan los últimos compases del magistral recital. Aplausos y más aplausos, con un Amorós sonriente, y un Balada agradecido, ambos sobre el escenario. El auditorio no se calla. Acaban de salir destellos durante una hora y media de un instrumento en soledad, el piano. 39


.conciertos

La monarquía absolutista del electropop. [Texto: José A. González Foto: Borja Espresati]

No han llegado las ocho a su mitad cuando nos aproximamos al Centro Cultural Provincial. El incesante -y agradable- taconeo femenino, ataviado con galas dignas de otras latitudes más discotequeras, es prueba más que suficiente para saber que el CCP se despereza para asistir a una actuación inusual en un patio de butacas. Monarchy, firmes candidatos al control del synthpop britanico -quizá, en un futuro, mundial- tienen cita en la ciudad. Una banda aún joven y con escaso material publicado, pero que cuenta en su haber con ser la primera en dar un concierto retransmitido al espacio exterior. No hay nada más cósmico, ni nada más Around the sun. Ese es de hecho el título de su primer álbum, el que nos iba a dejar tan buen sabor de boca en unos instantes. Música convertida en polvo espacial en el cénit de calle Ollerías. Azulado el escenario y predispuestos unos instrumentos de cuidada estética, los de las islas se deciden a hacer su entrada triunfal. Enmascarados, como es habitual. El carácter y la fuerza guían su primer tema, justo antes de que Love get out of my way ponga las palmas al rojo vivo. Y al rojo vivo los pies de todas y cada una de las filas del recinto, que ya obvian los asientos y se acumulan frente al teclado. La sala se convierte en una prevista y pagada rave exenta de alcohol y drogas. Sólo dos temas para conseguir acercar nuestros cuerpos al sol, para broncearnos las ganas de bailar. La banda abandona la pequeña sobriedad de los ¿nervios? en los primeros temas, dejando paso a los chasquidos y el contoneo. Dominan el falsete y el tempo, conquistando hasta al digital más infiel en cada tema. Una epidemia de movimientos se propaga por el público tan sorprendentemente rápido que hasta sus ocultos rostros dejan entrever una pizca de asombro. La poco apacible quietud de alguna de sus grabaciones pierde el aliento en directo, convirtiendo el recital en una masa uniforme de energía en movimiento. Una orgía digital de la que no puedes -ni quieres- salvarte. Al final, el agradecido ruido de la grada les sienta tan bien que vuelven para los bises y amagan con reaparecer tras estos. Quizás la conjugación del estilo de la banda sea de sabor pretérito, pero por calidad y solvencia en el escenario, el crecimiento de la banda -y 40

su caché-, apostamos a que es más que futurible. Demostraron ser mandatarios transmitiendo sensaciones, defendiéndose en una sala poco acondicionada para sus necesidades y conquistando pasiones entre el público. Monarchy, por méritos, son los nuevos monarcas del electropop.


.exposiciones

Jerónimo Elespe, pequeñas pinceladas de aluminio. [Texto: Carmen Serrano Foto: Juan Arenas]

Una gran sala blanca, casi vacía. Qué raro… ¡pensaba que alguien exponía! Pero me fijo bien; estoy en una sala llena de treinta y cinco pequeñas ventanas; ventanas diminutas que nos abren a una realidad totalmente diferente. Jerónimo Elespe trabaja de noche, poco a poco; pincelada a pincelada va descubriéndonos su entorno, su estudio neoyorquino, su ambiente y sus seres cercanos. También nos acerca a su mundo más personal e íntimo, el mundo de los sueños y de las reflexiones cercanas a la filosofía, entrando incluso en la abstracción. Llenas de micro pinceladas, de colores grises, violetas, verdes claros, una sobre otra, construyendo poco a poco las formas, que nos obligan a mirar y a remirar la obra, a reconstruir la forma a base de detenernos en cada una y descubrir qué es lo que nos presenta. Es por ello que Fernando Francés, director del CAC Málaga y en este caso, además, comisario de la exposición, lo sitúa entre el impresionismo y el expresionismo.

Algunos especialistas, además, lo relacionan con obras de los minimalistas Fred Sandback o Barry Le Va, con los cómics de Chardin, Guston o Joan Mitchell, con la música de Daniel Johnston e, incluso, con las obras literarias de Edgar Allan Poe o Salinger. También podemos, con mucha distancia, ponerlas en relación con las pequeñas iluminaciones de los grandes libros medievales. Porque iluminada es como queda la pared con estas obras, que parece que resplandecen con luz propia -a pesar de reflejar la noche-. Debe ser que la técnica de óleo sobre aluminio provoca ese efecto. Jerónimo Elespe nació en Madrid en 1975, se formó en la Universidad de Yale (Estados Unidos) y ha expuesto en varias ciudades como Nueva York o Munich. Estará en el CAC hasta el 25 de marzo en su primera exposición en solitario en un centro de arte.

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