Postulados posibles para una micro-física del Cine Todo lo que existe es materia. Toda materia es, por definición, la efectuación de determinadas potencias, fuerzas; energía, deseo. Toda fuerza o potencia es, por definición, una relación. Toda relación es la conexión o el encuentro de una fuerza con otra fuerza, pues una fuerza sólo se relaciona con otra fuerza. Toda conexión o encuentro implica la posibilidad, para una fuerza, de afectar-a (o de ser afectada-por) otra fuerza. Por lo tanto, toda materia es un encuentro posible, y en cuanto tal, una multiplicidad. Una multiplicidad es un paquete de relaciones de fuerzas, de relaciones entre potencias. Si todo cuerpo es material, entonces todo cuerpo es ya, él mismo, una multiplicidad: un conjunto de relaciones afectivas posibles de unas fuerzas con otras fuerzas. Si nuestro cuerpo (y sus órganos) forman una multiplicidad, entonces nuestro cuerpo es todo lo que él puede, todas sus potencias, es decir, todas las relaciones, conexiones y encuentros posibles que sea capaz de efectuar, crear, producir junto con otros cuerpos y fuerzas.
Existir es, entonces, el encontrarse de las fuerzas.
¿Qué relación tiene esto con el Cine? Las imágenes y los sonidos, los signos, también son materia: tienen un cuerpo, un espesor, una fluidez, una velocidad, una resonancia, efectúan una fuerza, una relación, producen un sentido. Si los cuerpos, las imágenes, los sonidos y los signos sólo existen en relación, entonces sólo pueden ser afectados por las potencias de otros cuerpos, otras imágenes y sonidos, otros signos. La potencia de conexión o encuentro (de mutua afectación) de que son capaces las imágenes, los sonidos y los signos, se materializa en el encuadre, en el montaje, el plano, el guión, la luz, etc.
Hacer cine es, entonces, hacer visibles y audibles relaciones entre
fuerzas, potencias, poderes que en sí mismas no lo son. Es hacer visible y audible la existencia real y material: el conjunto móvil, variable y abierto de las infinitas afecciones entre los cuerpos y sus potencias. Pero esas potencias pueden devenir activas, transformadoras, revolucionarias; o reactivas, reaccionarias, productoras de la antiproducción.
Problemas posibles para la creación audio-visual materialista: [1] No existe un escuchar neutro. No existe un ver neutro. Nada de imparcialidad e inocencia en los órganos mismos de la percepción audiovisual (el oído y el ojo); tampoco en los sexuales… Un cuerpo, un órgano está siempre investido colectivamente, funcionalizado, jerarquizado, marcado socialmente: capitalísticamente guionado y encuadrado, montado e iluminado sobre un plano. —supone, por lo tanto, un modo de organización determinado de la producción social… Todo oído desea, es deseo; desea escuchar aquello que escucha: selecciona y pone su escuchar. Todo ojo desea, es deseo; desea ver aquello que ve: selecciona y pone su ver. Literalmente.
diagramados por poderes específicos, establecidos a lo largo y a lo ancho del cuerpo social capitalista. [4] No existe entonces “el” cuerpo: no tenemos “un” cuerpo que sea “tuyo”, “mío”, “privado”, “natural” —todo nuestro cuerpo y nuestro deseo es ya el efecto de un robo, nos es arrebatado, aquí y ahora, y sistemáticamente, por los poderes normalizadores capitalísticos, estatales, burocráticos, y todos sus aparatos de captura del deseo (la captura cinematográfica, pedagógica, policial, psiquiátrica y psicoanalítica, militar, familiar, laboral, massmediática, monetaria, etc.). Todos nuestros órganos vitales del cuerpo (perceptivos, sexuales) están investidos ya por los poderes, por el dinero, por la propiedad.
[2] No existe imparcialidad en el cuerpo, en las fuerzas y potencias del cuerpo, en aquello que en nosotrxs “hace visible”, “hace audible”, “hace pensable” «algo» en una imagen o un objeto, en una realidad social o un acontecimiento. A la mierda con el ‘libre albedrio’ en la percepción (o en cualquier lado). Imposible también una huida hacia un supuesto estado libre, salvaje, de la percepción.
[5] El Capitalismo Mundial Integrado es: toda su lógica delirante de vida y de existencia, perversa, paranoica, cínica, eufemística; son todos sus dispositivos y axiomáticas de control, producción y explotación social, política, económica y libidinal; son todos sus agentes y estrategias sociales de control y de normalización; son todos sus modos de producir subjetivación (de la infancia, de la juventud, la vejez, de la familia, de la soledad, la locura, la sexualidad, el género: varón, mujer, trans, XXY). Es el sistema variable y mutante de relaciones de explotación de una fuerza por otra fuerza.
[3] Que el deseo no es neutro, y que los órganos con los que percibimos el mundo jamás son imparciales ni apolíticos, significa que siempre están producidos, investidos, capturados, entrampados, plegados, vampirizados, explotados, axiomatizados,
[6] Los cuerpos, las imágenes, los sonidos, los signos sólo existen en relación: se conectan, se ensamblan, se afectan mutuamente por la vía del montaje, guionado, puesta en sucesión, edición, planificación, vibración, modulación, resonancia, ralentí, distorsión
(y demás afectos, modos cuanto materia que son).
y estados que les son posibles en
El capital-dinero muerde sobre los órganos, los cuerpos, las imágenes, los sonidos, los signos. Por lo tanto, todas las relaciones posibles entre estos cuerpos, entre estas fuerzas y potencias muy particulares llamadas “imágenes” y “sonidos” están, también, atrapadas en regímenes de producción y reproducción económica, social, jerárquica, deseante, estética, de sentido, semiótica, significante, a-significante, etc. Es decir, todas estas relaciones inmanentes, posibles, entre imágenes, sonidos, signos, están investidas y entrampadas sobre el plano absoluto del Capital: por todo su modo de producir y de apropiarse del trabajo de las imágenes, de las fuerzas. Además, dependen del grado actual existente de desarrollo de los medios técnicos, mecánicos, y digitales a utilizar; del régimen vigente de propiedad intelectual; de la división jerárquica del trabajo que impera en la industria cinematográfica (sea mainstream o under), etc. Nuestros cuerpos y nuestro deseo están entrampados, enganchados sobre el gran plano de inmanencia del capitaldinero mediante mil mecanismos microscópicos y redundancias dominantes de todo tipo, que también y muy especialmente operan en y sobre el plano de los sonidos y las imágenes, de lo audiovisual. Incluso las imágenes de nuestros respectivos cuerpos: cómo vemos y escuchamos a nuestro cuerpo, qué valor le damos a nuestro cuerpo y al del otro, —tanto al cuerpo individual como al cuerpo colectivo.
[7] ¿Qué podemos? Todos los cuerpos y sus órganos pueden emanciparse, desterritorializarse y abrir procesos de devenir-revolucionario; trazar líneas de fuga creadoras. El cine puede devenir, entonces, revolucionario si ante todo (se) abre (a) nuevos modos de producción, de organización, de relaciones deseantes (productivas); si se dispone a crear otro mundo de posibles. No basta (nunca bastó) únicamente con desparramar un mensaje propagandístico, combativo, un ‘contenido’ abierta y declaradamente revolucionario producto de la ‘conciencia’ de clase; hay que preguntarse cómo están organizados, agenciados, montados, planificados, cortados los deseos productores mismos, las imágenes y los sonidos. [8] Pero, ¿cómo hacerlo? Y ¿quiénes lo hacen?
Postulados posibles para una posible organización colectiva. [9] Si el cuerpo y sus órganos son una derivada de las fuerzas (sociales y libidinales) que lo atraviesan, y si lo mismo puede decirse de los sonidos y las imágenes (en cuanto la materia viva que son)… entonces las fuerzas o potencias de un cuerpo (todo lo que un cuerpo puede —por ejemplo, lo que puede oír o ver—), jamás están dadas de antemano: no preexisten.
Ni el cuerpo, ni el deseo, ni las imágenes, sonidos y signos (las fuerzas) se preexisten a sí mismos. Todos ellos existen en acto: se ejercen. [10] Es entonces la organización de esas fuerzas, es el modo como se establece su encuentro (el modo como esas fuerzas, esos deseos y esos cuerpos están organizados, relacionados, conectados) lo que afecta, efectúa, registra, produce, reproduce, deriva y (re)lanza a esas fuerzas. Es el modo como están diagramadas las relaciones entre fuerzas lo que inviste, envuelve, (re)pliega a la vez que produce a esas fuerzas, haciéndolas ser lo que son.
Toda fuerza, todo agenciamiento de fuerzas, todo lo que un cuerpo puede, lo que una imagen-sonido puede, depende del modo general (de producción y de relaciones de producción) en que esas fuerzas están organizadas. Y esto es válido tanto para
un cuerpo individual como para un cuerpo colectivo; tanto para
una fotografía como para un film o cualquier tipo de montaje de sonidos e imágenes (stop-motion, video-arte, fotomontaje, corto, largo, medio, documental, animación, etc.). Toda imagen, toda simple nota musical, toda línea, es política: porque es ya (o supone) un colectivo de sonidos e imágenes, y está siempre sobre un devenir-film, devenir-música, devenir-audiovisión. Bajo el modo de organización y de producción capitalista las fuerzas se empobrecen, se vuelven productoras de la antiproducción: reactivas, reaccionarias, pasivo-agresivas, reproductoras de las redundancias dominantes. [11] Las relaciones de producción y el modo como se producen o fabrican los objetos que luego serán puestos ante la percepción, ante el oído y el ojo (objetos artísticos, obras de arte, producciones audiovisuales), pueden ser o bien el resultado de relaciones de producción verticales, emanadas de un centro o agujero negro central (Autor/Director/Productor/Escuela, etc.), unidireccionales, irrevocables, irrecusables, arbitrarias, —o bien relaciones horizontales, multi-centradas, multi-direccionales, mutantes, revocables, desmontables, des-programables, experimentales. [12] Moi Non Plus busca devenir un colectivo horizontal, antijerárquico, acéfalo o pancéfalo (monstruo infame, hombre elefante), autónomo, independiente, autogestivo, de experimentación, trabajo y [auto]producción artística. —para así intervenir activamente en la realidad existente.
Apelamos a producir relaciones por fuera de la división jerárquica del trabajo, hacia posiciones rotativas, móviles, sin jerarquía («mandar obedeciendo»), y según las decisiones que en cada caso concreto y en cada proyecto particular surjan como resultado de la libre y directa deliberación autónoma; con los recursos económicos y técnicos disponibles, con las fuerzas y habilidades singulares presentes y agenciadas en cada caso (las diferentes habilidades posibles entre nosotrxs lxs productorxs no justificará ningún tipo de desigualdad política). No nos interesan ni las ‘escuelas’ de cine, ni las reglas y métodos del deber-ser cinematográfico. Queremos darnos nuestras propias reglas facultativas y prácticas, ya que nosotrxs somos lxs productorxs. Nos cagamos en los críticos, sabedores y escribas del orden, y en toda forma de ‘autoridad’ artística, genio, “culto”. Para nosotrxs, primero las ideas, —después los dispositivos. Para nosotrxs, los recursos técnicos deben estar subordinados a las ideas, —y nunca al revés. El dispositivo ideal es cualquier dispositivo que nos permita realizar la idea. Todo esto debe ser experimentado, debe ser atrevido; avidez vital, salto mortal, —y a la vez prudencia, paciencia. Devenirmujer, amazona audiovisual. [13] Creemos que un colectivo debe perseguir sus propias líneas de fuga creativas, liberar el deseo, interconectar transversalmente con otras líneas de fuga, con otras resistencias y luchas, con otros devenires.
Resistencia, rebeldía, desobediencia, insurrección, experimentación colectiva. —por la liberación del trabajo explotado (por el capital privado y estatal, nacional e internacional) y la apropiación colectiva de los medios de producción: condición necesaria para la completa liberación y desterritorialización de los cuerpos, de los deseos activos y creadores, alegres; la liberación del ojo, el oído, de los sonidos y las imágenes de su captura institucional, burocrática, partidista, policial, publicístico-propagandística, estatista, capitalística. Nuevos modos de organización, la apropiación (colectiva) de los medios de producción para la auto-administración y la autodeterminación de la vida (y la producción de vida), y la liberación y desterritorialización de los órganos de la percepción, nos permitirán liberar también la cámara, las técnicas, las imágenes, los sonidos, los signos, el arte, los cuerpos, las fuerzas, el deseo. Uno y el mismo proceso. [14] Creemos que es necesario y posible organizarse de otra forma para producir de otra forma y, consecuentemente, comenzar a vueltear, revolucionar, fugar, arrancar un cabo del sistema —y producir contagios.
Si el sujeto artístico es la resultante de un tipo y modo específico de organización, entonces el objeto artístico tampoco
precede a las relaciones de producción —dejamos todo esto para las almas bellas (los “Autores”).
Nuevas
formas colectivas de y producción pueden volver posibles nuevas formas de percepción, de creación audiovisual, —es decir, activar y contagiar devenires revolucionarios. Posibilidad no de un “Nuevo Cine” posible, sino
organización
de Otro cine posible.
Todas las imágenes y diseños (fotogafías, montajes, dibujos, pinturas, etc.) que aparecen en este «[des]Programa» fueron realizadas especialmente por 'Moi Non Plus'.
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