Moi Non Plus - Zapatismo y Kurdistán. ¿Nuevos 'intercesores' abajo y a la izquierda?

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Zapatismo y Kurdistán: ¿nuevos ‘intercesores’ abajo y a la izquierda?

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O «hacer visibles y audibles fuerzas [organizativas] que en sí mismas no lo son»

Moi Non Plus colectivo audiovisual


El presente texto fue realizado con fines estrictamente políticos: activar, como problema, los ‘modos de organización’ y sus respectivos conceptos operativos, relativos a las prácticas y la economía (social y libidinal) militante. No persigue fines académicos ni eruditos. No busca contentar ni servir a los funcionarios del orden establecido de relaciones («caballeros de la sustancia» variopintos: catedráticos, investigadores, intelectuales, escribas, etc.), ni a las instituciones existentes, ni a las funciones mismas. Sólo le interesa el devenir-revolucionario de los cuerpos (individuales y colectivos).

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‘Zapatismo y Kurdistán’ surgió como resultado de una intervención políticoaudiovisual acontecida en una mesa de debate titulada «Precursores sombríos para otro(s) mundo(s) de posibles: prácticas, subjetividades, teorías», llevada a cabo el día martes 19 de mayo de 2015 en el marco de un seminario gratuito organizado por el colectivo “Debates Actuales de la Teoría Política Contemporánea”. Desde dicha Mesa los temas fueron abiertos y disparados verbal y audiovisualmente (con el fin de un posterior debate que se desarrolló). El disparo audio-visual fue iniciativa de Carla Fleur y Martín Jouer (de la colectiva ‘Moi Non Plus’), quienes produjimos especialmente y para proyectar in situ el stop-motion: Autonomía Zapatista. Otro mundo de posibles. Luego, MoiNonPlus produjimos el present e texto de intervención.

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Zapatismo y Kurdistán: ¿nuevos ‘intercesores’ abajo y a la izquierda? O «hacer visibles y audibles fuerzas [organizativas] que en sí mismas no lo son» Moi Non Plus  «¿Por qué no pensar que un nuevo tipo de revolución está deviniendo posible, y que todo tipo de máquinas mutantes, vivientes, hacen guerras, se conjugan, y trazan un ‘plano de consistencia’ que mina el ‘plano de organización’ del mundo y de los Estados? […] La cuestión del futuro de la revolución es una mala cuestión, pues en tanto que uno se la plantea hay muchas personas que no devienen revolucionarios. Está hecha precisamente para eso, para impedir la cuestión del devenir-revolucionario de las personas, a todos los niveles, en cualquier lugar» (G. Deleuze & C. Parnet, 1977). «Creen que si hablan David, o Tacho, u Hortensia, o Susana, o Gabriela, o Esther, o Moy, o Marcos, entonces es que hablan ellas y ellos nomás, como individuos, pues. Pero en nuestra historia no caben el “yo”, ni el “tú”, ni el “él”. Sólo cabe el “nosotros”. Somos “nosotros” para lo bueno y para lo malo» (Comandanta Hortensia, EZLN, 2007).

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«La organización es la que nos une. Por eso es tan importante eso de decir organizarse. Pero a la hora de que estamos ya aquí, pues empieza eso: empiezan los qué es lo que vamos a hacer, y cómo lo vamos a hacer» (Sub. Insurgente Moisés, EZLN, 2015). «El triunfo político no implica comenzar un movimiento para la estatalización de la mujer. Por el contrario, implica luchar con estructuras estatistas y jerárquicas, implica crear formaciones políticas que pretendan conseguir una sociedad democrática, igualitaria en género, ecologista y donde el Estado no sea el elemento central. Como la jerarquía y el estatismo no son fácilmente compatibles con la naturaleza de la mujer, un movimiento que busque la libertad de la mujer debería tratar de conseguir formaciones políticas anti-jerárquicas y no estatistas. […] Si las relaciones de propiedad y poder que dominan y someten a la mujer no son derrocadas, tampoco se conseguirán relaciones libres entre la mujer y el hombre. […] Para conseguirlo, debemos trabajar a nivel teórico, programático, de organización e implementación» (A. Öcalan, 2013). «El desarrollo de la mujer, su libertad, su independencia, debe provenir de ella misma […] mediante el rechazo de cualquier derecho que se pretenda imponer sobre su cuerpo; rechazando el tener hijos a no ser que los desee; rechazando ser una sierva de Dios, del Estado, de la sociedad, del marido, de la familia, etc. […] Eso, y no el voto, hará libre a la mujer, —convirtiéndola en una fuerza hasta ahora desconocida en el mundo» (E. Goldman, 1911). «La emancipación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos» (Estatutos Grales. de la A.I.T., año 1871).


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ÍNDICE

Máquina de guerra de guerrillas femenina contra las codificaciones opresivas y de explotación en las propias comunidades indígenas: flujos de peinados; flujos de palabra; flujos de trabajo/dinero. Sólo las mujeres, y el devenir-mujer de las mujeres (y los hombres), pueden emplazar una revolución radical.

«Una guerra sin batalla». Amazonas. O del devenir-mujer.

2) Del combate (al) exterior. Las Amazonas llegan de ninguna parte: «tercera vía» (zapatista y kurda) contra la axiomática del Capitalismo y contra la sobrecodificación del Estado-nación. Devenir-mujer y devenir-minoritario como «doble combate»: luchar contra los códigos arcaicos opresivos (usos y costumbres) al interior de las propias comunidades y luchar por la defensa de los códigos (y de los nuevos modos de organización/producción) contra el intento del capitalismo y del Estado-nación por subsumirlos a su lógica de producción y de vida (lucha amazónica, radical, contra la doble y triple explotación interior-exterior). Esquizofrenia del capitalismo (polo paranoico-fascista del delirio) vs. Esquizofrenia del zapatismo y el Kurdistán (polo revolucionario, «canto de vida»). Siete puntos no exhaustivos para caracterizar la demencia revolucionaria (proceso) del Zapatismo y el Kurdistán: modo de organización emparrado o rizomático; modo de producción de la subjetivación colectiva (el «nosotros», un modo de ‘deshacer el rostro’); forma-organización; «mandar obedeciendo» y «Confederalismo democrático» (autonomismo revolucionario); el problema del dinero; proliferación de modos de semiotización y creación múltiples, incluso en el plano de la discursividad política (¿las ‘Declaraciones Lacandonas’ como des-Programas?); nuevos modos de caracterizar la situación social local y mundial: experimentación política y política de la experimentación (y su expresión vía la creación de Congresos Nacionales Indígenas, Semilleros, Festivales, Encuentros internacionalistas de todo tipo).

Caracterización del problema: otro modo de concebir la cuestión de la organización. Diferenciales entre una caracterización que sólo se atiene a las 'posiciones de interés' (macro-política), y otra que avanza hacia las 'posiciones de deseo' (micro-política). Economía social y libidinal. Una 'organización armada' se dice de muchas maneras. ¿En qué sentido otros modos de organización de las relaciones y otras prácticas políticas, bajo horizontes autoemancipatorios, pueden resignificar (e investir) las armas? ¿El modo de organización como arma?. El devenir-indígena, devenir-originario, como línea de fuga en la propia máquinaguerrilla. La «guerra de guerrillas» como modo de organización/producción de las prácticas políticas y teóricas, como modo de organización/producción de las relaciones (práctica militante, antes que militar). Buscando una línea «transversal» entre las luchas diferenciales del zapatismo y el Kurdistán. Triple interrogante para una tercera vía: ¿Quiénes se organizan colectivamente? ¿Para qué se organizan colectivamente? ¿Cómo se organizan colectivamente? Introducción al doble (y simple) combate revolucionario a librar sobre un doble (y simple) plano económico (social y libidinal). Micro-políticas zapatistas y kurdas. Limitación y estrechez de la «ideología» como concepto analítico-práctico.

«Un solo y mismo combate». —Jin, Jiyan, Azadî [mujer, vida, libertad]. 1) Del combate (al) interior. El devenir-mujer revoluciona los viejos códigos y codificaciones indígenas (microprocesos revolucionarios). Las «tierras» y las «mujeres». ¿Igualdad en el plano consciente (posición de interés) para una desigualdad en el plano material y deseante (posición de deseo)? ¿Por qué las tierras, recuperadas por la insurgencia revolucionaria, pueden seguir actuando como factor de opresión y explotación contra las mujeres?. Las mujeres quiebran las jerarquías reivindicativas masculinas: la fuga y autonomización de las mujeres por las mujeres mismas (y su expresión en la Ley revolucionaria de mujeres) resignifica el problema de la tierra (expresado en la Ley agraria revolucionaria), y de toda la lucha y la organización de las relaciones sociales productivas (y de la producción social de relaciones).

Diagrama Zapatista (de organización). Ilustración. «El rostro es una política». —Algunas notas dispersas sobre la organización zapatista: el “mandar-obedeciendo”. O del autogobierno y la auto-gestión. Tres niveles de la organización colectiva. Los Caracoles. Los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ). Los pueblos y comunidades (bases de apoyo). Cuatro niveles del trabajo colectivo. Local. Regional. Municipal. Zonal. Tres niveles del auto-gobierno. Local. Municipal. Juntas de Buen Gobierno.


«Una guerra sin batalla». —Amazonas. O del devenir-mujer. «Todos los devenires comienzan y pasan por el devenir-mujer. Es la llave de todos los devenires» (Deleuze/Guattari, 1980).

La participación e intervención de y en esta Mesa tiene para nosotrxs una relevancia fundamental, cuyo carácter es esencialmente político: establecer conexiones entre potencias, es decir, entre la filosofía y movimientos colectivos organizados reales y concretos, intempestivamente vigentes —aunque mayormente silenciados (cuando no, mistificados) en cuanto a su inmensa riqueza como problema y devenir económico1 político , y ninguneados como problema filosófico; o en el mejor de los casos, maliciosa y reactivamente ‘interpretados’. Es decir, se trataba para nosotrxs de hablar —y de poner en movimiento el pensamiento y el deseo (que son lo mismo) 2— de lo que no se quiere hablar cuando se habla sobre organizarse colectivamente, de poner en discusión aquello que no se quiere discutir cuando se discute en torno a las organizaciones (políticas); se trataba para nosotrxs de correr el eje y situar el problema en torno a la profunda relación diferencial que existe entre las posiciones ‘de deseo’ y las posiciones ‘de interés’ allí donde los debates siempre y únicamente suelen girar sobre las segundas: en torno al interés y las necesidades (conscientes) de un sujeto político más o menos dado de antemano; por ejemplo, cuando se habla de criticar o combatir al capitalismo neoliberal desde supuestas nuevas prácticas ‘de interés’ (cómo usar un crédito o subsidio del Estado de forma vitalista en función de una suerte de oportunismo de masas, cómo reapropiarse sin culpa de los recursos gestionados y distribuidos por el Estado, cómo “defender las conquistas” sin quedar pegado-a, etc.), pero dejando sin analizar ni la consecuente (re)producción 3 axiomática de inconsciente y de deseo que subyace de modo inmanente a todas esas 1

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Teniendo en cuenta que por “económico” debemos entender el doble sentido que le dan D&G: economía política y economía libidinal son uno y el mismo problema. Cf. Deleuze/Guattari, Anti-Edipo. Capitalismo y esquizofrenia (trad. F. Monge), Paidós; Barcelona: 1995; pág. 33; 34; 36: «Si el deseo es productor, sólo puede serlo de realidad […] No es el deseo el que se apoya sobre las necesidades, sino al contrario: son las necesidades las que se derivan del deseo […] Sólo hay el deseo y lo social, y nada más; la producción social es tan sólo la propia producción deseante en condiciones determinadas. Incluso las formas más represivas y más mortíferas de la reproducción social son producidas por el deseo». 2 Cf. Deleuze, G., Derrames entre Capitalismo y Esquizofrenia (trad. Equipo Editorial Cactus), Cactus; Bs. As.:2005; pp. 183; 187: «Pensar y desear son la misma cosa […] El deseo es pensamiento, posición de deseo en el pensamiento. […] El deseo es constitutivo de su propio campo de inmanencia, es decir constitutivo de las multiplicidades que lo pueblan». 3 «Los axiomas del capitalismo no son evidentemente proposiciones teóricas, ni fórmulas ideológicas, sino enunciados operatorios que constituyen la forma semiológica del Capital, y que entran como partes componentes en los agenciamientos de producción, de circulación y de consumo. […] En ese sentido, un flujo puede ser objeto de uno o varios axiomas (constituyendo el conjunto de los axiomas la conjugación de los flujos) […] Ejemplos de nuevas creaciones de axiomas después de la segunda Guerra Mundial: el plan

prácticas de interés ni, por lo tanto, los tipos de relación y producción económicodeseante que suponen y que (re)activan. Hacer hablar y hablar haciendo —y entonces nuestra intervención: la práctica teórica producida en esta Mesa conectada con prácticas políticas colectivas; y asimismo el hecho de que desde el colectivo audiovisual Moi Non Plus se nos hayan revelado, como modos de intervención necesarios, tanto la realización del ‘stop-motion’ titulado Autonomía Zapatista. Otro mundo de posibles como del presente texto. En ambos casos una apuesta práctica del mismo carácter conectivo: partir de lo dado para ‘vueltearlo’. En el caso del stop-motion: partir del fetiche, de elementos mercantiles económicos demasiado cotidianos, tanto alimenticios y digeribles como plásticos y tóxicos, mercancías no del mundo de ‘lo serio’ sino del mundo infantil, escolar, naïf —para desterritorializarlos, fugarlos: agenciándolos con nuestras voces y con las de indígenas revolucionarios y con las de mestizos desertores; y anónimos todos, clandestinos, puro colectivo: la Comandanta Hortensia, el Subcomandante Insurgente Marcos, el Subcomandante Insurgente Moisés: pasamontañas de Nadies; todos falsos nombres, y por eso reales. Bricollage audio-visual. Queríamos aprovechar para introducir este debate en torno a modos de organización colectiva actuales y armados, —con la (in)conveniencia y ambigüedad de que por “armados” no estamos suponiendo sólo (ni especialmente) la recurrencia a armas que son ‘de fuego’. Y aún cuando en el caso del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional), las YPJ (Unidades Femeninas de Protección), y las YPG (Unidades Populares de Protección) se trata efectivamente con armas de fuego, decimos que: (a) no sólo no son su único armamento de combate y resistencia, sino que (b) postulamos que ni siquiera son el más peligroso de sus armamentos de cara a sus enemigos mismos, —esto último, el hecho de que las armas de fuego no sean su armamento más peligroso, es esencialmente el problema que nosotrxs queremos introducir aquí. Por lo tanto, aunque para ellos las armas de guerra sí sean herramientas necesarias (pero no suficientes) en su praxis con vistas a la conquista de la autonomía y la emancipación anti-capitalista, sostenemos que no son ‘las armas de fuego por las armas de fuego’ mismas las que nos interpelan; —de la misma forma que, como colectivo audiovisual que somos, su producción artística (cine Marshall, las formas de ayudas y de préstamos, las transformaciones del sistema monetario. […] Lo que hace variar la axiomática, en relación con los Estados, es la distinción y la relación entre ‘mercado exterior’ y ‘mercado interior’. La multiplicación de axiomas se produce sobre todo cuando se organiza un mercado interior integrado que compite con las exigencias del mercado exterior. Axiomas para los jóvenes, para los viejos, para las mujeres, [agregamos nosotrxs: para las masas, los pobres, los asistidos sociales, los “marginales”, los extranjeros, los indígenas, la prostitución, los obreros y trabajadores, las “amas de casa”, el servicio “doméstico”, los animales], etc. Se podría definir un polo de Estado muy general (“socialdemocracia”) por esa tendencia a la adjunción, a la invención de axiomas en relación con dominios de inversión y fuentes de beneficio; —no es un problema de ‘libertad’ o de ‘coerción’, de centralismo o de descentralización, sino de cómo se controlan los flujos». Cf. Deleuze/Guattari, Mil Mesetas (trad. J. Vázquez Péres & U. Larraceleta), Pre-Textos; Valencia: 2010; pág. 466.


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documental, muralismo, literatura, etc.) no nos interpela en pos de un mero gusto burgués del tipo ‘el arte por el arte’. Ahora bien, es precisamente en función de esto mismo que fundamentalmente pensamos que no somos nosotrxs quienes debemos interpelarlxs a ellxs y exigirles explicaciones por su uso supuestamente extemporáneo de armas de guerra en tiempos “democráticos” y de “paz”, o por su organización clandestina y militar —algún cínico agregaría, para el caso zapatista, que: “actuando así se deslegitiman a sí mismos en estos tiempos de gran avance gracias a Presidentxs progresistas y populares en Latinoamérica”—, sino más bien a la inversa: somos nosotrxs quienes nos sentimos profundamente interpelados por ellos, puesto que devienen para nosotrxs, en pleno capitalismo estatal contemporáneo, ese «huésped inquietante» del que hablaba Nietzsche; somos nosotrxs también quienes nos decimos: «No te deja ni un 4 pinche rincón donde esconderte, pinche zapatismo» . Ambos movimientos son para nosotrxs una profunda anomalía feliz, activa, mutante, delirante, creadora —en todos los planos de la producción, incluyendo la educación, la salud, el arte, el muralismo, el cine 5 documental, la agro-ecología, etc. No romantizamos, no pintamos de color de rosa las figuras de lxs zapatistas y lxs kurdxs: nos interesa el modo inactual de su organización. ¿Cómo es posible que formas realmente novedosas (como venidas del futuro más intempestivo) de hacer política, de organización social y económica estén siéndonos planteadas por organizaciones armadas del tipo ‘guerrilla’? ¡Cómo es que precisamente grupos de guerrilla tengan algo novedoso, diferencial, activo, productivo, vital y siempre reverdeciente que mostrarnos y decirnos en torno al modo de hacer política —cuando se supone que lucha armada es sinónimo de violencia, culto a la muerte, y negación de la vía política! ¡El hecho paradojal de que una estructura de ejército-guerrilla (jerárquica) haya iniciado devenires micro y macro revolucionarios hacia la creación de nuevos modos verdaderamente diferenciales de vida, de subjetivación, de afección, percepción, política, estética, etc.! Y como si no fuera poco cómo tragarnos, nosotros los blancos, occidentales modernos y civilizados, ¡el hecho de que estos nuevos modos de organización profundamente creativos estén siendo producidos por sujetos colectivos inesperados, considerados históricamente como bárbaros, incivilizados, razas menores, supuestamente ‘estancadas’ (según rezan las redundancias dominantes varias) en una especie de sopor intemporal ab-origen y pasivo (indígenas y kurdos de diversa ascendencia histórica y 6 cultural) ! El occidente capitalista y estatal no ha podido, durante 30 años, axiomatizar 4

Cf. el texto “La visión de los vencidos” (Subcomandante Insurgente Galeano, 6 de mayo de 2015), en: El pensamiento crítico frente a la hidra capitalista. Participación de la Comisión Sexta del EZNL, pág. 135. 5 Cf. Marx, K., El Capital. Crítica de la economía política. Tomo I, Vol. 1, (trad. P. Scaron), Siglo XXI, Bs. As.: 2002; pág. 8. 6 «Si se conviniera en que los kurdos son un pueblo preexistente a la formación de los Estados, es decir, si se aceptara que son un pueblo originario, el término “separatista” sería considerado un error voluntario en la comunicación de información». Cf. Haddad, A. & Albani, L., Kurdistán. Crónicas insurgentes; Ed. Sudestada & A Formar Filas editora guevarista, Bs. As.: 2014, pág. 52.

estos devenires revolucionarios… ¿cómo no habría de agitar su más terrorífica y sangrienta máquina represiva y genocida contra ellos, día tras día, ahora, hoy mismo, en este momento? Es el trabajo y la obligatoria tarea de su vida: aplastar el Afuera, detener y reprimir los devenires revolucionarios. Integrar y explotar y nihilizar, chorrear sangre y 7 lodo por todos sus poros . Pero en oposición tanto respecto de las caracterizaciones de las izquierdas clásicas/partidarias como del cínico y eufemístico progresismo/populismo consideramos que la función más siniestra y terrorífica del poder no radica ni única ni exclusivamente en sus aparatos represivos (violencia institucional) e ideológicos, —sino en su potencia operativa diagramática para ordenar, distribuir, normalizar, disciplinar y controlar, integrar y depotenciar las fuerzas y potencias creadoras, productivas (el deseo incluido); en sus ‘aparatos de captura’ variopintos y sus maquinarias de la alegría (el cine y el arte en general incluidos), sus ‘equipamientos colectivos’, sus ‘redundancias dominantes’, sus ritornelos y rostridades, cuyo sentido y fin es emplazar/entrampar el trabajo productivo (y el del deseo, que es productor de realidad, incluido), poniéndolo a [re]producir la antiproducción, vampirizando la irrupción de otra producción de relaciones productivas (nuevos mundos de posibles, donde quepan otros mundos de posibles), en el doble plano de la economía social y libidinal. En hacer que el combate no sea radical: que no se lleve en un doble frente; siendo que el diagrama de poder los combina y emplaza a ambos a la vez, y se efectúa y actualiza en ambos a la vez, sea cual sea la forma-Estado, fines y medios de los que se sirve. Micro-política. Hay-que hacer visible y audible no sólo estas funciones operativas del poder que se nos escapan (pero que nos atraviesan/entrampan cotidianamente), —sino también la profunda potencia revolucionaria de aquello que se le resiste y que lo combate (los devenires revolucionarios de las fuerzas). Tendremos que hablar, entonces y ante todo, de organización colectiva, de las maneras de ser de la organización. Buscamos un denominador común (precursor sombrío), en cuanto a la producción económica, entre las organizaciones colectivas militantes armadas sin armas ‘de fuego’ (pero no por eso menos 8 potencialmente peligrosas para el orden) , y las que sí se ven forzadas a recurrir a ellas. 7

Cf. el texto “Sobre las elecciones: Organizarse” (Subcomandante Insurgente Moisés, 3 de mayo de 2015), en: El pensamiento crítico frente a la hidra capitalista. Participación de la Comisión Sexta del EZNL, pág. 346: «No importa qué tanto lo perfumen y laven, el sistema capitalista “chorrea sangre y lodo, por todos los poros, desde la cabeza hasta los pies” (ahí lo vean quién lo escribió así y dónde)». La cita de Moisés remite al Capital de Marx (ed. cit., Tomo I, Vol. 3, pág. 950). 8

Como por ejemplo los colectivos que integramos quienes participamos de la Mesa, y en los que al mismo tiempo en que se producen colectivamente prácticas/producciones teóricas (cuyo fin directo es intervenir en la realidad social y política), se produce la propia práctica/acción colectiva (tema para nosotrxs aquí fundamental): Nodo. Colectivo de Co-organización militante, Colectivo Moi Non Plus / Trabajos audiovisuales (canal de YT).


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Tal es, decimos, el caso de los modos de organización-producción propios al EZLN y al PKK/YPJ/YPG, puesto que lo fundamental en ellos es el cómo de su organización: su mayor arma ofensiva de producción de desorden y subversión, de creación de nuevos mundos de posibles. Entonces, ¡he ahí el objetivo de nuestra proposición! Y de la novedad y la diferencia singular de tales movimientos armados (con armas de fuego): se trata de un problema de organización, de agenciamientos colectivos. ¿Cómo no iban a resultarnos relevantes, filosófica y económicamente problemáticos? Guerrillas armadas que resignifican totalmente el concepto mismo de guerrilla armada —a causa de la economía (social y deseante) de su organización. Ahora bien, desde una perspectiva materialista está claro que entre la lucha zapatista y la lucha kurda (ambas revolucionarias, anti-capitalistas, abiertas a su propio devenir y productoras de novedad en el plano de la organización y del deseo) hay diferenciales muy importantes y de todo tipo, y por lo tanto no pueden ni extenderse ni extraerse los mismos argumentos haciendo una homología simple entre ambos movimientos de liberación; desde un punto de vista meramente cuantitativo, por ejemplo, sabemos que lxs kurdxs son aproximadamente unos 45 millones, que han sido divididos por la violencia política, jurídica, económica, militar y para-militar en 4 Estados (Siria, Turquía, Irán, Irak, más lxs exiliadxs en Europa, etc.), mientras que por el lado del zapatismo el número y la extensión del territorio son menores. Se trata, por otro lado, de culturas muy diferentes, territorios y climas muy diferentes, lenguajes y modos muy diferentes, y todo el etcétera que podamos registrar. De modo tal que al analizar, por ejemplo, los devenires no sólo 9 políticos (lxs kurdxs tienen el PKK y los zapatistas no tienen una formación partidaria) y económicos que abren sino también los jurídicos que ambos producen y crean (las formas de pensar y hacer la ley, los ‘usos y costumbres’, las codificaciones, etc.), nos encontraremos con que no necesariamente ambos movimientos coinciden en todas sus caras, al nivel del plano de organización; por ejemplo, según cuenta una autoridad comunitaria zapatista las comunidades tienen (discutido y votado por los pueblos en las asambleas de los municipios rebeldes) un «reglamento interno» que a veces siguen y a veces no; y por el otro lado, en el caso de los kurdos, han producido y creado una especie de constitución o Carta que titularon «Contrato Social para la autonomía democrática», que se redactó para legislar los principios del auto-gobierno en las comunidades autónomas de Afrin, Jazira y Kobane (Kurdistán del Oeste). Otra de las diferencias que podemos anotar pero que no debemos permitirnos juzgar a la ligera es, por ejemplo, el problema de los delitos y sus dispositivos de castigo: hasta donde hemos podido investigar (siguiendo sus innumerables y múltiples producciones teóricas de todo tipo) los zapatistas no han puesto en funcionamiento cárceles, mientras que en el ‘contrato social’ que mencionábamos (art. 25) sí aparece legislado en un nivel muy general el concepto de las prisiones. Pero, ¿es que esto fue decretado para aplicarse de una vez y para siempre 9

Siglas para el ‘Partido de los Trabajadores del Kurdistán’.

sobre las cabezas de 45 millones de personas? —más bien esa es nuestra visión occidental del derecho positivo (cuyas leyes, por cierto, no tienen otro fin que encubrir la explotación 10 del Capital gestionada por los Estados-nación) . Para ambos casos, estamos en presencia de nuevas formas de vida y de relaciones; los ‘municipios autónomos’ o ‘cantones’ funcionan según una lógica que es marciana en comparación con la nuestra. Ante todo, no juzgar desde afuera, no momificar. Evitando, entonces, todo tipo de cristalización, evitando poner a funcionar una maquinaria analítica que siga la lógica sacerdotal típica de un ‘sistema del juicio’ (aplicar una grilla valorativa dada de antemano y trascendente respecto del devenir-zapatista y el devenir-kurdx), evitando toda lectura moralista eternizante (especialmente cuando se trata de dos de los movimientos de emancipación revolucionaria anti-capitalista más creativos que existen actualmente abiertos a su propio devenir, en constante proceso de experimentación de todas sus relaciones), nos proponemos intentar analizar lo que ambos tienen en común tanto en lo que hace a su plano ‘de organización’ como a su plano de consistencia o de ‘producción deseante’, en el nivel macro y en el nivel micro, es decir, a la producción económica tanto social y política como libidinal. Hablaremos, entonces, de un combate que ambos libran en un doble frente de batalla, de una doble guerra, pero una y la misma. Y encontramos que ambos, zapatistas y kurdxs, en pleno devenir diferencial, trazan sus líneas de fuga sobre una transversal que los hermana. Esto es lo que nos interesa. Una vez más: estamos persiguiendo nuevas formas y modos de organización colectiva, no meramente desde una perspectiva de análisis ‘ideológico’, sino en lo referido a los agenciamientos colectivos de deseo (libidinales). Ahora bien, casi contemporáneamente al levantamiento zapatista aquella mañana del 1º de enero de 1994 —y en el caso del pueblo kurdo es exactamente en esa misma década que se inicia un proceso de abandono de las viejas estructuras del PKK (cuyas 11 primeras acciones armadas se remontan a 1978) —, fecha en la que entraba en vigencia el NAFTA o TLC o Tratado de Libre Comercio entre México, EE.UU y Canadá, Deleuze reeditaba en Conversaciones (1990) una entrevista (de 1985) en la que decía: la izquierda «necesita nuevos intercesores», es decir, producir nuevas «potencias de lo falso» productoras de verdades y de novedad, —y esos intercesores pueden ser personas «pero también cosas, animales o plantas […], reales o ficticios, animados o inanimados» 12. Y todavía más: resulta inquietante y a la vez curioso que Deleuze mismo haya abierto dicha obra (prólogo de 1990) con una reflexión breve, pero con la intensidad súbita y 10

Cf. Albani, L, op. cit., pág. 64: «El ministro de Afrîn aseguró que la economía social “significa olvidarse de la economía como búsqueda de beneficio únicamente”, a su vez que ese sistema “no adquiere su legalidad de las leyes, sino (en) la naturaleza y la ética de la sociedad”». 11 Un hito fundamental en ese profundo proceso de metamorfosis (desterritorialización) radical de todas sus estructuras políticas y sus modos de organización se consolida en el año 1993, fecha en que se realiza el ‘Primer Congreso de Mujeres’. En el mismo año y del otro lado del mundo, en Chiapas, se votaba la ‘Ley revolucionaria de mujeres’. 12 Cf. Deleuze, G.; Conversaciones (trad. J. L. Pardo), Editora Nacional; Madrid: 2002; pág. 142.


explosiva del relámpago, que sitúa a la práctica propia de la filosofía en la posición de una 13 «guerra de guerrillas» ; guerra de guerrillas organizada y sistemática no sólo, según él mismo afirma, contra los poderes exteriores sino también al interior de nosotros mismos (contra la acción micro-fascista de los poderes en nosotros mismos). Querríamos detenernos en esta cuestión de la doble guerra o doble combate —que más bien es uno y el mismo combate, porque los poderes muerden dentro nuestro sincrónicamente y no sólo a nivel ideológico (posición ‘de interés’) sino también al nivel del cuerpo y del deseo, como posición ‘de deseo’—, pero bajo la hipótesis de que esta acción de «guerra de guerrillas» de la que Deleuze nos habla refiere, fundamentalmente, a un modo especifico 14 de organización militante antes que militar, es decir, que no está bajo ningún punto supeditada a las armas ‘de fuego’, aún cuando en situaciones dadas se recurra a ellas (EZLN, PKK/YPJ/YPG). Es un asunto de producción (teórica y práctica) y de organización de esa producción, en el doble aspecto de economía política y deseante, y por lo tanto, también de resistencia, insurgencia, rebelión. La práctica filosófica y su organización pueden seguir una línea de fuga revolucionaria y entonces devenir ella misma un arma peligrosa (Nietzsche decía: “jugar el 15 juego malo”, y Marx: “tomar el giro peligroso”) con la cual entablar “una guerra de guerrillas” contra los poderes; o bien puede embarcarse en re-territorializaciones de tipo reaccionario/fascista; —recordando que no hay tipos ‘puros’ y que se trata siempre de

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13 Cf. Deleuze, G.; op. cit., 2002; pág. 7: «Al no ser un Poder, la filosofía no puede librar batallas contra los poderes, pero mantiene, sin embargo, una guerra sin batalla, una guerra de guerrillas contra ellos. […] Y, como los poderes no se conforman con ser exteriores sino que se introducen en cada uno de nosotros, gracias a la filosofía todos nos encontramos constantemente en conversaciones o negociaciones y en guerra de guerrillas con nosotros mismos». No se trata —aunque pueda e incluso deba hacerlo— de una batalla abierta contra los poderes (potencias molares, estratificadas), su objetivo no es la toma del poder de un aparato ya establecido sino, como dicen los zapatistas, un “minamiento”, un hostigamiento constante, una emboscada que sigue sus propias «reglas facultativas» con el fin de crear nuevas formas de sociedad: la potencia-guerrilla, la máquina de guerra “guerrilla”, no está en las armas de fuego sino en la organización, en sus modos; —el cómo de la organización colectiva es la propia arma. Ya en 1966 (época de Dictaduras militares en Latinoamérica) Guattari se interesaba por los grupos de guerrilla latinoamericanos en los textos que integran Psicoanálisis y Transversalidad. En Mil Mesetas (1980) se problematiza directamente la modalidad de guerra «sin batalla, pura estrategia»; cf. Mil Mesetas, pág. 361, y particularmente en la ‘Proposicion IX’ de la meseta §Tratado de Nomadología: la máquina de guerra. 14 En el sentido que D&G dan al concepto de “militante”, por ejemplo, al hablar del esquizo-análisis como un «análisis militante». Cf. Deleuze/Guattari; op. cit., 1995; pág. 104: «El esquizo-análisis no oculta que es un psicoanálisis político y social, un análisis militante […] porque se propone mostrar la existencia de un investimento libidinal inconsciente de la producción social histórica, distinto de los investimentos conscientes que coexisten con ella». 15 Cf. Nietzsche, F., Más allá del bien y del mal. Preludio de una filosofía del futuro (trad. A. Sánchez Pascual), Alianza; Madrid: 1997; §205: «Pero el filósofo verdadero vive de manera “no filosófica” y “no sabia”, sobre todo de manera no inteligente, y siente el peso y deber de cien tentativas y tentaciones de la vida: —se arriesga a sí mismo constantemente, juega el juego malo...». Cf. Marx, K, El 18 Brumario de Luis Bonaparte (trad. O. P. Safont), Ariel; Barcelona: 1971; pág. 74: «tomar el giro peligroso que convierte toda lucha contra el poder del Estado en una lucha contra el capital».

evitar caer en dualismos 16. Pero lo mismo puede decirse de la práctica y la organización de un grupo armado: no todo grupo armado guerrillero, por el solo hecho de serlo, estaría en situación de entablar una lucha del tipo “guerra de guerrilla” revolucionaria al modo en que la postula Deleuze (que es, según nos parece a nosotrxs, el modo del EZLN y del PKK/YPJ/YPG) aún cuando su táctica armada sea la de una “guerrilla” (urbana, rural, mixta). Según sea el caso, quizá estemos en presencia de “nuevos intercesores” para la izquierda, de nuevas “potencias de lo falso” capaces de hacer visibles y audibles fuerzas (sociales, colectivas, deseantes) que en sí mismas no lo son, y por lo tanto de extraer y producir mundos nuevos de posibles —o no. Porque, ¿cómo se organiza el trabajo colectivo y la producción (económica y deseante)? ¿Cómo se interviene la realidad? ¿Qué se busca? ¿Para qué y para quién se lo busca? ¿Quiénes lo buscan? ¿Cómo circulan y cómo son cortados y registrados los deseos sobre el cuerpo colectivo? ¿Alguien manda y alguien obedece? Estas preguntas valen para ambos, y son las que nos interesan pragmáticamente porque posibilitan la conexión de la que comenzamos hablando. Pensamos entonces que estos dos casos actuales de organización de las luchas y los grupos de guerrilla armada que aquí citamos (¡no los postulamos como «modelos» ni 17 «calcos» sino, siguiendo a Guattari, a título de «precedentes»!) podrían funcionar efectivamente como “nuevos intercesores” para estas nuevas formas de esquizoizquierda. Y por eso quisiéramos partir de tres interrogantes que si bien no ofrecen novedad, no por ello son menos inquietantes de hacer(se): ¿Cómo fue que devino posible para las comunidades zapatistas y kurdas una revolución social, política y económica sin que su acción y su lucha tuviesen ante todo y como fin revolucionario la toma del aparato del Estado? O mejor: ¿Cómo, habiendo partido de postulados y premisas revolucionarias clásicas de organización, lograron abrir devenires que los condujeron a deshacerse de dichos postulados organizativos? — pregunta de cara al carácter de ‘sine qua non’ del credo revolucionario marxista-leninista, etc. en torno al problema de la toma del poder estatal. ¿Cómo fue que devino posible para ellas realizarla sin una organización que reenviara a estructuras o lógicas de mando centralizadas y verticales de Partido, dirigencia, aparato, cuadros medios, altos, etc.? —pregunta de cara al eterno debate binario “Partido unificador (o ‘Frente único’) vs. espontaneísmo de masas”. Aquí, una vez más, sería necesario poder captar el rasgo profundamente diferencial del PKK en cuanto ‘partido’ con un objetivo de intervención política. ¿Es casualidad el hecho de que estos movimientos de rebeldía revolucionaria anticapitalistas (Chiapas y Kurdistán) hayan estallado precisamente allí donde el poder 16

Las opciones disyuntivas binarias y excluyentes son, esencialmente y también en la Historia de la Filosofía, formas de equipamiento colectivo micro-fascista, en cuanto que presentan alternativas cerradas y excluyentes de “o lo uno, o lo otro” que aplastan el afuera, las multiplicidades, operando como double bind (doble atolladero), como entrampamiento del deseo. 17 Cf. Guattari, F., Líneas de fuga. Por otro mundo de posibles (trad. P. Ires), Cactus; Bs. As.: 2013; pág. 100.


psicoanalítico (el imperialismo del significante sobre el agujero negro de la subjetivación individuada y personológica que vomita “Yo”, “mi”, “me”, “conmigo”, “papá”, “mamá”, “falta”) y su máquina-diván (al servicio del Capital) no lograron morder ni introducir sus redundancias y colonizaciones edípicas, familiaristas, heteronormativas, etc? —pregunta 18 de cara a los poderes psicoanalítico y psiquiátrico . Resumamos estos tres interrogantes de forma que adquieran una mayor puntería y esclarezcan el problema en una caracterización más directa; forma que es incluso la de los propios zapatistas: (1) ¿Quiénes se organizan colectivamente? —pregunta por el ‘sujeto’. Pero sin olvidar que el ‘quiénes’ no preexiste al ‘cómo’ (el sujeto no preexiste al modo de organización y de producción, sino que es su resultante, su producto), porque «los 20 pueblos no preexisten» . (2) ¿Para qué se organizan colectivamente? —pregunta por el “programa”. (3) ¿Cómo se organizan colectivamente? —pregunta por las ‘prácticas’, por la organización y el modo de organización. «[Los intelectuales clásicos de izquierda] ubican el problema del poder y del gobierno como un asunto de caminos: vía pacífica o vía armada, reforma o revolución, —y olvidan que la cuestión del poder y del gobierno se refiere a preguntas fundamentales: ¿para qué y quién? El asunto del poder y del gobierno se refiere a la convivencia en una sociedad. En la sociedad capitalista, esa convivencia se resuelve con la imposición de hegemonía (manda el que tiene), y homogeneizando los valores y criterios del mercado. Por lo tanto, el problema del poder y del gobierno no es si se

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18 En torno a esto quisiéramos recordar un episodio significativo que muestra cómo, para algunos militantes de la lucha armada revolucionaria en la Argentina, el poder psiquiátrico/psicoanalítico también fue considerado parte integrante científico-técnica del fascismo totalitario: «El 12 de enero de 1973, respondiendo a la denuncia que nos llegó de presos políticos sobre los malos tratos recibidos en prisión, ambas organizaciones [GOR (Grupo Obrero Revolucionario, escisión del PRT-ERP) y AeA (América en Armas, escisión de FAL)] decidimos capturar al Dr. H. N. D’Aquila, psiquiatra del Penal de Villa Devoto, señalado como uno de los autores de esos malos tratos. El hecho tuvo amplia difusión en los medios y su interrogatorio lo publicamos en un libro titulado Máxima Peligrosidad, editado meses después» (cf. Pereyra, D.; Memorias de un militante internacionalista, Ediciones RyR; Bs. As.: 2014; pág. 241). Leer online Máxima Peligrosidad (Parte 1), y (Parte 2). Cabe aclarar: a diferencia de aquellos grupos revolucionarios setentistas, nosotrxs aquí no consideramos que el carácter fascista del poder «Psi» consista en su mero status de ‘aparato ideológico’ del Estado: opera molecularmente. 20

Cf. Deleuze, G.; op. cit., 2002; pág. 142.

accede a ellos por la vía electoral o con quién se disputa su titularidad, sino cómo se enfrenta o no a esa hegemonía y a esa homogeneización» 21. «Necesitamos herramientas, conceptos teóricos, para saber qué va a pasar, qué va a seguir. […] Necesitamos conceptos teóricos, necesitamos poder entender qué pasa en Kobane, la lucha del pueblo kurdo. Cada uno de ustedes, como individuo o como colectivo, tiene su lucha. Nosotros les decimos: es necesario que reflexionen teóricamente sobre esa lucha, que hagan su genealogía (decimos nosotros), el “para qué”. Ese para qué es el que tenemos que responder, y tenemos que volver a dibujar. Si los problemas que enfrentamos cambian, y seguimos haciendo lo mismo de antes, no va a resultar. Es importante la práctica, sí, pero nosotros agregamos: es importante la reflexión propia sobre la práctica» 22.

Deleuze y Guattari no dejan de decirnos que el devenir de toda lucha (acción) depende de cómo se caracterice la situación en la que se está o por la que se atraviesa; — y vemos que lo mismo nos están diciendo los zapatistas. En este sentido, todo el esfuerzo de ambos tuvo como eje caracterizar la lucha anti-capitalista y anti-fascista (micro/macro) como una lucha donde lo que está en juego es lo económico, sí, pero en un doble sentido: economía social-política (al nivel molar, estratificado) y economía deseante o libidinal (al nivel molecular); se trata del problema del deseo y de lo social 23. Doble frente, pero unoy-el-mismo, interior/exterior, moebius-mutante; —por eso tanto aquí como en la citada Mesa quisimos resaltar el problema del «cómo», de la organización militante y de la organización libidinal, de los agenciamientos colectivos. Para empezar a aventurar algunos punteos en torno al interrogante por el «quiénes» y el «cómo», podríamos comenzar con una cita de Derrames que nos coloca otra vez sobre este terreno de combate uno-y-doble, que vale como ejemplo o caso concreto de activación (y creación) de luchas por otros mundos de posibles —y esto aplica no sólo a la lucha de las comunidades zapatistas sino también del Kurdistán— en cuanto que toca fundamentalmente el problema de la lucha anti-capitalista y anti-sistémica al mismo tiempo que la lucha de las mujeres al interior de las comunidades zapatistas y kurdas: 21

Subcomandante Insurgente Marcos, “De redentores e irredentos” (intervención del 16 de julio de 2007, en la Mesa Redonda América Latina vista desde la Otra Campaña). 22

Subcomandante Insurgente Galeano, "Lo que no y lo que sí" (intervención del 7 de mayo de 2015), en: El pensamiento crítico frente a la hidra capitalista. Participación de la Comisión Sexta del EZNL, pp. 353-56.

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Cf. Deleuze/Guattari; op. cit., 1995; pág. 36: «Sólo hay el deseo y lo social, y nada más; la producción social es tan sólo la propia producción deseante en condiciones determinadas. Incluso las formas más represivas y más mortíferas de la reproducción social son producidas por el deseo».


«Hay dos tipos de personas que se equivocan. Primero, aquellos que dicen que el verdadero combate es exterior. Son los marxistas tradicionales: “Para cambiar al hombre, cambiemos el mundo exterior”. Y después están los curas o los moralistas que dicen que el verdadero combate es “interior”, que debemos cambiar al hombre. Curiosamente, ciertos residuos del maoísmo han retomado estos temas. Muchos americanos también han dicho esto. [Pero] el combate revolucionario que se ha de llevar a cabo en el exterior y en el interior es exactamente el mismo. […] Hay un solo y mismo combate pues el fascismo esta fuera de nosotros y en nosotros. — ¿Cuantos militantes revolucionarios hay que tratan a su mujer como nunca un burgués ha tratado a la suya? ¿Cuántos secretan la conyugalidad de la que están avergonzados? ¿Cuántas, incluso entre las militantes más corajudas del ‘Movimiento de Liberación Femenina’, secretan la maternalización y la interpretación?» 24 .

Creemos que si algo caracteriza muy fuertemente a estos dos movimientos armados con(ex)temporáneos es precisamente el haberse situado de lleno sobre este doble-simple terreno de combate: (1) ‘exterior’, (a) contra el Capital internacional y su axiomática (que opera al nivel inconsciente molecular-deseante), (b) contra el fascismo de los Estados 25 “democráticos” y falocráticos occidentales, contra su represión, su terrorismo, sus asesinatos, sus violaciones y desapariciones; y (2) ‘interior’, (a) contra los códigos locales/nacionales (que también operan al nivel molecular-deseante) de las propias comunidades, (b) contra sí mismos (sea como individuos o singularidades, sea como sociedad o colectivos), contra todas sus redundancias dominantes, sus valores y valoraciones. Lucha contra un doble aplastamiento del Afuera 26. Es también la premisa de 24

Cf. Deleuze, G.; op. cit., 2005; pp. 214, 215. Cf. Subcomandante Insurgente Galeano, “Medios, tercios, cuartos. Los medios, las sumas y las restas” (intervención del 5 de mayo de 2015): «El sistema (no hay que olvidarlo) todo él es impunidad hecha: Gobierno, medios de comunicación, aparato judicial, cuerpo legislativo, Ejército, Policía, cárcel, patrón, jefe, autoridad diversa. […] Si debe optar por asumir un género: elije ser masculino, varón, hombre, macho, — aún cuando quien lo administre sea mujer», en: El pensamiento crítico frente a la hidra capitalista. Participación de la Comisión Sexta del EZNL, pág. 231. 26 Cf. Deleuze, G., Foucault (trad. J. V. Pérez), Paidós, México: 1991; pp. 116; 128. Cf. asimismo: Deleuze, G.; La Subjetivación. Curso sobre Foucault, III (trad. P. Ires & S. Puente), Cactus; Bs. As.: 2015; pp. 9; 175; 181; 196; 45: «El Afuera es el elemento no formal, el elemento informal de las fuerzas. El Afuera no tiene forma: es la relación de la fuerza con la fuerza. […] La oposición interior/exterior es sustituida por la idea de que hay un interior de lo exterior, y que no hay otro interior que ese. No hay interior en oposición con lo exterior, no hay restauración de la ‘interioridad’. Hay el descubrimiento de un movimiento de lo exterior a través del cual el exterior constituye un interior que es interior de lo exterior. […] Es constituir un adentro del afuera. No es oponer un adentro al afuera, no es recogerse sobre sí mismo, es plegar el afuera, constituir un adentro del afuera, doblar el afuera de un adentro que le es co-presente, co-extensivo. […] El afuera es más lejano que todo mundo exterior, y más cercano que todo mundo interior. Si lo lejano es 25

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Foucault: en cada cuerpo (individual y colectivo) se instaura una resistencia y lucha contra 27 el poder —«el cuerpo se ha convertido en el centro de una lucha» ; en y a través, entre, los cuerpos: de allí que el problema del poder es un problema de relaciones (y por tanto, de organización: producción de las relaciones, y relaciones de producción). ¿O cómo podríamos, todavía hoy, seguir creyendo que la lucha contra el capitalismo y el fascismo es especial y únicamente exterior, aparatológica? ¡Pero tampoco debemos jugar al moralista, al sacerdote, y creer que basta con entablarla en nuestra “interioridad”! Veamos. Aceptado que sólo existe el deseo y lo social, se trata de un doble aplastamiento del Afuera ejercido (contra las fuerzas/deseo); el uno, por la axiomática del capitalismo mundial integrado sobre las comunidades indígenas, y el otro, por los propios códigos (pre-capitalistas) indígenas que se ejercían al interior de las comunidades y los pueblos: 28 especialmente sobre y contra las mujeres (triplemente discriminadas y explotadas) , las otras y “loas otroas”. Un aplastamiento tremendo pero que, a la postre y visto desde la perspectiva de las profundas revoluciones y transformaciones que supieron poner en marcha (organización), no nos queda a nosotros los civilizados occidentales más que contemplar boquiabiertos ese impensable y no menos tremendo movimiento de desterritorialización que abrieron; una especie de “doble diluvio” operando al mismo momento sobre distintos planos (sobre el plano de inmanencia y sobre el plano de organización). Frente al doble aplastamiento y la doble colonización, operaron un doble levantamiento y doble diluvio o fuga revolucionaria. Claro…, de ambos levantamientos los ‘medios de paga’ sólo televisan y publican uno. Aceptado que sólo existe el deseo y lo social, nuestro análisis aquí buscará posicionar el problema sobre otras coordenadas: lejos de nosotrxs pretender analizar la revolución zapatista y del Kurdistán meramente desde la perspectiva del “plano de la ideología” (considerándolos como nuevos movimientos ‘ideológicos’), para ver lo que ambos habrían aportado en el campo de la toma de ‘consciencia’ de clase, o qué nuevas incorporaciones habrían realizado en sus ‘programas’, qué nuevas consignas habrían considerado, qué novedades en el ‘trabajo’ de masas a nivel de captación, organización, etc. Todavía más: si cabalgando sobre una línea de análisis materialista avanzamos hacia consideraciones

absoluto, si es lo absolutamente lejano, es también lo infinitamente cercano. Y tanto más cercano cuanto que es lejano». 27 Cf. Foucault, M., Microfísica del poder (trad. J. Varela y F. Alvarez-Uría), La Piqueta, Madrid: 1992; pág. 113. 28 Cf. Palabras de la Comandanta Esther: «Sufrimos la triple explotación, por ser mujer, por ser indígena, y por ser pobres. Por ser mujer no nos toman en cuenta, somos humilladas, despreciadas; por ser indígenas estamos discriminadas por nuestra vestimenta, color lengua y culturas; por ser pobres no tenemos, derecho a la salud, a la educación y nos tienen en el olvido» (16 de sept. de 2005, 1era Plenaria de La Otra Campaña). Cf. asimismo las palabras de Esther (8 de marzo de 2001), en: EZLN. Documentos y Comunicados. Vol. 5 (selecc. G. Rovira), Ediciones Era, México: 2003; pp. 210-11.


económicas, lo haremos suponiendo que el deseo y las ‘posiciones de deseo’ forman parte de la infraestructura económica misma: «No es una cuestión de ideología. Existe una catexis libidinal inconsciente del campo social, que coexiste pero no coincide necesariamente con las catexis preconscientes o con lo que las catexis preconscientes “deberían ser”. Por ello, cuando sujetos, individuos o grupos actúan claramente contra sus intereses de clase, cuando se adhieren a los intereses e ideales de una clase que su propia situación objetiva debería determinarles a combatir, no basta con decir: “han sido engañados, las masas han sido engañadas”. No es un problema ideológico, de desconocimiento y de ilusión, es un problema de deseo, y el deseo forma parte de la infraestructura. Las catexis preconscientes se hacen o deberían hacerse según los intereses de clases opuestas. —Pero las catexis inconscientes se realizan según ‘posiciones de deseo’ y usos de síntesis, muy diferentes de los ‘intereses’ del sujeto que desea individual o colectivo. Estas pueden asegurar la sumisión general a una clase dominante, haciendo pasar cortes y segregaciones a un campo social en tanto que catexizado precisamente por el deseo y no por los intereses. Una forma de producción o de reproducción social, con sus mecanismos económicos o financieros, sus formaciones políticas, etc., puede ser deseada como tal, totalmente o en parte, independientemente del interés del sujeto que desea. […] Todo ello ocurre, no en la ideología, sino mucho más por debajo. Una catexis inconsciente de tipo fascista, o reaccionario, puede coexistir con la catexis consciente revolucionaria. A la inversa, puede ocurrir (raramente) que una catexis revolucionaria, al nivel del deseo, coexista con una catexis reaccionaria de acuerdo con un interés consciente» 29.

«Un solo y mismo combate». —Jin, Jiyan, Azadî [mujer, vida, libertad]. «La máquina capitalista es propiamente demente […] No nos vuelve esquizos al nivel de un modo de vida, sino al nivel del proceso económico» (Deleuze, 1971). «En un viejo manuscrito inédito, redactado en 1846 por Marx y por mí, encuentro esta frase: “La primera división del trabajo es la que se hizo entre el hombre y la mujer para la procreación de los hijos”. Y hoy puedo añadir: el primer antagonismo de clases que apareció en la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer en la monogamia; y la primera 'opresión de clases' apareció con la opresión del sexo femenino por el masculino”, (Engels, 1884).

1) Del combate (al) interior. Pregunta: ¿podrían ser pensadas las comunidades indígenas zapatistas y del Kurdistán como sociedades o formaciones sociales que, estando atadas a viejos códigos pre-capitalistas (según las tesis de D&G), debieron abrir un proceso revolucionario al interior de sí mismas como contracara sincrónica del proceso revolucionario contra el agresor exterior? 30 Podemos rastrear para ambos movimientos dos elementos (considerados no como ‘cosas’ sino como agenciamientos de relaciones) que podrían funcionar como índices para 31 responder afirmativamente, y que desde el comienzo, según nos narran ellxs mismxs , estaban en pugna entre sí. El primer elemento es la «tierra» (como entorno de vida, medio de producción, garante de la renta territorial, y factor de opresión) 32, que era 30

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Cf. Deleuze/Guattari, op. cit., 1995; pág. 110.

Siempre teniendo en cuenta que, según las tesis materialistas de D&G presentes ya desde Anti-Edipo, no se trata de etapas ni momentos dialécticos que se superan unos a otros, sino de aspectos o pliegues contemporáneos entre sí: ciertos elementos de códigos (propios de formaciones sociales pre-capitalistas) subsisten en el entramado o sobre el plano de una formación capitalista, y ésta intentará axiomatirzarlos, sobrecodificarlos, sea para conjurarlos o sea para capitalizarlos a su favor. Ciertos grupos “folklóricos” (o muy territorializados en sus “arcaísmos”) de una sociedad pueden activar devenires revolucionarios, así como ciertos grupos revolucionarios pueden activar equipamientos colectivos micro-fascistas, eros burocráticos, reterritorializaciones reaccionarias. 31 Cf. las palabras de las mujeres zapatistas en el 1er Encuentro de las Mujeres Zapatistas con las Mujeres del Mundo: El derecho de ser feliz (realizado entre dic. de 2007 y enero de 2008). Cf. asimismo: Entrevista a las mujeres zapatistas (agosto de 2008); las palabras del Delegado Zero en el Encuentro con mujeres (abril de 2006), el documental realizado por el Colectivo Imagen Mx, Ellas, las otras, las de veras. Las Mujeres Zapatistas (2010), y el documental realizado por María Inés Roqué y Guadalupe Miranda, Las compañeras tienen grado (1995). 32 Es decir, no la tierra “pura y simple”: «Si el trabajo no estuviese determinado como ‘trabajo asalariado’, su modo de participar en los productos no aparecería bajo la forma de ‘salario’; tal como, por ejemplo, en la


fundamentalmente uno de los puntos centrales sobre el cual giraba la posición ‘de interés’ revolucionaria masculina. El segundo elemento son las propias mujeres o «flujos de mujeres» al interior de la comunidad pero también de cara al exterior (tratadas históricamente como mercancías, objetos sexuales, fuerza productiva esclava, pasiva, silenciosa, sufriendo sistemáticamente el siniestro derecho de pernada por parte de los patrones, amén de todas las demás violaciones sistemáticas, etc.); naturalmente, fue este segundo elemento el que provocó choques de todo tipo al interior de las comunidades precisamente porque las mujeres empezaron a expresar y agenciar posiciones ‘de interés’ (y ‘de deseo’) por cuenta y voz propia, contra las posiciones y jerarquizaciones masculinas —es decir, contra la jerarquía de necesidades e intereses revolucionarios unilateralmente establecidas por los varones: contra el hecho de que la reivindicación por eliminar la desigualdad y la opresión del hombre sobre la mujer fuese tomada como una contradicción “secundaria” en relación con la reivindicación por la expropiación tierra, considerada por los varones como una contradicción “primaria” y más fundamental: «Es toda la casuística marxista-leninista-maoísta de las “contradicciones primarias y secundarias” la que debe ser cuestionada. Las tentativas de jerarquización de las contradicciones implican siempre una micro-política de sujeción de las distintas luchas de deseo en función de las cosas “serias” de la lucha de clases. Se puede admitir que, durante grandes luchas sociales, la clase obrera tenga que jugar un rol determinante; —pero eso no implica que las organizaciones obreras tengan algo que imponer a los movimientos de las mujeres, de los jóvenes, artísticos, intelectuales, de las minorías sexuales, etc. Se volverá posible que una misma persona pueda legítimamente pasar de un tipo de actividad a otra y cambiar radicalmente de sistema de referencia sin que eso cree dificultades mentales o sociales, sin atenuar las singularidades de deseo» 33.

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esclavitud. Finalmente, la renta territorial, y con esto tomamos justamente la forma más desarrollada de la distribución en la que la propiedad territorial participa de los productos, presupone la gran propiedad territorial (más exactamente, la agricultura en gran escala) como agente de producción, y no la tierra pura y simple; así como eI salario no presupone el puro y simple trabajo», en: Marx, K., Introducción general a la crítica de la economía política [1857] (trad. J. Aricó y J. Tula), Siglo XXI, México: 1996; pág. 45. 33 Cf. Guattari, F., op. cit., 2013; pp. 135; 149. Cf. Palabras del Subcomandante Insurgente Galeano, "El Método, la bibliografía y un Drone en las profundidades de las montañas del Sureste Mexicano" (4 de mayo de 2015): «Claro, puede ser que alguien sostenga que el Capitalismo no es el actual sistema dominante, o que sí lo es pero sólo en economía, o sólo en política, o sólo en género. O puede ser, también, que alguien sostenga que es el Estado la cabeza madre de la Hidra Capitalista y no la relación social de producción donde hay quien tiene capital y hay quien no tiene más que su capacidad de trabajar. O que las luchas contra diferentes cabezas de la Hidra son secundarias o subordinadas a la lucha principal, cualquiera que ésta sea; por ejemplo, que la lucha de género es secundaria y la lucha por el poder político es la principal», en: El pensamiento crítico frente a la hidra capitalista. Participación de la Comisión Sexta del EZNL, pág. 212. Cf. para el caso kurdo las palabras de Melike Yasar (integra el MIMK o ‘Movimiento Internacional de Mujeres Kurdas’ y el ‘Movimiento de Liberación de las Mujeres del Kurdistán’) en la mesa "La revolución de las

Este combate (social y libidinal) al interior se vio expresado por lo menos desde 1993, en el momento mismo en que el EZLN propone que se discuta en todas las comunidades (mediante asambleas y consultas con las bases de apoyo) el plan de acción coordinada para el levantamiento armado (1994) contra el régimen democrático-fascista y genocida de Ernesto Zedillo (hoy relevado por Enrique Peña Nieto): todxs, pero especialmente los varones, tenían interés en que se aprobara colectivamente la Ley Agraria Revolucionaria (cuyos beneficios, por supuesto, también recaía sobre las mujeres); —ahora bien, las mujeres, por su parte, habían debatido y preparado la Ley Revolucionaria de Mujeres, que los varones no tenían apuro ni demasiado interés en aprobar porque implicaba una pérdida en su ejercicio de poder y control sobre la economía (social y deseante) 34. La ‘posición de interés’, la primacía de una Ley por sobre la otra (plano del derecho), se inscribe sobre una ‘posición de deseo’, sobre una jerarquía que sucede y se produce a nivel molecular, deseante, libidinal: flujos de tierra pero especialmente flujos de las mujeres (plano infraestructural del deseo, de la producción deseante). Una sola y misma economía, una sola y misma producción: social y libidinal. Durante el trance en que todos estos acontecimientos y procesos se suceden, veamos cómo ciertos códigos pre-capitalistas operaban no sólo a nivel semiótico significante sino también y más especialmente a nivel a-significante: vía distintos ‘equipamientos colectivos’ sobre y contra el cuerpo de la mujer. Tomaremos tres puntos

mujeres y el pueblo kurdo", Parte I, II, III (el 10 de junio de 2015, Bs. As.): «El análisis dio como resultado que el patriarcado y la estructura del Estado no ha sido analizada a fondo en el socialismo histórico; y con este análisis se puso en duda la creación de un "Estado" nacional kurdo independiente, porque se visualizó que el Estado, en sí mismo, no era una solución, y la cuestión de las mujeres fue uno de los motivos más grandes que causaron la destrucción del socialismo histórico: —la perspectiva del socialismo histórico veía la cuestión de la liberación de las mujeres como un tema secundario, que vendría después de la revolución. Esto lo cuestionó el PKK desde principios de los años 1990, porque una sociedad sólo se puede liberar si hay una liberación de las mujeres». 34 Cf. Palabras de la Comandanta Miriam, “La lucha como mujeres zapatistas que somos I” (6 de mayo de 2015), en: El pensamiento crítico frente a la hidra capitalista. Participación de la Comisión Sexta del EZNL, pág. 213: «[Los compañeros varones], como tratan con los patrones, traen arrastrando malas ideas también ellos, y las aplican dentro de la casa como si ellos fueran el patroncito de la casa. No es cierto que se liberó las mujeres sino que ya son los hombres los que fueron el patroncito de la casa». Cf. asimismo Goldman, Emma, “La tragedia de la emancipación de la mujer” [1906], en La palabra como arma (trad. A. R. Mendoza), Ed. Libros de Anarres, Bs. As.: 2010; pp. 86-87: «Cada movimiento que se basa en la destrucción de las instituciones existentes para reemplazarlas por otras más avanzadas, más perfectas, tiene a sus seguidores, quienes en teoría mantienen los planteamientos más radicales, pero quienes, sin embargo, en su vida cotidiana, son como los típicos filisteos, fingiendo respetabilidad y clamando por la buena opinión de sus oponentes. Están, por ejemplo, los socialistas e incluso los anarquistas, quienes mantienen la idea de que la propiedad es un robo, al tiempo que se indignan si alguien les debe el valor de media docena de alfileres. Los mismos filisteos se pueden encontrar en el movimiento de emancipación femenina». Aclaramos nosotrxs: esta negativa o reacción no necesariamente es consciente ni voluntaria; allí precisamente radica el problema. Ver la nota 45, palabras de Rengin Botan (2 de sept. De 2013).


nodales del conflicto como casos de referencia en el combate interior. Flujos de peinados, flujos sexuales, flujos de palabra, flujos de dinero. Si bien pondremos acento en casos concretos extraídos de las experiencias zapatistas, podrían no obstante tomarse y analizarse, para el caso del Kurdistán, prácticas concretas: matrimonios impuestos por la fuerza, uso obligatorio de determinadas vestimentas y colores según la edad y situación de las mujeres, cubrirse la cabeza y el rostro, imposibilidad de utilizar/relacionarse con determinados objetos (en todas sus variaciones diferenciales según los usos y costumbres turcos, sirios, iraníes, iraquíes y en las distintas comunidades que viven en su interior); y luego, la diferencia respecto de la práctica del varón de cubrirse la cabeza, etc. Recordemos, en el terreno audiovisual, las películas de las directoras: Haifaa Al Mansour (Dir., Arabia Saudita), "Wadjda" (2012), y Deniz Gamze Ergüven (Dir., Turquía), "Mustang" (2015). (a) En primer lugar, toda la cuestión del ‘flujo de peinados’ femeninos, tal y como lo narra el Delegado Zero (en el Encuentro con mujeres de 2006): «El hecho de que una mujer casada o que fuera en vísperas de casarse — porque esa era la gran división: las niñas, las que se van a casar y las que ya están casadas—, esto podía ser determinado físicamente, porque el modo en que se peinaban las compañeras significaban una señal para el hombre: si es que ya estaban, ya tenían pareja o no. A la hora que eran los bailables, el varón sabía si a una muchacha a la que le iba a hablar, estaba casada o no, según como estaba acomodado su peinado, su trenza. Todo este código de entendimiento que hay dentro de las comunidades, empieza a sufrir una ruptura a la hora que empieza a haber reunión sólo de mujeres, donde no entraban los hombres. Y no entraban, no porque estuviera prohibido, sino porque eran en horas, que era cuando los varones estaban en la milpa o en la cacería. Y empieza a hacer esta reunión sin más objetivo que conocerse entre ellas y empezar a platicar de los problemas que se tienen. Esto significó un rechazo rotundo por parte de los varones. ¿Qué hacía la mujer fuera de su casa, que no fuera recoger leña, o lavar la ropa o ir por el agua? Eso de que se empezaran a reunir empezó a sufrir un rechazo muy fuerte de parte de los hombres, que tampoco se planteó a nivel de asamblea, sino a nivel familiar. De eso yo creo que les va a contar más Susana cuando venga y otras compañeras comandantas como Esther, como Hortensia. Este proceso de choque se da a nivel de la familia» 35.

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Cf. asimismo: Deleuze, G.; op. cit., 2005; pág. 19: «¿Qué pasa sobre el cuerpo de una sociedad? Flujos, siempre flujos. Una persona siempre es un corte de flujo, un punto de partida para una producción de flujos y un punto de llegada para una recepción de flujos. […] El cabello de una persona, por ejemplo, puede atravesar muchas etapas: el peinado de la joven no es el mismo que el de la mujer casada, no es el mismo que el de la viuda. Hay todo un código del peinado. La persona, en tanto que lleva su cabello, se presenta típicamente como interceptora en relación a flujos de cabello que la exceden, que van más allá de su caso. Esos flujos de cabello están codificados de diferentes formas: código de la viuda, código de la joven, código

¿Cómo no ver aquí una formidable revolución molecular, deseante, una rebelión de los cuerpos, un combate librado al interior (un interior no localizable ni ‘extenso’) del cuerpo social y colectivo? Mujeres levantándose contra toda una forma de codificación pre-capitalista; micro-revolución que precisamente no podían sentarse a esperar que los revolucionarios varones realizasen por ellas —mucho más interesados ellos, un tanto por el equipamiento marxista-leninista que los había unido (que a su vez ellos mismos tendrán que conjurar y del cual terminarán desmarcándose, esta vez siendo enfrentados por las propias comunidades indígenas), y otro tanto por la propia jerarquización vertical del 36 EZLN en sus comienzos, en el problema exterior de la tierra como medio de producción. Ahora bien, este combate era un combate eminentemente práctico, organizativo (las mujeres se juntan, hacen asambleas, hablan, deciden, y votan sus decisiones de modo independiente), en pos de reivindicaciones materiales y concretas, y como se ve, entablado ya desde antes del levantamiento armado: en el año 1993 estalla un foco de resistencia cuando en una comunidad zapatista una joven de 16/17 años «fue tomada “presa” por haber tenido relaciones [sexuales] con un varón sin estar casados». Según los códigos establecidos (ellos suelen decir, “usos y costumbres”), «cualquier relación sexual fuera del matrimonio era una violación, nomás aclaraban, decían: “la violaron, pero fue por su gusto” —queriendo decir que tuvieron relaciones de mutuo acuerdo, no que la habían obligado». Sucede que entonces obligan a la joven a casarse con el varón, como castigo; pero la joven se aferra a la Ley Revolucionaria de Mujeres, que en su artículo séptimo dice: «Las mujeres tienen derecho a elegir su pareja y a no ser obligadas por la fuerza a contraer matrimonio». ¿Cómo resultó? «Las mujeres ganan la discusión, incluso en contra de su propia tradición y formación, y dicen: “Sí, es que ese es el acuerdo que hicimos como mujeres y tenemos que respetarlo”. Y a la mujer, a esta joven, la dejan libre pues, no la obligan pues a nada». Repetimos: año 1993, Chiapas, comunidades indígenas. (b) En segundo lugar, sincrónicamente se suma el conflicto a causa de los códigos en torno a los ‘flujos de palabra’, de semiotización y sentido. Se daba que en los comienzos muy pocas mujeres hablaban “la castilla” (el código de usos y costumbres sólo permitía educación a los varones, no a las mujeres, lo cual reproducía el orden semiótico de opresión), y por lo tanto en las asambleas los hombres traducían a las mujeres, editando (produciendo cortes machistas) literalmente todo lo que no resultara conveniente a los usos masculinos y al ‘montaje’ semiótico/deseante del varón. Para el caso kurdo,

de la mujer casada, etc. Finalmente este es el problema esencial de la codificación y de la territorialización: siempre codificar los flujos. Y como medio fundamental marcar a las personas». 36 Palabras del Delegado Zero, "Encuentro con mujeres" (abril de 2006): «La historia que ha sido la lucha de las mujeres zapatistas, no sólo hacia afuera, sino sobre todo hacia adentro, dentro de esa estructura fundamentalmente machista, que es un ejército, por muy zapatista y muy de liberación nacional que sea. […] Pero aun así, aunque ha significado dentro de las comunidades una verdadera revolución, […] el primer combate del EZLN y su primera derrota fue contra las mujeres».


podríamos analizar por ejemplo el problema del ‘doble idioma’ 37 pero también la 38 consecuente creación activa de lo que llaman una ‘ciencia de las mujeres’ (Jineologî) : «Hasta entonces si una mujer hablaba traducía un hombre. […] Pero el varón a la hora de traducir estaba editando las partes de lo que estaba diciendo. Y más o menos a grandes rasgos el argumento de Ramona era: “Esto [la Ley Revolucionaria de Mujeres] no es que se nos ocurrió a nosotras, es lo que estuvimos viendo entre las compañeras en las comunidades indígenas, es nuestro pensamiento, es nuestro corazón, aquí está, la lucha tiene que tomar en cuenta este corazón que estamos poniendo”. Y el varón estaba traduciendo que era “una propuesta”, que “no era algo determinante”, que “podía discutirse”, que “no era urgente”. Sí, la verdad, eh. Y es una insurgenta, que entiende tzotzil y que estaba ahí de guardia —porque nosotros teníamos que cuidar la asamblea para que no pasara ningún mal, que no fuera atacada—, es una insurgenta la que dice: “¡Ni madre —textual—, ni madre, el compañero no está diciendo lo que Ramona está diciendo!”. Y entonces ella empieza a traducir en castilla para que lo entendieran los demás, y luego se da este proceso de traducción casi simultánea a las demás lenguas del argumento de Ramona…». 37

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Cf. Haddad, A., "Kurdistán, cuando lo obvio no existe", en: Revista Crisis, Nro. 8 (agosto de 2015): «Las mujeres kurdas hablan al menos dos idiomas: el turco obligatorio y el kurmanjî prohibido. He oído a una mujer zaza en un hospital dialogando en zazakî con su tío, al tiempo que conversaba con otro hombre en kurmanjî. Al salir de la sala, volvió a hablar el turco. La mujer no sabe leer ni escribir ninguna de las tres lenguas que habla perfectamente». Cf. asimismo: «No todo el Kurdistán es igual a todo el Kurdistán. Hay cuatro dialectos que se hablan en el territorio: el sorani, el zasakí, el goraní y el kurimanjî. […] Las mujeres kurdas tienen que lidiar, en particular, con la prohibición por parte del Estado turco de su cultura tradicional, y con el sistema patriarcal que rige, aún hoy, dentro de su pueblo», en Haddad, A. & Albani, L., op. cit., 2014, pp. 13; 37-38. Cf. finalmente: Albani, L., Revolución en Kurdistán. La otra guerra contra el Estado Islámico, Ed. Sudestada, Bs. As.: 2015; pág. 30. 38 Cf. Palabras de Melike Yasar en la mesa La revolución de las mujeres y el pueblo kurdo (el 10 de junio de 2015, Bs. As.): «La Jineología es la teoría para una sociedad libre y equitativa en cuanto al ‘género’. [...] Es una Ciencia Social alternativa que no es solamente para mujeres: en kurdo la palabra “mujer” y la palabra “vida” es el mismo término [jin = mujer, Jiyan = vida/vitalidad], entonces no es solamente una “filosofía de la mujer” sino una filosofía de vida. [...] La Jineología critica 4 aspectos: el sexismo, el nacionalismo, el fundamentalismo, y la ciencia positivista. […] En el centro del Confederalismo Democrático está la Jineología. Hoy en Rojava (en el Oeste del Kurdistán, en el Norte de Siria) el Confederalismo Democrático se construyó con la Jineología —una vida así no es una utopía». Cf. sobre este tema el §12 de Öcalan, A., "Liberar la vida: la revolución de las mujeres" (trad. International Iniciative), International Iniciative Edition & Mesopotamian Publishers; Alemania: 2013. Cf. finalmente la intervención de Gönül Kaya en la ‘Conferencia Jineology’ (Alemania, 2014) titulada: "¿Por qué Jineology? Reconstruir las ciencias hacía una vida comunitaria y libre" (19 de febrero de 2015). Consultar también la Agencia de Noticias de Mujeres (JINHA), que existe en el Kurdistán del Norte (Diyarbakir) desde 2012, producida y conformada íntegramente por mujeres.

(c) Finalmente, códigos sobre los ‘flujos de trabajo/dinero’. El código establecido implicaba que toda la familia trabajaba la tierra (bajo propiedad privada del patrón) pero sólo el hombre decidía lo relativo al dinero, los gastos, la venta de los productos del trabajo sobre la tierra, etc.; lo que posicionaba a las mujeres bajo la doble opresión de un doble jefe, interior (familiar e indígena) y exterior (patronal y capitalista, y en la mayoría de los casos, abusador): «En las comunidades indígenas zapatistas empieza a ocurrir este proceso de lucha de las mujeres por ocupar un espacio dentro de la organización. Y empieza a producirse algunos cambios, pero todavía no son perceptibles. Y no son perceptibles porque el poder económico sigue estando en manos de los varones. Un poder económico raquítico: el único ingreso económico en las comunidades era el de la venta del café. Toda la familia es la que va al cafetal, para sacar el café. Toda la familia trabaja en el secado y en el embolsado. Pero es el varón el que va y lo vende en la ciudad. Es el que recibe el dinero y es el que decide finalmente como jefe familiar, qué es lo que se hace con el dinero. Y en ese sentido, el varón decide como varón qué es lo que se necesita. Por lo regular —si es que no se lo toma en trago o no se lo tomó en trago en la cabecera municipal, que es donde fue a vender el café—, él decidirá qué es lo que, en qué se va a gastar ese dinero. Entonces en ese sentido el margen de rebeldía o de lucha propia de la mujer estaba muy marcado, muy limitado, porque finalmente el que tenía el poder económico que acotaba el lugar de la mujer era el varón».

Esto nos permite intuir que, incluso post levantamiento insurgente, la tierra expropiada habría seguido operando como factor de opresión y explotación de hecho, si la revolución deseante y social no terminaba siendo empujada hacia su extremo más lejano de posibilidad: cosa que sólo podían hacer las mujeres (el devenir-mujer de las mujeres). A partir de estos datos narrados por zapatistas y kurdxs podemos ver cómo el modo de organización (el «cómo» y también el «para qué» de la organización) había empezado a “vueltearse” aún antes del levantamiento armado de 1994 (el comienzo de la organización colectiva data del año 1983, cuando el EZLN funcionaba según ellos mismos lo definen bajo la forma de un foco guerrillero del tipo ‘centralismo vanguardista’) gracias al devenir-mujer de las mujeres: comenzaron a tironear por una punta del ‘plano de 39 consistencia’ y ‘de organización’ contra todas las estratificaciones y los códigos, de 39 Habiendo tantos casos en el cine para citar recordamos un poco al azar la maravillosa escena del film de Roy Anderson Du Levande (2007), donde un trabajador albañil sueña la alegría de poner en fuga, revolucionar completamente y desde una punta todo el mantel/plano de inmanencia o consistencia capitalista-fascista; esa mesa/plano sobre la que, quitado el mantel, se revela grabada la esvástica nazi, — mesa profusamente puesta y decorada en la gran casa de una familia aristocrática. «Era una reunión triste. ¡Demonios, era deprimente!» (el capitalismo y su plano de organización estratificado en clases como


forma en principio imperceptible desde el exterior pero produciendo por eso mismo hacia el interior nuevos elementos y devenires de todo tipo (operando por contagio un devenirmujer del varón/compañero) para esto que podemos llamar el «quiénes» (que como decíamos anteriormente, no preexiste al «cómo»), la ‘subjetivación’ zapatista o kurda (ella misma en constante pliegue y devenir abierto hacia el Afuera); pese a que aún el deseo de las mujeres seguirá intentando ser reterritorializado —y ellos mismos no cesan de decir, hoy, que tal conquista “no está cabal”— en los viejos códigos de usos y costumbres (del varón). ¿No parecen entonces las mujeres kurdas y zapatistas estar transitando sobre una línea de fuga revolucionaria del tipo ‘Amazona’…? Devenir-mujer de las mujeres zapatistas 40 y kurdas (pero también de los hombres), devenir-amazona : «La opresión de las mujeres es anterior a la opresión de clase. [...] Un Kurdistán libre sólo podía existir con mujeres libres; y antes de poder luchar contra los 4 Estados que oprimen al Kurdistán [Siria, Irak, Irán, Turquía] había que empezar a difundir entre los militantes y los cuadros del movimiento la teoría de la liberación de las mujeres: porque las estructuras feudales estaban muy arraigadas en la comunidad y también los militantes tenían una fuerte cultura sexista. Con esto, a partir de los 90’s la cuestión de Género se convirtió en una cuestión central para el movimiento. En 1993 se llevó a cabo el 1er 'Congreso de Mujeres': se debatió la independencia de las mujeres y cómo se podía llevar al centro de los debates del PKK la liberación de las

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“empresa de tristeza” y depotenciación). ¡Sacrilegio criminal!, caerá la policía y, en su sueño, será condenado/subastado a la silla eléctrica por un tribunal de borrachines (aparato judicial) y abogados del diablo del sistema del orden carcelario: «Lo peor que tú puedes hacer, me dijeron». Cf. Deleuze/Guattari, op.cit., 1995, pág. 287: «La gente honesta me dice que no hay que huir, que no está bien, que es ineficaz, que hay que trabajar para lograr reformas. Mas el revolucionario sabe que la huida es revolucionaria, withdrawal, freaks, —pero con la condición de arrancar el mantel o de hacer huir un cabo del sistema. Pasar el muro, aunque uno tenga que hacerse negro […] George Jackson: “Es posible que yo huya, pero a lo largo de toda mi huida busco un arma”». Cf. asimismo Deleuze, G.; op. cit., 2005; pág. 36: «Huir, y huyendo hacer huir algo del sistema, un cabo. Un índice maquínico en una territorialidad es lo que mide en ella la potencia del huir». 40 Cf. Deleuze/Parnet, Diálogos (trad. J. Vásquez Pérez), Editora Nacional; Madrid: 2002; pp. 56; 152: «El Anómalo [L'Anomal] está siempre en la frontera, en el límite de una banda o de una multiplicidad; forma parte de ella, pero ya está haciéndola pasar a otra multiplicidad, la hace devenir, traza una línea ‘entre’. […] Aquí un corso, en otra parte un palestino, un secuestrador de aviones, una revuelta tribal, un movimiento feminista, un ecologista verde, un ruso disidente, siempre habrá alguien para surgir al sur. Imaginad a los griegos y a los troyanos como dos segmentos opuestos, frente a frente; de pronto llegan las amazonas, y como primero vencen a los troyanos, los griegos exclaman, “¡las amazonas con nosotros!”, pero entonces se vuelven contra ellos y los cogen a contrapelo con la violencia de un torrente. Las grandes rupturas, las grandes oposiciones, siempre son negociables; pero la pequeña fisura, las rupturas imperceptibles que vienen del sur, esas no. Decimos «sur» sin concederle mucha importancia. Si hablamos de sur es para señalar una dirección que ya no es la de la línea segmentaria. Cada uno tiene su sur, y poco importa dónde esté situado, es decir, cada uno tiene su línea de caída o de fuga. Las naciones, las clases, los sexos, también tienen su sur». Cf. mismo tema en Mil Mesetas, pp. 279; 363.

mujeres. [...] Fue un gran paso que las mujeres solas, sin hombres, llevaran a cabo un congreso tan grande. Después de este congreso las mujeres ya están dispuestas a organizarse independientemente dentro de la guerrilla y dentro de la sociedad civil (en Unidades independientes conformadas por mujeres) […] Y después de estas formaciones las mujeres estuvieron dispuestas a crear no sólo sus propias unidades, —sino sus propias formas organizativas. [...] En la práctica hacía falta también que las mujeres se separaran de los hombres, y en 1995 se creó por primera vez (en Medio Oriente, o tal vez en el mundo) un ejército independiente de mujeres milicianas. Empezaron los conflictos y los debates con los varones, porque no querían aceptar que las mujeres fueran independientes en su ejército. Pero el movimiento de mujeres estaba fuerte en las 4 zonas del Kurdistán porque tenían su propias estructuras organizativas y ahora también su propia guerrilla. [...] Pero surgió una contradicción hacia adentro, entre las mujeres, porque por ejemplo sucedía que imitaran a los hombres (las posturas, la forma de luchar, los métodos militares de lucha, la forma de dirigirse la comandanta a una soldada era la misma que la de los varones) [y entonces] reproducían las mismas estructuras que los hombres, patriarcales» 41.

Es por este aspecto de combate al interior, de proceso de revolución contra todos sus propios códigos (al mismo tiempo que contra la axiomática del Capital), que particularmente resulta tremenda y fascinante toda esta lucha y movilización de potencias y fuerzas (y el hecho mismo de que haya sido y esté siendo llevada adelante desde abajo y por un abajo completamente intempestivo, inesperado), todo este combate que en realidad parece estar dándose todo el tiempo por el medio, en la frontera, en la transversal y sobre una especie de línea de fuga quebrada, como dicen D&G, entre el interior y exterior, entre los códigos y los axiomas, oscilando entre «arcaísmo y futurismo, neo-arcaísmo y ex-futurismo, paranoia y esquizofrenia […] Se oscila entre las sobrecargas paranoicas reaccionarias y las cargas libidinales subterráneas, esquizofrénicas y revolucionarias […] El capitalismo, y también el socialismo, están como desgarrados entre el significante despótico (que adoran), y la figura esquizofrénica (que les arrastra) —en el horizonte un chino, un cubano lanza-misiles, un árabe desviador de aviones, un secuestrador de un cónsul, un Black-Panther, un Mayo 68, o incluso hippies drogados, etc.» 42.

41 Palabras de Melike Yasar en la mesa La revolución de las mujeres y el pueblo kurdo (el 10 de junio de 2015, Bs. As.). Cf. simismo: Debocaenboca (acciones feministas), "Lo que no se trabaja no se transforma. Notas para la militancia antipatriarcal y anticapitalista", en Revista Dialéktica, nro. 24, Bs. As.: 2012. 42 Cf. Deleuze/Guattari, op.cit., 1995, pág. 268.


—O unas, unos, unoas indígenas insurgentes con pasamontañas o pañuelos locos; seres paradojales. 43 44 Por su parte, las mujeres kurdas (Melike Yasar , Gulê , Legerin Azadi, Rengin Botan) dan testimonio del doble combate contra los códigos (arcaísmos) y contra las posiciones ‘de deseo’ reactivas en las comunidades locales, contra el deseo reaccionario de los varones compañeros de lucha. Pues, tal y como hemos visto, una posición consciente y revolucionaria ‘de interés’ puede muy bien coexistir con una posición inconsciente ‘de deseo’ del tipo reaccionaria, paranoide: «La sociedad kurda no está desarrollada, hay muchas tradiciones arcaicas, la estructura feudal es dominante y no permite a las mujeres liberarse. En estas tradiciones, la mujer ‘de la casa’ es el orgullo de la familia, pero ese orgullo pasa entre sus piernas. El hombre, que también es víctima del sistema colonial, en lugar de tomar una posición de rebeldía contra el sistema, mata su mujer para descargar su rabia» 45.

2) Del combate (al) exterior. Es posible que, pese a sus rasgos diferenciales, el proceso micro-revolucionario del deseo abierto por las mujeres zapatistas y kurdas (en medio de un interés revolucionario ya constituido y declarado de levantarse en armas) haya investido a ambos movimientos, tanto en lo relativo a la conformación de grupo como a la forma de organización colectiva heterogénea, de un carácter ‘amazónico’ 46, de rebeldía fundamental contra todo “arriba” (no sólo en el sentido estratificado de de ‘clase’, ni siquiera en referencia únicamente al 43

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Cf. Melike Yasar, "Historia de las luchas y resistencias de las mujeres de Kurdistan" (2 de junio de 2015, La Plata). Cf. también: Dilar Dirik, "Feminism and the Kurdish Freedom Movement" (20 de abril de 2015). 44 Cf. Palabas de la miliciana Gulê, entrevistada por A. Haddad en el Kurdistán (publicado en marzo de 2010): «En el PKK las mujeres se le han parado a los hombres planteando la igualdad. […] No aceptamos de por sí las indicaciones de los hombres; tenemos nuestras propias asambleas, nuestros debates, nuestras decisiones. Eso pone de igual a igual con los hombres»; en: Haddad, A. & Albani, L., op. cit., 2014, pp. 67. 45 Palabras de Rengin Botan (integrante del Consejo de la Comandancia General de las YPG) en una entrevista realizada por L. Albani a (2 de sept. de 2013); en Haddad, A. & Albani, L., op. cit., 2014, pág 96. Luego de estas palabras, Albani agrega: «Dentro de la insurgencia las clasificaciones como ‘esposa’, ‘madre’ o ‘hermana’ no son utilizadas. Prefieren el simple “camarada”». En cambio, Legerin Azadi (del ‘Movimiento de Liberación de las Mujeres del Kurdistán’) en una entrevista realizada por Cartago TV ("Revolución en el #Kurdistán", 2014), reemplaza el “camarada” por «tu compañera». 46 En el Documental de Mylene Sauloy (Dir.), "Kurdistan: La guerre des filles" (2016, Arte TV) una miliciana dice: «Nos vemos a nosotras mismas como modernas Amazonas» (min. 23:35). Cf. algunos documentales sobre las mujeres kurdas: Dersim Zêrevan (Dir.), Sara: My whole life was a struggle (2015); Veysi Altay (Dir.), Nû Jîn (2015); Zanyar Omrani (Dir.), "Inside Kobane. Keeping Islamic State at bay" (2015); Channel 4 (Unreported World), "Kobani. The City that beat ISIS", I, II (2015); RTD, "Her War: Women vs. ISIS" (2015); Emma Beals (AJ+), "The Guerrilla Women Fighting ISIS" (2014).

“malgobierno” de los Estados-nación, sino respecto de un “arriba” constituido como posición y producción de deseo, como fuerza siempre depotenciadora y falocrática). Decimos que quizá se pueda ver en las luchas tanto del zapatismo como del Kurdistán una especie de “tercera vía” o tercera dimensión, de línea revolucionaria quebrada irrumpiendo por la transversal y aconteciendo entre el double bind tradicional 47 (“capitalismo o socialismo”, “reforma o revolución”, y demás binarismos ideológicos) . Vale decir, por un lado y desde el punto de vista de las mujeres, o más bien desde el punto de vista del devenir-mujer de las mujeres (y los hombres), su lucha parece haber abierto y bordear esa tercera vía disruptiva entre la opresión y la represión de los códigos antiguos —que ellas revolucionaron con su acción— detentados tanto al interior (por sus compañeros varones pero incluso reproducido también por las mujeres) como al exterior (por los patrones y hacendados); y por el otro lado y desde el punto de vista del zapatismo y del Kurdistán en cuanto agenciamientos y acontecimientos colectivos, esa tercera vía parece abrirse y jugarse entre la lucha contra la axiomática fascista del Capital-Estado, de una parte, y un esfuerzo de resistencia por proteger aquellos aspectos positivos de los propios códigos pre-capitalistas de las comunidades indígenas que no aplastan la vida ni el Afuera, de la otra parte. Podríamos decir, entonces, que el devenir-mujer (como devenir 48 minoritario) ha investido y arrastrado en su movimiento salvaje, rebelde, insurrecto,

47 Palabras de Melike Yasar en la mesa La revolución de las mujeres y el pueblo kurdo (el 10 de junio de 2015, Bs. As.): «Estas nuevas estructuras democráticas (que se han creado en el movimiento y con las que el movimiento ha cambiado) se han llevado a la práctica en Rojava desde la calle y desde cada pueblo, que en una situación de guerra han creado sus propias formas de organización y sus propios Consejos. Los kurdos han elegido allí el ‘Tercer Camino’: ni con el Régimen, ni tampoco con la policía contra el Régimen, —sino un Tercer Camino que fue el Confederalismo Democrático. En territorio kurdo, en Rojava, el pueblo kurdo ha creado su propio sistema de auto-administración, y eso no lo hicieron solo los militantes sino la población misma: el pueblo ha tomado las armas para defender las fronteras de sus propios pueblos, y mientras las unidades militares defendían alrededor de Rojava a los pueblos, hacia adentro se crearon estas formas organizativas. Y cuanto más se intensificó este sistema y la organización del pueblo, más se intensificaron los ataques contra los pueblos y contra esta zona [porque] significa un peligro para el Capitalismo. Pero también significó una esperanza para los pueblos del Medio Oriente». Por otro lado, “Tercera vía” es un concepto operativo-organizacional antagónico al de “Tercera posición”, que la tradición política argentina conoce bien, y que ha quedado grabada en ritornelos cantados al unísono: “De Gaulle / Perón / la tercera posición” (iniciados especialmente a raíz de la visita de De Gaulle a la Argentina en 1964); o “Ni yanquees ni marxistas / peronistas”. Cf. Guattari, F., op. cit.; 2013, pág. 142: «Se ha acondicionado a las personas para aplaudir al compás —voto, sondeo de opinión, manifestación, etc.— frente a las escenas demasiado bien alumbradas de la ideología, con sus personajes y sus opciones maniqueas: ¿la derecha o la izquierda, el socialismo o la barbarie, el fascismo o la revolución? Pero los proyectores de la historia real ahora se desplazan, irreversiblemente según parece, hacia una problemática completamente distinta: la izquierda y la derecha inextricablemente mezcladas, el socialismo y la barbarie, el fascismo y la revolución, es decir todo a la vez». 48 Cf. Deleuze/Guattari, op. cit., 2010; pág. 292: «Cualquier cosa, lo más inesperado, lo más insignificante, puede precipitarnos en un devenir. […] Devenir-minoritario es un asunto político y recurre a todo un trabajo de la potencia, a una micro-política activa, [pero] el devenir no debe pensarse en términos de pasado y


todos los aspectos (relación entre lo macro-político y lo micro-político, lo molar y lo molecular) de ambos movimientos, sumergiendo a mujeres y varones en esa línea de devenir-mujer, nómada, haciéndolos cabalgar sobre una línea de fuga, puesto que el devenir-mujer es «un devenir que concierne al ‘hombre’ en su totalidad, al conjunto de 49 hombres y mujeres» .

He aquí el otro aspecto fascinante y (¿por qué no?), justo por eso hermoso, de la 51 «dignidad insurrecta» y la «alegre rebeldía» (palabras de la 4ta Lacandona que nos

estremecen al escucharlas recitadas por la Mayor Ana María) de ambas luchas. Siempre tomando a los poderes por el borde y desde el borde: las mujeres fugando y desterritorializando los propios códigos pre-capitalistas al mismo tiempo que, todos juntos, teniendo que evitar todo el tiempo ser arrastrados por el movimiento de desterritorialización infinita de esos mismos códigos pre-capitalistas por la axiomática del Capital. Como si toda su rebeldía no fuese otra cosa que un gigantesco movimiento activo creado para evitar quedar atrapados en ese double bind: ora luchar contra sus códigos, cuando son aplastantes al interior, ora intentar defenderlos, cuando esa lucha desterritorializadora de los códigos viene del exterior y es arbitraria y siniestra, chorrea sangre y lodo. Empresa en apariencia imposible o paradojal: liberar los propios flujos, volver mortales las propias instituciones y códigos, y al mismo tiempo tener que defenderlas en otros niveles —contra el movimiento depotenciante del capitalismo que libera todos los flujos, rompe todas las territorialidades y códigos, pero para retomarlos una vez más y siempre de forma cien veces más terrorífica, “capturando por un extremo 52 lo que suelta por el otro” , modulando según límites interiores e inmanentes al Capital. Una acción que parece casi imposible, pero que quizá es precisamente el doble combate al que debe aspirar revolucionariamente la historia y la acción emancipadora de los cuerpos (individuales y colectivos). Y en medio de ese combate, un verdadero flujo colectivo de fuerzas, y una movilización impresionante del trabajo-creación colectiva todo junto al mismo tiempo y a diferentes niveles: para la defensa, la resistencia, la difusión de las luchas, la lucha misma, el trabajo, la creación, el arte, la educación, la información, la salud, la construcción, organización de semilleros, comparticiones, festivales, etc. (organización y deliberación constante). Ahora bien, ¿en qué consiste esa fuerza de desterritorialización del Capital respecto de los códigos de las comunidades indígenas? En principio, una obviedad: (a) todo esto viene desde la Colonización (genocidio) por las vías de la introducción del dinero en la economía —Deleuze mismo califica a esta acción desterritorializadora del colonialismo 53 como «la catástrofe» —, introducción del alcohol, confección de grupos para-militares

futuro. Un devenir-revolucionario es indiferente a los problemas de un futuro y de un pasado de la ‘revolución’; pasa entre los dos». 49 Cf. Deleuze/Guattari, op. cit., 2010; pág. 108. 50 Cf. Öcalan, A., op. cit., 2013, pp. 32-37. Cf. asimismo: Deleuze, G., op. cit., 2015, pág. 162: «Entramos en una lógica del afecto que no conoce las distinciones mutuas entre las entidades subjetivas. Un devenir femenino, como el de los movimientos feministas, no se opone a un devenir homosexual masculino, o a un devenir masculino, o a un devenir-niño, o a un devenir-invisible, o a un devenir-planta. Es una intensidad, un rasgo de intensidad existencial que se afirma dentro de configuraciones subjetivas completamente diferentes. Se puede estar tomado por un devenir femenino siendo heterosexual. Uno puede entrar en un devenir-planta, o en un devenir-esquizo, siendo en otra parte un hombre de acción, vinculado a estructuras en el seno de las cuales existen relaciones de fuerzas» (intervención de Félix Guattari). 51 Cuarta Declaración de la Selva Lacandona (1 de enero de 1996). Cf. Bakunin, M., Obras de Miguel Bakunin, Tomo II (trad. D. Abad de Santillán); Editorial Tierra y Libertad, Barcelona: 1938; pp. 124; 235: «El sentimiento de la rebelión, ese orgullo satánico que rechaza la dominación de cualquier amo (divino o

humano), y que crea en el hombre el amor a la independencia y a la libertad, —no sólo le es desconocido, sino que le repugna, la escandaliza y la espanta: la burguesía no sabría vivir sin amo; experimenta demasiado la necesidad de respetar, de adorar, de someterse a quien quiera que sea. Si no es a un rey, a un emperador, será a un monarca colectivo (el Estado y todos los funcionarios del Estado) […] Rebelión, no solo teórica, sino práctica, contra todas las instituciones y contra todas las relaciones sociales creadas por la desigualdad. Después, establecimiento de la igualdad económica y social por la libertad de todo el mundo: he ahí nuestro programa actual, el que debe triunfar a pesar de los Bismarck, de los Napoleón, de los Thiers, y a pesar de todos los cosacos de mi augusto emperador el Zar de todas las Rusias». 52 Cf. Foucault, M., Vigilar y castigar (trad. A. Garzón del Camino), Siglo XXI, México: 2001, pág. 307 y Deleuze/Guattari, op. cit., 1995, pág. 265. Mientras Foucault utiliza este giro en torno al ‘sistema carcelario’, D&G lo extienden a todo el campo de inmanencia capitalista. 53 Cf. Deleuze, G.; op. cit., 2005; pág. 26: «La colonización: en ese momento el código desaparece bajo la presión del capitalismo. Basta ver lo que ha representado en una sociedad codificada la introducción del dinero. Es la catástrofe. Hace saltar por los aires todo su circuito de flujos».

«La revolución de género no atañe solo a las mujeres, conllevaría también la liberación del hombre […] El hombre se ha convertido en un Estado y ha hecho de él cultura dominante. Las opresiones de clase y sexual se desarrollan juntas; la masculinidad ha generado un género gobernante, una clase gobernante y un Estado gobernante. Cuando se analiza al hombre en este contexto, queda claro que hay que acabar con la masculinidad. Desde luego, matar al hombre dominante es el principio fundamental del socialismo. Ese es el significado de la potencia letal: matar la dominación unilateral, la desigualdad y la intolerancia. Además, es matar al fascismo, la dictadura y el despotismo. […] Es preciso que las mujeres determinen su propio objetivo democrático y generen la organización y el trabajo para llevarlo a cabo. […] El triunfo político no implica comenzar un movimiento para la estatalización de la mujer. Por el contrario, implica luchar con estructuras estatistas y jerárquicas, implica crear formaciones políticas que pretendan conseguir una sociedad democrática, igualitaria en género, ecologista y donde el Estado no sea el elemento central. Como la jerarquía y el estatismo no son fácilmente compatibles con la naturaleza de la mujer, un movimiento que busque la libertad de la mujer debería tratar de conseguir formaciones políticas anti-jerárquicas y no estatistas […] La liberación de la mujer es una revolución dentro de una revolución» 50.

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con miembros indígenas, introducción de subsidios y demás ‘limosnas’ estatales. Al mismo tiempo, (b) convierte la apropiación común o ejidal de la tierra en propiedades privadas; (c) convierte flujos de intercambio de distinto tipo en flujos unidimensionales de capitaldinero vendibles en un Mercado único; (d) arranca al trabajador de la tierra convirtiéndolo en asalariado propietario únicamente de su fuerza de trabajo forzada a venderse/regalarse en ese mismo Mercado bajo condiciones de explotación, competencia, división del trabajo sistemática y jerárquica, propiedad privada, y alienación. En el caso del Kurdistán, debemos tener presente, además de lo dicho, toda esa larga historia de aplastamientos, intervencionismos y genocidios perpetrados por los Estados-nación extranjeros (y en pacto con los jefes locales) que datan de siglos; sin irnos tan atrás debemos remontar hasta el siglo XVI y el auge interminable del Imperio Otomano; más acá, la 1º y 2º Guerra Mundial (genocidio armenio mediante), momento en el que el capitalismo internacional comienza su avanzada fascista diplomática y militar: Inglaterra, Francia, Rusia, EE.UU (Guerra del Golfo, etc.), y hasta llegar a la actualidad (EI, ISIS, DAESH, el fascismo de Erdoğan y consortes, etc.).

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A toda esta gigantesca demencia capitalista (polo paranoico-fascista del delirio) que actúa contra las comunidades indígenas (en el doble nivel de la economía política y libidinal) lxs zapatistas y kurdxs no van a oponer una nueva racionalidad política —en este punto, en abierta discusión con las izquierdas partidarias y con los ‘centralismos democráticos’—, ni se van a plantear como un movimiento lúcido, serio, monolítico, con un férreo programa dogmático cohesionador, etc. Más bien, y este es otro de sus grandes aspectos geniales, van a oponer otra forma de locura y demencia (un ‘negativo’ de la demencia capitalista) que pareciera mutar, devenir u oscilar hacia el «polo revolucionario 54 del delirio». Polo creador, «canto de vida» (lo contrario a un ‘culto a la muerte’). Es decir, ni el “programa” («para qué»), ni las prácticas ni el modo de organización («cómo»), ni el sujeto («quiénes») van a estar ya dados de antemano, ni tampoco van a seguir líneas teóricas “duras” o agenciamientos semióticos colectivos de tipo racionalista lúcido (trabajar únicamente al nivel de la adquisición creciente de más y más ‘conciencia’), civilizador, y todo ese largo etcétera que define a los partidos políticos revolucionarios clásicos y al tipo de sujetos/militantes revolucionarios significantes tradicionales. Van a tratar de construir, en todos esos niveles, un devenir-otro, multiplicidades de todo tipo pero coordinadas, co-organizadas, confederadas 55; difícil y peligrosa tarea de unir los puntos o focos de resistencia contra el poder pero evitando quedar estratificados, evitando producir instituciones solidificadas, momificadas (el famoso ‘centralismo democrático’); experimentar-producir para llevar las propias fuerzas hacia límite, buscando «franquear la línea del Afuera» en un viaje y movimiento de pura velocidad 54

Cf. Deleuze, G.; ibid; pág. 106: «Pues no veo algo que sea revolucionario y no sea un canto de vida». Cf. Öcalan, A., "Confederalismo Democrático" (trad. International Iniciative); International Iniciative Edition, Alemania: 2012. Cf. asimismo Albani, L, op. cit., pp. 36-39.

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intensa que ponga en juego al cuerpo colectivo (a ritmo variable) sobre una línea de fuga vital, existencial; produciendo así pliegues de la línea que les permiten producir nuevos modos de subjetivación e individuación colectiva, nuevos modos de organización 56 colectiva, etc . Al borde del abismo, del fin. ¿En qué sentido oponen otro tipo de demencia y delirio? Lanzamos algunos puntos tentativos, sin pretensión de exhaustividad y además recordando que aquí no se trata de conquistas ya logradas, de objetivos ya cumplidos; como dijimos, para los propios zapatistas esto “nunca está cabal”; —nos concentraremos en el zapatismo pero, una vez más, sabiendo que pueden trazarse paralelos con el caso kurdo, atendiendo siempre a los rasgos diferenciales: 1) Por su forma o modo de organización revolucionario «emparrado», rizomático, 57 multi-centrado (sin centro único dimanador de órdenes y decisiones y saberes) , abierto al Afuera; por su intento de desagregar (trabajar constantemente a contrapelo) las propias instituciones, de evitar convertirse en un cuerpo político orgánico (del tipo “cada individuo y es parte integrante en un todo que preexiste a las partes y a la organización de las partes”) y devenir un cuerpo colectivo “anorgánico pero consistente”; sin jerarquías estructurales, con estructuras y posiciones móviles, rotativas, revocables, etc. 2) Sus quiebres respecto de las territorializaciones en individuaciones personológicas, y su especie de movimiento hacia multiplicidades o ecceidades: en los audios que seleccionamos para el stop-motion escuchamos a la Comandanta Hortensia hacer 58 referencia a la inexistencia del «yo» y su agenciamiento en un «nosotros» , y luego al Sub. Marcos hacer referencia al carácter ‘esquizofrénico’ de ese «nosotros» zapatista. Quiebre que también está presente en la forma casi mediúmnica como comienzan la lectura de sus comunicados, es decir, que adquieren los flujos de semiotización (“por mi voz, habla la voz del EZLN”); en el uso de pasamontañas que representan a «Nadies», es decir, cuerpos que no representan ni se representan entre sí (nadie es representante de

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Cf. Deleuze, G.; El Poder. Curso sobre Foucault, II (trad. P. Ires & S. Puente), Cactus; Bs. As.: 2015; pág. 412. Las autoridades máximas, las de las Juntas de Buen Gobierno (ver dibujo y explicación al final), por la forma y modo mismos de organización no se constituyen como ‘centros’ rígidos, burocráticos, verticales, jerárquicos de decisión al estilo de la política usual (o del ‘centralismo democrático’). Tampoco en el caso de los Consejos del Pueblo en el Kurdistán 58 Palabras de la Comandanta Hortensia, en el "13 Aniversario del levantamiento armado del EZLN" (1 de enero de 2007): «Nuestra historia no se puede contar en pedacitos, en lo que cada quien pone o quita de su historia personal. Es una historia colectiva. Una historia donde no cabe el “yo”. Una historia donde hablamos, escuchamos, miramos y sentimos como colectivo. Nosotros, nosotras, las zapatistas, los zapatistas, no servimos para ser cada uno individualmente. Por eso hay luego gente que se está un rato nomás y luego se va, o que nomás se asoma y no entra. Porque la palabra que nos hizo y nos hace ser lo que somos y estar donde estamos es la palabra “nosotros”. Y esto no lo entienden muchas personas. Creen que si hablan David, o Tacho, u Hortensia, o Susana, o Gabriela, o Esther, o Moy, o Marcos, entonces es que hablan ellas y ellos nomás, como individuos, pues. Pero en nuestra historia no caben el “yo”, ni el “tú”, ni el “él”. Sólo cabe el “nosotros”. Somos “nosotros” para lo bueno y para lo malo». 57


nadie, apoderado de nadie) 59; el uso de falsos nombres propios; sus milicianos que portan 60 fusiles paradojales que «aspiran a ser inútiles» , etc. Fin del individuo personológico (modo de subjetivación propio del capitalismo) en pos de un colectivo heterogéneo de pueblos y comunidades y fin de la representación occidental del líder, conductor, dirigente, vanguardia, genio político, estadista eminente, etc. en pos de una forma de organización muy otra. 3) Su rechazo a los Partidos, a las identidades partidistas, y a devenir ellos mismos una institución o un partido político como condición sine qua non para poder organizarse 61 y trabajar colectivamente, crear, educarse, curarse, etc. ; es decir, su deseo de no 59

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Palabras del Subcomandante Insurgente Marcos, “Ni el centro ni la periferia, IV (13 de diciembre de 2007, Coloquio Internacional In Memoriam Andrés Aubry): «No sé si lo sepan, pero se los diré porque parece que algunos no lo saben o lo han olvidado, o, cuando menos, actúan como si tal: el primero de enero de 1994, varios miles de indígenas se alzaron en armas contra el supremo gobierno. No me lo van a creer, pero fue aquí, en esta geografía y en este calendario. Y dicen, habrá que confirmarlo, que se autodenominaron “Ejército Zapatista de Liberación Nacional” y que usaron pasamontañas para cubrirse el rostro, como para evidenciar que eran NADIE». 60 Palabras del Subcomandante Insurgente Marcos, "¿Qué esperan los zapatistas de la CND?" (3 de agosto de 1994, Convención Nacional Democrática): «Quiero pedir permiso a ustedes para que las tropas zapatistas que se encargan de la seguridad de todos nosotros les presenten el saludo zapatista. En la punta de los fusiles zapatistas verán una cinta blanca. Significa la vocación que anima su andar, significa que no son armas para enfrentarlas a la sociedad civil. Significa, como todo aquí, una paradoja: armas que aspiran a ser inútiles». Cf. Deleuze/Guattari, op. cit., 2010; pp. 404; 422; 405: «Existe un gusto esquizofrénico por la herramienta: que la hace pasar del trabajo a la acción libre; y un gusto esquizofrénico por el arma: que la hace pasar como medio de paz, de conseguir la paz. Es a la vez una respuesta y una resistencia […] Vuelven a surgir hombres de guerra, con muchas ambigüedades: todos aquellos que conocen la inutilidad de la violencia, pero que son adyacentes a una ‘máquina de guerra’ a recrear, de respuesta activa y revolucionaria [que] tiene por objeto no la guerra, sino el trazado de una línea de fuga creadora […] dirigida contra el Estado, y contra la axiomática mundial expresada por los Estados. […] No resucitan viejos mitos o figuras arcaicas, son la nueva figura de un agenciamiento trans-histórico (ni histórico ni eterno, sino intempestivo)» (§Tratado de Nomadología: la máquina de guerra). 61 Palabras del Subcomandante Insurgente Moisés, Sobre las Elecciones: organizarse (3 de mayo de 2015): «En estos días, como de por sí cada que hay esa cosa que llaman “proceso electoral”, escuchamos y miramos que salen con que “el EZLN llama a la abstención”, o sea que el EZLN dice que no hay que votar. Eso y otras tonterías dicen, que de balde tienen cabeza grande, que ni estudian siquiera la Historia, ni siquiera buscan. Y eso que hasta hacen libros de Historia y biografías y cobran por esos libros. O sea que cobran por decir mentiras. Como los políticos. Claro que ustedes lo saben que a nosotr@s ni nos interesan esas cosas que hacen los de arriba para tratar de convencer a la gente de abajo de que la toman en cuenta. Como zapatistas que somos no llamamos a no votar ni tampoco a votar. Como zapatistas que somos lo que hacemos, cada que se puede, es decirle a la gente que se organice para resistir, para luchar, para tener lo que se necesita. Ustedes lo saben que en varias comunidades en las que estamos, pues hay gente que no es zapatista, sino que están así sin organizarse, mal viviendo y esperando a que el mal gobierno le va a dar su limosna para sacarse foto que el Gobierno es bueno. […] Y se pelean entre ellos, en veces mismo entre familiares se pelean. ¿Por qué se pelean? —Pues por ver quién los va a mandar, a quién van a obedecer, quién les va a dar órdenes. Y piensan que si gana tal color, pues los que apoyaron ese color van a recibir más limosna. Y entonces lo vemos que dicen que son muy conscientes y decididos de ser partidistas, y a veces hasta se matan entre sí por un pinche color. Porque es el mismo que ya manda el que quiere cargo, a veces

estratificarse sólidamente, de «devenir desorganizados meticulosamente» 62, de “explorar sistemáticamente el azar” (graffiti del Mayo Francés). Su rechazo a todo tipo de subsidio, programa, ayuda (ellos dicen: “limosna”), etc. de tipo estatal. —lo contrario a un oportunismo de masas o a una reapropiación vitalista neoliberal. 63 4) Su fuga respecto de sus antiguas concepciones centralistas y vanguardistas , es decir, su avance hacia un modo de concebir/hacer la revolución (o de iniciar procesos se viste de rojo, o de azul, o de verde, o de amarillo, o se pone un nuevo color. Y dicen que ya son del pueblo y que hay que apoyarlos. Pero no son del pueblo, son los mismos gobiernos que un día son diputados locales, otro son síndicos, otro son funcionarios de partido, ahora ya son presidentes municipales y así se la pasan brincando de un cargo a otro, y también brincando de un color a otro. […] No es que alguien va a resolver el problema, sino que lo tenemos que resolver nosotros mismos, mismas, como colectivos organizados. Las soluciones las hace el pueblo, no los líderes, no los partidistas. Y no es que lo estamos diciendo porque se escucha bonito. Es porque ya lo vimos en la realidad, es porque ya lo hacemos. [Aunque sabemos que] hay partidos de izquierda que no están en las transas de arriba, que tienen su modo, pero no se venden, ni se rinden, ni cambian su pensamiento de que hay que acabar con el sistema capitalista. Y porque lo sabemos, y nosotr@s como zapatistas no lo olvidamos, que la historia de la lucha de abajo también está escrita con su sangre […] Pensamos que tenemos que obligarnos a pensar, a analizar, a reflexionar, a criticar, a buscar nuestro paso propio, nuestro modo propio, en nuestros lugares y en nuestros tiempos […] Por eso, nosotras, nosotros las y los zapatistas, no nos cansamos de decir, organícense, organicémonos, cada quién en su lugar, luchemos por organizarse, trabajemos por organizarse, pensemos por empezar a organizar y encontrémonos por unir nuestras organizaciones por un Mundo donde los pueblos mandan y gobierno obedece. En resumen: como dijimos antes, como decimos ahora: votes o no votes, organízate». 62 Cf. Deleuze, G.; op. cit., 2005; pág. 216: «Devenir desorganizado meticulosamente. Una vía superior, o lo que Nietzsche llamaba la ‘gran Salud’. Deshacer la significación y las interpretaciones, no para devenir una especie de estúpido, sino para hacer una verdadera experimentación, para devenir un experimentador. Finalmente devenir un nómada, aun sobre el mismo lugar, deshacer los puntos de subjetivación. Todo esto es extremadamente difícil. No basta con fugar para producir un nómada, no basta dejar de interpretar para devenir un experimentador, y sobre todo no basta con desorganizar el organismo para devenir un cuerpo sin órganos con cosas que pasen sobre él. Cada vez esto puede ser la muerte». 63 Palabras del Subcomandante Insurgente Marcos en la "Plática con los miembros de la Caravana que llegaron al Caracol de La Garrucha" (2 de agosto de 2008): «¿Cómo empezó todo? Hace 24 años, casi 25, llegó un pequeño grupo de urbanos, o de ‘ciudadanos’ como les decimos nosotros, no a esta parte de la selva, sino mucho más adentro, lo que ahora se conoce como la Reserva de Montes Azules. En esa zona no había nada, más que animales salvajes de cuatro patas y animales salvajes de dos patas que éramos nosotros. Y la concepción de ese pequeño grupo —estoy hablando de 1983-1984, o sea hace 24 o 25 años— era la tradicional de los movimientos de liberación en América Latina, es decir: un pequeño grupo de iluminados que se alza en armas contra el gobierno. Y eso provoca que mucha gente los siga, se levante, y se tumbe al gobierno, y se instale un gobierno socialista. Estoy siendo muy esquemático, pero básicamente es lo que se conoce como la teoría del “foco guerrillero” […] No se trataba sólo de que era un ejército mayoritariamente compuesto por indígenas. Mayoritariamente… me estoy cubriendo porque, en realidad, de cada 100 combatientes, 99 eran indígenas y uno era mestizo. No sólo eso, sino que ese ejército y su concepción sufrió una derrota en su planteamiento iluminador, su planteamiento de dirección, caudillista, revolucionario clásico, donde un hombre, o un grupo de hombres, se convierte en el salvador de la humanidad, o del país. Lo que pasó, entonces, es que ese planteamiento fue derrotado a la hora que confrontamos a las comunidades y nos dimos cuenta, no sólo que no nos entendían, sino que su propuesta


revolucionarios) sin aspirar a tomar el poder del Estado, y por lo tanto, una completa resignificación en el EZLN, las YPJ e YPG de lo que significa un “grupo-guerrilla”; — trabajando colectivamente, co-organizando, conectando, contra-informando (medios alternativos, «los tercios compas», como ellos les dicen) desde abajo y por abajo y a la izquierda, de forma multi-centrada, etc. (ver punto 1). Toda su concepción política fundamental del «mandar-obedeciendo», con cargos revocables, rotativos y de a grupos de trabajo en todas las áreas de trabajo y no sólo en la política (y el hecho de que quienes realizan trabajos de organización al nivel político no reciben dinero porque no son cargos rentados). —todo aquello que Foucault en su introducción al Anti-Edipo («a la vida no fascista») postulaba como “no enamorarse del poder”. Toda su forma de organización que irrumpe, también en este punto, como “Tercera vía” entre “el reformismo sin horizonte revolucionario” y los “movimientos revolucionarios sin acción inmediata en la 64 vida cotidiana” (sin prácticas micro-políticas) . En fin, su modo de praxis colectiva de

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era mejor. No les estábamos enseñando a nadie a resistir. Nos estábamos convirtiendo en alumnos de esa escuela de resistencia de alguien que llevaba cinco siglos haciéndolo. Los que venían a salvar a las comunidades indígenas, fueron salvados por ellas». Toda esta cita es interesante para pensar el modo de organización de la lucha armada setentista guevarista (no peronista), específicamente el PRT-ERP, que si bien no se definía a sí misma como un movimiento “foquista”, sí seguían la recta y vertical línea del “centralismo democrático”, con toda la estructura jerárquica de partido del marxismo-leninismo, su aparato de cuadros (medios, altos, ‘probados’, etc.) y militantes, sus líneas jerárquicas de mando, comités centrales, ejecutivos, buró político, etc. Para un análisis de las resistencias y sumisiones de las mujeres dentro de estos esquemas de organización, ver por ejemplo: Diana, M., Mujeres Guerrilleras. Sus testimonios en la militancia de los setenta, y Mattini, L., Los Perros 2. Memorias de la rebeldía femenina en los ´70. 64 Palabras del Subcomandante Insurgente Marcos, "Ni el centro ni la periferia, I" (dic. 2007): «Las grandes transformaciones no empiezan arriba ni con hechos monumentales y épicos, sino con movimientos pequeños en su forma y que aparecen como irrelevantes para el político y el analista de arriba. La historia no se transforma a partir de plazas llenas o muchedumbres indignadas sino a partir de la conciencia organizada de grupos y colectivos que se conocen y reconocen mutuamente, abajo y a la izquierda, y construyen otra política. Habría, creemos nosotros, nosotras, que desalambrar la teoría, y hacerlo con la práctica»; cf. asimismo, "Ni el centro ni la periferia, V" (dic. 2007): «Las luchas anti-sistémicas no deben circunscribirse únicamente a lo que los ortodoxos llaman la infraestructura o base de las relaciones sociales capitalistas. Que sostengamos que el núcleo central del dominio capitalista está en la “propiedad de los medios de producción”, no significa que ignoremos (en el doble sentido de desconocer y de no darle importancia) los otros espacios de dominio. Es claro para nosotros que las transformaciones no deben enfocarse sólo a las condiciones materiales. Por eso para nosotros no hay la jerarquía de ámbitos; no sostenemos que la lucha por la tierra es prioritaria sobre la lucha de género, ni que ésta es más importante que la del reconocimiento y respeto a la diferencia. Esto es la base de nuestra ‘Sexta Declaración de la Selva Lacandona’»; Cf. finalmente, "Preguntas y respuestas como caminos. Frente a una lata" (Mesa redonda en el CIDESI, 19 de julio de 2007): «Podrán cambiarse los hábitos de consumo de una sociedad, o las formas y medios para circular las mercancías, pero si no cambia la propiedad de los medios para producir, si no desaparece la explotación del trabajo, el capitalismo seguirá vivo y actuante. […] La problema del capitalismo es que unos pocos son dueños de todo y unos muchos son dueños de nada, y eso debe cambiar, ponerse de cabeza, subvertirse, “vueltearse”. O sea que los zapatistas deciden ser anticapitalistas atacando la propiedad de los medios de producción. […] Pero aún así no basta. Aunque la base material del capitalismo es la propiedad

autonomía y autogestión que nos reenvía fantásticamente a la teoría y a la práctica teórica de Líneas de fuga: «La auto-gestión no puede ser sinónimo de un cierre sobre territorialidades celosas unas de otras (la familia, la comunidad, el Partido, la raza). Al contrario, auto-gestión es desterritorializar, abrirse sobre una perspectiva de gestión planetaria no centralizada, multiplicando los centros de decisión y liberando energías libidinales que permanecen prisioneras de investimentos raciales, nacionales, falocráticos, etc. La auto-gestión debe tener en cuenta las condiciones de una micro-política del deseo, a la vez indisociables de una política a gran escala, una macro-política que concierna al conjunto de las luchas de clases» 65.

Aquella fuga respecto de antiguas concepciones centralistas y vanguardistas se operó casi exactamente del mismo modo en la experimentación política del Confederalismo Democrático de lxs kurdxs 66. privada de los medios de producción, circulación y consumo, tiene ya una lógica que invade todos los rincones de la sociedad y debe ser combatido en todos los lugares». 65 Cf. Guattari, F., op. cit., 2013; pág. 145. 66 Cf. Palabras de Melike Yasar en la mesa La revolución de las mujeres y el pueblo kurdo (el 10 de junio de 2015, Bs. As.): «El PKK nació con la perspectiva de crear un Estado independiente, con una perspectiva socialista y marxista. La convicción de una independencia nacional y socialista fue muy fuerte, —mientras que hoy el PKK critica fuertemente el "Estado nacional" y el modelo de un "Estado" socialista, avanzando hacia la construcción de una sociedad ambientalista, equitativa en cuanto a la cuestión de género, y democrática [Confederalismo Democrático]. El Estado nacional no es una alternativa». Cf. asimismo, Haddad, A. & Albani, L., op. cit., 2014, pp. 16; 87-89: «El PKK surge en 1978 de un grupo de jóvenes universitarios del Kurdistán anexado por Turquía. En su origen, el PKK es de ideología marxista-leninista. Basado en esas ideas, el PKK se propone librar al Kurdistán del colonialismo y establecer un Estado independiente. Para ello, el 15 de agosto de 1984, un grupo armado encabezado por Abdullah Öcalan realiza su primera acción armada atacando dos cuarteles turcos. Desde entonces, la guerrilla del PKK sigue afincada en las montañas que cosquillean las fronteras de Irak, Irán y Turquía. […] En 1998 el PKK finalizó varios años de discusiones y redefinieron su carácter socialista, que denominaron Confederalismo Democrático. Esta ideología convoca a abolir los Estados-naciones, vivir en comunidad, impulsar el cooperativismo y barrer con las convenciones sociales, fundamentalmente las asociadas al machismo. Explica [el comandante] Harun: “Empezamos con el objetivo de crear un Kurdistán independiente, no dejamos este objetivo de un Kurdistán unido y libre, pero para liberar al pueblo kurdo hacemos un cambio estratégico. A eso lo llamamos el Kurdistán confederal. […] Nuestro objetivo es crear un Oriente Medio confederal. Tenemos diferencias con los partidos nacionalistas kurdos porque ellos buscan la solución creando un Estado-nación y nosotros proponemos la vida comunal, autónoma, regional y local, y a partir de eso crear una confederación”. […] Harun rememora que en 1998, cuando el PKK efectuó su ‘Sexto Congreso’ en el que surgió una nueva visión política táctica y estratégica: “Teníamos dos soluciones: guardar nuestra ideología clásica y dejar el socialismo, o transformar el socialismo en el socialismo comunitario. Elegimos la segunda ideología y la llamamos Confederalismo Democrático. Gracias a esta transformación ganamos más fuerza porque damos una respuesta a las necesidades de los pueblos. Por ejemplo, la unidad de estas comunidades tiene su propia autodefensa, diplomacia, su economía soberana y autosuficiente, su propia autoadministración e


5) Su línea de fuga/resistencia respecto del capital-dinero como diagramador de las relaciones sociales y económicas, que se ve en varios aspectos; por ejemplo, las sanciones a los delitos no son castigadas con “fianza” (dinero); su “sistema bancario autónomo” — Banco Popular Autónomo Zapatista (BANPAZ)— está organizado completamente al revés: no es lo bancario/financiero lo que impone sus reglas al trabajo y a la producción sino que son la producción y el trabajo colectivo los que imponen las reglas al dinero, al ahorro, a los flujos de dinero, de financiación, etc. El Subcomandante Insurgente Moisés cuenta un ejemplo que revela cómo funciona esa lógica: en una comunidad un padre pide dinero al Banco para operar a su hijo; el hijo no pasa la operación y muere. El Banco considera que el préstamo no cumplió el fin/sentido para el que existió, entonces el padre no debe devolver el dinero. La deuda con el Banco se extingue junto con la vida del joven que falleció. O incluso su forma de organizarse “sin sistema carcelario”, su modo de administrar y concebir los delitos de violación, robo, insulto, chismes, separaciones de 67 pareja, violencia contra la mujer, etc. 6) Su delirio discursivo creativo que no excluye de ante mano ningún modo de semiotización (el «quién», el sujeto, tampoco preexiste a sus modos de semiotizar y de 68 producción de signos sino que es una resultante derivada de los mismos) : gestos irreverentes impensables desde la perspectiva de un político popular “serio” (el Sub. Galeano haciendo ‘fuck you’ a los medios), las forma de vestirse o adoptar accesorios (últimamente, la mano esquelética y el parche pirata) 69, la escritura de cuentos/fábulas

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instituciones culturales. Es una sociedad más fuerte y organizada, estamos comprobando que sin Estado y con nuestra propia fuerza autónoma podemos crear dinámicas más democráticas. Sobre estos principios la sociedad puede existir y desarrollarse. Estamos mostrando al mundo que sin tomar el control del Estado podemos hacer todo esto”». 67 Palabras del compañero Ebigael (autoridad comunitaria zapatista) en el "Segundo Encuentro de los pueblos Zapatistas con los pueblos del mundo" (23 de julio de 2007): «Tenemos un Reglamento Interno aprobado por nuestros pueblos zapatistas y en los Municipios Autónomos [MAREZ]. A veces no lo utilizamos o a veces sí lo utilizamos (como una guía) para resolver estos tipos de problemas que son los delitos comunes, como son los chismes, pleitos familiares, los divorcios que a veces suceden ––para estos problemas no usamos a la fuerza nuestro “Reglamento Interno” si se pueden llegar a resolver pacíficamente, por ejemplo, perdonándose entre ambas partes. En otros casos hay delitos graves, por ejemplo, robo, violación, amenazas, despojo y homicidio. Esos son los delitos graves que nosotros vemos. En ellos sí es necesario usar nuestro “Reglamento Interno” para sancionar y castigar al compañero que hizo estos delitos. Pero queremos aclararles que en los castigos y sanciones NO manejamos dinero...; más bien castigar al compañero o compañera es haciendo trabajos colectivos en beneficio del pueblo y del municipio. Y además, en nuestra lucha zapatista de hacer la Justicia, NO manejamos las cárceles»; cf. asimismo las palabras de la compañera Martha. 68 Cf. Deleuze, G.; op. cit., 2005; pág. 254: «Hay que llamar a la producción de inconsciente o de enunciados por lo que es: es siempre una revolución. En cualquier dominio, el periodo revolucionario se puede definir por el hecho de que se producen nuevos enunciados; y a través de ellos no se libera una carga de inconsciente, se produce. Esto se acompaña de una formidable liberación de bloques de infancia». 69 Sería interesante confrontar esto con aquello del “manco” y el “tuerto” en Mil Mesetas, §Aparato de captura.

como parte de la palabra política-ética-estética, el hecho de que las paredes de todas las construcciones en todos los pueblos rebosen de pinturas, murales hiper-coloridos (que 70 producirían espanto en Goethe) también como fusión entre el plano estético, ético y político. Yendo al plano político, las “Declaraciones de la Selva Lacandona” del EZLN y todos los discursos zapatistas, que son más cercanos al “programa” experimental del 71 sado-masoquismo que a los serios programas de la izquierda marxista ortodoxa o tradicional (sin que ello redunde en un vaciamiento del sentido anti-capitalista y revolucionario): ora siguen la línea del Manifiesto del Partido Comunista y ora hacen una apelación a lo intergaláctico y mutante y rechazan abiertamente agenciarse con movimientos de Partido, —expresando experimentaciones colectivas, caminos tentativos a seguir, modos probables o posibles de organización colectiva agenciados sobre los deseos de la comunidad y los pueblos, y que implican más bien “precedentes” de acciónexperimentación. Lo que nos lleva al último punto que encontramos: 7) Su modo particular y creativo de analizar el contexto local, de caracterizar los acontecimientos políticos nacionales e internacionales desde la perspectiva de la potencia y de las fuerzas (que tampoco están dadas de antemano); es decir, no atados a dogmas, dialécticas teleológicas, pragmatismos coyunturalistas propios de la peor realpolitik (siniestra moneda corriente mundial). Lo escuchamos al Sub. Marcos en el stop-motion, en el momento en que hablaba frente a decenas de miles de personas en el Zócalo del D.F. (¿el equivalente a nuestra Pza. de Mayo?) allá por el 2006: «Nos están criticando, que por qué los zapatistas estamos sacando esta palabra de “rebelión”, que si no tomamos en cuenta la “correlación de fuerzas”… Compañeros, los zapatistas, las zapatistas, siempre nos hemos cagado en la correlación de fuerzas». Y luego el argumento recurrente de los propios zapatistas: si uno miraba el contexto histórico, 1994 era el peor momento para 72 que un ejército indígena se levantase en armas contra el Estado democrático ; y sin 70

Cf. el Esbozo de una teoría de los colores (trad. Rafael Cansinos Asséns), en Obras Completas, Tomo I, Aguilar, México: 1991; pp. 589; 594, §774-75; §835. Allí Goethe desacredita —por ser inarmónicas, carentes de toda armonía natural— completamente el colorido múltiple, variopinto, de la pintura «abigarrada» propia de la percepción (y de la creación) infantil, que no es sino la misma que la de «los pueblos primitivos» sin cultura. Hay toda una micro-política en la Historia de la Óptica y la Armónica (las ciencias del ojo y del oído que estudian las condiciones de posibilidad de la audio-visión). 71 Cf. Guattari, F., op. cit., 2013; pág. 104, nota 13: «Este término de ‘programa’ no es empleado aquí en el sentido en que se habla, por ejemplo, del «Programa común de la izquierda», sino en el sentido en que los sadomasoquistas hablan de programa, es decir de medio de referencia para conducir una experimentación que excede de todas partes sus propias «previsiones», de allí el misterio y la fascinación, la impresión de «nunca visto», a pesar del carácter ritualizado de las fases programadas. En la música contemporánea, se habla igualmente de «música de programa» cuando una parte importante es reservada a los ejecutantes y el texto ya solo da grandes indicaciones, direcciones generales de trabajo». También el “Balance-programa para máquinas deseantes” al final del Anti-Edipo. 72 Piénsese en la caterva reaccionaria (de ayer y hoy) de argumentos, publicaciones, opiniones, intelectualizaciones, filosofismas, sobre el papel y las decisiones del PRT-ERP durante el gobierno democrático de Cámpora; aún hoy se agita, por cierto, la teoría de los ‘dos demonios’. En este sentido, vale


embargo lo hicieron, tuvieron-que hacerlo y lo desearon, —aunque la coyuntura indicaba “no alzarse”. Ahora bien, “nosotros nos cagamos”, al menos en el caso zapatista, indica no una verborragia y pavoneo viril de político sino una palabra plegada sobre una conquista práctica de organización para la rebelión y de rebelión organizativa. Aún más: hace pocos meses y en el contexto del internacionalista Seminario sobre el pensamiento crítico frente a la Hidra capitalista (realizado con el doble objetivo de intentar caracterizar la “crisis” capitalista actual y de coordinar luchas internacionales), el propio Sub. Galeano pedía (vimos la cita más arriba) la necesidad de «crear nuevos conceptos» para entender las luchas actuales (como la del pueblo kurdo) —¿o cómo acontecimientos revolucionarios nuevos y prácticas colectivas nuevas habrían de ser analizadas con viejos conceptos que responden, ellos mismos, a viejas relaciones de poder y organización? Es la vuelta al «para qué», al hecho de que siempre hay que volver a mapear, «volver a dibujar», y al «cómo», porque la práctica y la experimentación son importantes, pero también «la reflexión propia sobre la práctica». Y cuando el capitalismo busca axiomatizar las luchas y los movimientos, reterritorializarlas, comprarlas, capitalizarlas a su favor y haciendo que claudiquen (que detengan su movimiento creador haciéndolas estratificar en el polo libidinal reaccionario micro-fascista), o bien recurriendo al exterminio, ¿cómo no recomenzar o reforzar el 73 movimiento de rebelión? Entonces, por ejemplo, el Sub. Marcos anuncia su muerte , se

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releer: "Por qué el ERP no dejará de combatir. Respuesta al Presidente Cámpora", 13 de abril de 1973; en De Santis, D., A vencer o morir. Historia del ERP-PRT. Documentos. Tomo 1. Volumen 2, Nuestra América, Bs. A.: 2006; pp. 360-364. Confiamos, no obstante, que las diferencias de naturaleza y no meramente de grado, entre el PRT/ERP y el EZLN/PKK/YPJ/YPG, quedan en este trabajo sobradamente evidenciadas. 73 De allí que rechazamos las lecturas empobrecedoras y sacerdotales como las de Zizek (edipizantes, psicoanalíticas en el peor sentido, centralizantes, deseosas de buscar y encontrar grandes líderes y conductores de pueblos —pequeños Napoleones progresistas— por todos lados), en cuanto que son incapaces de comprender los devenires, las mutaciones, las multiplicidades y singularidades: el devenirzapatista y sus devenires: devenir-mujer, Amazona (de las mujeres mismas y especialmente de los varones), niño, animal, brujo, caracol, maíz, gato-perro, etc.; (en) dichas lecturas sólo pueden (re)producir(se) caricaturas que ya no divierten a nadie (gastadas reterritorializaciones políticas del tipo mito del héroe/antihéroe popular, viejas semióticas analíticas novelescas y cinematográficas del tipo “el camino del héroe” guía que debe traspasar duras pruebas hasta lograr su objetivo de conductor, etc.). El análisis reactivo del ‘tipo Zizek’ emplaza toda una máquina de arborificación, de resonancia de un conjunto de puntos sobre un único punto central-dominante (cristaliza todo lo que aquéllos voluntariamente buscan conjurar y hacer imposible que surja: órganos fijos de poder); rostrifica lo a-subjetivo del zapatismo reterritorializándolo a los usos de las redundancias políticas burguesas dominantes: congela todo movimiento múltiple y complejo bajo una posición de eje central-agujero negro que dirige/dicta. «Tipo-Zizek»: calco tardío y arribista progre de la actitud de un Antonio Lozano Gracia (Procurador General a las órdenes de Ernesto Zedillo) cuando en 1995 rostrifica públicamente al pretendido “verdadero” Marcos, rotulándolo como el líder e ideólogo de todo, frente a toda la audiencia mundial). Persiguiendo un sentido analítico radicalmente opuesto, creemos que en todo caso sería interesante analizar bajo qué condiciones materiales y concretas, bajo qué agenciamientos colectivos, bajo qué relaciones de producción deseante, aún sigue siendo posible la emergencia de una figura singular a-subjetiva (sea ora Marcos, ora Moisés, ora Ramona) en medio de todos estos procesos de des-individuación, de des-subjetivaciones zapatistas (y cómo todo eso funciona allí, y para

suicida diciendo que todo fue una gran “botarga” —ni metáfora, ni mera ‘muerte simbólica’ o significante—, para dar vida a un nuevo devenir, a una nueva función, una nueva «máquina de guerra» para nuevas funciones, etc., pero plegado sobre la reivindicación rebelde y sobre la denuncia: el nombre de Galeano, maestro de la escuela zapatista cruel y vilmente asesinado por los para-militares enviados por el Estado “democrático” en 2014. ¿Cómo desterritorializar, revolucionar, fugar y crear “una nueva tierra” pero a la vez respetando las singularidades de deseo? Es la pregunta de Deleuze&Guattari, también de 74 Foucault, de Nietzsche, pero ya de Marx&Engels, Bakunin y el anarquismo (y la Comuna de París, la España revolucionaria del ’36, etc.), de Rosa Luxemburgo y Emma Goldman, de Volin, Archinov y los revolucionarios makhnovistas (y la Kronstadt del ‘21), del autonomismo libertario y del Mayo del ‘68, etc. —imposible hacerlo sin atacar y modificar radicalmente las actuales relaciones de poder y de producción, sin atacar la apropiación privada de los medios de producción, circulación y consumo; pero tampoco sin «revolucionar a los revolucionarios» mismos, sin producir/experimentar otros modos de 75 organización (relaciones) abiertos a su propio devenir . Pero teniendo siempre en cuenta que cuando la axiomática del Capital no puede re-territorializar, agitará siempre su aparato represivo, una y otra vez. No en vano es una serpiente Hidra venenosa multiforme; pero ¿acaso el ‘grupo-guerrilla’ no lo es? Demencia reaccionaria-fascista contra demencia esquizo-revolucionaria creadora (pero una lucha que se da en el medio y por el medio). Multiformidad depotenciante y criminal de la Hidra capitalista (que también es capaz de operar por rizomas) contra multiformidad multi-centrada del emparrado organizativo autonomista y autogestivo, —pero revolucionario, emboscado

qué); por ejemplo, remitiéndonos al concepto ya citado (ver nota 40) de Anómalo/Anomal [L'Anomal], outsider (posición operativa y funcional en la manada, pero rotativa, aleatoria, browniana, como el caso de los mosquitos o las moscas). Cf. por ejemplo (Mil Mesetas) las mesetas: §Devenir-intenso, devenir-animal, devenir-imperceptible… y §Tratado de Nomadología: La máquina de guerra”. 74 Palabas de la Comandanta Rosalinda en el "14 Aniversario del levantamiento armado" (1 enero de 2008): «Utilizamos los colores rojo y negro, símbolo del pueblo trabajador en su lucha». 75 Cf. Deleuze, G.; op. cit., 2005; pág. 132-33 «En el sistema capitalista todas las formas revolucionarias son como formas de descodificación que estallan pasando por debajo de las axiomáticas del orden. El problema con el que uno tropieza siempre es cómo hacer para que los movimientos de des-codificación, los movimientos de desterritorialización, sean revolucionariamente positivos y no vuelvan a crear formas perversas o artificiales de familia, no vuelvan a crear a su manera especies de códigos y territorialidades. […] Cómo hacer pasar flujos descodificados, positivos y revolucionarios sin reconstituir familias perversas, sin hacer una reterritorialización, una recodificación. Este es también el peligro de los grupos militantes. Al nivel del inconsciente, en sus relaciones con el campo social, la territorialidad de partido es un peligro fundamental. ¿Cómo puede haber entre las personas un lazo revolucionario que movilice la libido, que movilice a Eros, al deseo, pero que no se deje encerrar de nuevo en las estructuras codificadas o axiomatizadas de Edipo?».


(aunque siempre en devenir, nunca dados), y en plan de ‘guerra de guerrillas’ de emancipación anti-capitalista. ¿Cómo, entonces, no habrían de devenir el «cómo» revolucionario de las comunidades zapatistas (autonomismo y autogestión emparrada en 3 niveles de autogobierno) y el «cómo» revolucionario del pueblo kurdo (confederalismo democrático) grandiosos intentos intempestivos de construir nuevas tierras, y por lo tanto, de abrir nuevos modos o procesos de subjetivación, de abrirnos a nuevas formas de humanidad?

contrario. Es perturbador: no hay máquina deseante que pueda establecerse sin hacer saltar sectores sociales enteros. […] El deseo en su esencia es revolucionario y ninguna sociedad puede soportar una posición de deseo verdadero sin que sus estructuras de explotación, avasallamiento y jerarquía no se vean comprometidas […] Para una sociedad tiene, pues, una importancia vital la represión del deseo, y aún algo mejor que la represión, lograr que la represión, la jerarquía, la explotación, el avasallamiento mismos sean deseados» 77.

«La revolución molecular no es hostil a los movimientos políticos, reivindicativos o contestatarios clásicos. Simplemente, los hace huir de lo interior y los abre sobre otros exteriores. […] Por tanto, son el ‘reformismo’ institucional sin horizonte revolucionario y los movimientos ‘revolucionarios’ sin praxis inmediata de la vida cotidiana aquellos que deben ser interpelados de manera conjunta. [Así,] el objeto del «militantismo» se desdobla: está del lado del campo de intervención, pero también del lado de los participantes. Se trata de trabajar, de modo permanente, la ‘enunciación colectiva’ militante y no solamente los ‘enunciados’ producidos. Lo importante es jamás pretender guiar o interpretar las acciones. Cuando la enunciación colectiva se malogre, cuando el grupo se encierre o tome una posición de liderazgo, entonces tales grupos preferirán disolverse. Su regla de conducta, en efecto, es jamás reemplazar los procesos colectivos de enunciación del deseo y, por tanto, no apartarse de ninguna forma de semiotización que juegue un rol importante en la economía de deseo del campo social, sea que intervenga al nivel del individuo, del cuerpo, de un proceso de ideación, de percepción, etc., sea “comprensible” o no, utilizable o no para «la causa»... […] Una revolución molecular, adosada a las revoluciones molares, para desviar de sus fines catastróficos a las sociedades capitalísticas, para volver a captar la economía de los flujos desterritorializados que ellas han logrado poner a su servicio, solo podrá ser permanente e instaurarse sobre todos los frentes a la vez. ¡No solamente “capitalizará” todos los vectores de desterritorialización, sino que “cargará las tintas” sobre ellos, en la medida en que se empeñará en deshacer las reterritorializaciones burguesas, entre las cuales conviene contar hoy todas las nostalgias retros!» 76.

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«Si el deseo es reprimido se debe a que toda posición ‘de deseo’, por pequeña que sea, tiene motivos para poner en cuestión el orden establecido de una sociedad: no es que el deseo sea asocial, sino al

«Nosotras hoy estamos felices de que nunca tuvimos un Estadonacional y nunca tendremos un Estado-nacional» 78. «Los Estados ya no son en modo alguno los paradigmas trascendentes de una sobrecodificación, sino los modelos de realización inmanentes para una axiomática de los flujos descodificados. […] La ‘nación’ se constituye a partir de flujos descodificados y desterritorializados, y es inseparable del Estado moderno que proporciona una consistencia a la tierra y al pueblo correspondiente. […] La ‘nación’ coincide con la operación de una subjetivación colectiva, a la que corresponde el Estado moderno como proceso de subjetivación. Bajo esta forma de Estado-nación, con todas las diversidades posibles, el Estado deviene modelo de realización para la axiomática capitalista. Lo que de ningún modo quiere decir que las naciones sean apariencias o ‘fenómenos ideológicos’, sino, por el contrario, las formas vivas y pasionales en las que se realizan fundamentalmente la homogeneidad cualitativa y la competencia cuantitativa del capital» 79. «No hay que confundir «minoritario» en tanto que devenir o proceso, y «minoría», como conjunto o estado. […] Lo que define a una ‘minoría’ no es el número sino las relaciones internas al número [pues] se define como un conjunto no-numerable, cualquiera sea el número de sus elementos. Lo que caracteriza lo in-numerable no es ni el conjunto ni los elementos, más bien es la conexión, el “y”, que se produce entre los elementos, entre los conjuntos, y que no pertenece a ninguno de los dos, que les escapa y constituye una línea de fuga. Pues bien, la axiomática sólo maneja conjuntos numerables (incluso infinitos), mientras que las minorías constituyen esos conjuntos 77

Cf. Deleuze/Guattari; op. cit., 1995; pp. 121; 122. Palabras de Melike Yasar en la mesa Feministas Latinoamericanas en Resistencia, en el marco del ‘30º Encuentro Nacional de Mujeres’ (octubre de 2015, Mar del Plata). 79 Cf. Deleuze/Guattari; op. cit., 1995; pág. 461. 78

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Cf. Guattari, F., op. cit., 2013; pág. 143.


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“difusos” no-numerables, no-axiomatizables, en resumen, esas "masas", esas multiplicidades de fuga o de flujo. […] Poco importa que las minorías sean incapaces de constituir Estados viables desde el punto de vista de la axiomática y del mercado, puesto que a largo plazo promueven composiciones que ya no pasan por la economía capitalista ni por la forma-Estado. Evidentemente, la respuesta de los Estados, o de la axiomática, puede ser conceder a las minorías una autonomía regional, o federal, o estatutaria, en resumen, añadir axiomas. Pero precisamente ese no es el problema: esa operación sólo consistiría en traducir las minorías en conjuntos o subconjuntos numerables, que pasarían a formar parte de la ‘mayoría’, que podrían ser contados en una mayoría. […] Pero nosotros hablamos de otra cosa, que sin embargo no estaría regulada: las mujeres, los no-hombres, en tanto que minoría, en tanto que flujo o conjunto no-numerable, no recibirían ninguna expresión adecuada al devenir elementos de la ‘mayoría’, es decir, conjunto finito numerable. Lo propio de la minoría es ejercer la potencia de lo no-numerable, —incluso cuando está compuesta de un solo miembro. Esa es la fórmula de las multiplicidades. […] Mujer: todos tenemos que devenirlo, ya seamos masculinos o femeninos. Noblancos: todos tenemos que devenirlo, ya seamos blancos, amarillos o negros. —Una vez más, esto no quiere decir que la lucha al nivel de los axiomas carezca de importancia; al contrario, es determinante (a los niveles más diferentes, lucha de las mujeres por el voto, el aborto, el empleo; lucha de las regiones por la autonomía; lucha del Tercer Mundo; lucha de las masas y de las minorías oprimidas en las regiones del Este o del Oeste...). Pero, también, siempre hay un signo que demuestra que esas luchas son el índice de otro combate coexistente. [Por eso,] la potencia de las minorías no se mide por su capacidad de entrar y de imponerse en el sistema mayoritario, ni siquiera por su capacidad de invertir el criterio necesariamente tautológico de la mayoría, sino por su capacidad de ejercer una fuerza de los conjuntos no-numerables (por pequeños que sean) contra la fuerza de los conjuntos numerables […] El problema no es en modo alguno el de la anarquía o la organización, ni siquiera el de la centralización y la descentralización, sino el de un cálculo o concepción de los problemas relativos a los conjuntos no-numerables frente a una axiomática de los conjuntos numerables. […] Pero, en la medida en que la clase obrera se define por un estatuto adquirido, o incluso por un Estado teóricamente conquistado, sólo aparece como “capital”, como una parte del capital (capital variable), y no escapa al plan del capital. Como mucho el plan deviene burocrático. En cambio, escapando al plan del capital, no cesando de escapar a él, una masa deviene sin cesar revolucionaria y destruye el equilibrio dominante de los conjuntos numerables. Es difícil

imaginarse cómo sería un Estado-amazona, un Estado de las mujeres, o bien un Estado de los trabajadores eventuales, un Estado del “rechazo”. Si las minorías no constituyen Estados viables, cultural, política, económicamente, es porque ni la forma-Estado, ni la axiomática del capital, ni la cultura correspondiente les convienen […] Al mismo tiempo, el problema de las minorías es más bien acabar con el capitalismo, redefinir el socialismo, constituir una máquina de guerra capaz de responder a la máquina de guerra mundial, con otros medios. […] Lo ‘indecidible’ es por excelencia el germen y el lugar de las decisiones revolucionarias. Lo indecible: es la coexistencia o la inseparabilidad entre lo que el sistema conjuga y de lo que no cesa de escaparle según líneas de fuga a su vez conectables. No hay lucha que no se realice a través de todas esas proposiciones indecibles, y que no construya conexiones revolucionarias contra las conjugaciones de la axiomática» 80. «Los zapatistas sabemos que hay cosas para las que todavía no hay palabras, y entonces usamos las que tenemos. Pero sabemos bien que, aunque no sepamos cómo nombrarlas, esas cosas existen y están ahí, y muchas de ellas son buenas y hay ahí dolores que ni siquiera imaginamos, pero también alegrías que todavía desconocemos. Porque hay mundos que existen aunque no tengan nombre…» 81.

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Cf. Deleuze/Guattari, op. cit., 2010; pp. 291; 468; 473-76. Palabras del Subcomandante Insurgente Marcos en la Mesa redonda en el CIDESI (julio de 2007).


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«El rostro es una política». —Algunas notas dispersas sobre la organización zapatista: el “mandar-obedeciendo”. O del auto-gobierno y la auto-gestión. «Los rostros no son, en principio individuales: definen zonas de frecuencia o de probabilidad, delimitan un campo que neutraliza de antemano las expresiones y conexiones rebeldes a las significaciones dominantes […] Hasta tal punto, que si el hombre tiene un destino, ese sería el de escapar al rostro, deshacer el rostro y las rostrificaciones, devenir imperceptible, devenir clandestino. […] Si el rostro es una política, deshacer el rostro también es otra política» (Deleuze/Guattari, 1981).

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Tomamos como ejemplo el mismo que utilizamos en nuestro stop-motion audiovisual: el Caracol de «La Realidad. Madre de los caracoles del mar de nuestros sueños», que abarca la zona de la ‘Selva Fronteriza’ (Ocosingo y Marqués de Comillas). No obstante, a este dibujo —«emparrado» y fractal, cuyas líneas organizativas están abiertas al Afuera (a nuevas vibraciones que las atraviesan de lado) y se relanzan unas en otras sin cerrarse ni cristalizar nunca del todo, burocráticamente— deben agregársele otros 4 más, correspondientes cada uno a los 4 Caracoles restantes (Morelia; La Garrucha; Roberto Barrios; y Oventic). En total, se trata de un agenciamiento colectivo gigante de 5 Caracoles que incluye a millones de zapatistas y no zapatistas que viven en ellos, por lo que este dibujo-mapa debe visualizarse multiplicado e interconectado con otros 4 iguales a él. Un Caracol es un gran colectivo formado por otros colectivos (Municipios), que a su vez están formados por otros colectivos (comunidades o pueblos o bases de apoyo), en las que a su vez las, los, loas zapatistas que viven allí realizan todos los trabajos y actividades diversos de la comunidad organizándose en otros tantos grupos colectivos de trabajo, divididos por áreas —por ejemplo (y esto varía en nombre, número y ‘modos’ según lo que se decida en cada comunidad o pueblo), están las áreas de: educación, salud, comercio, producción, proyectos, tránsito, DDHH, agraria, justicia. Y cada área de trabajo tiene comisarios y comisarias responsables a cargo, cuyas funciones (como todos los cargos) son rotativas, grupales. Es decir, podríamos decir que hay 3 niveles de organización colectiva de las autoridades de auto-gobierno, que se pliegan uno sobre otro como colectivos que se van incluyendo unos a otros pero a su vez conformándose unos en otros y unos con otros, rotando, mezclándose (son horizontales y abiertos). Y simultáneamente hay 4 niveles de organización de los trabajos colectivos. Aunque lo fundamental, en última instancia, no es tanto la cantidad de niveles como el modo mismo de la organización (cualitativo) que los atraviesa a todos.

Cada Caracol está formado por varios Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ); en el caso de “La Realidad”, son 4 MAREZ —en nuestro dibujo: M1, M2, M3, M4— los que lo conforman (pero pueden llegar a 8 o 9): Gral. Emiliano Zapata; San Pedro de Michoacán; Libertad de los Pueblos Mayas; Tierra y Libertad. A su vez, cada MAREZ es un colectivo que agrupa muchas comunidades o pueblos (bases de apoyo zapatistas), por lo que cada MAREZ puede estar conformado, por ejemplo, por 30 comunidades —en nuestro dibujo: A, B, C, D, E—. Las comunidades indígenas agrupan pueblos diversos: Tojolabales, Zoques, Tzetzales, Tzotziles, Mames, Choles, cada uno con su cultura y “sus modos” (de hablar, vestirse, bailar, etc). En el caso del Kurdistán, otro tanto: armenios, cananeos, surianíes, gitanos, lazes, arameos, bosnios, árabes, turcomanos, beluchis, azeríes, entre otros. 4 Niveles de los Trabajos Colectivos: los trabajos colectivos se hacen en todos los niveles coordinándose unos colectivos con otros, empezando por el nivel local, que se conecta con los trabajos al nivel regional, que a su vez se conecta con los trabajos que se hacen en todo el Municipio (municipal), y finalmente con todo el Caracol (zonal). «Entonces lo que hacen los compas es: “Bueno, nos vamos a poner de acuerdo, tantos días vamos a hacer el trabajo colectivo todos, y tantos días tenemos para nosotros. Y el trabajo colectivo que se hace, se hace a nivel pueblo (o sea, local/comunidad), se hace a nivel regional (es donde ya están agrupados 40, 50, 60 pueblos —a eso le decimos “región”—), y luego se hace a nivel municipal (a veces junta 3, 4,5 regiones, y ya ese es el MAREZ). Y cuando decimos trabajo colectivo de zona, son todos los municipios que hay en un Caracol. Entonces ya son cientos y cientos de pueblos cuando se habla de zona, y cuando se habla de municipio son decenas de pueblos» 82. «Entonces, el chiste es, como ayer estábamos diciendo, es que no nos dejamos. Somos muy tercos, somos muy necios. No lo abandonamos. Buscamos la salida, aconsejando, dando aclaraciones, explicaciones pues, y así vamos a seguir. Los trabajos colectivos que estamos platicando, eso es lo que nos ha ayudado mucho, y de esas dos forma, de que el mes se divide, 10 días para el trabajo colectivo, 20 días para el trabajo de la familia. Cada quién se pone de acuerdo. Otro dice: “No, 5 días para el trabajo colectivo y 25 días para la de la familia”. Cada quién se pone de acuerdo, ya sea pueblo, o sea comunidad, ya sea región, ya sean municipios autónomos o como zona. Esos son cuatro niveles de cómo se trabajan los trabajos colectivos, o sea, son cuatro niveles de asambleas, podemos decir así, de 82

Palabras del Subcomandante Insurgente Moisés, “Economía-política desde las comunidades, I” (4 de mayo de 2015), en: El pensamiento crítico frente a la hidra capitalista. Participación de la Comisión Sexta del EZNL, pp. 77-97.


cómo se ponen de acuerdo pues. Entonces esto, lo que les platicamos, compas, lo que nos da la fuerza es porque estamos organizados. Y estamos organizados en todo y bajo un solo pensamiento, porque es que nos recordamos entre todos nosotros, es que aquí nosotros tenemos que resolver ya. Ya no vamos a estar pensando de nadie, ni del gobierno ni nadie» 83.

3 Niveles de auto-gobierno: en todos los casos y funciones, las autoridades de autogobierno son revocables, rotativas, y en cada función debe haber hombres y mujeres en número parejo. A su vez hay lo que los zapatistas llaman Comisión de Vigilancia, cuya tarea es la de control del trabajo de auto-gobierno, revisar las cuentas, el uso y el destino del dinero público, los balances o anotaciones de gastos, etc. • Primer Nivel (Local): En cada una de las comunidades y pueblos (A, B, C, D, E) se realizan asambleas y se votan autoridades (Agentes y Comisariados locales) para cada una de ellas.

período, las futuras autoridades ya se empiezan a “entrenar”, de modo que ambos períodos están fusionados y conectados). También se realizan Asambleas Ordinarias cada 3 meses con los representantes de los Consejos Municipales, las autoridades zonales, los responsables de las distintas áreas de trabajo, para diagnosticar, proponer, analizar, definir presupuestos, etc. Cuando los zapatistas dan muerte a los Aguascalientes (el primero de los cuales, en Guadalupe Tepeyac, fue destruido por el Ejército) y crean su nueva organización de autogobierno, los Caracoles, en el primer período de funcionamiento de las JBG (2003 a 2006) hubo 8 integrantes, 7 varones + 1 mujer (2 equipos de 4 personas que se turnaban cada 15 días consecutivamente durante los 3 años). En el segundo período de funcionamiento de las JGB, hubo 12 integrantes: 6 varones + 6 mujeres (2 equipos de 6). En el tercer período de funcionamiento de las JGB, hubo 24 integrantes: 12 varones + 12 mujeres (2 84 equipos de 12) .

Colectivo audio-visual Moi Non Plus, 2015.

• Segundo Nivel (Municipal): Las distintas comunidades y pueblos se juntan en una Asamblea General de los Pueblos, para votar autoridades de un nivel superior de autogobierno (Consejos Municipales, síndicos, regidores, jueces). Los Consejos van a coordinar y controlar todos los trabajos de todas las áreas (coordinados con todas las autoridades del Nivel 1) que se realizan en las comunidades que integran su MAREZ. Las prácticas y procesos de decisión y elección colectivas/asamblearias de los Niveles 1 y 2 hay que multiplicarlos, en cada caso, en función de la cantidad de MAREZ que integren un Caracol; por en el caso del Caracol de “La Realidad”, todo esto hay que pensarlo multiplicado por 4.

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• Tercer Nivel (JBG): Las autoridades de todos los Consejos Autónomos se juntan en una Asamblea General de Consejos Municipales para votar a las autoridades máximas de autogobierno, que son las y los integrantes de las Juntas de Buen Gobierno, que van a coordinar todos los trabajos de todos los Consejos, y la ayuda (p. ej. financiera o donaciones) que viene de afuera, y cómo distribuir y coordinar los recursos de forma equilibrada entre todas las comunidades. Las autoridades se organizan en 2 equipos de trabajo que se turnan cada 15 días, y cada uno toma distintas áreas de trabajo. Los cargos duran 3 años. 1 año antes de que finalicen los cargos, se deben nombrar/votar al menos 1 compañero por MAREZ para que empiece a trabajar y a aprender el trabajo de las JBG (la lógica de reemplazo de autoridades no funciona de forma que a los 3 años todos se van y son reemplazados por otra camada de autoridades, sino que 1 año antes de que finalice el 84 83

Palabras del Subcomandante Insurgente Moisés, “Economía-política desde las comunidades, II” (5 de mayo de 2015), en: El pensamiento crítico frente a la hidra capitalista. Participación de la Comisión Sexta del EZNL, pp. 97-109.

Cf. lista somera de textos producidos por lxs zapatistas: Resistencia y Autonomía. La libertad según l@s zapatistas. / Gobierno Autónomo I y II. La libertad según l@s zapatistas. / Participación de las mujeres en el Gobierno Autónomo. / EZLN. Documentos y Comunicados. 5 Tomos. / EZLN-CCRI. Comunicados (20122013). / El pensamiento crítico frente a la hidra capitalista. Participación de la Comisión Sexta del EZNL.


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«No se trata de liberar el trabajo, sino de abolirlo. […] La transformación de los poderes (relaciones) personales en materiales por obra de la división del trabajo no puede revocarse quitándose de la cabeza la idea general acerca de ella, sino haciendo que los individuos sometan de nuevo a su mando estos poderes materiales y supriman la división del trabajo. Y esto no es posible hacerlo sin la comunidad. Solamente dentro de la comunidad con otros tiene, todo individuo, los medios necesarios para desarrollar sus dotes en todos los sentidos; —solamente dentro de la comunidad es posible, por tanto, la libertad personal. En los sustitutivos de comunidad que hasta ahora han existido (en el Estado, etc.), la libertad personal sólo existía para los individuos desarrollados dentro de las relaciones de la clase dominante y sólo tratándose de individuos de esta clase. La aparente comunidad en que se han asociado hasta ahora los individuos ha cobrado siempre una existencia propia e independiente frente a ellos y, por tratarse de la asociación de una clase en contra de otra, no sólo era, al mismo tiempo, una comunidad puramente ilusoria para la clase dominada, sino también una nueva traba. Dentro de la comunidad real y verdadera, los individuos adquieren, al mismo tiempo, su libertad al asociarse y por medio de la asociación. […] Rafael, ni más ni menos que cualquier otro artista, se hallaba condicionado por los progresos técnicos del arte logrados antes de venir él, por la organización de la sociedad y la división del trabajo dentro de su localidad, y finalmente por la división del trabajo en todos los países con los que su localidad mantenía relaciones de intercambio. El que un individuo como Rafael desarrolle su talento depende enteramente de la demanda, la que, a su vez, depende de la división del trabajo y de las condiciones de cultura de los hombres, que de ello se derivan. […] La concentración exclusiva del talento artístico en individuos únicos y la consiguiente supresión de estas dotes en la gran masa es una consecuencia de la división del trabajo. Si, incluso en ciertas condiciones sociales, cada cual pudiera llegar a ser un pintor magnífico, esto no excluiría, ni mucho menos, el que cada cual fuese un pintor original. […] En una sociedad comunista, no habrá pintores, sino, a lo sumo, hombres que, entre otras cosas, se ocupan también de pintar» (Marx y Engels, La ideología alemana; año1845/46).

«Según la tesis libertaria, el mismo pueblo trabajador, por medio de diversos organismos de clase (comités de fábrica, sindicatos industriales y agrícolas, cooperativas, etc.), federados por sus necesidades efectivas, debe aplicarse a la solución de los problemas constructivos de la revolución. […] Ningún partido, agrupación política o ideológica, que se coloque por encima o fuera del pueblo para gobernarlo o guiarlo, logrará jamás emanciparlo (aunque lo desee sinceramente). La emancipación efectiva no podrá obtenerse sino por una actividad directa, vasta e independiente de los interesados (de los trabajadores mismos) […] sobre la base de una acción concreta y de una auto-administración; ayudados pero no gobernados por los revolucionarios que obran en y no por encima de la masa y de los organismos profesionales, técnicos, defensivos u otros. Toda agrupación política o ideológica que buscase guiar a las masas hacia su emancipación por la vía política y gubernamental seguiría un falso camino, conduciría a un fracaso y concluiría fatalmente por instaurar un nuevo sistema de privilegios económicos y sociales, —provocando de este modo el retorno, bajo aspecto distinto, a un régimen de opresión y de explotación de los trabajadores que sería otra variedad del capitalismo, en lugar de ayudar a que la revolución sea realmente emancipadora. […] Esa sociedad futura será incompatible con lo que actualmente se llama ‘Estado’. Aprovecho la ocasión para remarcar que numerosos autores yerran al admitir sólo dos definiciones hasta ahora aceptadas: o Estado (que ellos confunden con la sociedad), o la libre concurrencia desordenada y la lucha caótica entre individuos o grupos de individuos. Consciente o inconscientemente, omiten una tercera eventualidad, que no sería ni un Estado, ni una aglomeración cualquiera de individuos, —sino una sociedad basada en relaciones libres entre toda clase de asociaciones federaciones, de consumidores, de productores» (Volin, La revolución desconocida. 1917-1921; año 1940).

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