Egiptología 2 0 nº8 (julio 2017)

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Nº8 - Julio de 2017 / Revista online gratuita.

www.egiptologia20.es

La Esfinge de Guiza Horus en el Horizonte Khepri-Ra-Atum

Egipto durante el período ptolemaico (II)

Anubis la llave de la inmortalidad

Ciencia y Egiptología El buen uso del método

Visiones de Egipto Oxirrinco: Ayer y hoy

EL LIBRO DE LOS MUERTOS Egiptología 2.0 | 1


Editorial Os presentamos la octava entrega de la Revista Egiptología 2.0, correspondiente al mes de julio de 2017.

Dirección Moisés González Sucías moibcn@hotmail.com Edición Moisés González Sucías (Barcelona). Diseño gráfico y maquetación David Claros Lozano Jordi Romera Sevillano Documentación Sara López Caiz Colaboradores Sandra Pajares Sotillo Bartomeu Egea Resino María Isabel Cubas Contreras Laura Huertas López Marian Romero Gil Heródoto de Halicarnaso Gerardo P. Taber Aroa Velasco Hipólito Pecci Tenrero Julio López Saco Irene Santamaría Linares Alberto Fernández Boo Verónica Reyes Barrios Gabriela Kostesky Bertoni Alexandra Bast ISSN: 2444-6254 www.egiptologia20.es https://www.facebook.com/egiptologia20 https://twitter.com/egiptologia20 Egiptología 2.0 es una marca registrada. Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni total ni parcialmente ni registrada o tramitada en ninguna forma ni por ningún medio sin permiso previo por escrito de la editorial. Egiptología 2.0 no se hace responsable de los juicios, críticas y opiniones expresadas en los artículos publicados. Egiptología 2.0 ha hecho lo posible por localizar los derechos de autor de todas las imágenes. Cualquier posible omisión no es intencionada y se agradecerá culaquier información sobre los mismos. Contacto: egiptologia2.0@hotmail.com 2 | Egiptología 2.0

Abrimos este nuevo número, con un artículo de Verónica Reyes Barrios: ‘‘Literatura funeraria en el Antiguo Egipto: El libro de los muertos’’. El Libro de los Muertos, un texto religioso egipcio que se escribía en las paredes de las tumbas o en rollos de papiro, qué se depositaba junto al fallecido. Realmente los egipcios no lo denominaban así, sino que hacían referencia al Pert em hru, que se ha traducido como el Libro de la salida al día, Saliendo del día o Manifiesto a la luz. Tampoco escribieron un libro como tal, sino que eran una serie de papiros y capítulos extraídos en los frescos de las tumbas y pirámides, sarcófagos y envoltorios de las momias. Como norma general ilustra cuatro fases tras la muerte: La protección del cadáver, el viaje al mundo de ultratumba, el juicio de los dioses y el Más Allá. Los principales dioses que se mencionan son Ra, Seb, Nut, Osiris, Isis, Horus, Set, Nephthys, Ptah, Thot, Khnemun y Tum, y se habla de cuatro versiones: La editada por los sacerdotes de la escuela de Annu, la versión tebana: Escrita sobre papiro en jeroglífico, otra versión escrita en papiro con caracteres hieráticos y jeroglíficos, y la versión saïta, donde los capítulos se ordenaron y fue usada desde la dinastía XXVI hasta los Ptolomeos. En la sección de entrevistas, hablaremos con Nacho Ares de su nueva novela: ‘‘La hija del sol’’. Ambientada hace más de mil años antes de Cristo, en Uaset, la próspera capital del imperio Egipcio. Azotada por una plaga inclemente que estaba diezmando a la población y por la corrupción de los sacerdotes del culto a Amón, hábiles manipuladores de la letal enfermedad, donde la ciudad vivía sumida en la desgracia. Julio López Saco nos hablará del tiempo y la mitologización de la historia en el Egipto antiguo, conoceremos al dios Sobek ‘‘señor de las aguas’’, Sandra Pajares nos guiará por la gran Esfinge de Guiza, jugaremos al Mehen, el juego de la serpiente, desvelaremos la segunda parte del antiguo Egipto durante el período ptolemaico, Irene Santamaría nos explicará en que consiste la denominada ‘‘llave de la inmortalidad’’, nos adentraremos en las tumbas privadas de la colina tebana de la XVIII dinastía, María Isabel Cubas nos hablará de las antiguas egipcias y el trabajo, desvelaremos las consecuencias de Actium, hablaremos de ciencia y Egiptología, conoceremos los aspectos simbólicos de la representación del faraón sobre el carro de guerra durante el Reino Nuevo, continuaremos con los 100 años de gestión francesa del Consejo Supremo de Antigüedades, recorreremos las antiguas salas del Museo de antigüedades egipcias de El Cairo, visitaremos la exposición: Visiones de Egipto. Oxirrinco: Ayer y hoy, y finalizaremos viajando al Medamut, donde Bartomeu Egea nos mostrará todos sus rincones. Todo ello, junto con nuestros contenidos habituales y un artículo especial de Alberto Fernández Boo: El Horizonte de Keops y la meseta de Gizeh. Imagen de portada: Fragmento del Libro de los Muertos de Hunefer. British Museum. | David Lao Castro.


Sumario 6. Entrevistas - Nacho Ares: ‘‘Egipto me ha fascinado desde niño. Es casi una atracción fatal.’’ 9. Testimonios del pasado - Estatua sedente de Kefrén.

Entrevistas - Nacho Ares.

13. Textos religiosos - Literatura funeraria en el Antiguo Egipto: El libro de los muertos. 18. Historia - El tiempo y la mitologización de la historia en el Egipto antiguo. 24. Mitología - Sobek ‘‘el señor de las aguas’’. 27. Arquitectura - La Esfinge de Guiza, Horus en el Horizonte Khepri-Ra-Atum.

Historia - El tiempo y la mitologización de la historia en el Antiguo Egipto.

35. Vida cotidiana - Mehen, el juego de la serpiente. 39. Faraones - Egipto durante el período ptolemaico (II). 46. Dioses - Anubis, la llave de la inmortalidad. 52. Sociedad - Las tumbas privadas de la colina tebana de la XVIII dinastía.

Arquitectura - La Esfinge de Guiza, Horus en el Horizonte Khepri-Ra-Atum.

57. Mujer en el Antiguo Egipto - Las antiguas egipcias y el trabajo: de Señoras de la casa a prostitutas. 62. Historia - Las consecuencias de Actium. Roma en Egipto. 70. Egiptología - Ciencia y Egiptología. El buen uso del método. 74. Historia militar - Restaurar Ma’at a galope. Una mirada a los aspectos simbólicos de la representación del faraón sobre el carro de guerra durante el Reino Nuevo (II).

Vida cotididana - Mehen, el juego de la serpiente.

86. Colecciones - 100 años de gestión francesa del Consejo Supremo de Antigüedades (CSA). 91. Museos - El Museo de antigüedades egipcias de El Cairo. 103. Exposiciones - Visiones de Egipto. Oxirrinco: Ayer y hoy. 108. Hoy viajamos a... - El Medamut.

Sociedad - Las tumbas privadas de la colina tebana de la XVIII dinastía.

112. Especiales - El Horizonte de Keops y la meseta de Gizeh. 123. Novedades editoriales - Cuando la naturaleza hablaba a los egipcios / La hija del sol. 124. Noticias - Noticias destacadas del trimestre. Historia - Las consecuencias de Actium.

Faraones - Egipto durante el período ptolemaico.

Historia Militar - Restaurar Ma’at a galope.

Egiptología - Ciencia y Egiptología. El buen |3 uso del 2.0 método. Egiptología


En portada

El Libro de los muertos fue una obra fundamental de la cultura del antiguo Egipto. Era un texto muy extenso: algunos ejemplares conservados en rollos de papiro alcanzan cuarenta metros. También era un producto caro, por el que se podía pagar un deben de plata, la mitad de la paga anual de un campesino. Pero, para los egipcios, el valor de este texto era incalculable, ya que sus fórmulas permitían a los difuntos alcanzar el Más Allá. Tales fórmulas se inscribían en rollos de papiro y en las vendas de lino de las momias, las paredes de las tumbas, los sarcófagos y los elementos del ajuar funerario del difunto. Sin ellas, la persona fallecida podía sufrir una segunda muerte que significaría su total aniquilación. Era el sacerdote quien recitaba las primeras fórmulas del Libro durante la ceremonia funeraria, cuando se trasladaba el sarcófago a la tumba. Una vez allí, se practicaban rituales para revitalizar los sentidos, entre los que se contaba el de la apertura de la boca, por el que se abrían mágicamente los ojos, las orejas, la nariz y la boca del difunto, quien, una vez recuperados los sentidos, emprendía su viaje por el Más Allá. Para los egipcios éste era un momento de esperanza, como se expresa en la fórmula nueve del Libro de los muertos, que los egipcios llamaban Libro para la salida al día.

Fragmento del Libro de los muertos. XVIII dinastía. Michael C. Carlos Museum, Atlanta. | Gary Todd. 4 | Egiptología 2.0

Los egipcios creían que el difunto emprendía un viaje subterráneo desde el oeste hacia el este, como Re, el sol, que tras ponerse vuelve a su punto de partida. Durante ese trayecto el fallecido, montado en la barca de Re, se enfrentaría a seres peligrosos que intentarían impedir su salida por el este y su renacimiento.


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Entrevistas Marian Romero Gil

Nacho Ares: ‘‘Egipto me ha fascinado desde niño. Es casi una atracción fatal.’’

Nacio en León el 27 de agosto de 1970.

Tras licenciarse en Historia Antigua por la Universidad de Valladolid, ha dedicado todo el tiempo que he podido, a la investigación y divulgación en diferentes medios de comunicación de los enigmas históricos que rodean al mundo del antiguo Egipto. Como echaba de menos el mundo académico y los estudios en la universidad, se matriculó en el certificado en egiptología en el KNH de la University of Manchester (20092012), en donde acabó con un proyecto de investigación dedicado a rastrear los restos del culto osiriano en los ushebtis de la época de Amarna.

Nacho Ares en el Museo Egipcio de Barcelona. | Que aprendemos hoy.

Hasta la fecha ha publicado dieciséis libros, diez de los cuales están dedicados a la cultura egipcia.

Además de autor, también ha traducido, revisado y prologado numerosas obras del inglés como La Cámara Secreta y El misterio de Orión, de Robert Bauval; Escrito en las Rocas y El viaje de los constructores de pirámides, ambas de Robert M. Schoch; El Libro Egipcio de los Muertos de Albert Champdor o El Libro de los Muertos de Ramsés Seleem. Hasta enero de 2012 que el grupo MC Ediciones cerró la publicación, dirigió durante 10 años Revista de Arqueología, que durante casi tres décadas fue todo un referente del estudio de la Antigüedad y la Arqueología, con un Comité Científico presidido por Su Majestad la Reina Doña Sofía. Son más de 300 los artículos que ha publicado en diferentes revistas especializadas de arqueología y enigmas históricos como Ancient Egypt Magazine, Misterios de la Arqueología, Boletín de la Asociación Española de Egiptología, Historia y Vida, Más Allá, Año Cero, Enigmas o la propia Revista de Arqueología. Todos los años realiza varios viajes al país de los faraones. Allí recopila información que luego publica en forma de libros o dará a conocer por medio de guiones de televisión o radio. Durante años ha colaborado en diversos medios radiofónicos pero desde octubre de 2009 trabaja en la Cadena SER en donde dirije y presenta el programa SER Historia. En 2010 comenzó una nueva aventura profesional al unirse al equipo de reporteros del programa de televisión Cuarto Milenio, además de continuar participando con él en Milenio 3 hasta su desaparición en 2014. También ha colaborado en la realización de programas televisivos de Antena 3, Tele 5, Canal 9 y Telemadrid. En Televisión Castilla y León dirigió y presentó durante cinco años el programa Enigmas y Misterios. 6 | Egiptología 2.0


Coincidiendo con la edición de este número hemos tenido la suerte de que un buen amigo nuestro publicara un nuevo libro y otra vez, para suerte nuestra y valga la redundancia, su tema es el Antiguo Egipto. Nacho Ares bienvenido a Egiptología 2.0. Muchas gracias por la invitación. Un placer estar con vosotros. Su título ‘‘La hija del sol’’ ¿porque otra vez Egipto? Egipto me ha fascinado desde niño. Es casi una atracción fatal. Me siento muy cómodo escribiendo novela. Es otra manera de hacer historia intentando recrear cómo era la vida cotidiana en la época de los faraones, qué causas llevaron a que ciertos momentos históricos se desarrollaran de una manera determinada, sus protagonistas, etc. La novela permite otra visión de la historia. En tu anterior libro ‘‘El sueño de los faraones’’ nos hablabas del descubrimiento y saqueo de la DB320 un tema un poco delicado pero, en este te metes con Akhenatón y su reforma monoteísta, ¿eres atrevido no? La reforma atoniana se ha idealizado en exceso. Hay tópicos que parecen haber quedado grabados casi a fuego en el inconsciente de los egiptólogos o de la cultura popular y son irreales. Esa irrealidad viene de la mano de los dos bandos, tanto el de Atón como el de Amón. El reinado de Akhenatón no se convirtió en herético hasta la época ramésida y eso de que solo se adoraba a Atón en la época de Amarna es otro mito. Prueba de ello son los nombres que nos han llegado de aquella época. En el Museo Británico tenemos el shabti de una cantora de Atón llamada Isis. Es cierto que se persiguió el culto a Amón y la figura de Osi-

ris decayó como referente del mundo funerario, pero hay que matizar muchos aspectos. ¿Nos puedes dar un adelanto de tu libro para que nuestros lectores se animen? La novela está protagonizada por Isis, una de las hermanas de Akhenatón, La Hija del Sol. No conservamos prácticamente nada de ella. Solo han llegado hasta nosotros unos pocos relieves muy deteriorados con su nombre. Sabemos que se casó con su padre Amenofis III casi al final de su reinado y que luego desapareció sin dejar rastro. Yo aprovecho ese vacío para tomarla como hilo conductor de esta historia que cuenta el desarrollo de la época de Amarna, creo, que desde un punto de vita original. Abordo causas para el abandono de Tebas, como la existencia de una plaga, que van más allá de la simple animadversión hacia el clero de Amón tal y como se ha visto hasta ahora. ¿Es un libro basado en hechos históricos? Porque claro, al ser el faraón hereje borraron muchas huellas relacionadas con el... En efecto, todo lo que cuento tiene su referente histórico. Lógicamente es una novela, no tiene mayor pretensión, pero muchos personajes son reales, las circunstancias que protagonizan, el escenario político y social, etc. Como sucede siempre, los puristas verán objeciones en todo, pero insisto que es una novela histórica que empieza con la muerte de Amenofis III y finaliza con el ascenso al trono de Tutankhatón; una de las etapas más apasionantes de la historia de Egipto por la cantidad de enigmas que posee y lo cautivadores que son sus protagonistas, Akhenatón, Nefertiti, Tiyi, Ay, etc. Cuando hablamos hace tiempo ya estaban haciendo estudios en la tumba de Tutankhamón diciendo que tras una de sus paredes se encontraba la tumba de Nefertiti, ¿tú crees que la reina se encuentra allí? No lo creo, pero sí creo que hay algo detrás de esos muros. Abre una nueva posibilidad de investigación en el Valle de los Reyes. En tumbas que han llegado hasta nosotros saqueadas como la de Horemheb, vemos que hay muros hoy abiertos sobre los que había pinturas: señal inequívoca de que allí había un muro de cierre que hoy desaparecido, deja ver una habitación.

Nacho Ares. | Gonzalo Pérez Sarró.

En Amenofis II pasa lo mismo. Tutankhamón no sé por qué tiene que ser una excepción. Además, el heEgiptología 2.0 | 7


que recreo. Lógicamente no he estado en la villa de Hat en Amarna, pero sé dónde pudo estar y cómo eran los palacios y templos de la nueva capital, Akhetatón. Cuando estabas presentando tu anterior libro, este que nos presentas ahora ya estaba en marcha. ¿Tienes algún nuevo proyecto del que nos puedas dar un adelanto? Tengo un nuevo proyecto, pero no os puedo dar un adelanto.

Nacho Ares sosteniendo un ushebti. | Nacho Ares.

cho de que aún hoy se siga trabajando en ello con técnicas sofisticadas es una prueba más que demuestra el interés de los científicos por la propuesta de Nicholas Reeves. ¿Has viajado a Egipto para documentarte para este libro? Siempre lo hago. Conozco los espacios que describo en el libro muy bien. Y eso es algo que llega a la gente porque me comentan que al leer parece que se sienten viajando de mi mano por aquellos lugares

¿El próximo libro estará ambientado también en el Antiguo Egipto? Tengo dos cosas entre manos. Una nueva novela que solamente tengo en la cabeza y en notas en una carpeta que tratará el tema egipcio como de costumbre. Además tengo muy avanzado un libro que no sé cuándo sacaré, imagino que el año próximo con textos y dibujos míos sobre arqueología en general. Algo que me apetecía mucho hacer desde hace años y que voy escribiendo a ratos. Pues Nacho Ares, muchas gracias por haber estado con nosotros y te deseamos mucho éxito con este nuevo libro. Gracias.

Sobre ‘‘La Hija del Sol’’ Más de mil años antes de Cristo, Uaset, la próspera y bulliciosa capital del imperio Egipcio, vive unos días convulsos. Azotada por una plaga inclemente que está diezmando a la población y por la corrupción de los sacerdotes del culto a Amón, hábiles manipuladores de la letal enfermedad, la ciudad parece vivir sumida en la desgracia.

Sobre el autor Marian Romero Gil, Directora, productora y presentadora del programa de radio: ‘’Las enseñanzas de Maat’’, donde podrás encontrar todo tipo de temas relacionados con el antiguo Egipto. Todo ello de la mano de Marian Romero Gil y su equipo de colaboradores. El programa se emite todos los domingos a las 20:00 horas, en: http://portalzona.com/maat.html Media

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Testimonios del pasado Moisés González Sucías

Estatua sedente de Kefrén

Diorita. Dimensiones: Altura 168 cm, anchura 57 cm, longitud: 96 cm. Descubierta en una fosa enlosada del

templo del valle de Kefrén (Guiza), en las excavaciones de Auguste Mariette en 1860. IV dinastía, Reinado de Kefrén (2520-2494 a.C.). Localización actual: Museo Egipcio de El Cairo, JE 10062, Planta Baja, Sala 42. Nos encontramos ante una escultura de bulto redondo, realizada en diorita y tallada a partir de un bloque. Actualmente, por encontrarse expuesta, no está adosada al muro; aunque originalmente sí lo estaba en el templo del valle. La presencia del bloque de piedra a partir del cual fue realizada, es muy importante, ya que la figura humana se encuentra fuertemente sujeta a la masa cúbica que conforma el trono de Kefrén. Los antiguos escultores egipcios partían de un bloque cúbico de piedra para realizar las esculturas de bulto redondo. Grababan una cuadrícula sobre cada una de las caras y sobre estas, realizaban en cada lado del cubo, el dibujo correspondiente al aspecto que debía presentar la escultura finalizada vista desde ese lado. La figura humana era dibujada de acuerdo a ciertas proporciones que respetaban estrictamente. Esta técnica de trabajo imprime una marcada ortogonalidad a la escultura final e impone ciertos límites a la forma, ya que impide tallar siguiendo ejes oblicuos o sinuosos, dando por resultado figuras hieráticas y rígidas. La vista principal de la escultura es la frontal. Presenta una frontalidad estricta ya que los aspectos fundamentales de la escultura aparecen en su parte anterior. Por otra parte, la postura de la cabeza y del cuerpo están alineadas hacia el frente y no presentan inclinaciones, giros o torsiones. Un elemento fundamental a tener en cuenta es la dirección de la mirada del faraón que se encuentra fija hacia adelante y en el infinito, acentuando la frontalidad de la pieza.

Estatua sedente del faraón Kefrén. | Wikimedia Commons.

El aspecto de la escultura es absolutamente compacto. Predominan los espacios positivos o convexos. Los espacios negativos o cóncavos resultan ser poco profundos y no se observan huecos o perforaciones que

atraviesen la piedra de lado a lado. Tanto la figura humana como el trono forman parte de un único bloque y se encuentran sólidamente unidos. Como veremos más adelante, estas características influirán tanto en la luz como en la dinámica de la obra. No hay relaciones, la escultura está en un estado de aislamiento, cada una de sus partes está encerrada en sí misma. En la pieza se impone la axialidad. El eje central vertical divide prácticamente a la escultura en dos partes casi iguales. Las direcciones rectoras de la pieza son las verticales en primer lugar, y las horizontales en segundo lugar. La Egiptología 2.0 | 9


primacía de las direcciones ortogonales imprime a la escultura un marcado carácter estático y una fuerte sensación de permanencia en el tiempo. Como ya hemos dicho, la escultura se encuentra inscripta en formas cúbicas (prisma regular) y podría resolverse mediante una sucesión de cubos de tamaño decreciente. Predominan los ángulos rectos. El equilibrio de la escultura se ha logrado mediante la idéntica distribución de los volúmenes a ambos lados del eje central vertical. Por lo tanto la obra es perfectamente simétrica. La simetría es la manera más elemental de obtener el equilibrio. Cuando el equilibrio se impone a partir de la simetría estricta la obra presenta poca variedad y su dinámica y tensión son mínimas. La sime-

Reconstrucción del complejo funerario de Kefrén. En el extremo inferior derecho, puede apreciarse el templo del valle. | Wikimedia Commons.

Ejes y composición de la escultura. | Wikimedia Commons / Weepingredorger.

tría contribuye al carácter marcadamente estático de la escultura egipcia.

nitud de la vida. Sus hombros son anchos, la cintura es estrecha y las piernas son fuertes.

La sensación es de una gran pasividad, percepción inmediata de un bloque muy geometrizado y compacto. Gran unidad, pocos detalles todos los volúmenes están inscriptos dentro del mismo esquema geométrico.

Si bien se buscaba un cierto parecido con la realidad, la imagen de los faraones siempre se embellecía de modo que la representación fuese perfecta. Por lo tanto los rasgos del rostro y la forma del cuerpo están tipificados y no reproducen la auténtica fisonomía del faraón.

Los ritmos más sobresalientes son los que se observan en la falda y en el tocado. En esas regiones las incisiones producen una sucesión regular de zonas de luz y de sombra. Otros ritmos aparecen en la repetición de otros elementos como los brazos, las piernas, los pies, etc. también en este caso los ritmos son regulares. La figura humana se encuentra idealizada. Kefrén aparece como un hombre joven y esbelto en la ple10 | Egiptología 2.0

La identificación de la escultura con Kefrén no proviene de la similitud entre los rasgos del faraón y los de la escultura, sino de la inscripción que aparece en la estatua. Las proporciones de la figura humana se ajustan a ciertas reglas estrictas que se aplicaban también a la pintura y derivaban de ella. Efectivamente, la figura humana se dibujaba sobre la cuadrícula inscripta en cada lado del bloque, y las proporciones de la figura humana se ajustaban a


esa cuadrícula. Así, por ejemplo, el puño se inscribía en un cuadrado, el pie ocupaba dos cuadrados, y la altura de la figura estando de pie alcanzaba 18 o 21 cuadros, dependiendo de la época. En el Imperio Antiguo la altura de la figura humana de pie equivalía a 18 cuadros. En esta obra no encontramos perspectiva jerárquica ya que la figura del faraón no está acompañada por las de otros personajes. Pero este recurso fue empleado asiduamente en el Antiguo Egipto, tanto en la escultura de bulto como en el relieve y en la pintura. La representación de Kefrén obedece a ciertas convenciones: se encuentra sentado con ambos pies juntos, las manos sobre la falda, una mano hacia la mesa de ofrendas y la otra sosteniendo el rollo de autoridad. La vista se posa rígidamente en el infinito. Esta posición constituía una regla o canon, y por esa razón se la denomina posición canónica. También el atuendo es convencional: Kefrén luce el tocado ritual (klaft) que lo identifica como faraón, y una túnica que le cubre la parte inferior del cuerpo hasta las rodillas, dejando el torso descubierto. Las diferentes texturas o diferentes tratamientos de las superficies se traducen en una diferente incidencia de la luz, las áreas pulidas se observan lisas y brillantes mientras que las áreas rugosas se perciben opacas; las texturas con patrones repetitivos producen zonas en las que la luz y la sombra se alterna. La superficie de la obra aparece, en general, muy lisa, pulida y brillante, con excepción de las texturas ya mencionadas del tocado y la falda, realizadas con incisiones paralelas y regulares. El material en el que está realizada la escultura -diorita negra- admite un acabado liso y brillante por tratarse de un material muy duro. La pieza presenta el color natural de la piedra. No se observan restos de policromía.

Estatua sedente del faraón Kefrén. Ludwig Borchardt (1863-1938) - Catalogue Général des Antiquités Égyptiennes du Musée du Caire. | Wikimedia Commons.

Si bien las esculturas egipcias se caracterizan por su estatismo y por su baja tensión, en este caso existen ciertos elementos dinámicos que deben ser tenidos en cuenta al analizar la obra. En primer lugar, por tratarse de una escultura cuya superficie se encuentra bien pulida, la luz produce cierta reverberación generando reflejos que son más intensos en algunos lugares que en otros. Por esa razón, aún cuando no existen zonas de tallado profundo que produzcan efectos intensos de claroscuro, el tratamiento brillante de la superficie introduce ciertos sutiles efectos dinámicos. En segundo lugar, la propia coloración de la piedra, cuya veta cambia de tonalidad pasando del negro al gris claro, también introduce cierta variedad y cierta dinámica visual. Kefrén está representado con algunos de los símbolos que lo identifican como faraón: la barba postiza y el tocado ritual llamado klaft, que cae sobre sus hombros.

Parte superior de la estatua sedente de Kefrén. | Algargos.

Su mano derecha, apoyada en la falda, se dirige hacia la mesa de las ofrendas. En su puño cerrado sostendría un cilindro que simboliza la concentración del poder divino, pero que en este caso se ha perdido. Por Egiptología 2.0 | 11


detrás del tocado se encuentra la figura de Horus, hijo de Osiris y protector de la monarquía faraónica, representado como un halcón. El faraón vivo es un Horus. Las cabezas de león en los bordes y las patas del trono se asocian con el simbolismo de este animal: la fuerza y la inmortalidad. También se vinculan con la idea de protección ya que el faraón es el supremo guardián del pueblo egipcio. A los costados del trono hay diseños de plantas de papiro (norte) y de loto (sur) en unión que significan la unidad del Alto y Bajo Egipto. A los pies figuran los jeroglíficos con su nombre y jerarquía. La presencia del nombre resultaba fundamental para la sociedad egipcia ya que el nombre significaba la persona en su totalidad. Además, el nombre era esencial para la vida después de la muerte ya que el Ka reconoce al difunto también por su nombre escrito. Esta escultura formaba parte de las 23 esculturas del faraón del templo del valle. Tiene una postura solemne y se encuentra dispuesto a recibir el Ka.

Vista lateral de la estatua sedente del faraón Kefrén. | Wikimedia Commons.

Según E. Panofsky “La iconología es.... un método de interpretación que procede más bien de una síntesis que de un análisis”. Más adelante agrega: “...el análisis correcto de las imágenes, historias y alegorías es el requisito previo para una correcta interpretación iconológica...” (El significado en las artes visuales, p. 51). El análisis iconográfico de la escultura de Kefrén aporta un gran número de símbolos y alegorías a partir de los cuales podemos sintetizar el significado intrínseco de la imagen:

La escultura de Kefrén es la apoteosis de la majestad divina. Kefrén es la encarnación de Horus. 12 | Egiptología 2.0


Textos religiosos Verónica Reyes Barrios

Literatura funeraria en el Antiguo Egipto: El libro de los muertos

El Libro de los Muertos es un texto religioso egipcio que se escribía en las paredes de las tumbas o en un rollo de papiro y se depositaba junto al fallecido. Realmente los egipcios no lo denominaban así, sino que hacían referencia al Pert em hru, que se ha traducido como el Libro de la salida al día, Saliendo del día o Manifiesto a la luz. Tampoco escribieron un libro como tal, sino que era una serie de papiros y capítulos extraídos en los frescos de las tumbas y pirámides, sarcófagos y envoltorios de las momias. Como norma general ilustra cuatro fases tras la muerte: - La protección del cadáver. - El viaje al mundo de ultratumba. - El juicio de los dioses. - El Más Allá.

Libro de los muertos de Pinedyem II. | Wikimedia Commons.

Los principales dioses que se mencionan son Ra, Seb, Nut, Osiris, Isis, Horus, Set, Nephthys, Ptah, Thot, Khnemun y Tum. Se habla de cuatro versiones: a) Editada por los sacerdotes de la escuela de Annu, pero que se perdió. Según lo que se ha estudiado fue escrita en jeroglíficos. Se conoce por el estudio de cinco copias que han aparecido en las paredes de las cámaras y pasadizos de las pirámides de los

reyes de la dinastía V, VI y XI. b) Versión tebana: Escrita sobre papiro en jeroglífico. Se usó en la dinastía XVIII a la XIX. c) Otra versión escrita en papiro con caracteres hieráticos y jeroglíficos. Fue usada por la dinastía XX. d) Versión saïta: Los capítulos se ordenaron y fue usada desde la dinastía XXVI hasta los Ptolomeo, incluidos. Egiptología 2.0 | 13


Embalsamamiento y ceremonia Los egipcios creían que el cuerpo estaba formado por tres elementos: - Ba: Era el anima, el alma que daba al muerto la posibilidad de desplazarse después de la muerte. Podía salir de la tumba y deambular a su antojo. El ba también lo poseía los dioses y algunos animales y objetos. - Ka: Fuerza vital, energía que posibilita la vida del individuo. Si el ka desaparecía, el individuo moría. Para sobrevivir necesitaba alimentarse y beber tras la muerte. Al morir, el ka necesitaba el cuerpo para poder ir al Más Allá por ello, tenían mucho cuidado en preservar el cuerpo mediante procesos de embalsamiento. De hecho, muchas fórmulas que aparecían en el Libro de los Muertos, eran para conservar y reanimar el cadáver. - Aj: Fuerza divina que se identifica con la luz. Estaba vinculado a la inmortalidad que poseían los dioses. Para poder conseguir la vida eterna era necesario

tener el cuerpo embalsamado de manera correcta. Existían muchos procesos diversos a la hora de momificar que dependían de factores como la época, lugar y clase social. El cuerpo se colocaba sobre una mesa con un recipiente para ir recogiendo los líquidos que sobraban de los procedimientos que se le realizaban al cuerpo. Se rompía el tabique nasal y mediante un gancho se extraían ácidos que disolvían el cerebro. En el interior del cuerpo se vertía vino de palma con sustancias aromáticas. Otro procedimiento más barato era licuar los órganos con un aceite corrosivo que se extraía por el ano, se rellenaba el cuerpo y se cosía. Posteriormente, el cuerpo se dejaba en reposo durante 7 días. Durante estos días se lavaba, adornaba y vendaba, las vendas se intercalaban con amuletos y se pegaban con resina. Las vísceras -intestino, pulmones, estómago e hígados- se introducían en canopes -cuatro vasos-. La tapa de cada uno tenía forma de cabeza de los hijos de Horus o de Osiris. El corazón aunque también se momificaba, se colocaba en el pecho del difunto. Por último, se cubría el cuerpo con un sudario y con la máscara funeraria.

Anubis en el proceso de embalsamamiento y ejemplo de vaso canope. | Wikimedia Commons / British Museum.

Cuando se iba a depositar el cuerpo en la tumba se procedía simultáneamente a la ceremonia. Un sacerdote recitaba fórmulas del Libro de los Muertos hasta que el sarcófago llegaba a la tumba. Iba acompañado de los parientes del fallecido que cantaban o recitaban oraciones. Creían que estas oraciones ayudarían a la persona a superar cualquier peligro en el Más Allá. Tras la momificación el sacerdote procedía a ‘‘Cumplir la Apertura de la Boca en el Castillo del Oro’’: Se conducía mágicamente al difunto desde el estado de bebé al de adulto para que pudiera enfrentarse a las pruebas y peligros del Más Allá. El setem -un tipo de sacerdote- entraba en estado de trance se encargaba de buscar el ka del difunto para hacerlo regresar a la tumba y “despertara”: “Mi boca ha sido abierta por Ptah. El dios local de mi pueblo desatará las vendas que ciñen mi boca. Toth acudirá ostentando todos sus hechizos mágicos, con lo cual desatará las vendas de Set que enmudecen mi boca 14 | Egiptología 2.0


Escena del Libro de los muertos de Ani. | Wikimedia Commons.

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[…]” (Brier, 2008: 132). El difunto viajaba a través de la barca de Re por el Amaunet o Duat -tierra de los muertos- y tenía que ir superando una serie de obstáculos hasta llegar al juicio del alma. El juicio de Osiris Cuando el difunto llegaba al inframundo, se encontraba con un laberinto por el que deambulaba enfrentándose a diversos peligros. Era guiado por el dios de la necrópolis, Anubis, hacia la Sala de las dos verdades, ya que era sometido a un juicio dividido en varias fases. La escena era presidida por el dios de la resurrección, Osiris, sentando en su trono; un tribunal de cuarenta y dos jueces o dioses -según las fuentes-, el dios de la escritura Toth, -con figura de babuino- para realizar por escrito la sentencia, Anubis se sentaba cerca para comprobar el indicador de la balanza, cerca se situaba Shai -el destino-, y tras él Meskhent y Renenet -diosas que presidían el nacimiento y la educación de los niños-. Las escenas varían en algunos elementos según los papiros. El difunto era sometido la confesión negativa, para ello primero negaba una lista de pecados a través de una serie de preguntas, como por ejemplo: El juicio de Osiris. | Wikimedia Commons.

- ¿Aprovechó el difunto suficiente-

mente la vida como para ser capaz de vivir de nuevo después de la muerte? - ¿Desarrolló el difunto un fuerte carácter como para continuar con su personalidad? - ¿Cuántas semillas de eternidad plantó el fallecido en su vida terrenal? - ¿Hizo el fallecido una realidad de las palabras de la verdad en cada día de su vida, poniéndolas en práctica? (Sleem, 2004:21). Posteriormente, el individuo se sometía a una declaración exculpatoria ante cada uno de los cuarenta y dos jueces que presidían el juicio. Por ejemplo, el difunto se dirigía a uno de los dioses y le decía: ‘‘Salud a ti, devorador de sombras que vienes de las cavernas, no he cometido homicidio’’. A continuación, se procedía a la psicostasia. Se pesaba el corazón del difunto en una balanza para evaluar la pureza del mismo, para ello Anubis extraía el corazón para depositarlo en una parte de la balanza. En el otro plato de la balanza se colocaba una pluma de avestruz, la pluma de Maat -representaba la justicia y la verdad-. Thot anotaba el resultado y Osiris se encargaba de dictar la sentencia. Si la pluma y el corazón quedaban en equilibrio, suponía una sentencia positiva. Pero, si el corazón pesaba más que la pluma significaba que estaba lleno de maldad por lo que el difunto era sometido a una “segunda muerte” que sería una muerte ‘‘definitiva’’. Por ello, su corazón era arrojado a Ammyt o Amam “la devoradora de corazones” o “devoradora de malvados” -representada con cuerpo de leona, cabeza y patas delanteras de cocodrilo y cuartos traseros de hipopótamo-. Cuando finalizaba el juicio, el difunto realiza un segundo viaje, en el cual el individuo se enfrentaba a los guardianes de las puertas, que podía superar con ayuda de los textos funerarios. 16 | Egiptología 2.0


De hecho, algunos textos hacen referencia que tras las confesiones de inocencia debía contar a los dioses sus poderes mágicos y para ello contaban la siguiente historia: “Yendo hacia el norte y al pasar cerca de un matorral, a las afueras de una aldea, vio una pierna y un muslo. Y le dieron una llama y una bandeja de cristal, todo lo cual enterró junto con otras <<cosas de la noche>> cerca del palacio de las dos verdades. También encontró allí al lado un centro de piedra cuyo nombre era El que causa los vientos. A lo cual pronunció un encantamiento sobre ambos y la llama expiró, y luego se utilizó la bandeja en un acto de magia para crear un estanque” (Briter, 2008:134). Finalmente, superado este periplo alcanzaba la vida eterna en el aalu, campos de laru o campos de los juncos. En el Aaru -Aalu- reinaba Osiris y otros dioses. Los textos describen el lugar como un lugar fértil con cañas, cebada -a veces aparece el nombre Campo de Juncos o Campos que produce las cosechas divinasy donde la pesca y la caza eran favorables. Los campos estaban rodeados por un muro de hierro, con varias puertas y les atravesaba un río. En la vida en Aaru el individuo trabajaba en los campos de cebada. Necesitaba de los consejos del Libro de los Muertos y de la ayuda de sus parientes en la tierra que se encargaban de la conservación de su cuerpo, ponerle alimento y bebida, realizar sacrificios y oraciones. Durante el Imperio Nuevo nacen otros libros relacionados con El libro de

El Aaru en El libro de los muertos. | Wikimedia Commons.

los Muertos como son el Libro de los dos Caminos, el Libro del Am Duat o el Libro de las Puertas. La idea del duat representaba para los egipcios el inframundo. 2008:134).

Bibliografía

Sobre el autor

ELIADE, M. (2014). Lo Sagrado y lo profano. Paidós. Barcelona.

Nació en 1987 en Las Palmas de Gran Canaria. Se graduó en Historia en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y realizó un máster interuniversitario en Religiones y Sociedades en la Universidad Pablo de Olavide (UPO) y la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA).

BRODRICK, M.; MORTON, A. (1999). Diccionario de Arqueología Egipcia. Biblioteca DM. BRIER, B. (2008). Los misterios del Antiguo Egipto. Ediones Robinbook. CHAMPDOR, A. (1982). El libro egipcio de los muertos. Edaf. MELGAR, L. T. (2004). El libro de los muertos: La verdad oculta del antiguo Egipto. Saber Más. Libsa. SELEEM, R. (2004). El libro egipcio de los muertos ilustrado. Edaf. WALLIS BUDGE, E. A. (2007). El libro egipcio de los muertos: El papiro de Ani. Editorial Sirio.

En el trabajo fin de grado se centró en la figura de Serapis; mientras que en el trabajo de fin de máster en la de Osiris. Actualmente, está realizando el doctorado Islas Atlánticas: Historia, Patrimonio y Marco Jurídico en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). Su propuesta de tesis es realizar una comparación entre los dioses Serapis y Osiris. Además, ha realizado cursos sobre religión egipcia en el Centro de Estudios del Próximo Oriente y la Antigüedad Tardía de la Universidad de Murcia.

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Historia Julio López Saco

El tiempo y la mitologización de la historia en el Egipto antiguo

Tiempo inicial y maat

El tiempo era experimentado en Egipto estrechamente asociado a los ciclos de la naturaleza y del cosmos, a los astros (luna, Sol, estrellas) y al río Nilo. Al margen del carácter cualitativo, se trataba de una realidad vinculada con la atemporalidad del accionar divino detrás de los fenómenos. Los cuerpos físicos, que marcaban el discurrir temporal, se entendían como formas exteriores de las deidades. La temporalidad mundana era trascendida a través de la ritualidad y su carácter sacro. El tiempo, por lo tanto, se proyectaba sobre el ordenamiento eterno que se encontraba más allá del tiempo físico. La idea de Tiempo Primigenio y de Verdad (maat), relacionados con la actitud egipcia respecto a su propia historia, también se vinculaban con la forma de entender la finalidad y las funciones del reinado, en el marco del cual se institucionalizaba una fusión entre lo eterno y lo temporal. La mítica temporalidad cíclica supone que el tiempo se imbrica, en ocasiones, con el orden transtemporal, dimensión en la que llevan a cabo su accionar las entidades divinas. Debió existir un tiempo en el que se fijaron los modelos divinos de acción, el inicio de una temporalidad supramundana (la temporalidad primaria) que trasciende el flujo histórico en el tiempo físico (Frankfort, H., 1998a: 19, 45 y ss.; Clark, R., 1966: 263). En este tiempo primigenio tienen lugar los prototipos espirituales de lo que puede desarrollarse en tiempo externo o “real”, de forma que los hechos del tiempo externo alcanzan realidad al actualizar los acontecimientos del tiempo primigenio.

Maat. Fragmento de pintura mural procedente de la tumba de Seti I. Museo Arqueológico de Florencia. | Wikimedia Commons.

Esta primera vez del tiempo inicial supone el paso de la no existencia a la existencia, de Nun a Atum-Ra. Comienza desde aquí una época plenamente divina. Desde el momento del despertar de Atum y hasta la victoria de Horus, la mitología egipcia se despliega en esta era. Únicamente después del tiempo primigenio ocurre la historia, produciéndose los hechos de modo efímero y único, a los que siguen otros, diferentes, en las mismas condiciones. Los acontecimientos del tiempo primero siempre se puede repetir y recuperar (mítica y ritualmente hablando). Este primer tiempo, sagrado, es un tiempo previo al tiempo (profano), que existió hace mucho, así como una dimensión existencial anterior, desde el punto de vista ontológico, al tiempo mundano. Se trata, por consiguiente, de la época de las realidades metafísicas

vivenciadas como mitos e imágenes simbólicas (Eliade, M., 2014: 69). Es un momento paradigmático, modélico, cuyo reflejo en la mundanidad permite el aporte de la sacral fuerza prototípica en los hechos de este mundo. En el tiempo primigenio no todo es paz y armonía, pues puede haber conflicto, disensión, antagonismo, si bien con la particularidad que la resolución de desavenencias acontece en el marco de la justica, el orden y la verdad 18 | Egiptología 2.0


de esa época primordial. Es un tiempo perfecto, una edad idílica, una época dorada. Este tiempo inicial lleva implícito maat (justicia, verdad, derecho), el orden de la época mítica y el accionar de los dioses. Es un concepto, principio universal, intrínseco a la emanación divina primigenia, cuya naturaleza ordenada es ordenadora y no caótica. Maat se personifica, y se convierte en una deidad (hija de Atum-Ra y hermana de Shu). Su sustancia es el nutrimento que hace funcionar armoniosamente a los poderes divinos. Es el orden interno del universo. En el tiempo primigenio el desorden está sometido (no erradicado), mientras que en el mundano, la sociedad humana esa continuamente expuesta al desorden, a la arbitrariedad, a la descomposición moral. La contingencia del mundo temporal no existe en el ámbito del prototipo primordial espiritual, y por eso maat debe continuamente ser renovada y restablecida en el ámbito social humano (Frankfort, H., 1998b: 54-56; Morenz, S., 1973: 112-115). En Egipto era el faraón el que tenía la obligación de establecer maat en el marco del ordenamiento social. A cada disolución social, a cada desorden que aconteciera, correspondía una restitución de maat, en virtud de que la tendencia natural humana era apartarse de maat. La discordia civil, el abandono de los templos y de la justicia eran características básicas del desorden. El rey, como ser humano pero también divino, era el encargado de armonizar el orden social con el universal, una función relevante por su carácter sacro. A través de maat la esfera mundana podía proyec-

Representación de Maat como diosa alada. Museo del Louvre, París. | Wikimedia Commons.

tarse en el tiempo primordial. Para lograrlo había que destruir a isfet (desorden y falsedad). Isfet no adquiere un aspecto de deidad, y permanece como un concepto abstracto. Su modo de hacerse patente es como un atributo de las divinidades. Así, un atributo de Nun es el desorden cosmológico, mientras que uno de Set es la degeneración moral.

Maat también está presente, además, en la dimensión moral humana, en su accionar. Por tal motivo, hacer maat, hablar de él, implicaba acercarse a lo divino y trascender lo contingente de la humanidad. Este mundo, profano, debía ser realineado con el espiritual, con el divino; es decir, rearmonizado con maat. Cronología y ciclicidad temporal cósmica En el Egipto antiguo el tiempo se consideraba degenerativo, y el futuro no se veía como perfecto. En realidad, era el pasado más remoto la edad dorada, esa del tiempo primigenio. El tiempo mundano se asociaba con épocas de grandes duraciones, cada una gobernada por una deidad. Las grandes etapas temporales seguían los ritmos estelares, particularmente de Sirio. Era un modo en que la temporalidad mundana reflejase la sacra. Antes del primer rey mortal, humano, en Egipto, existió una larguísima época (de casi catorce mil años) bajo el dominio de diecinueve dioses o semidioses. Conforme se pasa del gobierno de un dios al otro, va disminuyendo la extensión de los reinados. En algunos esquemas cronológicos, tal disminución se observa cuando la realeza pasa de los dioses a los humanos, específi-

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camente a dioses encarnados en cuerpo mortal, es decir, a los faraones. Cuanto más cerca del presente, más humana se hace la escala, aunque no se pierdan las correspondencias cósmicas. Ello significa que los registros cronológicos de los egipcios de la antigüedad no solamente eran históricos, sino metafísicos, simbólicos, míticos. Se usaba el ciclo sóthico, de mil cuatrocientos sesenta años, y otro de diecinueve (ciclo sóthico lunar). Tanto en Manetón, como en el canon del Papiro de Turín, los soberanos se disponen en grupos de diecinueve (19 monarcas de Menes a Zoser en el Papiro turinés, por ejemplo). Este número, empleado en la organización de los años de reinado de un faraón, o en las agrupaciones dinásticas, se debía a que se entendía que existía una conexión entre Sirio y el rey, tal y como aparece plasmado en, por ejemplo, los Textos de las Pirámides (O’Mara, P., 1980: 19-21; 35; Parker, R.A., 1950: 60-61). Así, la estrella era la mediadora celestial entre las esferas material y espiritual, mientras que el soberano era el mediador terrenal, al conjuntar en sí mismo atributos divinos y humanos. En esencia, los antiguos egipcios referían los reinados de sus mandatarios a los ciclos cósmicos. Los períodos temporales de faraones y dinastías formaban parte de una construcción geométrica. El ciento cuarenta y cuatro era también un número cosmológicamente relevante. Vendría a ser el equivalente de un siglo, y se relacionaba con el ciclo sóthico. Cada año tendría treinta y seis semanas. Tanto la Piedra de Palermo como el Papiro de Turín refieren períodos completos de ciento cuarenta y cuatro años referidos a totales dinásticos. La detallada presencia de anales, diarios faraónicos y listas de reyes, atestiguan, por tanto, la capacidad egipcia por registrar de modo concienzudo, si bien algunos de tales registros estaban asociados a aspectos simbólicos, en tanto que la precisión mítica precedía a la exactitud real (Redford, D.B., 1986: 259; 270 y ss.; O’ Mara, P., 1980: 36 y ss.). No deja de ser un

Fragmento del Papiro regio de Turín, descubierto por Bernardino Drovetti en 1822. Museo Egipcio de Turín. | Wikimedia Commons.

mecanismo para vincular, de modo estrecho, el tiempo profano con el sacro. De modo análogo a nuestra orientación histórica cristiana, los antiguos egipcios también databan los hechos ocurridos en referencia a la encarnación divina (el faraón, de Horus) en el seno de la humanidad mortal. Mientras la encarnación de Cristo, en nuestra temporalidad, es irrepetible, y hace el curso de la historia lineal, para el egipcio la encarnación de Horus era un acontecimiento que solía repetirse de continuo. Cada nuevo soberano coronado iniciaba un nuevo ciclo temporal (que culminaba con el fin del reinado), lo que implicaba que el tiempo histórico se establecía en función del año del reinado de un determinado faraón (Naydler, 2003: 122-123). Debe recordarse que el rey garantizaba la armonía de los mundos natural y social con maat, lo cual suponía que a su muerte el país quedaba al margen de maat. Un interregno, en el sentido estricto del término, suponía la exposición de Egipto al desorden, al caos, a la degeneración. Un interregno es un final del tiempo, de una era ordenada por las divinidades, de tal manera que la nueva coronación es una re-creación. La instalación del nuevo soberano (antes de la coronación), e inmediatamente después del fallecimiento del anterior monarca, se producía con el orto solar, en clara asociación con el triunfo de Ra sobre las poderosas fuerzas del caos nocturno. El faraón es Horus encarnado, pero el prototipo regio es Ra, deidad creadora. Como vástago de Ra, el soberano, es el sucesor de la deidad genésica. Este peligro concluía con la coronación, un acto simbólico y cósmico, de un nuevo faraón, iniciándose, de tal manera, un nuevo ciclo histórico. Historia mitologízada En un estado teocrático como el egipcio la historia se centraba en el soberano; era el eje de la misma. En este sentido, la historia aparece sometida al ordenamiento mítico superior. De esta manera, adquiere plena validez. El tiempo histórico, que se adaptaba al ciclo de cada reinado, presidido por una deidad, Horus, implicaba que los acontecimientos propiamente reales (históricamente hablando) eran asumidos en un modelo mítico de ca20 | Egiptología 2.0


Maat. Museo del Louvre, París. | Jacques Egiptología 2.0 | 21 Pasqueille


rácter prototípico. Tanto el actual faraón, como el ya fallecido, eran dioses. Los muertos se unían con Osiris o con Ra. Los ancestros no pertenecían, de modo estricto al pasado, sino que estaban presentes, si bien en un plano diferente, el celestial, que encajaba a la perfección con el terrestre. De tal manera, su presencia era activa entre los vivos, interviniendo en los asuntos de éstos. En este sentido, la muerte para el egipcio de la antigüedad no era más que un presente eterno que estaba, por descontado, allende la historicidad. Algunos hechos que entenderíamos históricamente relevantes, como las obras públicas o ciertas festividades, podían ser considerados efímeras, transitorias y poco dignas de ser registradas. En buena medida, los anales reales, al menos aquellos del Reino Antiguo, eran memoriales religiosos, en los que la humana moralidad del soberano era absorbida por un auténtico prototipo mitológico (Gardiner, A., 1994: 54-56). El carácter simbólicamente dual de la monarquía (Horus y Osiris en relación recíproca), suponía que sus funciones se desplegaban, en buena medida, en la esfera mítica, al margen las contingencias históricas. Los escritos faraónicos ahondan, precisamente, en dicha espera mitológica. De ahí se infiere que las listas regias tuvieron un objetivo cultual, relacionado con los antepasados de los monarcas.

Piedra de Palermo. Probablemente, de la época del reinado de Neferirkara (V Dinastía). Museo Arqueológico de Palermo. | Wikimedia Commons. 22 | Egiptología 2.0

Los hechos históricos en las listas reales egipcias estaban sometidos, como se comentó previamente, a las exigencias de la religión. Del mismo modo, los episodios sobre las batallas o las hazañas de un soberano victorioso se organizaban, claramente, en función del mito. En consecuencia, la intención propiamente histórica era, prácticamente, inexistente. Hubo una poderosa mitologización de la historia. La lista de las conquistas asiáticas de Ramsés III, por ejemplo, es una réplica de la anterior de Ramsés II, que ya había empleado una previa de Tutmosis III, de hacía tres siglos. Asimismo, los jefes libios del templo funerario de Sahure (Dinastía V), aparecen posteriormente reseñados en un templo de la Dinastía VI, y dos milenios después también se representaron en el templo nubio del Taharka etíope (Wilson, J.A., 1956: 130; 267-269; Redford, D.B., 1986: 272-275). La copia, casi mimética, de recuerdos o aspectos históricos implicaba su deshistorización (metafísica y simbólicamente hablando) y, por lo tanto, su mitologización. Los enemigos son siempre los mismos, aunque en realidad hayan sido poblaciones diferentes (libios, etíopes, nubios, asiáticos); un enemigo estereotipo al que el faraón vence una y otra vez. Desde una perspectiva mítica ese “enemigo” es Set, síntoma permanente de destrucción, desorden y caos. Estos pueblos extranjeros y enemigos del país, son adornados con atributos setianos. De ahí, por tanto, su continuada repetición. Si bien algunas escenas que muestran las victorias militares del faraón sobre los enemigos de Egipto pudieran, eventualmente, representar, conmemorar o celebrar acontecimientos verosímilmente históricos, no dejan de ser proyectados hacia el arquetipo de un rey-dios eternamente vencedor. Únicamente en el Reino Nuevo cierto realismo puede contemplarse en los relieves de los templos, aunque siempre sujetos al prototipo mitológico. Tal escenografía, en la que el faraón es parte ejecutante recuerda, míticamente, el orden primigenio establecido en el Tiempo Primordial. El rey es Horus que hace frente a Set, y es, además, la viva imagen de Ra en el mundo terrenal, siendo capaz de reactualizar el acto genésico y de reducir el caos al necesario orden. El mantenimiento del orden establecido por parte del mandatario es independiente de lo contingente, de lo circunstancial de la historia. En este sentido, el accionar del faraón está imbuido de poder mitológico y, por ello, no son acciones históricas propiamente hablando. La armonía del faraón con la esfera del mito impone su sello en los aspectos históricos concretos en los que se haya enmarcado. Las grandes conquistas, las espectaculares cazas, el apresamiento de cautivos o la reducción de enemigos por parte del faraón poseen evidentes atisbos míticos, de mitos entendidos como posibilidades históricas pero im-


pactadas por lo divino. Aquello ordinario se entrelaza con lo extraordinario; la realidad del reyes distinta a la del común de la gente. Probablemente uno de los más nítidos, esclarecedores ejemplos de una realidad histórica común transida de realidad prototípica y mitológica, por mediación de la figura del faraón, haya sido el relato sobre la célebre batalla de Kadesh, en la que se encuentran egipcios e hititas. Se conocen detalles históricos relevantes, y existe profusión de inscripciones y relieves sobre la misma, sin embargo se encuentra más allá de lo histórico (Parker, R.A., 1950: 63 y ss.; Naydler, J. 2003: 145-146). La presencia del rey supone que los acontecimientos ocurrieron no solamente en el marco de la historia y el tiempo mundano, sino también en un plano mítico. En la decisiva batalla el faraón, sin ayuda alguna de sus soldados, derrota al enemigo. En los relieves de Luxor puede apreciarse la secuencia de la batalla, plena de elementos míticos y simbólicos. Inicialmente en un trono dorado (relacionado con el Sol), mira hacia el oeste, entra en el Otro Mundo en su carro, pero en el momento álgido se vuelve hacia el este, a la salida del sol, atacando, así, de oeste a este, devastando enemigos hititas de un modo análogo a como Ra hace con la sierpe Apep. Así, detrás de las descripciones históricas subyace el episodio mítico que determina los hechos y asegura el éxito en la batalla librada. Se trata de un conflicto que se lleva a cabo, por tanto, en el tiempo mítico y en el común, en el histórico. Existía, en fin, una unidad básica, fundamental, de las dimensiones mítica e histórica en el Egipto de la antigüedad. Es de esta manera que los egipcios experimentaron la historia.

Bibliografía

Sobre el autor

ELIADE, M. (2014). Lo Sagrado y lo profano. Paidós. Barcelona.

Julio López Saco (Caracas, 1966), es profesor e investigador titular en la Universidad Central de Venezuela y en la Universidad Católica Andrés Bello.

FRANKFORT, H. (1998). Reyes y dioses. Alianza. Madrid. FRANKFORT, H. (1998). La religión del Antiguo Egipto. Laertes. Barcelona. GARDINER, A. (1994). El Egipto de los Faraones. Laertes. Barcelona. MORENS, S. (1973). Egyptian Religion. Methuen. Londres. NAYDLER, J. (2003). El Templo del Cosmos. La expresión de lo sagrado en el Egipto antiguo. Siruela. Madrid. O’MARA, P. (1980). The Chronology of the Palermo and Turin Canons. Paulette. La Canada. PARKER, R. A. (1950). The Calendars of Ancient Egypt. University of Chicago Press. Chicago. REDFORD, D. B. (1986). Pharaonic King Lists: Annals and Day Books. Benben. Missuaga. WILSON, J. A. (1956). The Culture of Ancient Egypt. University of Chicago Press. Chicago.

Ex-coordinador del Doctorado en Historia en la UCV y ex-coordinador Académico en la Escuela de Historia. Doctorado en Historia y doctor en Ciencias Sociales. Es miembro asociado activo de varios centros de investigación, entre ellos el Centro de Estudios de África y Asia (ULA-Mérida), perteneciente a la Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África, y el Centro de Investigaciones Filosóficas y Humanísticas de la UCAB, además de autor de más de una decena de libros y múltiples artículos en publicaciones periódicas cuyas temáticas se centran en los ámbitos culturales de la historia antigua. Se ha especializado en el estudio de las antiguas tradiciones míticas y sus referentes iconográficos, desarrollando una línea de investigación que lleva por nombre: El mito como sustrato de la cultura. http://asiahistoria.blogspot.com.es/ http://www.investigacioneshistoricaseuroasiaticas-ihea.com/ https://www.facebook.com/julio.saco.1?fref=ts. Egiptología 2.0 | 23


Mitología Gabriela Kostesky Bertoni

Sobek ‘‘el señor de las aguas’’ Cuando nos referimos al dios cocodrilo Sobek,

deidad fundamental en el Panteón Egipcio, no podemos dejar de considerar que su importancia obedecería a su vinculación con la fuente de agua más importante que tiene y tuvo Egipto, el sagrado rio Nilo. El río Nilo constituyó una fuente de productividad en todo aspecto, resultando ser un regulador de la vida de la milenaria civilización egipcia, en función de lo beneficioso que eran sus crecidas anuales para la fertilización de la tierra. Su relevancia determinó, que el antiguo Egipto fuera denominado “Kemet”, en alusión a toda la región que era inundada anualmente por la mentada fuente pluvial. “Kemet”, o “tierra negra”, aludiendo a un “fango oscuro muy nutritivo que quedaba cubriendo el suelo una vez que retiraban las aguas y el río volvía a su cauce”. Cinco Pasos para conocer la antigua cultura egipcia, Lorena C. Olhausen. La trascendencia de esta fuente de agua, llevó a que se celebrara un himno en su nombre: “Te saludo oh Nilo, que has venido para hacer vivir a Egipto”, según una copia de un texto del Reino Nuevo. Sobek. Fragmento de una relieve del templo de Kom Ombo. | Wikimedia Commons.

Momias de cocodrilo. | Wikimedia Commons.

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Entre los propios habitantes que tenía el rio, se encontraba entre otros, el cocodrilo.


El referido animal fue venerado y temido por los antiguos egipcios, debido a su gran ferocidad y por revestir el carácter de transmutador de las impurezas de las aguas, purificando las mismas, limpiando el ambiente, al alimentarse de los restos de otros animales. Por ser escasa las fuentes de agua en Egipto, el cuidado del río era clave. Fue considerado el guardián del río, y se le asociaba con la fecundidad, la fertilidad y la vida misma, constituyendo un símbolo de la creación, creyendo que habría emergido de las aguas primigenias.

Escena de una ofrenda al Dios Sobek. | Walters Art Museum.

Se le vinculó a diferentes deidades del Panteón Egipcio y fue objeto del proceso de solarización, en un sincretismo con el dios Ra, dando lugar a Sobek-Ra. Se le ha relacionado entre otros dioses, con Seth,

Osiris, Horus, y en función de ello se le ha atribuido en algunas visiones aspectos benéficos y destructores. Asimismo, se le otorgó el carácter de protector del dios Hapy, identificado como el propio río Nilo, que según los antiguos egipcios, era un “netjeri” (seres divinos que si bien no son dioses, trabajan para ellos y se encuentran en todos los niveles de la creación, como también en el inframundo) que habitaba las aguas del río. cado como el propio río Nilo, que según los antiguos egipcios, era un “netjeri” (seres divinos que si bien no son dioses, trabajan para ellos y se encuentran en todos los niveles de la creación, como también en el inframundo) que habitaba las aguas del río. Iconografía En cuanto a la iconografía de esta deidad, se expresa que la misma podría representarse como:

“… cocodrilo / Cocodrilo con cabeza de halcón. Hombre con cabeza de halcón. Hombre con cabeza de cocodrilo. Sobre la cabeza lleva cuernos retorcidos de los que emerge en dos plumas, un disco solar y dos ureos. Puede adornarse con la corona atef. En Época Baja es posible localizarlo con cabeza de toro, halcón, carnero o león. En su templo de Dahamsha aparece también portando un disco solar sobre la cabeza…” Origen del mito Se expresa que su origen se remonta a tiempos antiguos, es decir ya en la I dinastía se tienen vestigios de su culto, incluso se lo ha emparentado con una deidad anterior de la vegetación. Posteriormente, en el Reino Medio, en particular en las di-

Sobek. Fragmento de una relieve del templo de Kom Ombo. | Wikimedia Commons. Egiptología 2.0 | 25


Estatuilla de un cocodrilo. Dinastía XII. | Wikimedia Commons.

nastías XII y XIII adquirió singular relevancia, a tal punto que los gobernantes de las mismas adoptaron su nombre, como es el caso de la reina Sobekneferu del 1799-1795 a.C. y de los reyes Sobekhotep II hacia 1750 aCc., Sobekhotep III hacia el 1745 a.C. y Sobekhotep IV hacia el 1730-1720 a.C. Es de señalar que el nombre adoptado de Sobekhotep, significa: “Sobek está satisfecho”. En el Segundo Período Intermedio, figuran los reyes Sobekemsaf I del 1619-1630 a.C. y Sobekmsaf II hacia 1570 a.C. En este caso, su nombre se traduciría como: “Sobek es su protección”. Lugares de adoración En cuanto a los lugares de adoración del Dios Sobek, desde sus inicios la mentada deidad contaba con diferentes centros de culto. Durante el Reino Medio, fue destacado en Shedet, en el Fayum, y en época grecorromana, fue destacado el templo de Kom Ombo, donde fue venerado en conjunto con el Dios Horus.

Bibliografía

Sobre el autor

ALFRED, C. (1985). Les Egyptiens. L’Empire des pahraons. Armand Colin. Paris.

Gabriela Kostesky Bertoni, es Doctora en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad de la República Oriental del Uruguay, artista visual y profesora de Historia del Arte.

PIRENNE, J. El antiguo Egipto. Océano. Barcelona. CASTEL, E. (2001). Gran Diccionario de Mitología Egipcia. Alderaban. Madrid. HART, G. (2003). Egyptian Myths. Akal. Madrid. OLHAUSEN, C. L. Cinco Pasos para conocer la antigua cultura egipcia. OLHAUSEN, C. L. Las Enseñanzas del Dios Sobek.

26 | Egiptología 2.0

Realizó el curso de Arquitectura Egipcia a cargo de Víctor Capuchio, en el Museo de Historia del Arte MUHAR de la República Oriental del Uruguay. Forma parte del grupo de estudio de Filosofía Egipcia y Lectura de Jeroglíficos, impartido por Lorena C. Olhaussen. En 2016 realiza un viaje de estudio a Egipto, donde finaliza el curso de “Introducción a la Egiptología”, expedido por el Consulado de la Unión Económica Árabe y la Federación Árabe de Guías de Turismo.


Arquitectura Sandra Pajares Sotillo

La Esfinge de Guiza, Horus en el Horizonte Khepri-Ra-Atum

Esfinge de Guiza. | Roderick Eime.

En la meseta de Guiza encontramos una de las obras de arte más famosas, misteriosas e impresionantes de

todos los tiempos, la Esfinge. Poseedora de su propio simbolismo e historia, este ser, protector de la necrópolis donde descansaron Keops, Kefrén y Micerinos, monarcas de la IV dinastía (2575-2465 a.C.), se yergue majestuosa desde hace más de 4.500 años. La autoría de la Esfinge ha sido motivo de división entre quienes opinaban que fue obra de Keops, propietario de la primera de las pirámides que se edificaron en Guiza, y quienes le otorgaban el mérito a Kefrén, hijo de éste. El hecho de no poseer documentos ni inscripciones que hablen del autor de la obra, ponía más en duda quién fue el responsable de su talla. Aun así, en la actualidad cada vez son más los expertos que aseguran que el faraón que ordenó su realización fue Kefrén, ya que los edificios que acompañan a la Esfinge pertenecen a la época de este monarca.

Mapa del antiguo Egipto. | Sandra Pajares Sotillo.

La ciencia también ha ayudado a concretar quién fue el autor de la Esfinge, y el geólogo Thomas Aigner lo demostró en sus investigaciones en 1980 llevadas a cabo junto al egiptólogo Mark Lehner. Varios estudios estratigráficos realizados por el científico de la geología donde se ubica la Esfinge y de los bloques de caliza que se utilizaron para construir el templo del valle de Kefrén, llevaron al experto a asegurar que los bloques del templo fueron extraídos de la parte superior del cuerpo de la escultura. Por si esto fuera poco, parte de los bloques empleados en el propio templo de la Esfinge son reconocibles (por una serie de bandas de color) como procedentes de la parte de debajo de su pecho. Con Egiptología 2.0 | 27


estos datos se demuestra que los bloques que se iban eliminando durante los trabajos de talla de la Esfinge, fueron utilizados para la edificación de, al menos, los templos de Kefrén que se situaron junto a ella. Conociendo estos hechos, parece más que claro que es Kefrén a quien debemos agradecerle la creación de semejante obra. Este monarca fue faraón de las Dos Tierras entre 2.572 y 2.546 a.C., y sucesor de Djedefre, hermano,al menos, por parte de padre. A diferencia de Djedefre, para su complejo funerario Kefrén eligió descansar cerca de su padre, en la meseta de Guiza, y aquí erigió su complejo piramidal, con la segunda pirámide más grande de Egipto, así como la Esfinge y el templo de esta.

Vista frontal de la Esfinge de Guiza. | Wikimedia Commons.

Ubicación Situada al este de la meseta, la Esfinge fue tallada junto al lado norte del principio de la calzada de Kefrén, la cual unía el templo funerario y el templo del valle del monarca. Este último se encuentra, a su vez, al lado del propio templo de la Esfinge (frente a la escultura). Con 20 m de altura y 73 m de largo, la Esfinge es una escultura gigante tallada en la roca de la necrópolis. A simple vista podemos apreciar una clara desproporción entre la cabeza y el cuerpo, debido a que la propia roca en la que está tallada tiene diferentes calidades y grietas que hicieron a los artesanos responsables de tallarla variar sus proporciones, evitando así algunas grietas que pudiesen acabar dañando la escultura. La cabeza, más pequeña de lo que debería, está tallada sobre una parte de la roca de mejor calidad, mientras que el cuerpo, más alargado de lo normal, está sobre roca blanda. Por si esto fuera poco, la geología de la base de la escultura es de gran dureza debido a que está formada por una base petrificada de arrecifes y fósiles marinos.

Planta del complejo funerario de Kefrén. | Sandra Pajares Sotillo. 28 | Egiptología 2.0

Detalle de la Esfinge de Guiza. | Wikimedia Commons.


Vista frontal de la Esfinge de Guiza. | Ana Paula Hirama.

EgiptologĂ­a 2.0 | 29


Vista panorámica de Esfinge de Guiza. | Wikimedia Commons.

Simbología La Esfinge, con forma de león con cabeza humana, representaría, al menos de manera idealizada, a Kefrén. En su cabeza aún se ven algunos de los emblemas de la realeza, como el nemes (el tocado) y el uraeus (la cobra Uadyet) sobre su frente. Antiguamente habría contado además con la barba, hoy desaparecida y conservada una parte en el British Museum de Londres. Para los antiguos egipcios el león, además de representar a la monarquía, era un arquetipo solar e incluso, en muchas ocasiones, fue considerado como el guardián de los lugares sagrados. En Heliópolis, además de adoptar esta creencia y convertir al león en guardián de las puertas del inframundo de los horizontes este y oeste, creían que el faraón, una vez muerto, se transformaba en dios-sol. Por este motivo la Esfinge podría querer representar al monarca tanto como dios solar como al león guardián de la necrópolis de Guiza. Además de esta consideración solar y de guardián, es incuestionable el hecho del poder del león como animal. Uniendo al animal con la cabeza del monarca también se podría querer inmortalizar el poder de la naturaleza salvaje del león unido al raciocinio del faraón, quien controlaría ese poder natural y sería el garante, gracias a estos dos polos opuestos, de que se cumpliera la maat (el

Fragmento de la barba de la Esfinge conservado en el British Museum. | British Museum.

monarca era el responsable de que este orden cósmico estuviera garantizado en todo Egipto). Hay autores que afirman, a su vez, que el hecho de tener un templo (con connotaciones solares) frente a ella, hace que la esfinge, como imagen del faraón, muestre al monarca en actitud de entregar ofrendas al dios sol (representado en el templo). Sería una interpretación, a gran escala, de las esfinges que, con un recipiente entre sus patas, simbolizan la ofrenda del contenido de este. En el solsticio de verano, y en los días cercanos a él, el sol, visto desde el templo de la Esfinge, se pone justo entre las pirámides de Keops y Kefrén, formando, de manera deliberada o por azar, el signo jeroglífico del akhet, “horizonte” (un sol entre dos montañas). Algo curioso de este hecho es que la pirámide de Keops era conocida en la antigüedad como Akhet Khufu, “el Horizonte de Khufu” (Keops), y que este nombre también fue dado, en determinadas ocasiones, a toda la necrópolis de Guiza. La Esfinge en la Antigüedad Tallada durante el Reino Antiguo, se cree que el culto a la Esfinge nunca llegó a realizarse durante la IV dinastía, por lo que después de su creación cayó, en cierta forma, en el olvido. Más tarde, durante el Reino Nuevo (unos 1000 años después de su creación) los egipcios comienzan a denominarla Hor-em-akhet, “Horus en el 30 | Egiptología 2.0


Parte posterior de Esfinge de Guiza. | Wikimedia Commos.

Horizonte”, adquiriendo así el papel de representación del dios solar Horus (aunque este simbolismo solar es muy probable que estuviera presente en el Reino Antiguo). De esta forma, la Esfinge se relaciona con el dios Horus, pero no sólo estará relacionada con él, sino que su unión con el astro solar hace que también sea Khepri, el dios solar del amanecer, así como Ra, el dios solar del mediodía, y Atum, el sol del atardecer. De hecho, esto se hace patente en la “Estela del Sueño” de Tutmosis IV, donde la Esfinge le dice al monarca: “Yo soy tu padre, Horus en el Horizonte Khepri-Ra-Atum”. Confirmando, de esta manera, su carácter solar absoluto. Durante el Reino Nuevo las inscripciones llaman al santuario de la Esfinge, situado entre sus patas, Setepet, “el Elegido”, y se sabe que, a partir de este momento en el primer año de reinado los monarcas acudían a él a adorar a la Esfinge y ser confirmados en su posición de poder (comenzando una tradición que durará hasta el Imperio Romano). En época de Ramsés II, XIX dinastía (1307-1196 a.C), la Esfinge se convierte en centro de peregrinación donde todo egipcio que se lo pudiera permitir acude al lugar y deja en él estelas conmemorativas de su viaje. Algunas de estas estelas muestran una estatua entre las patas de la Esfinge, configuración típica de la XVIII dinastía. En la actualidad nada queda de esa posible estatua pero, de haber existido, ésta habría tenido unos 6 metros de altura.

La Estela del Sueño Datada del primer año de reinado de Tutmosis IV (1401-1391 a.C.) esta estela, de granito rojo y con 3’5 m de altura y 15 T, relata cómo Tutmosis, siendo un joven príncipe, hijo de Amenhotep II, y no destinado a gobernar el trono de Egipto, visita la zona durante unas jornadas de cacería. Uno de esos días decide dormir a la sombra de la Esfinge y se tumba a la altura de su cuello (lo que nos demuestra que ésta se encontraba casi totalmente enterrada). Durante su sueño la Esfinge se le aparece y, a cambio de que libere su cuerpo de las arenas del desierto, le promete concederle el trono de Egipto. Tras este relato la estela se rompe, por lo que no sabemos cómo continua el texto, lo que sí tenemos claro es que Tutmosis IV llegó a gobernar después de Amenhotep II. Además de desenterrar la Esfinge, Tutmosis IV realiza la primera restauración añadiendo bloques en algunas partes dañadas del animal, y manda edificar el santuario que encontramos entre las patas de la misma. Si nos fijamos en la estela, algo que nos llama la atención es que la Esfinge está sobre lo que parece ser un templo. Hay quienes consideran esta representación un recurso gráfico que ayuda a situar a los dos personajes a la misma altura, pero también ha contribuido a generar algunas de las leyendas que rodean a la escultura, las cuales hablan de un temEgiptología 2.0 | 31


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Esfinge de Guiza. Facchinelli, Beniamino (1829?-1895?). | Bibliothèque nationale de France.


Ubicación de la Estela del Sueño y detalle. | Hiro Komae / Archaeology Archive Project.

plo y cámaras secretas ocultas debajo de su cuerpo (algo desmentido por la egiptología). El templo de la Esfinge Como hemos visto, la Esfinge de Guiza cuenta con su propio templo, situado frente a ella y alineado al templo del valle de Kefrén. Aunque los primeros templos solares, en Abu Gurob, aparecen más tarde, durante la V dinastía (2465-2323 a.C.), es el templo de la Esfinge el primer templo de orientación solar asociado a un complejo piramidal (el de Kefrén), así como el único templo de la IV dinastía no edificado para la celebración de cultos funerarios.

Templo de la Esfinge de Guiza. | Sandra Pajares Sotillo. Egiptología 2.0 | 33


Esfinge de Guiza. | Wikimedia Commons.

Situado unos 2’5 metros por debajo de la terraza en la que se esculpió la Esfinge, el templo nunca fue terminado, ya que al ser excavado se encontraron restos de escombros en su interior. La inexistencia de tumbas de sacerdotes en Guiza en las que se mencione que alguno de ellos realizó sus labores de culto en el templo, también es una muestra de que no llegó a terminarse su construcción, quizá por la muerte de Kefrén. Una de las características principales de este edificio es que consta de dos santuarios, uno al este y otro al oeste, separados por un patio hipóstilo (patio muy similar al del templo funerario de Kefrén, tanto en su forma con pilares monolíticos de caliza revestidos en granito rojo y con espacios frente a ellos para colocar 10 estatuas del monarca, así como por el uso de alabastro en su pavimento). En la década de 1960 Herbert Ricke estudió el templo, y la presencia de dos santuarios (probablemente techados, al menos en parte, en la antigüedad), y de un altar en el patio central, le llevó a la conclusión de que éste estaba dedicado al dios sol en sus tres formas como Khepri, Ra y Atum. Si esto era así, los santuarios dedicados a Khepri y a Atum (al este y al oeste respectivamente) techados y en penumbra, habrían contrastado con el patio abierto, repleto de luz y dedicado, según esta teoría, al dios Ra. El eje frontal del templo de la Esfinge se alinea con el lado sur de la pirámide de Kefrén, mientras que la propia Esfinge está desviada 7’3 m al norte. Esto provoca que durante los equinoccios, el sol se esconda por el lado sur de la pirámide y consiga entrar por el santuario este del templo de la Esfinge, iluminando así la estatua de culto que habrá estado en el santuario. Majestuosa como pocas, no cabe duda de que la Esfinge de Guiza sigue siendo la mejor protectora de la necrópolis donde descansaron los más famosos monarcas de la IV dinastía. Bibliografía

Sobre el autor

WEEKS, K. R. (2006). Los tesoros de Luxor y el Valle de los Reyes. Libsa. Madrid. EDWARDS, I. E. S. (2011). Las pirámides de Egipto. Crítica. Barcelona.

Sandra Pajares se licenció en Arquitectura Superior mostrando especial interés por la Historia de la Arquitectura. El antiguo Egipto es su mayor pasión, lo que le ha llevado a realizar diversos cursos sobre el mundo faraónico (especialmente sobre su arte).

LEHNER, M. (2007). The Complete Pyramids. The American University in Cairo Press. Cairo.

Creadora del blog “Bajo las arenas de Kemet” donde analiza y estudia la Arquitectura del antiguo Egipto.

LULL, J. (2016). La astronomía en el antiguo Egipto. Universitat de València. Valencia.

Especializarse en esta materia y un futuro Máster en Egiptología son dos de sus grandes metas.

WILKINSON, R. H. (2002). Los templos del antiguo Egipto. Destino. Barcelona.

https://bajolasarenasdekemet.wordpress.com https://www.facebook.com/Bajo-las-arenas-de-Kemet-962643477111733/timeline/ https://twitter.com/BajoArenasKemet?lang=es

34 | Egiptología 2.0


Vida cotidiana Aroa Velasco

Mehen, el juego de la serpiente

Los juegos de mesa en el Antiguo Egipto

Los juegos de mesa, conocidos por todos nosotros, tienen mucha historia, y precisamente en Egipto tenemos la prueba más antigua de ellos. Gracias al clima árido de la tierra del Nilo se nos han conservado juegos de tableros de casi todos los materiales: fayenza, madera, arcilla, marfil… En numerosas tumbas egipcias, entre el ajuar funerario, han aparecido sets de juegos, desde el Reino Antiguo hasta el final de la época dinástica. Como complemento también contamos con representaciones en tumbas y textos.

Tablero de Mehen. Dinastía I. | British Museum.

La arqueología nos confirma que estos juegos no solo eran para la elite social, sino que se podían adaptar a todos, encontrando desde lujosos tableros de marfil hasta sencillos tableros de piedra o arcilla; mientras la etnología nos muestra como los jugadores modernos pue-

den jugar con el trazo del tablero en la misma arena. Con piedras como fichas y astrágalos como dados, todos, ricos o pobres, adultos o niños, podían disfrutar de un juego de mesa. Por desgracia, las reglas de los juegos de tablero se trasmitían de manera oral, por lo que no tenemos ningún tratado de reglas de los juegos egipcios. Para poder saber más de ellos, los especialistas se han basado en el análisis de los diálogos de los jugadores que aparecen en la iconografía, y en la observación etnográfica. Para el caso de los juegos de mesa egipcios, sabemos que éstos combinaban la estrategia con la suerte, moviendo las fichas a través del tablero que avanzan al arrojar palos o astrágalos, ya que los dados no se conocen hasta la época grecorromana. En esta ocasión vamos a ver el llamado juego de la serpiente, o como los egipcios lo conocían, mHn. La serpiente enrollada El nombre egipcio de este juego, mHn se deriva de la superficie del tablero de dicho juego, que es una serpiente enroscada sobre sí misma. El término mHn significa “la que se enrosca”. El nombre de mHn es el de una divinidad serpiente cuya función es proteger la barca solar donde viaja Re/Osiris,

Tablero de Mehen de Peribsen. Dinastía I. Museo del Louvre. | Wikimedia Commons. Egiptología 2.0 | 35


durante su pasaje nocturno en el mundo subterráneo, y lo hacía formando con su propio cuerpo una cabina mágica sobre el dios. Gracias a su agresividad y veneno, era capaz de repeler todos los ataques nocturnos, consiguiendo que Re/Osiris pudiera renacer a la mañana siguiente. Se trata de una divinidad que siempre aparece como una serpiente, nunca en forma antropomorfa. ¿Cuándo aparece? Este juego va a estar muy limitado en el tiempo, pues solo aparecerá durante el Periodo Predinástico y el Reino Antiguo, desapareciendo a finales del Primer Periodo Intermedio. Los ejemplares más antiguos encontrados provienen de yacimientos

La serpiente Mehen en la tumba de Seti I. Valle de los Reyes. | Wikimedia Commons.

predinásticos como Nagada o Ballas, en tumbas de niños o adultos, que lo incluían dentro de las distracciones funerarias que acompañaban al difunto al más allá. También tenemos fragmentos del tablero de este juego en tumbas reales de Abydos, como en la del faraón Peribsen de la II Dinastía. En algunas tumbas de las XXVI Dinastía, en su deliberada decoración arcaica, incluyen escenas con este juego, aunque no hay evidencia de que se volviera a jugar. Su desaparición de manera tan brusca ha dado lugar a diversas conjeturas. Algunos investigadores opinan que fue prohibido por motivos religiosos, debido a la divinidad serpiente que con el mismo nombre protegía a Re/ Osiris, siendo ésta una manera de ridiculizarlo. Otros opinan que simplemente el juego pasó de moda, ganando plaza el juego del senet, cuyo ámbito cronológico y espacial es mucho más amplio. Aunque desaparece en Egipto a finales del Primer Periodo Intermedio, durante el III milenio nos encontramos el juego de la serpiente en la isla de Chipre, en el Líbano, Siria y en Creta, con tableros mucho más rudimentarios, formados solo por una placa de calcita. El tablero y las fichas El tablero de este juego adopta la forma circular, ya que representa el cuerpo de una serpiente enrollada sobre sí misma indiferentemente en un sentido u otro. Dicho cuerpo está dividido en secciones que conforman las casillas del juego por donde se desplazan las fichas. No hay un número fijo de casillas como en otros juegos egipcios, pudiendo aparecer desde 30 hasta 400 en algunas representaciones iconográficas, por tanto tenemos tableros de muchos y diversos tamaños. El tablero no tenía ninguna decoración salvo que pudiera ser pintado, como nos aparece en la representación de la tumba de Hesire (III Dinastía), que aparece pintado de amarillo y negro. El movimiento de las fichas también varía: se puede empezar en la cola para acabar en la cabeza, que sería el centro del tablero, o también se puede realizar el camino a la inversa. Ficha en forma de León. Reino Antiguo. | Wikimedia Commons.

Respecto a las fichas de juego tenemos un problema y es que no ha sido encontrada ninguna pieza en relación directa con los

tableros hallados. Gracias a la representación en la tumba de Hesire de este juego (junto a otros) junto a las fichas, y hallazgos ocasionales de las mismas de manera descontextualizada, podemos afirmar que las fichas tomaban dos formas: canicas y figuras animales, muy a menudo leones y leones acostados. 36 | Egiptología 2.0


Estas figuritas de leones son muy numerosas en época predinástica, realizadas en calcita y de muy baja calidad; y en época tinita, mucho más numerosas, realizadas en marfil y de muy buena fabricación. Mientras, las canicas, que han aparecido en gran número, tienen una dimensión de 1 cm. de diámetro y son realizadas en diversos materiales: cuarzo, gres, calcita…lisas o moteadas.

Jugando al Mehen. Tumba de Idu. Dinastía VI. | Aroa Velasco.

En general, tanto los leones como las canicas suelen aparecen asociadas entre sí en el contexto arqueológico, y con los palos arrojadizos. Por lo tanto, podemos afirmar que el movimiento de las fichas se realizaría arrojando estos pa-

los arrojadizos, aunque no se haya hallado ningún tablero de este juego en relación con dichos palos. Pero ¿Cómo funcionan estos palos? Se suelen utilizar 4 palos arrojadizos de dos caras: una cara es lisa y la otra suele tener alguna marca. Al arrojar los palos se cuentan las caras con alguna marca y ese es el número que la ficha debe avanzar por el tablero. Por otro lado, otros investigadores creen que, al no haberse hallado palos arrojadizos junto a tableros de este juego, el movimiento de las fichas se realizaría al adivinar cuántas canicas tenía en su mano escondida su contrincante. ¿Cómo se juega? Respecto al modo de jugar, las instrucciones y los movimientos de las fichas de este juego son todas conjeturas, debido a que no se han conservado reglas del juego. Gracias a las fuentes iconográficas y a la etnografía, podemos intentar averiguar algo más sobre este juego. La iconografía de las tumbas del Reino Antiguo nos llama la atención respecto al número de jugadores del juego de la serpiente, pudiendo llegar a ser hasta un máximo de seis, a diferencia del resto de juegos de mesa egipcios,

Palos arrojadizos. Reino Nuevo. | Museo del Louvre.

en donde solo vemos a dos contrincantes. Y respecto al movimiento de las fichas y el objetivo real del juego nos iremos hasta Sudán, de la mano de Corcelle-Bellesort, quien establece una aproximación con un juego aún practicado hoy en día. Se trata del llamado Egiptología 2.0 | 37


Juego de la hiena, que curiosamente tiene también un tablero en espiral, con agujeros marcados a modo de casillas. En este juego no tenemos una serpiente, sino que tenemos, en el centro la casilla de un oasis, y la primera representando un poblado. Las fichas que recorren el trayecto son bolas y hienas. Las bolas son denominadas “madre” y parten del poblado al oasis, volviendo luego al poblado. Cuando la “madre” regresa al poblado, el mismo jugador saca a la “hiena”, otra ficha que se mueve de dos en dos, y en sus movimientos va devorando al resto de “madres” de los demás jugadores. Es interesante remarcar que estas hienas guardan cierta similitud con las fichas en forma de leones, pues ambas son muy alargadas, ocupando dos casillas del tablero a la vez.

son las figuras animales, mientras que las canicas servirían para avanzar, mediante el cual el jugador debe adivinar cuantas canicas esconde en su mano el adversario. Si seguimos la idea de que se asemeja al juego de la hiena, podemos afirmar que el objetivo del juego es recorrer cuanto antes todo el tablero, en dos viajes (ida y vuelta) y “comerse” a todos los adversarios posibles. Sin embargo, todo esto son conjeturas, y aún nos queda mucho por saber de este juego. Su desaparición tan repentina a finales del Primer Periodo Intermedio, su semejanza con el juego de la hiena de Sudán, o su aparición en tumbas muy tardías son cuestiones que aún están abiertas a la investigación.

Este juego de la hiena refleja algunas características típicas de la vida de los baggara, pues en Sudán corresponde a las mujeres el abastecimiento del agua, exponiéndose a los peligros del viaje. Una diferencia importante entre ambos juegos es el número de fichas por jugador. Mientras que en el juego de la hiena solo son dos fichas (una “madre” y una “hiena”), en el mehen cada jugador posee varias canicas (unas 6) y un león. Una hipótesis más reciente de Pusch comenta que las fichas empleadas para avanzar sobre el tablero

Tablero de Mehen. Abydos. 3000 a.C. | Wikimedia Commons.

Bibliografía

Sobre el autor

BERTRAND, F., DEMEULENAERE, P., NACHTERGAEL, I. (2010). Jeux et jouets à travers les âges. Safran. Belgique.

Nació en Madrid en 1986. Es licenciada en Historia, con un máster interuniversitario en Historia y Ciencias de la Antigüedad, especialidad Egipto y Oriente antiguos, y actualmente doctorándose en la Universidad Autónoma de Madrid. Enamorada del país de Kemet desde pequeña, es titulada en lengua y escritura jeroglífica por el Seminario George Posener, y ha escrito numerosos artículos para revistas nacionales e internacionales.

DECKER, W. (1992). Sports and games of Ancient Egypt. Yale University Press. New Haven and London. FATON, L. (1992): “Jeux et jouets dans l´antiquité et au moyen âge”. Les dossiers d´archaeologie, 168, pp. 2-57.

MAY, R. (1992). Jouer dans l´Antiquité. Réunion des Musées Nationaux. Musées de Marseille.

Desde Enero de 2014 dirige el proyecto Papiros Perdidos, con el propósito de acercar el Antiguo Egipto de una manera amena, divulgativa y científica, llevando a cabo un enorme trabajo de investigación y documentación, clave para la elaboración de una Historia para todos.

PICCIONE, P. A. (1990). “Mehen, mysteries and resurrection from the coiled serpent”. JARCE, 27: 43-52.

http://papirosperdidos.com

FINKEL, I. (2007). Ancient board games in perspective. British Museum Press. London.

https://www.facebook.com/papirosperdidos https://twitter.com/papirosperdidos

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Faraones Heródoto de Halicarnaso

Egipto durante el período ptolemaico (II)

se conoce como periodo ptolemaico a la etapa de la Historia antigua de Egipto que comprende entre el 332 y el 30 a.C., abarcando desde la conquista de Egipto por Alejandro Magno hasta la muerte de Cleopatra VII. Estos tres siglos se caracterizan por la coexistencia de dos mundos egipcios totalmente antagónicos: por un lado, un mundo marcado por la inestabilidad política, la mala administración de la dinastía ptolemaica (305-30 a.C.), y la crisis económica; y por otro lado, un mundo en el que la cultura alcanzó un desarrollo sin precedentes, convirtiendo a ciudades como Alejandría en la capital mundial de la erudición y el conocimiento. Además, hay que tener en cuenta el contexto internacional en el que se desarrolla el periodo, con la gran expansión territorial de la Roma republicana y el dominio en Próximo Oriente del Imperio Seléucida. Economía y sociedad Una vez que llegó al poder, la dinastía ptolemaica no alteró la compleja, estructurada y jerarquizada administración económica del Estado egipcio, puesto que era mucho más fácil adaptarse y heredar unas instituciones que para los egipcios habían funcionado eficazmente durante muchos siglos. Sin embargo, eso no significó que no hubiera cambios, con el objetivo de maximizar la eficacia y rendimiento de la economía.

Ptolomeo IV. Deir el Medina. | Wikimedia Commons.

En busca de esa meta, por debajo del rey vamos a encontrar una estructura que cuenta con todos los rasgos del sistema egipcio, pero con la impronta particular de la cultura macedónica y griega. El funcionario más importante del Estado ptolemaico va a ser el dioiketes, el gerente jefe de la administración financiera del reino. Éste era ayudado por una gran cantidad de subordinados, incluidos el eklogistes, una especie de contable, y el idios logos, el responsable de los recursos privados del rey. El Estado

Cronología de los soberanos de la Dinastía ptolemaica. | Shaw, 2014. Egiptología 2.0 | 39


vigilaba todo proceso productivo de la actividad económica para poder obtener el máximo beneficio posible, siendo una de las medidas estrellas el notable incremento de la presión fiscal. De hecho, se estima que en el Egipto de la dinastía ptolemaica existían más de trescientos impuestos diferentes ligados a las actividades económicas. Para realizar tal actividad tributaria, los soberanos ptolomeos introdujeron una importante novedad, la acuñación de monedas propias. No era la primera vez que se usaba la moneda en Egipto, puesto que ya se habían utilizado monedas importadas para pagar a los soldados mercenarios, aunque sí era la primera vez que no solo se acuñaba en territorio egipcio, sino que se obligaba a que el pago de los impuestos fuera en moneda. El enfoque económico de la administración ptolemaica también se encuentra en los gobiernos locales, basados en los tradicionales nomos, de los cuales sabemos que existían unos cuarenta en esta época. Dentro de cada uno de estos distritos administrati-

Tetradracma con la efigie de Ptolomeo I. | Wikimedia Commons.

vos, la actividad económica más importante era la producción agrícola. A nivel teórico, toda la tierra pertenecía a la Corona. Sin embargo, a nivel práctico, toda la tierra estaba dividida en dos categorías: basilike ge, la tierra del rey que era explotada por granjeros con un contrato de arrendamiento y un pago anual de renta; y la ge en aphesei, “la tierra remitida”, con varias categorías: hiera ge, la tierra entregada a los templos para su sustento económico; klerouchike ge, la “tierra trabajada por los clerucos”, es decir, las parcelas distribuidas por todo el país entregadas a soldados a cambio de su servicio militar; ge en doreai, la tierra asignada a sirvientes de la Corona como regalo por el ejercicio de un cargo gubernamental; idioktetos ge, la tierra por así decirlo privada que pertenecía a los ciudadanos corrientes y particulares; y por último, politike ge, la tierra asignada a las muy escasas ciudades helenizantes existentes en Egipto. Este férreo control estatal no solo se centraba en la producción agraria, sino que abarcaba todas las formas de actividad económica: la explotación de las minas y canteras, la producción de papiro, las operaciones del nuevo sistema bancario ptolemaico, el control de la moneda y el comercio tanto interno como externo... Si por algo se caracteriza la sociedad egipcia de la dinastía ptolemaica es por la gran diversidad de las gentes que la integraban, aunque estuvieran incluidos dentro de unos grupos sociales que no cambiaron mucho respecto a épocas anteriores. Por debajo del faraón, de la estructura del gobierno y de todo el aparato religioso estaban los artesanos, tanto los que mostraban su talento en los templos como los “autónomos” de ambos sexos que producían por su cuenta en los grandes centros de población para la venta al por menor. Les seguían por abajo los machimoi, es decir, los milicianos en su mayoría egipcios que actuaban como soldados o policías. El hecho de que los lotes de tierra que recibían fueran considerablemente más pequeños que los de los mercenarios extranjeros (la mayor no llegaba a los 5000 metros cuadrados, en comparación con los 50000 metros cuadrados a los que podía llegar para los mercenarios griegos) da a entender que su posición socioeconómica no era muy alta. De hecho, la productividad de estas tierras era tan baja que ni siquiera podían permitirse contratar trabajadores que los suplantaran cuando eran llamados al servicio militar, por lo que solían te40 | Egiptología 2.0

Moneda egipcia de bronce acuñada en época ptolemaica. | Mi Historia Universal.


ner muchos problemas económicos. No muy lejos en la escala social se hallaba el conjunto de los campesinos egipcios, constantemente enfrascados en la producción agrícola. Entre otras cosas, tenían que llevar a cabo la creación y mantenimiento del sistema de irrigación, la cría del ganado, la arboricultura o las tareas relacionadas con la producción de cereales y pienso. A pesar de que también hubo emprendedores exitosos que llegaron a arrendar parcelas a grandes terratenientes, lo más normal entre el campesino egipcio era trabajar la tierra como arrendatarios de terrenos de la Corona o del templo, o en grandes heredades, dejando poco o nada para algo que no fuera la subsistencia marginal. Si bien es cierto que la escala social no se vio demasiado alterada, sí lo fue en el caso de la diversidad, al llegar a Egipto soldados macedonios, inmigrantes y mercenarios griegos, nuevos grupos de judíos y nubios, o nuevos conjuntos de esclavos de origen sirio por lo general. Esta diversidad se manifiesta en el hecho, por ejemplo, de la pluralidad de derechos, ya que no se va a juzgar por igual a un egipcio que a un heleno. De este modo, va a existir una jurisdicción diferente para cada uno de ellos, con tribunales propios que conservan su tradición jurídica. No obstante, ya sean nativos o extranjeros, todos son iguales ante la única ley común, la del rey, que es el que decide quién puede o no ser ciudadano egipcio. Asimismo, la diversidad de pueblos y culturas en un mismo territorio no se tradujo en una integración plena o una aculturación por parte de los dos grupos, como prueba el hecho de que los matrimonios mixtos fueran escasos o que solo los griegos pudieran acceder al gimnasio. Expansión militar La Guerra de los Sucesores (321-280 a.C.), que había enfrentado a los antiguos generales de Alejandro Magno (los llamados diádocos) por mantener unido o dividir el imperio, acabó teniendo como consecuencia el nacimiento de tres grandes reinos: Macedonia, con su pretensión de volver a la grandeza de antaño; el Imperio Seléucida, asentado en Siria y Mesopotamia; y el Imperio egipcio de la dinastía ptolemaica, asentado en Egipto y la Cirenaica. Estos van a ser los protagonistas de los conflictos militares por el poder y la expansión territorial que dominarían el Mediterráneo hasta la caída de Egipto en manos de los romanos en el año 30 a.C. Desde el principio de la dinastía, los soberanos ptolomeos centraron sus campañas de expansionismo militar hacia dos focos: los antiguos centros de cultura griega en el Mediterráneo oriental, como Asia Menor y el Egeo, y toda la franja sirio-palestina. El primer caso era bastante problemático para los egipcios, ya que los reyes macedonios mantenían y luchaban por la hegemonía en la región desde los tiempos de Filipo II, por lo que la consideraban zona indudablemente macedonia por derecho de conquista. La gran baza de los ptolomeos en este campo fue contar con la ayuda de las principales fuerzas políticas del mundo griego, como Atenas, Esparta y Epiro, las cuales ayudaron a los egipcios a mantener bases en el Egeo, a lo largo de la costa sur de Asia Menor, y a mantener alianzas con Chipre y Rodas. Al principio de la dinastía, durante el reinado de los tres primeros ptolomeos, las victorias egipcias se sucedieron, momento tras el cual la región acabó siendo para macedonios y seléucidas, de tal modo que la presencia egipcia en el mundo griego era mínima a finales del siglo III a.C.

Mapa del Mediterráneo oriental y Próximo Oriente a mediados del siglo III a.C. | Geacron. Egiptología 2.0 | 41


El mismo patrón sucedido en el mundo griego, el de una expansión inicial seguida de una gran recesión después, se dio también en Siria-Palestina, a comienzos del siglo II a.C. Las razones por las que se quería controlar esta región eran muchas: en primer lugar, por su posición geo estratégica para la defensa de Egipto y de Chipre; en segundo lugar, por los grandes beneficios económicos y fiscales que suponía el control de Fenicia, el gran centro mercantil de Petra, y los recursos madereros del Líbano; y en tercer lugar, por haber sido desde hacía muchos siglos un tradicional lugar de conquista y explotación egipcia. El fundador de la dinastía, Ptolomeo I, llegó a doblegar la zona (probablemente hasta el río Éufrates) unos años en el último tercio del siglo IV a.C., a pesar de que el territorio se le había concedido a Seleuco. Esto fue el origen de una gran cantidad de guerras (al menos seis diferentes solo durante el reinado de Ptolomeo II, 285-246 a.C.) contra los seléucidas en territorio sirio hasta el reinado de Ptolomeo VI (180-145 a.C.).

En ambos casos, las grandes victorias del principio se debieron a una serie de condicionantes clave que no estuvieron presentes en los grandes fracasos del final: un ejército y una armada eficaz, una base económica amplia para nutrir esas fuerzas armadas, y una situación interna en Egipto favorable a este tipo de empresas expansionistas. El ejército de la dinastía ptolemaica, al ser su fundador un general de Alejandro Magno, contaba con las características que definieron a éste último. Los principales elementos que formaban este ejército eran una falange de infantería pesada armada con picas de gran longitud (de 5.5 metros como mínimo), una fuerza de choque basada en una caballería pesada de escuadrones de macedonios, tesalios y aliados, y una infantería ligera de élite, llamada hypaspists, que se encargaban de rellenar los huecos que aparecían en la formación en combate entre los dos primeros cuerpos. Además, estas fuerzas de combate estaban reforzadas por una gran cantidad y variedad de tropas ligeras, la mayoría mercenarias, y tanto a caballo como a pie.

Reconstrucción de cómo serían los hipaspistas del ejército macedónico. | Wikimedia Commons.

Uno de los primeros cambios que se puede apreciar en el ejército ptolemaico de los primeros tiempos, al final del siglo IV y en el siglo III a.C., es la progresiva desaparición de los macedonios dentro de las filas de las fuerzas de combate, primero a favor de los mercenarios y luego a favor de los machimoi. Por lo que sabemos a partir de fuentes de conocimiento antiguas, en la batalla de Rafia (217 a.C.) Ptolomeo IV disponía de un ejército formado por 3000

jinetes de élite, de los cuales más de 2000 eran libios o egipcios, y por 45000 soldados de falange, de los cuales al menos 20000 eran egipcios. Además, contó con unos 12000 jinetes mercenarios provenientes de Grecia, Creta, Libia y Tracia, por lo que los descendientes de los macedonios que conquistaron Egipto habrían sido una minoría. No obstante, el ejército de tierra no era la única fuerza de combate de la que disponía el Egipto ptolemaico para sus ambiciones expansionistas, ya que también contaban con una poderosa flota para realizar la guerra naval. La tremenda importancia estratégica de contar con una buena flota ya se había visto con anterioridad en el mundo macedonio, siendo la batalla de Salamina (306 a.C.) entre Ptolomeo I y Demetrio en las costas de Chipre, con desastroso resultado para el bando egipcio, el mejor ejemplo. En esa ocasión Ptolomeo contaba con unos 140 barcos de guerra, que al final no pudieron hacer frente a los 180 barcos de su enemigo.

Disposición inicial de ambos bandos en la Batalla de Rafia del 217 a.C. | Arrecaballo. 42 | Egiptología 2.0

Demetrio confió el mayor peso al ala izquierda, la que dirigía personalmente, con el objetivo de envolver las líneas de Ptolomeo para empujarlas hacia la costa, donde estaba su cuerpo de caballería. Por el contrario, el centro y el ala derecha eran relativamente ligeras, por lo que Ptolomeo centró sus mayores esfuerzos en el bando izquierdo y acabó derrotado. A pesar de los


grandes esfuerzos que se hicieron en los primeros cincuenta años de la dinastía por construir una flota naval a la altura del mundo griego, lo cierto es que el poder marítimo ptolemaico en el Mediterráneo oriental se va a disminuir gradualmente, acumulando derrotas una detrás de otra. Ocaso de la dinastía La situación política egipcia estaba muy deteriorada desde finales del siglo III a.C. El mensaje de integración entre egipcios y griegos que había propugnado Alejandro Magno nunca tuvo consecuencias trascendentales en el Egipto de la dinastía ptolemaica, desprovisto de sus posesiones en Palestina y los puertos del Egeo, y con reyes tan poco acertados en sus medidas de política y seguridad estatal como Ptolomeo IV o Ptolomeo V (221-180 a.C.). La decadencia de la dinastía ptolemaica en Egipto se debió a una conjunción de factores que combinados mellaron la frágil estabilidad política y económica por la que se habían caracterizado esos tres últimos siglos de Historia egipcia previa a la ocupación romana: la decadencia de la realeza como institución, no solo por sus pérdidas territoriales y de prestigio, sino también por sus guerras de poder; las crecientes tensiones sociales entre nativos y extranjeros, sobre todo contra los griegos, usados a modo de chivo expiatorio; y el gran aumento de la conflictividad interna entre los propios egipcios, generada por la mala situación socioeconómica y política vivida. Los casi setenta años que existen entre la abdicación de Ptolomeo I a favor de Ptolomeo II (285 a.C.) y la ya mencionada batalla de Rafia (217 a.C.), durante el reinado de Ptolomeo IV, suponen el momento de mayor desarrollo y prosperidad de Egipto a nivel interno y externo durante la dinastía ptolemaica. Son unos años en los que el helenismo en tierras egipcias se mantiene casi íntegro y en los que Egipto es sin duda el más rico, prospero y activo de los reinos helenísticos recién creados tras la muerte de Alejandro Magno y la Guerra de los Sucesores.

Árbol genealógico de la dinastía ptolemaica en Egipto. | Wikimedia Commons.

Desde el principio los soberanos ptolomeos van a reinar en Egipto llevando a cabo un gran equilibrio entre los dos mundos: no podían defraudar las expectativas de sus seguidores greco-macedónicos, pero tampoco podían decepcionar y fallar en las exigencias que implicaba la monarquía egipcia. Por tanto, siempre van a tener que gestionar sabiamente las diferentes sensibilidades y desarro-

llar estrategias de poder que les permitieran tener satisfechos a ambos mundos, por lo que, una vez que eso falló, toda la estructura institucional empezó a desmoronarse. Los problemas generados por las luchas internas de poder en la propia dinastía se vieron agravados por el incontenible crecimiento de la conflictividad social, sobre todo en la capital de la dinastía, Alejandría. Al menos en el caso de esta ciudad, esto se tradujo en violentas turbas que empezaron cuando se produjo el linchamiento y asesinato de Agátocles y sus familiares, uno de los altos cargos del gobierno egipcio de Ptolomeo IV tras la muerte de éste en el 205 a.C. A partir de ese momento, esta turba alejandrina va a ejercer un gran poder de influencia en las decisiones políticas, hasta tal punto que tomaron parte en el conflicto entre Ptolomeo VI y Ptolomeo VIII e incluso llegaron a asesinar al propio Ptolomeo XI en el 80 a.C. pocos días después de su coronación. Los niveles de caos y su propensión a la anarquía alcanzaron cotas tan altas que fue necesaria la intervención romana de Julio César en Egiptología 2.0 | 43


el 48/47 a.C. para poder pararla. Este recurrente descontento civil ha sido considerado muchas veces en la historiografía solo como una reacción nacionalista de los egipcios contra los griegos y macedonios, aunque lo cierto es que es mucho más complejo. No solo se trataba de nativos contra extranjeros, sino de pequeñas guerras civiles y rebeliones entre los propios egipcios, como fue el caso del conflicto entre las ciudades de Hermontis y Cocodrilópolis en época de Ptolomeo VIII (170-116 a.C.) o el de la creación en la Tebaida de un Estado independiente al egipcio gobernado de forma sucesivo por dos reyes nativos, Harannofris y Caonnofris, entre el 205 y el 186 a.C. Más allá de la política a gran escala, la población egipcia tenía muchos motivos para la insatisfacción: huelgas, hambrunas, la agobiante presión fiscal, éxodos masivos, bandolerismo, ataques de forajidos, expolios de templos...

Relieve de Ptolomeo VI en el templo de Edfú y relieve de Ptolomeo VIII en el templo de Kom Ombo. | Wikimedia Commons / Borrego Gallardo, 2005.

Hay que tener en cuenta que todo esto estaba pasando en Egipto en un contexto internacional en el que la república romana extendía cada vez más su influencia cultural y política en territorios como el Mediterráneo oriental. La desaparición del reino egipcio de los ptolomeos fue el último paso de una expansión romana que ya había conseguido la desaparición del reino de Macedonia (167 a.C.), la consecución del reino de Pérgamo (133 a.C.), y la erosión y anexión de lo que quedaba del imperio seléucida (64 a.C.). Sin embargo, dicha expansión no se había producido rápidamente, sino que había sido la consecuencia inevitable de las relaciones con la tierra egipcia desde el principio de la dinastía. Se pasó de unas relaciones diplomáticas de cortesía y respeto mutuo del reinado de Ptolomeo II, incluyendo el envío de una embajada a Roma en el 273 a.C., a una relación en la que la independencia de Egipto dependía completamente del apoyo político y militar romano. Desde mediados del siglo II a.C., Roma se convirtió en el mediador y protagonista de los conflictos egipcios, tanto en la lucha dinástica entre Ptolomeo VI y Ptolomeo VIII, como en las revueltas de la turba alejandrina contra Ptolomeo XII y en las guerras de poder entre Cleopatra VII y sus hermanos Ptolomeo XIII y Ptolomeo XIV. El resto es Historia. Roma conquistó la Cirenaica en el 96 a.C., Chipre en el 58 a.C. y Egipto finalmente cayó en el año 30 a.C. tras uno de los enfrentamientos más famosos de la Historia antigua. 44 | Egiptología 2.0


Ptolomeo II. Seattle Art Museum. | Wikimedia Commons.

Bibliografía

Sobre el autor

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Heródoto de Halicarnaso nació en Tenerife en 1990, mostrando desde pequeño su afición por el conocimiento de lo sucedido en el pasado. Se licenció en Historia por la Universidad de La Laguna en 2013, mostrando interés sobre todo por la historia antigua de Egipto y Próximo Oriente, la Historia del Siglo XX, la creación de la imagen real en la edad moderna, y la Historia militar antigua y contemporánea. Desde febrero de 2014 lleva el blog “Historiae”, en el que trata de enseñar la Historia de la Humanidad, independientemente del nivel de conocimientos del lector, y de una forma en la que se trata de combinar el rigor, la profesionalidad y la veracidad, con la sencillez, la amenidad y la visualidad. Además, es redactor habitual en la sección de Historia de la web “Que Aprendemos Hoy”.

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SHAW, I. (2014). Historia del Antiguo Egipto. La esfera de Libros. Madrid. AUTORES, VARIOS (2013). Egipto. National Geographic. RBA. Barcelona.

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Dioses Irene Santamaría Linares

Anubis, la llave de la inmortalidad

Uno de los dioses más conocidos del antiguo Egipto es Anubis, divinidad vinculada con el mundo de los muertos desde los albores de la historia egipcia. Hasta el Reino Nuevo era por excelencia el dios del Inframundo, aquel ante el que había que presentar las ofrendas pertinentes y realizar las plegarias correspondientes, pues de esa forma el difunto podía alcanzar la eternidad. Sin embargo el propio fruto de su creación, Osiris, será el que ocupe su lugar como dios de los muertos, incluyendo no solo el protagonismo sino también algunos emblemas, como el imy-wt. Genealogía, roles y centros de culto Dios vinculado al chacal o al perro salvaje de color negro. El nombre de Anubis (Inpw), como indica el papiro Jumilhac, puede entenderse como una forma de Horus Niño en su apariencia de Wadjet o diosa cobra, o incluso de Osiris; el hecho de que pueda evocar la figura de un niño puede ser que esté vinculado con el concepto de nacimiento, de salir del útero materno y, en última instancia, con el niño que, en el futuro, se convertirá en rey. En el documento mencionado unas líneas más arriba se encuentran explicados otras hipótesis sobre el origen de este dios (VI 3-16). Brunner, por ejemplo, defiende que el origen de Inpw es “hijo real” o “hijo de la casa real”, es decir, que tiene un marcado carácter principesco; Duquesne comparte ese origen, pero Hart lo relaciona con la palabra “putrefacto”, de tal forma que el dios evocaría, en su nombre, la misma descomposición del cadáver que se debe frenar a través del embalsamamiento.

Anubis. Templo de Hatshepsut. | Wikimedia Commons.

La genealogía de Anubis también tiene varias interpretaciones. Una versión defiende que es fruto de una relación incestuosa entre Osiris y Neftis; Isis, compadecida por el infante, decide adoptarlo como su propio hijo, de ahí que en ocasiones se denominara como “hijo de Isis”. Puede que haya una alusión a esa relación en Plutarco, donde él relata que […] de ahí que Isis engrendró legítimamente a Horus, mientras que Neftis clandestinamen-

te a Anubis […]. De época romana se tiene constancia de una mortaja (S.II d.C.) conservada en el museo Pushkin (Moscú) donde aparece el difunto acompañado por un Anubis tocado con el disco solar; esa excepción en su iconografía puede interpretarse como un indicio del vínculo existente con Isis, pues ese tocado es muy similar al de Hathor, la cual se asimiló también en tiempos grecorromanos a Isis. En los Textos de los Ataúdes se menciona que Anubis es hijo de la vaca celeste Hesat -cuyo vínculo quedó plasmado en el templo funerario de Hatshepsut en Deir el-Bahari- o de la diosa gata Bastet. La idea de un Anubis cuyo origen es celeste se desprende a su vez del mito de Osiris e Isis que nos relata Plutarco (44): […] Cuando Neftis dio luz a Anubis, Isis lo tomó a su cuidado; pues Neftis es lo que está bajo tierra y lo invisible, Isis, en cambio, lo que está sobre la tierra y lo visible; y el círculo que los toca y se denomina horizonte por ser común a ambos, es llamado Anubis y es representado bajo la forma de un perro; pues también el perro usa igualmente de la vista, tanto por la noche como por el día; y Anubis parece tener entre los egipcios el mismo 46 | Egiptología 2.0


poder que Hécate entre los griegos, por ser a la vez ctónico y olímpico […]. El hecho de que Anubis se viera como un dios que conectara el mundo superior e inferior puede ser la razón por la que, en época romana, se sincretizara con la divinidad grecorromana conocida como Hermes/ Mercurio. En Apuleyo (Metamorfosis XI 11) también está recogida esa idea de Anubis como nexo entre, en este caso, el cielo y el infierno: […] Inmediatamente detrás accediendo a caminar sobre piernas humanas, marchan ahora los dioses. El primero, de aspecto sobrecogedor, era el gran mensajero que enlaza el cielo y el infierno: rostro negro o dorado, pero ciertamente sublime, sobre su largo y erguido cuello de perro; se llama Anubis: lleva un caduceo en la mano izquierda y agita con la derecha una palma verdosa. […] Mas, ante todo, es conocido por su papel como dios de los muertos, pese a que su rol dentro del enorme elenco de deidades egipcias vaya mucho más allá: se encargaba de supervisar los trabajos de momificación, así como acompañar al difunto ante el Juicio de Osiris. Es por eso que Anubis adquiriera una forma animal de chacal, animal cuya naturaleza era merodear por las necrópolis y, en ocasiones, profanar los enterramientos para alimentarse de los cuerpos. No es hasta el Reino Nuevo que adquiere una segunda forma como dios antropomorfo con cabeza de chacal. Su principal centro de culto se encontraba en Asyut –

aunque también era adorado en Tinis (Abidos) desde periodos muy remotos-, ciudad del nomo XIII del Alto Egipto, cuyo templo se situaba, junto con el de Hathor, Osiris y Tot -nótese que todas estas divinidades tienen un papel en el Inframundo egipcio-. Que este fuera el emplazamiento elegido para ser el centro de culto de Anubis y Upuaut puede responder al simbolismo del paisaje, que muchas veces olvidan los egiptólogos: estaba situada en el centro de Egipto, como puerta de entrada a los oasis -como Upuaut, “abridor de caminos”-, y además como frontera entre el Alto y Bajo Egipto. Para saber algo más sobre el culto o los festivales realizados en Asyut se debe acudir a la tumba de Djefaihapu (reinado de Senusret I, XII dinastía), príncipe de la región de Asyut, entre cuyos títulos poseía el de Supervisor de los Profetas del Dios Upuaut. También se dice que tiene responsabilidades en el templo de Anubis, donde realiza intercambios de ofrendas muy frecuentes entre ambos santuarios. Formas de Anubis En la iconografía Anubis se puede presentar, grosso modo, de dos formas: como dios antropomorfo con cuerpo humano y cabeza de chacal, o como chacal sedente. No obstante, hay una tercera forma: puede estar representado como dios con cuerpo humano completo, pudiendo ser identificado solo porque su nombre aparezca en las inmediaciones. En su apariencia de chacal de color negro sentado se apoya, por lo general, sobre un pedestal. La representación más antigua de Anubis en esa forma

Anubis antropomorfo -el primero empezando por la izquierda-. Se distingue únicamente por la inscripción que lo acompaña: Inpw nb tA Dsr (“Anubis, señor de la tierra sagrada”). | Wikimedia Commons.

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se puede apreciar en una pieza del Museo de Bellas Artes de Boston (11.721), situada en el templo funerario del rey Menkaure, como si fuera el eterno vigilante de los cultos realizados al monarca. El pedestal mencionado a su vez estaba relacionado con Upuaut en su forma de chacal sedente, por lo que a veces se hace muy difícil diferenciar a ambos dioses cánidos. El empleo del color negro es significativo, pues se asociaba a la fertilidad y, por tanto, con el renacimiento, con la vida. Puede que estuviera inspirado también con el color que tomaban los cuerpos tras el tratamiento con natrón y la aplicación de resina. Suele estar acompañado por el cetro shm (sekhem) -flagelo de Osiris, significa “poder”, “poderío”- y el ojo W3dt (wedjat)- o una combinación de ambos-. Sin embargo, el chacal no estaba adscrito solo a Anubis, sino que se suceden toda una serie de divinidades que también se vinculan con este animal del desierto. Se encuentra Upuaut, ya mencionado, deidad cuyo papel se centraba en proteger al rey y a su territorio en vida, mientras que Anubis hacía lo mismo, pero en el Más Allá -en PT 1867b se menciona a Anubis como protector del palacio itrt del Sur-. Durante mucho tiempo se creyó que los dos eran manifestaciones de una misma deidad, hasta el descubrimiento de una viñeta en el Libro de la Salida al Día donde aparece Anubis con el estandarte del Sur y Upuaut con el estandarte del Norte. Asociado, en menor medida, a Khen-

Detalle de la tumba de Nefertari (QV 66), esposa de Ramsés II. | Wikimedia Commons.

tyamentiu, dios cánido vinculado con el mundo funerario, cuyo epíteto podía aparecer solo o como una descripción de Anubis -Reino Antiguo-, mientras que, con el paso del tiempo, se asimiló al dios Osiris; a Anupet, contrapartida femenina de Anubis; a Duamutef, uno de los cuatro hijos de Horus, al que los egipcios llegaron a vincular con Anubis; y, para finalizar, a los bAw de Pe y Nekhen, que se pueden ver representados en la tumba de Inher Kha, arrodillados y en posición hnw -una mano en el pecho y la otra en la espalda, gesto que formaba parte del “Ritual de Alabanza”-. En época romana se produce una sincretización entre Anubis y Hermes, dios griego del comercio, de los ladrones y heraldo de los dioses -entre otros cometidos-. Así nace el dios Hermanubis, considerado como un nombre politeofórico característico del Egipto romano, atestiguado entre los siglos IV-II a.C. Su culto se extendía entre los miembros de las clases media y alta en ciudades como Hermópolis. La unión puede resultar “curiosa”, pues Hermes se relacionada mucho más con el dios egipcio Tot -con el cual también se sincretizó-; sin embargo, hay un elemento que une a estas dos divinidades: ambas tienen un papel de psicopompos, de acompañantes del difunto en el más allá. Viñeta del Capítulo CXXXVIII del Libro de la Salida al Día de Nu, XVIII dinastía, Egipto, papiro y tinta. Conservado en el Museo Británico (EA10477,19). | ROMER, J. 2008.

Además Anubis adquiere un nuevo papel en época ptolemaica, pues se transforma en un heraldo de los dioses, hecho que lo acerca aún más a Hermes. En Alejandría se han encontrado esculturas de la época donde se representa a un dios masculino flanqueado por chacales, animales vinculados a Anubis, además de llevar el tocado

kalathos y, en otras ocasiones, el báculo rodeado por serpientes emblema del dios grecorromano. Incluso en época romana siguió presente su iconografía debido al estrecho vínculo que creó con la diosa Isis, la cual poseía un culto muy arraigado en la capital del Imperio. 48 | Egiptología 2.0


Anubis y el imy-wt

Imy-wt alude tanto al epíteto de Anubis, “el que está en la sala de embalsamamiento” como al fetiche o emblema que de igual modo está vinculado al dios cánido. Nos centraremos en su simbolismo como emblema para ver un poco su significado y evolución a lo largo del tiempo. Se tiene constancia del mismo ya en el Reino Antiguo -IV dinastía- o incluso en tiempos predinásticos, usándose sin interrupciones hasta la época romana. El nombre se divide en dos componentes, de los cuales el segundo, wt, puede hacer referencia a los vendajes que se empleaban para recubrir el cuerpo del difunto una vez embalsamado, por lo que se vincula con el papel de Anubis como embalsamador por excelencia. Su forma es la de un palo que tiene como base un vaso o cerámica similar y al que se le “ata” un pellejo de animal que servía como estandarte. Este emblema estaría relacionado con el mito de Anti, divinidad halcón cuyo culto se centra en los nomos XIII y XVIII ya desde tiempos predinásticos. En dos etiquetas encontradas en la tumba de Aha en Abidos se aprecia con claridad la representación de ese fetiche -junto con el de Neith, consistente en un escudo con flechas entrecruzadas- en un contexto de procesión del difunto monarca. En los Textos de las Pirámides se menciona que los peldaños del monarca estaban compuestos por “piel de imiwf”, escrito con un signo simplificado que representaba dicho fetiche; en el templo mencionado unas líneas más arriba, se halló representado el imy-wt en cuatro bloques de caliza, lo que puede ser una prueba de su vinculación con el festival Sed. Estatua del dios Hermanubis, época romana (S. I-II d.C.), 155 cm. de alto, mármol, Museos Vaticanos (22840). | Wikimedia Commons.

En el Reino Nuevo se convirtió en un componente esencial de la iconografía funeraria, más concretamente en las escenas de juicio del Libro de la Salida al Día, siempre próximo al dios Osiris – momento en el que ya Osiris se alza como dios de los muertos y

Anubis se queda con el papel de embalsamador-. El emblema que antes estaba relacionado a la deidad chacal se “transfiere” a Osiris, conservando no obstante el mismo significado. Este vínculo con el Inframundo puede estar relacionado con un mito que se narra en el Papiro Jumilhac, documento cuya datación se cree que es de finales del periodo ptolemaico, contiene numerosos mitos del nomo XVII del Alto Egipto, importante centro de culto a Anubis. En uno de los relatos nos habla como Hezat, madre de Anubis, separó los huesos del dios Anti de sus órganos internos, para colocarlos a continuación como la silueta del jmjwt y derramar leche sobre él, provocando que Anti resucitara. Lo que vemos en este mito es un concepto de resurrección que se encuentra presente a su vez en los Textos de las pirámides, por lo que este emblema debe entenderse como un poderoso símbolo de curación y renacimiento. En el Museo Metropolitano de Nueva York se conserva una estela funeraria del rey Netcherjet, cuya localización era en el patio sur del complejo piramidal de dicho monarca, donde se encontraron un buen número de estelas de-

Etiqueta del rey Horus Aha, I dinastía, Abidos, madera de ébano. Una de las representaciones más antiguas del emblema jmj-wt, el cual se puede observar en el registro superior, muy cerca del serekh del rey. Si giramos un poco más hacia la derecha, en ese mismo registro, encontramos el emblema de la diosa Neith. ¿Tienen alguna conexión entre sí, ya desde tiempos predinásticos?. | Wikimedia Commons. Egiptología 2.0 | 49


Fetiche jmj-wt, Reino Medio, dinastĂ­a XII, mastaba de Imhotep (Lisht), 68.5 cm. x 10 cm., calcita, cedro, aceite. (14.3.19). | Metropolitan Museum. 50 | EgiptologĂ­a 2.0


dicadas al monarca y a las “hijas del rey”. En la estela que nos atañe, a la derecha del serekh con el nombre Horus del rey se distingue con claridad un jmj-wt, que por su posición puede simbolizar vida y fuerza para el rey. Encima de esta escena se encuentra el dios Anubis, en forma de chacal sedente, junto a uno de sus epítetos: “El que preside sobre la Sagrada Tierra”. Otro ejemplo de este fetiche se encuentra en el área circundante a la pirámide de Senusret I en Lisht, donde en una construcción de adobe se halló una capilla de madera en cuyo interior se dispuso el jmj-wt (Museo Metropolitano de Nueva York, 14.3.19-20). Todo esto se encontraba vigilado por dos guardianes de madera, estatuas de un monarca tocado con la Corona Roja (Museo Metropolitano de Nueva York, 14.3.17). Aquí acaba el pequeño recorrido a la figura de Anubis, deidad importante el panteón egipcio pues, a fin de cuentas, sin él no se hubiera confeccionado la primera momia de la historia y los egipcios no podrían haber disfrutado de sus conocimientos para poder aspirar a una vida más allá de la muerte. Por eso, Anubis se alza con el título indiscutible de la llave de la inmortalidad.

Bibliografía

Sobre el autor

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Irene Santamaría Linares nació en Madrid en 1993. Gracias a su familia desde pequeña tuvo el gusanillo de la lectura, empezando ya con adaptaciones de obras clásicas como la Odisea o la Ilíada.

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Fue a partir de los 12 años que empezó a sentir una atracción por el antiguo Egipto -a la par que seguía sintiendo una gran pasión por el mundo grecorromano-, lo que la llevó a realizar el grado de Ciencias y Lenguas de la Antigüedad (UAM) y, posteriormente, el máster de Egiptología (UAB). También el arte siempre ha sido algo que la ha atraído, sobre todo porque muchos autores toman referencias clásicas que reinterpretan en sus obras y que uno debe saber desentrañar. “Mi gran sueño es poder transmitir los conocimientos que vaya aprendiendo a los demás, porque solo así se podrá construir una sociedad igualitaria y justa. Todos tenemos el derecho a aprender”.

SZAFRANSKI, Z. (2008). Imiut in the “Chapel of the Parents”. En: DOLINSKA, M.; BEINLICH, H. (eds.). Ägyptologische Tempeltagung. Interconnections between Temples, Warschau, 22.- 25. September 2008. Vol. 8, Wiesbaden: Harrassowitz Verlag. P. 187-197. WALLIS BUDGE, E. A. (1988). From Fetish to God in Ancient Egypt. Dover Publications. Nueva York. WILKINSON, R. (2003). The Complete Gods and Goddesses of Ancient Egypt. Thames & Hudson. Londres. Egiptología 2.0 | 51


Sociedad Alexandra Bast

Las tumbas privadas de la colina tebana de la XVIII dinastía Cientos

de tumbas se hallan por toda la geografía sagrada del país de Kemet. Si pensamos en estas residencias de la eternidad, seguramente lo primero que nos viene a la mente son los enterramientos de los reyes más ilustres del Antiguo Egipto, ya sean con forma de mastaba, de pirámide o de hipogeo como las más profundas tumbas del Valle de los Reyes. Sin embargo, a pesar de que las tumbas de los soberanos del Antiguo Egipto son las más ricas en construcción, no solo estos tuvieron el privilegio de poder ser enterrados en hermosas construcciones, sino que, otro grupo de personas, también han conseguido el privilegio de tener una morada para la eternidad que bien te pueden dejar con la boca abierta. Nobles, funcionarios o cortesanos de Tebas son algunos de estos privilegiados que quisieron seguir los pasos de sus monarcas construyéndose unas

Plañideras. Tumba de Ramose (TT55). | Wikimedia Commons.

tumbas dignas de su estatus. Si bien podemos decir que el Valle de los Reyes y de las Reinas, son las necrópolis por excelencia de los soberanos de la XVIII dinastía en adelante, podemos decir lo mismo de la colina tebana como lugar de enterramiento para altos dignatarios. El Reino Nuevo es clave para señalar algunos cambios que se van a producir en el ámbito mortuorio. Para empezar, entre los siglos XVI y XIV a.C (XVIII dinastía), Tebas comienza a ser la nueva capital del estado faraónico.

Mujer con aves y flores de Loto. Tumba de Menna (TT69). | Wikimedia Commons. 52 | Egiptología 2.0

Una de las consecuencias que provoca este hecho es que los soberanos trasladan su lugar de residencia a esta ciudad y deciden buscar un lugar íntimo y aislado para reposar eternamente. Encuentran este lugar en la orilla oeste del Nilo (Occidente se entendía como el lugar de los muertos), un lugar hoy conocido como el Valle de los Reyes. Que los soberanos tomasen la orilla oeste para descansar eternamente, conlleva a que los altos cortesanos quieran seguir sus pasos y buscar


un lugar próximo a sus tumbas con el mismo fin. Por ello no es de extrañar que se hallan localizado diferentes tumbas en la montaña tebana que correspondan a enterramientos privados. Las necrópolis halladas son numerosas, diferentes, pero que están próximas entre sí, entre las que más destacan nos encontramos con Qurnet Murai, Khoha, Asasif, Sheikh Abd el-Gurna o Dra Abu el-Naga, entre otras.

Mapa de las necrópolis más importantes de la colina tebana durante el Imperio Nuevo. | Alexandra Bast.

Las tumbas A diferencia de las tumbas reales, las cuales tenían dos construcciones claramente diferenciadas: la tumba en sí y lo que conocemos hoy en día como “el templo de millones de años” donde se le rendía culto después de muerto y se dejaban las ofrendas pertinentes al soberano. En las tumbas de los nobles, sucede todo lo contrario. Puesto que su poder adquisitivo era infinitamente menor al de un soberano, estos tan solo contaban con una construcción para todo. Es decir, tanto su lugar de enteramiento, como su lugar de culto se encontraban en la misma construcción, un hipogeo excavado en la roca. Sin embargo, tanto la capilla funeraria para el culto, como la cámara de enteramiento, estaban bien diferenciadas. Otra de las grandes características que vamos a ver a lo largo de la Dinastía XVIII es la planta y distribu-

ción de estas tumbas. Si durante el Imperio Medio estábamos acostumbrados a ver tumbas privadas con una forma que se le ha denominado saff (en árabe: muchas puertas) llamadas así debido a la serie de pilares tallados en la pared occidental de la tumba que simulaban múltiples puertas. En la XVIII dinastía, serán las tumbas con forma de T invertida las que primen, en las que además, se pueden distinguir tres niveles claramente diferenciados: el superior, el intermedio y el inferior. Como consecuencia, cada nivel tiene un cometido concreto y simbólico. Por ello, en el nivel superior se encuentra el patio exterior y una capilla o estructura con forma piramidal o de nicho en la fachada. Esta forma piramidal tiene relación con la adoración al culto solar. En el nivel intermedio, tras la entrada, se hallan las cámaras interiores, donde es frecuente encontrarEgiptología 2.0 | 53


se con un pasillo transversal, paralelo a la fachada y otro pasillo perpendicular a la puerta que conduce a la capilla funeraria. Este nivel se le considera el terrenal, ya que era una zona de acceso público para presentar los respetos al fallecido y además, seguramente fuese reservada para celebrar el culto y las festividades que se llevaban a cabo en momentos determinados, como el “Bello Festival del Valle”, donde familiares y amigos del difunto se reunían, haciendo partícipe de este modo a aquellos que ya no estaban. Por otro lado, la capilla funeraria era el punto de contacto entre vivos y muertos, ya que se encontraba en un lugar de transición entre el nivel medio y el tercer nivel, el inferior, donde se hallaba la cámara funeraria, muchas veces a varios metros bajo tierra. El nivel inferior, se asociaba con el duat, el más allá donde reinaba el Dios Osiris.

Ejemplo de planta de tumba privada de la dinastía XVIII conocida como ‘’T’’ invertida. | Alexandra Bast.

Programa decorativo Los recursos artísticos de las tumbas también reflejan una serie de novedades. A diferencia de lo que sucede con las tumbas reales, las tumbas de los nobles están pensadas para ser visitadas. Sus tumbas se decoraban en función a la idea de perpetuar su memoria, de recordar quién había sido el difunto en sociedad, qué hizo y sus logros; escenas no solo con contenido religioso o simbólico, sino que también se representaban otros tipos de escenas que transmitían los ideales del momento, acciones y comportamientos que les permitían el acceso al más allá. Además, estas escenas debían poder entenderse con tan solo verlas debido al alto número de gente iletrada. 54 | Egiptología 2.0

Su programa decorativo podía ser en pintura o en relieve, todo dependía del poder adquisitivo del propietario de la tumba. Por otro lado, el tema que se presenta entre sus lienzos era limitado, muchos artistas copiaban escenas de unas tumbas a otras, pero siempre cambiando pequeños detalles, haciéndola a su vez únicas. Las escenas que nos vamos a encontrar están íntimamente ligadas al lugar de la tumba. La sala transversal era un lugar estratégico, pensado como “espacio público”, por eso, seguramente se reservaba este espacio para disponer las escenas más relevantes; escenas relacionadas con su dimensión social. Las escenas decorativas se organizaban de este a


oeste, entendiéndose el este como el lado de los vivos y el oeste como el de los muertos, simbolizando así el transcurso de la vida. Para los antiguos egipcios, todo aquello que se representaba tenía la capacidad de recobrar vida, por eso tenían especial cuidado en cómo lo hacían, al igual que seleccionar cuidadosamente las escenas que escogían para ser recordados, ya que éstas al conservarse para siempre garantizaban la existencia eterna del dueño de la tumba. Por ello, podemos hacer una recopilación de algunos temas que proliferaba en las tumbas privadas del Imperio Nuevo: De vida cotidiana y profesional, las cuales guardaban relación con la profesión del difunto y podían considerarse biográficas. Servían para recordar los hecho más destacados en vida del difunto y que servían, además, como reconocimiento de sus acciones hacia sus familiares y amigos. En algunas de estas escenas podía verse representado el faraón, en relación al cargo otorgado del fallecido, era así una vez más, uno reflejo de los grandes logros conseguidos por el difunto en vida. La caza en los pantanos y en concreto la caza en el desierto es un tipo de escena que se sitúa en la pared derecha del corredor, próximo a la entrada o en las paredes del fondo de la sala transversal, es decir, en la parte “pública”. Este tipo de escenas tiene un carácter simbólico donde el difunto se representa como cazador y conservador del orden, donde el hombre domina los elementos salvajes de la naturaleza y demuestra su autoridad. El ritual diario de presentación de ofrendas es un tipo de escenas que refleja la vida cotidiana del difunto, por eso, tal vez, no llame la atención la inclusión de animales domésticos en sus representaciones. Sin embargo, la representación de mascotas estaba sometido bajo un alto contenido simbólico. Por ejemplo, encontrarse con un galgo bajo la silla de un hombre, tiene relación con la potencia o vigorosidad. Mientras que los gatos u monos se suelen encontrar bajo las sillas de las mujeres, vinculándolas con la fecundidad, en el caso de los gatos o con en deseo sexual, en el caso de los monos.

Caza en el pantano. Tumba de Nebamun. | Wikimedia Commons.

Por último, pero no por ello menos importante, es frecuente encontrarse con escenas vinculadas con el más allá, como el juicio de Osiris, la ceremonia de enterramiento o la apertura de la boca. En las escenas de enterramiento y de apertura de la boca, se representan los pasos a seguir una vez el propietario de la tumba ha fallecido, aunque no en todas las tumbas se representan todas las fases de en-

Procesión funeraria. Tumba de Roy (TT255). | David Lojo. Egiptología 2.0 | 55


Tumba de Roy (TT255), donde se puede ver a Roy junto con su esposa en la famosa escena del “peso del corazón” y frente a Osiris. | David Lojo.

tierro: proceso de momificación, procesión hacia la morada eterna, ritual de la apertura de la boca, etc. Por ello se piensa que el propietario debía escoger las escenas que quería de algún tipo de catálogo. En conclusión, las tumbas privadas sufren una evolución a partir de la XVIII dinastía, tanto a nivel de planta como decorativo. La planta en forma de T invertida se convierte en la tumba tipo para altos dignatarios. Por otro lado, la decoración estará íntimamente ligada con la vida del fallecido, gran diferencia que se aprecia en referencia a las tumbas reales, donde priman diferentes textos funerarios, que le ofrecían al soberano las pistas necesarias para poder atravesar sin problemas el inframundo, llegar a superar el juicio de Osiris y ganarse así la vida eterna, meta final de cualquier egipcio. Bibliografía

Sobre el autor

GALÁN, J. M. (2006). En busca de Djehuty: crónica de una excavación arqueológica en Luxor. RBA. Barcelona.

Licenciada en historia del arte con la especialidad en historia del arte antigua y medieval y protección del patrimonio cultural. Además, se dedica a la ilustración y creación de infografías, cualidad que complementa con su formación en historia del arte.

PARRA, J. M. (2006). Eso no estaba en mi libro de Historia del Antiguo Egipto. Almuzara. España. VIVAS SAINZ, I. (2016). “Identidad religiosa e identidad social: innovaciones en el programa decorativo de las tumbas tebanas privadas de la XVIII Dinastía”, en. J. Torres, S.Acerbi, (eds.), La religión como factor de identidad, Ediciones Escolar y Mayo, Madrid, pp. 21-34. WEEKS, K. y DE LUCA, A. (2002). El valle de los Reyes. Las tumbas y templos funerarios de Tebas. Círculo de Lectores. Madrid.

Desde que tiene uso de razón adquiere especial interés y cariño por el país de Kemet, lugar que la motiva e influye a la hora de crear la mayoría de sus ilustraciones, las cuales, siempre contienen pinceladas de Pasado. Además, colabora con diferentes entidades y blogs culturales, como redactora, ilustradora e infografista. https://alexandrabast.wordpress.com https://www.facebook.com/crealexandrabast/?fref=ts&locale=es_ES https://twitter.com/alexilustra https://www.instagram.com/alexilustra

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Mujer en el Antiguo Egipto María Isabel Cubas Contreras

Las antiguas egipcias y el trabajo: de Señoras de la casa a prostitutas

La mujer egipcia disfrutó de una libertad que pocas en la Antigüedad tuvieron. No obstante, su principal objeti-

vo en la vida era casarse jóvenes y tener hijos; su lugar de trabajo fue fundamentalmente la casa, ya fuese una rica villa o una humilde casita urbana. De ahí, por ejemplo, la diferenciación de colores en las representaciones masculinas y femeninas: la mujer suele ser más pálida que el hombre, como señal de su menor exposición a los rayos del sol. La señora de la casa Cuando una antigua egipcia se casaba, generalmente después de su primera menstruación, comenzaba a ser conocida por el título de Señora de la casa (nebet per, en egipcio). Entonces adquiría una serie de obligaciones, además de la de procurar una numerosa descendencia a su cónyuge, para mantener bien organizado su hogar, mientras el marido trabajaba fuera. En las Instrucciones de Any se aconseja al marido lo siguiente:

No controles a tu esposa en su casa, cuando sabes que es eficaz; no le digas: << ¿Dónde está esto? ¡Cógelo!>>. Cuando ella lo ha puesto en el lugar correcto. Que tu ojo observe en silencio, entonces reconocerás su habilidad. Podríamos decir, por tanto, que Señora de la casa es nuestro equivalente a ama de casa; y aunque muchos no consideren a éstas verdaderas trabajadoras, sin duda es uno de los trabajos más difíciles y poco reconocidos que han existido en la Historia. Pero no debemos pensar en la egipcia como una mujer recluida en ciertas habitaciones del hogar, como ocurría en otras civilizaciones, sino que, al igual que hoy en día, podía salir de su casa y tener un trabajo extra

Rahotep y Nofret. | Wikimedia Commons.

que aportase un beneficio económico a su familia, especialmente entre las clases menos favorecidas. ¿Cómo era el entorno de una egipcia? Esto dependía de su posición social. El hogar del matrimonio podía estar situado en una urbe grande y cosmopolita como Tebas o Per Ramsés, en una pequeña aldea o ciudad, o en el campo, independientemente de su estatus social; lo que variaba significativamente era el tamaño y lujos con que estuviera construido el hogar propiamente dicho. Incluso podemos hablar de varios lugares de residencia en el caso de los más acaudalados, que podían tener una mansión en la ciudad y una lujosa hacienda en la campiña, donde relajarse. Egiptología 2.0 | 57


De las antiguas ciudades egipcias han quedado pocos restos arqueológicos, pues no solo se ha ido construyendo encima a lo largo de los siglos, sino que además las casas y palacios eran construidos con ladrillos de adobe, mucho menos resistentes que los grandes bloques de piedra empleados en la construcción de templos y tumbas. Sin embargo, tenemos algunos ejemplos como la abandonada ciudad de Amarna, la ciudad de los constructores de tumbas en Deir el-Medina, o la ciudad de Kahun que sirven para hacernos una ligera idea de cómo podía ser una antigua ciudad egipcia y las casas y mansiones que la componían. Otra fuente de información sobre el hogar de los egipcios son las representaciones en las tumbas o las maquetas de su casa que acompañaban al difunto. Matrimonio noble junto a sus hijos. | Wikimedia Commons.

Podemos distinguir varios tipos de casas:

-Casas grandes, consistentes en un recinto mayor o menor dependiendo de si era urbana o rural, rodeadas de un muro (imagen 3 y 4). La casa propiamente dicha estaba formada por una habitación central sujeta por columnas donde se recibía a las visitas, habitaciones anexas, dormitorios y baños. Una escalera podía llevar a un segundo piso y una terraza, donde dormir en las noches más calurosas. Jardines, huertas y un lago artificial completaban la zona de recreo de la familia. La zona de trabajo estaba formada por la cocina, mataderos, talleres (hilado, tejido, carpintería, etc.), panaderías y cervecerías y graneros, donde almacenar y elaborar los productos necesarios para mantener a los habitantes de la casa.

Villa del visir Nakht y Casa del visir Nakht. Amarna. | Britannica / Coursera.

-Casas pequeñas urbanas, compuestas de una zona de acceso que podía o bien albergar un altar, o bien utilizarse para guardar animales y realizar la molienda y otros trabajos, una sala de recepción sujeta también por una columna y un dormitorio. Atrás del todo había un pequeño hogar u horno para cocinar y un sótano. También podían tener una terraza o segundo piso. -Los campesinos, pescadores, y gentes más humildes vivirían en sencillas chozas, cerca de su lugar de trabajo. ¿Qué labores desempeñaba una Señora de la casa en su hogar? Aunque en teoría todas eran las responsables de llevar la dirección de su casa, a la hora de la verdad los trabajos que una mujer desempeñaba eran distintos según perteneciesen a las clases altas o a las más humildes. Y esto es así por la sencilla razón de que 58 | Egiptología 2.0


las damas ricas podían permitirse tener todo un ejército de servidores (ya fuesen libres o no) a su disposición, mientras que cuanto más humilde fuese la mujer y su marido, menos sirvientes podrían tener. Algunas deberían realizar todas las tareas por sí mismas o, como mucho, con la ayuda de otras mujeres del núcleo familiar; y eso sin olvidarnos de que probablemente pasarían embarazadas gran parte de su vida.

Reconstrucción de una casa de la ciudad de Amarna. | Las mujeres en el antiguo Egipto.

En el caso de las mujeres peor situadas socialmente, las campesinas, casadas con pequeños propietarios o arrendatarios y jornaleros, además de realizar las tareas del hogar y cuidar de sus hijos más

pequeños, ayudaban a su marido y a sus hijos mayores en las labores agrícolas: guiando a los animales que tiraban del arado, recolectando lino, recogiendo los manojos de espigas de trigo en cestas tras la siega, aventando el grano en la era, o llevándoles la comida a sus esposos. Además, cuidaban de las aves de corral (ánades y gansos) y como el vino era muy caro, fabricaban diariamente la cerveza que la familia iba a consumir en el día, además del pan. Por el contrario, cuando la Señora de la casa era una noble o una mujer acomodada, apenas realizaría trabajo físico, pues sus responsabilidades serían exclusivamente vigilar el correcto desarrollo de las tareas domésticas por parte de sus criados: la preparación de la comida, la molienda del grano, la fabricación de pan y cerveza, el hilado y confección de telas, además de ir al mercado. No obstante, teniendo en cuenta que para una hacienda grande debían trabajar un número elevado de sirvientes y esclavos los conflictos y trifulcas debían ser relativamente corrientes, por lo que era de vital importancia que la señora lo arreglara todo para mantener el orden en su hogar. Al disponer, además, de niñeras y nodrizas que cuidaran de sus hijos, las damas ricas tendrían mucho más tiempo libre que el resto de sus compatriotas. Por lo que podían dedicarse a acudir a banquetes y fiestas, supervisar a las trabajadoras de los talleres que surtían al Palacio, o ejercer como sacerdotisas en el templo de su ciudad. Aunque era más reducido que el masculino, existía un clero compuesto por mujeres, encargadas de cantar y tocar instrumentos musicales durante los ritos diarios a la divinidad. Otra manera de o bien ganar un beneficio extra que ayudara a la economía familiar, o bien abastecerse de productos que necesitaban, era vendiendo los excedentes de la producción casera

Hombres y mujeres realizando labores agrícolas bajo la atenta mirada de su señor. Tumba de Nakht. | Wikimedia Commons. Egiptología 2.0 | 59


(vestidos, cerveza, hortalizas, peces, etc.) en los mercados, situados en las orillas del Nilo. Oficios fuera de casa Aunque la situación ideal de las antiguas egipcias era permanecer en sus casas, ya hemos visto que no les estaba prohibido salir libremente al exterior. Esto era así especialmente en el caso de las mujeres de las clases bajas, pues tenían que encargarse de ciertas tareas como acudir al mercado, para lo que era necesario acercarse a la orilla del Nilo, como ya hemos visto. Fuesen Señoras de la casa, es decir, mujeres casadas, o jóvenes solteras, podían desempeñar un trabajo fuera de su lugar de residencia. De nuevo, esta situación era más común entre las mujeres con menos recursos económicos. Uno de los empleos más comunes para el sexo femenino, sino el que más, sería el de sirvienta. Las jóvenes abandonaban la casa familiar, e incluso su aldea o ciudad, para emplearse en las grandes casas de los ricos y nobles. Entre estas empleadas se incluían las peluqueras, masajistas y maquilladoras encargadas de acicalar a su señora. La limpieza y preparación de la comida, curiosamente, parece haber sido cosa de los empleados varones. Las mujeres estaban excluidas del trabajo en la burocracia oficial, es decir, no había mujeres escribas trabajando para el Estado. Sin embargo, esto no quiere decir que algunas no pudiesen aprender a leer y escribir, siendo esto más frecuente en las clases altas y medias. De manera que una mujer alfabetizada sí que podía trabajar como escriba para un particular, aunque no sería muy común. Especialmente durante el Reino Antiguo (2686-2125 a.C.) nos encontramos ejemplos de camareras al cargo de almacenes, tesoreras y administradoras de tierras, tejedoras y supervisoras en talleres, cantantes y bailarinas o, incluso, médicos; en su mayoría al servicio de otras mujeres. Sorprendentemente, en la VI dinastía se sabe de la existencia de una mujer juez y visir, la dama Nebet, que poseyó el único alto título administrativo conocido para una fémina. Un título importante durante el Reino Nuevo era el de “Nodriza del rey”, que reportaría importantes beneficios a la familia de la dama. Aunque de menor influencia, también existían nodrizas y niñeras para los hijos de las familias de clase alta y media. Sirvienta atendiendo a una noble. Tumba de Rejmire. | Egiptoantiguo.

En cuanto a las corveas de trabajo para el Estado que estaban

obligados a realizar los hombres egipcios, tampoco se libraban las mujeres. Si bien se desconoce si realizaban los mismos trabajos. Los privilegiados simplemente pagaban para librarse de ello. En el culto femenino encontraban una ocupación muchas señoras ociosas, de modo que tenemos damas de la alta sociedad con títulos como Hemet Netyer, es decir, sacerdotisa de Hathor o también de Neith durante el Reino Antiguo y Medio; durante el Reino Nuevo nos encontramos con instrumentistas y cantantes en las ceremonias de diversos dioses, ya que a partir de la XVIII dinastía, o antes, desaparecen los títulos sacerdotales femeninos. Otros tipos de sacerdotisas que se mencionan en el Reino Antiguo son las wabet (puras), que parecen ser de otro estatus social e, incluso, sacerdotisas funerarias, hemut ka. También relacionado con el mundo funerario estaba el oficio de plañidera, profesionales pagadas por los familiares del fallecido, que acompañaban la procesión del difunto hasta su tumba entre llantos y lamentos. 60 | Egiptología 2.0

Plañidera en la tumba de Roy, Luxor. | Wikimedia Commons.


Prostitutas La mayoría de las fuentes que se conservan sobre el “oficio más antiguo del mundo” en el antiguo Egipto proceden del Reino Nuevo (1550-1069 a.C.), pero sin duda debió existir desde antes. Al igual que hoy en día, debía de estar también mal visto solicitar los servicios de estas mujeres, como parece indicar la confesión 19 del capítulo 125 del Libro de los muertos: en dicho capítulo, el difunto niega haber cometido toda una serie de “pecados”, entre los que están precisamente “comerciar” con prostitutas. Además, el sabio Ptahhotep en sus Máximas también previene al hombre de cometer estas “acciones reprobables”.

En cuanto a la apariencia de estas mujeres de vida alegre, parece ser que en su mayoría eran extranjeras y que solían llevar tatuajes, como por ejemplo del dios Bes. Aunque hay que aclarar que no sólo las prostitutas se tatuaban, pues hay ejemplos de bailarinas y sacerdotisas que también lucían tatuajes. Muchas de ellas eran cautivas compradas por mercaderes sirios fuera de Egipto, los llamados shutyu, que eran los principales proveedores de las casas de la cerveza; recordemos a la pérfida babilonia Nefer Nefer Nefer, tormento del Sinuhé de Waltari. Sin embargo, no hay que descartar que también hubiera mujeres egipcias vendiendo sus servicios para ganarse la vida, tanto dentro como fuera de Egipto.

Son bien conocidas durante el Reino Nuevo las llamadas Casas de la cerveza, unas tabernas donde acudían hombres de todas las clases sociales para beber y mantener relaciones sexuales con las muchachas que allí vendían sus servicios. Sin embargo, el hecho de que tanto los establecimientos donde trabajaban como las mujeres que ejercían la prostitución estuvieran mal vistos por el resto de la sociedad, hasta el punto de que parece que eran enterradas en secciones concretas de las necrópolis, no era porque el sexo se viera como algo inmoral en sí mismo, sino porque los egipcios consideraban que estas mujeres eran una distracción perjudicial para los jóvenes estudiantes, y que el consumo excesivo de alcohol hacía perder la razón y el buen comportamiento a los hombres.

Ostracón que representa una escena erótica. | British Museum.

Bibliografía

Sobre el autor

PARRA, J. M. (2015). La vida cotidiana en el antiguo Egipto. La esfera de los libros. Madrid.

Mª Isabel Cubas Contreras nació en la localidad toledana de Talavera de la Reina en 1989.

PARRA, J. M. (2001). La vida amorosa en el antiguo Egipto. Alderabán. Madrid.

Su afición por el antiguo Egipto comenzó desde pequeña y fue lo que la llevó a estudiar la licenciatura en Historia en la Universidad de Alcalá de Henares entre 2007 y 2012.

ROBINS, G. (1996). Las mujeres en el antiguo Egipto. Akal. Madrid.

DESROCHES NOBLECOURT, C. (1999). La mujer en tiempos de los faraones. Complutense. Madrid.

Actualmente es bloguera de ‘’El templo de Seshat’’, dedicado al mundo del antiguo Egipto, y del blog de reciente creación ‘’La gaceta de Menfis’’, donde se pueden encontrar las últimas noticias egiptológicas. Además es colaboradora esporádica en el blog sobre Historia Universal ‘’Historiae’’.

JACQ, C. (2000). Las egipcias. Planeta. Barcelona.

http://eltemplodeseshat.blogspot.com.es

CIMMINO, F. (2002). Vida cotidiana de los egipcios. Edaf. Madrid.

https://www.facebook.com/eltemplodeSeshat?fref=nf Egiptología 2.0 | 61


Historia Hipólito Pecci Tenrero

Las consecuencias de Actium. Roma en Egipto

Los imperios, las naciones, los reinos, como si de un ser vivo se tratara, poseen su propia estructura, su propia organización vital. Nacen, se desarrollan y alcanzan su clímax, para, tiempo después, ir adentrándose, inexorablemente, en la frialdad del invierno, en su decrepitud, hasta marchitarse completamente y fenecer, bien por su propia inercia, por su propia desidia, bien por ser victima de un último empellón.

Egipto fue uno de esos territorios que, tras disfrutar de una larga y próspera existencia, marcada en algunos momentos por diversos brotes de fiebre, recibiría los espasmos de la muerte a través de un factor exógeno, una postrera contribución de la mano de una ciudad lejana, desconocida hasta hacía poco tiempo por los habitantes del Valle. En efecto, el juego y las luchas de poder que se estaba llevando a cabo en Roma, trajo consigo este resultado nefasto, para las tierras egipcias, a finales del I m. a. C., pues supuso su fin como territorio independiente. A la altura del 79 a.C., Roma se encuentra en una situación caótica, teniendo que hacer frente en estos años a la sublevación de Hispania, donde Sertorio, partidario de Mario, se había hecho fuerte, a la famosa rebelión de los esclavos dirigida por Espartaco, a levantamientos en Asia Menor, Siria y Palestina, a la Conjuración de Catilina, ... La República no era más que una simple expresión para designar una forma de gobierno que ya no existía en la urbe, de tal forma que en el año 60 a.C. el Senado se había convertido en una mera comparsa, pues quien realmente detentaba el poder político es el conocido como Primer Triunvirato, formado por Cneo Pompeyo Magno, Marco Licinio Craso y Cayo Julio César. Durante unos años los triunviros se repartieron las zonas de influencia, tanto política como territorial, pero era inevitable que se produjese un enfrentamiento entre ellos, sobre todo a partir de la muerte de Craso en el año 53 a. C., tras ser derrotado por los partos en Carrhae, momento en que Pompeyo se convierte en el dueño absoluto de Roma, mientras César se encuentra finalizando la conquista de la Galia. La República iba a emitir su particular canto de cisne cuando tras una serie de acontecimientos, en el 49 a.C. Cayo Julio César dirigía sus tropas hacia Roma, cruzando el río Rubicón el día 11 de enero, límite entre la Galia Cisalpina e Italia, el cual no podía ser atravesa62 | Egiptología 2.0

Cleopatra. Museo Egipcio Rosacruz, San José (California). | Wikimedia Commons.


do por las legiones sin el previo consentimiento del Senado. Este hecho conllevó la declaración de una guerra civil, que conduciría a los dos supervivientes del Triunvirato a enfrentarse el año siguiente en Farsalia, resultando derrotado Pompeyo, que no tuvo otra alternativa que huir hacia Egipto, en donde, finalmente, sería asesinado por Ptolomeo XIII. César, tras eliminar todos los focos de resistencia que aún permanecían activos, se convierte en el único dominador de Roma, obteniendo del Senado los títulos de “Dictador Perpetuo”, “Imperator”, “Pontifex Maximus” y “Padre de la Patria”. No obstante, estos epítetos ocultaban una manzana envenenada, pues, ante el temor a que se sintiera tentado a erigirse soberano del pueblo, monarca de la ciudad, se originó un movimiento encaminado a finalizar con esta situación. Y es así, como se promovería una conjura contra su persona, siendo asesinado en los famosos idus (15) de marzo del año 44 a.C., en lo que Goethe denominó “el crimen más estúpido de la Historia”, ya que su eliminación no haría más que agravar el estado de las cosas, pues su desaparición no hizo más que engrasar la maquinaria que causaría una precipitación en los acontecimientos. Como curiosidad, cabe decir que los investigadores creen que el crimen se produjo entre las diez y las once de la mañana, recibiendo César 23 puñaladas, de las que, únicamente, una, propinada por la espalda y llegándole al corazón, fue mortal. La chispa ya se había prendido, sobre todo cuando Marco Antonio, cónsul en ese año y lugarteniente del general, reveló su testamento, hecho que, junto a la lealtad de las tropas, facilitaría, durante los funerales, las acusaciones del militar y su arremetida contra los asesinos, que optaron por huir de Roma, quedando los cesarianos como dueños de la situación. En estas circunstancias, se produjo un reparto de las provincias entre Marco Emilio Lépido, jefe de la caballería de César, Antonio y Dollabela, el otro cónsul del 44 a.C., si bien el escenario iba a complicarse cuando apareció en Roma un nuevo personaje, el cual, hasta ese momento, había carecido de importancia.

la capital, comenzaría a introducirse en los resortes del poder, por lo que su primera actuación sería la de abandonar su nombre y adoptar el de Cayo Julio César Octaviano, acción que le reportaría la admiración y simpatía de los cesarianos. No obstante, el enfrentamiento entre los dos líderes no se haría de esperar, aunque, durante un corto periodo de tiempo, ya que, reunidos en Bononia (Bolonia) en noviembre del 43 a. C., llegarían finalmente a un acuerdo, formando, junto a M. Emilio Lépido, el conocido como Segundo Triunvirato, cuyo marco legal se apoyaría en la “Lex Titia”, precepto que, en la práctica, significaba el colofón de la República y la pérdida de poder del Senado, y que, junto a la victoria el año siguiente en Filipos, Macedonia, sobre los conspiradores que atentaron contra César, les llevaría al reparto de las zonas bajo control romano y a detentar el poder durante una década. Egipto La campaña que puso en marcha Alejandro Magno contra los territorios persas, le conduciría, después de enfrentarse a Darío III Codomano en Issos en el año 333 a. C., a irrumpir como triunfador en Menfis, fundar Alejandría en el asentamiento de Rakotis, cuya ubicación se localizaba en el Delta Occidental, y hacer que, por medio del oráculo, Amón le reconociera en el oasis de Siwa como su hijo y, por tanto, su sucesor. A la muerte del gran rey en junio del 323 a. C., aún se desconocen las causas, pues la fiebre, escalofríos y vómitos que sufrió, han hecho que se especule con diferentes disyuntivas, aunque la que cobra, parece ser, mayores visos de realidad es la perspectiva del envenenamiento, todo el imperio alejandrino se sumió en un maremágnum, puesto que, los lugartenientes y generales, los Diádocos, se enzarzarían en luchas intestinas por el control del territorio, ya que el monarca macedonio expiró sin haber encomendado un sucesor, a lo que hay que sumar el hecho de que su hijo no nacería hasta finales de ese año o principios del siguiente, o haber redactado una herencia.

No era otro que Cayo Octavio Turino, nombrado hijo adoptivo y heredero por su tío abuelo Julio César en el año 45 a.C.

Los primeros repartos de tierras, supusieron la designación, por parte del regente Pérdicas, de Ptolomeo como gobernador de Egipto y Libia, el cual, de manera bastante inteligente, llevó a cabo una política de afianzamiento de su poder en estos territorios, a la vez que se enfrentaba a aquellos que, en tiempos pasados, habían sido sus compañeros de armas. Con el asesinato de Alejandro IV y su madre, Roxana, en el año 310 a. C., los últimos rescoldos de la familia real son totalmente eliminados.

El joven no perdería el tiempo, y tras poner el pie en

Los enfrentamientos continuaban sucediéndose, no Egiptología 2.0 | 63


División de los Diádocos. | Wikimedia Commons.

obstante, en los últimos años del siglo IV a. C., los generales, paulatinamente, fueron proclamándose reyes de las tierras que ocupaban, de tal forma que, Ptolomeo se investiría monarca de Egipto en el año 305 a. C. Durante el siglo I a. C. la influencia romana en el país del Nilo se iba haciendo cada vez más evidente, hasta el punto de controlar la política regional, interviniendo y extendiendo su dominio sobre sus monarcas. Baste el ejemplo de Ptolomeo XII Auletes, padre de Cleopatra VII, que perdió el trono debido a un levantamiento del pueblo por la pérdida de Chipre a manos de Roma, ciudad a la que huyó en el año 58 a. C. El sitial quedaría en manos de su hija Berenice IV hasta que, aproximadamente tres años más tarde, Ptolomeo regresaba apoyado por un ejército romano y, tras hacerse de nuevo con el poder, la ejecutaba. A finales de la década, ante su inminente muerte, el soberano hacía que sus hijos Ptolomeo XIII, a la sazón, todavía un niño, y Cleopatra VII, con diecisiete o dieciocho años, fueran nombrados regentes y herederos bajo control de Roma, y acto seguido, contrajeran matrimonio. No obstante, en los siguientes años las cosas no irían mucho mejor, ya que Cleopatra sería obligada a exiliarse, debido a sus enfrentamientos con su esposo-hermano, a lo que se sumaba el rechazo de su hermana Arsinoe a sus políticas filorromanas, no teniendo más remedio que confinarse en Siria. Pero, durante este periodo, Roma vivía su odisea particular en forma de guerra civil, que terminaría por 64 | Egiptología 2.0

enfrentar a los supervivientes del Primer Triunvirato, César y Pompeyo, en Farsalia en agosto del año 48 a. C., sufriendo este último una clamorosa derrota que le obligó a huir con dirección a Egipto. Cneo Pompeyo, en una reflexión equivocada, entendió que aquí encontraría algún tipo de apoyo; craso error, pues Ptolomeo XIII pretendía un acercamiento a César, así que no vaciló en eliminarle y remitirle su cabeza, actuación que causó una gran conmoción en el general romano, que entraba en Alejandría en pos de su antiguo aliado. No obstante, Roma seguía siendo la representante legal de Ptolomeo XII, por lo que intercedió entre Cleopatra y Ptolomeo para entablar conversaciones, si bien, la reina, no confiada totalmente, arribó a Alejandría con “nocturnidad”, ganándose, como es harto sabido, el favor de Julio César. Ante esta situación los partidarios del rey egipcio, junto a su hermana Arsinoe, continuaron con la guerra hasta la muerte de Ptolomeo. El camino de la reina quedaba expedito para recuperar el trono. Su hermano, muerto, su hermana, cautiva en Roma, su otro hermano Ptolomeo XIV, que contaba con unos diez años, casado con ella... Cuando Julio César es asesinado, Cleopatra, que se encontraba en la “Città Eterna”, marcha de nuevo a Egipto, y, ante el temor de que su hermano, que ya contaba con unos quince años, quisiera tener mayor protagonismo en el gobierno, decidió envenenarlo y colocar en el trono al hijo fruto de la relación con el militar, Ptolomeo XV, conocido como Cesarión.


El fin Entre el 43 y el 33 a. C. Cayo Julio César Octaviano y Marco Antonio, fueron consolidando su poder, sin embargo, al igual que el anterior triunvirato, éste estaba también condenado al fracaso y al enfrentamiento de sus componentes más importantes. Parece ser que la relación entre Antonio y Cleopatra comenzaría en el 41 a. C., cuando el romano, en el enfrentamiento que mantenían contra sus adversarios, solicitó la ayuda de la reina egipcia, teniendo un primer encuentro en la ciudad cilicia de Tarso, y tras pasar un tiempo en el Valle, tuvo que retornar a Roma para refrendar, junto a los otros miembros del Triunvirato, el Tratado de Brindisi, por el que se dividían las regiones, quedándose Antonio con el Oriente, mientras África permanecía en manos de Lépido y Octavio se convertía en dueño del Occidente. Para que este acuerdo tuviera un mayor refuerzo y sostén, Marco Antonio se unía a la hermana de Octaviano, Octavia la Menor, que, posteriormente, sería abandonada por su marido en el año 36 a. C. para marchar con su amante, y centrarse, fundamentalmente, en las políticas orientales. La cuerda se iba tensando poco a poco, hasta

Busto de Cleopatra. Altes Museum (Berlín). | Wikimedia Commons.

que, un par de años más tarde se quebraba totalmente, cuando en una serie de medidas sin precedentes, conocidas como “Las Donaciones de Alejandría”, Antonio repartía los territorios orientales, algunos de ellos fuera de la influencia egipcia, entre la prole nacida de su relación con Cleopatra. Por estas cesiones, Alejandro Helios pasaba a controlar Armenia y Partia, mientras que su hermana gemela, Cleopatra Selene II, se coronaba reina de Cirenaica y Libia, y, por último, el pequeño, Ptolomeo Filadelfo, recibía Siria y Cilicia. Pero, aún iría más allá, cuando declaraba a Cesarión (Ptolomeo XV), sucesor y heredero de su padre, Julio César, suponiendo la gota que colmaba el vaso. Octaviano emprendía una campaña de acoso y derribo contra Antonio, acusándole de haber adquirido ideas del todo ajenas a la moral y vida romana, como consecuencia de su relación con la reina egipcia, consiguiendo que se le retiraran todos sus títulos y se declarara la guerra contra el usurpador. El choque era inevitable, ya que ambos generales no podían aceptar la existencia del otro por la animadversión que se había establecido entre ellos, pero sobre todo porqué la existencia de ambos constituía un impedimento, pues privaba del poder absoluto a uno de los dos. La tormenta se desencadenaba en el año 31 a. C. El 2 de septiembre las fuerzas navales de ambos contendientes, unos doscientos mil hombres, se enfrentaban en Actium (Accio, Grecia) en un combate narrado por múltiples autores. Antonio se retiraba y volvía a hacer frente a las tropas romanas al años siguiente, esta vez en tierras egipcias, pero, no pudiendo aguantar el ímpetu del enemigo, y, dando todo por perdido, incluso la vida de su reina, se Egiptología 2.0 | 65


Octavio Augusto. | Wikimedia

| EgiptologĂ­a 2.0 66 Commons.


quitó la vida, camino que seguiría Cleopatra poco tiempo después. Octavio había conseguido lo que llevaba tanto tiempo anhelando, convertirse en el dueño absoluto de Roma y sus territorios. Sin embargo, aún quedaban ciertas contrariedades que solventar, ciertas puertas que cerrar, un asunto nada baladí, y no era otra cosa que el obstáculo que suponían los hijos de Cleopatra. Pero, como suele decirse, todo tiene solución, de tal forma que el nuevo hombre fuerte de Roma ordenó la muerte de Cesarión, Ptolomeo XV, el hijo de César, con lo que ponía fin al problema sucesorio. Por su parte, se cuenta que la descendencia de Antonio fue utilizada por Octavio en el 29 a. C. en su ceremonia del triunfo a su retorno a Roma, quizás como una forma de represalia hacia los padres ya desaparecidos. Mas tarde, Ptolomeo Filadelfo y Alejandro Helios, debieron de tener un final violento, ya que, aunque no es un hecho contrastado, desaparecieron totalmente de la historia, mientras que Cleopatra Selene sería entregada al futuro rey númida Juba II. Provincia de Roma El destino de Egipto estaba escrito. Con el fin de no terminar como sus antecesores, Octavio mantuvo, de forma aparente, los viejos modos republicanos. Con todo, paulatinamente iría acumulando poderes, hasta que en el año 27 a.C. el Senado le otorgaba un Imperium proconsular por diez años, además del título de Augustus y Princeps, lo que suponía, de facto el fin de la República, cuya desaparición total se produjo cuatro años después, cuando obligaba a los senadores a concederle nuevos poderes, lo que significa el verdadero comienzo del Principado. A partir de este momento la forma de gobierno pasaba a convertirse en unipersonal, y aunque la Asamblea senatorial se conservó como institución, en la práctica carecía de poder. Augusto, que había sometido al control del pueblo romano el país africano, se cuidaría mucho, y se

Cleopatra y Cesarión. Templo de Dendera. | Wikimedia Commons.

reservaba un derecho especial sobre estos territorios, que convertiría en propiedad personal, para lo que se vetaba la estancia en él a los personajes más influyentes que pudieran crear algún tipo de alteración, ya que buscaba mantener en su posesión las riquezas y cosechas de trigo que atracaban en la capital. Esta nueva forma de gobierno no se encontraba exenta de dificultades, pues el nuevo dueño del Mediterráneo residía a miles de kilómetros de distancia, lo que significaba una dificultad añadida para la administración de Egiptología 2.0 | 67


sus posesiones, mas, conseguiría solucionar este escollo, nombrando a un delegado, salvando las distancias, un “virrey” afincado en Alejandría. Este cargo estaría ocupado por un gobernador de rango ecuestre que hubiera ocupado, previamente, la función de Pretor, es decir, un magistrado romano, inmediatamente inferior al Cónsul, que ejercía jurisdicción en Roma o en las provincias, y que recibiría el título de “Praefectus Aegypti”. Esta investidura, si bien, no aparecía como una magistratura, la ley comicial, esto es, propuesta que un cónsul, magistrado, etc., entregaba al pueblo para que se llegara a un acuerdo, y los edictos que el pueblo establecía, le concedía “Similitudem Proconsulis”.

Busto de cleopatra. Colección François Antonoich, Paris. | Wikimedia Commons.

Para alejar las ambiciones de los integrantes del orden senatorial o de los caballeros que contaban con altos rangos, se les prohibía ocupar este ministerio, excepto si contaban con una autorización personal de Princeps. Una particularidad era la inexistencia de límite de tiempo para ocupar el mandato, al ser directamente seleccionado por Octavio, con todo, el período normal del gabinete abarcaba, normalmente, entre tres y cinco años, salvo el caso de P. Ostorio Escápula, que se mantuvo al frente de Egipto entre los años 3 y 11. El primer cargo de Prefecto lo ocuparía C. Cornelius Gallus, residente en Egipto inmediatamente después de la desaparición de Antonio y Cleopatra, en el año 30 a. C., desempeñando las funciones propias del destino durante tres años, hasta que, finalmente, fue destituido y condenado por crimen de lesa majestad, suicidándose en el 27 a. C. 68 | Egiptología 2.0


Posteriormente, durante la regencia de Octavio Augusto, ocuparían este despacho diferentes personajes, como Aelius Gallus (27-25 a. C., amigo de Estrabón y con el que viajó por la geografía egipcia, llevando a cabo expediciones a Arabia Félix (Yemen), C. Petronius (24-21 a. C.) que consiguió llegar hasta la IV Catarata en su lucha contra los etíopes, P. Rubrius Barbarus (13-12. a. C.), en el cambio de era P. Octavius (2 a. C.-3 d. C.), P. Ostorius Scápula (3-11) o Aemilius Rectus (14). El Prefecto, asesorado por un Consilium, y en su condición de representante de la autoridad máxima, era el encargado de numerosas acciones, trámites y actividades, invistiendo, entre otros a Magistrados y al Estrategos, el gobernador del nomos o provincia en que se dividía el país, ejerciendo el control sobre las aldeas y ciudades, la elección de magistrados, control de la seguridad, etc., grado en donde, comúnmente, se localizaba a un griego o un romano, pero, en muy contadas oportunidades habría ocupado el sillón un egipcio. Junto a este “hombre fuerte”, aparecían otros actores, cuyas ocupaciones, en multitud de ocasiones, es mal conocida, de tal forma, que nos encontramos con Epistrategos (se procedió a dividir Egipto en Epistrategias), cuya elección procedía directamente de Augusto, dentro del ámbito militar los Praefectus Legionis y Legati Legionis... Las estructuras de poder romanas, como si de una tela de araña se tratara, habían extendido, desde su centro neurálgico, Alejandría, sus conexiones a todos los resortes y rincones de Egipto, que veía como su pasado esplendoroso llegaba a su fin.

Bibliografía

Sobre el autor

DE RUGGIERO, E. (1900). Dizionario epigráfico de antichitá romana. 877 págs.

Doctor en Prehistoria y Arqueología por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Magíster en Museografía y Exposiciones por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Diplomado en Estudios Avanzados (D.E.A.) por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Miembro del Laboratorio de Estudios Paleolíticos de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), y de la Red de Expertos del Proyecto Campus de Excelencia Internacional en Patrimonio, concedido a las universidades andaluzas coordinadas por la Universidad de Jaén.

HUSSON, G. ; VALBELLE, D. (1998). Instituciones de Egipto. Cátedra. París. FÈVRE, F. (1999). Ptolomeo I. El faraón de Alejandría. Aldebarán. París. PARRA, M. ; GUGEL, B. ; NAVAJAS, A. I. (2008). Egipto. El culto a la muerte junto al río de la vida. Edimat. Madrid. PECCI, H. Nerón. Los años sombríos. Grandes Bibliografías. Edimat. Madrid. PFLAUM, H. (1982). Les Carriers procuratoriennes equestres sous le Haut-Empire. 185 págs. Prosopographia Imperii Romani (Saec. I, II, III). SASTRE, M. (1994). El Oriente romano : Provincias y Sociedades provinciales. Akal. 672 págs. STEIN, A. (1950). Die Praefekten Von Ägypten in der Römischen Kaiserzeit.

Entre los años 1998 y 2008 ha participado en diferentes campañas arqueológicas: Yacimiento de la Cova D’en Pardo (Planes, Alicante), La Peña de Estebanvela (Ayllón, Segovia), excavación y estudio de la Cueva de Ambrosio (Vélez-Blanco, Almería), trabajos arqueológicos en Perales del Río (Getafe), Proyecto de Investigación, estudio y documentación en la Cueva de la Fuente del Trucho (Asque-Colungo, Huesca) y dirección arqueológica para la realización de trabajos de prospección y excavación arqueológica en el Cerro de San Isidro (Domingo García, Segovia). Entre los años 2008 y 2011 Arqueólogo de la Unidad de Promoción y Desarrollo V y VI de la Diputación de Toledo. Es también autor de diferentes artículos relacionados con el antiguo Egipto. www.reflejosdelpasado.blogspot.com Egiptología 2.0 | 69


Egiptología Laura Huertas López

Ciencia y Egiptología. El buen uso del método

El lector no especializado puede cometer el error de volver sus ojos a la intimidante producción hollywoodiense al pensar sobre el antiguo Egipto. También suele relacionar el trabajo del egiptólogo con un sinfín de aventuras escapando del villano para llevar un preciado objeto a un museo (eso sí destrozando mientras tanto cualquier dato estratigráfico o contexto arqueológico de valor) o adentrándose a un mundo desconocido y mágico donde lo paranormal se hace evidente.

Gran parte del público de hecho suele seguir la incipiente e ingenua idea de que en egiptología hay dos mundos, el del prestigioso y mentiroso egiptólogo que vive para su ego y por ello niega la existencia de extraterrestres que vinieron de otros mundos para construir las pirámides, y aquellos “investigadores independientes” que heroicamente arriesgan su nombre para llegar a la exuberante verdad de que venimos de un experimento genético anunnaki, por ejemplo.

Limpieza y consolidación de una colección de ushebtis. | Proyecto Djehuty.

Claro, que la metodología científica en historia es un tema que solo aquellos que lleguen a ciertas universidades pueden llegar a comprender puesto que la historia en los colegios sigue siendo una materia caduca lejana al trabajo del historiador o el arqueólogo. Preci-

samente aquellos que de algún modo estamos detrás de las evidencias para poder decir algo verídico y contrastable. Pero el tema de la historia en la educación es un tema que da para ríos de tinta y que no nos concierte en este caso. Esta revista que tienes ante tus ojos es un buen medio para explicártelo y pensé esta vez que en lugar de hablar de reinas y reyes te contaría qué hay detrás de la divulgación que llega a tus manos. Puesto que antes de divulgar hay cientos de miles de personas encerradas en sus áreas de trabajo investigando y publicando artículos y monografías científicas para que la comunidad especializada pueda avanzar y aclarar pequeñas oscuridades en cualquier área del conocimiento, incluyendo la egiptológica. Curiosamente, en mi canal de YouTube, mi me70 | Egiptología 2.0

Aspiración de las paredes de la tumba de Djehuty. | Proyecto Djehuty.


dio personal para divulgar la historia de Egipto, aquellos vídeos focalizados en la metodología son los menos populares. ¡Claro! Con solo decir metodología ya hay varias personas en el mundo que bostezan. La historia de Egipto es fascinante, sí, nadie lo duda, pero no sería posible sin esa metodología que se esconde tras las puertas de las bibliotecas universitarias y que si te atreves a conocer te fascinará mucho más que el mejor documental de History Channel o que el vídeo más simpático y divertido que puedas encontrar en internet sobre Egipto. Hay tanto trabajo, tantas publicaciones científicas y tantas claves encerradas en esas bibliotecas especializadas en egiptología a lo largo del mundo, que internet se te quedaría corto, como nos pasa a cualquiera que hayamos metido las narices un poquito en ese mundo cuadriculado pero fascinante. Bueno, ya está bien. He dicho la palabra metodología ya varias veces, pero… ¿qué es el método científico en egiptología? Te lo diré con esta frase: Nada que digas sobre Egipto y que no tenga detrás el respaldo de algo que haya llegado desde el antiguo Egipto producido por los antiguos egipcios tendrá valor. Este es el primer mandamiento, el básico, para distinguir un trabajo egiptológico especializado de uno de divulgación. En divulgación, como suelo decir, no es necesario poner referencias y citas. Con la bibliografía basta. Por eso puedes encontrar obras publicadas por buenos egiptólogos que son divulgativas, como muchos libros publicados por Richard H. Wilkinson, profesor de arqueología egipcia en la universidad de Arizona. La razón para no colocar citas es muy sencilla. Básicamente se trata de no confundir o aburrir al lector con tanta referencia, ya que como obra divulgativa está destinada a un público no especializado cuyo objetivo es aprender más que investigar. Por esa misma razón no es recomendable para ningún investigador hacer referencia a este tipo de obras en sus trabajos de investigación, ya que le quita rigurosidad. Esa rigurosidad que proviene de este primer mandamiento que hemos dicho. Siempre debemos explicar de qué fuente egipcia original parte nuestra idea o interpretación. Esta realidad querido lector,

José Miguel Serrano en la biblioteca de Egiptología de La Facultad de Geografía e Historia de Sevilla. | ABC.

es fascinante. Sin darte cuenta acabas leyendo artículos en los que las referencias ocupan más que el mismo texto o bien te ves durante horas encerrado en un paraíso de libros egiptológicos, catálogos museísticos y scientific journals analizando cada palabra escrita por su autor y recurriendo a los libros utilizados por ese mismo autor para completar su tesis. ¡Es una red de conocimiento entre investigadores que al más investigar más grande se hace! Por eso es un trabajo que aunque se haga muchas veces en solitario no deja de ser en equipo. El segundo mandamiento debe ser grabado a fuego en la piel del investigador: la honestidad.

Dibujo de una pieza hallada en la excavación del Proyecto Qubbet el-Hawa. | Proyecto Qubbet el-Hawa.

Sí, has leído bien. La honestidad en el proceso de investigación incluye no citar obras que no has consultado, respetar el copyright de otros colegas, y siempre decir las fuentes de donde procede la información que estás manejando. Esto no solo incluye mencionar por ejemplo el ostracon, el papiro o la pared de la tumba (fuentes primarias) sino también por supuesto mencionar aquellos artículos y monografías escritos por otros (fuentes secundarias). Como ves todo está relacionado, decir de donde viene tu información y la honestidad de hacer referencias. Estas referencias a su vez van a ser el principal instrumento del lector especializado, ya que manejará las informaciones allí plasmadas para llegar a las conclusiones de su propia tesis. Egiptología 2.0 | 71


Aquí es cuando viene el tercer mandamiento. El sistema de referencias. No hay un solo sistema de referencias válido, pero sí es cierto que no cualquier sistema es admisible. Bien sea el método Harvard o el método de la Journal of Egyptian Archaeology, el objetivo es que haya coherencia interna y organización a la hora de mencionar las fuentes. Esto, que parece una tontería, no lo es en absoluto. Este sistema estandariza el método de citación de los autores y agiliza el trabajo al lector especializado o investigador. Por esta regla de tres, si veis algún trabajo que no utilice las fuentes adecuadamente o bien que ni siquiera nombre de donde viene su hipótesis o su teoría, ya sabéis que hay gato encerrado. O bien el autor no sabe cómo hacerlo, lo que delata su falta de formación o bien está ocultando algo… sospechoso. De nuevo os recuerdo que esto se aplica al método de trabajo de la egiptología como ciencia y no a la divulgación para el gran público. Pero bueno, sigamos pues. Esto que os he dicho es muy general. Pero es el primer pasito para distinguir fuentes divulgativas de fuentes especializadas. ¿Qué más? Mucho más, la egiptología bebe de muchas disciplinas y ciencias auxiliares, desde la propia medicina, por ejemplo para tomografías a momias, pasando por antropología física, astronomía, botánica y hasta entomología (siendo esta última la ciencia que estudia a los insectos). Cada vez las ciencias se apoyan más unas a otras para completar sus estudios. ¿No es fascinante? Sin embargo si queremos simplificar un poco, la egiptología es una ciencia que bebe de dos áreas principales de estudio. Ambas áreas deben ser manejadas por el egiptólogo: la arqueología y la filología. Y es que en Egipto ambas van de la mano, ya que te encuentras textos escritos en cualquier ámbito arqueológico. No puedes entender una cultura si no conoces su escritura, si es que dispone de ella, claro. Por lo tanto, es imprescindible para el investigador poder leer por él mismo los textos egipcios en los que se basa su tesis, sin necesidad de utilizar traducciones de otros. De lo contrario limita muchísimo su comprensión sobre su objeto de estudio. En la traducción, que el investigador mismo debe publicar junto con su artículo si es preciso, debe además haber unos estándares que respeten en la medida de lo posible la gramática egipcia utilizada.

Clasificación de materiales cerámicos hallados en el Proyecto Qubbet el-Hawa. | Proyecto Qubbet el-Hawa.

Esto significa que debe reflejar lo mejor posible la transliteración, que a su vez debe reflejar con exactitud la gramática textual. Esto se hace para respetar el texto original y para ayudar al investigador con el manejo del texto in situ. Si bien muchas veces las interpretaciones de la gramática egipcia son versátiles y diversas, esto debe ser también indicado en la publicación. Existen estándares para la transliteración egipcia, lo que puedes ver en el vídeo número 3 de “Cómo leer jeroglíficos egipcios” en mi canal (https://www.youtube.com/watch?v=srTLKB0fSJ8). Seguir las pautas es necesario, repito,

pues agiliza el trabajo para autores y lectores además de aportar coherencia y sentido. Si ves una transliteración del egipcio que no siga las pautas en algún artículo por ahí, ya sabes que de nuevo tenemos gato encerrado. Saltemos ahora a los libros de divulgación, que son los que probablemente más te interesen. ¿Cómo puedes saber si un libro de divulgación es bueno o no? Muy posiblemente no verás notas a pie de página, pero siempre encontrarás una sección dedicada a la bibliografía. Es aquí donde tienes que echar un vistazo. ¿Está utilizando libros especializados o utiliza libros divulgativos con nombres sospechosos? Si no lo tienes muy claro, siempre puedes buscar quién es el autor en caso de que no lo conozcas. Ahí sabrás si este autor tiene sus estudios terminados, si publica ciencia o no y mirando algún artículo científico suyo podrás saber si utiliza referencias, si las utiliza bien, si acude a libros especializados serios o no, etc. La mejor manera de saberlo también es leyendo. Muchas veces puedes encontrar autores que publican con notas a pie de página y bibliografía más o 72 | Egiptología 2.0


menos aceptable pero que en la narración del texto da por sentado ideas que no tienen base en documentos egipcios originales, por lo que se salta el primer mandamiento del que hemos hablado. Si te encuentras con esto empieza a sospechar. En definitiva y como conclusión, las tres reglas principales para un trabajo especializado de egiptología son las documentación en base a evidencias, la honestidad y el uso de los sistemas estandarizados. Espero no haberte aburrido demasiado y que ahora mismo te de mucha más curiosidad conocer cómo se trabaja en egiptología. Un mundo que puede parecer cuadriculado pero que te da las columnas para sostener un río de conocimiento fluido y adaptable a las nuevas evidencias. Si quieres saber más te recomiendo leer Egyptology Today de Richard H. Wilkinson.

Recuperación de un carnero momificado de la disnastía XVII. | Proyecto Djehuty.

Sobre el autor Laura Huertas López, nacida en Algeciras en 1991. Máster en Egiptología por la Universidad de Liverpool, graduada en Historia por la Universidad de Sevilla, actualmente estudiante de Antropología Social y Cultural. Especializada en la administración política durante el reinado de Hatshepsut, su investigación se centra en las diferentes áreas administrativas y sus conexiones entre sí a lo largo del inicio de la Dinastía XVIII. Consciente de la gran importancia de la labor divulgadora de cualquier historiador, ofrece vídeos de divulgación egiptológica en su canal de Youtube: Laura-Egiptologia. https://www.youtube.com/channel/UCkgDVOO3QTa8A0vRJtQPgPg https://www.facebook.com/Lauraegiptologia?fref=ts https://twitter.com/NiloLaura?lang=es Egiptología 2.0 | 73


Historia Militar Gerardo P. Taber

Restaurar Ma’at a galope. Una mirada a los aspectos simbólicos de la representación del faraón sobre el carro de guerra durante el Reino Nuevo (II) Las escenas bélicas, grabadas en los muros de los templos del Reino Nuevo, que muestran a un faraón comandando una épica batalla desde su carro de guerra tirado por majestuosos corceles, cuentan con el poder visual y narrativo de evocar grandes sucesos de conquista en los cuales, casi invariablemente, se proclama que el soberano actuó de forma heroica y que él fue el único artífice de la victoria. Al observar con detenimiento las mencionadas escenas, algunas de las preguntas que surgen para el interesado pueden ser: ¿por qué el faraón se representó con un arma de los pueblos invasores? ¿por qué el monarca se figura de una manera diferenciada a los otros efectivos del ejército? ¿las acciones registradas fueron reales? ¿las inscripciones que se encuentran aunadas a éstas, pueden ser consideradas como fuentes históricas? Con el fin de tratar de responder a estos cuestionamientos en este artículo -que constituye la segunda parte y conclusión al texto que se presentó en el número anterior de esta publicación- expongo, de manera general, la historia de la introducción y desarrollo del carro de guerra en el antiguo Egipto y los distintos aspectos simbólicos aunados a su representación, la cual se encuentra presente en gran parte de los programas iconográficos del Reino Nuevo.

El faraón Ramsés II ataca al ejército hitita durante la batalla de Kadesh. Detalle de un relieve en el interior del gran templo de Abu Simbel. 1279-1213 a.C., dinastía XIX, Reino Nuevo. Piedra arenisca tallada. | National Geographic. 74 | Egiptología 2.0


La guerra de reconquista y la propaganda política del Reino Nuevo Siguiendo los argumentos de casus belli de Kamose (c. ¿?-1540 a.C.) y las exitosas campañas militares en contra de Avaris (actual Tell el-Dab’a) en las cuales el mencionado monarca probablemente murió, en su tercer o cuarto año de reinado, quien tomó las riendas de la guerra de reconquista de Egipto fue la reina Ahhotep I (c. ¿1560-1530? a.C.) hasta que su hijo Ahmose I (c. 1539-1515 a.C.) tuvo la edad suficiente para gobernar (cfr.: Dodson & Hilton, 2004: 124-126). Ahmose I, el primer monarca del Reino Nuevo, continuó con las campañas militares en la reconquista del territorio dominado por los Hyksos. A diferencia de Kamose, parece que Ahmose I se tomó algún tiempo para planear una estrategia más efectiva para recuperar todo el Bajo Egipto. Algunos datos de sus acciones bélicas se encuentran registrados en unas lacónicas notas en hierático al reverso del papiro matemático Rhind -que se resguarda en el British Museum, UK (NI: EA 10057 y EA 10058) y en el Brooklyn Museum, USA (NI: 37.1784E)- y gracias a ellas se ha podido reconstruir parcialmente el curso de las campañas; una de las inscripciones en cuestión reza:

Néguev. Ahmose I los persiguió hasta este enclave, el cual asedió por tres años más, hasta que las huestes del rey tebano vencieron y expulsaron a los últimos Hyksos de Egipto (cfr.: Spalinger, 2005: 22-23).

Undécimo año de reinado, segundo mes de shemu, Heliópolis fue penetrada. Primer mes de akhet, día 23. Él, el del sur, ataca contra Tyaru. (Redford, 1993: 128)

De acuerdo a esta nota, las tropas de Ahmose I marcharon primero hacía iwnw (iunu) “Heliópolis” la ciudad sagrada del dios Ra y luego se movilizaron hacia la parte oriental del delta del Nilo para tomar la fortificación fronteriza de Tyaru (probablemente el actual Tell el-Habua) con el fin de controlar el w3t ḥr (uat hor) “camino de Horus”, la principal vía de comunicación entre el Bajo Egipto y la tierra de Canaán. Al parecer, la estrategia de Ahmose I fue primero bloquear la línea de suministros y posible ayuda de aliados para Avaris, la ciudad capital del reino de los Hyksos. Posteriormente, se tiene registro de la continuación de la guerra de reconquista en los muros de la tumba EK5 de la necrópolis de la actual localidad de el-Kab (cuyo nombre faraónico fue Nekhen) perteneciente a Ahmose hijo de Abana (c. ¿1580-1520? a.C.) jefe de los marinos de la armada egipcia (ver figura 1) quien en su autobiografía anotó que el rey Ahmose I comandó tres ataques fallidos contra Avaris y que solamente hasta el cuarto asalto pudo ser conquistada. Sin embargo, no todos los Hyksos fueron muertos o capturados en este ataque y los sobrevivientes, incluyendo a su rey Khamudy (c. ¿1534-1522? a.C), huyeron hacía la fortaleza de Sharuhen (probablemente los actuales sitios Tell el-Farah o Tell el-Ajjul) en el desierto de

Relieve que representa a Ahmose hijo de Abana y a su nieto Paheri (quien mando a construir este cenotafio). Muro este de la tumba EK5 de la necrópolis de el-Kab, gobernación de Asuán, Egipto. 1500 a.C., dinastía XVIII, Reino Nuevo. Caliza tallada con restos de policromía. | Wikimedia Commons.

Por primera vez, en más de 220 años, lo que duró el Segundo Período Intermedio (c. 1759-1539 a.C.), el país del Nilo volvió a unificarse y a ser dirigido por un faraón, cuya labor era restaurar e imponer

m´3t (ma’at) “orden, verdad y justicia” que los egipcios creían había sido alterada por los extranjeros que habían ocupado el Bajo Egipto. Al parecer, desde finales de la dinastía XIII (c. 17591630 a.C.) se empezó a relacionar el vocablo: hḳ3 ḫ3swt (heqa khasut) “gobernantes de tierras extranjeras” con los inmigrantes procedentes de la actual región de Siria-Palestina; a los cuales también se les denominada: styw (setyu) “asiáticos”. Cabe señalar, que la primera locución mencionada se utilizó desde el Reino Antiguo para referirse indistintamente a los caciques y jefes tribales nubios, libios o semitas con los que el Estado faraónico realizaba intercambios o alianzas Egiptología 2.0 | 75


y continuó en uso, pero ya con una acepción peyorativa, hasta la época helenística transcribiéndose al griego como: Ὑκσώς (hiksós). Durante el Reino Nuevo, la palabra hḳ3 ḫ3swt paso de convertirse de un simple adjetivo gentilicio a ser un vocablo despectivo que simbolizó el caos y la ruina de las instituciones nativas. En este contexto, los monarcas de la dinastía XVIII (c. 1539-1292 a.C.) se valieron del recuerdo, aún latente, del desasosiego -real, imaginario o una mezcla de ambos- por el que transitó la sociedad egipcia durante el Segundo Período Intermedio para revitalizar el discurso del poder faraónico sobre el país del Nilo y las tierras circundantes. Sobre la particular concepción que los egipcios tenían de su soberano Barry J. Kemp comenta: La armonía dentro del Estado emanaba de una única fuente, el monarca, y por medio de funcionarios leales llegaba hasta el pueblo. El rey representaba el papel de supremo mantenedor del orden, que abarcaba no sólo la responsabilidad de la justica y la piedad sino también la conquista del desorden. Los textos filosóficos del Imperio Medio describen este último tanto desde el punto de vista de una agitación social, como también de una catástrofe natural y cósmica. La garantía definitiva de una armonía dentro de la sociedad y el orden natural de las cosas no residía en el equilibrio entre contrarios. Una de las fuerzas tenía que ser superior. (Kemp, 1996: 67).

De tal manera, se contó con un renovado argumento de casus belli para las nuevas campañas militares cuya justificación era restituir a Egipto los territorios perdidos y reivindicar el statu quo de supremacía sobre los pueblos circundantes. Se reinterpretó el escenario y los actores que desde antaño habían sido definidos; así los Hyksos fueron identificados como uno de los psḏt (pesedjet) “los nueve arcos” que simbolizaban a los enemigos tradicionales de Egipto sobre los que el faraón ejercía, o pretendía ejercer, su dominio. Este claro ejercicio de propaganda política partió de sucesos históricos reales pero, como es usual en estos casos, parece que se exageraron las afrentas y se busco despertar una especie de “nacionalismo” que más bien fue alentado desde w3st (waset) “Tebas”, ciudad que buscó legitimar su hegemonía en todo el país enarbolando un discurso político-religioso que la presentó como la “guardiana y libertadora” de todo Egipto. De este modo, la misión sagrada de imn (imn) “Amón”, su dios tutelar, fue la de volver a instaurar Ma’at para restaurar el orden establecido desde las épocas míticas. Un ejemplo de esta concepción se encuentra en las inscripciones de la llamada estela poética de Thutmose III, procedente del templo de Karnak y que actualmente se resguarda en el Museo de Antigüedades Egipcias de El Cairo (NI: CG 34010 y JE 3425). En ella, el faraón Thutmose III (c. 1479-1425 a.C.) es elogiado por Amón, quien lo congratula por sus victorias militares; de especial interés son la treceava y catorceava líneas de texto de la estela en cuestión. Con el objetivo de que el avezado lector conozca mejor la retorica de esta inscripción, recurro nuevamente a un extracto de la magnífica obra Middle Egyptian Grammar through Literature (2013) de Gabor Toth:

Líneas 13 y 14 de la estela poética de Thutmose III. Jeroglíficos y caracteres de transliteración generados con JSesh, an Open Source Hieroglyphic Editor (2014) de Serge Rosmorduc. | Toth, 2013: 167. 76 | Egiptología 2.0


La traducción, actualizada por Rodrigo A. Cervantes Navarro y quien estas líneas escribe, de la anterior inscripción es: (13) Vine [Amón] para hacer que pisotees a los grandes de Djahi, los extiendo bajo tus pies ante sus tierras [extranjeras]; hago que vean a tu majestad [Thutmose III] como el señor de los rayos [del Sol] y que brilles en sus caras como mi imagen. (14) Vine para hacer que pisotees a los que están en Asia, que golpees las cabezas de los asiáticos de Rechenu; hago que vean tu majestad provista con tus insignias cuando recibes las armas para combatir sobre el carro de guerra. (Taber & Cervantes, 2017).

Al final de la catorceava línea aparecen la palabra:

wrryt (ureryt) “carro de guerra” la cual indica que para la época del “Napoleón de Egipto” ya se empleaba en las campañas militares en Asia. Sin embargo, aún no es muy claro el momento exacto en que éste comenzó a utilizarse en el ejército y tampoco son muy claras las razones puntuales de las incursiones egipcias en la zona de la actual Siria-Palestina en los inicios de la dinastía XVIII; a este respecto José Ramón Pérez-Accino Picatoste opina: Sólo cabe pensar en una razón para justificar una importancia del evento como la que se produjo con posteridad si la zona que controlaron los gobernantes hyksos, el delta, era si no la más extensa en kilómetros cuadrados al menos la más importante cualitativamente y el verdadero motor y corazón del mundo egipcio. La práctica totalidad del valle del Nilo quedó en manos de príncipes locales y sin embargo la humillación de un gobierno “extranjero” pesó como una losa a los gobernantes tebanos. La reacción nacionalista a este episodio está en la cuna de la supuesta implicación política y militar de los gobernantes egipcios de las dinastías XVIII y XIX en el corredor sirio-palestino según la mayoría de los autores que constituyen la ciencia normal en este aspecto, expresada en síntesis históricas generales y cuyas fuentes se hayan recogidas en grandes recopilaciones de textos y sin embargo, va dibujándose cada vez mejor un escenario en el que las razones y principios para esta intervención radican más en las propias características socioeconómicas internas del llamado Segundo Período Intermedio que en una continuación del impulso nacionalista de liberación nacional y de creación de un colchón defensivo en Palestina. Si las razones para esta intervención radicaran más en un anhelo de establecer una situación defensiva que en poderosas razones de índole estructural emanadas de la situación anterior, entonces podría vislumbrarse desde un primer momento esta voluntad de intervención desde los primeros momentos de la monarquía de un estado reunificado por la fuerza de las armas. La notable falta de documentos que nos ilustren esta circunstancia ha sido explicada desde varias posiciones. Desde la simple suposición de que aunque no se disponga de esos documentos debió existir esa voluntad decidida a la vista de

lo que ocurrió después, hasta quien habla de una fase de necesario preludio preparatorio para la que habría de ser la gran gesta imperial que daría comienzo con Tutmosis III y se extendería con altibajos no exentos de gloria hasta alcanzar los campos de Kadesh. (Pérez-Accino, 1997: 70-71).

Aspectos simbólicos de la representación del faraón y el carro de guerra La representación del faraón sobre el carro de guerra se convirtió en un novedoso programa iconográfico que se sumó al repertorio utilizado para proclamar la naturaleza sobrehumana y divina del rey. En este sentido, este elemento foráneo se transformó rápidamente en un símbolo de poder para el discurso propagandístico del Estado faraónico el cual comenzó, en la dinastía XVIII, a convertirse en un imperio. En términos generales, un imperio (del latín imperivm “poder, comando”) es un Estado multiétnico y multicultural que conforma su territorio por medio de la conquista militar o políticas expansivas. El imperio impone su posición hegemónica sobre otros territorios, aunque cada uno de ellos recibe y aporta, de manera dialéctica, elementos particulares en el ámbito social, económico, político y religioso. Por lo general, la autoridad del imperio recae en una sola persona, real o figurada, que representa a una o varias instituciones; al respecto Lawrence Krader (1919-1998) señala: Existe una gran relación entre los gobernantes y los imperios, sobre todo en la etapa de expansión y consolidación, al parecer no pudo existir nunca lo uno sin lo otro y esto es correcto, ya que ¿cómo se puede crear o sostener un imperio sin una buena administración? Otro factor de importancia dentro del imperio es la ideología, la cual es un factor motivante en la expansión imperial, el rol de la ideología puede proveer legitimación y explicaciones para las no igualitarias condiciones entre los gobernantes y las poblaciones sujetas. Los cambios ideológicos, suelen ocurrir en las personas subordinadas, las cuales tratan de buscar una nueva posición social. (Krader, 1975: 240).

De tal manera, el Egipto del Reino Nuevo experimentó cambios en su manera de relacionarse con sus vecinos; si bien, desde el Reino Antiguo se promulgaba que el faraón era la encarnación del dios

ḥr (hor) “Horus” cuya tarea era repeler y someter a las fuerzas del caos que se representaban por hordas de extranjeros hostiles que ponían en constante peligro a la tierra del Nilo; ahora el monarca se aventuraba más allá de las fronteras tradicionales y se encontraba con personas extrañas de usos y costumbres diferentes con las cuales tenia que luchar, y vencer, en todos los terrenos; tanto en el físico como en el metafísico. En este contexto histórico fue que el carro de guerra se reinterpretó ya no como algo que representase a los Hyksos, sino Egiptología 2.0 | 77


como un elemento plenamente egipcio que ayudó a la imposición de Ma’at.

Fragmento de relieve que representa una batalla contra soldados asiáticos; bloque reutilizado en la cimentación del templo funerario de Ramsés IV (c. 1156-1150 a.C.) en El-Assasif. c. 1427-1400 a.C., dinastía XVIII, probablemente reinado de Amenhotep II, Reino Nuevo. Arenisca tallada con restos de policromía. (NI: 13.180.21). | Metropolitan Museum.

Existen varios puntos de vista sobre el uso táctico del carro de guerra que han sido expuestos en trabajos especializados como: War in Ancient Egypt. The New Kingdom (2005) de Anthony J. Spalinger, “Chariotry to Cavalry: Developments in the Early First Millenium” (2010) de Robin Archer, “Vehicle of the Sun: The Royal Chariot in the New Kingdom” (2013) de Amy M. Calvert y The Chariot: A Weapon that Revolutionized Egyptian Warfare (2014) de Richard Carney, entre muchos otros. Inclusive, existe un capítulo de la serie de TV documental estadunidense NOVΛ titulado: “Building Pharaoh’s Chariot” (2013) en donde un equipo multidisciplinario integrado por Martin O’Collins, Stephen Harvey, Bela Sandor, et. al. recreó y probó un carro de guerra. Algunos de los mencionados autores señalan que los egiptólogos de finales del siglo XIX y principios del XX d.C. consideraron al carro de guerra como un arma de choque. Sin embargo, estudios recientes señalan que al parecer se utilizó más bien como una especie de plataforma móvil para transportar a los arqueros hacia posiciones de ataque óptimas.

Recreación de un carro de guerra del TV documental Building Pharaoh’s Chariot, dirigido por Martin O’Collins. Transmitido el 6 de Febrero de 2013. Fotograma del programa NOVΛ, temporada 40, episodio 5. TV6. | WGBH-TV & Public Broadcasting Service, USA. 78 | Egiptología 2.0


Más allá de su desempeño en el campo de batalla, parece que el carro de guerra fue una poderosa “arma psicológica” que utilizaron los efectivos de alto rango del ejército egipcio para amedrentar a sus enemigos y también para enarbolar a sus ocupantes durante y después de las campañas militares. En este contexto es que deben interpretarse las representaciones del faraón sobre el carro de guerra que, junto a otros elementos iconográficos y a las inscripciones asociadas, tenían por objetivo transmitir un mensaje propagandístico que no buscó registrar fehacientemente los eventos “reales”; sino presentarlos de manera “dramática” para resaltar la fuerza, poder y destreza sobrehumana del monarca, quien era asistido por los dioses durante el fragor de los combates. A continuación, se analizarán, brevemente, algunos ejemplos representativos de este programa iconográfico y sus variantes, que se encuentran plasmados en distintos soportes, con el objetivo de tratar de comprender mejor sus aspectos simbólicos. El primer ejemplo se encuentra en el “pescante” de un carro de guerra del faraón Thutmose IV (c. 1400-1390 a.C.) que actualmente se resguarda en el Museo de Antigüedades Egipcias de El Cairo (NI: CG 46097), el cual fue descubierto en su tumba (KV43) del “Valle de los Reyes” por el arqueólogo británico Howard Carter el 18 de Enero de 1903. En el panel exterior derecho del “pescante” se figura al mencionado monarca tensando su arco mientras los caballos y las ruedas del carro aplastan a varios enemigos asiáticos (ver figura 5). Un elemento relevante de esta composición es que también se figura a mnṯw (menchu) “Montu”, dios solar asociado a la guerra quien brindaba protección al faraón durante las batallas. Montu acompaña y asiste -sosteniendo y dirigiendo los brazos de Thutmose IV- en el acto de disparar una flecha; la cual ayudará a la imposición de Ma’at. En este caso, la composición es aún más “hierática” que lo que puede apreciarse a simple vista si se toman en cuenta varios aspectos: Montu se muestra casi oculto tras el faraón; como si el dios fuese “absorbido” por el cuerpo de Thutmose IV. Esta interpretación se refuerza si se considera que tras las dos figuras se encuentra un flabellum “abanico” semicircular que también se oculta parcialmente tras la cabeza del dios y que es sostenido por un

´nḫ (ankh) “ankh” personificado. El motivo del flabellum puede leerse como el vocablo:

šwyt (shuyt) “sombra”, el cual hace referencia a una de las esencias espirituales con las que contaban los hombres y los dioses (cfr.: Faulkner, 1962: 263). En este sentido, la disposición de esta parte de la composición es un rebus cuya “lectura alusiva” es: «La sombra de Montu está con Thutmose IV» la cual es similar a la fórmula: «Entonces su majestad apareció en el carro de guerra como Montu en su gloria» que se utilizó frecuentemente para referirse al faraón en combate (cfr.: Calvert, 2013: 49-50). Sobre Montu y Thutmose IV se encuentra un buitre -que representa a Nekhbet, la diosa patrona del Alto Egiptoque abre sus alas sobre la cabeza y espalda del faraón. El ave sujeta en sus garras el šn (shen) “circunferencia, eternidad”, logograma que alude a la “protección eterna” que el monarca recibía por parte de la diosa y también por el disco solar del que emergen dos cobras -que representa al “ojo de Ra”- que se encuentra directamente sobre la corona de Thutmose IV. La esencia del descrito programa iconográfico también se encuentra presente en las caras exteriores del llamado “cofre pintado con panoramas miniatura” del faraón Tutankhamón (c. ¿1334?-1324 a.C.) que actualmente se resguarda en el Museo de Antigüedades Egipcias de El Cairo (NI: JE 61467) y que fue descubierto en la antecámara de su tumba (KV62) del “Valle de los Reyes” también por Howard Carter, entre Diciembre de 1922 y Enero de 1923. En los laterales de este cofre el “rey niño” se figura como un vigoroso líder que conduce a un contingente de carros de guerra en contra de enemigos asiáticos, en el lado derecho, y nubios, en el lado izquierdo. La composición general de ambas caras es básicamente la misma -aunque con pequeñas y obvias diferencias- y permite comprender otro importante aspecto simbólico de este tipo de representación: el faraón siempre se figura de mayor tamaño que los otros personajes en una escena, tanto para indicar su jerarquía política como su status divino. Pero, también existe una razón apotropaica -es decir de orden mágico para repeler y proteger del mal- para que el monarca se represente más grande; ya que él fungía como una barrera entre el ordenado cosmos egipcio y el caos que se encontraba al acecho fuera del país del Nilo (cfr.: Wilkinson, 1994: 45-48). Esta concepción se hace evidente al observar la disposición de los personajes que se encuentran a los lados de Tutankhamón: los enemigos extranjeros se figuran como un amasijo desordenado que huye despavorido; en contraposición con las tropas egipcias que avanzan en orden marcial sobre tres registros horizontales. La figura del faraón es la que evita que ambas “realidades” se mezclen; pero él no sólo se levanta como una barrera, sino que lleva Ma’at Egiptología 2.0 | 79


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Detalle del panel exterior derecho del pescante del carro de guerra del faraón Thutmose IV. c. 1400-1390 a.C., dinastía XVIII, Reino Nuevo. Madera tallada con restos de estuco y lino. (NI: CG 46097). Museo de Antigüedades Egipcias de El Cairo, Egipto. | Amy M. Calvert.


a las tierras regidas por el caos. Esta acción se refuerza por la presencia del logograma

que es el de-

terminativo del vocablo: pt (pet) “cielo”, el cual se encuentra sobre Tutankhamón y su carro de guerra; y que indica que el rey recibe la protección de las deidades celestes como Nekhbet, Ra y la propia Nut y que al mismo tiempo también extiende el “cielo egipcio” hacía nuevos horizontes.

Detalle del lado derecho del “cofre pintado con panoramas miniatura” del faraón Tutankhamón. c. ¿1334?-1324 a.C., dinastía XVIII, Reino Nuevo. Madera tallada, estucada y policromada. (NI: JE 61467). Museo de Antigüedades Egipcias de El Cairo, Egipto. | Wikimedia Commons.

Detalle del lado izquierdo del “cofre pintado con panoramas miniatura” del faraón Tutankhamón. c. ¿1334?-1324 a.C., dinastía XVIII, Reino Nuevo. Madera tallada, estucada y policromada. (NI: JE 61467). Museo de Antigüedades Egipcias de El Cairo, Egipto. | Wikimedia Commons.

En el caso de Tutankhamón se puede decir que los programas iconográficos de su “cofre pintado con panoramas miniatura”, así como otros similares, son puramente propagandísticos; ya que no se conocen fuentes históricas que atestigüen campañas militares efectuadas por el “rey niño” en su corto reinado. En contraposición, en la dinastía XIX se tiene constancia de varias incursiones de verdaderos “faraones guerreros” como Sethy I (c. 1290-1279 a.C.) quien desde los primeros años de su reinado lideró hasta tres campañas militares en la región de Canaán, en donde logró apoderarse de la ciudad de Kadesh (actual Tell Nebi Mend) lo que ocasionó tensiones con el pujante imperio hitita; hasta que se estableció un frágil tratado de paz con el rey Muwatalli II (c. 1295-1272 a.C.), situación que le permitió a Sethy I emprender otras incursiones punitivas en las fronteras egipcias en contra de los libios y los nubios. La mayor parte de estas campañas se encuentran registradas en Egiptología 2.0 | 81


el exterior del muro norte de la gran sala hipóstila de ỉpt swt (ipet sut) “el más secreto de los lugares”, es decir el templo de Karnak, en donde se presentan varios programas iconográficos que incluyen la representación del faraón sobre el carro de guerra. En este caso, se encuentra una variante más al repertorio: el monarca se figura en una actitud pasiva sobre el “pescante” del carro sosteniendo, con sus manos, las bridas de los caballos. En este caso, probablemente se trate de una representación un tanto más “naturalista”; ya que durante las procesiones triunfales el monarca podía conducir el carro sin la ayuda del kṯn (kechen) “auriga”. Pero, la situación era muy diferente cuando se entablaba combate; durante el cual el faraón fungía como el snny (seneny) “soldado arquero” y necesitaba a un auriga para conducir el carro. Sin embargo, en todas las representaciones el rey se figura solo, con las riendas de los caballos anudadas alrededor de su cintura, con el objetivo de tener las manos libres para disparar el arco o blandir otra arma. Este detalle por lo general se pasa por alto y es uno de los elementos que muestran la “irrealidad” de este programa iconográfico. Al parecer, este rasgo fue otro recurso para no permitir que nada distrajese el mensaje de la gloriosa fuerza, poder y destreza sobrehumana del monarca (cfr.: Wilkinson, 1992: 172).

El faraón Sethy I regresa de su “primera campaña de la victoria” y conduce prisioneros a la ciudad fronteriza de Tyaru (probablemente actual Tell el-Habua). Detalle del registro medio del lado oeste del muro exterior norte de la gran sala hipóstila de Karnak. c. 1290-1279 a.C., dinastía XIX, Reino Nuevo. Piedra arenisca tallada. Gobernación de Luxor, Egipto. | The Karnak Great Hypostyle Hall Project.

El faraón Sethy I conduce prisioneros libios hacia Egipto. Detalle del registro medio del lado oeste del muro exterior norte de la gran sala hipóstila de Karnak. c. 1290-1279 a.C., dinastía XIX, Reino Nuevo. Piedra arenisca tallada. Gobernación de Luxor, Egipto. | The Karnak Great Hypostyle Hall Project. 82 | Egiptología 2.0


El tiempo pasó, el gran faraón Sethy I murió y el país de Hatti continuo siendo una amenaza para los intereses egipcios en la región de Canaán hasta que en el año de c. 1274 a.C. un joven Ramsés II (c. 1279-1213 a.C.), hijo de Sethy I, movilizó las cuatro divisiones de su ejército (consagradas a los dioses Amón, Ra, Ptah y Seth) hacia las riveras del Orontes para alcanzar la ciudad de Kadesh. En contra de los consejos de sus generales, el impetuoso faraón adelantó la posición de una de sus divisiones, la de Amón, dejando al resto de sus fuerzas atrás, ya que creía que tenía una ventaja táctica sobre el ejército hitita por la información que le proporcionaron dos shasu, nómadas del desierto, que en realidad eran espías del rey Muwatalli II quien le tendió una trampa a Ramsés II. Las fuerzas hititas atacaron a la división comandada por el inexperto faraón y cortaron su comunicación con las divisiones restantes. Ante tal emboscada, Ramsés II suplicó al dios Amón para que le asistiese en el campo de batalla; la respuesta del dios y el curso de acción del faraón se registraron en los llamados Poema de Pentaur y el Boletín de Guerra que se encuentran inscritos en los muros de los templos de Luxor, Abydos, Karnak, Abu Simbel y el Ramesseum. Al respecto, recurro a un fragmento de la ya clásica traducción de Miriam Lichtheim (1914-2004), quien anota: «…Entonces, oré en la tierra distante, Mi voz resonó en la sureña Iunu (Heliópolis). Y encontré que Amón vino cuando le llamé, Me tendió su mano y yo me regocijé. Él clamó por detrás como si estuviera cerca: “Adelante, yo estoy contigo. Yo, tu padre, mi mano está contigo, Yo prevalezco sobre cientos de miles de hombres, ¡Yo soy el señor victorioso, amante del valor!” Yo encontré mi corazón resuelto, mi pecho henchido, Todos mis actos fueron provechosos, yo fui como Montu, (130) Disparé con la derecha y sujeté con la izquierda, Yo estuve ante ellos como Seth en su hora, Yo encontré la masa de carros de guerra en cuyo medio yo estaba Dispersándolos con mis caballos; Ninguno de ellos encontró su mano para combatir, Sus corazones fallaron en sus cuerpos al tener miedo de mí. Sus brazos desfallecieron, ellos no pudieron disparar, Ellos no tuvieron corazón (valor) para empuñar sus lanzas; Yo los hice hundirse en las aguas como los cocodrilos se hunden, Ellos cayeron sobre sus rostros uno sobre el otro. (140) Yo masacré entre ellos a mi voluntad, Nadie había conmigo, Nadie se volvió, El que caía no se volvía a levantar…» (Lichtheim, 1976: 66).

Como puede apreciarse en este fragmento del Poema de Pentaur, Ramsés II declaró que él solo derrotó al ejército enemigo. En este sentido, este tipo de retórica constituye un claro ejemplo, tal vez el más célebre, de como las acciones “reales” eran “ajustadas” para efectos de la propaganda imperialista; lo cual también corresponde al programa iconográfico que nos ocupa en este texto. En este sentido, existe otro importante aspecto simbólico de este tipo de representación que aún es necesario discutir: el faraón invariablemente se figura, cuando dispara su arco, tensando la cuerda del mismo mas lejos de lo posible. Aunque un arco puede tensarse de la manera en que se representa, la forma real y práctica de usarlo consiste en sostener la flecha y la cuerda delante de la oreja para evitar que el arquero sea golpeado por la energía potencial de la cuerda al liberarse. Aún más importante, el proyectil no puede apuntarse correctamente si se disparase de la manera en que se representa, ya que la mano tensora del arquero debe ser dirigida a un punto de la cara, usualmente a la barbilla, nariz u oreja, lo que le provee el elemento trasero de visión radial necesario para calcular la trayectoria de la flecha. Evidentemente, los militares y escultores egipcios sabían como se disparaba un arco, pero decidieron representar la mano tensora del faraón a un lado de su rostro para dejar este último al descubierto. Otro detalle que muestra como “la realidad fue ajustada” es la flecha que sostiene el monarca: si la longitud de las saetas que se encuentran contenidas en el carcaj del carro de guerra se compara con la que se encuentra en el arco tensado, se observa que ésta es mucho más larga que las otras, lo que dificultaría su uso (cfr.: Wilkinson, 1992: 172). Egiptología 2.0 | 83


El faraón Ramsés II ataca al ejército hitita durante la batalla de Kadesh. Detalle de un relieve en el interior del gran templo de Abu Simbel. c. 1279-1213 a.C., dinastía XIX, Reino Nuevo. Piedra arenisca tallada. Gobernación de Asuán, Egipto. | Wikimedia Commons.

El faraón Ramsés II ataca a un contingente de nubios. Detalle de un relieve del templo de Beit el-Wali. c. 1279-1213 a.C., dinastía XIX, Reino Nuevo. Facsímile en yeso moldeado y policromado por Joseph Bonomi por comisión de Robert Hay en 1825 para el British Museum. Londres. | Hans Ollermann.

Comentarios finales En las páginas precedentes realicé una breve reseña histórica de la adopción y uso del carro de guerra en el ejército egipcio. Este elemento foráneo a la tierra del Nilo rebasó los meros ámbitos funcionales y se transformó en un símbolo de poder para el discurso propagandístico del Estado faraónico, que durante el Reino Nuevo llego a convertirse en un imperio que dominó gran parte del medio oriente. Tal vez, por esta razón el programa iconográfico del faraón sobre el carro de guerra trascendió más allá de las fronteras egipcias y se reinterpretó a lo largo del tiempo; sólo basta recordar los desfiles triunfales romanos para escuchar un eco con notas de la tierra del Nilo. Inclusive, en el mundo contemporáneo aún resuenan el galopar de los caballos y el crujir de las ruedas en el imaginario colectivo; ya sea con el simpático “Klicky” de Playmobil -creado por Hans Beck (19292009)- quien ha sido ataviado como un faraón del Reino Nuevo y conduce «como Montu en su gloria» su propio carro de guerra (ver figura 12); o bien en la maravillosa ilustración del artista Wojciech Ostrycharz (ver figura 13) que evoca el momento, hace más de 3,290 años, en que un joven Ramsés II condujo a su ejército por el Bajo Egipto hacía los campos de Kadesh, en donde se forjaría su mote de “el grande”. Como última reflexión, creo que vale la pena revalorar un pasaje de la obra clásica Égypte (1912) de Gaston Camille Charles Maspero (1846-1916) en donde, casi intuitivamente, uno de los padres de la egiptología contemporánea señaló el cambio que los Hyksos produjeron en el antiguo país del Nilo: 84 | Egiptología 2.0


Carro Egipcio (set 4244) de Playmobil. 2008. Plástico policromado. | Klickypedia. Geobra Brandstätter GmbH & Co.KG. Zirndorf, Bavaria.

Chariot, obra de Wojciech Ostrycharz para el proyecto “Secrets Of Egypt”. 2009-2010. Ilustración digital. | Art Way, Concept Art And Animation Studio. Wrocław. Egiptología 2.0 | 85


Por poco civilizados que estuviesen los Hyksos en el comienzo de su dominación, habían llevado consigo no sólo elementos materiales de progreso como el caballo, el carro, el carcaj, la coraza de escamas de bronce, armas de nueva forma, sino también maneras de pensar y de ver extrañas al Egipto del tiempo pasado. La levadura de originalidad que introdujeron en la masa antigua, no fue, ciertamente, tan activa que cambiase enteramente su naturaleza, pero no por ello careció de la energía necesaria para hacer saltar los antiguos moldes por muchas partes. (Maspero, 1912: 136).

Bibliografía

Sobre el autor

ARCHER, R. (2010). “Chariotry to Cavalry: Developments in the Early First Millenium” en: New Perspectives on Ancient Warfare. Garrett G. Fagan & Matthew Trundle (editores). Koninklijke Brill NV. Leiden. pp. 5780.

Gerardo P. Taber realizó sus estudios de arqueología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y se ha especializado en el estudio de las culturas del antiguo medio oriente y el Mediterráneo, con especial énfasis en el Egipto faraónico. Ha impartido numerosos cursos y conferencias sobre el arte, la religión y el sistema de escritura del Egipto faraónico, así como de historia general e historia de los museos en México, en diversas instituciones como: la ENAH, ENCRyM, UNAM, UAM, UASLP, Universidad Pontificia de México, Universidad Anáhuac México Norte y la Fundación José Ortega y Gasset México, entre otros.

CALVERT, A. M. (2013). “Vehicle of the Sun: The Royal Chariot in the New Kingdom” en: Chasing Chariots. Proceedings of the first international chariot conference (Cairo 2012). André J. Veldmeijer & Salima Ikram (editores). Sidestone Press. Leiden. pp. 45-71. DODSON, A. & HILTON, D. (2004). The Complete Royal Families of Ancient Egypt. A Genealogical Sourcebook of the Pharaohs. Col. The Complete Series. Thames & Hudson. London & New York. FAULKNER, R. O. (1962). A Concise Dictionary of Middle Egyptian. Griffith Institute. Oxford. KEMP, B. J. (1996). El antiguo Egipto. Anatomía de una civilización. Título original: Ancient Egypt. Anatomy of a Civilization. Traducción de Mónica Tusell. Crítica & Grijalbo Mondadori S.A. Barcelona. KRADER, L. (1975). The Asiatic Mode of Production. Sources, Development and Critique in the Writings of Karl Marx. Van Gorcum. Assen. LICHTHEIM, M. (1976). Ancient Egyptian Literature Volume II. The New Kigdom. Col. UCLA Series, Issue 11 of Near Eastern Center. University of California Press. Oakland. MASPERO, G. (1912). Égypte. Col. Ars Una. Species Mille. Histoire Générale de l’Art. Hachette et Cie. París. PÉREZ-ACCINO, J. R. (1997). “Egipto y el corredor sirio-palestino a comienzos de la dinastía XVIII: Fisuras en el paradigma.” en: Egipto y el exterior. Contactos e influencias. Col. Aegyptiaca Complutensia III. Luis A. García Moreno & Antonio Pérez Largacha (editores). Universidad de Alcalá de Henares, España. pp. 67-85. REDFORD, D. B. (1993). Egypt, Canaan and Israel in Ancient Times. Princeton University Press. Princeton. TOTH, G. (2013). Middle Egyptian Grammar through Literature. Rutgers University-Camden. New Jersey. WILKINSON, R. H. (1992). Reading Egyptian Art. A Hieroglyphic Guide to Ancient Egyptian Painting and Sculpture. Thames & Hudson Ltd. London. 86 | Egiptología 2.0

También se ha desempeñado como investigador de las exposiciones internacionales: Persia fragmentos del paraíso, tesoros del Museo Nacional de Irán en los años 2005-2006; Isis y la Serpiente Emplumada, Egipto faraónico/México prehispánico en los años 20072008; Pompeya y una villa romana, arte y cultura alrededor de la bahía de Nápoles en los años 2009-2010; muestras que se presentaron en el Museo Nacional de Antropología. Actualmente se desempeña como investigador del Museo Nacional de las Culturas, en el área de investigación y curaduría del Egipto faraónico y el Mediterráneo antiguo y se encuentra trabajando en el proyecto Kemet en Anáhuac, que busca analizar y contextualizar las obras egipcias que se encuentran en México. http://museodelasculturas.academia.edu/GerardoPTaber https://kemetenanahuac.wordpress.com


Colecciones Bartomeu Egea Resino

100 años de gestión francesa del Consejo Supremo de Antigüedades (CSA)

No fue hasta mediados del siglo XIX, que se empezó a regular el comercio de antigüedades en Egipto. Cientos de miles de objetos, desde joyas y estatuillas a relieves e incluso estructuras enteras, fueron separados de sus contextos y enviados a museos y colecciones privadas de todo el mundo.

La demanda occidental de antigüedades del antiguo Egipto se intensificó con la campaña napoleónica a Egipto y Siria (1798-1801) y la posterior publicación de los múltiples volúmenes de la obra Descripción de l’Egypte, resultado de la vertiente científica de la expedición, lograda por sus 167 científicos, estimuló el interés mundial por Egipto y de sus antiguos monumentos. La primera medida para el control de antigüedades egipcias fue decretada en agosto de 1835, por el valí o gobernador de Egipto, representante del sultán del Imperio Otomano, Mehmet Alí, considerado el fundador del Egipto moderno, que emitió un decreto que prohibía la extracción no autorizada de antigüedades del país. Este decreto también designaba un edificio al lado del lago y de los jardines Ezbekiah, en El Cairo, para servir como almacén de antigüedades. Por desgracia, estas antigüedades se daban a menudo por los gobernantes de Egipto a los dignatarios extranjeros como regalos, y a mediados de la década de 1800, la colección era tan pequeña que cabía en una habitación de la Ciudadela. En 1855 lo que quedaba de la colección fue entregada por Muhammad Sa’id Pasha como un regalo al archiduque austriaco Fernando Maximiliano de Habsburgo.

Sala principal Museo Boulaq. | Album du Musée de Boulaq.

Tres años mas tarde, en 1858, el mismo virrey Sa’id Pasha, aprueba la creación del Servicio de Antigüedades, oficialmente el Service de conservation des Antiquités de l’Égypte para detener el ilícito y continuado comercio de antigüedades egipcias, nombrando al académico francés Auguste Mariette como su director.

Este nuevo departamento gubernamental fue el responsable de llevar a cabo sus propias excavaciones, y también de la aprobación y supervisión de las misiones arqueológicas extranjeras. Mariette creó el primer museo nacional en 1863 en un antiguo edificio de la Autoridad de Tránsito de la ciudad en el distrito de Boulaq en Azbakeya, al lado del centro. Es así como se inicio, durante casi un siglo, una saga de directores formada por estudiosos franceses, al frente del Servicio de Antigüedades, hasta bien entrada la década de 1950, cuando las tropas coloniales británicas finalmente salieron de Egipto, y la institución de protección del antiguo legado, paso a ser una organización totalmente egipcia. Egiptología 2.0 | 87


François Auguste Ferdinand Mariette (Boulogne-sur-Mer, 11 de febrero de 1821 - El Cairo, 18 de enero de 1881). Se apasionó por la egiptología mientras visitaba la Galería egipcia del Museo de Boulogne y clasificaba las notas que Néstor El Hôte había recogido en su viaje con la misión franco-toscana en la tierra de los faraones. Aprende escritura jeroglífica e idioma copto. Va a Egipto en 1850, en un viaje financiado por el Louvre, para adquirir manuscritos coptos. El propósito no se realizó y utilizó los fondos para excavar en Saqqara. Transitando por la meseta de Saqqara observó, surgiendo de la arena, la cabeza de una esfinge; pensó entonces en la descripción, hecha por Estrabón, de una avenida (dromos) con más de ciento cuarenta esfinges, que conducía al Serapeum, el resultado fue inmediato: Descubrió y excavó entre 1851 y 1854, el Serapeum de Menfis y también numerosas mastabas fechadas en el Imperio Antiguo. En 1857 volvió de nuevo a Egipto Excavó en Dra Abu el-Naga (Tebas). Creó el Service de conservation des Antiquités de l’Égypte, y el Museo de Boulaq, donde se convirtió en el director el 1 de junio de 1858. En 1860, descubre y

Auguste Mariette. | Wikimedia Commons.

trabaja en el templo de Edfu que hace desenterrar. Mariette tenía en 1872, bajo su dirección, 2780 obreros trabajando en Egipto; encontró y trasladó unos 15.000 objetos de numerosos lugares en Egipto y Nubia. Excavó unas 300 tumbas en Saqqara y Giza. Fue nombrado miembro de la Académie des Inscriptions et Belles-Lettres (Academia de Inscripciones y Lenguas Antiguas) en 1878. Enfermó gravemente, debido a su diabetes, y murió en 1881, en El Cairo, donde fue enterrado. Los egipcios, agradecidos, erigieron una estatua de Auguste Mariette en los jardines del Museo Egipcio de El Cairo. Gaston-Camille-Charles Maspero (París, 23 de junio de 1846 a 30 de junio de 1916). Alumno excepcional, pronto demuestra tener una gran aptitud para la historia. Auguste Mariette, introdujo al joven Maspero en el estudio de los jeroglíficos, despertando su interés. En noviembre de 1880 se fue a Egipto como jefe de una misión arqueológica que años mas tarde, y de forma estable, se convirtió en el Institut français d’archéologie orientale (Instituto Francés de Arqueología Oriental- IFAO). Como profesor, impartió clases de egiptología en la École des Hautes Études, y de filología y arqueología egipcia en el Collège de France, desde 1869 hasta 1874. Fue amigo de Amelia Edwards, fundadora de la Egypt Exploration Fundation, y gran impulsor de los trabajos de Flinders Petrie. Gaston Maspero. | Bibliothèque nationale de France. 88 | Egiptología 2.0

Dirigió el Service de Antiquités Egyptienne de 1881 a 1914. Vivió en la


época de uno de los eventos más importantes de la egiptología, el descubrimiento de la tumba DB320 en Deir el-Bahari, y evitó su expoliación. Eugene Grebaut (Paris 1 de junio de 1846 - 8 de enero de 1915). Eugene Grebaut estudio derecho y licenciatura en letras, coincidiendo con Gaston Maspero en 1869 en la Escuela de Estudios Avanzados, aprendió árabe y se especializo en el estudio de papiros. Publicando en 1874 la transcripción con traducción y comentario detallado de la primera mitad del “Himno a Amón-Ra”. Seis años más tarde, dirige el Colegio de Francia y la Escuela de Estudios Avanzados entre 1881-1883. En 1883 fue nombrado director del Instituto de El Cairo (IFAO). Viaja a Egipto en 1884 y en enero de 1886 recibió la insignia de Caballero de la Legión de Honor. Eugene Grebaut. | Pinacoteques du Paris.

Entonces Maspero lo llevó al Alto Egipto, lo que hace se impregne del país y de su

pasado. En 1889, es requerido para supervisar una operación importante: mover las antigüedades del museo Boulaq (ahora demasiado pequeño, demasiado inseguro para los tesoros que contiene) al palacio de Giza. El museo fue inaugurado 12 de enero de, 1890 y las obras, que se exhiben en 91 habitaciones, hace las delicias de los numerosos visitantes que acuden allí. Maspero delega en el, la limpieza de la esfinge, excavaciones del Valle de los Reyes en las tumbas de Ramsés VI y IX, facilitando el acceso y mejorando la iluminación. El momento mas extraordinario de su trayectoria es el descubrimiento en 1891 de la segunda caché en Deir el-Bahari. Dentro de ella, una tumba de la dinastía XXI, hallo 160 sarcófagos y momias de los altos sacerdotes de Amón del templo de Karnak, divinas adoratrices y sus familias. Termino su carrera en la Sorbona como profesor de historia antigua de Oriente. Jacques Jean Marie Morgan (Huisseau-sur-Cosson 3 de junio de 1857 - Loir-et-Cher 14 de junio de 1924). Antes de convertirse en responsable de las excavaciones en Persia, fue designado para la dirección del Departamento de Antigüedades de Egipto, puesto que ocupó seis años (1892-1897). Excavo en Memphis y Dahshur, también trabajó en Stonehenge, y Persépolis. En Egipto tuvo la ocasión de excavar entre 1894 y 1895, la pirámide de Amenemhat II en Dahshur (la pirámide blanca). Adquiriendo notoriedad por ser quien descubrió y superviso el llamado “tesoro de Dahshur” una joyería mas que admirable en las tumbas de las princesas Ita, Itaoueret y Sithathormeret, de finales de la dinastía XII y situadas en el recinto al oeste de la pirámide. Fue nombrado en 1897, representante general y agente especial del Ministerio de Educación del Gobierno de Francia en Persia. Fue promovido en 9 de marzo de 1906 a Commandeur de la Légion d’Honneur, la más conocida e importante de las distinciones francesas.

Jacques Morgan. | Wikimedia Commons.

Victor Climent Georges Philippe Loret (Paris 1 de septiembre 1859 - Lyon 3 de febrero de 1946). Estudió con Maspero en la Escuela de Altos Estudios y el Colegio de Francia. Se convirtió en miembro del Instituto Francés de Arqueología de El Cairo en 1881, donde comenzó a trabajar entre las tumbas reales y privadas Egiptología 2.0 | 89


de Tebas. Fue director en 1886. Fue lector en la Universidad de Lyon entre 1886 y 1929, donde fundó la escuela de la egiptología. Entre 1897 y 1899, fue director general del Servicio de Antigüedades de Egipto excavando en el Valle de los Reyes, con resultados impresionantes. También excavo en Saqqara. Loret era en realidad uno de los primeros miembros de la misión arqueológica francesa en El Cairo, y con Maspero, Loret viajó por el Nilo, quedando prendado del país. Trabajando en la Ribera Occidental de Luxor durante 1883 con Eugene Lefebure, copió las decoraciones y estudió las inscripciones de varias tumbas reales y privadas.

Victor Loret. | Wikimedia Commons.

Este fue su primer contacto con el Valle de los Reyes, donde quince años más tarde, haría los mayores descubrimientos de su vida, las tumbas de Tutmosis III (KV34) y Amenhotep II (KV35), esta tumba demostró ser una “cachette” de varios de los más importantes reyes del Imperio Nuevo, faraones como Tutmosis IV, Amenhotep III y Ramsés III, junto con otros faraones y reyes. Momias Reales que habían sido depositadas allí para protegerlos, en tiempos de la 21 dinastía por el gran sacerdote de Amón, Pinedyem. Se interesó por la música y los instrumentos de la época faraónica. Etnomusicólo-

go, transcribió melodías y bailes del Sur Valle de los Reyes. Pierre Lacau (Brie-Comte-Robert 25 de noviembre de 1873 - 26 de marzo de 1963). Desempeñó la dirección de antigüedades entre 1914 y 1936, supervisando en 1922 el descubrimiento de la tumba de Tutankhamón en el Valle de los Reyes por Howard Carter. El primer encargo a Lacau, fue, la redacción del catálogo general del Museo de El Cairo. Siendo en 1912 nombrado director del Instituto Francés de Arqueología Oriental, continuando los trabajos de excavación de nuevas estructuras dentro de Abu Roash, el complejo funerario de Djedefre al este de las pirámides de Giza. Ya en la dirección general del Departamento de Antigüedades, de inmediato anuncia que las concesiones de excavación limitadas a los representantes de las instituciones públicas y a sociedades. A continuación, reinterpreta la ley, referente a la división de los hallazgos de modo que el Museo Nacional Egipcio podría quedarse todos los hallazgos únicos y dar a la entidad excavadora todo el

Pierre Lacau. | Wikimedia Commons.

resto. En 1938 fue nombrado profesor en el Collège de France en París, donde ocupa la silla en egiptología hasta 1947, en 1939 fue elegido para la Académie des Inscriptions et Belles-Lettres. Étienne Marie Felix Drioton (Nancy 21 de noviembre 1889 - Montgeron 17 de enero de 1961). Étienne Drioton se licencia en literatura y filosofía griega a la pronta edad de dieciséis años. Posteriormente ingresa en el seminario de Nancy donde se hace sacerdote en 1912. Parte a Roma para asistir a unos estudios más especializados obteniendo los doctorados en filosofía por la Aca90 | Egiptología 2.0


demia de Santo Tomás y el de teología por la Pontificia Universidad Gregoriana. Se graduó en Ciencias Bíblicas en la Pontificia Comisión Bíblica de el Vaticano en 1914 y se graduó en la Escuela Libre de Lenguas Orientales del Instituto Católico de París, en Egipcio y Copto en 1918. Progresa y ejerce varias responsabilidades docentes y de investigación, como las excavaciones en Medamud, hasta que en 1936 es nombrado por el gobierno egipcio Director de Antigüedades de Egipto, cargo que ocuparía durante dieciséis años, junto con la plaza de profesor en el Instituto de Egiptología de la Universidad Fuad I en El Cairo. En 1945, su rápida intervención logró rescatar del mercado negro de antigüedades los Manuscritos de Nag Hammadi. En 1952 es designado conservador jefe por el Museo del Louvre y director del CNRS. En 1957 es profesor en el Collège de France. Fue condecorado como Officier de la Légion d’honneur, y entre otros designado miembro de la Ordre des Arts et des Lettres. Esta considerado como uno de los mas notables egiptólogos de todos los tiempos.

Étienne Drioton. | Le Parisien.

Sobre el autor Bartomeu Egea (Barcelona 1953), después de una larga trayectoria empresarial, dedica toda su atención al estudio del antiguo Egipto, estudia prehistoria e historia antigua y etnoarqueología, colabora habitualmente en blogs y foros que promuevan el conocimiento de la egiptológica, así como en docencia, acercando el AE a los escolares. Desde 2005 administra el sitio web: egipte.cat, donde a manera de repositorio gráfico, recopila el legado, que del antiguo Egipto, exista en la Mediterránea occidental. http://egipte.org https://www.facebook.com/egipte-org-Projecte-Uemot-62080254459 https://twitter.com/projecteuemot https://instagram.com/projecte_uemot Egiptología 2.0 | 91


Museos Sara López Caiz / Moisés González Sucías

El Museo de antigüedades egipcias de El Cairo

Vista aérea del Museo de antigüedades egipcias de El Cairo. | Wikimedia Commons.

Conocido comúnmente como Museo Egipcio de El Cairo, custodia en la actualidad, la mayor colección de

objetos procedentes de la antigua civilización egipcia. Posee más de 270.000 antigüedades clasificadas de diferentes periodos de la historia del valle del Nilo: Tinita, Imperio Antiguo, Imperio Medio, Imperio Nuevo, Tercer Período Intermedio, Período Tardío, Helenístico y Romano, destacando sobre otras instituciones, no solo por la cantidad, sino también por la importancia y calidad de las piezas conservadas. Más de dos millones y medio de personas visitan el museo anualmente. El edificio se encuentra en el centro de El Cairo, en la plaza Tahrir. Fue encargado por Abbas II Hilmi, al arquitecto francés Marcel Dourgnon, quien lo proyectó en estilo neoclásico. Fue diseñado con una planta en forma de “T” para permitir posteriores ampliaciones, y esta dividido en dos pisos, contando además con unos amplios sotanos de acceso restringido. Las obras se iniciaron 1897 y concluyeron en 1902. La luz natural entra principalmente por los grandes ventanales del primer piso y por las luciérnagas de vidrio de los techos. La distribución de los objetos expuestos y la disposición de las escaleras, salas y pasillos estaban pensadas para facilitar el acceso y el desplazamiento de los visitantes de principios del siglo XX. En el piso inferior se encuentra la tienda y las piezas de grandes dimensiones, como sarcófagos, estelas, grandes esculturas y relieves, todas distribuidas por épocas y por temas. En el piso superior (primer piso) están las exposiciones temáticas y los objetos más delicados, como momias reales, papiros, objetos de la vida cotidiana, objetos rituales y ajuares funerarios entre otros. En la actualidad las salas más visitadas de la colección permanente, son las que custodian los objetos procedentes de la tumba del faraón Tutankhamón, expuestos en el primer piso. En el patio o jardín de acceso, se exponen algunas esculturas, estelas y sarcófagos de piedra. 92 | Egiptología 2.0


Tronos reales Objetos funerarios Joyas Tesoro de Tutankhamón Estatuas pequeñas Objetos cotidianos

Primer piso

Época Predinástica Imperio Antiguo Imperio Medio Imperio Nuevo Periodo de Amarna Bajo Imperio Época Greco-romana

Planta baja Planos del Museo de antigüedades egipcias de El cairo. | Wikimedia Commons. Egiptología 2.0 | 93


Esfinge de Amenemhat III. XII dinastía y cabeza de una princesa amarniense. | Wikimedia Commons.

Ungüentario. Baja época y estatua de Kai y sus hijos. Imperio Antiguo. | Wikimedia Commons. 94 | Egiptología 2.0


Con la fundación del Service des Antiquités del Egypte (predecesor del Consejo Supremo de Antigüedades) en 1835, organismo creado para proteger los tesoros del Antiguo Egipto, el gobierno egipcio comenzó a recoger y recuperar objetos prehistóricos y del Egipto faraónico. A falta de un lugar donde almacenarlos, estos objetos se guardaron en un pequeño edificio del parque Esbekiah (Ciudad de El Cairo), poco después se tuvieron que trasladar a la Fortaleza de Saladino. En 1855, el gobernador Abbás Pachá regaló la colección a Maximiliano de Austria. En 1858 Auguste Mariette, fue nombrado Conservador de los Monumentos Egipcios por el gobernador Ismail Pachá, consiguió fondos del gobierno y el mismo año inauguró un museo en el barrio de Boulaq, que también dirigiría. Desde esta posición llevó a

Sala principal del museo Boulaq. | Wikimedia Commons.

del Pachá en Giza, que hizo durante un tiempo de museo y almacén. La primavera de 1880 Mariette, que padecía una grave diabetes, prematuramente envejecido y prácticamente ciego a causa de la enfermedad, hizo venir ha Gaston Maspero para que lo sustituyera, en enero del año siguiente murió en Boulaq, los egipcios le dedicaron una escultura y lo enterraron dentro de un sarcófago, ambos instalados hoy en el patio del Museo Egipcio.

Jedive Abbas II Hilmi. | Wikimedia Commons.

cabo varias campañas de exploración, excavación y recuperación de monumentos y tesoros en todo el país, los objetos que no se quedaban en su lugar de origen se trasladarían al museo, que rápidamente amplió la colección con piezas de todas las épocas. En 1878 el museo sufrió una grave inundación y muchos de los escritos y dibujos de Mariette se perdieron y la colección del museo se trasladó al palacio

Maspero siguió la obra de Mariette tanto en el Service des Antiquités, como en el museo Boulaq. Amplió las excavaciones iniciadas por Mariette, comenzó a restaurar algunos monumentos e incrementó el número de trabajadores del museo. También fundó otros museos por todo el país, e implicó ha los mismos egipcios en todo tipo de actividades arqueológicas y negoció con los traficantes del mercado negro, viendo que era imposible cortar el tráfico de raíz, intentó controlarlo, quedándose las piezas de mayor valor para el museo y siguiendo el rastro a las que salían del país. Entre el 1886 y en 1899 Maspero dejó el cargo y se sucedieron una serie de directores, que intentaron frenar la salida de piezas del país, aunque no lo consiguieron. En 1899 las autoridades egipcias, desesperadas, pidieron a Maspero que volviera a asumir la dirección del Service des Antiquités y del museo. Egiptología 2.0 | 95


se aplicaban en el cuerpo. Ambas caras tienen grabada en la parte superior dos cabezas de vaca, símbolo de la diosa Bat, y entre ellas se encuentra el serej, precedente de los cartuchos, con el nombre de Narmer. Gardiner opina que la paleta representa una batalla por el control del Delta, probablemente en manos de los libios, que posiblemente fue el final de una guerra de varias generaciones. John Baines propone que representan símbolos de logro regio, cuyo propósito no es dar cuenta de un evento histórico, sino exponer el dominio del rey sobre el mundo en nombre de los dioses, para lo cual ha derrotado las fuerzas del caos internas y externas.

El museo Boulaq en 1872. | Wikimedia Commons.

En 1912, dos años antes de jubilarse, consiguió que se aprobaran una serie de leyes para proteger el patrimonio de Egipto. En 1902 se había inaugurado el edificio actual en la plaza Tahrir y la colección egipcia, muy aumentada durante la dirección de Maspero, se trasladó a su emplazamiento definitivo. La colección La colección del museo supera las 120.000 piezas expuestas (más unas 150.000 en los almacenes), todas de diferentes épocas, que abarcan unos 5.000 años de la historia de Egipto (desde la prehistoria y el periodo predinástico hasta la época romana , aunque también contiene alguna pieza de épocas posteriores). Las piezas de la planta baja están ordenadas por épocas, siguiendo el sentido de las agujas del reloj: Periodo predinástico: Incluye piezas de la prehistoria, de las primeras civilizaciones egipcias y de los primeros faraones (Período protodinástico). De entre las piezas más importantes destaca la Paleta de Narmer. Elaborada en esquisto verde, de 64 cm de altura y 45 cm de ancho, su primitiva función era servir de soporte para los pigmentos, cremas, aceites, etc., que 96 | Egiptología 2.0

Paleta de Narmer. Anverso y reverso. | Wikimedia Commons.

Imperio Antiguo: Las salas contienen objetos y estatuas de las primeras dinastías, del época arcaica o tinita y del Imperio Antiguo. Una de las esculturas principales es la del faraón Khefren. La estatua fue hallada en el año 1860, por Auguste Mariette, en una fosa enlosada del Templo del Valle, cercano a la localidad egipcia de Guiza y representa a Kefrén, cuarto faraón de la dinastía IV. Imperio Medio: Incluye piezas del Primer periodo intermedio, de las dinastías del Imperio Medio y del Segundo periodo intermedio. Imperio Nuevo: Se exponen objetos de las dinastías XVIII, XIX y XX. También incluye una sección especial de la época de Amarna (durante la dinastía XVIII). Bajo Imperio: Las salas contienen piezas del Tercer periodo intermedio y de la época persa, también conocida como “Bajo Imperio” o “Período tardío”, abrazando las dinastías desde la XXI en la XXXI. Época grecorromana: desde la conquista de Alejan-


Estatua de Chnoum-Hotep. Yeso. 2000-1000 a.C. | Wikimedia Commons. EgiptologĂ­a 2.0 | 97


Sala central del museo. | Wikimedia Commons.

Sarcófagos pétreos. | Wikimedia Commons.

Estatua sedente del faraón Kefrén. | Wikimedia Commons.

dro Magno, pasando por el reinado de la dinastía ptolemaica hasta la época en que el Antiguo Egipto pasó a ser una provincia del Imperio Romano. La sala central contiene las piezas de grandes dimesniones, incluidas varias esculturas completas y bustos de faraones entre las que destaca una escultura doble colosal de Amenofis III y su mujer, la reina Tiy (dinastía XVIII), varios sarcófagos de piedra y algunos Piramidiones.

Las piezas del primer piso están ordenadas de forma temática, excepto el tesoro de Tutankhamón, que tiene buena parte del ala derecha de esta planta del museo. La parte central está abierta en el piso de abajo, con unas barandillas que la rodean, como si se tratara de un balcón, y que permiten ver las grandes esculturas de la sala central desde otra perspectiva. Las áreas principales del piso superior son: Tronos reales: acompañados de vasos de alabastro egipcio, carros de guerra o caza, algún sarcófago antropomorfo dorado. Objetos funerarios: incluye ushebtis, estatuas pequeñas (en general de no más de un metro de altura), fragmentos murales procedentes de diversas tumbas y papiros. Joyas: contiene grandes obras de la orfebrería del Antiguo Egipto, con algunas máscaras funerarias, brazaletes, collares, etc., todo hecho a partir de piedras preciosas o semipreciosas y metales nobles, destacando el uso del oro . La mayoría de piezas se encontraron en ajuares funerarios y adornando las momias de sus propietarios.

Piramidión de Amenemhat III. | Wikimedia Commons. 98 | Egiptología 2.0

Estatuas pequeñas: varios tipos de estatuas y esculturas, y otros objetos similares.


Objetos cotidianos: incluye una muestra de objetos poco conocidos, curiosos y muy descriptivos de la sofisticación cultural, científica y técnica del Antiguo Egipto. El tesoro de Tutankhamón: incluye casi todos los objetos que se encontraron en la tumba del faraón, desde las joyas, sandalias y bastones, hasta los sarcófagos, capillas, tejidos, estatuas, carros y, por encima de todo, la famosa máscara funeraria, símbolo internacional del Antiguo Egipto. Detalle de la momia de Ramsés II. | ArqueHistoria.

En 2010 el museo inauguró una nueva sección dedicada exclusivamente a los niños. Engloba y mejora las anteriores iniciativas del museo dedicadas a los niños en un único espacio. Con el nombre de museo infantil incluye una recreación de los monumentos y de la historia del Antiguo Egipto con piezas de Lego. El museo infantil está enfocado ha as escuelas y grupos infantiles y juveniles de forma didáctica y fomenta la participación de los niños. Está preparado también para acoger niños con discapacidades. El museo depende ahora del nuevo Ministerio de Estado para las Antigüedades, creado a finales de enero del 2011 por Hosni Mubarak como ministerio independiente a partir del antiguo Consejo Supremo de Antigüedades (que dependía del Ministerio de Cultura). El Gran Museo Egipcio

Máscara funeraria de Tutankhamón. | Wikimedia Commons.

Hallada en el año 1922, por el arqueólogo Howard Carter en el interior de la tumba de Tutankhamón, representa el rostro idealizado del faraón y estaba incrustada en el rostro de la momia del faraón a modo de protección. El museo también conserva una amplia colección de monedas, papiros y escarabajos sagrados, además de un considerable archivo fotográfico y una extensa biblioteca. Cabe destacar también la colección de momias del museo, con restos de faraones, reinas, príncipes y princesas, nobles, sacerdotes, ... y la sala de las momias reales, con una entrada aparte, conserva algunas de las momias que se encontraron en el escondite de Deir el-Bahari.

Descrito como el museo arqueológico más grande en el mundo, está actualmente en construcción y se prevee que se inaugurado parcialmente a mediados de 2018. El museo ocupa aproximadamente 50 hectáreas de tierra, a dos kilómetros al oeste de las Pirámides de Giza. El diseño del edificio fue asignado mediante un concurso de arquitectura. El concurso fue anunciado el 7 de enero de 2002. Los organizadores recibieron 557 solicitudes de 82 países, convirtiéndose en el segundo concurso de arquitectura más solicitado de la historia. En la segunda etapa del concurso, 20 solicitudes fueron asignadas y debieron entregar información adicional. Finalmente, la compañía Heneghan Peng de Dublín, se hizo con el contrato. El edificio está diseñado por los arquitectos Heneghan Peng, Buro Happold y Arup. El plan y el diseño museístico fue encargado a Metaphor y Cultural Innovations S.A. El edificio tiene forma de triángulo oblicuo y se enEgiptología 2.0 | 99


Ushebtis. Varias épocas. | Hans Ollermann.

Mascara funeraria del General Wendjebauendjed. XXI dinastía y cubierta del sarcófago del faraón Harsiésis. | Hans Ollermann / Wikimedia Commons. 100 | Egiptología 2.0


cuentra a dos kilómetros al oeste de las pirámides, cerca de un cambio de sentido de la autovía. Los muros norte y sur del edificio están alineados con la Pirámide de Keops y la Pirámide de Micerinos. Enfrente del edificio hay una gran explanada con árboles de dátil. Una de las características principales del museo es la pared de piedra traslúcida, hecha de alabastro, que constituye la fachada frontal del edificio. La entrada principal será un gran atrio, donde se exhibirán las estatuas más imponentes. El 2 de febrero de 2010, Hill Internacional anunció que el Ministerio de Cultura de Egipto firmó un contrato de empresa en participación con Hill y EHAF Consulting Engineers para proporcionar servicios de administración durante el diseño y la construcción del Gran Museo Egipcio.

lorado en 810 millones de dólares.

El coste de estimado del proyecto en total son 550 millones de dólares, 300 de los cuales serán financiados por préstamos japoneses, el restante será financiado por el Consejo Supremo de Antigüedades, otras donaciones y fondos internacionales.

El Ministro de Antigüedades, Mamdouh al-Damaty, anunció en mayo de 2015 que el museo se abrirá parcialmente en mayo de 2018, debido este retraso al conflicto ocurrido en la primavera árabe y su consecuente pérdida de turistas.

El nuevo museo está diseñado para incluir la tecnología más avanzada, incluyendo la realidad virtual. El museo también será un centro internacional de comunicación entre museos, para promover el contacto directo con otros museos locales e internacionales. El Gran Museo Egipcio incluirá un espacio para niños, un centro de convenciones, un centro de formación, un centro de conservación y unos talleres similares a los que solían realizarse en el antiguo edificio.

Los motivos que llevaron a la construcción de un nuevo museo son varios, pero destacan, la falta de espacio, tanto de las zonas de exposición como del almacén del museo. En la actualidad existen diferentes almacenes repartidos por todo el país, con piezas de diversas épocas y de diversa importancia que necesitan una mejor conservación y una zona de exposición. Los visitantes del museo no disponen de suficiente espacio para circular y para ver los objetos los días de mayor afluencia de turistas, y el aire se enrarece y los gases perjudican las antigüedades.

El 5 de enero de 2002, el entonces presidente egipcio Hosni Mubarak puso la primera piedra del Gran Museo Egipcio. El 25 de agosto de 2006, la estatua de Ramsés II se trasladó desde la Plaza de Ramsés en El Cairo hasta la Meseta de Giza, anticipándose a la construcción del museo. La estatua, con una antigüedad de aproximadamente 3200 años, fue restaurada y eregida en la entrada del museo en 2010.

Centro de conservación, terminado antes que el resto del edificio. | Wikimedia Commons.

Por otra parte, el museo no dispone de suficientes medidas de seguridad para evitar robos, tampoco dispone de suficientes medidas de prevención de daños, como incendios y humedades, necesitaría una renovación muy importante y se debería modificar arquitectónicamente, lo que obligaría a cerrarlo completamente o por secciones.

A finales de agosto de 2008, el equipo de diseño entregó más de 5000 dibujos al Ministerio de Cultura de Egipto. Más tarde, se anunció la licitación de la obra en octubre de 2008. Earthmoving empezó a excavar el lugar para construir el edificio. La primera fecha de finalización se anunció en septiembre de 2009, con una fecha de conclusión estimada en 2013. El 11 de enero de 2012, se adjudicó el contrato de empresa en participación entre la egipcia Orascom Construction Industries (OCI) y la belga BESIX Group, para la fase tres del Gran Museo Egipcio, va-

El museo en construcción. | Wikimedia Commons. Egiptología 2.0 | 101


Fachada principal del Museo de antigüedades egipcias de El Cairo. | Wikimedia Commons.

Otra de las causas es la situación del actual museo. Ubicado en el centro de la ciudad, el tráfico, la dificultad de acceso y de aparcamiento, hacen que el número de visitantes pueda mejorar situándolo en una zona como la de Giza, de visita obligada para los turistas, mucho menos poblada y con facilidades de aparcamiento. También se simplificará el montaje de exposiciones temporales, traslado de objetos, etc. La renovación de las instalaciones: Desde las vitrinas hasta las salas de conservación y de investigación, casi todo necesita mejoras y más espacio. El museo abre a las 9 de la mañana y no cierra hasta las 7 de la tarde. Los viernes cierra a las 2 y durante la época del Ramadán cierra a las 5 todos los días. El precio de la entrada es de 60 libras egipcias. Para hacer fotografías (sin flash) y vídeos en el interior del edificio se debe pagar un suplemento, y para hacer fotografías con flash se necesita un permiso especial. Nuevos proyectos El gobierno egipcio comenzó una nueva iniciativa lla102 | Egiptología 2.0

mada Proyecto de las momias egipcias, que se viene desarrollando desde hace varios años. Según parece, algunas momias están mal identificadas. Gracias a la donación de un escáner móvil por la empresa Siemens y al dinero aportado por National Geographic, las momias de los faraones están siendo analizadas. La primera fue la de Tutankhamón, en enero de 2005, con resultados sorprendentes. El objetivo es crear una gran base de datos con imágenes tridimensionales y del ADN de todas las momias de los faraones que se conservan tanto en Egipto como en el extranjero. Con ella, los investigadores podrán intercambiar datos y opiniones para establecer la genealogía de los reyes y los nobles mal identificados. A principios de 2017 se anunció que se va a proceder a analizar, catalogar y estudiar más de 600 momias apiladas en el sótano del museo y muchas de ellas serán restauradas, ya que ni siquiera están registradas en los archivos.


Egipto, 1350 a.C. Con el fin de terminar con los privilegios de un clero corrupto, el faraón Akhenatón, apoyado por su hermana, la bella y sabia Isis, decide buscar otra capital para el reino e instaurar un nuevo culto a Atón, el dios del sol.

Egiptología 2.0 | 103


Exposiciones Sara López Caiz / Moisés González Sucías

Visiones de Egipto. Oxirrinco: Ayer y hoy

El Centro de Documentación y Museo Textil de Terrassa (Barcelona), expone hasta el próximo 23 de julio de 2017, una muestra fotográfica de los trabajos de excavación llevados a cabo por la Misión Arqueológica de Oxirrinco. El Yacimiento Arqueológico de Oxirrinco, la antigua Per-Medjed, está situado en el pequeño pueblo de El-Bahnasa, a unos 190 km al sur de El Cairo y a unos 50 km de Minia, distrito al que pertenece este enclave. Fue la capital del XIX Nomo del Alto Egipto y su importancia vino determinada en gran medida por su emplazamiento geográfico, que lo situaba en una de las principales vías de acceso a los oasis del desierto occidental, y por las ventajas de un puerto fluvial El Bahr Yussef, un brazo del río Nilo. El nombre de este sitio viene dado por el pez Oxirrinco, Oxyrhynchos en griego. En Época Helenística este animal se convierte en el símbolo de la ciudad siendo venerado por sus habitantes. Según la leyenda, este pez se comió la única parte del cuerpo de Osiris, una vez descuartizado por Set, que Isis necesitaba para engendrar a Horus. Las primeras noticias modernas que tenemos de Oxirrinco nos vienen dadas de la mano de Vivant Denon, miembro de la expedición científica que Napo104 | Egiptología 2.0

león Bonaparte organizó en Egipto en el año 1798. A finales del siglo XIX y principios del XX los papirólogos Grenfell y Hunt, no sólo descubrieron un vertedero con miles de papiros, escritos en su gran mayoría en griego, y en menor medida en latín, copto y árabe, sino que también llevaron a cabo un estudio arqueológico de la zona, levantando planos de las tumbas de el Imperio Nuevo, Época Ptolemaica y Época Romana, así como de un gran edificio que podría corresponder a un teatro excavado posteriormente. A partir de la Primera Guerra Mundial y como consecuencia de la construcción del ferrocarril comenzaron a realizarse los primeros saqueos en Oxirrinco, hasta que a comienzos de los años veinte, arqueólogos como Petrie y Breccia, iniciaron diversos trabajos arqueológicos cuya finalidad era salvaguardar el importante patrimonio histórico de esta zona. En 1982, el entonces Servicio de Antigüedades de Egipto, se hizo cargo de este yacimiento. En 1992 se constituyó una Misión Mixta integrada por éste y por la Universidad de Barcelona, que ​​ pasó a depender de la Universidad de Barcelona desde hace algunos años. Desde este momento, la dirección corre a cargo del Dr. Josep Padró Parcerisa.


Oxirrinco, la antigua Per-Medjed fue un enclave muy importante en el Antiguo Egipto tal como la historia ha demostrado, y hoy en día se ha convertido en uno de los yacimientos arqueológicos, no sólo mayores de Egipto, sino más destacados del Período Saíta, y por supuesto, único en cuanto al templo dedicado al dios Osiris, es decir, al Osireion. Aunque, el equipo de Oxirrinco ha publicado varias monografías sobre este yacimiento y ha presentado los resultados de las campañas arqueológicas tanto en Congresos Nacionales como Internacionales, la presentación de esta exposición temporal itinerante es más que necesaria para dar a conocer tanto al gran público como al especialista o estudioso, a través de imágenes fotográficas, y otros materiales, el trabajo realizado en el Yacimiento Arqueológico de Oxirrinco a lo largo de estos últimos años. En el mes de abril del año 2007 se llevó a cabo en la ciudad de Cabestany (Francia) un coloquio monográfico sobre este enclave, que se completó con una exposición temporal sobre el tema, obteniendo una gran acogida por parte del público francés.

Vistas de la sala de exposiciones. | Sociedad Catalana de Egiptología.

Esta exposición ha pasado por el Museo de Arqueología de Cataluña (sede en Barcelona), la Universidad Rovira i Virgili (Tarragona), el College de France (París), el centro cultural de Castellbisbal, la fundación Cardellach (Sabadell), y la Casa de Cultura (Girona), entre otros.

Con esta exposición fotográfica se pretende, no sólo mostrar los resultados de las excavaciones arqueológicas de este yacimiento, sino también que el público sea consciente del esfuerzo económico y humano que supone realizar este tipo de proyectos. La exposición se divide en tres grandes secciones, atendiendo las áreas geográficas donde el equipo de Oxirrinco está trabajando. - Osireion: Templo subterráneo dedicado al culto del dios Osiris. - Necrópolis Alta: Tumbas Saítas, tumbas Grecorromanas, tumbas Coptas y la ‘‘casa funeraria’’ Paleobizantina. - Fortaleza Paleobizantina. Osireion El Osireion de Oxirrinco fue descubierto en el año 2000 y se encuentra situado a 1.5 km al oeste de la

Interior de una sala de la tumba del sacerdote Het. | Sociedad Catalana de Egiptología. Egiptología 2.0 | 105


Vista general de la sala de exposiciones y vitrina con alguno de los objetos y libros expuestos. | Sociedad Catalana de EgiptologĂ­a. 106 | EgiptologĂ­a 2.0


Necrópolis Alta. Se trata de un templo subterráneo dedicado al dios Osiris, construido en piedra, fechado en los reinados de Alejandro II, hijo de Alejandro Magno, Ptolomeo I Soter y Ptolomeo II Filadelfo. El acceso principal al templo subterráneo se hace a través de una escalera monumental recortada en la roca pero cubierta en su origen por bloques de piedra caliza, hoy desaparecidos. La entrada comunica con un pequeño vestíbulo y dos nichos destinados a lámparas para iluminar el interior. El vestíbulo comunica a su vez con dos salas, siendo la más interesante la sala nº 1, de 10.70 x 2.68 m, donde se ha encontrado una estatua colosal de piedra caliza del dios Osiris, de 3.30m de altura, tendida en el suelo. Osiris aparece con aspecto momiforme, tocado con la corona Atef y sosteniendo con las manos el cetro y el flagelo. Es en esta sala donde se llevaba a cabo el culto al dios Osiris y por ella se accede a dos galerías, de las que una de ellas tiene 56 nichos, 23 a cada lado, con inscripciones hieráticas en el dintel, alusivas al reinado de los faraones antes mencionados. Entre el material encontrado y perteneciente al equipamiento del culto al dios Osiris cabe destacar: figuras de barro de Osiris, ladrillos mágicos con la representación del ojo Udjat, cajas con sus respectivas tapas y en su interior una pequeña bola de barro para proteger al dios, numerosos amuletos y escarabeos, mesas de ofrendas, conos con la imagen de la diosa arquera Neit, panes de barro y pequeñas máscaras de plomo o plata. Las excavaciones realizadas en el exterior de este templo han demostrado que la delimitación total de esta zona es de 17.325 m2. El Osireion de Oxirrinco es hasta el momento el único templo subterráneo y por supuesto, completo, encontrado en Egipto dedicado a este dios.

Interior del Osireion. | Sociedad Catalana de Egiptología.

Necrópolis Alta La Necrópolis Alta tiene más de 31 tumbas construidas en piedra que datan de Época Saíta y Época Grecorromana. En cuanto a las tumbas Saítas, las más importantes son la nº1 y nº14, no sólo por las dimensiones de éstas, sino también por el material arqueológico encontrado en su interior. La tumba nº1, consta de siete cámaras funerarias de techo abovedado, con varios sarcófagos de piedra en su interior, muy bien tallados y con los rasgos perfectamente delimitados, siendo el más representativo el descubierto en la cámara 3, ya que se trata del constructor y propietario de la tumba, Het. Además, en el techo de esta cámara está representado el firmamento en color azul y las estrellas en amarillo, y tres de sus muros están cubiertos de inscripciones jeroglíficas que aluden no sólo al nombre y títulos del fallecido, sino que mencionan el nombre antiguo de la ciudad de Oxirrinco, es decir, Para-Medjed. La tumba nº14, consta de once habitaciones, siendo las importantes la nº4, 6 y 7. La cámara 4 es una habitación de ofrendas donde han aparecido junto al muro oeste, numerosos objetos funerarios: vasos canopos y jarras de piedra, pequeños recipientes de cerámica, ladrillos, y una olla de barro, en el interior de la cual había 50 figuras de bronce del dios Osiris de varios tamaños. Este último hallazgo no tiene paralelo en Egipto. La cámara funeraria nº6 fue encontrada prácticamente intacta y en su interior se encontraron dos conjuntos de vasos canopos completos con inscripciones alusivas a Tadiher (propietaria de esta habitación) y Padineit (hijo de ésta), casi 400 ushebtis de fayenza, recipientes cerámicos, numerosos amuletos de piedra, lapislázuli, cornalina, oro y fayenza, cartonajes, pan de oro, y restos tanto del ataúd de madera, como del cuerpo de Tadiher. En la cámara funeraria 7 se han encontrado tres sarcófagos de piedra antropomorfos: dos de ellos anepigráficos, con numerosos amuletos y ushebtis de fayenza, y el tercero, propiedad de Padineit. La tapa del sarcófago no sólo está cubierta de inscripciones que hablan de este personaje y de los cargos que ocupó en vida, sino también tiene representaciones del dios Horus sobre los hombros, y de la diosas Isis y Neit con las alas extendidas como medida de protección hacia el difunto. En cuanto a las tumbas de Época Grecorromana, cabe resaltar las tumbas nº18 y 19. La nº18 tiene el techo decorado con una representación pictórica de la diosa Nut, y en el muro oeste una imagen que muestra al dueño de la tumba ofreciendo al dios OsiEgiptología 2.0 | 107


ris una jarra de libación, una mesa de ofrendas, y un incensario. En la tumba nº19 se han encontrado más de cien momias, unas encima de otras, tanto de adultos como de niños. El vendaje de la gran mayoría de ellas es típico de Época Romana, es decir, tienen una decoración romboidal, y lo mismo podemos decir de los cartonajes. Por la gran cantidad de momias encontradas y la disposición de éstas se deduce que se trata de un escondite, cuya finalidad era salvaguardarlas. Aunque este tipo de hallazgo no es extraño en Egipto, si lo es, el gran número de cuerpos encontrados en esta tumba. En las capas superiores de las

Momias halladas en la tumba nº19. | Sociedad Catalana de Egiptología.

tumbas saítas y grecorromanas, se han encontrado numerosas tumbas de Época Bizantina, a modo de estrechos pozos, de unos 3m de profundidad. En el interior siempre hay un único cuerpo, con la cabeza al oeste y los pies al este, con las manos sobre la pelvis, y en general, acompañado de una moneda de bronce que suele estar situada o en la pelvis o en el hombro, y que nos permite datar la necrópolis entre el siglo IV y VI d.C. Finalmente, y en cuanto a la ‘’Casa Funeraria’’ Paleobizantina, hay que destacar no sólo la gran cantidad de muertos cristianos encontrados en alguna de las habitaciones de esta ‘‘casa’’, sino también las representaciones pictóricas que cubrían gran parte de sus paredes con concepciones claramente religiosas, como la imagen de un jinete.

Vista aérea de la tumba nº14 y sarcófagos de piedra encontrados en dicha tumba. | Sociedad Catalana de Egiptología.

Fortaleza Paleobizantina La fortaleza está situada aproximadamente a 1.700m de la Necrópolis Alta. Se trata de un enorme recinto constituido por numerosas estancias tanto de carácter regio, como señorial y religioso. Está construida con adobe y elementos decorativos de bloques de piedra reutilizados con relieves de época Ptolemaica, quizá procedentes del Osireion. Cabe destacar una estancia de columnas en círculo, donde quizá se encontraba la reliquia de un santo y donde los creyentes oraban a su alrededor, así como un posible refectorio con representaciones pictó108 | Egiptología 2.0


ricas en sus paredes de gacelas, temática floral y vegetal. Los trabajos arqueológicos llevados a cabo durante estos últimos años en esta fortaleza evidencian una continuidad cronológica hasta época árabe, aunque aún queda mucho por excavar. Atendiendo a las tres grandes áreas geográficas, la exposición se ha dispuesto en siete ámbitos diferentes y complementarios: Introducción: Con este ámbito introductorio se pretende que el visitante conozca brevemente la historia de la ciudad de Oxirrinco y los trabajos arqueológicos llevados a cabo en el yacimiento en los últimos 100 años. Por ello, el texto explicativo va acompañado de un mapa geográfico de Egipto con la localización de Oxirrinco y de las ciudades más importantes del Antiguo Egipto, así como imágenes antiguas comparadas con el aspecto que presentan en la actualidad. Estancia con columnas en círculo. | Sociedad Catalana de Egiptología.

Necrópolis Alta: Dos paneles, uno mostrando un plano del yacimiento en el que se señalan los diferentes sectores de este y otro, de

texto sobre la Necrópolis Alta, acompañan a las fotografías que ilustran las diferentes fases de este sector. Hay un primer grupo de imágenes relacionadas con la tumba nº1, la tumba saíta mas antigua documentada en el yacimiento. El mayor número de imágenes corresponden especialmente a la tumba nº14, tanto a los sarcófagos como al ajuar funerario descubierto. Un tercer grupo de fotografías son de la ‘‘casa funeraria’’, con las pinturas murales más destacadas. Un panel nos remite al nuevo sector excavado (una posible vía procesional), los nuevos hallazgos (esfinge y peces) y unas imágenes de nuevos espacios. Tipo de rituales funerarios: En este apartado se podrán observar los diferentes rituales funerarios encontrados en Oxirrinco. La momificación, la incineración, la continuidad iconográfica y la decoración de la super-estructura forman este apartado. Osireion: Un panel explicativo del Osireion o templo dedicado al dios Osiris, junto con una fotografía aérea y detalles del interior y de el exterior del Osireion y del material desenterrado. Se complementa con otro panel acompañado de imágenes de la super-estructura del espacio monumental. Fortaleza: La fotografía aérea y un panel explicativo de la fortaleza nos sitúan en esta zona, así como varias imágenes de los

Máscara dorada. procedente de la sala norte de la tumba nº 5. | Sociedad Catalana de Egiptología.

diferentes espacios. También se puede apreciar otro panel explicativo sobre las últimos hallazgos y otro sobre un nuevo sector, fuera de los ya mencionados, con el interior de la tumba nº19, la “cachette” de momias, y una fotografía de un capitel jónico con la cabeza de la diosa Hathor, símbolo del sincretismo religioso encontrado en Oxirrinco. La muestra se cierra con un ámbito donde se expone la imagen de el actual El-Bahnasa, pudiendo encontrar elementos que evocan el pasado faraónico, y un panel explicativo de la Sociedad Catalana de Egiptología, institución ligada a las excavaciones en Oxirrinco desde los inicios. Egiptología 2.0 | 109


Hoy viajamos a... Bartomeu Egea Resino

El Medamut

Vista general del templo de Montu en Medamut. | Bartomeu Egea Resino.

Que ver Templo de Montu en Medamut (Madamut) (Al Mahamid) (Naj Al Madamud). Incuestionable lugar para visitar, en un próximo viaje, a la zona de influencia de la antigua Tebas. En este lugar encontramos otro de los templos con advocación al dios Montu. Debemos a Sesostris III la existencia de los templos originales dedicados a Montu el dios guerrero que formaban la llamada defensa de la ciudad de Amon, Armant (la antigua Hermonthis) al Oeste, el propio Medamut al Noroeste, Tod al Sur y el de Karnak. Este conjunto más tarde fue llamado por los griegos como la Palladium de Tebas. Fue excavado desde 1925 hasta la segunda guerra mundial, por el IFAO (Institut français d’archéologie orientale) y el Museo del Louvre, bajo la dirección de Fernand Bisson de la Roque. En el sitio arqueológico encontramos una sucesión de edificios, reconstrucciones y usurpaciones, construido a lo largo del Imperio Medio hasta la época copta. El primer templo se conoce con certeza que es de 110 | Egiptología 2.0

Senusert Khakaure, hecho con ladrillos de barro. Existiendo en el cerro del templo preexistente, una “Colina Geb,” una especie de Osirion primitivo. El templo fue revisado radicalmente, especialmente por los reyes del Segundo Período Intermediario y los de la decimoctava dinastía. Según autores, existía un canal navegable desde Karnak-Norte hasta Medamud. Además del acceso por barco, también habría existido un camino procesional, un dromos o avenida de esfinges que conduce al oeste dirección al témenos de karnak sus vestigios se observan en 78 metros. (Estudiado y propuesto por Bertha Porter y Rosalind LB Moss. La triada del templo era: Montu, su esposa Tjenenyet (posteriormente Rattaouy) y su hijo Harpocrates u Horus Niño. - Imperio Antiguo.Durante este periodo existía allí un templo dedicado al dios de la guerra, con cabeza de halcón, y a su toro sagrado. - Imperio Medio.Sesostris III de la XII Dinastía construyo un nuevo templo para honrar a Montu, y hay evidencias de que se siguió construyendo en la XIII


Puerta de Tiberio y pronaos del templo de Montu en Medamut. | Bartomeu Egea Resino.

dinastía. - Reconstruido y mantenido por los reyes del Segundo periodo intermediario - Así como estructuras del Imperio Nuevo. Con reconstrucciones de la XVIII dinastía concretamente de Tutmosis III (que a su vez completo los templos de Armant y Tod) se hallo una estatua ahora en el Metropolitan Museum of New York, del reinado de Amenhotep dos estatuas de diorita del copero real, Manakhtef, en el Museo del Louvre. - El legado que podemos contemplar hoy aun, data de la época Ptolemaica (siglo III aC) y de la época Imperial Romana, destacando una puerta de granito. - Los quioscos de Ptolomeo XII Auletes; y Ptolomeo XIII Teos Filópator en realidad son más tardíos pues presenta a la gran Cleopatra VII, lo que demuestra las prerrogativas de la reina, aunque al mostrarla de forma simétrica a la de su marido y hermano Ptolomeo XIV Teos Filópator II, también mostraría una interpretación de los reparos a ese reinado femenino. - El recinto dedicado al dios Montu esta orientado Este-Oeste, disponía de un bosque sagrado y estaba rodeado por una muralla que fue diseñada con un sistema llamado de túnel único o acceso único construido durante el reinado del emperador Tiberio (ahora inexistente). Hoy en día gracias al estudio

realizado en una estela de los almacenes del Cairo, se piensa que en realidad se trataría de Augusto. - Frente a la fachada principal, había tres quioscos con acceso directo al patio porticado, estas construcciones hacían la vez de pilono, (caso único en todo Egipto). Es así que en este lugar, donde estaban los quioscos se puede ver una procesión de músicos. Una representación de Bes, también es visible. También encontramos bloques reutilizados con sacerdotisas con panderetas ante Hathor y Mut. - El patio porticado que disponía de relieves de Antonino Pio, y construido por él, hay un altar construido con bloques reutilizados datándose de Ptolomeo III Evergetes, en el otro extremo como fachada del vestíbulo o pronaos, habían cinco columnas de las que aún se conservan las dos centrales que flanquean la entrada propiamente dicha, estas tienen capiteles campaniformes de elaborado relieve floral, mientras que las otras tres disponían de la forma papiriforme con capiteles cerrados, atribuidas todas como pórtico a Ptolomeo VII Neo Filopátor y a Ptolomeo VIII Evérgetes II. - Más cerca del vestíbulo hay una pequeña sala hipóstila, dos antecámaras y el santuario, así como varias capillas. Concretamente es interesante una con relieves de barcos - Más allá del propio templo, existía una capilla sepaEgiptología 2.0 | 111


rada para el toro sagrado de Montu, llamado Bukhis o Buchis, al que Trajano hacia ofrendas y obtenía oráculos. - En la base de los muros exteriores (norte, sur y este) los relieves presentan procesiones de dioses del Nilo avanzando de sur a norte con ofrendas. - En el lado sur se encuentra una inscripción que presenta a un emperador romano haciendo una ofrenda al toro sagrado, haciendo este relieve referencia a la existencia de un oráculo en el propio templo. - A 150 metros de la entrada del templo se puede ver el antiguo embarcadero, similar al de Karnak, que originalmente disponían de dos obeliscos. - En el suelo del mismo se pueden observar las huellas, arañazos e inscripciones demóticas dejadas por los visitantes de antaño al templo. - Al sur del templo, y atribuido a Ptolomeo II Filadelfo y Ptolomeo III Evergetes, encontramos el lago sagrado y un pozo. - Cartuchos por doquier atribuidos a Domiciano, a Cesar, a los Sesostris y a Ramesses II. - En un relieve podemos ver a Vespasiano realizando una ofrenda a Maat y a Amon (inicialmente se encontraría en el patio de Antonino Pio) en otro a Amenhotep II, a Montu. - Adherido al recinto arqueológico, detrás de la cabaña de los vigilantes se encuentra el “museo al aire libre” eufemismo para indicar almacén “donde lo pongo”, entre otros podemos ver una escultura parcial atribuida a Sesostris III.

Relieve que muestra una procesión musical. Templo de Montu en Medamud. | Bartomeu Egea Resino. 112 | Egiptología 2.0


Como ir Latitud: 25.734450N, longitud: 32.709530E // 25° 43’ 58.78”N 32° 42’ 21.07”E. A 8 kilómetros de Luxor, ( Similar distancia a la que se encuentra el aeropuerto) en el centro de la aldea de Naj Al Madamud (según que planos: Mahamid), entre casas y tierras de cultivo.

Localización de El Medamut. | Google Earth.

Recomendaciones En ocasiones al intentar describir el lugar, se puede confundir al lector con lo que había, hay o debía de haber, hay que pedir disculpas, solo una visita en el sitio puede hacer mas entendible esta modesta explicación. El templo, no puede ser visitado en la actualidad sin un permiso del CSA de Luxor. Pero por su proximidad a Luxor, podemos tomar un taxi y sencillamente acercarnos al sitio, una sonrisa al vigilante a cambio de unas pocas fotos, es un precio muy asequible.

Diversas divinidades portando ofrendas. Templo de Montu en Medamud. | Bartomeu Egea Resino. Egiptología 2.0 | 113


El Horizonte de Keops y la meseta de Gizeh Alberto Fernández Boo 114 | Egiptología 2.0


En este artículo me propongo a hacer una breve síntesis acerca de las tres grandes pirámides de los faraones de la dinastía IV que se alzan en la meseta de Gizeh: Keops, Kefrén y Micerino. No obstante nos centraremos en la más grande pero no por su monumentalidad, sino porque es la más antigua de las tres, ya que Keops (Jufu), hijo de Esnofru y Hetepheres, es el segundo faraón de la dinastía IV, cuyo reinado comprende entre 2589 a.C. y 2566 ANE.

de manera armónica los tres complejos funerarios sobre la meseta, ya que la fachada del templo alto de Kefrén está alineada con la cara oeste de la pirámide de Keops, mientras que la fachada del templo alto de Micerino está alineada con la cara oeste de la pirámide de Keops. Simultáneamente, podemos observar una línea imaginaria que une las esquinas sureste de las tres pirámides, apuntando hacia el templo de Re en Heliópolis. No hay pirámides sin personal de construcción…

Pirámides de los faraones de la dinastía IV, situadas en la meseta de Gizeh.| Sandro Balto.

En cuanto a su tamaño, la pirámide más alta era la de Keops, con una asombrosa altura de 146 m. La pirámide de su hijo Kefrén era ligeramente más pequeña, puesto que medía 143 m. Sin embargo, es sorprendente que la más pequeña de las tres pirámides es la más “nueva”, la pirámide de Micerino, que “solamente” medía 66 m. de alto. Gizeh era un emplazamiento que reunía muchas características para ser el emplazamiento ideal para la construcción de las pirámides, ya que era una meseta elevada sobre el horizonte, por lo que las pirámides son más visibles. Asimismo, Gizeh está situado enfrente de Heliópolis, la sede del culto al dios solar Re. Además, está al sur de Letópolis, ciudad sagrada en la cual se adoraba a una variedad de la deidad halcón Horus. Por último, debemos mencionar que Gizeh ya había sido utilizada con anterioridad para realizar enterramientos, como lo demuestra la aparición de tumbas, por lo que, en cierto sentido, era lugar santificado y apto para albergar el monumento funerario de un faraón. A la muerte de Keops, reinó Entre los años 2566 a.C. y 2558 ANE su hijo Didufri, el cual construyó su pirámide en Abu Roash. A éste le sucederá su hermano Kefrén, que alza su monumento funerario en Gizeh. En la siguiente generación Baufre, hijo de Didufri, construyó su tumba fuera de esta meseta, mientras que Micerino, hijo de Kefrén la vuelve erigió en ella. Cada faraón que levantó su tumba en Gizeh lo hizo atendiendo a unas normas básica, pues colocaron

A continuación, voy a hablar de algo que es realmente importante en la elaboración de cualquier gran monumento, pero solamente centrándome en el monumento objeto de estudio: las personas que realizaron los trabajos de construcción de las pirámides. La abundancia de complejos funerarios reales en Gizeh explica dos hallazgos muy importantes al sur de la meseta: el poblado de los obreros encargados de su construcción; y el cementerio, que está dividido en parte alta, en la que son enterrados los capataces, y baja. Debido a estos descubrimientos hemos podido conocer gran cantidad de datos realmente interesantes sobre cómo era el trabajo de las más de 5.000 personas que albergaba el poblado. El estudio paleontológico de sus huesos nos muestra que era un trabajo muy duro, que producía frecuentes lesiones en la espalda y muchas roturas de brazos. Sin embargo, podemos constatar que se trataba de trabajadores privilegiados, porque los restos del poblado nos demuestran que recibían una alimentación rica en proteínas, algo prácticamente desconocido para el resto de la población del valle del Nilo, que les permitía rendir al máximo en su trabajo. También contaban con un cuerpo médico destinado a atender su salud. A todo esto, también se suma su condición de funcionarios pagados por el Estado. Parecen pocos los aproximadamente 5.000 habitantes de este poblado, pero sin duda fueron suficientes para levantar la Gran Pirámide, ya que los egipcios eran capaces de construir estos edificios con gran rapidez. Se calcula que la Gran Pirámide está formada por más de dos millones de bloques de piedra de dos toneladas y media cada uno. En promedio, esculpieron, trasladaron y pusieron un bloque cada 4 minutos, de día y de noche, durante un total de 23 años a lo sumo. Incluso hoy nos parece irrealizable. Erigir una estructura de más de cien metros requiere esfuerzos perfectamente coordinados y un planteamiento muy metódico, que empezaba por los planos y las maquetas utilizados para la realización del diseño del edificio. A continuación, los escribas se encargaban de calcular el número de bloques necesarios para construir una pirámide con la pendiente escogiEgiptología 2.0 | 115


da a través de un problema matemático que aprendieron durante su formación como escribas, y que estaba recogido en papiros matemáticos egipcios. Asimismo, los bloques salían de la cantera con una inscripción que mostraba su fecha de extracción, el equipo encargado de su transporte y la zona de la pirámide a la que éstos estaban destinados. ¿Cómo se construían las pirámides? Hay demasiadas propuestas… pero no hay certezas A partir de aquí se nos plantea una pregunta de vital importancia: ¿cómo eran capaces de subir los bloques de piedra? Gracias a las inscripciones encontradas en las pirámides ahora sabemos ciertos datos sobre el proceso de construcción. Por ejemplo, las pirámides eran construidas durante todo el año, y no sólo en la época de la inundación. Esto se sabe porque se han hallado bloques con fechas pertenecientes a todas las estaciones del calendario egipcio en la pirámide de Meidum, terminada por Esnofru (padre de Keops). También es importante destacar que, a la hora de intentar saber cómo fueron construidas estas edificaciones, debemos tener en cuenta que encontramos varios tipos de pirámides y no todas fueron hechas de la misma manera. Las primeras piedras de la pirámide escalonada de Djoser, faraón de la III Dinastía, en Saqqara tienen el tamaño de ladrillos. Sin embargo, el material fue aumentando de tamaño según la construcción iba avanzando y se conocían mejor nuevos materiales. Las pirámides de la dinastía IV, de las cuales tres son objeto de nuestro estudio, poseen los bloques más grandes, concretamente la de Kefren cuyos bloques pesaban en torno a tres toneladas. Las pirámides de las dinastías V y VI fueron construidas con mampuestos revestidos posteriormente por una capa caliza de gran calidad. Durante el Imperio Medio todas las pirámides, exceptuando a las dos primeras, se erigieron de ladrillo con una capa exterior de caliza procedente de la cantera de Tura, cercana a Menfis. Lógicamente, la técnica y la dificultad de construcción de cada una de ellas varían, pero sabemos que las piedras que componían el núcleo de cualquiera de estas edificaciones funerarias procedían de una cantera cercana. En el caso de Gizeh se encuentra a seiscientos metros al sur de la pirámide de Keops. Desde allí, los bloques fueron transportados hasta las pirámides por medio de rampas. La superficie de arrastre probablemente estaba ajustada con maderas para facilitar el deslizamiento de los trineos sobre los que iban colocadas las sillerías. A partir de aquí aparece otra cuestión principal, pues no sabemos 116 | Egiptología 2.0

con certeza cómo fueron capaces de elevar los materiales para la construcción de estos grandes monumentos. En principio, la forma piramidal del edificio facilitaba su construcción, puesto que en el tercio inferior de la pirámide queda concentrado aproximadamente el cuarenta por ciento de su volumen. Por tanto, podría ser suficiente con una rampa que alcanzara una altura asequible, de varias decenas de metros, con la que se conseguiría construir la mayor parte del edificio. Asimismo, las grandes pirámides de la dinastía IV poseían un núcleo interior de roca que hacía que el edificio en sí no fuese tan grande, algo que facilitaba aún más la construcción. Continuar elevando los bloques más allá del tercio inicial era un reto que aún no sabemos cómo solucionaron los/as egipcios/as, pero en el que seguramente utilizarían en su favor la estructura escalonada interior del edificio, ya que así los bloques se alzarían en pequeños tramos. Es muy probable que para elevar los bloques se utilizasen palancas, capaces de hacerlo con relativa rapidez sin grandes esfuerzos. Una vez superado cada escalón, los bloques eran colocados en su sitio hasta que el nuevo escalón quedase acabado, volviendo a repetir este proceso en alturas superiores. Encontramos entre los egiptólogos muchas propuestas acerca de cuál era el mejor método para llegar a la cima de la pirámide. La rampa es el sistema más recurrente para explicar este proceso, debido a que es el procedimiento más lógico y a que se han hallado restos de rampas cerca de varias pirámides. En este artículo voy a exponer, de forma resumida, las cinco soluciones más aceptadas: - Jean-Phillip Lauer, excavador de Saqqara, propuso una rampa única perpendicular. Sin embargo, con una pendiente del diez por ciento, la rampa para subir el piramidión, la pieza que coronaba pirámides y obeliscos, de la Gran Pirámide de Keops hubiera tenido más volumen que la propia pirámide. - Dieter Arnold, egiptólogo alemán, propone un sistema de rampa perpendicular modificado en el que la rampa se prolonga por el interior del núcleo de la pirámide, acortando de esta manera su recorrido, que sigue al prolongarse con das rampas laterales más cortas. - Dows Dunham, egiptólogo estadounidense, propuso la rampa en espiral. Ésta es más viable que la rampa perpendicular, puesto que disminuye el volumen construido de la rampa. Sin embargo, presenta el problema del giro de los grandes sillares de piedra en las esquinas. - Mark Lehner, egiptólogo americano director de las


excavaciones de la meseta de Gizeh, proponía una modificación de la rampa en espiral, que varía el grado de inclinación según va subiendo por el cuerpo de la pirámide. Este sistema es el más aceptado en la actualidad. - Rainer Stadelmann, director del Instituto Alemán de El Cairo, propuso un sistema de múltiples rampas perpendiculares, a varias alturas. Este sistema es muy práctico para las pirámides del Imperio Medio, puesto que las rampas permitirían subir los millones de ladrillos necesarios para su realización. Para concluir con el panorama general de las pirámides de Gizeh he de destacar que aun así, en la actualidad, sigue siendo imposible describir con precisión el método constructivo utilizado para levantar las pirámides de la IV dinastía. El Horizonte de Keops A continuación voy a realizar una descripción más detallada de solo una de las pirámides, la Gran Pirámide de Keops. Nos dejaremos en el tintero las otras dos grandes pirámides, la esfinge y el resto de complejo funerario, que también poseen una gran riqueza arqueológica.

Esfinge de Gizeh. | Wikimedia Commons.

El edificio, compuesto por unos 2.300.000 bloques de caliza nummulítica de 0,69 m de altura y 2,5 t de peso distribuidos en 210 hiladas diferentes, se construyó casi perfectamente cuadrado y sus caras están orientadas a los puntos

cardinales. Asimismo, se buscaba que cada lado de la base midiera 440 codos (Aproximadamente 230,383 m., siendo el codo 52,35 m.). Y casi lo consiguen, puesto que la cara norte mide 230,391 m., la cara sur 230,454 m., la cara este 230,391 m. y la cara oeste 230,357 m. Por tanto, el valor de los ángulos de cada esquina está muy cercano a los 90º. Además, el suelo sobre el que se alza la pirámide se niveló con una gran exactitud. La altura final del edificio fue de 146,59 m., 280 codos, aunque actualmente solamente mide 138,75 m., ya que una decena de hiladas desaparecieron de su cima durante el desmantelamiento sufrido por la tumba de Keops durante la Edad Media. Uno de los aspectos más interesantes de la pirámide es la concavidad que presenta en la zona media de cada una de sus cuatro caras, que se encuentran divididas en dos planos opuestos que forman entre sí un ángulo de unos 179º. Por otro lado, el nombre egipcio de la Gran Pirámide es “Horizonte de Keops”, lo que nos muestra la intención de Keops de identificarse con Ra, porque al igual que el sol descansa eternamente en el horizonte (en este caso la pirámide), donde revive por siempre. Consideramos entonces que este faraón modificó el culto real durante su reinado. Este hecho parece reforzarse debido a que los hijos de Keops, Djedefre y Khaefre, fueron los primeros faraones en incluir en su titulatura real el nombre de “Hijo de Ra”. A continuación vamos a realizar una descripción de las partes de la pirámide. La entrada a este edificio funerario se encuentra localizada en la decimoquinta hilada de la cara norte, desviada 7,29 m. hacia el este con respecto al eje central y a unos 15 m. de altura. Está protegida por dos dinteles superpuestos a doble vertiente, que dan paso a un corredor de 1,09 m de ancho y 1,20 m. de alto, que desciende un total de 105,34 m. A partir de aquí el corredor se vuelve horizontal y recorre 8,91 m. con unas medidas algo menores, antes de llegar a la primera habitación del edificio, la cámara subterránea, a unos 70 cm. por encima del suelo de ésta. La cámara subterránea está excavada a 30 m. bajo la meseta de Gizeh, y posee unas medidas de 8,36 m. de norte a sur por Egiptología 2.0 | 117


14,08 m. de este a oeste, y una altura máxima de 5,03 m. En el eje central de la habitación podemos observar un pozo rectangular que orienta sus lados según las diagonales de la cámara. Para continuar describiéndoos el edificio deberemos volver al corredor ascendente, 18 m. después de la entrada del edificio. Allí, en el techo, comienza dicho corredor, que posee unas dimensiones de 1,20 m. de alto por 1,05 m. de ancho, y tiene una longitud de 37,76 m. Sus primeros 4,34 m. están taponados con bloques de granito colocados de forma consecutiva. Partes de la Gran Pirámide. | Colegio Arcángel.

Una peculiaridad de este corredor es la presencia de los blo-

ques-faja, es decir, uno o dos bloques de piedra con un hueco en el medio dispuestos de forma vertical ocupando toda la sección del corredor. De esta manera, un único bloque de piedra forma las paredes, el techo y el suelo de dicho corredor en un punto dado. Después de la zona tapiada encontramos un bloque-faja cada 5,2 m. (10 codos). Este corredor ascendente va a desembocar en una especie de vestíbulo de suelo horizontal, con unas dimensiones de 5,10 m. de largo por 2,68 m. de anchura y 8,46 m. de altura. Está delimitado al sur por un gran escalón de 2,18 m. de alto. En este punto comienza la Gran Galería. En el centro de la parte baja del escalón anteriormente mencionado empieza un corredor de acceso a la cámara de la Reina, mientras que por encima de dicho escalón continúa un gigantesco vano de la gran galería. En el suelo del vestíbulo, en la esquina noroeste, se encuentra la boca del pozo de Greaves. El corredor que da acceso a la cámara de la Reina posee unas dimensiones de 1,05 m. de ancho por 1,17 m. de alto y una longitud total de 38,7 m. Cinco metros y medio antes de alcanzar la cámara de la Reina, el suelo de este corredor comienza a hacerse más profundo, hasta desembocar en la esquina noreste de una habitación casi cuadrada, de 5,23 m. de norte a sur por 5,76 m. de este a oeste, construida en caliza. A 4,69 m. del suelo comienza una bóveda a dos aguas paralela a los lados largos, elevando la altura total de la habitación a 6,26 m. Además, en el punto medio de las paredes norte y sur hay un par de aberturas cuadradas conocidas erróneamente con el nombre de “canales de aireación”, pues ese es el uso que se le da en la actualidad non en la Antigüedad. El gigantesco vacío que es la gran galería, con sus 46,71 m. de longitud y más de 8 m. de altura y una anchura del suelo de 2,09 m., es una de las partes más increíbles de la pirámide. Cabe destacar que los primeros 2,32 m. de altura de los laterales de esta galería son lisos, pero a partir de aquí comienza una bóveda por aproximación de hiladas, lo que da al techo una altura de entre 8,74 m. y 8,46 m. La gran galería concluye en un escalón de 0,90 m. de alto y 1,55 m. de profundidad que hace de recibidor a la cámara de los rastrillos, que protegía la cámara del Rey. El último aspecto a tener en cuenta de la gran galería es la entalladura longitudinal que, a 4,22 m. de altura, surca las dos paredes largas un poco por encima de la tercera hilada. En el centro de la pared meridional del recibidor en que finaliza la gran galería encontramos un pequeño corredor de granito de 1,11 m. de altura por 1,23 m. de largo y 1,05 m. de ancho, que va a desembocar en la cámara de los Rastrillos, como ya he dicho anteriormente. Esta habitación también está construida en granito, con una 118 | Egiptología 2.0


anchura de 1,05 m., una longitud de 2,96 m. y una altura de hasta 3,80 m. Dentro de ésta habitación encontramos dos grandes bloques, con los que se pretendía obstruir por completo el acceso a la cámara del Rey. Tras los rastrillos, podemos observar un pasillo de 2,56 m. de largo que desemboca en la esquina noreste de la cámara del Rey, construida en granito rojo con unas dimensiones de 10,49 m. por 5,25 m. y una altura de 5,85 m., con su lado largo orientado de este a oeste. Su techo es plano, y está compuesto por nueve losas enormes de granito. Por encima de éstas, distanciadas entre sí por menos de un metro, hay cuatro series consecutivas de losas y una bóveda final, hecha a dos aguas, construida con losas de caliza, conocidas como cámaras de descarga. En las paredes norte y sur de la cámara del Rey, se encuentran los canales de aireación, aproximadamente a 2,60 m. desde la pared este y a poco más de 90 cm. del suelo. El último elemento de la cámara del Rey es su sarcófago, hecho en granito, que está situado cerca de la pared oeste. En cuanto a sus dimensiones, mide 2,276 m. de largo por 0,987 m. de ancho y 1,051 m. de alto. Esto hace que fuese imposible introducirlo a través de los corredores de acceso. Por tanto, debió ser colocado en su lugar durante la construcción de la pirámide. Debemos mencionar que no se encontraron restos de la tapa del sarcófago ni, por supuesto, del cuerpo de Keops. Los bloques graníticos que taponan el corredor ascendente poseen una holgura de 1 cm. de ancho y 3 cm. de alto con respecto a las dimensiones del corredor. Su colocación hubiera privado a los obreros de toda salida posible de la pirámide. Quizás esto explique la presencia del pozo que comienza en la gran galería, que posee una sección de 0,69 m. de lado, y comienza en el extremo inferior de la pared occidental de la dicha galería. Primero desciende 7,96 m. de manera vertical, para desviarse posteriormente hacia el sur y continuar bajando otros 7,90 m. hasta alcanzar una gruta de 5,20 m. de alto. El pozo enseguida se vuelve a desviar hacia el sur y prosigue otros 26,50 m. Entonces modifica otra vez su recorrido, terminando tras un recorrido total de 58,40 m. de longitud, 6 m. antes de la cámara subterránea. ¿Nos descubriría todo su interior la Gran Pirámide? Sin embargo, ahora deberíamos preguntarnos si ya están descubiertas todas las habitaciones del interior

de la pirámide de Keops. Cabe la posibilidad de que en el núcleo de la Gran pirámide, a pesar de ser considerada una masa maciza, existan más cámaras por descubrir. Decimos esto porque hay estudios realizados que así lo demuestran. Como el estudio realizado por dos arquitectos franceses, Dormion y Goidin, en 1986 con sistemas de microgravimetría, que indicaron un posible hueco en el muro oeste del pasillo, a 15 m. de la cámara de la Reina. La universidad japonesa de Waseda realizó un estudio similar, aunque utilizando el escáner electromagnético. Los registros conseguidos en el corredor de la cámara de la Reina confirmaron la existencia, a 1,5 m. bajo el suelo del pasillo, de una cavidad de entre 2,5 m. y 3 m. de hondo. Además, se detectó una nueva cavidad en la esquina occidental de la pared norte de la cámara de la Reina, donde tras un bloque de piedra de 3 m. de grosor se ha detectado un nuevo hueco, que posee una profundidad de 30 m. También fue investigada la cámara subterránea de la pirámide, hallándose una posible habitación de 2 m. de profundidad y 2 m. de altura, localizada 3. m por detrás de la parte occidental del muro norte de la cámara. En 1992, Kerisel utilizó el escáner electromagnético en la cámara subterránea y detectó lo que podría ser el techo de un corredor de dirección noroeste-sureste. Estaría localizado a la derecha del nicho que precede a la cámara, y tendrían una pequeña pendiente y una altura de 1,60 m. Meses después se utilizó la microgravimetría en la pared oeste, a 6 m. de la entrada de la cámara, que puso de manifiesto la existencia de una anomalía que bien podría corresponder a un pozo vertical de 5 m. de profundidad, con una sección cuadrada de 1,40 m. de lado. Hace unos años, el ya mencionado arquitecto francés Dormion realizó una investigación microgravimétrica en el suelo de la cámara de la reina, que mostró que por debajo de ésta, a 2, 5 m de la pared sur y a 3,5 m de profundidad, hay un hueco que atraviesa la cámara por completo de este a oeste. Parece ser un pasillo, pudiendo tratarse del acceso a una segunda cámara funeraria con acceso desde la cara oeste de la pirámide. Desde 2016 el proyecto Scan Pyramids está llevando a cabo estudios tanto en Gizeh como en Dashur. Buscan descubrir cámaras ocultas a través de la detección de muones, que son partículas de energía que penetran los objetos. Es decir, pretenden descubrir oquedades a través de las diferencias de temperatura de los materiales y los lugares de habitación que componen los monumentos. Egiptología 2.0 | 119


El objetivo de estos estudios es conocer cómo se construyeron realmente las pirámides. En noviembre de 2016, se descubrió que se habían encontrado diferencias de temperatura en varios bloques de la pirámide de Keops, lo que indica que hay algo detrás, pero no se ha dado más información al respecto, por lo que deberemos seguir esperando. Por tanto, aún quedan muchos secretos por dilucidar del Horizonte de Keops, como demuestran los descubrimientos de Dormion y Goidin, de la Universidad de Waseda , de Keisel y del proyecto Scan Pyramids. El Complejo funerario de Keops Para finalizar con este artículo, vamos a hablar del resto del complejo funerario de Keops, pues no era solamente la Gran Pirámide. La pirámide estaba rodeada por sus cuatro lados por un muro de piedra de más de 8 m de altura. El muro creaba un patio interior enlosado con caliza de Tura. A su vez, encontramos un segundo muro, de mampostería y enlucido con yeso, visible a 23,60 m de los muros norte y este. El muro sur tiene 237 m de largo y se encuentra separado 18,75 m del primer recinto de la pirámide.

Complejo funerario de Keops. | Wikimedia Commons.

Del templo alto, situado en la cara este de la pirámide, sólo quedan restos de las losas de basalto que conformaban el suelo y de los emplazamientos de algunas de sus columnas de granito. Fue edificado con caliza de Tura y su fachada medía 52,50 m. de lado y poseía una profundidad de 40 m. Su entrada estaba situada en el este, desde la calzada de acceso, para desembocar en un patio abierto de 46 m. por 26,7 m., enlosado con basalto. De esta calzada de acceso, de 825 m. de longitud, solamente se conservan algunos bloques de caliza de Tura, situados a 270 m. del Templo Alto. Partía desde la fachada de dicho templo hacia el norte, hasta alcanzar la calle de Abdel-Hamis al-Wastani, donde gira hacia el norte y continúa durante 125 m. hasta llegar al templo 120 | Egiptología 2.0


bajo, del que no se conservan restos arqueológicos pero se piensa que se situaba bajo el poblado de Nazlet el-Semman. Alrededor de la pirámide se enterraron un total de 5 barcos. Los dos primeros se emplazaron al norte y al sur del templo. El tercero se situó paralelo al muro norte de la calzada de acceso. Mientras los dos barcos restantes se encuentran situados de forma paralela en la cara sur de la pirámide, localizados en dos trincheras separadas entre sí varios metros y sobre las cuales corría el muro del recinto interior de la pirámide. Se abrió la trinchera oriental, en la que se encontraron 1.224 piezas de madera de cedro, que resultaron ser un barco, de 43,4 m. de eslora con una manga de 5,9 m. La proa se yergue verticalmente y está decorada por un remate papiriforme. Este barco es desplazado por cinco pares de remos y un par más haciendo de doble timón. Cercano a la proa encontramos un baldaquino, mientras que un toldo amplio que comienza a media cubierta se prolonga hasta la entrada de la cabina que, con una antecámara, ocupa casi medida popa del barco. Al sur de la calzada de acceso encontramos tres pequeñas pirámides subsidiarias, conocidas como GI-a, GI-b y GI-c, tradicionalmente atribuidas a mujeres del entorno de Keops, que forman una línea paralela a la fachada del templo alto. Hace unos años, el entonces ministro de Antigüedades de Egipto, Hawass, descubrió los restos de una pequeña pirámide de 21,75 m. de lado y una altura de 13,80 m., situada entre la esquina sureste de la Gran Pirámide y GI-c. Fue identificada como la pirámide subsidiaria de Keops, y consta de un corredor descendente de 5,25 m. que alcanza una cámara funeraria de 7,92 m. de longitud y volumen trapezoidal. Al este de las pirámides subsidiarias podemos encontrar las tumbas de la familia de Keops, repartidas en dos filas de mastabas dobles. Frente a la cara oeste de la Gran Pirámide se alinean otro grupo de mastabas más pequeñas, que pertenecieron a los altos funcionarios de este faraón. Una de ellas perteneció a Hemiunu, visir de Keops y responsable de la construcción de la Gran Pirámide. Pero sin duda, alrededor de la Gran Pirámide, el monumento más importante es la tumba de Hetepheres, la madre de Keops,

Barca funeraria de Keops. | Wikimedia Commons.

que consiste en un tramo de escalera formado por 12 cortos escalones que desembocan en la pared norte de un pozo vertical de 27,42 m. de profundidad. La cámara funeraria fue excavada a partir de la cara sur del fondo del pozo. Su lado más largo, el norte-sur, mide 5,22 m., mientras que la anchura varía ligeramente desde 2,67 m. a 2,77 m. y su altura es de 1,95 m. Además, a 42 m. al sureste de la pirámide, Junker encontró unos restos a los que conocemos como “Nebenpyramide”, que consisten en un pasaje de 4,30 m. de longitud que termina en una cámara de aproximadamente metro y medio. La última estructura importante en torno a la Gran Pirámide es una excavación conocida como los pasajes de la prueba, consistentes en un corredor descendente de 20 m. de largo, orientado de norte a sur con 1,05 m. de ancho por 1,20 m. de alto. En la mitad de su recorrido comienza en el techo un corredor ascendente que, en su Egiptología 2.0 | 121


Pirámide de Keops. | Wikimedia Commons.

parte final, se convierte en una trinchera. En la superficie, nace un pozo vertical de sección cuadrada, que va a morir en el punto donde se juntan dos corredores. En conclusión… Como pudimos observar a lo largo de este artículo, la gran meseta de Gizeh alberga gran cantidad de monumentos funerarios, no solo las tres pirámides y la esfinge por las que realmente es conocida y de las que hemos hecho una breve reseña. Yo me he decidido a profundizar más en la Gran Pirámide de Keops y su complejo funerario, por ser la más antigua pero, a la vez, la más grandiosa de las tres grandes estructuras funerarias de los faraones allí enterrados. No obstante, ya en la Antigüedad era conocida por los autores clásicos como una de las siete maravillas del mundo. También me parece necesario destacar la pericia y avanzada tecnología de la época, puesto que ya en la dinastía IV, es decir hace aproximadamente 4.500 años, fueron capaces de erigir semejantes edificaciones sin más ayuda que la que le prestaban sus cerebros para encontrar sistemas capaces de alzar pesos de bloques de hasta tres toneladas. Sin embargo, debemos hacer un llamamiento a aquellas personas que se dedican a la investigación egiptológica que proclama la plena igualdad entre hombres y mujeres, pues salta a la vista la invisibilización a la que éstas se ven sometidas. No solo se ven relegadas a edificaciones de mucho menor tamaño, sino que ni su nombre nos es conocido. Todo el mundo conoce a Keops y su Gran Pirámide, pero… ¿Alguien sabe el nombre de su madre que, por cierto, hemos mencionado ya en este artículo?, ¿o el de sus esposas? El segundo faraón de la IV dinastía, Keops (Jufu) tuvo tres esposas. La primera fue Merey, la segunda Meritites I y, por último, se casó con Henutsen. Por desgracia, poca información se conserva de ellas. 122 | Egiptología 2.0


Las tres están enterradas en pequeñas pirámides junto a la Gran Pirámide de Gizeh. De hecho, la cámara de la reina existente en su pirámide no se destinó a la esposa del rey, sino a una estatua de su Ka… Con esto, solamente queremos hacer reflexionar acerca de la forma en cómo se lleva haciendo históricamente la investigación egiptológica, que por desgracia no ha cambiado prácticamente nada desde sus comienzos. Repensemos la historia, no conozcamos solamente el nombre de los faraones o las profesiones llevadas a cabo por los hombres. Recordemos los nombres de la madre, la gran esposa real y las esposas secundarias. Investiguemos acerca de cuál era la posición real, no legal, de la mujer en el Antiguo Egipto.

Esfinge de Gizeh. | Wikimedia Commons. Bibliografía

Sobre el autor

CASTELLANO, N. y VIVES J. (1997). El fascinante mundo de Egipto (volumen I). Planeta deAgostini. Barcelona.

Historiador, que estudia con perspectiva de género el Antiguo Egipto. Su otra gran afición es la arqueología. De hecho, ha compaginado sus dos grandes pasiones, pues ha excavado en la tumba Att 28, en Luxor, perteneciente al Proyecto Amenhotep Huy.

DELLA FINA G. (2009): Atlas ilustrado de Arqueología. Susaeta ediciones. Madrid. EFE (2016). “Un grupo de investigadores, cerca de resolver el misterio de cómo se construyó la pirámide de Keops”. ABC Ciencia, edición digital. Madrid.

Su próximo paso será especializarse en Egiptología. https://independent.academia.edu/AlbertoFern%C3%A1ndezBoo

GUIRAL PELEGRÍN, C. (2003). Arqueología I (arqueología de Egipto y del Próximo Oriente, arqueología del Egeo, Arqueología de Grecia). UNED. Madrid. MORENO GARCÍA, J. C. (2004). Egipto en el Imperio Antiguo. Bellatera. Barcelona. PARRA, J. M. (2009). Historia de las pirámides de Egipto. Ed. Complutense. Madrid. PARRA, J. M. (2011). El enigma de las pirámides de Gizeh. National Geographic Historia, nº 90, pp. 32-41. VIVÓ, J. (2011). La esfinge de Gizeh. National Geographic Historia, nº 98, pp. 26-37. Egiptología 2.0 | 123


Todos los números de Egiptología 2.0 en: http://egiptologia20.es/descargas 124 | Egiptología 2.0


Novedades Editoriales Cuando la naturaleza hablaba a los egipcios Autor: Christiane Desroches Noblecourt

La hija del sol Autor: Nacho Ares Idioma: Castellano

Idioma: Castellano

Año: 2017

Año: 2017

Editorial: Grijalbo

Editorial: Confluencias

ISBN: 9788425355301

ISBN: 9788494638091 Christiane Desroches nos traslada al antiguo Egipto con su simbología, atención a la naturaleza y cómo esta influía en la mentalidad de la época. La empatía del Egipto antiguo hacia la naturaleza trasladó a su cultura toda una serie de mitos, imágenes y símbolos que han llegado hasta nosotros con un halo de misterio. La conservadora de arte Christiane Desroches traduce sus antiguas costumbres a un lenguaje entendible para la actualidad del hombre moderno. Christiane Desroches Noblecourt (1913 - 2011) dedicó su larga trayectoria como egiptóloga a descifrar y proteger el legado del Antiguo Egipto. No se limitó a explorar como hicieron otros (fue la primera mujer en dirigir una excavación arqueológica en 1938), sino que arriesgó su propia vida al unirse a la Resistencia para ocultar los tesoros egipcios del Louvre de las manos nazis. Años después, sus esfuerzos lograron la preservación de los templos nubios que iban a desaparecer por la construcción de la presa de Asuán (uno de ellos, el de Debod, recaló en Madrid). La protección de los monumentos nubios tuvo consecuencias inesperadas. Una mejora de las relaciones franco-egipcias que habían sido tirantes desde la crisis del canal de Suez y también propició la organización de una exposición sobre Tutankhamón en el Louvre, que atrajo un gran número de visitantes, seguida por otras exhibiciones sobre Ramsés II y Amenofis III. Como reconocimiento a la contribución de Francia a la salvación de los templos, el gobierno donó al Louvre el busto de Amenhotep IV. Su empeño como escritora fue ‘‘animar a los lectores, sin extenderme en explicaciones eruditas ni fatigarles con palabras altisonantes.’’

Más de mil años antes de Cristo, Uaset, la próspera y bulliciosa capital del imperio Egipcio, vive unos días convulsos. Azotada por una plaga inclemente que está diezmando a la población y por la corrupción de los sacerdotes del culto a Amón, hábiles manipuladores de la letal enfermedad, la ciudad parece vivir sumida en la desgracia. Ante este escenario, el faraón Akhenatón, bien aconsejado por su sabia y misteriosa hermana Isis, decide poner punto y final a los privilegios de esa casta religiosa. El primer paso será buscar un lugar donde establecer su residencia y la de la corte, alejado de la maldita Uaset. Luego, establecerá el nuevo culto al dios Atón, representado por el disco solar, para despojar de poder e influencia al avaricioso clero. Como era previsible, sus polémicas decisiones despiertan muchos recelos y rencores. Además, los antiguos sacerdotes no perdonan sus privilegios perdidos y la obsesión de Akhenatón empieza a resultar discutible para sus súbditos. Incluso aquellos más cercanos al monarca -su hermana Isis o su atractiva esposa, Nefertiti-, intuyen que el peligro se acerca y que ni siquiera la familia real está libre de la ira de los dioses... y de los hombres. Nacho Ares nació en León en 1970 y se licenció en Historia Antigua por la Universidad de Valladolid. Además, es certificado en egiptología por la universidad de Manchester. Desde siempre se ha dedicado a la investigación y divulgación en diferentes medios de comunicación de los enigmas históricos que rodean al mundo del Antiguo Egipto. Fue director de la prestigiosa Revista de Arqueología y sus artículos han sido habituales en diferentes revistas especializadas. Desde octubre de 2009 dirige y presenta el programa SER Historia de la Cadena SER, y actualmente es reportero del programa Cuarto Milenio de Cuatro Televisión. Egiptología 2.0 | 125


Noticias Tras las huellas de los guardianes del sur de Egipto.

Alejandro Jiménez, director de la excavación, desentierra una máscara funeraria de madera con restos de policromía. | Patricia Mora.

Escarbar entre legajos, recuerdos y sepulturas en busca de una retahíla de antepasados puede ser una aventura conmovedora, perturbadora o terriblemente estéril. Si el propósito es tejer el mapa de una familia ajena, que habitó hace 4.000 años la tierra ardiente del sur de Egipto, resulta una misión aún más intrincada. Una tarea de tintes novelescos a la que se dedica desde hace cerca de una década la expedición española que excava las entrañas de la colina de Qubbet el-Hawa, una necrópolis de los reinos Antiguo y Medio donde hallaron el descanso eterno

los gobernadores de Elefantina. Las pesquisas que tratan de desenmarañar el árbol genealógico se centran en la estirpe que administró la provincia durante la dinastía XII (1939-1760 a.C.) y que inició un vecino llamado Sarenput I. ”A esta familia la conozco casi mejor que a la mía”, bromea Alejandro Jiménez, profesor de Historia Antigua de la Universidad de Jaén y director de uno de los proyectos con más solera de la Egiptología española. Es primera hora de la mañana y las cuadrillas de obreros, supervisadas por los miembros de la misión, escudriñan todos los rincones del paisaje. El cementerio que agujerea la árida montaña se halla a orillas del Nilo, frente al entramado urbano de Asuán, a unos 900 kilómetros al sur de El Cairo. Uno de los frentes más cotizados de la excavación, el que ha arrojado el gran descubrimiento de esta campaña, se sitúa en la tumba QH34bb, una oquedad de dos metros y medio de profundidad a la que se accede por una escalera de madera. Al final del pozo, en una de sus paredes, se abre un nicho estrecho, con las proporciones justas para albergar un cuerpo. “En realidad, son dos ataúdes. El exterior está destrozado por las termitas y el interior se encuentra en buen estado. Por primera vez hemos hallado un enterramiento intacto”, explica Jiménez. Sepultado bajo una capa de polvo y arena, el ajuar se camufla en los costados de la momia, envuelta en un cartonaje policromado en el que se distinguen máscara y collares.

“Es un lujo. Hace 80 años que no se encuentra nada así. Eso que se ve allí son maquetas de barcos y de escenas cotidianas. Es una práctica que va desapareciendo gradualmente en Egipto y que tenía un significado religioso en el tránsito hacia el más allá y de representación del funeral”, comenta el experto, entusiasmado con la entrada en escena de un personaje hasta ahora desconocido. “Es el hermano de Sarenput II. Lo supi126 | Egiptología 2.0

Dibujo de una de las piezas halladas en la excavación. | Patricia Mora.


mos por los jeroglíficos del ataúd. Al leerlos, nos dimos cuenta de que venían tres nombres: Shemai, seguido por los de su madre Satethotep y su padre Jema”. Dar con un nuevo pariente de la familia gobernante fue toda una sorpresa. “Cuando supimos que teníamos al hermano se me pusieron los pelos de punta y me emocioné. Llevas mucho tiempo detrás de esta familia, buscando paralelos, y de pronto te encuentras que tienes ante ti a un difunto que te va a proporcionar más información de la que no quedaba constancia”, admite la egiptóloga Luisa García mientras dirige su excavación en las inmediaciones de la imponente tumba de Sarenput I. Entre los misterios que aún guarda el finado, figura su función en los pasillos de Elefantina. “No sabemos a qué se dedicaban los segundones de la familia. Quizás era miembro del ejército o sacerdote”, explica Jiménez. La hendidura desvelará sus secretos la próxima campaña. “La hemos cerrado y protegido con arena. Queremos hacer las cosas con tranquilidad”, comenta el director. El misterioso personaje que concita la atención va deshilvanando el embrollo. Con su cadáver son ya 14 los representantes de la estirpe que han surgido de las arenas. El año pasado fue desenterrada Sattjeni, madre de dos de los gobernantes de la región durante el reinado de Amenemhat III. “Tenemos a dos generaciones de la familia, entre padres, hijos y primos, y cinco ataúdes de cedro llegado del Líbano. Vamos a estudiarlos y a obtener una cronología mucho más detallada de medio siglo”, arguye el artífice de un proyecto coral que desempolva la memoria de un clan plagado de interrogantes en un emplazamiento estratégico durante el Egipto de los faraones. El patriarca de la saga, Sarenput I, alcanzó inesperadamente el puesto de gobernador. Carecía de vínculos de sangre con quienes le precedieron. “Pertenecía a una familia poderosa que perdió el poder durante la guerra civil. Fue Sesostris I quien rescató a Sarenput”, expone Jiménez.

Detalle del sarcófago de Shemai. | Patricia Mora.

A las órdenes del rey, el noble cumplió un papel central en la organización y logística de la conquista de Nubia. “Éste era un punto clave. Son las puertas del sur de Egipto hacia el África más profunda, el lugar de encuentro de Egipto y la baja Nubia”, subraya García, que prepara una tesis doctoral sobre el precursor de una prole mestiza (nubio y saidi, oriundo del Alto Egipto) que gobernó la provincia durante 120 años. Una época de cierto esplendor que quedó registrada en los

planos de sus enterramientos, esculpidos en piedra. “Están muy bien conservados. Tienen medidas exactas que se repiten. Es como si tuvieran un sello propio”, apunta el arquitecto Juan Antonio Martínez. En la sepultura contigua, José Alba horada un plano similar que ya excavó una expedición alemana y que debería corresponder al padre de Sarenput II y Shemai. “Lo que más impresiona es lo que dicen los huesos. Son gente de una élite local que, a pesar de su estatus, sufrían anemias o desvíos de columna y su esperanza de vida no superaba los 40 años”. El arquitecto Sergio Alarcón, en cambio, trata de adentrarse en la mente de sus colegas de gremio que, varios milenios atrás, diseñaron las oquedades. “Sorprende la capacidad que tenían de construir. Aquí, a diferencia de otros enclaves de Egipto como Luxor, trabajamos en tumbas intactas. Es todo mucho más virgen y resulta enigmático estudiar el proceso constructivo e interpretar la arquitectura”. A media mañana el sol aprieta sobre la ladera de Qubbet el-Hawa, un laberinto de hipogeos que no sortearon la furia de los cazatesoros.

“Tenemos ejemplos de saqueos brutales”, reconoce Yolanda de la Torre. Su detectivesca investigación pasa por levantar acta del expolio, los enterramientos múltiples y las reutilizaciones que conoció la QH33, la tumba que inauguró el proyecto y en la que hasta la fecha se han desenterrado, mezcladas y desperdigadas por su geografía, más de 200 osamentas. “De momento, hemos identificado dos usos posteriores, como enterraEgiptología 2.0 | 127


miento de un escriba de la provincia y del supervisor de los marineros”. A unos metros, la restauradora Teresa López-Obregón se aplica en calmar los achaques de un cartonaje hallado la pasada campaña. Sobre la mesa, las orejas y la barbilla esperan su turno para regresar al rostro. “Está muy frágil. Rellenamos los huecos con yeso y tratamos de consolidarlo”, detalla. En las inmediaciones de la QH33, las universitarias Isabel Puerto y María Naranjo dibujan las piezas rescatadas (vasijas, escarabajos o shabtis) mientras el arqueozoólogo belga Wim Van Neer identifica caracoles de tierra, moluscos del mar Rojo o huesos de vacas o gacelas. Retazos, todos, de un rompecabezas familiar en construcción.

Descubierta

una nueva pirámide construida hace 3.700 años. Al norte de la pirámide Romboidal, ha asomado un nuevo y prometedor hallazgo. Una misión egipcia ha desenterrado en la necrópolis de Dashur los restos de una nueva pirámide levantada por un personaje aún por esclarecer a lo largo de la XIII dinastía. Las primeras fotografías del monumento, muestran lo que el trabajo de la campaña ha ido dejando al descubierto. Un esqueleto de piedra que va surgiendo bajo las arenas del cementerio

Estructura interna de la pirámide. | Ministry of Antiquities.

de Dashur, un perímetro salpicado de pirámides ubicado a unos 40 kilómetros al sur de El Cairo y que (junto a las de Abusir, Saqara y Giza) son Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Según Alaa al Shahat, máximo responsable de las antigüedades de El Cairo y Giza, “todas las partes descubiertas de la pirámide se hallan en muy buen estado de conservación”. “La excavación va a continuar y revelará más restos”, advierte en un escueto comunicado hecho público por el ministerio para anunciar esta nueva sorpresa de la Egiptología, una fuente inagotable de buenas y fascinantes noticias.

Restos con inscripciones jeroglíficas encontradas. | Ministry of Antiquities. 128 | Egiptología 2.0

No obstante, la tarea de sobrevivir a 3.700 años en pleno desierto ha causado estragos en su armazón exterior, del que los arqueólogos no han hallado huellas. “Los restos descubiertos de la pirámide pertenecen a su estructura interna, que se compone de un pasillo que conduce a la zona profunda de la pirámide y una estancia que conecta con una rampa en el sur y una sala en el costado occidental”, explica Adel Okasha, director de la necrópolis de Dashur. En la excavación, la expedición ha hallado un bloque de alabastro (con unas di-


mensiones de 15 por 17 centímetros) en el que aparecen talladas 10 líneas verticales de jeroglíficos; un dintel de granito y bloques de piedra que descubren “la arquitectura interior de la pirámide”. El texto, que es aún objeto de estudio, podría arrojar luz sobre este hito arquitectónico. Y es que queda todavía por descifrar la identidad del propietario del enterramiento y el reinado durante el que halló descanso eterno. Tampoco ha trascendido el tamaño de la estructura que una vez fue horadada en la tierra. El único detalle que barruntan los artífices del descubrimiento es su adscripción a la XIII dinastía (1783-1630 a.C.), un tiempo convulso marcado por faraones que se suceden sin pena ni gloria, incapaces de gobernar todo el territorio y fundar su propia estirpe de gobernantes. Un barahúnda de pretendientes que llegan al trono usurpándolo y resisten en la poltrona durante meses o, en el mejor de los casos, años. Entonces como ahora, el caos en la cúspide es mitigado por los altos funcionarios que sobreviven en sus cargos, los verdaderos artífices de la administración faraónica. El flamante armazón que acaba de ver la luz se halla emplazado al norte de la pirámide Romboidal que levantó el faraón Esnofru (2614-2579 a.C.), padre de Keops y precursor de la auténticas pirámides.

Estructura interna de la pirámide. | Ministry of Antiquities.

La zona ha sufrido en los últimos años los estragos del expolio. Los vecinos de los pueblos cercanos comenzaron a construir hileras de nichos funerarios a unos metros de la necrópolis. El cementerio moderno, edificado en terreno propiedad del Ministerio de Antigüedades, engulló incluso la garita desde la que

los centinelas vigilaban las pirámides. Entre las calles del nuevo camposanto, se extendió un paisaje lunar. En mitad del caos, los ladrones horadaron la tierra en busca de tesoros. Las arenas de Dashur que han permanecido a salvo, próximas a un cuartel de ejército, siguen proporcionando sorpresas. El año pasado una misión egipcio-estadounidense halló una tumba horadada para un alto funcionario de la corte de Sesostris I y emplazada en los alrededores de la pirámide del faraón. El enterramiento, descubierto fortuitamente durante trabajos de limpieza de la zona, estaba tallado en la roca y se accedía a través de una rampa de ladrillos de barro.

Los

secretos de Egipto que esconde la policromía. Un enorme espacio diáfano e impoluto, varias camillas, batas blancas y aparatos gigantes e indescifrables copando la sala. El aspecto del torreón norte, donde se ubica el laboratorio de restauración, del Museo Arqueológico Nacional (MAN) luce casi como un quirófano de hospital. Aunque, en este caso, los pacientes han sobrepasado ya los varios miles de años. Preparadas para

Un equipo de restauradores trabaja con varias piezas egipcias en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid. | Jaime Villanueva. Egiptología 2.0 | 129


ser analizadas se encuentran cinco piezas egipcias seleccionadas por el museo sobre las que un equipo de científicos europeos realizan un novedoso estudio técnico y material de las policromías.

“Hay pocos museos que cuenten con laboratorio propio. Es muy importante para el departamento de conservación disponer de uno, porque a la hora de intervenir las obras tenemos que conocerlas exhaustivamente para poder intervenir con garantías”, sostiene Teresa Gómez, Conservadora jefe del Departamento de Conservación del MAN. El proyecto fue solicitado por la galería y el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) al proyecto MOLAB, laboratorios móviles europeos que se enmarcan dentro de la plataforma de investigación cultural Iperion. El análisis de las policromías desde un punto de vista multidisciplinar con la tecnología puntera que traen estos laboratorios se traduce en varias vertientes fundamentales para descubrir muchos más detalles de las piezas. “Conocer la policromía egipcia nos va a dar también mucha información sobre su estado de conservación y sobre las intervenciones históricas que ha tenido. Y también ver la incidencia de los compuestos orgánicos volátiles, es decir, los agentes contaminantes”, asegura Gómez. El MAN tiene, además, otro proyecto en marcha para controlar la contaminación del museo, una línea de investigación a la que le están dando mucha importancia, según detalla la conservadora. Esta línea también está incluida en el estudio europeo. “Hemos seleccionado unas obras que están en depósito y otras que están en exposición, y vamos a comprobar la incidencia de la contaminación sobre la policromía en uno y otro caso”. A principios de febrero se realizaron en Madrid los trabajos de la mano de diez científicos procedentes de Italia y Francia y El País pudo asistir a parte del proceso. Los investigadores se trasladan con sus propios equipamientos e infraestructuras, unos aparatos reconocidos por los investigadores por una avanzada tecnología y experiencia que solo tienen los que están dentro del marco de MOLAB. “Los que están aquí son especialistas en pintura o policromía”, cuenta Gómez. “Son técnicas que se basan en estudios atómicos y moleculares. Digamos que abarcan todo el espectro visible e invisible”. Cada uno de ellos, químicos, físicos y ópticos especializados, se encarga de una técnica distinta y posteriormente de interpretar los resultados de los análisis y las mediciones. Habitualmente se extrae una parte del objeto y se traslada al laboratorio para el análisis, apunta Cons130 | Egiptología 2.0

taza Miliani, la especialista que está a cargo del proyecto. “Lo que hacemos aquí es analizar todo el objeto y además no hay ni que tocarlo. Es un procedimiento muy respetuoso y con el que además se obtienen muchas más informaciones. Normalmente se extrae una parte pequeñísima del objeto, nosotros hacemos una especie de radiografía de toda la pieza”. Cada objeto va pasando por una técnica distinta. “Pero son análisis no invasivos”, insiste Teresa Gómez. “No requieren toma de muestra, eso es importantísimo. Cada pieza pasa por las distintas técnicas y se analizan específicamente los mismos puntos. Una técnica de por sí nos dice algo, pero lo interesante de esto es que es un trabajo interdisciplinar. Muestran unas conclusiones conjuntas en una revista internacional de prestigio. Y estos nos va a servir para muchas cosas: para aumentar nuestro conocimiento de Egipto, para la hora de intervenir en las piezas…” Mari Carmen Pérez Die, jefa del Departamento de Antigüedades Egipcias del MAN, fue la encargada de seleccionar los objetos que entrarían a formar parte del proyecto. “Los investigadores están dedicados especialmente al estudio de los pigmentos, las pinturas y las composiciones. Claro, eso en Egipto da para mucho”. Lo que más destaca de entre las piezas elegidas son dos ataúdes de la dinastía XXI donde fueron enterrados sacerdotes de Amón. Intencionadamente escogieron estos dos féretros que son un poco diferentes entre sí aunque pertenezcan al mismo periodo: uno reutilizado y otro que tiene restauraciones modernas. “Es muy importante que descubramos cuales son esas restauraciones modernas para conocer la historia del ataúd”, apostilla Pérez. A partir de los resultados del análisis se pueden determinar también detalles historiográficos. “Desde el momento en que una pieza ha sufrido restauración o al revés; o que un color se utilizaba con tales pigmentos en tal época; o aquí está saliendo un material que sabemos que nunca se utilizó antes del siglo XX, nos da mucha información sobre la civilización y sus costumbres”.

Detalle de uno de los sarcófagos del Museo Arqueológico Nacional de Madrid. | Pablo Molina.


Zahi Hawass delante de la Esfinge de Giza. | National Geographic.

Nombran al egiptólogo Zahi Hawass Embajador de la Herencia Cultural de IFPSD.

EL famoso arqueólogo egipcio y ex ministro de Antigüedades Zahi Hawass fue nombrado el pasado mes de abril “Embajador oficial para el Patrimonio Cultural”, por la Federación Internacional para la Paz y el Desarrollo Sostenible, conocida por sus siglas en inglés como (IFPSD). Hawass es uno de los más célebres egiptólogos del mundo, y en los últimos años ha adquirido gran renombre fuera de los círculos arqueológicos por sus frecuentes apariciones en documentales televisivos dedicados al Antiguo Egipto, además es explorador honorario de National Geographic La presidenta de IFPSD, Sally Kader, expresó que la federación eligió a Hawass por su contribución al campo de la arqueología, tanto en excavación como en conservación.

“Sus principales descubrimientos en Egipto son conocidos en todo el mundo”, dijo Kader, dijo además que Hawass es capaz de “atravesar su pasión y programas de televisión para llegar a los hogares de

personas de todo el mundo”. Kader anunció la cita del famoso arqueólogo en una ceremonia especial el pasado 19 de abril en la sede de la ONU en la ciudad de Nueva York. El evento contó con la presencia de la mayoría de los Embajadores de las Naciones Unidas, junto con expertos y colaboradores mundiales en los campos de la cultura, los museos y la arqueología. Hawass dijo a un medio que estaba profundamente honrado de recibir el título, y habló sobre el salvamento del patrimonio arqueológico y cultural de Siria, Libia e Irak. “Trabajare en cooperación con la Liga Árabe, arqueólogos de todo el mundo, así como instituciones estadounidenses para salvar estos monumentos arqueológicos en peligro de extinción”, dijo Hawass.

“Nuestra tarea es crear una base de datos para estos monumentos, para que podamos monitorizar cualquier objeto que pudiera ser robado y también para entrenar a los arqueólogos y curadores de estos países sobre cómo salvar sus monumentos en sitios arqueológicos y métodos eficientes para la proEgiptología 2.0 | 131


tección de tesoros y colecciones (respectivamente).” Hawass hizo referencia al arqueólogo sirio Khaled El-Asaad, quien dio su vida para proteger la herencia cultural de Siria, diciendo que debe ser honrado como un símbolo para todos los arqueólogos. Después del anuncio, Hawass dijo que se reuniría con el ministro de Antigüedades Khaled El-Enany y el secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Abul-Gheit, para elaborar planes integrales para proteger el patrimonio cultural en estas zonas de conflicto.

Descubren en Luxor una tumba de un noble con varias momias. El ajuar de un nuevo personaje resucita en la tierra árida de la Tebas que Homero bautizó como la ciudad de las cien puertas. Una misión de arqueólogos egipcios ha desempolvado la colección funeraria de un noble del Reino Nuevo que hace más de tres mil años sirvió en los pasillos judiciales de la actual Luxor, a unos 600 kilómetros al sur de El Cairo.

Algunas de las piezas halladas. | AFP.

La

sepultura

de

Userhat

hallada en la ladera de Dra Abu el Naga, comparte arquitectura con los nobles vecinos. Una típica tumba en forma de ‘‘T’’ que comienza con un gran patio al aire libre, se interna en la roca con una primera habitación rectangular y discurre hacia la cámara funeraria a través de un angosto pasillo. La expedición, que continúa horadando sus entrañas, halló la entrada al enterramiento tras abrirse paso por los 450 metros de escombros que sepultaban el patio. Según Mustafa al Waziri, director de antigüedades en Luxor y jefe de la expedición, el nicho contiene decenas de estatuas, ataúdes y momias. Así, en la estancia que inauguraba el descanso eterno del noble el equipo descubrió un ataúd de madera “bien conservado y decorado con coloridas escenas”, detalló el pasado mes de abril el ministerio de Antigüedades egipcio en un escueto comunicado. Junto al sarcófago, los expertos localizaron un pozo de nueve metros de profundidad que dirigía a dos habitaciones. En la sala oriental, desperdigado entre montañas de desechos, se escondía un pequeño tesoro de máscaras funerarias, ushebtis y la tapa de un ataúd. “La segunda estancia está ubicada en el lado oeste pero no ha sido aún excavada por completo”, precisaba la nota. No son las únicas piezas que han sido desenterradas. Siguiendo la senda marcada por el corredor de la tumba, la misión se ha topado con una cámara interior que guardaba una colección de sarcófagos de la dinastía XXI (1069-945 a.C.) con las momias envueltas todavía en lino. El nicho almacenaba también sendas colecciones 132 | Egiptología 2.0

Trabajos de consolidación de uno de los sarcófagos. | AFP.


de ushebtis tallados en bella fayenza, terracota y madera y vasijas de barro de diferentes formas y tamaños. Según los arqueólogos, Userhat fue magistrado de la ciudad durante el reino Nuevo (1550-1069 a.C.) y halló sepultura en la pendiente rugosa de Dra Abu el Naga, una porción de la necrópolis tebana. La limpieza de su vida de ultratumba ha desvelado, además, los accesos a otras dos tumbas contiguas.

Algunos de los ushebtis hallados. | AFP.

El fascinante hallazgo se suma a los que durante los últimos meses han emergido de las tierras de Luxor. El pasado febrero una misión japonesa localizó una tumba de un escriba real que vivió en

época ramésida (de los siglos XIII a XI a.C.) en el sur de Egipto. A pesar de los achaques del tiempo, la tumba en forma de ‘‘T’’ reunía entre sus muros una colección de escenas talladas en la piedra que aún conservan retazos de los vivos colores de antaño.

Algunos de los ushebtis y piezas de cerámica halladas. | Ministry of Antiquities.

Egipto presenta una gran estatua de Ramsés II recién restaurada.

Una gran estatua de granito del faraón Ramsés II, que estaba fragmentada en 57 trozos, vuelve desde el pasado mes de abril a adornar el templo de Luxor. La talla ha sido restaurada para volver a ser una sola pieza de 11 metros de altura y 75 toneladas de peso. El Gobierno la ha presentado en una ceremonia iluminada a orillas del Río Nilo. Ramsés II fue el más poderoso y reconocido de los ancianos faraones. Reinó hace más de 3.000 años y se le conoce también como Ramsés el Grande o como Ozymandias. Lideró numerosas expediciones para expandir el imperio egipcio hacia el norte hasta Siria, y hacia el sur a Nubia, en la frontera con Sudán. Los fragmentos de la escultura de este faraón fueron encontrados entre 1958 y 1960. Sin embargo, pasaron cuatro décadas antes de que volvieran a ser

Presentación de la estatua restaurada. | Ministry of Antiquities. Egiptología 2.0 | 133


Ceremonia de presentación de la estatua de Ramsés II. | Ministry of Antiquities.

unidos para dar forma a Ramsés II. Egipto organizó la presentación de la estatua la noche del martes 18 de abril en el templo de Luxor.

Los tesoros que dejó atrás el ‘‘saqueador de tumbas’’ en Deir el Bahari.

Entre los siglos XIX y XX, decenas de arqueólogos y aventureros envueltos en una pátina de romanticismo, desde Belzoni a Howard Carter, se acercaban como moscas a un Egipto que se dibujaba, en el imaginario colectivo europeo, preñado de tumbas, pirámides, momias y tesoros faraónicos, buscando el reconocimiento de un descubrimiento tras otro. Sin embargo, la egiptología como ciencia arqueológica, años después, es mucho más que llegar y besar el santo, como demuestra la expedición liderada por el español Antonio Morales, que desde 2015 investiga y cataloga los tesoros científicos menospreciados por los pioneros de la egiptología en dos tumbas de más de 4.000 años de antigüedad en la necrópolis de Deir el Bahari. El egiptólogo Herbert Winlock (1884-1950) pasó como un torbellino por las tumbas de la colina de Deir el Bahari en la orilla occidental de Luxor, junto a la antigua Tebas, dirigiendo una expedición del Metropolitan de Nueva York en los años 20. Casi un siglo después, el trabajo que queda en la necrópolis es ingente: ‘‘Winlock excavó muchas tumbas, pero publicaba muy pocos datos. Tenía muy buen estilo escribiendo. A lo mejor publicaba un artículo de seis páginas, y dos eran sobre detalles mundanos como la visita de la señora tal o cual, y sólo dos se dedicaban a la información arqueológica extraída de las tumbas. Se dedicaba a la épica más que al trabajo científico’’, explicaba el egiptólogo sevillano. El equipo de Morales, con 20 profesionales internacionales de diferentes disciplinas (desde geólogos a 134 | Egiptología 2.0

expertos en momificación) sigue los pasos de Winlock en las tumbas de Ipi (TT 315) y Henenu (TT 313), visir y tesorero real del reinado del faraón Mentuhotep II y su sucesor Amenemhat I. ‘‘Aquí queda mucha arqueología por hacer», explicaba. Pese a lo poco publicado por Winlock sobre estas dos tumbas, que datan del periodo conocido como Reino Medio (hacia el 2000 a.C.), su arquitectura y organización se utilizan como referentes de estudio de sepulcros de periodos posteriores (el Reino Nuevo). Sin embargo, las investigaciones del equipo de Morales, auspiciadas este año por primera vez por la Universidad de Alcalá de Henares, están cambiando esos paradigmas a cada piedra que extraen. ‘‘Como apenas se sabía nada, todo lo que sacamos está cambiando lo que creíamos conocido. Por ejemplo, se pensaba que la estructura estándar es una zona pública con un patio muy extenso, de unos 100 metros, seguido de la zona privada. Sin embargo, en el sepulcro del visir Ipi hemos visto que los arquitectos cortaron la roca madre para hacer una rampa central en el patio’’, sostenía Morales. El invierno apenas ha acabado, pero el sol cae a plomo sobre Deir el Bahari. Un empinado sendero serpentea por la ladera de la colina que, como un queso gruyer, fue perforada durante siglos para construir decenas de tumbas. En las TT 315 y TT 313, separadas unos 150 metros, nadie comienza a trabajar hasta que el ‘‘mudir’’ da la orden. Un puñado de trabajadores locales, ataviados con su galabeya tradicional, hacen cadena para descender a la zona inferior de la colina los cascotes y rocas que van extrayendo de las tumbas y que disponen sobre una malla verde. El equipo se divide en dos: los primeros investigan la tumba de Ipi, cuyo amplio patio -una zona pública- precede a un pasillo y a una cámara de culto,


de planta cuadrada. Como muchas otras tumbas, la TT 315 fue saqueada y reutilizada como cantera. El expolio de las paredes de la cámara y las losas de piedra que recubrían la estancia descubrió bajo la solería un pasillo oculto que llevaba a la cámara funeraria donde descansaba el cuerpo del visir. Dentro, al equipo de Morales le esperaba un magnífico sarcófago de caliza con un peso estimado de ocho toneladas, tallado en una sola pieza y ricamente decorado. ‘‘Se trata de un sarcófago muy especial, pues es el único que tiene escrituras en la

Profesionales durante los trabajos en una de las tumbas. | ABC.

base’’, explicaba el egiptólogo doctorado de la Universidad de Pensilvania. Unos metros más allá, el resto del equipo se afana en el sepulcro de Henenu, un importante personaje cargado de títulos. El encargado de ‘‘la pezuña, el cuerno, la balanza y la pluma’’, de ‘‘toda ave que flote, vuele o se pose’’ y el ‘‘supervisor de lo que es y no es’’ fue enterrado en una tumba más larga, de cuarenta metros de profundidad y diversas galerías que se pierden en el interior de la montaña. Sin apenas ventilación y casi en la oscuridad, una arqueóloga del equipo se adentra en uno de los nueve pozos encontrados en el complejo funerario, de más de más de 5,5 metros de profundidad. Allí, se han encontrado nuevas salas, decoraciones e incluso restos de cuerpos humanos. Fuera de la tumba y al pie de la colina, donde los sacerdotes prefirieron construir una pequeña capilla de adobe para el culto diario, seguramente intentando evitar la perspectiva de subir diariamente hasta la puerta del sepulcro, Morales se muestra confiado: ‘‘Henenu nos va a dar más información original’’, explicaba. Este año, dos profesores de la UAH parte del equipo multidisciplinar -financiado por las fundaciones Gaselec de Melilla y Palarq de Barcelonacomenzarán además con la digitalización 3D de las tumbas, lo que facilitará nuevos estudios de forma remota sobre la arquitectura y geografía de los sepulcros construidos para ambos personajes. Ambos fueron funcionarios clave en uno de los periodos más interesantes del Antiguo Egipto, cuando tras una guerra civil que enfrentó al norte y al sur una familia de nobles en Tebas se embarca en la reconquista del país del Nilo y se nombraron faraones. ‘‘Mentuhotep II -a quien Henenu servía- fue el primer monarca de la reunificación. Fue un antes y un después en la historia de Egipto’’, relataba Morales, quien destaca la oportunidad de estudiar las tumbas de dos funcionarios ‘‘con impacto directo en la política del momento’’. Pero el descubrimiento más sorprendente, que según adelantaba Morales (a la espera de que el Ministerio de Antigüedades de luz verde a la publicación de la información más detallada) lo han encontrado junto a la entrada a la tumba del visir Ipi. Un pozo de metro y medio de profundidad lleno de bolsas y ánforas con material de momificación que se descubrió en 2016 y que está ofreciendo mucho más de lo que esperaban. ‘‘Como no son ‘puros’, no pueden ir en la cámara del sarcófago, pero al haber sido utilizadas para la momificación de alguien que irá al más allá, tampoco se pueden tirar sin más’’, explicaba el egiptólogo español. Decenas de paños, todos utilizados en la momificación de Ipi y llenos de restos de sangre y otros materiales biológicos, incluso un órgano pendiente de identificación, conforman el descubrimiento que Winlock dejó a un lado. ‘‘Sólo se llevó 4 jarras. Buscaba más bien el valor estético, no lo científico’’, explicaba Morales, que destaca que el descubrimiento ‘‘permitirá estudiar el proceso técnico de momificación de un visir’’. Ataviados con mascarillas y guantes, los egiptólogos de Morales extraen los paquetes de paños impregnados en natrón, un tipo de sal empleada para desecar el cadáver, y que, más de 4.000 años después, ‘‘pica en los ojos y en las manos’’. Para los próximos años, Morales ha solicitado ya al Ministerio la concesión de otras tres tumbas, que prolongarán los trabajos de esta misión española.

El arqueólogo español que levanta colosos en Egipto.

Hace ya 14 años de la primera vez que Miguel Ángel López Marcos se enfrentó a un gigante. Ha llovido tanto que, baqueteado en tales lides, va camino de lidiar con su décimo coloso. En los últimos tres años este arEgiptología 2.0 | 135


queólogo castellano ha librado una batalla contra el tiempo y los achaques de las esculturas de proporciones faraónicas que permanecían esparcidas o enterradas entre las ruinas del templo de Amenhotep III, el más imponente de los recintos que una vez habitaron la antigua Tebas. Miguel ángel López apura su enésima campaña como miembro del proyecto que dirige la arqueóloga germano-armenia, Hourig Sourouzian. ”Jamás imaginé que pudiera hacer algo así. Fue un trabajo que comencé aplicando los conocimientos a los problemas que me encontraba”, señala este soriano de 53 años que, repartido en dos temporadas, dedica seis meses al año a rescatar, ensamblar y curar a los colosos que flanqueaban los pilonos del templo. El complejo de Amenhotep III (1387-1348 a.C.) es una rara avis en la ribera occidental de Luxor. Fue construido en la frontera entre los campos verdes y la tierra desértica, donde se halla el resto de templos. Consta de tres patios, un peristilo, una sala hipóstila y un santuario... Cientos de esculturas (retratos del faraón, su familia y sus dioses más queridos) se despeñaron. “Se piensa que la mayoría de las figuras cayeron a la vez. Según cuenta Estrabón, sucedió en el terremoto que se registró en el 27 a.C. Fue el mayor temblor y la causa del derrumbe de casi todo el templo”, indica el experto.

”Los bloques fueron reutilizados para levantar un templo y algún palacio de época ramésida. Todos los colosos y las piezas que no podían se transportadas las dejaron aquí. De arquitectura no ha quedado nada. La sala hipóstila debía ser increíble pero solo quedan las basas de las columnas”. De desempolvar la estatuaria que una vez lució en los muros del templo se encargan el español y la cuadrilla que administra, compuesta por 35 obreros. “Hemos aprendido mucho a lo largo de estos años. Hemos ganado en efectividad. Si para el primer coloso necesitamos 10 años, los del norte los completamos en 12 meses cada uno. Se hizo en un tiempo récord”, esboza quien presume de una misión que está modificando el paisaje que transitan los turistas. “Es cierto. Está cambiando el perfil de la orilla occidental. Ya son ocho grandes estructuras las que han vuelto a aparecer. Están los dos colosos del norte, los del segundo pilono, tres colosos de cuarcita y uno de granito y una estela emplazada a la entrada del peristilo”. Una compleja labor de reanimación firmada sin la gracia de las nuevas tecnologías, con utensilios similares a los que empuñaron los peones de los faraones. “No quiero maquinaria porque no la puedes controlar y cualquier movimiento en falso puede 136 | Egiptología 2.0

El monarca de pie. 120 toneladas y 13 metros de altura, con la corona del Alto Egipto y un rollo de papiro asido en cada mano, que saludan al visitante cerca del lugar donde se alzaba la puerta norte del recinto. | El Mundo.

dañar irremediablemente la figura. Aquí seguimos usando los andamios de madera”, precisa López Marcos. Hechos añicos, los colosos permanecieron durante siglos bajo agua, al igual que el último representante hallado hace unas semanas en El Cairo. En la aventura de sacarlos a flote, los obreros recurrieron a las poleas y unos modernos cojines de aire comprimido. Todos, hasta el décimo coloso recuperado recientemente, han corrido la misma suerte. “El coloso número 10 fue sacado del agua durante esta campaña. Ha sido una operación complicada porque


Coloso de Amenhotep III. | Alberto Siera Solano.

EgiptologĂ­a 2.0 | 137


se hallaba dividido en tres fragmentos: el pecho de 40 toneladas y otros dos fragmentos de 85 y 75 toneladas”. Los dos últimos especímenes, de unos 10 metros de altura, corresponden al tercer pilono y están tallados en alabastro. “El del lado sur, el que acabamos de recuperar, está muy fracturado porque el alabastro es de muy mala calidad. Corre el riesgo de que la piedra se deshaga ante el mínimo error. El mayor reto era no perderlo en el proceso”, comenta. “He pegado ya unos 20 fragmentos del torso. La parte menos erosionada es la que ha estado bajo agua. No ha sufrido diferencias de temperatura ni la acción del sol o el aire, que la va puliendo”. Su regreso a escena arrojó otro hallazgo: la presencia de una escultura de la gran reina consorte Tiy, abuela de Tutankhamón, en una de las piernas del coloso, entre las jambas del trono. “Ha sido una sorpresa encontrar esa parte en buenas condiciones”, admite López Marcos. Según el ministro de antigüedades egipcio, Jaled el Anani, la pieza (única y distinguida) es el primer testimonio de la “faraona” en alabastro. La pareja de titanes que, rotos en pedazos, surgió del fango aguarda ahora su fatigoso zurcido.

“De momento, están estabilizados. Todas las piezas se hallan atadas con eslingas de carraca, unos cinturones que soportan más de 10 toneladas y que están apretando los fragmentos para que no se abran. Están, además, envueltas en lomas para que no sufran demasiados cambios de temperatura y se les han inyectado consolidantes para cerrar fisuras y grietas”. El próximo año llegará el turno de completar el puzzle. “Siempre sigo el mismo procedimiento. A veces me encuentro con 300 o 400 fragmentos, que reduzco a cinco o seis franjas para facilitar el montaje final”. Cuando ambas estructuras recuperen el hálito y vuelvan a los lugares donde fueron erguidas, el soriano, dará la misión por cumplida.

“Me quedan tres o cuatro años más. Todavía hay que montar algunos colosos pequeños y luego habrá que buscar otros lugares”, musita. Su asignatura pendiente en la explanada sobre la que descansa el ruinoso legado del más espectacular de los templos de Millones de Años (como se denomina a los templos funerarios del Imperio Nuevo) son las dos moles del rey que custodiaban el acceso al recinto y que sobrevivieron a todas las calamidades convirtiéndose en una de las postales favoritas de quienes peregrinan hasta Luxor. Los colosos, que hoy se han sacudido siglos de orfandad, resistieron incluso al seísmo del 27 a.C. El envite, sin embargo, agrietó el coloso norte. De la pequeña hendidura nació un rumor chirriante que griegos y romanos convirtieron en la leyenda de Memnón, rey etíope, héroe de la guerra de Troya e hijo de Eos (la diosa del amanecer). “No hay acuerdo sobre lo que se debe hacer. Lo que resulta evidente es que son los colosos de Memnón los que se encuentran en peor estado porque presentan grietas estructurales.

Tenemos guardados trozos de brazos y piernas para que se puedan montar”, arguye el restaurador, inquieto por la salud de dos auténticos iconos. “La cuarcita es una piedra a la que le afectan mucho los cambios de humedad y temperatura. Se desgaja por capas como una cebolla. La diferencia de temperatura agrieta la piedra superficial y provoca que acabe cayendo como una lasca”.

El coloso sentado. Los brazos recostados sobre las rodillas, pesa 300 toneladas y fue cosido a partir de 370 fragmentos. Está situado en el segundo pilono, a unos 100 metros al oeste de los gigantes de Memnón. | El Mundo. 138 | Egiptología 2.0

Curtido en la convalecencia de sus hermanos de piedra, López Marcos no titubea cuando avanza el parte médico. “Se están diagnosticando todos los problemas que tiene. Mi opinión es clara: hay que intervenir”. parte médico. “Se están diagnosticando todos los problemas que tiene. Mi opinión es clara: hay que intervenir”.


Bajo el techo del faraón Tutmosis III. El cartonaje, decorado con vivos azules, rojos, verdes y amarillos, solo tiene un milímetro de grosor. Está muy bien conservado, pero es tan frágil que con solo tocarlo con el dedo podría romperse. En su interior, separada de la superficie por un vacío de unos cinco centímetros, descansa la momia de quien en los siglos XI o X antes de Cristo ostentó el preciado título de Sirviente de la Casa Real.

Myriam Seco en el Museo Egipcio de Barcelona. | Danny Caminal.

“No sabemos cuál era exactamente su función pero era un alto funcionario llamado Amon Renef. Los rayos X han revelado que conservaba la dentadura completa y probablemente era una persona

joven, con todos los huesos en su sitio”, relataba la arqueóloga Myriam Seco, recién llegada al Museo Egipcio de Barcelona, donde el pasado mes de abril impartió un seminario sobre los últimos hallazgos de la misión arqueológica del Templo funerario del faraón Tutmosis III, conocido como el Napoléon egipcio, que dirige tenazmente en Luxor desde el 2008. El hallazgo de este cartonaje, “de una calidad y un colorido increíble”, ha sido premiado como uno de los 10 descubrimientos del 2016 en Egipto por la revista ‘‘Luxor Times’’. “Estaba en un nicho muy pequeño y estrecho y para no romperlo tardamos ocho días en poder sacarlo con garantías -contaba Seco-. Lo resguardaba un sarcófago antropomórfico que estaba totalmente comido por las termitas, solo quedaban la cara y los pies. Sobre él había una guirnalda de flores”. La radiografía reveló que la momia de Amon Renef no tenía amuletos en su interior. “Seguramente porque el cartonaje está decorado con muchas divinidades protectoras, como Isis y Neftis, la cobra del disco solar, los cuatro hijos de Horus, una cabeza de carnero y otra de halcón y Anubis”, continúa la arqueóloga, mientras señalaba una pieza expuesta en el Egipcio de Barcelona, de la misma época, el Tercer periodo intermedio, y con trazos similares, aunque con colores mucho menos vivos y sin el cuerpo de la noble dama que lo ocupó en su día. La tumba de este relevante sirviente real lleva a Seco a pensar que puede haber otras alrededor, pues el proyecto del templo de Tutmosis III, patrocinado por la Fundación Botín, Cajasol, Cemex y Santander-Universidades, no para de dar sorpresas datadas a lo largo de “1.000 años de historia”. En septiembre iniciará la décima campaña con un equipo de más de 30 especialistas -egiptólogos, topógrafos, fotógrafos, dibujantes…-, la mayoría españoles, y 150 ayudantes egipcios y calcula que dentro de unos siete años el macrocomplejo podrá por fin visitarse como un museo al aire libre. Cuando en el 2008 la arqueóloga sevillana inició el proyecto, los muros del templo estaban completamente cubiertos de arena y a su alrededor descubrieron lo que debió ser como el “basurero”, con toneladas de restos de cerámica de ofrendas -vasijas, ostracas, fragmentos de estelas...-. Ahora, en el perímetro del templo (de 100 metros de fachada por 160 de fondo) del próspero Tutmosis III, hijastro de la reina Hatshepsut, han hallado un complejo religioso posterior, de un sacerdote, Jonsu, que veneraba aún al faraón conquistador en la época

Cartonaje de un alto funcionario de la casa real. Dinastía XXII. | Inés García. Egiptología 2.0 | 139


de Ramsés II. Otra de las sorpresas de estos años ha sido el hallazgo, debajo del templo, de una necrópolis del Imperio Medio (20001800 a.C.), a finales de la dinastía XII, con 20 tumbas hoy ya excavadas. En ellas, recuerda Seco, aún fascinada, el descubrimiento de un ajuar de lujosas joyas de una mujer joven que pertenecía a la nobleza. “El techo se había hundido y había aplastado su sarcófago así que cuando los ladrones llegaron no pudieron saquearla y nos ha llegado hasta hoy. Era una tumba de alto ‘standing’ con un colgante en forma de concha, un amuleto cilíndrico, dos tobilleras y dos pulseras de oro de nudo de rizo”, expuestas actualmente en el Museo de Luxor. También ha aparecido otra necrópolis, de la más desconocida dinastía XI (2150 a 1990 a.C), con tumbas sencillas de gente humilde que no habían sido saqueadas, y tumbas de la época tardía (siglos VIII-VII a.C) con 120 momias en distintos estados de conservación.

Cartonaje en su ubicación original. | Inés García.

Sobre Tutmosis III, el objetivo inicial del proyecto, apunta que, aunque la información sobre su vida aparece de momento muy fragmentada, sí puede hablar de una querencia por los jardines y los árboles. En el patio, cuenta, “había un

jardín con ocho agujeros de 9,5 metros de fondo por 2,5 de ancho que llegaban hasta la capa freática y donde plantaban árboles en tierra fértil del Nilo”. En concreto, las raíces y hojas halladas en su interior eran perseas, “árboles sagrados”, que también colocaron ante los pilonos de la entrada del templo, en lugar de las habituales estatuas monumentales.

Egiptólogos españoles desentierran un jardín funerario de hace 4.000 años.

El Proyecto Djehuty, liderado por el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) José Manuel Galán, ha descubierto en la colina de Dra Abu el-Naga, en Luxor (Egipto), un jardín funerario de hace 4.000 años, el primero encontrado hasta el momento. Estos hallazgos corresponden a la 16ª campaña de excavaciones arqueológicas, que este año cuenta con el patrocinio de Técnicas Reunidas y de Indra. Los descubrimientos de este proyecto ayudan a comprender una época clave: el momento en que Tebas, actual Luxor, se convierte por primera vez en la capital del reino unificado del Alto y Bajo Egipto hace ahora aproximadamente 4.000 años.

“Conocíamos la posible existencia de estos jardines porque aparecen representados en las paredes de las tumbas, donde los egipcios representaban cómo querrían que fuera su funeral y la entrada a sus tumbas. Se trataba de un pequeño jardín o huerto rectangular, elevado medio metro del suelo y dividido en cuadrados. Junto a él se plantaban, además, un par de árboles. Pero ésta es la primera vez que se ha encontrado físicamente uno de ellos, es la primera vez que la arqueología confirma lo que se deducía por la iconografía. El descubrimiento del jardín y su análisis exhaus140 | Egiptología 2.0

Vista aérea del jardín funerario hallado en Luxor. | CSIC.


tivo aportará valiosa información sobre la botánica y el medioambiente de la antigua Tebas, hace 4.000 años.” Galán continúa: “Las plantas cultivadas en este jardín tendrían un significado simbólico y podrían haber desempeñado un papel en los rituales funerarios, por lo que también aportará información sobre creencias y prácticas religiosas, así como de la cultura y sociedad de la época, la dinastía XII, cuando Tebas se convierte por primera vez en capital del reino unificado del Alto y Bajo Egipto. Sabemos que a la palmera, al sicomoro o a la persea se les asociaba con la esperada capacidad de resurrección del difunto. Por otro lado, plantas como la lechuga tenía connotaciones de fertilidad y por tanto, de vuelta a la vida. Ahora habrá que esperar a ver qué plantas logramos identificar mediante el estudio de las semillas recogidas. Es un hallazgo único, espectacular, que abre múltiples vías de investigación.” Y concluye el investigador del CSIC: “Excavar en una necrópolis no sólo permite conocer detalles del mundo funerario, de las creencias religiosas y prácticas funerarias, sino que también nos ayuda a conocer detalles de la vida cotidiana, de la sociedad y del entrono físico, tanto vegetal como animal. La necrópolis se convierte así, como creían los propios egipcios de aquella época, en el mejor camino para alcanzar y conocer la vida”. Arqueólogos trabajando en el jardín funerario. | CSIC.

El jardín o huerto funerario ha sido localizado en el patio abierto a la entrada de una tumba tallada en

la roca del Reino Medio, muy probablemente de la dinastía XII, 2000 a.C. El jardín, dividido en una cuadrícula de tres por dos metros, está compartimentado en cuadrados de aproximadamente 30 centímetros de lado, distribuidos en filas de siete o de cinco. Los cuadrados del jardín, según señalan los expertos, pudo contener diferentes clases de plantas y flores. Además, en el centro del mismo, hay dos cuadrados más elevados que el resto, probablemente destinados para un pequeño árbol o arbusto. En una de las esquinas los investigadores han recuperado la raíz y el tronco, de 30 centímetros de altura, de un tamarisco que todavía se mantenía erguido. Junto a uno de los lados, se halló un tazón con dátiles y frutos que pudieron haberse entregado como ofrenda. Además, adosada a la fachada de la tumba con la que se relaciona por el momento el

Cuenco con dátiles y semillas encontrados en el huerto. | CSIC. Egiptología 2.0 | 141


jardín, también se descubrió una pequeña capilla de adobe (46 centímetros de alto, 70 centímetros de ancho y 55 centímetros de profundidad), con tres estelas o lápidas de piedra en su interior. Son posteriores a la tumba y al jardín, pues datan de la dinastía XIII, en torno al año 1800 a.C. El propietario de una de ellas se llama Renef-seneb, y el propietario de otra de ellas es “el soldado (“ciudadano”) Khememi, el hijo de la señora de la casa, Satidenu”. En ellas se menciona al dios local de la antigua Tebas, Montu, y a los dioses de carácter funerario Ptah, Sokar y Osiris.

“Estos descubrimientos subrayan la importancia de esta zona de la colina de Dra Abu el-Naga como lugar sagrado para el desarrollo de una gran variedad de actividades de culto durante el Reino Medio, lo que ayuda a entender la alta densidad de tumbas de épocas posteriores y el simbolismo religioso que alcanza esta zona de la necrópolis”, concluye el investigador del CSIC.

Egipto se interesa por los restos orgánicos de la tumba de Tutankamón

Las instituciones egipcias han empezado a interesarse por los restos orgánicos que se conservan en el ajuar de la tumba del faraón Tutankhamón, y sobre los que apenas hay información, asegura en una entrevista la experta española María Rosa Guasch.

“Queda muchísimo por hacer y por saber ya que Egipto empieza a estar interesado ahora por los análisis químicos de la materia orgánica que se encuentra en el mausoleo del faraón“, afirma. La enóloga española, que lleva a cabo una investigación sobre la simbología y el tipo de vino que tomaba Tutankhamón, y que se encontraba en las ánforas colocadas en la cámara sepulcral, indica que el estudio permitirá conocer más sobre “la dieta” del rey, entre otras cosas. La falta de información se debe, sobre todo, a lo “difícil” que es conseguir los permisos para acceder a las piezas arqueológicas, aduce la investigadora, que lleva desde 2001 estudiando e identificando los vinos del Antiguo Egipto. Ahora está poniendo a punto un método, junto a expertos del Instituto Jacques Monod de la Sorbona de París, para identificar el ADN de los vinos y de la uva de esta época faraónica.

“Gracias a esta investigación se puede estudiar el origen del vino en el Mediterráneo, ya que se conoce algo más sobre Grecia y Roma, pero Egipto quedó relegado del análisis histórico”, señala.

Estelas de Renef-seneb y Khememi. Dinastía XIII, sobre el 1800 a.C. | Ministry of Antiquities. 142 | Egiptología 2.0

No obstante, la española, que estudió Farmacia en la Universidad de Barcelona, incide en que nunca se han tomado muestras de ADN de las uvas en estas zonas


mediterráneas y aunque “no es fácil ni rápido”, ya están perfilando teorías que ayudarán a conocer más información sobre este tema. En el marco de la tercera edición de la conferencia internacional del Rey Tutankhamón, que se celebró el pasado mes de mayo en El Cairo, el supervisor general del Gran Museo Egipcio, Tarek Tawfik, anunció que se expondrán piezas “nunca vistas” de la tumba de Tutankhamón en una galería del nuevo museo, que tiene previsto abrir sus puertas a mediados de 2018. Dichas piezas -que están estudiando- revelarán datos que no se conocían sobre el estilo de vida del faraón, que reinó un breve periodo de tiempo entre 1332 y 1323 a.C. aproximadamente, ya que, por ejemplo, han encontrado restos de queso y mantequilla en las ánforas, según dijo Tawfik. Sin embargo, la experta, que ha analizado las ocho ánforas que se encontraban en el mausoleo que descubrió en 1922 el arqueólogo Howard Carter, se muestra escéptica ante esta revelación.

“He examinado todas las ánforas y algunas estaban vacías, otras llenas de arena; y en las demás, había residuos de vino. Cuando dijo (Tawfik) lo del queso, me quedé a cuadros”, apunta. Guasch explica que Howard Carter documentó todo “muy bien” e hizo un trabajo “muy avanzado” para la época, que ha permitido que el estudio

Máscara funeraria de Tutankhamón. | Wikimedia Commons.

pueda continuar en diferentes áreas durante las últimas décadas. La experta reivindica que la egiptología tiene que ser un campo multidisciplinar, donde la biología, la química y otras áreas científicas tengan cabida en las múltiples teorías que se dictan. “En diez años se ha realizado mucha investigación sobre diferentes áreas, no propiamente egiptólogas, en las que se han descubierto técnicas nuevas. La egiptología es totalmente un campo multidisciplinar y cada vez más gente se dedica a esto”, subraya. Por ello, anuncia que el próximo año se celebrará en Barcelona, “si la financiación lo permite”, el tercer congreso sobre Medicina y Farmacia en el Antiguo Egipto donde se darán cita numerosos expertos. Por último, Guasch lamentó que España no apueste por los “buenos investigadores”, incluyendo los que estudian el Antiguo Egipto, ya que tienen que irse al extranjero para continuar con su formación. “Tengo que trabajar en una farmacia mientras estudio, ya que la investigación está muy mal en España y no dan becas”, sentencia.

Egipto recupera un relieve robado que iba a ser subastado en París.

Egipto ha recuperado un relieve que fue robado de un templo perteneciente a la época del rey Nectanebo II que gobernó Egipto hace más de 2.300 años, y que iba a ser subastado en París. En un comunicado, el supervisor general del Departamento de Repatriación del Ministerio egipcio de Antigüedades, Shaban Abdelgauad, explicó que el relieve fue robado de un templo de la necrópolis de Saqqara a principios del siglo XX. Durante una investigación, encontraron la pieza en una casa de subastas en París, y el ministerio activó el Egiptología 2.0 | 143


protocolo para detener dicha venta y retirarla de la subasta. El relieve está tallado en piedra caliza, sus dimensiones son de unos 44 por 50 centímetros y pesa unos 80 kilogramos. En el relieve está tallada la figura de la diosa Sekhmet, con cara de leona y que lleva un disco solar encima de su cabeza. Abdelgawad dijo que el ministerio también ha recibido una colección de 44 piezas pequeñas y medianas que fueron requisadas en el aeropuerto parisino de Charles de Gaulle.

Relieve recuperado. | Ministry of Antiquities.

Con Nectanebo II, el tercer y último monarca de la dinastía XXX, finaliza la época faraónica en Egipto, iniciada con el rey Menes el año 2.950 antes de Cristo.

Hallada la caja que guardaba los restos de la hija de un faraón.

La cámara funeraria de la hija de un faraón que durante 3.700 años había permanecido lejos de los focos, resguardada por las discretas arenas de la necrópolis de Dashur. Es el hallazgo que anunció el pasado mes de mayo Egipto, un mes después de que se localizaran los restos de la pirámide de su padre, el monarca de la XIII dinastía Ameny Qemau. ”Después de retirar las piedras que cubrían la cámara funeraria, la misión ha descubierto una caja de madera tallada con tres líneas de jeroglíficos, que son rituales para proteger al difunto y su nombre”, explicó Adel Okasha, el director de la expedición egipcia y el máximo responsable del cementerio de Dashur, un perímetro salpicado de pirámides ubicado a unos 40 kilómetros al sur de El Cairo y que, junto a las de Abusir, Saqara y Giza, son Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. El hallazgo albergaba en su interior cuatro jarras de canopos y su nombre, que corresponde a la hija de Ameny Qemau, cuya desvencijada pirámide se ubica a unos 600 metros de distancia. Durante cerca de cuatro milenios, la caja ha guardado los restos de la princesa: el hígado, el intestino, el estómago y los pulmones. También ha aflorado un sarcófago antropoide en un estado de conservación muy precario. El anuncio del ministerio de antigüedades egipcio arroja luz sobre uno de los descubrimientos más sorprendentes de los últimos meses. En abril un equipo de egiptólogos locales se topó con los restos de una pirámide desconocida hasta la fecha al norte de la pirámide Romboidal, con su característica doble inclinación causada por las modificaciones sufridas a mitad de obra. La estructura que ha sobrevivido al tiempo corresponde a su armazón interior. “Los restos descubiertos de la pirámide pertenecen a su estructura interna, que se compone de un pasillo que conduce a la zona profunda de la pirámide y una estancia que conecta con una rampa en el sur y con una sala en el costado occidental”, detalló entonces Okasha. Días después de la publicación del descubrimiento, las autoridades descifraron la identidad del monarca a partir de un bloque de alabastro en el que aparecen 10 líneas verticales de jeroglíficos. 144 | Egiptología 2.0

Caja con los restos de la hija del faraón Ameny Qemau. | Ministry of Antiquities.


Su propietario es Ameny Qemau, un faraón que gobernó durante dos años y cuyo rastro apenas quedó registrado. La XIII dinastía (1783 1630 a.C.) fue un tiempo convulso marcado por faraones que -como el citado- se sucedían sin pena ni gloria, incapaces de gobernar todo el territorio y fundar su propia estirpe de gobernantes.

Excavación donde ha sido hallada la caja. | Ministry of Antiquities.

Una barahúnda de pretendientes accedían en ocasiones al trono usurpándolo y resistían en la poltrona durante meses o, en el mejor de los casos, años. Entonces como ahora, el caos en la cúspide era mitigado por los altos funcionarios que sobrevivían en sus cargos, los verdaderos artífices de la administración faraónica. Junto al cartucho del rey también figuraba el de un

miembro femenino de su familia. El principal enigma que surgió entonces es la existencia de otra pirámide construida por Ameny Qemau en otro rincón de la necrópolis.

“La inscripción es un texto religioso con el nombre del monarca, que puede que tuviese dos pirámides porque una fallase a la hora de ser construida o decidiera ‘usurpar’ un monumento de otro rey anterior con un edificio importante. No sería extraño en el antiguo Egipto”, explicó el egiptólogo Antonio Morales, profesor de la Universidad de Alcalá de Henares y director de una misión que horada en la sureña Luxor. La necrópolis de Dashur fue levantada por el faraón Esnofru (2614-2579 a.C.), padre de Keops y precursor de la auténticas pirámides. El cementerio faraónico, próximo a un cuartel del ejército egipcio, sigue proporcionando sorpresas. El año pasado se halló una tumba horadada por un alto funcionario de la corte de Sesostris I y emplazada en los alrededores de la pirámide del faraón. La expedición egipcia que acaba de revelar la cámara funeraria de la hija de Ameny Qemau trabaja aún sobre la geografía del nuevo hallazgo y promete jugosas novedades. “Los trabajos de excavación continuarán para desvelar más secretos de la pirámide”, advierten sus artífices.

Hallados

unos corredores subterráneos que ocultaban 17 momias del período tardío. Una cachette, un escondrijo de momias, acaba de sumarse a la retahíla de tesoros que despiertan de las entrañas de la tierra de los faraones. Con el boato habitual, Egipto ha anunciado el hallazgo de una oquedad en pleno desierto que alberga 17 momias envueltas en lino. Una colección que, según la misión egipcia que la ha desenterrado, goza de buena salud. El enclave, horadado a ocho metros bajo tierra y sin señalizar para evitar la rapiña de los ladrones, se halla en el yacimiento de Tuna el Guebel, el cementerio de la antigua ciudad de Hermopolis Magna ubicado en la provincia de Minya, a unos 300 kilómetros al sur de El Cairo. “Es la primera necrópolis humana con tantas momias hallada en el centro de Egipto”, reconoció el ministro de Antigüedades, Jaled al Ana-

Algunas de las momias halladas. | Ministry of Antiquities. Egiptología 2.0 | 145


ni, en una ceremonia repleta de autoridades locales que ha servido para presentar el hallazgo en sociedad. El descubrimiento fue fruto del más absoluto azar. El año pasado, la expedición de la Universidad de El Cairo que trabaja en el lugar auscultó el páramo con un radar y detectó la presencia de una cavidad al este de las catacumbas que acogen miles de momias sagradas de halcones o ibis. El vacío, sin embargo, solo reveló su interior esta semana durante las tareas de excavación de la zona.

“Hemos localizado unas nuevas catacumbas con una gran cantidad de momias”, detalló Salah al Juli, el profesor que lidera la misión. La cantidad precisa de difuntos que hospeda la cueva resulta todavía un enigma. Según Al Juli, la cifra podría alcanzar las 32 e incluiría momias de mujeres, niños y recién nacidos. Su hallazgo es solo el principio. La red de pasillos excavados bajo la arena que conducen hasta la sepultura abre la puerta a nuevos descubrimientos. De momento, el escondite localizado contiene ocho sarcófagos tallados en piedra caliza y arcilla. Al menos dos son ataúdes antropoides. “Uno de los sarcófagos de arcilla está dañado mientras que el otro se halla en buenas condiciones”, agregó el egiptólogo. Aunque la fecha no ha sido determinada, el equipo la enmarca en el periodo tardío (672-332 a.C.), cuando la civilización egipcia comienza su declive y acaba conquistada por las tropas de Alejandro Magno. Junto a los finados, que no pertenecen a la familia real, también se han encontrado dos papiros escritos en demótico, que serán trasladados al Gran Museo Egipcio para su restauración, y una pluma dorada. “Podría ser un elemento decorativo para el pelo usado por alguno de los muertos”, sugirió Al Juli. En una yacimiento contiguo, la misión también ha desenterrado varias tumbas de época romana realizadas en arcilla que aún guardaban monedas, lámparas y otros objetos domésticos. Interior de los corredores con algunos de los restos momificados. | Ministry of Antiquities.

La localización de la cachette es el primer gran hallazgo en la zona de Tuna el Guebel desde

que aflorara la necrópolis grecorromana de animales en una excavación desarrollada entre 1931 y 1954 por el arqueólogo egipcio Sami Gabra. La joya del enclave, no obstante, es el sepulcro familiar de Petosiris, un sumo sacerdote de Tot, el dios de la escritura sagrada cuyo culto se desarrollaba en Hermopolis Magna. El religioso se hizo construir una tumba con forma de templo cuya decoración es una cuidada simbiosis de las tradiciones egipcia y helenística, con personajes típicos del antiguo Egipto enfundados en vestidos griegos. El renacimiento de Tuna el Guebel marca otro hito en un año especialmente fecundo en hallazgos. En marzo los restos de un coloso del faraón Psamético I aparecieron en el des146 | Egiptología 2.0

Detalle de una de las momias. | Ministry of Antiquities.


campado de un populoso barrio de El Cairo. El mes pasado una pirámide de 3.700 años de antigüedad asomó en la geografía de Dashur. Dos misiones españolas han contribuido también a esta buena racha. “2017 está siendo un año histórico para el descubrimiento arqueológico’’, Comentó Al Anani.

Detalle de algunas de las momias descubiertas. | Ministry of Antiquities.

El Templo de Debod cerrará por tercera vez a partir de julio.

El cartel de ‘‘cerrado por avería técnica’’ volverá a colgar por tercera vez en el Templo de Debod a partir de julio. Los problemas de climatización que arrastra el monumento obligarán a volver a clausurarlo de nuevo en verano por las altas temperaturas que se alcanzan en su interior. Además, a lo largo de noviembre comenzarán las obras en el edificio para, por fin, cambiar todo el sistema. El cierre se aplica para cumplir con el real decreto que especifica las ‘’recomendaciones relativas a las condiciones de seguridad en los lugares de trabajo’’. Según esta norma, los empleados públicos deben trabajar en espacios donde las temperaturas se encuentren por encima de los 17 grados centígrados y por debajo de los 30. Esta circunstancia se produce de forma reiterada desde hace años, ya que, según sostienen fuentes municipales, las máquinas de ventilación ‘‘no están rotas, sino obsoletas’’. Por este motivo, no basta con una reparación puntual. Este problema ha impedido su apertura en los meses más cálidos e incluso en invierno. En concreto, el pasado enero, se tuvo que clausurar de forma indefinida hasta que los termómetros marcasen más de 17 grados centígrados. La joya nubia también echó el cierre desde el pasado 3 de julio hasta el 20 de septiembre por la subida del termómetro a más de 30 grados en el interior del complejo.

Templo de Debod. | Wikimedia Commos.

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En aquella ocasión, se trató de reparar el ventiloconvector, un dispositivo con batería de frío o de calor y un ventilador, aunque sin éxito, ya que se concluyó que el problema requería el cambio de ‘‘todo el sistema de climatización’’. Tal y como explicaron fuentes del Área de Cultura y Deportes, el proyecto de sustitución y los pliegos de condiciones para el concurso de licitación ya están redactados. El coste de la obra ascenderá a los 200.000 euros. El expediente de este contrato se retrasó debido a la prórroga de 46 días los presupuestos del Ayuntamiento de Madrid para 2017. Las cuentas de la capital para este año no se aprobaron hasta el Pleno del pasado 15 de febrero. Si el trámite burocrático no se retrasa más, las obras comenzarán en noviembre y se extenderán a lo largo de cuatro meses. Según matizaron desde la Concejalía de Cultura, ‘‘se está estudiando la manera de que el templo no tenga que cerrar durante los trabajos de reparación’’. No obstante, insisten las mismas fuentes, el monumento ‘‘no estará fuera de servicio más de seis meses: los dos de verano (julio y agosto) y los cuatro de las obras de la sustitución del sistema de climatización’’. Si estos plazos se cumplen, podrá abrir a pleno rendimiento a partir de marzo de 2018. En el acuerdo entre el PSOE y Ahora Madrid para aprobar los presupuestos de este ejercicio económico, se incluía el compromiso de que se ‘‘abordara de forma inmediata el cambio de climatización del edificio’’. Además, antes de finalizar el tercer trimestre del año, se debe haber aprobado un ‘‘estudio geotécnico y arqueológico’’ que permita acometer el proyecto de cubrición del templo. El objetivo es el que el monumento quede totalmente protegido de los agentes externos, puesto que las condiciones climatológicas, el polvo, la humedad y la contaminación de Madrid multiplican el riesgo de deterioro del templo milenario. Y el vandalismo obligó a duplicar desde el pasado octubre la vigilancia privada las 24 horas. En 2002, ya se planteó la idea de protegerlo con una cúpula o de enterrarlo y construir un museo subterráneo que lo albergara. El de Debod es el único de los cuatro templos rescatados durante la construcción de la presa de Asuán y regalados por Egipto a ciudades europeas que continúa a la intemperie.

Arqueólogos españoles hallan en Luxor un importante depósito con materiales de momificación.

Sudarios, decenas de metros de vendas, hasta 300 saquitos de sal de natrón, aceites, arena y un corazón momificado. Son los rastros del embalsamamiento del visir Ipi que, cuatro milenios después de ser alojados en una oquedad próxima a su tumba, una prometedora misión española acaba de devolver a la vida en la pedregosa geografía de la actual Luxor, a unos 600 kilómetros al sur de El Cairo. ”Nos sorprendió mucho encontrar lo que parece ser un corazón momificado, probablemente del visir. No es habitual porque por sus creencias el corazón era un órgano necesario”, explicaba el egiptólogo sevillano Antonio Morales, profesor de la Universidad de Alcalá de Henares y director del Middle Kingdom Theban Project que desempolva la memoria de Ipi, alcalde de Tebas y miembro de la élite durante el reinado de Amenemhat I, primer rey de la dinastía XII (alrededor del 1985 a.C.).

“Quizás fue un error de los embalsamadores o querían cubrir algo que había sucedido. Tal vez el corazón tenía que ver con la enfermedad que padecía”, explicaba Morales a propósito de un hallazgo anunciado el pasado mes de mayo por el ministerio de Antigüedades egipcio. El órgano ha sido localizado en una de las 56 ánforas descubiertas por la expedición en una cámara auxiliar ubicada en la esquina nordeste del patio superior de Ipi, un alto funcionario “encargado del cuerno, la pezuña, la balanza y la pluma” o “supervisor de lo que era y no era”, algunos de los grandilocuentes cargos que ostentó en vida. Restos de vendas y sacos de sal encontrados dentro de los cántaros. | Middle Kingdom Theban Project. 148 | Egiptología 2.0

En la estancia desvelada durante la reciente campaña, los maestros em-


balsamadores y los sacerdotes guardaron los materiales, las herramientas, los vendajes, los aceites y las sales que habían servido para tratar el cadáver del difunto y que no podían acompañar al dueño de la tumba por resultar materiales “impuros”. El enclave fue identificado durante la campaña que, entre 1921 y 1922, llevó a cabo el egiptólogo estadounidense Herbert Winlock, que envió 11 jarras del depósito y una mesa de momificación a las vitrinas del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. ”No podemos explicar por qué excavó la cámara parcialmente y dejó el resto. Hemos localizado las 56 jarras en su lugar original. En parte, el hallazgo explica cómo trabajaba el equipo de Winlock. Iba buscando lo estético, lo que podía servir para el museo. Pen-

Uno de los cántaros encontrados en la estancia. | Middle Kingdom Theban Project.

só que con un grupo representativo de ánforas tenía suficiente y dejó el resto”, explicaba el egiptólogo, al frente de una misión internacional en la que participan 25 expertos europeos y egipcios y 60 obreros y que, tras cumplir dos campañas bajo los auspicios de la Universidad Libre de Berlín, está asociada desde este año a la Universidad de Alcalá de Henares. Un auténtico tesoro ha emergido de los cántaros. En sus entrañas, se almacenaban unos 300 sacos de sal de natrón que fueron introducidos en las cavidades del cuerpo del difunto; aceites; arena; varias vendas de seis metros de largo; piezas de tela que sirvieron como paquetes internos; una serie de finas vendas que se usaban para dedos, manos y pies; un sudario usado para cubrir el cuerpo del difunto durante el proceso de embalsamamiento o un escalpelo (un cuchillo pequeño de hoja fina empleado en las disecciones anatómicas). Y alguna sorpresa que suscita nuevas preguntas. “Siempre se habla del material usado en la momificación pero se nos olvida que los egipcios estaban obsesionados con los rituales y las ceremonias”. “Hemos encontrado una serie de rollos de vendas destinados a uso decorativo porque son muy estrechas con unos flecos muy largos. Yo nunca he visto momias con flecos a lo flamenco”, bromeaba el egiptólogo. “Muy probablemente sirvieron para decorar las estructuras de madera, paja o caña que debían construir para realizar los últimos rituales de la momificación o el catafalco para arrastrar el sarcófago desde la orilla del Nilo hasta la tumba”. Situación original e imagen de las ánforas. | Middle Kingdom Theban Project.

Egiptología 2.0 | 149


Hallan 10 tumbas en una colina de la ciudad egipcia de Asuán.

Una decena de tumbas excavadas en una rocosa colina a orillas del Nilo. Una misión de arqueólogos egipcios se ha topado en la cálida Asuán, a 900 kilómetros al sur de El Cairo, con nuevos enterramientos que conservan aún los sarcófagos, las momias y la colección de objetos funerarios de sus propietarios.

Sarcófago encontrado en Asuán. | Ministry of Antiquities.

Las oquedades estarían fechadas en época tardía (664-332 a.C.), el período que precede a la conquista de Alejandro Magno y en el que monarcas egipcios se alternaron en el trono con libios y persas. Según Naser Salama, director general de las antigüedades en Asuán

y Nubia, los primeros estudios señalan que se trataría de una extensión de la cercana necrópolis de Qubbet el Hawa, el descanso eterno de nobles de los imperios Antiguo y Medio, en su mayoría, gobernadores de la cercana isla de Elefantina. El principal argumento es que los enterramientos hallados, presentan un diseño arquitectónico similar a los del cementerio próximo donde, desde hace una década, excava una misión española de la Universidad de Jaén. “Están formados por unas escaleras que conducen a la entrada de la tumba y una pequeña cámara funeraria donde se han descubierto sarcófagos de piedra, momias y una colección funeraria del difunto”, indicó el funcionario en un comunicado divulgado por el Ministerio de Antigüedades egipcio. Los nuevos nichos han aflorado en el trascurso de las tareas de excavación en los alrededores del mausoleo de Agha Khan (1877-1957), un sencillo edificio de arenisca rematado con una cúpula donde descansa un líder religioso de la secta musulmana de los ismaelíes. La tarea en la zona se reanudará el próximo septiembre con el objetivo de examinar los objetos hallados, continuar la excavación en el yacimiento e iniciar el proceso de restauración en busca de nuevas pesquisas. Hace dos años la misión egipcia localizó seis sencillas tumbas de época tardía en la misma zona. El hallazgo de los enterramientos -huérfanos de decoración y con tres o cuatro cámaras- revolucionó el mapa de la zona. Las encontradas entonces también correspondían al mismo período histórico, un tiempo en el que la corte esestableció su sede en la ciudad de Sais -en el delta del Nilo, en el otro extremo de Egipto-, donde resistió hasta la conquista de los persas. De las galerías y estancias de las sepulturas, los expertos rescataron en junio de 2015 una pequeña fortuna: una colección de sarcófagos de piedra caliza y madera, que guardaban las momias intactas de los dueños de las tumbas; estatuillas que representan a los cuatro hijos del dios Horus -Amset, Duamutef, Hapy y Qebehsenuf, encargados de guardar las vísceras en el momento de la momificación-; algunos amuletos de di150 | Egiptología 2.0

Máscara funeraria hallada en Asuán. | Ministry of Antiquities.


versas formas, tamaños y colores y pequeñas figuras de madera de halcones, la representación de Horus. A unos metros del nuevo hallazgo trabaja desde hace nueve temporadas una expedición española dirigida por Alejandro Jiménez, doctor en Historia Antigua de la Universidad de Jaén, y convertida en uno de los proyectos más potentes de la Egiptología española en la tierra de los faraones. El pasado marzo el equipo encontró el enterramiento intacto de Shemai, hermano de uno de los gobernadores más notables de la dinastía XII, Sarenput II.

Piezas del tesoro de Tutankamón llegan al Gran Museo Egipcio.

Un lecho y un carruaje funerario de Tutankhamón fueron trasladados al Gran Museo Egipcio, todavía en construcción, al pie de las pirámides de Giza, indicó el ministerio de Antigüedades Egipcias. El lecho funerario del joven faraón es de madera y está recubierto de láminas de oro y decorado con el rostro de la diosa de la guerra Sejmet, representada con una cabeza de león. Dos camiones llegaron al Gran Museo Egipcio, en la periferia de El Cairo. Escoltados por coches de policía, los dos camiones se detuvieron a la entrada del edificio antes de ser descargados. Las piezas fueron transportadas en cajas de madera y envueltas en materiales destinados a aislarlas del calor y de las vibraciones. El traslado de las dos piezas forma parte de un programa realizado en colaboración con la Agencia Japonesa de Desarrollo (JICA) para la “restauración, el embalaje y el transporte de una colección de 71 piezas” expuestas en el museo egipcio, explicó en un comunicado el ministerio de Antigüedades. Preparación de uno de los objetos para el traslado. | Ministry of Antiquities.

Este primer grupo de objetos con destino al Gran Museo Egipcio incluye “tres lechos funerarios, cin-

co carruajes y 57 piezas textiles”. Entre los 71 objetos seleccionados, se encuentran además, bajorrelieves del faraón Seneferu, fundador de la IV dinastía.

Una misión española halla un gran dintel grabado del Reino Medio. La misión arqueológica de la veteranísima egiptóloga española Carmen Pérez Die, con varias décadas a sus espaldas excavando Egipto, sigue ofreciendo nuevos descubrimientos. El Ministerio de Antigüedades egipcio anunció el hallazgo de un gran dintel de granito rojo durante las excavaciones en el templo de Heryshef, en el yacimiento de Heracleopolis Magna. La pieza de granito, hallada durante la 51 temporada de la misión arqueológica hispano-egipcia del Museo Arqueológico Nacional de Madrid, estaba adornada con dos cartuchos grabados con el nombre del faraón

Preparación de uno de los objetos para el traslado. | Ministry of Antiquities. Egiptología 2.0 | 151


Dintel de granito rojo hallado en el templo de Heryshef. | Ministry of Antiquities.

del Reino Medio Sesostris II (hacia el 1895-1889 a.C). ‘‘Este descubrimiento es muy importante porque la presencia de este dintel grabado con el nombre de Sesostris II en el templo de Heryshef prueba el interés de este faraón en este área, y la zona de Fayum en general’’, apuntó el director del departamento de Antigüedades del Ministerio, Mahmud Afifi. Sesostris II, faraón de la dinastía XII construyó la pirámide de Lahun, a 10 kilómetros del templo de Heryshef. La directora de la misión, Carmen Pérez Die, ha añadió que su equipo ha continuado las excavaciones en la zona noroeste de Heracleópolis Magna, que fue capital de Egipto durante dos dinastías antes que Tebas (actual Luxor), donde han hallado varios restos arquitectónicos nuevos de la dinastía XVIII (hacia el reinado de Tutmosis III, 1479-1425 a.C.) y de Ramses II (1279-1213 a.C.). Heracleópolis Magna (en la provincia moderna de Beni Suef), pese a haber sufrido años de expolio que han diezmado sus restos faraónicos, es uno de los yacimientos más grandes del país, lleno de templos y necrópolis.

Tras la huella genética de Alejandro Magno en las momias egipcias.

La genética supone un arma poderosa para establecer relaciones de consanguinidad. A partir de un pequeño frotis de la boca los científicos realizan sin mayores problemas el análisis de nuestro material genético mediante técnicas convencionales para proceder a su estudio. Sarcófago de Tadja encontrado en Abusir el-Meleq. | Nature Communications.

Extraer el ADN de un habitante de otra época y poder estudiarlo, re-

quiere sin embargo de unas técnicas más sofisticadas que solo se pueden aplicar cuando ese ADN ha llegado inalterado hasta nosotros. Encontrar estas marcas y poder observar el paso de las civilizaciones en los genes de sus habitantes es el objetivo de un equipo de investigadores del Instituto Max Plank, que ha analizado el ADN de las momias del antiguo Egipto en busca de la huella genética que dejaron a su paso otros pobladores, como los de la época de Alejandro Magno. El estudio aporta sin embargo otro tipo de relaciones y concluye que los egipcios del pasado están más emparentados con las poblaciones de Oriente Próximo de lo que los egipcios modernos lo están ahora, una relación que ha podido diluirse con el tiempo debido a las constantes interacciones producidas en el Mediterráneo entre las culturas africanas, asiáticas y europeas desde la época anterior a Cristo. Los egipcios actuales han adquirido por otro lado un aporte genético subsahariano después del periodo romano. 152 | Egiptología 2.0


Los investigadores, que han publicado sus conclusiones en la revista Nature Communications, usaron el ADN mitocondrial (el que se conserva en una parte de la célula distinta al núcleo) de 90 individuos de la antigüedad procedentes del yacimiento arqueológico de Abusir el-Meleq y el genoma completo de tres momias de la época pre-ptolemaica, ptolemaica y romana, cubriendo así un periodo de 1.300 años. El cálido clima de Egipto, los altos niveles de humedad de muchas tumbas y los productos químicos utilizados en las técnicas de momificación contribuyen a la degradación de este ADN y a que su conservación en las momias egipcias sea poco probable. No obstante, la aplicación de técnicas modernas de secuenciación y nuevos métodos de autentificación de ADN antiguo ha contribuido al

Mapa de Abusir el-Meleq en Egipto. | Nature Communications / Annette Guenzel.

éxito de este estudio y entender el parentesco de las antiguas poblaciones egipcias a partir de unos restos que datan del año 1.400 a.C. al año 400 d.C. A modo de investigación arqueológica a nivel molecular, el equipo liderado por el genetista Johannes Krause quería identificar si los relatos que conocemos por la historia sobre la conquista y el dominio de las civilizaciones habían dejado alguna marca en los genes de estas poblaciones.

“Queríamos probar si la conquista de Alejandro Magno y otras potencias extranjeras ha dejado una huella genética en la población egipcia antigua”, explicó en una nota de prensa Verena Schuenemann, coautora del grupo de investigación de Krause, en el que también participa la Universidad de Tubinga en Alemania. El estudio ha revelado sin embargo que los antiguos egipcios están relacionados con las poblaciones del Levante del pasado, así como con los habitantes del neolítico de la Península de Anatolia y Europa.

“La genética de la comunidad de Abusir el-Meleq no sufrió ningún cambio importante durante los 1.300 años que hemos estudiado, lo que sugiere que la población estuvo relativamente poco afectada a nivel genético por la conquista y el dominio extranjeros”, afirmó Wolfgang Haak, del Instituto Max Planck.

Verena Schuenemann en su laboratorio. | Johanes Krause.

Los datos que aporta el grupo de Krause apuntan además a que los egipcios modernos comparten aproximadamente un 8% más de ancestros con las poblaciones africanas subsaharianas que con los antiguos egipcios.

“Esto sugiere un aumento en el flujo de genes subsaharianos en Egipto en los últimos 1.500 años”, añadió Stephan Schiffels, coautor del estudio. La mejora de la movilidad a lo largo del río Nilo, el aumento del comercio a larga distancia entre el África subsahariana y Egipto y la trata de esclavos transahariana que comenzó hace aproximadamente 1.300 años pueden estar detrás de estos resultados.

Tras la huella genética de Alejandro Magno en las momias egipcias.

La momia de Nespademu llegó al Museo Arqueológico Nacional (MAN), en Madrid, en 1925. Fue una donación del empresario y político Ignacio Bauer, quien lo había comprado al museo de El Cairo (Egipto). El objeto pasó cuatro meses en la aduana del puerto de Barcelona y, cuando por fin ingresó en el museo, el entonces director identificó el cuerpo como el de una mujer. Sin embargo, el estudio de las inscripciones de los cartonajes dorados que lo acompañaban indica que fue sacerdote de Imhotep, un sabio considerado dios de la medicina en Egiptología 2.0 | 153


Egipto. Ahora, los resultados de un estudio radiológico pionero en España desvelan que fue médico del faraón. La investigación, cuyas conclusiones se presentaron el pasado mes de junio en el salón de actos del MAN, fue llevada a cabo por esta institución y el Hospital Universitario Quirónsalud de Madrid. Hace un año, sometieron a las cuatro momias del museo (tres egipcias y una guanche) a una tomografía computarizada de alta resolución (TAC) y, tras ello, comenzó un trabajo de reconstrucción tridimensional para determinar su edad, el sexo, las posibles enfermedades que padecieron o su profesión.

Investigadores del Museo Arqueológico Nacional y el Hospital Universitario Quirónsalud de Madrid someten a cuatro momias a un estudio radiológico. | El Mundo.

Gracias al estudio se confirmó que Nespademu, un personaje del periodo Ptolemaico (300-200 a.C.), era un varón que murió en torno a los 50 años y que sufrió algunas fracturas costales a lo largo de su vida que no le provocaron la muerte. No obstante, lo más importante es que se ha podido confirmar que era médico del faraón. El escáner reveló que había 25 piezas ocultas entre las vendas: nueve piezas de joyería y 16 amuletos. Entre estos últimos había dos juegos de cuatro placas que representan a los cuatro hijos de Horus: Duamutef, una cabeza de chacal que simboliza el estómago; Hapi, una cabeza de babuino que representa los pulmones; Amset, una cabeza humana símbolo del hígado; y Kebehsenuf, una cabeza de halcón que simboliza los intestinos. También había otras dos placas del dios Thot, dos de las diosas Isis y Neftis en actitud de plañideras, dos ojos de Horus -símbolo de protección- y un amuleto de corazón. Estos amuletos están hechos del mismo material que los cartonajes exteriores, lo que confirma que era médico del faraón. ‘’Todo lo que eligió para enterrarse tiene que ver con el mundo funerario y con su profesión’’, explicaba la responsable del Departamento de Antigüedades Egipcias y del Oriente Próximo del MAN, Carmen Pérez Die. La joya más destacada es una diadema con forma de escarabeo alado invertido. ‘‘Es símbolo de la resurrección’’, afirmaba Pérez Die. También llevaba unas sandalias, un 154 | Egiptología 2.0

collar usekh y brazaletes. Su enterramiento corresponde al de las personas de rango social alto, aunque Die señalaba que no se conoce su relación con el faraón. ‘‘Se dedicó a curar a los peregrinos, pero no sabemos si tenía contacto directo con el faraón’’, matizaba. Lo que sí han revelado es la posible apariencia física que tendría Nespademu: con la colaboración de escultores forenses y los escaneos en 3D se ha reconstruido su rostro.

Reconstrucción facial de los rasgos de Nespamedu. | Museo Arqueológico Nacional, Madrid.

Las otras dos momias egipcias corresponden a dos mujeres. Como señalaba la radióloga del Quirónsalud, Silvia Badillo, una de ellas tenía entre 25 y 30 años y la otra, unos 40. La más joven vivió entre los siglos IX y VII a.C. y llegó al MAN en 1887. Muestra luxaciones post mortem y signos de embarazo. La mayor presenta cierto grado de artrosis y conserva el corazón, donde residía el pensamiento y los sentimientos para los egipcios. En ambas destaca una pésima salud bucodental, ya que les faltan varios dientes a causa de las caries. ‘‘Lo que sí sorprende es el buen estado de conservación de las partes blandas además de los huesos, como tendones y ligamentos’’, explicaba Badillo.

El Gran Museo Egipcio abrirá parcialmente sus puertas en 2018 tras 15 años de obras.

A pocos cientos de metros de las pirámides, en un gigantesco solar custodiado por furgones policiales y tras un largo murallete, los obreros se afanan en levantar a toda prisa el largamente prometido y muchas veces pospuesto megamuseo egipcio. Los militares no dejan hacer fotos desde fuera, las grúas se descansan bajo el sol egipcio. Quince años después de comenzar las obras, con un presupuesto inicial que se ha doblado hasta alcanzar mil millones de dólares y una nueva dirección para evitar los escándalos, el Gran Museo Egipcio intenta un último agónico


empujón antes de su inauguración parcial en 2018.

‘‘El Gran Museo Egipcio (GEM) mostrará el patrimonio del Antiguo Egipto, importantísimo dentro del patrimonio de la humanidad, y que además la gente disfruta viendo. Sin embargo, ningún país ni ninguna organización se ofreció realmente a ayudar con la financiación de este gran proyecto, que es para la protección de este patrimonio. Egipto lo está llevando solo’’, cuentaba el director del GEM, Tarek Tawfik, en una entrevista en su despacho del edificio todavía a medio construir. El museo expondrá 100.000 piezas -50.000 por primera vez- y espera recibir unos 5 millones de visitantes anuales. En 2002 se colocó la ‘‘piedra fundacional’’ del que pretendía ser el buque insignia, la corona de los museos en un Egipto que explotaba cada vez más los miles de turistas semanales. En aquel entonces, cerca de 10 millones de extranjeros visitaban al año la tierra de las pirámides y los faraones; un número que llegó a 15 millones en 2010, un año antes de la revolución de Tahrir, cuyos disturbios espantaron a los visitantes. Problemas con la empresa constructora, impagos, burocracia y la crisis económica que asuela Egipto -y que ha devaluado su moneda un 50 por ciento- forzaron a posponer la fecha de finalización de las obras del GEM año tras año, pese a las sucesivas promesas gubernamentales. El último plazo que se ha impuesto a sí mismo el nuevo director del museo, el doctor Tawfik, es comienzos de 2018 (marzo-abril), cuando espera poder inaugurar parcialmente el mastodóntico edificio, que pretende ser ‘‘diferente a cualquier otro museo que muestre arte del Antiguo Egipto en el mundo. Que muestre el contexto, no centrándose sólo en piezas individuales’’. Ya avanzado 2017, la construcción del museo está al 55%. En el área de obras, de 490.000 metros cuadrados, ya puede dilucidarse la estructura del futuro museo, que se extenderá por 168.000 metros cuadrados. Una vez inaugurado por completo -que Tawfik calcula no será hasta 2022 ‘‘inshallah’’ (si Dios quiere)-, el área de exhibición será de 63.050 metros cuadrados, divididos en tres grandes galerías de paredes acristaladas con vistas a las pirámides. El diseño de Heneghan Peng Architects, que ganó el concurso a principios de los 2000, apenas tiene ángulos rectos, imitando la figura icónica de las faraónicas construcciones, de más de 3.000 años. ‘‘El diseño arquitectónico es muy complejo, lo que convierte la construcción en muy difícil; no hay columnas, por ejemplo, y la construcción del techo se hace muy compleja’’, explicaba Tawfik. A principios de 2018 se inaugurarán las escaleras, flanqueadas por imponentes estatuas, como la del coloso recuperada este año del fango de un subur-

Recreación virtual de una de las salas del Gran Museo Egipcio. | ABC.

bio cairota, y una sola galería, reservada para el más famoso faraón egipcio. ‘‘Por primera vez en la historia se expondrá la completa colección de Tutankhamón’’. Se expondrán más de 5.000 piezas, dos tercios de ellas por primera vez desde que el egiptólogo Howard Carter dio sus primeros pasos en la tumba descubierta en 1922. Serán trasladadas desde decenas de almacenes diseminados por el país y desde el Museo Egipcio en Tahrir, que actualmente acoge la máscara del faraón niño. ‘‘Mostraremos Tutankhamón de un modo completamente distinto a lo habitual. Se mostrarán con su contexto, una visión completamente distinta. La atracción principal será el estilo de vida de Tutankhamón (final de la dinastía XVIII): su armario, sus sandalias, su joyería… Nos alejaremos de la imagen de Tutankhamón como el faraón dorado solamente para acercarnos a Tutankhamón como un ser humano, un joven niño. ¡Pero sin perder su glamour!’’, bromeaba el director del museo. Las revoluciones egipcias -en 2011 y la asonada militar en 2013-, así como los atentados terroristas de los últimos años, han llevado a la industria del turismo egipcio a su límite. ¿Es 2018 el momento de inaugurar un gran museo cuya construcción está costándole mil millones de dólares a las arcas del deprimido estado norteafricano? De los 550 millones de dólares que iba a costar el proyecto -360 financiados con un préstamo del Gobierno japonés-, los gastos han llegado finalmente a mil millones de dólares, financiados con un segundo préstamo nipón de 450 millones de dólares. ‘‘Si no lo inauguramos ya, los costes se dispararán. Soy positivo. Con este nuevo escenario, la exhibición del rey Tutankamón… el mundo vendrá’’, insistía el director del museo. El GEM espera recibir, pese a todo, al menos 5 millones de visitantes al año -unos 10.000 al día-, que podrán admirar piezas de la civilización egipcia hasta época grecorromana. ‘‘Tras la devaluación de la libra egipcia y la situación mundial, donde las metrópolis son más inseguras (por el terrorismo), estamos reevaluando nuestras expectativas y nuestros Egiptología 2.0 | 155


números. Sin embargo, en el peor escenario posible, confiamos en que el aumento de visitantes locales y la organización de eventos con artistas internacionales en el patio exterior del edificio sostendrán el museo’’, admitía Tawfik, que insiste en su estrategia hacia ‘‘la generación de ingresos’’, una vez asegurada la financiación suficiente con el segundo préstamo japonés. Pero no todo serán entradas, tiendas o restaurantes anexos. El GEM acoge también lo que el egiptólogo ha señalado como ‘‘el mayor’’ centro de conservación y restauración del mundo en cuanto a tamaño, que no profesionales trabajando. Diecinueve laboratorios se encargarán, una vez inaugurado el museo, de labores de investigación de las 50.000 piezas no expuestas, que permanecerán en almacenes accesibles a académicos e investigadores de todo el mundo, según contaba el director del departamento de restauración de madera, Medhat Abd El Hamid. Sin embargo, por ahora se dedican a la restauración y preparación de las miles de piezas de la colección de Tutankhamón, que ya están siendo trasladadas al museo en Guiza. Según contaba Tawfik, en un mundo entusiasmado con la egiptología pero en que existen cientos de museos al respecto, el GEM pretende ser ‘‘un lugar que sea capaz de mostrar el patrimonio egipcio de un modo moderno que encaje en el siglo XXI’’. ‘‘El museo Tahrir fue uno de los primeros museos del mundo, y un buen ejemplo de museo del siglo XX. Pero el rol de los museos modernos es dirigirse a la gente más que en el pasado, informarles y fomentar que sepan más sobre esta herencia de la humanidad, usando su lenguaje’’, concluía Tawfik. ‘‘No soy optimista. Este museo tiene espacio para exponer, en los próximos años, las muchas antiguedades egipcias todavía por descubrir’’.

Descubiertos los más antiguos jeroglíficos monumentales egipcios.

Una expedición conjunta, de la Universidad de Yale y de los Museos Reales de Arte e Historia de Bruselas, que explora la antigua ciudad egipcia de El Kab acaba de hacer público el descubrimiento de inscripciones previamente desconocidas.

Detalle de algunos de los jeroglíficos hallados. | Universidad de Yale.

Junto a ellas se encuentran los jeroglíficos monumentales más antiguos descubiertos hasta el momento, que los arqueólogos estiman en 5.200 años de antigüedad. Según el egiptólogo John Coleman Darnell, del Departamento de Lenguas

y Civilizaciones del Cercano Oriente de Yale, que codirige el proyecto, estas nuevas inscripciones no han sido registradas anteriormente por ninguna otra expedición, y tienen una gran importancia para la historia de los antiguos sistemas de escritura egipcios. Los hallazgos se realizaron en las paredes de roca de El-Khawy, y muestran algunos de los signos más grandes y antiguos de una etapa en que la escritura jeroglífica todavía estaba formándose. La importancia del hallazgo reside en que puede ayudar a entender como los egipcios inventaron su sistema de escritura. Además de las inscripciones se encontró también un panel de cuatro signos datados en torno al 3250 a.C., escritos de derecha a izquierda, la dirección dominante en los textos egipcios posteriores. Aquí aparecen imágenes de animales, una cabeza de toro, dos cigüeñas y un pájaro ibis. La disposición de los símbolos es similar a la de las representaciones posteriores del ciclo solar y, según Darnell, podrían expresar el concepto de autoridad real sobre el cosmos ordenado. Pero lo sorprendente es la escala masiva a que están realizados. Cada uno de los símbolos mide más de medio metro de altura, y el panel completo alcanza los 70 centímetros. Para los investigadores el hallazgo es una evidencia de que la escritura jeroglífica estaba más geográficamente extendida de lo que se pensaba hasta ahora, y de que su desarrollo no se produjo solo en el ámbito burocrático. El lugar donde aparecieron se encuentra en el desierto de El Kab, nombre actual de la antigua ciudad egipcia de Nejab, cercanos a una vía de comunicación con la ciudad de Hierakonpolis. No es la primera vez que se encuentran inscripciones en la roca, normalmente ubicadas en los caminos que discurrían paralelos al Nilo o que se dirigían al desierto, generalmente en encrucijadas donde los viajeros se solían detener a descansar. 156 | Egiptología 2.0


La “falsa puerta” entre los vivos y los muertos que resalta la figura de Keops.

La “falsa puerta”, el umbral entre el mundo de los vivos y los muertos, es uno de los elementos más comunes en los complejos funerarios del Antiguo Egipto, además de ser una de las piezas arquitectónicas más importantes de las tumbas del Imperio Antiguo. La mayoría de estas puertas están ubicadas en la pared oeste de la capilla y se creía que las entidades espirituales de los difuntos podían atravesarlas. Una de las más excepcionales de estas “falsas puertas” es la de Juenptah y Meritites, que exhibe de forma permanente el Museo Egipcio de Barcelona. Su superficie está llena de jeroglíficos dedicados a los dos difuntos, además de incluir peticiones de ofrendas a divinidades de la época. Se estima que esta estela de piedra caliza de 72 centímetros de alto proviene de Guiza y fue realizada en la última etapa del Imperio Antiguo, durante la dinastía VI (alrededor del año 2200 a.C.). Su mayor atractivo es que hace referencia a Keops, el segundo faraón de la cuarta dinastía (2551-2528 a.C.) y uno de los grandes gobernantes de la historia de Egipto. Durante su mandato, la monarquía disfrutó de un poder difícilmente superable. Keops lideraba Egipto desde su posición de faraón-dios y estaba apoyado por su entorno familiar más inmediato.

‘‘Falsa puerta” de Juenptah y Meritites. | Antonio Ledesma.

Los investigadores consideran que ese poder absoluto se transformó con los años, y gracias al papel de los sacerdotes que transmitían la historia, en una imagen pésima de este faraón tan “acaparador”. Incluso el historiador griego Heródoto retrata a Keops como un monarca cruel, que sumió a Egipto en la miseria, que cerró los templos y que llegó incluso a prostituir a su hija para financiar la construcción de su pirámide. Estudiando las fuentes primarias egipcias, sin embargo, la imagen del faraón es muy distinta. Su culto funerario, por ejemplo, se mantuvo en activo y de manera intensa hasta el final del Imperio Antiguo, más de cuatrocientos años después de su muerte. Sin ir más lejos, la “falsa puerta” que expone el Museo explica que Meritites, tenía el cargo de supervisora en el templo que mantenía en activo del culto funerario a Keops. Además, ostentaba con los títulos honoríficos de Conocida del Rey y de Sacerdotisa de Hathor. Entre los más de setenta personajes documentados que estuvieron vinculados al culto del faraón Keops desde su muerte (2528 a.C.) hasta el final del Reino Antiguo (2150 a.C.), únicamente dos de ellos, además de Meritites, fueron mujeres. La pérdida de los jeroglíficos que en la estela vendrían a continuación del término “supervisora” impiden conocer la actividad específica a la que se dedicó. Meritites era la madre de Juenptah. La estela -definida por dos jambas laterales y un dintel superior- explica que este hombre era un Jenty-she (arrendatario) que trabajó también como carnicero en el Matadero Real. Ejerció ocasionalmente de sacerdote y ostentó el título honorífico de Confidente (Secretario). En los laterales aparecen las inscripciones que muestran los nombres y títulos de los fallecidos, así como buenos deseos para ellos. En la parte central se encuentra un profundo umbral, rematado por una pieza que correspondería a una tela o una esterilla enrollada (tambor), ocupada también por dos registros con textos. Entre esta pieza y el dintel se aprecia una cavidad rectangular que en otros ejemplares suele estar ocupada por una escena que muestra al difunto sentado ante una mesa de ofrendas. Dichos regalos son depositadas por familiares o responsables del culto funerario para garantizar la vida del propietario de la tumba en el Más Allá. En la superficie es visible una línea de rotura reparada que atraviesa la estela de extremo a extremo. Es una señal que indica que la pieza se partió en algún momento, aunque fue restaurada en época reciente. Egiptología 2.0 | 157


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