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Alicia Dauvin Solar

Dauvin Solar

RIMEMBER WHEN?

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Con frecuencia solía ir contigo a pasear por calles y plazas del barrio para despedir la tarde, como si en ese rito se nos fuera yendo el tiempo… Y se fue tan rápido, distante, más lejos. Como esta carta tuya que acabo de recibir desde Nueva Zelanda.

¿Y ahora, cómo voy a soñar contigo si vives tan lejos?

Recordándote he recorrido muchas tardes y por innumerables sectores y comunas, creo llevar la delantera en esta maratón, con la sola idea, toparnos por casualidad a la vuelta de la esquina, como si el destino nos buscara.

No creas que eché en saco roto tus consejos. Hago deportes, como frutas y verduras para mantenerme en forma y expectante. vivo! Estoy convencida que puedo subir por la empinada cuesta de Baldwin Street, sujetándome por las ventanas, de puerta en puerta hasta encontrar tu dirección. Y sería fácil ubicar la casa por la fotografía con el rododendro que hay en tu jardín.

Pero Ayer, me pareció extraño este cansancio extranjero, mientras giraba como minutero de un reloj, no lograba desde aquí, ver en el letrero, el nombre de la calle. Merodeando y a medio girar, girando, me senté a esperar, por si en este dale que dale al carrusel, pasaba ante mi puerta, o en alguna vueltecita, llegabas tú.

Por el agotamiento pensé que daba vueltas por el mundo sin pasaporte ni fronteras.

No te preocupes, aunque el tiempo no pasa en vano, no desanimo.

Ayer casi al amanecer, más temprano que nunca, me detuve bajo uno de los Puentes de Madison, para beberme unos buenos sorbos de agua fresca y recobrar el aliento. Un par de tramos más adelante, la brisa de la tarde, entre los aromos era tan agradable, que decidí descender por el camino hasta el Jardín de las Rosas, tendí a orillas del Sena para enviarte un barquito de papel, mientras mis pies descansaban con la suave pleamar.

No hace mucho, recuerdo que solíamos ir con nuestra pequeñita a jugar a las escondidas y al tugar tugar entre los árboles de la plaza… O, le dábamos con gusto a las palabras y al cariño en cualquier rinconcito de la ciudad.

Y desde que te fuiste tan lejos, el tiempo ha pasado dejándome otros cansancios, (te lo cuento), ahora salgo con mi bastón y el mundo me queda demasiado grande para recorrerlo en un solo atardecer. Pero no desanimo, aún recuerdo tu dirección…

Debo ser sincera, hay que decir bien las cosas, por causa de este mal olvido, no sé cuándo ni en dónde dejé mi bastón y como he recorrido tantas plazas y ciudades no recuerdo en qué país lo extravié.

¿Crees tú, que podré subir por la extremada verticalidad de la calle,

*Baldwin Street, es la calle más empinada de Nueva Zelanda y del mundo. Por su verticalidad es Record de Guines

RUEGO 05/07/2020

Abre tus anchas alas y acógenos, cómo se adormila un pichón ovillado en tu edredón de suaves plumas. Como cabe en tu abrazo todo el Universo. ¡Sostennos ahí! Mientras el covid-19 disemina el veneno por toda La Humanidad a tan disposición de La Muerte, ¡Sostennos ahí!

75 es la clave del candado que abre la *falleba y 150 los días de rigurosa cuarentena. Ya es otoño y he perdido el último verano, y sol que centellaba entre las enredaderas de la buganvilla… Hoy, los días se han quedado en el silencio de la lluvia, ¿En dónde reencontrar la huella del tiempo que choca trizando meses y semanas?

El mar era para mí, amante de hondos arrecifes y… ya nada será igual, aunque amanezca… La Tierra ha perdido sus aliños y sus aromas; ni el mar huele a yodo ni las algas a sal cicatrizante, ni los espinos estallan sus vainas por el aire. ¡Parecen salitrones! ¡Estallidos infernales!

¡Ay, Cómo extraño la fútil mudanza de la edad! Los eneros y febreros, los veranos en el campo, Girando alrededor del Cielo para atrapar al Sol en mi alocada circunvalación.

¿Alguien recuerda, cosechar del tilo,

¡Oh, Señor, ¡extraño la grave levedad del tiempo! La Vida a pasos, a pasitos pasando… Y pasaba en el silencio de la tarde a través de la ventana, mientras las arañas entre las cortinas del manzano enhebraban las agujas en el telar de gancho en gancho, anudando la misma trama que saben de memoria. En cada nudo que embozalan tejen el diseño de su ADN.

El extraño movimiento de las Letras. El Ritmo de la puntuación en mi escritura. Y el compás del tiempo en la acción exótica del Verbo.

¡Señor, Aunque del otro extremo esté La Muerte predispuesta ¡Sostenme aquí…sostenme hasta el próximo verano!

*falleba: candado carcelero con 4 o 5 candados*

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