Encuentros y finales del mundo. Antología de minificción del Taller de Narrativa del Ceart Tj 2016

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Encuentros y finales del mundo

Antología de ficciones mínimas del taller de narrativa del Ceart, año 2016


Los miembros del Taller de Narrativa del Centro Estatal de las Artes Tijuana agradecemos tu lectura. Si te interesa saber más sobre la antología y sus autores, o quieres ser uno de nosotros, recibimos tus comentarios en eltallerdehistorias@gmail.com

Encuentros y finales del mundo. Antología de ficciones mínimas del Taller de Narrativa del Ceart, año 2016 Primera edición digital, diciembre de 2016 Diseño editorial: Néstor Robles (Monomitos Press) Ilustración de portada: Montserrat Rodríguez Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.

hecho en tijuana


Contenido Breves apuntes para leer estas ficciones mínimas.............................5 Néstor Robles De los viajes en calafia...............................7 Abril Arzave Entre Animales........................................ 21 Miniencuentros....................................... 31 Garita infernal......................................... 39 Michele Buitrón Doce posibles finales del mundo............ 45 Aldo Curiel Entre dos reinos...................................... 63 Samuel A. Machuca Relaciones, infortunios y sobremesas....................................... 87 Montserrat Rodríguez



Breves apuntes para leer estas ficciones mínimas 1. Encuentros y finales del mundo es la hermana pequeña de Gazapos. Ambas antologías se componen de historias originales de autoras y autores del Taller de Narrativa del Ceart. 2. En el principio, la apuesta fue la brevedad, pues el primer acercamiento que tuvimos para contar historias fue la minificción. 3. A pesar de que el espacio de una página no la creyeron suficiente para contar algo, estas historias denotan lo contrario. 4. Abróchate el cinturón y prepárate para la travesía de abordar esos monstruos que llamamos calafia o cruzar la frontera.

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5. Desdobla tu pañuelo para secar las lágrimas (más de risa que de dolor). Sé testigos de los infortunios por la búsqueda de la pareja perfecta (¿acaso existe?). 6. Acompaña el encuentro poético de Sheol y Shamayin por su viaje por el Leteo. 7. Teme porque conocerás los posibles finales del mundo. 8. Los autores sufrieron y se divirtieron mucho creando estas ficciones mínimas. 9. Algunos se enamoraron del género: descubrieron las bondades de la brevedad. 10. Maneje con cuidado este ejemplar. Comience en cualquier página. Maravíllese. Comparta estas historias a su lector favorito. Néstor Robles Tijuana, diciembre, 2016


De los viajes en calafia Abril Arzave



1 Aquella mañana ya sabía lo que me esperaba: la calafia estaría llenísima, me iría de pie y durante el trayecto, sentiría cómo el óxido del tubo se iba haciendo parte de mi piel; cuando las puertas se abrieron: una banda sonora totalmente religiosa me acogió y las imágenes de Jesús crucificado me miraron durante cuarenta minutos. Cuando llegué a mi destino me sentí liberada de todos mis pecados.

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A papá le gusta saber dónde estoy, qué estoy haciendo y cuándo voy a regresar; esta vez me pidió volver a las nueve. Ya van a ser las diez con cuarenta. Decido mensajearle, explicando por qué voy tarde: Papá, no creas que no te hice caso sí tome la calafia temprano; pero el tráfico esta del asco. Hay un señor sudoroso que me aplasta contra la puerta de emergencia. Se acaba de subir un indigente a pedir dinero. Ya avanzamos, el calafiwro se ha pasafo un semáforo en rojo, ahorta insulta a la madre del conductor del soguiwnte carril.


Diaculpa que este todo mal escrito es el movimiento desenfrenado y estoy rdctibiendo con una sola mano. Bueno solo te aviso qur ya vboy en camino.

Diez minutos mรกs tarde el celular vibra dentro de mi pantalรณn, papรก me acaba de dar un respuesta: Ok.

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Dos verdades este dĂ­a: tres bolsas no son suficientes para evitar que salga el olor a hamburguesa de mi mochila y no hay nada mĂĄs terrorĂ­fico que un sujeto hambriento te acorrale en el asiento de la calafia sabiendo lo que hay en tu bolsa.


4 Ahora con las nuevas calafias, ¿dónde colgará el villano todos sus peluches?

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¿Hay algo más incómodo que una mujer se quede dormida sobre tu hombro? Sí, que empiece a babear.


6 ¿Alguna vez un calafiero le dirá que no a un cliente cuando éste pide bajar en determinada parada? Ese pensamiento cruza mi mente cada vez que abordo la calafia, miro con detenimiento al chofer con la esperanza de que responda lo contrario a lo habitual. —En el alto por favor —pido mientras camino por el pasillo. —No —responde secamente. Ahora soy consciente de que no sólo los sueños se hacen realidad.

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Mientras mis amigas se van en Uber, cómodamente sentadas en esos carros del año, yo espero mi auto rojo y crema que está hasta el tope de gente, con ese personaje de vestimentas vagabundas que sale a decir: «Súbale, hay lugares».


8 Abordo. El hombre que conduce es alto, panzón, de bigote negro recién teñido, porta sus habituales lentes de sol y se hace llamar “El Villano”. Entonces pienso que sólo Dios sabrá cuáles son los crímenes que ha cometido para apodarse así.

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A las siete de la mañana ya sabes qué es lo que vas a encontrar: abordará la adolescente embarazada, la viejita que va al seguro, el empleado de la fábrica, los estudiantes de bachillerato; todos ellos se verán envueltos por la cumbia que suena en la radio; sin embargo, cuando uno piensa que la mañana no puede ser más monótona, algo viene y la rompe: —En el alto, por favor — pide una voz lo más tierna que puedas imaginar. En ese momento: la música se interrumpe, la embarazada deja de sobarse el vientre, la viejita ya no revisa si lleva todos sus documentos, el empleado deja de pensar en las horas que faltan para volver a casa y los estudiantes dejan de hablar so-


bre la tarea que no hicieron; todos los que van en esa calafia miran al minihombre que anda por el pasillo: va con el uniforme implacable, el cabello peinado al estilo de Benito JuĂĄrez y porta orgulloso esa mochila del hombre araĂąa.

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Era de noche, me dolían los pies y para colmo era la única en la parada. A lo lejos veo lo que parece ser mi salvación: la calafia de la 5 y 10 rumbo a Presidentes. Un sujeto sale a decirme que aún hay lugares. Confió en sus palabras. Sin embargo, de haber sabido que mi lugar sería un bote de basura volteado, a un lado del chofer y que de antemano me pondrían a cobrarle a cada persona que bajara, mejor me hubiera ido caminando.


Entre animales Michele Buitrรณn



Eri En la mañana el león seguía frente a mi casa. Me resguardaba de algo o alguien, no te podría decir. Lo que si estaba claro es que imponía respeto. Por un lado me sentía segura y feliz, hasta importante, diría yo. Por otro lado no entendía porque todas las mañanas yacía en mi puerta, cual perro fiel. De tanto verlo lo llamé Eri. Cada día mi cariño hacía Eri fue creciendo. Quise acercarme. Abrí la puerta decidida a acariciarlo. Se levantó, volteó a verme, caminó hacia mí y al intentar acercar mi mano se desvaneció como polvo de estrellas. No entendí nada de lo que pasaba, sólo sé que después de esa mañana, brotó un diente de león.

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El escorpión 24

Sus palabras lo delataban, el movimiento de sus manos era extraño, su mirada era engañosa y yo de frente lo escuchaba. El sonido de su voz era lento y bajo, oscuro. ¿En qué momento inyectará su veneno? Ese día salí con él al bar de la universidad para platicar de las novedades de nuestras vidas. Sin embargo, él se empeñaba en hablar del pasado, un pasado sin futuro. Por un momento me sentí aturdida, después comencé a sentir un hormigueo y una pesadez en el cuerpo al mismo tiempo que mi energía bajaba. Ya no quería escucharlo pero él seguía hablando delante de mí tratando de hacerme sentir mal por un ayer donde aún recuerdo que él había ganado. No entendí


por qué el empeño en vanagloriarse de los días rotos. Al salir del bar y despedirme sólo me quedó la sensación de no querer volver a ver a ese hombre en mi vida. 25


La mordida del lobo 26

Se acercó sonriente el día que nos conocimos. Tenía los dientes algo afilados y chuecos pero un gran carisma que hacía que omitieras ese detalle. Siempre se mostraba feliz ante los demás y complaciente, por eso no entendí cuando me dijo que en realidad era malo y que lastimaba a quien se le acercara. Yo me reía abiertamente de su creencia existencialista así que no tomé en serio ese significante detalle que habría de costarme numerosas frustraciones y lágrimas. —Te estás metiendo a la boca del lobo —me decía con mucha calma. Se me hacía difícil de creer y yo continué confiándole mis sentimientos. Me jactaba de que yo sería buena aprendiz de


lobo. Él se molestaba, me dijo que no yo no sabía lo que estaba diciendo. Siempre comentaba que para todo existían las estrategias. ¿Acaso también tenía una estrategia para mí? Me creía inmune a alguna estrategia de su parte pero, como buen lobo, llegó el día en que yo formara parte del plan. Mi gran lección: el lobo ahora soy yo.

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La curiosidad del gato 28

Me pareció hermoso desde el primer momento en que lo vi pasar. Así de cursi y así de traumada estaba. Un muchacho con porte, demasiado elegante y demasiado cordial. Tantas cosas buenas en una persona me hacen dudar. Una innegable curiosidad por conocerlo me invadía tanto que me sentía como estar frente una estrella de cine. El día llegó en que aprendí que él es de ese tipo de gente como gatos que sólo debes ver pasar y admirar, tal vez si te lo permiten podrás acercárteles a saludar. Por eso hay que dejarlos en paz, ya sabes lo que dicen por ahí: la curiosidad mató al gato.


La serpiente La muchacha que da las noticias en la escuela vuelve otra vez a pasarse de lengua larga. Ya decía yo que tanto aire desperdiciado no hacía ningún bien a nadie. Resulta que se enteró de una trifulca entre dos compañeras de la clase de deportes. Nadie sabía bien qué pasó, así que desde ese momento supuse que todo el cuento que nos comenzó a relatar formaba parte de su cosecha mental para hacer más interesante su historia. Hablar desde el origen de una supuesta amistad entre estas dos compañeras, pasar por la idea de que los celos y la envidia de otra por ser la mejor y terminar por decir que una sarta de puñetazos le había roto la cara a la más bonita ya estaba de más mientras lo comentaba de

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forma muy complaciente y convincente. Yo estaba harta de escuchar tonterías de una chismosa venenosa así que le propiné un golpe en la cara para que ahora si tuviera algo de qué hablar. El problema es que a las serpientes con lenguas largas siempre les crecen dos cabezas.


Miniencuentros Michele Buitrรณn



Encuentro Me levanté y caminé. La seguí durante media hora. Se parecía mucho a mi madre, su cabello negro era lo único que miraba en esos momentos. Al llegar al semáforo se detuvo, volteó, me sonrió. Por un instante era ella. Después se alejó.

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Rojo 34

De niño andaba en bicicleta por la cuadra cuando no debía. Comenzaba anochecer justo cuando unas gotas de lluvia golpeaban mi cara. Seguí el rastro del último perro callejero que continuaba ladrando a la distancia. El señor de rojo apareció, tomó al perro y me llamó Ricardo.


Antídoto Esa mañana en el parque hacía frío. Compré un café y esperé. Esperé todo el tiempo que pude hasta que mis manos y pies se congelaron. Ya quedaban pocos árboles con flores de invierno. Esperaba una. La flor más blanca y pura que jamás se haya visto. Nacieron verdes esa mañana. Mi esperanza había muerto.

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A tiempo 36

A la hora que salga el tren me voy. Acto seguido escondo la maleta. TodavĂ­a no llega el guardia. TodavĂ­a no sale el tren.


Aventura El barco vuelve al muelle. Comienzan a bajar algunos turistas buscando tacos. Uno de ellos toma una cucharada de salsa creyendo que era una exรณtica minisopa. No le fue bien.

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Garita infernal Michele Buitrรณn



Chula Vista Desde las tres de la mañana cruzan las puertas del infierno. Unos le llaman el otro lado. Se dirigen al encuentro con el oficial, el enviado de Satanás. Despacio, casi sin respirar, saco mi pasaporte. Sonrisa fingida a la una, a las dos, a las tres. Huelen el miedo. Me pregunta: ¿A dónde va? Le contestó: A segunda revisión. Los nervios me traicionaron, debí haber dicho a Chula Vista como todos. El oficial ganó mi alma por un día.

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Una hora más 42

Una hora más y cruzamos. Mis hijos ya se durmieron tres veces y seguimos en el mismo lugar. Ya quieren comer, ir al baño y ver una películas al mismo tiempo. La gasolina se va acabando. Una hora más y llegamos. El carro de la derecha se quiere meter. Acelero. Acelera. Mis hijos gritan. El carrito de la nieve se quedó atrás y ya le pagué. Ya casi cruzamos. Cerraron la garita. Una hora más…


El túnel Veo el letreo que dice «México». Ya en casa me siento con tan sólo ver esas seis magníficas letras. Atrás de mí vienen más mexicanos, muchos traen billetes verdes. La sensación del cambio en el tiempo y espacio da lugar al cruzar. Se abre el portal. A veces te toca verde o inspección al azar porque en México nos gusta tirar los dados al aire. Al que le toca le toca. En ese túnel del tiempo nos encontramos todos los que podamos estar. Suenan las sirenas. Todo se detiene. Ya viene el que no debe cruzar.

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Doce posibles finales del mundo Aldo Curiel



El fin del mundo es un tema que a muchas personas les asusta. Imaginarse cómo sería la vida después de que todos moriríamos es un pensamiento simplemente aterradora. ¿Cómo se acabaría? ¿Qué o quién lo causaría? ¿Es inevitable o se puede prevenir? Cada uno tiene sus interpretaciones y cada uno es tan probable como la otra. Hoy veremos varios ejemplos del fin del mundo. Pero te lo advierto, lo siguiente que leerás te hará quitar el sueño esta noche o a lo mejor te hará apreciar más la vida.

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1. La dictadura 48

Si hubiera un dictador bastante degenerado y sádico, uno cuya ideología que implica opresión de una raza, género o religión. Hubo varios dictadores y genocidas cuyas ideologías le causaron la muerte millones de personas, no sólo Adolf Hitler, Joseph Stalin y Mao Zedong. Pero mientras la moral se deteriora año trás año, hay la posibilidad de que un dictador superará el número de muertos que los tres nombrados, hasta crear un reino de caos y de terror que conduciría a un genocidio tan masivo como la humanidad jamás lo había visto. Aún si tuvieras qué elegir el mando, ¿qué tanto tiempo serías leal ante tu líder? Si lo traicionas, te ejecutarían, o si no morirías con él.


2. La tecnología Conforme la tecnología va a avanzando, los seres humanos dependemos más y más en la tecnología. A este paso crearemos máquinas que harán prácticamente todo los trabajos y labores que nosotros hacemos regularmente. Nosotros nos volveríamos débiles y perezosos mientras que las máquinas se volverían más fuertes y más eficientes. Entonces ya no había motivo de nuestra existencia, nos convertiríamos en un estorbo y las máquinas no tendría más remedio que exterminarnos.

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3. El consumismo 50

Si no abusamos de la tecnología, sí podríamos abusar de los recursos naturales que tenemos en nuestro planeta. Cada año hay menos plantas, menos especies de animales y menos agua potable. Si no aprendemos a cuidar y conservar nuestros recursos, habrá un punto en que estarán tan escasos que tendremos que tomar medidas desesperadas, desde robar... hasta asesinar. Pero eventualmente desaparecerán y al final pereceremos.


4. La sobrepoblación Una de las razones del consumismo es la sobrepoblación. Países como China y Estados Unidos son los más poblados en el mundo y debido a la cantidad excesiva de personas, no habrá suficientes recursos para satisfacer las necesidades. En pocas palabras: no todos podrán tener una vida regular. Algunos tendrían que vivir en la pobreza, por lo que, tal como sucede bajo el consumismo, tendrían que robar y matar con el fin de cumplir sus necesidades. Todo eso pasa por no saber medirnos y por excedernos.

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5. Las guerras 52

La meta de alcanzar la paz mundial es cada vez más imposible de cumplir. Cuando se termina una guerra, puede comenzar otra. Siempre habrá conflictos entre varios países y los que tienen fuerzas militares, sus líderes no durarían en mover tropas. Los países con ejércitos poderosos ganarían ante países con ejércitos inferiores, pero las consecuencias de las guerras afectarían a ambas poblaciones. Las economías se derrumbarían, ya sea por los daños de propiedad o por gastos militares, haciendo que personas pierdan sus casas. Si son guerras nucleares, devastarían con todo el mundo por los efectos de la radiación.


6. La contaminación Otra de las consecuencias del abuso de los recursos naturales es que el ecosistema se deteriore. Al perjudicar el medio ambiente, nos estamos perjudicando a nosotros. Si el ambiente muere, los recursos naturales también y nosotros bien. ¿Me explico? Bueno, los gases industriales destruyen el aire, las plantas mueren por dichos gases, ya que las plantas producen oxígeno y sin oxígeno, moriríamos.

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7. Calentamiento global 54

Por consecuencia de la contaminación, el calentamiento global causaría que los casquetes polares se derretirían. Al derretir los casquetes, podrían liberar bacterias que estuvieron congeladas desde la prehistoria. Como estas bacterias son desconocidas y no se han analizando antes, pueden ocasionar serias consecuencias: los animales acuáticos serían los más afectados. En el peor de los casos, los animales sufrirían de mutaciones que los convertirían en criaturas muy hostiles, convirtiendo el océano en el lugar más peligroso de la Tierra. En unos cuántos años, dichas criaturas se transformarían en monstruos gigantes que destruirían ciudades y personas. Después, cuando no haya seres humanos, estos monstruos dominarían la tierra.


8. Pandemia mundial Tomando como referencia el calentamiento global, habría un virus incurable que primero afectaría unas cuantas personas, luego toda la población hasta llegar a los demás países del mundo. Dependiendo del virus, el mejor de los casos puede causar la muerte. ¿Por qué en el mejor de los casos? Porque en el peor de los casos, el virus te podría convertir en un monstruo abominable. Perderías la razón, sólo tendrías instinto animal y hasta te convertirías en caníbal. Tal vez sobreviviríamos, pero ya no nos consideraríamos seres humanos.

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Por si te diste cuenta, estos escenarios mencionados pueden ser causados por los seres humanos, ya sea por su arrogancia e ignorancia. Pero con humildad y conocimiento, se pueden prevenir. Desafortunadamente los siguientes escenarios que verás a continuación son inevitables. Con sólo hacer el ejercicio mental de que éstos podrían pasar te haría helar la sangre del miedo.


9. Invasión extraterrestre Si algún día nos visitara una forma de vida inteligente superior a la nuestra, no sabemos lo que podría hacernos. Quién sabe, podrían ser pacifistas y nos compartirían sus conocimientos tanto tecnológicos como ideológicos. Con ayuda de ellos, podríamos descubrir los secretos más profundos del Universo. Pero... si son seres violentos, no sólo tratar en combatirlos sería un suicidio, sino que nos esclavizarían, o en el peor de los casos, nos exterminarían, tomando el control de nuestro planeta y usándolo a su antojo.

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10. Erupción volcánica 58

Si conoces el desastre del volcán de Pompeya, sabrías que esa erupción arrasó con toda la ciudad y devastó la población entera. Pompeya ahora es una ciudad en ruinas con cadáveres hecha cenizas. Ahora imagina esa erupción, pero del tamaño de Australia. Las consecuencias serían catastróficas: terremotos, maremotos, tormentas eléctricas, aire tóxico, etcétera. Todo el mundo quedaría afectado por dichos desastres. Sin duda, sería un armagedón de proporciones colosales.


11. La extinción del sol El sol ha existido desde hacer 5 000 millones de años y continuará brillando otros 5 000 millones de años más. Pero eventualmente el sol dejará de brillar y si en ese tiempo no hemos descubierto la forma de viajar por el espacio y, más importante, colonizar otros planetas, el planeta moriría junto con nosotros. Nuestra vida tendría que continuar entre las estrellas, ya que nuestro planeta tiene fecha de caducidad.

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12. El juicio de Dios 60

¿Conoces el significado de uranofobia? No tiene nada que ver con el miedo al planeta Urano, es el miedo a ir al cielo y ser juzgado por Dios. Eso es lo que pasaría si Dios decidiera bajar a nuestro planeta y nos juzgara. Nosotros como seres humanos hemos hechos cosas increíbles, pero también atroces. Tal como sucede con la invasión extraterrestre, sería un lujo si Dios fuera misericordioso y nos perdonará por todas las cosas horribles que hemos hecho a lo largo de la historia. Quién sabe, tal vez hasta nos contara los secretos más grandes de la humanidad y hasta la razón de nuestra existencia. Pero si Dios es cruel, furioso y está decepcionado de nosotros, no sabemos lo que podría hacernos. Tendríamos


un castigo peor que la muerte y no podríamos hacerlo cambiar de opinión, ya que Dios tiene la última palabra. Orar sería inútil, empezar a dejar a lado toda malicia y odio que hay por el mundo también, ya que nada de esto importaría si Dios decidiera exterminarnos a todos...

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¿Qué te pareció este viaje? ¿Lo disfrutaste? Que esto te sirva como reflexión si eres alguien que no aprecia la vida o que crees que no hay destinos peor que la muerte. La ignorancia y arrogancia es normal en los seres humanos, aún tenemos mucho por aprender y cada vez buscamos la forma de sobrevivir. A. C.


Entre dos reinos Samuel Abraham Machuca



♂Soledad Sheol Tu recuerdo lastima aún más que estas llamas. Intento soñar en medio de la hambruna y el castigo. La tortura es la única distracción a mis pensamientos.

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♀Sueños Shamayim Ayer creí escuchar tu voz y solicité verte pero fue inútil. Parece que no era verdad lo que se afirmaba, que en este lugar se cumplirían todos mis anhelos.


♂Memorias Sheol Del mismo modo que las tinieblas opacan mi visión, desearía que así también nublaran mis memorias, pero las imágenes están intactas. Si mis manos aún pudieran pintar, tomaría un tridente de pincel y con este fuego eterno, plasmaría tu silueta en mi celda.

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♀El Silencio Shamayim Miles de ángeles conviven conmigo, pero ni los santos logran conmover mi corazón. Justo hoy pregunté a uno de ellos: ¿En qué se transforma el amor cuando éste llora amargamente en la eternidad? Pero en su respuesta sólo encontré el silencio.


♂Cielo Sheol Nubarrones de sangre es lo que diviso en las alturas, al elevar mi mirada. El firmamento refleja un recuerdo de color carmesí, idéntico al retrato de mis víctimas justo unos instantes antes de morir. Cuánto lamento el haberte llamado alguna vez «Mi cielo».

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♀Suelo Shamayim Blanco y suave como tu piel es el suelo en el que ahora postro mis pies. Es necesario inclinarse para ver las åguilas remontarse en la cima de los montes a la luz del sol que derrite la nieve de las cumbres pero que, sin embargo, ni con todo su brillo puede hacerme entonar, como en aquel tiempo, una nueva canción.


♂Vida Sheol Al permanecer aquí he comprendido que la vida es el intento de confinar el tiempo en una dimensión extraña; es un pensamiento del universo que logra transformarse en sueño; no es despertar a la vida sino encaminarse hacia la muerte. Es por esto, que hoy me rindo a la idea de que nuestros momentos juntos no fueron sino la última exhalación de luz que viaja por el espacio, de una estrella que millones de años luz atrás, colapsó irremediablemente.

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♀Luz Shamayim El brillo de mi alma se ha opacado. Se me ha dicho que debo olvidar para poder ascender, pero ¿qué sentido tiene la ascensión cuando mi luz proviene de un recuerdo? Comienzo a sospechar que la iluminación no es más que una sonriente resignación a las situaciones que nos presenta la vida, las cuales somos incapaces de cambiar. ¿Y qué es la vida sino una existencia condicionada a los factores y elementos propios del destino que nos roba la libertad de elegir, incluso después de la muerte? Porque, ¿quién puede afirmar que el sol y la luna son felices en su mísera soledad cuando, quizá, es en el eclipse donde funden sus almas y su más prueba fidedigna de amor es su sombra?


♂Sangre Sheol Han pasado ya 40 años desde que llegué a este lugar y la sangre no se borra de mi frente. En vida podía quitarla de mis manos y mi pensamiento, pero tal y como ocurre hoy, nunca encontré la manera de limpiarla de mi ropaje y mi corazón. Esta sustancia debe contener algo sagrado para que no pueda ser borrada, incluso en la eternidad. Sin embargo, se rumora que aun habiendo caído aquí, se ha visto a un ser de luz descender y llevarse a ciertos privilegiados.

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♀El lienzo de la muerte Shamayim Viendo el destello tornasol de aquel colibrí posado en el árbol sagrado, se asoma la nostalgia y la melancolía al recordar el día en que se interpusieron los dioses entre nosotros. El paisaje era perfecto. Mi pincel se deslizaba con vida propia, sentí el poder de la creación en mi mano. En la superficie del lienzo fui moldeando la gran montaña que atravesaba las nubes, ese cristalino manantial del que emanaba vida a toda criatura a su alrededor, después fueron apareciendo las aves del cielo, las rocas, la maleza y tú recostado en ella con tu mirada al cielo, como quien desea extender sus alas para regresar a su origen. De pronto, mi brocha se internó en la oscuridad y


de su tinta emergió la silueta de un felino que poseía los ojos del sol. Su aspecto era imponente, sus movimientos sigilosos y precisos. Sin saberlo, estaba plasmando en mi lienzo la sombra de la muerte. Mi obra estaba concluyendo: luces, relieves y sombras, perfectos en estructura y coordinación. Mi pintura estaba casi terminada, ésta sería la imagen recreada más perfecta que ningún artista hubiese realizado. Lo que nunca imaginé fue que estaría firmada con mi propia sangre y todo a causa de la nube. Sí, esa nube que engaña la luz del día, camuflajeando las sombras para que surjan las garras y los colmillos, y se incrusten en las presas que pintan y descansan a la luz de la mañana, en un bello paisaje de primavera.

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♂Mi ref lejo Sheol Viendo a Cerberos devorar a cientos de miles de almas que llegan constantemente a este lugar, sigo creyendo que no se asemeja a la bestia que mutiló y desgarró las alas de mis sueños en aquella ocasión. El vagar desde pequeño y abandonado por las calles, solo fue el camino del fango al tétrico pantano en el que hoy estoy atascado, y los crímenes cometidos no son sino el barro que carcome diariamente mi alma; pero quién iba a decir que a través de ti emanaría esa lluvia de cielo que cae con fuerza, creando un río en el que pude sumergirme para lavar mis culpas y después arrodillarme con el anhelo de conocer mi imagen en su caudal, pero ésta era borrosa, entonces


comprendí que debía estar quieto, en paz, y sólo así pude contemplar tu rostro en mi reflejo.

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♀Luz y oscurida Shamayim Los himnos de los ángeles hablan de la buenas nuevas para los hijos de Adán, pero ¿qué esperanza puede haber para aquél, que su alegría reside en el alma de un condenado? Ningún universo es suficiente para separar un abrazo eterno, aun estando sus miembros en reinos opuestos. ¿O no existe acaso, la luz por la oscuridad o a su vez la oscuridad por la luz?


♂El mensajero Sheol Hoy, cansado, abatido y exhausto, a mí celda me visitó la luz, se hizo llamar «el mensajero». Mi alma se iluminó, sentí vida por un instante y lloré, algo que no había experimentado desde que fui despojado de mi cuerpo. Lo observé con asombro, como quien abre los ojos por primera vez a un nuevo mundo. Su aspecto era tal, que casi había olvidado la definición de la belleza, sin embargo los recuerdos de mi amada habían mantenido la esencia del concepto en mi memoria. Mi esperanza resucitó cuando la luz pronunció estas palabras: «Solo lo eterno es digno de regresar a lo eterno.

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Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados. Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, pues ellos verán a Dios». Al escuchar estas palabras, caí postrado y pegando mí frente al suelo, continué escuchando: «Levántate y eleva tu mirada hacia el cielo, que estás en la aurora de un nuevo día. Cuando las sombras se disipan, las luces se funden, conformando una sola unidad, y en tu interior mora Esencia Divina que es reclamada de lo alto. Acércate, hijo de hombre, que la fuente reside en las alturas y es necesario que la llama regrese al corazón de la lumbrera».


♀El Leteo Shamayim Había decidido no ascender. Caminé hacia el Leteo, el río del olvido, donde las almas se purifican y las emociones y recuerdos son borrados para renacer como un nuevo ser, pero al llegar al borde, un anciano resguardaba la entrada. Le expliqué el motivo de mi decisión. ¿Cómo podría emprender el vuelo un ave con las alas rotas? Era indispensable la gratitud y la felicidad para la ascensión y yo estaba agradecida pero no era feliz. Entonces el anciano mirándome tiernamente habló: —Antes de que el hombre fuera puesto en la tierra, fueron creados los mares y debido a su antigüedad suelen contar mu-

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chas historias. Los mares son sabios pero no es por su longevidad sino por lo que los ríos cuentan. »En una ocasión una nube tomó un fragmento del mar. Una parte fue arrojada en la montaña y otra en la ciudad. Al emprender el camino a casa, el río de la montaña saludó la brisa de los prados, fue bebida por los sedientos seres de los montes, alimentó las raíces de los árboles y despertó a aquellos que esperaron un largo tiempo la llegada en su cauce. »Por otro lado, aquella parte que cruzó la ciudad fue envenenada con químicos. En ella se lavó la suciedad de las construcciones. Su aspecto y su fragancia eran desagradables y por tanto, despreciable. Al llegar a casa, el río de la montaña fue recibido con alegría por el mar, quien escuchaba atento las proezas de su hijo silvestre. A su vez, llegaba el río de la ciudad, triste y sollozando por la inútil existencia a la que había sido destinado; sin embargo el mar


extendió sus brazos y acogió a su hijo diciendo: “Tú eres mi hijo, tu origen está aquí y formas parte de mí. Aun naciendo en los lugares más apartados o adoptando múltiples aspectos siempre regresarás a mí, ya que desde el inicio fuimos creados como un elemento de la misma fuente y con un sólo propósito, mantener la vida”.

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♂♀Renacer Shamayim Había llegado a un mundo extraño. La luz me había explicado que aún no era digno de la ascensión, debido a mis malas acciones en vida. Era necesario renacer e inducir mi existencia al bien. Caminamos por un valle con una hermosura tal, que es imposible describir. Después de mi estancia en el abismo, todo en el lenguaje del hombre no era suficiente para poder interpretar lo que podía observar. ¡Ángeles entonando himnos, niños conviviendo con las bestias, bandadas de aves revoloteando, un jardín eternamente en flor! En fin, vida en abundancia. De pronto, a lo lejos divisé mi más oculto anhelo. La luz de mi alma se intensificó, cual sol de primavera. La vi al borde


de un río junto a un anciano. Era gracias a ella que yo estaba aquí. En vida me hablaba de la luz y hoy me había redimido. Corrí apresurado, ella giró suavemente su rostro pero yo me detuve al instante. No podía creer lo que mis ojos veían. Me torné en un estado de éxtasis. Era la belleza en su más pura expresión, era indigno de acercarme a ella. Su luz terminaría por fulminar mi alma. Se puso de pie y se acercó a mí, lentamente, yo tenía mi vista hacia el suelo, no soportaría la luminosidad de su presencia, estaba seguro que me desintegraría. De pronto, un abrazo suave y cálido me envolvió, mis lágrimas brotaron como fuentes inagotables, no podía parar, era la sensación más extraña y grandiosa que jamás había experimentado, era la fusión de dos almas en el corazón Divino de Dios. En vida pude conocer varias definiciones acerca del amor, pero ahora sé con certeza que, el hombre sólo reconocerá el amor cuando no sea capaz de definirlo.

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Levantó mi rostro con su mano y pude ver miles de galaxias y universos en su mirada, en su pecho se albergaba el infinito. Después de ese abrazo, mi yo le perteneció y por primera y única vez en mis vidas pasadas y postreras me sentí pleno. Una vez pasado todo aquello, el mensajero se acercó diciendo: «Lo que fue atado en la tierra, también ha sido atado en el cielo. Esta es la gracia de Dios para con los hombres. Sin embargo, continúan siendo espíritus libres e independientes. La mujer puede ascender o elegir nacer de nuevo y el hombre por su expiación deberá renacer hasta comprender el propósito de la existencia». Sin pensarlo, los dos nos sumergimos en el Leteo, estando de acuerdo en renacer. Al fin y al cabo el mundo al que vamos es una esfera, por tanto, aunque decidamos tomar caminos opuestos, sabemos que llegará el día en el que, indudablemente, nos encontraremos de nuevo.


Relaciones, infortunios y sobremesas Montserrat RodrĂ­guez



Obra maestra Nunca creí que me casaría con Alberto. Debo confesar que al principio no sentí esa «química» de la que todos hablan. Nosotros, más bien, fuimos el resultado de una cita a ciegas (por compromiso). Antes de acabar el mes pensaba terminar con él: le propuse ir a un pequeño restaurante italiano ubicado en el centro de la ciudad. Llovía. Hambrientos, dejamos las reglas de etiqueta colgadas en el perchero de la entrada y nos propusimos a buscar una mesa. Sentados, el menú hacía de chaleco salvavidas: habíamos tenido un día difícil. Así, por primera vez lo vi. No al Alberto de miradas desviadas o palabras cortas, sino al Alberto con pasión por la comida. Se dirigió al mesero con seguridad. Encargó una

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pizzadeaceitunasnegrasyquesogruyerespaguetialamantequillaconuntoquedealbacaunaensaladaconvinagretadelimónymiel. —Y no olvide los panes y la sangría, por favor —cerró con solemnidad el discurso... ¡Ah, cuando llegó la comida! Él enrollaba el espagueti con la meticulosidad de un artista. Lo saboreaba, calculaba su espesor con la lengua y volvía repetir el proceso. Sutilmente acomodaba rebanada tras rebanada en mi plato, como enseñándome. Si alguna aceituna escapaba, se prendía a ella con ferocidad y la metía en su boca: chupándose el pulgar con lenta satisfacción. Era su obra maestra: las pausas entre mordida y mordida, la manera en que suspiraba con cada bocado. Casi me hace querer ser gruyer para dejarme fundir en su paladar. De lo encargado no quedó nada. Yo por mi parte estaba como en trance: mi niña interior estaba muy feliz, esa niña gordita a la que había limitado tantos


años. Antes de Alberto existían los límites. Comía dos rebanadas de pizza como máximo, nada de cerveza, mucho menos postre. Ahora, después de cinco años de casados, dos hijos y una hipoteca, lo que más valoro son los miles de carbohidratos ingeridos. En aquel restaurante mis días son una obra de arte: puedo dejarlo todo en el perchero, sentarme y verlo comer.

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Traición del subconsciente 92

—Creo que Luisa ya se enteró que Joaquín la engaña. —¿¡Joaquín!? Pero tiene cara de que no rompe un plato ¿Ella te contó? — No… bueno… —Yaaa, dime. —Es que… no te había platicado pero desde hace tres meses que sueño con él. Al principio no le di importancia, aparecía buscando a Luisa o preguntándome por la tarea. Después las visitas se hicieron tan seguidas que una cosa llevo a la otra y… —¡No! —Sí. Una vez soñé que lo hacíamos adentro de una nave espacial. La nasa organizó la misión, teníamos que salvar la Tierra… no hubo de otra.


—¡Mónica! —Intentamos detenernos, lo juro, pero los sueños se volvieron recurrentes… con decirte que hasta tenía miedo de tomar mi siesta vespertina porque despertaba hasta el día siguiente... semidesnuda. —¡No inventes! —Bueno el punto es que en este último sueño estábamos Joaquín y yo en una isla desierta, ya sabes haciendo lo de siempre, y en eso que aparece Luisa a bordo de un barco pirata. —¿¡Y!? ¿Qué hiciste? —Desperté.

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Bandeja de entrada 94 BANDEJA DE SALIDA SE BUSCA Carla Nuñez <carlitan@gmail.com 15 ago. para Ramiro Gonzales, Pedro Martínez, Marco Juárez, Luis Ruíz, Rigo Gómez, Paco Rguez, Raúl… Iré al grano. Estoy en busca de un sujeto masculino y monógamo. Que guste de ir al cine, dar caminatas por el parque y disfrutar de una nieve de vainilla en la playa. Espero su pronta respuesta ya que tengo boletos para el estreno de Pride and Prejudice la prox. semana. Atentamente, Carla.


BANDEJA DE ENTRADA (300+) Edmundo Rosas <erosas@hotmail.com 23 sept. (hace 4 días) para mí ¡Hola, Carla! El otro día tomé prestada la laptop de Raúl y me topé con tu correo. ¿Crees en el destino? Soy un sujeto masculino. Monógamo… de crianza. Fíjate que a mí también me gusta visitar esos lugares: tener un rapidito en el cine, hacerlo detrás de un arbusto en el parque. Déjame decirte que soy intolerante a la lactosa, lo puedo dejar pasar: si tú comes la nieve yo me como otra cosa… jejeje ¿cuándo es la película? ¡Ah! pero que tenga subtítulos porque no hablo inglés. Ya tengo ganas de conocerte. Edmundo Peña.

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Deseo 96

Sentado en el mismo lugar del comedor, Martín recuerda el primer viaje que hizo con su esposa. Habían comprado boletos para un festival de música en la Ciudad de México. En ese entonces ella había logrado escapar de su familia sacando puros dieces y cumpliendo con el quehacer del hogar. Siempre que sus padres le reprochaban los peligros de la gran ciudad, Julia se las arreglaba para argumentar una nueva mentira: Sonia y yo nos vamos a quedar con su familia. Ellos nos recogerán en el aeropuerto. Son personas muy honradas. Por su parte, Martín no tuvo que dar muchas explicaciones, sólo aviso que ese fin de semana no estaría y se marchó. Con apenas cuatro meses de novios, los jóvenes


jugaron a la vergüenza. Durante esos tres días durmieron abrazados, tímidamente enredados. Julia cooperaba con los gastos del transporte y Martín procuraba dejar la tapa del retrete en su lugar. Además, sin saberlo, ambos practicaban el mismo acto de cordialidad: el primero en despertar se levantaba sigilosamente para lavarse los dientes. Así también, aprovechando para expulsar alguna flatulencia aguantada ante la presencia del otro. Entonces, él o ella, volvía a la cama en silencio y aguantaba una hora más simulando dormir. Martín, ahora con veintiocho años de casado y tres hijos, observa conmocionado su pastel de cumpleaños. Le toca pedir un deseo antes de apagar las velitas. Deseo… pensaba. Revivía la vergüenza, las manos sudadas. Desea volver a ese cuarto de hotel. Pide lavarse los dientes a las cinco de la mañana. Pero, en vez de volver a acostarse y hacerse el dormido, esta vez buscaría su cámara. Con la paciencia de quien ha

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vivido veintiocho años de matrimonio, le tomaría una foto a su mujer. Dormida, vergüenza. Hablaría con ella, le diría que todo estará bien. Que no vale la pena estresarse: no por trabajo, no por sus padres. Pero sobre todo le pediría nunca olvidar el ritual. Martín cierra los ojos: uno… dos… tres….


Escena Hombre de veintisiete años observa desde el extremo opuesto del metro a mujer de edad aproximada. En cada estación voltea, la busca, se cerciora. Se imagina juntando todo su valor, cruzando la marea de gente. Le pide su número telefónico, le invita una copa o un café. —Última parada Miraflores, Miraflores última parada —grita el conductor. Entonces, despierta. Ya no está en el vagón, sino en una casa. Carga a un bebé mientras otro niño de seis años hace un berrinche a sus pies gritándole ¡papaaaaá! Mira todo, confundido, sudoroso. En eso entra una mujer, la mujer del metro y le da un beso en la mejilla. Pausa. —Tenemos que hablar —él dijo—, yo sólo quería una taza de café.

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Feminista 100

Claudia sabe lo que quiere. Tiene claro sus principios morales: lo que estรก bien y lo que estรก mal con la sociedad. Con la ayuda de todo lo anterior es como selecciona a Daniel. Su novio es todo lo que se busca: respetuoso, tierno y justo. La escucha cada vez que regresa de alguna marcha o seminario antimachista, le prepara la cena. El problema son los genes de Claudia. Le intrigan los hombres que le lanzan miradas obscenas en la calle; secretamente se excita cuando sus amigas le cuentan acerca de sus novios, patanes todos. Ella sabe que estรก mal, que no es sano. Esas relaciones humanas son una herencia que detesta. Pero cuando siente que ya no se puede aguantar, cada cierto tiempo recurre a una


vieja manía: deliberadamente, hace enojar a Daniel. Le gusta sentirlo distante, reticente, medido. Cada cierto tiempo recurre a la vieja táctica para desahogarse. En secreto le gusta sentir el látigo de su desprecio, haciendo callar a todos los deseos patriarcales de ella. Daniel, por su parte, no entiende los repentinos sobresaltos. Los cambios de humor tan pronunciados. A veces se pregunta si estará en su periodo. Pero nunca en voz alta, no vaya a ser que Claudia se enoje más.

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Tarot 102

—Los enamorados. Vas a conocer a alguien pronto, Laurita. —Pero desde lo de Carlos usted me dijo que… —¿Cuánto tiempo llevamos de conocernos? Confía en mí, lo veo en tu futuro. Ese mismo día Laura conoce a Fermín. Se lo topa en el supermercado. En el pasillo nueve sus carritos chocan y al poco rato están intercambiando números telefónicos. Se verán más tarde en el café de la vuelta. Se alejan con un hasta pronto, en eso Fermín recibe una llamada. —¿Bueno? —¿Cómo te fue? —Bien, quedamos de ir por un café a las cinco.


—Te arreglas bien, ¿eh? Y lleva dinero. —Ya, mamá. No es mi primera cita. —Ay, mijito, es que ya se me hacía que te ibas a quedar para vestir santos… —Bueno pues, yaaa… ¿Estás segura que me gustará? —la interrumpe rezongando. —Claro que sí, Fermín. Es una de mis clientas más antiguas. —¿Qué vas a hacer cuando se entere? —Eso déjamelo a mí. El próximo jueves le toca otra lectura de cartas, algo se me ocurrirá. Pero ya ¡ándale!, vente a la casa que tenemos que escoger lo que te vas a poner.

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Bar 104

Ese es mi tipo, pensó Lidia. Contemplaba la nuca de un chico que había llegado a pedir a la barra. Alto, hombros anchos, buena ropa, enumeraba. Sí, ese podría ser mi tipo. Nos veríamos bien juntos: los dos con cabello castaño, altura proporcional. ¡Oh, Dios! Su trasero no está nada mal, parece firme, seguro practica algún deporte. Hmmm ¿qué pedirá? Ah, me tapa el mesero. Quítate, quítate, quítate. ¡Cerveza clara! Mi preferida. No veo ningún tipo de compromiso: sin chica, sin anillo. Sí, este es mi tipo: vendremos aquí todos los fines de semana, será nuestro lugar y después de cinco meses me propondrá matrimonio, esconderá la argolla en el fondo de una cerveza clara, tal como me gus-


ta. Sus padres me amarán y como regalo de bodas nos mudaremos a una casita en uno de sus múltiples terrenos… sí, él es mi tipo. Se levanta de la silla con decisión: Ahí voy, nada de nervios, él es tu tipo, se repetía. Estando a pocos centímetros, le da unos toquecitos el hombro. —¿Normita? ¡Hola, prima! ¡Y ese milagro! Ay cabrón, si es el Juancho, qué pena. Se ruboriza. —¿Cómo estás? ¿Y mis tíos? hace rato que no vamos para tu casa. Híjole, Normita no puede responder. Piensa y piensa… piensa. Después, un zumbido la hace volver en sí. Es el Juancho que sigue preguntando por sus tíos. Ella le brinda una sonrisa, desanimada: Ni hablar. No es mi tipo. Lástima, sus padres sí me aman.

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Estándar 106

Para superar una ruptura amorosa, tienes que aprender a manejar estándar. Al principio vas a querer regresar, volver y manejar automáticamente: llamarle a tu ex, saber si él o ella también está sufriendo. Te aterra salir al mundo real. Te refugias en pequeños espacios donde nada puede lastimarte: circula en un radio máximo de cuatro cuadras alrededor tu casa, es lo adecuado. Así,no hay posibilidad de encontrones, de choques. Muchas veces no vas a lograr prender el vehículo; te vendrán muchos recuerdos, te desconcentrarás: intentarás arrancar en cuarta, largarte de ese lugar, pero para lograr eso debes ir despacio. Comienza en primera. La práctica es la clave para salir de esta situación. No importa si sientes que


no vas a aguantar. No importa si extrañas lo conocido. Si sientes que el carro tiembla, recuerda, se te va a apagar; acelera: mete segunda/ luego tercera/ hay alto/ ya ni modo/ ahora cuarta/ ¡semáforo!/ frena/ neutral. Descansa un momento, mírate al espejo. Mientras esperas el cambio de luz, date ánimos: aprovecha para pintarte los labios, suénate la nariz. Va de nuevo: primera/ segunda/ tercera/ cuarta/ quinta. ¿Quieres descansar? Estaciónate. Después practicaremos las subidas, no te preocupes. Lo estás haciendo muy bien. Después de todo, es tu primer día.

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Dilema 108



Esta primera edición digital de Encuentros y finales del mundo. Antología de ficciones mínimas del Taller de Narrativa del Ceart, año 2016, se editó y se compartió en diciembre de 2016 por Monomitos Press.

Si deseas obtener un ejemplar impreso, escíbenos a monomitospress@gmail.com


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