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A Revealing Darkness
Una oscuridad reveladora / A Revealing Darkness
Por: Jaime E. Manrique Fundador y director de BOGOSHORTS / BOGOSHORTS Founder and director
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Hace 10 años, cuando decidí que el Festival Internacional In Vitro Visual (FIIVV) debía empezar a llamarse Bogotá Short Film Festival (BOGOSHORTS), establecí que la frase controladora que nos guiaría en cada edición tenía que ser una pregunta. De alguna forma, se trataba de enfatizar que la mayor trascendencia de este evento no se encontraba en lo que nosotros propusiéramos, sino en lo que el otro —la audiencia— estuviera dispuesto a responder. Teníamos que dejar claro que no existiríamos para decidir qué ven los otros: existimos para buscar un llamado a la acción a través de múltiples cuestionamientos. Todo ello basado en el formato que consideramos la base para la existencia de cualquier cinematografía: el cortometraje.
En diciembre de 2013, la pregunta que abrió esta etapa fue “¿Y esos ojos tan grandes?”, con la que, inocentemente, Caperucita Roja intentaba entender por qué el lobo la miraba con esa hambre voraz. El lobo, como todos sabemos, respondería, mientras se le hacían agua los ojos, “Para verte mejor”. Y, exactamente, eso queríamos: una audiencia que le tuviera ganas a los cortos, que los mirara con deseo, con hambre, que abriera los ojos para comérselos. De eso ya estábamos convencidos diez años atrás, pero sólo hasta ese momento lo vimos claramente.
En los siguientes siete años, la historia de las preguntas en cada edición sólo se vio interrumpida en 2019 cuando, quizás por un ataque egocéntrico y pretencioso, sentimos que ya no eran necesarios los cuestionamientos, que ya el evento se había ganado el derecho a hacer afirmaciones y entonces vino La dimensión de sus sueños. Como preparación para lo que vendría, la afirmación bien hubiera podido ser La dimensión de sus miedos. Tal vez así nos habríamos preparado para el futuro inmediato, pero estábamos ciegos de tanto ver lo que era invisible. Ten years ago, when I decided that In Vitro Visual International Festival (FIIVV) would be renamed Bogota Short Film Festival (BOGOSHORTS), I established that every edition would be guided by a question. In some way, the purpose of that was to highlight that the transcendence of this event was not in what we proposed, but instead in what the Other —the audience— was willing to answer. We had to make it very clear that we wouldn’t exist to decide what others watch: we existed to draw attention by means of multiple questions. The basis of that was a format that, we consider the basis for the existence of any cinematography: short films.
In December 2013, the question that opened the new period was “And those big eyes that you have?”, with which, innocently, Little Red Riding Hood was trying to understand why the wolf looked at her with such a great hunger. The wolf, as we all know, answered, while his eyes melted with desire, “To see you better”. And exactly that was what we wanted: an audience eager for short films and that would look at them with desire and hunger. We wanted an audience with its eyes wide open for eating short films. We were convinced of that ten years before, but it was until that moment that we saw it clearly.
In the seven years that followed, the history of every edition’s question was only interrupted in 2019, when, perhaps in a pretentious and egocentric rush, we felt that questions were not necessary anymore. The festival had earned its right to make an affirmative statement. So The Dimension of its Dreams came. As a preparation for what it was about to happen, the statement could have been The Dimension of its Fears. Probably that would have prepared us for the near future. But we were so blind of looking so much into the invisible.
Sin embargo, la vida es sabia. Menos de tres meses después, comenzaría la pandemia y todo lo que habíamos construido en el festival empezó a tambalear: la sala principal del evento —Cine Tonalá— desapareció; con los estrenos comerciales suspendidos, Laboratorios Black Velvet, la empresa que gestiona y hace posible este evento, tuvo su mayor crisis en 25 años; mi claridad como líder y estratega se empezó a ver empañada por las afugias del alma; también se fueron los bien idos, se quedaron los bien quedados y los tibios tuvieron el espacio perfecto para profundizar las raíces de sus dudas hasta decidir huir finalmente. La oscuridad se hizo presente, se hizo palpable. La vi atravesarnos con una fuerza que sólo es posible en los corazones egoístas y aterrorizados.
Hoy, después de casi tres años de transformaciones forzadas, despedidas necesarias, lágrimas que se encadenaban con más lágrimas, preguntas sin respuestas, mapas que auguraban destinos aún más oscuros y miedos atragantados de frustración, no podría estar más agradecido, pues fue todo eso lo que evidenció quiénes somos y de qué estamos hechos en realidad. También gracias a eso entendimos cuáles son nuestras fortalezas y dónde se encuentra ubicado el sentido profundo —el corazón— de todo lo que hacemos. En definitiva, tuvo que venir una tormenta de oscuridad y removernos el alma para que se manifestara la luz. Tuvimos que morder el polvo para empezar a ver de nuevo que la utopía, como una rueda de bicicleta perseguida por un perro que nunca la alcanzará, existe, así no se deje morder.
La luz de la que hablamos en esta edición se llama “esperanza”. Y la utopía es como ella, llena de ingenuidad.
Sabemos que la oscuridad aún no desaparece. Sabemos que, aunque es posible el cambio, aún no todo está dispuesto para poder hablar de luz, en el sentido más amplio de la palabra. Pero, sobre todo, sabemos que si no la deseamos con todas nuestras fuerzas ni siquiera una chispa se encenderá. En realidad, ésta no es la edición de la luz: ésta es la edición de BOGOSHORTS en que, sin importar lo que venga, decidimos no dejar de buscarla. El cine es luz y el cortometraje es la base del cine en el que creemos, así que seguiremos —ojalá muchas décadas más— promoviéndolo para que toda la luz que necesitamos aparezca. Que se haga la luz. Nevertheless, life is wise. Less than three months later, the pandemics would start. Everything we have built in the festival began to wobble: the main theater where the event took place —Cine Tonalá— disappeared; with commercial premiers paused, Laboratorios Black Velvet, the company that supports and makes the festival possible, was in its biggest crises after 25 years; my clarity as leader and manager began to blur with soul’s struggles; also people well gone left, the well-stayed remained, and the careless had the perfect time to grow the branches of their doubts so they decided to finally runaway. Darkness came; it was tangible. I saw it get through us with a force that is only possible in selfish and terrified hearts.
Today, after almost three years of mandatory transformations, necessary farewells, tears chained with more tears, questions without answer, maps that foreshadowed darker destinies, and fears choked with frustration, I couldn’t be more thankful. All of these made evident who we are and what we are really made of. In addition, we understood what our strengths are and where the deep meaning —the heart— of everything that we make is. In short, it was necessary a storm of darkness that removed our souls for the light to come in. We had to bite the dust to look again at utopia. Utopia, like a bicycle’s wheel that is chased by a dog, exists; although it doesn’t allow the bite.
In this edition, the light we are talking about is called “faith”. And utopia is like her, full of innocence.
We know that darkness hasn’t disappeared yet. We know that, although change is still possible, everything isn’t placed in the right position to talk about light in its broader sense. But, above all, we know that if we don’t wish light intensely, not even a spark will ignite. Actually, this is not the edition of light: this is BOGSHORTS edition in which, no matter what, we have decided not to stop searching for light. Cinema is light. Short films are the basis of the cinema in which we believe. So we will continue (for many decades more, we hope) to promote short films in order that the light we need appears. Let the light shine in.