El vuelo de un Ángel

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1er Concurso de cuentos infantiles para niños, niñas y adolescentes en situación de movilidad humana

“Viajeros en Cuentos” Categorías: Cuentistas y mentores

El vuelo de un Ángel John F. Vélez O. Oscar F. Ojeda G. Jesús Ferrer



1er Concurso de cuentos infantiles para niños, niñas y adolescentes en situación de movilidad humana

“Viajeros en Cuentos” Categorías: Cuentistas y mentores

John F. Vélez O. Adolescente de 18 años y bachiller. Desde pequeño le gustó el dibujo y la pintura, ganando sus primeros diplomas en la escuela; luego sintió inclinación por la música, empezando por la flauta, el violín, el órgano y actualmente la guitarra con la firme convicción que ahora tiene de mejorar en su escritura, para componer e interpretar sus propias canciones.

Oscar F. Ojeda G. Magister en Educación, de 41 años. Desde la culminación de sus estudios de tercer nivel viene desempeñando la función de docente secundario, pero en íntima relación con su afición a la escritura en prosa y verso. En su creación literaria privilegia la poesía, pero sin dejar de producir la narrativa, que también le genera gran expextativa.

Jesús Ferrer es un diseñador gráfico venezolano e ilustrador, de 34 años que actualmente hace su vida en la ciudad de Guayaquil. En su ciudad natal trabajó para revistas y periódicos. Su gusto por los mundos fantásticos y oníricos se ve reflejado en su pincel que ha servido para conceptualizar videojuegos.



1er Concurso de cuentos infantiles para niños, niñas y adolescentes en situación de movilidad humana

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AGRADECIMIENTO Un cuento con moralejas que plasma episodios de la vida cotidiana, con la temática central del drama que vive un niño migrante que sufre de discapacidad auditiva y su constante lucha, acompañado de su familia; quienes han sido acogidos en un país ajeno, acogedor y hospitalario, con la esperanza de que el “Vuelo de un Ángel”, irradie un sentimiento posible, en nuestras autoridades. Agradecemos el loable esfuerzo de sus organizadores, la Fundación Muyay-Sayani quienes se han empeñado en revalorizar el arte y la cultura infantil a través de este 1er concurso “Viajeros en Cuentos.”



1er Concurso de cuentos infantiles para niños, niñas y adolescentes en situación de movilidad humana

“Viajeros en Cuentos” Categorías: Cuentistas y mentores

ANTES DE EMPEZAR Estamos conscientes que los diminutivos y los gerundios pasaron a ser el “alma del lenguaje de los ecuatorianos”, siendo parte de nuestra identidad lingüística, en el siguiente cuento que lo vamos a desarrollar se ha tratado de hacer uso de diminutivos únicamente en casos puntuales, para no quitarle fluidez y elegancia al relato. Los “kichwismos” se han empleado desde tiempos ancestrales, adaptándose al español, en un lenguaje coloquial, siendo parte de la cotidianidad mestiza, es por eso que también hemos querido emplear algunas expresiones propias -para no olvidarnos de nuestras raíces e identidad- tales como: perro challaska, café pasado por chuspa (en kickwa, significa bolsa), rabadilla (en remplazo de cintura).

EL VUELO DE UN ÁNGEL



Aquel día fue un tanto diferente a los demás, me sentía muy triste debido a muchas cosas que pasaban por mi cabeza. Con mis papacitos y mi hermano menor, fuimos al cerro “Abuga”, que según los vecinos comentaban, que es una reliquia histórica de la ciudad de Azogues, localizado en la parroquia Bayas con una altura de 3 090 metros sobre el nivel del mar, y qué según la mitología era conocido como “Huacayñan que significa “Camino del Llanto”, lugar sagrado para la Cultura Cañari, que según relatos históricos, este fue el sitio donde se refugiaron los dos hermanos que se salvaron del diluvio universal, gracias a la intervención de dos guacamayas, aves totémicas de esta importante cultura milenaria del sur del Ecuador, de las cuales una de ellas se habría casado con uno de los hermanos y sería el origen del pueblo cañari. Soy un niño discapacitado y en compañía de mis padres, llegué a la cima de este imponente cerro, donde está una imagen de gran tamaño, el Santuario de la Virgen de la Nube también conocida como Madre del Ecuatoriano Ausente; para pedirle que no nos abandone, que nos ayude con su santo manto a retornar a nuestro país y que mientras estemos aquí, no nos falte la comida y un lugar para descansar junto a la familia. Cuando salimos a la calle, alguna gente nos queda viendo con desprecio como si fuéramos unos animales raros y nos dicen, “lárguense al lugar de donde provienen”. Otros, cuando extendemos la mano para solicitar una ayuda nos contestan, “aquí también estamos sin trabajo, padecemos hambre y pobreza”. Nos da mucha tristeza, ya que hay veces que pasamos el día sin saborear ningún alimento. Rememoro los días de mi infancia, allá en medio de la llanura de la patria grande, de nuestro Libertador Simón Bolívar, en donde compartía con mis amigos los juegos, turnándonos en la montada de bicicleta, corriendo por las calles de la ciudad y jugando a la “libertad”, juegos sanos. Bueno, a veces discutíamos y peleábamos, pero luego nos dábamos un fuerte abrazo y seguíamos jugando. Mi mamá se percató que yo estaba como ausente del paseo familiar, ya que no prestaba atención a lo que ella me decía, me llamó por mi nombre varias veces…Ángel, Ángel ¿qué te pasa?, ¿acaso el viento helado de la tarde te está molestando con tu problema de audición?…No, no mamá no es nada de eso, le respondí y luego le correspondí con una sonrisa. Compartimos momentos agradables y llegó la hora de volver a nuestro humilde cuartito que arrendábamos en una casa patrimonial bastante destruida, ubicada a pocos metros del Santuario Franciscano. Ahí vivíamos desde hace ya algún tiempo, desde que llegamos a esta linda ciudad que nos abrió sus puertas.


Mientras mis papás bajaban con cuidado por esa pendiente peligrosa y llena de polvo, me puse a platicar con mi hermanito Miguel, y le decía: • ¿Te acuerdas de los atardeceres allá en nuestra casa?, él moviendo su cabecita, con una señal de afirmación respondió: • Ñañito, allá papá y mamá tenían un trabajo propio, en las tardes como esta, cuando el sol se oculta, con la caída de la noche nos reuníamos con la familia, luego de rezar y agradecer a Dios por un día más de vida, luego cada cual íbamos a dormir en nuestra cama esperando que al día siguiente no nos falte la comida, poder estudiar y que a nuestros papacitos, Diosito les dé salud y vida. • Tienes toda la razón Ángel, ahora que estamos lejos de nuestra tierra, gracias a que disponemos de este celular sencillo, nos comunicamos con la familia, quienes nos cuentan que la situación económica en Venezuela está bien difícil y nos dicen que debemos de ahorrar cada centavo que papá y mamá lo consiguen con tanto sacrificio, haciendo grandes esfuerzos para poder subsistir y ayudar a los seres queridos lejanos. Nos sentamos un rato a descansar bajo la sombra de un eucalipto y aprovechamos para escuchar unas canciones de nuestro país: gaitas, joropos, merengues, eso hizo que nos pongamos muy tristes, con deseos de retornar a nuestra tierra que nos vio nacer. No escuchábamos que papá nos estaba llamando y con su voz fuerte nos decía… • eeey chichos, muevan, ¿por qué se demoran? - Enseguida nos pusimos de pie y le respondimos que estábamos escuchando las músicas que a él tanto le gustan. Mamá Margarita enseguida se dio cuenta, al mirar nuestras caras que añorábamos ese lugarcito donde nacimos, acariciándonos con un profundo amor de madre y estrechándonos entre sus brazos nos decía: • Mientras estemos todos unidos, juntos venceremos las dificultades para salir adelante, - pero papá Fernando un poquito molesto nos reprendía: • Ustedes ya están en edad de comprender que para proteger nuestras vidas y al no tener que poner a cocinar en la olla tuvimos que venir hasta acá, dejando a la familia, vecinos y amigos, pero gozamos con la dicha de ser recibidos en Ecuador, donde la mayoría de su gente, si ha tenido una actitud noble y humanista. Mi Margarita Bonita como yo le decía a mamá, con su carita de ternura y ese sentimiento de protección una vez más nos dijo:


Vamos, vamos, vamos que se está haciendo noche, y no quisiera que nos pase algo… Bajamos aprisa, pero también con precaución, mientras me animaba el deseo y la esperanza de vida y que Dios me ayude a ser una persona útil a mis padres y a la sociedad en un futuro no muy lejano.

Luego de algunos minutos de descenso ya estuvimos al pie del cerro Abuga, nos pusimos las mascarillas y como empezaba hacer frío saqué la gorra para ponerme sobre mi cabeza. Papá como siempre muy precavido, había traído una linterna, y era él quien nos iba alumbrando en el camino. Miguelito -a quien le decíamos así con cariño- el payasito de la familia nos iba haciendo reír con sus chistes y ocurrencias: - Sólo falta que nos confundan con ladrones y nos hagan eso de la justicia indígena, -ni Dios permita decía- con un hondo suspiro, mamá; luego se persignó… No habíamos dado ni veinte pasos de la última ocurrencia de Miguel, que un perro bravo por poco le muerde a Papá… •

¡Perro desgraciado!, - solo avanzó a decir, del tremendo susto que se pegó.

Desde el zaguán de la casa cercana una voz se oyó decir: - Perro challaska, entra, entra antes que te rompa la rabadilla… - Oyendo eso todos reímos ja, ja, ja. Pero esa voz me sonaba conocida, era la Directora de mi escuelita donde estudiaba… - Lcda. Rosita, buenas noches, -Con que emoción que la saludé, y corrí a darle un abrazo. Luego todos saludaron, y no hacía falta preguntar de donde veníamos porque ella mismo dijo, -Ya sé que vienen visitando a Mamita Virgen. Vengan, vengan, pasen esta no es mi casa, pero sean bien recibidos, yo justo vine a visitar a mi abuelita Teresa y que linda coincidencia de encontrarme con ustedes. Esperen, justo está caliente el fogón, pongo una ollita para hacer un cafecito y nos sentamos a conversar un ratito, porque mi marido es muy celoso, no demora en empezar a llamar al celular… Nos sentamos en unos troncos redondos de madera seca de eucalipto, y mientras el carbón avivaba la llama, ella decía:


• Sra. Margarita, Don Fernando: Ustedes si se han sacado la lotería con sus guaguas, tan dedicados para el estudio, hasta diploma ganaron…sus profesoras me contaban que ellos mismos venían a recibir las tareas semanales. Miren tremendo ejemplo de Ángel que en medio de su discapacidad física no se siente incapaz de estudiar, por el contrario, es un muchacho preocupado en aprender y ser un buen estudiante. • Gracias Lcda., - dijeron mis papás. • A usted tenemos que agradecerle, porque con su ayuda nuestros niños pudieron ser recibidos en la escuelita rural de Bayas. Mientras la Lcda. Rosita venía con un rico café caliente pasado por la chuspa, nos invitó a que cambiemos de lugar y nos sentemos alrededor de la mesa. Ahí fue donde mamita Margarita dijo: • Su gran calidad humana y profesional ha hecho posible que mis hijos sean bendecidos al estar en la escuela que usted dirige ya que es un espacio muy tierno, lleno de alegría y solidaridad. Los chicos como extrañan el no poder estar en clases presenciales. Papá continuó: • Usted hizo la función de lideresa del grupo de maestras, quienes se empeñaban haciendo hasta lo imposible para que Ángel sea tratado de su problema auditivo en medio de los difíciles trámites burocráticos para poder obtener su carnet de discapacitado. Mamá le interrumpió: • Fue una travesía dolorosa, casi comparada como la que soportamos al salir de Venezuela hasta llegar acá, pero valoramos su vocación de maestra que hasta sacrificando sus “tiempos libres” buscó maneras para nivelarlo en sus conocimientos. Los dos muchachos sabían que cuando las personas mayores conversaban, ellos debían de escuchar y guardar silencio, • Perdón que interrumpa - murmuró Ángel: • Licenciada ahora valoro la enorme, dura y sacrificada labor de los profesores, que con vocación cumplen esa misión tan digna y noble, de enseñarnos nuevos conocimientos.


• Gracias por tus palabras, las recibo con humildad dijo la maestra Rosita y continuó: - Bueno fuera que todos pensaran así, hay gente que nos dicen que ganamos el sueldo “echaditos”, ojalá que estudiantes como Ángel, se multipliquen para sacar adelante a este país del mal de la corrupción. Se necesita una nueva generación que dirija los destinos de la NACIÓN, con patriotismo, honestidad y sobre todo, inspirados en el servicio a la colectividad. Mientras la maestra nos hablaba, una llamada telefónica interrumpió la conversación, era su esposo para preguntarle si todavía seguía en la casa de su abuelita. Levantamos las tasas de la mesa, enjuagamos y secamos en el fregadero. Le agradecimos a la Licenciada Rosita por los alimentos que nos brindó y nos despedimos agradeciéndole por todo su apoyo y colaboración para salir adelante. Ella contestó, • Ustedes si saben dónde vivo, vayan uno de estos días para continuar con esta interesante conversación que queda pendiente… • Así será Lcda., dijimos mientras hacíamos la señal de despedida con los brazos en alto... Ya había caído la noche y continuamos con nuestra marcha, llegando luego de un par de minutos más a esa tremenda casa patrimonial donde vivíamos, que tenía muchos cuartos de alquiler; abrimos la puerta principal sin hacer mucho ruido, pasamos el patio, subimos las veinte y cuatro gradas hasta llegar a ese cuartito que nos servía de alojamiento, un lugar pequeño pero que entre todos lo habíamos hecho un ambiente muy acogedor, ahí era lo de menos no tener cosas lujosas, ya que mi principal lujo era contar con una familia luchadora, que día a día le hacía frente a los innumerables desafíos y dificultades. Antes de acostarnos a dormir, nos cepillamos los dientes y todos nos pusimos de rodillas para orar y dar gracias a Dios, mañana muy pronto como de costumbre nos levantaríamos para empezar una nueva semana… Al siguiente día nuestros papás luego de desayunar se despidieron dejándonos algunas tareas que hacer, como arreglar el cuarto, lavar nuestra ropa, prepararnos la comida, ya que ellos volverían como de costumbre pasadas las seis de la tarde, los sacrificios que ellos hacían para poder sobrevivir e intentar ahorrar un poquito, para en un futuro no muy lejano tener la esperanza de poder volver a nuestro país de origen. Mientras limpiaba el cuarto encontré una foto familiar, yo me parezco a mamá, en el color de la piel, tengo sus ojos cafeces claros, la contextura del cuerpo y el pelo lacio brillante; mientras que Miguel es delgado como papá, su piel más oscura y el cabello un poco rizado de color


negro…Viendo la foto me llenó de tristeza ya que mis papás se habían envejecido en tan poco tiempo, a pesar de no tener ni 35 años cumplidos; en mi papá se reflejaba más el sufrimiento ya que unos profundas ojeras le colgaban debajo de los párpados, mamá ya nunca más volvió a usar maquillaje en su rostro y es una pena que ya no la pueda ver con su larga cabellera suelta, porque ahora se recoge o se hace un par de trenzas… Con mi hermano solíamos dedicar nuestros ratos libres a la lectura, algunos libros que leíamos nos prestaba un vecino que arrendaba otro cuarto al frente del nuestro. Él estudiaba para abogado y también trabajaba, para ayudarse con sus gastos, será porque la historia de él era parecida a la mía, que tenía la ilusión de llegar a ser un conocedor de las leyes para ayudar a los demás. Tuvimos que interrumpir lo que estábamos leyendo porque ya mismo era el medio día y debíamos de cocinar un arrocito para almorzar, pero aprovechando que nadie ocupaba la lavandería debíamos de bajar al patio para lavar la ropa sucia. Mientras Miguel jabonaba la ropa y yo la enjuagaba, Héctor nuestro vecino llegó de la calle con su mochila en la espalda y un manojo de guineos y unos panes en una funda, sacó dos panes, y dos guineos, y nos brindó, mientras nos decía: - Eso sí es un trabajo en equipo, - luego nos preguntó: - Muchachos que les pareció el último libro que les presté, no se descuiden en la lectura, diciendo eso se fue… Hicimos una breve pausa con mi hermano para comer el pan con guineo y continuamos lavando la ropa, fue en ese momento que pasó por mi mente como si fuera una película mi triste historia de no poder sacar el carnet de discapacidad, a pesar de la ayuda recibida por la Directora y demás maestras quienes se dieron en cuenta que tenía “algún problema” que merecía un chequeo médico. Con ellas fui donde un médico conocido, luego de examinarme, recomendó que por mi grave y delicado estado de salud, debía de sacar mi carnet de discapacidad. Después acompañado de mis padres acudí al Ministerio de Salud para una evaluación médica; lastimosamente, luego de la misma y de la serie de trámites a seguir, no pude culminar con el proceso de obtención del carnet debido a que solo contaba con mi partida de nacimiento y no tenía mi cédula de identidad; y lo que es peor, que mi registro de identidad excedía de los diez dígitos, razón por la que, el sistema ecuatoriano no me permitía acceder a este carnet.


No podía seguir pensando con la cabeza vacía, por lo que con mi hermano nos apuramos en colgar la ropa en los cordeles, y subir a preparar alguna comida que nos llene el estómago. Luego de almorzar, arreglamos todo lo que estaba desordenado, descansamos un poco y fuimos a devolver los libros a nuestro vecino Héctor…Tocamos su puerta toc toc... Siii…Quien… • Hola muchachos, • Le venimos a devolver sus libros…. Mi vecino Héctor estaba al tanto de todo el trámite que hice para tratar de conseguir el carnet de discapacidad, y viendo mi cara de preocupación me dijo: Que te parece si le escribimos una carta al Lcdo. Lenin Moreno, presidente de la República, luego vemos la manera de que le llegue a él y que se entere de tu historia… • Si, si - le dije • Me parece fabulosa su idea. Acto seguido, Héctor se puso a redactarla: Quito, 7 de Septiembre del 2020 Sr. Lic. Lenin Moreno Garcés. PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR Su despacho. De mi consideración: Con un atento y cordial saludo me dirijo hacia usted, y le deseo los mejores éxitos en su gestión al frente de todos los ecuatorianos. Quien le escribe es una persona que padece de tres vulnerabilidades: soy niño, migrante y discapacitado; gracias a la iniciativa de los directivos y maestros de la escuela de Bayas donde estudio, que me acompañaron donde un médico amigo, quien luego de un chequeo médico me recomendó que por mi delicado estado de salud, saque mi carnet de discapacidad. Luego fui al Ministerio de Salud, donde realizamos varios trámites, pero no pude concluir porque solo tenía mi partida de nacimiento, no contaba con mi cédula de identidad y lo que era peor, que mi registro de identidad pasaba de los diez dígitos, razón por la que el sistema ecuatoriano no me permitió acceder a este carnet.


Los convenios internacionales garantizan los derechos humanos de todos y privilegian a las personas de la tercera edad y personas con discapacidad como yo, sin embargo a pesar de todo el recorrido que he realizado -hasta la actualidad- no he podido obtener este tan “anhelado” carnet de discapacidad. Desde su ejercicio como Vicepresidente de la República, usted mostró la vocación por trabajar con los sectores más vulnerables, principalmente con las personas que tenemos algún grado de discapacidad asumió el compromiso de velar por la salud y protección de esos “seres humanos invizibilizados” las personas discapacitadas a través de la Misión Manuela Espejo, ahora ha continuado con ese ardua labor dentro de su Gobierno Nacional y del CONADIS mejorando la calidad de vida de las personas con discapacidad y sus familias; a lo mejor la burocracia le impide ver esta difícil y dura realidad en la que me encuentro. En este peregrinaje de esperanza he buscado el apoyo del MSP con respuestas -hasta la fecha- totalmente tristes, sin saber cuánto tiempo tengo que esperar para obtener -de manera legal- mi carnet de discapacidad y, de esta manera, acceder a los derechos y beneficios que consagra la Ley de Discapacidades. Estoy consciente que soy un niño discapacitado, hasta el momento solo he recibido negativas a mi petición, por lo que espero que dé respuesta a estas preguntas: ¿Si la Constitución ecuatoriana consagra la ciudadanía universal, por qué un niño de Venezuela no puede obtener un carnet de discapacidad?, ¿Si los niños, los migrantes y las personas con discapacidad son un grupo de atención prioritaria, por qué siguen sobresaliendo modelos que limitan el ejercicio de los derechos?, ¿Por qué prima las formalidades frente a los derechos de las personas con discapacidad?, ¿Si la realidad ha superado a la legalidad, por qué en consideración a mi condición y estado de salud no me otorgan el carnet de discapacidad? Animado por la más firme confianza en su vocación humanista y de servicio a los discapacitados, ante usted acudo y solicito, que se digne interponer buenos oficios, a fin de que se me atienda favorablemente mi requerimiento. Sin perder la fe suscribo la presente carta también al Dr. Juan Carlos Zevallos, Ministro de Salud y al Señor Director Distrital de Salud de Azogues. En espera de una pronta y favorable respuesta me despido de usted dándole mis sentimientos de afecto. Atentamente, Ángel S.


Luego de que mi vecino Héctor terminó de escribir la carta sentí un gran alivio, renacía en mi un sentimiento de esperanza, aguardaba con impaciencia que lleguen mis papás para mostrarles y leer lo que ahí estaba escrito. Luego de algunas horas ellos llegaron y a pesar de estar cansados, siempre se mostraban de buen humor, dedicándonos tiempo; les comenté la carta que había hecho con la ayuda del vecino, escucharon con atención cada una de las palabras que leía. Al final nos abrazamos y unas lágrimas de felicidad derramamos, yo tenía la seguridad que así como conmoví el corazón de mis padres, también conmovería el corazón de las autoridades que nos gobiernan. Con mis papás decidimos el fin de semana ir a visitar a la Lcda. Rosita para que nos ayude haciendo las gestiones necesarias para enviar esta carta. Aunque recién empezaba la semana, esperaría ansioso que ya fuese el sábado. Era la hora de merendar, no sin antes agradecer por los alimentos que Dios puso en la mesa, teníamos también la costumbre de empezar con la frase de una oración para que cada uno de nosotros la vaya continuando, papá era el que siempre empezaba: Amado Dios, gracias por la dicha de hoy estar sanos, no sabemos que nos espera el día de mañana, a lo mejor podemos sufrir alguna discapacidad; es por ello, Señor quita la venda de los ojos para que de verdad reconozcan los derechos que tienen aquellas personas que padecen de esa condición y que se haga justicia por mi hijo Ángel. Luego continuó mamá: Dios, consciente estoy que la discapacidad no es exclusiva de ninguna persona en particular, ya que todos la podemos padecer así sean mestizos, afro-ecuatorianos, indígenas, blancos, cholos, etc. Por eso Jesucristo te pido que ablandes y concientices los corazones de los demás. Era el turno de Miguel: Padre Santísimo, la discapacidad no distingue de clase social, ya sea pobre o rica; gente profesional y que no tenga preparación; estén en el campo o la ciudad. Protégenos y cuídanos, siempre. Mis papás y mi hermano ya habían dicho casi todo, yo solo añadí: Amadísimo Dios, le pido que el Gobierno establezca una atención primaria a los migrantes, que ponga mayor empeño a las personas con discapacidad y así poder vencer el doloroso drama, de sentirnos ajenos en otro país. Todos en una sola voz, concluimos diciendo AMÉN… Esa noche mientras todos descansamos, la claridad de aquella luna llena hizo que me despierte, y mirándola a través de la ventana junto a mi cama, me puse a recordar lo que estaba soñando…


Soñé que se hacía presente en la inmensidad del firmamento la mano de Dios, y en medio de su manto protector, se extendía generosamente dejando volar a un Ángel, que tenía como misión en la Tierra, la de cumplir con algunos encargos muy urgentes; entro ellos darme mi carnet de discapacidad, que mejoraría mi calidad de vida, junto a la de mi familia. Sentía una vos prodigiosa que me decía, lee, pero lee mucho, los grandes talentos necesitan libros en que alimentarse, tanto como una oveja necesita el pasto para sobrevivir, al leer mejorarás tu conocimiento para ser un hombre de bien. El Señor me está diciendo que por mis buenas calificaciones en la escuelita puedo más adelante escribir cuentos o poemas... Me desperté con el deseo de regar esa planta sorprendente que ha surgido de un modesto jardín que crece con el follaje natural, así como un libro, se nutre con la savia del saber... La intensidad de la luz que brillaba detrás de las alas doradas de aquel Ángel me dejó ver a un muchacho que leía, estudiaba y escribía. Y cuando no tenía la luz hundida en las páginas de un libro o las hojas de un cuaderno, podía encontrarse en alguna de las pendientes rocosas, sujeto con fuerza a una gruesa rama de eucalipto, envuelta en un cordel. El cordel entonaba su canto al ser agitado por el viento, mientras subía y subía. Atada a su extremo volaba una paloma blanca meciéndose bajo la llamarada del sol, no tenía más que transformar aquel diamante escarlata en una mariposa gigante, o incluso en un ser majestuoso como la Virgen de la Nube. Vi en mi ensueño que se abrían nuevos bríos en un pueblo hermanado que haga posible la convivencia plena del ser humano en armonía con la naturaleza; un Estado que apoye de verdad a las organizaciones de los migrantes y que los discapacitados tengamos los mismos derechos para amar y defender la vida. También presencié campos floridos, rescatados por el poder invisible de ese Ángel, que estrechaba con su esencia de dulzura y pensamiento la armonía familiar y de una sociedad que ha curado sus heridas sociales, unidos por el principio de integración latinoamericana, desterrando el racismo y la xenofobia. Era un lindo sueño esperanzador del que no quise despertar, pero a lo lejos mirando el titilar de una estrella confidente que parecía hacerme un guiño, sentía el pleno presentimiento que venían TIEMPOS DE CAMBIO…

FIN


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