Raíces y esperanzas

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Vanessa Elizabeth Endara Cano Escritora y Actriz en proceso. Nació en Tulcán en 1997, comenzó a escribir por motivación de la pandemia. Autora de la obra de Teatro: Ser mamá soltera en tiempos de cuarentena, la cual, se presenta en el Festival Internacional Encae V 2020 y escritora en Cuentosaurio. Estudiante de Teatro de la Universidad Central del Ecuador. Colabora en Viajeros en Cuentos como Mentora en “Freddy el conejo” y escritora en “Raíces y Esperanzas”.

Carolina Chinde Ilustradora y Cantante Nació en la ciudad de Quito en 2005, comenzó a Ilustrar desde muy pequeña inspirada en sus caricaturas favoritas. Canto y actuación en clubs del Colegio “La Dolorosa”. Ilustradora en Cuentosaurio y @Carituu_na



Para todos los niĂąos que tuve que ver como cruzaban las fronteras dejando su hogar y Diego, que me quiso dar un pedacito de su tiempo, al contarme su historia.



Lili despertó, miro a su alrededor y todo estaba igual, su abuelo se encontraba sentado en la mecedora mirando por la ventana, lucia triste y cada día más viejo y maluco, luego estaba su madre, Roxana, parada en una esquina de la cocina mirándose las uñas de los dedos, pensando que podría cocinar con los pocos ingredientes que iban quedando en la despensa y su padre, Pascual, como siempre, leyendo el periódico <<por si encontraba algún trabajo>>. Todas las mañanas eran igual, la niña de tan solo 6 años ya sabía la rutina que llevaban hace dos años. Afuera, las personas en la calle, pasaban sentadas pidiendo unas migajas de comida, para poder subsistir. Lili sabía que su situación en la casa era mucho mejor a la de los demás. Esa mañana el calor inundaba la habitación, el agua que habían alcanzado a recolectar en grandes propóleos, estaba por terminar y pronto ya no habría para las necesidades básicas. La pequeña se sentó junto a su abuelo Pablo y le dio un beso en la mejilla, él al sentir esto, parecía como si reaccionara de un profundo sueño, le sonrió acogedoramente y las arrugas de su rostro parecía como si se difuminaran con este gesto, finalmente la amapucho fuerte. Pablo, era un arquitecto, el cual tras su jubilación comenzó a manejar un taxi como pasatiempo, dada la situación económica tuvo que venderlo. Ahora, solo miraba por la ventana y se paraba únicamente para ir a dejar a su nieta a clases de futbol y a la escuela que como decía su mama << gracias a Dios>> eran gratuitas. Lili era muy buena jugando futbol, era la delantera y sabía que cuando fuera grande, cumpliría su sueño de vivir en Paris o Perú, por su profesión; su abuelo se reía al escuchar esto y decía que lo conseguiría ya que tenía sueños grandes. Esa tarde, al regresar Lili de sus clases de futbol, encontró a todos sentados en la mesa pequeña; tomando un poco de café, estaban con una sonrisa un poco torcida, esperando a la niña para dar una nueva noticia.


- ¿Qué paso, mami? Dijo Lili, un tanto curiosa; por la situación. - Nada pequeña, solo que tu…Tía nos invita a pasar vacaciones en su casa. - ¿Cual tía? Pregunto la niña, un poco extrañada; ya que jamás había conocido tía alguna. -Ella vive en Ecuador-Tulcán, dice que hace mucho frio en esa parte del país, pero que es una ciudad pequeña y nos gustará. -mmm… ¿Y mis amigas, mami? Dijo con inquietud, con unos ojitos un poco aguados. Todos se rieron tristemente en la sala, que poco a poco se iba desgastando el color de sus paredes. -

Lili, solo serán vacaciones, todo estará bien. Lo prometo.

Al siguiente día, La chiquilla despertó y ya estaban todos empacando. En la casa parecía que había pasado un remolino, los armarios estaban casi vacíos. La cocina había sido saqueada; sin embargo, su abuelo seguía sentado en la misma mecedora con tranquilidad. -

Hola, abuelo…- Dijo Lili algo preocupada.

-

Buen día, cariño – respondió el. Se lo veía más triste de lo habitual y parecía que la noche anterior le hubiera agregado unos diez años.

-

¿Por qué no empacas tus cosas, papito? Dijo Lili, a su abuelo.

-

Cariño alguien tiene que esperarte cuando vuelvas, rio tristemente. A Lili se le abrieron completamente las pupilas de sus ojos, así comprendió la situación. << Abuelo no vendrás con nosotros, me mentiste>> la niña se puso a llorar desconsoladamente. Pablo tomo por los brazos a su nieta y la abrazo tratando de calmarla con dulces palabras.

-

Te amo. Lili, cuando regreses de tus vacaciones, yo estaré aquí esperándote.

-

Te amo, abuelo- dijo con lágrimas aun, en sus rosadas mejillas.

La despedida fue algo rápida. Los padres lucían como si el futuro que venía sería maravilloso; al contrario, para la niña era algo temeroso y para ocultarlo se masticaba las uñas de las manos con nerviosismo ya que no conocía Ecuador, ni tampoco a su Tía, de la que ayer recién la habían mencionado.


Al salir de casa, todos tenían la sensación de que las cosas cambiarían, tomaron sus maletas y agarraron el primer taxi que circulaba por las calles. Al llegar a la estación de buses, compraron los boletos y emprendieron su viaje. Lili nunca había salido de su pueblo, así que era todo novedoso para ella. Por suerte, su madre se sentó a su lado por si acaso su hija, seguía intranquila. Al principio fue maravillada con los paisajes, se pudo ver a lo lejos como en las playas el mar lazaba unas gigantes olas y como poco a poco iban desapareciendo hasta volverse extensiones verdes llamadas llanuras, el cambio de estos lugares le parecía a Lili sorprendente. El viaje duraría entre 3 a 4 días, así que sabía que sería, muy cansado, tomo el brazo de su madre y prefirió dormir ya que normalmente, cuando se subía a los vehículos y pasaba mucho tiempo, terminaba mareándose. Al cerrar sus ojos, la chiquilla no tardo en caer en un profundo sueño, donde llegaba a una casa desconocida, las paredes lucían viejas y una puerta café entre abierta y cerrada la recibía; ella entro un poco temerosa, en la habitación pudo divisar a alguien sentado en un taburete, mirando por la ventana. Era Pablo, la pequeña corrió a abrazarlo alegremente, pero este al verla acercarse se desvaneció mágicamente con el aire. Lili despertó de un salto, asustada y muy confundida, Roxana, retuvo con sus brazos a la niña para que no se golpeara en el autobús. << ¿Todo bien, Lili?>> la niña solo asintió con la cabeza, más sabia en el fondo de su corazón, que había dejado una parte muy importante de ella en Venezuela Después de dos días de viaje, ya se en encontraban en Colombia, había muchas montañas y todo lucia muy verde, en el bus el calor comenzó a inundar, los olores de todas las personas se mesclaron y era muy difícil ya identificarlos. La niña ya comenzaba a sentirse incomoda, no habían comido algo que realmente llenara su estómago, y las arepas preparadas por su madre ya estaban cansando un poco. Todos no se había cambiado de ropa, así que ya se sentían sudados y algo apestosos, los mareos de Lili venían cada tres horas, por lo que mejor prefería pasar dormida.


Entre sueños sintió un ¡clac! ¡Pum! El autobús se detuvo. Por la parte delantera de este, salía una nube grande de humo, el chofer desesperado se bajó a ver qué pasaba, y entre gritos comenzó a bajar a los pasajeros. Lili asustada se agarró del cuello de su madre, bajaron todos de inmediato. El autobús se había dañado y ya no podía continuar con su camino. Pascual tomo todas las maletas que pudo a su hombro y Roxana cargo con una mano a la niña que por el momento se encontraba asustada y perdida, con la otra mano hizo su mayor esfuerzo para ayudar a su esposo. Así comenzó la travesía, en medio de la carretera,

había:

mujeres,

niños,

mascotas que acompañaban en este recorrido el cual el objetivo sería llegar a Ecuador. Pasaron 4 horas caminando, sin saber si pronto llegarían. Lili cada vez se sentía más débil y el agua había terminado. Entre toda la gente se daban ánimos para continuar, pero muchos preferían quedarse a descansar en plena carretera, pidiendo que alguien los pueda llevar. Casi ningún carro se detenía. Las esperanzas de pronto llegar, se iban desvaneciendo conforme avanzaban. Llego la noche, en el momento justo que pensaron parar, una luz se divisaba en el horizonte, Roxana alegre agarro más fuerzas y con todas sus maletas dio ánimos a su familia para seguir adelante. ¡Llegaron a la frontera! Estaban muy emocionados, se encontraban en un punto entre Ecuador y Colombia, le llamaban el puente de Rumichaca...Este era un helado lugar muy diferente de donde ella vivía, había mucha gente del mismo país que se encontraba ahí parada, haciendo una larga fila para poder ingresar a Ecuador. Lili prefirió sentarse en una vereda de la calle, ya que la espera para que le toque el turno a su familia seria larga.


El frio era tremendo, una gran neblina los cubría con su manto; todas las personas usaban más de dos abrigos, gorras, guantes de lana. sus padres lo único que decían era que << ojalá no llueva>> ya que tendrían que pasar la noche ahí. Hicieron a un lado sus cosas y abrieron una tienda de camping que Lili jamás se dio cuenta que sus papas habían llevado, al fin se sintió mas cómoda, todos entraron ahí y se abrazaron. Lili se sentía un poco desconcertada, no entendía lo que sucedía, ¿por qué habían viajado a Ecuador y dejaron a su abuelo? Abrazo a sus padres y lágrimas comenzaron a derramarse por sus mejillas, ellos la abrazaron << todo estará bien Lili, nosotros te cuidaremos los mejor que podamos y nada te faltará ¡veras que la nueva vida en Ecuador, te encantará! >> Lili se sintió mejor al escuchar esto, así que se limpió sus lágrimas y quedo profundamente dormida en los brazos de sus padres. Al siguiente día, todos ya estaban despiertos, aún no había salido completamente el sol, así que la pequeña supuso que era entre las cuatro o cinco de la mañana. La gente estaba lista para seguir esperando, por un lado, había hombres jugando barajas, por otro, niños corriendo, personas deambulando para pasar el rato y otros haciendo amigos para amenizar el tiempo. Lili tenía hambre y dio un gran bostezo para alertar a sus papas, su mama al darse cuenta de esto, saco rápidamente otra arepa, la pequeña miro su comida, en su mente dijo ¡guacala! pero solo lo expreso con un pequeño puchero, al final se lo devoro todo, pues el apetito había ganado. Llego así las 4 de la tarde, cuando al fin fue el turno de la familia de la pequeña. Los papas habían sacado algunos documentos, parecía todo en orden, ella se dio cuenta que los hicieron pasar rápidamente, al contrario de las otras personas que tenían problemas y no los dejarían acceder a Ecuador. Tuvieron que pasar caminado el puente, al inicio de este, un letrero gigante les saludaba diciendo: ¡Bienvenidos a Ecuador! Parecía algo bueno pues todos al cruzar y ver esto, se alegraban y unas sonrisas algo melancólicas se dibujan en sus rostros. Pascual de pronto, dio un grito de victoria y su mama lo acompaño en la alegría, Lili no entendía nada, solo los miro extrañada mente. Sus padres comenzaron a llorar de la emoción y abrazaron a su hija con amor, el papá la tomo por sus brazos y la alzo con todas sus fuerzas llevándola así a sus hombros y sentándola ahí como caballito.


Comenzaron a caminar con todas sus maletas y así pasaron unos 5 minutos, cuando de pronto apareció de la nada una voz chillona, que grito: ¡HERMANA! Todos regresaron a ver y una señora delgada y churrosa casi igual que Roxana se acercaba corriendo, parecía que les quería abrazar fuertemente. Lili supuso que ella sería la Tía. Parecía agradable, tenía aspecto de ser cariñosa. Se llamaba Paulina. Ella tomo en brazos a la pequeña y con cariño le dijo: - Al fin te conozco pequeña, ahora si tendremos más tiempo para compartir cosas y conocernos mejor, vas a ver cómo te gustara vivir aquí. La niña se sentía algo abrumada, solo sonreía, parecía todo bueno y no sabía cómo reaccionar. Paulina los subió a todos en un automóvil, color verde, y los llevo a su nuevo hogar. Al llegar a casa de su tía, Lili se dio cuenta que el lugar era muy bonito, aunque antiguo, había habitaciones para todos ya que su tía vivía sola. -ya saben que esta casa también, es suya. – lo dijo sonriente y feliz. - ¡gracias Pauli, todo salió según lo planeado! no sabes la ayuda que nos estas dandodecía sus padres La casa tenía cuatro habitaciones, dos baños, una sala, comedor y cocina, en el centro de esta había un gran patio con muchas flores de varios colores, los cuales alegraban el sitio. El piso era de madera el cual crujía cuando se lo pisaba y todas las puertas tenían candando que pronto Paulina les daría las llaves de estos. Paulina conto que la casa la había adquirido en un precio muy bajo, estaba en remate. Ella tenía un buen trabajo de doctora en el hospital y podía mantenerla, decía que la situación era mejor que en Venezuela y que ahí todos estarían tranquilos y podrían enviar dinero a su abuelo que se quedó solo. Esta idea puso de nuevo triste a la niña, que aún no se perdonaba por haberlo dejado.


Pasaron los días y parecía que las cosas iban mejor, su padre había encontrado trabajo en un restaurante como ayudante en la cocina, su madre ayudaba a un veterinario con los animales que llegaban ahí, a Lili le gustaba mucho ese trabajo, ya que pasaba tiempo con: perros, gatos, conejos, ya que la niña podía también cuidarlos. Lili pronto iría a la escuela, haría nuevos amigos, sus padres le dijeron que eran unas vacaciones muy bonitas y que era mejor alargarlas por algún tiempo. La niña estaba feliz, solo faltaba una persona para que todo sea perfecto y era su abuelo, lo extrañaba demasiado, aunque por las noches lo sabía llamar y escuchar su voz, sentía que no era lo mismo al no tenerlo cerca. Pasaron los meses y Lili fue a una escuela, que se llamaba “Alejandro R. Mera”, ella estaba feliz, ahí jugaba futbol con sus nuevas amigas y era una estudiante excelente, los profesores al entender la situación de la pequeña, ayudaron para que se adapte rápidamente y sus compañeros la incluyeron en sus grupos, aunque a veces se reían de la forma de hablar de la niña, Lili no le importaba y hacia juego de las bromas de sus compañeros. Al salir de clases iba al trabajo de su madre, donde le ayudaba al doctor con todos los animalitos enfermos. Una tarde al regreso de la escuela, Lili llego a su casa, tenía que almorzar rápidamente para ir al trabajo de su madre, cuando de repente, observo una figura sentada alado de la ventana, se acercó más, y este regreso a ver, le sonrió y sus ojos se llenaron de lágrimas de felicidad ¡era su abuelo! ella corrió a abrazarlo y cuando llego a la silla, él se había esfumado. Miro a todos los lados y en realidad no había nadie a su lado, se acerco a la ventana y afuera la calle se veía esplendida, el sol iluminaba las fachadas de las casas y una suave brisa silbaba, al contrario, adentro de la casa, se sentía una gran soledad y frio que recorría todo su cuerpo.


Lili esa tarde, lloro mucho, pero sabía que su abuelo siempre estaría en su corazón y ella en el de él, prefirió quedarse por primera vez, sola, toda la tarde en la casa, sentada en el taburete mirando a la ventana, como siempre recordaría a su abuelo.


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