Nuevas Aventuras

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AUTOR/ES: Yaireth Daymar Fonseca Rodríguez Melanie Isabel Cadena Villacrés Gabriel Mateo Malo Peñaherrera



Yaireth Fonseca, Mi nombre es Yaireth Daymar Fonseca Rodríguez, nací en Valencia Venezuela el 21/07/2008, tengo 12 años estudio 7mo grado de educación básica. Me gusta la música, dibujar, pintar el cine y los deportes

Melanie Cadena, Tengo 20 años y soy estudiante de la carrera de Medicina en la Universidad de Cuenca. Me encanta escribir historias, creo contenido para redes sociales y trabajo en mi crecimiento personal diariamente. Día a día intento inspirar a mujeres para sacar su mejor versión. Mi día perfecto es pasar con mi familia a ver película y comer mi postre favorito.

Gabriel Malo, Mi nombre es Gabriel Malo Peñaherrera, nací el 12 de septiembre de 1995, estudié diseño gráfico en la universidad del Azuay. Me gusta el helado y el dibujo, sin embargo, este es el primer proyecto en el que trabajo como ilustrador, me parece un proyecto muy lindo y espero que se repita en el futuro.



AGRADECIMIENTOS Agradezco a mis padres Henry Fonseca y Yajaira Rodríguez por siempre estar conmigo y ayudarme para que pueda cumplir mis metas, gracias por ser unos excelentes padres, también le agradezco a mi hermanita Camila Fonseca que siempre me ayuda y me da aliento para seguir y nunca darme por vencida. -Yaireth F.

Estaré siempre agradecida con las personas que están a mi alrededor, principalmente a mis padres y hermanos, quienes me apoyan en lo que desee emprender, gracias a mis compañeros de equipo, se hizo posible la escritura de esta historia. Ser parte de este proyecto cambió mi perspectiva de mi vida y es un motivo para luchar contra los diferentes caminos de discriminación. -Melanie C.

Agradezco a la fundación Munay Sayani por dejarme ser parte del proyecto. -Gabriel M.



NUEVAS AVENTURAS Hoy les quiero contar una historia que es muy particular, vienen a mi memoria recuerdos espectaculares, en la bella ciudad de Valencia; estaba habitada de seres gentiles y carismáticos; en especial quiero hablar sobre una familia de zorritos, era una familia muy unida y les encantaba su ciudad, esta tenía muchos edificios, playas, y ríos. Esta familia de la que les hablo, estaba compuesta por la mamá zorrita llamada Sara, el Papá zorrito llamado Juan, y sus


dos hijitas, la mayor se llamaba Victoria y la hija menor se llamaba Mía. Cierto día, papá zorrito hizo un anuncio importante a toda su familia, todos se debían movilizar a otro país; el cual se llamaba Ecuador. Todos

empezaron

a

empacar

sus

pertenencias, pues este viaje no se trataba de unas vacaciones, en este nuevo camino a la familia zorrito le esperaba múltiples nuevas aventuras, a pesar de que sabían que iba a ser muy difícil el cambio radical al cambiarse de país, se tenían el uno al otro


y eso para ellos era, es y siempre será lo más importante. Jamás olvidarán aquel día que salieron de Venezuela, el trayecto comenzó desde que cruzaron la puerta de su hogar, primero viajaron

desde

Antonio,

una

Valencia ciudad

hasta

San

fronteriza

con

Colombia, luego continuaron su viaje en autobús desde Colombia; este trayecto fue algo largo, durante varios días viajaron hasta que llegaron a Ecuador. Ahora sí, la familia completa estaba en el lugar destino, una vez que estaban en Ecuador su primera parada fue la bella


ciudad conocida como la “Carita de Dios” Quito, hermosa y grande con bellos paisajes, sus monumentos era lo que más resaltaba, pero también es una ciudad que la relacionan con el frío, pues, su clima es muy característico, aun así, si alguna vez ustedes

quieren

visitar

esta

ciudad,

háganlo, se las recomiendo; sigamos con la historia. Después de varios días, la familia zorrito estaba pasando la noche con familiares de los padres, todo marchaba de maravilla, pero había algo que ha esta familia no le gustaba del todo, recordemos que ellos venían de una ciudad cerca de la playa, por


esa razón al llegar a una ciudad muy fría no se sentían cómodos, por ello, los padres de Victoria y Mía tomaron la decisión de mudarse a otra ciudad del mismo país, esta era Cuenca, una ciudad aún más linda, sus parques e iglesias son atractivos turísticos espectaculares. En esta ciudad hay un parque llamado “Cajas” donde se puede pescar y estar al aire libre, caminar por senderos

y

hacer

muchas

cosas

maravillosas. Ahora sí, como esta ciudad no era tan fría decidieron quedarse en ella.


Todos esperaban acoplarse a la nueva vida, pusieron

el

máximo

esfuerzo

para

adaptarse rápidamente, este iba a ser su nuevo hogar, pues papá y mamá zorrito consiguieron empleo, así también iban a tener ingresos estables, por otro lado, las niñas zorritas Victoria y Mia entraron al colegio, en el cual al poco tiempo hicieron buenos amigos. A pesar del miedo que tenían las niñas por vivir una nueva aventura, pudieron llevarla muy bien, pues se divierten con sus nuevos amigos, entre ellos sabuesos, colibríes, perritos y demás; en la escuela hay varios compañeros de diversos lugares, se podría


decir que la diversidad era un factor importante en el entorno de las pequeñas zorritas. Sus lugares favoritos para pasar la tarde o divertirse en un fin de semana eran los parques donde podían jugar a la pelota, montarse en el sube y baja, balancearse en los columpios; estos momentos eran esenciales en sus días, ya sea con sus padres o amigos, disfrutaban de la diversión que tenían en Cuenca. Las nuevas aventuras, se vivieron desde que la familia Zorrito salió de casa, afortunadamente ellos fueron aceptados de


manera muy gentil en su nuevo país residente; de vez en cuando sentían actitudes discriminatorias, ya sea en un lugar público o en un lugar privado, pero aun así la familia estaba unida. Cierta mañana Mía la pequeña zorrita se despertó muy emocionada, por que pronto sería su cumpleaños y quería una fiesta de cumpleaños, así que decidió conversar con sus papás para que la apoyen, ellos accedieron de inmediato, pues querían ver feliz a su hija. Al día siguiente, ella comentó esto con todos sus compañeros de clases, ya que


quería que ellos fueron parte de este día tan especial; un compañero muy malvado dijo que, nadie asistiría a su cumpleaños, porque de seguro sería un total caos, la pequeña zorrita se puso muy triste al escuchar esto tan cruel, así que se fue corriendo del salón. Al llegar a casa comentó esto con su hermana Victoria, quien la consoló y aseguró que su cumpleaños sería el mejor de la historia. Llegaron los preparativos de la gran fiesta, empezaron a comprar toda la decoración color rosa; globos, serpentinas, vasos,


confeti, una enorme piñata y muchos dulces para compartir. Los días pasaban y la fiesta estaba próxima a suceder, ella iba todos los días de clase a contarle a sus amigos sobre los preparativos, pues quería emocionarlos tanto como ella ya lo estaba. El día tan esperado por Mia, había llegado, su vestido era perfecto, todo estaba listo para ser una gran fiesta; los minutos pasaban lentamente y ningún invitado había llegado; los almendrados ojitos de la pequeña zorrita estaban aguados, las lágrimas estaban a punto de salir, pues recordaba lo que aquel compañero de clase le había dicho, nadie iría a su fiesta. Sus


padres

y

hermana

estaban

muy

angustiados, no querían que el cumpleaños de la pequeña sea un desastre, querían verla feliz como siempre, esperaron por treinta minutos más; hasta que su mejor amiga Catalina una pequeña sabueso llegó, corrió a felicitar a su amiga y de pronto detrás de ella aparecieron todos sus amigos; la familia

zorrito

se

miraba

algo

desconcertada, pues no entendía que había pasado, mamá sabueso explicó que habían tenido problemas en el tráfico de la ciudad, ya que era día festivo y todos salían con sus familias.

Mia

estaba

muy

contenta,

agradeció a todos por llegar a su


cumpleaños y no dejarla sola en un día especial, mencionó que estaba muy triste porque no llegaban, y ella pensaba que no querían ir a su fiesta por creer que al venir de otro país iba a ser menos divertida. Ella tenía mucho miedo que la discriminaran por

haber

llegado

de

otro

lugar;

inmediatamente, su amiga sabuesa le dijo: -

No tienes por qué decir eso, todos somos iguales; nosotros no te vemos diferente, sabemos que vienes de otro lugar, pero eso solo te hace ser alguien aún más especial y valiente, porque tu has podido vivir esta nueva aventura de la


mejor

manera,

nosotros

te

queremos mucha amiga zorrita y de verdad queremos que siempre te quedes con nosotros. Al oír estas palabras todos se quedaron pasmados, pues una niña les había dado la mejor de las lecciones, los adultos miraron a los padres zorritos y les hicieron saber que jamás los van a hacer a un lado, entendieron que todos son iguales y no hay motivo de discriminación. Luego de escuchar el mensaje que la pequeña sabuesa les dio a todos, empezó la diversión, los invitados disfrutaron de la


comida,

la

música

y

los

juegos

tradicionales. Así acabó esta bella historia que nos enseñó que todos podemos estar unidos en un mismo lugar sin importar el lugar de nuestra procedencia. Finalmente, a quién lea este cuento, le quiero dejar un importante mensaje, a veces en la vida se te presentarán diversas situaciones, que deberán ser afrontadas con valentía, de esta manera podremos alcanzar nuestros sueños y metas, no importa lo que te ponga el camino tu sigue avanzando. - Yaireth Fonseca R.


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