Museodelarbol67

Page 1

Museo del Árbol Año 7 No. 67 Ene -Feb 2018

1


Eugenio Murillo-Fuentes. Atardecer. 2017. FotografĂ­a digital. 2


M u s e o d e l Ár b o l Año7 No. 67 Ene -Feb 2018

Publicación independiente sobre arte, cultura y sostenibilidad en Costa Rica, circula en Internet a través de la plataforma Issu.com. Por la calidad de diseño y concepto, posee desde su creación en 2010 el Sello de Respaldo de la Asociación Latinoamericana de Diseño.

Fotografía Carlos A. Bonilla Ceiba de Boruca, 2018.

3


4


FotografĂ­a de Eugenio Murillo, 2017. 5


Museo del Árbol edición No. 67 (Árbol Sagrado) ISSN 2251-3349

Grupo Editor Luis Fernando Quirós Rodolfo Uder Ilse Uder Nelson Moya

Museo del Árbol brota como un espacio de reflexión crítica y sensibilidad acerca del árbol en la naturaleza y en nuestras vidas. No es un museo físico, sino virtual, se accede a su espacio donde podemos movernos por sus páginas-salas.

Enero 2018

6


Artistas participantes Carlos Bonilla A Doreen Bákit Óscar Bákit Li Briceño Maurizio Bianchi Osvaldo Orias Alessandro Valerio Marcela Araya Illimani de los Ándes Mirta Castro Francisco Chacón Luis Chacón Gustavo Araya Montezuma Alexander Chaves Gould, Patricia Rucavado Eduardo Vargas Jara Marco Chia Carolina Valencia Marvin Castro Jacobo Agüero Xinia Benavides Rodolfo Uder Ricardo Ávila Milton Ávila Alexander Chaves Villalobos Mayela López Corrales Roberto Castillo Rojas Zulay Soto Giulio Vinaccia Elsa González Eugenio Murillo Oscar de la Cruz

La edición No. 67 explora las relaciones entre árbol y el ser humano, desde la visión de lo espiritual, o místico: lo que representa sagrado y que encunetra en la naturaleza cuando en un gesto sensible y profundo lo busca.

7


Árbol Sagrado

Alexander Chaves Gould. Desesperado demonio, incoloro. 2012. Colección de Museo del Árbol.

Iniciamos al año 2018 con la edición No. 67 de Museo del Árbol, visionando un compendio de creación fotográfica, gráfica, pictórica, escultórica, modelos, maquetas, poemas, relatos, crónicas o narrativas breves, todas referidas a la metáfora del “Árbol Sagrado”, intentando transmitir al visitante al universo de la virtualidad lo que representa el árbol en nuestras vidas y creencias. Interrogándonos quizás ¿cuál es esa visión propia de lo sagrado?, y en el caso de los artistas ¿qué representa esta figura a través de nuestra práctica artística? A esa pregunta podría responder que la mayoría de participantes en el proyecto que nos posibilitan las redes, poseen una fuerte visión de ese carácter de lo simbólico: un sujeto arbóreo (de)construido en su imaginación pero con aderezo de lo metafórico; otros, abogan porque todos los árboles lo sean -o sea sagrados, sublimes, divinos-, por tantos beneficios que traen al planeta, y por ende a la humanidad. En una breve repercusión de Li Briceño a un artículo de mi autoría publicado por la página WSI, y al observar ese gesto tan de naturaleza interior, la artista comenta: Se trata de una metáfora de nuestra realidad, la tristeza compartida del terruño cotidiano y la esperanza de mejores días volcando la mirada a lo sagrado, al inicio, a la comunidad y la energía de la naturaleza, el árbol sagrado que nos habita. 8


La estela de Pakal, en posición horizontal (arriba) deja especular sobre su signicado, ofreciendo una lectura distinta a cuando se aprecia en posición vertical (al lado). Abajo, dibujo de LFQ de una ceiba.

Axis Mundi La noción contemplativa de lo divino en las distintas culturas e historia son abundantes y arraigadas a las creencias, cosmovisión y diversas significaciones de índole tradicional. Para las culturas mesoamericanas y en especial la Maya, la ceiba -Ceiba pentandra- era distinguida con esa noción de lo sagrado, el Axis Mundi sosteniendo un orden de significados que atañen a la vida y muerte: desde el territorio de los espíritus o inframundo subían el grueso tronco hasta los ramajes para alcanzar el supramundo, universo o cosmos lo cual era digno de culto. La famosa estela del rey Pacal, encontrada en la ciudad maya de Palenque, Chiapas, México, muestra al rey reposando sobre los ancestros, y de su pecho yergue la ceiba coronada de ramajes de los cuales se alimentan los papagayos (la parlanchina y multicolor especie de aves tropicales). En otras especulaciones interpretativas de esta estela que recubría el recinto mortuorio de Pacal, al leerla en posición horizontal, la ceiba aparece como una nave interestelar que le permite al rey navegar por el cosmos. Bueno, no dista tanto de la idea ancestral que el árbol era el medio para subir y alcanzar lo superior o de carácter divino. Aclaro que esta última percepción no me gusta, pues los ancestros originarios fueron capaces de hacer proezas acordes con su época, no necesitaron de extraterrestres para edificar su arte, arquitectura, ciencia y cultura; pero es una especulación más del compendio que queremos abrir en estas páginas y en tanto el arte nos permite extender la visión hacia lo subjetivo explorando nuevos significados. 9


Nociones de árboles sagrados En las distintas culturas del planeta proliferan estos y otros ligámenes hacia los árboles, por ejemplo en África existe el impresionante baobab, de la familia botánica Malvaceae -pariente de la ceiba (Ceiba pentandra), el pochote (Bombacopsis quinata, familia Bombacaceae), el poponjoche (Pachira acuática), el ceibo y el toborochi de Suramérica (ceiba speciosa)-, ese voluminoso árbol africano es considerado una entidad sagrada.

Ceiba de Playa Negra, Guanacaste. Foto LFQ.

En la mitología maya leída en Popol Vu, el jícaro o árbol de la sangre –Crescentia cujete o el Crescentia alata-, posee otra distinción que lo liga al nacimiento de esa cultura, se relata que el árbol preñó a la princesa Ixquic madre de los míticos gemelos. Ella era hija de Cuchumaquic, uno de los Señores de Xibalbá, habitante del Inframundo maya. Los textos comentan que la doncella escuchó la historia de Hun-Hunahpú, un dios que había sido transformado en Árbol de Jícara, y motivada por el deseo y lo prohibido visitó al árbol quedando embarazada pues la salpicó de saliva en una mano, dando a luz a Hunahpú e Ixbalanqué. Se le llama además árbol de la sangre debido a su pulpa, una vez abierto el jícaro torna de una espesa gelatina de color sanguínea.

Uno de los murales de las culturas mesoamericanas, específicamente en San Bartolo, donde aparece pintada el árbol de jícaro. https://es.m.wikipedia.org/wiki/San_Bartolo_(sitio_arqueológico). Cortesía de la artista Lucía Madriz. Ejemplar del baobab, africano. Foto Google images 10


El Árbol de la vida en México, metáfora representativa de estas creencias donde en los ramajes se colocan todos aquellos objetos que conforman el entorno propio, similar al sentido funerario de los objetos de uso cotidiano que acompañan al muerto en su paso por el río donde moran los espíritus. La cultura mexicana es rica en este carácter de abordaje, también existe en ese país el ahuehuete –Taxodium huegelii, nociones que tienen que ver con lo divino. En las culturas de la antigüedad los ejemplos son muchos, para los griegos, los romanos, los celtas y otras extraordinarias legendas del género donde también se observa el simbolismo; recuérdese el mito de Dafne, la doncella perseguida por Apolo y convertida en árbol de laurel, de lo cual Maurizio Bianchi nos regala una hermosa reflexión.

Árbol de la Vida, México. Foto Google Images.

En el Antiguo Testamento se hace referencia al “Árbol del Paraíso del bien y el mal”, o “Árbol Prohibido del Edén”; como también se recuerda la zarza que ardía en la montaña de fuego, signo de la presencia de Dios en la Tierra cuando se aparecía al legendario Moisés en forma de fuego. No abandona este sentido cuando se habla de un brote del árbol de Jesé, en referencia a la llegada del tan esperado Mesías para el pueblo de Israel. El árbol de ahuehuete, en Mexico. Foto Google images.

11


Visiones de lo Sagrado

12


Lo literario La primera zona de abordajes reúne aquellos aportes literarios, cavilaciones sobre mitos, o que focalizan la enormidad del árbol y su significado en la naturaleza. Inicia el poema de Carlos Bonilla A, titulado Boruca: Fiesta de los Diablitos, el cual diserta con figuras y lenguaje lúcido y a la vez metafórico acerca de esta tradicional celebración del pueblo de Boruca y Rey Curré, zona Sur del país, iniciando el poema con la exaltación a la “ceiba de Boruca” entre los bosques y ríos que entona “la voz del espíritu viviente”. Doreen Bákit comparte una reflexión acerca de la importancia del guarumo (Cecropia peltata), el cual crece en los lotes baldíos ayudando a su reforestación, agrega una prosa poética de su padre don Óscar Bákit, del libro Garavito, nuestra raíz perdida, 1981, la cual versa sobre lo que somos “en un gesto arbóreo de telúrica magnificencia” -según sus propias palabras-, que enuncia nuestra relación con el cosmos y la naturaleza de lo sacro o divino. Li Briceño reflexiona sobre el mito del toborochi (Ceiba speciosa), y su significado para la cultura guaní, de Paraguay, en el Cono Sur. Refleja la creencia de esos antepasados originarios que ese sujeto arbóreo en particular representa a una mujer embarazada, la cual se escondió en el seno del árbol para proteger a su criatura de los celos de una deidad humana que la acechaba. El relato encuentra intextualidad con la fotografía de Alexander Chaves Gould, “la Mujer árbol”, la cual está embarazada y con ello nos relaciona a esas especies como la ceiba, el ceibo, e incluso el mismo baobab nativo del África. Maurizio Bianchi, esta vez, motiva nuestra introspección con un ensayo sobre el mito de Apolo y Dafne, la princesa que se convirtió en árbol de laurel (Laurus nobilis) , para huir de los deseos carnales de Apolo, relato corporizado por el famoso escultor del Barroco romano Gian Lorenzo Bernini, obra expuesta en el Museo de Villa Borghese de la ciudad de Roma. Osvaldo Orias recrea la historia de un poema de Goethe enviado a Marianne von Willemer, escrito en un papel que tenía pegado dos hojas del árbol ginkgo (Ginkgo biloba), una especie muy apreciada mundialmente por sus capacidades curativas y místicas y por ello se le valora como especie divina. Lo que se deduce de estas primeras percepciones es que las personas consideran sagrado a un árbol cuando posee relatos o mitos asociados, o por las propiedades curativas de sus hojas, corteza, raíces, en incluso porque la tradición ha hecho de esa especie centro de sus celebraciones y creencias mítico-religiosas. 13


BORUCA: FIESTA DE LOS DIABLITOS Carlos Bonilla A. 2 de enero 2018

Carlos Bonilla A.

-iSagrado es el ceibo porque es árbol. Sagrados los Kabrú-rojc por ser borucas, Sangre de la tierra, máscaras que esconden el corazón de Sibö, Salomas que se expanden entre bosques y ríos, la voz que clama, la voz del Espíritu Viviente. -iiCuasrán no deja que su Rostro sea mirado, Nadie conoce el rastro de sus huellas. El regresa con la luna, regresa a la nacencia perpetua de sus hijos, llena con sabiduría el corazón de los Mayores, fortalece los brazos, las piernas de sus guerreros, adoba con chicha y con yu-bú el alma de los danzantes, el ojo de los Guardianes, el fuego de los Matadores, Se ha desatado el Toro en la segunda luna.

14


Carlos Bonilla A. Ceiba de Boruca, 2018. FotografĂ­a digital 15


iii Por los caminos avanzan mujeres tejedoras, cocineras, mayoras, hombres danzantes, mascareros, flautistas avanzan bailando, brincando, impregnando el Viento con caracoles y salomas, el alma en trance envuelta en el tam-tam de los cajones. -ivEl corazón en zafarrancho de combate. El corazón, Cuasrán, los Kabrú- Rojc, en zafarrancho de combate contra el Toro. Los Borucas caen y se levantan, se levantan y caen los Kabrú-rojc, se cae y se levanta el tam-tam de los cajones, por todos los senderos, No caen los tejidos de la Memoria ni las máscaras de la resistencia. Por encima de las montañas la Alta Luna vigilante espera la hora del Espíritu Viviente, la hora de la Tumbazón.

16


Doreen Bákit

Doreen Bákit El Guarumo

Tiene una función importante, es el pionero del bosque. Cuando ya no quedó nada viene, crece, reforesta y prepara el ambiente a otros. Es sagrada su misión. El Guarumo Cecropia peltata Es un árbol típico de la vegetación pionera, crece en los rastrojos, por lo que es ideal para proyectos de reforestación. En realidad, el guarumo es una especie que en la propia vegetación intertropical tiene funciones de reforestación en forma natural, es decir, sin necesidad de que la siembren. Asimismo, no se puede hablar de una especie invasora, ya que solo ocupa espacios descubiertos de vegetación, desapareciendo tan pronto como la vegetación natural se regenera o restablece. Fuente Wikipedia

Doreen Bákit. Fotografía de un árbol de guarumo. 17


Garavito, nuestra raíz perdida Óscar Bákit Padilla

Somos la suma y la resta de nuestros antepasados. Pero con el saldo que nos queda en manos y venas, saldo en rojo, saldo en negro y muchas veces rojinegro, tenemos que pagar el derecho de gritar, de vivir, de escalar y vencer. Razas y linajes, raíces del hombre. Cada vez que sabemos algo más de nuestro origen colectivo o individual, más firmes nos sentiremos sobre la tierra. Más firmes para obligarnos más para dar más. Porque si tenemos los pies bien plantados en la tierra, con más valor miraremos al cielo y en un gesto arbóreo de telúrica magnificencia, abriremos los brazos para llegar más arriba, más arriba si podemos del destino que nos dieron con el saldo de nuestra herencia. Introducción del libro: Garavito, nuestra raíz perdida Autor: Óscar Bákit Padilla (1922-1998). Publicado por Jiménez & Tanzi, 1981

Doreen Bákit. Árbol en el atardecer. 2017.

18


Li Briceño TOBOROCHI. Interpretación de la tradición oral del árbol Toborochi (Samohú, Ceiba speciosa, Lupuna hembra).

Li Briceño

Upéramo (en aquel tiempo) en la espesa selva guaraní, cuando los territorios eran uno solo y los dioses poblaban la tierra como seres humanos, existían también los Aña (espíritus malignos), quienes de mil maneras lograban entrar en sus cuerpos para tentarlos e incitarlos a asesinar al Ava (hombre) Guaraní y robar a sus mujeres, siendo la oscuridad su aliada incondicional. Conocedores del peligro las aldeas resguardaban con celo a sus doncellas, para evitar que fueran capturadas por los espíritus tentadores comandados por el supremo Añangá, pero este que no perdía oportunidad se enamoró de una hermosa joven de ojos como dos luceros, llamada Araverá (Destello en el cielo). La menor de las hijas del Cacique Ururutï (Cóndor Blanco), solía cantar las más bellas melodías, las cuales provocaban que todo a su paso renaciera y floreciera, sus cantos eran conocidos en los distantes puntos cardinales, y las bondades sanadoras del sonido atraían a transeúntes de todos los rincones de la espesura que acudían a escucharla. Fue así como el espíritu Añangá supo de ella y en silencio, a ocultas la observó y la siguió hasta quedar obsesionado y prendido con su belleza.

Árbol Toborochi. Foto Google Image.

Como toda comunidad tiene sus maneras de proceder, al llegar a la edad en que las doncellas de la tribu se casan, el cacique envió mensajeros a todos los poblados con el afán de encontrar el esposo capaz de hacer feliz a su adorada hija. Llegaron dioses, caciques, príncipes, chamanes y artesanos, pretendientes dispuestos y con la esperanza de alcanzar el honor de ser aceptados como esposo de Araverá. 19


La espera no fue larga, la princesa de inmediato posó sus ojos y su canto en el dios Chinu Tumpa (Colibrí) con quien se desposó. Al paso del tiempo la princesa quedó embarazada y los payeses (chamanes, curanderos y adivinos) predijeron que el niño en el vientre, hijo de un dios y una mortal, sería el payé más poderoso encargado de acabar con los Añas desterrándolos del Yvy (tierra), lo que desató la furia de los espíritus malignos y una persecución incansable. Al enterarse del asedio y para proteger a su esposa e hijo, el dios Chinu Tumpa creó con su mente una apyhái veve (silla para volar), sentó a su amada y le pidió que partiera lo más lejos posible, a lugares más allá de la mirada. La princesa comprometida y deseosa de proteger al niño en su vientre huyó de un lugar al otro, subió a la Nbyja (estrella) quien al nacer le colocó los destellos en sus ojos, descendió al Amo tuguápe para (fondo del mar), a las recónditas entrañas del Yvyty (montaña) quien desde niña le enseñó la energía de los elementos, y a las sombras de la Tatatina (niebla), enfureciendo a Añangá y a toda su legión.

Árbol Toborochi. Foto Google Image.

Ya cansada de tanto vaivén y de no encontrar refugio seguro, al escuchar los pasos amenazantes de su hostigador, la princesa decidió resguardarse en el tronco hueco de un árbol. A medida que su Mitãí (niño) crecía en su vientre, el árbol se iba ensanchando, la raíz los alimentaba, sus ramas extendieron sus tupidas hojas y del tronco brotaron gruesas tatis (espinas) que impidieron acercarse a tocarlo. Pasaron las horas, los días, los intervalos y sucedió que un amanecer la selva entera escuchó el fuerte llanto de un niño y se estremeció de alegría, porque todos entendieron que el semidiós había nacido y el origen de la profecía empezaba a germinar, iniciándose el fin del poderío de los espíritus Añas y el comienzo de la liberación del pueblo Guaraní. Araverá reposa y perdura en la esencia del árbol, sigue entonando asombrosas melodías que juegan entre las hojas y es Yvytu (el viento) el encargado de llevarlas por todos los rincones, a ella se la ve salir al llegar la primavera convertida en ramilletes de flores, cuya fragancia y miel atraen al colibrí a beber de su néctar endulzado de amor, ese que ni las legiones de Añangá fueron capaces de destruir. Amor traducido en sentimiento de protección y valentía que aflora en las mujeres ante el peligro y amor que le permite a la tradición oral de los pueblos guaraníes seguir perdurando en el tiempo, relatando que el árbol abraza, envuelve y amamanta, corteza de salientes espinosos que aleja el tacto, renacimiento y metamorfosis de color y perfume, evolución de magia y espiritualidad que exhala fertilidad y supervivencia, porque el Toborochi tiene alma y es de mujer. Li Briceño-Artista Visual.

20


Maurizio Bianchi

Maurizio Bianchi Dafne y el Árbol

Desde el principio de los tiempos, los humanos, han hecho del árbol, un objeto de veneración. No existe cultura en el mundo que no tenga en su historia y mitología una o más plantas o árboles sagrados. La razón de esta actitud se debe al hecho de que las plantas y los árboles nos regalan la vida, proporcionando a todas las especies vivientes del planeta alimento diario, agua, aire, entre muchos beneficios. No debemos ser particularmente brillantes para ser conscientes de eso. Conocer en detalle la lista de plantas sagradas de cada lugar, sería interminable, por la cantidad de nombres y narrativas mitológicas propias, no podría escribirse en pocas páginas de una revista virtual como esta. El deleite al leer algunas de esas anécdotas, nos resultarían genial, como fantástico sería poder apreciar pinturas y esculturas con este tema, pero también tardaríamos muchísimo tiempo en investigarlas.

“Apolo y Dafne” de Bernini. Museo Villa Borghese, Roma. Foto Google Image.

21

Quiero contar algo que a mí me dejó la boca abierta, la primera vez que la vi. Se trata del grupo escultórico “Apolo y Dafne”, tallada en marmol entre 1622 y 1625, por parte del escultor italiano Gian Lorenzo Bernini (1598-1680), que esculpió a la edad de veinte años. Se encuentra expuesta en galería “Borghese”, museo de la ciudad de Roma. La historia que enmarca esta pieza es la siguiente: Apolo orgulloso de sí mismo al acabar con la vida de Pitones -enorme y monstruosa serpiente-dragón, guardián del famosísimo oráculo de Delfo-, ya de regreso a su casa, se burló de Cupido (Eros), el cual andada armado con arco y flechas; riéndose de él dijo:


Dime, joven afeminado: ¿qué pretendes hacer con esa arma más propia de mis manos que de las tuyas? Yo sé lanzar flechas certeras contra bestias furiosas y embravecidos enemigos. A lo que Cupido contesto: Conténtate con avivar con tus candelas un juego que yo conozco y no pretendas parangonar tus victorias con las mías. El “diosesillo” del amor, rencoroso por el altercado,y conociendo a Apolo, le tiro una flecha de oro para que al ver a la bella ninfa Dafne, se enamorara de ella; pero a Dafne le tiró una flecha de plomo, para encender odio y desprecio hacia su enamorado, así como desdén al encontrarse. En el instante de verse, Apolo se volvió loco por la ninfa de los bosques, y empezó a perseguirla sin descanso por todos lados. Dafne huyó sin detenerse en el bosque, hasta que ya sin aliento, llegó al río Peneo, o Ladón (según las traducciones) y ahí le pidió a su padre el dios del río, y a su madre Gea, diosa de la tierra, que la trasformaran a ella en árbol de laurel. Los dioses concedieron el deseo a su hija, que en el acto se trasnformó en árbol. Apolo intentó abrazarla y al tocarla, sus brazos se estremecieron al sentir las ramas. Desde ese momento Apolo veneró al laurel y como no podía casarse con un árbol, decidió que todo héroe futuro llevara una corona de laurel en su cabeza. Pero lo relatado hasta ahora no tiene nada que ver con lo tanto que me impresionó ver la escultura de Bernini. Se trata de la manera o técnica escultórica, la perfección en los detalles de sus figuras de tamaño real (243 cms de altura), son algo sublime. El trazo de Proserpina (Perséfone en la mitología griega) me dejo sin aliento; los dedos de las manos de Plutón (Hades en la mitología griega) sumergiendo en la pierna y el costado de ésta, levantado su cuerpo, son de una belleza indescriptible. Esas figuras me proporcionaron la idea de un cuerpo suave y cálido, no del frío bloque de mármol de donde emerge. Humana sensualidad y belleza transmiten al espectador aquellos bloques de blancos mármoles. Espero que esta historia nos haga reflexionar sobre la importancia de los árboles, que a mi manera de ver todos son sagrados. Si perdemos un exponente centenario o milenario –como suele ocurrir con la tala del bosque o hasta en la misma ciudad-, habrá que esperar siglos o milenios para poder reponerlos.

Detalles de “Apolo y Dafne” de Bernini. Museo Villa Borghese, Roma. Foto Google Image.

22


Osvaldo Orias

Osvaldo Orias Arguedas

Goethe envió a Marianne von Willemer una hoja de Ginkgo y el 15 de septiembre de 1815 en el Gerbermühle en Frankfurt (Alemania) él leyó su borrador del poema a ella y a sus amigos. El 23 de septiembre de 1815 él vio a Marianna por última vez. Entonces le mostró el árbol Ginkgo en el jardín del castillo de Heidelberg desde cuyo árbol tomó las dos hojas pegadas por él en el poema. (Ginkgo biloba, gingko o árbol de los cuarenta escudos familia Ginkgoaceae, género Ginkgo.)

23


Las hojas de este árbol, que del Oriente a mi jardín venido, lo adorna ahora, un arcano sentido tienen, que al sabio de reflexión le brindan materia obvia. ¿Será este árbol extraño algún ser vivo que un día en dos mitades se dividiera? ¿O dos seres que tanto se comprendieron, que fundirse en un solo ser decidieran? La clave de este enigma tan inquietante Yo dentro de mí mismo creo haberla hallado: ¿no adivinas tú mismo, por mis canciones, que soy sencillo y doble como este árbol?

Osvaldo Orias. Carta de Goethe, 2017.

24


Lo conceptual En la siguiente zona se aborda la visión de un sujeto arbóreo que no está presente en la imagen, porque es subvertido por la idea o representación a través de signos, asimilando posiciones más conceptuales, como por ejemplo las fotografías de Alessandro Valerio, quien implica nociones como “la ascensión, lo terrenal y lo subterráneo”, dentro del orden de lo divino: “esta diferenciación de su veneración hacia las cosas ha sido debido a su forma, su tamaño o sus implicaciones rituales”. Marcela Araya, con Árbol joven y Árbol Adulto, propone una construcción a través del juego de luz, color, transparencia y desenfoque que permite la tecnología Photoshop, para apropiarse del simbolismo y deducir la edad del o los sujetos, lo que a ella le parece destacable y demarcar la presencia espiritual de una naturaleza cambiante, que se transforma con el tiempo, pero al mismo tiempo es esencia -como dijo Heráclito: “Lo que permanece”. La artista nicaragüense del performance Illimani de los Ándes nos propone decantar el contenido de tres fotografías (tomadas por nuestro colaborador Noel Omar Saavedra), de su acción titulada Florecimiento, y agrega: “Quizás algún día formaremos parte de ese mundo donde se invocarán las flores”. Hermosa metáfora, que nos transforma en árbol el cual florece cada año -ciclo de vida o muerte-, en tanto al morir somos “sembrados” de nuevo a la tierra y de esos despojos brotará otra vida: un árbol, un arbusto, un matojo que tarde o temprano florecerá y dará semilla. Mirta Castro aborda sus visiones de naturaleza-mujer, enfocado desde metáforas de esas energías paralelas entre el árbol y su persona. Ella se ve como árbol e incluso comenta que lleva el nombre de uno: el “mirto” (Myrtus communis). Nos presenta un conjunto de fotografías de una instalación realizada en la Galería Nacional compuesta con aves y nidos, y tildo de conceptual esta propuesta en tanto no habría árboles sin nidos, ni nidos sin aves, apreciando la metáfora del nido que puede albergar el ave la cual representa al espíritu viviente de Dios en la Tierra. La gráfica del diseñador industrial Francisco Chacón, obedece a una percepción del árbol, y su condición de estar sembrado en la tierra a través de sus raíces y sujetarse del cosmos a través de los ramajes, visión muy cercana a la idea del Axis Mundi en las culturas originarias prehispánicas respecto a la ceiba. En esta segunda perspectiva, los artistas observan lo sacro desde implicaciones biológicas o naturales -como lo implicado por Alessandro Valerio-, incluso tecnológicas como en el caso de Chacón y Marcela Araya , o de la metáfora del florecer, del renacer, morir y volver en otra forma de vida de Illimani. 25


Alessandro Valerio

Alessandro Valerio: El Árbol Sagrado

Las condiciones de lo sagrado o profano en la historia de la humanidad han sido mediadas principalmente desde la percepción cultural hacia fenómenos naturales y condiciones humanas. Mircea Eliade denomina estas percepciones como Hierofanías, explicando que son: “una manifestación de lo sagrado en el universo mental de los que lo recibieron”. (Eliade, Tratado de la Historia de las Religiones, p 34). Así la cultura diferencia algunos objetos y/o sujetos como sagrados y otros no, esta diferenciación de su veneración hacia las cosas ha sido debido a su forma, su tamaño o sus implicaciones rituales. Sin embargo estos ritos han consolidado la condición de existencia del ser humano en la realidad a través de los siglos. Su función ritual se manifiesta desde condiciones estéticas, de esta forma propongo para esta muestra tres imágenes que categoricen las tres etapas de la condición de un árbol percibido como sagrado en: la ascensión, lo terrenal y lo subterráneo.

26

Alessandro Valerio. Rito terrenal, 2017. Fotografía digital.


Alessandro Valerio. Rito subterráneo, 2017. Fotografía digital.

Alessandro Valerio. Rito de ascención, 2017. Fotografía digital.

27


Marcela Araya

Marcella Araya

La propuesta visibiliza el aura de dos árboles de diferentes edades y su procedencia por medio de la paleta color que estos logran reflejar

Fotografia digital 2107 Árbol joven de las montañas del Volcán Irazu

28


FotografĂ­a 2017 ĂĄrbol adulto Baja Mar Puntarenas.

29


Illimani de los Andes

Illimani de los Andes Florecimiento

Los bosques son quizás antiguos cementerios de poblados ya olvidados. Al final, todos algún día quizás seremos árboles. Quizás algún día formaremos parte de ese mundo donde se invocarán las flores. El frío se calienta con del sol. .

Illimani de los Andes. Florecimiento 2018. Fotografías de Noel Saavedra

30


Illimani de los Andes. Florecimiento 2018. FotografĂ­as de Noel Saavedra

Illimani de los Andes. Florecimiento 2018. FotografĂ­as de Noel Saavedra

31


Mirta Castro

Mirta Castro

A lo largo de mi carrera he dedicado mi atención al tema de la naturaleza-mujer como metáfora y energías paralelas y en el año 2007 dediqué una exposición completa (Galería Escarré del Teatro nacional) con el nombre “Este árbol soy”, empezando por mi nombre que es el femenino del Mirto y luego como mujer. En ese entonces una serie de trabajos en técnicas mixtas expresaban a través de metáforas visuales, sentimientos, conceptos de los ciclos vitales tanto vegetales como humanos. He continuado combinando elementos de ambas realidades a manera de simbiosis con la vida, en ese recibir y ofrecer a través de las vivencias, a través del arte. Las imágenes que le adjunto son obras que expresan diferentes inquietudes personales y sobre el ambiente. Mirta Castro. Bosque, 2007.Foto cortesía de la artista.

32


Mirta Castro. Bosque, 2007. (detalle) Foto cortesĂ­a de la artista.

Mirta Castro. Nido, 2007.

33


Francisco Chacón

Francisco Chacón

Mi árbol es un compendio de significados, de conceptos, de destinos. Tiene sus raíces firmes, enterradas en el mundo, que quieren afianzarse y sostener su cuerpo, alimentándolo y dándole seguridad. Su tronco, rebelde, que se levanta de la tierra en forma desafiante, emerge y crece con el tiempo y las estaciones. Sus ramas apuntan anhelantes al sol sin intimidarse, como almas que se van al cielo. Es un puente que une lo súbido y lo efímero, lo terreno y lo celeste, la certeza y la duda, los hechos y la fe. Sus raíces forman un ojo cerrado, sus ramas forman un ojo abierto, símbolos de la unión entre la ceguera y la luz. La raíz es instrospectiva y busca su propio ser, mientras sus ramas, en una búsqueda de las estrellas, proyectan su espíritu al infinito. El círculo que lo encierra es un eslabón que conecta tierra y cielo, conduciendo con responsabilidad los deseos que ascienden y las gracias que a su vez descienden por su tronco. Finalmente, la simetría sólida vive en mi árbol, como recordatorio del equilibrio en el ser, de la vida creciente y, sobre todo, del círculo sin fin, donde todos los elementos comparten sin jerarquías y con sus diferencias presentes y juegan un papel individual mientras conviven en total armonía.

34


Francisco Chacรณn. Mi ร rbol de Significados. Grรกfica, 2017.

35


Lo representacional La tercera zona abarca la representación del árbol, su construcción o composición tri o bidimensional en pintura, grabado, escultura, gráfica donde la noción de lo sagrado o excelso de esa iconicidad es crear un doble de la naturaleza, que va a ser contemplado. En esta percepción tenemos el “Árbol de la Vida” de Luis Chacón, evocativo de ese ícono con su significado en la cultura mexicana en particular, al cual suben los objetos y vicisitudes de la vida como para albergarlos en el renacer, en el brote a una nueva realidad al transitar, como se dijo, al otro lado del río donde moran los espíritus. Paralelo a esta percepción está “Mi Árbol blanco” de Gustavo Araya Montezuma, quien sube a la figura arbórea los recuerdos: con la desaparición de su padre, él ofrece cierto grado de veneración a los objetos de la técnica y electrónica con que trabajó su padre, y con estos compone el collage. En esta perspectiva ubico la propuesta de Alexander Chaves Gould, la cual podría estar en otras categorías de la presente edición, en tanto simboliza al árbol como mujer embarazada, que comentamos respecto a la narración de Li Briceño acerca del Torobochi. Este artista edifica el árbol dentro de una instalación que luego fotografía, ahí la mujer embarazada reposa al pié del árbol, representado por hojas, trozos de ramas e incluso trazos que asemejan un entorno arbóreo de enorme sensibilidad y perspicacia. Simbolismo de esperanza, de buen parto bajo la protección del árbol. La artista visual Patricia Rucavado nos ofrece tres gráficas de un dibujo ataviado de la fortaleza del tema, compone la visión esperanzadora que nos sume en la contemplación y vivencias de este sujeto centro de atención de la presente entrega de Museo del Árbol. En similar condición publicamos un dibujo de Eduardo Vargas Jara, detalle del bosque con riachuelo donde crecen los troncos arbóreos en sinuosa vorágine. Además de un detalle de una magnolia de Marco Chia. El grabado de un robusto tronco de Carolina Valencia en el cual ella pone sus esperanzas de mejores tiempos para soñar bajo la sombra de un árbol. También compartimos la pintura de un tronco arbóreo de Marvin Castro, y el árbol talado de Jacobo Agüero que vuelve a enmendar el tema de la tala indiscriminada con la cual se está destinando al final de los tiempos en un planeta cundido de roedores, troncos quemados y cielo rojo naranja debido al calor de los incendios.

36


Recordamos la instalación de Rodolfo Uder “Los guardianes del Bosque, 2012, de aquella muestra en el Instituto de México 2012, y una pintura de Ricardo Ávila, “Arboleda”, la cual contribuye a plasmar la reflexión de lo que representa lo sagrado para el pintor, o el escultor, en tanto que eso que le motiva a pintar, ese impulso emocional es también espiritual y catapulta a los espectadores a sentir ese gesto de lo sacro no eclesial, no religioso, pero profundamente espiritual. Para cerrar esta zona de lo representacional, presentamos dos ensambles del escultor Alexander Chaves Villalobos, en tanto su material es la madera, por lo tanto la materia contribuye a este agasajo a la vida, al aire, al agua, al verdor, que representa el árbol. Publicamos la imagen de un añoso tronco, el cual asemeja la escultura de una joven mujer levantando el brazo en señal de victoria evocando la famosa “estatua de La Libertad” de la ciudad de Nueva York, fotografiada por Xinia Benavides, quien la titula Anhelos del corazón.

37


Luis Chacón

Luis Chacón Árbol de la Vida

Luis Chacón. Árbol de la Vida, 2003. Acrílico sobre tela.

38


Gustavo Araya Montezuma

Gustavo Araya Montezuma “Árbol blanco” 2017 Con la desaparición de mi papá este año, realicé ese árbol con objetos de sus trabajos arreglando cosas, trozos de sus citas médicas y timbres de algunos documentos vencidos.

Gustavo Araya Montezuma. Mi Árbol blanco”, collage, 2017.

39


Alexander Chaves Gould

Alexander Chávez Gould Árbol Mujer

Alexander Chaves Gould. Árbol Mujer, 2018. Fotografía

40


Patricia Rucavado

Patricia Rucavado Árbol Tengo una relación estrecha con la naturaleza, los árboles me simbolizan la fuerza y el arraigo principalmente. Mi árbol ancestral sería el Ceibo. Mi árbol personal sería el Roble Sabana. Me asombra su capacidad de resistencia y su belleza en los veranos del Pacífico. Pero la verdad todos los árboles me enamoran por sus formas, su corteza, estructura asombrosa; sus ramas buscando los cielos, en unas frágiles y en otras fuertes y seguras; las mil y una forma de sus hojas; las bellezas de sus flores en todos los colores y combinaciones posibles; la geometría de sus semillas; formas color y olor de los frutos; raíces profundas que crecen y crecen para sostener cuando recibe embates del ambiente. Y finalmente nos alimentan y dan cobijo. Pero la verdad todos los árboles me enamoran por sus formas, su corteza, estructuras asombrosa; sus ramas buscando los cielos, en unas frágiles y en otras fuertes y seguras; las mil y una forma de sus hojas; as bellezas de sus flores en todos los colores y combinaciones posibles; la geometría de sus semillas; formas color y olor de los frutos; raíces profundas que crecen y crecen para sostener cuando recibe embates del ambiente. Y Finalmente nos alimentan y dan cobijo. A nivel sagrado presente em todas las religiones. Muchas razones para trabajar el tema del árbol.

41

Patricia Rucavado. Árbol, 2017.


Patricia Rucavado. Árbol, 2017.

Patricia Rucavado. Árbol, 2017.

42


Carolina Valencia

Carolina Valencia Tronco de Ă rbol

Carolina Valencia, Ă rbol Mujer, 2017. Grabado en metal.

43


Eduardo Vargas

Eduardo Vargas Jara Bosque

Eduardo Vargas Jara. Bosque, 2017. Dibujo.

44


Marco Chía

Marco Chía Árbol de Magnolia

Marco Chía, Árbol de Magnolia, 2017. Pintura.

45


Marvin Castro

Marvin Castro El árbol que realmente me quiere.

Mi árbol azul simboliza la voluntad del bosque como un instinto de la naturaleza y la protección de todas las especies del planeta. Pienso que existen árboles que nos resguardan y algunos hasta nos quieren. Yo diría que todos, por qué otra razón nos dan todo lo que tienen? algunas veces, hasta su propia vida. Corresponde al ser humano respetarlos y jamás ofenderlos , nos debemos a su gloriosa belleza y bondad.

Marvin Castro. El árbol que realmente me quiere, 2017. Acrílicosobre lienzo. 46


Jacobo Agüero

Jacobo Agüero

A pesar de que al árbol le fuera cortado el tronco, mientras sus raíces estén en la tierra sigue con vida, no pierde la fuerza y continúa en la lucha, vuelve su ramage, hojas, y las aves a sus nidos.

Jacobo Agüero. Árbol truncado. 2017. Acrílico sobre tela.

47


Ricardo Ávila

Ricardo Ávila

Arboleda es una pintura acrílica sobre tela en la cual el pintor capta esos momentos de contemplación de la naturaleza y el entorno cargado de energías radiantes.

Ricardo Ávila. Arboleda, 2015. Axrílico sobre tela.

48


Milton Ávila C.

Milton Ávila Campos Árbol en objeto es un dibujo a tinta china con pincel realizado sobre un contenedor, el cual lo enmarca y brinda una imagen muy propia del arte de nuestros tiempos.

Milton Ávila Campos. Árbol en objeto, 2017. Dibujo a tinta china.

49


Rodolfo Uder

Rodolfo Uder

Guardianes del bosque es una instalación con fajas de madera, bejucos, hojas y semillas de árboles, y un conjunto de piezas en madera cortadas que asemejan los perros guardianes del bosque. Instalación realizada en el Instituto Cultural de México para el Festival Internacional de las Artes 2012, en la muestra Museo del Árbol Arte Contemporáneo 2.

Rodolfo Uder. Guardianes del Bosque, 2012. Instalación.

50


Xinia Benavides

Xinia Benavides Anhelos del corazĂłn

Xinia Benavides. Anhelos del corazĂłn. Objeto encontrado. 2017. Foto cortesĂ­a de la artista.

51


Alexander Chaves Villalobos

Alexander Chaves Villalobos Arte Objeto

Alexander Chaves Villalobos. Segundo ciclo Escultura en madera. Arte Objeto. 70cmx30cmx30cm/2016.

52


Alexander Chaves Villalobos. La cruz del buey, 2016. Escultura en madera -metal. Arte objeto. 110cmx180cmx35cm/2016.

53


Fotografía del Árbol La siguiente zona de esta propuesta utiliza la fotografía de árboles, el bosque, la montaña, y se aprecia esa contemplación del artista hacia esa naturaleza que de manera holística devuelve la motivación hacia ésta, que también la necesita. Se dice que ella -la naturaleza- me da y entonces yo le doy; se trata de un mutuo compartir, pues si el entorno está bien, lo mismo estaré yo. Presentamos una pieza de la fotógrafa Mayela López Corrales, quien captó un hermoso recodo del camino al pasar un río en la zona guanacasteca, encontró una robusta ceiba (Ceiba pentandra) dispuesta a darnos la bienvenida bajo su sombra. De Roberto Castillo Rojas compartimos la foto de una arboleda, quizás borde de una natura traviesa, bella pero doblegada a servir como cerca como muchas de estas criaturas. De Raymond Pauly compartimos su exquisita fotografía de un árbol viejo, argentado debido a la sensación atmosférica, y dos fotografías del diseñador italiano Giulio Vinaccia de la estación invernal, cuando los árboles se recubren de nieve, marcando ese punto preciso y peligroso de congelación, y digo peligroso pues las ramas suelen partirse y romper lo que está debajo. Elsa González nos comparte varias imágenes de lo encontrado en el parque de la Universidad de la Paz, Ciudad Colón, donde se aprecian algunos sujetos configurados por los años y esos secretos propios del bosque; los matapalos y algunas deformidades de los troncos. El artista Eugenio Murillo avista hacia varios parajes de la montaña donde sobresalen enormes figuras de árboles antiquísimos que asemejan a un altar a lo divino, donde lo terrestre se funde con los celestial. Nuestro asiduo colaborador Oscar de la Cruz, caminando por las montañas sureñas de Escazú, nos comparte imágenes de esos caminos donde a la vera crecen diversas especies todas engalanando el paisaje, exaltando esa emocionalidad interior de nosotros los humanos ante ese templo donde habita lo místico, el espíritu viviente del bosque, como lo llamó el poeta Bonilla al inicio de este ensayo de lo sagrado.

54


Mayela López C.

Mayela López Corrales Ceiba en el camino

Mayela López Corrales. Ceiba en el camino. 2017. Foto cortesía de la artista. 55


Roberto Castillo R.

Roberto Castillo Rojas Contraste

Roberto Castillo Rojas. Contraste. 2017. FotografĂ­a.

56


Zulay Soto

Zulay Soto Méndez Sublime.

Zulay Soto Méndez. Sublime, 2017. Fotografía.

57


Raymond Pauly

Raymond Pauly Árbol viejo

Raymond Pauly. Árbol viejo, 2012. Fotografía.

58


Giulio Vinaccia

Giulio Vinaccia Árbol invernal.

Giulio Vinaccia. Árbol invernal, 2017. Fotografía.

59


Elsa González S.

Elsa González Solano Encuentros Extraños

Elsa González Solano. Encuentros extraños, 2017. Fotografía digital.

60

Elsa González Solano. Encuentros extraños, 2017. Fotografía digital.


Elsa González Solano. Encuentros extraños, 2017. Fotografía digital.

Elsa González Solano. Encuentros extraños, 2017. Fotografía digital.

61


Eugenio Murillo F.

Eugenio Murillo Fuentes Bosques

Eugenio Murillo. Bosques, 2017. Fotografía digital.

Eugenio Murillo. Bosques, 2017. Fotografía digital.

62


Eugenio Murillo. Bosque nuboso, 2017. Fotografía digital.

Eugenio Murillo. Bosques, 2017. Fotografía digital.

63


Eugenio Murillo. Bosque nuboso, 2017. Fotografía digital. Eugenio Murillo. Bosques, 2017. Fotografía digital.

64


Oscar de la Cruz

Oscar de la Cruz Cerros de Escazú

Oscar de la Cruz. Cerros de Escazú, 2017. Fotografía digital.

Oscar de la Cruz. Cerros de Escazú, 2017. Fotografía digital.

65


Oscar de la Cruz. Agujero, 2017. Fotografía digital. Oscar de la Cruz. Cerros de Escazú, 2017. Fotografía digital.

66


En conclusión Observamos en estas páginas un importante testimonio de lo que representa para los artistas el árbol, unos lo buscaron en el bosque para hacer la toma fotográfica, o lo tenían en los lindes de su propiedad, otros lo pintaron, modelaron, dibujaron, grabaron, instalaron, tallaron, forjaron, conceptualizaron; o, como expresó Li Briceño el que nos habita: el árbol interior. Pero lo que más me gusta de esta experiencia editorial, es que mantenemos nuestro espíritu de gratitud hacia una naturaleza que debemos proteger, valorar, acrecentar sus significados para que convenzan a tantos otros que todavía no ven esos beneficios porque tienen sus ojos tapados con la tela quizás del odio, el rencor, o porque se desmerecen a sí mismos y esa baja estima les impide disfrutar de los regalos de Dios y de esta creación. Igual sucederá con estas metáforas creadas por los artistas, algunos comprenderán su intención, y acrecentará en ellos el “espíritu del árbol” que nos motiva a amarlos, protegerlos, y a repensar estrategias para su conservación, y mantener nuestra esperanza de ver muchos más.

67


“Árboles del Campo” Se trata de una muestra de arte contemporáneo realizada a inicios del año que despedimos (Enero-Febrero 2017), organizada por Meridian Gallery para Tides Converge San Francisco, titulada Árboles del Campo, expusta en un entorno boscoso de enormes eucaliptos conocido como el “Presidio”, en San Francisco, California, zona natural que fuera campo de entrenamiento para el ejercito de Estados Unidos, en la actualidad esta dedicado a ofrecer residencias para artistas, generar investigaciones afines al tema arte y ecología, así como conferencias, muestras de arte que reflexionen sobre la protección a la ecología del planeta. Participación nacional Corresponde al proyecto virtual Museo del Árbol, iniciado en 2010, el cual cuenta en la actualidad con 67 ediciones de su revista on line dedicada a la fotografía, arte contemporáneo, poesía, narrativa, creatividad. Rolando Castellón y Luis Fernando Quirós fueron seleccionados por los curadores de Meridian Gallery para mostrar sus trabajos artísticos con este enfoque temático, entre expositores como el estadounidense Owen Brown, el germano-canadiense Reinhard Reitzcenstein, el Canadiense Nick Johnson, la estadounidense Sylvia Sussman, y el destacado artista canadiense Tim Whiten. El catálogo de la exposición inicia con una fotografía de 1998 de David Ritchie titulada “Springwater Forest” -Elgin County, Ontario-, imagen revestida de esperanza en tanto simboliza el árbol delante del “Calentamiento Global”, protección de acuíferos, renovación del aire y tantos otros beneficios necesarios al estimular, como se propone la muestra, que las miradas al garete ante tanto desparpajo y deshumanización, re-direccionen hacia la contemplación estética de la Madre Naturaleza.

68


Fotografías de las páginas del catálgo de esta muestra “Árboles del Campo”, en la cual el proyecto virtuial de Museo del Árbol fue invitado a participar representado con el trabajo de Rolando Castellón y Luis Fernando Quirós.

69


70


Maurizio Bianchi. Árbol de Poró en Bello horizonte, Escazú. 71


72


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.