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MAGDALENA SÁNCHEZ BLESA

SABIAS INSTRUCCIONES

Autora de: Nanas para dormir a mis abuelos y Baladas a mis padres. Hay que ser auténticos en un mundo en el que hay tanto postureo. La vida se ha convertido en un escaparate, en una pasarela. Hay que saber decir lo siento y me he equivocado C.B.: Magdalena Sánchez Blesa estudió Filología Hispánica y Arte dramático, ¿qué le aportaron cada una de estas enseñanzas a Magdalena como persona? M.S.B.: Son estudios que no terminé. Lo que es aprender te da más perspectivas que lo que es la literatura. Leer, viajar… se aprende mucho. C.B.: Su verdadera vocación es la poesía. En 2015 comenzó a hacer video-poemas recitados por Vd. misma y gracias a las redes sociales ha conseguido que sus poemas se hagan. ¿Qué le ofrecen las redes sociales que no le haya permitido una editorial? M.S.B.: Son una puerta abierta a la casa de los demás. Las redes tienen un lado positivo, pero también pueden hacer daño. Yo no me presento a premios literarios, mi filosofía es la vida y mis lectores son mi jurado. Escribo para que los demás se beneficien, pero no tengo ninguna inquietud por conseguir premios, por eso no me presento. C.B.: Vd. ha viajado con sus libros a México y a Bélgica, ¿qué ha aprendido en estos viajes? M.S.B.: A México he ido por la visualización que tuvieron mis vídeos allí y en otros países de América Latina. Me hice viral sin poner mi nombre. Fui dos veces a México con mi editorial e hice también aprovechando las visitas conferencias sobre el cáncer y estuve presente en la Feria del libro de Guadalajara (México). C.B.: Vd. anteriormente ha dicho que la muerte de su padre, cuando tenía tan solo ocho años de edad, dejó en su corazón una tristeza que le empujó hacia la escritura. Hoy en día, ¿qué le mueve a escribir?, ¿en qué encuentra fuentes de inspiración? M.S.B.: Voy mucho a institutos de secundaria, colegios, cárceles. Los jóvenes están en una edad muy difícil, algunos están perdidos en la vida y yo les digo que pueden cambiar, que no pierdan la ilusión, que deben tener un sueño, que la vida hay que aprovecharla y mi ilusión fue y sigue siendo la escritura. Hay presos que me escriben y me dicen que han puesto mi poema Instrucciones a mis hijos en la pared de su celda. Recuerdo cuando murió mi padre, una niña con ocho años no lo comprende

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del todo, yo abría una puerta y esperaba encontrármelo, lo buscaba cada día por la casa.

C.B.: Vd. es una persona polifacética; poeta, empresaria, actriz y además produjo la película Las aventuras de Moriana en la que participaron la gran Terele Pávez, su hijo Carolo, Enrique Villén, Antonio Hidalgo; el director es su marido y otros actores son miembros de su familia, ¿cómo surge la idea?, ¿cómo consiguió enganchar a Terele y a Enrique?, ¿tiene prevista una nueva película? M.S.B.: ¡Uy! Una película nueva, no. Es mucho trabajo y un coste grandísimo. Me embarqué en la aventura con mi marido. Surgió una idea; vamos a hacer la historia de nuestra familia con un restaurante que se viene abajo. A la idea se sumaron estos grandes actores.

C.B.: Si yo le digo «Hasta donde nadan las ballenas», ¿qué me dice? M.S.B.: Hoy en día es un leitmotiv. Mi hija hace tres años; y ella que contaba con cinco años de edad me dijo «Mamá. Te quiero mucho», entonces yo le dije que yo más y ella me soltó eso de que hasta donde nadan las ballenas, una especie de hasta el infinito y más allá.

C.B.: Vd. ha dicho que la evolución de los seres humanos no es solamente cosa de los científicos, de los astronautas, que también escosa de cada uno de nosotros. M.S.B.: Se está empezando a tomar conciencia, pero todo está muy feo. El ser humano debe pararse a hablar consigo mismo y no nos escuchamos. No tenemos tiempo ni para nosotros mismos, vamos a todas partes con prisa, sin tiempo.

C.B.: De la vida ha aprendido que la vida es hoy, es aquí y es efímera. ¿Qué da sentido a su vida? M.S.B.: Los demás, a parte de mi familia. No soy creyente y creo que esta vida hay que aprovecharla, nos ha dado una oportunidad que no debemos desperdiciar porque hay gente que necesita ayuda, que necesita hablar. Lo hago por satisfacción personal.

C.B.: ¿Qué significa esquivar a las hormigas? M.S.B.: Por general, vemos un ser vivo más pequeño que nosotros y lo pisamos, ¡pues no! Cuántos niños cogen un saltamontes en una caja de cartón para terminar matándolo. Hay que saber valorar lo que es una vida sea del ser vivo que sea porque la vida es algo mágico que hemos tenido la fortuna de tener y nosotros no somos nadie para quitársela a otro ser vivo solo por el placer de matar.

C.B.: ¿Qué es una persona valiente? M.S.B.: Las personas no podemos ser superhéroes, pero hay gente fuerte y valiente. Valiente como digo en mi poema de instrucciones a mis hijos es quien no huye de nadie. Hay que dialogar al mundo porque por muy gordo que sea el problema hay que intentar solucionarlo. Yo he sido pobre y puedo hablar de la pobreza; me dieron limosna. Esto te curte y te hace fuerte. Hay que decir, hay que tener el

pensamiento positivo, decir voy a hacer todo lo posible y decir me he equivocado y pedir perdón.

C.B.: ¿Cómo fue la vida de aquella niña en Alhama?, ¿cómo recuerda los años de escuela?, ¿los años de juventud? M.S.B.: Fueron años muy tristes. Cambié a partir de los quince años más o menos. La muerte de mi padre me golpeó muy fuertemente. Fui una niña tímida y me costaba la relación con los demás. La figura de protección ya no estaba y empecé a escribir con ocho años yéndome a los jardines a hacerlo y a leer mientras los demás niños jugaban. Era una niña rara.

C.B.: En su poema La siesta habla de lo efímero de la vida: «Era la hora de la siesta / yo me dormí en el campo de batalla / Al cabo desperté confusa y sola / los busqué en su escondite / y ya no estaban / y mi casa lucía como el jaspe», ¿Cuánta gente ha llorado cuando Vd. recitaba este poema?, ¿qué le han comunicado? M.S.B.: Cuando empiezo a recitar es una catarsis. Creo que retrato muy bien al ser humano. Un periodista me dijo una vez que para cada pregunta tenía un verso y creo que así es; para todo me surge un verso. En una conferencia, un conferenciante que iba delante de mi dijo que en cosas de la crisis no cabe la poesía. Cuando llegó mi turno me levanté y recité el poema La caja de galletas. Cuando terminó la conferencia, el conferenciante que había hablado antes de mí me abrazó, me pidió perdón al comprobar que si cabía.

C.B.: En el poema Ojalá volviera, Vd. trata el tema del acoso escolar: «Ojalá volviera al momento intacto en que me dijera/ que cómo llevaba la falda tan vieja / Me estuve arreglando; me peiné unas trenzas / me inventé un perfume para que me oliera / y aquellas palabras me hicieron más daño que si me muriera», ¿cómo se educa a un hijo para no odiar, para no herir, para no hacer llorar?, ¿cómo se educa a algunos padres cuyos hijos odian, hieren o hacen llorar? M.S.B.: Ese poema sale del miedo y la vergüenza que tuve que soportar. Cuando eres niña no comprendes por qué otros niños pueden ser crueles. Recuerdo que una niña llegó a decirme que esa blusa que llevaba era de su madre y así lo plasmé en el poema. Es muy duro que en la infancia un niño traté a sí a otro.

C.B.: ¿Qué es el poema Instrucciones a mis hijos?, ¿Un legado, una despedida, una autobiografía…? M.S.B.: Un legado de mi madre a mí y de mí a mis hijos. Cada verso viene de una enseñanza ejemplar de la vida. Pensé en mi madre y escribí. Cada verso era mi madre. Le consulté a una amiga mía que es periodista porque no quería caer en la exageración. Lloró y me dijo «Es una de las cosas más hermosas que he leído».

C.B.: ¿Qué pregunta que no le haya hecho le gustaría que apareciera en esta entrevista? M.S.B.: Dar un mensaje «Que seamos de verdad, sin recodos. Hay que ser auténticos en un mundo en el que hay tanto postureo. La vida se ha convertido en un escaparate, en una pasarela. Hay que saber decir lo siento y me he equivocado». Hubo alguien que me puso a parir en las redes, me lo dijo mi marido, pero yo no le di importancia, no quería saber que había dicho de mí. Hace unos cinco meses lo vi y me dirigí a él, le di un abrazo y le pedí perdón por lo que lo hubiera podido hacer. Me lo encontré hace cinco días y me dijo: «Me cambiaste la vida»

Carlos Bustamante B.

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