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Hilario Barrero

Firma invitada HILARIO BARRERO

Un poeta en Brooklyn

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Hilario Barrero nació en Talavera de la Reina en 1948 donde corrió por sus calles siendo niño y jugó a juegos de una infancia que pertenece a otro siglo. Es poeta, prosista, traductor, docente, editor y pintor. Es un español en Nueva York. Vive en Nueva York desde 1978, profesor emérito del Borough of Manhattan Community College de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY), allí se doctoró con una tesis sobre el escritor, pedagogo y también docente, Félix Urabayen (que fue director de la Escuela Normal de Magisterio de Toledo). En la CUNY ha impartido clases como profesor de lengua y literatura españolas hasta su reciente jubilación.

Enseñó español en la Universidad de Princeton. Ha cultivado diversos géneros: poesía, prosa, traducción, ha ilustrado algunos de sus libros y ha colaborado en revistas literarias como Clarín, Hélice, Poesía española, o Turia y en periódicos como Abc.

Es editor e ilustrador de la publicación Cuadernos de humo, una colección de cuadernos que, ya en su número veintiséis, da voz a grandes poetas.

Como poeta obtuvo en 1999 el premio Gastón Baquero con In tempore belli, (Madrid, Verbum). La revista Clarín, de la que es colaborador, ha acogido igualmente su antología de poemas de Donald Hall, Ted Kooser y Jane Kenyon y la editorial Pre-textos otra antología titulada De otra manera y el libro de Ted Kooser, Delicias y sombras.

En prosa ha escrito los diarios Las estaciones del día De amores y temores, Días de Brooklyn y Dirección Brooklyn. Es igualmente traductor de El amante de Italia, una selección de las Italian Hours de Henry James ha publicado Un cierto olor a azufre, un volumen de relatos ilustrados por Barrero, que es una de las pasiones del profesor Barrero.

En su poesía reflexiona sobre la vida, la muerte, el amor… La austeridad en las formas lo acercan a la poesía de Cernuda. Barrero dice que menos, es más, compara cada palabra con un diamante y nos invita a no gastarlas. . Recibió el Premio de literatura de la Academia de Bellas Artes de Toledo 2014-2015 «en reconocimiento a su obra literaria, poética y de traducción».

El profesor dice que un poema más que un arma para el futuro es una navaja del pasado, una mano abierta para el presente y una eternidad basada en el instante de un amor para el futuro. Confiesa estar en deuda con Góngora, Quevedo y Aldana; y con la poesía contemporánea en inglés (Auden, Ginsberg, O’Hara, Schuyler, Frost…). Dice que toda buena poesía debe tener algo de maldición y algo de misterioso; todo poema, como la vida, debe ser en cierto modo, oscuro y maldito. La oscuridad le da al poema una distancia y le hace minoritario e inalcanzable: un coto privado de belleza, sólo reservado a un grupo minoritario y privilegiado. Leer un poema debe ser un acto de reflexión, una comunicación con lo espiritual, un ritual, un sacrificio, un ejercicio de la mente y el corazón. Una comunión entre el poeta, el oficiante, y el lector.

En una entrevista, don Hilario aseguraba tardar mucho en escribir un poema y que cuando lo termina lo deja descasar en un cajón. Dice que suele corregir poco; si hay que corregir, es mejor olvidarlo. “No la toquéis ya más / que así es la rosa…” El poema está terminado cuando el lector lo hace suyo; y respecto a la multitud de poetas que escriben, añade que actualmente la industria editorial pasa por un gran momento; es cuando más se edita, pero que será el tiempo el que haga esa gran criba para al final dejar a cinco o seis poetas consagrados.

El objetivo de su poesía es iluminar la soledad, llenar un vacío, dar muerte a la muerte, encender una vida… Dar a la palabra el “otro” significado, el que nadie ha usado, el que solo conocen los poetas.

Os invito a echar un vistazo a su blog por hache o por be.

SUBJUNTIVO

Y tener que explicar de nuevo el subjuntivo, acechante la tiza de la noche del encerado en luto, ahora que ellos entregan sus cuerpos a la hoguera cuando lo que desean es sentir el mordisco que tatúa con rosas coaguladas sus cuellos ofrecidos y olvidarse del viejo profesor que les roba su tiempo inútilmente. Mientras copian los signos del lenguaje, emotion, doubt, volition, fear, joy…, y usando el subjuntivo de mi lengua de humo mi deseo es que tengan un amor como el nuestro, pero sé que no escuchan la frase que les pongo para ilustrar su duda ansiosos como están de usar indicativo. Este será su más feliz verano el que recordarán mañana cuando la soledad y la rutina les hayan destrozado su belleza, la rosa sin perfume, los cuerpos asaltados, ajadas las espinas de sus labios. Pero hoy tienen prisa, como la tuve yo, por salir a la noche, por disfrutar la vida, por conocer el rostro de la muerte.

CEMENTERIO EN LUARCA

Las cruces en lo alto sostienen la plenitud azul del mediodía y la muerte escondida se enfrenta victoriosa con el mar. Matrimonios unidos de por vida (o eso dicen las lápidas borrosas) vinculados ahora por la muerte esperan lo imposible: que el mar se seque y que vuelva el amor. Cuando vivías, un cementerio marino me traía el recuerdo de pinos y palomas, ahora me acerca a ti, madre, esperando en un mar de secano que los chillidos de las gaviotas que no oyes te despierten y te traigan ese amor que hace tiempo abandonó tu vida.

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