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El ecosistema peruano de emprendimiento social

Las oficinas-país establecen sus propios objetivos operativos ⎯por ejemplo el número de empresas a integrar en la cartera en el año⎯, y definen, en colaboración con los promotores de los proyectos, el conjunto de “indicadores de desempeño” empresarial y de impacto social para cada una de las empresas de su cartera ⎯ por ejemplo, el número de personas que se beneficiarán directamente o indirectamente como resultado de la actividad desarrollada por los proyectos activos de la cartera globalmente considerada⎯. Naturalmente, estos objetivos operativos de la oficina y conjunto y clase de indicadores de desempeño específicos para las empresas asistidas pueden variar entre los diferentes países debido a las diferencias de tamaño o en el nivel de desarrollo socio-económico relativo, el diferente grado de desarrollo del ecosistema de emprendimiento social o el perfil de las propias empresas sociales asistidas que, evidentemente, buscan dar respuesta a problemas sociales diferentes en contextos diferentes. En cualquier caso, la metodología y los indicadores de NESsT son desarrollados por Grupos de Trabajo compuestos por miembros de los equipos locales (país) y del equipo global, reflejando de este modo las realidades locales en cada caso13 .

El ecosistema de emprendimiento social en el que opera NESsT Perú ha experimentado una gran transformación en los últimos diez años en términos de sensibilización, comunicación, cooperación, credibilidad y capacidad de desarrollo. Las entrevistas realizadas permiten corroborar esta evolución en un país en el que hace apenas diez años el concepto de emprendimiento social ni siquiera era reconocido como una alternativa para solventar problemas sociales críticos.

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Actualmente, el fenómeno del emprendimiento social en Perú es un movimiento en franco desarrollo. En los últimos años, el interés en apoyar y fomentar esta forma de iniciativa emprendedora ha crecido significativamente entre los diferentes actores del ecosistema (sector público, tercer sector y sector privado). Así lo reflejan la difusión de concursos y convocatorias de proyectos y premios a emprendimiento sociales, y, muy especialmente, el aumento del número de entidades de apoyo de diferente naturaleza que operan en este ámbito. Asimismo se detecta un aumento de la oferta emprendedora social en forma de proyectos independientes, más allá de las iniciativas con origen en entidades sin fines de lucro o del tercer sector, y existe una mayor sensibilización sobre cuestiones sociales y medioambientales entre la gente joven. Muchos jóvenes peruanos perciben, hoy día, el desarrollo de un proyecto emprendedor con un propósito social como una alternativa legítima y con un alto potencial para abordar este tipo de problemas14 .

Karen Weinberger, Profesora de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad del Pacífico (UP) y Directora de Emprende UP, identifica dos etapas principales en la conformación del actual ecosistema de emprendimiento social en Perú. Por una

parte, una etapa que se sitúa a finales de los ochenta y la década de los años noventa en la que los actores principales era el estado, con un enfoque eminentemente asistencialista, y las ONGs, algunas de ellas internacionales. Tras veinte años de gobiernos militares, el país estaba recuperando la estabilidad democrática y comenzaba a abrir su economía en un contexto de una profunda crisis económica y política. Casi el 60% de población se encontraba en situación de pobreza, la mayor parte de ellos localizados en el interior y en la zona andina del país, y con una capital, Lima, que constituía un mundo aparte en un país con unos desequilibrios sociales muy pronunciados. Surgen así y se implementan diversos programas públicos o impulsados por ONGs; por ejemplo, los comedores populares en las grandes ciudades, incluyendo Lima, los servicios de guarderías o el Programa de Vaso de Leche, por citar algunos ejemplos notorios. La generalización de este tipo de programas contribuyó de algún modo a la creación de una cultura asistencialista en amplias capas de la sociedad peruana donde muchas personas acabaron por acostumbrarse a solventar sus necesidades básicas a través de lo que recibían de programas de un estado providencia o de la acción de las ONGs operando el país.

La segunda gran etapa en la evolución del ecosistema de emprendimiento social en Perú viene caracterizada por las grandes transformaciones experimentadas en los últimos diez años. En esta etapa se produce el repliegue progresivo de la labor asistencial del estado y una transformación del papel de las ONGs para abordar problemas sociales críticos en los segmentos más desfavorecidos de la población. En algunos casos, el cambio es producto de ajustes presupuestarios, mientras que en otros es resultado de la implementación deliberada de nuevas políticas alternativas por parte del estado que buscan promover en la sociedad y la estructura económica la iniciativa emprendedora en general, la búsqueda de oportunidades, la educación, la competitividad o la innovación. Paralelamente, amplias capas de la sociedad peruana han ido accediendo en los últimos años a mayores niveles de ingresos engrosando y consolidando una creciente clase media. Muchas personas de esta nueva clase media comienzan a involucrarse cada vez más en actividades de voluntariado orientado a emprendimientos sociales a través de actividades de asesoramiento empresarial en desarrollo de capacidades de gestión y/o desarrollo de negocio, mentorías etc. Muchos de ellos se han transformado en verdaderos emprendedores sociales promoviendo sus propias iniciativas en áreas de impacto como educación, salud, deportes, alimentación, vivienda y microfinanzas. También, el estímulo del voluntariado ha sido integrado progresivamente en los planes de estudio de la educación secundaria y terciaria. Actualmente, en el marco de programas que contemplan estas actividades, un mayor número de estudiantes pueden acceder al conocimiento y tratamiento de problemas sociales colaborando directamente con los responsables de emprendimientos emergentes o de empresas sociales establecidas del sector formal o informal de la economía.

La Universidad del Pacífico (UP), por ejemplo, es una entidad muy activa en este ámbito. Actualmente existen más de sesenta organizaciones de voluntariado vinculadas a las áreas de impacto antes mencionadas que han sido promovidas por alumnos o ex alumnos de la UP, muchos de los cuales han acabado lanzando sus propios emprendimientos sociales15 .

En la evolución del ecosistema peruano de emprendimiento social en los últimos diez años, cabe destacar también de manera especial la proliferación de concursos de ideas, así como de convocatorias o fórmulas de promoción y asistencia, con o sin programas de incubación/aceleración o financiación, enfocados directamente en este sector. Estas iniciativas han contribuido enormemente al desarrollo de este ecosistema. A la par del papel de Estado como agente dinamizador del nuevo rol de la iniciativa emprendedora en general y del emprendimiento social en particular, organizaciones del tercer sector de nuevo cuño, pero también entidades del sistema educativo y del mundo empresarial han emergido como principales agentes promotores de este fenómeno.

La propia administración pública ha dejado atrás un enfoque predominantemente asistencialista y ha comenzado a implementar políticas activas para la atención de los problemas sociales de grupos desfavorecidos o marginados. El estado ha comenzado a actuar en diferentes niveles de intervención (local y nacional) como un agente activo de este ecosistema, promoviendo y sensibilizando sobre los beneficios de su desarrollo y, a la vez, apoyando a los emprendimientos sociales como una alternativa eficaz frente a los clásicos programas públicos asistenciales para abordar problemas sociales. Más allá de la acción del sector público, se pueden distinguir en el ecosistema peruano, de una forma no exhaustiva, los siguientes actores principales orientados activamente al impulso y apoyo de este tipo de emprendimiento y en la propia generación del ecosistema:

• Organizaciones del tercer sector16 tales como NESsT, Ashoka17, Endeavour, Fundación AVINA, SNV Perú (SNV World); Technoserve Perú; Global Shapers Perú (Foro

Económico Mundial), Help Perú, Schwab Foundation for Social Entrepreneurship; etc.

• Iniciativas promovidas por la colaboración entre empresas privadas y universidades tales como el concurso y aceleradora Momentum Project (BBVA, CIDE-PUCP (Pontificia Universidad Católica del Perú y ESADE), o promovidas por la colaboración entre empresas privadas y organizaciones sin fines de lucro tales como el premio KUNAN (Global Shapers Community, Gastón Acurio y Teléfonica)

• Iniciativas promovidas por o vinculadas a entidades educativas tales como: los programas de Emprende UP y el premio THASKI, Concurso de Emprendimiento Sociales UP (Universidad del Pacífico); el premio Protagonistas del Cambio (YouthAc-

tionNet y Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas); el programa del CIDE, Centro de Innovación y Desarrollo Emprendedor (Pontificia Universidad Católica del Perú); la Red SEKN18 (Social Enterprise Knowledge Network); etc.

• Iniciativas promovidas por o vinculadas a entidades privadas tales como: programas de aceleración tales como Unreasonable Institute (Teju Ravilochan y socios);

Agora (promovida por estudiantes de MBA de Columbia Business School y emprendedores de Nicaragua); etc.; concursos como Emprende Ahora (Instituto Invertir y CIPE-Center for International Private Enterprise); provisión de servicios de apoyo/ recursos (Empresas B Perú19; Insitum; Grupo Invertir; Emzingo Perú20; Juntos para transformar Perú (Telefónica y Gaston Acurio); Grupo ACP (Acción Comunitaria del Perú); iDev Perú; etc. ); crowfunding y microfinanzas (Kapital Social

Perú; Mibanco; etc.; fondos de impacto o inversión: Oiko-Credit Perú; Grassroots

Business Fund Perú21; Bamboo Finance Perú; Bernard Van Leer Foundation; LGT

Venture Philantrophy; ResponAbility; TriLinc Global Impact Fund; etc. o publicaciones especializadas (Emprende Social); etc.

Si consideramos específicamente el desarrollo de la oferta de servicios de apoyo y de modelos de incubación/aceleración orientados a emprendimientos sociales en este ecosistema, la evolución reciente presenta por una parte la emergencia en los últimos años de un número significativo de iniciativas de sensibilización y generación de redes de relación en este ámbito, en forma de concursos y/o convocatorias para la identificación de proyectos emprendedores, y, de otra, la implantación de unos pocos programas de incubación/aceleración más estructurados, enfocados exclusivamente en este tipo de proyectos en diferentes fases de desarrollo.

El primer tipo de iniciativas en su gran mayoría no ofrecen de forma directa servicios de aceleración strictu sensu. En los concursos, el apoyo económico no va más allá de la mera concesión de los fondos de los premios, mientras que en otros casos, por ejemplo, en algunas convocatorias abiertas para programas de asistencia para emprendimiento sociales, no se incluye la provisión de financiación a los proyectos identificados, limitándose solamente a una oferta de servicios de apoyo. En estos casos, el paquete de servicios normalmente incluye formación, asesoramiento y/o acceso a redes de contacto en un período que puede variar entre unas pocas semanas hasta un máximo de un año tras el premio dependiendo de las iniciativas. Tras ese período de asistencia, la interacción de los proyectos y los proveedores de los servicios a menudo tiende a diluirse en el tiempo y los proyectos se integran en el ecosistema en busca de apoyo y recursos adicionales de otras fuentes. Los premios promovidos por Ashoka hasta su salida de Perú, el premio Kunan (Global Shapers Community, Gastón Acurio y Telefónica); el premio Thaski22 (Concurso de Emprendimiento Sociales UP – Emprende UP, Universidad del Pacífico), el premio Protagonistas del Cambio (YouthAc-

tionNet y Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas); el Concurso de Planes de Negocio Andina cuyo programa de apoyo y asistencia es competencia de TehnoServe Perú, el concurso Emprende Ahora (Instituto Invertir – CIPE), o los premios internacionales concedidos por la Schwab Foundation for Social Entrepreneurship son ejemplos de este tipo de iniciativas, todas ellas muy orientadas a la sensibilización, comunicación, generación de redes de contactos e impulso del ecosistema en particular. Por ejemplo, el premio Kunan, una iniciativa lanzada en 2014 y promovida por Global Shapers Community, Gastón Acurio y Telefónica, identifica, difunde e impulsa emprendimientos sociales, en fase semilla o startup, liderados por jóvenes “millennials” que destaquen por ser innovadores, escalables y sostenibles. El apoyo económico a los proyectos galardonados asciende a 40.000 nuevos soles (premio), a lo que se añaden una serie de servicios de apoyo (asesoría estratégica, capacitación, asesoría legal y difusión y creación de comunidades). El premio Thaski, organizado por Emprende UP (Universidad del Pacífico), premia iniciativas emprendedoras con un propósito social que sean desarrollados con un enfoque empresarial. Los ganadores reciben premios por importes entre 10.0000 y 20.000 soles y se benefician adicionalmente del acceso a la red de contactos que brinda el entorno de la Universidad del Pacífico en general y a la Comunidad THASKI UP, la que les brinda acceso a fondos, a una amplia red de contactos y a la exposición y difusión en medios de comunicación.

En cuanto a la oferta de programas de incubación y/o aceleración más programáticos y estructurados para emprendimientos sociales, con o sin prestación de apoyo financiero por parte de los proveedores de los servicios, se pueden destacar las siguientes actores e iniciativas de referencia: el programa de apoyo financiero y desarrollo empresarial de 4-5 años de duración impulsado por NESsT; el programa de pre-incubación e incubación de Emprende UP (Universidad del Pacifico); la iniciativa Momentum Project; el Sistema de Incubación de Empresas (SIE) del Centro de Innovación y Desarrollo Emprendedor (CIDE- Pontificia Universidad Católica del Perú); y los programas de dos aceleradoras privadas internacionales (Unreasonable Institute y Agora) a los que han aplicado algunos emprendedores sociales peruanos.

Emprende UP, o lo que es lo mismo, el Centro de Emprendimiento e Innovación de la Universidad del Pacífico, ofrece diversos tipos de programas y actividades23 para apoyar la implementación y puesta en marcha de nuevas iniciativas emprendedoras, incluyendo emprendimientos con un propósito social. Entre estos últimos, encontramos el programa Emprende UP Social Weekend, ofreciendo formación y asesoría para jóvenes emprendedores sociales en fase de elaboración de planes y modelos de negocios sociales; y organiza el Foro por el día internacional de la empresa social, donde se difunden casos de emprendimientos sociales sostenibles de referencia en Perú. En pre-incubación e incubación en general, el programa de Emprende UP proporciona soporte a más de 100 proyectos por año, entre los cuales se incluyen emprendimientos sociales24 .

Momentum Project, una iniciativa puesta en marcha en Perú en 2013 por BBVA y ESADE (España) en colaboración con la Pontificia Universidad Católica del Perú y la consultora internacional PWC, es una convocatoria enfocada en la identificación y apoyo de emprendimientos sociales en fase más avanzada de desarrollo (deben tener más de dos años de operaciones y un mínimo de 300.000 soles de ingresos anuales entre otros criterios). En diferentes fases y durante un período de doce meses, los servicios de apoyo del programa abarcan actividades de formación, acompañamiento estratégico, captación de financiación y seguimiento. El programa no incluye apoyo económico para los proyectos seleccionados.

El CIDE (Centro de Innovación y Desarrollo Emprendedor) de la Pontificia Universidad Católica del Perú, a través del SIE (Sistema de Incubación de Empresas), ofrece un programa de incubación y aceleración para emprendimientos comerciales y sociales. Entre otros servicios, comprende el asesoramiento para el desarrollo de negocios iniciales, espacio de trabajo y el acceso a redes contactos y fuentes de financiación externa. El programa no incluye apoyo económico a los proyectos incubados. El CIDE colabora, además, con la iniciativa Momentum Project Perú enfocada en emprendimientos sociales, prestando servicios de apoyo (formación, asesoramiento, etc.) en el marco de dicha iniciativa. Finalmente, Unreasonable Institute y Agora ofrecen programas de aceleración típicos de corta duración (cinco semanas y entre seis y ocho meses respectivamente). Normalmente incluyen capacitación en validación de ideas de negocio, elaboración del plan de negocio y preparación para recibir inversión, así como la facilitación de acceso a redes de contacto y la organización de encuentros (open days) con inversores. Los programas de ambas aceleradoras tampoco incluyen apoyo económico con participación directa en los proyectos seleccionados.

Otro rasgo distintivo del ecosistema peruano con implicaciones tanto en el apoyo como en el desarrollo de emprendimientos sociales es la evolución del sector de microfinanzas25 en el país. Muchas de estas entidades de microfinanzas son verdaderas empresas sociales en la medida que persiguen una misión social al ofrecer servicios financieros a segmentos de la población de bajo ingresos, emprendimientos o microempresas que no tienen acceso al sistema financiero tradicional, aunque algunos agentes del ecosistema nos las perciban como tales, especialmente cuando son adquiridas por bancos comerciales, como ha ocurrido en algunos casos26 . No obstante, este sector ha evolucionado en Perú de tal manera en los últimos años que actualmente cuenta con unos de los entornos más desarrollados en la región en este ámbito. Las entidades operan en su gran mayoría con un marco regulatorio supervisado por la Superintendencia de Banca y Seguro y AFP27de Perú, el mercado es competitivo e innovador y el sector está diversificado y poco concentrado28 .

Con todo, los agentes entrevistados coinciden en apuntar las carencias de recursos de financiación en el ecosistema peruano para emprendimientos sociales en fase de

arranque y crecimiento especialmente. En el mercado de inversiones de capital, existen algunos fondos especializados en inversiones de impacto operando en el país aunque su actividad no está enfocada o es muy limitada en empresas estas fases de desarrollo, donde la brecha de financiación es más acusada. Los fondos de impacto que pueden destacarse como actores relevantes son Oiko Credit, un fondo internacional especializado en créditos e inversiones de capital para la mejora de la productividad y la creación de empleo de empresas sociales (agricultura, comercio justo, microfinanzas, etc.); Grassroots Business Fund, otro fondo internacional, spin-off de la International Finance Corporation/World Bank, enfocado en empresas viables que generen ingresos sostenibles o ahorro para comunidades de bajos ingresos; Bamboo Finance, un fondo global, enfocado en empresas establecidas con impacto en poblaciones de bajos recursos y que en su momento ha efectuado en inversiones en entidades de microfinanzas en Perú (Mibanco y Nuevas Visión); ResponAbility, un fondo con oficina en Perú que opera con deuda e inversiones de capital en diferentes sectores (agricultura, entidades financieras, educación, sanidad y energía); LGT Venture Philanthropy, un fondo internacional que opera en la región a través de oficinas en Brasil y Colombia, realizando operaciones de inversión a largo plazo en organizaciones de alto impacto social o medioambiental, finalmente, TriLinc Global Impact Fund, un fondo internacional que ofrece financiación de deuda para pequeñas y medianas empresas socialmente responsables en economías en desarrollo.

ECOSISTEMA DE EMPRENDIMIENTO SOCIAL (ACTORES PRINCIPALES) – PERÚ

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Aunque se reconoce el evidente desarrollo del sector en Perú, los expertos señalan la necesidad de generar un mayor conocimiento e información de y sobre este sector en el país que facilite una mejor comprensión de su evolución, de sus características específicas y de lo que entiende por empresa social en particular. Finalmente, destacar que en Perú una empresa social todavía no puede constituirse legalmente como tal; no existe un marco regulatorio específico para este tipo de empresas29 (una cuestión que también afecta a otros países de la región). En la práctica, y a falta de un marco legal específico, los emprendimientos sociales tienden a adoptar el formato jurídico que mejor encaja con sus necesidades; de ahí que algunos se constituyan como organización sin fines de lucro (sujetas al Código Civil), otros como empresas con fines de lucro (sujetas a las leyes mercantiles convencionales) y otros adopten ambos formatos.

La ausencia de un marco legal, y el sistema de relaciones que se da lugar entre la empresa social, los beneficiarios de su misión social y el mercado con el fin de generar un valor social y un valor económico, determinan la existencia de una amplia tipología de modelos operativos de empresas sociales, representando en este caso las circunstancias contextuales en Perú y que muchas de ellas estén operando desde hace mucho tiempo sin ser consideradas como tales. No obstante, los expertos opinan que el número de este tipo de empresas sigue incrementándose como una respuesta válida y legitimada para abordar los retos que suponen determinados problemas sociales críticos en la sociedad peruana30 . Por ejemplo, la aparición de emprendimientos como Magrini, Kentaya, X-Runner o Yaqua en los últimos años son una buena muestra de este potencial emprendedor en el país. Magrini es un emprendimiento que aborda el problema social de la producción de cereales andinos a la que se dedican más de 65.000 familias peruanas, innovando y fabricando maquinaria agroindustrial más eficiente y accesible, Kantaya, constituido como asociación sin fines de lucro, es una iniciativa que aborda el problema social de la carencia de una educación de calidad para niños de bajo recursos entre cuatro y quince, ofreciendo programas educativos bajo un modelo de voluntariado. X-Runner es una iniciativa emprendedora que aborda la carencia de servicios sanitarios adecuados que afecta a tres millones de personas en un distrito de Lima, comercializando una solución de retretes de bajo coste, ecológicos y portátiles y que no requieren el uso de agua, para aquellas familias que no disponen de sistemas de drenaje regulares. O, finalmente, Yaqua, una empresa social enfocada en el acceso a agua limpia, un problema que afecta a ocho millones de peruanos. la empresa aplica un modelo operativo muy singular: vende agua embotellada y dedica el 100% de sus ingresos en la implementación de sistemas de agua limpia en comunidades vulnerables en colaboración con ONGs especializadas en proyectos de agua. Cada vez más aparecen nuevos emprendedores que procuran abordar retos semejantes por la vía de emprendimientos de este tipo.

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