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Capítulo III – ¿Dónde nació la Virgen?
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¿Dónde nació la Virgen?
Centrémonos ahora en otro hecho sorprendente que tuvo lugar en la Santa Casa, además del hecho fundamental de la Anunciación.
La casa de Nazaret, ahora en Loreto, es también el lugar donde nació la Virgen. De hecho, desde el siglo XIV el 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de María Santísima se celebra solemnemente en el santuario. Y varias veces los Sumos Pontífices (y la Sagrada Congregación de Ritos en 1916) han concedido indulgencias y privilegios especiales en este día. De hecho, papas como Julio II en 1507, Pío IV en 1560, Sixto V en 1586 y Clemente VIII en 1595 hablaban de la Santa Casa como “los tres Santos Muros donde ocurrió el amanecer de la redención”, es decir, el nacimiento de la Madre de Dios. Otros pontífices como Pío IX, llegaron a afirmar que allí tuvo lugar la Inmaculada Concepción de la siempre Virgen (cf. Bula Inter omnia, 1852).
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Obviamente, es una cuestión sobre la que es legítimo discutir y pensar de manera diferente: nadie tiene una certeza absoluta y por otra parte, esta creencia no es necesaria para la salvación. Es más, podemos pensar que Dios ha envuelto ciertos acontecimientos en el misterio para hacernos comprender mejor nuestra pequeñez y para estimularnos a investigar y a ocuparnos de las “cosas celestiales”, levantando así la mirada desde la tierra.
Sin embargo, no podemos ignorar algunos hechos inequívocos que confirmarían la tradición.
Muchos padres de la antigüedad, entre ellos Epifanio e Hipólito de Tebas, siempre han estado de acuerdo con la tesis de Nazaret.
Esta tesis ha ido encontrando con el tiempo un consenso creciente a lo largo del tiempo por ello a partir de la Edad Media el sacerdote Juan de Würtzburg, citado por Pseudo-Girolamo que dijo: «Nació en Nazaret y también en la misma habitación donde más tarde se produjo la salutación angelical donde María concibió por obra del Espíritu Santo»54 .
En efecto, «Lucas en el relato de la Anunciación y la Visitación sugiere que María era de Nazaret, donde tenía su casa. El evangelista, después del relato de la visita de María a Santa Isabel, escribe “se quedó con ella unos tres meses y luego volvió a su casa (1,56)»55. Es claro que la Anunciación y la Encarnación tuvieron lugar en esa casa, por lo que es normal creer que fuese también este lugar elegido para hogar de la Sagrada Familia.
Varias revelaciones privadas como las de la Venerable María de Ágreda y de la Beata Catalina Emmerich, han confirmado también que la Santísima Virgen nació en Nazaret.
Este dato también fue corroborado por el párroco local, Don Alexander Giorgiewich, que sufría de hidropesía
54 Cit. in G. GOREL, La santa Casa di Loreto, cit., pp. 31-32. 55 G. SANTARELLI, La Santa Casa di Loreto, cit., p. 198.
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y que fue curado por la Virgen, que se le apareció cuando los santos muros estaban en Tersato. La Virgen le reveló que ésa era la casa donde había nacido, crecido y donde el Verbo se hizo carne. Lo mismo ocurrió en Italia, donde la Virgen dio la misma información apareciéndose a un ermitaño de Montorso, en las cercanías de Loreto.
Teramano y Mantuano van aún más lejos y nos cuentan que en el siglo XV se aseguraba que el nacimiento de María también se produjo en la casa de Nazaret.
En un opúsculo de 1578, traducido a ocho idiomas por el Papa Gregorio XIII, Teramano decía que «en esta habitación vivía la Santísima Virgen. Aquí nació, se educó y luego fue saludada por el Ángel Gabriel e iluminida por el Espíritu Santo». Mantuano, por su parte redactó otro documento muy similar, tan solo añadiendo el dato del nacimiento de la Virgen, como se muestra a continuación: «El Templo de la Santísima Madre Lauretana fue la cuna de la misma Virgen, pues es aquí donde nació, se crio, fue saludada por el Ángel Gabriel y fecundada por el Espíritu Santo».
Hay un hecho milagroso digno de mención que confirma la tradición occidental: el milagro de las llamas56, del que escribieron Teramano y Riera.
Teramano recuerda que en el momento de la llegada de la Santa Casa a la zona de Loreto, durante varios años consecutivos, cada 8 de septiembre, antes de que cayera la noche, un ermitaño local, conocido como Fray Paolo della Selva, vio una luz que descendía del cielo hacia los muros sagrados y se esparcía después. Torsellini narra que lo mismo sucedió también en 1550, mientras un padre jesuita predicaba en la basílica: unos fuegos de luz clara descendieron sobre la Santa Casa, se detuvieron allí por un tiempo y luego se extendieron entre la multitud presente, regresando finalmente hacia la parte superior para desapa-
56 Cfr. G. GOREL, La santa Casa di Loreto, cit., pp. 155-156.
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recer. El Padre Riera, historiador, fue testigo directo. Dos años después se repitió el milagro de las luces: una especie de cometa apareció en la parte superior interna de la cúpula, se posó en la Santa Casa, se extendió una vez más sobre los fieles y, tras una pausa sobre el crucifijo en la Santa Casa, desapareció. En 1554 el fenómeno se repitió en el exterior, afectando incluso a las aldeas cercanas a Loreto, desde las dos de la mañana hasta el amanecer. También se han registrado muchos otros casos. Urbano VI, en 1389, concedió al santuario una indulgencia plenaria para el 8 de septiembre. En memoria de todo esto, se colgó una estrella de seis puntas en la cúpula que, hasta 1972, cada 9 de diciembre (aniversario del Traslado) se encendia para regocijo de los fieles, especialmente de los más pequeños57 .
Por último, hay que señalar otro milagro verdaderamente relevante. En 1654, un hermano converso de la orden de San Francisco entró en la Santa Casa de Loreto con un espíritu más bien escéptico hacia todo lo que se decía de ella. Tan pronto como cruzó el umbral, inmediatamente cayó al suelo como si estuviera afectado por una enfermedad y estuviese cercano a la muerte. Rápidamente fue sacado de la Santa Casa. En ese momento, cuando recobró el sentido, gritó entre lágrimas: “Sí, este es el lugar de nacimiento de la Santísima Virgen María; este es el santuario donde el Verbo fue concebido”. ¿Qué había pasado? ¿Qué le hizo cambiar tan radicalmente de opinión? ¿Qué le sucedió para que se disipasen todas sus dudas? Explicó que había visto a la Madre de Dios con el Niño Jesús mirándolo con un aire irritado y amenazándolo con el fuego del infierno. Llevado por este temor, se empeñó la vida entera en proclamar la verdad sobre la Santa Casa, que se venera en Loreto58 .
57 Cfr. G. SANTARELLI, Tradizioni e Leggende Lauretane, cit., pp. 55 e ss. 58 Cfr. A.R. CAILLAUX, Histoire critique et religieuse de Notre Dame de
Lorette, Parigi 1843, p. 243.