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CHILE Salvado por la cuarentena
Salvado por la cuarentena
FRANCISCO MARÍN V ALPARAÍSO, CHILE.- La pandemia provocada por el covid-19 y su vertiginosa progresión en el país salvó al presidente Sebastián Piñera –al menos por ahora– de un proceso que conduciría a su inhabilitación del cargo.
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Frente al impacto derivado de la vertiginosa expansión del coronavirus y la difusión de sus devastadores efectos en Italia y España, el mandatario retomó de manera parcial el control de la agenda política.
El miércoles 18, por ejemplo, Piñera decretó el estado de excepción de “catástrofe”, que regirá por 90 días y que lo faculta a imponer el toque de queda, sacar los militares a la calle y restringir la libertad de reunión. Y pese a que esa potestad constitucional también le permite también la confiscación de bienes de primera necesidad, fijar precios y adoptar medidas extraordinarias para restablecer la normalidad, nada de estas últimas medidas las ha puesto en práctica.
Cuando hizo el anuncio, Piñera afirmó
que la irrupción de los uniformados en la escena pública tendrá por objetivo principal “proteger la salud” de la población.
“Los militares –dijo– ya han colaborado con 700 camas, hospitales de campaña, el buque hospital Sargento Aldea para fortalecer nuestro sistema de salud… van a ser una verdadera fuerza sanitaria, colaborando con todo el equipamiento y el equipo de salud.”
No obstante, lo primero que hicieron las autoridades tras el anuncio oficial fue despojar de símbolos y limpiar la emblemática Plaza Italia –rebautizada por los manifestantes como de la Dignidad–, epicentro de las protestas en Santiago, lo que materializó pasada la medianoche del miércoles 18.
La historia de masacres a la ciudadanía por parte de las fuerzas armadas chilenas causa temor en la población. Los abusos cometidos por los uniformados a partir del 19 de octubre del año pasado –cuando Piñera decretó el “estado de emergencia” para contener el estallido social–, es un recuerdo lacerante en muchos de los afectados.
Otros muestran su preocupación sobre todo porque el anuncio presidencial del miércoles 18 no ha sido acompañado de ninguna medida concreta encaminada a facilitar “el distanciamiento social” en materia laboral, mecanismo más efectivo para reducir la tasa de contagio, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras instancias internacionales.
Riesgo de colapso sanitario
El miércoles 18, 15 días después de la detección del primer caso de coronavirus en el país, ya había 342 infectados por el virus, lo que muestra una progresión vertiginosa en tan poco tiempo.
A este ritmo de crecimiento, si no se aplica una cuarentena nacional estricta como la que reclaman la comunidad científica y la ciudadanía, el lunes 30 habrá 11 mil infectados, según proyectó el jueves 19 Tomás Pérez-Acle, biólogo computacional y doctor en biotecnología del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso (CINV).
“La tasa de infectados en Chile sigue el régimen exponencial, tal como en el resto de los países. Sólo aquellos que han
INTERNACIONAL /CHILE
El presidente chileno Sebastián Piñera llegó a su segundo año de gestión debilitado y enemistado con los partidos políticos y con el Poder Legislativo, algunos de cuyos integrantes pedían su remoción. Pero ante la pandemia provocada por el incontrolable brote de covid-19, el miércoles 18 el mandatario decretó el estado de excepción durante 90 días, lo que aparentemente lo fortalece y los salva de la defenestración. No obstante, representantes de la comunidad científica critican su tibieza y le piden que declare una cuarentena nacional en lugar de sacar las tropas a la calle e imponer el toque de queda.
implementado cierre total, cuarentena y tests masivos han logrado aplanar la curva de infectados. Si no aplanamos la curva, en un mes estaremos igual que en Italia, con el sistema de salud colapsado, donde los médicos deberán decidir a quién sal van y quién muere”, advirtió el científico, según el diario El Mostrador. Según los pronósticos de Pérez Acle, cerca de 18% de los afectados por el co vid-19 requerirá hospitalización y 5% necesitará atención de cuidados intensivos, el sistema de salud chileno –ya colapsado con las vicisitudes habituales– vivirá una situación crítica a partir de este mes, que se volverá inenarrable a fin de año.
“Dado nuestro precario sistema de sa lud, que colapsa todos los años por la influenza y el virus sincicial, el 3.8% de muertos de Italia (índice de letalidad) nos parecerá un Edén. Lo peor de todo lo recibi
Fuerzas de choque. Política represiva rán quienes están sobre los 50 años, principalmente los adultos mayores”, señaló el investigador del CINV.
Ante estos riesgos, la comunidad cien tífica ha exigido de manera reiterada y en todos los tonos a Piñera que aplique la cuarentena efectiva, así como otras medi das sanitarias urgentes.
Desde el lunes 16 el tópico más comen tado en Twitter es “cuarentena nacional”. El martes y miércoles siguientes hubo pro testas que paralizaron la mayoría de los grandes centros comerciales del país. Los alcaldes ordenaron el cierre de los malls . Ante el riesgo de verse rebasado, el gobier no tomó una medida similar el jueves 19.
La fuerza ciudadana
La insistente presión ciudadana ha obligado a Piñera a tomar esas medidas para proteger a la población.
El domingo 15 el presidente “orde nó” suspensión de clases, aunque lo hizo cuando casi todo el sistema educacional ya había optado por suspenderlas en to dos los niveles.
El lunes 16 Piñera anunció que Chi le había ingresado a la fase 4 de coronavirus, en que se produce circulación viral y dispersión comunitaria de este brote de virus, por lo que cerró las fronteras, una recomendación que los expertos hicieron dos semanas antes.
Ese mismo día, ante la inminencia de la catástrofe, la doctora Izkia Siches se reu nió con Piñera y le propuso una serie de medidas que apuntan al cese de activi dades, así como la creación de un consejo de expertos que conduzca la crisis. Piñera le respondió que él es el presidente y co rresponde a su ministro de Salud mane
jar la crisis, según informó el vespertino La Segunda el martes 17. Ese mismo martes 17 Siches subió a las redes su mensaje: “Reiteramos so licitud de cerrar funcionamiento de regiones afectadas por #COVID19, solo manteniendo servicios de primera necesi dad. Todas las medidas que hoy aparecen exageradas mañana serán insuficientes. #CuarentenaNacional”.
Poco después, la reconocida epidemió loga María Paz Bertoglia representaba: “Hay suficientes camas críticas? No. ¿Hay sufi cientes ventiladores? No. ¿Hay suficientes ECMOs? (oxigenación por membrana extracorpórea). No. Si no promovemos es tricto aislamiento social, prontamente médicos tendrán que decidir a quién ingresar y a quién dejar morir. El Gobierno debe actuar ahora #CuarentenaNacional”.
No obstante, Piñera se ha negado a restringir las actividades económicas in necesarias para afrontar la crisis por coronavirus, apelando a la necesidad de cuidar “la salud de la economía”.
El martes 17 el ministro de Salud Jaime Mañalich declaró: “no hay motivo para te ner pánico. Esta enfermedad afecta a pocas personas, la mayoría con síntomas leves (sic)”. En contraste, ese mismo día, la mi nistra vocera de gobierno Karla Rubilar declaró en un programa televisivo matu tino que 70% de los casi 18 millones chilenos podría contagiarse con el coronavirus. Son varios los médicos que han adverti do sobre el tema; algunos alertaron que el contagio puede alcanzar al menos a la mi tad de la población.
Estas proyecciones son preocupantes si se considera que el Imperial College de Londres proyectó la semana pasada que en el Reino Unido probablemente mueran 250 mil personas a causa del covid-19; en Esta dos Unidos la cifra alcanzaría a 1.2 millones de personas.
Santiago. Protesta contra la violencia policial
La tarde del jueves 19, Piñera anunció medidas que, según él, apuntan a paliar los efectos económicos de la pandemia y que supondrían una inversión de recursos pú blicos de más de 11 mil millones de dólares. Sin embargo, no se pronunció sobre la salud de los chilenos.
Inhabilitación presidencial
El interés de los grandes medios por la pandemia de coronavirus creció el miér coles 11, cuando Piñera cumplió dos años al frente del país en su segundo periodo. El aniversario llegó justo cuando su ad ministración estaba cerca del despeñadero y con La Moneda –el palacio de gobierno– cercado por protestas que las fuerzas poli ciales no podían controlar.
El domingo 8 más de 2 millones de mujeres marcharon en las principales ciu dades del país exigiendo justicia, equidad y también la salida de Piñera del poder.
Esa jornada un anciano de 69 años, Pa tricio Bao, fue golpeado y ahorcado en el centro de Santiago por un piquete de fuer zas especiales de carabineros. La semana anterior tres personas habían muerto a causa de la brutalidad de los policías que reprimieron las protestas.
La difusión de un video sobre el mal trato a Bao, un militante socialista, encendió nuevamente la ira ciudadana dentro y fuera del país.
El director de la División de las Améri cas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, repudió el lunes 9 la golpiza a Bao y expresando que “es imposible que el cuerpo de los Carabineros recupere legi timidad ciudadana con conductas repugnantes como esta”.
En esa coyuntura, en las altas esferas del poder se comenzó a gestar la inhabili tación de Piñera. El martes 10 el senador y excandidato presidencia de la hoy extin ta coalición de centroizquierda Nueva Mayoría, Alejandro Guillier, en entrevista con CNN Chile pidió adelantar las elecciones presidenciales y parlamentarias.
“Políticos y empresarios ven que la si tuación es insostenible” y que Piñera “no se sostiene dos años más (lo que resta del actual periodo presidencial”, dijo Guillier. Un día después, el Senado encargó a la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia de esa cámara legislativa un infor me que diera cuenta de los mecanismos legales existentes que permitan inhabili tar a un presidente por “incapacidad física o mental”.
En entrevista con Proceso –verifica da el jueves 19– Julieta Suarez-Cao, doctora en ciencia política por la Universidad de Northwestern, Estados Unidos, y aca démica del Instituto de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Chi le, habló sobre el caso Piñera:
“Los dos años de gobierno de Piñera lo encuentran en una situación muy com plicada: de baja legitimidad, con un liderazgo completamente desgastado, poca credibilidad y con índices altísimos de desconfianza en el gobierno, en el congre so y en los partidos políticos.”
Suarez-Cao destaca que en estos días ha sido la sociedad civil la que ha tomado la iniciativa política. “Se sigue mostrando el mismo síntoma evidenciado a partir de la crisis social: el gobierno siempre actúa tardíamente, de manera reactiva y dando la impresión que prioriza la economía por sobre la vida de las personas”.
Para la cientista política la decisión de sacar a los militares a las calles antes que se determine la cuarentena, el toque de queda y se restringa la libertad de loco moción es contradictoria.
“Me parece que tendría sentido si se hubieran aplicado dichas medidas para asegurar que se cumplan, pero en estas cir cunstancias, me genera confusión”, dice. Con relación a la posibilidad de ale jar a Piñera –que existía antes del estado de emergencia provocado por la pande mia del covid-19, Suarez-Cao considera que, pese a la extrema debilidad presi dencial, no estaban dadas las condiciones para hacerlo antes del plebiscito del 26 de abril.
Ese evento, dice, se definiría el rempla zo o no de la Constitución Política dictada por el general Augusto Pinochet en 1980. No obstante, dada la emergencia sanita ria, el jueves 19 el conjunto de las fuerzas políticas representadas en el Congreso Nacional llegó a un acuerdo que supone la postergación de este plebiscito para el próximo 25 de octubre.
Pese al respiro que ha significado para Piñera la pandemia, la doctora Suarez-Cao previene que el escenario político no varía en lo sustancial. “Sólo hay un cambio en los tiempos”, concluye. O