AMBIENTES DE APRENDIZAJE “AMBIENTES DESFAVORABLES”. Hace algún tiempo, cuando cursaba el tercer año de secundaria tenía diversos maestros que me impartían clase, cada uno con su personalidad y forma. Pero había uno que además de además de ser inteligente, era bromista, lo que no tendría nada de malo exceptuando que no tenía un límite, lo curioso es que la única persona con quien no tenía dicho límite, era yo. A este maestro le llamaré “Maestro M”, podría decir que la “M” es por la inicial de su nombre – Pero ciertamente es el seudónimo de “Malvado”. Pues mi “maestro M” impartía la clase de matemática, las cuales yo adoraba; la parte mala de esto no es que la clase era a las 8 am, sino que si veía que bostezaba parecía que le provocaba una úlcera estomacal y esa parecía ser la fuente de su enojo desmedido. Cierto día yo me encontraba un tanto distraída mirando mi libreta, como si me hubiese congelado ahí mientras en mi nebulosa cerebral estaba intentando recordar la fecha, mientras el “maestro M” hablaba del teorema de Pitágoras. En realidad no sé cuánto tiempo estuve así. A mí me parecieron 15 segundos. Tiempo suficiente para ir a mi lugar y pegándole un buen golpe a la banca provocándome tremendo susto; procedió a pasarme en frente del pizarrón mientras hacía bromas a mi aspecto físico tratando de que mis compañeros rieran; lo cual me bajó demasiado la moral, así que resolví rápido la ecuación y corrí a mi lugar.