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BOSQUE DEL JARDÍN HISTÓRICO

Bosque del Jardín histórico de la Concepción

Carlos A. Hernández Ferreira / Ingeniero Técnico Agrícola y Licenciado en Ciencias Ambientales

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Breve descripción física e histórica del Jardín histórico de La Concepción

La Concepción se sitúa al norte de la ciudad de Málaga, entre el pantano del Limonero y la carretera A-42. La finca llegó a tener 66 hectáreas de superficie, pero, al paso del tiempo, la venta de terrenos la redujo a 50 ha; siendo, además, dividida a mediados del siglo XX al construir el embalse del Limonero, en tres partes: 26 ha al norte, que posteriormente fueron declaradas parque periurbano; 23 ha al sur, conteniendo las edificaciones nobles de la hacienda y el jardín declarado histórico-artístico; y 1 ha, lindando con el Guadalmedina. Las 23 ha que contenían la zona noble fueron cercadas y, desde 1994, constituyen el Jardín Botánico-Histórico La Concepción.

A mediados del siglo XVIII La Concepción formaba parte del conjunto de explotaciones agrícolas situadas al norte de la ciudad. Entonces, pertenecía al partido del Guadalmedina, donde existían un conjunto de fincas que cultivaban cítricos, viñas, olivos y almendros.

La finca inicial es comprada en 1856 por el matrimonio Jorge Loring Oyarzábal y Amalia Heredia Livermoore y se comienza la construcción de la casa, se diseña el jardín y se empiezan a introducir plantas tropicales.

En años posteriores la familia adquiere fincas circundantes hasta englobar una superficie total de 49 hectáreas.

La gran afición arqueológica de Amalia Heredia desemboca en la construcción del Museo Loringiano y la constitución de una importante colección arqueológica. Actualmente estos fondos se encuentran en su mayoría depositados en el Museo Arqueológico Nacional.

Vista aérea de La Concepción 1995

En 1911 la hacienda de la Concepción sale a subasta por los problemas económicos que sufría la familia Loring Heredia y es adquirida por el matrimonio vasco Rafael Echevarría Azcárate y Amalia Echevarrieta Maruri. Se amplía el jardín con la construcción del jardín de la Ninfa y el mirador histórico. Ya en esta época el jardín es conocido internacionalmente.

En 1943 es declarado Jardín Histórico-Artístico. Comienza aquí una época de decadencia, en la que la casa se usa relativamente poco, y el mantenimiento del jardín se reduce bastante.

Finalmente, tras el fallecimiento de Horacio Echevarrieta en 1963, la finca pasa a manos de sus herederos, a quienes se la compra el Ayuntamiento de Málaga en 1990 por 600 millones de pesetas. En 1991 se funda el Patronato Botánico Municipal ‘Ciudad de Málaga’ para su gestión y administración.

Tras importantes obras de infraestructura y adecuación, fue abierto al público el 21 de junio de 1994.

Características climáticas y edáficas La situación de la finca, sobre una ladera orientada hacia el sureste, protege al jardín de los vientos del norte y noroeste procedentes del interior, que son muy fríos en invierno y muy cálidos y secos en verano, con el denominado terral. Sin embargo, sí está más expuesto a los vientos más húmedos procedentes del mar, es decir del sur y sureste. Esta situación respecto de los vientos dominantes en Málaga hace que exista un microclima con una temperatura más homogénea a lo largo del año y mayor humedad ambiental que en otras partes de la ciudad permitiendo la existencia de numerosas especies de origen tropical.

Al igual que en la zona de los Montes de Málaga que la rodean, la finca presenta cambisoles y calcisoles en las laderas con pendientes moderadas. En las zonas bajas, de terrazas y

Vientos dominantes en Málaga

Perfil del dosel de copas

vegas se desarrollan fluvisoles. La mayor parte de la finca procede de terrenos agrícolas o ha sido cultivada como jardín durante más de 150 años, con regulares aportes de materia orgánica, tanto de origen animal como los originarios de la biomasa del jardín. Estas circunstancias han dado lugar a suelos evolucionados muy fértiles y profundos, especialmente en las partes más bajas del jardín.

Situación y gestión del arbolado La antigüedad del conjunto arbolado de la parte histórica de la finca, unido a la cercanía de espacios naturales protegidos, como el Parque Natural de Los Montes de Málaga, en combinación con el largo periodo de decadencia o abandono durante la mayor parte del siglo XX, han creado un ecosistema seminatural único.

Esta circunstancia tiene su reflejo en la excepcional biodiversidad que se concreta en la presencia de más de 70 especies de aves, numerosas e importantes especies de mamíferos (meloncillo, jabalí, zorro, garduña o gineta), reptiles y anfibios (ranita meridional, galápago leproso, camaleón o culebras bastarda y de escalera) y numerosos invertebrados (incluida la mariposa monarca).

El equilibrio natural conseguido casi sin querer tiene su importancia en la masa arbórea y en la gestión de la misma. La presencia de plagas y especies dañinas se ve contrarrestada por la presencia de enemigos naturales. Como ejemplo cabe señalar la controlada población de roedores a causa de los depredadores existentes o el hecho de que, hasta hace pocos

meses, las cotorras argentinas no anidasen en el jardín debido a la presencia de garduñas o ginetas que las depredaban.

La selección natural también ha tenido su influencia en el comportamiento biomecánico de la masa arbórea. A pesar de la heterogeneidad del conjunto, con la presencia de especies perennifolias y caducifolias, de palmáceas, de diversas zonas geográficas y bioclimáticas, todas ellos han sufrido un proceso continuado de adaptación natural al entorno con mínimas actuaciones de poda. Este proceso ha conducido a una eficiente adaptación a las cargas de viento existentes en el jardín, reduciendo las roturas y caídas por este motivo.

La gran competencia por la luz ha provocado un crecimiento en altura en el límite máximo de desarrollo de cada especie. Citar por ejemplo la existencia de un ejemplar de Syagrus romanzoffiana de 27 metros de altura o de una Araucaria heterophylla de 44 metros.

En el perímetro de la masa arbolada se encuentran ejemplares más jóvenes o de menos porte que han ayudado a reducir la carga por viento de los ejemplares de la zona central.

No obstante, existen algunos ejemplares aislados o fuera de la alineación de la masa que requieren de un seguimiento especial, como es el caso del almez centenario junto a la Casa del Administrador sobre el que se ha intervenido ligeramente para mejorar su perfil aerodinámico, revisando además su estructura para detectar anomalías biomecánicas.

La gran competencia por la luz en la zona central de la masa arbórea provoca la muerte y autopoda de ramas que, aún no teniendo un calibre grande, presentan un elevado riesgo debido a la altura a la que se encuentra el dosel de copas y la elevada diana de algunas zonas del jardín.

Por este motivo se ha realizado una labor de limpieza de ramas secas en los años 2017 y 2018. No obstante, quizá, sería más interesante aprovechar los días en los que el recinto se encuentra cerrado al público, para tratar de realizar revisiones periódicas de este tipo de incidencia y solucionarlas en el momento con trabajos de desrame por tracción y no esperar un año entero para realizar este sencillo trabajo.

Dado que el riesgo cero no existe, es importante hacer incidencia sobre las posibles dianas tratando de reducir al máximo la exposición de personas y bienes ante daños por caídas o roturas. En la actualidad se celebran bodas y banquetes dentro del espacio protegido del jardín histórico, conciertos con instalación de gradas para cientos de personas y foodtrucks, rodajes de anuncios y películas, entre otros, que dificultan este objetivo.

Esta intensidad de usos tiene un gran impacto en la evolución del jardín como es el caso del trasiego de vehículos pesados por el interior del espacio protegido que tiene un efecto negativo sobre la compactación de suelos tan perjudicial para los sistemas radiculares de los árboles.

Se echa en falta, además, un protocolo de cierre del espacio en caso de fuertes vientos. Es importante que exista un criterio objetivo para su cierre al público que dé seguridad y argumentos para su clausura.

En años anteriores se tomaron una serie de decisiones que afectaron, y siguen afectando, a la evolución y seguridad del arbolado. Sirva como ejemplo citar la clausura de la acequia histórica que discurría a lo largo de la finca para su riego y su sustitución por tubería de polietileno. Este hecho produjo la muerte de diversos ejemplares que vivían al pie de la misma y se alimentaban del agua que rezumaba de esta, como era el caso de un excelso ejemplar de aguacate que existía junto a la denominada Escuelita.

También la reciente realización de los caminos principales con un árido de calcín de vidrio impermeable, elevando la cota sobre el camino de tierra existente, ha modificado sustancialmente el régimen hídrico y de intercambio gaseoso en muchas zonas, ha provocado la aparición de

algunos síntomas de afección que se reflejan en regresiones de copa.

A la hora de tomar decisiones técnicas es importante sopesar las ventajas e inconvenientes de la intervención, así como las posibles consecuencias de las mismas. Es el caso de un ejemplar de Platanus acerifolia de una alineación que estaba degradado y, para eliminar el riesgo alto de fractura por la cruz, se optó por el apeo solucionando ese problema, pero originando otro riesgo diferente al crear un hueco en la masa arbórea en la dirección de los vientos dominantes del noroeste.

Retos y futuro Como parte de un enfoque global para la correcta gestión de un patrimonio arbóreo de esta magnitud cabría tener en cuenta, como mínimo, los siguientes retos:

- Medidas para la descompactación de suelos. Cambio del tipo de pavimento por otro permeable. - Potenciar la biodiversidad, r ealizando un control biológico de plagas y enfermedades con el fin de no romper equilibrios existentes.

- Reducción del riesgo de daños por arbolado con la supresión de actividades poco adecuadas para un jardín histórico.

- Plan de r eposición de ejemplares en fase de senectud una vez hayan fallecido para conservar o aumentar la diversidad botánica existente.

- Creación de zonas reservorio de fauna para reproducción y cobijo de especies interesantes y/o protegidas.

- No eliminar del suelo la materia orgánica procedente de los árboles. - Tratar de recuperar, en la medida de lo posible, el régimen hídrico existente hasta hace pocos años, sustituyendo la aspersión y difusión por riegos por inundación, por lo menos en los ejemplares monumentales.

- Realización de evaluaciones y seguimientos periódicos de los ejemplares más notables, anticipándose a posibles problemas que puedan surgir.

- Redacción de un Plan Director que regule técnicas y usos adecuados a la singularidad del jardín.

Por último, y no menos importante, la creación de un equipo de trepa para el mantenimiento del arbolado de este jardín histórico. El personal cualificado está, sólo faltan los medios y la voluntad para ponerlo en marcha.

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