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El añorado retorno de los conciertos
Por Andrés Padilla
Era un 14 de marzo del año 2020 y la edición número 21 del Festival Iberoamericano de cultura musical, mejor conocido como Vive Latino, estaba por comenzar. Uno de los festivales más importantes del país que desde el año 1998 se ha encargado de desconectarnos, por un fin de semana al año, y deleitarnos con la mejor selección musical de, como bien dice su nombre, toda América Latina. Nadie, nunca se imaginaría que ese festival se convertiría en uno de los últimos (sino es que el único) conciertos en vivo, que como bien sabemos, derivado de la emergencia sanitaria a causa del COVID-19, todo evento al que recibía gente de manera masiva fue cancelado.
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Pareciera mentira, pero llevamos ya más de 365 días sin un concierto en el formato usual y no es para menos. Eventos de esta índole acaparan a muchísima gente, tan sólo esa última edición del Vive Latino, recibió 115 mil 331 personas. Quienes asistimos -muy a pesar de que justo en esa semana se había declarado ya la pandemia a nivel mundial- fuimos altamente criticados, tanto los asistentes como a los organizadores e incluso al gobierno de la Ciudad de México por no cancelar el evento. Afortunadamente, aún con esos altos números, no se dio a conocer algún caso, ni siquiera a los 15 días que tarda el virus en reflejar síntomas en el cuerpo. Y ha sido así como esta pandemia ha afectado de forma drástica a la industria musical y no sólo en México, en el mundo entero, pues la mayoría de los ingresos que recibían los músicos, artistas, bandas y hasta las personas del staff era gracias a los conciertos y aquí pregunto: ¿A quién no le gusta asistir a un concierto? Muy pocas personas dirían que no les gusta, pero al menos han asistido, aunque sea a uno, una vez en su vida, y puede que hasta gratis. Aún así, hemos apoyado a mucha gente con un solo concierto, más los festivales a los que lograban juntar a muchas más personas que las que un auditorio era capaz.
Es un problema que ha afectado a todos los géneros musicales, no sólo al rock, al ska, al pop, por mencionar a algunos de los géneros que año con año el Vive Latino acogía en el Foro Sol. También ha afectado a la música regional, la banda, la salsa, las orquestas sinfónicas, incluso los que son más populares en la actualidad como el género urbano y el reggaetón. Todos se han quedado sin un solo evento en el que las personas se juntan para disfrutar de la música y las razones son incuestionables, un concierto es el peor enemigo de una situación como la que enfrentamos. Al estar literalmente pegado a muchas personas alrededor, siendo aplastado, con la angustia de perder uno de los tenis o que te despojen de alguna de tus pertenencias y muy a pesar de como nos encontramos, todo eso se te olvida una vez que empiezan a tocar tus canciones favoritas.
Lo cierto es que la pandemia no paró por completo a la industria musical, pues se han realizado muchos intentos de mantener aún con vida los conciertos, sea de la manera que sea. Y es que estos eventos ayudan mucho más a quienes trabajan de manera independiente, que no tienen firma con alguna disquera que les de promoción y no tienen una alta audiencia. Las bandas que no son independientes, como quiera, son agrupaciones tan conocidas que con sus reproducciones en plataformas de streaming ya la hicieron, pero hay quienes no lo alcanzan y los conciertos y la venta de su mercancía, playeras, discos, collares, pines, gorras, sudaderas, etc., son su única forma de percibir ganancias.
El primer intento por mantener con vida a los conciertos, han sido los conciertos virtuales, claramente no es lo mismo, el grupo toca en un foro cerrado y es transmitido en tiempo real mientras lo disfrutas en la comodidad de tu sala o cuarto, desde cualquier dispositivo sea laptop, tablet o celular. Este método incluso ha sido una alternativa más económica, pues, en mi experiencia, un acceso a esta transmisión me ha llegado a costar hasta $250 con comisiones incluidas y ha permitido también llegar a otros rincones del mundo, como ventaja extra no ha habido agotamiento de entradas, pero eso depende de la capacidad del servidor. Yo en lo personal, he pagado únicamente por 3 transmisiones de 2 bandas, Little Jesus y Clubz.
Otra alternativa han sido los auto conciertos, muy similar a la idea de los autocinemas, donde disfrutas del concierto desde la comodidad de tu auto, porque si es tu propio auto claramente te ocuparás de limpiar y sanitizar. Esta opción no ha tenido bastante éxito, pues se han cancelado debido al cambio del semáforo epidemiológico de las distintas zonas a rojo, pero hubo algunos que se lograron realizar, con un costo alto de $1600 por carro, en el que entraban unas 4 personas como máximo.
A mediados de Septiembre del 2020, se intentó traerlos a la vida de manera presencial en la Arena Ciudad de México, en un espacio al aire libre, donde se colocaría a personas en módulos separados, cada módulo tendría la capacidad máxima de 6 personas y se prometía que no te pondrían cerca de personas extrañas. La intención es que se ocuparan los 6 lugares con gente en quien más confiaras, se habían ya confirmado las presentaciones de Siddhartha, Porter y el Sabino, pero, a pesar de que ya se habían vendido entradas para el primer evento, las 3 fueron canceladas pues la situación para los últimos meses del año continuaba poniéndose crítica.
Un grupo estadounidense de rock llamado: The Flaming Lips, realizó experimentos para poder dar una presentación en vivo de manera presencial, en donde las personas estuvieron dentro de burbujas de plástico, incluidos los integrantes de la banda, similares a la que Jake Gyllenhaal utilizó en su papel de la película “El chico burbuja”. El concierto se llevó a cabo el pasado 22 de enero de este año, de esta forma disfrutaron del concierto sin el contacto con las personas de manera directa y la única incógnita que nos deja es cómo es regulado el oxígeno, porque al final de cuenta este se terminará al estar en un espacio reducido y cerrado.
Mucho se ha hecho para que eventos de este tipo se traigan de vuelta y seguramente, en este año se seguirán realizando como alternativa más viable los conciertos virtuales. Como amante de los conciertos, puedo decir que los extraño, tan sólo el año anterior, 2019, en el último semestre había asistido a uno por mes, no pensé que serían los últimos. Y sé que, como yo, los que su única personalidad era ir a conciertos, lo único que esperamos es que la pandemia cese, termine, se extinga para volver a disfrutar de los saltos, los gritos, las canciones, los miles de emociones que experimentamos cuando estamos escuchando a nuestro grupo o artista favorito.