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Las redes sociales como origen de la decadencia en la juventud moderna

Las redes sociales como origen de la decadencia en la juventud moderna

BE Albañez Domínguez Juan Ramón y Garduño Ramírez Jacqueline

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El siguiente escrito tiene como objetivo hacer una crítica al uso actual de las redes sociales, bajo una perspectiva individual fundamentada en la experiencia, abordando la problemática desde la raíz hasta sus últimas consecuencias en la vida personal de los usuarios de estas.

Asimismo, se abordarán las implicaciones prácticas que tienen las redes sociales en nuestra vida cotidiana, teniendo como propósito principal hacer un análisis a la dependencia que se genera hacia estos medios de comunicación; con la finalidad de invitar a los adolescentes a llevar a cabo una introspección y, por tanto, una reflexión, dado que los jóvenes entre 10 y 19 años son los más propensos a hacer un uso desmedido e irresponsable de los mismos.

En primer lugar, será necesario definir qué es una adicción y qué es una red social. En cuanto al término adicción;

...proviene del latín addictus que significa esclavo de la debilidad, el término hace referencia a cómo una persona se hace dependiente de aquello que utiliza para aminorar el sufrimiento mental…” (Adams, 2016, p.31).

Podría pensarse que, la definición anterior únicamente es válida para aquellas situaciones en las que el individuo ingiere sustancias estupefacientes; por lo que se estima necesario hacer énfasis y recurrir a un concepto denominado flow, que hace referencia a

“... la experiencia de un sentimiento de placer constante que se presenta en artistas, atletas, científicos, escaladores y muchos otros, cuando son absorbidos por la actividad que realizan…” (Bereiter y Scardamalia 1993, p.102).

Por su parte, Velázquez y Aguilar 2009 afirman que una red social es;

…una estructura sistemática y dinámica que involucra a un conjunto de personas u objetos, organizados para un determinado objetivo, que se enlazan mediante una serie de procedimientos, permiten el intercambio de información a través de diversos canales...” (p.15).

Básicamente es un espacio virtual destinado a la libre comunicación e intercambio de información entre los usuarios, cabe destacar que en muchas ocasiones las redes sociales carecen de reglas comunitarias o restricciones de contenido, por lo que en ellas podemos encontrar todo tipo de publicaciones que no se limitan a un círculo social cercano, sino que se extienden al mundo entero, fomentando en las personas el interés por formar parte de uno de estos grupos, apelando a sus intereses, curiosidades e incluso, el morbo o la vulgaridad.

Por lo que, concretamente al hablar de redes sociales, no se debe hacer referencia a una adicción, sino a un flow al hacer uso de estas. De este modo, se puede deducir que el efecto de las redes sociales sobre las personas es generar un efecto de inmersión hasta despojar a los usuarios de la realidad física, haciéndolos esclavos de sus deseos, absorbiendo su individualidad y generando un espacio de libertades para las que mentalmente no se está del todo preparado.

“Actualmente las redes sociales son consideradas la principal actividad de Internet en México, utilizado por el 83% de internautas mexicanos” (Medrano, Rosales, Díaz, 6/12/2017 p.2).

Es evidente e innegable que las redes sociales rápidamente han pasado a formar parte de nuestra vida diaria; a grandes rasgos se puede afirmar que son indispensables en la actualidad puesto que ofrecen respuestas y siempre representan un camino más sencillo a la solución de cualquier problema que se presente. Ponen al alcance de nuestra mano billones de soluciones, productos, servicios, así como diferentes formas de entretenimiento. Y en general, por distintas circunstancias ya sean sociales o individuales, pareciera ser inevitable caer dentro de una de estas redes.

Retomando la idea de que las redes sociales nos despojan de nuestra realidad, se hace evidente una alienación de la persona, esto se da

“…cuando la actividad que realiza le anula, le hace salir de sí mismo y convertirse en otra cosa distinta a la que él mismo propiamente es…” (Olleta, 2019).

En general, nos hacen vivir una dualidad entre el mundo real y el virtual, dándonos la oportunidad de tener dos vidas distintas; en lo virtual nos permite decidir con mayor amplitud no sólo qué mostrar o qué ocultar acerca de nosotros, sino crear un “yo” absolutamente falso, en cambio, en lo real esto no sucede así, puesto que la posibilidad de ocultar ciertas situaciones se vuelve más complejo.

Como jóvenes invertimos demasiado tiempo en esta realidad virtual que no deja de ser una ilusión, mientras dejamos escapar a la vida real y a todas las experiencias verdaderas que nos ofrece. Básicamente sacrificamos nuestra realidad a cambio de una experiencia vacía.

Por otro lado,

todo querer surge de la necesidad, o sea, de la carencia y, por lo tanto, de un sufrimiento. La satisfacción pone fin a este; pero por cada deseo que se cumple, quedan por lo menos diez sin satisfacer; además los apetitos duran mucho y las exigencias tienden al infinito, mientras que la satisfacción es breve y dosifica con escasez” (Schopenhauer 1859, p. 29).

Por consiguiente, las redes sociales ponen a nuestro alcance una infinidad de distintos productos y servicios fomentando en nosotros el deseo por adquirir alguno de estos, creando necesidades irreales y convenciendonos de satisfacerlas cueste lo que cueste. Entonces, podemos ver a estos medios de comunicación como una fuente inagotable de deseos de los que no estamos seguros de poder alcanzar, lo que provoca un permanente y constante sentimiento de angustia y, en consecuencia, sufrimiento.

“Los hombres se influencian unos a otros, y, cuando están juntos, tienen tendencia a desear las mismas cosas, no sobre todo en razón de su escasez, sino porque, contrariamente a lo que piensan muchos filósofos, la imitación comporta también los deseos. El hombre busca hacerse un ser que está esencialmente fundado sobre el deseo de su semejante” (Girard 1996 p.23).

Ciertamente en las redes sociales es común la propagación de modas, sin importar en qué consistan, desarrollando conducta imitativa en los usuarios. Por ejemplo, cuando se hace tendencia un artista, una serie, un hashtag o un lugar. Esto demuestra que estos medios de comunicación son el espacio ideal para perder nuestra individualidad, puesto que copiamos a otros y otros nos copian, creando un círculo vicioso carente de originalidad.

“El hombre está condenado a ser libre” (Sartre 1948);

Es decir, como personas somos libres de tomar nuestras propias decisiones, pero, debemos asumir las consecuencias que estas tengan; por ello la libertad se entiende como una condena, puesto que nos hace responsables del curso que tome nuestra vida. Las redes se encargan de darnos libertades para las cuales no estamos preparados, nos dan acceso a distintas situaciones que nos hacen tomar decisiones repentinas, apresuradas y probablemente, sin pensar en las consecuencias de las cuales somos responsables.

Si bien es cierto que las redes sociales son herramientas muy útiles en varios sentidos, el hecho de que nos ofrezcan muchos beneficios, no compensa todo aquello que sacrificamos y a lo que renunciamos voluntariamente a cambio de su uso. Sin duda actualmente dependemos de las redes sociales, hemos crecido con ellas, nos han formado e incluso parece inimaginable un mundo sin su existencia. A pesar de todo, debemos aprender a hacer un buen uso de estas y verlas como lo que son, herramientas.

En conclusión, nuestra existencia tiene como único propósito disfrutar y aprovechar todo aquello de lo que este mundo nos ofrece, pasamos horas y horas sentados frente a una pantalla desperdiciando valioso tiempo en una red social, tiempo que no recuperaremos jamás; mientras afuera existe una inmensidad de experiencias por vivir. Cualquier situación en una red social que nos prive de vivir nuestra vida e implique darle mayor importancia a dicha situación antes que a nuestra realidad, es una que no vale la pena.

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