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Relatos sobre la muerte

Por Eduardo Barbosa

Las flores del campo

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relatado por Meztli Martinez Rosas

Dos chicas y un chico se encontraban caminando por el monte mientras recolectaban flores que ahí crecían. Su paseo se había extendido por más de tres horas, era tal la fascinación de una de las chicas que dejó que sus acompañantes se adelantaran mientras ella seguía con la recolección. La chica alzó la cabeza y se sorprendió al darse cuenta que frente a ella se encontraba un señor de edad avanzada, con una expresión facial de molestia y enojo. Él le recriminó el hecho de cortar flores en ese lugar, y que ella carecía de permiso para ello. Ella contestó sorprendida que no sabía que era necesario el permiso de alguien para poder cortar dichas flores o que le pertenecieran a alguien en especial. El señor le arrebató las flores y las arrojó al suelo. La chica asustada se fue corriendo para alcanzar a sus compañeros.

Llegados a su casa la chica quería regresar, insistía en hacerlo ya que alucinaba con aquel extraño señor que se había encontrado en el monte. Sus compañeros la llevaron hasta donde se encontraban sus padres, ellos al ver a su hija en tal estado intuyeron que algo le había pasado o dicho en sus palabras: “Que algo le habían hecho”. En un descuido, la chica salió corriendo rumbo al monte donde se había encontrado al señor, uno de sus compañeros apenas logró alcanzarla y cuando lo hizo se dio cuenta que ella estaba incontrolable, sostenía que el señor la incitaba a ir, el chico le vendo los ojos y la llevó de vuelta a su casa,en la cual le hicieron una llamada “limpia”, la persona que lo realizó comentó que había tenido un encuentro con la muerte y que ésta era la que la estaba llamando a ese lugar. Esto sucedió en un lugar de Oaxaca, en aquel lugar a la muerte la nombran “La Bandolera”.

Un sueño o realidad

Me encontraba frente a una iglesia grande, antigua, de esas que pocas veces se ven en la vida. En el portón se encontraba una joven alta, con vestido largo, —parecía que iba a atender a una fiesta de gala—. Me acerque a observar. En ese momento, me dedicó una mirada penetrante y esbozando una sonrisa susurró: “No querrás interrumpir”, me quedé estupefacto. Observe el interior, en él se encontraba un féretro, no había más gente que el padre y cuatro caballeros bien vestidos, escuchando lo que el padre recitaba. En ese instante algo llamó mi atención, era el cuerpo dentro del féretro, me ví a mí mismo en él. Intenté entrar, pero la joven me lo impidió, me invitó a caminar a su lado, acepté sin titubear. El silencio se volvió incómodo y en un instante sentí un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo, fue cuando ella comenzó a hablar, me cuestionó sobre mi vida y algunas decisiones que había tomado en el pasado, dijo que todo conducía a lo mismo, que, si había valido la pena, respondí confundido, preguntando a qué se refería. Ella replicó que yo sabía perfectamente de lo que hablaba, que todo este tiempo observaba callada. El silencio se impuso mientras nosotros experimentábamos algo. Después de algunas cosas que no recuerdo muy bien, volvimos a la iglesia, parados en la entrada dijo que no a todos se les daba hablar con ella, pero que no sería la última vez que nos veríamos, que la próxima vez yo sabría a lo que ella venía. Lo siguiente que recuerdo es estar en mi habitación desorientado por todo lo que había pasado, a la fecha no logro distinguir si fue real o solo una fantasía, lo que tengo claro es que cada vez que lo recuerdo, un escalofrío recorre mi cuerpo.

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