
3 minute read
Una Torre con Historia
from A Un Año Del Sismo - Nigromante Septiembre 2018
by Nigromante. Revista de la DCSyH, Facultad de Ingeniería, UNAM.
Por Fernanda Carrisoza
Es verdad que la Torre Latinoamericana es uno de los edificios más representativos de la Ciudad de México (DF para los de la vieja escuela), siendo una obra impresionante desde su construcción y considerado el edificio más alto de la ciudad al menos durante 16 años. Para sus 62 años sigue siendo una obra relevante, pero lo que más llama la atención es que este edificio ubicado en la esquina de Francisco I. Madero y Eje central ha resistido 3 sismos de grandes magnitudes.
Advertisement
Anteriormente a este edificio existía un inmueble de menor altura que también pertenecía a Latinoamérica Seguros S.A. Sin embargo, en 1947 se autorizó la demolición del mismo y la construcción de un nuevo inmueble con más pisos y con mejor diseño y vista. En cuanto al diseño, no solo se quería mostrar cuan vanguardista se podría ver el edificio, tanto por las decoraciones, los espacios, los colores, etc., sino que también se pretendía mostrar que la torre contaba con la tecnología adecuada para su posición geografía. Es decir, los ingenieros y arquitectos encargados del proyecto se dedicaron a realizar un estudio de la región donde esta seria construida, tomando en cuenta que la Ciudad de México es una zona sísmica y con un subsuelo con características especiales (recordado que la ciudad está construida sobre un lago y que tiene un subsuelo considerado de consistencia esponjosa).
Se dispuso a instalar piezómetros de diferentes tamaños (instrumento que se utiliza para medir la presión de poros o nivel del agua en perforaciones), bancos de nivel con respecto a la ciudad y, por último, utilizar pilotes de concreto. Esto último, la característica de los pilotes, es el punto medular de esta obra.
Los pilotes de concreto son elementos de construcción que son utilizados para la cimentación de obras, siendo su fin el trasmitir y distribuir al estrato (capas de sedimentos compactados) más resistente del suelo todas las cargas estáticas y dinámicas de todo lo que están soportando. Su forma es como la de una columna que se coloca de forma vertical; en el extremo que se clava en el suelo tiene una punta, lo cual hace más sencillo insertarla en el terreno y que, a su vez, la base superior, cargue con la estructura que tendrá encima.
Se tomó la decisión de utilizar la cantidad de 361 pilotes de concretos reforzados, todos enterrados a 34 metros de profundidad (nivel de piso).
La torre no comprende tanta área, así que los pilotes están debajo del edificio y abarcan también el área fuera de esta, es decir que, debajo de la banqueta y el perímetro fuera de la torre, están los pilotes.
Otra de las mejoras que se le integró a la construcción fue que en los sótanos del edificio se colocaron unos cajones de concreto. Tales cajones son estructuras en forma rectangular que tienen una alta capacidad hidráulica y resistencia estructural, lo que da como consecuencia que la torre parezca que esta sobre el casco de un barco y “flote”.

Realmente, aunque esa es la base de todo para evitar que la torre se hunda y se colapse ante una catástrofe, también influye mucho los materiales con los que está hecha, pues para su construcción se utilizaron materiales como aluminio y acero con denominación 47 (acero, mas níquel, mas cromo) en su estructura. Gracias a sus materiales, correctamente colocados, la estructura cuenta con un peso total de 24,000 toneladas.
Y aunque parezca increíble, todo en conjunto hace que la torre, ante un sismo, amortigüe las oscilaciones, lo que hace que disminuya la frecuencia de la oscilación con respecto a la onda sísmica. De forma más coloquial, la torre, ante un sismo, presenta el movimiento de una víbora, la cual se mueve en sentido opuesto a las ondas del sismo.
Por último, algo que de igual forma hace que la torre sea un edificio más seguro son los sistemas eléctricos con los que cuenta. El inmueble carece de un sistema de gas (para agua caliente o cocina), por lo que en el momento de una emergencia no existiría el riesgo de explosiones. Se tiene la teoría (porque sí existen cálculos) de que solo un sismo superior a 9.1 grados Richter lograría hacer un daño permanente en la estructura, o bien, echarla abajo.
Gracias al ingeniero Adolfo Zeevaert Wiechers y al arquitecto Augusto H. Álvarez (ambos mexicanos), encargados de la obra, este edificio ha resistido los temblores más fuertes que se han registrado en la Ciudad de México y, posiblemente, siga haciéndole frente a estos fenómenos naturales por muchos años más. Si quieres saber un poco más de la Torre Latinoamericana puedes visitar su página: http://torrelatinoamericana.com.mx/historia/

© Infografía, Milenio.