Ropa tradicional española En el siglo XVI, España estaba a la vanguardia de la moda, y sus populares estilos de vestir, reconocidos por su elegancia, influyeron en todo el mundo. Durante esta época, en la que España estaba gobernada por la dinastía de los Habsburgo, las modas españolas, como las capas, los corsés y los verdugados, se hicieron muy populares en toda Europa occidental. El verdugado era una falda de aro en forma de campana que originalmente se reforzaba con esparto. La estructura de la prenda tenía los aros bien visibles en la superficie de la falda, aunque esto evolucionó hasta dar forma únicamente a la sobrefalda. Las primeras fuentes indican que Juana de Portugal comenzó a utilizar los verdugados en España, y la moda de la corte siguió entonces su ejemplo. Un ejemplo de cómo pudo extenderse y ganar influencia internacional es que se dice que Catalina de Aragón llevó esta moda a Inglaterra en su matrimonio con Arturo, príncipe de Gales, en 1501. A partir de ahí, el verdugado tuvo un amplio impacto tanto en la moda monárquica europea como en la moda general. La ropa en España solía estar hecha de telas ricas y pesadas y decorada con hilos de oro o plata. Sin embargo, estos estilos no se adaptaron a la rápida evolución de los tiempos, lo que hizo que la moda tradicional española quedara un tanto desfasada, permitiendo que surgiera la moda francesa, con ciudades como París a la cabeza de la moda europea del siglo XVII por su innovación más atractiva. Hoy en día, aunque la moda española es muy moderna, la ropa tradicional se sigue utilizando para eventos especiales. Por ejemplo, el traje de luces, que es el traje tradicional de los toreros españoles, caracterizado por el uso de lentejuelas, hilos de oro y plata, y detallados bordados, se ha mantenido muy similar desde el siglo XIX.
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