Revista Clarimonda no. 30: Populacho

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Editorial Estimado lector; para cuando leas esto afortunadamente el Papa ya se habrá ido de nuestro país y Rigo Tovar ya habrá cumplido 7 años de haber muerto. Lo comento porque sin duda ambos casos son referentes elementales –cada uno en su proporción y contexto- de lo que hasta la fecha conocemos como la Cultura Popular Mexicana, tema al cual atendemos en esta ocasión mediante el apelativo de “Populacho”. En el artículo que nos comparte el Historiador y escritor José Mariano Leyva, el cual da inició a la edición, nos comenta el autor que la cultura popular en México, según sus apreciaciones, se identifican o, mejor dicho, se contextualizar de acuerdo a dos puntos; el primero, debido a los vastos escritos del prolífico Carlos Monsiváis, quien a santo y seña ha particularizado lo que se considera y no como popular; y el segundo, debido a lo que la televisora Televisa nos ha mostrado desde tiempos desmemoriados en su programación. En ambos casos lo popular es sinónimo del pueblo, adherente a las viejas costumbres y a lo que la masa solidifica y hace como suyo, como su particularidad inherente a la cultura general. Pero más allá de todo eso lo que nos concierne particularmente es desempolvar varias viejas imágenes del aglomerado popular, vislumbrar las vicisitudes de cada uno de los íconos que siguen perneando dentro del imaginario colectivo de la sociedad. Es así como nos aventuramos entre los pasajes del kitsch mexicano –como bien lo menciona Pablo Paniagua– para revivificar el cómo ha sido marcado este contexto y, el cómo se ha determinado y perneado hasta nuestra actualidad. A continuación encontrarán textos referentes –por ejemplo- al entrañable “Ídolo de multitudes” Rigo Tovar, el mitológico Pedro Infante, hasta el dicharachero y alburero sexoso Alfonso Zayas –a quien por cierto le rendimos un pequeño Homenaje con esta edición-, la irreverente y tropicalísima Amandititita, la tradicional Lucha Libre mexicana y muchas cosas más que pueden o no ser de su gusto y agrado. Así que estimado público, los dejamos ante una edición más de esta revista que está acercándose a sus 8 años de vida. Esperemos la disfruten y, si no les late, pues rólenla con alguno de sus camaradas, a alguien podrá fascinarle este asunto de lo populachero. Nos vemos en la próxima.

Director Manuel Noctis manuelnoctis@gmail.com Consejeros Editoriales Alex Barrios — Clarissa Raaveli Colaboradores José Alfredo Barriga — Carlos Cruz Arte y (anti)Diseño EseNoctis Letty Gaona (págs. 12, 13, 14 & 16) Corresponsales Rogelio Dueñas (DF & Edo. Méx.) Contacto y Colaboraciones revaclarimonda@gmail.com Web www.revista-clarimonda.blogspot.com Facebook: Revista Clarimonda CLARIMONDA –Cultura contraCultura- Revista alternativa y de autogestión editada por Manuel Alejandro Ayala Chávez. Morelia, Michoacán, México. 2012. Número 30, Año 7 | Víctima: Populacho. Logo oficial Clarimonda: Gustavo Santiago López (Veracruz) | Logo Secundario: Luz Koreysi Ugalde (Guadalajara). Cada texto firmado es responsabilidad de su autor y no necesariamente responde a las políticas de

Clarimonda.

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Portada Manuel Noctis Redacción Allan Poe, Marzo 2012.

Portada © Cindy Tagle - “El Santo”


Contenido

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L ey Mariana é s o J … idad y creativ

urbana) popular a r u , política lt u C HO ( popular C a A r L u U lt P u : PO es os: c DOSSIER ra de los mund isol Vargas Flor a Campos r r li e a u T M g … artínez a? … u 4 La perdido tón A. M e la hor o s d a id a t G r n o e … h s 6 El n a la mierda a n es quié tario de Paniagu a 7 ¿Quié nes de un prole xicano … Pablo ab lc a v u Dueñas xio me bio R h e c s s u it E Rogelio k 8 Refle l … … e s s y o a r o id e t n a naju ienve e de fich s Rodríguez arrillo 10 Gua los besos son b o del cin olí amírez C ra id S R l l m e a e s t b íg o u o R r d ic 11 To encuent or … Asd as: El ch bia es cultural … Morcillo nso Zay er el fav eración que no o o s m lv n lf u o o c A v r lf e a A d 2 n 1 la a ta supo una gen ta Rigo … eina de como es n en íconos de y le impor , s 15 La r e r jo e b a c r li n a e viert ién c lucha ón Po 16 A qu s carpas … Ram lar influyó en la Luchador se con l u la E p s o y 17 Tra ultura p o Baboa ctis. omo la c ocky o de com ero c e D , Ese No 8 e R 1 c m n n o o R ió P c s n ovino enera ama a, Ramó 20 La g es … Jesús Bald ty Gaon derico G e e L F , t a … e ) ic r t ría refe la Luná lar (gale … Iván Farías s, Librélu ía rio popu s r r e a a t F B n a o il d 2 2 vig S, Gerar icieros y , Masa R le 23 Just g a T y d ual … Cin ivo) Obra vis subvers o t n e m irelles uple ES #1 (S Padilla M a Salas L l e IB z S It R a E re EV s Mirand LOS IRR ra salvaje … And rco Flore R. Israel … u r t a ia it r o … Ma u C t g n y le la II. s p u one can eso de p skoria. un absc III. Any r a oE t n e v zi, Nach ! Re IV. ¡Ho isual … José Zar Obra v … Estrada ática EBRAYE l … Tere lula Lun a é n r io ib c EN EL D L a fía … comunic Fotogra nómeno . Monreal fe o m o ck c gio J úsica ro e? … Ser 26 La m te o para el art a lores dr l ar fa Saave oll … Arturo J. F a R 27 ¿De … r e r rio Noctis nd ro is ov o S ampe Ma n u e l y rock a r m s r o a 28 Ret p le ir il p … u m s G gre, va al Mind rogas … 30 San n Krimin a y las d o r c u t a t a r is e v t e 31 Mi li e… entr contra d n e ia c isten 32 Res enker jandro Z ISTA D le A U N … O o c al CAMP fotográfi r Villarre o o t li c é fo a H t r … Po acional! er fía ¡Sens … Pé De J. Paun a r G y o n e r a o n P á 36 de D placeres dka … El Seis 38 Los vo e cadas d emy 39 Cas c ques R a J … n Ilustració iaga erea NA S el Noctis y Madar ra Gómez COLUM ción … Pablo Qu z t lu or Manu g p a a … M L a r o r n o ll t ó s p o r … Ilu por Ram y el rey que otro vitada) … s, viajes y uno a santa L in : a o n fi a m t e o lu 41 Cen uros (co niversario, tokin ales Imp a e im d n ; A 42 ano: IV horo urb 43 El c


© C I N D Y

T A G L E


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La guerra de los mundos: cultura popular, política y creatividad José Mariano Leyva “En lo sesenta, durante el largo boom económico, los jóvenes marcharon por las calles. En los noventa, con prolongadas crisis que no se veía desde la Gran Depresión, los jóvenes se volvieron creativos.” La cita es del autor norteamericano Jeff Chang, y aparece en su estupendo libro de historia de la cultura: Can`t Stop, Won’t Stop: A History of the Hip Hop Generation.(1) El estudio no es estupendo porque se dedique a un género musical considerado popular. Es un ejercicio de rigor histórico que lo iguala a cualquier disertación de historia “académica”. A la par, su propuesta se transforma en algo más sugestivo por su alcance analítico, por sus incisivas conexiones sociedadcultura, por la novedosa lectura que le da a las últimas cuatro décadas. Características, todas estas, que muchas veces faltan en los libros más académicos. Chang establece al menos un par de coordenadas respecto al lapso histórico que va de los setenta a la primera década del nuevo milenio. Ejes que reinterpretan la llamada cultura popular y la relacionan con su nuevo entorno. La primera coordenada: a partir del 68, desde aquél momento en que varios grupos de jóvenes se rebelaron con talante político en las calles, la directriz en nuevas formas de sedición juvenil se alejó cada vez más de la política para acercarse a la cultura.(2) Segunda coordenada: el mismo recorrido histórico atestigua una disputa entre la cultura, su validación y su comercialización. Las propuestas de nicho cultural – muchas de ellas populares- como el hip hop, el Punk o el Go-go terminan convertidas en negocio, pero teniendo como antesala la previa validación cultural. Dejan de ser una propuesta excéntrica para ser señaladas como movimientos culturales auténticos, aumentan su potencial de cooptación y terminan anunciando algún refresco. Sin embargo, es necesario ir un poco más atrás. Tal vez para algunos ya hayan comenzado las discrepancias. ¿Es el hip hop una propuesta popular de la cultura? ¿Por qué mucha gente no considera al

hip hop como cultura popular y sí a la cumbia? Ambas tendencias provienen de países extranjeros. Inicialmente ambas se afianzaron en estratos sociales bajos. Ambas pasaron de ahí a un feudo más amplio. Aún así, para muchos hay una diferencia tajante: el hip hop suena más a Estados Unidos, al Primer Mundo. La cumbia suena más a Colombia al hermano país latinoamericano. ¿Hasta qué punto entonces la ideología política ha determinado qué es lo popular en la cultura? Y qué tan valido es seguir respetando aquellos criterios en temporadas cada vez menos politizadas. ¿Qué es la cultura popular? ¿Quién lo decide? Al respecto, viene a la cabeza un nombre que levanta los contrarios vientos del odio y la veneración: Carlos Monsiváis. Un buen número de elementos de la cultura popular mexicana trascendieron hacia orbes más amplios gracias a él. La dinámica, sin embargo, no deja de ser la misma: un miembro de la elite intelectual echa luz sobre temas “populares”. Paradójicamente, esos temas adquieren ese encanto popular hasta que pasaron por el filtro y la “validación” de un docto más alejado del universo estrictamente popular. Y entonces, las validaciones de lo popular se alejan del mundo que las vio nacer y responden a discusiones sostenidas en otros ámbitos. En Amor perdido, Monsiváis presenta una parcela cultural en torno a lo que él considera popular, lo que no, lo que debería, lo que jamás será… Entonces, Agustín Lara, José Alfredo Jiménez o incluso José Revueltas se asientan en el feudo de la cultura popular. Por el contrario, para Monsiváis, ni Genaro Fernández MacGregog, ni Nureyev pueden ser cultura popular, ellos forman parte más bien de la parodiable “crema de la crema”. La parcela se va definiendo: de un lado el albur, el “romanticismo estoico”, la bohemia, el folclor inundado de humilde honestidad. Por el otro, las buenas conciencias, el chic, los burgueses. La primera edición de Amor perdido ocurrió en 1977, justo al inicio de ese periodo histórico en el que Jeff Chang establece la disputa y

Fotografía tomada de la Expo CIAC Morelia, 2011.

separación entre lo político y lo cultural. Lo auténtico que se convierte de inevitable manera en lo comercial. Y desde esa frontera histórica, entre una época y otra, Monsiváis se enfrentó a nuevos vientos nacionales que sólo eran reflejo de la nueva época. Nos dice el ensayista mexicano: Los límites aproximados: 1966-1972. En seis años, un fenómeno social espontáneo, sin organización posible, tan derivado como original, se introduce primero en el Distrito Federal y ciudades del norte para infestar a continuación el resto del país. Un nombre para este caos o esta ambición de orden: la Onda. En el origen, características comunes a millones de jóvenes en todo el mundo: “norteamericanización” cultural, devoción por el rock…(3) Era este el inicio de una nueva realidad que ya no comulgaba con los viejos preceptos ideológicos. La cultura popular deja de ser sólo la cumbia, el libro vaquero o la lucha libre.(4) Deja de ser designada por la izquierda militante, aunque muchas veces exquisita, de años previos. Hacia adelante, lo “popular” comienza a aliarse con elementos que antes no se imaginaban como parte de ese mismo orbe popular: herencia norteamericana más que latinoamericana, más rock y menos rancheras o cumbias. Así, es posible que el enojo que se puede sentir por


[5] no pertenecer a una época, a lo que sigue, emerja. Y entonces se dicen sentencias como que el nuevo movimiento es uno “sin organización posible” (en efecto, si toda organización se subyuga a la política), o que el mismo movimiento “infesta”, en vez de contagiar o animar. La definición política de la cultura popular elaborada en los sesenta y parte de los setenta ha cambiado. Se mantiene imperturbable y prístina en las mentes más conservadoras, pero la cultura popular hoy, de manera inevitable, responde también a otros criterios. Cierto es que la dinámica de un intelectual validando estas nuevas culturas populares, no ha cambiado. La voz de la elite antropológica, aquella que se sumerge en los mundos subterráneos, para rescatar alguna expresión que le parezca representativa, se mantiene. Y aún así seguimos sin ser del todo honestos. El pensador, intelectual, o antropólogo rescata una expresión vernácula, un detalle bohemio, algo que suene a rebeldía. Nos sentimos más o menos seguros en el orbe que mantiene esos dos pilares: la rebeldía y lo vernáculo. Pero lo realmente popular, como propuesta cultural consumida por un amplio sector social, en México tiene nombre: Televisa. La familia peluche es popular, lo mismo que la india María o casi cualquier telenovela en los últimos cuarenta años. ¿Que no tiene ese encanto cercano a lo antropológico? No probablemente no, y por eso estas propuestas sólo se vuelven objeto de estudio para señalar –con justa razón--, miseria económica, miseria ideológica, miseria cultural. Y la aceptación de estos fenómenos por un enorme número de gente. La cultura popular descarnada, desvestida de todo su romanticismo. Y sin embargo, justamente para contrarrestar un poco aquella aplastante cultura popular, es necesario hacer énfasis en esta otra cultura popular. La más discreta, la que está más asociada a la invectiva. Por lo mismo es imprescindible actualizarla. Una cultura popular que ya no le dice nada al grueso de la gente es un sinsentido. Y en cualquier caso, el peor de los casos no es la mercadotecnia apropiándose de un elemento cultural, antes rebelde después comercial. Sino tal vez que una línea ideológica política haga lo mismo. Vayamos más atrás de la temporalidad

que Jeff Chang analiza. Más atrás incluso de los temas populares redimidos por Monsiváis. Él día de hoy los espectáculos de títeres no son considerados precisamente populares. Sin embargo, hace poco más de cien años sí lo eran. Eran también un espectáculo más pensado para los adultos que para los niños. La razón era clara. Varios personajes en Europa, como el autómata alemán Hans Wurst, creado originalmente para conservar “las tradiciones, las costumbres, los hábitos y hasta la lengua latina”, terminaron haciendo lo contrario: refinando “su lenguaje truculento” y su mímica obscena, olvidando las historias preconcebidas para hacer improvisaciones cargadas de libertinaje. Los títeres eran improvisación. Crítica contra alcaldes y gobernadores. Y los espectadores adultos, los miraban encantados. Hans Wurtz es quien originó el primer decreto de censura que se conoce, redactado por Carlos V de Alemania. En México los títeres del XIX tenían las mismas características. Con la revolución francesa llegaron varios de los personajes conocidos del mundo titiritesco europeo: Punch y Judy, Arlequín, Pierrot, Karagüez, y en este país encontraron nuevas variaciones que, sin embargo, no perdían su espíritu original. Incluso desde tiempo antes, los títeres en México creaban problemas. El gobierno virreinal en un inútil intento por normar su comportamiento, estableció un reglamento hacia 1760 en donde era menester pedir permiso por escrito a la autoridad correspondiente para presentar cualquier espectáculo callejero. La idea era que los artistas se sometieran de manera voluntaria a la censura. Pero los títeres, expertos en el arte de la improvisación al momento, podían registrarse con un argumento que cambiaba completamente conforme la obra progresaba. Sin embargo, todo eso cambió en el siglo XX. La ideología de la Revolución Mexicana llegó con ideas concretas. La bondad de los pobres. La institucionalización de la izquierda. La disidencia obtuvo un salario de burócrata. Los títeres poco a poco fueron vistos como herramientas de un socialismo que en México se terminó de fraguar con esa Revolución. Su visión crítica, el análisis inteligente, su título honorario como representantes del escepticismo ilustrado les fue despojado sin misericordia. En 1929 por ejemplo, la

SEP patrocinó la inauguración del teatro de títeres en la Casa del Estudiante Indígena. En la misma época, Serguei Obrastzoff, recién desempacado de la Rusia de Stalin, diseñaba un teatro de muñecos para la educación artística y “la educación de la voluntad en el hábito de llevar hasta el fin todo trabajo iniciado”. La perniciosa idea de ajustar una propuesta cultural para que sea popular según los dictados ideológicos de algunos políticos (incluso de analistas culturales), no es lo mismo que rescatar algún elemento de cultura popular. La primera acción tiene un espíritu más político que cultural. Y si le hacemos caso a Jeff Chang, los nuevos tiempos tienen batallas más complejas que librar. La cultura como rebeldía siempre es posible si no se la priva justamente de su poder cultural. Si insistimos en volver a la cultura designada por la política, obtendremos lo peor de ambos mundos. Por ello, parcelar a la “cultura popular” en unos criterios establecidos hace cuatro décadas, es quedarnos cortos de miras. Es rendirnos ante lo ya dicho, y no buscar nuevas expresiones de cultura popular, renovadamente rebeldes, aunque sean más agringadas y menos cumbiancheras. Y también contradictorias. Vuelta a Chang: El nacionalismo hip-hop se trataba de defender a una generación que estaba enamorada de sus contradicciones. Estar de acuerdo con el hip-hop era, en palabras de Daniel Smith “estar de acuerdo con el intenso tipo de aspiración que provoca el tener muy poco. Estar de acuerdo con la ambivalencia de tener mucho sabiendo que los demás no.”(5)

Esperar que la cultura sea congruente, consecuente, es también pensar conservadoramente. La cultura “popular” se desembaraza de su contexto político. Se vuelve iconoclasta más que izquierdista. Crítica más que militante. Ese ha sido su secreto para sobrevivir y mantener viva a la diatriba. Las contradicciones son parte integral de ella. (1) New York, Picador, 2005, p. 422. (Traducción personal) (2) Y claro que al respecto siempre alguien emitirá el lugar común de “todo es política, hasta lo apolítico”, lo que personalmente me hace recordar los edictos de fe religiosa de hace unos cien años, en donde los teólogos más nostálgicos trataban de convencer a las nuevas huestes ateas --en crecimiento--, de que sin importar su análisis, Dios estaba por encima de todo ello. (3) Amor perdido, México, Era, 1985, p. 227. (4) Estos tópicos y varios más, por cierto, analizados y explotados por vez primera por el mismo Monsiváis. (5) Jedd Chang, Op. Cit., p. 426.


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El sentido Perdido Fue Dios llamado aquí y no habló. José Saramago

Precisamente por eso, porque dios no llega, porque está muy lejos, por su siempre abstracta e inasible corporeidad es que acá, en el territorio asfáltico, gobiernan los santos. Despojemos a la religión de aquel saco espinoso con que la han vestido instituciones eclesiásticas y políticas para armar un instrumento ideológico y de manipulación, hablemos mejor desde su ritualidad esto es, la religión puesta en práctica, el cómo es vivida por sus seguidores. En este sentido, nos dice el investigador Carlos Rodrigues Brandão que la religión debe siempre curar, o sea “aun cuando es considerada como “falsa”, es un sistema de sentido y cuando se cree verdadera, es el único, o el más puro y eficaz repertorio ofrecido al hombre de significaciones indispensables.” (Geist, Ingrid: 1996, 33) En el actual contexto nacional de violencia, pobreza, desempleo, y apatía; la necesidad de lo divino responde a un sentimiento de sin sentido y desamparo. ¿Qué significados brindan santos como San Judas Tadeo, Malverde y la Santa Muerte? Para darnos una idea del alcance de dichas figuras recabaremos algunos datos. En una crónica del 2007, conmemorando los 25 años en que San Judas fue colocado en el altar principal de la iglesia de San Hipólito, Juan Arvizu reseña: “Este día San Judas Tadeo cumple sus bodas de plata en el templo de Av. Hidalgo y Paseo de la Reforma. La intersección se ocupa desde las 4:00 de la mañana y hasta medianoche, por una corriente humana que puede sumar 100 mil personas. Esta es la historia de una fe que empezó en los barrios pobres. Fue un “contagio” que se propaló en consejos de vecinos y compañeros de trabajo. “Para solucionar tu problema, pídele a San Judas…” (www.eluniversal.com.mx) Respecto a Malverde tenemos que su leyenda se “remonta al tiempo de la dictadura porfirista, en donde las clases más pobres fueron objeto de abuso y explotación por las clases privilegiadas (hacendados, militares, industriales y comerciantes)” Su culto se ha extendido desde Culiacán, Sinaloa hasta Los Ángeles, hacia el Norte, y por el Sur hasta Cali, Colombia. Se le festeja el día 3 de mayo (día de su muerte en 1909). Según la investigadora de la UNAM, Ida Rodríguez, “la figura mítica o verdadera de Jesús Malverde, un ladrón social, generoso y mártir, ha sido adaptada como intercesor entre los deseos de grupos

Marisol Vargas Flores marginados y fuera de la ley, ladrones, asesinos y desde la segunda mitad del siglo XX por los narcotraficantes.” (http://servidor.esteticas.unam.mx) Para completar esta triada de santos “malhabidos” vayamos a una de las calles de Tepito en donde se encuentra ubicado el santuario público de mayor afluencia en el D.F. dedicado a la Santa Muerte, para hablar de ella, quién mejor que uno de los cronistas del barrio, Alfonso Hernández: “Identificar la Vida con una imagen de la Muerte, permite convocar a una fuerza sobrenatural que está por encima del caos social y la crisis económica. Por ello, la Santa Muerte se ha convertido en una imagen de culto familiar, venerada en cuerpo, alma y espíritu por quienes están fuera del sistema oficial y en peligro constante por la pobreza e inseguridad galopantes […] los tepiteños hemos aprendido a espectacularizar la representación de lo sagrado, refundando una devoción basada en la imagen de la muerte, significada como una más de las deidades de nuestra crisis existencial: La Malinche, la Guadalupe, la Llorona, la Santa Muerte.” (www.barriodetepito.com.mx) Si, como muchos académicos han considerado, la veneración a estas imágenes es un “culto de crisis”, dejemos claro en qué consiste tal crisis (además de la obviedad económica). Hablamos de un país que transita del autoritarismo patriarcal-estatal a la ausencia de una figura paterna (recordemos aquella sentencia católica de “padre en tus manos encomiendo mi espíritu”) y el empoderamiento feroz de la ilegalidad o la ley de la selva en su máximo esplendor. Si todo lo construido hasta ahora para una sociedad funcional ha dado paso a la muerte y ha dejado en la marginalidad a un número cada vez mayor de personas, hablamos entonces de una crisis de sentido en donde uno más uno dio como resultado menos cuarenta mil, y así como va cayendo la popularidad de los personajes políticos, van cayendo credos e instituciones. Podemos ver la devoción a estos personajes como una respuesta a la crisis, o sea la sobrevivencia anclada en nuevos símbolos que den sentido a su existencia. Para sus particulares seguidores el santo es una posibilidad en este México de improbabilidades; si no tienes trabajo oficial está la “vía autónoma” que lleva muchos riesgos pero tienes la garantía de que estos santos,


[7] expertos en el desamparo, te protegerán o por lo menos te salvarán de una mala muerte. La religiosidad popular, es un espacio de relación recíproca y dinámica con lo divino que deja lugar para la autogestión. La gente baja de sus altares a los santos y los coloca en el plano terrenal, los invita a su parranda y los ofrenda con cigarros, alcohol y música. De igual forma, el creyente recupera la capacidad de organización: la festividad bajo sus propios códigos que además permiten rescatar o crear lazos de solidaridad entre los grupos. Se crea un espacio legítimo para las identidades vetadas, sobre todo para los jóvenes (en el caso de San Judas) los reguetoneros, los chavos de la calle, la banda, y hasta los propios narcos. Mientras Dios (con mayúsculas) guarda luto por tiempo indefinido y se dedica a confeccionar nubes de eternidad para que

© M A S A

Tulia Campos

los muertos lo contemplen cómodamente; los vivos engendran hombrecitos de yeso y negocian con la Muerte (en mayúsculas también) las bondades de la vida. De la misma forma, en tanto que en los nichos de la iglesia están los santos “santos” sobándose los oídos saturados con las congojas del espíritu y llenando pilas de informes que nadie ha de leer; en los altares domésticos y las capillas de territorio excomulgado, se encuentran los santos “de dudosa santidad” en acción y sin intermediarios. Ellos resuelven asuntos netamente terrenales como aquellos que consisten en “los dineros”, el “echar aguas” y el consabido “pan nuestro de cada día”. ¡Qué secretos no arderán en las llamas de San Judas!, ¡Quién hará que cante la santa boca de Jesús Malverde!

R S

¿Quién es quién a la hora de la hora?

Pobrecito del hipster que se define como individuo cuando, para su desgracia, es el clarísimo ejemplo del hombre masa. Hace muchísimos años un fulano que llevó por nombre José Ortega y Gasset se preocupó porque los lugares reservados al gusto canónico fueron, de pronto, invadidos por la masa. Masa no entendida de manera marxista como el proletariado o la clase obrera sino como un conjunto de individuos que no se diferencian entre sí, ¿no es así el hipster? Piense usted en alguno, el niño clasemediero o de clase alta o, más jodidamente, el de papás asalariados, que va a Pull and Bear, Zara y termina vestido como el maniquí. El hipster en su búsqueda de identidad niega la cantidad al asumirse como especie única, y se considera un manojo de cualidades de las cuáles presume su cultura y, entonces habla de cine de autor y del indie, pero de todas sólo una es cierta: su look. El hips-hip-hurra, así denominado desde ya para no confundirlo con Kerouac o Ginsberg, se ha ido apoderando de los espacios para hacer de ellos un accesorio más. En cambio, ahora piense usted en el populacho, esa masa que vista desde la perspectiva que tienen los levantacejas es igualmente indiferenciada, pero piénselo bien ¿Ve usted a todos como uno mismo? Calle y observe, esta masa no se funde en la eliminación de sus rasgos diferenciados, tal y como afirmaba Ortega y Gasset. Mencione cinco manifestaciones culturales del populacho, ahora haga lo propio con los hips-hip-hurras, ¿Cuál ha sido su resultado? El populacho, efectivamente, ha tenido la capacidad de aglutinar a ficheras, luchadores, procesiones a la morenita, historietas y telenovelas entre otros, licuados únicamente en el término de “lo popular”, pues bastaría acercarse a cada uno de ellos para ser testigos del brote de las características propias de cada uno. En la masa el hombre populachero funde sus características mientras que el hips-hip-hurra, como hombre masa, se funde en una cualidad: la moda.


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Reflexiones de un proletario de mierda Gastón A. Martínez

© Gerardo Farías, “Raspados”.

El

populacho, la raza, la plebe, la broza, la perrada, la canalla (Nietzsche dixit), la banda, la masa, el lumpen, la naquiza, el proletariado, en fin, pan y circo para el populacho, carne de cañón, de mitin, acarreados per excellence, los que viven por donde Dios jamás pasó, el chingao pueblo –pueblo bueno, dicen unos con cursilería y otros con mala leche-, ‘con el pueblo me limpio el culo’ dice Sabines en un poema… para los políticos post-modernos el pueblo no existe, ya no le llaman pueblo al pueblo, ahora es la ‘sociedad civil’, ‘la gente’, ‘la ciudadanía’, ‘mexicanas y mexicanos’, todo menos pueblo, apelativo que les huele a alcanforina, a los tiempos idos del discurso de la Revolución Mexicana y el partidazo. Conclusión: el pueblo, el populacho, no existe… o, bueno, existe en ciertos países atrasados como Venezuela o Bolivia o, por supuesto, Cuba (‘el pueblo cubano, chico’), pero está en vías de extinción. Cuando era joven pensaba que ser canalla era ser ojete, un cobarde aprovechado o algo similar, sin distingo alguno de clase o estrato social; leyendo a Nietzsche descubrí que canalla significa ‘bajo’, ‘lo bajo’, los canallas son ‘los de abajo’, nosotros los pobres, el populacho al que nadie pudo definir mejor que Pessoa-Álvaro de Campos en su Oda triunfal: ¡Ah, y la gente ordinaria y sucia, que parece siempre la misma, que dice palabrotas como palabras corrientes, cuyos hijos roban a las puertas de los ultramarinos, y cuyas hijas a los ocho años -¡y esto me parece hermoso y me gusta!masturban a hombres de aspecto decente en el hueco de la escalera! ¡Ah, la gentuza que anda por los andamios y se va a casa por callejas casi irreales de estrechez y podredumbre! ¡Maravillosa ralea humana que vive como los perros, que está por debajo de todos los sistemas morales, para quien no ha sido hecha ninguna religión, creado ningún arte, destinada ninguna política! ¡Cuánto os amo a todos, porque sois así, ni inmorales de tan bajos que sois, ni buenos ni malos, inalcanzables por todos los progresos, fauna maravillosa del fondo del mar de la vida!

Firmaría esos últimos tres versos, porque el populacho en medio del que nací y del que para mi goce y pesar formo parte está definido, así sea parcialmente, por ellos, ‘ni buenos ni malos, inalcanzables por todos los progresos, fauna maravillosa del fondo del mar de la vida…’, me produce vértigo leerlo. Mis amigos del barrio dirán que exagero, incluso se sentirán ofendidos, ‘esa fauna estaba un poco más hacia la orilla’… y acaso les asista razón, algunos lograron ser ingenieros, médicos, maestros, obreros especializados; otros nos hicimos músicos, poetas y locos, periodistas, actores, directores de escena… finalmente nos alcanzó cierto progreso, nos sentimos parte de alguna religión, fuimos malvados o bondadosos o ambas cosas y pudimos ver desde algún escalón del bienestar a la verdadera fauna del fondo del mar de la vida nadar con alegría y cierta gracia, resentida y sin embargo muy capaz de ser feliz, acaso más que nosotros. Sea como fuere, una buena parte de mí es populacho, raza callejera, perrada de barrio proleta –así sea de la aristocracia obrera, como les llamaban a los petroleros o electricistas en los años 70-. Sé bien que la clase obrera no va al paraíso, pero gracias a su disposición de ánimo y al efecto bienhechor de varios litros de cerveza entre pecho y espalda accede a él de vez en vez, sin necesidad de entrometerse en una revolución sangrienta que seguramente después de muchos muertos, desgracias y pesares la dejaría exactamente donde está o de plano en el meritito infierno; sé también que no obstante lo anterior llega un tiempo en que la muchedumbre dice hasta aquí y junto a algunos tránsfugas de las clases pudientes la arman buena y ponen al mundo de cabeza, cuando menos durante un rato, aunque les cueste sangre, mueran miles y al final regresen a donde estaban, mientras los ojéis favorecidos por los dioses, la historia o la puta que los parió se queden de nuevo con todo. Como suele decir la insigne uruguaya Sólida Soleil, (1) ‘y bueno, sha saben… lo de siempre’. Hace unos días discutía las condiciones de mi nuevo contrato con la directora administrativa de la empresa donde trabajo. Con sensatez conmovedora me conminaba a aceptar las nuevas realidades del país que afectarán directamente mi futuro inmediato como empleado en este negocio. Como a pesar de todo, después de tanto tiempo, es mi amiga, me permití tirar unas cuantas pestes contra la voracidad empresarial y las ‘reformas que el país necesita’. Mi discurso proleta le vino guango a mi amiga, aún así me miró con cierta curiosidad, como si viniera de un mundo raro josealfrediano. Le dije, por último, ‘soy hijo y nieto de obreros, bisnieto de campesinos…’ (Allí mentí un poco, mi bisabuleo Miguel Cid Ricoy fue abogado, periodista y coronel del Ejército Constitucionalista del Noreste al mando de su compadre el general Pablo González; fue incluso alcalde de Cuautla a la muerte de Zapata y mensajero de González a la hora de irle con la nueva del asesinato del caudillo del sur al mismísimo Vetustiano Carranza. Tiempo después, el viejo Cid se distinguió como periodista y –tal vez por su formación magonistadefensor de la clase obrera, cercano a la Casa del Obrero Mundial) …y rematé, aventándole una mirada a lo David Silva en ¡Esquina, bajan!, ‘¿qué coños tengo yo qué ver con los pinches empresarios?’ Me vi a mí mismo pintado de un solo trazo y jugándome el empleo a lo puro güey. Me dije: ‘mí mismo, eres un proletario de mierda’… del populacho, pues… y hasta siempre. (1) Personaje de la novela El dedo de oro, de Guillermo Sheridan.


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F O T O S

© L I B R É L U L A

L U N Á T I C A


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Guanajuato y el kitsch mexicano Una Virgen está rodeada en su silueta por una aureola de numerosos picos, que personifica el resplandor de la santidad, con un manto de color verde que cubre su cuerpo de pies a cabeza, con adornos de estrellas y ribetes dorados; la túnica interior es de color rosa con filigranas florales que la inundan bajo el gesto de la oración, con la cabeza ligeramente reclinada, y toda ella está suspendida por un ángel que la sostiene entre nubes. Es la Virgen de Guadalupe, icono de una nación, muestra genuina del sincretismo religioso de dos culturas, la antigua diosa Tonantzin en versión católica. Ella, en su representación, de entre todas las madres de aquel Nazareno, es la más recargada en sus atavíos: el punto de partida hacia una estética que penetra y se expande en el inconsciente colectivo de todo un pueblo. La inclinación de los mexicanos por la estética de lo recargado le viene de sus ancestros prehispánicos, del gusto por el ornamento, los penachos de plumas y collares de cuentas de colores, de huipiles y túnicas de vistosos encajes. Más tarde, con la conquista española, recibirían la influencia de aquel barroco de las mil y una filigranas que hoy adornan los pórticos de muchas de sus iglesias, de los retablos cubiertos con hoja de oro y la sinuosidad de una curvatura de reflejos infinitos. Estos son los antecedentes de esa sensibilidad mexicana por lo “kitsch”, que en la zona norte del país, y a ambos lados de la franja fronteriza, se conoce con el sobrenombre chicano de “rascuache”. Esta particular manifestación del kitsch, que también se denomina con el término de “naco” en su acepción más peyorativa, se desarrolla en estrecha relación con lo místico y bajo la presencia omnipotente de esa Virgen que dicen morena, la Guadalupe-Tonantzin adorada y querida por la gran mayoría de los mexicanos cuya sangre está más cercana a las raíces indígenas que a la española. El pueblo llano la tiene en los salones y entradas de sus casas, con veladoras encendidas y todo tipo de ofrendas, formando improvisados altares que alcanzan la misma perpetuidad de su fe. En las camisetas o playeras la llevan estampada, y en muchos lugares aparece con adornos de flores de plástico, luces intermitentes y banderitas nacionales, en un sentir que entra de lleno en los dominios del kitsch. En los salpicaderos de los autobuses, para dar gracias a Dios, también aparece la Guadalupana, y si no es ella está Jesucristo clavado en la cruz, también rodeado de luces de colores que se encienden y se apagan casi al ritmo de la música ranchera (quizá la canción que suena sea Caminos de Guanajuato, la que canta José Alfredo Jiménez diciendo que “la vida no vale nada”). El mexicano popular es lo que adora, esa estética rascuache de gusto poco refinado, que utiliza sin reparos tanto

Pablo Paniagua

como para vestirse como para adornar su casa o automóvil, cuando también lo “chafa” o mal hecho ya pasó a formar parte de la idiosincrasia nacional. En la ciudad de Guanajuato, que queda por ahí en el centro de la República y que es la tierra donde se originó el movimiento de independencia, en esta ciudad preciosa, joya de arquitectura colonial y Patrimonio Cultural de la Humanidad, el rascuache se hace también presente en multitud de hogares donde la Virgencita querida observa, desde la pared o en el rincón, una mesa de cocina con un mantel de hule con formas de colores, sobre el que reposan unos cuantos platos rematados en sus bordes con flores. Las paredes son amarillas o azules y en la puerta del refrigerador se adhieren incontables adornos multiformes, y junto a la entrada de la casa las flores de plástico y las figurillas baratas adquieren su presencia. En el centro de la urbe está el Jardín de la Unión, donde los diferentes grupos de mariachis, con su indumentaria kitsch de chaquetillas y pantalones bordados con formas curvilíneas y botones metálicos en hileras, buscan clientes a los que cantar la música tradicional con sus trompetas, guitarrones y violines. En el Templo de la Compañía, que se sitúa junto a la Universidad, en su interior, podemos encontrar dentro de una pequeña urna de cristal a un Niño Doctor ataviado con una batita blanca y un estetoscopio, sumido entre cochecitos y juguetes diversos, que son las ofrendas para la sanación. También son habituales esas típicas pinturas para dar gracias a Dios, a la Virgen o algún Santo de su devoción, que se conocen como “exvotos” y que entran en los dominios más puros del kitsch, porque fueron elaborados por personas sin preparación artística alguna, y que más tarde tendrán su influencia en la obra de Frida Kahlo y en la “pintura neomexicanista” que se desarrolló a partir de finales de los años setenta. Pero en Guanajuato el percibir de lo rascuache se desborda y multiplica bajando por la calle Juárez, desde la Plaza de los Ángeles en dirección hacia el Mercado Hidalgo, pues casi todas las tiendas exhiben sus mercancías baratas inundando las paredes hasta el techo como si fueran un variado tapiz, procedimiento que hacen como propio los puestos ambulantes sobreexponiendo visualmente los productos, al igual que adentro del mismo mercado. Y es que en México la “estética rascuache” vibra ante la mirada del visitante como lo más típico de la identidad popular mexicana, ya no son sus altares de muertos en el mes de noviembre ni sus luchadores enmascarados, es, sin duda mucho más, un modo de entender la propia realidad.


Todos los besos son bienvenidos

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Eusebio Ruvalcaba Beethoven le dio un beso a Liszt. Se dice que Liszt y su padre se presentaron en la casa de Beethoven para que el niño tocara ante el venerado compositor. Que tocó y que Beethoven —harto de los niños prodigio— los puso de patitas en la calle; pero la invitación para el concierto que el pequeño artista daría ese mismo día quedó asentada. Pues bien, esa noche, ya en el concierto, luego de que el niño Liszt hubo tocado, Beethoven salió de la nada, se subió al escenario, cargó a Liszt y le dio un beso en la frente. El clamor general aún es posible escucharlo. Ni yo soy Liszt ni Pedro Infante era Beethoven, pero a él y a mí nos sucedió algo parecido. No; más lindo todavía. Pedro Infante siempre está de moda. Por eso cuento lo que estoy contando. La imagen y el carisma de ese hombre recorren la memoria colectiva más allá de lo que en este país cualquier acontecimiento o personalidad pudiese lograr, por más esfuerzos que se hagan. ¿Cómo le hizo?, se preguntan los publirrelacionistas de las figuras públicas. Y se empeñan en dar con la clave, la llave que abre corazones y torna de carne y hueso las siluetas de pura sombra. ¿Cómo le hizo?, se inquieren inútilmente. La respuesta es muy simple. Casi de recetario: póngase a hervir sentido del humor, simpatía, generosidad, voz aterciopelada, mirada seductora, cuerpo atlético, galanura, talento musical, facultades histriónicas, buen gusto, sencillez, humildad, y el producto se llama Pedro y se apellida Infante. Era yo un niño de cuatro o cinco años y vivía en las calles de Miguel Ángel, en Mixcoac, barrio por el que hace más de 50 años —¿de veras tantos?— los únicos vehículos que transitaban eran carromatos tirados por mulas. En aquella época mi padre era el violín concertino, es decir el primer violín, de la orquesta de los cinematógrafos, y no había película nacional cuya música no fuese grabada por aquélla. Tan sentida era la cosa, que

cuando de chiquillo íbamos al cine a ver una película mexicana —lo cual era rarísimo; en la familia éramos adeptos al cine gringo— y de pronto se oía un violín, mi madre se ponía a llorar, y decía, palabras más, palabras menos: “Es tu papá, es tu papá, qué maravilloso toca”. Enseguida se enjugaba las lágrimas… Acá entre nos, mi padre siempre tuvo amante, una tras otra, y creo que más bien ésa era la razón del llanto. La cosa es que tocar en aquella orquesta le facilitaba a mi padre el conocimiento de estrellas del cine. En esa época la gente no era tan engreída. Por ejemplo, enfrente de donde vivíamos, allá en Mixcoac, en las calles de Miguel Ángel, vivía Tin Tan, y cada 11 de enero, cumpleaños de mi padre, era el primero en felicitarlo. Sonaba el timbre a las 8 de la mañana, y era él, muy trajeado. Le abríamos la puerta y se dirigía hasta la sala. Mi padre se ponía a charlar con él de las novedades cinematográficas, que no eran otra cosa que los chismes. Pues bien, por alguna razón que obviamente no recuerdo cierta mañana me levanté muy temprano y corrí de la recámara a la sala; pero cuál no sería mi sorpresa cuando vi que alguien dormía en

el sofá. Había una persona ahí, acurrucada bajo un sarape de Saltillo. Me acerqué cautelosamente, con el sigilo propio de un niño ante lo desconocido, y aquel hombre se percató de mi presencia. Se quitó de encima el sarape, y se me quedó viendo para sonreírse inmediatamente. Se levantó muy poco a poco y se me acercó hasta quedar a unos centímetros de mí. Entonces me cargó y me dio un beso en la frente, luego me depositó en el suelo, lanzó una carcajada y yo corrí hasta la recámara de mis progenitores. Traería el susto en la cara, porque mi padre me explicó que ese señor era Pedro Infante, y que le estaba enseñando a tocar el violín. Más que a mí, a mis padres esta anécdota les causó muchísima gracia, tanto que con los años la contarían a todo el que quisiera oírla. Ignoro qué película estaría haciendo Pedro Infante en ese momento — ¿Sobre las olas?, ¿Los tres huastecos?—, pero lo que sí tengo claro es que a la vuelta del tiempo mi padre me comentaría: “El talento de Pedro para la música era increíble. En dos clases aprendió las bases del violín, como si ya lo supiera”.


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Rodeado de albures, tornando el lenguaje cotidiano en juegos de palabras con doble sentido, siempre acompañado de las nalguitas más cotizadas del momento. Interpretando, la mayoría de las veces, a tipos guarros, cabrones desfachatados y mujeriegos, esperando cualquier oportunidad para hacerles de chivo los tamales a los compadres en turno. ¿Qué de quién hablo? Nada más y nada menos que de Alfonso Zayas Montes de Oca (Tulancingo, Hidalgo, 1941) conocido simple y llanamente como Alfonso Zayas: actor sumamente prolífico y popular por sus personajes que reflejan-aunque se enmuinen los intelectualoides y cinéfilos-a buena parte de los hombres que vienen del barrio, de lo mero populacho. De ésos que casi no se encuentran en nuestro México herido y querido. Pero Zayas no siempre interpretó a tipos que iban por los arrabales con la pija siempre lista o desenvainada para darles mastuerzo a mujeres exuberantes e insatisfechas por sus maridos. En sus inicios como actor, tuvo su encuentro con el “humor clásico”, más familiar y, para ser sinceros, de harta güeva.

¿Humorismo blanco? ¡Ah, chispas! Muchas personas desconocen que el maese Zayas comenzó su carrera actoral dentro del humorismo blanco (saquen cuentas, no es mentira). Su debut en cine fue en la película Piernas de oro (1958), de Alejandro Galindo. Gracias a Tehipnotiza (televisora a la que millones de personas prefieren llamar Televisa) podemos encontrarnos en cualquiera de sus sistemas de TV de paga con el canal Clásico TV. Dicho canal transmite el programa Chucherías (1962), en donde Alfonso Zayas aparecía esporádicamente compartiendo créditos con comediantes ya reconocidos como Leonorilda Ochoa, Chucho Salinas, Héctor y Alejandro Suárez.


ntalla grande a aparecer en la pa ve el vu , 58 19 de o ario Moel añ se con el máxter M arición en cine en do ap án a er de co im , pr 5) su 96 (1 de hior Luego familia cada vez se lícula El señor doct la pe la da to en ra ie pa pp hi os siv de haciéndola ogramas televi ia, El show de s apariciones en pr nto a María Victor Su ju . , s” 9) fla 96 (1 tin an da ia “C cr reno iada bien tes, como en La cr uió después? cieron más frecuen és (1972). ¿Qué sig ld Va co Lo El de El show Alejandro Suárez y ron ra El Zayas. Le caye s pa ya Za eo El og ap de l o ta or to La época de ’s y 80’s fueron de Peli-culón tras o cine de ficheras. s décadas de los 70 la ad s, in m da no du a de r l ga de lu s s de muSin lare quillero y a los culo de los papeles este ta s ho ito uc éx m an da gr da de an en desb a las películas ondería, en donanterior me refiero lmes con harta cach Fi r. ea os an m de peli-culón. Y con lo ra: Albures acer ñera. Y para muest e Alfonso tuvo el pl ás qu m s d sa da uo ici pt m lu co vo la s cionar ir jere s ficheras, por men a varo, dejando flu la y de n os er ba ta om es pl s s re Lo bu 2o pade los al Los verduleros 1 y que Alfonso partici s 2, la y 1 en s ría ta ue cin lq s pu la s mexicanos, La tos filmes, s realizó. En toda guna vez uno de es películas que Zaya al o as st nt vi ta s ya la ha de en s ui na a me.Q algu s con los calzones mamente divertidas ya su Za o an ns er fo s Al ne a r cio da ua ba, las sit le será fácil olvi r engañado. tir y mucho menos en m rá ja de e que acababa de se m o ad no on br ca en so r de un espo dia nalga al escapa

La mayoría de las pe lículas del cine de fic heras en las que parti cían de un alto pres cipó Alfonso, careupuesto, buen argu mento y de actuacio parte de actores secu ne s distinguidas por ndarios. Sin embarg o, estas cintas no er pesar de todo cumpl an pretenciosas y a ían con la sencillísim a misión de entretene se identificaba con lo r a un público que s personajes y las sit uaciones llevadas a mas personas encuen la pantalla. Muchísitran detestable el tip o de cine que Zayas considerar a Alfonso realizó. Llegando a como un actor con ta lento desperdiciado Para la década de lo . s 90’s e inicios del sig lo XXI, este miembr ciedad, dejó de apar o (pelado) de la soecer en la pantalla grande. Comenzó a videohomes y a apar realizar únicamente ecer de manera espo rádica en programas telenovelas. Sin olvid unitarios e incluso ar el video de la ro la Parásito del grupo m Teniendo en cuenta usical Molotov. todo esto, Alfonso Za yas es, sin lugar a du humorismo mexicano das, un ícono del . Uno de los actores más taquilleros en la en México y eso nada historia del cine ni nadie habrá de qu itárselo jamás.


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La reina de la anarcumbia es cultural Rígel Solís Rodríguez

Fastidian los debrayes acerca de lo que es low-art y high-art y las discusiones relativas a la baja o alta cultura o el arte popular contra el académico. Por otro lado, estoy de acuerdo en clasificar las obras en géneros y subgéneros, con los apellidos que sean requeridos con el único fin de ordenarlas y evitar que la gente pierda su tiempo buscando pechuga de pollo en el departamento de electrodomésticos o lavadoras en el de frutas y verduras. Igualmente creo que en la Cultura cabe mucho, y el hecho de catalogar sus diversas manifestaciones puede ayudarnos a un mejor entendimiento y a no buscar el disco “La descarada” de Amandititita en la sección de música académica barroca, donde seguramente hallaremos los de Bach y Händel. Por tanto, saber que Amandititita, la reina de la anarcumbia, hace música cumbia pop con temática urbana y lenguaje irreverente no la condena ni la califica, solamente la sitúa dentro del infinito cosmos cultural. Y como yo cuando digo una cosa digo otra, la neta, la hija de la leyenda del rock urbano, Rockdrigo González, me gusta tanto que chance hasta me casaba con ella, bueno, con ella y con esa chava buenota que pasa junto a mí desparramando exquisitez como pavo real sin siquiera voltearme a ver, vaya, como Güera Televisa. La diferencia es que de la primera se

puede decir que es naca, chaparra y fea pero también inteligente, talentosa y sincera, mientras que de la segunda solamente que está muy buena. Como dice la primera rola del disco La Descarada, la gente bonita, “educada” por las televisoras nacionales, pensará que a la intérprete y compositora le hacen falta silicones, un metro de altura y un cuerpo de escultura para que digan que su música es cultura. La verdad es que el álbum es un auténtico trancazo para mover el bote con ritmo sabrosón y letras cotidianas pero inteligentes. Luego de pintar su raya con las güeras televisa y con todas aquellas con pose de divas, la reina cultural, que no escultural, pone a gritar Odio a mi jefe a todos los que tienen esas inclinaciones afectivas hacia su patrón laboral, explotador y mamón. La cumbia no cesa y, mientras la pista de baile es pulida con cachondos zapateos, la chinga recae en las necias empalagosas bajanovios en el pleito femenino por los galanes, un disco que al fin y al cabo habla de amor y desamor. Después, la canción Paso de ti trae el ritmo de sus bocas que ni con litros de aguardiente se volverán a besar pues, ella a él, ya no lo traga. Al bloque de canciones cursis llega el track número cinco, La ex, dirigida a las gatas en celo del pasado amoroso del novio en turno:

aunque hagas marionetas como el circo de solei no van a volver, como los Beatles no van a volver, porque tu novio ya no es. Continúa la historia del que estudió en Bellas Artes pero el único ballet que le da de comer es el Valet Parking a ritmo de quebrándose, quebrándose. Y como en los bailes populares se anuncia a la Descarada y ella irrumpe con desfachatez para burlarse de los “artistas” mierderos del mainstream, riéndose en su cara sin importarle el qué dirán, prefiriendo agradar a los animales que a los “intelectuales”. A las canciones cortas pero contundentes se suma A chingá te vas, verdadero antihimno de borrachos que disfrutan pistear con sus amigos guarros, apestosos y pedorrientos, y esto a ritmo de banda con toques gitanos venidos de quién sabe dónde. El ritmo troca entonces de una cumbia pop a una cumbia electro mediante beats cardíacos que acompañan la lírica que deja claro que los fatuos no la amedrentan con su alharaca pues ésta proviene de un Cerebro de caca, y no se les ocurre más que decirle naca porque ellos tienen… un cerebro de caca. Para cerrar literalmente con broche de oro el electro y el pop se agarran de las manos y se visten de cursilería para dejar de lado la cumbia y poner a brincar a la audiencia con Tu bling bling, que no es otra cosa que el supuesto sonido que emite el brillo de una joya y que hace referencia al deslumbramiento por el ser amado que destella belleza. Este final hace pensar que, en el amor, la onda es buscar un rey o reina que no tenga cerebro de caca, que sea cultural, pero que no está de más que también sea escultural. Así, Amandititita tiene dos de tres.


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A quién carajos le importa Rigo Por Alfonso Morcillo

¿Quién carajos fue el que dijo que Rigo es amor? ¿A quién le importa si nació tal o cuál año? ¿Si fue pobre o rico? ¿Si sus papás lo quisieron mucho? ¿Si tuvo muchos hermanos? ¿Si ganó muchos premios? ¿Si vendió millones de discos? ¿Si se quedó ciego? ¿A quién carajos le importa saber si Rigo creó una especie de género musical que luego fue papá de otros géneros musicales y que influenció a no sé cuántas bandas? ¿Que filmó algunas pocas películas? ¿Y que tuvo muchas mujeres y muchos hijos y que a todos los quiso y los amó? ¿Qué algún tiempo vivió en Texas? ¿Que alguna vez estuvo largo tiempo en Londres para una operación? ¿O que lo operaron en Cuba y se gastó una millonada? ¿De qué sirve su estatua o todas las estatuas que le puedan poner? ¿Que una calle o una colonia o un estado entero lleven su nombre? ¿Qué se parecía o trataba de imitar en su look a los Ramones, Jim Morrison y no sé cuantos rockeros más? ¿De qué sirve discutir si era guapo o re feo? ¿Si tenía un nombre largo y feo como él mismo? ¿Si era carismático, querendón, amable y le daba autógrafos a todas sus fans? ¿Qué nos importa si sufría amando o amaba sufriendo? ¿Si se metía con sus groupies? ¿Si fumaba tabaco o bebía en exceso o

fumaba marihuana o esnifaba coca? ¿De veras sirve de algo saber si en un concierto metió 100 mil personas más que el Papa en una reunión con sus siempre fieles mexicanos? ¿Que haya 100 mil resultados de su nombre en Google? ¿Y de qué sirve recordar sus gritos “¡Ándale!”, el famoso “He He Pa”, “¡Así mero Costa Azul!”? ¿Que lo llamaron El ídolo de México y El ídolo de las multitudes? ¿Que era a veces cursi y triste y otras alegre e ingenioso? ¿De qué sirve hacer recuentos como este que no aportan datos sobre la vida del personaje? ¿Es que de veras a alguien le importa saber sobre la vida, experiencias, trayectoria y truculencias de Rigoberto? Ay mi buen Rigo, si tú sabías de qué iba la cosa con esto de la artisteada. Yo no sé si te importara en realidad tanto mito alrededor tuyo, si admirabas a alguien y a quiénes, si tú les rendías igual pleitesía como ahora te la rinden a ti hasta con discos homenajes que suenan nomás a puritita basura. Para mí que lo hiciste, eso de irte y el entierro y demás, para seguir rondando por aquí, como Pedro Infante o como el mismo Morrison. Para mí que volviste a encontrar a la sirenita y te fuiste con ella y el crío, el sirenito, que a estas alturas ya tendrá más de 30. Creo que la volviste a ver, a la sirenita, ahí


[ 17 ] en Playa Bagdad, donde la amaste por primera vez. Y se fueron juntos. No pudiste resistir el encanto de su voz. Y te metiste al mar con ella y se fueron a las profundidades y te regresó la vista y después se fueron a una isla de sirenas, tú el único hombre ahí, como cuando estabas rodeado de fans gritándote como locas. Pero eso es lo que yo creo. Acá, de este lado, dicen las malas lenguas que te han visto dando conciertos con otra banda en fiestas de narcos, de Zetas, del Cártel del Golfo, de la Línea. Fiestones locos, no payasaditas. Y que ahora sí te pones hasta las manitas con lo que se te atraviese. Dicen que el gobierno ya te sigue los pasos pero que te ocultas o te ocultan bien. Porque al final qué importaban tantos discos y dinero y mujeres si lo relevante es que con tu música todos se ponían a mover el bote hasta terminar fumigados. Así ahora, cuentan mis fuentes, cercanas y con credibilidad, que todos bailan hasta terminar en obscenas orgías donde se usan tus RayBan para picar encima algo de coca. Y a quién le importa eso también, si de seguro tendrás una enorme colección de lentes para obsequiar y usar como mejor te plazca. Dicen que sí, que eres un poco más viejo, pero que tu voz no ha cambiado nada, que las “s” siguen siendo “s” y no “sh”, que no te fatigas, que incluso ahora haces algunos corridos con ritmo cumbianchero (vaya mezcla tan rara, pero te las ingeniaste antes para que a todos nos gustaran tus ritmos, por qué habría de ser diferente ahora).

TRAS LAS CARPAS

Cuentan incluso que te han visto darles varios tiros de gracia a pendejillos de bandas rivales de narcos. Aunque eso sí, has puesto tus condiciones para poder tocar en fiestas de unos y otros, amigos o enemigos y todos te respetan, como debe respetarse a un ídolo de tu tamaño. Pero para qué tanta violencia, digo yo. En fin, allá tú sabrás qué haces. Nadie te juzga. Y concediendo que no es cierto que andas en fiestas de narcos, suponiendo que me mintieron mis fuentes, prefiero seguir pensando que estás en una isla en medio del Atlántico. Rodeado de sirenas que te cantan. Rodeado de sirenitos que has ido procreando en estos años, jalándote el cabello o ajustándose tus lentes sobre la nariz para irse a tomar el sol mientras tú duermes un poco. Aunque a tu edad y se duerme muy poco. ¿Ya hace cuántos que te fuiste? ¿Extrañarás tu Mataflais? Porque así le dicen ahora a tu Matamoros querido. ¿De veras lo extrañarás? A saber. No seré yo quien te cuente cómo ha cambiado porque incluso ni vivo allá, ni quiero siquiera conocer. Ahí que te ponga al tanto otro fan más apropiado. Yo me voy. Tengo asuntos y mujeres que atender. Tú entiendes a qué me refiero. Quisiera decir que te cuides y te portes bien y descanses tus últimos años de vida, pero ambos sabemos que no tiene caso. Es sólo un poco de cortesía. Pero una cosa sí te quiero pedir por favor: a ver si ya logras que te dejen de hacer homenajes aquí y allá. No sabes lo molestos que resultan ser. Salud.

Ramón Ponce _ Texto y foto (arriba)

Un fin de semana caminando por nuestra ciudad Morelia es igualmente común ver diversidad de manifestaciones y actividades propias de nuestra cultura popular, a las que se acerca el ciudadano de a pie, a las que les saca la vuelta y a las que permanece indiferente e incluso las padece. Caminando por la típica Av. Madero llegué a la altura de la plaza Melchor Ocampo y no me sorprendió ver algunas carpas de manifestantes a simple vista, al acercarme los colores de las artesanías se hicieron presentes, era un verdaderos festival de colores, sabores y olores con las demostraciones artesanales y gastronómicas que habitantes de diversos municipios michoacanos ponían a la venta. En un cartel digno de conservar por el arte que lo enmarcaba, se podían leer algunas actividades que este grupo llevaría a cabo, me dispuse a tomar algunas imágenes para conservar en mis archivos, con el anhelo de obtener una buena imagen disparé algunas ocasiones y de inmediato un grupo de hombres me rodeó y me cuestionó sobre el motivo de mis fotografías, al explicarles mis inofensivos propósitos opté por retirarme y justamente detrás de los puestos me encontré con otra escena común en el centro de Morelia. Colores, pintura y zapatos enormes hacían reír a los transeúntes que buscaban un día de distracción, un grupo de niños eran lo más divertidos pues a la par de la manifestación que encabezaban sus padres y hermanos mayores, ellos buscaban tras de esas carpas un momento de actividad recreativa que en su vida diaria ven obstaculizada por los motivos de las luchas sociales que históricamente se han gestado en nuestra tierra.


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DE

CÓMO LA CULTURA POPULAR INFLUYÓ EN LA LUCHA

LIBRE, Y CÓMO ÉSTA SUPO DEVOLVER EL FAVOR Asdrúbal Ramírez Carrillo En 1863 la intervención francesa trae consigo algo más que emperadores. Como un tópico deportivo y de entrenamiento militar la lucha grecorromana, el predecesor directo de la lucha libre. Quedándose como un deporte para practicar y apreciar. A diferencia de los otros deportes de “no contacto”, este no exigía tanta agilidad, por lo que era una opción más optima que el fútbol o el béisbol, además, las “partidas” por así llamarlas, eran más cortas, y se requería de menos espacio para hacer una arena que una cancha. Pero no fue sino hasta 1910 que desde Italia llegan los espectáculos de “artes marciales mixtas” donde de manera teatral se presentaban las ancestrales artes del oriente. Este parece ser el paso en el que la lucha grecorromana se convirtió en lucha libre. Al igual que el box, la transformación se dio en bodegas adaptadas con arenas, generalmente, puntos de venta de pulque y lugares donde se podían correr apuestas “bajita la mano”, por lo que esta edad de la lucha libre es un poco mística. Lo sabido es que ya entrado los años 30´s la Lucha Libre, en su esencia y forma estaba realizada. Fue también en estos años que ocurrió el fenómeno que mejor distingue la lucha libre mexicana de cualquier © Cindy Tagle otro deporte en el mundo: las máscaras. Existe una discordancia sobre quién fue el primer enmascarado de la lucha libre, el registro oficial del consejo mundial de lucha dice que fue “El Murciélago” en 1938, sin embargo, es sabido que para entonces ya era habitual ver enmascarados en las arenas. Otra historia dice que no fue en México, sino en los Estados Unidos donde “The Amazing Mask” hiso su aparición en 1936. Foto: Ese Noctis

La favorita de los aficionados es que Víctor Ramírez padre, quien en 1937 trabajaba haciendo los trajes de los luchadores, fue visitado por un luchador noruego, quien le pidió una capucha, al no ser hablante de español sólo pudo explicarle al sastre que quería “algo que le cubriese el rostro” por lo que el sastre le fabricó una máscara de tela. Actualmente su hijo sigue vendiendo mascaras afuera de la arena coliseo, y se considera uno de los artistas más cotizados por este tópico. Entonces ocurrió la magia, los luchadores dejaron de ser unos simples y llanos deportistas amateurs y empezaron a ser algo más. La Arena dejo de ser un gimnasio y lentamente se convirtió en un panfleto viviente. El policía corrupto, el abarrotero español, el carnicero sin higiene, el ruletero, el músico, el político sin moral. Los luchadores podían hacer a su modo la sátira de la sociedad con solo colocase una máscara, “estimado publico, en esta esquina, el terror de los niños, la condena del mundo moderno, la Polio… y en esta otra, desde la colonia Santa Fe, el Médico”. Ahí empezaron a hacer énfasis en pequeños guiones que hacían más evidente su intención de dejar un mensaje anexo al combate, prácticamente todos los tópicos de la cultura occidental se han transformado en máscaras y salido a la arena a luchar, el miedo a la oscuridad, el culto a los astros, la religión, la muerte, la vida, las ideas rojas, las ideas bélicas, el sentimiento ajeno de oriente, y las ilusiones de occidente, las criaturas mitológicas, los personajes importados, los metales, el feminismo y la liberación de todo tipo, las ironías humanas y por supuesto, el orgullo nacional y regional de cada rincón de la republica. La personalidad y misterio de muchos luchadores de se debe, irónicamente, al hecho de ocultar su rostro, pero no se trata de esconderlo nada más porque sí, sino que lo ocultan para darle nueva personalidad gracias a un simple pedazo de trapo llamado máscara. La historia de las máscaras en la lucha libre se remonta a los años treinta y desde entonces han desfilado infinidad de gladiadores enmascarados. Algunas de las mascaras que han portado son verdaderas obras de arte, aunque también hay algunas que son un martirio visual y esto puede influir en el carisma y trascendencia que tendrá el luchador, porque a fin de cuentas la máscara es su rostro. Llegados los años 50’s las estrellas de la lucha libre, Ell Perro Aguayo, Bule Demon, El Santo, Mil Máscaras, El Cavernario, por sólo mencionar algunos, se convirtieron en lo que muchos consideran una cita dorada del tema “Ídolos de las multitudes”. Podríamos discutir si fueron sus técnicas de combate el boleto para ser idolatrados, o fue el concepto que traían anexo a su máscara. Pero no lo haremos, pensemos pues que su idolatría los convirtió en superhéroes del México contemporáneo. Sin súper poderes, sin ser hijos de crypton o ser víctimas de una araña radioactiva, no, nada de eso, los gringos pueden esperar sentados a que eso ocurra, los mexicanos sólo tienen una máscara, una moral por defender y sus propias llaves. Paz dejó eso claro en su Laberinto de la soledad.


[ 19 ] “Hay hombres que luchan un día y son buenos/ hay hombres que luchan un año y son mejores/ hay quienes luchan muchos años y son muy buenos/ pero los hay quienes luchan todos los domingos/ esos son los chidos… Batman y Superman/ Superhéroes de historieta/ Nunca subieron al ring/ Le zacatearon al parche/ El Santo sí era la neta” (Botellita de Jeréz)

85 películas rodadas, sólo de El Santo, una de ellas ganadora del Cannes, un género musical evolución de las bandas sonoras de ellas: el surf, y enmascarados que no luchan en arenas, sino en razones sociales, como Mr. Barrio, o el Justiciero Legal, o aquellos que son sólo un redondeó para que los extranjeros sepan que tan mexicana es la comida mexicana. "Lo que más me ha llenado es fabricar máscaras también para luchadores sociales, como por ejemplo 'Superbarrio', quien buscaba casas para la gente que había quedado desamparada tras el terremoto de 1985 (entre 20.000 y 30.000 muertos) y luego se hizo muy famoso", dijo Martínez. Las películas de enmascarados no terminaron con la muerte de El Santo, todavía en 2009 “AAA la película” fue un éxito de taquilla, y aun en 2006 y 2008 El Santo seguiría apareciendo en la pantalla en su forma animada (Santo vs. Los Clones) o interpretado por su hijo (Santo vs. Los Burócratas). Es más aun la cartelera sigue prometiendo luchadores en los cines. El publico extranjero entiende y empática lo que es el luchador mexicano y su carga cultural, muestra de ello es que cuando los extranjeros quieren hacer referencia a México, usualmente recurren a la lucha libre, pero cuando recurren a la lucha libre, no pueden evitar implicar a México. Panza de Taco, es el nombre artístico de quien bajo la máscara es Homero Simpson, el modelo del ciudadano estadounidense proscrito de Matt Groening. Ricochet, y El Tigre, dos franquicias animadas de la última década, son caricaturas hechas para niños estadounidenses, pero que tienen lugar en México, puesto que los protagonistas son luchadores. Nacho Libre, es otro ejemplo. En la serie de videojuegos de “The King of Figter” tres mexicanos han sido creados por manos japonesas, dos de ellos enmascarados: Eagle Man y El Fuerte. Otros superhéroes anglosajones como Black Panter, o Bellota, (aunque esta última sea japonesa) deben el origen de su meta-humanidad al entrenamiento que tuvieron en México, por luchadores mexicanos. ¿Qué tan real es la lucha libre? Alguna vez conversaba (o más bien chateaba) con un amigo argentino respecto a una de las entradas anteriores [El Santo vs Superman] en mi blog. Él hizo un comentario sobre lo falsa que le resultaba la lucha libre y sobre cómo las personas fanáticas a ello (entre ellas yo) se emocionaban por un teatro bien armado. Y aquí tengo que entrar a entregar lo que años de investigación curiosa me han dado: Para principio de cuentas debemos marcar una cosa NO EXISTE UNICAMENTE UNA CLASE DE LUCHA LIBRE, la lucha libre existe en diferentes versiones, las más conocidas son la mexicana, la estadounidense y la japonesa, donde varían las reglas, los escenarios, las técnicas y aplicando énfasis en el artículo, la veracidad. La lucha libre estadounidense tiene varias compañías, solo hablaré de dos porque son las que mejor conozco: WWE y TNA. La WWE es poco menos que deporte y poco más que espectáculo, ellos mismos informan en su sitio web atreves de la leyenda “esto es actuado. No se necesita de mucho sentido común para notarlo, por

más sangre real que exista en un ring ello no quita que la idea, el desarrollo de la pelea y el mismo resultado estén escritos en un guión (nótese que aplique la nueva gramática de la RAE). No les quito crédito a quienes producen la WWE ya que no fallan en su función de hacer entretenimiento, lo cual no es nada fácil, sin embargo ellos no son DEPORTISTAS. TNA por su parte ha decidido entregarse más al deporte y a sus fanáticos que al dinero, generando una serie de bizarras luchas como luchar sobre vidrios rotos o en cuerdas flojas para agregarle realidad al deporte y contrarrestar la idea que la WWE ha mostrado. En México la cosa es muy diferente y es que como México no hay dos, si podemos llamar a la lucha de EEUU un teatro con tintes deportivos en México es un deporte con tintes teatrales. Los luchadores en México han mostrado mucha importancia a la categoría de deporte, la mentalidad de las compañías mexicanas es: el buen deporte da mejor espectáculo (por lo menos en la lucha libre). Es por eso que mientras que en WWE vemos mas micrófonos y lagrimas en AAA vemos mas llaves y piruetas aéreas, pero OJO no estoy diciendo que TODO lo que rodea a la lucha libre mexicana es real, sólo digo que Sí es un deporte. Debemos notar dos pesas a la balanza, una de cada lado. 1°, los que dicen que la lucha libre es falsa usan como premisa que los luchadores saben de antemano qué golpe entregará el contrincante y que en ocasiones hasta “se ayudan” para hacer las llaves. Aquí es mi responsabilidad decirles que para ser luchador no basta con tener una máscara y un cuerpo lleno de músculos, la técnica de la lucha libre mexicana incluye los conocimientos para evadir los golpes, atinar en los movimientos del adversario y hacerlos menos nocivos, usar esta premisa para decir que la lucha libre es mentira sería igual a decir que el fútbol es falso porque los porteros saben dónde va a caer el balón y logran detenerlo antes de que se anote el gol, esto también responde a lo de las “ayudadas” y es que darle la opción al contrincante de terminar una llave evita que haga otra que nos cause más dolor, o bien nos permite rendirnos de manera más honorable, recordemos que los luchadores también son seres humanos y también sienten dolor. 2°, existen tintes teatrales dentro de la lucha para “justificar las peleas”, es decir que no es verdad que fulanito odie a muerte a zutanito y le rete de buenas a primeras, como tampoco es verdad que “ciertos luchadores” sean familiares entre ellos, o que de repente uno se revele contra el otro y decida ser técnico ó rudo por ello, (o ninguna de las dos) estas cosas son solo para hacer más apasionante el encuentro, muy similar a los comentarios que hacen los futbolistas y directores técnicos antes de los partidos. Como pueden ver una vez más la respuesta no es “si” o “no” si no un punto intermedio más complejo, pero antes de dar por terminado este tema hay un detalle: “cómo es que en ocasiones saben quién va a ganar” y la respuesta es tan sencilla que debería ser obvia, en TODOS los deportes existen intereses y apuestas, y por eso es posible que existan arreglos, es triste, pero es cierto, pero eso no hace que deje de ser un deporte, de ser así, entonces el fútbol habría dejado de serlo desde hacía mucho, y perdón que todos los ejemplos sean con el fútbol, pero es que el susodicho amigo escribió “un deporte se considera más deportivo entre más se acerque al futbol”. Que la fuerza de El Perro Aguayo los acompañe.


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o de cómo Balboa y el luchador se convierten en íconos de una generación que no encuentra referentes Jesús Baldovinos Romero Las generaciones y su herencia Manheim en Problemas de una generación establece que tal concepción es además de un lapso de tiempo determinado, las características que unen –hechos que les marcan la niñez y la juventud y repercuten el resto de sus vidas individuales y sociales- a determinado grupo de personas en ese lapso de tiempo. Sin embargo, existe otro elemento que poco es tomado en cuenta: los productos que estas confluencias generan. De esta manera se comprendería mejor la Generación Beat, aquella que en los cincuentas se caracterizaron por el uso de drogas, la libertad sexual, el acercamiento a filosofías diferentes a las que el sistema proponía, y que desembocan en otro movimiento, el llamado hippie; pero sobre todo, se caracteriza por la oposición a lo establecido y por las manifestaciones concretas en obra impresa, en donde van implícitos todos los detonantes que van a mover formas de pensamiento y vida posteriores: Howl de Ginsberg, In the road de Kerouac y The naked luch de Burroughs. Otra generación notable es la Generación X que se supone abarca desde fines de los 60s a los 80s, conocida como Generación Perdida, caracterizada por el rechazo inmóvil, una rebeldía-conformista, siempre rechazando la religión, tradiciones generacionales, patriotismos e incluso a la misma familia (otras delimitaciones incluyen el paso de la tv en blanco y negro a la de color, el atari, el nintendo, hasta el Xbox). Otras de las características de esta generación serán similares a las de cualquier generación de jóvenes (romper las pautas y costumbres anteriores –como toda generación-, no creer en Dios, tener relaciones sexuales antes del matrimonio, depresión e inconformidad, anarquía en la escuela), sin embargo, el producto que terminaría por identificar a la generación sería el libro American Psycho de Bret Easton Ellis, que es considerado como una de las críticas más feroces a su nación; describe una serie de asesinatos por un yuppie, contextualizada a fines de los 80s.

Existen otras generaciones como la silenciosa, los baby boomer, la /y/ y la /z/, o la interbellum, nombres que parecen más de pandillas que de generaciones y que han sido poco conocidas o difundidas y que incluso se entremezclan para conformar el gran continuum que es la Sociedad. Generaciones ficticias En algunos casos, las generaciones, al carecer de un sustrato o ante la imposibilidad de definir sus propios productos, recurren al truco juvenil de identificarse con un ídolo o una corriente cultural, social o económica, aunque, como decía, carece de sustento. Un ejemplo podría ser la Generación Timbiriche, a cuyas filas se unen aquellos que la nostalgia los invade y al no encontrar referencias generacionales entre ellos, se aferran a este grupo musical que se crea en los 80s y fenece a mediados de los 90s.

Siendo críticos, esta generación no aporta un producto, sólo el placer de reunirse y evocar sus tiempos juveniles. Y por si fuera poco, las generaciones no se demarcan tan claramente, de tal modo que quienes vivieron ésta época se pueden unir a dicha generación (los que eran estudiantes) y buscar otras opciones antes o después (aquellos que trabajaban y eran testigos de los primeros). Esto lleva a su vez a una cuestión ¿las generaciones identifican a todos o una generalidad? Buscando la generación Otro caso, más cercano, es el grito de un grupo de escritores morelianos que en una mesa de lectura emiten el término La generación del atari, y que se sustrae de una nota que Carlos Márquez escribe en La Jornada Michoacán. “Amaury Estrada, Moisés Ramírez, Antonio Riestra, Alejandro Ontiveros, Eduardo


[ 21 ] de Gortari y Luis Gabino Alzati en calidad de moderador, se reunieron ayer en la segunda Feria Estatal del Libro y la Lectura para formar parte de la mesa redonda La generación del Atari, que detonó una reflexión sobre los rasgos que identifican a los escritores nacidos en la década de los 80.” Una de las características fundamentales –presentes en más de uno- es el uso del internet para difundir su obra, misma que tendría que ser analizada para emitir elementos que identifiquen como movimiento o como simple coincidencia. Otra característica sería la multidisciplinariedad y la confrontación con ideas establecidas. Cabe apuntar que existen elementos no solo en la literatura, sino además en la música, en las conductas identitarias y la autoconcepción –con un fundamento filosófico, por cierto-. Alejandro Ontiveros expresa de manera contundente lo que sería la frase de identidad: “Los nacidos en los 80 somos la última carcajada en el siglo XX, heredamos la desacralización del arte y la desestructuración de las formas… El tiempo tritura, rompe, modela, mastica, deshace. Estamos dentro y fuera de él. La verdadera belleza es universal y no se puede categorizar, lo excepcional es una flecha solitaria que atraviesa el tiempo para venir a herirnos”. Balboa y El luchador, ¿íconos de una generación? El film Balboa, la última (¿) película de la saga de Rocky, y El luchador, con Mickey Rourke, bien podrían ser íconos para otra generación, mezclada en aquella Generación Perdida. Los que asistieron a las salas de cine a ver Rocky y Rocky II, principalmente. Rourke representa a un luchador avejentado por lo físico y por lo emocional, relegado por un sistema, pero decidido a sacrificarse por el otro. No hay un producto concreto sino la vida misma. Balboa hace lo suyo, un último combate en donde enfrenta a la juventud, a la ambición por ocupar ese puesto que se supone deja vacío. Y que al final de cuentas, no logra del todo el oponente, porque la muchedumbre se vuelca no hacia el ganador, no hacia la generación joven, sino a la generación “vieja”, a la que se conoce porque se ha vivido. Ambos personajes parecen dar un mensaje: los héroes han muerto o están

cansados, pero seguimos vivos, viviendo y hasta muriendo con dignidad. El legado es que si no tenemos una “generación” o un producto, somos ese producto, nuestra vida ha sido ese producto. Y como de película, The expendables (2010) regresa la imagen, comercial o como quieran, del hombre, del héroe que aun no ha dicho sus últimas palabras, que aún sigue en la pelea hasta que se termine de manera fehaciente. Quienes vieron estos tres films, seguramente revisaron emociones y recuerdos, y se cuestionaron sobre lo que heredaban a las nuevas generaciones o los logros que habían realizado. Seguramente muchos se dieron cuenta que la vida los sorprendió en el camino y se encontraron con que sus ideales se habían perdido. El maestro Francisco Javier Larios, en la presentación de la Antología que él mismo conforma, La generación del desencanto, enumera una serie de características que la Generación Rocky –por llamarla de alguna manera-, comparte: Crisis económica, lectura de cómics, más radio y tv que juegos electrónicos – aunque conocieron los inicios en pantallas en blanco y negro incluso-, caída del bloque económico e ideológico que sustentaba una tradición crítica –la caída de

la URSS-. Ahora el posicionamiento se establecía sin referentes, se vieron desprotegidos, sólo con las herramientas de sí mismo: desencanto, humor negro, escepticismo. Los héroes no tienen cabida ya; si Superman muere, si una potencia se viene abajo, sólo queda el hombre tal vez como lo concibió Nietzche o Sartré. Por eso, Balboa deja de ser Rocky; por eso el luchador se brinda en vida ante lo inevitable. Se auto-desenmascara de héroe para ser el héroe común, el hombre que vive en la cotidianeidad como cualquier otro hombre –la reivindicación de lo humano, de ser hombre-, y creo que ahí radica la construcción del ícono, la identificación a partir de no la idealización sino de lo que es real. De esta manera, Balboa y El luchador se convierten en íconos, en referentes para construir una generación, la Generación Rocky o del Hombre Solo, la generación en donde han muerto los héroes y renace el hombre de a pie. Nota extra o una mera conclusión apresurada: no se la crean tanto, la Humanidad es un continuum; cada tiempo tiene características particulares pero no puras, eso de la pureza de conceptos lo hicieron alguna vez en la escuela para que entendiéramos mejor la clase, y después, el mismo sistema crea barreras intergeneracionales.


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Fotos: Federico Gama


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Iván Farías "Lo que necesita la ciudad son más policías que habitantes". Paul Kersey, interpretado por Charles Bronson

Los norteamericanos después de haber ganado la Gran Guerra, como ellos llaman a la Segunda Guerra Mundial, tuvieron su primer periodo de pujanza. Su cine reflejaba esto, al igual que la música. Para muchos —Stephen King incluido—, los años del rock and roll son como los de la infancia, llenos de inocencia y de descubrimiento del mundo. Los sesenta, la sicodelia, los movimientos anti armamentistas comenzaron a levantar ámpula en la conservadora sociedad gringa. Lejos de las costas el resto del país es en extremo xenófobo e intolerante. Así que a la par que se hacían películas experimentales del tipo Empire (USA, 1963), la consciencia derechista creaba productos como Harry, El sucio (USA, 1971). En ella Clint Eastwood personifica al que se convertiría en el arquetípico policía fuera de la ley. Un tipo que al que le gusta la miseria humana, pero que al mismo tiempo la acaba, porque hace justicia por su propia mano. Un policía que tiene conflictos con su jefe, porque quebranta los derechos humanos, se salta las reglas y… resuelve los casos. Harry representa al americano que tiene una credencial que lo acredita como miembro de la Asociación del rifle. Harry es brutal, utiliza la pistola (una enorme Magnum .44) hasta para destapar refrescos. Su mira es corta: Los malos son los malos y él es la justicia. De esta manera lo que haga estará bien hecho. Una escena en la primera cinta de la saga —donde está desayunando en una cafetería— es bastante reveladora de su forma de actuar. Sale, dispara, voltea autos, balea a los malos y dice frases ingeniosas antes de clavarles sus balas en el cuerpo. Luego, con parsimonia espera que lleguen sus compañeros a realizar el papeleo. Un diálogo de la misma cinta es esclarecedor para entender su ideología fascistoide. Un amigo cercano de Harry le explica a un novato: “Bueno, Harry tiene algo en su favor, no siente favoritismo por nadie. Odia a todo el mundo, ingleses

irlandeses judíos, negros, indios, chinos. Solo tienes que nómbraselos.” El novato de acusados rasgos indígenas pregunta: “¿Y que opina de los mexicanos?” Callahan responde sucinto: “Siento por ellos un odio especial.” No es de extrañar que otro gran vigilante famoso de esos tiempos, Charles Bronson, comenzara su despegue con spaghetti-westers creados por el mítico Sergio Leone, al igual que Eastwood. A diferencia de este, Bronson actuaria siempre en cintas de guiones precarios, con directores de mediano talento y presupuestos ínfimos. Sin embargo, sus películas llegarían a volverse éxitos instantáneos. La saga del vengador anónimo, Death Wish (USA, 1974) protagonizada por Paul Kersey se volvería paradigmática en su carrera. Kersey un arquitecto, objetor de consciencia en la Guerra de Corea y con unas ideas bastante de izquierda se golpea de improviso con la realidad del mundo. Su esposa es asesinada, al mismo tiempo su hija es violada brutalmente. Entonces, ante la incompetencia de las autoridades, decide tomar una pistola y vengar la afrenta. Patrulla la ciudad con sendas armas en las manos y busca pelea en los callejones oscuros para poder dispara en defensa propia. Kersey en pocos minutos de la película pasa de ser simpatizante de los derechos civiles a un ejecutor despiadado… Ah, y héroe masivo. La gente lo admira, la policía lo persigue, pero acepta que gracias a su patrullaje el crimen ha disminuido (“no en mi turno”). Todo esto salpi-

Los violentos y transgresores de la ley son siempre pobres o las minorías raciales que deambulan por ahí. “La solución a todo es la violencia” dice a bocajarro el personaje de Bronson. O después de dispararles a sangre fría a un par de ladrones de autos, le dice a su amigo “Les he enviado un mensaje”. En el resto de la saga, Charles Bronson solo ahondaría más en lo mismo: venganza y justicia por propia mano. Violencia gráfica y diálogos acartonados, con villanos calcados de la primera cinta. Su papel de vengador anónimo, permearía en personajes similares, como el de Murphy’s Law (USA, 1986) donde interpreta a un policía alcohólico, que hace sus propias reglas. Pero acá con un poco más de humor y exageraciones que aligeran la trama, de por sí ultraviolenta. Después de Firts Blood (USA, 1982) y Rocky (USA, 1976) Sylvester Stallone se encasilló, y con gusto, en héroe de acción. En Cobra (USA, 1986) lleva a la pantalla al arquetípico policía que utiliza métodos expeditos para lograr su justicia. Con frases tan fascistas como: “Aquí es donde termina la ley, y empiezo yo" o “El crimen es un cáncer, yo soy la cura”. Marion Cobretti comenzaría a perseguir a una secta de psicópatas que, curiosamente, al


[ 24 ] igual que él, buscan eliminar a quien les parece sobra en el mundo. Es de destacar la escena de risa loca donde un par de chicanos, enfrentan a Stallone y son humillados por él, nada más porque sí. Sin embargo, este tipo de justicieros comenzarían a entrecruzarse con los expertos en kung fu, con el advenimiento de la moda de las artes marciales. Influenciados principalmente por Enter the Dragon (USA-Hong Kong, 1973). Pronto, esta especie de enviados del Destino Manifiesto, de policías mundiales no solamente dispararían a quemarropa y sin ningún tipo de pudor, sino que también darían patas voladoras y gritarían como posesos al dar puñetazos. Uno de los bodrios más recordados sería Kickboxer (USA, 1989), que retomaría de Enter The Dragon su formato: un grupo de peleadores en un torneo, una venganza, un villano cruel, que muere de igual manera y un peleador norteamericano que vence al final gracias a que sus metas son nobles. “Una peligrosa y violenta búsqueda de la venganza” rezaba el cartel de la película. Chuck Norris, el duro vengador de los ochentas, prestaría su cara y sus letales golpes en películas tan artísticas como Invasión a USA (USA, 1986), —un artefacto fascista y paranoide hecho a medida para él— o la mítica y verdadero bodrio Delta Force, del mismo año. Norris se convertiría en un icono de este white trash primitivo, que goza con la violencia y que desea saber quienes son los “buenos” y quienes los “malos” con tan solo ver el color de piel. Chuck Norris protagonizaría durante un buen tiempo a un ranger de Texas que impondría su código de golpes por todo su condado. Algo así como su reino. Al parecer, los justicieros gringos necesitan salirse de la ley para poder obtener venganza. Deben ser, necesariamente individualistas, agresivos, un poco melodramáticos, guapos y nobles. El resto de mortales, es decir chinos, latinos, árabes, de Europa del este, alemanes, son necesariamente máquinas hambrientas de matar. Entes malignos diseñados para perpetrar las peores bajezas que puede realizar el hombre: trafico de drogas, trata de blancas y asesinatos crueles. Los justicieros y vigilantes WASP son necesariamente impulsados por un sentido de justicia casi divino. No existen los puntos medios, el mundo es en blanco y negro. No importa que no sean bien vistos al principio, el tiempo acabará dándoles la razón. Sin embargo, poco a poco la lucha por los derechos civiles impactaría en los votos.

El boom petrolero y la imagen del viejo Ronald Reagan decaerían y estos héroes comenzarían su declive. No dejarían de existir, pero si tomarían otros matices, al grado de volverse fársicos y autorreferenciales como el teniente MacClane de Die Hard 4.0 (USA-RU, 2007) o ecologistas como el Steven Segal de On Deadly Ground (USA, 1994) o simpatizantes de las minorías, Gran Torino (USA-Alemania, 2008), con un veterano Eastwood dándose baños de pureza.


SUPLEMENTO

SUBVERSIVO

| #1 | COORDINADOR: ALEX BARRIOS

Andrea Itzel Padilla Mireles R. Israel Miranda Salas Marco Flores JosĂŠ Zarzi Nacho Eskoria


II A Parme, de habernos conocido tremendo dúo habríamos hecho.

Under my thumbThe girl who once had me downUnder my thumbThe girl who oncepushed me around… y del otro lado del bar un dude de abundante bigote y una mirada altamente ensombrecida por el alcohol de la noche, me coquetea, una muy espesa y dudosa nube de humo se cuela por las ventanas imperceptibles del lugar. A mi lado, mi novia, besándose con dos sujetos. Espero unos segundos a que me indique cual de ellos quiere llevar a casa, pero al ritmo que llevan es más probable que se pierdan en el baño… el dude del otro lado de la nube de humo me sigue observando stearingatmybubs, SHIT… mis tetas se están saliendo, me lleva y todo este tiempo pensé que de verdad era seductora. En cuanto menos lo pienso me invita una cerveza. La acepto, sólo porque a su lado hay una chica un poco pedante pero deliciosa… Me doy la vuelta <<lindos oojos tiene>> ese trasero que me guiña -- lady de fuego-- le digo con los ojos Please allow me to introduce myself I'm a man of wealth and taste I've been around for a long,long year Stole many a mans soul and faith And I was around when jesuschrist… Your eyes!!! Fuck off Esa morra no es de colors pero que más da… el dj esta poniendo a los Rolling Stones, me gusta y él (el dude) también, dudecomeandtalktome, tryme tryme Esta ami a mi lado

CRIATURA SALVAJE Andrea Itzel Padilla Mireles

-Amigami dime que tienes en mente…. -La verdad… -Como?... la sabes, todo eso sabes… -(huyo de la batalla porque la verdad no lo se) FUCK OFF -DIMELA - Estoy que me lleva el diablo –le digo- mi dealer no ha llegado… tienes coca? Perdidos en la movida llegamos a la antesala del infierno.., unas esnifeadas para socializar… -no te adornes, te encanta Nietzsche, acabo de escuchar que te llaman la perra…- Jajaja todo eso dedujiste porque me llaman la perra… - Eso… eres una criatura salvaje - No digas mamadas… Pero las dijo y lo mejor que podía hacer ante eso, era hacer lo mío, hacer lo de siempre … mamadas me quito la playera y me subo a la barra, me quito el brassier- malditas prendas femeninas, si yo ni soy mujer. Lo recuerdo borrosamente, pero me veía, aplaudiendo, animado, excitado, mejor hubiera sido si le decía algunos aforismos paganos. Mi tipo “muero por cruzar palabra contigo” esta muy ocupado, es más se va sin darse cuenta que estuve siguiéndolo toda la noche, me lleva, una vez más… -Tienes más coca?? - Si, pero vamonos de aquí Salimos al alley de la cuadra y adentro de las patrañas de la vida en sociedad, el agujero, la perdición y con el, la alegría, la salvación…. Mi Raquel… -Es Raquel!!!... dormida, ensombrecida, conectada a miles de desencuentros, ella grita, ella sufre, a pesar de no mover ni un dedo, ella esta muerta… Ella como una niña indefensa, ella, a sus quince años, abatida por el abandono, Ella… -Hay que salvarla!!!—le exijo al bigote -Ella no existe—me responde -Parme, nunca has tenido familia, esa es tu perdición— - No, esa es mi salvación-Corrió hacia la oscura noche anónima, alcohólica, impenetrable… Le grité, le grité toda la noche… Parme, parme, parme… parme Parmeee.. parme… !!!!!!!!! -perra, perra, perra, perra, perra… perraperraperraperraperraperraperraperraperraperraperraperraperraperraperra… -Vale verga… la perra esta corriendo en calzones por la CALLE, quien la dejo salir????!!!!!!!!!!!!!!!!!


ANYONE CAN PLAY GUITAR R. Israel Miranda Salas I Contigo todo fue simple. Era fácil decidir entre llegar a casa en el colectivo o comprar una cerveza y volver caminando. Entrar a los cines por las puertas de emergencia y gastarnos el dinero (que normalmente era escaso) en antidepresivos. Sexo en vez de televisión. Pasábamos horas sentados en los parques y la vida era tan profunda como la fuente en la que hundíamos nuestros tobillos. Arrojábamos piedras a los cajeros automáticos y huíamos de la policía que entonces era una puta lenta y obesa. (Eso no ha cambiado.) Desfilabas en ropa interior delante de mi Telecaster, que no era mía, era de tu papá, pero él ya no la tocaba y yo la aprovechaba para sacar las canciones de Radiohead. Follábamos sobre un Marshall del 74 y yo pensaba - ¡Si me viera Jim Morrison! ¡SI ME VIERA TU PADRE! – y estallaba en risas. Imagino que frecuentemente pensaste que tales arrebatos eran por la droga. Ahora lo sabes. Entonces. Pasábamos las tardes desnudos viendo películas de terror en VHS y fumando hierba, mientras afuera la Ciudad ardía y se colapsaba de miseria. (Eso tampoco ha cambiado.) II

Ahora sé que únicamente querías salvarnos. No pude despedirme de la Telecaster de tu viejo.

III

© José Zarzi

Cuando las cosas empezaron a complicarse (porque las cosas siempre se complican, a menudo por estupidez) simplemente te fuiste. Te odié. Incluso tuve ganas de buscarte para ponerte una megamadriza pues no entendía por qué te largabas sin decir nada.


IV

¡OH! REVENTAR UN ABSCESO DE PUS LENTO Marco Flores

¿Para qué más poesía? No, no traigan más el vino de la vid, Bebamos de los senos de la loba Ahora que la leche está caliente: ¡Cerdos hermanos! Que todos los vinos vuelvan a ser mineral agua, Aun los del vientre: eructos, crudas acedas. Que vuelvan los perfumes A las rosas A los senos de la amada. Que se pudran en su aceite, en su jugosa hidra los astros carnales Que vuelva a nacer el que murió de amor, Que se acaricien solas las manos Como piedras terrosas o barbas de animales, Como un par de ojos frotándose desnudos contra la imposible noche De la poesía. Y Lautreamont se cuente y se duerma entre sus propios cerdos Y sus tangos al revés Y Baudeliare crudo, trabaje de 9 a 6 para mantener a una familia de 5 Y una gordita que le pide su amor todas las noches, Y contra Poe y Bukowski no pido nada Porque su poesía no estuvo tanto en sus libros como en su vida, Y esto sería pedirles o más bien pedirles Que se cegaran o que se murieran, O que renegaran de sus madres. Oh! Diosas, odiosas, odio esas,

¡Poeta virgen! Tu hija nacerá sin sexo. ¡Poeta culto! Tus hijos nacerán locos, ¡Poeta santo! Tu hijo nacerá muerto, ¡Poeta de poetas! Tu hijo nacerá –si es que naceIrremediablemente mendigo. Porque la poesía no es hoy, ya un pecado, ¡no!, Ahora es un lujo: Han traído rameras para Eleusis Cadáveres se aprestan al banquete Por orden de la usura. La poesía es hoy una virgen necia, Es una empatía, se pone en los zapatos de todos, Hasta que le apestan los pies Y ya ninguno –malagradecidoQuiere dormir con ella.

¿Para qué más poesía? Aquí ya no queremos más poesía, Que hasta los poetas están cansados hoy de hacer poesía, Están locos, enamorados de sí mismos No vengan a aburrirnos con la poesía, Con lo aburridos que estamos de nosotros mismos basta, ¿Para qué endulzar el coño que hemos de joder? ¿Para qué perfumar a las rosas? No vengan a decir que me voy a morir Si de todos modos me voy a morir, Ah! Que se mueran los otros. Yo no tengo tiempo, Yo tengo que ir a trabajar mañana, Cualquier firma comercial sabe más de amor que yo mismo, Cualquier moda tiene más cultura que mi poesía, Así que, ¿para qué más poesía? Los niños crecen hoy sanos, fuertes y normales, Y si no, los hacemos, pero todo sin la poesía, Las mujeres tienen cálidas nalgas y apretados bluyines, Y sexología y salen en la tele, Y los hombres tienen mujeres, hacen apretados bluyines, Oprimen cálidas nalgas, y sexología y salen en la tele, Y los viejos y los padres, para eso trabajaron toda su vida, Para que sus hijas tuvieran cálidas nalgas y apretados bluyines Y sexología y salieran en la tele. ¿Para qué más poesía? ¿Para qué? © N A C H O

E S K O R I A


© L I B R É L U L A

L U N Á T I C A


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LA MÚSICA ROCK COMO FENÓMENO COMUNICACIONAL Tere Estrada Mi interés por realizar análisis social de la música nació cuando realicé mi tesis de licenciatura en sociología en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM a fines de los ochenta. Sabía que quería hacer una tesis sobre rock y eso para las vacas sagradas era un sacrilegio. Algunos maestros me sugirieron que optara por otro tema de investigación más apegado al análisis cuantitativo y a los métodos estadísticos. Pero tuve la suerte de contar con María Luisa Castro y Sergio Colmenero, dos profesores muy respetados en la facultad que daban taller de investigación sociológica y que se caracterizaban por respaldar tesis de lo más atrevidas y vanguardistas. En el tercer año de la carrera ya había tomado sociología de la cultura, literatura y sociedad y sociología del arte. Todo eso era para mí una plataforma que me ayudaría a encontrar hilos conductores para mi investigación. En un primer momento sólo describí los procesos de organización dentro del rock: la realización de conciertos, la producción, distribución y consumo de la música. Luego encontré un texto de etnomusicología de Alan Merriam que me ayudó a poner más los pies sobre la tierra: entender al rock como conducta humana que se desarrolla dentro de un contexto cultural total, con un lenguaje determinado según la cultura en la que se encuentre. Después hallé un libro sobre identidad y problema de masas del profesor Klapp, que más que una vereda para mí fue una autopista. Tejí una trenza de conceptos que me sirviera de principio a fin de la investigación. Del concepto de etnomusicología me llamó la atención la palabra lenguaje. ¿Qué tipos de lenguajes encontramos en el rock? Esta el musical (sonido), el literario (palabra), el corporal (baile) y el visual (vestimenta). Los cuatro conjugados forman una gran amalgama que es el lenguaje comunicacional o de las tocadas y se desarrolla en tres niveles: la manera en cómo se conectan los músicos entre si, el público entre sí y músicos y público. El lenguaje musical (lenguaje no verbal) se refiera a la estructura armónica, rítmica y melódica que posee el rock producto de un creador que habita dentro de un contexto social, político y cultural determinado. El lenguaje literario (lenguaje oral) concierne a la producción de letras dentro de las más diversas corrientes del rock, es la manera en que se expresa una generación, su posición ante el mundo, sus anhelos, sus miedos. Las letras son un elemento importante para profundizar en la ideología de los jóvenes que además se manifiestan en la música y en la vestimenta. El baile que se desarrolla en las tocadas es considerado como un ritual, a veces bailan a ritmo de reggae y sus movimientos son más cadenciosos y lentos, pero cuando bailan ska, se desata el “slam” baile que consiste en el roce y golpeteo de los danzantes que van brincando en círculos concéntricos en direcciones opuestas. En él se viven expresiones muy intensas de culto donde cada quien es capaz de explayar enteramente sus emociones. El rock como fenómeno comunicacional tiene que ver con relaciones psico- sociológicas complejas. El rock es un transmisor y un receptor de mensajes. Cuando oímos un disco o escuchamos la radio somos casi siempre receptores. En una tocada, tanto el público como el grupo son transmisores y receptores. Cuando se hace un disco, aparentemente sólo se transmite, pero para poder realizarlo, el compositor tuvo que pasar por una etapa receptiva del mundo y del medio que le rodea. Un compositor también es público de otros compositores, los roles son intercambiables.

El rock es en sí mismo un símbolo (partimos de un mismo significante o sea la música, pero los significados que despierta en la cabeza y en los corazones son muy diversos) y a la vez, es generador de otros símbolos (por el se crean ídolos y bailes). Chevalier en su Diccionario de Símbolos refiera que “la percepción de un símbolo es eminentemente personal, no sólo en el sentido en que varía con cada sujeto, sino también de que procede de la persona entera... El símbolo tiene precisamente esta propiedad excepcional de sintetizar en una expresión sensible todas esas influencias del inconsciente y de la conciencia, como también de las fuerzas instintivas y mentales en conflicto o en camino de armonizarse en el interior del hombre.” El rock es un medio de comunicación y de expresión entre muchos jóvenes a través del cual crean sus propios símbolos ideales que los ubican y ayudan a definirse así mismos. A causa de una falla en los resonadores del medio ambiente social (esto quiere decir que el medio no crea símbolos que oriente a la gente), el individuo tiene que buscar cierto tipo de experiencias que lo auxilien a encontrarse así mismo a partir de reunirse y compartir determinados símbolos con un grupo de personas. Los jóvenes crean sus propios símbolos identitarios como medios de sobrevivencia anímicos. La espina dorsal de mi investigación fue la búsqueda de símbolos identitarios, a través de cuatro vías: el lenguaje musical, el literario, el corporal y el visual. Un grupo social se distingue de otro por creer en determinados símbolos, si éstos se alternan, esto tiene repercusiones sobre la identidad del grupo o el individuo. © Ese Noctis La sociedad actual está impactada por la globalización, vemos cómo se reducen los tiempos y las distancias, como van cambiando los valores de una manera tan veloz, que sin haber terminado de inventar un nuevo sistema de credos, ya se ha cambiado a uno nuevo. Ante esta indefinición existencial e individuo se encuentra en una búsqueda incesante de experiencias que enriquezcan su vida emocional. Estas pueden ser, según Klapp: a) experiencias colectivas (emociones compartidas o interacción dentro de muchedumbres; comunicarse con un público o hacer alardes exhibicionistas); b) experiencias sustitutivas o supletorias, identificándose imaginariamente con héroes de la vida real o personajes ficticios; c) experiencias de un orden más simbólico que pragmático (participación dentro de ceremonias rituales de prácticas de culto). ¿Qué tipo de resonadores brinda el rock a los jóvenes para que se identifiquen con él? En primer lugar, los creadores de la música participan en experiencias de creatividad artística. En segunda instancia, los jóvenes toman parte en experiencias colectivas, al asistir a los conciertos o tocadas en las que se da una relación muy estrecha entre los espectadores, que a su vez se comunican con el grupo musical. En tercer lugar, el rock proporciona también cierto tipo de experiencias sustitutivas, en las que el público se identifica imaginariamente con alguno de los integrantes de un grupo, se forman héroes o ídolos. En primer lugar, los creadores de la música participan en experiencias de creatividad artística. En segunda instancia, los jóvenes toman parte en experiencias colectivas, al asistir a los conciertos o tocadas en las que se da una relación muy estrecha entre los espectadores, que a su vez se comunican con el grupo musical.


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En tercer lugar, el rock proporciona también cierto tipo de experiencias sustitutivas, en las que el público se identifica imaginariamente con alguno de los integrantes de un grupo, se forman héroes o ídolos. También se identifica con los personajes de la letra de una canción sea real o ficticio. Finalmente, están las experiencias de carácter ritual que son practicadas por los rockeros cuando realizan determinados bailes. Esta búsqueda de experiencias se da dentro de otros géneros musicales, como pueden ser la balada, la rachera o la tropical. Entonces ¿cuál es la especificidad del rock? Su música y sus bailes son bastante energéticos, incluso los bailes se vuelven tremendamente agresivos. Los héroes que se forjan, tienen ciertas particularidades diferentes a los ídolos prefabricados por los monopolios televisivos.

Se privilegian imágenes andróginas tanto de hombres como de mujeres, se etiqueta peyorativamente a los rockeros como bohemios, desfachatados, drogadictos, amantes del reventón, anarquistas, iconoclastas. El lenguaje que se utiliza en las letras, la manera de expresarse, el caló, el albur, el juego de palabras, el qué dicen y cómo lo dicen es un medio de interacción, de identificación muy fuerte entre los rockeros. Los punks hablan de muerte al sistema, anarquía y antibelicismo, los que tocan blues hablan de los tormentos del alma, mientras los darks describen a los seres de la noche como vampiros y muerte. Las letras son la radiografía de los sueños, miedos y fantasías de toda una generación. sirenasalataque@yahoo.com.mx

¿DEL ARTE O PARA EL ARTE? Sergio J. Monreal Hace ya varios meses que, al menos en internet, lo mismo por medio de cadenas de correo electrónico que a través de las llamadas redes sociales, vienen proliferando una serie de mensajes y pronunciamientos respecto al derecho que las personas dedicadas al trabajo artístico tienen de cobrar por sus servicios, respecto a su aspiración por vivir dignamente del horizonte laboral que han elegido, y respecto a la hipotética posibilidad de que el Estado pudiera llegar a hacerse cargo de sufragar en beneficio suyo determinadas prestaciones sociales. Se trata de temas que, según mi parecer, deben ser planteados por separado, y cuya inclusión indiscriminada dentro del mismo costal provoca confusiones y equívocos, evitando que el problema de fondo pueda ser perfilado con un mínimo de claridad. Que dedicarse profesionalmente a la Literatura, la Música, la Danza, las Artes Plásticas o el Teatro exige la formación, el desarrollo y el ejercicio de un oficio tan digno y tan exigente como el que más, tendría que quedar a estas alturas fuera de todo debate. Tampoco está a discusión la importancia de que los artistas aprendan a cobrar por su trabajo un precio justo, coherente tanto con sus específicas condiciones y procesos de formación, producción y divulgación, como con el contexto de recepción donde lo ofertan (igual de ignominiosas las instituciones culturales empecinadas en pagar mil pesos por una función o un concierto, o las luminarias que —con impune carga a los devastados erarios públicos federal, estatal y municipal— viven facturando bajo parámetros de primer mundo). Menos aún podría objetarse la importancia de que el público aprenda y se acostumbre a pagar un precio justo por el disfrute de bienes y servicios artísticos y culturales, quitándose de la cabeza la idea de que le está haciendo un favor o brindándole una oportunidad para expresarse a quien se los proporciona. Pero ninguno de estos argumentos, cada uno de ellos de elemental sentido común, legitima para acometer la festiva y banal idealización de un gremio para nada idílico, ni en materia de responsabilidad profesional ni en materia de responsabilidad pública. La devaluación del oficio artístico no pasa en principio por la discriminación o la marginalidad a la que socialmente tiende a relegársele, incluso en una ciudad como la nuestra (donde la superficial abundancia de eventos mal logra disimular el patente desinterés del grueso de la ciudadanía local por el arte y la cultura). Pasa sobre todo por el desconocimiento y el caprichoso ejercicio de las reglas profesionales básicas de dicho oficio, a cargo de buena parte de quienes han elegido dedicarse a él. En términos generales se asume que, para cobrar como tal, un cirujano debe dominar con

mínima capacidad los rudimentos elementales de su disciplina, mismos que no quedan sometidos ni a su caprichosa subjetividad ni al relativismo interpretativo (“a ti te parece malo, a mí me parece bueno”); o sabe operar o no, punto. Para asumirte con derecho a cobrar como trabajador de la cultura, parece en cambio que el dominio del oficio fuera un asunto prescindible, negociable y tremendamente difuso. Basta presentarse como poeta, actor, coreógrafo, perfomancero, etc., apechugar cierta capacidad para el cinismo y el ridículo (al cabo aquí nadie tiene parámetros para valorar objetivamente lo que estoy haciendo) y labrarse una reputación por cansancio. Obedeciendo a una cuestión no digamos ya de ética, sino hasta de orden práctico, para reivindicar el derecho a cobrar por ejercer un oficio, habría que reivindicar primero, desde nuestro propio hacer, el ejercicio digno de ese oficio. Cierto, Roberto Artl es un monumental escritor que no sabía escribir (que no dominaba los rudimentos técnicos de la escritura literaria); pero no saber escribir de ninguna manera se vuelve automática garantía para alcanzar la monumental estatura de Roberto Artl como escritor. Sorprende la cantidad de inocentes que le apuestan todas sus veladoras a la opción de ese único milagro; pero sorprende más la cantidad de gandules que viven de sus rentas gracias a la miserable fe en ese milagro. Pero la devaluación del oficio artístico por causa de los propios responsables de ejercerlo, no es el único tema de necesario esclarecimiento. Al reivindicar el hipotético derecho que los trabajadores del arte y la cultura tendrían para reclamarle al espacio público de que forman parte algún tipo de retribución, es imprescindible deslindar el grado de responsabilidad realmente asumido por estos frente a dicho espacio. Y en semejantes términos, el déficit resulta inocultable. Pues más allá de cierta forzada retórica, empecinada en aseverar que los artistas se la viven pensando en términos de grandes ideales, altruismo espiritual y engrandecimiento humano del prójimo, lo cierto es que el ínfimo lugar que su trabajo ocupa en términos reales dentro del horizonte de existencia del ciudadano promedio, obedece no sólo a las inercias externas de un orden social deshumanizado y consumista, sino a la nula disposición y capacidad que, sobre todo desde el salinismo, ellos vienen mostrando para asumir compromisos con su entorno histórico, nacional, regional, etc. Contra lo que pudiera suponerse, esto último no tiene porqué entrañar ninguna pretensión de servilismo ilustrativo o didáctico por parte de los creadores, sino apenas por un lado la elemental


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conciencia de que la obra es siempre una forma de redimensión de la realidad compartida y un espacio de diálogo formulado de cara a los otros, y por otro la ubicación responsable de los modos en que ambos aspectos han de solventarse a nivel material y práctico. El artista no puede someter la forma y el contenido de su producción a lineamientos ideológicos o altruistas de ninguna especie, por más nobles y elevados que estos sean, sino a costa de sacrificar el sentido general de la misma, al cual en última instancia se debe. Pero ese profundo sentido de responsabilidad y de respeto frente a la peculiar naturaleza de su quehacer, resulta inconcebible sin el permanente recordatorio del costo que debe estar dispuesto a pagar por hacer lo que ha elegido hacer. Para quien se dedica a la actividad artística, tanto o más importante que la capacidad de cobrar dignamente por el trabajo propio resulta la de ser capaz de realizar y sostener ese trabajo contra toda posibilidad de pago, recompensa o reconocimiento. Reducir la relación entre supervivencia material y fidelidad hacia la obra a los términos biográficos de un Van Gogh o un Allan Poe (imprescindibles genios que vivieron y murieron en la miseria) representa por supuesto un disparatado y melodramático exceso; parte importante de la formación de un joven artista, pasa por la defensa irrestricta de su derecho a una subsistencia digna. Pero pretender valerse de ese tipo de referentes para garantizarle a los miembros del gremio artístico nacional una legitimidad que sus propios hechos no han sabido ganarle, pretendiendo obtener a través suyo toda suerte de exenciones, prebendas, dádivas,

prestaciones y subsidios, constituye como mínimo una desvergüenza; parte fundamental de la formación de todo joven artista, pasa por el entendimiento de que cualquier usufructo de bienes públicos exige una clara y puntual retribución a la ciudadanía que los posibilita. Trazar el patente y lamentable estado de indefensión laboral que los trabajadores del arte y la cultura deben afrontar en este país, exige tomar como dos importantes puntos de referencia tanto su incapacidad para la generación y el sostenimiento de proyectos autogestivos con efectiva incidencia en el entorno ciudadano, como su incapacidad para retribuir en ese mismo entorno los beneficios, insuficientes o no, obtenidos de la infraestructura estatal. Escritores, teatreros, coreógrafos, cineastas, músicos, pintores, no cesan de inconformarse por la insuficiencia de los presupuestos y recursos con que las instituciones del Estado Mexicano garantizan la manutención que ellos no han sabido ganarse, pero resultan más bien poco expeditos a la hora de explicarle al pueblo de México cuáles son los motivos por los que él debe sufragarlos. Pasan de inmediato a los terrenos de la insustancial retórica y la sentimental metáfora: “los artistas nos hemos sacrificado durante generaciones por nuestro país, lo hemos comprendido, lo hemos expresado, lo hemos dignificado, el arte humaniza nuestras sociedades”. Basta asomarse a cualquier ventana con vista hacia el subsuelo (esa zona de realidad que los promocionales mal disimulan) para preguntarse de qué país de las maravillas estarán hablando todos esos cuentos de hadas.

RETRO IS OVER Rafa Saavedra “La única cosa que no podemos alterar es el futuro”, sugería Dana Scully, la popular agente de los X-Files, en su tesis de titulación. Cuántas veces se ha dicho que la historia la escriben los vencedores, que nada es verdad hasta que aparece en la televisión, que lo del viaje a la luna fue tan sólo un excelente montaje. Creer que todo tiempo pasado fue mejor, que lo que nuestros abuelos cuentan es irremediablemente cierto, que es inútil ese toque de aventura y riesgo que desgaja nuestras emociones primigenias. Ese es el principio de lo retro. Si en el presente convergen disparates con web site incluido, en el pasado se encuentra supuestamente el refugio de nuestra identidad: esa (un)hope por un brillante porvenir que nunca llegó o, si lo hizo, no cumplió con todas las expectativas. ¿Revoluciones? ¿Explosiones nucleares? Cosas así ya tuvieron lugar. Al ser todo borrado del mapa, lo retro se compone simplemente de los fragmentos de una realidad a medias; es un loop que se repite sobre una superficie jabonosa cada determinado tiempo. Si no hay futuro, no hay pánico. Trastocando a Baudrillard, sobre lo retro se ha dicho todo. Jamás ha ocurrido nada. Antes éramos mejores, nos divertíamos más. Antes, antes, ahora ya no. Todo se reduce a imitar, copiar, coleccionar, revalorizar. [lounge, Hello Kitty, la segunda guerra mundial, teoría de la relatividad] Se habla de "redescubrir" -el verbo es deliciosamente estúpido- las

cosas que, por azares del destino -la ley de la oferta y la demanda, la edad o la memoria- nos habíamos "olvidado" que nos gustaron en algún instante o momento de nuestra vida. Esa es esencia de lo retro. Los recuerdos alimentan nuestra alma en crisis; existen en nuestra mente como souvenir de niño interior. Cualquier estación de esperanza inquieta, un sueño quemado que, después de todo, sigue ahí. [I Love Lucy, punk rock, comics, el primer beso] La misma historia de siempre. Si en el devenir de la historia, las formas originales de la cultura ya han sido exploradas, se supone entonces un predominio de una gestión conservadora. La rectificación de la elementabilidad de las cosas, el fin de la modernidad, de la vanguardia, del arte, de la ciencia. Nuestra cultura pasa por una fase necro-retrospectiva; está viviendo una época de agotamiento o tal vez, simplemente sea un período de mutación. Cultura reissue. Si a principios del siglo XX los futuristas querían librarnos de toda ese puñado de personajes que no cesaban de explotar viejas glorias, su fallo más grande fue aliarse a un movimiento tan retro como el fascismo justo cuando los límites del conocimiento coincidían geométricamente con la imposición de nuestras fronteras. Pareciera que a la vida sólo podemos entenderla en retroceso, Mark Twain decía: “Cuando era joven podía recordar cualquier cosa, hubiera ocurrido o no”. Cuando miramos sobre el hombro, es la memoria lo que hace más viejas las cosas. La idea finisecular del 2000 nos consumió desde décadas atrás, pero al llegar el momento fue un letdown para muchos.


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[neo primitivismo, democracia, discos de 45 rpm, Esquivel] La bucólica idea del retro ha estado con nosotros toda la vida, antes le llamábamos nostalgia. [break dance, macramé, El Show de los Polivoces, plataformas] En su fase inicial, la nostalgia entró a nuestra vida como término médico para describir la condición psicológica de los soldados que pasaban demasiado tiempo en el frente de batalla. Del griego nostos (volver a casa) y del latín algos (dolor). Resulta paradójico que algo ubicado como un desorden depresivo se nos venda actualmente como un estado anímico de cursi sentimentalismo. Ahora la Nostalgia -o neostalgia para los retroptimistas- sugiere un cierto apego por una época perdida. La nostalgia es una guía defectuosa por nuestro pasado, una salida de emergencia que nunca existió como tal, una comodidad seductora que nos hace sentir bien ante la amenaza del progreso. [glam, Holocausto, Capulina, Operation game] Incluso, la nostalgia le gana la pelea a la historia; en la revisión, siempre es más bonita ante nuestros ojos, con más colorido, acción o romance. En lo retro, las respuestas no están en el viento, las encontramos en el pasado, en ese tour guiado por las nuevas y múltiples reinterpretaciones de la Historia.. Si el futuro es tan brillante que debemos usar lentes, si el presente ha sido degradado y el pasado distorsionado, demos paso a las mentiras de lo retro. El pasado es, aparentemente, accesible y divertido, pero también fríamente selectivo y carente de autenticidad. Los años dorados o maravillosos tienen una enorme carga de censura, su historia es un conjunto de mentiras acordadas. Un vano temporal. [ovnis, aeróbics, Steve Austin, Pac-man] Nuestra cultura se ha vuelto tan revisionista que hemos dejado poco espacio para cualquier novedad; por eso, se entiende que un músico de línea dura como John Cale confesara en un documental que la nostalgia es un modo de protegerse contra el paso del tiempo. O del temor por el progreso que contamina y trasgrede nuestros espacios vitales. Si en los tiempos que corren la tecnología domina nuestra vida, ricemos el rizo de lo retro en re-runs y nuevas versiones. [Batallón Olimpia, Quantum Leap, pez, Tarantino] En Dream On, una añorada sitcom americana, el protagonista vivía equiparando sus emociones actuales con las imágenes televisivas que había visto en su niñez; la memoria como videograbadora, un dispositivo extra que lo mismo sirve para el control que para la subversión. Este estilo -que igualmente se refleja en aditamentos caseros, moda o libros- era llamado en los sixties, yestertech o la tecnología del ayer. A lo viejo le ponemos pomposamente la etiqueta de "clásico". [heavy metal, Sesame Street, moog, Pregúntale a Alicia] Nuestros áticos están llenos de revivales a punto de suceder; como pasó con las computadoras, lo retro es ahora personal. Nuestro pasado y futuro ya no son los mismos, no hay una continuidad histórica en un mundo no linear y complejo. Nuestra memoria es ahora el campo de batalla, el botín es el marketing de nuestros recuerdos. Es el triunfo de la memoria histórica sobre la memoria real. Los recuerdos son carne de big corporations: los momentos Kodak son una patraña, un cereal no nos acerca a la felicidad de nuestros wonder years. [Happy Face, Alarma!, literatura de la onda, yuppies] Carlos Marx mencionó que las cosas ocurren dos veces: la primera

como tragedia, la segunda como farsa. Sólo que ahora reciclamos etapas a velocidad turbo que no tardamos ya nada en llegar a sentir nostalgia por el presente que vivimos hace un instante trágico-fársico. [Festival OTI, VCR's, LSD, chismógrafos] ¿Es acaso lo retro la señal inequívoca del tan mentado fin de la historia o es el último examen al que nos presentamos con un acordeón hecho al vapor? “Duh, ese programa ya lo vi”, podría ser la respuesta del Homero Simpson que todos llevamos dentro. El tiempo no progresa: gira. Lo retro es insano: se repite y se repite, pero buscando estúpidamente otro resultado mientras da vuelta tras vuelta sobre un mismo núcleo de dolor. La gente más infeliz es la que le teme al cambio. Dante aclaraba un poco más el asunto al escribir que: “No hay dolor más intenso que, en la miseria, recordar los tiempos felices”. Nuestra percepción ha sido moldeada, nuestra idea del futuro es todavía Disney-like. Sin embargo, el arrepentimiento sigue siendo el medio del que nos valemos para cambiar el pasado. La prosperidad y supervivencia de lo retro esta dado por esa visión del pasado como un almacén pop del cual uno puede escoger estilos o tendencias de las que, de otra manera, estaría ajeno. [view master, pop art, smurfs, Pelé] Estamos viviendo como los replicantes de Blade Runner, con una memoria que ha sido programada y que lleva consigo integrado el efecto ancla; un espectacular que anuncia: “Quienes no recuerdan el pasado, están condenados a repetirlo”. Lo retro es el logro más acertado del consumismo hip al sobresaturar nuestra memoria RAM. En el 68 se gritaba “Profesores ¡nos están haciendo viejos!” tanto en calles como en escuelas; por eso, no es nada reconfortante el nuevo grito de “Mass media ¡nos estás haciendo más jóvenes!” como cue de entrada al “Nunca eres demasiado viejo para sentirte joven” de Mae West. O “encuentra tu juventud en lo viejo”, da igual. [hula hoop, Titanic, feminismo, Ku Klux Klan] Lo retro es la barricada para defender la añoranza por un cúmulo de sueños rotos: la inocencia, la felicidad, el cambio deseado, la seguridad, la libertad, etc. Si narrar es resistir, ¿a dónde fue cuánto perdimos? Si vivir es perder, quizá debamos aprender el arte de romper con lo que nos resulta adorable o aparentemente imprescindible para poder sobrellevar la vida. [viagra, James Dean, velcro, los Jackson 5] El presente es lo único que realmente poseemos mientras que no superemos nuestra futurofobia o valoremos el pasado como tal, sin romanticismo ni odio. Lo peligroso de lo retro es que vuelve no solamente como estilo, sino que -tarde que temprano- volverá la sustancia -no siempre positiva- que lo acompañaba. En la nostalgia celebramos casi todo. Añoramos no solamente lo que vivimos sino lo que nos perdimos de vivir. Es evidente nuestro afán de yuxtaponer gustos y décadas, posturas y bailes, modas e ideologías, personajes históricos y comerciales con licencia mediática o literaria. [Ultraman, Siempre en Domingo, el Ché, tenis Nike] “Lo terrible de una supuesta modernidad es la de ataviar a la tragedia de comedia, de tal forma que las grandes realidades parecen tópicos o grotescos o carentes de estilo”, afirmó Óscar Wilde. Nada más acertado, en lo retro nada sucede como ocurrió la primera vez, tomamos lo bueno -y a veces lo malo-, hacemos la mezcla que nos impone la mercadotecnia o nuestro atasque emo-social,


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validamos los signos pero nunca los significantes. Olvidamos la lección número uno: nunca nada volverá a ser lo mismo. Los happy days sólo existen en nuestra memoria, ¿para que traerlos a una realidad que los ahogará sin contemplación de una u otra forma? Caray, si en el mundo del arte, las tres R tradicionales Realismo, Rima y Representación- han vuelto; si Stephen Hawking, el célebre científico, siente nostalgia de Dios; si incluso, la idea del futuro de Bill Gates -supuesto apóstol del futuro computarizadoes retromesiánica: la informática sólo marca la impotencia retrospectiva de nuestra tecnología en lo que se refiere a la posibilidad infinita al tratar datos, nunca una nueva visión. [Stars Wars, La Gran Curva, Catalina Creel, Live Aid] Si la modernidad produce monstruos, lo retro es la idea nada simple de abortar cuando la soledad está en blanco. La memoria humana es frágil... todo el tiempo tratamos de remendar, de llamar la atención y escandalizar como si fuéramos los primeros rebeldes en enfrentar al ritual de lo habitual. Todo lo que quiere ser, alguien ya lo fue antes. [el fenómeno de fans, Carl Sagan, 8-tracks, porno stars] Cada generación vuelve al punto de inicio, por eso los recuerdos nos llegan en pedazos. Antes la novedad era revolucionaria, ahora es un remake (malo, por efectista y vacuo). Nuestro pasado,

presente y futuro están llenos de agujeros que cuando llegue otra oleada retro, cualquiera que sea esta, diremos como Groucho al señor de la basura: “Hoy no queremos”. Futuro avanzado como respuesta a lo retro (epílogo kraftweriano) El futuro no tiene porque ser tan sólo technofabuloso o technoapocalíptico; también puede ser el paradigma de los potenciadores sociales: algo que resuma el crecimiento espiritual personal y el mejoramiento social. Evitar que por nuestra desconfianza en las instituciones -políticas, religiosas, sociales, etc.- se nos venda la idea del progreso como la trilogía de nuevas tecnologías, economía de mercado y globalización. Hay que propiciar que nuestra evolución sea más por decisión que por oportunidad. Un sólo mundo, varios universos habitados por gente que escoge diferentes estilos de vida, creando nuevas formas culturales, mejorando las anteriores mientras se dirige hacia direcciones totalmente nuevas. Hacia un futuro mejor. Busquemos nuestro gene de novedad, conquistemos la noosfera. Debemos renovar el escenario, debemos crear el escenario, debemos revertir los roles. Debemos estar ahí para contar nuestra verdadera historia. Yeah, whatever. Future non stop... future non stop... future non stop... future non stop... future non stop... future non stop... future non stop... future non stop... *Texto incluido en el libro “Crossfader”.

SANGRE, VAMPIRAS Y ROCK AND ROLL Arturo J. Flores Llegas sin previo aviso/ apareces por arte de magia/ saboreo el miedo/ me siento atemorizado/ pero sigo alimentando el fuego/ por la noche/ ven a mí/ sabes cómo deseo tu toque de maldad/ por la noche/ por favor libérame/ sabes que deseo tu toque de maldad… Aunque la letra de Touch of Evil, uno de las canciones más populares de Judas Priest, incluida en el disco Painkiller de 1990, se refiere aparentemente al fenómeno de posesión demoníaca, basta ponerle un poco de atención para descubrir que encierra un significado mucho más profundo: Arrastrándome con esta sensación de deseo/ posees mi alma hasta hacer mi cuerpo arder/ te estás apoderando de mí… De acuerdo con lo que Rob Halford, el vocalista y principal escritor de la letra, le dijo a la revista Metal Hammer en una entrevista en 2004, la letra se relaciona más con un asunto de amor que con una cuestión diabólica, aunque de forma metafórica ambas guardan mucho en común. De lo que no cabe duda, es la poderosa carga erótica que encierra el tema. Independientemente de las preferencias homosexuales de Halford, y el respeto que cualquier inclinación personal merezca, también resulta sencillo descubrir en la lírica del británico un exquisito toque vampírico. ¿Es, o no, en el fondo, el vampirismo el deseo compulsivo y depredador, por absorber la vida del otro? ¿Y es, o no, el acto sexual la expresión más pura de posesión, de invasión y absorción de la vida, el cuerpo y el alma del otro? El rock and roll, por definición, posee a su vez una personalidad sexual descarada. Es difícil pensar en una banda, una estrella de rock, que no se presente como encarnación viva de lo cachondo. Desde Led Zeppelin hasta Kiss, pasando por Mötley Crüe, Steve Vai y Muse, porqué no, cada una de esas agrupaciones han expresado,

de diferentes maneras, un anhelo carnal para las mujeres, en forma de canciones. Y qué decir de Juliette Lewis, Tarja Turunen o Angela Gossow, de Arch Enemy, lo son para quienes nos gustan las chicas. A su vez, las hordas de fanáticos que se arremolinan a los pies de los y las músicas en un concierto y encienden con sus gritos una hoguera que parece tragarse al mundo, no son sino vampiros en espera de beber la música, la presencia y la vida del rockstar. Hay quienes lo consiguen: Ian Curtis, Kurt Cobain y Rozz Williams son ejemplos no de vampiros, sino de personajes que fueron “vampirizados”, consumidos por el apetito sin fin de la fama, la fortuna y la vorágine de sensaciones dionisiacas que lleva por sentado el estilo de vida del rock and roll. En la imagen de una estrella de rock que cometió suicidio encuentro la de una víctima de vampirización, a quien se le ha secado el alma de tanto brindarla a las multitudes. Cobain escribió en su carta póstuma: “Ya hace demasiado tiempo que no me emociono ni escuchando ni creando música, ni tampoco escribiéndola, ni siquiera haciendo Rock and Roll. Me siento increíblemente culpable. Por ejemplo, cuando se apagan las luces antes del concierto y se oyen los gritos del público, a mí no me afectan tal como afectaban a Freddy Mercury, a quien parecía encantarle que el público le amase y adorase. Lo cual admiro y envidio muchísimo. De hecho, no puedo engañar, a ninguno de ustedes. Simplemente no sería justo ni para ustedes ni para mí. Simular que me lo estoy pasando el 100 por ciento bien sería el peor crimen que me pudiese imaginar”. Y después, se voló la cabeza. Hablemos ahora de las groupies, personalidades fascinantes que han estado ahí desde la invención misma del rock and roll. Vampiras – que no vampiresas– por elección, depredadoras excelentes que se cuelan, en la ubicua tradición del Conde Drácula hasta cualquier camerino o reducto del backstage, con el objetivo de beberse a su


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músico favorito hasta las entrañas. No importa con cuántas chicas se haya acostado un guitarrista, al final se trata de la cantidad de vampiras que han absorbido su energía hasta que un día, se cansan de él, lo desechan y se mudan para alimentarse de otro. Entonces el rockstar se queda solo, condenado al olvido. Pocos lo pueden soportar. Se convierten en caricaturas de sí mismos, como Bret Michaels o Vince Neil, quienes de admirables efebos ochenteros pasaron a convertirse en obesos homenajes a la vergüenza. No es como sostiene Gene Simmons, de Kiss, que se jacta de haber compartido las sábanas con tres mil groupies, sino que más bien, tres mil vampiras se han alimentado de él. Cynthia Plaster Caster, una famosa groupie de los 60, realizaba moldes de yeso de los penes de célebres rockeros como Jimi Hendrix o Jello Biafra. Era capaz de cualquier cosa para engrosar su colección. Era una voraz mujer vampiro del rock.

De este huracán de ideas brotan los cuentos de mi libro Martini para Suicidas. En sus relatos, se mezcla el erotismo con la música, los Smashing Pumpkins con las felaciones, Motley Crue con las líneas de coca; las depredadoras que, como las Mantis Religiosas, decapitan a sus compañeros después del apareamiento, con las rolas de The Cure. Sexo, drogas y rock and roll, la Divina Trinidad del Olimpo del Exceso, de la mitología rockandrollera que sucede no únicamente sobre el escenario, sino detrás de él, debajo de él y alrededor del él. Sí, hay cuentos de fantasía, de ninfas, de hadas, de princesas corruptas y hasta de fantasmas fabricados con fluidos corporales, pero siempre con la imagen de la depredadora, de la vampira psíquica como constante. Halford tenía razón: todo aquel que ha visto al demonio en los ojos del ser deseado, no puede resistirse a un toque de maldad.

MI LITERATURA Y LAS DROGAS Guillermo Samperio Es difícil definir si debe haber una relación entre narcóticos, drogas o sustancias que distorsionen el estado normal del escritor, y su literatura. Tampoco si debe haber una conexión inevitable entre ambas partes. Asimismo no se puede plantear como una necesidad para crear. Pienso que es una determinación de cada creador y en especial de su circunstancia biológica. Hay escritores que con dos toques a un cigarro de marihuana se ponen muy mal y no pueden escribir ni un verso. Pero hay otros que lo pueden hacer y fumarse un toque entero (o medio kilo) y no les sucede nada y terminan un par de poemas o varios cuentos. Así que no puede crearse una mitología droga-creación literaria, aunque algunos “crean” y aún fundamenten una mitología de ese tipo. De lo que se puede hablar es de ciertas experiencias, aisladas, que hemos tenido algunos escritores entre drogas/narcóticos y creación literaria y de eso hablaré yo que he tenido una corta y una larga experiencias del vínculo entre marihuana y literatura más algunas aisladas con LSD y hongos. Aunque de los 20 a los 32 años fumé marihuana casi de manera cotidiana, sólo en una ocasión me introduje a escribir un cuento estando pacheco. Me llevaría unas tres horas y, al terminarlo y releerlo, me pareció maravilloso; el tema era el de un incesto. Al día siguiente, en mis 6 sentidos, lo releí y me di cuenta de que era un galimatías. Al haberlo leído la noche anterior y haberme parecido excelente no era más que el resultado propio de la mota. Me dije, entonces, que la droga no me iba a ganar y como me he empeñado en corregir mis textos al extremo máximo, vicioso, me puse a hacerlo y luego de dos días (dedicándole algunas horas cada día) por fin obtuve el cuento. Se titula “Tomando vuelo” y quedó suelto entre mi primer y segundo libro de cuentos y está publicado en Cuentos reunidos de Alfaguara (2006), libro que incluye todos mis cuentos hasta 2006. Creo que una plaqueta de la Universidad Veracruzana, con el título del cuento, se publicó por allí del ’75. Lo que a uno como escritor le queda detrás, una vez publicado el texto y todavía titulando con él un libro resulta una especie de chocarrería. Por otro lado, mis experiencias con hongos alucinógenos y LSD no me dejaron experiencias que no hubieran sido ya escritas por la ciencia ficción o la literatura fantástica y que resultaran elementales como levitar hacia la luna y a medio camino descender, ir en un tranvía que se convirtió en nave espacial que llegó a la luna y regresó a la Tierra a gran velocidad y al notar yo que iba a estrellarse contra el mar y casi a punto del encontronazo, elevarse rozando el agua verdeazul, me sentí salvado; o los franjas de colores de las luces, etcétera.

Que los pies se me hundieran en el pavimento como si éste fuera lodo, o en la oscuridad no distinguir los rasgos de la cara de mis amigos y mirar sólo una cabeza sin facciones, un borrón de carne. Donde creo que la droga me ha sido gratificante en lo literario es en una novela que escribí estando casi de forma permanente la marihuana hará unos 15 años. La escritura me llevó dos años y mi psiquiatra decía que yo vivía de forma permanente deprimido, pero la verdad yo no le creía; de que la temática avanzaba hacia lo depresivo y el manejo de su poética lo mismo, no quería decir que la novela me fuera a aniquilar: el escritor resiste esos leñazos y tales puntapiés de sus creaciones y alguno más fuerte: el descuadre de sus emociones. De momento, empecé a percibir que quien se encontraba deprimido era el doctor y que me estaba transfiriendo su problemática como él hubiera dicho; ya había tenido un ataque al corazón, salió vivo y debía seguir toda una serie de reglas, desde alimentarias hasta físicas, para evitar el segundo y, si mal le iba, fuera el definitivo (q.d.p). Terminé la novela, o pensé que la había terminado al leerla en mis 5 sentidos y la dejé descansar. Por lo regular, dejo descansar una novela algo así de 4 a 6 años; luego la retomo y la reelaboro en todo lo necesario, le hago los cambios pertinentes. La que comento (guardada como 15 años) se encuentra terminada; dudo todavía del título, pero dedicándole unos 6 meses queda por fin. Los dos personajes que pensé que resolverían la novela se rezagaron en el camino y la resuelven otros dos, aunque uno de los primeros es detonante para la historia. La cierra un personaje que durante la narración parece lateral, pero es el que ha estado observando a todo mundo y por ello la novela le concede la necesidad de cerrar el texto. Se van combinando capítulos intercalados donde aparecen unos 12 personajes, con otros capítulos, también intercalados, donde una voz que no se sabe de quién es va hablando de mil y una cosas que, poco a poco, van encajando con la psicología, el carácter o las acciones de los otros personajes. La he guardado (así preservo mis libros acabados) porque nunca, en ningún momento, con drogas o sin drogas, he tenido prisa en publicar; la celeridad por verse en letras de imprenta atenta contra el texto en turno y, a no muy largo plaFotografía del autor. zo, contra el autor.


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RESISTENCIA EN CONTRA DE... ENTREVISTA CON ‘KRIMINAL MINDS’ Por Manuel Noctis Kriminal Minds es una banda mexicana de hard electrodark, formada por Konzept (vocalista) y L-uxo (baterista). Actualmente cuentan con su primer material discográfico titulado “Resistance again”, bajo el sello alemán Out of line y la producción de Racso (Hocico, Dulce Líquido)… el pasado 17 de septiembre se presentaron por primera vez en Morelia, en un evento realizado por los chavos de BYTES. Ahí se hizo esta entrevista que a continuación les presentamos… cabe mencionar que después del tokin nos los llevamos a cenar a la mítica Burbuja, donde seguimos el show.

Cuéntenos para la banda de Morelia ¿cómo nace su proyecto y con qué fines crean música electrónica en el género del dark? Konzept (vocalista): Prácticamente, como todas las bandas, es la necesidad de expresarte. De expresar nuestras ideas y plasmarlas en la música. Obviamente también nuestras influencias; escuchamos música electrónica desde 1987, 88 para acá. Ya muchos años de estar escuchándola. En esos tiempos era muy difícil conseguir música de este tipo en México. Lo que podías conseguir era sólo importándolo, era súper difícil, no había apoyo en radio. Ahora se han ido abriendo puertas: foros, estaciones de radio, por ahí ya hay muchas que tocan música electrónica y antes no le apostaban mucho. Lo de nosotros también es un poquito difícil porque independientemente de que es música electrónica, es para un cierto público, porque es electro, cyber, noise, es algo alternativo dentro de lo electro. Pero creo que la idea general de Kriminal Minds es expresar en la música nuestras ideas y tener un concepto de lo que somos. Desde cultura musical, la actitud, superación personal, también porque es algo que nos gusta y si no fuera por eso no estaríamos aquí desde hace muchos años. Un proyecto personal que después fue agarrando forma; desde un principio teníamos el concepto definido de hacer absoluto tecno, de la tecnología, futuro, avance y cero depresión; hay otras bandas que están en otro estilo y es muy respetable, pero lo de nosotros es actitud, disciplina, energía, mucha energía, todo plasmado en la música y decirle a la gente “vamos para arriba”, si tienes problemas sácalos. Eso es lo que queremos transmitir en el escenario, que la gente se prenda con eso. Nuestro primer CD que salió con –el sello- Out of line el año pasado (2010) se llama Resistence again… que significa “resistencia en contra de…” así con los puntos suspensivos, como decir en contra de qué y agregarle. Y se habla de eso, de los obstáculos que te pone la vida, el día a día que vas llevando, el vivir en una de las ciudades más violentas del mundo y sobrevivir a eso cada día ya es ganancia. Somos del DF y todos saben que en esta ciudad hay mucha violencia, pasan muchas cosas y de repente es muy difícil el entorno, y esto se plasma en nuestra música. Estamos sobreviviendo y resistiendo a todo eso, de ahí el nombre del disco. Luxo (baterista): Traemos un concepto muy diferente a muchas bandas. Nuestro estilo es más enfocado en las influencias que hemos tenido.

Obviamente hemos tenido mucho público electro, dark, se ha revuelto un poquito por ahí, pero a final de cuentas eso es bueno para nosotros de poder tener cualquier tipo de fans. Como menciona Konzept nosotros tratamos de expresar lo que sentimos a través de la música y de alguna manera tratamos de que llegue a mucha gente, a gente que capte el mensaje que nosotros damos, no solamente una etiqueta de gente, sino también otro tipo de personas, por ejemplo hay gente “fresa” que les late Kriminal Minds y a final de cuentas eso es lo padre. Que abarquemos y la gente entienda el concepto y que se clave, porque nosotros tenemos una disciplina, es curioso, pero la gente se sorprende cuando les decimos que nosotros no tenemos vicios; yo te puedo decir que tenemos más de treinta años y no tenemos un gramo de alcohol en la sangre, digo, nuestro vicio, nuestra droga así cañón es la música y es lo que nos mantiene vivos y creo que con eso nos vamos a morir. Lo disfrutamos, lo sentimos. Estamos rodeados de muchos vicios y cosas, que estamos en contra de todo eso. Pero no podemos tapar el sol con un dedo, estamos expuestos a todo, pero tú siempre tienes la decisión de hasta dónde parar o dónde entrarle. Precisamente una banda musical –y en general un artista- expresa sus ideas en su creación, entonces ¿qué me pueden hablar de las temáticas que abordan y qué es lo que manifiestan en sus letras? Konzept: Yo he escrito la mayoría de las letras, si no es que todas. Y en ellas lo que se muestra es algo real, digo, es muy respetable lo que cada quien escriba, pero a nosotros nos gusta ser realistas y no andar rebuscando mucho, es un lenguaje más directo, duro y a la cabeza. No nos andamos con rodeos. Hablamos de la sociedad actual en México y el mundo. De las conductas negativas de la sociedad. De cómo podemos llegar a ser, de ahí Kriminal Minds, una mente criminal, que no solo es aquel que llega con una pistola y mata a alguien, que es la imagen que siempre se tiene. Y no, en este caso una mente criminal puede ser de muchas maneras, por ejemplo, vas por la calle y ante cualquier situación puedes reaccionar de diferentes formas y hasta convertirte en un criminal sin querer. De ahí un poco el concepto, porque también nos gusta hablar de las ideas de la gente, lo que traen en su mente, la hipocresía, las mentiras para tapar algo, de que no mostramos la cara para decir algo, en general de cómo somos. También de cómo la sociedad de repente te va llevando y te tienes que ir adaptando a ese sistema de ponerles siempre la cara bonita, aunque por dentro pase otra cosa… Luxo: Y es simple, no nos metemos en broncas de protestas, ni de política ni de sistemas, sólo tratamos de mostrar un concepto que traemos y la gente lo ha asimilado bien, porque en el escenario es


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actitud, sentir y transmitir, y creo que eso lo siente la gente cuando eres honesto contigo mismo y con tu banda, con lo que proyectas Konzept: Así es, como ya se dijo prácticamente eso es Kriminal Minds, ahorita se me viene a la mente la canción de “La raíz de tu existencia” porque creo que ahí se plasma todo, de cómo es la mayoría de la gente, de cómo somos. Siempre nos estamos quejando de todo, siempre buscando culpables. Si nos pasa algo es que es el gobierno y muchas cosas más, cuando de repente el culpable primero pues es uno mismo.

Nosotros ya llevamos casi 7 años trabajando con Racso y ha sido una sociedad muy plena en la cuestión musical porque hemos coincidido en muchos aspectos que él conoce y nosotros también, y en cuanto a las influencias pues han sido muy similares, entonces ha sido una conjunción muy chingona. A final de cuentas Hocico es un grupo que ha marcado algo muy cañón en Europa y aquí, entonces digo, hay gente que tiene la idea de que nos dicen que Kriminal Minds suena a Hocico, pero bueno, pues si no nos produce Combichrist u otro grupo, por eso la esencia un poco de Hocico, pero si te das cuenta ha habido un surtido de ambos estilos, de ahí la conjunción de ideas, conceptos que se han fusionado a través de eso y Kriminal Minds es el resultado. Entonces así lo definimos como nü electro.

Es esta idea de siempre estarle tirando al de arriba, pero realmente que está pasando abajo con nosotros, en fin… me comentaban sobre la variedad de públicos, ¿cómo ha sido esa relación con esta gente que los ha encontrado y se ha clavado siendo de otro género? Konzept: Ha sido muy chido, nosotros mismos nos sorprendemos con la gente que llega y que nos dice “oye nos gustó tu música”. Y es gente que le gustan otros géneros, pero que se encontró con alguna canción nuestra y le gustó. Nos ha pasado mucho de conocer gente que no escucha electro y le gusta Kriminal Minds y eso es muy chido. Luxo: Y eso nos pasa a veces con los mismos cuates, por ejemplo, les pones un track y te preguntan de quién es, yo les digo que es de los que estamos haciendo y se empiezan a interesar. Y eso es lo padre, las personas nos clavamos mucho en nuestras ondas y a veces no somos muy abiertos. Te lo comento porque a nosotros nos pasó cuando éramos más chavos, cuando tendríamos entre 18 o 20, decíamos “hay yo soy metal”, que hasta te estereotipan diciendo “por qué le voy a hablar a un metalero” o algo así. A veces somos muy egoístas, pero hay que tener un respeto sobre las cuestiones que maneja otro tipo de gente y reflejar eso que tú haces. Con la llegada del Internet los paradigmas tanto musicales, como literarios y artísticos en general se amplían, en este sentido ¿qué opinan ustedes de que sus discos ya se descargan fácilmente en la red y no se compren originales? Luxo: A final de cuentas la promoción F O T O S : E S siempre va a ser importante, de la forma en que sea. Ahorita nosotros estamos firmados con la compañía alemana Out of line, afortunadamente en Europa el concepto e ideología de la gente es distinta a la de la gente de Latinoamérica. Allá tienen la idea de comprar siempre un cd original y escucharte. Es un poco más exigente cuando van a ver a un grupo, de aceptarlo. Digo, afortunadamente estamos en esta compañía que ha creído en nosotros, también nuestro productor Racso de Hocico, con el cual hemos venido trabajando muy de cerca. Ya lo conocemos desde hace rato y él ha visto nuestro trabajo, lo que hemos hecho años atrás. Ha visto el empeño y el amor que tenemos por la música, porque desafortunadamente pasa otra situación en México, hay bandas que tienen un ego por los cielos y traen el concepto de la música muy diferente.

Leíamos una nota donde se decía que si Kriminal Minds hubiera aparecido antes de Hocico o en su lugar, habría tenido la misma repercusión, es una onda como de juego, pero con el fin de resaltar un poco la calidad, ¿qué opinan de eso? Konzept: No lo he escuchado, pero bueno, que chido quien lo comento y decirle gracias. Nosotros hacemos la música porque nos gusta. Honestamente y netamente. Yo cuando me subo a cantar al escenario siento como si fuera la primera y última vez, y así lo sacamos. Nosotros fuimos pero sudamos arriba proyectando la energía que traemos mediante el contacto directo con el público, mostrando siempre esa interacción que debe haber para que el público lo asimile de esa misma forma. Yo estoy arriba y no me subo a actuar, no me subo a decir algo o caminar de tal manera o de repente hacer este pasito. Esto es así, lo que hacemos siempre y si a la gente le gusta pues que chido.

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A fin de cuentas con el ir y venir de bandas siempre existe la comparación, las etiquetas, pero bueno, la originalidad siempre se muestra en el escenario y el público ahí se da cuenta de ello… ¿hay alguna anécdota trascendental que les haya pasado en el escenario o cualquier otro lado y nos puedan contar? Konzept: Bueno, hace como 8 años, la primera vez que tocamos en un escenario con Hocico, obviamente ya lo conocíamos de antes, pero nunca habíamos tocado con él. N O C T I S Nos tocó abrirle esa vez, fue en el Estado de México y la gente pues va a ver a Hocico, no nos conocían mucho, y tú sabes, cuando está Hocico sólo van a verlos a ellos y nada más. Comenzamos nosotros y la gente comenzó a gritar: ¡Hocico! ¡Hocico! Y bueno, al contrario de hacernos chiquitos, los vi a la cara y los reté, pero no un reto de forma violenta, sino con nuestra propia música; comenzamos a tocar y la gente dijo órale, pues no está tan mal y a la tercer rola, ya no gritaban ¡Hocico! Ya andaban bailando hasta adelante, haciendo el slam y al final terminaron con un slam cañón, toda la gente bien prendida… (comentario y risas de Luxo) yo recuerdo que traía unas protecciones que me ponía para el show y pues me agarraron de los pies, me querían bajar y bueno, me gustó, la gente se conectó y reconoció después de haber iniciado medio mal, fue algo bueno.


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F O T O S :

Luego sucede que mucha gente no se da cuenta que al contrario de sentirse en la cómoda por ser apadrinados de Hocico pues es todo un reto, demostrar por qué ellos los producen y demás… Luxo: Si claro, de hecho Racso, creo que toda la gente te lo puede decir, él de alguna manera es como un maestro en este asunto, y no es una persona que le puedas ganar así para que te pueda decir, de hecho la anécdota que el Konzept comenta fue como el punto de partida. Cuando Hocico pensó que teníamos futuro, de alguna manera ya lo conocíamos, teníamos un contacto ligeramente normal, pero ya de ahí comenzamos a trabajar, se platicó, él propuso producirnos, se habló mucho y se dio. Es en sí una carga y una responsabilidad muy fuerte, porque como lo comentas pues es Hocico y no cualquier cosa, digo, es como una persona con la cual hemos trabajado y hemos crecido mucho, porque es una persona que sabe demasiado del asunto y, a final de cuentas sabemos reconocer el trabajo que nosotros llevamos. Él ha sido como la plataforma para que nosotros estemos en Out of line. A final de cuentas la gente también se da cuenta cuando eres un grupo pre-fabricado, en los shows en vivo eso uno se da cuenta, porque ahí es lo más cañon, donde realmente muestras si tienes ese ponch o esa química con la gente y eso es muy difícil de lograrlo; cuando tu transmites algo a la gente y ellos lo sienten, estás del otro lado. Hocico se ha dado cuenta también de eso y pues ahí está el trabajo. Ya tienen su primer disco, ¿cómo lo están difundiendo, qué están haciendo con este disco, qué viene con él y con la banda en general? Luxo: El disco se está promoviendo, en Out of line, una de las compañías más fuertes en Europa, ellos obviamente mandan la promoción a todo el mundo. Aquí es una plataforma muy importante porque de alguna manera en todo el mundo nos conocen por las redes y por la compañía que tenemos. Aquí en México pues obviamente hay distribuidores que mandan los cd’s, también a nosotros nos mandan.

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N O C T I S

Ahorita lo importante es que Kriminal Minds ya tiene como un lugar bien presente en México y ahorita estamos trabajando en el segundo material. También acabamos de estar en unas compilaciones, por ejemplo en una que se llama Awake the machine vol. 7 en donde viene toda la banda Out of line, como BlutEngel, Hocico, Combichrist, entre otros, lo cual ya es importante estar entre gente que hace tiempo veías de otro manera, muy fuertes; de hecho hay uno que nos marca mucho que es Signal Aout, de la misma compañía, que cuando nosotros teníamos 10 o 12 años cantábamos sus rolas poca madre y digo, ahorita estamos en la misma compañía, y es como dice mucha gente, como un sueño que vamos logrando, pero hay que irlo transformando, con bases y hechos; las cosas no se dan por sí solas. ¿Esta es la primera vez que vienen a Morelia? Luxo: Habíamos venido con otros proyectos más bailables, de una escena más comercial por así decirlo. Como Kriminal Minds ya oficialmente sí, es la primera. Y bueno, para finalizar, ¿hay algo que le quieran decir a la banda que leerá esta entrevista? Luxo: Yo antes que nada gracias por la entrevista. A toda la gente en Morelia lo único que les puedo decir es que se claven en la música, adéntrense, auto exíjanse y créansela siempre; si eres músico o fan siempre auto exíjanse y traten de buscar cosas que realmente los llenen, no traten de conformarse con grupos que suenan (de moda); hay mucha gente, te lo puedo asegurar, en todos los estilos de música que valen mucho la pena. Y gracias Morelia por recibirnos. Konzept: Yo lo que les puedo decir es que escuchen lo que les guste y simplemente que sean auténticos, sean ustedes y no tengan dobles caras. Sean lo que sean. Y disfruten lo que hacen como si fuera el último día.


© A L E J A N D R O

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PORNO Y GRAFÍA ¡SENSACIONAL! Héctor Villarreal La diferencia entre el deseo y la experiencia, entre lo que se es y gustaría ser, entre lo que se tiene y gustaría tener, se afronta o sobrelleva con una mezcla, en distintas proporciones para cada caso, de frustración, resignación y fantasía, que va cambiando conforme a la edad o la maduración de cada quien. Distintos agentes intervienen en este proceso tanto en lo individual como en lo colectivo, sean genéticos, culturales, legales, etcétera. La civilización entera ha sido hecha para tratar de llenar el abismo entre la experiencia y el deseo. Los noticieros, por ejemplo, recrean la frustración con la exhibición reiterada de hechos infames, como si la cotidianidad no aportara la constatación de muchos, demasiados; las religiones alientan la resignación con narraciones sobre la esperanza y la redención a cambio de aceptar el sufrimiento como fatalidad querida por dios o merecida por la maldad humana; y las industrias del entretenimiento, en cambio, producen bienes de consumo que ayudan a fantasear con la experiencia de la realidad deseada. Muchos juegos y juguetes tienen que ver con la fantasía de ser alguien mejor o el mejor de todos en algo. O de poder hacer cosas que no puede uno hacer, no se atreve o está prohibido hacer. Una rama de las industrias del entretenimiento se ha especializado en la producción para la fantasía en temas y situaciones sexuales o, mejor dicho, coitales, a las que se ha convenido en denominar para adultos, a partir de considerar las convenciones y leyes por las cuales no es conveniente y es delictivo que los menores de edad consuman estos productos o participen en su producción y distribución. A ésta, más por convención que por razón, se le ha llamado pornografía. Antes que cine, lo porno fue grafía; y le sobrevive vigorosamente, tanto es sus versiones en foto como en dibujo. En el mercado doméstico o nacional de México hay una amplia variedad de productos de gráfica porno en secuencia de historieta y formato de bolsillo puesta a disposición de compradores en prácticamente todos los puestos de periódico, (si bien también sus lectores los comparten en formatos digitales por medio de internet de manera análoga a la música en mp3). Se encuentran envueltos en plástico sellado y sus portadas advierten redundantemente: “Sólo adultos. Para mayores de 18 años. Su venta a menores es un delito. Su contenido puede ser ofensivo para algunas personas”, con títulos como Las chambeadoras, Delmonico´s erotika, Mercados y marchantas, Sangre caliente, Historietas perversas, Pistolero, Tropicaliente y Colegialas ard i e n t e s , e n t r e o t r o s ( v é a s e : http://historietasperversas.blogspot.com). ¿Qué características tienen estas historietas? ¿Qué fantasías operan en sus lectores o grafipornovidentes? Su bajo precio y amplia distribución permiten aproximarlas a un público meta de bajo poder adquisitivo y que acostumbra comprar en la vía pública, como la mayoría de la población mexicana. Como producto cultural masivo con una trama predecible, puede resultar atractivo a un público poco exigente en cuanto a ejercicios intelectuales; por sus historias sobre el ejercicio de una sexualidad heterosexual masculina parecen dirigidas a lectores varones que buscan entretenimiento en el fantaseo de actividades coitales.

Cabe destacar que el formato de estas publicaciones ofrece ventajas a sus consumidores además de la de bajo precio: es pequeño y flexible, lo que permite leerlas y hojearlas con discreción en medios públicos, guardarlas y transportarlas sin llamar la atención, a diferencia de la gran mayoría de revistas de fotografías. Por sí misma, esta es una actividad que puede resultar placentera: la adquisición de lo prohibido a otros y de disfrutarlo delante de ellos, de entretenerse con lo que puede ofender a otros. Una analogía de la travesura infantil. Lo que entretiene placenteramente de la fantasía no es la evasión de la realidad sino la participación imaginaria en la simulación de una realidad deseada. La gráfica porno o porno gráfica opera así como la utopía, como instancia crítica de la realidad, de la sexualcoital en este caso. Tanto mejor cuanto más se diferencie el ideal de la realidad del grafipornovidente. Sólo el dibujo puede ser más perfecto que la fotografía y el cine, por su capacidad de exageración a bajo costo. Atinadamente, la grafía porno de estas publicaciones explota la fantasía de la participación de la perfección en tres vertientes: la del máximo placer coital, la del placer de la transgresión socioeconómica y la del placer de la confirmación de los valores propios. En conjunto dan cuerpo a un ideal de perfección. Es la idea misma de dios: lo absoluto es lo perfecto, su contemplación es la experiencia extática de gozo que tiene como recompensa la gloria eterna. Un estado-espacio sin tiempo en el que sólo hay placer, no hay diferencias de clase ni necesidades económicas y en el que ya no hay juicio moral. Fantasear el placer de otros como propio, es también un pequeño placer. La fantasía del placer coital absoluto implica la perfección de la pareja sexual, no sólo la de su cuerpo sino la de su absoluta disponibilidad y actitud proactiva. Es perfecta no tanto por su cuerpo como por que le es irresistible el grafipornovidente. La representación de su perfección está dada por la exageración: tono y masa muscular, ausencia de grasa abdominal, facciones finas, talla de busto muy grande, genitales masculinos enormes. Y, lo más importante: entrega pasional total. Cabe señalar que, a diferencia del Hentai (caricatura pornográfica japonesa), la fantasía no está relacionada con mujeres aniñadas, sumisas, lolitas o menores de edad, sino con mujeres de rasgos maduros, que toman la iniciativa (ni siquiera en Colegialas ardientes, se observa a mujeres aniñadas). Tampoco es la fantasía de una experiencia egoísta, porque implica al otro —o la otra— como copartícipe del éxtasis. De modo que si la mujer (su representación gráfica) del producto porno es sujeto del deseo, el hombre (su representación gráfica) es el objeto en tanto aparece como un instrumento o medio para el cumplimiento de la fantasía entre el pornovidente y la actriz. Los títulos de las historietas referidos datan todos de los años dos mil o de los últimos años de los noventa. Su antecedente directo está en las series de Sensacional que se publicaron de finales de los años ochenta a finales de los noventa, bajo los títulos de traileros, de luchas, de mercados, de barrios, entre otros. Gracias a numerosos puntos de venta de revistas usadas los sensacionales aún se pueden adquirir, por lo que el lector de pornohistorieta puede complementar su paquete de fantasías a un costo muy bajo.


© Alejandro Zenker

Los sensacionales no son coitalmente explícitos, aunque sí está presente su fantasía, sólo que en la trama comparte el ideal de perfección con el de la justicia social, con el de una sociedad en el que no importase una condición socioeconómica baja para tener por compañeras coitales a mujeres de clase alta, o que las mujeres de clase baja fuesen tan espectacularmente hermosas como aquéllas. Incluso su narrativa llevaba un lenguaje rebuscado, que no correspondía con seguridad a la realidad de sus lectores. Es la versión masculina de la fantasía de la telenovela iberoamericana para la telespectadora, que es casarse con un rico al que no le importe su condición socioeconómica y cultural inferior, que se case con ella por amor aun cuando pudiera elegir a cualquiera otra de las de su clase. La fórmula estaba sobradamente probada como exitosa en numerosas producciones cinematográficas de finales de los años setenta y los ochenta que los críticos denominaron peyortivamente de ficheras. Es la fantasía de la justicia social, de una sociedad sin clases o en la que son insignificantes para ser feliz, tal como la promesa del “socialismo científico”: Por ser obsceno, el marxismo también es pornografía, en el sentido en que le dice a los trabajadores que hagan realidad su fantasía: dejar de ser empleados, no tener patrones, ser como dueños, no ser inferiores, tal vez disfrutar de lo que tienen los ricos. Inclusive en el Manifiesto Comunista se plantea explícitamente el propósito de instaurar la comunidad de las mujeres de los burgueses. Los análisis de discurso y de contenido permitirían fácilmente probar o comprobar el apego a varios valores conservadores en los sensacionales, que eventualmente perduran en las pornohistorietas: la lealtad, el honor, la reputación, la solidaridad, la justicia; situaciones en las que el hombre, defiende a la mujer de quien la maltrata, que da castigo a abusadores, traidores y criminales, que cumple con su palabra, que quiere formar un hogar con una familia tradicional o la protege de toda amenaza. Probablemente el lector de sensacionales y pornohistorietas seguramente busca entretenimiento con fantasías sexuales, pero también igualdad de oportunidades, un trato no discriminatorio, con tener trabajo bien remunerado, una pareja sana con la que pueda compartir experiencias placenteras, tener mayores ingresos para la manutención de su familia. En suma, bien puede ser un buen ciudadano que palia sus frustraciones divirtiéndose y sin hacerle daño a nadie. Si la pornografía es la exhibición obscena de lo carnal de la persona, entonces no es exclusiva del entretenimiento para adultos y su producción para la fantasía, sino que está presente en los imaginarios (conjuntos de imágenes congruentes entre sí) de la resignación y de la frustración. No hay imagen más pornográfica que la del cadáver de Cristo crucificado. Más valdría verlo con los genitales descubiertos que con tantas heridas sangrantes. Así son ahora las imágenes de los noticieros: los hechos son ejecuciones y decapitaciones; las imágenes de los cuerpos decapitados y de las cabezas dan cuenta de ello. La Pasión, de Gibson, es más pornográfica —por obscena— que cualquier película sadomasoquista, y está más cerca del género gore. No hay la menor representación de sufrimiento, es explícito, se exhibe con toda crudeza. Y lo único más porno que el Cristo crucificado puede que sea el Lenin momificado exhibido en Moscú, porque no era una imagen, era porno puro sin grafía. La pornografía para el entretenimiento y la fantasía coital es, en general, estéticamente mejor. En ella los cuerpos experimentan placer, no sufrimiento; se presentan en plenitud, no en degradación. Psicológicamente debería de ser más toda amenaza. Probablemente el lector de sensacionales y pornohistorietas seguramente busca entretenimiento con fantasías sexuales, pero también igualdad de oportunidades, un trato no discriminatorio, con tener trabajo bien remunerado, una pareja sana con la que pueda compartir experiencias placenteras, tener mayores ingresos para la manutención de su familia. En suma, bien puede ser un buen ciudadano que palia sus frustraciones divirtiéndose y sin hacerle daño a nadie.

Si la pornografía es la exhibición obscena de lo carnal de la persona, entonces no es exclusiva del entretenimiento para adultos y su producción para la fantasía, sino que está presente en los imaginarios (conjuntos de imágenes congruentes entre sí) de la resignación y de la frustración. No hay imagen más pornográfica que la del cadáver de Cristo crucificado. Más valdría verlo con los genitales descubiertos que con tantas heridas sangrantes. Así son ahora las imágenes de los noticieros: los hechos son ejecuciones y decapitaciones; las imágenes de los cuerpos decapitados y de las cabezas dan cuenta de ello. La Pasión, de Gibson, es más pornográfica —por obscena— que cualquier película sadomasoquista, y está más cerca del género gore. No hay la menor representación de sufrimiento, es explícito, se exhibe con toda crudeza. Y lo único más porno que el Cristo crucificado puede que sea el Lenin momificado exhibido en Moscú, porque no era una imagen, era porno puro sin grafía. La pornografía para el entretenimiento y la fantasía coital es, en general, estéticamente mejor. En ella los cuerpos experimentan placer, no sufrimiento; se presentan en plenitud, no en degradación. Psicológicamente debería de ser más sano fantasear con que se es un actor o personaje de historieta pornográfica que un mesías crucificado o un dictador embalsamado. Epílogo: “ADVERTENCIA: La historia presentada a continuación es completamente producto de la fantasía, por lo que no pretende fomentar faltas, vicios ni delitos; así mismo, los personajes y acciones presentadas, tienen como único objetivo el entretenimiento, por lo que no deben ser tomados como modelos a seguir. De este modo, se reitera, que el único objetivo de la presente publicación es entretener” (todo en mayúsculas, en el original). 37


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LOS PLACERES DE DÁNAE Pé De J. Pauner Marcolina trepa al árbol huyendo de los niños que quieren levantarle la falda. Pronto se ve rodeada de caras perversas –sí, diría noventa años después, se puede ser perverso cuando se es niñoque gritan: -¡Se le ven los calzones, se le ven los calzones, se le ven los calzones…! –y un poquito más, contaría, sonriendo con placer al recordar, se me verían los bordes gruesos de los labios o los cachetes de las nalgas… pero en los niños no despertaría nada erótico esa visión. Se puede ser perverso sin… Marcolina se pierde un poco en sus recuerdos. Se silencia y baja la vista. Puedo sentir aquella cálida mañana. El sol quema las gotas de rocío sobre la hierba desvaneciéndolas en el aire que sopla olores dulzones provenientes de los tenderetes callejeros del parque, las manzanas caídas sobre la hierba o la carroña de un perro. Marcolina mira la copa del árbol. Ve las hojas meciéndose. Respira profundamente, dejando el incierto temor a los chiquillos, abandonándose a la atmósfera. Los vellos de su carita de “muñeca que no rompe un plato” se erizan al contacto del viento que va volviéndose agridulce. -Quizá una de esas paletas con sabor a tequila. -Pero hace casi un siglo no había ese tipo de paletas… -le recuerdo. El sol penetra entre hojas, entre ramas, lo siente en la cara, en los párpados cerrados para inundarse de olorescalores. Entreabre los labios, mojándolos con la lengua, recordando alguna lectura sobre desiertos y la cercanía del mar a las encrestadas dunas. Ese contraste cierra sus oídos. Entorna los ojos. Un ligero polvo se desprende de la pelusa de sus mejillas, flota en los rayos de sol (como escamas de las alas de las mariposas que se quedan en las yemas de los dedos o polvo de hadas o de estrellas rojas fugaces), eso le crispa las manos, nueve décadas después en que, sentados a la mesa, conversamos. Y es que el sol licuado corre por sus venas, el placer fluye vuelto seda, un chorro caliente de bronce fundido, mientras abajo, echándola un segundo del ensimismamiento: -¡Se le ven los calzones, se le ven los calzones, se le ven…! –las voces apenas lamen sus piernas. Deja que el mar mane un chorro hecho sol, seda, placer, el parque y las manzanas, los

© Fotografías: Alejandro Zenker

tenderetes y las hojas (sobre todo las hojas), el polvo de hadas, los labios o las nalgas desbordando los calzones. Los chiquillos se abren, se separan del tronco, de golpe se echan atrás. Uno de ellos –que gritaba más que otros-, se calla la boca inundada, llora amarillo, baja la cara, intenta sacudirse de la camisa y la frente y la mejilla y la nariz (ahogándose un poco –Marcolina se ríe-, y haciendo caras de asco) la orina vaporosa. Algún otro chaval grita y su madre acude pronta, escandalizada: -¡La cerda se está meando y le orinó la cabeza a Tomás! Arriba, hirviendo, ella se deja escurrir hasta la última gota. Se abraza al árbol, ojos cerrados – ¡éxtasis! -, soltándose casi al fallarle las fuerzas tras el primer orgasmo. Entonces descubre el deleite que está en la tibia sorpresa, en dejarse ir, liberarse… En la mirada asombrada de los otros. Creo que me dieron una tunda -se inclina, en tono confidencial agrega-, pero eso no importa. Cuando me desprendieron del árbol como a una araña mojada yo había crecido y la niña se había quedado prendida a la rama. Marcolina cuenta sus aventuras del metro (un andén vacío, con un hombre solo en el andén de enfrente), ella soltándose pronto, cayendo de espaldas contra la pared; en la oficina ante el jefe; en un parque de atracciones; en la playa (no, en la playa no es tan evidente, no funciona ahí, me confundí, debí hacerlo pero no me dio placer); en un puente peatonal: la orina cayendo sobre el río vehicular; en un vuelo trasatlántico… Marcolina no para, sigue, ella misma fluye, se entibia, gime un poco, se levanta. Me dice ¡mira! Y lo hace frente a mí. Mi desconcierto le ayuda a sentir las mismas sensaciones que noventa años atrás. Cae sobre la silla. Suspira. -Los placeres de Dánae –dice-, o los de Zeus vuelto lluvia ¿no crees que Dánae fue preñada por una meada de Zeus? ¡Ese Zeus urolágnico! En el aire flota un olor corrosivo de orina y algo más. Marcolina cierra los ojos. Parece algo vacía (lo está, sin duda). Al poco rato dormita roncando por lo bajo. Me abandona. Apago la grabadora. Me la quedo mirando. No digo ni hago nada. Es mejor así…


© J A C Q U E S

R E M Y

CASCADAS DE VODKA El Seis Estoy sangrando existencia, en este preciso momento, que escribo estas líneas. En mi sangre se han mezclado las cascadas del vodka; los ensueños del hachís; y la “sobriedad púrpura” de la cocaína; mientras los residuos de opio, me recuerdan... algunas visiones sin orden, algo así como el caos. No obstante, llega una bella dama, de bellos labios, y de un tatuaje pequeño, en el brazo izquierdo. Ella me... devora con los ojos, y mueve su lengua, con un dulce anhelo. Me pide sentarse a mi lado, con esa cortesía que tienen las féminas bellas, preciosas, hermosas. No recuerdo (en este instante) si le permití acompañarme… pero, está a mi lado. Mi cabello (rebelde) cubre mi cara de demente, dándome un aspecto de un ser aparecido, venido de algún lugar lejano, distante. Hoy parece que no existo… Me siento muerto, pero… La hembra blanca, me invita a su habitación del hotel, con la finalidad, clara y precisa de practicar el coito. Muy continuamente me niego, cuando la mujer no es atractiva, y hasta “invento” algunos pretextos de índole demencial. Me encuentro acostado, junto a mi compañera accidental, ni siquiera conozco su nombre, pero... su olor es una maravilla; su saliva es soma; sus movimientos, son el preámbulo al paraíso sexual; y cuando gime, es el canto universal. 39


© P A B L O

Q U E R E A


CENOTAFIO La santa y el rey Por Maglutz y Madariaga La práctica del futbol, como todo juego, participa de la puesta en duda o suspensión momentánea de la vida corriente y sus valores prosaicos. El trabajo, valor supremo de la vida ordinaria, sirve a los ideales de la razón, de la producción y de la utilidad que dotan a su vez de un creciente orden y seriedad a la realidad. Por el contrario, al desbordar el pensamiento racional, el juego, igual que la fiesta, admite sin más la entrada del placer. El juego es por principio de cuentas una actividad volitiva: se entra al terreno de juego por el puro gusto y por ese sólo hecho se distancia de los resultados y de las obras fácticas. El juego crea mundos únicamente al nivel de la fantasía, una vez que se da el silbatazo inicial, el individuo, según Johan Huizinga, se encuentra en un lugar de excepción, fuera de la rutina y las convenciones de lo laboral. De ahí que la intromisión de la vida real en el juego corrompa sus principios fundamentales. Desde la aparición de la cultura industrial, la esfera del deber y el orden se ha infiltrado desproporcionalmente en el juego desembocando en la paradójica profesionalización del deporte y en una aguda especialización del deportista. Baste escuchar al futbolista en la liga mexicana, después o antes de un partido, enunciando proposiciones de trabajo sostenido ante las vicisitudes de su equipo, para saber que el orden también entra por el vocabulario. El futbol americano, sometido casi por completo al rigor matemático y a la racionalización excesiva (véanse las rutas que deben seguir los jugadores, figuras precisas y memorizadas además de la cantidad de hombres de pantalón largo pensando en la jugada a realizar), hace de lado la fantasía, relegándola, la mayoría de las veces, hasta el festejo de la anotación donde lo exótico confirma lo excepcional de su aparición o al “balón suelto” que, en forma de azar, impone un desorden provisional. No es casual, entonces, que en este juego de precisión y fuerza, el mariscal ingenioso tenga que estar a la sombra del brazo educado; a mediados de los 90 el zurdo Steve Young tuvo que esperar en la banca cinco años a que Joe Montana se lesionara para comandar el ataque de los 49ers. Young, una vez en el campo, reaccionó contra la forma especializada y posicional del deporte al difuminar los lindes de las funciones estáticas, tal como lo propuso años atrás la Naranja Mecánica con su futbol total eliminando los papeles asignados de manera ortodoxa a cada participante: defensa en la portería contraria y mariscal corriendo la pelota; Campos, Chilavert e Higuita en América Latina, con desparpajo y arrebato, bien pudieron sortearse el título de campeón de goleo, ¡la naranja no es mecánica! Encarnado en un equipo completo o sostenido por un sólo jugador, el fútbol se nutre de estos dos semblantes en franca oposición: el orden, estado en el que conviven la calidad de la técnica y el culmen físico con el raciocinio, y la fantasía, intromisión del impulso, de la proeza caprichosa y de la gracia divina. Maradona, sibarita por antonomasia, parece producir estos goces surgidos de la improvisación y de la desobediencia, de la gambeta lúdica y la gigantesca broma a la Garrincha, siempre vituperados y perseguidos por los valores euclidianos. En el mundial del 94 Maradona sale del juego custodiado por los representantes del orden. Por el contrario, tocado por la alta simetría, Pelé es el espíritu especialista de la forma, nadie olvida la esteticidad de su salto en el área italiana en 1970, jugador totalmente terrestre producto de la labor y el esfuerzo sublimado. Pelé aparece en comerciales de bancos y con los altos mandos de la FIFA; Maradona en las hagiografías y en los cancioneros populares. Cada una de estas fuerzas tiene sus propias repercusiones en el espectador, sus distintas delectaciones. El orden se goza permaneciendo en la butaca como se recibe el advenimiento de una idea, goce de ópera o de teatro, que sólo se interrumpe con el aplauso una vez culminada la obra. La exaltación a la embriaguez y al júbilo que provoca la fantasía forma parte de las fruiciones de la fiesta bacanal, de ahí que el aficionado, después de ver una jugada o un gol de ensueño, aparezca sujetado de la malla con el batifondo de las graderías. Y es que esta práctica del fútbol como devaneo, por su retozo y voluptuosidad, es ya un instrumento de oposición, jamás será el lenguaje del poder. Como juego, el futbol necesita entonces, contrario a la normatividad del mundo industrializado del deporte profesional actual, del delirio y la heurística, de un gesto de locura para lograr su estado primordial de distanciamiento con la habitualidad. A pesar de que los campeones del orden celebren el balompié erudito y metódico siempre existirán algunas piernas prodigiosas que pongan en entredicho la univocidad de dicho esmero intelectualista. Basta con visitar Creta, dice Caillois, para darnos cuenta de que Grecia no sólo es el Partenón. 41


______COLUMNAS INVITADAS:

Ramón Lara Gómez

ANIMALES IMPUROS www.animalesimpuros.blogspot.com

Dulces batallas que nos animan la noche, es una antología de prosa y poesía producto de los desvelos y batallas que han librado, contra las instituciones y contra los mismos escritores, durante seis años y seis encuentros nacionales de Letras Independientes, Alejandra Quintero, Óscar Quevedo y demás amigos, como Francisco Valenzuela, que durante ese tiempo han convocado a más de doscientos escritores de todo el país que han venido a Morelia a intercambiar, con escritores locales, puntos de vista sobre la literatura, tragos de esperanza y el ánimo de ser leídos y conocidos entre todos los participantes. ¿Pero qué es un escritor? Carmen Avendaño nos dice desde el inicio del libro, que para ser escritor, empezaremos por adquirir un aire de misterio, de profundidad, de melancolía, de espiritualidad incomprendida. La gente ordinaria saca a pasear a sus perros y los escritores sacan a pasear sus libros. Un escritor, para continuar con las posibles respuestas, es una bola de egos y de proyectos de libros a futuro. Porque como dice Raúl Mejía para ser escritor, solamente hay que decirlo. No importa que los escritores no escriban. Pero los escritores de Dulces batallas que nos animan la noche, si escriben, y por eso están aquí en este libro antologados con sus cuentos y sus versos. Algunos son muy conocidos como Guillermo Samperio, Mauricio Bares y J. M. Servín y otros no tanto como Anónimo Hernández, Raúl Mejía o Ramón Lara Gómez. Un poeta lucha con sus muletillas y un prosista se revuelca en el chiquero de sus cacofonías. Otro abusa de los puntos, Ramón Lara, pero todos finalmente libran la batalla de la página en blanco para servirnos una sopa de letras que puede o no gustarle al lector. Un escritor, para continuar con las posibles respuestas, es un revelador. Como lo es Susana Iglesias, que de santa nada más tiene el apellido, y que en el mundo literario es mejor conocida como Señorita Masturbación y que en su poema: Escucha tu corazón, nos dice: Son las ocho treinta y cinco de la mañana/ Garibaldi me golpea con su risa/ un mariachi me ofrece la última cerveza/ con el vaso en la mano abordo un taxi/ le pido al chofer que me lleve al fin del mundo. Un escritor es eso: alguien que nos lleva a conocer otras realidades y que nosotros no podemos ver o no queremos ver. Aquí estamos celebrando el nacimiento de este libro: Dulces batallas que nos animan la noche, antología que posiblemente nos ayudará a comprender mejor, qué es un lector. Una de las grandes preguntas de la literatura.

Listas y Listos Con la ciencia de la mercadotecnia, todo es vendible. Hay escritores que son capaces de vender su alma al diablo con tal de conseguir fama y talento. Hace unas semanas, mientras me tomaba un café en el Jardín de las Rosas, pude observar a un joven escritor que venía cargando con el tripié, la cámara de video, y el micrófono, con tal de aparecer en los televisores de pantalla de plasma de todos los morelianos. Parecía que a él le urgía hacerles la entrevista a los entrevistadores. El joven escritor escogió el lugar para el comercial de su libro y estuvo posando para la cámara como una diva de las pasarelas. Esto ocurrió durante unos cinco minutos, tiempo en el que no soltó el micrófono, ni dejó a los entrevistadores que le hicieran preguntas: mentalmente él se cuestionaba y en voz alta se respondía. Luego lo vi correr porque llegaba tarde a la siguiente cita con los reporteros de un periódico. Radio, televisión, periódicos y revistas. Por todos los medios nos vemos bombardeados con las imágenes de los mejores escritores y las listas de los maravillosos libros del año, de los últimos veinticinco años y del siglo. Esto ha sido siempre y muy pocos escritores sobreviven porque gastan su tiempo en su promoción personal. Cuando uno se encuentra con libros como Lados B, Narrativa de alto riesgo, la apuesta no es por los autores, sino por la lectura. Da gusto encontrarse con relatos que le dan prioridad al fondo y la forma: una historia interesa si está bien contada y la forma en que nos fue contada. En lados B, en cada cuento, fluye la vida. Los personajes nos son tan familiarmente cercanos, que al terminar el cuento unos los extraña. Si el Siglo XX se caracterizó por la desaparición del narrador. El Siglo XXI debería caracterizarse por la muerte del autor.

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IV. De Aniversario, tokines, viajes y uno que otro rollo. 1. Y se vino (en los calzones) otro Choro como en picada, porque no paramos, aunque “otros” individuos quieran hacernos desaparecer, o bien, negar nuestra existencia (gracias!)… no sé si ya antes se los había comentado, estimados lectores, pero en Clarimonda no estamos para atender egos de artistas “profesionales” (de pacotilla), ni mucho menos para sobarle los pies a nadie (entiéndase esto como un “no estamos para pretender caerle bien a todos y por lo tanto no nos interesa el compadrazgo”), lo comento porque sucedió que (después de 7 años de rol editorial con la Clarimonda, claro, cometiendo errores, debrayando, pachangueando, pero sobretodo con el compromiso que implica editar una revista -por muy austera que esta sea-) por primera vez tuvimos que hacer un pequeño (re)ajuste (a unas horas de la impresión) en el contenido de la edición pasada de El Circo... no están ustedes para saberlo pero nosotros si para contarlo: la situación de discordia fue –a inicios de septiembre- por un lío de faldas (ja, ja) entre el editor (borracho, irrespetuoso y semiprofesional, o sea yo) y el EGO de un colaborador, así que como no llegamos a un arreglo (¿económico?) tuvimos que vernos en la bochornosa situación de desprender lo que era su colaboración y decirle "Game Over"… La situación real es que (como se lo mencioné personalmente, y para que ustedes también lo sepan, muajaja) en Clarimonda se pacta de antemano –directa o indirectamente- que las colaboraciones vienen por voluntad propia (como acertadamente me lo comentó Pedro Paunero), aquí no obligamos a nadie a que colabore (y mucho menos ofrecemos la fama a cambio) y el hecho de que en algunas ocasiones hagamos invitaciones personales, ello no implica –ni en lo más mínimo- un trato distinto –o superior- al resto de los colaboradores, esto quiere decir que (tú artista EGOlatra) te llames como te llames y tengas o creas tener un estatus o reconocimiento en el mundillo de la creación, no te hará superior o distinto en nuestra manera de hacer las cosas y mucho menos permitiremos, que por tu alarido de “artista profesional”, vengas a querer vejar y denostar el trabajo que hemos venido construyendo… porque ya lo mencioné en el Choro pasado: por las buenas somos la onda, pero por las malas… también, jaja, así que a darle! 2. A finales de septiembre se llevaron a cabo las “Jornadas Ramonianas” en Morelia, en homenaje al poeta michoacano Ramón Martínez Ocaranza. El día 21 se llevó a cabo la inauguración de la ‘Casa del Escritor Michoacano’, donde también se presentó el 2° tomo de Poesía Reunida (1969-1982) del mismo autor laureado. El reencuentro con varios –viejos- amigos como Martín Dozal Jottar (amplio conocedor y estudioso de la obra de José Revueltas) y otros más fue muy emocionante y satisfactoria. Lo chistoso –personalmente- de todo el asunto fue que Juan García Chávez – encargado en ese momento del Dpto. de Literatura en Michoacán- me regalara muy amablemente los dos libros editados por la Secretaría de Cultura, gesto que agradezco. Para el día 23 del mismo mes y en continuación con las Jornadas, participamos en una mesa de lectura poética con ‘Clarimonda y sus cuatachos’ (chido Hirepan por la inviteishon) donde participaron Jesús Baldovinos, Darío Zalapa, Ikaica Kampush, José A. Barriga y Daniel Wence, además de quien esto escribe (ja). Un momento de

lectura que nos impidió estar presentes en “Las cantinatas del fin del mundo” que organizaron ese mismo día los compas del grupo ASCO, a las que de nuevo no pudimos ir y que dicen se pusieron muy buenas… nosotros por nuestra parte nos fuimos al bar Cactux a tomar cerveza artesanal (donde por cierto quedé a deber una chelas, aunque bueno, la culpa es de mi camarada el Gil, quien no aprende que a un borracho no se le fía, y menos alcohol), hasta que la luz del día nos encontró (aún bebiendo). 3. Iniciamos el primer día de octubre con la Expo Multidisciplinaria sobre “Los 80’s”, de nuevo una producción con los camaradas del ‘Equipo de Trabajo’. Debo reconocer que en esta ocasión mi aportación fue nula y por lo tanto no estuve tan clavado en la situación del desarrollo del evento, por lo cual mis camaradas aún me estarán reprochando (jeje, saludos!). Para este evento no se vio demasiada afluencia de público, quizá algo no les atrajo del todo o quizá se habrá debido a que ese mismo día hubo un tokin con los fokin Tigers of the North (po’s como ahora resulta que son las tendencias de ‘todos los artistas alternativos morelianos’ (jaja, por cierto esperen pronto la publicación de mi texto con el mismo nombre)) aunque lo que presentamos fue bueno: nuevamente una expo de pintura, fotografía, instalación; además de body paint, lectura, breack dance, stop motion y música ochentera, en fin, nosotros –o al menos yoni- nos la pasamos de (e)poca madre… a final de cuentas ‘uno pone y la banda dispone’ (que frase tan trillada). 4. Continuamos con las Charlas Morelianas (vientos al buen Omar Almanza) para hablar un poco de la edición pasada de El Circo. Esta vez nos acompaño Omar Arriaga Garcés y de nuevo Jesús Baldovinos y Darío Zalapa, ahí charlamos –con varias personas de la 3ª edad interesados en la lectura- sobre cómo ha sido el proceso de Clarimonda durante estos 7 años, además del contenido en cada edición y de la anterior concretamente. No puedo dejar de decir que más de uno mostró un pequeño sobresalto con el contenido de la revista, aunque bueno, la intensión era precisamente llevarles algo diferente a lo que están acostumbrados a leer (como lo mencionara uno de ellos)… agradezco el obsequio que me hiciera una de las personas, de quien malamente no recuerdo su nombre, pero chido por el detalle a ese buen Don. 5. Y de nuevo nos lanzamos de rol al DeFe con la Clarimonda. Aprovechamos –como pretexto- que se daría el inicio de la Feria Internacional del Libro en el Zócalo de la ciudad. Cargado con varias revistas y libros en la mochila me lancé primeramente (el día 13 de octubre) a la pulquería Los Insurgentes, donde el buen 43


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camarada Carlos Martínez Rentería presentó su libro de poesía titulado Barbarie (editado por Moho de Guillermo Fadanelli). Ahí me encontré con los carnales de la reva Los Bastardos de la Uva (chidote esos Ricardo, Fernando & compañía), el buen Eduardo Zurita y Cynthia Chávez de la reva Massiva, la reciente colaboradora en esta edición y estimada amiga Mayra (mejor conocida como Librélula Lunática), al buen Othón R. Ruvalcaba, Oscar Muciño, etc. con quienes echamos el cotorreo, los tragos, la cerveza, los pulques, las fotos. En sí la presentación estuvo chida, a excepción de la lectura que hiciera la Sra. Pellicer, a quien le faltó un poco más de feeling. Lo demás de la noche fue choro carnavalesco con el Fadanelli, Amandititita, el buen Morcillo, Panchito Oyarzabal, Leopoldo Rivera, el Gatote Petrus y demás brothers ahí presentes… al día siguiente –por cierto muy muy tempranito- me fui al Zócalo con el Ricardo; se levantó el stand (chido de nuevo a los Bastardos por el espacio para vender las Clarimondas) y todo el día fue de venta ahí en el local, conociendo banda, lamentando la cruda y cotorreando con el compa Eusebio Ruvalcaba, quien presentó su libro Mariana con M de música. Ese día también nos topamos con el Carlos Camaleón, el Cerebro, Israel Miranda (chido por tu libraco de intercambio carnal), el buen Rodolfo de Matteis, con quien se vienen varios proyectos chidos (saludos amigo, grax por tu libro!), el Augusto Quevedo del Fanzine Nación Alien, Jessica Piedras y el buen Alejandro (desde ya buen carnal, seguidor y coleccionista de la Clarimonda). El día sábado 15 sólo estuve un rato (entre todo buscando telas –jaja, sin albur- y un cajero Bancomer) para terminar charlando con el buen Cali (Agustín Estrada) y José Luis (la cuadrilla mayor del Faro de Oriente) mientras en el escenario los Triciclo Circus Band ponían a bailar a la banda. Al regreso a casa me mantuve durante 2 días consecutivos con un jodido dolor de espalda, por la carga de revistas que traía a cuestas. 6. Para estos días el Festival Internacional de Cine de Morelia ya estaba a mitad de su curso. El día 17 de octubre se presentó la premiere de la cinta “Fecha de caducidad”, una película de Kenya Márquez protagonizada por el actor michoacano y por nuestra amiga la actriz Marisol Centeno (molto grazie por el detalle), quien nos obsequió pases para entrar a la función y posteriormente al coctail de gala con el equipo completo de la película (y demás parafernalia que andaba por estas tierras). Cabe decir que la película me sorprendió mucho; maneja una historia que por los acontecimientos de violencia que acontecen a diario en este perro país parecería caer en ese cliché, pero nel, nada de eso, la historia se plantea con un sentido del humor muy cabal de lo que mi cuate Rogelio Villarreal pondera mucho: “la ironía como un elemento de la crítica”, y así se presenta acá. La neta me pareció algo bueno dentro de lo que el cine mexicano anda ofertando a estas alturas (me gustaría comentarles algo más amplio sobre la peli pero ya se la saben que aquí no se trata de eso, aquí puro choro, jeje, posteriormente haremos algo al respecto). Y como les decía, al final nos lanzamos con la Dany y Marisol al coctail en la Terraza Alquimia, un bar del centro de la ciudad que a veces es muy mamón y otras tantito menos. Ahí cheleamos de a gratis (a la gorra ni quien le corra, por eso decía), el ambiente estuvo chido, cotorreando con la señorona Regina Orozco, el compa Jorge Caballero (ya ni te mandé el mensaje, sorry men!), con Doña Margara en su versión masculina y varia banda más… Cuando se terminó el tiempo de las cortesías etílicas nos fuimos, así de gachos (broma) y ya todosebrios. 7. El 21 de octubre sucedieron varias cosas. La primera de ellas fue que nuestro amigo y colaborador en esta edición, José

Mariano Leyva, presentó su libro más reciente Imbéciles Anónimos dentro de la IV Feria del Libro y la Lectura en Michoacán, cita a la cual llegué y me tuve que retirar por una emergencia, después regresé pero ya no lo vi por ahí. un rato más tarde el compa Mauricio Bares presentó las antologías Lados B (editados por Nitro/Press) dentro de la misma Feria y al lado del buen Ramón Lara Gómez y Raúl Mejía, ahí si pude estar presente y ver de qué se trataba el show (ya el mismo Ramón Lara nos menciona brevemente en su columna de qué se conforman los libros), un proyecto realmente interesante… por la noche me lancé con el lente de la Clarimonda (y con la querida amiga Daniela) al tokin de los ‘reyes del vacilón’: Los Master Plus, esto para reportear el evento (atendiendo a la invitación de Liz Arreola G. de Music Revolution) y disfrutar del mismo. El evento estuvo a reventar desde un inicio. Algunos diseñadores independientes como Toro Vargas estuvieron presentes mostrando su trabajo. Ya con los músicos en el escenario los cantos y el baile “con ritmo machín de las mamarazzis” se hicieron presentes, tocando prácticamente todos sus éxitos del bolsillo. Fue una noche agradable y llena de baile, cabe destacar que sólo se presentó una pelea cuya razón no supe, por lo demás el cotorreo estuvo muy prendido. 8. Y al día siguiente, o sea-se el sábado 22, nos fuimos al bar Cactux cargados con varias revas, litros de mezcal y curados a festejarle los 7 años recién cumplidos a la Clarimonda. Como siempre la gente se dio cita más tarde de lo que se había pactado. Para ese momento los alcoholes ya surtían efecto y el desplante chorerocómico fluyo sin más por los ahí presentes. El buen Darío Zalapa, narrador joven michoacano, nos acompañó en la presentación de la edición pasada del Circo (el Sr. Jesús Baldovinos asistió puntualmente a la presentación pero tuvo que retirarse). Al show etílico-literario le acompaño la proyección del documental “La Carpa: fantasía humana”, del amigo Horacio Montoya Juárez, quien desafortunadamente no nos pudo acompañar, pero el documental rifado fue del agrado de los camaradas y el público presente. Al final el buen amigo Walter Cruz nos acompaño con una intervención circense, en su papel de Diablo clown en zancos, quien puso a bailar un rato a la gente. (Una pena que personas a quienes les brindamos un espacio en la revista, estando en el lugar de la pachanga no se haya dignado siquiera a pasar a la presentación, mínimo a saludar a la banda, chale!) Posteriormente cayeron varios camaradas escritores, letrosos, diseñadores y vándalos, con quienes deliramos mezcaleramente y con quienes al cierre del bar, nos lanzamos al in-debido afterparty para continuar con el desmadre hasta las 9 de la mañana, hora en que varios se fueron y yo me quedé dormido… agradecemos a todos los compitas que dejaron de hacer algo más importante con tal de acompañarnos a tomar unos tragos en esta pachanga. 9. El martes 25 de octubre, durante la Feria del Libro y la Lectura, se presentaron 2 antologías en las cuales vienen textos de miguelito… la primera de ellas, titulada “Dulces batallas que nos animas la noche”, se trata de una antología editada por el Colectivo Paracaídas, en la cual se congregan textos, entre poesía y narrativa, de algunos de los escritores que han participado en el Encuentro Nacional de Letras Independientes, que organizan estos cuates (chido la Ele Quintero & Oscar Quevedo)… la segunda, titulada “Turbulencia Dosmilonce”, una antología hecha por el camarada escritor moreliano Alfredo Carrera y editada por la editorial Ficticia; este librillo recopila a la gran mayoría de narradores michoacanos actuales, así como escritores que no


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precisamente nacieron en el estado, pero que han desarrollado su escritura en este territorio… muy recomendables las 2, de las cuales les estaremos hablando más detalladamente en ediciones posteriores. 10. Después nos toco participar con la Clarimonda en una Mesa de Revistas Literarias en la IV Feria Nacional del Libro y la Lectura Michoacán (el sábado 29 de octubre). Compartimos mesa con la revista Los Perros del Alba y el suplemento cultural Guardagujas. El hecho de que nos hayan invitado a esta feria nos sorprendió de alguna manera, porque irónicamente siendo Clarimonda la única revista literaria, impresa, vigente y constante en Michoacán, no había sido invitada a esta Feria del libro, pero bueno, nos dimos cuenta que casualmente la invitación vino ahora que los coordinadores de la misma eran otros, jóvenes arriesgados… La charla fue amena, con algunos disparates internos entre los que presentamos nuestros proyectos (a quienes ya había conocido en el Encuentro de Revistas Culturales en Querétaro). Su servilleta leyó un texto que había preparado para la ocasión, donde explícitamente se habla del quehacer Clarimondiano. Terminando ese despilfarro me lancé con la Dany a la Expo Tatuajes que organizó el compa Jipo de Pirámide Tatto, donde cotorreamos con otros camaradas que andaban por ahí… no me animé a hacerme mi tan anhelado tatuaje, quizá para el próximo choro ya les cuente de eso. 10. atendiendo a la invitación de mi amiga Karen Virgilio, nos dimos a la tarea de hacer una pequeña edición de Clarimon

da, dedicada a la Feria Alternativa de Erongarícuaro, que el pasado 6 de noviembre cumplió su 1er aniversario. En esta edición damos muestra de lo que trata la Feria, su historia, los objetivos, lo que se oferta y las características de la misma. Ese día de aniversario fuimos a la población de Erongarícuaro directamente a presentar la edición y la verdad que nos fue muy chido, la respuesta de la gente fue más sorprendente de lo que esperábamos… larga vida a la Feria alternativa de Eronga. 11. Y cierro este choro con el Taller de Fanzines que llevé a cabo la última semana de noviembre e inicios de diciembre. Esto se realizó en el foro-bar Cactux (ya de tradición Clarimondiana), con poca afluencia, pero interesadas personas en realizar sus proyectos. Lo interesante de esto es que se logró el objetivo, encausar a los chavos para que generen sus propios proyectos y sobretodo se inmiscuyan en la producción editorial, que tanta falta le hace a la ciudad (y al estado). De este taller las ideas personales de los participantes fluyeron y de ahí se engendraron ya los fanzines Molkajete (de corte discursivo-crítico a la sociedad, además de literario) y Flema Zine (de corte y tendencia punk, con retoques de creación plástica)… nos vemos en el próximo choro, mientras tanto disfrútenle machín, que el mundo se va acabar (yeah!).


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