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Delincuentes bretones famosos
Delincuentes bretones famosos
A pesar del esfuerzo hecho por el reino ingles de reestructurar su Seguridad Pública, brota de manera intempestiva la criminalidad cuyo fenómeno afecta a su sociedad para la época, es así como emergen los saltadores de camino, el robo de cadáveres, secuestro de personas indigentes, actividades muy comunes para la Inglaterra de la edad media y del renacimiento, así que, para contener este fenómeno fue posible desplegar a un grupo de individuos en horas nocturnas llamada la Guardia Nocturna, quienes eran hombres selectos para realizar labores de seguridad preventivas, y aprehender delincuentes que complotados ganaban dineros comerciando con el delito, como el caso del famoso delincuente de cuello blanco Williams Brodie11 (1741-1788) quien era fabricantes de armarios o cajas fuertes para personas de clase alta, sin embargo, este personaje siniestro luego de estudiar a sus víctimas procedía al robo junto a sus secuaces, lo que demuestra que la Seguridad Pública en el territorio británico no era muy eficaz en ese entonces, empero, es interesante observar la vida de este delincuente, quien también es diacono de Edimburgo, así como presidente de los comerciantes de esa ciudad importante de Escocia, una ventaja que aumenta su codicia y al parecer lo lleva a delinquir.
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Éste conspicuo hombre llamado Brodie, fue respetable y dentro de sus actividades estaba hacer cajas fuertes, cerraduras aunado a la actividad comercial12 con todos sus productos, tenía la confianza de personas muy influyentes en la ciudad, pero no pudo contenerse y evitar caer en el mundo de la criminalidad, y de esta manera desafiar a la
11 “Aunque el nombre de William Brodie es completamente desconocido para muchos, el personaje fue bastante famoso en Edimburgo, donde se le conoce como "Deacon Brodie", el ladrón de la gente rica de finales del siglo XVIII. Actualmente, este siniestro personaje cuenta incluso con una taberna en su honor en la capital escocesa. […] fue conducido hasta la horca en Old Tolbooth, un edificio sede del Ayuntamiento y de una cárcel que albergaba todo tipo de criminales. Tocado con una peluca empolvada y vestido con ropa elegante de caballero, muy lejos de parecer un ladrón insignificante, el funcionario fue ahorcado a principios de octubre de 1788 frente a una multitud de unas 40.000 personas.” (p. s/n) Gavaldà Josep. (2020). Williams Brodie, comerciante de día y ladrón de noche. Revista National Geographic. [Página en línea] (Primera visita 16 de agosto de 2020 · 11:59 · Lectura) file:///C:/Users/Personal/Desktop/national%20geografic/vidocq-primer-detective-historia_15578.html 12 “Brodie fue presidente asimismo de la Cámara de Comercio de Edimburgo, miembro del Consejo Municipal y un respetable hombre de negocios. Brodie se dedicaba a la fabricación de cajas fuertes y a la reparación de cerraduras y de todo tipo de mecanismos de seguridad. Gracias a su oficio de artesano y de cerrajero, Brodie se codeaba con la alta sociedad de Edimburgo y no sólo se había ganado su confianza, sino que además tenía acceso privilegiado a todas sus posesiones. Corría el año 1768 y Brodie no dejó pasar esta oportunidad de convertirse en ladrón.” (p. s/n) Ibídem.
Seguridad Pública de Edimburgo, cuando realiza un hurto de un Banco13 de su localidad, donde al parecer sisó una suma cuantiosa del lugar, también, logró cargarse de casas de familias muy adineradas joyas y dinero, era una práctica muy común en ese momento, es por ello, que este personaje estaba en el juego de las cerraduras y cajas fuertes que al perecer estaban diseñadas para evitar los robos y hurtos de la época, también, este protervo delincuente observó una oportunidad de medrar sus bolsillos y aprovecho esa ventaja y practicaba el oficio siniestro que de forma subrepticia realizaba, el cual consistió en usar las claves de las cajas fuertes y de esa manera saquear los bienes de sus usuarios, violando la confianza puesta en él por sus clientes.
Así que en 1786, el adinerado Diacono, tuvo la iniciativa de formar una banda14 de hombres infames para seguir delinquiendo y despojando de sus bienes a personas ingenuas que depositaban su confianza en el ahora forajido cerrajero, para supuestamente tener asegurados su bienes, no obstante, estas personas estaban siendo timadas por este siniestro hombre que estaba cebado por el dinero y las joyas de forma fácil de adquirir sin resistencia alguna y de manera furtiva, a estos forajidos no se les salvó ni la institucionalidad académica, no tenían escrúpulos para sustraer cualquier metal precioso que encontraran en su camino.
Pero el tiempo hace sus prodigios, todo tiene un límite y para este personaje siniestro, horizontes oscuros se ciernes sobre su vida y su banda de delincuentes, quienes fueron apresados por la Seguridad Pública, luego que dos de sus secuaces los delataran, acto seguido, fueron juzgados en un solo día y llevados a la horca15 donde los ejecutaron de forma deshonrosa para enviar un mensaje ejemplarizante a la población escocesa de la capacidad que tiene la policía para mantener el orden social a pesar del tiempo que pasa en
13 “Gracias a que Brodie tenía libre acceso a las casas de los ricos y pudientes de Edimburgo, pudo hacer duplicados de las llaves y regresar por las noches para robar tranquilamente. Se cree que su primer "golpe" lo realizó cuando copió las llaves de la puerta de un banco y robó 800 libras esterlinas.” (p. s/n) Ibídem. 14 “En 1786, Brodie ya contaba con una pequeña banda, de la que formaba parte un cerrajero inglés llamado George Smith. Juntos cometieron robos de gran éxito por toda la ciudad; incluso llegaron a sustraer la maza de plata de la Universidad de Edimburgo. [ese mismo año] la banda de Brodie había reclutado a dos miembros más: un tal Andrew Ainslie y un tal John Brown. Por aquel entonces, Brodie se había vuelto más audaz y ambicioso” (p. s/n) Ibídem. 15 “Brodie y George Smith fueron ahorcados el 1 de octubre de 1788, en un patíbulo que había sido diseñado por el propio Brodie, frente a una enorme multitud. Según los rumores, Brodie se jactó ante su público de que aquella horca era la más eficiente que se había construido nunca.” (p. s/n) Ibídem