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policial y Seguridad Nacional
no se considerará un crimen19 en este sentido, es fundamental mencionar que se sigue manifestando el método empírico coercitivo en la Inglaterra del siglo XVIII. La Inglaterra de la primera reina Británica conocida como Ana, muestra rasgos de organización precaria para el uso de las normas que mantienen la Seguridad Pública en sus territorios, para ello se creó la Comom law y la Riot. Act. (Ley local y ley de Motines) esta última promulgada en 1715 con el propósito de regular los motines, dando cierta libertad a quienes estaban amotinados, aun así, se sigue la coerción en los procesos para dispersar a las personas, la ley para motines establecía20 que el Magistrado, debía leer una proclama y una vez ejecutada, los manifestantes procedían a dispersarse, de lo contrario, se usaría la fuerza, para someter a los revoltosos.
Cabe destacar, que la Seguridad Pública en el mundo anglosajón, en el tiempo tratado en esta investigación, demuestra que esta carente de métodos científicos, capaces de resolver los fenómenos complejos que surgían a cada momento, producto de un comercio asimétrico en ciernes, que solo pensaba en sus intereses particulares llamado mercantilismo, el cual, es un modelo económico cuyos beneficios resguardan a una clase privilegiada, y que solo causó antagonismo entre el pueblo y la burguesía de otrora y en el medio, una Seguridad Pública en una etapa precoz carente de medios persuasivos, ineficientes y poco inteligentes.
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Una Visión Francesa: pionero en investigación criminal e inteligencia policial y Seguridad Nacional
Los franceses, para llegar a un nivel profundo en su Seguridad Pública, pasaron por una serie de fenómenos sociales que contribuyeron al perfeccionamiento de sus servicios de policía, en este contexto, es menester destacar a personajes muy importante que dejaron claro, cómo funciona el organismo policial, en una coyuntura de crisis que casi extermina a la gendarmería francesa, la cual tuvo, al punto del colapso al tratar de controlar a un grupo
19 “Common Law, [ley local] establecían que cualquier individuo podía utilizar la fuerza para suprimir un disturbio; en esas circunstancias, provocar la muerte de un amotinado no se consideraba crimen” (P.4) Ibídem. 20 “Esta ley determinaba que un magistrado podría ordenar a una multitud que se dispersase, aunque no fuese tumultuosa, si temía que posteriormente pudiese cometer alborotos. El magistrado, para ordenar la dispersión, debía leer una proclama contenida en el Riot Act; después de la lectura, aquellos que no abandonaran la escena en el espacio de una hora serían considerados en estado de disturbio, y podrían, en consecuencia, ser dispersados mediante la fuerza”(p.4) Ibídem.
hamponil, gestado por una desviada gobernanza derrochadora, auspiciada por Luis XIV21 (1638-1715) y más tarde su sucesor Luis XVI (1754-1793) y su conspicua esposa María Antonieta (1755-1793) con sus inseparables pasión por la repostería, quienes terminaron guillotinados por la revolución del terror, de esta manera se discurrió Francia entre el siglo XVII y XVIII, era un país en total orfandad social, es decir, el laboratorio perfecto para promover, toda clase de males sociales22 que perturban de forma recurrente a la sociedad de alcurnia que goza de los privilegios de la corona y su protección en sus lugares escogidos solo para la clase pudiente, empero, la clase empobrecida23 cayó en desgracia, producto de una mala política social de la monarquía, que solo le intereso siempre sus bienes y propósitos personales y ésta clase social perteneciente al Primer Estado, estaban amparados por la Iglesia Católica y un falso dios que según sus creencias designaba al monarca y su prole y el pueblo solo tenía que obedecer a ciegas sin cuestionamiento alguno.
Toda esta entropía social, trajo como consecuencia la asociación de una terrible banda criminal llamada la “Corte de los Milagros” el “reino” del Gran Coesre o roi des Thunes” (rey del dinero) fue una forma de gobierno popular anárquico promovido por el crimen, que tuvo control de las calles parisinas durante décadas, capaz de desafiar hasta la fuerza militar 24 de su tiempo, dada su gran capacidad de organización, fue una escuela de
21 “En el París del siglo XVII, durante el reinado de Luis XIV, la mayoría de la población era pobre, estaba
desamparada y vivía en oscuros y malolientes tugurios donde muchos desempleados tenían que
recurrir a la mendicidad para tratar de llevarse algo de comer a la boca.” Gavaldà Josep. (2020). De ladrón a Policía. Revista National Geographic. [Página en línea] (Primera visita 16 de agosto de 2020 · 11:59 · Lectura) file:///C:/Users/Personal/Desktop/national%20geografic/vidocq-primer-detectivehistoria_15578.html 22 “Según el historiador francés Henri Sauval, los mendigos y los ladrones se dividían en una amplia gama de categorías como los narquois o drilles: falsos soldados que simulaban mutilaciones recibidas durante el servicio de armas al rey; los malingreux o malignos: falsos enfermos; los francs mitoux: pacientes falsos que simulaban ataques de epilepsia; los courtauds de Boutange: mendigos que tenían derecho a mendigar sólo durante el invierno; los orphelins o huérfanos: niños pequeños casi desnudos, que parecían congelados y temblaban de frío incluso en verano, o los coquillards o conchas: falsos peregrinos que lucían una concha de vieira como símbolo de su condición.” (p. s/n) Ibídem. 23 Las constantes guerras en las que, a lo largo del siglo XVII, se vio sumida Francia, la subida generalizada de los impuestos, así como el gasto que suponía mantener a una corte derrochadora, dieron lugar a un progresivo empobrecimiento de los estratos más bajos de la sociedad. Toda Francia, pero principalmente la capital, se vieron castigadas por este empobrecimiento. Los campesinos no disponían de tierras de cultivo con las que poder alimentar a su familia, lo que provocó un aumento de los mendigos que, como en todas partes, tuvieron que hacer gala de cierta "originalidad" para obtener ingresos. (p. s/n) Ibídem. 24 “Durante los reinados de Luis XIII y Luis XIV había nada más y nada menos que doce puntos en París conocidos con ese peculiar nombre. Su grado de organización era tal que incluso elegían a su propio rey, al que llamaban el Gran Coesre o roi des Thunes. El "poder" de este personaje era tan grande y evidente, que
delincuentes que promovía en los niños25 desde muy corta edad el oficio delictivo para poder sobrevivir en su entorno, dicha organización, poseía su propio rey nombrado por sus miembros, hay que destacar que el propio rey de Francia ayudo a construir esta organización sin su participación directa, vista como daño colateral por su políticas sociales alejadas de los intereses del pueblo, es decir, fue una organización social con fines malévolos.
Esa era la Francia del siglo XVIII y XIX, que engendró a una sociedad que dio como resultado a la revolución promovida por la ilustración, en todo caso, el mundo delictivo jugó un papel crucial para llegar a ese acontecimiento que marco a la sociedad global para siempre conocida como Revolución Francesa, en este sentido este movimiento social, se usa como referente en la actualidad para motivar a los pueblos a seguir la lucha por su independencia, pero no hay que disimular que este tipo de organización social -la pobreza delictiva- estuvo dentro de este movimiento que los historiadores modernos no lo registraron ni mencionas en sus discursos.
Siguiendo con el hilo discursivo, se puede afirmar que Francia es la cuna del servicio de policía moderno y la Seguridad Pública como se conoce en la actualidad, y todo ello se debe, a un gran personaje conocido como Eugene François Vidocq (1775-1857) este hombre pudo definir que ser criminal no es una conducta determinante de por vida, demostró en su tiempo que el delincuentes tiene la oportunidad de buscar redención y cambiar de estatus social si lo desean, es tan significativa la actitud de Vidocq, que ha sido inspiración para muchas películas actuales, tanto que, fue inspiración para el propio Víctor Hugo (1802-1885) autor de los Miserables, históricamente hablando, este sujeto fue un criminal muy hábil26 con la espada, y estuvo en lugares insospechables como el mundo
ni el propio ejército se atrevía a penetrar en sus dominios. Es más, cuando Luis XIII ordenó construir una nueva calle que atravesara aquella zona, toda la cuadrilla de obreros fue asesinada y se tuvo que cancelar el proyecto. ” (p. s/n) Ibídem 25 “Al norte de la ciudad, en el actual barrio de Les Halles, existía un París habitado por prostitutas, carteristas, mendigos y ladrones. Todos malvivían hacinados en las estrechas callejas medievales del París de entonces, lejos de la pompa de la Corte. Entre las calles Montmartre y Montorgueil, a los niños se les enseñaba a robar desde bien pequeños, y ni las autoridades entraban en esos barrios. Tenían sus propias leyes, su propio argot e incluso su propio "gobierno". El lugar era conocido como "la Corte de los Milagros". (p. s/n) Ibídem. 26 “Cuando tenía 14 años, Vidocq robó algo de dinero de la panadería de sus padres y huyó de la ciudad. Planeaba navegar a América pero perdió todo el dinero y tuvo que alistarse en el Regimiento de Bourbon al
militar, probablemente junto a Francisco de Miranda (1750-1816) en la “Batalla de Valmy” su actitud no le permitió durar mucho en el círculo castrense, logrando desertar y seguir en la senda de la criminalidad, por sus acciones fue apresado en unas de sus fechorías en Lyon –Francia- donde le propuso de forma volitiva un plan al Jefe de policía27 quien por cierto no creyó lo que el soez delincuente le manifestó, pero y pese a que el truhan le ganó la apuesta éste no tuvo otra opción que contratarlo como policía.
Según el estudio, el génesis moderno de la Seguridad Pública, fue implantado por el este protervo personaje francés, que contribuyó a redimensionar el servicio de policía con el método científico deductivo e inductivo, de igual forma, introdujo instrumentos como el yeso, las técnicas de interrogatorio, el disfraz y el microscopio muy avanzado para su época, materiales que coadyuvaron al desmantelamiento de bandas criminales que parecían ser dueñas de las calles parisinas, en fin, Francia, vio nacer a través de este personaje, a la criminalística y a una nueva Seguridad Pública.
Por otro lado, es sustancial mencionar que Vidocq, conformo los servicios de inteligencia policial de sus época para lidiar con la delincuencia, descubrir sus planes usando disfraces que le permitían una aproximación a las bandas criminales sin ser detectado y de esta manera, escuchar de forma directa, lo que planteaban los delincuentes para cometer sus fechorías en las calles, es una avance sumamente importante para controlar las acciones de estos protervos sujetos, cebados por oscuras intenciones, hacia la sociedad francesa del siglo XIX.
año siguiente. Soldado poco ejemplar, afirmó después que había luchado en 15 duelos. Durante la guerra con Austria accedió al cuerpo de granaderos, infantería de élite en ese momento. En 1792, Vidocq agredió a su oficial superior cuando éste rehusó participar en un duelo con él. Golpear a un oficial superior suponía la pena capital, por lo que Vidocq desertó y regresó a Arrás.” (p. s/n) Ibídem. 27 En mayo de 1809, con la promesa de amnistía, Vidocq ofreció sus servicios a la policía de París como infiltrado. El inspector Henry le retó a que escapara de la guardia y volviera para probar su sinceridad, como así hizo. Vidocq empezó a trabajar como un informador que escuchaba a otros encarcelados cuando hablaban entre ellos. Después de doce meses la policía arregló su fuga para que él pudiera trabajar como informador fuera de prisión. Cuando la clase criminal empezaba a sospechar, tomaba otras identidades y se disfrazaba. Una vez fue reclutado para matarse a sí mismo. Finalmente, Vidocq sugirió la formación de la unidad de policía, llamada Brigade de Sûreté ('Brigada de Seguridad') que más tarde se convirtió en la Sûreté Nationale ('Seguridad Nacional'). Mandaba a doce detectives, de los que muchos habían sido criminales como él. En 1817 tuvo 811 arrestos. Su renta anual fue de 5.000 francos y también trabajaba gratuitamente como investigador privado. (p. s/n) Ibídem.