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Oposición a la Regencia de España

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SEXTA PARTE

SEXTA PARTE

Oposición a la Regencia de España

La Regencia de España fue constituida por órdenes de Fernando Séptimo, antes de caer cautivo en manos de los franceses, que en sus inicios fue una junta de gobierno, transitoria mientras el Deseado116 negociaba con los franceses, sin embargo, los planes cambiaron cuando Napoleón decide dejarlo prisionero junto a su padre Carlos IV en el castillo de Valençay, de manera que, esas son las razones existentes que generan desconfianza de todas las organizaciones gubernamentales españolas por parte de los vasallos de ultramar, en particular las Provincias Unidas de Venezuela, quienes emularon a los gobiernos Juntistas, colocando como soberano la voluntad del pueblo y oponiéndose117 a toda orden política europea.

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Los arteros gobiernos que estaban en ciernes, luego de la invasión napoleónica aunado la anarquía en los dominios españoles europeos, solo causaron un descontrol social en las provincias de ultramar, causando inseguridad en todos los aspectos como ya se ha mencionado, lo que genera, motivos suficientes para desconocer cualquier autoridad que pretenda imponerse en estos predios, en donde la autoridad impuesta, obedece a su pueblo organizado, lo que contrasta con la confusión y el desconcierto de todos los eventos que están sucediendo en la Madre Patria, y contrario a ésta, en las Indias Occidentales se propician organizaciones populares en el continente Americano, quienes dan los primeros pasos hacia una independencia total de las monarquías europeas.

Así que, poco se necesitará para demostrar que la Junta Central española, careciera de una verdadera representación nacional, porque su autoridad no emana originalmente de otra cosa que de la aclamación tumultuaria de algunas capitales de las Provincias, y porque jamás han tenido en ellas los habitantes del nuevo hemisferio la parte representativa que legítimamente le corresponde 118 por otra lado, la América no vio ni pudo ver estas

116 Fernando Sétimo (1784-1833) 117 “Se ha recibido en esta ciudad los varios papeles y documentos que a nombre de la Junta Suprema de Cádiz, y de un Tribunal nombrado de Regencia se han dirigido por la misma Junta y por VV.EE. a los Virreyes y Capitanes Generales de estos dominios y a todos sus habitantes, con el objeto de obtener el reconocimiento del mismo Tribunal como legitimo depositario de la Soberanía Española.” (p. 95). A la Regencia España. Exposición de las razones que tuvo la ciudad de caracas para establecer su Gobierno propio el 19 de Abril. Ibídem. 118 “Declaro expresamente la Junta Central que consideraba los dominios Americanos como partes integrantes y esenciales de la monarquía española”. (p. 96) Ibídem.

declaraciones como fuentes de unos derechos que siempre han debido gozar, como la Seguridad Pública, y nunca han podido disputársele sin injusticia, sino con una confesión solemne del despotismo con que hasta entonces había sido tiranizada.

Es necesario argumentar que América, tiene fundamentos suficientes para prometerse que el gobierno de la península no reconocía con tanta solemnidad el carácter de ciudadanos españoles en sus habitantes, así que, es propicia la coyuntura o el momento para que se instale el goce inestimable de sus prerrogativas civiles y a poner una barrera al insoportable orgullo y codicia por parte de los administradores que en nombre del Monarca no han hecho otra cosa desde su descubrimiento que vejarla, degradarla y sofocar todos sus elementos de su prosperidad, todo ello deja en completo estado de vulnerabilidad a sus ciudadanos, es una total orfandad que hace que progrese la inseguridad en todos los rincones del país.

El repudio a la Regencia, es evidente, y se nota un resentimiento119 incluso ante el sistema monárquico sobre el trato que se le ha dado a los habitantes americanos, al parecer, los españoles americanos, son tratados como súbditos de segunda, lo que hace que la toma de España por Napoleón Bonaparte, sea más bien una válvula de escape para zafarse de la monarquía de manera definitiva, al respecto, se intuye que las provincias de ultramar estaban abandonadas y dominadas por sátrapas que solo buscaban medrar sus bolsillo sin importar la Seguridad Pública de los pueblos americanos, que gritaban por su institucionalización, aunado a las reivindicaciones políticas y económicas, en fin, a una reciprocidad por parte del Estado Central español que estaba muerta.

En efecto, Caracas ha sofocado por mucho tiempo estos sentimiento, creía que la unidad de todos los dominios Españoles era la única vía, que podía salvar a la metrópolis de la tempestad que descargaba sobre ella, y sacrificando a esta preciosa unidad, sus intereses particulares han dado al mundo imperial una lección sublime de moderación y

119 Dar a todos los habitantes de la península el derecho de nombrar sus representantes para la cortes de la nación, y reducirlo en la América a la voz pasiva y desgradada (sic) de los Ayuntamientos: Establecer una tarifa para los Diputados Europeos, y otra diferentísima para los Americanos, con la sola mira de negarles la influencia que se debe a su actual importancia y población ¿No es manifestar claramente que la libertad y fraternidad que tanto se nos cacarean son unas voces insignificantes, unas promesas ilusorias, y en una palabra el artificio trillado con que se han prolongado tres siglos nuestra infancia y nuestras cadenas? ¿No es dar a entender que se nos consideran como unos estólidos que no conocen lo que les corresponde, o como unos esclavos que viven contentos con la humillación? (p. 97) Ibídem.

desprendimiento, pero ocupada la mayor parte de la península con las armas del tirano francés, y disuelta la Junta Central, más dispersados con desaire los individuos que la componían ¿Cuál otro partido restaba a los americanos que el de no confiar más tiempo su Seguridad Pública, a las autoridades constituidas por aquella misma Junta –española- y colocadas por el posible éxito funesto de la guerra y por el desorden y trastorno del gobierno, en un Estado de verdadera dependiente? La decisión firme que últimamente se había arrogado Caracas, producto de las vejaciones sufridas no solo por el Ayuntamiento, más aun, por el Tribunal de la Real Audiencia, aunado a repetidos atentados contra las leyes y la desconfianza general con que eran miradas, hacían urgentes su deposición y la unanimidad del pueblo de Caracas, quien verifico en efecto toda esta alienación, procuro dar, un ejemplo de orden, con una moderación con una generosidad que son desconocidas aun en la historia de estas provincias unidas.

Otra de las razones, por la cuales el gobierno nuevo de Caracas, se ha opuesto a la Regencia de Madrid, tiene sus motivos en nombrar como Capitán General de las provincias unidas de Venezuela, a Vicente de Emparan120, como ya se ha mencionado, este individuo y su gabinete de gobierno, forman parte del complot, para someter a las colonias de ultramar y que forman parte del gobierno nefasto de Napoleón Bonaparte, de manera que, son muchos los motivos para repudiar a este personaje, que pudo actuar a favor del rey Fernando Séptimo y por negociar su libertad negó la Seguridad Pública y común de todos los habitantes de Venezuela, colocándolos en un alto riesgo no solo social, también, económico, religioso y cultural.

Lo antes mencionado, son los motivos que ha tenido Caracas, y los derechos que ha reclamado y que hacen énfasis en dar a conocer a las demás provincias de la América, empeñados en que tarde o temprano estarán de acuerdo con esta idea y se unirán a la causa, y si se consigue reprimir los sentimientos tan conformes a la naturaleza y a la equidad, sería una prueba más del violento despotismo que sufren y de que nada relaja tanto los muelles

120 A la razón que hemos indicado, y que son comúnes (sic) a todos los depuestos, sírvase VV.EE. añadir otras particulares a los Sres. Capitán General y Subinspector de Artillería: es conocido y notorio que uno y otro se hallaban en Madrid en la época de la lugar-tenencia de Murat, y al tiempo de la capitulación: son pues individuos juramentados al gobierno Francés. El primero de ellos ha esparcido que el mismo Napoleón le había destinado a la Capitanía General de Caracas, y en una gazeta (sic) de aquella Corte hemos visto la conformación dada por intruso Monarca de España al nombramiento de la Junta Central. (p.98) Ibídem.

morales como el hábito de la esclavitud, de esta manera se cae en clima de adormecimiento y de pasividad que se hace difícil contravenir a cualquier autoridad aunque este alienando todo tipo de ley.

Dicho lo anterior y aun cuando los habitantes de Caracas, estaban en contra de la Regencia Francesa, no buscaban un conflicto armado 121 , solo apelaron a la justicia civilizada, reconocida por todas las instancias del mundo, como las Leyes de Indias y a la justicia bíblica entre otras, el interés de todos los pueblos, viendo a su monarca de rodillas, consistió en proteger a sus intereses y su dignidad, la turbulencia generada por los franceses en Europa, puso al gobierno en una situación de interregno y las colonias no estaban exentas de esa invasión, ya sea por las armas o por la imposición de un Capitán como lo sucedido en Venezuela.

Y de esta manera los Venezolanos, fijan posición122 ante una Regencia que no ha podido guarecerse por sí solo y que pretende que le obedezcan sin oposición, como lo han hecho por siglos, pensando que los antiguos colonos se ofrezcan cual ovejas al matadero por un gobierno que ya no existe y que está bajo el dominio pleno de los galos, intentando jugar con la inteligencia y capacidad administrativa que tienen los criollos, para tomar sus propias riendas y seguir adelante con una forma diferente y genuina de gobierno popular que quizás, sea la manera más correcta de obtener la Seguridad Pública, tan anhelada por todas las provincias unida, en este sentidos, Caracas hacen ruptura definitiva de los intereses de algunos conjurados que dicen ser representantes de un rey que esta depuesto y preso en suelo francés sin saber de su destino futuro.

121 “Es muy fácil equivocar el sentido de nuestros procedimientos, y dar a una conmoción producida solamente por la lealtad, y por el sentimiento de nuestros derechos, al carácter de una insurrección antinacional. Pero apelamos a la voz de la razón y de la justicia: apelamos al voto de los otros pueblos y de la posteridad: apelamos al fin al testimonio interno de la Conciencia de VV.EE. y a los principio que la misma Junta Central a proclamado repetidas veces para no observarlos ninguna.” (p.99) Ibídem. 122 “En una palabra, desconocemos el nuevo Consejo de Regencia; pero si la España se salva, seremos los primeros en prestar obediencia a un gobierno constituido sobre bases legítimas y equitativas: proporcionaremos a nuestros hermanos de Europa los auxilios que nos permita nuestra actual escasez, mientras dura la santa lucha en que se hallan empeñados; y los que desesperados de buen éxito busquen otra Patria en Venezuela, hallaran una hospitalidad generosa y una verdadera fraternidad Dios guarde a VV.EE. muchos años.” Sala Capitular de Caracas, 3 de Mayo de 1810. José de las Llamozas, Martin Tovar Ponte.” (p.99) Ibídem.

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