Nosotros como proyecto de más de dos años en la ciudad hemos participado en este año que pasó el largo y duro proceso de Capital Semilla, que nos llevó a ser uno de los cien ganadores entre los casi dos mil participantes que iniciaron. Esta es una victoria que nos ha costado muchos sacrificios, pero que al final del día nos permitirá dar una mejor visión de la revista para un futuro no muy lejano.
Que este proyecto sea uno de los ganadores en la ciudad se lo debemos a ustedes los casi cuatro mil lectores que mensualmente leen nuestra revista, lo que fue una verdadera demostración ante los jueces de muchas de las fases del concurso, de que en Medellín si se vive y se apoya la cultura musical. Hemos aprendido muchas cosas con las que comenzaremos este proceso de crecer y reforzar nuestra armada: la que juntos hemos construido. Larga vida a la Armada.
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DIRECCIÓN Oscar Daniel Alzate Pérez oscard_alzate@hotmail.com Directora de Redacción Sara Roldán Ortega Escritores Leonardo Botero Fernández Sara Roldán Ortega Cristian Arango Mejia Daniel Muñoz Marin Camilo Arbelaez Dirección de Diseño Oscar Alzate Diseño Angélica Jaramillo Juan Diego Aristizabal Oscar Alzate Dirección de Fotógrafía: Alejandro Grisales Fotógrafos: Alejandro Grisales Camila Valenzuela Maria Camila Castaño Olarte Kat Pinto Asistencia en fotografía: Toño Valderrama Fotografía de portada: Maria Camila Castaño Olarte
La revista Noise Armada no se hace responsable por las opiniones de los columnistas, como así tampoco por los conceptos vertidos por los entrevistados y anuncios publicitarios Para mayor información de la revista búscanos en o en el correo noise-armada@hotmail.com
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l mundo de la música trae consigo muchos retos, en cuanto el músico tiene otras preocupaciones agregadas a la consolidación artística, a la búsqueda de una identidad, de un estilo único que los diferencie de cualquier otra agrupación en el escenario, de transmitir oportunamente un mensaje que vuela entre compases y de alcanzar musicalmente sus propósitos. Todo esto se ve sumado a otro desafío muy importante que deben enfrentar los músicos en su cotidianidad: el tedioso asunto de la gestión, los patrocinios, la publicidad, las grabaciones y, por supuesto, los conciertos y eventos. Conociendo de antemano el enmarañado camino que trazan estas dificultades logísticas, Simón Hoyos, trompetista en Comandante Cobra y bajista de Fuerza
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de Voluntad, decidió formar un año atrás Del Carajo, un proyecto cuyo principal objetivo es ayudar a las bandas en este campo de la gestión musical. “Que los músicos se dediquen a hacer la música y Del Carajo les ayude con todo lo otro” dice Simón, que gracias a la experiencia que ha obtenido en sus dos bandas, ha optado por ahorrarles un largo y engorroso trecho a los músicos. A pesar de no contar con mucho tiempo desde su creación, Del Carajo –que en un principio trabajó con Fuerza de Voluntad y Comandante Cobra- ya ha trabajado con varios grupos como Agente Naranja, Cuestión de Fe, Derecho a Pensar de Bogotá, Furia Club de Pereira, entre otras. Entre los múltiples servicios que presta Del Carajo se pueden resaltar el estudio de grabación, diseño de publicidad, producción de mercancías, logística para eventos y gestión de medios de patrocinio. Estos pueden ser adquiridos de dos formas: simplemente acudiendo a los servicios o como banda firmada Del Carajo. “Los servicios se ofrecen por X valor y las bandas
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vienen y lo toman como en cualquier estudio o productora, en cambio las que están firmadas con Del Carajo se les hace lanzamiento, producción de mercancías, producción musical y es más económico”. Del Carajo significa entonces un importante avance para la música en Medellín, porque dentro de lo general las agrupaciones acostumbran a rebuscarse los contactos y a realizar muchas de estas tareas, que requieren de experiencia, por ellas mismas aun siendo novatas en este ámbito: “Las bandas siempre hacen todo solas, entonces tienen esta mentalidad y cuando yo ofrezco mis servicios mucha gente es reacia a recibirlos porque están acostumbrados a hacerlos ellos mismos. Con autogestión se puede llegar hasta un punto, pero con ayuda externa se puede llegar aún más alto, porque el solo hecho de recibir ayuda de alguien externo a la banda, es otra cabeza más y es una cabeza limpia que no tiene nada preconcebido, sino que llega nueva y por lo tanto llega a aportar cosas”.
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Crónica de la Armada
Por Oscar Alzate
De nuevo la revista Noise Armada volvió a su hogar (me atrevo a decir sin ofender), al festival que nos abrió las puertas y que durante tres años orgullosamente hemos cubierto en sus dos días. En esta ocasión en un nuevo lugar de Ríonegro, más amplio con lo que mejoró la zona destinada al festival de skate y con una gran tarima para que las bandas de Medellín, de Antioquia y del resto del país, además de las agrupaciones internacionales realizaran ante un fiel, pero exigente público un espectáculo musical que no dejó olvidar que la música en el oriente antioqueño tiene una capital llamada ROCK AL RÍO. Este año el ingreso fue entregar un kilo de material reciclado que será destinado para hacer madera ecológica con la que se construyen parques infantiles para veredas apartadas de
Ríonegro. El espacio dado para el festival fue una doble calzada que tenía una zona verde en la mitad, el festival respetó mucho el crecimiento de nuevas plantas en este lugar y le recordó constantemente a la audiencia a cuidar estos arbustos, pero en la parte de adelante esta zona verde si fue más atacada por la cantidad de asistentes, aun así los organizadores cuidaron la tierra y a los asistentes colocando una capa de aserrín previniendo así que las cosas no se fueran a mayores. Muchas grandes bandas movieron de principio a fin toda la gente que se agrupaba allí; no solo las bandas conocidas como Frankie Ha Muerto, Pornomotora, Ma-
sacre o Árbol de Ojos, animaron a la gente. El festival mezcló todos los géneros durante los 2 días, y las bandas de la casa las juntaron con las grandes para que sintieran ese apoyo de su propia gente y muchas dieron un excelente show, un claro ejemplo fue Chokke y Unsigned Poems presentando una propuesta muy ligada al post-rock; Civil Criminal, Nukleus con su presentación de colores fluorescentes y luces de neón pinturas y unas líricas muy salidas de lo común, entre otras. La gente ocupó gran parte del espacio que tenía el festival y se notó mucho durante los dos días la rotativa del público, siendo mas definido cuando una banda de metal tocaba los fieles seguidores
al género abarcaban toda la parte delantera y reforzaban toda esa energía que trae consigo el metal y las bandas que lo tocan, cuando terminaba el show los metaleros se desplazaban hacia la parte de atrás donde podían descansar, comer o disfrutar el espectáculo de los skater, y toda la parte frontal del público se llenaba con mas persona que apoyaban otro género como por ejemplo el ska, y la buena vibra y el baile que trae consigo este tipo de música hace que de nuevo se mueva Rock al Río. El público tan fiel y que tienen sentido de pertenencia por este festival, era también exigente en lo que querían escuchar. Muchas bandas sintieron la presión de la gente que los escuchaba, pero que apoyaban y respetaban ante todo y demostrando que el lema que lleva el festival se ha convertido en una realidad, DIVERSIDAD Y TOLERANCIA.
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Cr贸nica de la Armada
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Banda del Mes
En mirador del Pueblito Paisa, desde donde se puede apreciar toda Medellín y sus movimientos, desde donde se observan las luces nocturnas de la ciudad de la eterna primavera, nos encontramos con Ron Daymon, una agrupación que desde el 2007 ha estado representando el género del ska, este año en la décima edición del Festival Internacional Altavoz. Esto fue lo que nos dijo Ron Daymon, una banda que más que eso es un grupo de amigos que se burlan de ellos, de nosotros, de todo el mundo, pero que a la hora de hacer música muestran una propuesta diferente que busca, como dice el refrán: “ser la voz de los que no tienen voz” Noise Armada: ¿Cuál es el balance del trabajo de este año? Ron Daymon: El balance de trabajo de la banda de este año ha sido muy bueno, porque el Altavoz es una plataforma que sirve para decir que se logró algo, puesto que es el festival más importante de Medellín. Y teniendo en cuenta el tiempo en el que la banda estuvo parada, entonces el balance fue muy bueno. N.A: ¿Cuánto tiempo estuvo parada la banda?
Por: Leonardo Botero Fernández
R.D: Pues parada en realidad no, porque nosotros seguíamos funcionando, pero hubo muchos cambios de integrantes para lograr estar otra vez con una alineación bien compenetrada, entonces estuvimos año y medio o dos años ensayando los que estábamos, consiguiendo la gente, grabando , bebiendo (risas). Ese fue uno de los balances buenos y es que logramos el equilibrio porque la formación nunca era estable y no nos sentíamos como un grupo de verdad, ahora cuando tocamos si se siente como un grupo que está acoplado, conectado. Eso, por ejemplo, ocurrió en el Altavoz de este año. N.A: ¿Qué influencias tiene la banda? R.D: Son bastantes y eso es lo bueno, que todos tenemos una influencia diferente. A muchos les gusta el ska, el metal, el jazz, el punk, y así cada uno ayuda aportar ideas. N.A: Y con todas estas influencias musicales y el cambio de alineación, ¿cómo ha sido la evolución musical de ustedes? R.D: Ha crecido mucho musicalmente por los músicos nuevos y por esa estabilidad, porque antes los integrantes también eran muy buenos, pero no había
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tanta confianza. También hay que resaltar que aunque todos somos músicos y muchos estudian Música como carrera, eso influye en que todos pongamos seriedad al grupo. Ahora no ensayamos por parche, sino que ahora hacemos música, claro, sin dejar de reírnos y pasar bueno, pero si se está notando cierto profesionalismo. En estos momentos llevamos trabajando en la grabación desde hace ya un rato y esperamos que en febrero esté saliendo el CD. N.A: Cuando fueron seleccionados para el Altavoz 10, ¿qué representó eso para ustedes? R.D: Primero la euforia de haber pasado, pero luego fue pensar “listo, nosotros en la Eliminatoria hicimos esto, ¿ahora qué vamos hacer en el Internacional?”, porque obviamente no podíamos hacer lo mismo o menos. Decidimos armar entonces un show con invitados, con maquillajes mejores y ya no hablábamos tanto, sino que las canciones seguían más seguido. N.A: De todos estos conciertos y festivales en los que han estado, como el Altavoz, el Viga Rock en el 2008, el Reggae Fest en Bo-
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Banda del Mes
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Banda del Mes
gotá, ¿cuál ha sido el más representativo para ustedes como agrupación? R.D: Todos los conciertos han sido gratificantes. De cada concierto igual se tiene la experiencia y una anécdota diferente. Pero uno que dejó una experiencia buena, fue el de la Unión este año, porque ahí nos relacionamos más, nos conocimos más no solo como grupo, sino como parceros. N.A: Entre el Altavoz del 2009 y el de este año, ¿qué cambios han notado como Ron Daymon? R.D: Ahí uno se da cuenta que no es solo ir a tocar bien y presentar un CD que se graba en casa. Lo bueno del Altavoz es eso, que ven a la agrupación como una empresa. Y musicalmente hay que rescatar que la banda sonó más acoplada que en el 2009, porque los vientos y la base de la banda es más estable en estos momentos que hace cuatro años. N.A: ¿Qué significa el montaje de ustedes en tarima? R.D: Lo del maquillaje empezó para mostrar show, ya luego lo empezamos a ambientar más. A partir de esa idea en Colombia de que todo el que se rebela es una mala persona; eso lo tomamos de centro y a partir de ahí era el diablo y su ejército, por así decirlo. N.A: ¿Y contra qué tocan, contra qué protestan en sus canciones? R.D: La idea no es tocar contra nadie, sino con todos; es decir lo que los de-
más no se atreven a decir. No estamos buscando ir contra nadie, sino que tratamos de unir a todo el mundo con un solo ideal sobre las cuestiones sociales que manejamos como la tauromaquia o las mentiras en los medios de comunicación. N.A: Cuando no son Ron Daymon, ¿qué son? R.D: Nosotros somos una banda, pero también somos personas, como todo el mundo. N.A: ¿Y cómo ven la escena en Medellín? No solo como músicos, sino también como público. R.D: El público se ha vuelto muy exigente a la hora de nuevas agrupaciones, no solo en Altavoz, sino en los otros festivales que se hacen en Medellín; y eso sirve, porque entonces aparecen agrupaciones con muchísimo nivel. Y como músicos nos fijamos en las agrupaciones que se presentan en la ciudad para conocer cómo hacen el show; y eso ayuda también para adoptar estilos y a tocar bien.
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Escuchalos en: https://soundcloud.com/los-otros-oficial
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Por: Leonardo Botero Fernández
Como todos los años en Medellín, se celebró un festival que con el pasar del tiempo se ha convertido en uno de los más representativos no solo de la ciudad, sino de toda Colombia por las distintas propuestas musicales que presenta y las oportunidades que les da a las bandas que, tras un exigente proceso de selección, logran pasar. En la edición de este año, 2013, hubo dos aspectos que hicieron de esta edición una totalmente diferente a las demás la primera, bien sabida, que este año fue la primer década del Altavoz y la segunda, por sorprendente que parezca, el cambio de fecha quizá con la esperanza de evitar que, a diferencia de las otras nueve versiones, el asistente principal fuese la lluvia. Y tras el primer día parecía que aquella táctica había funcionado. *** Aquellos que deseaban llegar un poco tarde por distintos motivos (quizá el grupo al que querían ver se presentaba en la noche, quizá solo podían asistir después de la cinco de la tarde,
quizá estaban pasando el guayabo de la noche anterior, quizá solo les había dado pereza), se pudieron llevar una sorpresa al ver que la fila para entrar a la Cancha Cincuentenario llegaba hasta la curva frente a la U de A dónde está, el ya conocido bar, Bantú. Allí ya no se oía a los que estuvieran en tarima, sino que solo se escuchaba los gritos de los vendedores ambulantes, a los amigos manteniendo conversaciones y el sonido de los carros en el que se encontraban sorprendidos conductores y acompañantes al ver esa gran cantidad de personas (no es válido afirmar jóvenes, porque no solo en la fila, sino durante todo el Altavoz se podían ver hombres y mujeres de todas las edades). La espera en la fila, que se prolongó durante cerca una hora, dio paso a una requisa no tan exigente de los policías a la entrada del Festival y luego, después de pasar por la Tarima Norte y por la zona de ventas, se podía entrar a la ya mencionada cancha, donde a las 6:40 p.m. desde Pereira estaba
la banda Maria Juana no se ha muerto, que se presentaba por segunda vez en Medellín, esta vez por intercambio con el Convivencia Rock de su ciudad de origen. Estuvieron en tarima con su sonido que mezclaba el ska, el punk y el reggae hasta las siete y diez de la noche. Con una puntualidad pocas veces vista en ediciones anteriores del Festival, a las siete y media subió a tarima Militantex, una agrupación que lograba combinar con armonía el rap con instrumentos de cuerda pocos convencionales para el género como el chelo y el violín; su música, una propuesta diferente, también tenía ciertos toques de jazz en alguna de sus canciones. En varias ocasiones durante su presentación hasta las 8pm, dejaron en claro que buscaban “mover la mente, la conciencia y el espíritu”. Mientras en la tarima Internacional estaba El Dorado y en la Tarima Norte, desde Rionegro, estaba Kelaia, en la zona tras el escenario estaban en rueda de prensa Los Castellanos (desde Bogotá y que se presentarían a las nueve de la noche) y la invitada desde Chile, la rapera Anita Tijoux que cerraría el primer día del evento y que varias veces dejó en claro la importancia del rap como género: “El rap es la tierra de todos y la tierra de nadie (…) se da en Latinoamérica por una necesidad tremenda de comunicar. Es una herramienta de transformación, una salida”.
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Tras un primer día con más de 12 mil asistentes que entraron y salieron, que disfrutaron de un día de reggae, ska y rap llegó el segundo día del Altavoz 10 que, como el anterior, prometía continuar sin lluvia y estar lleno de música para todos los gustos, de grupos talentosos; al menos esta segunda promesa se cumplió. Al mediodía parecía que, como el anterior, sería libre de lluvia. De la estación Universidad del metro empezaban a salir los que iban solos, los acompañados, los que iban por curiosidad, los que llegaban buscando una excusa para emborracharse, pero todos con la misma intención: de disfrutar de una versión del Altavoz para todos. No era sino ver las bandas que se presentarían para ver la diversidad musical: core (por primera vez como categoría), metal y punk. Por Instinto encargada de abrir este día tuvo también la responsabilidad de abrir una nueva categoría en el Altavoz, y a pesar que había poca gente, gran parte del público demostró su apoyo a la banda con su sonido pesado y envolvente. Este apoyo fue agradecido por el vocalista, quien en reiteradas ocasiones invitó al respeto entre los distintos géneros. Después llegaría Septicemia con su noisecore, y aunque hubo baja reacción del público, dejaron todo en la escena con un mensaje de no radicalismo.
Mientras el día avanzaba y una que otra nube empezaba a aparecer en el cielo, el Altavoz continuaba. Septicemia le dio paso a la banda, también de core, IV Tiempos, una agrupación que se ha ido posicionando en Medellín por su sonido; su presentación terminó con la canción Adicto. Y al tiempo que esto sucedía en la Tarima Principal, tras esta, estaban en rueda de prensa Por Instinto y la primer banda invitada del día, la de los ecuatorianos, Notoken, con una historia de veintidós años y cinco visitas a Colombia, que pasarían del core al punk. Cuando Notoken estuvo en el escenario no solo se podía apreciar los grandes pogos y a las personas coreando canciones como Sr. Presidente (“qué pasó Sr. Presidente, dónde está lo que prometió”), sino que también se podía ver a la gente entrar y salir, a metaleros, punkeros, niños, adultos, amigos, a los que tomaban, a los que fumaban, incluso, a los que hacían malabares. Llegaría después Restos De Tragedia (RDT), una agrupación que desde 1992 hasta el 2006 había desaparecido de la escena musical de la ciudad. A las cuatro y media de la tarde el Cincuentenario ya estaba lleno y la lluvia ya empezaba a caer. Koyi K Utho desde Bogotá hizo su presentación con un montaje en escena sorprendente y con un sonido fuerte, estridente de metal
industrial. Luego vendrían Shudra, Aboslut Denied (ambas bandas clasificadas de Medellín) y Sacred Goat – que al igual que Koyi K Utho era invitada de Bogotá-. A las siete de la noche, el Altavoz seguía con una fuerte lluvia que inició y no paró sino hasta el final de Café Tacuba al otro día. Luego, con puro heavy metal, llegaría Danger, una banda de Medellín que ha estado treinta años en la escena: “treinta años de perseverancia”, y le darían paso a los canadienses Anvil que, con treinta y cinco años, habían presenciado toda la historia del metal. Durante la presentación de Anvil, Misfits ofrecía una rueda de prensa abarrotada de periodistas por conocer y compartir con una de las bandas más influyentes del punk. Su presentación, después de la de Cromlech y Nación Criminal (las dos últimas bandas clasificadas que se presentarían el 3 de noviembre), se iría hasta pasada la medianoche y sin importar la lluvia y el cansancio, la gente disfrutaría de la banda creadora del horror punk.
Por: Oscar Alzate
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El lunes fue un día que comenzó con los rastros de que una gran lluvia había caído en la noche y la leve esperanza de que no sucediera de nuevo, por desgracia las nubes decían lo contrario, bandas como Trauma Encefálico, Another Sun, The Clocks y la Doble A tuvieron la fortuna de presentarse en una tarde fría pero sin lluvias ya que luego, durante la gran presentación de Ekhymosis, la lluvia comenzó a caer sobre los asistentes del festival, y así siguió durante todo el día. Ante el público se presentó luego el ensamble Altavoz 10 con Tenebrarum y Federico Goez demostrando por qué fueron elegidos por las directivas para celebrar la décima entrega del Altavoz, los miembros de Ron Daymon demostraron la gran evolución que han tenido en los últimos años y, como dijeron en la rueda de prensa, han conseguido más seriedad, orden y diversión con el pasar del tiempo de la banda. Dosis y Ciudad Pasarela mostraron su puesta en escena en medio de la lluvia y de la buena asistencia del público que el clima no les impedía divertirse. Estados Alterados cantó sus nuevas y viejas canciones y todo el público se estremeció, por el clima algunas cosas no se escuchaban bien como la voz del bate-
rista, aun así la gente no dejó gritar cuando “El velo” retumbaba en el cincuentenario, con sus sonidos futuristas le abrieron paso a la música electrónica con Vélez y luego con Zeta Boso, el ex bajista de Soda Stéreo, quien presentó su nueva visión de la música ante la ciudad, una propuesta bastante interesante y que de seguro seguirá avanzando con el tiempo. Para finalizar y cerrar el Altavoz número 10, se guardó el plato fuerte y aunque llovía de manera imparable la cancha auxiliar se llenó de un fiel público al festival y a Café Tacuba; todas esa canciones con las que conquistaron a Latinoamérica se escuchaban no solo de sus integrantes, sino también desde todos sus fieles seguidores, durante más de una hora y media su show fue imparable con grandes momentos como sus vestimentas o su variación instrumental, cerrando así un largo ciclo que fue durante todo este año el décimo Festival Internacional Altavoz.
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