Cinco pequeños brincos y luego un gran salto.
Cinco petardos y luego una explosión.
Eso describe poco más o menos la génesis de Fahrenheit 451.
Cinco cuentos cortos, escritos durante un período de dos o tres años,
hicieron que invirtiera nueve dólares y medio en monedas de diez centavos
en alquilar una máquina de escribir en el sótano de una biblioteca,
y acabara la novela corta en sólo nueve días.