Libro de Egresados 2016

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INTEGRAL MANUEL BELGRANO

SEXTO AÑO 2016



PRÓLOGO Atesorados porque estuvieron en el tiempo de alegrías y tristezas, los objetos suelen anudarnos a la vida misma. Pequeños, extraños, estropeados, brillantes o descoloridos, guardan mágicamente el perfume y el olor de tantos días intensos que siempre estamos dispuestos a volver a vivir. Nos recuerdan los juegos, los viajes, las estaciones pasadas. Nos dejan vivir nuevamente esos instantes de lo prohibido, de las libertades, de lo que decidimos compartir con otros. Y sobre todo, marcándonos el paso del tiempo, nos dejan ver que hemos crecido, que fuimos capaces, en el esfuerzo, en la insistencia, fuimos capaces y protagonistas de la historia de nuestra vida. Por eso el desafío. Empujarlos a recuperar ese objeto que acompañó sus soles de estudiantes, y unidos a él, aquietar el bullicio de estos días para mirarse antes de cruzar el umbral de la escuela hacia otros rumbos. Escribirse, con la certeza de que las palabras dibujan los recuerdos, y los olvidos; con la nostalgia y la alegría de poder nombrar, señalar, narrar todas y cada una de las jornadas escolares. Escribirse para siempre, porque muchos días después, habrán de leerse otra vez, y otra vez, y otra vez. Entonces, encontrarán también las voces de sus compañeros, y disfrutarán descubrirse en ese relato, en las mismas horas y emociones compartidas. Serán lectores privilegiados, que buscarán en estas páginas de palabras e imágenes, ese misterio de estar volviendo a lo que uno amó con el corazón niño y joven. Aquí están ustedes, vertiginosos, cómplices, audaces; pero también silenciosos, tímidos, sensibles. En el humano trabajo de recordar para seguir camino, para desear amarrarse a otros objetos con otros tamaños y colores, que les traigan nuevos y venturosos afectos. Y en el andar de ustedes, nosotros, muchas veces detuvimos nuestra marcha. Para escucharlos en la calma, para el diálogo pausado y alegre, para preguntarnos: ¿Qué sueños habrán construido sus familias cuando confiaron en que ésta debía ser la escuela que los viera crecer? ¿Cuáles son los sueños que ustedes mismos se atreven a soñar ahora, y qué empeños los llevarán a alcanzarlos? Los sabemos soñadores, claro. Conocemos la manera en que agradecen y celebran la vida. Así que la pregunta se llena de felices respuestas. Que siempre encuentren las horas para contar, que la escritura sea de trazos gruesos o finos, pero que ocurra. Que en esos escritos aparezcan, como aquí, sus miradas sostenidas del mundo, sus confesiones cristalinas, sus compromisos con los otros y con ustedes mismos; la gratitud, la bondad y el amor.

Prof. Patricia Nieto


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SÍMBOLO DE VÍNCULO Y RECUERDO Aunque mi trayecto en este secundario fue corto, viví demasiados momentos especiales, lindos y significativos. A lo largo de mi vida he pasado por varios colegios, varios amigos y varias experiencias, he viajado y he cambiado de casa. Pero tengo que destacar que nunca me sentí totalmente cómodo en ningún lado, hasta que llegué al colegio IMB, lugar donde mis compañeros eran muy buenos y cada uno característico a su manera. Pasé por diferentes grupos, porque varios fueron quedando en el camino a lo largo del secundario. Pero llegando al final de esta etapa, considero que me siento cómodo y feliz en este lugar a pesar de llegar en 3º año al colegio. No encontré un objeto específico en donde se muestre el trayecto que viví. Pero al reflexionar y recapacitar la propuesta, pude observar objetos cotidianos, diarios y simples, que no miraba en el momento pero que me recordaban el colegio. Ellos eran una foto en donde se muestra al curso en una juntada, antes de que asistiera al colegio porque tengo que aclarar que a los chicos los conocía hace bastante tiempo atrás que al ingresar. Aunque varias veces antes intenté asistir vivía muy lejos y se me complicaba venir pero quería al curso por lo unido y piola que era. Tengo que destacar que tanto el colegio como el curso los considero en conjunto como uno y no por separado. El otro objeto era el cuaderno de comunicados, el que me recuerda las llegadas tardes y las mañanas en donde se me olvida dejarlo en la caja. Aquel objeto para cualquiera es insignificante y transitivo, en cambio para mí es especial y lleno de recuerdos. Los dos objetos me retrotraen a momentos diversos, como también a personas como Mario o Lucas y el sonido del timbre al llegar. Los dos objetos que elegí los reconocí al buscarlos para el proyecto. Con respecto a si los mantendré o no es indistinto, porque la verdad no sé qué haré con ellos, siempre los recordaré pero no se si los tendré. En estos objetos se encuentran los sueños que tuve desde mi primer día en el colegio, que viví con nerviosismo, como también las ansias de entrar al IMB.


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DAVID AINETE


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Yo me considero una persona que casi siempre trata de atesorar lo que más puede de aquellos momentos más felices de la vida. Porque me parece que de esa manera uno puede volver a ese lugar en el que fue feliz. Recordando. Y no hablo solamente de guardar una foto con amigas porque la pasé bien. Una carta que mandó una vez mi familia que vive en otro país, para saber que están bien y que nos extrañan. O un perfume que me regalaron en mis 15 años, que me gustó tanto que no lo usé nunca. Sino que hablo también de recordar a través de un objeto al que disfruté tanto que lo guardo entre mis cosas, o que todavía sigo usando hasta que se desgaste solo.


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Usarlo, disfrutarlo hasta que llega a su auge y atesorarlo. Creo que es eso lo que vengo haciendo con mi objeto más preciado, y que no me había dado cuenta de que lo hacía hasta este momento. No sé si es un dato irrelevante que solo hubo dos objetos en mi vida que me marcaron tanto, que pasaron a ser parte de mí sin darme cuenta. Mi primera pulsera, me la regaló mi tío. Ahora mismo la tengo guardada en una cajita roja, que hace juego con su combinación de hilos piedritas y dijes. Y sigue pareciéndome linda, igual que desde hace 7 años. Ese momento en que mi tío me la ató con un nudo fuerte para que no se me soltara, no me la saqué más hasta después de 7 años. Nunca pude imaginar que algo tan simple y chiquito pudo llegar a ser tan significante. La tenía puesta en todo momento, jamás me la saqué. Hasta que llegó un día, así como si nada se cortó. En ese momento me enojé tanto que llegué a culpar a mi hermana, porque me acuerdo que un instante antes se le había trabado su anillo en mi pulsera y eso hizo que la misma se desajustara. Le recriminé que fue toda su culpa y hasta me saltaron lágrimas de furia. A lo que ella me respondió: “No pasa nada Camila, es una pulsera nomás”… Sí. Era una pulsera nomás, pero era mi pulsera y yo la venía cuidando hace tanto. Si volvemos a hablar del núcleo de este texto y de porque elegí este objeto, tendría que hablar de muchas cosas. Pero lo principal creo que es por el amor. Sí, el amor. Por eso mismo elegí esta pulsera. Porque es un símbolo de cariño y afecto. Mi primera pulsera como ya nombré más arriba, no me la saqué nunca. Y creo que porque cada vez que la veía o la agarraba me hacía recordar que siempre tengo a mis tíos y a mi familia cuando más lo necesito. Cuando me siento mal, los tengo a ellos y cuando estoy pasando uno de los mejores momentos también los tengo. La tenia puesta como un símbolo de su apoyo, su amor y persistencia como familia. Y a pesar de que tengo lejos de mi país a la mayoría de ellos, la pulsera tenía esa magia, ese “no se que” que me hacía recordar que siempre están conmigo. Mi familia siempre estará presente en mí.

CAMILA BÁRCENA


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TODOS LOS AÑOS, LIBRE! A lo largo del secundario muchas cosas en mí han ido cambiando, algunas para bien, otras no; pero de todo lo que me ha sucedido, lo que me sobrepasó y lo que pude controlar, fui aprendiendo. Fue muy difícil para mí pensar en un objeto que represente todo lo que viví aquí, posiblemente porque nunca me apegué a las paredes ni a los objetos. Desde chico aprendí que al dejar un lugar, uno debe llevarse todo lo que aprendió, sintió, adoleció y vivió con uno sin ser apegado a los objetos en sí. Ya lo decía Borges, “no se extraña el lugar sino el tiempo”. Así que elegí traer mi cuaderno de comunicados a todos (el de cada año) hay algo que se repite: ¡mis faltas! ¡Todos los años me he quedado libre! Mi padre me decía “lo primero es lo primero y lo segundo va después”. Claramente la asistencia perfecta no era mi prioridad; siempre puse sobre el colegio, mis pasiones, mis hobbies, mis amigos, las largas noches de charlas familiares que me dejaban muy cansado, y no podía despertarme al día siguiente, y así, todo lo que me formara como persona. Cabe aclarar que para mí el colegio no es muy importante; las instituciones, como tal, tienen muchas falencias tanto en cuanto al nivel educacional como a la burocracia que lo rige. Siempre lo tomo como un trámite, tal día, a tal hora, un examen, el que se suponía debía ir. Sin embargo, creo que la educación lo es todo, lo único que nos ayudará en la vida, y lo único que nos enseñará a no rendirnos, a luchar, a ser seres pensantes, el conocimiento es poder, es lo único que no pueden quitarnos nunca. Vivir sin leer es peligroso.

IMANOL BURGOS

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CRISTALES PARA VER EL MUNDO

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El objeto que elijo para representar mi paso por la secundaria son mis anteojos. Porque esta institución no solo me dio grandes valores como la amistad y el compañerismo, también me dio la capacidad de elegir con qué cristales ver el mundo, y desde qué perspectivas. Tomar postura frente a la vida es un trabajo complicado, pero aún así, con la humilde guía de mis profesores, directivos y preceptores, hoy puedo hacerlo. Mis lentes me protegen, pero igual me dan la libertad de conocer el mundo y la vida, de equivocarme y de seguir adelante, de armarme de valor y salir solo a luchar por mi destino. Mis lentes están en mi cabeza, pero lo mismo me dejan pensar. Gracias a ellos, mis ojos pueden ver las cosas con más claridad, igual que en el colegio. Tienen curvas y rectas, igual que la vida y sé que hay que llevarlos a todas partes, como a la emoción por vivirla. También ellos representan el amor que obtuve por la lectura, que al día de hoy es muy grande y me motiva a seguir aprendiendo y descubriendo mi interior. En el colegio aprendí que el arte, y más en específico la literatura, pueden ser un buen escape cuando el mundo está desolado y en ruinas. Como Ana Frank, que en medio de una guerra escribía para que pena sobre pena, algo se subleve en el fondo; como Don Quijote De La Mancha que con esa locura y ese amor se evadía de los tiempos difíciles para poder ser feliz. Muy por el contrario a lo que la mayoría de los chicos piensa sobre el sistema educativo o sobre la secundaria, opino que todo lo que aprendí es útil y también creo que incluso debí haber aprendido más. Esta idea me carga de ganas de vivir la próxima etapa al máximo y con el objetivo de apropiarme de cada gramo de sabiduría que me pueda brindar. Para concluir, quiero decir que aunque no tenga lentes y el mundo caiga en penumbras, ahora tengo las herramientas para no entrar en pánico, esperar a que mis pupilas se adapten a la falta de luz y seguir el sendero que yo mismo tracé para mí.

TOMÁS ELIZONDO


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NÍTIDAMENTE LO QUE FUE Elegí a mis lentes de contacto, porque me permitieron ver de cerca mi paso por el secundario. Gracias a ellos pude vivir y compartir muchas cosas con mis amigos y disfrutarlas al máximo. Sin ellos, no podría tener recuerdos nítidos de esos momentos. Cuando adquirí mis lentes, estábamos en Segundo año. Antes de eso, yo usaba lentes comunes, pero me eran muy incómodos, porque a mí me gustaba jugar al fútbol, y entonces vivía con los lentes aéreos siempre rotos. Recuerdo que mis compañeros se rieron cuando me vieron por primera vez sin mis anteojos, les resultaba muy raro verme así. Pero poco a poco se fueron acostumbrando, y entonces usarlos se transformó en algo valioso para mí. Me di cuenta de que gracias a mis compañeros, los lentes de contacto se habían vuelto parte de mi identidad. Mi familia se esforzó mucho para comprarlos y lo hicieron para que yo fuera feliz. Y lo soy. Puedo decir que gracias a su esfuerzo, soy muy feliz.

HERNÁN ESCUDERO


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Mi casaca Para escribir este texto, decidí utilizar la remera del colegio. La elegí porque no es algo que use solo por obligación, sino que a mi parecer, es como una bandera para representar a mi colegio. En principio, no era más que una simple remera, pero por cada momento que pasé con mis compañeros, fue tomando poco a poco su significado. Pasó de ser esa remera que uso para ir al colegio, a la remera que me pongo para compartir con mis compañeros y representar a mi escuela. Desde que comencé el colegio, tuve como objetivo poder terminarlo. Hoy a unos días de hacerlo, puedo decir que la remera junto con otros objetos y personas- amigos, profesores- son mis fieles acompañantes en este largo camino. Más allá de que en el futuro deje de usar esta remera, siempre permanecerá en mi piel y en mi corazón. La voy a guardar, porque además de ser la última que compré, marcó una de las etapas más lindas de mi vida. Y además, hay una cosa que me gusta. Esta remera, mi casaca, no sólo está hecha para unos pocos, sino que cualquier chico con ganas puede y está invitado a ponérsela, a probar, intentar y disfrutar el camino. Al final de todo, cuando miro mi casaca, pienso en los sueños de mi familia al traerme al Integral, y en los nuevos sueños y expectativas que me llevo conmigo.

JOEL FLORES

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MI GUARDAESPALDAS El objeto que elegí o mejor dicho, el objeto que me eligió fue una mochila, pero no una mochila cualquiera. Para mí es más que una mochila vieja; fue, es y seguirá siendo mi compañera después de todo lo que pasó junto a mí. Ella estuvo a mi lado, en mi espalda por seis años y a pesar de todas las mochilas que me hayan regalado o comprado siempre la vuelvo a elegir. Ya la siento como una extremidad mía. Algunas veces pienso que en el futuro la voy a arreglar para que la use mi hijo; pero creo que si la llego a arreglar no va a parecer a como era antes y temo que perdería la esencia y los recuerdos que tiene. Lo que me encadena a esta mochila fueron todos los momentos vividos, creo que fueron más momentos malos ya que sufrió golpes, empujones, insultos pero eso no significa que no haya vivido cosas buenas y hermosas. Con ella, o mejor dicho gracias a ella, conocí el amor de mi vida, mi único pilar en la vida, la persona más especial e importante. Digo que la conocí gracias a mi mochila ya que a ella le encantaba mi mochila y todo había comenzado con un “Eu! , está copada tu mochila!”.

Esta mochila también me acompañó varias veces a ver a mi equipo favorito, mi otro amor de la vida: Belgrano. También me acompañó al psicólogo cuando iba a escondidas, cuando me escapaba de casa. El psicólogo me ayudaba, aunque fuera mínima su ayuda bastaba ya que solía subirme el ánimo la mayoría de las veces. Creo que la relación no era de doctor-paciente sino que éramos amigos. Esta mochila amiga estuvo presente en todos los conflictos que tuve en mi secundario, ya que muchos golpes los recibía la mochila, también recibía insultos que eran para mí. Mi vieja todavía me insiste en que tire la mochila pero ella no sabe el valor que tiene para mí, es mi guardaespaldas, mi escudo protector.

IGNACIO GARAY


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MI CARTUCHERA El objeto que elegí como identificación del colegio y mi paso por él, fue mi cartuchera. Ella me acompañó durante todo el hermoso y costoso camino que es la escuela. Siempre traté de que mi cartuchera emanara vida, colores, que estuviera llena de cosas que usara a diario, desde lapiceras, hasta pinturas. Fue la que me estuvo conmigo en cada tarea, y en mi amado pasatiempo, el dibujo. Cada vez que la veo pienso en miles de cosas, el colegio, mis compañeros, los profesores y preceptores, cada dificultad que se me presentaba para hacer algo del cole, o las veces que me ponía loca porque me agarraban la cartuchera. Creo que como esta etapa de mi vida concluye, cada vez que la vea voy a tener los recuerdos más preciados de todos los momentos vividos, de mis compañeros, mis amigas y mi preciada Promo. ¡A todos los voy a extrañar tanto!

ANA SOL GONZÁLEZ

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MI TAZA El objeto que me acompañó en el transcurso de mi secundario y que lo tengo presente como algo distintivo fue mi taza, con la cual desayuné todos los días durante estos últimos 6 años. La misma taza me acompañó en el primer desayuno en ese primer día de clases, con todos mis nervios y ansias por empezar. Estuvo ahí en todos esos desayunos con los cuales empezaba el día preparada para ir a la escuela, a veces de buen humor, otras no tanto y también me acompañó en el último día ese día triste y feliz para mí, me acompañó en mi último desayuno de secundaria, los cuales voy a extrañar con todo mi corazón. Le agradezco eternamente a todas esas personas que me acompañaron en esta etapa tan linda de mi vida y por ayudarme a crecer como persona.

BRENDA LAMBRECHT


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MIENTRAS FORJABA MIS SUEÑOS Luego de pensar por un buen rato qué objeto identifica mis sueños como estudiante, mis expectativas, mis proyectos, finalmente lo descubrí. No sin antes replantearme experiencias, recordar momentos con un dejo de melancolía y revivir alegrías y tristezas vivenciadas a lo largo de estos seis años en el IMB. Esta propuesta literaria me hizo entender que lo que comenzó hace seis años está a pocos días de terminar. Y en el preciso instante en el que comprendí eso caí en la cuenta de un objeto en particular, quizás banal a simple vista, quizás demasiado cotidiano e impersonal como para poseer tal connotación sentimental en este momento de mi vida: mi taza de desayuno. La misma taza desde hace seis años -pues la compré antes de comenzar las clases allá por el 2011-, la misma taza que acompañó mis caras de dormida, cargando el café con leche que me ayudaba a comenzar mis mañanas. La misma taza que sostenía mientras cavilaba qué tan difícil sería el examen del día, la taza que sostenía mientras hacía mis tareas, mientras me preocupaba por cómo hacer una ponencia y durante las tardes lluviosas mientras me acurrucaba en la cama para leer un buen libro. La misma taza que sostengo hoy, a pocos días de terminar el secundario. Es curioso, porque de manera literal, esa taza me acompañó mientras forjaba mis sueños, estuvo conmigo cuando necesité inspiración para redactar algo. Y hoy es el motivo de esta historia, quizás sentimental o relatada con demasiada nostalgia pero por todo lo que significa, hoy sostengo mi taza con más fuerza que nunca por las mañanas para que siga estando allí cuando mis sueños se cumplan, para que me vea ser feliz y para que cuando el tiempo haya pasado y la sostenga entre mis manos nuevamente (porque espero conservarla) pueda recordar con nostalgia, los hermosos momentos vividos, todo el camino recorrido y espero, los sueños cumplidos.

ROCÍO LÓPEZ

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ESOS DÍAS ESPECIALES Uno de los objetos que más me une a mis años de escuela es la remera de la Promo 2010 de Sexto Grado. Hace unos años atrás no le daba gran importancia, pero ahora en Sexto año, a un paso de terminar, todas estas cosas me significan recuerdos importantes. Las cartucheras viejas, los guardapolvos, cada foto me transporta a uno de todos esos días especiales. Hace unos días, encontré esa remera muy escondida en el ropero, y entonces me puse a pensar un largo rato. Cuando la saqué, la di vueltas, vi estampados todos los nombres de los chicos y las chicas de la primaria. La mitad de ellos ya no están, pero a todos los recuerdo muy bien. Me hizo recordar también a los compañeros que quedaron en el camino a lo largo del secundario. Son cerca de diez, quienes ya no comparten el aula con nosotros, pero que nunca van a dejar de pertenecer a ella. En este cole, las aulas no son un lugar más. Es un cole muy chiquito, por eso entre nosotros siempre hicimos una gran familia. No podés pasar por nuestro curso así como así. A mí me pone muy contento saber que todos y cada uno de los que formaron parte de este grupo y hoy no están aquí, nos extrañan y extrañan este lugar como a ninguna otra cosa. Alguna vez, dentro de algunos años, encontraré la ropa de la Promo 2016, y voy a decir lo mismo. Hoy, no, porque es parte de mi presente, de todos mis días; pero cuando vuelva de Bariloche en esos primeros días de Enero y la mire, ya me traerá recuerdos. Y la verdad, no quiero imaginar todo lo que voy a extrañar que esa remera ya no sea mi ropa de todos los días.

NAHUEL MANSILLA


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RECUERDOS GUARDADOS El objeto que yo elegí porque me acompañó a lo largo de mi vida en la escuela, es mi mochila. Ésta es la mochila que usé en Primer año, la tuve en otros, y ahora nuevamente está conmigo. No lo veo como un objeto valioso, sino como un objeto que me sirve para guardar muchas cosas: momentos vividos, recuerdos buenos, otros que no lo son tanto, emociones, que ya forman parte de mi vida en el Secundario. Unos de esos momentos que me acerca, es cuando en otoño o primavera, cuando por la mañana hacía frío y luego terminada la jornada bastante calor, yo me demoraba un largo rato haciendo lugar dentro de la mochila para guardar todo el bulto de ropa que ya no quería tener puesta. Y cuando lograba acomodar todo, y la mochila lograba cerrarse, llegaba Mario, nuestro preceptor, bastante impuntual la mayoría de las veces, y nos entregaba el cuaderno de comunicados. Entonces me alteraba, porque otra vez tenía que abrir mi mochila y apretar todo para que entrara mi cuaderno. Otro de los recuerdos que me trae, es el de mis días malos. Días en los que algo pasaba en el colegio, que me hacía estar o muy triste o muy impotente frente a una situación. Entonces, lo primero que hacía al llegar a casa, después de ese largo día, era sacarme la mochila y revolearla en mi pieza. Nadie se enteraba lo que me pasaba, solo la mochila, la que una vez más se abría para guardar algo que solo yo sabía.

Desde luego, en Primer año esta mochila viajaba cargada de tantos útiles y de libros que no había espacio para nada extra. Hoy, en Sexto, mi mochila viene casi vacía; pero se va llena de muchísimos recuerdos, emociones, anécdotas, de todas las cosas que viví en el secundario. Allí las voy a llevar siempre. Este objeto me hace creer que mi paso por la secundaria fue otro capítulo más, que me ayudó a crecer. Este objeto me hace soñar con que puedo recibirme de lo que desee estudiar. Y que todas esas personas con las que compartí parte de mi vida, y a quienes llevo dentro de mi mochila, estarán ahí cuando me reciba, y estarán para siempre en mi vida. Todo lo que guarda mi mochila estará presente en mí, porque hasta ahora, son los mejores momentos de mi vida.

JOSÉ MARTO CARRERAS


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METAMORFOSIS Las mamás tienen un complejo de acumuladoras, y a su vez el factor emocional super desarrollado. Nunca entendí por qué había armarios en casa repletos de mis cuadernos de primaria, mis dibujitos con palitos, carpetas y hasta muñecas de trapos sin forma aparente. Fotos, videos, tarjetas. Bolsas con escarpines, baberos, medias, vestidos pequeños y chupetes usados. Una colección de guardapolvos color beige, y allá en el fondo del placard, una bolsa que no había visto antes. Sin embargo, el plástico me dejaba ver ahora un bollo de tela rosa y roja. Quizá en otro momento de mi vida, habría renegado de mi mamá volviendo a poner la bolsa con trapos viejos al final del armario; y me habría olvidado de aquello sobre lo cual ahora intento esbozar algunas palabras.

La tarea consistía en elegir algo que nos hubiese acompañado durante todo el secundario. Claramente, éste no es el caso.

¡Mi pintorcito de jardín! Las lágrimas salieron como de costumbre, como lo hicieron a lo largo de todo este año. Y como si abrazara a la nena que hace trece años lo vestía cada mañana, lo apreté entre mis brazos y entendí que se había terminado.

Hay recuerdos que necesitan de años y de momentos determinados para cobrar importancia… para hacernos felices.

Mi desafío este año fue sin dudas, soltar la vida tal como la conozco, abandonar un hogar y una familia para comenzar a construir la mía. Y aunque sea un tanto idealista, encontrar ese pintorcito me hizo ver que crecí, que avancé; que sufrí una gran metamorfosis y recorrí algunos caminos, pero que nunca me perdí, o si lo hice, volví a encontrarme; porque más de una década más tarde pude hacerlo al abrazarlo, y espero hacerlo dentro de diez años más y recordar lo feliz que fui en el Integral Manuel Belgrano. Mamá: Gracias.

CANDELA MUÑOZ


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MÚSICA PARA INSPIRARME Mi objeto personal son los auriculares. Me acompañaron en toda la secundaria, desde primer año. Me acompañaron cuando me sentía sola, insegura, feliz, etc. Me acompañaron en todos los momentos que pasé, como cuando me peleé con mis amigas y lo único que me hacía sentir un poco mejor, era ponerme los auriculares y escuchar música. También cuando me peleaba con mis papás y no tenía buen ánimo en la escuela. Por la mañana cuando me levantaba, eran lo primero que guardaba en la mochila. Los usaba por la mañana un rato nomás, porque después estaban mis compañeros para divertirme y hacerme sentir bien. A veces los usaba para algunas clases de lengua donde nos pedían escribir cuentos o cosas personales, y me podía expresar mejor cuando escuchaba música. También en otras clases a escondidas para poder dibujar, por alguna razón necesito escuchar música para inspirarme y poder dibujar. Cuando me iba a mi casa me iba a caminando con los auriculares puestos, se me hacía más corto el camino e iba recordando cosas que pasaron en la mañana. Siento que este objeto marcó muchos momentos en mi vida secundaria, me acompañaron en cada sentimiento. Me dieron calma cuando tenía miles de cosas en qué pensar. Creo que cada vez que use los auriculares voy a recordar algo que me haya pasado en la secundaria, me voy a acordar de los días junto a mis compañeros, algunos días los chicos haciendo free style, cantando, tocando la guitarra, haciéndole chistes a las profesoras, las chicas bailando, grabando videos, haciendo chistes. Sé que voy a tener recuerdos muy lindos.

ARACELI ORTÍZ


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HOY VOLÉ Hoy volé. Estoy completamente feliz. He tenido la mejor experiencia de mi vida. Vi colores hermosos que me dibujaban el camino, y en un momento sentí que caía como en caída libre. Un cosquilleo hermoso me cubrió, una adrenalina inexplicable, creo que eso era la felicidad. ¡Qué sentimiento más lindo, qué colores más sorprendentes! Pude tocar las estrellas y hablar con ellas, me dijeron que si era feliz volando eligiera a dónde ir. Claro que yo quiero seguir volando, pero aquí en los alrededores de la isla, por lo menos por ahora. Quizás, luego me vaya; pero siempre dormiré acá, en este paraíso. Sé que volaré toda mi vida, viva o muerta, y seré Feliz.

LARA PAZ

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PARA LOS DÍAS FRÍOS El objeto que elegí es la campera del colegio. Este objeto me representa ya que me acompañó durante todo el secundario (desde primero a quinto año) y creo que el tiempo que lo utilizo es lo que me une a la escuela. Lo usaba durante todo el año ya que soy un chico muy friolento. Con esta campera viví mis muchos momentos por ejemplo, las pruebas, los recreos, los momentos felices y los momentos tristes. Me trae muchos recuerdos que vivencié durante toda mi trayectoria en el secundario, en algunos de estos recuerdos están mis compañeros y otros son recuerdos personales. Con respecto a si lo llevaré siempre conmigo, la respuesta es que no, ya que estoy en 6to año y ya me queda chica. Tiene el escudo del colegio entonces creo que no la podría llevar conmigo, si la guardaría en un cajón para recordar los años que pasé por el secundario. En la actualidad, mi hermano es quien usa la campera y espero que pase los mismos momentos que pasé yo, y que le traiga tantos recuerdos como a mí.

TOMÁS PUSSETTO

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HUELLAS Yo elijo a mis zapatillas. Son ellas las que marcaron mi andar por la vida. Cuando era chiquita, este andar lo empecé con mis viejos. Ellos me enseñaron a siempre estar de pie y nunca caer, a mantener el equilibrio cueste lo que cueste, y a siempre ser fuerte. Estas zapatillas me acompañaron en cada momento de mi andar en el secundario. Para subir y bajar las escaleras, con ellas recorrí cada espacio de este colegio:, las aulas, la preceptoría, el baño, la sala de informática y la dirección. Así dejé marcada mis huellas en cada rincón de esta escuela Creo que las zapatillas muestran el ánimo de cada persona. Por eso, si algunas veces las mostré sucias, llenas de tierra fue porque el camino (no el del Integral) no fue nada fácil. Otras veces tropecé por ir distraída y no atar mis cordones, pero siempre estuvieron ellos: Mario, Nadia, María Lucas, el Eze, los profes, mis viejos y mi querida Promo 2016 para ayudarme a seguir el camino, a continuar el viaje y perseguir mis sueños.

SABRINA RAYSIS


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EL TIEMPO El tiempo pasa y las cosas cambian, las personas cambian. De repente, ya me aburría vestir y desvestir muñecas, ya no me atraían esas personas que hacían muecas. De repente, aquello que me parecía absurdo me atraía, y un buen día estaba parada frente al espejo colocándome cosméticos en el rostro. El tiempo pasa, las cosas y la gente cambian. Nuestra manera de actuar y de pensar cambian. Creo que eso se llama “crecer”. Eso que no te das cuenta cuando pasa, es crecer. El tiempo pasa, las cosas cambian; y al fin y al cabo todo termina, todo tiene un final. Y nuestros recuerdos son lo único que nos queda.

CAMILA RODRÍGUEZ

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DESDE EL PRINCIPIO AL FIN Elegí dos objetos, primero el mantelito de jardín. Me decidí por él ya que fue la primera que tuve cuando ingresé al colegio, no quería quedarme bajo ninguna circunstancia, lloraba todos los días cuando llegaba la hora de asistir. El mantel, la bolsita de higiene y mi guardapolvo era lo único que me acompañaba.

Desde que lo tengo lo guardé en una caja donde tengo todos los recuerdos de la primaria (diplomas, remeras, fotos, recuerdos del viaje de estudio).

Cuando pasaron los años le empecé a dar mucha importancia al jardín, ahora me doy cuenta de que fue una etapa muy hermosa. Allí conocí a mis compañeros de curso, de vida. Cuando veo algo que llevaba al jardín me recuerda momentos (cuando lloraba y no quería ingresar, todas las personas que conocí y llevo en mi corazón).

Hoy cuando lo ví me di cuenta de todo lo que ya pasó: de todos los años, los momentos vividos, las amistades. Cuando usé ese guardapolvo no sabía que pasarían tantas cosas después.

Espero tenerlo siempre conmigo porque me recuerda momentos muy especiales y personas hermosas que espero tener siempre conmigo. El otro objeto que elegí fue el guardapolvo que usé hasta sexto grado. Los últimos días de clase llevé el guardapolvo para que mis compañeros me dejaran una dedicatoria para tenerlo para siempre. La idea fue de mi papá.

Cuando lo veo me acuerdo de todo lo que pasé en la primaria, ahora no puedo creer que ya esté en sexto año.

Me gustaría volver a ese día una y otra y otra vez hasta que deje de ser tan especial para mí. Espero no llevar el guardapolvo vacío sino lleno de todo lo que aprendí con él y cargado de todos los recuerdos.

AGUSTINA ROSSETTO


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EL TRANSPORTE DE ÚTILES Elegí una cartuchera como mi objeto valioso, porque la tengo desde Primer año. Lo reconocí así, como algo valioso, hace poco tiempo; para ser exacto, cuando la profe nos pidió un objeto que nos identificara, que nos uniera a nuestros años de escuela. Entonces me di cuenta de que ese objeto era mi cartuchera, porque siempre la tuve conmigo, nunca la cambié, por la simple razón, de que siempre cumplió muy bien su función. Esta cartuchera me trae recuerdos de charlas con mis amigos, y en especial con mi mejor amigo; también recuerdos de peleas y discusiones con mis compañeros, y me hacer recordar a mis profesores. Los sueños de estudiante que se anudan a mi cartuchera son mis deseos de no llevarme materias a rendir. Pero no pude lograrlo, porque siempre hubo una o dos materias que debía rendir, aunque fuese por centésimas. Entonces mi sueño era aprobar todas en Diciembre, y eso sí pude lograrlo. Mi otro gran sueño, fue terminar la secundaria; y ya faltan tan solo unas semanas para lograrlo. Cuando empecé la escuela secundaria veía este sueño muy lejano. Ahora que por fin llegó el momento, siento que el tiempo se pasó súper rápido y entonces pienso que no quiero terminarla; porque voy a extrañar a mis amigos, voy a extrañar tener la escuela a media cuadra y levantarme con el horario justo para llegar a la hora de entrada. Creo que a esta cartuchera, la voy a seguir usando hasta que se termine rompiendo por completo y ya no sirva, y entonces quedará como un recuerdo más. Probablemente termine la facultad usándola, así, además de servir para guardar los útiles, servirá para guardar todos los recuerdos que tengo y tendré en mi vida futura.

GASTÓN GASTÓN SARMIENTO SARMIENTO


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MI CARTUCHERA NEGRA Desde el momento en que empecé mi secundario, tengo conmigo a mi cartuchera negra con cierre, la más simple que se pueda encontrar. Comencé a reconocer su valor cuando estaba en Quinto año, entonces pude ver todas las cosas que tiene escritas, y recordé a todas aquellas personas que me dejaron un recuerdo de ellas con un lápiz corrector. Este simple objeto, me hace pensar también en mis compañeros del Taborin, en el enorme ombú que teníamos y donde descansábamos sobre sus raíces y ramas; me recuerda al comedor y sus riquísimos aromas; a su biblioteca, porque íbamos allí a hacer tareas que debíamos entregar después del recreo. Me hace pensar en el Tabo Rock y sus músicos, en la vez que fue Agapornis y todo fue una fiesta. La verdad es que este objeto me acompañó a todos los lugares donde iba con mi mochila, me acompañó a cumpleaños, fiestas, juntadas y viajes. Muchas veces mi mamá y mis compañeros me decían que la cambiara por otra más nueva o menos rayada y menos cosida. Pero no puedo hacer otra cosa más que volverla a arreglar una y otra vez, ya que tiene un valor sentimental muy grande para mí; tanto que planeo seguir usándola. Además esta histórica cartuchera, lleva también un llavero de bala que compré en mi viaje de estudio de la Primaria; y de alguna manera, es una fusión entre mi escuela primaria y mi escuela secundaria. No puedo recordar la cantidad de pruebas que hizo conmigo esta cartuchera y su llamativo llavero, no sé la cantidad de veces en las que mi cartuchera participó de las guerras de útiles, la cantidad de veces que la volví a llenar, que le arreglé con aguja e hilo todas sus roturas. Realmente, no me considero una persona que se apegue mucho a los objetos materiales, pero estoy seguro, (o al menos lo espero) de querer tener esta cartuchera hasta que termine la Universidad. No sé cuánto tiempo más aguantará, pero deseo que me siga acompañando y espero tenerla en un cajón del escritorio de mi estudio; y así cada vez que la vea, todos estos lindos recuerdos me vengan a la mente.


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FEDERICO SCHRODER


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LA GUITARRA DEL COLEGIO Cuando observo este objeto pienso en los momentos en que soñaba de chico en ser un músico famoso. Cuando mi anhelo era tocar delante de miles de personas. Y esos anhelos volvían cada vez que tocaba la guitarra en el colegio. Entonces se armaban reuniones que unían al curso, las tocadas en los recreos fortalecían amistades. Eso provocaba la guitarra del colegio. Tocaba melodías que representaban unión, amor y amistad. Eran momentos de tranquilidad para todos. Con esta guitarra en manos, aprendí muchísimas cosas. Aprendí nuevas formas de transmitir sentimientos a las personas que tengo a mi alrededor. Aprendí a escuchar, aprendí mis primeros acordes y canciones; y en especial aprendí a valorar cada momento en que estoy con ella. Por eso es que valoro tanto este objeto, la guitarra del colegio.

IGNACIO SIMÓN

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Egresados 2016

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IGNACIO SIMÓN


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LOS DOS LADOS DE MIS SUEÑOS El objeto que me acompañó en mi trayectoria en la escuela fue mi despertador. Este simple objeto, contiene muchas sensaciones importantes para mí. Cuando empecé a usarlo, fue clave en mi vida, ya que significaba que había crecido porque antes me despertaba mi mamá. Fueron los primeros hábitos que tuve para empezar a dejar de depender de mi mamá en cosas simples. Este despertador representa los dos lados de mis sueños: los que ya terminaron, porque la hora de levantarme había llegado, y, por otro lado, algunas expectativas de cumplir mis sueños empezaban, por fin, al comenzar un nuevo día. Este despertador significa todas las mañanas que me levantaba a las 4 a.m. para estudiar y poder cumplir los objetivos que me había propuesto para ese año. Ese despertador hace referencia a las muchas veces que desperté temprano a toda mi familia porque no me despertaba y, por ende, no lo apagaba. Ese despertador significa que sacrifiqué varias mañanas de sábados y domingos para hacer trabajos del cole que no había realizado en la semana. Este despertador me levantaba de todas las siestas, muy confundida, para ponerme a hacer cosas que no había hecho en otro momento. Este año, este despertador, fue la combinación perfecta entre las ganas de cumplir mis sueños de “comerme el mundo” y la tortura de levantarme cansada. Este despertador, por suerte, interrumpió pesadillas que estaba teniendo cuando “me pasaba de vuelta” con algunos temas. Ese despertador tuvo muchos papelitos pegados con recordatorios. Ese despertador me hizo replantearme varias veces si mis objetivos valían tanto esfuerzo como para levantarme tan temprano un domingo. Ese despertador resistió a varias caídas en un intento por buscar mis lentes. Ese despertador hizo que mi cabeza se convirtiera en un reloj natural los días que me tenían que levantar antes y tenía miedo de que no funcionara. Ese despertador, fue y espero que siga siendo por mucho tiempo más, muy importante para mí.

SOFÍA SPOSETTI

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MI CELULAR El objeto que elegí es mi celular. Me decidí por él ya que es el único objeto que me acompañó los seis años del secundario. En el transcurso de los seis años no fue el mismo pero el significado del objeto sí. Lo reconocí como algo valioso los primeros años ya que con él empecé a guardar los recuerdos del colegio en fotos y videos. También con él me comunicaba con mis amigos y desde que apareció el WhatsApp nos comenzamos a pasar las actividades cuando faltábamos, la tarea cuando no podíamos o no queríamos hacerla. En él tengo muchos recuerdos guardados de estos seis años de secundario: fotos, videos, canciones, audios, y conversaciones que me hacen recordar todos los malos y buenos momentos que pasé con mis compañeros. Creo que me va a seguir acompañando ya que es importante, con él me comunico con mis amigos para organizar juntadas, trabajos del cole y creo que en ese sentido va a seguir conmigo siempre.

FRANCO ZAMPROGNO

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El presente trabajo sumó el esfuerzo de: Redacción y Correcciones Patricia Nieto Fotografía y Diseño María Chávez Dir. Lucas Livi ESCUELA INTEGRAL MANUEL BELGRANO


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