Julio 2016
Revista virtual Escuela “Integral Manuel Belgrano”
E D A C E T O I L B R I B A Z LA Á T
R O C
Los estudiantes de 5º año de la escuela participan de un proyecto integrado entre las asignaturas “Lengua y Literatura” y “Formación para la Vida y el Trabajo”. La propuesta apunta a que los jóvenes estudiantes desarrollen actividades educativas en la Biblioteca Popular Julio Cortázar de barrio San Vicente.
Escuela Integral Manuel Belgrano 2016
Un día, un extraño llamó a la puerta de mi casa, vino a entregar un paquete que traían de la pampa, mi sorpresa fue grande cuando vi que dicho paquete contenía una mancuspia. Este animal, comenzó siendo muy juguetón, aunque con el paso del tiempo dicho animalito se volvió muy molesto para mí. Pasaron los años y no podía deshacerme de ella, por lo cual desarrollé un plan. Dicho plan consistía en llevarla al campo y dejarla allí. De camino a allí, el automóvil pisó una placa de hielo y cayó por el abismo. Cuando sentí el impacto en el fondo de la fosa, me desperté de golpe, asustado me dirigí al jardín para ver que “él” no estuviera allí y afortunadamente no estaba. Cristian Salvidio
Narraciones creadas a partir de una consigna planteada en clase. Dicha consigna era una invitación a inventar una historia que tenga intertextualidad con algún texto de Cortázar y con la propia vida. La propuesta era conectarse con algún personaje, frase o tema del escritor Julio Cortázar.
Ilustrador Shaun Tan
Una vez más, se para frente a la biblioteca, pensativa. Pasea la mirada por los lomos de los libros mientras trata de decidir en qué universo desaparecerá esta vez. Sin embargo, por una vez, ninguno llama su atención, será que ya los ha leído mil veces, o que necesita algo nuevo. Entonces, decide que tal vez ya sea hora de comprar otro. Sin embargo no frena en la gran librería donde siempre compra, sino que entra en otro edificio, una de esas librerías de “libros usados”. El olor a libro viejo la recibe nada más abrir la puerta, esa mezcla dulce y nostálgica que la transporta a cada historia que ha leído. Y allí, repite el proceso que ha hecho en su casa. Hojea las novelas, mira sus tapas, lee sus sinopsis, preguntándose cuál es la indicada. Entonces, llama su atención un libro azul y amarillo, que se oculta en lo alto del estante. Sin duda, alguien ha olvidado devolverlo a su lugar original, y el dueño del local lo ha pasado por alto. Poniéndose en puntas de pie, ella logra tomarlo y al tirar hacia abajo para agarrarlo, se llena de polvo. Entre toses, mira el libro por primera vez: “Historias de cronopios y de famas”, de Julio Cortázar. El libro le resulta conocido. Por supuesto, conoce a Cortázar, pero hay algo en la palabra CRONOPIO que le llama la atención.
Comienza a pasar las páginas, intrigada. Y antes de que pueda darse cuenta, afuera ha oscurecido y el libro se ha terminado. Y como siempre que lee cuentos, algunas historias le llegan al corazón. Le parece ver una línea que sale del lomo del libro, e incluso mientras lo paga puede ver la línea en el marco de la puerta, esperándola. Ilusionada, la persigue por la calle, e incluso le parece oír cantos de los cronopios mientras avanza. Sigue a la línea por veredas, por árboles, incluso se sube a colectivos que la llevan a nuevos lugares. Ya es noche cerrada cuando abre la puerta y la línea se desliza por el tablero del ascensor, a su lado. La espera en el florero que hay al lado de su departamento y entra con ella a su casa. Casi puede sentirla, tironeándola de la mano. ¡Vamos, vamos! - parece decirle -,¡ya falta poco!. La línea sube por el estante de madera y se sitúa en un hueco entre RAYUELA y FINAL DEL JUEGO. Ella mira la línea, indecisa. Hasta que, de pronto, entiende todo. Saca de su mochila el libro y lo pone en donde pertenece. Sale al balcón con una sonrisa, suspira contenta y siente que podría estar en cualquier parte, incluso en París.
Guadalupe Garione
Escuela Integral Manuel Belgrano 2016
Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes, mientras le crece la barriga; ya es una gotaza que cuelga majestuosa, y de pronto ‘plaf’, nada, cae, sólo queda como una viscosidad en el mármol”. Pero mientras tanto piensa y sueña, sueña en él, en verlo una vez más, en perderse en sus abrazos contenedores de miedos y cosas feas, solamente para volver a escuchar un susurro liviano saliendo de sus labios que dice “qué grande que estás...” Y ahí es cuando uno piensa, preguntándose el por qué, ¿por qué a él? ¿Por qué a mí? Y sí, a veces somos egoístas, egoístas porque pensamos siempre en que los queremos para siempre, sin pensar en que el otro ya disfrutó a pleno sin mirar un mañana. Ahora me toca a mí, vivir, soñar y vivir con ese recuerdo que nunca muere. Y ahí estaba ella, sentada en el mismo lugar de siempre, pensativa, cuando en ese preciso momento se desata una gran tormenta, llueve, llueve torrencialmente, y ella espera, espera que la última gota caiga para por fin ir a realizar sus tareas. Cuando de repente recuerda un gran escritor que decía: “Ahora aparece una gotita en lo alto del marco de la ventana; se queda temblequenado contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se cae.
A veces pensar en las personas que se van duele, duele porque los extrañamos, pero más dolería vivir con el sentimiento de no haberlos disfrutado como lo hacemos. Eso es importante, lo que se rescata. Uno piensa que nos dejan, pero no. Las personas que amamos no nos dejan, nunca es un adiós, sino un hasta pronto.
Rocío Mirolo