II. Obituario CDA (R) ERICH CLAUSSEN SPARENBERG “Su último plan de vuelo”
Como alguien acertadamente dijera, “sacó su último plan de vuelo, aquel que todos, un día tendremos que cumplir” y aunque sabíamos que su salud lentamente se había ido deteriorando, la noticia de su alejamiento no dejó de sorprendernos. Egresado en 1948 de la Escuela de Aviación, cumplió una excelente trayectoria profesional en el arma aérea de la nación. Desde joven Alférez a Coronel de Aviación, grado con que se acogió a retiro, dejando un hermoso legado de profesionalismo y amistad en su paso por la Fuerza Aérea de Chile.
Erich Claussen Sparenberg (Q.E.P.D.)
Hoy son muchos los que con afecto lo recuerdan, señalando lo agradable que era volar bajo su mando. “Era un caballero”, afirman.
Especialista en aerofotogrametría, fue todo un referente en el arte de tomar imágenes desde la altura. Tanto para uso militar, como destinadas al campo civil, creando una verdadera escuela entre quienes sirvieron a sus órdenes. Erudito en historia militar, dedicó sus años postreros a la investigación de los conflictos bélicos, analizando sus causas y efectos posteriores, lamentando sinceramente algunas decisiones tomadas por grandes estrategas o líderes de poderosas naciones, las que, en opinión de él, a la postre los empequeñecían ante la verdad implacable de la historia. “Les faltó grandeza en la victoria”, decía. Investigador acucioso e infatigable, si algunos hechos relatados por renombrados autores no lo convencían, no escatimaba esfuerzos hasta acceder a la verdad, recurriendo a variadas fuentes de consulta. En ello le gustaba compartir y tan pronto llegaba a lo que con ansias había buscado, nos llamaba para contarnos lo que había descubierto y decirnos donde podríamos nutrir nuestras propias inquietudes históricas. De reconocida nobleza de espíritu, sentía profundamente la muerte de antiguos compañeros, haciéndose presente en sus exequias para darles el postrer adiós y cuando sus condiciones físicas ya se lo impedía, con palabras sencillas escribía sus sentimientos profundos, encargando a uno de sus hijos, que en su nombre los leyeran en los funerales de ellos. Imposible fue no sentir honda emoción, cuando al descender su urna al reposo eterno, por los parlantes del austero templo se dejaron oír los compases de aquella canción alemana "Ich hatt´einen Kameraden" (Yo tenía un camarada). Versos que Ludwig Uhland escribiera en 1809 y que con música del compositor Friedrich Silcher, desde 1825 en las fuerzas armadas de diversas naciones, se acostumbra despedir a un camarada que ha partido.
Sergio Barriga Kreft Revista Aerohistoria del Instituto de Investigaciones Histórico Aeronáuticas de Chile - Agosto 2021
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