VAPORES

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VAPORES -PoemasOscar Sanzana Silva sanzanasilva.blogspot.com osanzana@gmail.com Concepci贸n, diciembre de 2015.


Índice. Vapores Ángel Canto de la brisa fría Espanto Astronauta La noche Conclusiones prematuras Se fue a carretear herido Guerra Hermoso Risa La pieza donde escribí mi última carta de amor Revés El borracho al que le gusta escribir poesía Desde que el mundo es mundo Extravío Hasta cuándo Verdad La cola Mapas Versos, piedras o balas Vivaracha


En pรกlida Una bolsa plรกstica Florida


Vapores. La nube dibujó en el aire la sonrisa perfecta de su amada Como un idiota, se lanzó a conectarle un par de besos locos que solo contribuyeron a desvanecer más rápido el vaporoso y burlón espejismo en el que cabía la mayor parte de sus sueños.


Ángel. Ruedan cabezas por la calle Como sucios envoltorios de golosinas Sombras de placeres fugaces Como los tuyos Y bien, hay quienes se acostumbran al asunto.

Aunque la ciudad seguirá para ti, vacía Destapas una botella El cuerpo voluptuoso sumergido hasta la mitad En esa tina vieja y trizada ¡Enciende ya el cigarrillo! -Mesías para tus nervios que han caído en su habitual desesperaciónY no vaya a ser cosa Que hoy vuelvan a jugarte una mala pasada;

Alguien con un megáfono despierta tu ira Los lunes siguen siendo como domingos o como viernes o como martes Para toda la exclusividad que reside en tu vagancia

Y así, sin saber cómo ni cuándo En algún pliegue del destino Empezaste a volverte ángel


Y un buen sol que aparentaba anunciar la primavera Hizo que te decidieras a escapar por la ventana Para emprender de una vez el vuelo.


Canto de la brisa fría. El canto de la brisa fría Se parece al eco de una voz fantasmal Embriagada de nostalgia Invadiéndolo todo Cubriendo el techo de mi habitación Con ráfagas de estrellas lánguidas Que se desvanecerán en cuanto intente Hallar en sus constelaciones Los brazos perdidos Los ojos perdidos Todo lo ido Lo que un día creí inmortal Y que al momento de morir se rio de mí;

La brisa fría La muy canalla Seguirá helando mis noches Con su jauría de lobos hambrientos de nostalgia Y solo me queda implorar la piedad sobrenatural Para impedir que encuentren acogida En algún rincón de mi cuarto.


Espanto. Las ánimas han comenzado a cantar su canción Una extraña sombra se sienta al piano Sus notas se parecen a una melodía De la que el fantasmagórico pianista se enamoró justo antes de dejar este mundo;

El resto de la velada veré a la muerte instalar su fiesta en esta vieja casona Las víctimas todas moviéndonos al compás: los asesinos aullando como posesos, los acordes de esta muerte con sentido del ritmo y sin mañana posible, como todas las muertes.


Astronauta. Vuelo por latitudes cósmicas Detrás de todo Una voz y sus cosméticos Cohete que conseguirá dispararme hasta el infinito con su saliva mágica;

Soy un esclavo de su vientre y me siento infinito cuando ella me vuela con su sonrisa de astronauta posando sus manos nada pioneras en la superficie de este simple y vulgar aerolito con tendencia errática.


La noche. Hubo una noche En la que casi comprendí todas las que vendrían -o casi todasTenía diez años y un pensamiento atroz Luego tuve veinte, incluso treinta y fue lo mismo La noche me murmuraba: Podía hacerlo desde una habitación a oscuras Desde un patio, desde una cadera o desde una botella Pero siempre que creí comprender algo El asunto se ponía peor Nuevas dudas poblaban mi cabeza Y debo suponer que el mayor espanto de todos Será cuando esta noche infinita guarde silencio Entonces no habré madurado, como alguien me lo sugirió, por el contrario, estaré más muerto que vivo y mi alma estará demasiado lejos como para siquiera intentar comprenderlo.


Conclusiones prematuras. Toda vida es una ficción inconclusa. Detrás de cada crepúsculo se esconde la posibilidad de un punto aparte.


Se fue a carretear herido. Le importó un carajo Se fue a carretear herido Dios hizo que aquella horrible llaga que le quedó por boca luciera bien; El odio seguiría siendo su sabor favorito Su cerebro seguiría dormido A fin de cuentas, le importó un carajo: Se fue a carretear herido

Una irresponsabilidad de ese calibre se paga caro en esta ciudad Dijo una chiquilla afuera del bar Neruda Donde le vieron por última vez Mientras insistía en encender una y otra vez Un cigarrillo que piadosamente se volvía ceniza; Y por un segundo me sentí con el coraje de aquel sujeto Vacilando con las tripas en la mano Con el cuello partido en dos Con las piernas mutiladas Tal vez sin zapatos y con un par de dientes menos: Bailando como poseso


Bailando con una Ăşltima y definitiva copa en la mano Al final de una calle hĂşmeda y oscura -carreteando herido y trĂĄgico Mauricio Lobo aullando en soledadComo para que solo las estrellas Que siempre han sido indiferentes a los sentimientos humanos Comprendieran la terrible distancia entre su baile y la felicidad.


Guerra. Camino a al trabajo Encuentras guerra La muerte jactándose de su halitosis Danzando con millones de cadáveres en su vientre Satisfecha del todo Hombres estúpidos erigiendo monumentos estúpidos Vitoreando héroes estúpidos Condecorado su valor de psicópatas Erigidos como estatuas evidentes De nuestra falta de juicio; Centenares de miles de cristos agonizantes Sirviendo de alfombra para que el tropel de brutos Disfrute de su gloria con telarañas entre sus huesos;

La guerra es una tarea perdida El triunfo de la muerte en su expresión más brutal El código de honor de unos malnacidos Se alimenta de la cobardía humana Disfrazando de absurdo coraje su moneda de vacío Guerra se llama el pasaje hacia la última cloaca Mítico origen de las pesadillas de nuestros niños Vergüenza que capitaliza el deseo


de habernos conformado Con la hoy inalcanzable sabidurĂ­a de los primates.


Hermoso. A Oscar Lautaro Eres el más hermoso Te deslizas entre mis sueños Con la extraña habilidad de un fantasma Aunque estás más vivo que todos quienes te rodeamos Has hecho tocar las trompetas que anuncian La emergencia de un reino que no comprendo Del que eres dueño y soberano Y a quien tributan sus pequeñas rentas Los artesanos que confeccionan cada una de tus límpidas fantasías Eres, de acuerdo a la naturaleza de nuestra cuestionable humanidad, algo así como un ser puro y en estado salvaje Y no podría explicar tus andanzas con mis absurdas teorías Estás por sobre el razonamiento Y eso te hace tan bello e inalcanzable como la estrella más luminosa Te hace ¿sabes? un ser especial Algo así como el paisaje de una postal En el que se anhela naufragar un día, Cuando las cosas se pongan difíciles, muy difíciles.


Risa. No recuerdo el nombre del juego Solo sé que las nubes eran vaporosas, únicas Y me traían tu imagen a cada tanto Pero tú estabas dormida y siempre lo estarías Tú fumabas en otro lugar –lo suficientemente lejos de mí– Te sacabas unas fotos estupendas Y reías para otros con aquella presuntuosa risa de zorrita Mientras yo aquí haciéndole el quite a mis demonios Jugando este juego del que no recuerdo su nombre A ratos medio dormido Zombi arrojado a la noche, Avanzando a tientas hacia un precipicio Todo con tal de evitar este juego cruel Que amenaza con seguirme por siempre, y tus lejanos vapores, también.


La pieza donde escribí mi última carta de amor . La pieza donde escribí mi última carta de amor está olvidada Casi nunca le da el sol, salvo en alguna tarde ocasional Sobre todo en primavera; La pieza conserva en el lugar exacto Los libros que inspiraron aquellas últimas palabras En cuya lectura invoqué a un amor -tan poderoso como insensibleEn salvación de mi alma Creyendo ver en ti una causa suficiente Para sentirme libre y dichoso Mi alma, sí Que hoy se estremece al constatar el abandono De este cuarto con gusto a termitas, a madera y humedad Mi alma, sí Que espera en aquel último rayo de sol Un argumento suficiente para continuar esta comedia Hasta el final.


Revés. No hay truco: para escribir poesía debes estar loco Y eso no es lo peor de todo Cuando hay tanto asfalto esperando Ser la tumba de tus pies Pero hay unas huellas, ¿sabes? Que podrían ser las tuyas, las mías O las del desclasado que te detuvo por marchar;

En fin, todos podríamos ser héroes o maleantes La circunstancia lo es todo El barro en que te zambulliste a destiempo El chico o la chica que no te atreviste a sacar a bailar El diminuto caballero que se negó a decirte la hora Cuando te vio así de cagado Y el Todopoderoso que se hizo el mudo Cuando debía responder por sus actos Sonrisa de infierno, dentadura gamada Brazos estériles ofrendados en pagana ceremonia Búsqueda del parsimonioso orden que nos acaba Un día todos tendrán la respuesta menos yo Y entonces Sonreiré tan victorioso como tú, Señor, lo haces ahora.


El borracho al que le gusta escribir poesía. Tiene más ego que Lara y Mendoza juntos Pero claro, Se trata de un hombre bueno, Dice que tiene una pena que lo originó todo -acaso todos la tengamosY que le cuesta trabajo dejar cada mañana su caparazón Para aproximarse hasta nosotros No se declara miserable, sino infiel Olvidó su alma en un cenicero Y aunque bueno con las palabras, Las chicas parecen evadirlo como a la peste Su mirada se fija en un norte invisible Justo antes de caer Indignamente derrotado por la bebida.


Desde que el mundo es mundo. El asunto se divide en víctimas y victimarios No se trata de desde dónde se mire, Sino de qué tan difusa pueda parecernos la historia Y del oscuro lugar en donde yace extraviada nuestra memoria Oigo gritos en la calle Gente corriendo alrededor de la Plaza Condell Pasos que vienen y se detienen frente a mi puerta Si hoy volviese a ser niño éste podría ser un día tedioso Y nada más Ningún horizonte, ningún fin Y, sin embargo, he de escoger de qué lugar habré de estar Cuando esa puerta se abra y deba decidir Entre levantar las manos u oprimir el gatillo.


Extravío. Bien, el tiempo viaja a gran velocidad Mis piernas no dan abasto para seguirlo Aunque en ello se me escapen sonrisas, amores eternos en su fugacidad, olvidos, alegrías, penas, animosos sentimientos;

Quiero regresar a mi caverna y solo encuentro más adoquines Sobre una calle que nunca acaba Se hace de noche, quisiera dormir, pero no encuentro cabecera que soporte mis sesos arrojados en medio de la fiesta Como una desagradable serpentina Que ofende al dios que siempre sabrá cómo ponerme un pie encima Hasta el día en que mi tribu lo alcance con su indiferencia.


Hasta cuándo. Hasta cuando Dejarás morir esas canciones de amor Que nacieron para proveerte de alguna dicha Mientras tu vida se extingue Monotonía tediosa e inexorable Mientras en tu boca se extinguen Los mantras con que debías hechizar tu entorno Hacer florecer todo cuanto hoy te dedicas a triturar Bajo esos pies que se arrastran en vez de desplazarse como volando Porque, sabes bien que aunque los años han pasado Jamás has dejado de arder El motor no se ha detenido un puto día Y allí afuera está la vida, ¿sabes? A ver si haces algo más que asomarte a tomar notas Y te internas, te embriagas y fusionas Con esa realidad que palpita dentro y fuera de ti, Esperándote, siempre.


Verdad. La verdad se esconde en el fondo de un plato de sopa Del Mercado Central Bajo las alas de un insecto -que siempre podrá ser un cilantro con forma curiosaLa verdad es lo que se desprende camuflado entre la humareda De los incendios de Conce Y que nadie sepa que allí ha estado Esa verdad con la que alucinamos unos cuantos Porque la verdad tal vez no sea más que eso Una siguiente cortina de humo Que desfila frente a nuestras narices como el mejor cuadro plástico Mientras afuera llueve a cántaros Nuestro sillón de espectadores seguirá pudriéndose Dentro y fuera de la escena Con o sin la absurda lucidez del entorno.


La cola. Este espejismo tenebroso es todo cuanto nos separa Una bruma tan abstracta como jodida La vacía soledad me lleva a pensar, entre ensoñaciones vagas, Que si un día nos pusiéramos de acuerdo Seguro seríamos invencibles Como cuando los pueblos deciden recuperar lo que les pertenece No se trata de una cuestión de espacio sino de territorio Y con tal de no ceder un milímetro de sentido común Lo nuestro se desvanece con la velocidad De una cola dispuesta al sacrificio Incómodamente situada en medio de una caja de fósforos Esperando que su débil palpitar sea lo que detone el viaje definitivo De los últimos labios que la hagan suya.


Mapas. Tengo la sutil impresión De que una parte de mi alma se quedó adherida a los peldaños De esa escalera Donde te esperaba a ti, donde esperaba la noche Donde esperaba la vida, donde esperaba las sorpresas De un mundo que parecía renacer junto a tu presencia;

Sí, me embarga un sentimiento extraño Como las formas que el humo dibujaba Al salir disparado de esa boca tuya que besaba hasta en mis sueños Con una canción nueva siempre en los labios Porque la sorpresa era lo mío, lo tuyo y lo de todos Y ese mundo, sabes, aún se me aparece en mis horas oscuras Aún parece gritarme que está vivo, y si no, Con ardientes deseos de volver a emerger desde su extinción Para revelarme sus secretos Como el mapa de un tesoro Al que una curiosidad infantil nos invita a perdernos en su búsqueda. Y yo decido perderme Y yo decido perderme.


Versos, piedras o balas. Y la pluma voló hasta hacerse una con el viento Hasta habitarlo y ser una con él -Feliz naufragioComo los pensamientos que imaginamos poder pintar Como las calles que habitamos dormidos Cuando somos ángeles Con esa misteriosa benignidad, sublimes

¿lo comprenderemos todo después de muertos? ¿llegaremos todos o solo unos cuantos?

La noche me trae sus voces y deseo estar allí Con los de mi especie huérfana Protagonistas del peor destierro de todos Y aquí estamos, aguantando lo efímero Y luchando por cambiar esta mierda de mundo Cada cual a su manera Pariendo nuevos mundos, si es necesario Y sembrándolos, casi siempre Versos, piedras o balas El tiempo dirá -un día aún lejanoQuién tenía la razón.


Vivaracha. Debía ser un asunto fácil Algo así como cuando la mafia se reúne Para elegir un presidente Y en cambio, el resultado de tan absurdo encuentro No fue más que un cúmulo de decepción Cientos de versos mal paridos -entre adioses y groseríasFurias asesinas que jamás se irán de esta habitación maldita Completar el camino hacia tus labios Sería como tratar de resolver un puzle Cuyas piezas retorcidas siempre se las arreglarán Para recordarme tu rostro Aquella última expresión En que dulcemente me mandabas al diablo -entre gentiles parabienesMientras tu mano detrás de mi espalda Enseñaba gloriosamente su puñal.


En pálida. Burbujas explotan dentro de mi cabeza Algo salió mal, en algún punto me perdí Mi mente divaga en algún instante de la eternidad Soy eterno, así me siento La culpa no la tuvo el prensado sino el orgullo El ego canallesco de mi bufanda corrediza Burbujas que hablan con voces siniestras Pero las voces me sugieren detenerme un momento y contemplarme Como si fuera una simple estatua, o peor aún, Un busto enclavado en una plaza de pueblo Cagado a más no poder por palomas insolentes En fin, el poder solo nos hace más ruines, La memoria, más fuertes Las burbujas explotan y con ellas Mi imagen se triza como un espejo maldito Replicando en miles de fragmentos su maldición Y podrido, me dejo caer al vacío,

y despierto.


Una bolsa plástica. Una bolsa plástica viajando por el aire Parece revelarnos La levedad y el triunfo Desplazándose entre edificios, avenidas y lagunas Desiertos poblados de árboles y gente Transitando ritualmente Algunas veces enloquecida Y la bolsa consciente de su desecho en vida Vuela alto para sorpresa de quienes creen ver en ella A un globo zen, un ángel o un objeto volador no identificado; Vuela alto también para el curioso que, Desde su ventana, Cae en la cuenta de la desgracia de su vida Anhelando con torpeza la libertad que irradia Aquel simple desperdicio Que se alza y danza por gentileza del viento.


Florida. Imagínatelo así. Ella camina por la calle mientras pequeños duendes borran sus huellas de princesa. Le guiña un ojo al gato que toma sol sobre el tejado y piensa en el secreto de su felicidad. Toda buena vibra, un coro de pájaros deslumbra sus ojos antes de susurrarle melodías celestiales. Para no creerlo. Y fue la dueña de semejante y nutrida belleza la que dilapidó a media docena de sujetos que, uno por uno, fueron ofrendando sus almas al vacío tras ser rechazados por la chica que vivía en un departamento pequeño, justo frente adonde cada mañana se asoma el sol, para echar un vistazo a las desgracias de sus hijos.



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