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Natalia Lacunza por fin alguien le pregunta sobre su música
from NUEBO #4 junio 2022
ertenezco a ese reducido grupo personas interesadas en la cultura pop que sin embargo no consumen Operación Triunfo. No lo digo con orgullo, porque la ignorancia nunca puede ser motivo de ello. Simplemente las horas del día, como la vida, son limitadas y no queda más remedio que hacer elecciones. Así que mi primer contacto con Natalia Lacunza, o al menos el primero del que guardo recuerdo, fue el día que pasó por Ídolo -club underground que montábamos entre unos amigos- para ver un concierto de Chill Chicos, con quienes poco después Natalia acabaría grabando un tema. Lo hizo acompañada del que por aquel entonces era su novio. Recuerdo que la visita causó cierto revuelo en la pequeña sala Alevosía (hoy ya desaparecida), aunque poca cosa comparada con el descomunal feedback que recibimos en el momento de subir una foto de la pareja en instagram. Desde ese día ya no perdí la pista de aquella post-adolescente en constante conflicto con la industria discográfica -“¡Quiero ser yo!” era su grito de guerra en las entrevistas-. En los tres años transcurridos desde entonces se han sucedido los cataclismos. Naturales y emocionales. Relativos a la geopolítica global y a la intimidad del dormitorio. Que nos han jodido bien a ella, a ti y a mí. Pero, a diferencia de nosotros, Lacunza ha sacado un disco para contarlo, el primero de su corta (y mediática) carrera. Y además -vamos a hacer un poco de spoiler- Tiene que ser para mí es una magnífica colección de canciones. Y valiente. Muy valiente.
La Natalia Lacunza que aparece puntual a la cita poco tiene que ver con la apabullante mujer protagonista de videoclips y reportajes en revistas de moda. Y no porque, aún vestida de manera informal, su belleza no resulte llamativa a lo lejos. No para de liarse cigarrillos durante la conversación y, pese a que su figura se pierde en una camiseta talla XXL, sigue dándose un aire aristocrático a esas divas del Hollywood clásico que instauraron el mito de la femme fatale. Sin embargo, hoy Natalia se parece mucho más a lo que en verdad es: una joven de 23 años, divertida, enamorada de la vida y todavía un poco noqueada por las consecuencias de aparecer en un reality de éxito. Acostumbrado a esa aparente frialdad que había apreciado en entrevistas televisivas, me sorprende su locuacidad y cercanía desde el minuto uno. “Nunca llevo preparado un discurso para la promo, voy soltando sobre la marcha. Lo que pasa es que estoy muy acostumbrada a hacer entrevistas y sé filtrar, tengo muy claro lo que puedo decir y lo que no”. Parece que me ha otorgado el beneficio de la duda... “Es la primera vez que tengo la oportunidad de presentarme en una revista que le da importancia a la música, para hablar de música. He aparecido en muchísimos medios, pero todos estaban enfocados a la moda”. Pues vamos a ello...
La charla tiene lugar en uno de los escasos huecos en su agenda: acaba de llegar de viaje, esta tarde ensaya con su banda y mañana vuela rumbo a México. Las prisas han hecho que la sesión de fotos, de la que prácticamente llega corriendo, haya tenido que improvisarse. En NUEBO queríamos una portada veraniega, de colores eléctricos. Natalia se negó, en una decisión que justifica apelando al espíritu del disco. “Tiene que ser para mí es un disco muy íntimo, que habla de mis conflictos, de sensaciones y sentimientos que hasta da un poco de vergüenza exteriorizar en una sociedad como la nuestra en la que mostramos todo el rato la mejor versión de nosotros mismos. En él abrazo la vulnerabilidad, pero al mismo tiempo esa vulnerabilidad me ha endurecido. Y todo eso de alguna forma está presente en la imagen que hemos construido para el disco a partir de los colores: el negro, el color de la oscuridad y el duelo; el rojo, la fuerza y la sangre; y el blanco, que representa la pureza, conectar con uno mismo. Rojo, negro y blanco son los colores que para mí simbolizan el álbum y lo que transmite. El arte, la ropa de las fotos promocionales... es todo un poco así, muy fuerte, muy potente”.
Tal y como Natalia explica en las siguientes páginas, Tiene que ser para mí cuenta una historia que más o menos arranca aquellos días en que paseaba por Madrid recién salida de la Academia de Operación Triunfo. Las canciones van relatando en orden casi cronológico su particular historia de maduración personal a partir de una hecatombe sentimental, en un contexto de exposición mediática difícilmente manejable. “Escribo tal y como siento y pienso. No sé hasta qué punto eso tiene su punto ególatra, pero escribir me sirve para desahogarme y entender mejor lo que me ocurre”. En No me querías tanto, por ejemplo, no se anda con paños calientes: “En la terapia me he cambiado de piso / para olvidar lo que hizo ese niñato pijo / Pobre, qué mal lo pasó cuando era chico / los hombres malos se hacen ricos”. “Valoro un montón la valentía en un artista, porque hay que ser valiente para ser sincero. Y más cuando estás muy expuesta, eres muy joven y no sabes lo que te va a deparar la vida. Estás dejando eso ahí escrito, para siempre”. ¿Como un diario íntimo? “Me da pánico el olvido. Olvidarme de cómo era yo, de dónde vengo, olvidarme de por qué soy quien soy en el presente… Tengo mucho miedo a perder las riendas de mí misma. Y más después de toda esta etapa que ha sido muy loca, en la que he llegado a perder la noción del tiempo, la memoria incluso… Me da mucho miedo olvidarme de mi vida, poder entender por qué actúo como actúo, por qué afronto las relaciones de la manera en que lo hago… Y creo que es por eso que escribo sobre ello. Creo que inconscientemente le estoy haciendo un favor a la Natalia del futuro”.
La Natalia del futuro recordará, posiblemente orgullosa de haber dado un paso adelante y saber que todo eso quedó atrás, una etapa fea, oscura. “A lo largo del disco estoy todo el rato dándome ánimos a mí misma, como diciendo: 'Estoy en la mierda pero, venga tía, hay que seguir'. Relato un periodo de tres años de mi vida en los que básicamente me he tenido que convertir en persona adulta, y en los que me han ocurrido cosas que me han hecho madurar: tener relaciones de mierda con las que te sientes una mierda, tener pensamientos de mierda… Pensar que todo es para siempre porque eres muy joven. Hasta que te das cuenta de que las cosas cambian. Lo que viene siendo… crecer. Este disco cuenta mi proceso de búsqueda de la paz interior, mi necesidad de llegar a un lugar tranquilo”. El primer sitio en el que lo encontró fue de la mano de su actual banda, que también modeló su manera de componer. “Tener una banda y empezar a tocar en directo me hizo conectar de otra manera con la música y me dio nuevas ideas.
MUAH: BERTA FORT ESTILISMO: ALFREDO VIVAS AYUDANTE DE FOTO: ELENA URDIALES
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Todo había sido muy melancólico y muy triste en los dos EPs previos y, frente a eso, el disco surge como resultado de nuestras experiencias de directo. Hay en estas canciones una búsqueda consciente de cómo quiero que el público se sienta y cómo quiero sentirme yo al interpretarlas. Y, aún así, intenté evitar convertirlo en un ejercicio de estilo como el de Clairo, por ejemplo, que ha hecho algo con un sonido muy orgánico, muy limpio y delicado, muy madera todo. Yo veo mi disco como un álbum de dreampop en el que caben diferentes géneros: Tiene que ser para mí es casi hip hop, tiene hasta un punto Justin Timberlake; Todo lamento es pop casi setentero; Mi sitio es más noventera por las guitarras; No me querías tanto es una canción de tralla; Todo va a cambiar es drum’n’bass; hay funk carioca, hay un bolero… ¡es que hay de todo! Pero todo empacado de tal manera que pueda llevármelo al directo con banda. Porque cuando un disco es bueno interpretarlo en directo se convierte en algo muy emocionante”. Tanto es así que hoy por hoy se hace imposible determinar hacia dónde se dirigen sus siguientes pasos. Cuando la tuvimos en NUEBO Club hace un par de meses pinchando junto a Cuadriculada sorprendió a todo el mundo con una sesión de pura electrónica. “Antes no me sentía lo suficientemente segura como para hacer nada más allá de la canción triste y emocional. Pero poco a poco voy descubriendo otras facetas de mí misma que me apetece explorar, porque... ¡no voy a ser una triste para siempre! Tengo muchas influencias de ese mundo más de club y varios frentes abiertos en mi cabeza sobre qué será lo siguiente. Me apetece ir trabajando diferentes bloques de canciones, uno más housero, otro más electropop… En un formato más popero me gusta mucho, mucho, mucho Charli XCX. Christine and the Queens también… Y creo que The Blaze son mi grupo favorito. Los amo y estoy deseando ir al Sonar solo para verles a ellos”.
Hay que decir que si Tiene que ser para mí se plantea como un relato, esa historia termina con final feliz. Cartas de amor, el último tema del disco, es una preciosa canción de amor lésbico. “Cuando era adolescente yo no tenía un referente bisexual femenino en el mundo del pop. Apenas hay referentes lesbianas en el pop español. Bueno, sí, Mónica Naranjo... y ya. Es algo que se ha ido normalizando de un tiempo a esta parte, aunque el verdadero paso adelante ha sido naturalizarlo en las letras”. Llegamos al final. No tengo claro hasta qué punto ha filtrado sus respuestas. “Se me ha ido un poco. Por momentos pensaba que estaba en el psicólogo”. Gracias por el piropo, Natalia.
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TIENE QUE SER PARA MÍ (SONIDO MUCHACHO / UNIVERSAL, 2022) Tiene que ser para mí / Todo lamento / No me querías tanto / Muchas cosas / Mi sitio / Tiempo atrás / El círculo / Cuestión de suerte / Medicina / Mejor que yo Todo va a cambiar / Cartas de amor
CD / DIGITAL / LP
“Empecé el disco sin pensar en hablar de algo en concreto. Fui haciendo canciones y viendo por dónde había pasado… Escribía sobre algo porque estaba en una situación, luego analizaba cómo procesaba esa emoción en concreto… Terminé sacando conclusiones y escribiendo sobre ello, así que sin pretenderlo seguí el orden de las cosas. Ha sido una suerte de diario, hasta el punto de que sigo sacando conclusiones de todo lo que cuento en el disco”.
“El tema con el que empieza, que le da título y que engloba el espíritu del disco. La idea de la canción es clara: a pesar de todas estas movidas que han pasado, y a pesar de que me está costando encajar, me estoy dejando la piel en esto y sé que estoy poniendo todo mi corazón y que va a haber recompensa al final”.
tiene que ser para mí
no me querías tanto
“Habla de lo mismo que Todo lamento pero con mucha más crudeza. Si dejas una relación que te hace daño no vas a dejar de sufrir en el momento en el que termina. A continuación queda todo el proceso de duelo, tristeza, de enfadarte y procesar todo lo que ha pasado… De decir, 'joder estaba en una situación horrible y no me estaba dando cuenta. ¡Y tú eres un desgraciado!'. Al principio igual me lo tomé un poco a la ligera, pero poco después comprendí todas las secuelas que asumir todo eso me había dejado”
a“La compuse junto a Silvana Estrada en México, y habla de ese momento en que piensas que te encantaría ser pequeña otra vez, y no seguir sintiendo miedo ni ansiedad. Volverlo a vivir todo de nuevo para no tomar las mismas decisiones equivocadas”. tiempo atrás
“La compuse con Neto Ayala y Daniela Spalla, y es un poco el punto de partida de la historia que cuenta el disco. Vale, acabo de salir de una situación de mierda, acabo de dejar una relación de mierda que me estaba haciendo daño, y tengo la oportunidad de redescubrir mi vida, porque eso no me hacía bien...”.
todo lamento
“Es la consecuencia de toda esta petada mental: tengo que rehacer mi vida y lo sé, pero están pasando tantas cosas que no noy capaz de ello. Demasiadas cosas que gestionar para el momento que estoy pasando. Y colapso.”
cosas muchas
el círculo
“Tras pasar por todo ese proceso llega un momento en que te plantas y enfrentas a ti misma: no puedes dejar ir las cosas, no te puedes agarrar al mismo palo desde que naciste hasta que te mueres, hay cosas por las que no merece la pena pelear, hay muchas otras que simplemente no son tu batalla. No puedes cambiar el pasado, así que… ¡pa’lante!”. c “Es una versión de una canción de Los Moles, un tema de flamenco rock que mi amiga Alba reinventó hasta hacerla casi irreconocible. Ella llevaba mazo de tiempo con la versión a medias y a mí me cartas de amor encantaba, así que un día, después de mucho insistir para que la publicara, le dije que la sacáramos en mi disco como colabo. Y es superbonito, porque somos super amigas y ella apenas ha sacado música todavía… Me hace mucha ilusión que cierre el disco”.
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“Justo después de salir de Operación Triunfo tengo que enfrentarme a la realidad de que iba a hacer música. Pensaba, ‘qué ganas y qué incertidumbre. Hasta que no vea que soy capaz de componer canciones no me voy a quedar tranquila’. Escribí un montón, escuchaba mucho folklore latinoamericano, flamenco, mucha música de raíz y letras con un punto poético, cosas que me había descubierto mi madre cuando era niña. Nana triste fue una de esas primeras canciones que salieron de ahí. Y posiblemente ese momento de trabajar con Álvaro fue cuando sentí que lo había conseguido, que ese sueño de hacer canciones era real. Fue mi primera vez”.
“Ese mismo año, 2019, saqué mi primer EP, Otras alas. Fue un momento muy dulce, estaba super contenta con el resultado y me sentía totalmente reflejada en lo que había hecho, que había llegado de forma muy intuitiva y como a mí me daba la gana”.
“A partir de ahí empecé a notar las consecuencias de haber pasado por OT en lo que a exposición pública se refiere. Había estado tan concentrada haciendo música que ni me había parado a pensar en ello. Era muy joven y no estaba preparada para según qué críticas.Fue un momento de crisis y mental breakdown”.
“2020 fue un año de silencios, para mí y también para la industria musical. No me vino mal: cuando compones canciones necesitas vivir experiencias, y yo me había lanzado al frenesí de escribir sin darme tiempo para ello”.
“Otro punto de inflexión fue cuando empecé a tocar con María Lázaro (Trashi) y Tere (Ganges), y eso me llevó a formar una banda para afrontar los primeros directos en 2020. Había compuesto los dos EPs sin pensar en cómo interpretarlos en concierto, y la banda supuso un giro bestial en todos los sentidos. A nivel musical y también porque ellas hoy son mi familia. Nos hemos cambiado la vida, porque todas veníamos de contextos un poco reguleros y ahora nos tenemos las unas a las otras para refugiarnos”. “En mayo de 2021 conozco a Pau Riutort, que tocaba en Extraperlo y trabaja habitualmente en el equipo de Pablo Díaz-Reixa: con él ha participado, un poco en la sombra, en temas de Rosalía, Bad Gyal, FKA Twigs, Lous & The Yakuza... Yo llevaba con la idea del disco y componiendo desde tiempo atrás, aunque había pasado una etapa bastante atascada en que todo lo que escribía me parecía horrible. Y cuando conozco a Pau todo empieza a cobrar sentido. Pau me ha ayudado en el proceso y ha terminado produciendo todo el disco. Ha sido quien ha llevado al aspecto técnico todo cuanto yo tenía en la cabeza”. “En el verano de 2019 empecé a componer EP2. Tenía muchas inseguridades de hacia donde estaba dirigiéndome, y me lo llevaba a lo personal: estaba obsesionada con el trabajo y me autoexigía mucho en mis relaciones. Intentaba ser perfecta y me sentía una mierda. El EP2 es el principio de una etapa en la que pongo soluciones a todo esto. Y musicalmente creo que fue un disco muy fresco, un reflejo musical de aquel momento. También porque tenía un punto depresivo que creo que hizo que mucha gente lo escuchara durante la pandemia, en un momento complicado para todos”.
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