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Gentle/Radical por fin el arte sirve para algo

Gentle/Radical

POR: LUIS ARGEO

Algo pasa en el mundo del arte. Siempre ha sido así. No tiene que ver con los NFTs o la especulación virtual. Al margen de ese emergente universo criptográfico, muchos artistas siguen mirando a la calle, al barrio, al vecindario. Por ser espacios de inspiración y, a lo mejor, porque hasta la fecha continúan aportando la base para construir un mundo mejor.

por primera vez en su historia, el siempre polémico premio turner -aún hay quien maldice la cama deshecha y sucia de Tracey Emin-, dejó de mirarse al ombligo y oteó cuanto ocurre alrededor antes de nominar a los candidatos de la última edición, 2021. La covid provocó que este reputado galardón británico seleccionara entre sus finalistas de 2021 a colectivos artístico-activistas cuyo trabajo -en palabras del director de la Tate Britain- no solo ha continuado durante la pandemia, sino que como resultado de ella se ha vuelto aún más relevante. De este modo, el mensaje implícito resultó tan límpido como el formol donde flotan el tiburón o la vaca de Damien Hirst. Un mensaje directo: sin mundo real sano y salvo, no podremos seguir fantaseando ni alimentando quimeras o estafas, ocurrencias algorítmicas o nuevas estéticas de poder. La locura adelantará al arte. Y eso será el principio del fin. Entre los cinco finalistas del Turner, en Riverside, Cardiff (Gales), Gentle/Radical trabaja con la gente del barrio. Artistas, intérpretes, trabajadores sociales, líderes religiosos y currelas de barrio intentan cohesionar un vecindario multiétnico. No se llevaron el premio, pero estimula ver todo lo que hacen, incluso en pandemia. “Estamos interesados en el cambio. Nuestro punto de partida es la cultura, desde la que conectamos a la comunidad, y para ello empleamos la política, la espiritualidad y la justicia social, construyendo proyectos desde cero”. Son palabras que identifican al colectivo, quizá a la parte del barrio de Riverside más deteriorada, donde más intervenciones han puesto en marcha. “Creemos en el poder de lo pequeño. Queremos crear arte desde espacios de equidad y solidaridad. Estos sí son ideales elevados, fáciles desde la teoría, y más difíciles de poner en práctica. Y ese también es un elemento de trabajo: tapar el abismo entre la teoría y la práctica”.

Hasta ahora, este tipo de argumentos han servido para que fundaciones privadas, instituciones opacas, políticos oportunistas, voluntarios desahogados o incluso marcas comerciales asesoradas por publicistas bien preparados hayan sabido encontrar fondos y recursos para llenar sus arcas o, cuanto menos, su hoja de méritos en LinkedIn. Lo que diferencia a Gentle/Radical de otras organizaciones es su firme voluntad de cambio. Sabedores de que solamente brotan desde dentro y permaneciendo el tiempo suficiente en los espacios, emprenden los proyectos con el propósito de que las relaciones que se establezcan entre todos perduren y sean significativas.

Uno de los programas que tienen en marcha en el South Riverside es Doorstep Revolution, con el que exploran la covid y las consecuencias de la pandemia entre sus vecinos. “Sabemos que el impacto afecta de manera desproporcionada a los más pobres o desfavorecidos de nuestra ciudad, sobre todo a comunidades de color. Es prioritario incorporar y centrarse en sus voces, que a menudo no se escuchan”. De este modo, están recopilando historias, conversaciones, quejas, curiosidades, directamente de la población vecinal, escuchando lo que para cada persona tiene prioridad en estos momentos. “De este modo también se puede estudiar la pandemia y entender el futuro que nos depara”. Con las grabaciones de audio ya crean un podcast vecinal para South Riverside, así como un periódico cultural/comunitario multilingüe. Tienen ayuda de la Lotería Nacional.

En Gentle/Radical saben que lanzar artistas en paracaídas dentro y fuera de su comunidad no es una fórmula eficaz para los vecinos, que además pueden llegar a sentirse como simples y perpetuos recursos objeto. Para ilustrar parte de este proyecto, por ejemplo, cuentan con artistas locales, como la ilustradora galesa Beth Blandford, más conocida como Blandoodles. Ella misma describe la manera de involucrarse en Doorstep Revolution: “Mi trabajo se centra en conceptos de espacio, nuestro espacio físico y mental, el espacio que robamos, el espacio que heredamos y los espacios que elegimos habitar. Estoy fuertemente influenciada por el feminismo y las conversaciones a su alrededor, creo que actúa como una fuerza fundamental para mí”. Blandoodles lleva tiempo ilustrando más allá de Cardiff, aunque sabe que los espacios que habitamos dicen mucho de quiénes somos. “Y quiénes queremos ser y quiénes queremos que el mundo piense que somos”.

Desde 2004 lleva funcionando su Cine Club. Partieron de una pregunta básica: con la riqueza de cine independiente que emerge de Oriente Medio, África, Asia, Latinoamérica, ¿por qué tan poca gente de tales procedencias a nuestro alrededor accede a él? Las películas que proyectan se expanden en coloquios y debates, tras cada proyección. Es una forma de que la integración sea algo más que una palabra.

También cuidan y piensan en la espiritualidad del barrio, con el fin de revivir el dañado espíritu humano. Con el proyecto Fe descolonizadora buscan la liberación espiritual donde los diálogos de fe entrecruzada y anti institucional que surgen en los bordes, en las voces silenciadas, cobren mayor protagonismo. ¿Pueden un hindú y un católico protestante encontrar el mismo sentido a su existencia? Claro que pueden. Y más allá del edificio Al Mish’aal en Wynham Street, incluso más allá de Carfiff, también se podría conseguir algo de esto. ¿No crees?

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