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BUENOS NUEVOS MOMENTOS PARA LA LÍRICA

serie de lugares que, a pesar de sernos ajenos, somos capaces de reconocer. La malnacida nos lanza a experimentar un periodo de opresión política que reconstruimos a partir de las palabras. “Hay que recordar las partes más oscuras del pasado para garantizar un futuro mejor. Las historias ambientadas en periodos históricos pueden ser la herramienta para hablar del pasado de forma menos aséptica, estas novelas pueden ser la chispa para comenzar un diálogo”. Los libros son una maleta y la historia es el equipaje. Pero La malnacida tiene un trayecto por delante tan fascinante que da vértigo. Beatrice Salvioni ha atravesado todas las fronteras, su novela ha sido publicada en las principales editoriales de más de 30 países del mundo -y también se han vendido los derechos audiovisuales-, algo realmente inusual en una escritora novel de tan solo 28 años. Esto puede tratarse de un éxito envidiado por aquellos escritores que luchan por hacerse un hueco en las estanterías de las librerías, pero es también un arma de doble filo vivir el que (seguramente) sea el la inteligencia humana es cada vez menos memorística y más relacional. Es una de las consecuencias de la irrupción del mundo digital como una lente de realidad aumentada para interpretar el mundo. Y, al mismo tiempo, es una de las causas de la cultura del meme, de esa brillante capacidad para relacionar imágenes y conceptos que están en el imaginario popular y que se transforman en humor adaptándose a cada momento, a cada contexto. Esas mezclas, cómo no, también se han traducido al lenguaje de la música, y nos hemos acostumbrado a ver crossovers de todo tipo, con mayor o menor fortuna. Joe Unknown ha crecido en ese caldero efervescente, y en su sonido el punk y el hip-hop conectan en crudeza y actitud, como lo hacen en el grime de Slowthai. “El punk es más que una estética”, afirma con convicción. “Es un sentimiento, una actitud. Y al rap creo que le pasa algo un poco parecido”. Reconoce que se siente más cerca del punk que del rap, aunque en general rechace las etiquetas. Pero siempre estuvo muy cerca de “lo urbano”: empezó a relacionarse con la música a través de la escena drum'n' bass de Hampshire, donde ejercía como MC. Se enamoró de la cultura rave -“una religión en Inglaterra”- a través de las maratonianas jornadas de Elephant & Castle, en Londres, y de movidas de Breaking Silence. Y le cambió la vida: “No te sabría decir exactamente qué fue, pero supe que quería hacer eso, que quería ser parte de ello. Me hizo darme cuenta de que existe un lugar para todo el mundo: esa era mi gente. Hasta entonces estaba un poco perdido, y fue la primera vez que me sentí parte de algo. Nunca olvidaré esa sensación”, confiesa. Acompañando a los DJs, llegando incluso a girar con ellos por las islas y el norte de Europa, aprendió de música, pero sobre todo de sí mismo, en lo personal y también en lo artístico.

Lahistoriaenlaliteratura-comoenotrasmuchas,demasiadas, áreas-hasidoespecialmentecruelconlasmujeres,relegadas avivirenunsegundoplano.Afortunadamentevivimosun momentoenelquelasgrandeseditorialesprestanuna atenciónmeritoriaajóvenesescritorasy,almismotiempo,se estánrescatandovocesqueensumomentofueronsilenciadas, comolaautorabeatEliseCowen ysuDejadmesalir,dejadme entrar(Torremozas,2023). Sonmuchaslasautorasqueenestosmomentossepueden destacarenelmercadoeditorial:SaraTorres(Loquehay ReservoirBooks,2022),ElisaLevi(Yonosédeotrascosas.Temas dehoy,2021),AlbaCarballal(Bailaréissobremitumba.Seix Barral,2023),ladramaturgiadeMaríaVelasco,lapoesíade LolaNieto…Perohayotrosmuchostítulosquehangozadode unaseriedeoportunidadesimposiblesenotrostiempos. ExistenciertosparalelismosentreLamalnacidayotrosdoslibros delosquesehahabladomucho:RasguñodeRebeccaWatson (Barret,2023.Entrevistaconlaautoraenelpasadonúmero deabrildeNUEBO)yPanzadeburrodeAndreaAbreu(Barret, 2020).Nosolosetratadelosprimeroslibrosescritospor jóvenesescritorasquehansidotraducidosadiferentesidiomas. Además,todasellassonhistoriassituadasenmomentosmuy concretosdesuslugaresdeorigen. Sindudaalguna,laliteraturaescritapormujeresviveun momentobrillantedebidoaundespertarsocialyaunacierto enlaperspectivaliteraria:sehanasumidoriesgosenla estructura,formayfondo.TalycomodiceBeatriceSalvioni, “yaerahoradequealguiendieravozaestasnuevasvoces femeninas.Yesbonitoquetambiénhayainterésporparte delpúblico,aunquetodavíaestáporversiesunmomentode cambio,peroesunbueninicio”.

'SIHICIERALOQUEEL RESTODELMUNDOLO HACIENDOÚNICOQUEESTARÍACONELLOSERÍA CONTRIBUIRALPROBLEMA, NOTRATARDESERPARTE DELASOLUCIÓN',DICE ESTEJOVENBRITÁNICO FOGUEADOENLACULTURA RAVEYENLAESCENA DRUM&BASSQUEESTÁ REVOLUCIONANDOEL UNDERGROUNDDELAS ISLAS.ESTRENADEBUT ENFORMATOMIXTAPE, UNCÓCTELMOLOTOVDE ACTITUD,SONIDOPUNKY BARRASINFLAMABLESQUE PRESENTARÁENDIRECTO ENELFESTIVALPRIMAVERA SOUND.

“Es una escena a la que no le importa contar con éxitos en las listas”, reflexiona. “Puedes querer forrarte con un tema, lo respeto, pero si al final del día pones tu canción en una sala y la peña no se vuelve loquísima creo que ese ‘éxito’ deja de tener sentido. El feeling y la conexión con la gente es lo único verdaderamente importante”. Y tras el parón de la pandemia se decidió definitivamente a explorar su propia voz. Ya tenía algo de experiencia y nociones musicales, y siempre se había interesado en la parte de pinchar y mezclar música. Además, tocaba algún instrumento, como la trompeta, y eso le ha permitido abrirse su propio camino. “Ir buceando distintos instrumentos y formas de hacer música te lleva a encontrar lo tuyo de verdad. Y cuando di con los sintetizadores supe que aquello era lo mío. Te puede parecer rarito, pero me entiendo con ellos, hablo con los sintes”, dice entre risas. Es lo que más ha usado para llevar a cabo For Better, For Worse, su primera mixtape. Los sintes son la piedra angular del proyecto junto a los breaks de batería y algún riff puntual, y se nota en canciones como Silent o Hennessy Brown

“Básicamente usé sintes analógicos de los setenta y principios de los ochenta. No te diré exactamente cuáles; a lo mejor algún día puedo vender esa información”, y vuelve a reír sonoramente. Cuando se aburría de los sintetizadores empezaba a bucear en busca de samples, como ese riff tomado de Neat Neat Neat, tema de la banda que publicó el primer single del punk británico: The Damned. “Estaba mucho en el hip-hop en ese momento, en clásicos tipo Dr. Dre, probando mucho. Encontrar un buen sample es toda una habilidad hoy en día. Hay artistas que los usan porque piensan que les va a ayudar a medrar en este mundo viral en el que vivimos, pero a mi me la suda, los samples dicen algo de mí”.

Con esa maleta de referencias, su pasión por el hiphop, su vivencia de la cultura rave y su actitud punk, ha armado un conjunto interesante y enérgico que recupera la urgencia de los primeros trabajos de Slowthai al tiempo que conecta con el mítico The Streets. Se ampara en la heterogenia y es hijo de la cultura digital; sabe que está todo inventado y que la forma de crear ahora mismo es la mezcla. “Ahora los artistas nos podemos permitir ser más versátiles, coger un poco de aquí, un poco de allá… En mi música estoy trayendo muchas cosas del rap hacia el mundo del punk, pero lo más importante es que me divierto mucho haciéndolo”. Al final, para él, todo va un poco de eso: encontrar lo que te gusta y disfrutar. Aunque a veces cueste. “Somos perezosos por naturaleza, así que cuando algo simplemente 'pasa' delante de nosotros, como una red social o una plataforma de streaming, tendemos a aceptarlo y ya está, da igual lo que sea. Estás en Netflix y las películas son una mierda, pero sigues viéndolas. Pero creo que no somos idiotas: llega un momento en el que dices: ‘He tenido suficiente’. Y es entonces cuando empiezas a buscar cosas por tu cuenta y todo cambia. Entonces te das cuenta de que hay todo un mundo ahí fuera de cosas hechas de una manera preciosa. Joder, ¡algunas de las mejores canciones de nuestra generación están en Spotify con menos de 100.000 streams esperando a ser descubiertas!”. Es una idea que extiende a muchas facetas de su vida y de su forma de entender la música: de algún modo, todo termina cayendo por su propio peso. “Son las leyes de la física, tío”. Del mismo modo, y aunque cueste a veces creerlo, está firmemente convencido de que hay un público para todo el mundo ahí fuera esperando, como hay un artista para cada oyente. “Una de las cosas más bonitas que tiene la música es que todo se coloca un poco solo: al final siempre la escuchará la gente adecuada. La música siempre llega al lugar al que pertenece. No me gusta la gente que pretende ser lo que no es, hacer o disfrutar cosas que realmente no disfruta solo porque se supone que debe disfrutarlas. Haz lo que quieras, que tarde o temprano encontrarás a la gente adecuada. Están ahí, solo tienes que creértelo”. Si te sientes parte de ello quizá encuentres a alguien como tú este verano en el concierto de Joe Unknown dentro del festival Primavera Sound de Madrid y Barcelona. Solo tienes que creértelo.

Un ladronzuelo pegado a un walkman, un mapache mutado biológicamente con malas pulgas, un tipo indestructible privado de ironía, un ser planta con poquísimo vocabulario, una telépata con antenas que es todo empatía y las dos hijas de (y maltratadas por) Thanos. ¡Menuda pandilla! Nadie daba un crédito interestelar por ellos, pero se convirtieron en lo mejor del MCU. Ahora vuelven para salvar una vez más la galaxia y, ya de paso, para rescatar una Casa de las Ideas que en los últimos tiempos ha empezado a quedarse sin ellas.

De Un Debut Nada Estelar A Jugar En La Liga De Las Estrellas

Corría enero de 1969 cuando debutaban los Guardianes de la Galaxia, de la mano del guionista Arnold Drake y el dibujante Gene Colan, en el número 18 de Marvel Super-Heroes. La inspiración era de todo menos galáctica: sus creadores pensaban en una versión con naves de Doce del patíbulo, con un grupo de antihéroes embarcados en misiones suicidas. Esos antihéroes diferían, y mucho, de la plantilla actual. Ni rastro de alguno, solo de Yondu, y no como lo conocemos a través de las películas: aquí era un guerrero primitivo de Beta Centauro IV, armado con un carcaj y flechas (¡ay!). Le acompañaban el astronauta estadounidense Mayor Vance Astrovik, el soldado de Júpiter Charlie-27 y el ser de cristal Martinex de Plutón. Las mujeres, además, brillaban por su ausencia.

Hasta 1976 nuestros Guardianes no encontrarían serie propia: sería a partir del número 3 de Marvel Presents y gracias a Steve Gerber y Al Milgrom. Pasearían su palmito también junto a Thor, Los Vengadores, Los Defensores o Ms. Marvel, hasta que en 1989 el éxito en TV de Star Trek: La Nueva Generación les rescató del ostracismo.

El Walkman Con El Que Siempre So Abas

El Sony TPS-L2 de Peter Quill alias Star-Lord es un elemento tan reconocible de la saga galáctica como los tatuajes de Drax, el color verde de Gamora o la flecha yaka de Yondu. Esos créditos de la primera peli al ritmo del Come and Get Your Love de Redbones son antológicos. A partir de ahí, ese walkman marca el ritmo…

El mismísimo Gunn, siempre dado a cuidar personalmente cada detalle, y el music supervisor Dave Jordan -habitual del MCU y al que debemos también otros soundtracks como Daredevil o Transformers- están tras esas increíbles mixtapes con querencia por los 70s y, por supuesto, los 80s.

Los créditos iniciales de la segunda peli, con ese Mr. Blue Sky de la ELO sonando a saco, ha hecho tanto por poner de moda entre la chavalería un género viejuno como Stranger Things. No es el único artista embarcado en el yatch rock que suena en la galaxia: ahí están también Fleetwood Mac, 10cc, Looking Glass o Rupert Holmes. Hay ocasiones en las que no estar también marca la diferencia: canciones emblemáticas que se han quedado, al menos hasta el momento, fuera de la saga han sido She’s Gone de Hall & Oates, Teenage Lament ‘74 de Alice Cooper, Never Been to Spain de Three Dog Night, Magic de Pilot o Livin’ Thing de ELO.

El Alunizaje Perfecto En Las Colinas De Hollywood

'Guardianes de la Galaxia' (2014)

La décima película del MCU fue todo un soplo de aire fresco en una franquicia que avanzaba a pasos agigantados. No solo supuso la llegada de James Gunn y su ojo de halcón con un cast pluscuamperfecto, también presentó en sociedad a Thanos, el Titán Loco, personaje clave en el devenir futuro del celuloide marvelita.

'Guardianes de la Galaxia Vol. 2' (2017) Con una recaudación mundial de más de 700 millones de dólares, la secuela no tardaría en llegar. Aunque Gunn se puso serio con los orígenes de Star-Lord y las relaciones entre los personajes, la comedia interestelar seguía en plena forma. ¡Y ese mini Groot era lo más cuqui del universo hasta la llegada de Grogu!

'Guardianes de la Galaxia: Especial Felices Fiestas' (2022)

La espera hasta la tercera entrega de la saga se nos hizo mucho más llevadera con este one shot ideal para inundar toda la galaxia de espíritu navideño. Kevin Bacon, nuestro héroe terráqueo de Footloose, se lo pasa en grande en una aventura breve, cortita y al pie que es todo lo que el Holiday Special de Star Wars quiso ser y no fue.

'Guardianes de la Galaxia, Vol. 3 ' (2023)

El cierre de la trilogía espacial del MCU promete emociones a raudales, ahondando en el pasado de Rocket y ¿sentando las bases de un nuevo equipo?

Todo podría ser y más aun con la llegada de personajes como Adam Warlock. La película, por cierto, tiene el record mundial de protésis de maquillaje, hasta ahora ostentado por El Grinch.

El casting de Guardianes de la Galaxia ha logrado auténticas hazañas. No solo convirtió en carne de blockbuster a Chris Pratt adelantándose por los pelos a Jurassic World, o hizo de actores como Dave Bautista o Karen Gillan rostros reconocibles. También puso a estrellas como Bradley Cooper y Vin Diesel detrás de personajes por encima de sus egos, solo con sus voces como protagonistas.

Un Casting Digno De Estrellas

Otra de las virtudes más aplaudidas de la saga es saber rodear a su elenco principal de secundarios de lujo: Kurt Russell, Benicio del Toro, John C. Reilly, Glenn Close, Elizabeth Debicki, Gregg Henry y hasta Sylvester Stallone se han paseado por una galaxia repleta de estrellas. Mención especial para el hermanísimo Sean Gunn, todo un robaplanos.

Los cameos son otra de las señas de identidad de la trilogía. A Michael Rosenbaum, el Lex Luthor de Smallville, le hemos visto como uno de los devastadores junto a la hoy oscarizada Michelle Yeoh o Ving Rhames. Pero el cameo más sorprendente, más allá de Howard El Pato, es el de David Hasselhoff, capaz de marcarse un inesperado morphing con Kurt Russell y también un temazo disco como Guardians Inferno

James Gunn

En el espacio nadie puede oír tus gritos, rezaba aquel tagline de Alien, el 8º pasajero. Pero seguro que sí tus risas, pensó el bueno de James Gunn cuando decidió enrolarse en el MCU para recuperar un puñado de superhéroes de segunda y actualizar la space opera a golpe de buenos chistes y mejores canciones.

Bregado en series B como Tromeo y Julieta o esa gozada convertida en película de culto que es Slither, a Gunn todo parecía vaticinarle que acabaría liado con tíos en mallas: suyo fue el guión del Amanecer de los muertos de Zack Snyder -futuro papá de La Liga de la Justicia-, y coqueteó con el género, a su manera, con Super. Tras revolucionar Marvel con su trilogía galáctica e inocular el espíritu de la editorial Bruguera en El Escuadrón Suicida, por delante le espera el mayor reto de su siempre sorprendente trayectoria como cineasta: reflotar el Universo Extendido de DC, Superman y Batman incluidos, para competir con la que hasta ahora era su casa.

GUARDIANES DE LA GALAXIA: VOLUMEN 3 (4 mayo)

EE UU. 2023. Disney

Dirección: James Gunn. Reparto: Chris Pratt, Zoe Saldana, Dave Bautista, Elizabeth Debicki, Pom Klementieff, Sylvester Stallone, Will Poulter.

'SMHD (ARTE CONTENIDO)' ES LA CUATRILOGÍA DE PUTOCHINOMARICÓN: CUATRO SIGLAS QUE HACEN REFERENCIA A DISTINTAS UNIDADES DE MEDIDA DEL TIEMPO (SEGUNDOS, MINUTOS, HORAS, DÍAS), CUATRO ÁLBUMES AGRUPADOS BAJO UN MISMO PARAGUAS, CUATRO REFLEXIONES EN TORNO AL CONCEPTO DE IDENTIDAD EN EL CONTEXTO DE LA INMEDIATEZ. EL PASADO 21 DE ABRIL SE PUBLICÓ afong moy fue la primera inmigrante china en Estados Unidos, cuyo viaje se atribuye a los hermanos Nathaniel y Frederic Carne. A mediados del siglo XIX fue exhibida en el país americano como “la dama china”: una estrategia de marketing consecuencia de que los Carne empezaban a comercializar productos orientales en el país. Dos siglos más tarde, Chenta Tsai continúa reflexionando sobre los conceptos de identidad, raza y sexualidad, si bien socialmente tienden a agruparse en torno a dos categorías fundamentales: los normativos y los disidentes. Como su propio nombre indica, PUTOCHINOMARICON pertenece al segundo grupo. Así, en su nueva mixtape Chenta establece un paralelismo entre la figura de Afong y la suya propia: “Yo pensaba que sentía síndrome del impostor, porque muchas de las propuestas que aceptaba se habían construido en base de una mirada hegemónica y bastante paternalista, bastante alejada a lo que es mi profesión y a lo que hago. Por ejemplo, que me llamen de un festival no tanto por mi música, sino porque soy una persona asiática del este: no sé hasta qué punto estoy feliz con esta idea. Yo al principio confundía esto con síndrome del impostor, pero realmente es racismo, ¿no? Sí, en ese sentido sí que muerdo la mano del amo, creando una mixtape conceptual en la que estoy tratando temas que son muy nicho, muy minoritarios y de una manera bastante experimental. Y también en mi posicionamiento de cuestionar la representación y la visibilidad como armas de doble filo”.

'AFONG (MORDIÓ LA MANO DEL AMO)', EL PRIMERO DE ELLOS, REFERENCIA A LOS MINUTOS DE SMHD.

De hecho, Afong (Mordió la mano del amo) se aleja de las directrices estéticas de sus anteriores trabajos: se aprecia una mirada más seria, un diálogo más experimental y, como le artiste afirma, “menos mamarracho”, pues busca subvertir la realidad de los nuevos creadores de contenido: “SMHD responde al conflicto entre lo que entendemos por artista y lo que entendemos por creador de contenido. Y de ahí surge el concepto de arte contenido, que viene de un lugar bastante warholiano: mientras Warhol lo que quería hacer, aparte de ser un misógino de mierda, era llevar el pop al arte, yo intento llevar el contenido al arte. Además, el arte contenido incita también a la reflexión de si se puede hacer arte bajo los parámetros de las plataformas de streaming, las demandas de los algoritmos y las máquinas”. De este modo, PUTOCHINOMARICÓN prosigue con la idea original de la PC Music en cuanto a cuestionar los nuevos paradigmas capitalistas e hipertecnológicos. De hecho elle fue une pionere en introducir la estética hyper dentro del underground español: “El hyper siempre ha tenido una crítica aceleracionista muy potente. Es una idea muy utópica, pero querían destrozar el capitalismo acelerando el pop, haciendo aún más pop. Esa idea no se me quitó de la cabeza y está muy presente en mi trabajo. Yo entiendo perfectamente que hay gente que está en contra, pero a mí me parece bestial esa idea de crear una sonoridad tan pop que destroza el pop. Lo veo como extremadamente distópico o satírico-humorístico, pero al final el pop siempre ha sido un poco así. O sea, esta idea de querer resumir la complejidad de nuestras emociones a canciones de tres minutos de 'uh sha lala' me parece como la cosa más graciosa del mundo”. Sin embargo, y rechazando el gatekeeping, el artista considera que de cinco años a esta parte se ha generado un sentimiento mucho más comunitario que cuando elle comenzó su andadura musical, un momento en el que nunca llegó a sentirse comprendide: “Yo me siento muy reflejada en un montón de artistas que están saliendo ahora, sobre todo a nivel nacional. Estamos viviendo una época alucinante, con Rakky, LVL1, Samantha… una oleada de artistas que están haciendo lo que yo intentaba hacer hace cinco años. Sí que me siento más acompañada en ese sentido, pero siempre estará presente la desigualdad. O sea, a mí se me considera música urbana en España, porque soy una persona asiática del este. El término música urbana ha sido criticado a lo largo de toda la historia como una forma de segregación, porque su definición es música de personas racializadas”. Como persona racializada, que forma parte del colectivo queer y dentro de una escena musical tan nueva que no es del todo entendida, Chenta también reflexiona sobre la romantización de las comunidades en contraposición a la identidad propia: “Yo siempre lo comparo con nuestro primer amor, y cuando creces te das cuenta de que puedes ser romántica sin tener que recurrir a los tópicos. Al igual que en la forma en la que tejo relaciones afectivas, al principio tenía la concepción errónea de que si yo me metía en un colectivo de personas racializadas, por ejemplo, iba a encontrar una unión en la que íbamos a ser todas amigas, que éramos entidades homogéneas. Y es erróneo: tenemos que empezar a entender que no necesariamente tenemos que ser amigas para hacer activismo, podemos ser compañeras de lucha y normalizar el hecho de que te puede caer mal gente con quienes compartes objetivos. Hay millones de identidades que cohabitan en un mismo cuerpo, y me da miedo romantizar una comunidad y asesinar mi riqueza y mi escala de identidades. Yo tengo múltiples yoes”.

Gracias a su nueva mixtape, Chenta también descubrió otros paradigmas que operan en su identidad compositiva. Compuesto entre España y Taiwán, la artista reflexiona sobre su forma de hacer música en ambos países: “Siempre que estoy en España trato sobre raza o identidad, inconscientemente, porque al final es mi día a día. Cuando yo volví a Taiwán y me quedé ahí casi un año, escribí otro álbum que se llama Pasadas de moda. Lo voy a sacar en septiembre y justamente no trata sobre la identidad per se: hay una fantasía, una utopía. Encarno a una baby que quiere ser una artista conceptual, que expone en ARCO y fracasa estrepitosamente. A mí me parecía muy curioso el reseteo cultural cuando tu cuerpo viaja: lo mucho que te influencia a tu entorno y, de nuevo, cómo se manifiestan tus múltiples yoes y se reordena esa jerarquía de tus identidades según en qué lugares estés”. De este modo, PUTOCHINOMARICÓN nos vuelve a brindar una nueva reflexión en torno a la identidad dentro de la colectividad, a través de la subversión antihegemónica de realizar un trabajo experimental, contemporáneo y anticapitalista.

POR: MARTA ESPAÑA | FOTO: JAVIER PEÑALVER sergio, luz, luis y maría son cuatro jóvenes originarios de Murcia que publicaron su primera canción bajo el nombre de Trashi en época pandémica: Lo que pasó ese verano se llamó el primer EP de la banda, lanzado en 2021. Dos años más tarde repiten formato. Quiero irme a casa es su nuevo trabajo, en el que, después de tres años viviendo en Madrid, resumen algunas de las emociones generadas por mudarse a una ciudad grande e individualista.

LOS TRASHI ESTÁN DE VUELTA CON 'QUIERO IRME A CASA', UN TRABAJO MUCHO MÁS MADURO TANTO EN FONDO COMO EN FORMA. EN ESTE EP LA BANDA VERSA SOBRE LA DIFICULTAD DE VIVIR EN UNA CIUDAD AJENA, EN LA QUE PREDOMINAN LAS RELACIONES LÍQUIDAS Y EL RITMO FRENÉTICO. UNA NUEVA ETAPA PARA EL CUARTETO MURCIANO.

Pese a que en el tiempo en medio de ambos trabajos se ha hablado mucho de la posibilidad de que el primer largo de Trashi estuviera a la vuelta de la esquina, parece que a su álbum debut todavía le queda un tiempo. Y las cinco canciones de Quiero irme a casa son la solución inmediata para esa espera: “En el camino, nos dimos cuenta de que había que frenar un poco. Queríamos trabajar el álbum de una forma más tranquila, poner en común las ideas para que salga algo más sólido. Todavía tenemos que encontrar un poco más, vivir más cosas para inspirarnos y poder escribir de algo” (Sergio). En una industria en la que a los artistas se les exige una carta de presentación, prolongar la fecha de salida de un debut puede llegar a resultar frustrante. “Podríamos haber sacado perfectamente un largo, pero no habría tenido ninguna coherencia, ni conexión entre las canciones. No estaríamos tan contentos con el resultado, porque un disco para nosotros es la presentación oficial de nuestro proyecto. Queremos trabajarlo muy, muy bien, ser muy cuidadosos, muy detallistas con el sonido, la imagen y demás. Pero bueno, creo que la espera va a merecer la pena” (Luz).

Quiero irme a casa versa sobre las relaciones líquidas y sobre un falso estado de pertenencia. Tal y como afirma Luis “la idea de hogar es difusa. Por las noches no tenemos la sensación de llegar a nuestra casa. Es un concepto más mental que físico. Volvernos a Murcia sería genial, pero ni nos lo planteamos, al menos hasta dentro de muchos años. El reto es encontrar el hogar fuera de lo que ha sido nuestro hogar”. Forjarse una carrera artística en una ciudad tan grande y con un ritmo de vida tan frenético como Madrid puede parecer a priori una idea brillante que, a la hora de llevar a la práctica puede llegar a resultar frustrante. “Las relaciones que hemos tenido aquí en Madrid, de amistad, sentimentales, laborales… son muy líquidas en su mayor parte. Lo único verdaderamente seguro que teníamos era entre nosotros cuatro” (María).

Musicalmente, el nuevo EP supone un cambio notable con respecto a Lo que pasó ese verano: como su propio nombre indica, en Trashi predomina la espontaneidad y todo aquello que comúnmente se asocia con lo maquetero y la estética bedroom, en la que fueron categorizados cuando daban sus primeros pasos. Quiero irme a casa muestra un mayor interés por la producción, por encontrar un sonido preciso, lo que ha supuesto nuevos quebraderos de cabeza a una banda que en el último año ha comenzado a profesionalizarse. “Tener una banda en la que participamos todos por igual no es lo mismo que un proyecto en solitario. Tenemos que cuadrarnos con Javier, que es el que nos graba, el que viene con nosotros a todos lados. A la hora de juntarse, puede parecer que va a ir todo más rápido porque somos muchos, pero muchas veces es casi imposible” (Sergio). A todo el proceso creativo, además, se añade la figura de InnerCut, productor de los últimos lanzamientos de Trashi: “En el proceso de composición, primero nosotros por nuestra cuenta hacemos las demos, las producimos con Sergio, y luego tenemos que quedar con otro productor. Tenemos que cuadrar horarios con él, que también tiene mucho trabajo. Eso de por sí ya es un proceso muy largo, y además tenemos que coincidir todos, y suele ser bastante complicado” (Luz).

Trashi llevan tocando juntos desde los 16 años. Previamente a este proyecto, formaron Jump To The Moon, la banda con la que firmaron (en realidad sus padres lo hicieron) su primer contrato discográfico cuando aún eran menores de edad. A medida que fueron creciendo y sus intereses cambiando, deshicieron Jump To The Moon para reinventarse como Trashi. Tras más de ocho años tocando juntos, se han convertido en una rara avis que mantiene su formación inicial desde la adolescencia: “Yo creo que la razón por la que seguimos juntos es porque sabíamos que queríamos hacer algo con nuestra música. De todas formas, para nosotros es sencillo porque ensayamos muy poco, estamos ya súper conectados después de tantos años tocando juntos” (María). A esa conexión musical se añaden otros factores: amistad, la misma ambición e inquietudes profesionales comunes. Tal y como afirma Luz: “si no es con ellos, no sé si podría entenderme con alguien más”. Tanto es así que, al mudarse a Madrid al mismo tiempo para continuar haciendo música, decidieron compartir piso y, dos años más tarde, María, Luz y Luis continúan viviendo juntos: “Pasar tu adolescencia con alguien une mucho, tu primer cigarro… esas cosas. Es algo que ahora nos lleva a un punto en el que hay que poner límite. Compartimos piso, el mismo grupo de amigos, el mismo trabajo y ya no tenemos 15 años. Hemos aprendido a separar: no hablar de trabajo cuando estamos de cervezas, que en los inicios nos la pelaba muchísimo. Y con esa edad no sabes lo que es que te sature una cosa que te gusta tanto” (Luz).

Trashi sienten a Murcia, su tierra, como un oasis en calma al que volver, un refugio en el que todo sigue igual: “Nos gusta mucho estar con nuestras amigas de ahí, al margen del mundillo de la música. No como en Madrid, donde en cualquier terraza estás todo el rato hablando de música o de moda. Nosotros tenemos dos grupos de Whatsapp: uno para hablar de líos y otro para hacerlo del grupo” (María). Pero sería incorrecto percibir Quiero irme a casa como un plan de fuga. “Este EP reivindica un estado mental en el que, estés donde estés, sea posible alcanzar la tranquilidad. Un espacio seguro en el que lo personal supere siempre a lo profesional”. ¿Te suena de algo?

TRAS ADAPTAR CON ÉXITO CLÁSICOS DE LA LITERATURA COMO

'MATAR A UN RUISEÑOR' Y 'EL GRAN GATSBY', FRED FORDHAM

SE ATREVE CON UNO DE LOS CLÁSICOS DE LA CIENCIA FICCIÓN

DISTÓPICA: 'UN MUNDO FELIZ', DE ALDOUS HUXLEY. CASI CIEN

AÑOS DESPUÉS DE VER LA LUZ, UNA OBRA TAN O MÁS RELEVANTE posiblemente 'un mundo feliz' de aldous huxley junto a 1984 de George Orwell y Fahrenheit 451 de Ray Bradbury sean las novelas de ciencia ficción distópica más relevantes e influyentes de la historia. Trabajos visionarios que abrieron el camino a otros autores del género como Philip K. Dick o William Gibson para continuar profetizando sobre un futuro que ya es presente, a la vez que ejercían de espejo crítico de su realidad contemporánea. La diferencia entre la novela de Huxley y el resto de obras mencionadas es que, si bien todas ellas eran miradas pesimistas y lúgubres, desarrolladas en mundos represivos y totalitarios, Un mundo feliz planteaba otro tipo de perspectiva, al menos en apariencia.

QUE EN EL MOMENTO DE SU PUBLICACIÓN.

Al contrario que el futuro cyberpunk de Gibson, la tecnoconspiranoia de K. Dick o los relatos cautelares de Orwell y Bradbury en los que el poder del Estado y la represión social son colocados en primer plano, en la novela de Huxley la humanidad parece haber alcanzado la cúspide del progreso y la perfección. Un mundo aparentemente utópico en el que no hay lugar para la enfermedad, la muerte y la miseria, y el ocio y el placer se convierten en el centro de la existencia. Pero no es oro todo lo que reluce en esa sociedad de perversa perfección. La cultura, los sentimientos y la diferencia han desaparecido en pos de un estamento social perfectamente engranado, con un sistema de castas definido al milímetro y fruto de la evolución de la genética.

Fred

Una distopía luminosa que confronta la belleza de la imperfección contra el utilitarismo de un totalitarismo que se esconde tras el ocio y el consumo. Una distopía tan lúcida en sus planteamientos como terroríficamente profética en sus pronósticos, casi ya un espejo de la sociedad del siglo XXI. No es casual que su larga sombra se proyectara desde su publicación en infinidad de obras audiovisuales que han usado Un mundo feliz a modo de plantilla. Por ejemplo, la action movie noventera Demolition Man, en la que Sylvester Stallone despierta en un futuro en que lo aséptico ha sustituido lo carnal. O en los entornos arquitectónicos futuristas de líneas rectas y superficies reflectantes de THX 1138 de George Lucas o La isla de Michael Bay. Sin olvidar esa adaptación cinematográfica apócrifa que es Gattaca de Andrew Niccol, en la que los alfas y los epsilon son sustituidos por válidos y no-válidos. Pero, más allá de la terminología, en ambos títulos el destino de los humanos viene marcado por un código genético secuenciado antes de nacer. No solo de versiones apócrifas ha bebido la obra de Huxley, ya que la novela ha sido adaptada a lo largo de casi un siglo de vida a otros lenguajes, ya sea el radiofónico (en 1956 y en 2003), el teatral (2003), el musical (2006), el telefilme (1980 y 1998) o, más recientemente, en formato de serial televisivo (2020). Curiosamente, el mundo del cómic todavía no había apostado por una adaptación gráfica de la obra, aunque también podríamos considerar una adaptación apócrifa el relato que los autores de Watchmen, Alan Moore y Dave Gibbons, realizarían para el Superman Annual 11 en 1985, una historia titulada Para el hombre que lo tiene todo… En ese cómic Superman quedaba

Novelas

atrapado en la simulación de un Krypton utópico cuya aparente perfección ocultaba, al igual que en la obra de Huxley, una sociedad podrida. Así las cosas, ha tenido que llegar el ilustrador y dibujante de cómics británico Fred Fordham para enmendar la situación. Fordham es especialista en adaptar novelas clásicas al medio gráfico, en trabajos como El gran Gatsby de F. Scott Fitzgerald -con arte de Aya Morton- o Matar a un ruiseñor de Harper Lee, firmando texto y pinceles, algo que vuelve a hacer en su reinterpretación de Un mundo feliz. Fordham adapta de manera fidedigna una obra que adquiere más relevancia que nunca a partir de sus disquisiciones sobre el totalitarismo y la opresión; su mirada hacia dilemas morales como el de la gestación subrogada y los avances en ingeniería genética; y, sobre todo, el vacío existencial de una sociedad apabullada y anestesiada por el placer hedonista del consumo.

Fordham traslada el relato al medio gráfico a partir de una representación luminosa, que formalmente no esconde sus deudas, en una suerte de hibridación entre el arte de Alejandro Jodorowski en El incal y el de Fiona Staples en Saga. El trazo, de línea fina y colores primarios, beneficia a la estructura narrativa. Hay equilibrio entre la rigidez que aporta una planificación simétrica de nueve viñetas por página -funciona muy bien como metáfora gráfica de la sociedad opresiva- y la espectacularidad de la splash-page y la doble splash-page. Con esos mimbres y todo lujo de detalles la imaginería de ese futuro posible embriaga al lector. Es un sucedáneo de Soma, que sirve para lidiar -por partida doble: a personajes y lector- con los intrusivos estímulos de un universo tan seductor como perverso.

Cinco

Drácula

F. Fernández (1982)

La inmortal novela de Bram Stoker, adaptada en infinidad de ocasiones al lenguaje del cómic, quizá alcanza el paroxismo con la versión de Fernando Fernández.

Una versión publicada por capítulos en 1982 en la legendaria revista Creepy y que ha sido reeditada a todo lujo en un único volumen por la editorial Cartem.

Adaptadas

El Hobbit

Charles Dixon y David Wenzel (1989)

Mucho antes de que la obra de Tolkien se volviera mainstream gracias a Peter Jackson, Eclipse Comics se atrevió con esta introducción a la Tierra Media. Un relato juvenil que es reproducido fielmente por el trazo de un David Wenzel entre la narrativa gráfica y las formas del cuento ilustrado.

Al C Mic

Parker Darwyn Cooke (2009)

Donald E. Westlake, bajo el seudónimo de Richard Stark, crearía una de las cumbres del noir, el ladrón Parker. 24 novelas que comenzaría a adaptar el añorado artista Darwyn Cooke en una serie de relatos gráficos entre la novela ilustrada y la narrativa secuencial. Solo llegaría a su cuarta entrega, debido a su prematuro fallecimiento.

Matar a un ruiseñor

Fred Fordham (2018)

Con un estilo gráfico diferente al de su adaptación de Un mundo feliz, Fordham se imbuye de la atmósfera de la Alabama de los años 30, sin edulcorar en ningún momento el necesario mensaje antirracista de la obra original, para trasladar al cómic una de las novelas más influyentes del siglo XX, obra de la escritora Harper Lee.

Fahrenheit 451

Víctor Santos (2023)

Uno de los narradores gráficos más interesantes, prolíficos e importantes del panorama patrio, de influencia entre Frank Miller y el manga, se aleja de universos propios como la serie Polar para adentrarse en el profético relato de Bradbury. “Buscaba que no fuera un copia y pega del libro”, afirma el propio Santos.

LA APARICIÓN EN NUESTRAS LIBRERÍAS DE 'UN MUNDO FELIZ', ADAPTACIÓN AL CÓMIC DE LA MANO DE FRED FORDHAM DE LA SIEMPRE VIGENTE NOVELA DE ALDOUS HUXLEY, NOS SIRVE COMO EXCUSA IDEAL PARA ESTE PASEO POR MEDIO CENTENAR DE FUTUROS ALTERNATIVOS EN CUATRICOMÍA. SI QUIERES SABER CÓMO SOBREVIVIR EN ENTORNOS INHÓSPITOS, SOCIEDADES TECNÓCRATAS Y APOCALIPSIS VARIOS, ESTAS LECTURAS COMIQUERAS TE SERÁN DE GRAN AYUDA.

Noventa y una primaveras, ahí es nada, cumplirá Un mundo feliz este 2023. Vale que la de Huxley no fue la primera distopía que conocimos. Ya en pleno siglo XVIII Jonathan Swift nos sorprendió publicando un libro mítico, Los viajes de Gulliver, para muchos la más temprana muestra del género, con sus aires de fábula social y su crítica no exenta de humor de sus contemporáneos. Pero la novela de Huxley, con su estado totalitario, su población dividida en castas y su soma anulando voluntades individuales en pos de la felicidad generalizada, sentaría las bases en los agitados años treinta del atribulado siglo XX, bases que años más tarde continuaron otros clásicos absolutos como 1984 de George Orwell y Farenheit 451 de Ray Bradbury. Una tradición que ha seguido adelante hasta nuestros días y que, por supuesto, lo ha hecho más allá de las letras. Solo en el audiovisual, la distopía parece estar siempre de moda, de THX 1138 a Matrix, de Metropolis a Black Mirror. Y el cómic, por supuesto, lejos de resistirse a los cantos de sirena del relato distópico, se lanzó de cabeza a imaginar futuros casi siempre poco prometedores y cercanos al apocalipsis. De hecho, el género de ciencia ficción, casi siempre distópico, encontró a lo largo de la década de los setenta y ochenta un interés inusitado en el campo del cómic, con publicaciones periódicas como Metal Hurlant o su versión norteamericana Heavy Metal, en la que autores como Moebius, Alejandro Jodorowsky o Richard Corben resignificaron para siempre este género. Eso fue poco antes de que el manga, de que obras como Akira y Ghost In The Shell, marcaran el paso del audiovisual y terminaran de definir la distopía tal y como hoy la conocemos. Hacemos memoria y, ya sea en decorados cyberpunk o apocalípticos, con protagonistas superheroicos o extra-irreverentes, trufados de aroma europeo o caracterizados con ojos de manga, he aquí cincuenta títulos indispensables para entender eso que nuestra RAE define como “la representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la alienación humana”. Su distopía, gracias.

1v De Vendetta

Alan Moore, Dave Gibbons / 1982

“Remember, remember the 5th of November…”. A fuego se grabó en nuestras cabezas esta rima que celebra la noche de 1605 en la que un grupo de rebeldes -incluyendo a ese Guy Fawkes futura inspiración del colectivo Anonymousintentó volar el Parlamento británico. Alan Moore, el genio de Northampton tomaría esa efeméride como base para una historia de venganza ambientada en una Gran Bretaña post-nuclear más gris que nunca, dominada por una suerte de Stasi onmipresente y donde la anarquía parece ser la única respuesta posible.

2

Akira

Katsuhiro Otomo / 1982

La Neo-Tokio de 2019 imaginada por Otomo se ha convertido con el paso de los años en el espejo en el que se miran todas las distopías llegadas después.

3 4

El Eternauta

H. G. Oesterheld, F. Solano López / 1957

Y, EL ÚLTIMO HOMBRE

Brian K. Vaughan, Pia Carrera / 2002

Todo un alegato de la militancia contra la opresión y metáfora disfrazada de invasión alienígena a propósito de las dictaduras sufridas en Argentina.

Watchmen

Alan Moore, Dave Gibbons / 1986

La obra magna de Moore nos presentaba una realidad alternativa en la que los superhéroes existían, los americanos ganaban en Vietnam y el mundo avanzaba imparable hacia un holocausto nuclear. Un guión milimétrico que no ha perdido un ápice de vigencia y cuya resonancia aún colea. Vean si no la excepcional serie de HBO.

Ranxerox

Tamburini, Pazienza, Liberatore / 1978

Tamburini representó a una Italia sumida en disturbios estudiantiles, atentados terroristas y mucha droga, con esta fantasía protagonizada por un robot malhumorado.

100%

Paul Pope / 2002

Jack London, H.G. Wells, Philip K. Dick, Will Eisner y hasta Dirty Three sirvieron a Pop como influencias para entregarnos este brillante relato coral ambientado en 2038.

Mister X

7 8 12

O la odisea por sobrevivir en un mundo donde solo quedan mujeres (y un mono). Con un planteamiento así, normal que a Vaughan lo acabaran fichando en Perdidos 6

D. Motter, P. Revoche, Hnos Hernández / 1984

Más que el personaje que le da título, la auténtica protagonista aquí es esa Radiant City, ejemplo máximo del dark decó e inspiración para filmes como Dark City

5 9

El Incal

Alejandro Jodorowsky, Moebius 1980

Clásico entre los clásicos, la saga ci-fi emprendida por esta pareja creativa tan bien avenida comenzó en 1980 en la cabecera no menos mítica

Metal Hurlant y aún hoy su impronta es innegable. Con ese toque metafísico tan propio de Jodorowski -que había hecho el camino inverso y por aquel entonces ya había dirigido para el cine El topo y La montaña sagrada-, muchos babeamos con la posibilidad de que Taika Waititi finalmente lleve a la gran pantalla esta space opera trufada de misticismo pero también de mucho humor.

Aama

Frederik Peeters / 2012

El suizo meditaba sobre la dependencia del ser humano y la tecnología para terminar poniéndose pelín metafísico y, de paso, ganar en el Festival de Angoulême.

13

GHOST IN THE SHELL

Masamune Shirow / 1989

Culmen del cyberpunk filtrado por el ojo nipón o Blade Runner en clave mangaka, tanto da, la obra de Shirow no pierde vigencia, ni aliento existencialista.

PATRULLA X. DÍAS DEL FUTURO PASADO

Chris Claremont, John Byrne / 1980

También Marvel tiene sus distopías. Y la más conocida, con ecos del Holocausto nazi y la lucha racial, es este arco argumental, el más celebrado de la historia mutie.

GIVE

10 14

Me Liberty

Frank Miller, Dave Gibbons / 1990

Para algunos fue el equivalente yanqui a V de Vendetta. Las peripecias de Martha Washington en un futuro de lo más jodido siguen hoy teniendo su miga.

11

Metr Polis

Osamu Tezuka / 1949

Explotación laboral, calentamiento global y hasta la identidad de género son algunos de los temas ya tratados en esta obra de un Dios del Manga con tan solo 21 añitos.

15

SOFT CITY

Pushwagner / 1975

Elogiada por Chris Ware, esta concisa descripción de una vida subyugada a los designios de una corporación de tintes orwellianos estuvo perdida durante años.

La Guerra Interminable

Joe Haldeman, Marvano / 2011

Una contienda sin fin, un enemigo invisible y una militarización desmesurada que tritura hombres en una maquinaria inútil. Haldeman se inspiró en Vietnam, claro.

La Trilog A Nikopol

Enki Bilal / 1980

El yugoslavo, indispensable del cómic europeo, se pone en modo Moebius (más pesimista) en una historia que combina mitología egipcia y políticas neofascistas.

SUPERLÓPEZ. LOS CABECICUBOS

Jan / 1983

Nunca suficientemente reivindicado, Jan revisaba nuestra reciente Transición y ponía en solfa a la extrema derecha en la que para muchos es su mejor obra.

Suicidas

Lee Bermejo / 2015

Un péplum noir que pone al día el circo romano en un Los Ángeles arrasado por un terremoto y dividido entre el resort de lujo y la escoria de los suburbios.

RUBBER FLESH

Miguel Ángel Martín / 1993

Casi un trasunto de Ballard, Cronenberg y sus nuevas carnes, el autor leonés convivió con la censura y nos zumbó la cabeza a base de cíbersexo y muy mal rollo.

TRANSMETROPOLITAN

Warren Ellis, Darick W. Robertson / 1997

Con un protagonista diseñado a la (des) medida de Hunter S. Thompson y su periodismo gonzo, esta sátira social, política y religiosa funciona como un tiro.

Hombre

Antonio Segura, José Ortiz / 1981

Si Ranxerox fue protagonista en El Víbora, Hombre lo fue en Cimoc. Benditas revistas donde un western post-apocalíptico como este podía convertirse en todo un éxito.

TOKYO GHOST

Remender, Murphy, Hollingsworth / 2015

El autor de Ciencia oscura abandona su lado más aventurero y abraza el neo pulp en un Los Ángeles 2089 donde el ser humano solo piensa en su siguiente chute digital.

Seraphim 266613336 Wings

Satoshi Kon, Mamoru Oshii / 1993

Pese a su condición de obra inacabada, difícilmente un manga a cuatro manos entre dos genios como Oshii y Kon puede calificarse de otra cosa que de obra maestra. Precisamente fueron las diferencias creativas entre ambos las que pusieron punto y final a una historia en la que el mundo colapsa ante la aparición de una extraña enfermedad.

SHANGRI-LA

Mathieu Bablet / 2017

Ciencia ficción de manual, donde no falta un perejil: corporaciones maquiavélicas, entorno post-nuclear, algo de misticismo y sus guiños a Huxley y otros distópicos.

El Pu O De La Estrella

DEL NORTE

Buronson, Tetsuo Hara / 1983

O la hora de las yoyas. Para poco más da el periplo de Kenshirô, arquetipo del héroe solitario por una Tierra sin agua y abandonada a las peleas entre bandas.

Jimbo En El Para So

Gary Panter / 1988

Colega de Matt Groening y artista todo terreno, en esta obra y sus secuelas -Jimbo in Purgatory, Jimbo’s Inferno- Panter nos ofrecía su particular -y punk- versión de Dante.

PUNK ROCK JESUS

Sean Murphy / 2012

Un punto de partida tan polémico como seductor: en un futuro más o menos cercano, una multinacional llamada Orphis emite un reality show cuyo protagonista es el clon del mismísimo Jesucristo. Los peligros del fundamentalismo religioso y el poder de los mass media en una historia que, aunque narrada hace ya veinte años, bien podría suceder hoy.

BLAME!

Tsutomu Nihei / 1996

Arquitecto antes que mangaka, al de Fukushima se le aprecian sus lecciones bien aprendidas, con sus tropecientos mil niveles y ese diseño tan Escher.

AMERICAN FLAGG

Howard Chaykin / 1983

Precursora narrativa de obras mayúsculas como Watchmen y The Dark Knight Returns, un imprescindible relato distópico con el sexo y la violencia habitual de su autor.

20TH CENTURY BOYS

Naoki Urasawa / 19996

Comparada con Stephen King y su It, el manga de Urasawa no es solo uno de los más aplaudidos por crítica y público, también es reflejo de la historia de su país.

DMZ

Brian Wood, Riccardo Burchielli / 2005

DMZ son las siglas de Zona Desmilitarizada, y hacen referencia a una Manhattan convertida en tierra de nadie tras una Guerra Civil que ha asolado EEUU.

Apocalypse Girl

El Torres, Ramiro Fernández Borrallo / 2019

El autor de El velo y el dibujante de SON, otra distopía en viñetas, se asocian en este relato que combina horror cósmico y encanto teen en un marco apocalíptico.

El Ltimo Recreo

Carlos Trillo, Horacio Altuna / 1982

Algo así como el reflejo distópico de ¿Quién puede matar a un niño? Aquí una bomba extermina a todos los adultos y el mundo queda en un starting over desolador.

PURE TRANCE

Junko Mizuno / 1996

Entre lo grotesco y lo cuqui, relato ambientado en una Tokyo subterránea y dependiente de unas cápsulas nutricionales tras la III Guerra Mundial.

Sky Doll

Alessandro Barbucci, Barbara Canepa / 2000

La odisea de una androide, esa sky doll del título, en busca de su identidad, rodeada de una teocracia corrupta y todopoderosa. Una Barbarella del siglo XXI.

GALAXY EXPRESS 999

Leiji Matsumoto / 1977

Trenes espaciales, ciborgs despiadados y una reflexión sobre la existencia del ser humano. Todo un éxito por el héroe de Daft Punk, con anime, películas y un OVA.

The Private Eye

Brian K. Vaughan, Marcos Martín / 2015

Estamos en 2076, internet ha reventado y la privacidad, jaja, es un mito. Así que todo hijo de vecino es ahora un enmascarado. Una trama noir inquietantemente realista.

RONIN

Frank Miller / 1984

Miller saltaba del Japón feudal al Nueva York distópico dominado, cómo no, por una corporación biocibernética de lo más oscura en un cóctel de depurado storytelling.

Oblivion Song

Robert Kirkman, Lorenzo de Felici / 2018

Otro must distópico: las catástrofes sobrenaturales. Kirkman vuelve a bregar con el apocalipsis y el duelo tras triunfar con Los muertos vivientes

Freakangels

Warren Ellis, Paul Duffield / 2008

Divertido webcomic recopilado en edición impresa por Avatar Press, con un Londres de estética steampunk inundado hasta las trancas como escenario.

JEREMIAH

Hermann / 1979

Otro western post-apocalíptico con dos protagonistas inolvidables en un mundo a lo Mad Max con toques de Sergio Leone y el autor belga en su mejor versión.

El Juez Dredd

John Wagner, Carlos Ezquerra 1977

Ligeramente inspirado en el personaje encarnado por David Carradine en La carrera de la muerte del año 2000, distopía de Paul Bartel vía factoría Corman, este juez es mucho más: también es jurado y ejecutor. De gesto impertérrito y casco eternamente encajado, impone su ley a sangre y a fuego en un 2099 donde las ciudades se han convertido en auténticas megalópolis tras el desastre nuclear. Todo un icono de la cultura popular en un relato de ciencia ficción con ese toque tan punk que solo los británicos saben dar.

La Superviviente

Paul Guillon / 1985

Con un robot como compañía, nuestra heroína sobrevive en un París desierto. Una de esas historias dadas a combinar ci-fi y erotismo del gusto europeo.

SUPERMAN. HIJO ROJO

Mark Millar, Dave Johnson / 2003

¿Qué habría pasado si la nave del bebé de Krypton hubiera acabado en Ucrania y no en Kansas? En el Universo DC también fantasean con una distopía superheroica.

The True Lives Of The Fabulous Killjoys

G. Way, S. Simon, B. Cloonan / 2013 Más de allá de The Chemical Romance, Gerard Way ha encontrado su camino en el cómic con The Umbrella Academy o esta historia apocalíptica de aroma setentero.

Tierra Muerta

Don Rogelio J. / 2020

La gira de una banda de medio pelo por un país sumido en una guerra civil como excusa para retratar en clave futurista el día a día de la serie B (o Z) del rock.

1984

JC Derrien, Rémi Torregrosa / 2022

El clásico de Orwell sobre una sociedad tan autoritaria como asfixiante en una adaptación rigurosamente fiel que compite con la todavía reciente de Fido Nesti.

THE LAST OF US: SUEÑOS

AMERICANOS

Druckmann, Hicks, Rosenberg / 2013

El éxito del videojuego nos dejó, antes que una serie de HBO ya mítica, una serie de cómics. Este en concreto sirvió de inspiración para el episodio 7.

EL HUMANO

Diego Agrimbau, Lucas Varela / 2020 ocos artistas cuentan entre su nómina de fans con nombres del calibre de Billie Eilish, Massive Attack o la escritora Zadie Smith. De orígenes nigerianos, chadianos y franceses, pero ciudadana londinense desde su nacimiento hace 22 años, desde el mismo instante en que Anaïs Oluwatoyin Estelle Marinho irrumpió con fuerza en la escena musical británica, su folk con tintes r'n'b ha sido capaz de poner de acuerdo a la audiencia más indie con el oyente de radiofórmula, a la intelectualidad más sesuda y a la pop star de turno.

Decimos adiós a nuestra lista con otro lugar común del género distópico: el emprender una nueva civilización desde cero en otro planeta. Poco nos queda para ello.

En solo dos años, Anaïs Oluwatoyin -su nombre real-, ha alcanzado una posición de privilegio que la mayor parte de artistas consagrados tardan décadas en conseguir. Tras meterse a medio mundo en el bolsillo con su álbum de debut, la londinense regresa ahora con un trabajo compuesto desde su “yo” más profundo, en el que la experiencia vital, las inquietudes de su generación o los miedos normales en una joven de 20 años insuflan vida a las canciones. Y todo ello al tiempo que explora con sabiduría diferentes episodios de la ‘back music’ .

Si en el pasado Parks estaba más ocupada en abordar en sus canciones temas universales como la depresión u otras patologías mentales, parece que todo lo que ha pasado desde su explosiva irrupción en 2021 con la publicación de Collapsed in Sunbeams -premio Mercury al mejor disco británico de 2021-, estar en el foco estos últimos dos años, la ha llevado a buscar su centro de gravedad -como diría Franco Battiato- permanente. Finalmente lo ha conseguido a través de un ejercicio de introspección que ha dado como resultado un segundo largo de una madurez y lucidez sorprendentes. My Soft Machine lleva por título, lo componen doce nuevas canciones, verá la luz el 26 de mayo en medio de una enorme expectación -sobre todo en su país de origen, donde es una absoluta estrella- y nos sirve de excusa perfecta para charlar con ella acerca de sus procesos creativos, Sylvia Plath o su nueva vida alejada del bullicio del West London, el lugar en el que nació y creció, para refugiarse hoy al calor de la soleada California. Al otro lado de la línea la voz de Arlo suena serena y, sin embargo, afectada, cargada de una profundidad que la acerca al poeta que declama en un recital. Un detalle que define la personalidad y también el arte de esta joven de potencial inabarcable.

Empecemos por el principio y por lo más obvio: ¿por qué My Soft Machine?

Elegí este título porque me pareció que representaba la luz y la sombra que engloba el disco. Este álbum desprende mucha ternura y delicadeza, pero también melancolía. Hay momentos en los que las cosas parecen más abrasivas; y otras, mucho más crudas. Quería canciones que captaran ese equilibrio emocional.

¿Cómo es tu proceso creativo? Es difícil explicar cómo escribo, porque mi forma de aproximarme a las canciones y a las letras es muy instintiva. No suelo pensar en ello. Me baso mucho en la poesía y en pequeños fragmentos que recojo en mi diario. Es algo que hago desde que tengo uso de razón. Me encanta contar historias. Tomo nota de conversaciones con la gente que me rodea, e intento mirar hacia dentro de mí pensando en aquellas cosas que me emocionan. Creo que se aprende mucho de uno mismo observando a los demás.

Y ¿cuáles han sido las principales referencias que has manejado a la hora de componer este disco? Diría que hay una mezcla de referencias antiguas y con- temporáneas. Me siento muy influenciada por artistas nuevos que transmiten una sensación de calidez y calidad experimental, como Jai Paul o John Glacier. Soy muy fan también de leyendas como Missy Elliot, Nick Drake y Deftones. El ethos de la música de King Krule me transmite mucho, porque se muestra como es, sin complejos ni artificios. Es un artista que no teme a arriesgarse, y eso me resulta muy inspirador.

Has hablado a menudo de tu interés por la poesía de Sylvia Plath. ¿Qué es lo que más concretamente te interesa de su obra?

Creo que hay una sensación de auténtica oscuridad, pero también de absoluta verdad en todo lo que Sylvia Plath escribió. Siempre me ha atraído la poesía que parece provenir de un espacio profundo, interior; que se siente como una liberación necesaria o que tiene cualidades terapéuticas. Creo que el gran valor de la obra de Sylvia Plath, de sus poemas, es que consiguió alcanzar la honestidad poética y representar la melancolía como nadie.

Recomiéndanos otros autores que te molen...

No sé si estás de acuerdo, pero tengo la sensación de que Internet y las redes sociales han devuelto otra vez la poesía al primer plano. ¿A qué crees tú que se debe este repentino auge de este género literario?

Creo que mi generación ha creado un espacio para que la definición de poesía se extienda y evolucione, ya setrate de unas pocas líneas o de un torrente de palabras. Puede escribirse en broma o por diversión. Puede estar inacabada. Creo que en los últimos tiempos la poesía se ha convertido en un espacio más inclusivo y abierto.

¿Cuándo empezaste a trabajar en este disco?

En invierno de 2020, antes incluso de que saliera 'Collapsed In Sunbeams'. Fui componiéndolo en pequeños ratos entre gira y gira, así que el estudio se convirtió en el espacio donde volcaba todos esos pensamientos y sentimientos mientras estaba en tour. Fue un proceso terapéutico.

¿Podríamos decir que My Soft Machine es un álbum de colaboraciones? Y, de ser así, ¿qué era lo que buscabas con ellas?

Hay mucha más gente implicada que en el primer disco. Además de mis principales colaboradores, han participado el guitarrista David Longstreth, de Dirty Projectors, y el baterista Garrett Ray, de la banda de gira de Vampire Weekend. Me encantó el carácter colaborativo de esta experiencia y poder disponer de toda esa gente en diferentes etapas de su carrera y provenientes de distintos lugares de la música poniendo en común su sabiduría. Fue increíble.

Aunque quizá el nombre que más llama la atención de entre todos esos colaboradores sea el de Phoebe Bridgers, que canta en uno de los temas, Pegasus...

Suena a tópico, pero contar con Phoebe para mí ha sido un sueño que se ha hecho realidad. Llevo escuchando su música desde los 17 años. Siempre he sido fan de su música, y tuve la oportunidad de conocerla en Londres durante el confinamiento. Habíamos cantado juntas en

Coachella, Glastonbury, y también en algunas sesiones de piano de Radio 1 de la BBC. Nunca antes había incluido otra voz en mis canciones, pero con ella sentía que hacíamos la pareja perfecta. Me encanta colaborar con otros artistas porque soy una eterna estudiante de música. Me gusta ver cómo hacen las cosas los demás, entender sus procesos y otras formas de hacer.

Visto con la perspectiva que da tener el disco terminado, ¿qué es lo que ha cambiado con respecto a Collapsed In Sunbeams?

Creo que 'My Soft Machine' es un disco mucho más valiente a nivel de producción, en lo relativo a los sonidos empleados. Y, por otra parte, con respecto a las letras, creo que en esta ocasión he tenido de verdad el valor de hablar de las cosas desde mi perspectiva, utilizando abiertamente la primera persona, el "yo". Puede sonar muy simple, pero en realidad requiere mucho valor y coraje hacerlo. Aparte de eso, los dos álbumes son bastante diferentes, pero la esencia es la misma.

¿Y qué es lo que significa este disco para Anaïs Oluwatoyin Estelle Marinho?

Este es el proyecto en el que más esfuerzo he invertido. Me he implicado mucho en la producción, me he dedicado en cuerpo y alma, me he obsesionado con los detalles, he sido diligente en la edición y revisión de las canciones para asegurarme de que fueran perfectas. Este disco es como mi bebé.

En estos dos años, desde la pubicación de Collapsed

In Sunbeams, no has parado de girar...

Lo que más me gusta de las giras es la gente. Me gusta mirar al público y ver cómo las canciones adquieren un nuevo significado a medida que se comparten. Ver a la gente sonreír, llorar, que la gente se acerque a mí después de los conciertos y comparta una perspectiva diferente sobre una canción. Me gusta esa sensación de comunidad y de familia.

Tu música siempre ha tenido un componente cosmopolita, de mezcla, que se habrá potenciado al girar, pero que supongo tiene que ver con tus orígenes...

Sí, mi padre es nigeriano y brasileño, y mi madre chadiana y francesa. Crecí en Londres, pero pasé mucho tiempo en Francia y visitando a mi familia en EE UU.

Hay varias artistas británicas que en los últimos años se están dando a conocer internacionalmente con un sonido en el que se aprecia la fusión del pop y la black music. Hablo de mujeres como Lava la Rue, Pip Millett, Joy Crookes, Cleo Sol, Olivia Dean... ¿Podemos hablar de una nueva escena formada por mujeres solistas y mestizas?

Creo que siempre ha habido un intenso sentido de la creatividad y la diversidad en la música negra británica, en el legado de Tricky y Joan Amtrading, en las nuevas texturas electrónicas de Lorraine James y Dean Blunt… Eso no es nuevo: la calidad y el poder transformador de la música negra siempre ha estado ahí, y en artistas de todos los géneros.

¿Cómo ha sido mudarte a Los Ángeles?

Vivir en Los Ángeles es una aventura constante. Como sabes, yo crecí en Londres y pasé toda mi vida allí. Después de todo lo que pasó tras el lanzamiento de 'Collapsed in Sunbeams' yo me encontraba en un momento en el que tenía ansias de aventura y quería mudarme a un lugar que me resultara familiar, pero que supusiera un cambio que me inspirara cosas nuevas. Mudarme a Los Ángeles ha sido una de las mejores decisiones que he tomado, por la gente que he conocido y por lo mucho que me he esforzado por crear cosas nuevas y explorar diferentes ramas creativas. El sol, la naturaleza, las montañas, el mar... Es como un nuevo paisaje en el que me encuentro muy cómoda y que siento mi hogar.

¿Y cómo llevas lo de hacerle guiños al mundo de la moda? A priori podría parecer un universo un poco ajeno a la imagen que proyectas con tus discos. Estuve a la Semana de la Moda de Milán, París y Londres. He ido a todo, desde JW Anderson, Kenzo, Bode y AMI. Para mí, la moda es un patio de recreo, un espacio lúdico. Sí, siendo como soy nueva en este mundo, a veces me siento un poco como una intrusa que observa desde fuera y se maravilla por todo.

Tu anterior álbum te ha llevado a recibir premios, como el Mercury Prize y BRIT, nominaciones a los Grammy, etc. ¿Cómo has llevado todo ese revuelo? Todavía no lo asimilado del todo. Es una sensación de alegría y orgullo, pero son cosas tan grandes que cuesta asimilarlas. Pero me gusta eso, me gusta sentirme feliz y orgullosa, y que la gente me vea, pero sin dejar que me influencie demasiado y afecte a mi forma de hacer las cosas.

Por último, también estás involucrada en el trabajo de varias ONG y asociaciones benéficas ¿no? Acabo de empezar mi andadura colaborando y trabajando con organizaciones benéficas, sí. En los últimos años, he estado trabajando con Calm para concienciar y acabar con la vergüenza que rodea a la salud mental y la terapia, y para animar a más gente a buscar ayuda. También he colaborado con UNICEF y he ido a escuelas para hablar con niños que están cambiando el mundo a su manera. Ha sido muy gratificante, sobre todo hablar con los jóvenes y ver su pasión por lo que hacen y por mejorar las cosas. ¡Creo que he aprendido más de los chicos que ellos de mí!

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