Nuestro Tiempo 713

Page 102

Escena

kirill serebrennikov, en su despedida del centro gogol como director en 2021

«Aseguraos de que el teatro permanece vivo y la libertad, necesaria. Y no os desaniméis. No hay vida ni libertad en el desaliento. Ya sabéis qué hacer. Paz y amor para todos»

Lo que era normal Kirill Serebrennikov dirige desde su arresto domiciliario de Moscú dos óperas: La nariz, en Múnich, y Parsifal, en Viena. texto Felipe Santos [Com 93]

@ultimoremolino fotografía ©W. Hoesl / Bayerische

Staatsoper Cuesta creerlo, pero la invasión de Ucrania ha sido el punto culminante de un proceso interno que lleva casi una década minando las instituciones rusas, también las culturales. Cuando le nombraron director del Centro Gogol de Moscú en 2012, Kirill Serebrennikov era uno de esos grandes nombres que el Gobierno exhibía como muestra de la espléndida salud de la vanguardia artística rusa, especialmente en el mundo de la escena. Hasta su arresto en 2017, la relación del régimen con sus artistas se fue volviendo suspicaz, sobre todo desde la crisis de Crimea, que puso a Rusia en el disparadero internacional. Aquello ya parece un juego de niños si lo comparamos con la situación actual. «La prohibición de viajar no me impide trabajar, mis amigos me ayudan —explicaba Serebrennikov en un encuentro por videoconferencia con periodistas antes del estreno de Múnich—. La vida es una planta verde que crece constantemente. Y esa planta que va creciendo también puede romper el asfalto. Eso significa que la vida gana, y el arte también. Y la música… 100—Nuestro Tiempo abril 2022

casi siempre gana». La metáfora utilizada muestra cómo concibe esa tensión entre el humanismo y el mundo artificial creado por el hombre, sobre todo esa maquinaria inapelable que es el poder. Un tema que empezó a ser incómodo para las autoridades rusas al ver en él un resquicio por el que se colaba una crítica velada y contundente al régimen de Vladímir Putin. Finalmente lo relevaron de la dirección del Gogol en 2021, el mismo año en el que el mayor crítico del Gobierno, Aleksei Navalny, recibió las condena de dos años de prisión, y fueron detenidos en las protestas el rapero Oxxxymiron y miembros del conocido colectivo Pussy Riot. Tiempo después, la situación continúa. Aunque el director ruso ha seguido con su trabajo en la distancia para Múnich y Viena, pudo viajar a Hamburgo después de Navidad para estrenar El monje negro en el Teatro Thalía. Quizá fue una pequeña consecuencia de lo que estaba por venir y del eco que se habían hecho los medios occidentales en los meses previos sobre la situación de artistas como él en Rusia. Esa tensión sobrevuela sin disimulo sus propuestas escénicas. En Viena, encerró a Parsifal en una prisión y convirtió el viaje del héroe en una crónica interior desde las entrañas de la lógica carcelaria donde se juntan criminales y represaliados. En Múnich, sin embargo, llevó el cuento de Gogol La nariz a las calles de San Petersburgo, y le dio una vuelta de tuerca. Si el problema de aquel era la desaparición de una nariz en el rostro de un funcionario, aquí el conflicto se origina en que

los demás poseen más narices mientras que el protagonista solo conserva la suya. Serebrennikov abre así el debate en una sociedad controlada por el poder sobre lo que es normal y anormal, en un juego que se extiende hasta el absurdo. Todo esto ocurre en la oscuridad de unas calles mal iluminadas, sacudidas por nevadas


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.