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profético de paz y acción no violenta como marcas decisivas de su contribución". La Comunión de Iglesias en Indonesia se estableció el 25 de mayo de 1950 como el Consejo Nacional de Iglesias en Indonesia. La Comunión de Iglesias en Indonesia ha recordado constantemente al movimiento ecuménico la opción preferencial por la no violencia como respuesta al amor de Cristo, dijo Sauca. "Muchos te miran y te escuchan en busca de señales y palabras de verdad y esperanza", dijo Sauca. "Sus oraciones y acompañamiento fiel han sido una fuente de resistencia para aquellos a quienes otros clasificarían como 'el menor de estos'". Sauca aseguró la comunión de oraciones continuas de la comunidad del CMI. "Indonesia te necesita", dijo. "La comunidad mundial de iglesias también te necesita". (oikoumene.org) 25/05/2020

75.Rubem Fonseca (1925-2020): “Realismo feroz”, violencia, condición humana (I):

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Leopoldo Cervantes-Ortiz Qué vida sórdida la suya. Policía, abogado, escritor. Siempre con las manos sucias. R. F., El caso Morel El novelista mexicano Élmer Mendoza lo dijo en 2016, a propósito de la publicación de El seminarista: ―Leer a Rubem Fonseca es volver a nacer. Retoña la mirada, los sueños, el gusto por el vino, la comida y las tramas inteligentes; además se vuelve a creer en la literatura como una posibilidad de estar en el mundo sin mayor culpabilidad‖. [1] Larga, impetuosa y provocativa fue la carrera literaria del escritor brasileño Rubem Fonseca (nacido el 11 de mayo de 1925 en Juiz de Fora, Minas Gerais, y fallecido en Río de Janeiro el 15 de abril de 2020), auténtica rara avis en el panorama literario latinoamericano. Aunque empezó un tanto tardíamente, abarcó desde 1963 (con Los prisioneros) hasta su muerte, con más títulos de cuento, principalmente, aunque sus novelas también son magníficas. Dueño de un estilo brioso y descarnado, no dio cuartel a la exposición del sórdido mundo que conoció gracias a su trabajo como policía y abogado penalista, aunque también se formó en administración (en Estados Unidos) y fue guionista de cine. Y tan provocadora fue, que apenas unas semanas meses antes de morir, el gobierno de la provincia de Rondonia incluyó su obra en el paquete de libros prohibidos (al igual que su tocayo Rubem Alves, Machado de Assis y Ferreira Gullar) por supuesta mala influencia.

Así resumió este caso Armando Escobar G.: ―De este modo, el gobierno estatal guardaba para sí la potestad de hacer que sus estudiantes leyesen sin pasar ningún tipo de vergüenza, sin sentir ninguna incomodidad. Nada más lejano a la acción misma de leer un buen libro. Nada tan lejano del efecto que suelen tener los libros de Rubem Fonseca en el público lector, pues si hay algo que precisamente se condensa en su obra es la vergüenza y la incomodidad‖. [2] Y añadió: ―A pesar de los años, Fonseca no deja de ser punzocortante y sumamente corrosivo. Por eso, sentí un extraño gusto al ver su nombre repetido ahí tantas veces, pues estoy convencido de que pocas plumas pueden incomodar tanto como la suya en días tan oscuros como los que atraviesa Brasil y que, además, la propia historia de ese país nos ha enseñado que las listas de libros prohibidos no son más que una efusiva invitación para la lectura‖. De modo que, hasta el final de sus días, Fonseca fue capaz de sacudir conciencias y alterar el supuesto orden de las vidas de muchos, especialmente de quienes están fielmente retratados en sus relatos. Ya desde 1975 estuvo en observación por el gobierno de su país, pues Feliz año nuevo (integrado por 15 cuentos), aparecido ese año, fue prohibido por el régimen de facto presidido por el general luterano Ernesto Geisel. No contento con ello, El cobrador (1979) vino a reforzar lo que ese gobierno advirtió con espanto, pues los nuevos textos ―presentaban desafíos a la censura mucho más contundentes‖ por su ―modo más crudo de narrar hechos violentos, así como la constante alusión a sexualidades ilegítimas aderezadas con una erotización patológica del cuerpo, entre otras tantas afrentas a la moral y las buenas costumbres que tanto defendía el aparato estatal que, por su parte, no se podía permitir un paso más en falso: a esas alturas ya fungía como una excelente agencia publicitaria para el autor‖. Así de subversiva, la obra de Fonseca fue sumando libro tras libro para ofrecer a sus lectores una mirada radical a la espantosa realidad de los barrios bajos brasileños, llenos de corrupción, crimen y violencia, no muy diferentes a los de las grandes ciudades latinoamericanas. Aparecieron en cascada, gracias a los buenos oficios, primero de Alfaguara, Bruguera, Seix-Barral y Júcar, en España (especialmente con las traducciones de Basilio Losada), y luego Cal y Arena, la gran difusora de esta

obra (México, traducciones de Benjamín Rocha, Rodolfo Mata y Regina Crespo), Norma (Colombia), Alfaguara (Romeo Tello) y Tusquets, además de algunas versiones argentina y chilena: Feliz año nuevo (1977), El caso Morel (1978), El cobrador (1980), Pasado negro (1986), El gran arte (1984), El collar del perro (1986), Los prisioneros (1989), Lúcia McCartney (1990), Agosto (1990), Grandes emociones y pensamientos imperfectos (1993), El salvaje de la ópera (1996), El agujero en la pared (1997), Los mejores relatos (1998, antología), La Cofradía de los Espadas (2000), Mandrake. La Biblia y el bastón, El enfermo Molière (2003), Pequeñas criaturas (2003), Secreciones, excreciones y desatinos (2003), Diario de un libertino (2004), Ella y otras mujeres (2007), Historias de amor. / Del fondo del mundo prostituto sólo amores guardé para mi puro (2009), El seminarista (2010), Axilas y otras historias indecorosas (2012), Novela negra y otras historias (2012), La novela murió (2013, crónicas), Amalgama (2014), José (2015), Historias cortas (2017), Cuentos completos 1 -3 (2018). Calibre 22 (2017) y Carne cruda (2019) están en proceso de traducción. Reconocido con importantes premios, entre ellos el Camões, máximo galardón de las letras portuguesas (2003), el Juan Rulfo de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (2003, que recibió de manos de Gabriel García Márquez), el Konex Mercosur a las Letras (2004) y el Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas (2012), su prestigio lo colocó, impensadamente, entre los grandes nombres de la narrativa latinoamericana por derecho propio. ―Soy un hombre consumido por el presente‖, se leyó al lado de su rostro en la Feria de Guadalajara. ―Y es verdad que es el presente de Brasil, el mundo cotidiano de sus hombres y mujeres, el que ha alimentado su literatura entera, cargada de latigazos fulminantes y que revela con una prosa descarnada y llena de sentido del humor el frágil esqueleto de unas gentes que habitan una realidad cargada de violencia y a las que el autor se acerca con una inmensa ternura‖. [3] Acaso ese premio tan resonante contribuyó a que aumentase el número de los aficionados a su prosa sin concesiones. Para quienes conocimos a Fonseca a fines de los 80, Pasado negro (título original: Bufo & Spallanzani) fue la revelación de lo que vendría después mediante una lectura delirante: personajes atormentados, hondos monólogos, tramas alucinantes, ambientes enrarecidos, violencia por doquier, citas precisas, todo ello articulado en contextos sociopolíticos excitantes y complejos, como sucede en Agosto (que presentó en México en 1992, visita de la que surgió el cuento ―La carne y los huesos‖, de Un agujero en la pared) [4], ubicada en los tiempos del presidente Getúlio Vargas (1882-1954). Lo policiaco, trabajado con tanta minuciosidad psicológica, elevado a rango estético, hizo que este autor reviviese un

76 dilema literario que la crítica se plantea con frecuencia: ¿hasta dónde la búsqueda de culpables de crímenes puede ser la vía de una expresión valiosa y decantada? A eso se refiere el peruano José Miguel Oviedo (1934-2019): El género noir suele ser considerado una especie de subgénero literario, hecho para el puro entretenimiento y afín a los gustos populares. Se podrían invocar los casos de Raymond Chandler y Georges Simenon entre los que dieron al género una gran calidad artística. […] Fonseca, por su parte, suele dar a sus historias un trasfondo intelectual, científico o literario que las convierten en algo más que meras aventuras policiales, pues las ahonda con meditaciones sobre la condición humana y, especialmente, sobre el impulso sexual, que ve como una fuerza imposible de frenar e irremediablemente insensata. [5] En su caso, no queda la menor duda de que se cumplen, sin falta, todos los componentes de la buena literatura. Aquí va una muestra de ello en Pasado negro: La actividad policial, para Guedes, consistía en apurar las infracciones penales y su autoría. ―Apurar‖, para el Reglamento Procesal, significaba investigar la infracción de la ley. A él, policía, no le correspondía hacer juicios de valor sobre la ilicitud del hecho, sino sólo recoger pruebas de su materialidad y autoría, y tomar todas las providencias para preservar los vestigios de la infracción. Delfina Delamare podía haber sido asesinada, o podía haberse suicidado. En la segunda hipótesis, a menos que alguien pudiera ser acusado de inducción, instigación o ayuda para el suicidio, no había crimen que apurar. Un suicidio no es un crimen; las discusiones filosóficas sobre el derecho a morir —a favor y en contra— eran, para Guedes, sólo un ejercicio académico. Era inútil amenazar con cualquier pena al suicida. [6] El escritor mexicano Rafael Pérez Gay en su programa televisivo (La otra aventura) afirmó que, más allá de las tramas retorcidas y provocadoras de Fonseca, este autor profundizó como pocos en la condición humana. [7] Cerramos esta primera nota con otro ejemplo de la pasión que suscita la literatura de Fonseca. Lino Contreras Becerril, compañero de aulas y de lecturas febriles de quien escribe estas líneas, escribió una tesis sobre ella en 2007. De ese trabajo entresacamos esta cita, que sintetiza bien algunas de las razones lingüísticas de la eficacia narrativa del escritor brasileño, a reserva de continuar la revisión de esta obra singular: …considero que es posible afirmar que Feliz año nuevo y El Cobrador introdujeron en la literatura brasileña, con un peculiar punto de vista centrado en la violencia extrema, el reconocimiento de las contradicciones sociales presentes en las grandes ciudades modernas, en particular Rio de Janeiro, enfrentando el clima de represión y disimulo propiciado por la dictadura. Los textos

de Fonseca están construidos con un lenguaje tan económico como áspero (lleno de frases y vocablos populares y de uso preferente de los sectores marginados proclives a cometer actos delictivos, con los que Fonseca tuvo contacto durante los años que trabajó en una comisaría) que demuestran su agudo olfato para recrear un habla popular que se caracteriza por su crudeza. [8]

Notas:

[1] É. Mendoza, ―Rubem Fonseca‖, en El Universal, 4 de octubre de 2016. [2] A. Escobar G., Rubem Fonseca a la luz de la censura, en Confabulario, supl. de El Universal, 18 de abril de 2020 [3] José Andrés Rojo, ―García Márquez entrega el Premio Juan Rulfo a Rubem Fonseca‖, en El País, Madrid, 29 de noviembre de 2003 [4] Víctor García Esquivel, ―Rubem Fonseca devolvió la sensación de novedad en la literatura: Pérez Gay‖, en La Crónica, 30 de agosto de 2014. Cf.Armando Escobar Gómez,―Un detective en busca de la historia: Agosto,de Rubem Fonseca‖,en Latinoamérica. Revista de Estudios Latinoamericanos,UNAM, vol. 63, julio-diciembre de 2016, pp. 205-232.

[5] J.M. Oviedo, ―Rubem Fonseca o la seducción del mal‖, en Letras Libres, núm. 197, mayo de 2015, p. 78. [6] R. Fonseca, Pasado negro. Barcelona, Seix Barral, 1986, p. 14. Cf. María Beatriz Rojas García Beltrán, ―La forja de un artista en Bufo & Spallanzani, de Rubem Fonseca‖, en La Colmena, Universidad Autónoma del Estado de México, núm. 76, pp. 21 -28. [7] Véase La Otra Aventura, 3 de mayo de 2020, aquí.Otras emisiones dedicadas a Fonseca se pueden ver aquí y aquí. [8] L. Contreras Becerril, Poder y contrapoder: la violencia como destino en los cuentos de Rubem Fonseca. Tesis de maestría en Letras Latinoamericanas, UNAM, 2007, p. 71. (protestantedigital.com) 29/05/2020

76.Post-Covid 19: un modo sostenible de vida bajo el reino del cuidado (III): Leonardo Boff Completemos el comentario del sugerente texto de la Carta de la Tierra que afirma que tenemos que buscar un nuevo comienzo para forjar un modo sostenible de vivir en el planeta Tierra. Para eso ―se requiere un nuevo sentido de interdependencia global‖. La relación de todos con todos y por lo tanto la interdependencia global representa una constante cosmológica. Todo en el universo es relación. Nada ni nadie está fuera de la relación. Es también un axioma de la física cuántica según el cual todos los seres están inter-retro-relacionados. Nosotros mismos, los seres humanos, somos un rizoma (bulbo de raíces) de relaciones dirigidas en todas las direcciones. Esto implica entender que todos los problemas ecológicos, económicos, políticos y espirituales tienen que ver unos con otros.Solo salvaremos la vida sinos alineamos con esta lógica universal que es la lógica del universo y de la naturaleza. Continúa el texto de la Carta de la Tierra: ―se requiere una responsabilidad universal‖. Responsabilidad significa darse cuenta de las consecuencias de nuestras acciones, si son beneficiosas o perjudiciales para todos los seres. Hans Jonas escribió un libro clásico sobre el Principio de Responsabilidad, que incluye el principio de prevención y el de precaución. Mediante la prevención podemos calcular los efectos cuando intervenimos en la naturaleza. El principio de precaución nos dice que si no podemos medir las consecuencias, no debemos correr riesgos con ciertas acciones e intervenciones porque pueden producir efectos altamente perjudiciales para la vida. Esta falta de responsabilidad colectiva la constatamos en la presente pandemia que exige un aislamiento social estricto para evitar la contaminación y la gran mayoría no lo asume. Debe ser para todos. La Carta de la Tierra dice además: ―desarrollar y aplicar con invención la visión‖ (de un modo de vida sostenible). Nada grande en este mundo se hace sin la invención del imaginario que proyecta nuevos mundos y nuevas formas de ser. Este es el lugar de las utopías viables. Toda utopía amplía el horizonte y nos hace inventivos. La utopía nos lleva de horizonte en horizonte, haciéndonos siempre caminar, en la feliz expresión de Eduardo Galeano. Para superar la forma habitual de habitar la Casa Común, una relación utlitaria, tenemos que soñar con el planeta como la gran Madre, ―La Tierra de la Buena Esperanza‖ (Ignace Sachs. Dowbor). Esta utopía puede ser realizada por la humanidad cuando despierte para la urgencia de otro mundo necesario.

Un modo de vida sostenible

La Carta de la Tierra afirma todavía: ―una visión de un modo de vida sostenible‖. Estamos acostumbrados a la expresión ―desarrollo sostenible‖, que está en todos los documentos oficiales y en la boca de la ecología dominante. Todos los análisis serios han demostrado que

nuestra forma de producir, distribuir y consumir es insostenible. Es necesario decir que no puede mantenerse el equilibrio entre lo que tomamos de la naturaleza y lo que le dejamos para que se reproduzca y co-evolucione siempre. Nuestra voracidad ha hecho insostenible el planeta, porque si los países ricos quisieran universalizar su bienestar a toda la humanidad, necesitaríamos al menos tres Tierras como esta, lo cual es absolutamente imposible. El desarrollo actual que significa crecimiento económico medido por el Producto Interior Bruto (PIB) revela desigualdades asombrosas hasta el punto de que la ONG Oxfam en su informe de 2019 revela que el 1% de la humanidad posee la mitad de la riqueza mundial y que el 20% controla el 95% de esta riqueza mientras que el 80% restante tiene que conformarse con sólo el 5% de la riqueza. Estos datos revelan la completa insostenibilidad del mundo en el que vivimos. La Carta de la Tierra no se rige por el lucro sino por la vida. De ahí que el gran reto sea crear un modo de vida sostenible en todos los ámbitos, personal, familiar, social, nacional e internacional.

La importancia del biorregionalismo

Por último, este modo de vida sostenible debe realizarse a nivel local, nacional, regional y mundial. Por supuesto, se trata de un proyecto mundial que debe realizarse procesulamente. Hoy en día, el punto más avanzado de esta búsqueda tiene lugar a nivel local y regional. Se habla entonces de biorregionalismo como la forma verdaderamente viable de concretar la sostenibilidad. omando como referencia la región, no según las divisiones arbitrarias que aún persisten, sino las que la propia naturaleza ha hecho con los ríos, montañas, selvas, bosques y otras que configuran un ecosistema regional. En este marco se puede lograr una auténtica sostenibilidad, incluyendo los bienes naturales, la cultura y las tradiciones locales, las personalidades que han marcado esa historia, favoreciendo a las pequeñas empresas y a la agricultura orgánica, con la mayor participación posible, en un espíritu democrático. De esta manera se proporcionará un ―buen vivir y convivir‖ (el ideal ecológico andino) suficiente, decente y sostenible con la disminución de las desigualdades. Esta visión formulada por la Carta de la Tierra es grandiosa y factible. Lo que más necesitamos es buena voluntad, la única virtud que para Kant no tiene defectos ni limitaciones, porque si los tuviera, ya no sería buena. Esta buena voluntad impulsaría a las comunidades y, en el límite, a toda la humanidad a lograr realmente ―un nuevo comienzo‖. (amerindiaenlared.org) 28/05/2020

77.Hacia el cincuentenario de la Fraternidad Teológica Latinoamericana, algunas notas (6): Carlos Martínez García En 1970 el cristianismo evangélico latinoamericano estaba bien establecido, aunque con distintos ritmos y porcentajes en cada país Medio siglo de intensas transformaciones en el cristianismo evangélico de América Latina. Esto ha tenido lugar desde que nació la Fraternidad Teológica Latinoamericana en 1970. El movimiento no es, como quedó establecido hace cinco décadas, representante ni voz de las iglesias protestantes/evangélicas del Continente, sino promotor de ―la reflexión en torno al Evangelio y su significado para el ser humano y la sociedad‖. Además contribuye ―a la misión de las iglesias en América Latina, sin pretender hablar en nombre de ellas ni asumir la posición de su vocero‖. En 1970 el cristianismo evangélico latinoamericano estaba bien establecido, aunque con distintos ritmos y porcentajes en cada país. En la segunda mitad del siglo XIX fueron consolidándose pequeñas comunidades protestantes, las cuales debieron enfrentar distintos niveles de intolerancia y contextos adversos como nueva opción religiosa en sociedades que les miraban con recelo. Los esfuerzos misioneros se conjuntaron con núcleos endógenos que buscaban formas distintas de religiosidad a la tradicionalmente dominante. Cada país tuvo condiciones características y es erróneo generalizar cómo fue enraizándose el protestantismo en nuestras tierras. Por lo anterior es imprescindible conocer la modalidad de cada arraigo y matizar cómo se articularon los elementos exógenos con los endógenos. Me parece insuficiente aislar los primeros de los segundos, es decir, privilegiar la explicación del protestantismo latinoamericano como resultante del arribo de misioneros extranjeros y minimizar a los personajes y contexto endógenos que contribuyeron a la difusión del mensaje y creación de comunidades de creyentes (1). En el caso de México es común afirmar que el presidente Benito Juárez, con la Ley de Libertad de Cultos del 4 de diciembre de 1860, fue el artífice para el establecimiento del protestantismo en el país, sin embargo los datos históricos más bien avalan que Juárez hizo posible la visibilización de un proceso de incipiente diversificación religiosa que estaba gestándose en México y le otorgó garantías legales.

En los acercamientos iniciales para explicar los perfiles del cristianismo evangélico en América Latina eran escasos los estudios explicativos basados en datos históricos y cuantitativos. En la pasada entrega de esta serie referí en el seno de la FTL el esfuerzo pionero de Samuel Escobar por indagar qué tipo de protestantismo se estaba desarrollando en el Continente y su contraste con la eclesiología neotestamentaria. Entre ―Identidad, misión y futuro del protestantismo latinoamericano‖ (2) y el ensayo Cuestiones metodológicas en el estudio del protestantismo como fenómeno histórico y social (3) transcurrieron quince años. En década y media el cúmulo de investigaciones posicionaron al tema como creciente objeto de estudio en ámbitos académicos: Debido a su notable crecimiento numérico [el protestantismo] ha adquirido importancia social en América Latina hasta el punto de ejercer influencia decisiva sobre los procesos políticos en varios países. Ello ha contribuido a un florecimiento de publicaciones académicas o populares, de sociólogos, antropólogos, analistas e intérpretes que pretenden dar cuenta de la significación sociopolítica de la presencia protestante como una minoría religiosa en expansión. (4) Es necesario recordar que para cuando Escobar escribe lo citado habían alcanzado la presidencia de Guatemala, por distintos medios, dos personajes identificados como evangélicos: Efraín Ríos Montt y Jorge Serrano Elías. En Perú, en 1990, resultó sorpresivo el apoyo de un porcentaje importante de evangélicos (aunque no determinante para la victoria) a favor de un candidato que las fuerzas políticas tradicionales desdeñaron, y que a la postre resultó presidente: Alberto Fujimori. (5) Entonces, de manera creciente, distintos medios refirieron la irrupción de nuevos actores políticos y electorales cuya base numérica les otorgaba amplias posibilidades de acceder a puestos de representación popular. En otro momento voy a ocuparme del paso de la ―huelga político/social‖ de los evangélicos a la fiebre por alcanzar poder político, configurando así una expresión dentro del abanico evangélico que es la más activa y visible. Distintas motivaciones e interese subyacentes estimulan el acercamiento de quienes investigan como objeto de estudio al protestantismo, ya sea bien por interés en las minorías, reconstrucción del pasado de un colectivo del que se forma parte, forjarse una carrera académica, o acumular argumentos para engrosar la hostilidad metodológica hacia un grupo cuya presencia se considera ilegítima y peligrosa en sociedades históricamente identificadas con el catolicismo romano. Para Escobar la indagación histórica del protestantismo es también una herramienta ―misiológica. Desde la perspectiva del cumplimiento del imperativo de la misión de la Iglesia, el reciente crecimiento explosivo de una forma popular de protestantismo en América Latina encierra valiosas lecciones misiológicas‖ (6), dado que hasta antes de dicho crecimiento las iglesias históricas y las identificadas con el pentecostalismo clásico habían crecido modestamente, sobre todo las primeras. Similar acercamiento histórico es el de otro integrante de la FTL, Sidney Rooy, quien en varios números de la revista Misión privilegió las lecciones misioneras de sucesos históricos del protestantismo en América Latina (7). El crecimiento explosivo del protestantismo popular, junto con la vertiente llamada ―Evangelio de la prosperidad‖, llevó al replanteamiento de tipologías de un objeto de estudio sumamente dinámico. Ha sido necesario reevaluar ciertas nociones y cribar los resultados del protestantismo mayoritario realmente existente, que en buena medida tiene considerable distancia con el imaginado y/o romantizado por quienes antes intentaron justificar su presencia en el Continente. La justificación era necesaria frente a las acusaciones de ajenidad al ser latinoamericano, y es comprensible que el ejercicio apologético haya pospuesto prestar atención a ciertos énfasis doctrinales que transmutaron a ser dominantes y redujeron el mensaje del Evangelio a determinado formulario mecanicista. Escobar, siempre atento a las tendencias emergentes en el cristianismo evangélico, refirió la existencia simultánea de promesa y precariedad en las entrañas del protestantismo en América Latina. (8)

Notas:

1) En la línea de la vertiente endógena están los trabajos de varios autores en Carlos Mondragón (editor), Ecos del Bicentenario. El protestantismo y las nuevas repúblicas latinoamericanas, Colección FTL, núm. 33, Ediciones Kairós, Buenos Aires, 2011. 2) Boletín Teológico, núms. 3-4, 1977, pp. 1 -38. 3) Al parecer de 1992, fotocopia, 18 pp. 4) Ibíd., p. 1. 5) Darío López Rodríguez, La seducción del poder. Los evangélicos y la política en el Perú de los noventa, Ediciones Puma, Lima, 2004. El autor aporta importantes datos para ponderar el relativo apoyo evangélico a Fujimori, el cual, por desconocimiento de varios analistas y observadores, fue inflado e hizo parecer que el voto evangélico se volcó masivamente por el ganador. 6) Cuestiones metodológicas, p. 5.

7) La óptica está presente en el ensayo de Rooy ―La tolerancia religiosa y la llegada del protestantismo a América Latina‖, en Carlos Mondragón (editor), op. cit., pp. 9-39. 8) Samuel Escobar, ―The Promise and Precariousness of Latin American Protestantism‖, en Daniel R. Miller (editor), Coming of Age. Protestantism in Contemporary Latin America, University Press of America, Boston, 1994, pp. 3-35. (protestantedigital.com) 23/05/2020

78.Pentecostés o el arte de la mirada que descubre: Rosa Ramos ―…la certeza de encontrar en tu mirada la belleza, la belleza, la belleza.‖ Luis Eduardo Aute El 4 de abril falleció en Madrid Luis Eduardo Aute, era uno de mis cantautores preferidos, ahora recurro a sus versos y comparto -a modo de prólogo del tema de hoyque le hice un homenaje íntimo e intuitivo, al estilo de María de Betania: lo ungí para su muerte escuchando dos días seguidos sus canciones sin saber que estaba entregando su vida en un país lejano. Transcurría la tercera semana de confinamiento, yo me debatía entre angustiada e indignada. En esos días logré serenarme escuchando una y otra vez ―La belleza‖ y luego dejando sonar las canciones de Aute una tras otra. Dejaba su dulce voz sonando todo el tiempo, aún estando lejos; al acercarme sonreía cómplice, volvía a poner ―La belleza‖, la escuchaba y me alejaba. Al tercer día muy temprano me llegó la noticia: Aute había muerto.

Una amiga me avisó, guardo sus mensajes: ―Buen día amiga, querida‖ ―Recién me entero que murió Aute y me vino su voz en tu mensaje –audio- de ayer…‖ ―¡Cuándo no, brujita tú, en comunión con la partida?!‖ No sentí tristeza, sentí paz, ternura, gratitud. Por su vida, sus canciones, también por ese rescatarme de mi negatividad. Sentí la alegría de ser ―brujita‖ y de haberlo acompañado largamente en su tránsito, casi parido. Entonces recordé el perfume de Betania, el derroche… Hasta aquí el recuerdo de Luis Eduardo Aute y mi comunión con -o en- su muerte. Pentecostés, el derroche del Espíritu, es también preanunciado en ese derroche de amor de la amiga de Jesús, que no guardó el perfume de nardos, que se expuso con autenticidad ante todos: familia, amigos e incluso ante quien estaba tan dolido, decepcionado, quizá hasta resentido, como Judas. El amor se da. Jesús se dio entero, desde siempre, ya desde aquella vida cotidiana y de mucho trabajo en la ignota aldea de Nazaret. Ella lo había aprendido bien. El Jesús histórico ya no está ni estará entre nosotros aquí, vivió allá en Galilea; se movió por la despreciada Samaria, descubriendo la fe de una mujer junto a un pozo y un modelo de hacerse prójimo; murió en Jerusalén… pero no nos deja huérfanos, nos deja su Espíritu (Jn. 14, 18) capaz de recrear su legado a todas las generaciones, en todo tiempo y espacio. Pentecostés es otra cara de la Pascua, una fiesta litúrgica para recordarnos y ayudarnos a asumir esa locura del amor divino. El que su ser consiste en amar, y por tanto en darse, sigue derramándose en nuestros corazones (Rm 5, 5), y habitándonos. Esparciendo su perfume, su voz, su luz, transformándonos con su Presencia desde nuestra morada más íntima (Jn. 14, 23). Pero no llega mágicamente, sino ―cuerpo a cuerpo‖ –diría- a través de otros, de testigos. ¿Qué necesitamos y querríamos nos regalara el Espíritu en este Pentecostés 2020? Sin duda la osadía, la parresía con la que los discípulos predicaron la Buena Noticia y a lo largo de la historia tantos mártires dieron la vida buscando ―primero el reino de Dios y su justicia‖. Sin duda sus dones y sus frutos. Aquellos dones que ya Isaías había anunciado en el Primer Testamento y esos frutos que tanto andamos precisando: amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí. (Gal 5, 22-23; 1 Tes. 5, 16) Más allá de eso quiero hoy destacar que el Espíritu de Dios nos regala su mirada y que el don exige tarea: por tanto saber mirar como Dios también ha de ser un arte. El Espíritu Santo regala esa mirada del Amor, que puede ser descubierta por quien ama, más allá de una fe religiosa o no; basta la fe antropológica, por eso un poeta uruguayo ateo, Mario Benedetti puede decir: ―te quiero por tu mirada, que mira y siembra futuro‖. O el español Luis Eduardo Aute, con quien abrimos esta entrega, que tras tanta decepción le queda ―la certeza de encontrar en tu mirada -la de la amada- la belleza‖. Los poetas lo dicen, pero por si acaso, quiero subrayar que el Espíritu de Jesús no llega en forma de paloma volando por los aires (ése fue un símbolo que significaba en una determinada cosmovisión), sino que lo recibimos enhebrado en la historia que entre-tejemos con otros. El Espíritu Santo de Dios se nos regala en las tantísimas miradas entrañablemente humanas de personas que -tanto ayer como hoy- despiertan amores, confianza, serenidad, entusiasmo (en theos), entrega... En

personas que mirándonos-amándonos nos enseñan a mirar-amar. Dios viene cultivando nuestra mirada desde tiempos antiguos, así lo hizo con Moisés hasta invitarlo a subir a la montaña y dejarse atraer por aquella zarza que ardía sin consumirse (Éx. 3, 2), desde la cual le recordó el sufrimiento de su pueblo esclavo en Egipto. Y después no dejó de atraerlo a la montaña, o a su tienda, de la que bajaba con el rostro radiante (Éx. 34,29) Claro que -―llegada la hora‖- esa mirada de Dios, resplandece en Jesús el artesano de Nazaret que amaba con corazón de hombre y amó hasta el extremo. Su mirada sí que sembraba futuro: su mirada ayudaba a erguirse a tullidos; a curar lepras de piel y de duras historias; a ver a ciegos; andar a cojos; hasta que lo siguieran como discípulas algunas mujeres. Así era la mirada de aquel caminante-camino, profunda y reveladora -o desveladora- de posibilidades nuevas. Niños, pobres, enfermos, publicanos y prostitutas descubrían en aquella mirada de Jesús su propia belleza olvidada o desconocida -pero anhelada desde antiguo-. Belleza descubierta que a la vez le regalaba certezas a él. Se trata de un descubrimiento mutuo. La mirada mira y siembra futuro en ambas direcciones, también Jesús va viendo en el espejo de las miradas de los otros –amados y rescatados- su identidad y misión de revelador del Padre Madre Dios Que este Pentecostés sea oportunidad para recordar la mirada de Jesús y recrear nuestra más genuina identidad para desde ella apostar la vida por aquello que vale. ¿Y qué es lo que vale? Vale la pena y la alegría -pues nos traerá ambas- recoger sus sueños, seguir su camino, vivir el amor y la fraternidad contraculturalmente, derrochando nuestro más caro perfume de nardos. Y para amar hay que mirar. Se trata de una espiritualidad de ojos abiertos, al decir de González Buelta. Mirar siempre la realidad y al fondo de de los ojos del otro, hasta que la memoria afectiva -o divina- nos haga presente su humanidad-alteridad a respetar… acaso la veamos desfigurada, muy herida. Pero a fuerza de mirar veremos sus antiguos dolores por sanar; un último deseo de dignidad; un rescoldo de secreta esperanza aún ardiendo, que espera ser avivado para soñar futuro y ponerse en pie, porque aún queda mucho por andar. Esa mirada asombrada y penetrante, amorosa y portadora de vida, la hemos de cultivar, pero recordando que la recibimos de otros, más aún, en fe atisbamos su origen divino. Lo expresa con convicción mi amigo jesuita, Armando Raffo, en un libro aún no editado:

―Toda persona mínimamente lúcida, sabe que no es dueño ni artífice del amor que puede ofrecer. El amor es como el aire que se respira; es el pulmón de la vida digna, aunque no se sepa de dónde viene ni a dónde va. El amor es la vida de la humanidad, es el motor oculto de todo lo hermoso y digno que se puede contemplar. El amor no pasará jamás.‖ Celebrar hoy Pentecostés nos compromete a seguir intentando reflejar en nuestra mirada sembradora de futuro su Espíritu recibido en tantos amores, seguir intentando ser ―memorial suyo‖… aprendices de un Amor siempre mayor. (amerindiaenlared.org) 28/05/2020

79.De “nueva normalidad” a otro mundo posible: Marcelo Leites* Argentina. La última publicación de la FUMEC ALC es presentada por su Ejecutivo regional, siendo un material de análisis en tiempos de pandemia. Contiene artículos de diferentes países de ALC acerca de la situación actual de la región en el marco del #COVID19, reflexiones y oraciones. Escrita por jóvenes estudiantes de diferentes países de América Latina, invitados expertos en DDHH y Amigos Seniors de la FUMEC ALC. La publicación puede bajarse aquí- La crisis más allá de la crisis: desigualdades, violencia y derechos humanos en tiempos del COVID19. Pretendemos, desde diferentes miradas, disciplinas y contextos, dar algunas pinceladas a la silueta de una América Latina en tensión y resistencia, atravesada por el COVID-19 pero más allá de éste, a fin de tener alguna imagen más lúcida. También algunas reflexiones basadas en hechos ya tangibles: la emergencia de la pandemia y sus consecuencias sanitarias, las consecuencias de las políticas de muerte de algunos gobiernos, las economías locales destruidas con alto nivel de informalidad y desempleo; el aumento inevitable de la pobreza y las desigualdades, y la delicada situación de los Derechos Humanos y el riesgo de sus defensores y defensoras. Los que desconfiamos de ciertos enunciados ―morales‖ generados desde los centros del poder también nos preguntamos qué clase de cultura hegemónica será promovida a fin de que las personas respondan a las necesidades del mercado y de la así llamada ―nueva normalidad‖. Intuyo que para esto, un terreno fértil -e ideológico- viene siendo labrado en medio del shock de las consecuencias del virus. Me gustaría mencionar dos elementos que a mi entender forman parte del ese ―más allá de la crisis‖ que habla el título: el contexto y el discurso.

El contexto regional donde tiene lugar la pandemia

América Latina es la región más desigual del mundo; las desigualdades afectan mucho más a las mujeres, a los afrodescendientes y a los pueblos indígenas. La brecha entre ricos y pobres supera a la región de la áfrica subsahariana y el 10% de las personas más ricas, concentran el 37% de toda la riqueza.(PNUD, 2019). [1] Teniendo en cuenta datos conservadores, a finales de 2020 la pobreza alcanzará al 34,7 % de la población de la región: 214,7 millones de personas; y aumentará la pobreza extrema, que sumaría 83,4 millones de personas Prácticamente 300 millones de personas estarán en condiciones de pobreza o pobreza extrema en la región. [2] La exclusión y discriminación hacia las mujeres, poblaciones afrodescendientes, migrantes forzados, pueblos indígenas y personas LGBTQI+ también van en aumento en lo que parecería una notable regresión en los compromisos nacionales hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La primarización y financiarización de la economía, con muy pocos avances de investigación y desarrollo y la regresión en la agenda de derechos en muchos países de la región [3], han contribuido a esas desigualdades y exclusión y, a democracias más debilitadas y dependientes, con un alto nivel de violencia simbólica y física. Actualmente, la región es la más peligrosa para los defensores y defensoras de los Derechos Humanos y de la naturaleza. Sólo en 2019 han sido asesinados 208; 106 de ellos fueron en Colombia. [4] A esto hay que agregarle la inestabilidad política de la región. Los cambios geopolíticos han llevado a la destrucción de modelos de integración creados más de una década atrás, que aún con errores o aciertos, lograron generar un espacio de cooperación intra-regional en materia económica, social, cultural y de resolución de conflictos. Estos mecanismos fueron suplantados por nuevos grupos de países principalmente conformados por gobiernos de derecha. Sus agendas son muy específicas y delimitadas y mantienen una belicosidad y amenaza latente frente a los países de signo político contrario. Sumemos a esto la presencia e injerencia muy activa de los EEUU en la región más biodiversa, con más recursos naturales, fuentes de energía y alimentos del mundo. Por otro lado, el rol de los medios ha sido fundamental para solidificar la lucha del poder de los intereses corporativos y políticos a la hora de batallar con los gobiernos de corte socialdemócrata, ejerciendo su poder monopólico a través del Lawfare y la prédica y condena

82 a todo aquel que piensa por fuera de la cultura hegemónica: la meritocracia y el neoliberalismo. No se quedan atrás los fundamentalismos religiosos que han generado grandes bloques de poder a través de la prédica de la prosperidad, y a favor de todo grupo conservador que reivindique la lucha anti-derechos.

El discurso “Nosotros lo provocamos”, “todos somos culpables”

Son discursos muy utilizados en el relato del combate de la crisis climática. La idea de que la humanidad toda es responsable se fortalece y es utilizado por distintos actores; los medios de comunicación, políticos, las grandes ONG e incluso en el movimiento ecuménico o interreligioso. Entendidos en su forma literal, este tipo de discursos esconden desigualdades históricas y el rol del sistema económico que causó el cambio climático. [5] Bajo los auspicios de las corporaciones y su nueva modalidad de responsabilidad ambiental aparecen por todos lados estas ideas; desde las publicidades de la televisión, hasta en una botella de Coca-cola. Éstos son altamente ideológicos, nos proponen hacernos cargo entre todos y diluir la culpa y, por lo tanto, aceptar las consecuencias. Ok, pero ¿quiénes somos ―nosotros‖, ―todos‖? No niego la idea de que todos tenemos responsabilidades, pero estas son muy diferenciadas. Siguiendo esta lógica, uno de los conceptos mediatizados en estos momentos de pandemia es que, cuando se precariza o se despiden trabajadores, cuando los que trabajan del día a día ya no pueden hacerlo, cuando el hambre aumenta en las periferias: ―todos estamos compartiendo las pérdidas‖. Sin embargo, las grandes empresas siguen recibiendo subsidios en todo el continente. Esto es igual a la retórica de las políticas de ajuste o austeridad para pagar deuda usurera, entre otros ejemplos. Entonces, si en la crisis compartimos las pérdidas, ¿por qué antes no compartíamos las ganancias? El discurso de que el virus nos afecta a todos por igual da por hecho que las condiciones históricas, culturales y materiales son las mismas para todos y todas. Pero no lo son. Este discurso que se viene imponiendo camino hacia la idea de ―nueva normalidad‖ es por lo menos, falaz; como lo es la idea de la meritocracia: el individuo que se esfuerza, triunfa y prospera, y es pobre el que no se esfuerza lo suficiente. Tanto en el caso del Covid-19 o de las crisis climáticas, los discursos parten de la idea de que las condiciones iniciales -de oportunidades e igualdad- son las mismas para todas las personas. Al no serlas, la conclusión que se sigue es falsa.

Pero además de compartir su lógica, estos discursos se imponen logrando convencer y subordinar a los grupos de las clases medias y medias bajas a defender los intereses de las élites. [6] Por tanto, desde diferentes lugares de nuestra región, existe la necesidad urgente de empezar a hablar sobre aquellas cosas que acontecen sin mayor precaución, que se presentan como lo cotidiano formando parte de los ―sentidos comunes‖ aceptados de la cultura hegemónica. El rol profético de la federación es que bajo un esfuerzo de vigilancia crítica y pedagógica frente a este ―enemigo invisible‖ podemos poner en duda el discurso dado, cuestionarlo y hacerlo visible. Para que el mundo post-Covid 19 sea más justo, más sostenible y solidario, no alcanza con los aplausos a las 9 pm, aunque sea un gesto bonito. Es necesario pensar y actuar en el terreno de largo plazo en la práctica de la solidaridad buscando más que una ―nueva normalidad‖ un ―Otro mundo es posible‖; nuevas narrativas y una cultura que interpele a las personas en la búsqueda del buen vivir y la justicia para una casa común en la que quepamos todos y todas.

Referencias bibliográficas:

[1] Informe sobre Desarrollo Humano 2019: ―Más allá del ingreso, más allá de los promedios, más allá del presente: Desigualdades del Desarrollo Humano en el siglo XXI‖. Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), 2019. Accesible en http://hdr.undp.org/sites/default/files/hdr_2019_overview _-_spanish.pdf [2] El Desafío Social en Tiempos del Covid 19. Informe Especial COVID-19 Número 3. Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL), Naciones Unidas. 2020 accesible en https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/455 27/5/S2000325_es.pdf [3] Segundo informe anual sobre el progreso y los desafíos regionalesde la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en América Latina y el Caribe. Comisión Económica Para América Latina y el Caribe(CEPAL), Naciones Unidas. 2020 [4] Los Derechos Humanos en las Américas, Retrospectiva 2019. Amnistía internacional 2020. Accesible en https://www.amnesty.org/download/Documents/AMR01 13532020SPANISH.PDF [5] Esto no se desentiende de que la causa del cambio climático sea antropogénica, lo cual es un hecho científico, sino que difiere del grado de participación de las personas como causantes de las crisis climática. [6]En Argentina, hace 4 semanas y en el marco de la cuarentena y de una suerte de acuerdo para sostener los empleos, la empresa más grande del país decidió despedir 1400 trabajadores. El gobierno condenó esta acción e intentó conciliar para detener esta acción. Al día siguiente, bajo difusión de los medios monopólicos y de lobistas, muchos vecinos y vecinas de la ciudad de Buenos Aires salieron a cacerolear en favor de la empresa y su derecho de despedir trabajadores. * El autor es es Secretario Ejecutivo de FUMEC ALC y director del programa global de Eco Justicia de la FUMEC Global (WSCF). (alc-noticias.net) 26/05/2020

80.¿Cómo presentar „Bendita Mezcla‟?:

Francisco José Bosch Queremos presentar un proceso, un libro y una escuela. Disculpen las molestias, hibrida nos salió la criatura. Todo comenzó con una travesura… Una travesura se transforma en proyecto: un recorrido por comunidades de tierra adentro en el continente para hacer Mingas de teología popular. EL proyecto se transforma en libro: de la escucha en ronda, de lo tejido y contando, nace una devolución a las comunidades, un libro como ‗espejo de muchas voces‘, con el nombre de ‗Bendita Mezcla‘. El libro-audiovisual termina siendo una ‗Escuelita de comunidad‘: resonar la polifonía de las historias creyentes de lxs de abajo, preguntarnos desde otras sabidurías y ponerle pies en diferentes rincones del continente. Y encima, en plena pandemia mundial.

Como un proceso de educación y teología popular

―El Dios de la vida se comunica contando la vida. El mismo Jesús hablaba de Dios no con discursos abstractos, sino con parábolas, narraciones breves, tomadas de la vida cotidiana (…) Cada uno de nosotros conoce diferentes historias que huelen a Evangelio, que han dado testimonio del Amor que transforma la vida. Estas historias requieren que se las comparta, se las cuente y se las haga vivir en todas las épocas, con todos los lenguajes y por todos los medios‖ (Papa Francisco. Mensaje para la 54 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales) Caminamos durante cuatro años por comunidades de base de NuestrAmérica. Caminamos con la certeza de que Dios habla en la autoridad de las voces de lxs de abajo. Caminamos poniendo el cuerpo, pero sobre todo el oído para escucharnos. Caminamos con la pregunta ¿Cómo paso Dios por tu vida cotidiana? Lo extraordinario mezclado con lo cotidiano, el Totalmente Otro mezclado en lo más nuestro

de nosotros. El oxímoron que nos exige, la paradoja que nos urge, la tensión que nos invita a crear. Una joven campesina del campo nicaragüense relata cómo se organizan entre mujeres, para hacer la vida y ganarle al machismo. Un padre de familia, atiende un merendero en los márgenes de la ciudad de Mar del Plata y se maravilla al ver la caricia de los rotos, la ternura escondida. Una joven de la ciudad de Sucre viaja a su infancia para contarnos cuando le preguntó a su madre, ¿Quién es Dios? ¿Porque le piden la lluvia? Una mujer indígena llora en Chiapas, con sus palmas mirando al cielo, piensa en los humedales que están muriendo. Un joven de La Libertad narra la lucha por el agua como la piedra fundamental de su comunidad y su fe. Todas esas historias no tienen un hilo común a simple vista. Pero cuando sabemos que fueron contadas en ronda, en las mingas de teología popular y buscando el núcleo de la fe de cada hermano, todo cobra sentido. El hilo bendito de la Pascua, del paso de Dios por la historia, teje estas historias, construye el texto que une el libro de la vida y el libro de la biblia.

Como un libro-audiovisual

Es aquí que Francisco pone toda la importancia de este tipo de teología: escuchar y de nuevo escuchar lo que ellos nos testimonian. Y más que todo, notar en estas narrativas la revelación del Crucificado y del Dios que sostiene sus vidas y sus esperanzas. De esta actitud de escucha y cercanía a la vida de los pobres nacen las mingas de teología popular. En rueda todos se escuchan, se confortan y aumentan su fe. Es una auténtica teología narrativa de la liberación (Leonardo Boff. Prólogo de Bendita Mezcla) Muchas voces, tantas que no alcanzarían todos los libros del mundo para juntar las maravillas que acontecen por lo bajo. Pero a modo de espejo, ciento cincuenta páginas, con cincuenta relatos, que narran el paso de Dios-en-medio-nuestro. Vida y fe mezcladas, totalmente abrazadas, en una polifonía de voces, que hacen que bailemos pisándonos los pies. Muchas voces necesitan de muchas orejas y muchas sensibilidades. Por eso este no fue un trabajo personal: hay un equipo que trabajó en estos años como caja de resonancia de esas voces. Cantores que sumaron la música a este guiso que estamos preparando. Dibujantes que prestaron sus dones para volver imagen las historias clandestinas de las comunidades. Fotógrafos que nos ayudaron a unir la palabra y la imagen, en otra forma de contar. Lectoras que cuestionaron las líneas que enmarcaban los relatos. Educadores populares que llenaron de juegos y movimientos cada minga de teología popular, donde se cocinó esta teología narrada por las comunidades.

Francisco, el latinoamericano, escuchador de las comunidades cristianas de base. Bien lo expresó Víctor Codina en su presentación: él es ―una mezcla de músico, poeta y loco‖. Yo añadiría, todo esto y principalmente, es un místico. Es propio de los místicos ver y sentir a Dios en lo oculto de lo cotidiano, en la pasión de los pobres y en sus largos silencios (L. Boff) Lejos de ser esa persona, asumo que el nombre Francisco hoy descifra otros nombres, descifra caminos comunes. Frente a ese piropo, presentamos el rostro colectivo que ayudó a cultivar creativamente las voces que desde abajo nos interpelan y nos marcan el rumbo. Gracias Diego, Carlos, Mony, Rosa, Soco, Rosario, Kendal, Quinote, Valen… EL 11 de marzo de 2020, día que la OMS declaraba Pandemia el Covid-19, nosotros estábamos reunidos en Guayaquil, Ecuador, haciendo la devolución de ‗Bendita mezcla‘. La voz de Cristobal de Nicaragua y Gilberto de Guatemala, participantes de las mingas del proceso, ayudaron a darle palabra al recién nacido (puede verse la presentación en: https://www.facebook.com/100002566309331/videos/27 61292297299620/). Mientras dejábamos Guayaquil, frente al cierre intempestivo del aeropuerto, sin conciencia de las fosas comunes que se abrirían allí mismo unos días después, pudimos enviar con nombre y algunos garabatos, el libro a cada una-o de las-os hermanas-os que habían contando su historia creyente. El libro volvía a cada rincón que le ha dado vida.

Como una „Escuelita de comunidad‟

‗La popularidad básica de este intento no desdeña aportes múltiples porque una teología popular no tiene por qué ser una teología inocente o mucho menos ignorante de aquella sabiduría que desde otras plataformas y tiempos ha ido construyendo la humanidad. Teología popular no se contradice con teología intelectual, sino que se sirve de ella instrumentalmente para crear su propio lenguaje ayudador‘. (Juan Hernandez Pico. Prólogo ‗El Grito Descolonizador‘) Dios sopló el barro para animar al ser humano, para almarlo, para ponerlo a caminar con sentido sobre esta tierra. Dios se embarró para unir viento y tierra, para encender dentro de un ser de agua, una llama bendita que sostiene la esperanza en un mundo caótico. Dios se mezcló para siempre en agua, tierra, fuego y viento. Nació un color nuevo que sería enviado a pintar el mundo: maravillarse y ser creativamente fiel, con ese soplo primigenio. Y nos toca hoy, ser creativamente fieles en tiempos de pandemia, cuarentena, aislamiento y pobreza alarmante. En este contexto, cuando queda a la luz que ‗nadie

se salva solo‘, nos pareció que teníamos un tesoro, un faro que no podíamos esconder debajo de la cama, en la oscuridad del hogar. Teníamos que compartir el tesoro que tiene la Iglesia en la base: comunidades organizadas de vida digna que pueden enfrentar al mal y a los malos de cada tiempo. Por eso, con los testimonios grabados de hermanos y hermanas, con sus narrativas creyentes nacidas de la comunidad, pensamos en construir una escuela que enseñe a ser comunidad, a vincularse, a encontrarse. Frente a la cultura del descarte, los cuerpos rotos y la fragmentación social, proponemos mirar hacia abajo, para encontrar las historias de hombres y mujeres que están sosteniendo la Patria Grande, desde tantas patrias ocultas.

Desde ese impulso nace ‗Somos una Bendita Mezcla‘, escuela nuestramericana de formación juvenil. Se trata de una formación de frontera, para compañerxs de movimientos populares y hermanxs de comunidades. Se trata de una formación inter: pueblos, sabidurías, generaciones, clases. Se trata de una escuelita de comunidad con la mirada puesta en las historias creyentes que dan sentido y transforman este mundo, una escuelita que abraza nuestra diversidad y celebra la mezcla. Quizás, porque venimos de la Pascua. Siempre venimos y vamos a la Pascua. La Pascua son los abrazos que nos narran, los encuentros que nos configuran, las mezclas que nos componen. Dar cuenta de esa mezcla, es contar nuestra vida, es narrar nuestra fe en comunidad. En eso estamos empeñados hace años. Por eso, nació ‗Bendita Mezcla‘. Pd: La escuela inicia el 4 de junio de 2020, tiene cupos completos desde la Araucanía hasta el otro lado del Rio Bravo. Podrán seguirse las mingas virtuales desde www.Amerindiaenlareg.org (amerindiaenlareg.org) 29/05/2020

81.Argentina: sionismo pandémico: José

Steinsleger Hacia mediados del siglo pasado, cuando el Estado regulaba la voracidad de la iniciativa privada, abundaban los médicos hipocráticos. Médicos que no eran hipócritas, y que guardaban sana distancia frente a las divagaciones filosóficas de humanistas y educadores centrados en lo problemática individual, antes que en la realidad económica, política y social de los pueblos. Así pensaba el neurobiólogo y sanitarista argentino Ramón Carrillo (1906-56): Los problemas de la medicina como rama del Estado no pueden resolverse si la política sanitaria no está respaldada por una política social. Sigue: ―Del mismo modo, no puede haber una política social sin una economía organizada en beneficio de la mayoría. Sólo sirven las conquistas científicas sobre la salud, si éstas son accesibles al pueblo […]. Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios, como causas de enfermedades, son unas pobres causas‖. Carrillo fue el primer ministro de Salud de Argentina, a pedido del presidente Juan D. Perón. Ejerció el cargo durante ocho años (1946-54) y durante su gestión se erigieron los cimientos del sistema sanitario nacional. Eminentes científicos y médicos argentinos integraron su equipo, varios de fe judía (D. E. Nijensohn, Jacobo y León Zimman, Jorge Cohen, Alberto D. Kaplan, Fernando Knesevich). Su viceministro fue el eminente Salomón Chichilnisky, amigo y compañero de estudios. Con ellos, y el apoyo de la Fundación Eva Perón, se construyeron 234 hospitales y 250 establecimientos sanitarios, seguidos de la implementación de un plan de seguro de salud para brindar una medicina de calidad, gratuita e igualitaria, el aumento de 66 mil a 132 mil el número de camas, la erradicación en dos años de enfermedades endémicas como el paludismo, la sífilis y las venéreas descendieron; se terminó con epidemias como el tifus, la brucelosis; bajó la mortalidad por tuberculosis y, drásticamente, el índice de mortalidad infantil. En 1954, Carrillo quedó atrapado en las internas políticas del gobierno peronista. Renunció. Pero semanas después, recibió una placa de regalo: A Ramón Carrillo, ministro de la Salud Pública de la República Argentina. Un pequeño recuerdo de la Salud Pública del Estado de Israel. Joseph Berlin. Jerusalén, 3-V-1954. El ex ministro se fue a dictar clases en Harvard y luego se exilió en una apartada localidad de Belem do Pará (Brasil), donde a los 50 años murió de un accidente cardiovascular (20-12-56). Dolencia disparada por los sufrimientos, persecución, difamación y el acoso de la dictadura libertadora que en 1955, a sangre y fuego, derrocó a Perón. Sin embargo, a mediados del mes pasado, el ultraconservador diario La Nación publicó que en el Banco Central estaba listo un nuevo billete de 5 mil pesos, con las imágenes de Carrillo y Cecilia Grierson (1859-1934), primera médica argentina. Noticia que en medio de la pandemia sonaba verosímil. ―¡Fake news!‖ El multimedios monopólico Clarín y el tóxico portal Infobae viralizaron el anuncio y la jauría sionista (esa perversa tergiversación fascista que se dice judía y lucra con la industria del Holocausto) saltó al ruedo.

Primero fue la DAIA, siglas de la entidad que apenas representa 20 por ciento de los argentinos de fe judía, y funciona de embajada paralela de Tel Aviv. Luego, el agente Claudio Avruj, ex secretario de Derechos Humanos de Mauricio Macri, y operador directo del genocida Bibi Netanyahu en Buenos Aires. Simultánea e insólitamente, los directivos del ultrasionista Centro Simón Wiesenthal para América Latina, Shimon Samuels y Ariel Gelblung, rechazaron la supuesta elección de Ramón Carrillo para el supuesto billete de connotaciones nazis. Y por último, un tuit de la embajadora de Tel Aviv en Argentina, Galit Ronen:

―Cuando decimos ‗nunca más‘ refiriendo al Holocausto, no hace sentido conmemorar a alguien que, por lo menos, fue un simpatizante con esta ideología‖. Sin faltar la cereza sobre el pastel: el embajador inglés en Argentina, Mark Kent, gran aficionado a lanzar tuits aleccionadores: El nazismo fue el mayor mal del siglo XX. Condujo al Holocausto. La muerte de millones de inocentes. No debemos conmemorar a nadie que participó en este terrible episodio. Carro completo: Perón fue agregado militar de la embajada argentina en la Italia de Mussolini, ¿no? Y Cristina mandó matar al fiscal Alberto Nisman y era aliada de Irán, ¿no? Y Alberto Fernández dirige un gobierno peronista de coalición, ¿no? Y el doctor Ramón Carrillo estuvo en Alemania dos años becado de 1930 a 1932 por la Universidad de Buenos Aires y de seguro asistió a un mitin de Hitler antes de tomar el poder, ¿no? Misión lograda: el presidente Alberto Fernández comunicó oficialmente que el tal billete nunca existió (aunque es posible que haya sido impreso) y el lunes 25 pasado, fecha patria en Argentina, recibió un llamado de Netanyahu. –¿Todo bien, Alberto? –Todo bien, Bibi. Luchando contra la pandemia. (jornada.com.mx) 27/05/2020

82.El amor en el infierno que se han vuelto los otros: Javier Sicilia Ciudad de México. Las catástrofes, como la que hoy experimentamos bajo la emergencia de la covid-19, además de mostrar la inoperancia de las instituciones del Estado para cumplir con su vocación fundamental: proteger a la gente, suelen potenciar lo peor y lo mejor de lo humano. Hoy, como nunca, las páginas de A puerta cerrada, que sintetiza la frase de Sartre: ―el infierno son los otros‖, se vive en cada rincón del planeta.Los otros han dejado de ser nuestros hermanos para convertirse en amenazas. Su presencia se ha vuelto infernal. Son, en la percepción que la medicina nos ha construido, posibles

86 portadores del virus que hay que mantener lejos para evitar su contagio. El encierro, el metro y medio de distancia, el cubrebocas, la careta de plástico, los guantes, el lavado compulsivo de las manos, los encuentros en la asepsia virtual de una pantalla, y sus rostros más aberrantes –la discriminación, el insulto, el cloro arrojado sobre rostro y ropa de médicos y enfermeras, el garrote, la multa–, son hoy las formas más visibles de la infernalidad en la que nos hemos convertido como prójimos. Hoy también, sin embargo, lo mejor de nosotros se potencia. No es posible, por desgracia, decir, que ese mejor es la contraparte del infierno sartreano, como lo reveló el Evangelio o lo mostró Levinas: un llamado a encontrarnos cara a cara con el otro; ―ese feliz encuentro de almas que se saludan, conversan‖, y nos lleva al ―milagro de salir de sí‖. La infernalidad del otro se ha apoderado de todos. Pero aún, mediado por las monstruosidades que nos distancian carnalmente de él, el encuentro con el otro pervive y se manifiesta en lo que llamamos compasión y generosidad. Hay encuentros, si no cara a cara, sí conmovedores en aquellos que por su vocación –la medicina–se enfrentan con el sufrimiento de quienes han sido realmente afectados por la covid-19. Muchos no los conocemos, pero suceden cotidianamente en los hospitales desbordados por el sufrimiento y la negligencia de quienes administran el Estado. Uno de ellos, que en su singularidad expresa la de muchos otros, es el de la enfermera tijuanense Margarita Hernández (Lady Cartas) que fue alcanzada por el virus. A Margarita, como a tantos otros de su gremio, nada la obligaba a ir más allá de lo que su profesión, mediada por la frialdad administrativa y la exigencia de atender médicamente a los enfermos, la obligaba. Hacía, sin embargo, algo más. Llevaba, a la soledad y a la angustia de los enfermos, los sueños y el cariño de sus familiares mediante cartas que ella misma les leía detrás de su cubrebocas y sus guantes. Centenares de enfermeras y médicos, detrás también de sus respectivos aditamentos, darán a la impotencia de los enfermos una palabra de consuelo, una caricia enguantada, que les permita enfrentar el sufrimiento, la soledad y la angustia. Otros lo hacen llevando alimentos y agua al fatigado cuerpo médico. Otros más atienden a otros que, sin estar enfermos, son víctimas de la segregación y el aislamiento que impone la percepción infernal. Uno de esos otros me importa destacar aquí: las víctimas de desaparecidos. Despojadas de sus seres queridos y, muchas de ellas, del apoyo institucional, que se ha vuelto desde hace tiempo inoperante para hacer justicia y detener la inhumanidad, viven hoy en la soledad y la precariedad.

Organizaciones de víctimas, en diferentes regiones del país, se han unido para llevarles despensas, un poco de dinero y cariño dentro de los límites al que el infierno nos constriñe. Quienes quieran conocer y apoyar a estas personas doblemente vulneradas, pueden visitar la página El Día Después y buscar allí la campaña #YoApoyoParaEncontrarles. Incapacitadas y limitadas para expresar el amor en toda su amplitud, constreñidas por el infierno en el que nos hemos convertido, empujadas al confinamiento, al uso del cubrebocas o de la mascarilla de plástico, estas personas habitan aún la compasión y la generosidad, formas limitadas del amor. La compasión es padecer con el otro, es sentir su sufrimiento; la generosidad es intentar mitigarlo, darle a otro lo que no tiene y que otros tenemos aún; una forma de hacer la justicia que el Estado no hace. Es saber, diría Levinas, que, pese a haberse convertido en un poder alienante que pone en peligro nuestro yo, el otro, sobre todo el que sufre, es el poder eminente que rompe el encadenamiento del yo a sí mismo y nos lleva, a pesar de las constricciones que el infierno impone, a su encuentro. Es rehusarse a considerar un sufrimiento, cualquiera que sea, como un averno del que hay que escapar, y a cualquier ser vivo como una cosa repugnante. No podemos aliviar el sufrimiento de todos. El amor es, en su profunda libertad, limitado; siempre es otro de carne y hueso, no la abstracción humanidad, el que nos llama. ―Quien salva una vida –dice el Talmud, con toda la tristeza que significa no salvar a otros–salva al mundo entero‖. Tampoco podemos ir hoy a su encuentro plenamente; el infierno que creamos nos constriñe de formas que sólo la literatura imaginó. Pero podemos, en los resquicios que ese infierno aún nos confiere, habitar y salvar las huellas del amor, como lo hacen los mejores de nosotros. Además, opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, detener la guerra, liberar a todos los presos políticos, hacer justicia a las víctimas de la violencia, juzgar a gobernadores y funcionarios criminales, esclarecer el asesinato de Samir Flores, la masacre de los LeBarón, detener los megaproyectos y devolverle la gobernabilidad a Morelos. Este texto forma parte del número 2272 de la edición impresa de Proceso, publicado el 17 de mayo de 2020 (proceso.com.mx) 20/05/2020

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