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sacerdotes…sueñan, luchan, vivenTEMA DE LA SEMANA: Mujeres teólogas, obispas
TEMA DE LA SEMANA: Mujeres teólogas, obispas, sacerdotes…sueñan, luchan, viven
1. „Soñar, luchar, vivir: una teología desde la praxis y la visión de una mujer cubana‟, de Ofelia M. Ortega (II): Leopoldo
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Cervantes-Ortiz La experiencia cotidiana de la mujer es, siempre, una experiencia de relación; por eso está más preparada para poder entender el sentido comunitario de la fe cristiana. Es lo que las teólogas latinoamericanas llaman ―la praxis del cariño‖. Es cierto que la mujer está más cerca de lo concreto, de los procesos vitales, y que su visión es más globalizante y unitaria; que trabaja más con categorías de relacionamiento que de distinción y por eso rompe con más facilidad el dualismo común del pensamiento occidental, eminentemente masculino. [1] O.M. Ortega La primera sección del libro Soñar, luchar, vivir: una teología desde la praxis y la visión de una mujer cubana, de la Dra. Ofelia Miriam Ortega está integrada por 23 textos representativos de su reflexión con el paso del tiempo. Arranca desde algunos escritos a fines de la década de los años 70 del siglo pasado, como ―La mujer cubana, su papel revolucionario y su lucha por la liberación en el seno de la Revolución y en la iglesia‖ (octubre de 1979), un amplio recorrido por episodios históricos femeninos de América Latina. Desde entonces era patente su énfasis libertario al detenerse en diversos personajes: Micaela Bastidas, Josefa Ortiz, Juana Azurduy de Padilla, Manuela Sáenz, Ana Betancourt de Mora, Mariana Grajales… El enfoque era la liberación de las mujeres de sus cargas sociales y culturales. Con el triunfo de la Revolución cubana, las cosas comenzaron a cambiar y en ese punto se encuentra con las posibles aportaciones de la Biblia y la teología que, lamentablemente, en esa época eran vistas como auténticos obstáculos para el avance de las mujeres. El planteamiento era muy esperanzador ante las trabas para la realización de la misión eclesial de ambos sexos: ―Esta unidad, esta nueva humanidad, estará en proceso de integración únicamente cuando desaparezca del universo —creado y sostenido por Dios— toda discriminación, opresión, explotación e injusticia, que impida la liberación plena de la humanidad. Por eso la liberación precede a la unidad, y mientras no exista esa completa liberación, el ser humano no podrá formar la familia universal de que nos habla san Pablo en Efesios‖ (p. 31).
Son variados los registros del resto de los ensayos y artículos: ―Influencia de la herencia misionera en lo cultural‖ (1984, en donde cita su tesis de Maestría: Lectura materialista de la Biblia para los niños en la etapa infantil preescolar, 1984), Jesucristo, su resurrección y ascensión, Mujer y teología: una perspectiva latinoamericana (1991, aquí narra su labor como responsable en el Seminario Evangélico de Matanzas de Educación Cristiana, área que desapareció para quedar únicamente la de Teología), Ecumenismo del Espíritu (1995, una buena visión del diálogo con el pentecostalismo), entre otros. En El final de la cristiandad y la nueva forma de la Iglesia (2000, título que recuerda uno anterior de Richard Shaull, La forma de la iglesia en la nueva diáspora, 1964), afirma: Es necesario enunciar una visión del futuro donde existan nuevas maneras de hablar y de actuar, capaces de expresar las nuevas posibilidades sociales de transformación de la comunidad en favor de los más necesitados. Tenemos que escuchar el llamamiento que Dios nos ha hecho para volver a entrar en el dolor del mundo, como una posibilidad de renovación y salvación. Nuestra actividad misionera ocurre en el ámbito histórico de la dislocación, en el cual la pobreza, las guerras, el desempleo y la exclusión son comunes a todos los contextos (p. 96). Otros ensayos son: Encuentros y visiones (2001, largo recuento de su experiencia pastoral y educativa) El aprendizaje ecuménico: eje fundamental en la educación teológica de la mujer (2001, retrospectiva sobre su trabajo en el Consejo Mundial de Iglesias), Ministerio y poder: cambios en el ejercicio del liderazgo (2005), brillante exposición de los niveles requeridos para acceder a los liderazgos femeninos: bienestar, acceso, participación y control, en donde observa: Los estilos de liderazgo deben conformar unos modelos que sean inspirados en una perspectiva de la realidad que nos lleve a compartir la autoridad de la comunidad, ayudándonos así a cambiar el paradigma de dominación y a buscar alternativas para la búsqueda de un orden en nuestro mundo que sea menos doloroso para los seres humanos y toda la creación. […] La mayor participación de la mujer en el nivel de la toma de decisiones elevará el mayor desarrollo y adquisición de poder por las mujeres, cuando esta participación se utilice para lograr mayor control sobre los factores de producción, para asegurar la igualdad de acceso de la mujer a los recursos y la distribución de los beneficios.
Igualdad de control significa un equilibrio de poder entre mujeres y hombres, de modo que ninguna parte se coloque en una posición de dominación. Significa que la mujer tiene, junto con el hombre, el poder de influir en su destino y en la sociedad (pp. 155, 163). Algunos más son: José Martí: aportes para una espiritualidad del siglo XXI (2013, conferencia presentada en el 160º aniversario del natalicio del patriota cubano), Por una religión humanizadora (2013), Mujeres cristianas y reflexión teológica feminista en el proceso revolucionario cubano (2016, importante recuperación de la participación de mujeres de fe en los cambios revolucionarios), Panorámica de la teología protestante en Cuba en el período de la Revolución (2016, presentado en el Seminario de Princeton como homenaje a Sergio Arce y restringido a personas formadas en el SET), La Reforma protestante: una puerta abierta al ecumenismo (2017, sólida actualización de la fe protestante) y Presencia de la ternura en el Primer Testamento (2018, análisis de varias historias bíblicas). En este último, una de sus conclusiones subraya: Inspirada por las historias de ternura del Primer Testamento, la iglesia debe presentarse como un sacramento de la ternura de Dios. Una iglesia de la ternura es una iglesia de un Dios de bondad y de gracia, y no de un Dios de castigo y de miedo. Es la iglesia del amor y de la vida, cuya fe la sostiene la ternura absoluta de Dios. Sin la ternura —ese secreto de armonía interior, de gozo de creer, de esperar y de amar— los cristianos corren el riesgo de transformarse en una iglesia encerrada en sí misma, rígida, ligada solo a las instituciones y privada de espíritu (p. 328, énfasis agregado). La segunda sección consta de textos de homenaje a personalidades bastante conocidas como Paulo Freire (testimonio de su influencia pedagógica), Rafael Cepeda (celebración colectiva, 1997; ―hombre hecho de utopía‖, así lo califica), Sergio Arce (―Hacer teología con la vida‖, de quien fue discípula) y Elsa Tamez (―Amiga entrañable, mujer con mayúscula‖), y algunas más restringidas al ámbito cubano: René Castellanos (prólogo de una recopilación de textos; ―maestro por excelencia‖), José Felipe Carneado (―Compañero fiel e incansable humanista‖) y Ercilio Vento (―Fiel discípulo de la sabiduría‖). En todas estas semblanzas se deja ver el afecto y la cercanía conseguida por Ortega con ellos y ella. En el caso de Arce, esta cita es imprescindible por la relevancia del suceso en su vida y porque describe plenamente al elogiado: Siempre nos llenaba de esas sorpresas imprevisibles; por eso no me extrañó demasiado cuando me manifestó: ―Ya terminaste Teología. Ahora podemos ordenarte‖. Y cuando le pregunté: ―¿Cuándo serán los exámenes de ordenación?‖, me contestó: ―Ningún examen, cómprate un lindo vestido para ese día‖. Creo que soy la única pastora cubana que nunca pasó un examen de ordenación. Cuando pienso cuánto han tenido que luchar las mujeres en sus iglesias para ser ordenadas al ministerio sacramental, creo que he sido muy bendecida al vivir bajo una dirección tan acogedora de la vocación de la mujer cristiana (pp. 345-346). En la última parte del libro aparecen cuatro entrevistas (con Elsa Tamez, Nuevo Siglo, Liset García y quien escribe estas líneas) que pintan de cuerpo entero a Ortega y que intentaron extraer de ella diversos aspectos de la memoria de su vida y ministerio. Incluso cuando se repiten algunos datos, la repetición diferenciada por el momento consigue crear un mosaico en el que se aprecia mejor todo lo experimentado por ella. De la entrevista concedida a Nuevo Siglo entresacamos, para concluir, esta cita entrañable y sincera, pues la muestra justo en el punto de partida hacia lo que ella sería en su vocación de servicio a Dios, a su iglesia y al mundo: Yo era una niña y una adolescente triste, llorona, que se sentía rechazada por su madre. Mi madre entendía que en la vida de las mujeres hay muy pocas oportunidades. Entonces la transformación de mi vida empieza cuando Jesucristo me sacó de debajo de la cama, donde yo estaba llorando, y me dijo que me aceptaba como mujer y como persona. Mi vida cambió totalmente. Y una de las razones para que dedicara mi vida al ministerio pastoral fue que yo quería que las demás personas sintieran esa aceptación de Dios. Eso es conversión para mí. Dios te saca de la oscuridad, del rechazo, y te dice: ―Tú tienes un gran valor para mí‖. El mensaje de la evangelización es que lo que tú recibiste tienes que compartirlo con otros (p. 375).
Nota:
[1] O.M. Ortega, Soñar, luchar, vivir: una teología desde la praxis y la visión de una mujer cubana. México, CUPSA, 2020, p. 53. (protestantedigital.com) 22/05/2020
2. Juan José Tamayo: "Mujeres sacerdotes. La historia a su favor" Hace un par de días, la teóloga francesa Anne Soupa, de 73, presentaba su candidatura al arzobispado de Lyon tras la dimisión (¿o cese?) del cardenal Bambarin. Un gesto que ella misma calificó de "provocación" Durante los últimos treinta años han aparecido numerosos documentos y declaraciones pidiendo el acceso de las mujeres al sacerdocio
Tales documentos consideran la exclusión femenina del ministerio sacerdotal como una discriminación de género contraria a la actitudinclusiva de Jesús de Nazaret El alto magisterio eclesiástico responde negativamente a esa reivindicación, apoyándose en dos argumentos: uno teológico-bíblico y otro histórico y vienen repitiéndose sin cambios desde hace siglos Sin embargo, importantes investigaciones históricas desmienten tan contundentes afirmaciones del Magisterio eclesiástico, hasta invalidarlas y convertirlas en pura retórica al servicio de una institución patriarcal Mientras su "torre de patriarquía" se tambalea, yo pregunto: ¿quiénes son el papa, los cardenales y los obispos, incluso quiénes somos los teólogos, para juzgar sobre el valor de las investigaciones históricas? Hace un par de días informaba Jesús Bastante en Religión Digital de un gesto que calificaba de inédito: la presentación que ha hecho la teóloga francesa Anne Soupa, de 73, de su candidatura al arzobispado de Lyon tras la dimisión (¿o cese?) del cardenal Barbarin. La misma Anne Soupa reconoce que es ―una provocación‖. Pues bien, en este artículo intentaré razonar cómo esta iniciativa, aun siendo inédita hoy, no lo fue durante varios siglos del cristianismo. Durante los últimos treinta años han aparecido numerosos documentos y declaraciones de teólogos y teólogas, grupos de sacerdotes y religiosos, movimientos cristianos y organizaciones cívico-sociales, e incluso de obispos y cardenales de la Iglesia católica pidiendo el acceso de las mujeres al sacerdocio. Tales documentos consideran la exclusión femenina del ministerio sacerdotal como una discriminación de género que es contraria a la actitud inclusiva de Jesús de Nazaret y del cristianismo primitivo, va en dirección opuesta a los movimientos de emancipación de la mujer y a las tendencias igualitarias en la sociedad, la política, la vida doméstica y la actividad laboral. El alto magisterio eclesiástico responde negativamente a esa reivindicación, apoyándose en dos argumentos: uno teológico-bíblico y otro histórico, que pueden resumirse así: Cristo no llamó a ninguna mujer a formar parte del grupo de los apóstoles, y la tradición de la Iglesia ha sido fiel a esta exclusión, no ordenando sacerdotes a las mujeres a lo largo de los más de veinte siglos de historia del catolicismo. Esta práctica se interpreta como voluntad explícita de Cristo de conferir sólo a los varones, dentro de la comunidad cristiana, el triple poder sagrado de enseñar, santificar y gobernar. Sólo ellos, por su semejanza de género con Cristo, pueden representarlo y hacerlo presente en la eucaristía. Estos argumentos vienen repitiéndose sin apenas cambios desde hace siglos y son desarrollados de manera sistemática en varios documentos de idéntico contenido a los que apelan los obispos cada vez que los movimientos cristianos críticos y la teología feminista reclaman el sacerdocio para las mujeres: la declaración de la Congregación para la Doctrina de la fe Inter insigniores (15 de octubre de 1976), durante el pontificado de Pablo VI, y dos cartas apostólicas de Juan Pablo II: Mulieris dignitatem (15 de agosto de 1988) y Ordinatio sacerdotalis. Sobre la ordenación sacerdotal reservada sólo a los hombres (22 de mayo de 1984). La más contundente de todas las declaraciones al respecto es esta última, que zanja la cuestión y cerraba en falso un debate que sigue abierto: ―Con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión... que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos, declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia‖. Es verdad que la historia no resulta pródiga en narrar casos de mujeres sacerdotes. Esto no debe extrañar, ya que la historia de la Iglesia ha sido escrita por varones, en su mayoría clérigos, y su tendencia ha sido a ocultar el protagonismo de las mujeres en la historia del cristianismo. ―Si las mujeres hubieran escrito los libros, estoy segura de que lo habrían hecho de otra manera, porque ellas saben que se les acusa en falso‖. Esto escribía Cristina de Pisan, autora de La ciudad de las damas (1404). Sin embargo, importantes investigaciones históricas desmienten tan contundentes afirmaciones del Magisterio eclesiástico, hasta invalidarlas y convertirlas en pura retórica al servicio de una institución patriarcal. Entre los estudios más relevantes al respecto citó tres: Mujeres en el altar. La rebelión de las monjas para ejercer el sacerdocio, de Lavinia Byrne, religiosa expulsada del Instituto de la Bienaventurada Virgen María por publicar este libro; Cuando las mujeres eran sacerdotes, de Karen Jo Torjesen, catedrática de Estudios sobre la Mujer y la Religión en Claremont Graduate School, y los trabajos del historiador Giorgio Otranto, director del Instituto de Estudios Clásicos y Cristianos de la Universidad de Bari. En ellos se demuestra, mediante inscripciones en tumbas y mosaicos, cartas pontificias, otros textos y con una sólida fundamentación teológica, que las mujeres ejercieron el sacerdocio católico durante los tres primeros siglos de la historia de la Iglesia. Veamos algunas de estas pruebas que quitan todo valor a los argumentos del Magisterio eclesiástico.
Debajo del arco de una basílica romana aparece un fresco con cuatro mujeres. Dos de ellas son las santas Práxedes y Prudencia, a quienes está dedicada la iglesia. Otra es María, madre de Jesús de Nazaret. Sobre la cabeza de la cuarta hay una inscripción que dice: Theodora Episcopa (=Obispa). La a de Theodora está raspada en el mosaico, no así la a de Episcopa. En el siglo pasado se descubrieron inscripciones que hablan a favor del ejercicio del sacerdocio de las mujeres en el cristianismo primitivo. En una tumba de Tropea (Calabria meridional, Italia) aparece la siguiente dedicatoria a ―Leta Presbytera‖, que data de mediados del siglo V: ―Consagrada a su buena fama Leta Presbytera vivió cuarenta años, ocho meses y nueve días, y su esposo le erigió este sepulcro. La precedió en paz la víspera de los Idus de Marzo‖. Otras inscripciones de los siglos VI y VII atestiguan igualmente la existencia de mujeres sacerdotes en Salone (Dalmacia) (presbytera, sacerdota), Hipona, diócesis africana de la que fue obispo san Agustín cerca de cuarenta años (presbiterissa), cerca de Poitires (Francia) (presbyteria), en Tracia (presbytera en griego), etc. En un tratado sobre la virtud de la virginidad, del siglo IV, atribuido a san Atanasio, se afirma que las mujeres consagradas pueden celebrar juntas la fracción del pan sin la presencia de un sacerdote varón: ―La santas vírgenes pueden bendecir el pan tres veces con la señal de la cruz, pronunciar la acción de gracias y orar, pues el reino de los cielos no es ni masculino ni femenino. Todas las mujeres que fueron recibidas por el Señor alcanzaron la categoría de varones‖ (De virginitate, PG 28, col. 263). En una carta del papa Gelasio I (492-496) dirigida a los obispos del sur de Italia el año 494 les dice que se ha enterado, para gran pesar suyo, de que los asuntos de la Iglesia han llegado a un estado tan bajo que se anima a las mujeres a oficiar en los sagrados altares y a participar en todas las actividades reservadas al sexo masculino al que ellas no pertenecen. Los propios obispos de esa región italiana habían concedido el sacramento del Orden a esas mujeres y estas ejercían funciones sacerdotales con normalidad. Un sacerdote llamado Ambrosio pregunta a Atón, obispo de Vercelli, que vivió entre los siglos IX y X y era buen conocedor de las disposiciones conciliares antiguas, qué sentido había que dar a los términos presbytera y diaconisa, que aparecían en los cánones antiguos. Atón le responde que las mujeres también recibían los ministerios ad adjumentum virorum, y cita la carta de san Pablo a los Romanos, donde puede leerse: ―Os recomiendo a Febe, nuestra hermana y diaconisa en la Iglesia de Cencreas‖.
Fue el concilio de Laodicea, celebrado durante la segunda mitad del siglo IV, sigue diciendo el obispo Aton en su contestación, el que prohibió la ordenación sacerdotal de las mujeres. Por lo que se refiere al término presbytera, reconoce que en la Iglesia antigua también podía designar a la esposa del presbítero, pero él prefiere el significado de sacerdotisa ordenada que ejercía funciones de dirección, de enseñanza y de culto en la comunidad cristiana. En contra de conceder la palabra a las mujeres se manifestaba el papa Honorio III en una carta a los obispos de Burgos y Valencia, en la que les pedía que prohibieran hablar a las abadesas desde el púlpito, práctica habitual entonces. Estas son sus palabras: ―Las mujeres no deben hablar porque sus labios llevan el estigma de Eva, cuyas palabras han sellado el destino del hombre‖. Estos y otros muchos testimonios que podría aportar suelen ser rechazados por el Magisterio papal y episcopal, así como la teología de él dependiente y los historiadores sometidos a la ortodoxia romana, alegando que carecen de rigor científico. ―La ordenación sacerdotal –afirma Juan Pablo II-, mediante la cual se transmite la función confiada por Cristo a los apóstoles, de enseñar, santificar y regir a los fieles, ha sido reservada siempre en la Iglesia católica exclusivamente a los hombres. Esta tradición se ha mantenido también fielmente en las iglesias orientales‖. Esta opinión es desmentida por los historiadores y por no pocos y pocas exegetas del Nuevo Testamento, que han estudiado el tema en profundidad. Por ello carece de rigor científico y no puede constituir el fundamento de la normativa actual sobre el tema. El historiador italiano citado Giorgio Otranto expresa su malestar por tal actitud descalificatoria en estos términos: ―Lamento tener que decirlo, pero a menudo los historiadores, sobre todo los historiadores católicos, han rechazado estas pruebas y las han considerado sin valor alguno, como si no aportaran nada a la imagen total. Ha habido represión, un intento de apartar a un lado ciertas fuentes históricas a veces por conformismo, a veces por prudencia y a veces por aquiescencia. No digo que ello se haya hecho de mala fe, pero no cabe duda de que el prejuicio según el cual las mujeres no pueden ejercer funciones sacerdotales ha dado lugar a que algunas pruebas se interpretaran erróneamente‖. Yo pregunto: ¿quiénes son el papa, los cardenales y los obispos, incluso quiénes somos los teólogos, para juzgar sobre el valor de las investigaciones históricas? La verdadera razón del rechazo son los planteamientos teológicos patriarcales. El reconocimiento de la autenticidad de esos testimonios debería llevar a revisar las concepciones andro-
céntricas y a abandonar las prácticas misóginas. Y a eso no parecen estar dispuestos. Prefieren ejercer el poder autoritariamente y en solitario encerrados en la torre de su ―patriarquía‖, a ejercerlo democráticamente y compartirlo con las mujeres creyentes, que hoy son mayoría en la Iglesia católica y, sin embargo, carecen de presencia en sus órganos directivos y se ven reducidas a la invisibilidad y al silencio. (religiondigital.org) 28/05/2020
3. Las mujeres obispas ofrecen una mirada sincera sobre lo que impulsa su liderazgo La obispa Mary Ann Swenson, una obispa metodista unida retirada de los Estados Unidos, ha pasado su carrera expresando la necesidad de una iglesia que incluya a todas las personas, independientemente de su raza, origen étnico, orientación sexual e identidad de género. Y, a lo largo de su carrera, nunca ha tenido miedo de decir eso en voz alta. "Por supuesto, recibí muchos correos de odio", dijo Swenson, quien actualmente se desempeña como vice moderador del Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias. Pero, y es un 'pero' muy importante, también hubo una visión de gratitud, agregó. Y eso es lo que mantuvo viva su visión de liderazgo. "Mi posición siempre ha sido incluir a todas las personas", dijo. "Eso significa todo, porque el amor de Dios es verdaderamente para todos nosotros, en todas partes". Swenson se unió a cuatro de sus pares, todas mujeres obispas metodistas unidas en los EE. UU., Para una mesa redonda, "Liderazgo femenino en el ámbito religioso", el 22 de mayo, como parte de una conferencia de liderazgo de mujeres organizada en la Universidad Estatal de California. Las mujeres obispas a menudo están en primera línea para que se cuestione su liderazgo, a veces de manera severa. La obispa Minerva Carcaño (Conferencia California-Nevada) recordó la predicación un domingo en una gran iglesia cerca de la frontera entre Estados Unidos y México. "En mi sermón, mencioné lo importante que es servir en el contexto en el que nos encontramos", dijo. "Mencioné muy brevemente la importancia de servir a todos, incluidos los inmigrantes indocumentados". Cuando ella le ofreció la comunión, un hombre se negó a tomarla. "Él me lo apartó, incluso", dijo. Fue una cantidad desgarradora, y nunca había experimentado algo así‖. Después del servicio, el hombre le dijo al pastor de la iglesia que Carcaño debería ser retirada del púlpito. El pastor respondió: "No puedo sacarla del púlpito, es su púlpito". Ese momento le dio a Carcaño una perspectiva diferente de sí misma como líder, y continúa siendo una líder conocida por defender ferozmente los derechos humanos. "Si es el púlpito del obispo, también espero sostenerlo con suavidad y humildad", agregó. La obispa Cynthia Moore-Koikoi (Conferencia del Oeste de Pensilvania) recordó cuando, en su primer día de trabajo, hubo un desastre por inundación en el área. "En lugar de poner mis libros en un estante, necesitaba ver a la gente que fue golpeada y dejada junto a la carretera por esta inundación", dijo. "Se asombraron de que había venido en mi primer día de trabajo". Koikoi pensó: "¿Dónde más estaría?" Ella ofreció una palabra de oración y se dio cuenta de que era un momento decisivo para ella: "De eso se trata el liderazgo". Otro aspecto de ser un líder efectivo implica "escuchar profundamente", dijo la obispa Tracy S. Malone (Conferencia Metodista Unida de East Ohio). Malone dijo que, como nueva obispa, viajó a través de su conferencia, que tiene casi 700 iglesias. "Habiendo escuchado profundamente lo que era necesario, desarrollamos una visión para toda la conferencia: aumentar la capacidad de cada laico y clérigo para ser discípulos y hacer nuevos discípulos". Las mujeres también hablaron sobre quién las inspiró en el camino. La obispa jubilada Linda Lee recordó a su madre, que trabajó toda su vida como costurera en una fábrica. "Ella terminó siendo la que iría a hablar con el jefe", dijo Lee. "Ella era una líder en la fábrica". La madre de Lee también cosía prendas para mujeres que no podían permitirse comprar ropa. ―Ella los aconsejaría y oraría con ellos cuando vinieran. Ella era la madre de todos". (oikoumene.org) 25/05/2020
4. Una teóloga francesa, 'candidata' para suceder a Barbarin en Lyon El gesto, inédito, pretende reivindicar el papel de la mujer en la Iglesia, al tiempo que apostar por un nuevo modo de participación en la toma de decisiones Los últimos cuatro pastores de Lyon (Decourtray, Billé, Balland y Barbarin) ―han fallado en su tarea principal de proteger a sus comunidades. Los pastores dejaron entrar a los lobos en el redil y los depredadores atacaron a los pequeños‖ Invita a las mujeres del mundo ―a presentarse donde se sientan llamadas, ya sea para ser obispo o para cualquier otra responsabilidad que hoy les está prohibida"
Es un gesto inédito en la historia reciente de la Iglesia católica, y una llamada de atención a una institución afectada por el excesivo clericalismo y el patriarcado. La teóloga y biblista francesa Anne Soupa, de 73 años, dio ayer un paso al frente y presentó formalmente su 'candidatura' para suceder al cardenal Barbarin como arzobispo de Lyon. ―Nada me impide presentarme y, sin embargo, todo me lo prohíbe‖, señaló Soupa, quien calificó su gesto como ―loco, aunque lo más loco es que parece loco, cuando no lo es‖. La biblista pretende llamar la atención sobre el papel de la mujer en la Iglesia, así como denunciar cómo la estructura patriarcal de la Iglesia ha favorecido actitudes como el silencio ante los abusos sexuales a menores, la auténtica clave para entender la marcha de Barbarin.
Ninguna mujer decide en la Iglesia
"Observando que en el año 2020, en la Iglesia Católica, ninguna mujer dirige diócesis alguna, ninguna mujer es sacerdote, ninguna mujer es diácona, ninguna mujer vota en las decisiones de los sínodos; considerando que excluir a la mitad de la humanidad no sólo es contrario al mensaje de Jesucristo, sino que también es perjudicial para la Iglesia, que se mantiene así en un ambiente que favorece los abusos (...) Todo ello me permite decir que soy capaz de presentarme al título de obispo, todo me hace legítimo‖, señala Anne Soupa en su petición. ―Si mi candidatura está prohibida por el derecho canónico, es simplemente porque soy mujer, porque las mujeres no pueden ser sacerdotes y porque sólo los sacerdotes, al convertirse en obispos, dirigen la Iglesia Católica", escribió en su "dossier de candidatura".
Obispos encubridores
La teóloga admite que su candidatura es una provocación, y así lo asume. Y lanza un nuevo dardo, señalando cómo en Lyon, los cuatro anteriores arzobispos - Decourtray, Billé, Balland y Barbarin - ―han fallado en su tarea principal de proteger a sus comunidades. Los pastores dejaron entrar a los lobos en el redil y los depredadores atacaron a los pequeños". Su candidatura tiene dos objetivos: ―Por un lado, poner de relieve la invisibilidad en la que se encuentran las mujeres en la Iglesia Católica. Por el otro, mostrar que hay otras formas de gobierno para la Iglesia Católica‖ frente al ―enésimo obispo del mismo molde clerical‖ que, se presume, acabará siendo nombrado para Lyon.
No al clericalismo
―La Iglesia Católica sigue alimentando un clericalismo que ha sido denunciado por el Papa: abusos de todo tipo, sacralización del sacerdote, espíritu de división... Sabiendo y considerando todas estas cosas, solicito la archidiócesis de Lyon‖, recalca la biblista, que invita a las mujeres del mundo ―a presentarse donde se sientan llamadas, ya sea para ser obispo o para cualquier otra responsabilidad que hoy les está prohibida". (religiondigital.org) 26/05/2020
5. Anne Soupa: "¿Por qué no yo? ¿Por qué no puedo ser obispo?" "Las mujeres somos las grandes perdedoras en la Iglesia hoy. La situación de las mujeres en la iglesia es escandalosa" Desde que el cardenal Philippe Barbarin renunciara en marzo (tras su absolución, en segunda instancia, por encubrimiento de abusos), el puesto de arzobispo en Lyon está vacante. Este lunes, la teóloga Anne Soupa, de 73 años, presentó su solicitud al nuncio del Papa. ¿Por qué lo hizo? ¿Qué quiere lograr con este gesto? ¿Cuál es el papel de la mujer en la Iglesia? Hablamos con ella:
Sra. Soupa, ¿por qué solicitó el puesto de arzobispo?
Soupa: En su carta "Evangelii Gaudium", el Papa Francisco pidió más medidas en la lucha contra el clericalismo. También pidió una mejor distinción entre funciones administrativas y sacramentales. El liderazgo de una diócesis también incluye tareas espirituales. Estos también pueden ser realizados por laicos, hombres o mujeres. La Iglesia en Francia, hasta ahora, no ha tomado ninguna medida contra el clericalismo. Nuestra iglesia simplemente sigue con el mismo modelo, a pesar de que no funciona.
La asamblea de los obispos franceses dio un primer paso en otoño e invitó a laicos...
Soupa: Eso no es suficiente. Los laicos que fueron invitados solo discutieron de temas ecológicos. No fueron invitados a discutir cómo se debe administrar la Iglesia en el futuro. No hemos discutido la estructura institucional de la iglesia.
¿Cómo sería la Iglesia ideal?
Soupa: Alemania ya tiene una muy buena estructura con el Comité Central de Católicos Alemanes (ZdK) , que representa a los laicos. No hay tal cosa en Francia; Sería un buen movimiento. Por eso, invitamos al ex Secretario General de ZdK, Stefan Vesper, a Francia en marzo. Quedamos impresionados con la riqueza de este modelo. Pero, en general, estoy convencida de que tenemos que ir más allá en la responsabilidad de los laicos en la Iglesia. ¿Por qué los laicos no podrían ser capaces de dirigir una diócesis?
¿Por qué crees que puedes suceder al cardenal Philippe Barbarin en Lyon?
Soupa: No soy perfecta para Lyon, ni para ninguna otra cosa en mi vida. La archidiócesis de Lyon simboliza una administración fallida. Había caos allí; cuatro obispos no lo han ordenado, especialmente con respecto al abuso. No han visto el problema de la pederastia. Lyon es el resultado de una estructura que ya no tiene sentido.
¿Qué quieres lograr con tu paso adelante?
Soupa: Espero que la iglesia tome conciencia de los agravios. Las mujeres somos las grandes perdedoras en la Iglesia hoy. La situación de las mujeres en la iglesia es escandalosa. Quiero que las mujeres se den cuenta y pregunten: ¿por qué no yo? ¿Por qué no puedo ser obispo?
Ciertamente has oído hablar del movimiento Maria 2.0 en Alemania.
Soupa: Lo que las mujeres en Alemania comenzaron con Maria 2.0 es genial. También hay mujeres en Suiza que han tomado una posición muy valiente. Creo que es una pena que enFrancia no tengamos la misma fuerza que las mujeres católicas en Alemania. No tenemos una "Comunidad de mujeres católicas en Alemania" (KFD), pero también tenemos una cultura diferente. Los católicos en Francia son más individualistas y es mucho más difícil movilizarlos. Pero sería muy bueno.
¿Qué reacciones obtuvo a su solicitud?
Soupa: La cobertura de los medios fue excelente, me complació. Tienes que ir a los medios. Claro, las reacciones son diversas, desde críticas hasta elogios. Pero el debate ayuda a crear conciencia sobre el tema. La iglesia en Francia es bastante crítica con los medios. No hubo respuesta de la propia iglesia, pero tampoco esperaba eso. (religiondigital.org) 28/05/2020
Huffel El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) está de luto por el fallecimiento de la Rev. Prof.ª Dra. Mary-Anne Plaatjies van Huffel, pastora y académica sudafricana quien, desde 2013, ocupaba el puesto de presidenta del CMI para África. La Rev. Prof.ª Dra. Mary-Anne Plaatjies van Huffel falleció el pasado 19 de mayo. En el África subsahariana, era conocida por ser una dirigente eclesiástica con un papel transformador. Su importancia no solo radicaba en sus puestos de liderazgo, sus numerosas publicaciones teológicas y su labor como profesora, sino también en su participación activa en los procesos de transformación de la sociedad. En 1992, fue la primera mujer ministra ordenada por Iglesia Reformada Neerlandesa en Sudáfrica de aquel entonces y, más tarde, por la Iglesia Reformada Unida en África Austral. Obtuvo un primer doctorado en teología de la Universidad de Sudáfrica sobre el tema ―Las mujeres en la antropología teológica de las iglesias reformadas afrikáans (2003)‖ y luego un segundo doctorado de la Universidad de Pretoria en 2008. Enseñó Historia de la iglesia y Derecho de la iglesia en la Facultad de Teología de la Universidad de Stellenbosch y fue coministra de la Iglesia Reformada Unida en Scottsdene (Kraaifontein). Desempeñó el cargo de experta en Derecho de la iglesia (actuarius) del Sínodo Regional de El Cabo y fue vicemoderadora del Sínodo General de la Iglesia Reformada Unida en África Austral. Nació en Prieska en 1959, siendo la segunda de las siete hijas de Johannes Jacobus Plaatjies, director de varias escuelas primarias en el Cabo Norte, y Jacoba Johanna Plaatjies, ama de casa. Se matriculó en 1977 en la Escuela Secundaria Bergrivier (Bergrivier Senior Secondary School) en Wellington, en el Distrito de Boland. En primer lugar, emprendió su carrera en la enseñanza, tras obtener su diploma de profesora en la Universidad del Cabo Occidental en 1978. En 1986 se matriculó en la Universidad del Cabo Occidental para formarse como ministra en la Iglesia Reformada Neerlandesa. Después de haber realizado estudios adicionales, obtuvo la licencia de la administración de la Iglesia Reformada Neerlandesa. Le sobrevive su marido, el Rev. Dawid Van Huffel. A lo largo de su carrera, tuvo que enfrentarse a los estereotipos, especialmente en lo que respecta a las mujeres en el ministerio. Comenzó a romper sistemáticamente esos estereotipos, generando con ello muchos comentarios en los medios de comunicación a mediados de los 90. El legado que ha dejado es inmenso. Estableció un centro de servicio comunitario con el objetivo de empoderar a los grupos anteriormente desfavorecidos. Negoció el uso de los locales, diseñó los programas y gestionó el centro comunitario con un personal reducido y con fondos muy limitados. Estableció la Asociación de Adultos Phumlani en el municipio de Nqubela, cerca de Robertson, y el centro de
cuidados adicionales Nikithemba, así como un refugio para las personas sin hogar. Se convirtió en una figura legendaria en la región de Robertson. Sobre su experiencia en Robertson como ministra, comentó en una entrevista en una emisora de radio afrikáans (RSG), en 2012: ―Poco después de mi llegada, me di cuenta de que no solo llevaría el evangelio a estas personas, sino que también tendría que lidiar con los estereotipos y el conservadurismo en un contexto de pobreza‖. Una de sus mayores contribuciones al orden eclesiástico ha sido su incansable lucha por hacerlo más sensible a la cuestión de género. Se convirtió en una voz fuerte en la iglesia en materia de cuestiones eclesiásticas, así como de asuntos sociales y económicos. Desarrolló un sólido conocimiento de la historia de la iglesia y la política de la misma. Se convirtió en la voz de la iglesia en Sudáfrica en muchos temas. Su liderazgo se extendió más allá de las fronteras de la iglesia al convertirse en una respetada figura pública sudafricana. También se le dio la oportunidad de atender a los familiares cercanos del difunto presidente Nelson Mandela en su residencia privada en Houghton tras su muerte. Su marco teológico se fundamentaba en tres pilares: una teología de la dignidad, especialmente orientada hacia los grupos vulnerables; las disciplinas teológicas de la historia de la iglesia y la política de la iglesia, y una teología de la ecología y la justicia. En una entrevista en ―Rapport‖ del 10 de octubre de 2010, comentó su elección como mujer líder de la iglesia en las más altas estructuras de toma de decisiones: ―Espero que mi trayectoria constituya una imagen de esperanza para la vida profesional de las mujeres dentro y fuera de la iglesia. Mi historia de éxito debe ser la historia de éxito de todas las mujeres‖. La moderadora del CMI, la Dra. Agnes Abuom, explicó que le resulta difícil asimilar y, aún más, aceptar, la pérdida de su querida colega. ―Y no podemos discutir con nuestro Dios Creador, en cuyas manos está el tiempo de vida que tenemos‖, afirmó. ―Como pionera y líder visionaria, nos inspiró a comenzar juntos un camino de reflexión sobre el futuro del ecumenismo, y las ideas que compartió en Arusha (Tanzania) aún nos recuerdan esa invitación a todos a repensar el ecumenismo en el siglo XXI‖. Agnes Abuom elogió el compromiso de Mary-Anne Plaatjies van Huffel con la unidad de la iglesia, el ecumenismo y las comunidades incluyentes, ―un compromiso que seguirá iluminando nuestros caminos como peregrinas, y prometemos, como hermanas y ecumenistas, llevar la antorcha de la justicia, la paz y la liberación‖.
El Prof. metropolitano Dr. Gennadios de Sassima, vicemoderador del Comité Central del CMI, elogió a Mary-Anne Plaatjies van Huffel como miembro muy activo del Comité Permanente de Consenso y Colaboración del CMI. ―La recordamos con amor y afecto en la última reunión del comité celebrada en febrero en Suiza. Que nuestro Señor Resucitado le conceda a su alma, que ahora descansa en un lugar de luz, un espacio de vida renovada, un remanso de felicidad. Que su recuerdo sea eterno‖. El secretario general en funciones del CMI, Rev. Dr. Ioan Sauca, expresó su gratitud por el servicio prestado por Mary-Anne Plaatjies van Huffel al movimiento ecuménico. ―Fue una fiel contribuyente del movimiento ecuménico en tiempos de alegría y en tiempos de grandes desafíos, y nos enseñó a todos el valor de la persistencia‖, afirmó. ―Su respuesta cristiana combinó consistentemente la sabiduría con la compasión y con un profundo sentido de cuidado por todos nosotros‖. El obispo Olav Fykse Tveit, obispo presidente de la Iglesia de Noruega, fue secretario general del CMI durante los mismos años en que la Rev. Prof.ª Dra. Plaatjies van Huffel fue presidenta del CMI para África. ―La Rev. Prof.ª Dra. Plaatjies van Huffel encarnó una potente combinación de competencia teológica académica, experiencia de liderazgo de la iglesia y compromiso ecuménico con la unidad, la justicia y la paz‖, afirmó el Rev. Tveit. ―Representó de manera fidedigna a las mujeres africanas como teólogas, líderes de la iglesia y ecumenistas, e inspiró a muchas a poner sus dones y talentos al servicio de los demás y de la misión y la tarea profética de la iglesia‖. ―Su fallecimiento es una gran pérdida para su familia, su universidad y su iglesia, así como para la familia ecuménica en Sudáfrica y en todo el mundo‖, añadió. ―Su fe y su amor seguirán siendo una fuente de inspiración para muchos. Doy gracias al Dios de vida por todo lo que ha aportado al movimiento ecuménico‖. La Prof.ª Dra. Isabel Apawo Phiri, secretaria general adjunta del CMI, recordó los momentos que compartió con la Rev. Prof.ª Dra. Plaatjies van Huffel durante sus viajes para muchas de las actividades del CMI celebradas en Sudáfrica, Kenia, Madagascar y Jamaica. ―Me inspiró su liderazgo, especialmente en lo que respecta a la iglesia y las cuestiones de género‖, afirmó. ―Para mí, destacan las visitas a las iglesias en Madagascar que realizamos en 2015‖. ―Allí‖, recordó, ―la Rev. Dra. Prof.ª Plaatjies van Huffel tocó los corazones de muchas mujeres de la iglesia, miembros del profesorado universitario, líderes de la iglesia y grupos de niños‖. ―Ella transmitía esperanza
incluso en situaciones desesperadas‖, añadió. ―Cuando nos pidió que orásemos por ella el pasado 8 de abril, oramos por la que era una amiga. Siempre la recordaré con cariño‖. La Rev. Dra. Nyambura J. Njoroge, coordinadora del programa del CMI ―Iniciativas Ecuménicas y Acción Mundial sobre el VIH/SIDA‖, explicó que conoció a la Dra. Plaatjies van Huffel en la 10ª Asamblea del CMI, en Busan. ―Allí, me enteré de que ambas habíamos sido pioneras en la ordenación de mujeres en nuestras respectivas iglesias, y también de otras maneras, como mujeres teólogas africanas y líderes ecuménicas‖, afirmó. ―Cuando ella celebró 25 años de su ordenación y yo 35, acordamos que encontraríamos formas de documentar nuestras experiencias para la posteridad. Me siento muy triste por su pérdida y pido en mis oraciones poder cumplir nuestro sueño.‖ La Rev. Pauline Njiru, coordinadora regional para la región de África Oriental de las Iniciativas Ecuménicas y Acción Mundial sobre el VIH/SIDA del Consejo Mundial de Iglesias, recordó con cariño el tiempo que pasó con la Rev. Prof.ª Dra. Plaatjies van Huffel durante sus viajes.
―Hablamos de muchos temas en torno a nuestra misión, el mundo académico y las conferencias‖, explicó. ―Hemos perdido una matriarca que era accesible y alentadora. Pedimos a Dios que consuele a su familia y les infunda valor y esperanza para afrontar su pérdida‖. La Rev. Dra. Kuzipa Nalwamba, responsable del pro
grama del CMI de Educación Teológica Ecuménica y profesora de Ética social ecuménica en el Instituto
Ecuménico del CMI en Bossey, afirmó: ―Su voz sigue viva en nuestros corazones por su claridad y su inquebrantable y ferviente arraigo basado en sus más profundas convicciones religiosas‖. La Rev. Dra. Angelique Walker-Smith, asociada principal del Compromiso de las iglesias panafricanas y ortodoxas en Pan para el Mundo, habló en nombre de la Red Ecuménica para el Empoderamiento de las Mujeres Panafricanas (PAWEEN): ―PAWEEN celebra su legado pionero de fe y nuestra visión compartida de inclusión que quedó plasmada en un evento de PAWEEN celebrado en Noruega‖, afirmó.
―Espero con ilusión un futuro en el que se escuche y se incluya una gama más amplia de perspectivas y respuestas, independientemente del género, la raza o el origen de la persona, y que cada una de estas intervenciones se trate con la misma seriedad‖. El diácono Adebayo Anthony Kehinde, miembro de la Comisión de las Iglesias para Asuntos Internacionales del CMI y moderador del grupo de trabajo CMI-CIAI sobre África, afirmó que Mary-Anne Plaatjies van Huffel era una excelente líder ecuménica, así como una excepcional líder eclesiástica que enarboló apasionadamente la bandera de las mujeres en el ministerio, además de ofrecer un claro ejemplo de lo que significa dar a las mujeres un espacio en el liderazgo. ―Durante el tiempo que estuvo con nosotros, fue un pilar de sabiduría, fuente de conocimientos sólidos y una persona de buen corazón con gran pasión por el mo
vimiento ecuménico en África y en el mundo en ge
neral”, afirmó. ―Damos gracias a Dios por el servicio que prestó a todo el pueblo de Dios, en el ámbito continental y mundial‖. El Rev. Dr. Wushishi Ibrahim Yusuf, responsable del programa del CMI para la construcción de la paz en la región de África, afirmó: ―Era un miembro valioso y muy respetado del equipo africano del CMI. Quienes tuvimos el honor y el placer de trabajar con ella ya estamos sintiendo los efectos de su pérdida‖. El Prof. Ezra Chitando, coordinador regional para África meridional del programa de Iniciativas Ecuménicas y Acción Mundial sobre el VIH/SIDA del CMI, afirmó: ―Celebro la vida de esta líder ecuménica, académica, visionaria y de esta persona tan cariñosa. Recuerdo que el año pasado, en Gaborone (Botswana), nos tomamos una fotografía juntos que transmitía felicidad, mientras ella nos estaba llamando a seguir trabajando por un mundo que refleje la justicia de género. Esa visión inspirará a generaciones‖. Isis Kangudie Mana, del Centre Oecumenique de Goma (República Democrática del Congo) afirmó que la Rev. Prof.ª Dra. Plaatjies van Huffel era, sin lugar a dudas, una persona entrañable e importante. ―Podemos perder a una persona que nos es querida, pero no perdemos ni olvidamos sus obras ni las huellas que dejó‖, afirmó. ―Mary-Anne, no te olvidaremos, porque has dejado huella en todas las personas para las que has sido importante, y tus obras seguirán hablando de ti‖. (oikoumene.org) 25/05/2020
7. Santiago del Cura Elena: “Las mujeres pueden ejercer hoy más funciones que las diaconisas sin ninguna ordenación” https://www.vidanuevadigital.com/2020/05/25/santiagodel-cura-elena-las-mujeres-pueden-ejercer-hoy-masfunciones-que-las-diaconisas-sin-ningunaordenacion/?fbclid=IwAR1QUW28ibcs6Oo2hbyNpBnYkun36q 1fWVmL_Kj-FcNAa80F0n8Z-aBoPqQ (vidanuevadigital.com) 25/05/2020
8. Marruecos: El fondo COVID-19 para las misiones ayuda a las clarisas de Casablanca El Fondo de Emergencia COVID-19 establecido por las Obras Misionales Pontificias garantiza el sustento de la comunidad de las clarisas del monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe en Casablanca (archidiócesis de Rabat), cuya subsistencia se ha visto gravemente afectada por el bloqueo causado por la pandemia de coronavirus. Así lo ha explicado a la Agencia Fides el padre Simeón Stachera, director nacional de las Obras Misionales Pontificias de Marruecos en una nota publicada por el citado medio.
Papa Francisco
Efectivamente, el pasado 6 de abril de 2020, el Papa Francisco creó un fondo de emergencia en las Obras Misionales Pontificias con el fin de ayudar a las personas y comunidades que se han visto trágicamente perjudicadas por la propagación del coronavirus. Como contribución inicial, el Santo Padre destinó 750.000 dólares de los Estados Unidos para el fondo y exhortó a las entidades eclesiásticas que puedan y deseen ayudar a contribuir con este fondo a través de las Obras Misionales Pontificias de cada país.
Afectadas por la pandemia
Según indica el citado medio, la comunidad de cinco Clarisas de Casablanca, de origen mexicano, se ha mantenido durante mucho tiempo en medio de muchas dificultades, gracias a la producción de hostias para las celebraciones eucarísticas y de productos alimenticios (mermeladas, rústicos, tortillas) comercializados en la red de restaurantes. No obstante, la cuarentena por la pandemia del coronavirus ha causado la suspensión de estas pequeñas iniciativas destinadas a garantizar la autosuficiencia económica del monasterio: las liturgias eucarísticas con presencia de fieles están suspendidas (por lo que no hay consumo de hostias) y los restaurantes también están cerrados. Además, en el monasterio tienen que hacer frente a los gastos del salario de un empleado como administrador y los de la vida ordinaria de la comunidad, como el consumo de electricidad.
Donaciones
De acuerdo a Fides, la cantidad solicitada al Fondo de emergencia COVID-19 de las Obras Misionales Pontificias es tres veces la suma mensual garantizada al monasterio a través de las mencionadas actividades realizadas antes de la crisis y contribuirá al sustento de la comunidad de las Clarisas en estos tiempos difíciles. En la carta en la que solicitaban la ayuda económica para el monasterio de Casablanca, el cardenal Cristóbal López Romero, arzobispo de Rabat, señala que ha instado a los sacerdotes y las comunidades religiosas de su arquidiócesis a unirse generosamente a la campaña de donaciones para el Fondo de emergencia Covid instituido en las Obras Misionales Pontificias. Igualmente, informa que el fruto de esta campaña ha sido el envío de generosas donaciones de las comunidades católicas de la arquidiócesis de Rabat y Tánger a este Fondo. (es.zenit.org) 26/05/2020
9. “Negaron brote en convento” Boca del Río, Veracruz. El Centro Católico Multimedial señaló que en el país han fallecido por coronavirus nueve presbíteros, dos diáconos permanentes y una religiosa, y criticó que algunos decesos hayan sido calificados como neumonías atípicas, cuando presentaban los síntomas de Covid-19. Sobre este aspecto, dijo que un caso destacado fue el del convento de las hermanas clarisas capuchinas de Boca del Río, Veracruz. El caso cero en la comunidad fue negado como de coronavirus, alegando que la hermana padecía enfermedades prexistentes que causaron el fatal desenlace el 18 de abril. El contagio de otras siete religiosas con síntomas de Covid fue presunción suficiente de la transmisión que, sin embargo, no se registró como tal, aunque la comunidad fue aislada, sometida a la cuarentena. Las muertes han ocurrido en las arquidiócesis y diócesis de Puebla, León, Tlalnepantla, Cuernavaca, Veracruz, Xochimilco e Iztapalapa. En abril se dieron los primeros casos de sacerdotes afectados y fallecidos por Covid. (jornada.com.mx) 23/05/2020
10.Mujeres de paz: Ramón Hernández Martín Hoy, la mujer irrumpe con fuerza en este encuentro matutino para que tomemos conciencia, una vez más, de su imprescindible papel en el desarrollo de la humanidad. Y lo hace de la mano de la celebración del ―día internacional del personal de paz de las Naciones Unidas‖, cuyo lema para este año es ―mujeres en procesos de paz: claves para la paz". El día nos pide que dirijamos la mirada, en primer lugar, al personal de la ONU que lleva a efecto tareas de paci-
ficación, empeño en el que han perdido la vida 3900 personas, ciento dos de ellas el año pasado. Nuestra mirada debe abrirse también a las víctimas de los incesantes conflictos y guerras que se producen de forma ininterrumpida en todo el mundo, la mayoría de las cuales son mujeres y niños, sobre cuyas espaldas pesa, además, lo peor de la emigración y del exilio forzoso de los países en que los conflictos hacen imposible la vida. Los hombres toman las armas y, en el fragor de los combates, caen y mueren, dejando viudas en condiciones tan dramáticas como las de verse solas a la hora de sacar sus hijos adelante y, en muchos casos, obligadas a emigrar. ¡Cuánto cuesta vivir a veces! El lema de este año conmemora el vigésimo aniversario de la aprobación de la resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU que aboga por la adopción de una perspectiva de género que incluya las necesidades especiales de las mujeres y las niñas durante la repatriación y el reasentamiento, la reintegración y la reconstrucción después de los conflictos, pues ―las mujeres juegan un papel importante en la prevención y resolución de conflictos y, por lo tanto, es importante que participen por igual en el proceso de mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales‖. Dicha resolución reconoce, además, la necesidad de adoptar una perspectiva de género en las operaciones de paz e insiste en la capacitación del personal sobre los derechos de la mujer. Hasta que las mujeres no estén plenamente integradas, con la misma intensidad y fuerza que los hombres, en la marcha general de la humanidad, nuestra forma de vida seguirá desequilibrada. Nos queda todavía un largo camino por recorrer en ámbitos como el de las retribuciones salariales y, sobre todo, en el de la toma de decisiones a la hora de resolver conflictos y de dirigir la economía y la fe de los creyentes, campo este último en el que impera todavía una enquistada misoginia teológica que cuenta con dos grandes bastiones: el Islam y la Iglesia católica. La mañana nos exige, por otro lado, que dirijamos nuestra mirada al Consejo de Ministros en curso, pues es de suponer que hoy se apruebe un ―ingreso mínimo vital‖ para casi un millón de familias españolas que sufren una pobreza severa. Se trata de un nuevo gasto que la administración del estado español se echa a las espaldas, estando tan endeudada como está, razón por la que debería procederse con especial cautela, pues el ritmo del aumento de la pobreza en nuestro país es galopante y el dinero no crece en los árboles, ni tampoco en los campos de la Europa comunitaria, la cual, por muy solidaria que sea, ni tira sus dineros por las alcantarillas ni fomenta la molicie de los parásitos. Los seguidores de este blog saben que, en cuanto a exigencias sociales, he ido más lejos al afirmar que un Estado no es tal si no logra que todos sus ciudadanos dispongan, por lo menos, de vivienda, comida y vestido. Ahora bien, el Estado no produce dinero y su función primaria es administrar el dinero de otros, el de los ciudadanos. El sistema de impuestos justos es el procedimiento más fundado para encauzar la solidaridad nacional. Pero, si el Estado malgasta o utiliza el dinero de los ciudadanos para comprar voluntades, mal vamos. De ahí que ninguna de las prebendas o subvenciones que conceda el Estado deba hacerse nunca ―gratis total. Los ciudadanos deben ser ayudados a vivir cuando no lo consiguen por sí mismos, pero quien recibe algo de la sociedad debe contribuir de alguna forma a cubrir sus infinitas necesidades. De no hacerse así, el dinero regalado fomentará las indolencias de quienes prefieren malvivir cruzándose de brazos y riéndose de quienes trabajan para ellos. El ―gratis total‖, un procedimiento muy encomiable de suyo, es solo facultad de los ciudadanos, que pueden hacer con su tiempo y dinero lo que quieran. La mañana atrae también nuestra atención con el recuerdo de que, un día como hoy de 1791, irrumpe en el escenario de la revolución francesa el lema de "Libertad, Igualdad, Fraternidad", formulación que entonces adquiere visos de revolucionaria y que se verá sometida a muchos vaivenes ideológicos y manejos políticos hasta adquirir mando en plaza en la cultura francesa. Sin embargo, se trataba de conceptos que afloraron mucho antes a la cultura de los pueblos, pues fueron gestados por la filosofía griega y también por el Evangelio cristiano. El solo término ―fraternidad‖, ensombrecido en la revolución francesa por el poderío expresivo de los otros dos, no solo da sentido a la libertad y a la igualdad, sino también engloba, por sí solo, todo el Evangelio cristiano que nos faculta para llamar padre a Dios. Aunque se trate de un enunciado de largo recorrido histórico, solo proclama un ideal que todavía hoy está muy lejos de conseguirse. Ciertamente, en la crisis sanitaria del coronavirus, la sociedad española en su conjunto merece una calificación de notable alto, pero ¿alguien puede imaginar lo que habría ocurrido si de verdad los españoles hubiéramos tenido la libertad que nos arrebató el gobierno, la igualdad de oportunidades que nos niega nuestra posición económica y, sobre todo, la fraternidad que predican nuestra cultura y nuestra mayoritaria fe cristiana?