Jardin de Letras 04

Page 1

Revista digital, núm 4, agosto de 2014.

Andar así es andar a ciegas, andar inmóvil en el aire inmóvil, andar pasos de arena, ardiente césped. Dar pasos sobre agua, sobre nada —el agua que no existe, la nada de una astilla—, (Efraín Huerta)


ción

ea

Recuerdos

Cr

Rebeca María Nieto Cervantes

Sólo se han quedado los viejos olores, los viejos sabores, las viejas sensaciones y el recuerdo de una sinfonola que ya ni siquiera toca, ya ni siquiera está; se fue con ellos, se fue con los misterios, se fue con la vida de las sombras y los sombreros. Aquellos boleros que resonaban en las paredes también murieron; fueron enterrados junto a la alegría, la tristeza y el amor que compartieron, sus risas y la vida. ¿Lo que pasó? La vejez los venció. Ahora son libres, felices. Son mi esencia, mi motivación en el camino viven a través de mí, día a día. Fueron los padres de mi madre, mis más hermosos recuerdos, esos que son imposibles de arrebatar

2

Soy Burbon Jimena Fernández de Córdoba Montenegro

Hola, soy Burbon, un gato mestizo originario del Patio el Chocolatero, lugar que vio nacer una camada de nueve gatitos, claro, yo soy el más bonito y el más aventurero. Este día he decidido ir más allá de los límites que me ha marcado mi precario conocimiento del lugar. Estoy poniendo una patita fuera, en realidad es complicado, porque tengo un poco de miedo, pero ¡nada me detendrá!... Vamos a ver, no puede ser tan difícil, uno, dos y ¡zaz! Ya estoy fuera, pero esperen, ¡viene un grupo de humanos corriendo hacia mí!, ¡tengo que escapar!, esos humanos están haciendo ejercicio, todos parecen uno haciendo tantos movimientos. En realidad son atemorizantes, ¡tengo que escapar! Burbon logró saltar antes de que los humanos lo aplastaran, así, escondido tras un pilar, estuvo un buen rato, dando tiempo a que la multitud se dispersara. Creo que tendré que buscar un lugar más seguro, por aquí veo una reja negra…, me pregunto a dónde me llevará. Burbon caminó unos pasos y creyó que estaba en el paraíso, había pasto, árboles, piedras, y cuando apenas empezaba a disfrutar el paisaje, sintió que algo tocaba su cola, volvió la cabeza y vio que un pequeño humano trataba de jalarlo, de jalar su esponjada y hermosa colita. Haciendo gala de su habilidad felina, dio un brinco hasta la rama más baja de un árbol y desde ahí vio que todo un grupo de humanitos estaba corriendo, uno detrás de otro, gritando y riendo a carcajadas, comprendió que aunque ese era un hermoso lugar, debía alejarse si quería conocer toda la escuela sano y salvo. Salió del jardín y se enfiló hacia la parte central del Colegio, esta zona en realidad le agradó, era un patio grande y limpio, con una fuente al centro y un gran domo cubriéndolo. Ahora sí, tengo un lugar para correr y practicar mis habilidades de atleta. Parece que todos se han ido, ¿o tal vez no han llegado?, no lo sé pero tengo que llegar a esa hermosa fuente.

Burbon corrió feliz y veloz, y rápidamente alcanzó su objetivo. La gran fuente con flores. ¡Oh! Eres perfecta para escalarte, y diciendo esto sacó una a una sus uñitas retráctiles y se aferró a cada piedra. Caminó sobre el borde de la fuente, evitando a toda costa caer al agua, después quiso saber cómo sería dormir en una cama de flores, y saltó al centro, donde estaba un gran ramo de rosas. Para su mala fortuna, un grupo de alumnos llegó al lugar. —¡No lo puedo creer! —dijo Burbon. ¡Estos humanos no deben saber que estoy aquí, podrían querer apresarme, vestirme como gatita, o peor aún, volverme su mascota oficial! ¡Ya sé, fingiré que soy parte de la fuente, no me moveré! Pero una abejita traviesa se posó en su nariz y le hizo estornudar, los humanos lo vieron y sintieron una gran ternura hacia aquel animalito, y lejos de lo que Burbon pensaba, lo alimentaron y dejaron libre, para que siguiera caminando por los pasillos, patios y jardines del Colegio Vizcaínas. Todo esto pasó en un día cualquiera, cuando un gatito Burbon, mi primo, decidió conocer un poco más del lugar en donde había nacido

3


Entre los libros Amaranta Bautista

Fue a la ferretería más cercana y compró un candado. Regresó al edificio y, fingiendo hablar

Constanza supo que esa era su oportunidad. Conocería por fin el interior de aquel bello edificio cerrado, ese edificio majestuoso situado en el centro de la ciudad que conservaba la arquitectura colonial aún en la muy moderna era. Pasó frente a él como tantas veces, siempre con el deseo de entrar, pero resignándose a observarlo desde la acera: la enorme puerta de metal sólo dejaba ver un patio lleno de maleza y una fuente de mármol con unos ángeles esculpidos. Constanza había intentado discretamente abrir el enorme candado una vez más, sólo que esta vez, increíblemente, el candado ya estaba abierto. No supo qué hacer, quiso entrar sin perder un minuto pero la calle estaba abarrotada de gente y si la veían entrando al edificio, por ser propiedad privada (de alguien al parecer anónimo, ya que pese a sus arduas investigaciones sobre el actual dueño del edificio, no había hallado nada concreto), quizá la llevaran a las autoridades o simplemente la sacaran antes de que pudiera ver nada, lo que para ella, era incluso peor. Después de un rato decidió reservar su oportunidad para más tarde, además pensó en llevar un testigo, sólo por si acaso.

por teléfono de espaldas a la puerta, quitó el viejo

candado que seguía abierto, y puso cuidadosamente el candado que compró. Se dio la vuelta para observar su obra y lo cerró. Constanza sintió como si el lugar fuera suyo, una oleada de valentía y poder le llenó las venas, era demasiada su suerte. Al llegar a casa llamó a su amiga Opal, para contarle lo ocurrido e invitarla a irrumpir juntas en el recinto más tarde. Opal no era una entusiasta empedernida como Constanza, pero le gustaba la idea de hacer algo nuevo, y sobre todo, asegurarse de que su amiga estuviera a salvo, así que accedió a ir. Hubiera querido contar con un chico que las acompañara, pero sus amigos estaban fuera de la ciudad por el fin de semana; así que tuvo que renunciar a la idea de llevar un guardaespaldas. No podía esperar más tiempo, era esa misma noche o adiós aventura.

4

Constanza citó a Opal a las diez de la noche frente al antiguo edificio. Ambas dijeron, respectivamente, que irían a dormir a la casa de la otra, para que sus padres no se preocuparan. Cuando llegó Opal, la calle estaba casi vacía; se percataron del riesgo de que las cámaras de seguridad las captaran, pero tuvieron que confiar en sus ropas negras como camuflaje. Constanza sacó la llave del nuevo candado y lo abrió. Empujó la puerta produciendo un fuerte chirrido; se detuvieron vacilantes y tras echar un vistazo a ambos lados para comprobar que nadie las veía entrar, cerraron la puerta. Constanza puso el candado en su lugar y lo cerró. —¿Qué haces? —Inquirió Opal. -Si no lo cierro, alguien más puede entrar antes de que hayamos visto algo y lo estropeará todo. —Pero ¿Y si queremos salir? —Yo tengo la llave, no te preocupes. A pesar del desacuerdo de Opal, las dos caminaron sigilosas sobre la maleza. El patio era enorme, mucho más grande de como se veía desde el otro lado de la barda; habían numerosas fuentes de piedra mohosa y estatuas de mármol con figuras humanas aladas de expresiones ausentes y desoladas. En la mayoría de las fuentes, la estatua central estaba destruida; en las que no, sólo se veía el burdo contorno de lo que alguna vez se apreció, incrementado por el moho y la maleza. Los ángeles, postrados sin orientación en común, eran todos muy altos, y portaban espadas o alguna otra arma en las manos; algunos estaban en posiciones de lo más extrañas, como a medio hincar o con un pie levantado. Sin embargo, lo que más sobresaltó a las chicas al verlos, fue la oscuridad intensa e hipnotizadora de las cavidades donde debían estar esculpidos los ojos. —¿Por qué hicieron agujeros en los ojos de las esculturas? —Preguntó Opal. —No sé, igual y nunca hicieron los ojos — respondió Constanza.

5


Opal estaba arrepintiéndose de haber ido, mientras Constanza seguía caminando. Al escuchar risas provenientes de la calle guardaron silencio, cuando las voces se silenciaron con la distancia, ambas chicas ya se adentraban en la propiedad. Unos pasos más allá estaba la enorme y lujosa puerta de madera que daba al interior del edificio. —Bueno, creo que me he olvidado de un pequeño detalle, ¿cómo abriremos esta puerta? —preguntó Constanza. —Yo lo que creo es que ya saciaste tu curiosidad, ya podemos irnos, no sabes qué hay adentro, no nos podemos arriesgar… —Sí sé que hay, esto era una biblioteca en la década de los veinte. Hay libros. —¿Y ya? ¿Para eso quieres entrar? —preguntó Opal abatida. Si era una biblioteca, el edificio debe ser del gobierno y ¡seguro hay un cuidador! Si nos atrapan aquí, ¿sabes lo que nos harían? —No, no es del gobierno, un particular lo compró en 1948, y ha estado cerrado desde ese entonces, prácticamente no es de nadie; yo investigué y no encontré nada, también sé que no hay un cuidador porque si lo hubiera ya nos lo habríamos topado ¿no crees? —explicó Constanza. Opal no insistió, ya deseaba irse y sabía que Constanza no la dejaría hacerlo hasta que hubieran entrado, así que se recargó en la monumental puerta con la intención de esperar a que su amiga se rindiera cuando, sin pensarlo, la puerta se abrió. —¡Está abierta, la puerta está abierta! —dijo Cons- tanza. Una especie de euforia la sofocó y por su boca salió una risita parecida a la que emite un niño al ver un par de dibujos animados haciéndose daño. Inmediatamente entró, sacando del bolso de Opal una de las lámparas que traía y la prendió. Su amiga también tomó una y no le quedó más remedio que seguir a Constanza. El lugar era extremadamente silencioso, un silencio que parecía fuera de lugar, como si entraras en otro mundo. Prefirieron dejar la puerta abierta por cualquier cosa. Lo poco que alumbraban sus linternas eran

6

estantes llenos de libros, olía a humedad, a tienda de antigüedades y a polvo. Les picaba la nariz, pero ni Opal ni Constanza podían dejar de ver con fascinación. Constanza estaba en éxtasis, empezó a recorrer los pasillos mientras Opal orientaba su lámpara hacia ella, desde un espacio cerca de la puerta. Libros de historia, arte, ciencia, astronomía, religión, ocultismo, magia…todo junto. ¡Increíble! -pensó Constanza. Qué gente tan supersticiosa hubo. Llegó a un espacio con mesas y sillas, el área de consulta, supuso; había globos terráqueos muy anticuados y aparatos de astronomía muy atrasada. ¿Cuánto tiempo llevaba deambulado? Regresó por los pasillos pero no encontró la puerta por la que habían entrado, no veía nada, entró en pánico. —¿Opal? Nadie respondió. —¡Opal! Silencio absoluto. Pensó que su amiga le gastaba una broma, pero tras correr por los pasillos se percató de que, al parecer, todo había cambiado de lugar. No veía la puerta, los enormes estantes le acortaban la vista, no veía siquiera las paredes, las ventanas, sólo libros. Quiso marcarle a alguien para pedir ayuda pero la bolsa la tenía Opal, sólo estaba ella con su pequeña linterna y la llave del candado en el bolsillo de su pantalón, inmersa en un laberinto de libros. Quiso llorar, pero trató de pensar que la oscuridad y el silencio la habían trastornado y que si se calmaba encontraría la puerta, y a Opal. De pronto la vio: al final del pasillo estaba tirado el cuerpo inerte de su amiga, alumbrado con la intensa y amarillenta luz de su lámpara. Constanza sintió que su alma abandonaba su ser y se veía a sí misma avanzar hacia Opal, alumbrando las oscuras cavidades donde habían estado sus ojos y profiriendo un grito de horror. La oscuridad y el silencio absolutos reinaron. Horas más tarde, con los primeros rayos de sol, se iluminaron los oscuros agujeros donde debieron ser esculpidos los ojos de las dos nuevas estatuas del patio de la antigua biblioteca

7


xión

f le

Alicia en el país de… ¿Lo lógico-matemático?

Re

Ximena Eunice Pérez Manjarrez en la mayoría de las conversaciones que esta mantiene con ellos. En relación con las matemáticas y hablando de su lenguaje, muchos tenemos un concepto limitado y escaso de estas, como si sólo fuesen un conjunto de operaciones que producen resultados fiables y exactos. Sin embargo, la verdad es que las matemáticas también existen como formas abstractas tal como nos enuncia N. Bourbaki en La arquitectura de las matemáticas. Aunque el mundo de Alicia parece dejado al azar y a su deriva, lleno en demasía de absurdos, en realidad posee una estructura lógica. Podemos decir que el País de las Maravillas tiene sus propias reglas y sus propias formas matemáticas y lógicas. Por ejemplo, en el capítulo dos, “El charco de lágrimas”, mientras Alicia comienza a cuestionar a su persona y su propia existencia, ésta da inicio a una serie de operaciones matemáticas resolviendo dos sencillas multiplicaciones: “Veamos, cuatro por cinco son doce, cuatro por seis son trece y cuatro por siete… ¡Ay, Dios mío! ¡Así no llegaré nunca a veinte!” (pág. 12). A simple vista podemos inferir que las operaciones matemáticas son erróneas y esto es lo que Lewis Carroll nos hace creer; en efecto las multiplicaciones no son idóneas en un sistema de numeración decimal, sin embargo, analizando dichas multiplicaciones en sistemas de numeración, las operaciones realizadas por Alicia son correctas. Concretamente, 4x5 es 12 en base 18 y 4x6 es 13 en base 21, y continuando la secuencia obtendremos que 4x7 es igual a 14 en, como se podría imaginar, base 24. Por otra parte, también se hace mención de la propiedad simétrica de igualdad, pues en el capítulo “El cerdito y la pimienta” se sostiene un diálogo de corta extensión entre el criado-pez y el criado-rana, en el cual el primer personaje exclama al criado-rana: “Para la Duquesa. Una invitación de la Reina para jugar al croquet” y al cual el receptor del mensaje responde alterando

La obra literaria Alicia en el país de las maravillas es considerada entre la literatura juvenil uno de los libros más aclamados dentro y fuera de Inglaterra; es un escrito que constantemente reclama la atención de la crítica, el arte y la ciencia. En ella se demuestra que las aventuras de la protagonista, Alicia, se valen en mayor parte de la lógica y las matemáticas que dan coherencia al “país de las maravillas” que nos describe Carroll. Alicia en el país de las maravillas es una obra generalmente dedicada a los menores, sin embargo no sólo los infantes pueden gozar de tan extraña historia, además de sus personajes y su carácter didáctico, incluye también sátiras morales muy bien estructuradas y llenas de una inteligente filosofía; muestra de ello son las reflexiones que personajes como el Dodo, la oruga, la tortuga falsa y el sombrerero loco le recitan a Alicia

8

sólo un poco el orden de las palabras: “De la Reina. Una invitación a la Duquesa para jugar al croquet” (pág. 41). Recordando la propiedad simétrica de igualdad que nos enuncia Elena de Oteyza de Oteyza en su libro Geometría analítica y trigonometría, esta consiste en poder cambiar el orden de los miembros sin que la igualdad se altere y sufra un cambio. Esta propiedad establece que para todos los números reales sean x y y Si x = y, entonces tendremos que y = x. Ejemplo de ello es: Si tenemos que 39 + 11= 50, entonces obtendremos que 50 = 39 + 11. Para la Duquesa X =

De la reina Y

De la reina X

Para la Duquesa Y

=

A medida que Alicia va viviendo una odisea, los constructos lógicos y matemáticos comienzan a dejar de ser nítidos, pues las transformaciones y peripecias que vive son objeto de su propia reflexión, de la propia lógica que ella posee del lenguaje disparatado sin control aparente, sin embargo, de mucho razonamiento a fin de cuentas y que además la ayudará a resolver problemas que planteados por los demás personajes con mucho mayor facilidad, puesto que comenzará a involucrarse en su mundo y por tanto a pensar como ellos. El discurso de Alicia se torna un juego de lenguaje en donde la inversión de testimonios de los personajes encontrados principalmente mientras se encuentran en la audiencia con la reina de corazones, la repetición constante de situaciones durante toda la historia, los trabalenguas que son mayormente impartidos

9


por el sombrero al igual que las adivinanzas (cuestiones relacionadas con las matemáticas), la paráfrasis de textos y poemas de otros autores, como el que le pide la Tortuga a Alicia que recite (Eres viejo, padre William), se hacen presentes. Otra cuestión en la cual se ven envueltas las matemáticas, sin embargo, en esta ocasión en una estructura de premisas, corre a cargo del gato de Cheshire, al explicar y justificar metódicamente la razón por la cual se considera a sí mismo como una persona “loca”. Bueno – siguió el gato– , sabes que un perro gruñe cuando está enojado, y mueve la cola cuando está contento. Ahora bien, yo gruño cuando estoy contento y muevo la cola cuando estoy enojado. Luego, estoy loco. (Pág. 77) Debemos seguir un orden con base a los principios del método deductivo que la lógica nos brinda en cuanto a las premisas proporcionadas en el diálogo para arribar a la misma conclusión que el gato infirió al afirmar que este está loco. Retomando: El perro no está loco. El perro gruñe si está enojado y mueve su cola al estar contento. El gato gruñe cuando está contento y mueve su cola si está enojado. Una vez ordenadas las anteriores premisas se retoma la siguiente formulación lógica: Si P = Q entonces -P = -Q Dicho esto descartamos la posibilidad de que el gato haya hecho partícipes a las falacias en su conclusión, es decir, que haya utilizado una forma de razonamiento que parece correcta, pero resulta no serlo cuando se analiza cuidadosamente (Irving Copi, Introducción a la lógica). Con lo susodicho podemos afirmar que el gato de Cheshire se encuentra en la verdad absoluta. Y es de esta manera en la cual las matemáticas con ayuda de la lógica vuelven a sorprendernos, puesto que sin la formulación que éstas le prestan a la lógica (Si P=Q, entonces, -P=Q), o sin la estructuración de las premisas que tam-

bién son esencia de las matemáticas, no se podría arribar a una conclusión. Finalmente, podemos hallar también el uso de funciones inversas en el fabuloso país de las maravillas. Estas se mencionan una y otra vez durante la narración, sin embargo, en donde se encuentran mayormente expuestas es durante el capítulo “Un té de locos”, y en donde Alicia toma como iguales las acciones “Digo lo que pienso” y “Pienso lo que digo”, a lo que el sombrerero responde que eso sería igual al decir que “veo cuanto como” es lo mismo que “como cuanto veo”. Esto sin duda recuerda en cierta medida a una función y su inversa. Recordemos que una función es una relación entre dos variables y se le llama función inversa o recíproca de f a otra función f−1 que cumple con lo siguiente: Si f(x) = y, entonces f−1(y) = x Es de esta manera que tanto el sombrerero como Alicia hacen uso de estas al comparar dos enunciados aparentemente similares, sin embargo, por completo distintos, pues carecen de un significado equitativo, pues “Digo lo que pienso” hace referencia al decir que expresamos cada cuestión que pensamos antes de ser emitida y llevarla al exterior y “Pienso lo que digo” se interpreta que cada cuestión que es emitida por nosotros es anteriormente analizada por un proceso de razonamiento para posteriormente ser dirigida al exterior. En definitiva, considero a Alicia en el país de las maravillas un texto de suma relevancia en la literatura, al grado de comparar esta con el mismo Quijote… como muchos tantos escritores de la talla de Jorge Luis Borges lo han hecho, pues si algo es seguro, ambas novelas poseen a simple vista un mensaje denotativo, pero al ser analizadas cautelosamente se vuelve por completo un lenguaje connotativo y se puede concluir que las cosas simplemente no son lo que parecen a final de cuentas. Al analizar este cuento largo afirmo que la fusión de matemático y literatura que Lewis Carroll poseía era por completo

10

11

fascinante, exquisita y extraordinaria además de inefable, puesto que esta novela, como lo enuncia el mismo libro de Alicia por Francesc Cardona, únicamente pudo haber sido escrita por una mente matemática acostumbrada a deducir “partiendo de lo absurdo”. Así mismo las interpretaciones que se le han dado a esta fabulosa novela han sido múltiples y de gran variedad de puntos analíticos, tales como lo son las caricaturas que en el libro vienen expuestas, la lógica, la metafísica, la física, la filosofía, los juegos en el uso del lenguaje e incluso la historia de aquella Era Victoriana de la cual Carroll fue partícipe. Así pues, yo no etiquetaría esta obra como literatura infantil, pues Alicia deja echar a volar la imaginación y nuestro ingenio para descifrar las más inquietantes paradojas y acertijos ocultos durante toda su narración

Bibliografía CARROLL Lewis, Alicia en el país de las maravillas. 18a edición. España: Fontana, 2011: 158 pp. MATEOS NAVA, Misael. Lógica para inexpertos. 2da edición. México: Edere, 2011: 158 pp. DE OTEYZA, Elena. Geometría analítica y trigonometría. 2da edición. México: Pearson, 2008: 573 pp.


do especial ita

De la trágica y ridícula leyenda urbana de los malditos perros del infierno

I nv

Fernando García Álvarez A Memo H. Vera in memoriam

Memo H. Vera, al que conocíamos con el alias de Blackiberto, habló desde el fondo del abismo: —Ñyo me voy, tenñgo que tomar unas fotos manñana temprano. —Si te vas ahora no habrá mañana para ti —contestó Gerardo con su eterna mueca de muñeca vieja. —¡Hordas de perros salvajes rondan por aquí, te alcanzarán pronto, tienes que caminar casi dos kilómetros hasta la avenida Constituyentes! —agregué burlonamente. —¡No mamut elefantitos! —gritó el Blacky sacando el impermeable de su mochila. —¡Neta Memo aguanta media hora y nos vamos juntos!, esos perros son reales, seguro no lees el periódico —intervino Toño patas de bolillo. —Sí, soy re pendejo y me chupo el dedo, pinches miedosos, ¡ábreme la puerta¡ – ordenó risueño el Blacky. —En buen plan Blacky, es peligroso que te vayas, te juro que no es broma –insistí.

Verano de 1994. La tormenta eléctrica estaba en su clímax, el bosque era un murmullo de relámpagos y ráfagas de agua impulsadas por un viento enloquecido, la noche crecía jubilosa. Nos habíamos reunido a discutir las posibilidades, ahora reales, de un gobierno democrático en la ciudad. El taller profesional de Fotografía “Lola Álvarez Bravo” en la tercera sección de Chapultepec, nos daba cobijo. La energía eléctrica se había cortado, así que la única luz que nos iluminaba estentóreamente era la de los rayos que caían rugiendo en una intermitencia despiadada. El resto era una pesada atmósfera en la que la densa obscuridad nos inmovilizaba como un chapopote viscoso. Los cristales de los ventanales se estremecían como si fueran hojas huérfanas en el vendaval. Algunos aullidos muy lejanos, acaso recordaban el peligro que rondaba la existencia humana en tiempos ya extintos.

12

—Te van a devorar sin prisa y tu alma vagará por siempre en Chapultepec convertida en perro enano del circo chino de pequíiiiinn —le increpó Gerardo, exagerando la deformidad de su mueca. Entonces un trueno descomunal cimbró nuestra insignificante existencia, alumbrando hasta los últimos rincones con los matices del rojo. Rojo el color de la sangre, el color oficial del infierno, el color de quienes diabólicamente han postrado este país en la esclavitud. Fue un instante frenético, una brevísima fracción de segundo en la que me pareció ver detrás de los ventanales siluetas de lobos enormes, de pelambre erizada y lomos arqueados explayándose en la penumbra, de sus hocicos rezumaba el odio de toda la eternidad. Esa revelación me dejó estupefacto. —¡A veñr a qué hoñras! —gruñó el Blacky, que todo negro en medio de la oscuridad, blandía como espada una pequeña lámpara china de baterías—, y también traigo estñacas para los vampiros —rio sin moverse, como muñequito de plástico.

Invisible en la noche, Gerardo Ortiz nuestro laureado escultor, le hacía también al adivino —¡morirás la muerte más ruin, la más perversa, los seres del bosque maldito darán cuenta de tu carne y de tu alma, ni despojos quedarán! —sentenció antes de estallar en carcajadas. De repente todos reían como demonios enajenados, sus carcajadas eran grotescas, más que gruñidos eran chillidos, no podía verlos pero podía escuchar sus brincos de alegría en medio de la nada. Eran como aletazos de murciélagos en el pandemónium. Abrí la puerta; chirrió igualito que en las películas de terror. Unos minutos después se restableció el suministro de electricidad y la lluvia bajó de intensidad, así que conectamos la cafetera, abrimos otra bolsa de galletas de animalitos y regresamos a nuestros sillones, los aullidos seguían en la distancia. —¿Te acuerdas la vez que fuimos a la fosa común del Panteón Dolores?, los perros habían escarbado más de un metro y se alimentaban

13


Colaboradores E D I TOR I A L de restos humanos, peleaban entre ellos como auténticas fieras por las mejores piezas, hasta hice un dibujo a mano alzada sensacional... —Sí pinche Gerardo, no sé por qué te acompañé, estuvo muy punk la experiencia, casi nos caemos en la barranca y perdimos los huesos que rescatamos, eso sin descontar a los perros que son enormes, incluso vi un mastín y dos o tres rotwailer– contesté fastidiado. —Son perros que se escapan de las casas de los ricos de las Lomas y se vuelven salvajes, –completó Gerardo. —¿De verdad hicieron eso?, —abrió los ojos descomunalmente el Toño patas de bolillo. —¡Sííí! Está bien cerca si quieres vamos; llegamos caminando como en 20 minutos. —Estás pero si bien estrúspido Gerardo, he leído

en el periódico que los indigentes ni se acercan por acá, ellos dicen que han desaparecido varios de sus compañeros en esta zona y culpan a las manadas de perros salvajes , remató Toño. —Todo puede ser, o quizá tan solo sea una exageración de la prensa sensacionalista, mañana le preguntamos al Blacky - todos reímos. —Vas Gerardo, te toca servir el café, el mío con 2 cucharadas de azúcar, ordené. —Y el mío sin azúcar, rapidito y de buen modo —dijo Toño. El café dejaba escapar un aroma delicioso, era café de altura que había traído de Coatepeque, Veracruz; tostado claro y molido fino, amargo como un adiós, negro como mi conciencia y dulce como los ángeles. La sala ahora iluminada era cálida y un silencio candoroso nos regodeaba en la plática. Mariposas nocturnas revoloteaban estrellándose en los candiles, uno que otro mayate zumbaba extendiendo sus alas tornasoles. Fue en ese mismo momento que escuchamos primero un bufido, después un grito aterrador y finalmente el ruido de la cafetera estrellándose contra el piso. La visión que surgía ante nuestros ojos era seguramente algún pasaje del infierno, una revelación de ultratumba; a unos pasos de nosotros reptaba un ser nauseabundo de increíble tamaño, una especie de lagarto cubierto de fango, escapado de alguna ciénaga apocalíptica, a medida que mi incrédula mirada lo recorría, creía ver esos mismos matices rojos del infierno y el dolor sin tregua. Mis compañeros aterrados se habían vuelto estatuas, sumergidos en la rigidez de quien ha visto lo prohibido, ni siquiera respiraban, sus desorbitados ojos pedían la ayuda de dios y salvación de su espíritu. El engendro del mal dejó de moverse, y abriendo las fauces bufó con un lenguaje lejanamente humano y apenas perceptible: ¡¡hhhhhayyyundenme ppenndejoooos mmeatttaccaronlos peeerroooss!!

TEXTOS

A lo largo de los diez años que llevo de laborar en Vizcaínas, he sido profesora de Literatura y Español con el propósito de conducir a mis alumnos a que desarrollen sus habilidades verbales, especialmente la escritura y la lectura. A veces he tenido grandes aciertos y otras veces menos suerte. Pero nunca me he dado por vencida y cada año escolar que inicia me propongo esta tarea con las mismas o nuevas estrategias. Suelo guardar en una pequeña caja de madera labrada desde el “terrorífico texto IDC” que hacemos a final de cada bimestre como los comentarios que cada alumno hace a manera de conclusión a final de la clase, o los diarios ejercicios en el taller de escritura y hasta los dibujos que algún alumno hizo mientras impartía la clase. Todo texto, por breve que sea, es muy valioso, y ahora que ha nacido Jardín de Letras y ha crecido en el espacio virtual he abierto aquella pequeña caja y uno a uno he sacado el material que en ella guardaba, así es como reencontré al genial gato Burbon que nació en el Colegio y ahora tendrán el gusto de conocer. También, año con año vivimos la partida y llegada de generaciones de alumnos. A veces olvido nombres, pero nunca rostros, y resulta grato reencontrar a quien fue mi alumno o alumna pero ya sin la relación jerárquica maestra alumno, sino con los cambios y la certeza que nos da la vida. Así fue que un día volví a ver a Amaranta, quien en 2007 ganó un concurso de cuento que organizamos los entonces profesores de literatura de la prepa. Aún con su gusto por escribir me entregó uno de sus cuentos de reciente creación, el cual compartimos hoy, y de esta manera saldar la deuda que asumí con mis alumnos que colaboraron en aquel primer número “fantasma” de Jardín de Letras cuyo logotipo, que aún conservamos, fue creación de Karina Rosas Zambrano. Con este número cerramos un ciclo escolar de Jardín de Letras, y damos la bienvenida a nuestros nuevos alumnos y futuros escritores.

Rebeca María Nieto Cervantes Jimena Fernández de Córdoba Montenegro Ximena Eunice Pérez Manjarrez Fernando García Álvarez

EDI TOR DE I MAG EN Fernando García Álvarez

DI S EÑ O Y FOR MAC I ÓN Dania Hermida Cortés

Jaquelina Rodríguez Ibarra

D I R E CTOR I O Colegio de San Ignacio de Loyola (Vizcaínas) Honorable Patronato del Colegio de San Ignacio de Loyola Vizcaínas Biól. Ma. del Rocío Téllez Estrada Directora Académica Lic. María Ángeles Galdeano Bienzobas Directora Administrativa M. en E. Consuelo Piña Peaña Directora Técnica de Preparatoria Lic. Jaquelina Rodríguez Ibarra Coordinación editorial Jardín de Letras es el resultado del Taller Jóvenes escritores y las materias de Literatura del Colegio de San Ignacio de Loyola Vizcaínas.

14

Amaranta Bautista

Imagen de portada: Dania Hermida Cortés


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.