Soñando Juntos
Revista Marista de Pastoral Vocacional
Los valientes Dani Martín (Pequeño)
Aunque no creas tú, yo era alguien con miedo, el que menos podía, el que todo temía siempre fui el más pequeño. Puede que como tú yo me sentía el que menos, el débil, frágil, cobarde, el que no pedía nadie cuando echaban a dedos.
No 51 - marzo 2018
¿dudas?
Que ser sensible era difícil de aceptar, para la gente alguien raro, no tener fuerza o no saberla utilizar me colocaba tan abajo Y yo nací de una gran ilusión, de un mundo de cariño, y de las ganas de lucha y hacer de este mundo distinto y de unos padres que hicieron también su camino a poquito, y dejaron que me equivocara y encontrara yo el mío. Y ahora sabes tú, que ser cobarde no es eso, que los valientes crecemos y fuimos cobardes solo para ellos. Puede que como tú, la fuerza está en lo de dentro, que ser sensible es el arma que da la verdad, aunque duela por dentro. Y la verdad es que a veces somos lo que la gente quiere y señalan, te dicen lo que eres, y tú mismo, solo tú mismo solo vales más...
ellos también lo hicieron...
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Ellos también dudaron... No es que no sea lindo pensar en los santos como seres cuyas vidas fueron un derroche de oración, gracia y santa ternura. Y es que los santos, como sabemos, no son piezas de museo ni figuritas de colección, más bien son poderosos intercesores y auténticos modelos de vida. Vamos a encontrarnos con cuatro personajes bíblicos que vivieron la duda en su propia vida, aunque contaban con el apoyo y la confianza de Dios para poder encarar las misiones que les fueron encomendadas. Tan santos como humanos, como muchos de nosotros vivieron la duda, la falta de certezas, los interrogantes que venían de sus propias limitaciones, pero que supieron sobreponer y seguir la llamada de su Dios. Posíblemente tú, al igual que ellos, estás viviendo las dudas propias de ese encuentro que seduce, te mueve el piso y te saca de tus seguridades... Te invitamos a leer esto con atención y a compartir en nuestras redes sociales tus inquietudes, tus dudas... incluso puede que tengas algún personaje más que podamos añadir aquí.
1. MOISÉS ¡Imagínate!, el elegido para sacar al pueblo de Dios de Egipto. El gran libertador al que Dios elige, anima, le encarga una gran misión para la que le llena de gracia y le hace su amigo. Moisés fue amigo del Señor. Así es, Dios habló con él como nunca había hablado con ninguno otro ser humano desde Adán y hasta le reveló su nombre: «Yo Soy el que Soy» (Ex 3, 14). Solo le pidió confianza. Y Moisés confió. Pero los lamentos del pueblo en el desierto le agotaban el corazón y horadaban su confianza como la gota que roe la piedra. Vemos aquella noche en la que Moisés increpó a Dios: «¿Por qué tratas mal a tu siervo? (…) ¿Acaso he sido yo el que ha concebido a todo este pueblo y lo ha dado a luz, para que me digas: “llévalo en tu regazo?” (…) Si vas a tratarme así, mátame, por favor» (Num. 11,11). Dios va respondiendo a cada uno de los reclamos de su pueblo: comida, agua... y lo más lindo fue la alianza que selló con su pueblo a través del mismo Moisés. Un enorme signo de su amor que prepararía la alianza definitiva y que nuestro profeta acogió con un corazón agradecido y humilde. Pero el pueblo cobarde ya no aguantaba más, se había acostumbrado a convivir con las maravillas de Dios
y sus reclamos y lloriqueos rompían ahora como olas contra la roca frágil del corazón de Moisés… y nuestro “santo” terminó por ceder ante tanta presión. Moisés dudó de Dios... y pagó en su propia carne las consecuencias de esa duda. Su pueblo entraría en la Tierra Prometida, pero él... no.
“Yo Soy el que Soy” 2. ELÍAS Un profeta enigmático. Todo en él es fuerte, empezando por su nombre: Eli Yahu, que significa “Yahvé es mi Dios”. Elías aparece en la historia de Israel para denunciar los abusos y las injusticias vengan de quien vengan, del populacho o de los mismísimos reyes. ¡Y se necesitaban agallas! Porque Elías surgió en uno de los tiempos más duros de la historia de Israel: cuando sus doce tribus, desperdigadas por la tierra prometida, olvidaron a Yahvé y llenaron sus altares de ídolos. Para demostrar que Yahvé es el único Dios, Elías citó a medio millar de sacerdotes de Baal (divinidad o idolillo de la época) en el monte Carmelo y les propuso lo siguiente: «Elegid un novillo, despedazadlo, ponedlo sobre la leña. Yo haré lo mismo. Invocad el nombre de vuestro dios. Yo rogaré a Yahvé. El que responda con fuego, ése es Dios» (Cfr. 1 Re 18, 20– 40). Los sacerdotes aceptaron el reto e invocaron a su dios, pero no ocurrió nada. Elías hizo lo mismo y Yahvé no solo rostizó al becerrito sino que abrasó con su fuego la leña, las piedras y la tierra alrededor de las cuales se encontraba el animalito. Todos quedaron mudos. El pueblo estaba atemorizado. Pero poco a poco fueron elevándose las voces hasta alcanzar la algazara: «¡Yahvé es Dios, Yahvé es Dios!». El pueblo había vuelto al culto de Yahvé. ¿Te imaginas la confianza que Elías tenía en Yahvé, su cercanía a Dios? Pues Elías es, junto a Moisés, quien se aparece a Jesucristo el día de la transfiguración. ¡Imagínate! Tal vez no haya personaje en la Biblia cuya santidad esté más confirmada que la de este hombre… y sin embargo…dudó. A la reina Jezabel no le gustó para nada la escena de los sacerdote y decidió deshacerse de nuestro profeta. ¿Qué se te ocurre que hizo Elías? Nuestro
temible profeta, el mismísimo que desafió a 500 sacerdotes en el monte Carmelo, nos dice la Biblia: «tuvo miedo, se levantó y se escondió» (1 Re 19, 3) El profeta, apesadumbrado y lleno de vergüenza, caminó errabundo por el desierto hasta que se recostó agotado sobre una retama e imploró a Dios el perdón. Esta es la parte donde Dios se conmueve donde Él renueva la fuerza de sus elegidos, donde Él confirma la misión de sus santos.
3. JONÁS Cuento corto: Nínive era una ciudad pagana, capital de Asiria (muy cercana a la actual Mosul, al norte de Iraq), que se había alejado de Dios. Los excesos, el robo, la rapiña y la idolatría se habían vuelto pan de cada día, así que Dios elige a un hombre para enmendarles. Dios elige a un tipo insoportable y engreído llamado Jonás, que para colmo de males no tenía la más mínima voluntad de cumplir el divino encargo. A pesar de todo, Jonás se embarca y se pone en marcha, ¡pero en sentido contrario: a Tarsis! Es decir, se aleja de Nínive lo más que puede pensando que de esta manera Dios lo dejaría en paz. Pero Dios, que no abandona a sus elegidos (sean como sean), se las ingenia para que unos marineros lancen a Jonás por la borda y un pez enorme lo lleve derechito hasta Nínive.
Esconderse de Dios...
Una vez en Nínive Jonás se rinde ante la voluntad de Dios y decide proclamar el mensaje de conversión. La gente se conmueve, hace penitencia y vuelve a la fe verdadera. ¡Qué gran logro!, pero Jonás no estaba contento, porque él quería la condenación de los ninivitas. Dios lo seguió hasta la choza donde lo llevó su malhumor y no dejó de tocar a la puerta de su corazón hasta que abriera y comprendiera la razón por la cual Dios se apiada de los pecadores. Como diría Isaías: «los caminos de Dios no son nuestros caminos» (Cfr. Is 55, 8)
“No tengas miedo”
4. JEREMÍAS Aquí Dios escogió mejor. Jeremías era un joven distinguido de diecinueve años y perteneciente a una familia sacerdotal. Cuando Yahvé lo llamó pensó que era muy joven y tuvo miedo porque su falta de experiencia podría ser un problema pero Dios lo reconfortó: «Irás donde te envíe y dirás lo que te indique. No tengas miedo. Pondré palabras en tu boca y fuerza en tu voluntad para que arranques, destruyas y después, levantes y edifiques. Ponte en pie. No temas. Haré de ti una plaza fuerte, columna de hierro y muralla de bronce, frente a toda la tierra». Este hermoso augurio llenó de confianza el corazón de nuestro joven profeta y así empieza su historia de servicio y amistad con Dios. Pero Jeremías se encontró con pueblos y reyes bastante menos acogedores. Su predicación cayó en oídos sordos y hasta ocurrió que el Rey Joaquim llegó al límite de quemar el libro donde Jeremías había escrito el mensaje que Yahvé le había inspirado. Nuestro profeta empezó a dudar de esto tan bonito de ser columna de hierro y muralla de bronce, y se sintió frágil y abandonado. «Puede alguno destrozar el hierro y el bronce — encaró Jeremías a Dios —¿Por qué ha resultado mi penar perpetuo, y mi herida irremediable, rebelde a la medicina? ¡Ay! ¿serás tú para mí como un espejismo, aguas no verdaderas?» (Jer 15, 12, 18). Y los reproches fueron en aumento hasta desbocarse en «¡Maldito el día en que nací! (…) ¿Por qué no se me mató en el seno de mi madre, y hubiera sido ella mi sepulcro?» (Jer 20, 14–17) Llegados a estas alturas se puede prever cómo actúa Dios. Sí, perdonando y reanimando. Jeremías eventualmente volverá a la batalla y proclamará la palabra de Dios hasta morir apedreado por su pueblo.
Semana Vocacional en Alajuela (Costa Rica) El lunes 26 de febrero el Colegio Marista vivió la apertura de su semana vocacional. Semana muy especial puesto que ayuda a reflexionar sobre el sentido de la vocación a los estudiantes, maestros, familias y demás personas vinculadas al carisma. Bajo el lema ¿Qué harías tú si no tuvieras miedo?, dimos inicio a las actividades propias de cada grado, teniendo como actividad detonante, la elaboración de unos cohetes por los niños y niñas de Preescolar y Primaria, así como también por los jóvenes de Taller Prevocacional, mientras que los estudiantes de Secundaria se dedicaron a pintar una manta con el lema de la semana y decorándola con aquellas cosas propias que les identifican como grupo. La semana continuó entre charlas vocacionales sobre el sentido de la vida y por qué no temer a los retos que se nos presentan, talleres de interioridad, teatro, visitas a la casa de los hermanos, flashmobs y photo booth vocacional a cargo de los jóvenes de REMAR. Para terminar nuestra semana y todavía con la pregunta en el aire; ¿Qué harías tú si no tuvieras miedo? Decidimos tener dos experiencias con los jóvenes de secundaria y por ello se invitó a dos personas que de una u otra forma, han respondido esa pregunta con su vida. El primero; el escalador costarricense Warner Rojas quien en el 2012 llegó a la cumbre del Everest y el segundo; el hno. René Montes, salvadoreño, quien compartió su experiencia de lucha contra la leucemia. Ambos testimonios dejaron en los jóvenes el entusiasmo de acercase a sus sueños y proyectos sin temor, con la certeza de que en todo ese camino no van solos, sino que hay Uno que los sostiene con su amor. Y de esa manera llegamos al final de ese camino que es la Semana Vocacional, pero a la vez se nos abren otros que podemos transitar a lo largo del año, entre ellos el proceso de los NAV´S.
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