Postales de viajes al fin del mundo

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POSTALES de viajes al fin del mundo



COLECCIÓN PARTICULAR OJOSVISTA


POSTALES de viajes al fin del mundo Esta composición de estampas del pasado es una invitación de acceso a los tesoros escondidos de la memoria. El placer de contemplación de las imágenes puede dar la ilusión de participar en la creación del álbum como destinatarios de postales que nos llegan ahora por el avatar de inciertos trayectos que convergen en un atractivo proyecto. El cuidadoso trabajo de edición tiene, sobre todo, el valor de fijar un azar –el azar de una inesperada recepción– para sacar de él otra cosa. ¿Qué sacar de esta recepción azarosa? Asumida individualmente, la pregunta puede abrir una singular deriva entre el goce estético, el ensueño y el recuerdo; acogida colectivamente, en términos de comunidad receptora, ofrece la posibilidad de descubrir o redescubrir acontecimientos y lugares, crear nuevos relatos como los que componen la obra, narrar una historia, explorar una geografía, construir memoria del territorio. Una recepción activa puede animar la búsqueda, el reconocimiento, la evocación o la rememoración de eventos, formas de relación con un pasado que espera ser interrogado, comprendido, apropiado. Posibilita incluso vívidos recorridos por escenas y escenarios que iluminan paisajes, gentes, situaciones, derroteros y estancias, identidades, encuentros, cotidianeidades inocentes y sucesos memorables; imágenes que en su silenciosa quietud capturan sonoridades y movimientos.

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Una recepción activa puede ofrecer además claves de lectura de un espacio que no deja de fascinar en las imágenes “siempre más imperiosas que las ideas”, como observa Bachelard; imágenes que recrean en sus atmósferas y soledades el lejano confín austral, representación emblemática de la identidad territorial. POSTALES es un intento de conjurar la erosión de la memoria, una propuesta de unir los hilos aparentemente rotos del pasado con el presente, un rescate de lo real que siempre está a punto de perderse y de lo olvidado, en tanto que perdido.

María Teresa Luiz y Gustavo Groh

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ITINERARIOS AUSTRALES


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SAN ROMÁN DE LA LLANURA El Estrecho de Magallanes es una herida abierta en el confín de la tierra. Un túnel tenebroso. Peor de lo que me imaginaba. Al menos así me pareció cuando me asomé, después de días de encierro, en la cubierta del vapor “Condell”. Navegábamos, en las últimas horas de la tarde, por el famoso canal gobernado por un vientecillo helado, cortante. Recuerdo que la acción álgida del aire me golpeó apenas asomé la nariz. El paisaje era desolador. Íbamos sobre las últimas marejadas del mundo, sin duda; bajo un cielo plomizo, amenazador, saturado de un rumor de temporal inminente. Nos flanqueaba, a izquierda y derecha, una tierra inhóspita, vacía por completo de toda presencia humana, salpicada de breves zonas oscuras, distribuidas como trozos de sombra sobre los cerros y lomas del fondo, cubiertos por una estampa de escarcha y nieve. Era la vegetación más penosa que había visto en mi vida, intentando erguirse contra el viento, ganándole a la tierra fría algunos centímetros miserables de vida. Los árboles, al menos por lo que pude observar, se mantenían inclinados, como en un gesto suplicante. Tierra, agua y cielo sombríos. Nada que agregar. Pavel Oyarzún

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FOTOS DE FUEGUINOS: UNA MIRADA ARQUEOLÓGICA Las fotos que reúne este libro son una pequeña y valiosa muestra del vasto mundo visual de los pueblos originarios fueguinos. Cada imagen contiene un momento, un fragmento, un estrato de tiempo. Cada imagen condensa un encuentro entre el fotógrafo y los sujetos fotografiados. Cada imagen documenta algo sobre ese tiempo pasado. Como a los estratos arqueológicos, para revelar sus contenidos, hay que excavarlas con la mirada. En una de ellas se verá entonces a un xon –shamán– Shelk’nam (u “Ona”) sentado frente a una choza, vestido con una piel de guanaco y un goochlick –vincha triangular–, con sus manos alzadas aparentemente para realizar una práctica de curación sobre un hombre que yace frente a él. Otra, tomada por el padre salesiano Alberto De Agostini, retrata a una familia, también Shelk’nam, caminando en una zona boscosa. Esta foto se ha convertido en un verdadero ícono de esta sociedad fueguina, no solamente por su circulación en el formato de postal –que reprodujo la imagen cientos de veces y la propagó por tierras lejanas a Isla Grande– sino también porque en ella se observan numerosas piezas de la cultura material de estos cazadores-recolectores fueguinos: el arco, la flecha y el carcaj –estuche para flechas– portados por el hombre y el niño; las capas de piel de guanaco que visten todos; los mocasines y el goochlick que usa el hombre, que contrastan con los pies descalzos y la cabeza descubierta de la mujer; y, enrollados a espaldas de ella, los parantes y toldos de un paravientos, una choza desmontable que transportaban las mujeres Shelk’nam de un sitio a otro a lo largo de sus circuitos de movilidad, típicos de los pueblos nómades.

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La conversión de fotos en postales ha deteriorado muchas veces su valor documental. Los epígrafes mal colocados, por ejemplo, proveen de información incorrecta sobre la etnicidad de los sujetos fotografiados. Son los casos de las postales de grupos canoeros de las sociedades Yamana (o Yagan) y Alakaluf (o Kaweskar), cuyos epígrafes indican “Indios Honas” [sic] o “Canoa de ‘Onas’ en la Tierra del Fuego (Magallanes)”. Esto distorsiona completamente la identidad de las personas, en tanto que no sólo se las menciona con el gentilicio incorrecto, sino que a su vez se tergiversa el vínculo entre cada sociedad y su cultura material tradicional: los Shelk’nam (“Onas”) no usaban canoas y las personas que pueden verse en estas fotos son en realidad canoeros Yamana/Yagan o Alakaluf, con sus remos, sus típicos arpones –que usaban para cazar lobos marinos desde las canoas– e incluso arco y flecha (exhibidos aquí posiblemente posando para la toma fotográfica). Estas manipulaciones de las postales, algunas de ellas coloreadas para hacerlas visualmente más atractivas, muestran que la intención de sus productores era generar una imagen llamativa y exótica, enteramente alejada de documentar la realidad sociocultural de cada pueblo fueguino y de proveer de información correcta al público consumidor de las postales. A pesar de los errores informativos generados por esta conversión de fotos en postales, muchas de estas imágenes contienen información sumamente valiosa sobre las culturas fueguinas. Este es el caso de las postales de las páginas 92 y 93. En la primera puede verse una gran estructura cupuliforme y alargada, confeccionada con maderas, cuyo tamaño es tan importante que en su interior caben varias personas de pie. En esta cabaña los Yámana/Yagan celebraban el chiéjaus, ceremonia en la cual jóvenes varones y mujeres eran iniciados a la adultez, aprendiendo sobre las normas y prácticas sociales que correspondían a la vida adulta. Durante la ceremonia, los jóvenes candidatos o uswaala recibían de sus madrinas y padrinos un bastón ceremonial de

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madera decorado con diseños pintados en rojo, blanco y negro, así como una diadema de plumas blancas llamada hapaxel; el interior de la cabaña era decorado con tablillas de madera también pintadas con los mismos colores. Además de los padrinos, la ceremonia tenía un director y un “inspector” que se encargaba de “atrapar” a los candidatos que quisieran “rebelarse”, con un largo lazo de tiento decorado de la misma manera que el resto de los objetos ceremoniales. Todos estos artefactos pueden verse en la postal de la página 93: los bastones ceremoniales apoyados verticalmente contra el fondo (tres a la izquierda y tres a la derecha), dos hapaxel en el centro y el lazo enrollado abajo a la izquierda. A estos materiales se suman también las típicas canastas tejidas de junco, así como varios collares producidos con segmentos tubulares de huesos de aves (que pueden verse abajo en el centro de la foto). En el centro y apoyadas contra el fondo, se observan además cuatro puntas de arpón. Tres de ellas son multidentadas y con base fija, es decir, que estaba siempre atada al mango y no se desprendía de éste: puntas como éstas, confeccionadas en hueso, han sido halladas en sitios arqueológicos de la región del canal Beagle a lo largo de toda la secuencia de ocupación humana de la región, desde hace 6000 años hasta momentos recientes. La cuarta punta de arpón tiene un solo diente y una base simple, con una protuberancia lateral que permitía atarlo firmemente al mango pero separarse de éste después de herir a la presa, quedando el mango a flote en el agua si la presa se hundía. Los arpones con base separable también fueron usados por los canoeros fueguinos desde tiempos prehistóricos, pero los que tienen esta base simple son típicos de los últimos 2000 años, es decir, de la época más reciente de la historia de estos pueblos. Ejemplos como éstos muestran que, incluso a pesar de sus sesgos, estas postales contienen aún mucha información valiosa sobre la riqueza cultural de las sociedades fueguinas. Las fotos muestran, así, tanto lo exótico como lo tradicional.

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El gusto por el exotismo fue llevado a un siniestro extremo cuando grupos de personas fueguinas fueron secuestradas y llevadas a Europa para ser exhibidas en ferias internacionales de inventos, descubrimientos y curiosidades que variaban desde locomotoras hasta animales exóticos y muñecos de cera. Una de las postales de este libro revela esa infamia: se trata de un grupo de nueve personas Shelk’nam –incluyendo hombres, mujeres y niños– exhibidas en la Exposición Universal de París de 1889, que aparecen fotografiadas junto a su secuestrador, un ballenero llamado Maurice Maître, quien en la foto sostiene una vara similar a las de domador de circo (ver postal en página 61). Maître había raptado a once de ellos en Bahía San Felipe (Isla Grande de Tierra del Fuego): trágicamente, dos habían ya fallecido en el viaje y otros morirían posteriormente en Europa. La foto, como en muchos casos, revela incluso más datos que los pretendidos por quienes la tomaron: incluso si quisieron representarlos como “salvajes” a ser dominados, allí pueden verse varios elementos originales de la cultura material Shelk’nam, tanto las capas de piel y los goochlick como los collares tradicionalmente usados como ornamento. El joven hombre de la derecha sostiene un arco y un carcaj, artefactos propios de un cazador que, en estas circunstancias de cautiverio, han perdido su función cotidiana. Podría pensarse entonces que a la captura física le siguió la captura de la imagen por la lente de la cámara, como una nueva forma de dominio. Pero he aquí la magia de la foto, que al registrar la imagen de estas personas y sus objetos, ha logrado dejar constancia de sus existencias: presencias que delatan ausencias, huellas de identidad cultural que podemos rescatar con la mirada. Dánae Fiore

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CONSTRUYENDO UNA IMAGEN DE TIERRA DEL FUEGO Los contactos con los pueblos originarios de las costas del Estrecho de Magallanes ocurrieron en el siglo XVI. Pero las primeras descripciones valiosas de los fueguinos son del siglo XVIII. Para ese entonces no se conocía la diferencia entre los Yámana, nómades del mar, y los Shelk’nam, pedestres cazadores de guanacos. El único concepto que quedó del siglo XVI, fue que eran caníbales. Y esto porque el primer contacto, en 1624, derivó en conflicto, murieron algunos holandeses y cuando al día siguiente fueron a buscar los cuerpos no los encontraron. En ese entonces quien más influyó sobre la imagen de los europeos sobre los fueguinos fue J. R. Forster, el naturalista de la expedición de J. Cook. Los consideró pueblos degradados, indolentes y con un estilo de vida penoso. Pero en concordancia con el Iluminismo, de moda en esa época, supuso que tal estilo de vida había sido causado por dos razones: ambiente y educación. No pensó que fuesen características innatas. Creía que la educación podía modificar la situación a pesar que su evaluación del ambiente fueguino era altamente negativa. La despreciativa valoración de Tierra del Fuego se basaba en considerar que ofrecía poco alimento natural, era poco apta para la agricultura, estaba a gran distancia de los centros civilizados, era un territorio aislado y tenía mal clima.

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En los escritos de Forster enraízan conceptos con larga duración entre los europeos y euroamericanos: que el ambiente fueguino es hostil y que el estilo de vida de los fueguinos era miserable y desgraciado. Al fin de las Guerras Napoleónicas en 1815, Inglaterra dedicó sus esfuerzos a la expansión de un imperio formal e informal. Otros países europeos pronto siguieron y las últimas décadas del siglo XIX fueron una carrera imperialista. Las costas externas de Tierra del Fuego y el mar circundante fueron visitadas a finales del siglo XVIII y principios del XIX por exploradores y cazadores de lobos marinos, pero esta actividad creció intensamente a partir de 1815. Hasta ese momento Tierra del Fuego era considerada un obstáculo que implicaba una gran molestia para navegar del Atlántico al Pacífico. Fue James Weddell, entonces dedicado a la caza de lobos marinos, quien informó en 1825 que estas tierras tenían buenos y seguros fondeaderos, agua potable en abundancia y madera en cantidad. Modificó preconceptos sobre Tierra del Fuego. El olfato imperialista del Almirantazgo Británico reaccionó rápidamente y ya para 1830 los capitanes J. Parker King y R. Fitz-Roy estudiaban y mapeaban del Estrecho de Magallanes al sur. De esta época quedaron escritos con dos modos de comprender a los Yámana. J. Weddell, W. Webster, C. Wilkes, J. Parker Snow y J. Ross los describieron como miserables y apáticos, pero amistosos, pacíficos y pintorescos. Dejaron cantidad de anécdotas sobre ellos y abundaron en quejas –juzgando a partir de costumbres occidentales– por la adición de los Yámana al robo constante y flagrante. Pero sus escritos no tienen prejuicios muy notables aunque sí se mantuvo la apreciación negativa del ambiente fueguino, particularmente respecto de clima y vientos.

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Aunque menos en cantidad, quedaron escritos totalmente peyorativos sobre los Yámana. Desgraciadamente fueron los que tuvieron más impacto, en particular los de Darwin y Fitz-Roy. Fitz-Roy era muy dogmático en conceptos religiosos y sociales y Darwin, en ese momento, era un joven ex-seminarista interesado en la geología y la biología. Ambos compartían la suposición, en ese entonces vigente de la elite de su país, que la situación de dominio comercial y político de Inglaterra era indicador directo de superioridad moral, cultural e incluso biológica. Mucho después Darwin creció como importante naturalista y ambos se enfrentaron entre sí. La relación de Fitz-Roy con los habitantes de la región era de alguna manera aristocrática, distante, y muchas veces mediadas por su tripulación. Pero le bastó para generarse una imagen negativa de estos pueblos. Sus descripciones de los Yámana y Alacaluf todavía tienen una gran importancia, pero están cargadas de frecuentes juicios de valor aprensivos y expresiones despectivas. La subjetividad y desagrado personal de Darwin hacia los fueguinos fue aún mayor. Más errada. En general, falsa. No mostró aptitud para entender lo que veía. Ambos siguieron adjudicándoles ser caníbales por la información del siglo XVII y en contestaciones de J. Button más dedicadas a complacer que a sentar verdades. Ambos creyeron que la escasez de bienes materiales y la simplicidad de la estructura social eran síntoma de incapacidad congénita y de desapego “alto concepto” del trabajo. Ambos juzgaban a estos pueblos originarios como seres degradados y a su forma de vida como miserable. Ambos creían que esta situación se debía a falta de jefatura y de propiedad privada.

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Darwin afirmó que estos pueblos representaban el estado más bajo de la humanidad. Pero no era –todavía– un enfoque evolutivo sino que colocaba a los indígenas en el escalón más bajo de una escala ordenada desde lo más simple hasta lo más complejo. Una apreciación compatible con Creacionismo y compartida por Fitz-Roy. El enfoque evolutivo floreció en la mente de Darwin sólo años más tarde. Pero cuando la Teoría de la Evolución ganó adeptos, la supuesta baja posición jerárquica de los fueguinos cristalizó en un concepto que dominó por mucho tiempo la opinión de los occidentales: el de primitivismo biológico y cultural de los fueguinos. El mote de “simples” se trasformó en “antiguos”,“prehistóricos”, “fósiles vivientes”, “representantes de los períodos más antiguos”. Creer que desde un punto de vista biológico estas gentes eran como fósiles vivientes generó mucho interés por la forma y medidas de sus cráneos, lo que a su turno se convirtió en una serie de tumbas excavadas y restos humanos transportados a museos europeos, a veces por compraventa. Pero el peor e imprevisto efecto fue debido al interés por lo exótico de los occidentales: se llevaron individuos y hasta familias enteras a Europa para ser exhibidos como rarezas. Hubo veces en que se realizó con el consentimiento de quienes viajaban. Otras veces se utilizó el engaño y hasta el secuestro. Los conceptos teóricos de los intelectuales no son inocuos. Las apreciaciones de Fitz-Roy se fueron modificando con el tiempo. Sus acciones se incluyeron en la tendencia a la globalización del Protestantismo del siglo XIX. En 1833 repatrió desde Inglaterra a tres Yámana de los cuatro que había llevado en su primer viaje y a un misionero anglicano.

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Ese primer intento misional falló, al igual que el de Allen Gardiner en 1844 y el del Rdo. Despard en 1859. Recién en 1869 Stirling pudo levantar una casa que en la península de Ushuaia fue la base de la Misión Anglicana. Pero todo el proceso se basó en volver a creer que la educación podía cambiar un estado de vida que los europeos consideraban miserable y equivocado. Allí, la convivencia prolongada y que el Rdo. Thomas Bridges pudiese hablar con los Yámana en su propia lengua comenzó a modificar sustancialmente la apreciación de los extranjeros sobre los nativos. Surgió una imagen mucho menos distorsionada y más detallada. Falacias como la de canibalismo o que fuesen “representantes de los estadios más antiguos de la humanidad” fueron descartadas. En 1882 y 1883, hizo base en Bahía Orange la Mission Scientifique du Cap du Horn. Aunque el centro de sus estudios eran ciencias naturales, el Dr. P. J. Hyades y el Cap. L. F. Martial realizaron una muy buena y desapasionada descripción de los Yámana. Los describieron como personas que vivían y se comportaban de una determinada manera. No vertieron juicios de valor ni ningún tipo de explicaciones sobre porqué eran así. El Tte. Jean-Louis Doze quedó a cargo del registro fotográfico, que es excelente, y que al fin del siglo XX y comienzos del XXI, con la revalorización de los pueblos originarios en general, fue repetidamente usado para realizar postales de Tierra del Fuego. El registro gráfico sobre los Shelk’nam del centro y norte de la isla es menor. El primer encuentro con los europeos ocurrió en 1580, pero como las costas de su territorio fueron poco visitadas casi no hay descripciones de este pueblo hasta avanzado el siglo XIX.

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Las primeras exploraciones del país Shelk’nam son de 1870, poco después llegó una oleada de buscadores de oro y en 1884 comenzó la colonización de los ovejeros. Una frontera ganadera es agresiva y se expande rápidamente. Durante quince años los Shelk’nam estuvieron sometidos a asesinatos, secuestros de niños y deportaciones. En 1893 los salesianos fundaron una misión en Río Grande con el fin de proteger nativos y dos años después comenzaron a llevarlos a la isla Dawson. Al sacarlos del territorio en pugna se pretendió que el exilio fuese un mal menor, pero la aglomeración y el no poder vivir por sus propios medios favoreció la expansión de enfermedades y las muertes proliferaron. Algunos Shelk’nam buscaron refugio en la Estancia Viamonte donde fueron acogidos por la familia Bridges y se desempeñaron como pastores y esquiladores. Otros tendieron a refugiarse en el sur de su territorio, el menos deseado por los ganaderos. Así se fueron conformando tres agrupaciones de Shelk’nams: los de la Misión Salesiana, los de la Estancia Viamonte y los del lago Kami (o Fagnano). Las imágenes logradas por Charles Furlong en 1907 y 1908 fueron fundamentalmente tomadas en el grupo de Estancia Viamonte y tienden a reflejar el estilo de vida normal. La mayoría de las tomadas por A. D’Agostini entre 1910 y 1920 y M. Gusinde entre 1918 y 1923 son de los grupos de la Misión Salesiana y Kami, están más preparadas, tienden a mostrar cómo habrían sido los shelk’nam en el pasado y denotan los prejuicios de los fotógrafos. Al fin del siglo XIX la imagen de “fósiles supervivientes” o representantes de los estadios más bajos de la humanidad aplicada a todos los fueguinos parecía haber quedado atrás. Sin embargo

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reflotó a principios del siglo XX de las manos de dos religiosos: J. M. Cooper, estadounidense y M. Gusinde, austríaco. El trabajo de Gusinde merece ser destacado. Fue revalorativo y asistencial de yámanas, shelk’nam y alacalufes e incluye una extensa revisión de los registros previos. Sus escritos tuvieron y tienen mucha influencia. Sin embargo, él sostenía que el monoteísmo y la monogamia existían desde los comienzos de la humanidad. Para demostrarlo aceptaba que la cultura de los Yámana y los Shelk’nam representaba sin mayores modificaciones las creencias vigentes en los orígenes de la humanidad y que ambas tenían el concepto del monoteísmo y tendencia a la monogamia. Gusinde documentó mucho sus trabajos con fotografías, pero las dio a conocer poco. Tal vez porque describió lo que los fueguinos “habrían sido” y no lo que su cámara registró. Sea por esta o por otras razones, lo real es que casi ninguna foto de Gusinde fue utilizada para postales. Las investigaciones arqueológicas sistemáticas en Tierra del Fuego comenzaron en la década de 1970 y si bien dieron un gran avance en el conocimiento del pasado de los fueguinos recuperando una historia de más de 8000 años, ni los restos arqueológicos hallados ni su actividad fue motivo de postales. Ernesto Luis Piana

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BARRAGÁN El sol dejaba al desnudo a La Colonia. Eso era el fin de la tierra, sin duda. Una inmensa desolación en gloria y majestad, o sin pena ni gloria, como prefiera el observador. Las calles, todavía barrosas por las últimas lluvias de agosto. Las casas desperdigadas. Las pequeñas empalizadas mostraban sus dientes descoloridos por el agua y el viento. Un caserío que se aferraba a la tierra, que parecía querer trepar hacia una cadena de cerros siempre lejanos, como un espejismo. Y aquellos cerros blanqueaban de nieve y frío. Y esos benditos bosques que se veían como un muro empujando al caserío hasta las aguas del Estrecho de Magallanes. Todo un espectáculo. Ínfimo. Misérrimo. Todo, menos los cuatro o cinco palacetes que se levantaban en torno a la Plaza de Armas. Algunos aún a medio construir, pero hechos de concreto labrado. Desafiantes. Impúdicos. Osamentas levantadas por el dinero contante y sonante. Una verdadera bofetada a los ranchos que les rodeaban a una distancia prudente; pero una bofetada inútil a fin de cuentas, porque esos maderos humildes y raídos, más aquel concreto labrado, y aquel mármol de las escalinatas, daban a unas calles terrosas, cubiertas de un barro igualitario; o en los interiores, los reflejos de la luz en los espejos, en el bronce reluciente, en las vajillas de plata, se confundían con la opacidad de las maderas rústicas, revueltas en la brega de perdurar en el confín del mundo, aunque en todo el mundo nadie tuviera noticias de ellos. Palacetes y ranchos, igual a cero. Pavel Oyarzún

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BUSCADORES DE ORO El descubrimiento de oro en las costas del Estrecho de Magallanes y en el archipiélago fueguino generó una actividad que gravitaría tanto en el proceso poblacional como en el desarrollo económico de la región austral. Estimuló el arribo de mineros y buscadores de oro provenientes de otras regiones de Argentina y Chile, como así también de extranjeros, y determinó la formación de nuevos núcleos poblados. Puerto Toro en la Isla Navarino y Porvenir en el norte del sector chileno de la Isla Grande, se originaron en la última década del siglo XIX como centros vinculados directamente a la extracción aurífera. Muchas de sus ganancias se volcaron luego a otros emprendimientos, particularmente la adquisición de tierras y ganado, y de esa manera también impulsó la expansión de la ganadería lanar. El primer hallazgo se produjo hacia fines de la década del sesenta en el valle del río de las Minas, próximo a la colonia de Punta Arenas. Tras un período inicial en el que se lograron buenos rendimientos, hacia 1873-1874 la producción en esta zona comenzó a decaer debido al agotamiento de los placeres. Posteriormente, en 1878, el teniente de la Marina de Chile, Ramón Serrano Montaner encontró el mineral en las márgenes del río del Oro, en el sector noroccidental de la Isla Grande. Un año después se confirmaba la posibilidad de explotación. Hacia 1881 buscadores chilenos y de otras nacionalidades iniciaban el laboreo en los cursos de agua de la sierra Boquerón, en el noroeste de la Bahía Inútil. Finalmente, durante la década del ochenta se descubrieron arenas auríferas en Cabo Vírgenes (1884), Bahía San Sebastián (1886), Bahía Slogett y en las islas del Canal Beagle: Navarino, Picton, Nueva y Lennox (1888).

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En una etapa inicial, el laboreo fue llevado a cabo en forma artesanal por particulares organizados generalmente en compañías. Durante la primera década del siglo pasado se intentó la explotación mecanizada que demandó una organización empresarial y una mayor inversión de capitales. En 1886, tras conocerse en Buenos Aires las noticias del descubrimiento de oro en el sur de Santa Cruz, un ingeniero de origen rumano, Julio Popper, proponía al Ministerio del Interior llevar a cabo una explotación en el norte de Tierra del Fuego. Después de efectuar un reconocimiento de la zona denominada “Zanja a Pique”, al norte de Cabo Vírgenes, y suponiendo que las características geológicas de las costas del otro lado del estrecho eran semejantes, se proponía verificar la existencia de riquezas metalíferas en el litoral de la Isla Grande. Las relaciones que Popper logró establecer con hombres influyentes en las esferas del gobierno nacional le posibilitaron obtener rápidamente la autorización para realizar la expedición e incluso para llevar hombres armados. Durante el viaje, desde bahía Porvenir hasta la costa del Atlántico, efectuó observaciones precisas sobre las condiciones climáticas y geográficas, la geología y los recursos naturales. También practicó un reconocimiento minero en la bahía de San Sebastián. La divulgación de los resultados de la empresa explotadora a través de una conferencia ofrecida en el Instituto Geográfico Argentino en marzo de 1887, le permitió reunir los accionistas necesarios para la constitución de una compañía minera. En este mismo año procedió a la instalación de un lavadero de oro en el sitio que denominó El Páramo, en el extremo norte de la bahía de San Sebastián. Poco después iniciaba también la explotación en Arroyo Beta, Río Cullen, Río Chico o Carmen Silva y en Bahía Slogett. Si bien la Compañía Anónima Lavaderos de Oro del Sud fue disuelta a comienzos de 1892 sin lograr los accionistas recuperar el capital invertido, fue igual impresionante la cantidad de oro extraído. Popper habló de unos 600 kilos.

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Respecto a los rendimientos de los laboreos del norte del sector chileno de la Isla Grande, se advierte que las ganancias nunca habrían llegado a ser significativas por cuanto hacia 1890 muchos empresarios abandonaron la actividad. Pero se activó nuevamente en los primeros años del siglo pasado cuando a la explotación artesanal se sumó el lavado mecanizado. Si bien para este segundo período de auge se estima que la producción global pudo haber alcanzado los 500 kilos anuales, es probable que los rendimientos no lograron compensar las cuantiosas inversiones realizadas. Después de 1907 la producción comenzó a decaer y hacia 1910 los trabajos prácticamente se paralizaron. Se estima que entre 1891 y 1894 pudieron extraerse aproximadamente dos toneladas de oro de las islas meridionales del archipiélago fueguino. Aunque el auge de la actividad fue fugaz, el oro había contribuido a romper el aislamiento, abriendo camino a la colonización de Tierra del Fuego. María Teresa Luiz y Monika Schillat

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Sobre los autores de los textos (Por orden de presentación) Pavel Oyarzún Poeta y escritor nacido en Punta Arenas (Chile), en 1963. Ha publicado, en poesía, los libros: La Cacería (1989), La jauría desquiciada (1993), La luna no tiene luz propia (1994), Antología Insurgente: La Nueva Poesía Magallánica (1998), Patagonia, la Memoria y el Viento (1999), In memoriam (2002). Bajo el sello editorial de LOM Ediciones publica las novelas: El Paso del Diablo (2004), San Román de la Llanura (2006), Barragán (2006). En 2012, aparece la segunda edición de la novela, El Paso del Diablo (Editorial Entrepáginas). Ha obtenido, entre otros premios, el Primer lugar, Concurso Binacional de Poesía de la Patagonia (1998); Primer y Segundo lugar, Concurso Nacional de Poesía, II Feria Internacional del Libro, IV Región, Chile (1991); Primer lugar, Concurso IX Festival de Todas las Artes, Víctor Jara, Género Cuento, Santiago de Chile (2002), Premio Municipal de Literatura, Punta Arenas, Chile (2002); Premio Consejo Nacional del Libro y la Lectura, Mejores Obras Literarias, Categoría Novela Inédita (2005). Dánae Fiore Es arqueóloga, graduada de la UBA y realizó su doctorado en la University College London, sobre las pinturas corporales de pueblos originarios fueguinos. Actualmente es investigadora de CONICET y docente de la UBA. Sus temas de interés incluyen la arqueología de cazadores-recolectores de

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Fuego-Patagonia; la arqueología del arte rupestre, mobiliar y corporal desde puntos de vista económicos, tecnológicos y cognitivo-visuales; el desarrollo de teoría y métodos de investigación y la divulgación científica. Desde 1998 realiza investigaciones sobre “arqueología visual”, analizando la cultura material y prácticas socioeconómicas de los pueblos originarios fueguinos a partir del estudio sistemático de sus fotografías. Ha publicado más de 50 trabajos académicos, 10 artículos y libros de divulgación y cuatro libros en coautoría, incluyendo Memorias de Papel. Una arqueología visual de las fotografías de pueblos originarios fueguinos, publicado junto a María Lydia Varela en 2009 (Editorial Dunken. Buenos Aires), el cual recibió un Reconocimiento del Senado de la Nación Argentina en 2011. Actualmente dirige la formación del ARC-FOT-AIA, Archivo Fotográfico de Imágenes Etnográficas de Fuego-Patagonia de la Asociación de Investigaciones Antropológicas (Buenos Aires), en el cual se han reunido hasta el momento más de 1800 fotografías de pueblos originarios de Tierra del Fuego y Patagonia tomadas por 76 fotógrafos desde 1864 hasta 1990, en las que se registran más de 7000 individuos fotografiados (apareciendo algunos de ellos retratados en varias tomas). Este proyecto ha sido subsidiado por el Fondo Nacional de las Artes (Proyecto Mank’acen: Beca Grupal 2013) y tiene por objeto catalogar, digitalizar, imprimir y conservar las fotografías junto a una base de datos con la información sobre cada toma y sobre las personas retratadas en ellas. La formación de este archivo se orienta al uso sistemático de las fotos como imágenes de valor documental que registran la riqueza y variabilidad de las culturas nativas, y tiene como propósitos complementarios la investigación científica, la divulgación al público en general y la colaboración con las comunidades de descendientes de pueblos originarios Patagónicos y Fueguinos.

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Ernesto Luis Piana Licenciado en Ciencias Antropológicas; Investigador Principal del CONICET; docente de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego. Desde 1975 co-dirige con el Lic. Luis A. Orquera las investigaciones del Proyecto Arqueológico Canal Beagle sobre los nómades del mar que poblaron el archipiélago fueguino y sobre sus descendientes los Yámana. Los resultados se enmarcan en haber recuperado una historia antes no conocida del poblamiento humano de los canales magallánico fueguinos de más de 7000 años. Sobre esos temas ha realizado más de 85 publicaciones científicas, incluyendo libros, capítulos de libros y artículos en revistas nacionales e internacionales y unas 30 publicaciones de difusión científica. Ha dado conferencias científicas en Argentina, Chile, España, Italia, Francia, Escocia, Dinamarca y Noruega. Algunas de las distinciones que recibió por sus investigaciones son: Uno de los Diez Jóvenes Sobresalientes de la Argentina (1979); Primer Premio en “Antropología 1984”, Concurso “CocaCola en las Artes y las Ciencias” (1983); Miembro Titular Vitalicio de la Sociedad Argentina de Historiadores (1985); Miembro de Honor de La Venta Sociedad de Exploraciones Geográficas (Italia 2003); Personalidad Ilustre de la Ciudad de Ushuaia, H. Concejo Deliberante (2010) y es Embajador de la Paz en Ushuaia por la Fundación Mil Milenios de Paz – UNICEF (2011).

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Jorge Rabassa Nacido en La Plata y educado en el Colegio Nacional de esa ciudad, obtuvo su Licenciatura en Geología y su Doctorado en Ciencias Naturales en la Universidad Nacional de La Plata. Ha sido investigador de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires y de Fundación Bariloche, y docente en las universidades de La Plata, Comahue y Patagonia - San Juan Bosco. Fue rector de la Universidad del Comahue entre 1998 y 2002. Ha sido Convencional Constituyente y Legislador Provincial en Tierra del Fuego. Ha sido becario postdoctoral Fulbright en la State University of New York y profesor visitante en las universidades de Lehigh (Pennsylvania), Wisconsin-Madison e Illinois at Urbana-Champaign, en la Universitat de Barcelona y en la Universidade de Sao Paulo. Es miembro de la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba y del Institut d’Estudis Catalans, la Academia de Ciencias de Catalunya. Actualmente es Investigador Superior de CONICET en el CADIC, Ushuaia, centro del cual es además el director, y profesor titular en la Universidad de Tierra del Fuego. Es co-editor para el Hemisferio Sur de la Serie de Ciencias de la Tierra de las Brief Monographies de la editorial alemana Springer. Ha obtenido varios premios en su disciplina. Sus áreas de interés académico son la Geomorfología, la Glaciología y la Geología del Cuaternario. Peter van Aert Es antropólogo holandés, admirador de la Patagonia y fueguino por adopción. Hace una década se propuso la insólita tarea de estudiar la vida fueguina para comprenderla, excelente excusa para radicarse en Tierra del Fuego e integrarse a una comunidad igualmente caleidoscópica con sus

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paisajes naturales. En 2004 terminó la Maestría en Antropología Social en la Universidad Autónoma de Ámsterdam, con una tesis sobre Ushuaia. Un año más tarde emigró a la Argentina, donde su incorporación a la Universidad Nacional de Quilmes le permitió seguir con sus estudios fueguinos, propósito que se consolidó en 2011 al integrarse a la recientemente constituida Universidad Nacional de Tierra del Fuego. Monika Schillat Originalmente de Alemania, Monika estudió Historia y Literatura Latinoamericana en la Universidad de Hamburgo. Emigró a Sudamérica en 1989 y desde entonces vive en Tierra del Fuego. Pocos años después agregó una maestría en Calidad de la Enseñanza e Investigación Educativa en la Universidad de Valencia a sus estudios. Hoy se desempeña como docente e investigadora en la Universidad Nacional de Tierra del Fuego dictando clases en la Facultad de Ciencias Económicas. Parte del año lo pasa en los polos, donde trabaja como Jefa de Expedición en buques de crucero, llevando pasajeros a la Antártida, Islas Malvinas, Georgias del Sur, Groenlandia y el archipiélago de Svalbard. También encuentra tiempo para escribir y pintar. Ha publicado libros sobre la historia de Tierra del Fuego y las Islas del Atlántico Sur, como así también algunas guías de viaje, libros con ensayos sobre la Antártida, el Ártico y Tierra del Fuego, un Bestiario imaginario del Continente Blanco, ilustrado con sus acuarelas y hace poco también su primer novela, que combina su pasión por el fútbol con su amor por la Antártida.

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Carlos Pedro Vairo Museólogo (Inst. Sup. Nº 8 La Plata), Diploma en Gestión Cultural (Ortega y Gasset), Diploma Novisima Museologia (Univ. Zaragoza), Lic. Adm. de Empresas (UADE). Piloto de Yates. Fundador y actual Director Museo Marítimo y del Presidio de Ushuaia, Museo Antártico José María Sobral y Museo de Arte Marino Ushuaia. Guionista de Documentales de la zona, es autor de varios libros sobre la Historia Regional y las Exploraciones al Archipiélago Fueguino y Antártida. Para ello realizó decenas de navegaciones por Tierra del Fuego, Isla de los Estados donde halló el Espora de Luis Piedra Buena, Georgias y Sandwich del Sur y Península Antártica. Entre otros trabajos destacados se encuentra la Reconstrucción con datos Etno Históricos de la canoa de corteza Yamana. Estudio y reconstrucción del Faro del Fin del Mundo, y sus más recientes investigaciones se refieren al relevamiento de Asentamientos Balleneros Históricos en la Antártida. Desde 2002 es Presidente de la Asociación de Directores de Museos de la República Argentina. R. Natalie P. de Goodall Rae Natalie Prosser nació en una pequeña finca en el norte del estado de Ohio, EE.UU. Recibió una beca en arte para Kent State University, Ohio, donde hizo su BS y MA en biología, arte y educación. Enseñó arte dos años en EE.UU. y luego en los colegios de Mobil Oil en Venezuela. Con una compañera hizo un viaje por la costa oeste de Sudamérica y se quedó un tiempo en Bariloche donde leyó el libro El Último Confín de la Tierra de Lucas Bridges. Había decidido ir a trabajar a España, pero primero visitó Tierra del Fuego. Allí conoció a Thomas D. Goodall, bisnieto de Thomas Bridges y John

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Lawrence, quien luego fue a EE.UU. a buscarla en 1963. Reside en Tierra del Fuego desde noviembre de 1963. Viviendo en la estancia Harberton, comenzó a coleccionar e ilustrar la flora fueguina, con subsidios de la CRE, National Geographic Society. El resultado es una gran colección de plantas y más de 90 ilustraciones botánicas en Moore 1983, Flora de Tierra del Fuego y varios otros libros. Formó una pequeña editorial y publicó sus libros y mapas sobre esta isla. Mientras tanto, empezó a coleccionar huesos de delfines y aves muertos en las costas fueguinas. Realizó estudios ambientales para la compañía Total Austral y la Fundación Total, quienes donaron un edificio puesto en la estancia Harberton, para albergar las colecciones. Este es el Museo Acatushún de Aves y Mamíferos Marinos Australes (AMMA), que recibe y enseña a diez pasantes por mes de octubre a abril cada año. Es Investigadora Adjunta ad-honorem del CONICET y de otras instituciones en EE.UU. y Nueva Zelandia. Ha sido ‘guest lecturer’ en la Universidad de California, Santa Cruz. En 1997 recibió su PhD honoris causa de su alma mater y ha recibido muchos otros honores. Es presidente de la Fundación RNP Goodall para estudiar la flora y fauna del sur de Sudamérica, que maneja las colecciones y el Museo Acatushún. Anne Goodall Anne Goodall, hija de Thomas y Natalie Goodall, nació en Río Grande, Tierra del Fuego. Vivió en la estancia Harberton y asistió al Colegio No. 1, Domingo Faustino Sarmiento de Ushuaia, se graduó del Colegio San Jorge en Quilmes, Provincia de Buenos Aires y atendió la universidad de Oberlin en Ohio, EE.UU. Es madre de tres hijas fueguinas y forma parte de la quinta generación de las familias Bridges y Lawrence en Tierra del Fuego. Trabaja asistiendo a su madre en rescatar la historia de sus

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antepasados, los primeros europeos en vivir en Tierra del Fuego en forma permanente, estudiando y preparando para su publicación documentos y cartas inéditas de las familias Bridges y Lawrence. María Teresa Luiz Docente de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur e investigadora de temas de historia regional. Gustavo Groh · Artista visual argentino Editor y Gestor Cultural. Vive y trabaja en Ushuaia, Tierra del Fuego. Cursó estudios en Producción de Cine y Video, Universidad Nacional del Litoral. Se desempeñó como fotoperiodista y fotógrafo publicista. En 2003 funda la editorial OJOSVISTA, publica arte, cultura y turismo de la Región Austral. En 2006 junto a un grupo de artistas diseña Colectivo Cultural, donde realiza una extensa actividad de gestión, organizando seminarios, talleres, muestras y conferencias. En 2010 promueve conjuntamente con instituciones públicas y privadas la Bienal Regional de Arte Contemporáneo-MAF. En 2012 es nombrado Académico Delegado representando a la Academia Nacional de Bellas Artes en la Provincia de Tierra del Fuego. Paralelamente exhibe y publica su producción artística contemporánea en el ambito nacional e internacional.

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CRÉDITOS Información existente en los dorsos de las postales, editores, autores de las tomas fotográficas y fecha de circulación. (abreviaturas: B.A. Buenos Aires - Argentina // P.A. Punta Arenas - Chile) 7 12 14 16 20 21 26 27 33 34 35 42 46 53 56 59 70 83 84

Talleres Peuser Editor R. Rosauer, B.A. Editor R. Rosauer, Neg. Blom & Weber 26/10/1912 Peletería El Zorro, PA. - 23/04/1916 G. M. Grossi, Peletería El Zorro, P.A. C. VEIGA - 16/04/1910 Editor R. Rosauer - 18/09/1911 Peletería Magallanes Henry Poirier, P. A. Adolfo Kwasny, P.A. - 21/03/1908 10/07/1908 31/07/1912 N. Alberto M. De Agostini Edición Z. Fumagalli, B.A. 13/12/1909 C. Veiga Propiedad de Hume y Ca Ahumada 357 Adolfo Kwasny, P.A. Ed. R. Rosauer, Dr. R. Lehmann-Nitsche phot.

91 92 93 94/95 96 98 100/101 102/103 108 112 113 118 122 123 125 126 129 134 136

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Foto Editorial Artístico, B.A. Edición Bourquin y Kohlmann, B.A. Editorial Artístico, B.A. C. Veiga Peletería Magallanes Henry Poirier, P.A. Peletería El Zorro P.A. Ed. de la Librería de Marangunic y Cía. P.A. C. Veiga Adolfo Kwasny, P.A. - 20/11/1910 C. Veiga C. Veiga - 27/11/1911 Adolfo Kwasny, P.A. - 22/06/1933 C. Veiga - 27/11/1911 C. Veiga Peletería El Zorro P.A. C. Veiga Peletería Londres - 02/05/1911 01/01/1920 30/05/1926


138 146 148 150 153 156 160/161 171 173 175 179 183 185 213/217 223 228 229 230 250 251 252/253 254/255 262 263 280 284/285

286/287 N. Alberto M. De Agostini 288 N. Alberto M. De Agostini - 16/01/1958 289 Edición Bourquin y Kohlmann, B.A.

Peletería El Zorro, P.A. Adolfo Kwasny, P.A. 18/10/1911 José López, P.A. 01/01/1942 25/02/1921 Colección C. Veiga Editor R. Rosauer, B.A. Neg. Veiga & Brasil, P.A. 29/07/1914 Varsi Hnos., B.A. 25/08/1918 Ed. de la Librería de Marangunic y Cía. P.A. Peletería Londres, P.A. Negativas Alberto M. De Agostini 02/03/1908 N. Alberto M. De Agostini - 01/04/1915 N. Alberto M. De Agostini C. Veiga Cap Polonio, Turismo argentino a TDF. N. Alberto M. De Agostini N. Alberto M. De Agostini N. Alberto M. De Agostini N. Alberto M. De Agostini - 16/01/1958 Edición Bourquin y Kohlmann, B.A. Diciembre 1931 N. Alberto M. De Agostini

OJOSVISTA agradece especialmente a las siguientes personas e instituciones por los aportes realizados en la presente publicación: Carlos Pedro Vairo Museo Marítimo Ushuaia Museo del Fin del Mundo Denis Chevallay Hector Luiz Pezzimentti Roberto Litvachkes Carlos Mazzota A los autores de los textos

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Índice de textos 04

PRESENTACIÓN

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San Román de la Llanura · Pavel Oyarzún

37

Fotos de fueguinos: una mirada arqueológica

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CONSTRUYENDO UNA IMAGEN DE TIERRA DEL FUEGO

María Teresa Luiz y Gustavo Groh

Fragmento de la novela, San Román de la Llanura

Dánae Fiore

Ernesto Luis Piana

121 BARRAGÁN · Pavel Oyarzún De la novela, Barragán, LOM Ediciones, página 202

141 Buscadores de oro · María Teresa Luiz y Monika Schillat (1998), Tierra del Fuego. Materiales para el estudio de la Historia Regional, Ushuaia.

300


163 LAS POSTALES DEL CANAL BEAGLE · Jorge Rabassa 181 CABO DE HORNOS · Peter van Aert Fuentes: Masotta, C. (2008). A Postcard Album/Album Postal. Buenos Aires, La Marca Editora. De Weert, S., Schouten, W. (2010). Descubrimiento del Cabo de Hornos, relación histórica de dos navegaciones holandeses. Buenos Aires, Eudeba.

187 Islas Diego Ramírez · Monika Schillat 191 CARBONERA 1899 · Carlos Pedro Vairo 203 ASERRADERO BROWN · R. Natalie P. Goodall y Anne Goodall

Nota RNPG. Cuando llegué a vivir en Tierra del Fuego en 1963, el bosque entre el aserradero CAMP (a seis km. de la bahía) y bahía Brown era de árboles jóvenes, muy tupidos, como cuando se corta todo el bosque. Ahora, 2013, la mayoría de los árboles son grandes y muchos de los más chicos se deben de haber muerto.

209 ESTANCIA HARBERTON · R. Natalie P. Goodall y Anne Goodall

301


219 ESTANCIA REMOLINO — LA FAMILIA LAWRENCE R. Natalie P. Goodall y Anne Goodall

Fuentes: Entrevistas de R. N. P. Goodall con Martin y Ana Lawrence, hijo y nieta de J. M. Lawrence. -Canclini, Arnoldo. 1983. John Lawrence. Primer maestro de Tierra del Fuego. Marymar, Buenos Aires. 112 pp. -Goodall, R. Natalie P. 1974. La Familia Lawrence: segundos residentes de Tierra del Fuego. Segundo Congreso de Historia Argentina y Regional, Academia Nacional de la Historia, Comodoro Rivadavia 12-15 enero 1973. Tomo II pp. 243-247. -Lawrence, Martín J. 1884. [Familia] Lawrence 1873. pp 263-276 en Canclini, A. 1884. Ushuaia 1884-1984. Cien Años de una Ciudad Argentina. Municipalidad de Ushuaia, 605 pp.

243 REGATA 1899 · Carlos Pedro Vairo

Fuentes: Fundación HISTARMAR; Los Viajes de la Sarmiento 1899/1931. Editado en 1931. Arguindeguy, Pablo E.; Rodríguez, Horacio (1999). Buques de la Armada Argentina 1852-1899 sus comandos y operaciones. Buenos Aires: Instituto Nacional Browniano.

277 MONTE CERVANTES · Monika Schillat 290 Sobre los autores de los textos 298 CRÉDITOS 299 AGRADECIMIENTOS 302


Groh, Gustavo Postales : de viajes al fin del mundo . - 1a ed. - Ushuaia : Ojosvista, 2015. 304 p. ; 15x21 cm. ISBN 978-987-25198-4-1 1. Material Visual. 2. Crónicas de Viaje. I. Título CDD 910.4 Fecha de catalogación: 12/03/2015

Diseño editorial: OJOSVISTA publicaciones Digitalización y retoque: Martín Poch Supervisión de textos: Susana Strauss

Impreso en: Grafica Latina S.A. Av. de los Constituyentes 3423 - CABA (C1427BLK) Tel./fax: (54-11) 4522-7888 www.graficalatina.com.ar

303


OJOSVISTA publicaciones Ruíz Galán 539 9410 · Ushuaia, Tierra del Fuego República Argentina of. +542901424594 ojosvista@gmail.com




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