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El olivar en seto, palanca transformadora del sector olivícola mundial
El olivar en seto es el hecho innovador más representativo que se ha producido en la olivicultura mundial, desde la domesticación del olivo en Anatolia hace más de 7000 años, en el Neolítico precerámico, es tal su impacto, que suponiendo tan solo algo más del 3% de la superficie de olivar del planeta, genera el 36% del total del AOVE elaborado en el mundo. Así lo destaca un informe de Juan Vilar Consultores, realizado para Agromillora, que pasamos a desgranar a continuación.
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El volumen de negocio por campaña del olivar en seto a nivel mundial asciende a unos 2 mil millones de euros, la inversión acumulada llega a los 7.000 millones, da empleo a más 44.000 personas remuneradas con 90 millones de euros anuales, sin olvidar, la aportación de unos 450 millones de euros, por campaña, a los estados productores en forma de recaudación fiscal, tanto por inversión, como por motivo de la propia actividad económica. En el ámbito de la genética, la diversificación varietal, está posibilitando un desarrollo constante, con el consiguiente efecto de mejora en el modelo de explotación y que toda la cadena de valor se pueda beneficiar de ello, aceites funcionales, manejos más sencillos, anticipo y diferimiento del envero, facilidad en la extracción, etc. Sin olvidar los efectos del seto en lo referente a la sostenibilidad, fijando por campaña hasta 1,5 millones de toneladas de CO2, y posibilitando un hábitat perenne, estable, adecuado y condescendiente para todas las especies animales y vegetales.
En términos de actividad, ha reducido la campaña de más 200 días, a algo menos de 50, con los consiguientes efectos en la calidad de los aceites de oliva obtenidos, vírgenes extra en su totalidad, revolucionando los modos de recolección con soluciones disruptivas, jamás imaginadas, transformando, dotando y obligando a improvisar hacia una mayor eficiencia a las plantas de elaboración de aceite de oliva, y posibilitando el nacimiento de nuevos perfiles empresariales, y profesionales, tanto dentro de los núcleos de gestión de explotaciones e industria habituales, como lejos de los mismos, con una actividad basada más en la innovación, el conocimiento, la sofisticación, la transformación, y la perfecta y reciente monitorización de todo el proceso, desde el campo hasta el consumidor, y todo ello, posibilitando en términos de demanda la oportunidad de conseguir democratizar el consumo de aceite de oliva en el mundo, dejando este de ser, de forma gradual, una grasa minoritaria. Hace 27 años, todo esto que describimos era aparentemente imposible.
Olivar en seto, 400.000 has
Actualmente se cultiva el olivo en los 5 continentes, con una superficie de 11,6 millones de hectáreas repartidas en 66 países. De estos, el 3,3% de la superficie es olivar en seto, que a día de hoy ocupa cerca de 400.000 hectáreas, y que siguen expandiéndose debido a la búsqueda de eficiencia, sostenibilidad y biodiversidad, en la combinación con un más óptimo uso de tierra y agua.
Durante los últimos 3 años (2019 – 21) el rango de plantación anual de olivar en seto fue de unas 35.000 hectáreas por ejercicio, el 25% serían transformaciones, o modernizaciones, y el restante 75% resultarían ser plantaciones propiamente dichas que han pasado de cultivo rotativo, o cualquier otro leñoso, a explotar olivar en seto.
En cuanto al aspecto económico, el olivar en seto genera una producción de aceituna de casi 3,3 millones de toneladas (supone el 15,48% del total de aceituna producida en el mundo), lo que aporta, una vez procesada, una cuantía de casi 450.000 toneladas de aceite de oliva, fundamentalmente virgen extra, suponiendo en términos generales, el 14,55% del total de aceite de oliva producido de media para las campañas objeto de estudio, y casi el 36%, más de un tercio, del aceite de oliva virgen extra obtenido en el mundo.
El valor global de dicha producción media para las cinco últimas campañas fue de casi 1.800 millones de euros.
El volumen de negocio directo por campaña del olivar en seto se acerca por ejercicio o campaña a casi los 2.000 millones de euros, lo que supone el 15% del total de la cifra de negocios media obtenida en estas campañas. Si nos
Finca La Boella (Reus, Tarragona). Plantación realizada en el año 1995.
Variedad Lecciana.
Durante los últimos 3 años (2019 – 21) el rango de plantación anual de olivar en seto fue de unas 35.000 hectáreas por ejercicio.
referimos a los impuestos derivados de la actividad de producción y extracción, el impacto es de casi 450 millones de euros para cada una de las tres campañas analizadas.
Nuevas inversiones cada campaña
Por cada ejercicio se precisan de 270 nuevas unidades adicionales de tractores (los suficientes para cada 35.000 hectáreas, alrededor de 25 millones de euros por ejercicio), 230 unidades adicionales de vendimiadoras (alrededor de 38 millones de euros por ejercicio) y de 16 nuevas almazaras por campaña analizada de media (180 millones de euros por cada una de las campañas).
La inversión destinada a nuevas plantaciones o transformaciones, para cada una de las campañas analizadas, incluyendo tratamiento de la tierra, planta, sistema de irrigación, desarrollo, diseño y ejecución, obtendríamos una media de casi 400 millones de euros.
Por lo tanto, la inversión total descrita asciende a más de 637 millones de euros por año, cuyo efecto impositivo, de acuerdo con los datos anteriormente citados según la fiscalidad / país, y su idiosincrasia, sería de algo menos de 100 millones de euros.
Durante los últimos 27 años, el olivar en seto ha generado inversiones totales en 216 almazaras, más de 1.700 máquinas recolectoras cabalgantes, y unos 3.150 tractores.
El olivar en seto bien gestionado es un cultivo con mayores beneficios sociales que cualquier otro tipo de olivar.
El reciente desarrollo de olivares en seto en la región del Alentejo ha sido un excelente ejemplo de la compatibilidad de una cultura económicamente rentable, que permite crear valor en el sector y en la región, con la promoción de indicadores de desarrollo ambiental y social, es decir, con un impacto significativo en la retención de carbono, en la provisión de servicios ecosistémicos y en la estabilización de población en el territorio.
Tras la ejecución de estas plantaciones, por campaña, se ha creado la oportunidad de trabajar de forma estable y permanente a más de 700 personas, en las nuevas explotaciones, mientras que, de forma colateral, derivados de empresas de servicios y similares podrían ser otros 2.300 de cada campaña analizada.
El valor salarial de los puestos directos e indirectos que se genera por las más de 35.000 hectáreas plantadas, serían de casi 90 millones de euros, sin olvidar los casi 14 millones de impuestos generados por los mismos que repercuten en el entorno económico y social.
Desde que se comenzó la plantación de olivar en seto, tanto de forma directa como indirecta, desde el propio campo hasta las industrias auxiliares se han creado más de 44.000 puestos de trabajo en todo el planeta.
Para 2050 el crecimiento de la población se traducirá en un aumento del 70% en la demanda mundial de productos agrícolas, por lo tanto, se necesitan, explotaciones agrícolas eficientes, sostenibles, biodiversas y capaces de abastecer la demanda generada por el crecimiento poblacional, y los cambios de hábitos de consumo.