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Panorama del

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Las limitantes de las energías renovables en el capitalismo

Carlos Emiliano Villaseñor Moreno

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cvm2107@gmail.com Graduado de la licenciatura de ciencia política en el ITAM y actualmente analista en temas de equidad de género en Latinoamérica en Aequales.

Nunca una crisis política, ambiental, económica, etc. se ha resuelto por un milagro, por una cura universal que mágicamente embona de forma perfecta para resolver cada aspecto del problema. Las energías renovables no son la excepción respecto a la crisis energética que vivimos hoy en día. Es cierto que existen una plétora de argumentos a su favor como su capacidad para descentralizar las redes energéticas, además favorecen la autonomía energética, responden a demandas de justicia social de los sectores más vulnerables de nuestras sociedades y forman parte de las acciones colectivas necesarias a tomar frente a la crisis ambiental. Sin embargo, ignorar las potenciales limitaciones y deficiencias de las energías renovables implica también reducir su posible impacto benéfico e incluso afectar negativamente a aquellos que debía ayudar. La debilidad en específico que buscamos abordar en este artículo es la implementación de transiciones energéticas dentro de un sistema capitalista. En este sentido Bell, Daggett y Labuski (2020) consideran que el actual impulso a la utilización de energías renovables es erróneamente definida como una transición de los combustibles fósiles a energías renovables, sino que se trata de lo que ellas llaman adiciones energéticas. La redefinición del fenómeno se debe a que si observamos las tendencias de consumo de fuentes de energía fósiles no han disminuido casi en lo absoluto e incluso han aumentado ya que no se ha dado el reemplazamiento de viejas fuentes de energía por nuevas sino que simplemente se han aumentado las opciones resultando en un aumento del consumo total tanto de la vieja fuente como de la nueva aun si la proporción de la producción de la vieja fuente a decaído. Incluso si asumimos que el consumo de energía se mantiene constante, lo que implicaría que un aumento en el uso de energías renovables realmente conllevara a una disminución de energías fósiles, existe otro problema. Este problema es que la energía, sea renovable o no, tiene una dimensión económica y en el capitalismo uno de los elementos fundamentales es la orientación hacia el perenne crecimiento. Esto se ha traducido dentro del funcionamiento de las empresa en el congelamiento y reducción de salarios, condiciones laborales precarias, uso obsesivo de la obsolescencia programada, explotación indiscriminada de recursos, etc. Creer que las energías renovables es-

tán exentas de estos problemas sería un grave error puesto que ningún bien o servicio que opere y se distribuya bajo un sistema capitalista está exenta de ellos.

En el caso mexicano las ambiciones de hacer uso de las condiciones del Istmo de Tehuantepec que se presta al desarrollo de proyectos eólicos ha llevado a una serie de innumerables conflictos con las comunidades de la zona. Un artículo de The New York Times publicado en 2016 mostraba, utilizando el pueblo de la Ventosa como ejemplo, que los beneficios de este tipo de proyectos no son tan grandes ni tan generalizados como se cree. En este caso la presencia de la compañía española Iberdrola llevó a un aumento en el número de trabajos, una fuerte inversión en la creación de infraestructura para transportes y acceso a servicios básicos y la gente que poseía las tierras bajo las que se edificó el proyecto eólico obtenían rentas que aumentaban significativamente su ingreso. Sin embargo, el estallido de trabajos que surgió al inicio del proyecto pronto se extinguió sin que se diera ninguna forma de renovación, quienes no son dueños de terrenos no se benefician de la derrama económica y entre más distante se encuentren del proyecto más alta es la probabilidad de que continúen careciendo de agua, electricidad, pavimentación, etc. La implementación de energías renovables con el objetivo de obtener ganancias económicas al frente y al centro aprovechando la gran área de oportunidad que estas representan en la actualidad corrompe las razones por las que se empuja el uso de las energías renovables en primer lugar. La sustentabilidad, la reducción de desigualdades socioeconómicas, la democratización energética son las razones que deben imperar en nuestra aspiración a una transición energética puesto que son razones que ponen a las personas y al planeta al frente y al centro. La mera justificación económica de crecimiento perpetuo lleva a una inevitable corrupción puesto que la pregunta que busca satisfacer es cómo hacer más dinero y la respuesta muy frecuentemente es a costa de otros.

El estallido de trabajos que surgió al inicio del proyecto pronto se extinguió sin “ que se diera ninguna forma de renovación, quienes no son dueños de terrenos, no se benefician”

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