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Mensaje del Director Nacional | P. Dante De Sanzzi

E scuchar el anhelo de Jesús

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uaresma es el tiempo de preparación para celebrar luego la vida en abundancia. Es el desierto, es penitencia, es vivir con intensidad la misericordia de Dios, es sufrir con paciencia y perseverancia las dificultades diarias. Es llevar la cruz, acompañar en el camino al Señor y subir el calvario con alegría. Hablar de alegría en una situación casi desesperante, viviendo en una sociedad agrietada, de familias en su mayoría rotas o al menos divididas, ante la indiferencia en el dolor, con cierto pesimismo y frustración; todo esto suena utópico. Pero la alegría llega con la Resurrección. Luego de la muerte llega la vida verdadera. Jesús deja vacío el sepulcro, va en busca de sus discípulos, los envía a la misión, les promete el Espíritu Santo y les dice que estará con ellos hasta el fin. Antes de su entrega por traición, oró al Padre: “Que todos sean uno, que estén unidos, para que el mundo crea” (Jn 17,21). Es el gran anhelo del Señor resucitado: juntos, unidos, dejar la des-unión y el rejunte, ya que esto no es propio de una vida cristiana alegre y generosa.

Que el Cristo vivo nos impulse a una Iglesia en salida, que se caracterice por acoger al que llega, acercar al alejado, mirar a los ojos, con misericordia, al que sufre y está herido, a encarrilar al descarriado. Seamos imágen patente de cristianos resucitados.

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«Iglesia Misionera Hoy»

Revista

mar-may2016

contenido

Nº 504

1/ Editorial |

Pbro Dante De Sanzzi

3/ Recrear la mística de la Misión | Mons. Fernando Croxatto.

5/ Pascua, Misericordia Universal | Pbro. Horacio Varela Roca

9/ Lectura Orante: ‘El Padre misericordioso | María de la Paz Carbonari, ddm 11/ ¿Es posible que la comunicación camine junto a la Misericordia?| Susana Nuin Nuñez 13/ 31 de Mayo: Fiesta de María, Reina de las Misiones | Pbro. Dante De Sanzzi

14/ Con María anunciamos a Cristo | Redacción 16/ Llamada al seguimiento y a la Misión | Pbro. Mauro Schwerdt 17/ Misioneros de la Misericordia |

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Felicitas Lozada Biedma

20/ América en Misón, el Evangelio es alegría | Redacción 21/ Obra de Don Bosco: Nuevo procurador misionero | Pbro. Abel Iglesias Cortina, sdb

staff Director Pbro. Dante De Sanzzii Equipo de Redacción

22/ ¿Qué es la Obra San Pedro Aóstol? | Pbro. Daniel Lascano

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24/ Miren como se aman |

28/ Brochero: ‘De cura gaucho a Santo | Alfredo Leuco

Favio Rosso Pbro. Pedro Brassesco Pbro. Abel Iglesias Cortina, sdb Hna. Sandra Mazzanti Pbro. Horacio Varela Roca

31/ Brochero: ¿Quiénes son los santos? | Mons. Adolfo A. Uriona, fdp 32/ Brochero: Semillas de Brochero | Mons. Santiago Olivera Mons. Alfonso Delgado

Administración:

Reit. Contratapa/ Brochero: Pastor de la Misericordia | P.

Cdra. Norma Jiménez Diagramación: Juan Repik Diseño Contratapa: Claudio Navarro

Lucas

Mugnaini

Julio Merediz

P o r t a d a d e l C u r a B r o c h e r o (pág. 27) Ministerio de Educación, Gobierno de la Provincia de Córdoba (2013). José Gabriel del Rosario Brochero. Un hombre de fe, un hombre de acción . Editorial de la Provincia de Córdoba. Córdoba. Disponible en:http://www.igualdadycalidadcba.gov.ar/SIPEC-CBA/publicaciones/Brochero.pdf

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Mons. Fernando Croxatto (*)

‘ recrear la mistica de

‘ la mision Era un día lluvioso y gris. El mundo pasaba a mi alrededor a gran velocidad. Cuando de pronto, todo se detuvo. Allí estaba, frente a mí: una niña apenas cubierta con un vestidito todo rotoso que era más agujeros que tela. Allí estaba, con sus cabellitos mojados, y el agua chorreándole por la cara. Allí estaba, tiritando de frío y de hambre. Allí estaba, en medio de un mundo gris y frío, sola y hambrienta. Me encolericé y le reclamé a Dios. "¿Cómo es posible Señor, que habiendo tanta gente que vive en la opulencia, permitas que esta niña sufra hambre y frío? ¿Cómo es posible que te quedes ahí tan tranquilo, impávido ante tanta injusticia, sin hacer nada?" Luego de un silencio que me pareció interminable, sentí la voz de Dios que me contestaba: "¡Claro que he hecho algo! ¡Te hice a ti!"TE HICE A TI-(Antony de Mello)

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e eso está convencido un misionero, la realidad se le presenta permanentemente ante sus ojos y su corazón se estremece, siente una profunda compasión y sabe llamado a ser luz, sal, samaritano, mediador, compañero, amigo, ofrenda, como Jesús. Cuando uno busca la definición de MISTICA (=myen.gr.= encerrar), de

donde MYSTIKÓS(=lo cerrado, oculto, misterioso), se explica diciendo que es un tipo de experiencia espiritual que tiene que ver con la unión del alma con lo sagrado en su andar por esta existencia terrenal. En lo popular cuando decimos ‘este es un místico’, nos referimos a quien anda o muy en las nubes o muy en la profundidad. Pero esto no respondería al salir, mos-

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trarse, exponerse, compartir, que nos está pidiendo el Espíritu de Dios. ¿Por qué hablar de Mística de la Misión? Porque lo que nosotros queremos expresar es ‘eso oculto, misterioso, esa experiencia profunda interior’, que sostiene desde adentro nuestra identidad, lo que hace que una persona, su ser y su actuar, (las 24hs.), sea verdaderamente misionera. Recrear la Mística de la misión, nos habla entonces de volver a dar vida de un modo nuevo, esa experiencia interior,- dicho al modo clásico y como lo expresa Francisco en la EG-, el espíritu que debe animar un corazón misionero y por ende, la misión’. (EG.261).

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Un lema o expresión que me ha gustado siempre ha sido La Misión no se Improvisa. No basta ‘salir’, como tampoco ‘salir a misionar’, ni tampoco alcanza ‘salir a misionar con algo en la mano’ (llámese: imagen, estampita, tríptico, o en otro extremo: levantar un galpón, un salón escolar, una salita de primeros auxilios). A todo esto llamo IMPROVISAR, quedarnos en la cáscara o maquillaje misionero, aferrado más a una ‘MISTICA DEL ROPAJE misionero’, que a la ‘MISTICA DEL CORAZÓN misionero’.

Para recrear la mística misionera, lo primero es sabernos llamados, tiene que haber un llamado en el corazón de cada uno de nosotros, esa experiencia mística de haber escuchado la voz del Maestro que nos llamó a compartir con Él la obra de la salvación de los hombres. El me (nos) llamó y nos confió una misión, “Su Misión”. Y ¿por qué nos llamó?, ¿me llamó a mí?. Y aquí siempre es bueno recordar lo que Pablo decía a las comunidades ‘mírense entre ustedes y reconozcan si hay algún sabio, algún rico”. El eligió lo que no sirve, lo despreciable, lo que no cuenta, para confundir al mundo, para que nadie se gloríe en la presencia de Dios, (1 Cor.1,28-29). Uno de los frailes le preguntaba a Francisco de Asís: -Si no eres sabio, ni culto, ¿por qué la gente te sigue?;- Porque Dios no ha encontrado pecador más grande en quien manifestar su gloria” respondió. “No me eligieron ustedes a mí, Soy Yo quien los eligió a ustedes (Jn.15,16). Por eso, si somos conscientes de esto, lo que importa es que se manifieste SU GLORIA. (EG.267)

No sé si los apóstoles tenían algún ropaje misionero, pero lo que sí sabemos es que el Espíritu los sacó de sí mismos, los convenció de su llamado, de su envío y los transformó en aquel momento y en esa historia y para esa historia. Y esto tiene que pasar con cada uno de nosotros “misioneros”. Y como diría Francisco: “Evangelizadores con Espíritu quiere decir evangelizadores que se abren sin temor a la acción del Espíritu Santo. Jesús quiere evangelizadores que anuncien la Buena Noticia no sólo con palabras sino sobre todo con una vida que se ha transfigurado en la presencia de Dios”. (EG.259) Terminemos siempre con la mirada puesta en María, para que nos ayude a anunciar a todos el mensaje de salvación, y para que los nuevos discípulos se conviertan en agentes evangelizadores…para que su estilo evangelizador mariano nos llene de humildad, ternura hacia los demás y así muchos descubran a Jesús, alegría del Evangelio. (*) Obispo auxiliar de Comodoro Rivadavia e integrante de la Comisión Episcopal de Misiones.


P. Horacio Varela Roca

Pascua, Misericordia Universal E

Cada día de nuestras vidas está atravesado por la misericordia de Dios. Es un regalo más allá de nuestros méritos y pedidos, el Señor brinda su misericordia en todo momento. Las celebraciones pascuales nos recuerdan y nos vuelven a sumergir en este don cotidiano.

n esta Pascua del Año Santo de la Misericordia, queremos meditar con San Bernardo, que decía: “¿Qué cosa manifiesta tanto la misericordia de Dios como el hecho de haber asumido nuestra miseria? ¿Qué amor puede ser más grande que el del Verbo de Dios, que por nosotros se ha hecho como la hierba débil del campo? Señor, ¿qué es el hombre para que le des importancia, para que te ocupes de él? Que comprenda, pues, el hombre hasta qué punto Dios cuida de él; que reflexione sobre lo que Dios piensa y siente de él.” El centro de la Pascua es Jesucristo. La misericordia, y todas las promesas de Dios encuentran su «sí» en Jesús. Y es Dios el que nos reconforta en Cristo a todos; el que nos ha ungido, el que también nos ha marcado con su sello y ha puesto en nuestros corazones las primicias del Espíritu. ( cf. 1 Cor 1, 20-22) ¿Cuál fue el método de Dios para derramar sus dones sobre los hombres? La tradición nos enseña que se constituyó en nuestro deudor; no porque haya recibido algo de nosotros, sino porque nos prometió, con absoluta libertad, tan grandes bienes. Y le pareció poco prometernos; por eso quiso obligarse por escrito, en su Palabra. Es un documento que atestigua sus promesas, para que,

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cuando comenzaran a cumplirse las cosas que prometió, viésemos en ese escrito en qué orden se cumplirían. La misericordia de Dios se manifiesta en sus promesas. San Agustín las enumera: “Prometió la salvación eterna, la vida bienaventurada y sin fin en compañía de los ángeles, la herencia imperecedera, la gloria eterna, la dulzura de la contemplación de su rostro, su templo santo en los cielos y, como consecuencia de la resurrección, la ausencia total del miedo a la muerte.”

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La muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo es el cumplimiento de las promesas del Padre que se derrama sobre todo el mundo. La Pascua abarca también a las otras religiones, en forma de misericordia y de compasión. Veamos algunos ejemplos. Un desafío mayor es el desear cosas buenas para los demás, cuando éstos repetidamente comenten errores o son difíciles. Aquí se trata de entender que la causa de su comportamiento no es la malUna enseñanza del Budismo dad sino la ignorancia. En el fondo deseamos la felicidad para todos los seres, pero uno no sabe Según esta religión, a la compasión vale la pena qué conduce a la felicidad, y por eso se comporta despertarla conscientemente. Para esto proponen en forma equivocada, proporcionando en cambio tres escalones. Lo más fácil es despertar buenos sufrimiento. Por desgracia la mayoría recoge con sentimientos hacia aquellos que ya corresponden más frecuencia las ortigas que las flores. a las propias expectativas, pues simplemente nos agradan. Este primer plano ha sido desarrollado El último paso está más allá de las restricciones con seguridad por muchos, pues es muy cercano personales. La compasión irradia aquí como el sol, incansable y para todos. En este nivel uno hace, a nuestro sentido del orden. sin perturbarse, lo que tiene frente a la nariz y las personas reciben todo lo bueno que les posibilita su idoneidad y su talento. Esta compasión que no hace distinciones es ilimitada y perfecta. Así nos enseñó Jesús en el Evangelio: “Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir su sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.” (Mateo 5,44-45).

En tierras lejanas Durante largos siglos y en lugares lejanos de Oriente, mucha gente sigue las enseñanzas de Confucio, conocido en su tiempo como “la lla-


mada de la campana del Cielo”. Su modo de transmitir se basó en historias y conversaciones. Aquí tomaremos unas pocas líneas sobre la compasión y la benevolencia, nombres de la misericordia. Un discípulo, una vez le hizo a Confucio una pregunta: "¿A alguien que gusta, desea y actúa de manera caritativa y siempre ayuda a los demás, cómo se la llamaría a esa persona? ¿También se llama benevolencia?" Le respondió: "Lo que es cosa de benevolencia, sería una cosa de santo". En el confucianismo, controlarse a uno mismo y actuar con moralidad se lo llama benevolencia. La actitud de ser benevolente depende de uno mismo, no depende de las demás personas. Así aconsejaba a un alto funcionario: “La benevolencia es como salir a la puerta de la casa para recibir a un invitado de gran importancia; y para manejar el pueblo, es como ser encargado de una ofrenda importante. Si uno mismo controla sus deseos y no culpa a otros, su país no tendrá quejas, la familia no tendrá quejas. Manejar al pueblo con mucha sinceridad es como cuando uno hace una ofrenda al cielo. Cuando sale a la puerta de la casa, con la persona que se tope, la tratará como a un gran invitado".

minan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo: como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud” (Mateo 20, 25-28).

Un mundo poco conocido

Qué cercano está todo esto a lo que decía Jesús: El taoísmo es una religión de la que tenemos poco “Ustedes saben que los jefes de las naciones do- conocimiento. Sin embargo, cuando habla de la compasión, percibimos que están muy cerca de la misericordia de Dios. Su texto básico es el Tao Te King. En el capítulo 67 dice:

«Tengo Tres Tesoros que guardo con cuidado y vigilo estrechamente: el primero es la Compasión, el segundo es la Moderación, el tercero es la Humildad. Por la Compasión puedo ser valeroso. Por la Moderación puedo ser generoso. Por la Humildad puedo ser el primero, sin parecerlo. Los hombres de hoy, quieren ser valerosos sin ser compasivos, quieren ser generosos sin moderarse,

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quieren ser líderes sin ser humildes, pues obviamente esto conlleva a la destrucción. Quien obra con Compasión, vence. Quien se defiende con Compasión, resiste. Los hombres buscan la Compasión en el Cielo, pero el Cielo busca la Compasión en los hombres». Un maestro taoísta contemporáneo nos dice que conocer a Dios es la fuente de la compasión en nuestras vidas. En realidad, una experiencia directa de Dios es una experiencia directa de la total universalidad de la vida. Si le permitimos que él cambie nuestro modo de pensar, entenderemos nuestra unidad esencial con todas las cosas. “¿Cómo es Dios? Una vez que usted vea a Dios, podra ver su rostro en cada persona que encuentre”.

Los brazos abiertos 8

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Seamos cristianos de brazos abiertos, llenos de misericordia, para comprender a toda la humanidad. Recordemos siempre la enseñanza del Evangelio según San Lucas: “Juan, dirigiéndose a Jesús, le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre y tratamos de impedírselo, porque no es de los nuestros». Pero Jesús le dijo: «No se lo impidan, porque el que no está contra ustedes, está con ustedes»” (9,49-50).

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María de la Paz Carbonari, ddm

Sensibilización para captar la realidad: Cada vez más vemos mayor cantidad de gente pidiendo por las calles o recogiendo cartones. El desempleo, la plata que nunca alcanza y otras causas ha llevado a muchos hombres y mujeres a la indigencia. Sin trabajo no pueden pagar la vivienda, el transporte, la ropa, la comida. Buscan un lugar donde refugiarse, a veces es debajo de un puente, en la puerta de una iglesia o en las calles . Así, forzados por esta realidad, muchos comienzan un camino de perdición, una historia que los lleva hasta una situación extrema como persona, sin posibilidades de escapar de un sistema más fuerte que ellos. Como Jesús, quedan despojados de todo. Nosotros, cristianos ¿cómo vivimos este problema? ¿Qué hacemos, cómo vivimos la misericordia?

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Leemos el texto: Lucas 15, 1-3. 11-32

LECTURA. ¿Qué dice el texto? La historia del hijo que abandona la casa paterna y despilfarra su patrimonio para terminar en la perdición es la historia del pecado. La conversión comienza cuando el joven entra en sí mismo y echa de menos la fortuna de la que gozaba. La experiencia de la infelicidad impulsa a la búsqueda de la felicidad y hace que se dispare la decisión: «Ahora mismo iré a la casa de mi padre…». En el monólogo (vv. 17-19) se expresa el sentido de la indignidad, aunque también la confianza en ser acogido por el padre. Éste no ha olvidado a su hijo, que le ha dado la espalda, y sigue mirando el horizonte, confiando en su retorno. El encuentro es conmovedor: movido por la

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compasión, el padre ni siquiera quiere oír la dolorosa confesión del muchacho, sino que lo abraza y lo reintegra plenamente en su condición de hijo (el vestido, el anillo: v. 22). A continuación invita a todos a celebrar una fiesta: «porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado» (v. 24). Aquí se inserta la segunda parte del relato (vv. 25-32). La reacción del hijo mayor nos hace comprender de inmediato que es la contrafigura de los fariseos y de los maestros de la ley, críticos respecto a Jesús. La intervención del padre tiende a demostrar que la misericordia y el perdón llevan las de ganar sobre la justicia, a la que el hijo bueno - que no ha transgredido nunca un solo mandato - apeló. El padre responde con dulzura a sus palabras de desprecio: “Hijo mío, tú estás siempre conmigo”, insinuando en su corazón sentimientos de bondad. La conclusión se repite en las otras dos parábolas de la misericordia: es preciso hacer fiesta porque el pecador, que sigue siendo siempre hijo: «estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado».

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MEDITACIÓN ¿Qué hace el padre en la parábola? ¿Qué puedo aprender de él? ¿Qué imagen de Dios descubro para mi vida en este pasaje? ¿Quiénes son hoy los escribas y fariseos, los “buenos”, los cumplidores? ¿Quiénes son hoy los “perdidos”? En nuestro grupo, comunidad o familia, ¿cómo tratamos a los más necesitados?¿Qué exclusiones crees que vivimos?

COMPROMISO La Palabra de este evangelio hoy nos ha recordado el amor gratuito e incondicional de Dios. Experimentar misericordia nos lleva a un compromiso: tener misericordia con otros. En un momento de silencio leemos de nuevo el texto bíblico. Formulo el compromiso que quiero vivir Compartimos en el grupo nuestros compromisos

ORACIÓN Señor, que cuando las pretensiones me alejen de tu presencia, salgas corriendo a mi encuentro. Ven a encontrarme cuando, todavía lejos, lloro a causa de mis miserias: sólo tu amor puede librarme de ellas, sólo el beso de tu perdón puede hacerme descubrir la dignidad de ser tu hijo. Enséñame a amar a tu medida, para que mis relaciones contigo y con los otros no estén marcadas por el juicio, sino que sean a imagen de tu misericordia.


Susana Nuin Nuñez (*)

¿Es posible que la comunicación camine junto a la Misericordia?

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aminar juntas la comunicación y la misericordia, es un gran desafío, que si bien responde a la naturaleza de estas dos dimensiones ese pertenecerse, la mayoría de las veces se encuentran en las antípodas. De todas formas el Papa Francisco en su estilo desafiante convoca a la sabiduría de poder hacer interactuar ambas realidades que se reclaman. Sin duda ya desde hace un par de años el Papa busca en su estilo de Evangelización anudar grandes temas entre si y de alguna manera se puede pensar que busca darle alma a la comunicación. Es verdad que la comunicación como el mismo Papa la define en el último mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones, se centra en el Amor, amar es comunicación, el amor mismo es comunicación. Y al mismo tiempo, se visibiliza una claridad en el Papa Francisco al anudar estos temas, haciéndonos ver que se necesita un sujeto capaz de cambiar, un sujeto que se haga cargo en todos los niveles de poder ofrecer otro estilo, otra propuesta, otra posibilidad de vida.

Este análisis que desearía hacer con ustedes lectores va en esa línea, tratar de descifrar quien es el sujeto comunicador-comunicado capaz de llevar, de dar, de donar misericordia. Sin duda se trata de un sujeto que decididamente hace elecciones, por lo tanto no se moviliza únicamente cuando encuentra en su camino “buena onda”. Sino que es capaz de crear estilo, un sujeto como se dice “con motor” propio, que se pregunta: ¿desde donde estoy viviendo la vida, donde estoy parada o parado? La pregunta, inmediatamente nos lleva al corazón de las respuestas. Y por lo tanto nos abre un camino interior de elección “desde donde estamos viviendo la vida”… Ser misericordiosos según

el corazón de Dios, es un arte, pero posible, hay muchos hombres y mujeres de la historia de la Iglesia en los siglos, y en nuestra época que nos lo testimonian. La clave sin lugar a duda la encontramos en el Amor del cual Dios mismo nos hace participes y al mismo tiempo, la profunda conciencia que todos nosotros somos generados por la misericordia divina, y por la misericordia de cada hermana y hermano que vive a nuestro lado. Todos necesitamos de ella y todos vivimos de la confianza que ella nos brinda con el perdón. Es una gran verdad que cuando alguien en su vida experimento la misericordia, puede concebir el mundo, la vida, y las personas desde esa experiencia amorosa.

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supone eludir la justicia en los casos que lo reclame, no supone olvido del mal que se ha hecho, no supone tender mantos de indiferencia u amnesia. Comunicar misericordia supone saber comprender que la persona aun si en máximas equivocaciones siempre expresa la presencia de Dios, sus conductas extremas, aparentemente limitadas en humanidad, deben considerarse dentro del marco de la convivencia social, del bien común, por lo tanto misericordia no es ausencia de justicia, aunque pueda haber perdón.

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Somos todos, todas, sujetos de la misericordia y todos seamos o no profesionales de la comunicación, somos comunicadores por participación también de Dios, El nos comunico la vida, nos comunico en Jesús Su vida intima de Amor, haciéndonos a imagen y semejanza Suya, por lo tanto comunicadores en el Amor. Todos, cualquiera sea nuestra edad, nuestra, situación social, profesional, vocacional. Desde este ejercicio de la comunicación como lo más natural que llevamos en nuestro ser, es que nos toca elegir “desde donde vivimos y comunicamos la vida”. Comunicar misericordia, es un acto de alta valentía, porque supone aclarar nuestra mirada permanentemente hacia los otros, verlos no solo como los conocemos sino con corazón amplio, capaz de descubrir el potencial de cada prójimo que está cerca o lejos ante nosotros. No solo quien convive con nosotros, sino también quienes emergen en nuestra cotidianidad televisiva, por medio de las redes sociales, inclusive nuestros cerca-

nos en ideales y nuestros adversarios. Una mirada que muchas veces necesita del ejercicio de volver a empezar una y otra vez, no estamos acostumbrados a relacionarlos con el otro, con los otros, desde sus posibilidades como hijos del Padre, porque digámonos la verdad todos, absolutamente todos, de cualquier instancia diferente provenga el otro, es un hermano hijo del mismo Padre que nos ama a todos sin distinción. Entonces se trata de usar ese maravilloso “colirio” que nos limpia la mirada y que es el volver a empezar, re-comenzar, cuando las mil tentaciones diarias de ofender con el pensamiento, con las palabras, con la condena nos enredan con nuestra propia justicia que poco tiene que ver con la del Padre. Comunicar misericordia, es una decisión, que se ve ayudada por la Gracia de ese Padre que nos quiere hermanos armónicos nacidos para convivir en la gran familia humana. Donde los unos nos reconocemos indispensablemente parte de los otros. Comunicar misericordia, no

Comunicación y misericordia, en quienes decidimos emprender el camino de conjugarlas en nuestra vida, deben abrirse en círculos concéntricos, que van desde nuestro grupo de pertenencia, a la comunidad, a la realidad social en la cual vivimos, operamos y soñamos, hasta abrirnos al bien público, llegando al impacto estructural en el cual todos de una manera u otra estamos comprometidos. Somos personas comprometidas con el seguir a Jesús y sus consecuencias en nuestro accionar social, político, cultural. La comunicación debe llevar a todos los círculos en los cuales actuamos un mensaje construido de hechos de misericordia, de nuestro ser misericordia, así nuestro ser cristianos seguidores de Cristo se hace realidad y comunicamos como dice el papa “proximidad”, somos prójimos cercanos a todos, próximos a todos.

(*) Directora Escuela Social CEBITEPAL - CELAM Directora Editorial CELAM


P. Dante De Sanzzi

31 de mayo. Fiesta de Maria, Reina de las Misiones

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a fiesta de la Visitación de la Santísima Virgen concuerda con la Reina de las misiones. Precisamente la visita de María a su prima Isabel es la imagen de la misión. María fue a compartir la Buena Noticia y recibió la Buena Nueva de la otra parte. Presente al comienzo de la Iglesia misionera en Pentecostés, presidiendo ese encuentro con los discípulos, recibiendo el Espíritu Santo, en contemplación. La Iglesia siempre ve en María un ejemplo de lo que exige la misión: renuncia total, sí incondicional, educadora en la fe, silencio interior, fortaleza en el sufrimiento. La Reina de las Misiones camina con nosotros y manifiesta las maravillas de Dios en el mundo actual. Una Iglesia que sirve es una Iglesia que anuncia con la Madre al Cristo misionero del Padre. Tenemos que volver la mirada a ella y escuchar sus consejos, que en apariencia son pocos pero fuertes y contundentes: “Hagan todo lo que Él les diga”. En esas bodas, en Caná de Galilea, ella nos lleva a Jesús, nos acerca a Él, hace que lo escuchemos, que lo sigamos y misionemos, con alegría y esperanza. Le pedimos a la Virgen Misionera que suscite vocaciones misioneras, generosas, que trabajen para construir el Reino. Que el misionero esté presente, en más de una oportunidad solo con el silencio, ya que el secreto de su misión es estar cerca.

Su imagen es sosteniendo el mundo. El universo, creado por Dios de manera magnífica, pero lamentablemente caído, muchas veces violento, dividido por las guerras y el materialismo, el poder y el consumismo. Que María siga sosteniendo nuestra vida y la ayudemos en esta tarea evangelizadora.

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C on María anunciamos a Cristo

Bajo el lema: «Caminamos 14

con María, Madre y Modelo de la Vida Consagrada» se

concretó la 20ª. Misión Rural en Villa Huidobro, una comunidad del sur de la provincia de Córdoba, departamento General Roca, de aproximadamente 7000 habitantes.

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a primera edición se realizó en el año 1996, fue impulsada por el Pbro. Osvaldo P. Leone, quién expresaba: “Es para mi una gran y excelente oportunidad poder realizar cada año la Misión Rural, porque es aquí que, junto a un grupo de laicos misioneros de la misma parroquia, visito y me encuentro con mucha gente que quizás veo una vez al año, y que son parte de la jurisdicción parroquial,

de la zona rural. Descubro en ellos su riquísima fe y devoción, su profunda religiosidad y el gran respeto y amor por la Madre de Dios, y hacia la Iglesia.” Se comenzó a recorrer los campos un solo día con la imagen de Nuestra Señora de San Nicolás, traída desde el Santuario, la acompañaba el mencionado Sacerdote y Eduardo Arnaudo, dueño del vehículo en el que se trasladaban y coordinador de la misión hasta el año 2007, y desde entonces en manos de Daniel Arguello. Se bendijeron en esa oportunidad 28 campos y se celebraron misas en dos escuelas rurales. El Padre Osvaldo decía: “hay que llegar con tiempo al lugar de la misa para poder atender confesiones, realizar una catequesis sobre la Eucaristía y un momento de adoración al Santísimo Sacramento”. El segundo año acompañó a la imagen de María el Cristo de la Buena Muerte y progresivamente se comenzaron a sumar otros fieles.


transcurren los años las caravanas de vehículos oscilan entre 10 y 20, misionando por día alrededor de 80 personas, llegando a participar en el día de clausura aproximadamente 200. ¡Es una fiesta! En diferentes ediciones se ha contado con la presencia de los obispos de la Diócesis de Río Cuarto como Monseñor Artemio Staffolani, Monseñor Eduardo Eliseo Martín y el actual Mons. Adolfo Uriona, quienes compartieron con agrado y alentaron a seguir con esta tarea evangelizadora. La Tercer Misión se realizó durante tres días, visitándose 182 campos; y a partir del año 2000 se extendió por dos días más, bendiciéndose 300 campos y entregándose como recordatorio rosarios, devocionarios, estampas, medallas, ejemplares del nuevo testamento, etc. Se recorren durante la semana, más de 1500 km y se celebran 5 misas, 1 por día. Se sale del Templo Parroquial a las 8 am., luego de la bendición del Sacerdote, quien a partir del año 2008 es el Pbro. Horacio Pomba, y se regresa aproximadamente a las 22 hs, luego de la celebración de la Santa Misa. En las escuelas donde se realizan las celebraciones, las docentes y padres se encargan de preparar todo lo necesario para la Eucaristía y acondicionar el espacio donde se alojarán el sacerdote y grupo de jóvenes que pasan la noche allí, y así comenzar muy temprano una nueva jornada misionera.

Al principio, se visitaban los establecimientos sin previo aviso, más tarde, se comenzó a enviar una nota comunicando el día de la visita, lo que generó que se empezara a adornar las entradas de los campos con globos, guirnaldas y cintas con los colores de las banderas de Argentina y el Vaticano. Luego de la bendición, la gente ofrece alguna comida fraterna. Numerosas fueron siempre las muestras de amor, devoción, respeto y emoción con que es recibida María Santísima. Entre los misioneros, se destaca el número significativo de jóvenes que junto con los adultos, llevan un mensaje de fe y esperanza, mensaje de Jesús, mensaje de la Iglesia a cada Familia, a cada persona. A medida que

La vida parroquial y el anuncio del Evangelio nos llevan a comprometernos con los parroquianos que viven y trabajan en el campo. Por eso la Misión Rural es un tiempo para ir al encuentro del prójimo. Con un anuncio de fe y esperanza. La dulce Virgen soporta, con entereza absoluta, el sol, el viento, la lluvia, mas pozos de la ruta. ¡Qué lindo es verla llegar seguida por las banderas, (la argentina y la papal) que la comitiva lleva!

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P. Mauro Schwerdt - Testimonio Misión Rural

Llamada al seguimiento

,

y a la

mision

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a Misión Rural ha sido para mi vida un hermoso regalo de Dios. Comencé a participar cuando tenía 15 años, mientras me preparaba para la Confirmación, y lo seguí haciendo durante todo mi tiempo de formación en el seminario.

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Fue muy importante para mí, porque fue uno de los primeros acontecimientos en que Jesús comenzó a conquistar mi corazón y comenzó a picarme el bichito de la vocación.

Vivimos momentos de verdadera alegría, de fe compartida en comunidad, de oración, de amistad, todo bajo el manto de la Madre. Es tan profundo lo que se vive, que pasa a un segundo plano el descanso sacrificado de las vacaciones de invierno, el frío, la lluvia, la tierra, ya que la gran mayoría de la caravana éramos jóvenes, y viajábamos detrás de las camionetas. Destaco dos riquezas de la Misión Rural. Primero, la fuerte experiencia de Iglesia, de comunidad que sale al encuentro. Esos días éramos una gran familia peregrina; creo que todos guardamos un hermoso recuerdo de reconocernos hermanos y protagonistas de la misión. Por otro lado, ser testigo de la llegada de María del Rosario de San Nicolás a cada familia, recibida con globos, carteles, flores, cosas ricas para comer y sobre todo, el corazón abierto para el encuentro con el Señor a través de su Madre. Fue exactamente el día después de la Misión Rural de 2005, con el corazón movilizado por lo vivido, y después de dar varias vueltas para reconocerlo, cuando le dije a mi párroco, Osvaldo Leone, que sentía el llamado de Dios a ser sacerdote; ahí comenzó mi camino de discernimiento vocacional. Por eso marca un hito en mi vida. Doy gracias al Señor por este regalo hermoso que nos ha permitido vivir, y que sigue siendo un tiempo de gracia y de encuentro con su amor.


Felicitas Lozada Biedma (*)

Misioneros de la Misericordia El presbítero José Luis Quijano, del clero de la diócesis de San Isidro, fue elegido por el papa Francisco para ser misionero de la misericordia y tendrá -durante el Año de la Misericordia, que comenzó el 8 de diciembre de 2015 y concluirá el 20 de noviembre de 2016- la facultad de perdonar los pecados que solamente pueden ser absueltos por la Santa Sede. El Miércoles de Ceniza, el Papa envió a los misioneros de la misericordia por todo el mundo, y les confió la misión de predicar y de confesar, como una señal viva de “cómo el Padre recibe a quienes buscan su perdón”. El presbítero Quijano es actualmente párroco de Santo Cristo, en San Isidro, y pronto tomará posesión de la parroquia Inmaculada Concepción (Tigre). También es director diocesano de Catequesis, miembro de la Sociedad de Catequetas Latinoamericanos (SCALA) e integrante del Comité de la RIIAL. Asimismo es autor de numerosos artículos publicados en revistas catequéticas y en publicaciones digitales. En una entrevista concedida a AICA, el sacerdote contó qué significó para él recibir el pedido del Papa para ser Misionero de la Misericordia.

- ¿Se esperaba la noticia? -Fue una sorpresa, yo había leído la bula Misericordiae Vultus en la que el Papa dijo “tengo el deseo de enviar misioneros de la misericordia”, pero nunca pensé que iba a ser para mí, uno siempre piensa que esas cosas son para otros. Me impactó muchísimo porque son esas cosas que uno no espera.

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-¿Qué significa ser misionero de la misericordia? -Ser misionero… No es que uno pierde el espíritu misionero, pero hace más de 30 años que soy párroco, y las responsabilidades, los compromisos, la vida parroquial, te van llevando a que te cueste salir. Entonces esto que el Papa nos propone de ser misioneros, me mueve mucho el corazón, y cuando me llegó la invitación, se me despertó de nuevo ese fervor misionero que tenía a los 17 años,

cuando estaba en los grupos juveniles. Ahí está la fuente verdadera de lo que uno quiere con la evangelización, no quedarse esperando a que vengan, sino salir a buscarlo.

en los demás, suscitarles ganas de ser misericordioso, entusiasmarlos en que las transformaciones y los cambios van a venir si actuamos perdonando a los demás.

-¿Y de la misericordia?

-¿Y eso como lo logra?

-Eso también me pegó muchísimo. Porque “la misericordia” es una expresión que se utiliza mucho. Pero hice este ejercicio: revisé en mi vida personal, cuántas veces en mis 59 años había sido misericordioso y lamentablemente no encontré tantas veces. Por eso, la misericordia es un don de Dios, porque humanamente somos justos, pero ser misericordiosos, no es tan fácil sin su ayuda.

-Como lo describe la bula Misericordiae Vultus, el misionero de la misericordia tendrá que ir en misión a los lugares donde se los convoque, lugares donde no hay misericordia, donde no hay consuelo, esos lugares donde la misericordia caiga y brille. Deberá confesar, predicar, acompañar en las misiones y generar en los demás una transformación misericordiosa.

¿Cuál es la función del misionero de la misericordia?

-“Serán sacerdotes a los cuales daré la autoridad de perdonar también los pecados que están reservados a la Sede Apostólica”, dice la bula ¿Cuáles son esos pecados?

-La misión consiste fundamentalmente en despertar la misericordia


-Son los pecados que comportan la pena automática de la excomunión. Están enumerados en el Derecho Canónico. Algunos de ellos son la profanación de la Eucaristía, la violación del sigilo sacramental, la apostasía, la herejía, la violencia física contra el Papa... no son cosas comunes, no pasan todos los días.

hice porque la fuerza del anuncio que puedo hacer sobre la misericordia será mayor si cuento experiencias, porque la misericordia no es una cosa teórica, es una cosa de hacer. Por eso los actos de misericordia llevan ese nombre, porque invitan a hacer, actuar. -Una última reflexión… La lanza.

El Papa también está permitiendo a los sacerdotes, durante el Año Jubilar, la posibilidad de perdonar el asesinato de un inocente, el pecado del aborto. El papa Francisco así lo ha dispuesto para que todos los sacerdotes sean más misericordiosos.

Me gustaría ser como la punta de una lanza, yo voy a poner en la misión el cuerpito, la punta, pero me gustaría que atrás de mí se sumaran muchos, como mediadores de la misericordia. No quiero sentir que voy yo a ser el misionero, sino que vamos muchos.

¿Cómo fue la preparación? Rezando mucho y leyendo porque me enviaron varios textos sobre la misericordia. También pasé tiempo buscando actos de misericordia que yo haya tenido que obrar para con otros, o veces en las que han sido misericordiosos conmigo. Lo

Conversando con mi tía, una monja carmelita, le dije que ella, desde el convento, es una misionera de la misericordia. “Yo sé que lo que diga allá en el ‘frente de batalla’, va a estar fundamentado con tu oración”, le dije.

Ojalá mi comunidad parroquial y todo aquel al que le llegue este testimonio se sienta que conmigo, embarcados en este proyecto de la mano de Dios, y yo poniendo la punta de la lanza y el resto empujando, vamos penetrando en un mundo que necesita del consuelo y de la misericordia.+

(*) aica.org

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América en Misión, el Evangelio es «Alegría» Cruz de la Evangelización / animación misionera es una oportunidad para conocer mejor la historia de la evangelización en cada uno de nuestros países.

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a Cruz que acompaña la preparación al V Congreso Americano Misionero (Bolivia, 2018) ha sido recibida en Obras Misionales Pontificias de Argentina. La Cruz es una réplica de la ubicada en la plaza principal de San Javier, Misiones jesuíticas de chiquitos, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. El Congreso Americano Misionero

Directores de Obras Misionales de América recibieron en Santa Cruz de la Sierra Bolivia, la cruz misional, símbolo del V Congreso Americano Misionero a realizarse en este país en el año 2018. Manifiesta el manual de participación: “La Cruz bendecida y entregada por el Papa Francisco a las Iglesias locales de América al finalizar la Eucaristía - Clausura de su visita apostólica a Bolivia, sea el signo permanente de nuestra conversión personal y comunitaria hacia una auténtica vida discipular y de configuración plena con Cristo nuestro Salvador”. Durante su viaje apostólico a América del Sur, el Papa Francisco bendijo

40 cruces idénticas: una por cada país de América, además de 18 para cada Diócesis de Bolivia. Con este acto se inició oficialmente el camino hacia el V Congreso Americano Misionero que se celebrará en la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra, en julio de 2018. La Cruz de la Evangelización, que fue hecha por artesanos de la región boliviana de chiquitos, contiene las reliquias de la Beata Nazaria Ignacia March de Mesa, la primera en fundar una comunidad religiosa en Bolivia. Más información sobre el CAM V en www.5congresomisionero.com


Padre Abel Iglesias Cortina, sdb

Obra de Don Bosco: Nuevo Procurador Misionero El Padre Abel Iglesias Cortina sdb, ha sido designado procurador misionero de la Obra de Don Bosco en la Argentina. El nombramiento lo han realizado los dos inspectores de la Argentina La Obra de Don Bosco, junto con especialistas, lleva a cabo en todo el país diversas acciones y proyectos socio educativos de contención y recreación, destinados especialmente a niños, adolescentes y jóvenes y sus familias en situación de vulnerabilidad. Está organizada en dos grandes regiones: Argentina Norte y Argentina Sur.

Devit, que dio un renovado impulso a esta misión y que fue destinado a la Casa Salesiana Domingo Savio de Rosario. Y como él lo hacía, le invito a llamarme, o escribirme por correo o por e-mail. Estoy para escucharle y así juntos vivir este año santo de la misericordia siendo "misericordiosos como el Padre" tal como nos pidió el Papa Francisco.

El procurador debe sensibilizar sobre la problemática juvenil, mostrar los proyectos que se realizan para atender esas necesidades y recaudar los fondos para costearlos.

Aprovecho para compartirle que nuestro Rector Mayor, Don Ángel Fernández Artime, nos dio esta meta para el 2016: “¡Con Jesús, recorramos juntos la aventura del Espíritu!”. Y agregó: “Todos tenemos la experiencia de ser caminantes, tal vez a veces hemos recorrido largas distancias. Esta experiencia del camino nos ilumina en el intuir qué puede significar recorrer una aventura en el Espíritu”. Estoy seguro que juntos podemos cumplir este pedido.

Con profunda alegría, nos dice el Padre Abel, comienzo a trabajar en este hermoso y comprometido desafío en bien de los chicos y jóvenes más necesitados de nuestro país como Procurador Misionero.

Deseo que éste sea un año muy bendecido para ustedes y sus familias. Ruego a Dios, a María Auxiliadora, a Don Bosco y al Beato Ceferino que intercedan para que así sea.

Y mi alegría nace de confiar en la Providencia misericordiosa del Padre Dios y de saber que cuento con personas como usted, que nos ayudan a sostener la Obra de Don Bosco en beneficio de quienes menos tienen.

Los saludo con afecto,

Soy el Padre Abel Iglesias Cortina, salesiano sacerdote. Tengo 58 años, soy docente, secretario nacional de la Obra Misional Pontificia de la Propagación de la Fe, delegado inspectorial para la Familia Salesiana y los exalumnos de Don Bosco y capellán de exploradores. Desde este año animaré el trabajo de la Procura Misionera, continuando con la tarea del Hermano Eduardo

w w w. o b r a d e d o n b o s c o . o r g . a r

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Pbro. Daniel Lascano (*)

La Obra se preocupa de las necesidades de todas las Iglesias de Misión.

¿Qué es la Obra San Pedro Ap

Una obra destinada a que ninguna vocación se pierda por no contar con los medios necesarios para su discernimiento y formación.

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La Obra Pontificia de San Pedro Apóstol tiene por objeto contribuir al crecimiento del clero local en los países de misión y ayudar a la formación de los sacerdotes y de las religiosas y religiosos, de forma que ninguna vocación se pierda por falta de medios materiales. El origen de la misma lo encontramos en la iniciativa de dos mujeres seglares, Juana y Estefanía Bigard, en 1888. Quienes, al conocer la obra de los misioneros, se convencieron de que una comunidad cristiana local no puede convertirse

plenamente en Iglesia sin un clero autóctono: obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos que dieran valor a la riqueza de las tradiciones locales y predicaran el Evangelio en el ámbito de su misma cultura. En 1922, fue proclamada y aprobada por la Santa Sede como Obra Pontificia. De esta manera es una institución al servicio del Papa y del Colegio de Obispos. En virtud de su ministerio de Pastor Supremo de la Iglesia y en comunión con todos los Obispos del mundo, el Santo Padre tiene, mejor que cualquier otro, una visión global de las necesidades de todas y de cada una de las Iglesias locales.

Es el Papa quien recuerda a los otros Pastores su responsabilidad misionera universal y los invita a participar a un esfuerzo común entre ellos y junto con Él en vista de la evangelización del mundo. El Santo Padre ejerce su autoridad sobre las Obras Misionales Pontificias a través de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos .

¿Cómo trabaja? La Obra ha constituido un Fondo Mundial de Solidaridad alimentado por los donativos enviados cada


póstol?

año por las comunidades cristianas de los 120 países en los cuales se lleva a cabo la sensibilización misionera. Participan también a este Fondo las Iglesias de Misión que a su vez son las más beneficiadas por las ayudas que distribuye la Obra. El espíritu es el mismo de las primeras comunidades cristianas: vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno (Hch 2, 45). Este Fondo expresa la catolicidad y la comunión eclesial. La Obra se preocupa de las necesidades de todas las Iglesias de Misión, sobre todo de las más

necesitadas, porque han sido fundadas recientemente o porque se encuentran en países con escasos medios económicos. Las peticiones llegan al Secretariado Internacional de la Obra que se encarga de clasificarlas ordenándolas por continentes y países de procedencia; a continuación son sometidas a un primer examen con objeto de verificar si existen todos los requisitos necesarios para su estudio, sobre todo la necesaria aprobación de las autoridades eclesiásticas locales. Sucesivamente viene redactada una propuesta de asignación de subsidios que viene discutida por todos los Directores Nacionales de las Obras Misionales Pontificias durante la Asamblea General que tiene lugar en Roma en el mes de mayo, bajo el patrocinio de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Los Directores proveen colegialmente a la definitiva aprobación del plano de asignación de los subsidios, que después vienen enviados a los respectivos seminarios a través de la Nunciatura Apostólica. Se hace efectiva mediante: La concesión de subsidios para el sostenimiento de vocaciones diocesanas y religiosas y para la construcción de seminarios. La misión de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol de cooperar al sostenimiento y formación de las vocaciones en países de misión se concreta en tres líneas de intervención fundamentales:

La concesión de subsidios anuales en favor de Seminarios Mayores, Propedéuticos y Menores de los países de misión para contribuir al mantenimiento de los seminaristas. La construcción, ampliación y reestructuración de los mismos Seminarios. La asistencia económica a los novicios y novicias del primer año de vida religiosa y concesión de subsidios extraordinarios para el mantenimiento de sus centros de formación. La Obra Pontificia de San Pedro Apóstol tiene por objeto contribuir al crecimiento del clero local en los países de misión y ayudar a la formación de los sacerdotes y de las religiosas y religiosos, de forma que ninguna vocación se pierda por falta de medios materiales. Secretario Nacional de la OSPA

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Lucas Mugnaini - Diócesis de Rio Cuarto

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os días que voy a misa suelo acomodarme al fondo de la Iglesia y de una sola mirada constato que el grupo de fieles siempre es variopinto. Desde mi posición veo muchas cosas: quién se sienta con quién, los grupitos de las diversas actividades de la parroquia, los chicos que corren por los pasillos esquivando las manos de los padres y los vecinos más viejos de la comunidad que se sientan en silencio y hasta se permiten, sabiamente,

dormir unos instantes. Trato de concentrarme mientras se termina el rosario a una velocidad vertiginosa y las hermosas palabras de nuestras oraciones se transforman en un incesante murmullo. Con puntualidad sale el padre de la sacristía y rezamos la misa. Al final me acerco a saludarlo y le agradezco por guiarnos en la celebración. Con tranquilidad camino de regreso a casa, son unas pocas cuadras pero me alcanzan para meditar unos minutos: ¿Vivimos de verdad nuestra condición bautismal? Me pregunto: ¿qué sucedería en nuestras ciudades si creyésemos concretamente lo que profesamos y la experiencia misericordiosa de Dios amor fuese la norma que conduce nuestras vidas? Dentro de poco celebraremos Pentecostés, en esta fiesta se cumple la promesa de Jesús tras marcharse de este mundo: el envío del don del Padre que se manifestó en la efusión del Espíritu Santo sobre los Apóstoles reunidos en el Cenáculo. (cf. Jn 15, 26; Hch 2, 1-13)


25 La mayoría de los que leen este artículo tienen un compromiso estable con sus comunidades y, presumo que, una buena formación religiosa. Me imagino que volverán a escuchar los hechos vividos en Pentecostés en sus parroquias e intuyo que las homilías de sus párrocos tratarán de explicar, un poco, el gran misterio de la Trinidad. Por eso, quiero aprovechar esta oportunidad para que hagamos juntos una pequeña reflexión: ¿Cómo se manifiesta El Espíritu Santo? ¿Cómo experimentamos y comunicamos hoy esa efusión? En el texto de los Hechos, que relata la vivencia de Pentecostés, encontramos diversos elementos literarios que son característicos de las teofanías bíblicas (manifesta-

ción y expresión solemne de la presencia de Dios). El lenguaje propio de las teofanías hace uso abundante de expresiones sensoriales: descienden cosas del cielo, el ruido fuerte remite al viento huracanado, las lenguas de fuego se posan sobre las cabezas de los presentes, se habla y se entienden otras lenguas… Toda la experiencia produce estupor, sorpresa y admiración en quienes la vivieron. ¿Y en nuestros días? ¿Debemos esperar que hoy también bajen lenguas de fuego como signo de la efusión del Espíritu Santo? Me atrevo a responder que no. No creo que hoy Dios se nos manifieste con lenguas de fuego pero sí creo, firmemente, que Dios se nos manifiesta, principalmente, en y a través del prójimo. Podríamos

decir que hoy la teofanía es el hermano. ¿Por qué? Porque Pentecostés nos confirma la comunidad eclesial como lugar de la presencia de Dios, en ella escuchamos la Palabra, oramos y compartimos los sacramentos. La comunidad son los hermanos, es cada uno de nosotros y nuestro prójimo. Todos sin excepción formamos parte de ella, de manera individual y como cuerpo reunido donde vive Jesús en medio de nosotros. Al salir de la celebración de Pentecostés, llenos del Espíritu, se debería decir de nosotros: “Miren cómo se aman”, y este testimonio, valdría más que mil palabras o misiones que podamos realizar. El Espíritu Santo es el vínculo del


“la fiesta de la unión, de la comprensión y de la comunión humana”. El escándalo de la división debilita el anuncio del Evangelio. La Iglesia constituye una unidad en la diversidad, llamada a transmitir la misericordia de Cristo a toda la humanidad.

amor y la unidad en Dios, de Dios con el hombre, del hombre con los otros hombres y con la totalidad de la creación.

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"Dios es Amor" (1 Jn 4, 8. 16) y el primer don que el Espíritu derrama en nosotros es el amor y en ese amor todos los demás dones (Rm 5, 5). ¿Qué sucedería si nos amamos los unos a los otros? Todo a nuestro alrededor simplemente se transformaría, cambiarían radicalmente las personas y la historia. El Concilio Vaticano II nos enseña que la continua y mutua caridad no es sólo “la ley fundamental de la humana perfección”, sino también la ley “de la transformación del mundo” (GS38)

¿Será suficiente? El amor reciproco no se limita a hacer el bien, el amor todo lo transforma y por sobre todas las cosas el amor tiende al ser uno. El amor hacia el hermano coincide con la finalidad del amor vivido por Jesús por los suyos: la unidad. Jesús crucificado y abandonado paga con su muerte la unidad de la humanidad. (Jn 10, 14-16). El Espíritu Santo, que nos une íntimamente a todos en Cristo, “es el principio de la unidad de la Iglesia" (Unitatis redintegratio, 2). En la solemne misa del domingo 27 de mayo de 2012, Benedicto XVI nos dice que Pentecostés es:

Como nos ha pedido el Papa Francisco, preparémonos para esta fiesta de Pentecostés siendo “embajadores de la misericordia”. Tenemos la posibilidad de ser para el otro signo concreto del perdón y la cercanía de Dios. La presencia del Espíritu Santo nos hace capaces de misericordia: “La misericordia de Dios transforma el corazón del hombre haciéndole experimentar un amor fiel, y lo hace a su vez capaz de misericordia” (nº3, mensaje del Papa Francisco para la cuaresma 2016). No podemos dudar que el Espíritu Santo cumple con su parte y nos inunda de Amor; ahora es nuestro turno: Amar, amar y amar. “Miren como se aman”, ese es nuestro distintivo y por ese modo de ser nos deberían reconocer como cristianos. Con alegría celebremos Pentecostés y dejemos brillar los signos de la efusión del Espíritu en el mundo que nos rodea: vivir la misericordia por medio del amor reciproco que nos conduce a la Unidad. De esta manera, es probable, que este “nuevo Pentecostés” podrá proseguir y dar muchos frutos.



Alfredo Leuco (*)

Falta muy poco para que se consagre al primer santo enteramente argentino. Una firma del Papa y nada más. El Vaticano ya certificó que médicos y teólogos no pudieron encontrar explicación científica a dos milagros producidos por el cura Brochero. 28

De cura gaucho a

santo

(*) Periodista político argentino. Conduce "Le doy mi palabra" por Radio Mitre y ‘Los Leuco’ por TN. www.alfredoleuco.com.ar

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e trata de dos chicos. La primera es una nena sanjuanina llamada Camila Brusotti que había quedado en estado vegetativo después de varias palizas a las que la sometieron su madre y su padrastro quienes, por suerte, luego fueron detenidos por delitos tan aberrantes. Pese al daño cerebral, hoy Camila tiene una vida normal. El otro fenómeno fue la recuperación de Nicolás Flores. Tenía apenas 11 meses cuando sufrió un accidente automovilístico terrible. Tuvo 4 paros cardio-respiratorios y hasta perdió masa encefálica. La ciencia no puede comprender como es que Nicolás hoy habla y camina y eso que no tiene el hemisferio izquierdo del cerebro. Muchas veces les conté que no soy una persona creyente. Que admiro profundamente a los que tienen fe y a los que canalizan esa fe en la construcción de una sociedad más igualitaria. Si me apuran me defino como agnóstico, es decir que no puedo probar la existencia de Dios, pero tampoco lo contrario. Tal vez ese escepticismo genético me haya convertido en periodista. Por eso estoy maravillado con el Papa Francisco. Por su actitud revolucionaria hacia adentro y afuera de la iglesia y por su sinceridad brutal. Me conmueve ver una persona que conocí, que hoy tiene


tanto poder como humildad, al que muchos le llaman el Papa villero y que se dedicó por entero a la paz, la convivencia y la justicia social. Además, como buen jesuita, es un intelectual de altísimo vuelo. Publicó un texto extraordinario llamado: “Carta del Papa a los no creyentes”. Es una respuesta a las preguntas que el fundador del diario “La República” le hizo sobre la fe. Eugenio Scalfari es otro intelectual de aquellos, pero de izquierda y ateo. Como no come vidrio, publicó ese texto al que definió como “escandalosamente fascinante” en la tapa de su diario. Allí el Papa, dice entre otras cosas que “la autoridad de Jesús es diferente porque no tiene como fin ejercitar un poder sobre los otros, sino servirlos, darles libertad y plenitud de vida”. Yo de inmediato pensé en José Gabriel del Rosario Brochero, que está a unos días de ser canonizado. Pensé en ese verdadero gladiador del evangelio que a lomo de su mula, con su poncho y su cigarro colgando de los labios fue capaz de cruzar una suerte de Cordillera de los Andes de Córdoba como son las Altas Cumbres para integrar a esos gauchos perdidos en sus necesidades básicas en medio de la humildad de sus ranchos.

Para los cordobeses, el cura Brochero siempre fue un orgullo, sin distinción de camisetas religiosas. Aun los que no somos creyentes valoramos ese ejemplo de entrega hacia los demás aún en el lecho de muerte. Porque de tanto compartir el mate y la vida con los enfermos se contagió la lepra que para aquella época era el nombre del horror. Se quedó ciego, sordo, absolutamente pobre. Dicen los historiadores que como buen hombre de campo, experto en las tareas agrícolas, puteador y corajudo, se despidió de la vida con un rosario en sus manos y diciendo: “Ahora tengo puestos los aparejos, estoy listo para el viaje”. El paisaje emocionante de traslasierra que de tan bello parece una pintura religiosa, pronto será invadido por una celebración de multitudes: cuando el Papa Francisco firme el protocolo correspondiente y al beato Brochero ya le podamos decir, San Brochero. Nació en Villa Santa Rosa del Río Primero, donde hoy viven aproximadamente 9 mil per-

sonas. Bautizaron así a esa localidad en homenaje a Santa Rosa de Lima la primera santa latinoamericana consagrada. Otra vez el milagro de la curiosidad. En ese lugar nació quien será el primer santo totalmente argentino, como si se tratara de una señal del destino. Brochero, cursó en la universidad de San Carlos, junto a Miguel Juárez Celman quien después sería presidente de nuestro país. En 1867 el cura Brochero se bancó la epidemia de cólera que casi dejó desierta la ciudad de Córdoba. Movió cielo y tierra para socorrer a los enfermos. El cura gaucho que está en los cielos y a punto de cumplir eso de que santificado sea su nombre, murió en Villa del Tránsito, un pueblito colgado del cielo y las montañas que luego cambió su nombre por el de Villa Cura Brochero. El cura Brochero es una bandera de lo mejor de los argentinos. De los que tienen o no tienen fe. De los creyentes o de los agnósticos.

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30 Porque además de la palabra de Dios, llevó a esos lugares hostiles, en el 1.800, el progreso social. Ese parece ser, su verdadero milagro. Gracias a su fe y a su empuje y valentía se construyeron colegios, 200 kilómetros de caminos, un dique, varios pueblos, un ramal del ferrocarril, la estafeta postal con el telégrafo y hasta un acueducto para conectar el río Panaholma con las acequias. Eso rompió tanta discriminación y aislamiento de esos campesinos que estaban tan cerca de Dios y tan lejos de las autoridades. El Papa Francisco, otro cura gaucho si se me permite la herejía, dice en su carta a los no creyentes que “La fe cristiana no marca la separación insuperable entre Jesús y los demás. Nos dice que en Él, todos hemos sido llamados a ser hijos del único padre y hermanos entre nosotros”. El cura Brochero era un pastor con olor a oveja. Decía que la vida de los muertos está en el recuerdo de los vivos. Antes de Semana Santa se convertirá en santo aunque entre los más pobres de Córdoba hace rato que Brochero está en el altar de los grandes y en

las estampitas de la esperanza. He visto ponchos que dicen: “Brochero: apóstol de la caridad”. Francisco, le dice al editor de ‘La República’ que “ La Iglesia, créame, no obstante su lentitud, sus infidelidades, sus errores y los pecados que pudo haber cometido y puede aún cometer en aquellos que la componen, no tiene otro sentido ni fin sino el de vivir y testimoniar a Jesús: Él que ha sido enviado por Abba “a traer a los pobres la alegre noticia, a proclamar a los prisioneros la liberación y a los ciegos la vista, a poner en libertad a los oprimidos, a proclamar el año de gracia del Señor”. Me apasiona el debate por un futuro mejor. No soy fácil de convencer. Creo más en lo que veo y en la ciencia. Soy duro para entender las abstracciones que habitan el cielo de las plegarias. Pero creo en los que creen. Creo en los que rezan y hacen. Creo en seres humanos de la dimensión de Jorge Bergoglio y José Brochero. Hoy uno es Papa y el otro pronto será santo. Sigo sin ser creyente pero creo que con personas como ellos, el mundo tiene cura.


+Adolfo A. Uriona fdp (*)

¿Quiénes son los El pasado 22 de enero, el Papa Francisco firmó el decreto donde aprueba el milagro que conduce a la canonización del Pbro. José Gabriel del Rosario Brochero, en un claro reconocimiento del Cura Brochero como modelo de santidad para toda la Iglesia. Ahora bien, nos preguntamos: ¿quiénes son los santos? Los santos son los que experimentaron en su vida la Misericordia del Padre y luego la ejercitaron de distintos modos con los demás, en particular con los más pobres y necesitados. El Apóstol San Pedro escribía a los cristianos: «Así como aquel que los llamó es santo, también ustedes sean santos en toda su conducta, de acuerdo con lo que está escrito: ‘Sean santos, porque yo soy santo’» (1Pe 1,15-16) La santidad no consiste en el realizar cosas extraordinarias, sino en buscar con pasión y sencillez la unión con Cristo que nos conduce a hacer la Voluntad del Padre. Ahora bien, una vida santa no es fruto principalmente de nuestro esfuerzo y trabajo sino de la acción del Espíritu Santo. Éste obra en nuestro interior comunicándonos

santos?

la Gracia de Cristo Resucitado haciéndonos, de esta forma, agradables al Padre. Luego de un trabajoso proceso de investigación, la Iglesia nos propone ahora al Cura Brochero como un modelo heroico y sublime de santidad. Contemplar su ejemplo de entrega amorosa a Dios y a los hermanos hasta el último instante de su vida, alienta nuestra fe y esperanza. Él decía: «Estos trapos benditos que llevo encima (la sotana) no son los que me hacen sacerdote; si no llevo en mi pecho la caridad, ni a cristiano llego»… Con este convencimiento trabajó denodadamente y con gran creatividad a fin de acercar a Dios al pueblo y éste a Dios. Ejemplo de ello fueron los Ejercicios Espirituales Ignacianos. Estos eran intensos días de oración y de silencio para encontrarse con Jesús en el fondo del alma y cambiar de vida según lo que Él nos enseña en el Evangelio. El Cura Brochero confiaba plena-

mente en que la gracia de Dios realizaría maravillas a partir del encuentro profundo de cada uno con Jesucristo. Sabía que un corazón conquistado por Jesús llevaría a transformar progresivamente la vida de las familias y de la sociedad toda, por eso buscaba e invitaba incansablemente a cada uno de los feligreses para que nadie se quedara sin recibir los «baños del alma» como gustaba denominar a los Ejercicios espirituales. Brochero fue un enamorado de Cristo y se abocó a llevar a muchos hombres y mujeres a conocerlo y amarlo, por eso se convierte en modelo de santidad a la cual cada uno de nosotros debe aspirar, según la propia vocación y el propio estado o situación de vida. (*)Obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto

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Monseñor Santiago Olivera, obispo de la diócesis de Cruz del Eje, vicepostulador en la causa de canonización de José Gabriel del Rosario Brochero y presidente de la Comisión Episcopal de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal Argentina, en la conferencia de prensa que se desarrolló después de la misa conmemorativa del 102 aniversario del fallecimiento del cura Brochero, dijo que “es una gracia y un signo providencial que un Papa argentino santifique al primer Santo del país, al primer cura santo cordobés”.

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El obispo agregó que es un gran regalo pero también un gran compromiso, “porque la santidad de Brochero es no sólo sentirse intercesor, sino que también nos invita a transitar sus huellas y a vivir cada uno de nosotros nuestra propia vocación a la santidad”.+

Monseñor Alfonso Delgado, arzobispo de San Juan de Cuyo, efectuó a AICA unas declaraciones con motivo de la aprobación del milagro para la canonización del Cura Brochero. “El papa Francisco -dijo monseñor Delgado- mandó publicar el Decreto de la Congregación para las Causas de los Santos aprobando el milagro de Dios atribuido a la intercesión del Cura Brochero, que Dios quiso que fuera en San Juan. Este milagro abre el camino hacia su pronta canonización. El milagro aprobado es el milagro visible, objetivo, probado y comprobado. Pero le acompañan otros milagros más

íntimos realizados en el corazón y en la vida de distintas personas”. Monseñor Delgado también aseguró que "seguirán otros milagros más por la intercesión de Brochero, porque el Señor es infinitamente misericordioso y José Gabriel del Rosario era un sacerdote que irradiaba la misericordia del Padre”. “Este acontecimiento es de una inmensa alegría para la Iglesia, especialmente para la Iglesia en la Argentina y en San Juan. Y un ejemplo cercano de Buen Pastor, al estilo de Jesús. Brochero se atrevió a gastar su vida de sacerdote en las periferias geográficas de su Iglesia de Córdoba, en la zona de Traslasierra. Lo hizo con mucha oración, con fuerte convicción, ganas de servir a los más pobres y con mucho buen humor. Nos enseñó a querer a la gente con toda el alma, a ser cercano a semejanza de Jesucristo. En un desierto espiritual hizo florecer un pueblo profundamente cristiano”, reflexionó. Luego agregó: “En sus correrías salvando almas llegó hasta la provincia de San Juan buscando a Santos Guayama y sus compañeros. Se podría decir que ahora ha regresado trayendo la misma misericordia de Jesús y el amor hacia la Purísima; así llamaba a la Virgen María. “Como obispo en San Juan, me pregunto qué querrá decirnos Jesús a los sanjuaninos con este milagro, tanto a los pastores de la Iglesia como a los demás cristianos. Seguramente quiere hacernos más patente la inmensidad de la misericordia de Dios y la necesidad de que seamos verdaderamente misericordiosos, que aprendamos a servir y a perdonar, a comprender y a no juzgar. Es bueno rezarlo, entenderlo y ser muy agradecidos con Dios”.




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